Está en la página 1de 2

Soy San Francisco

En esta historia no hay risas ni cuentos de hadas, es la verdad que nos acecha

desde hace años y nos perseguirá por el resto de nuestros días. Pero no hicimos

nada, dijo mi subconsciente, ese que no deja de molestar; solo observamos y fuimos

testigos de cada destrozo, exactamente, respondí, por eso jamás nos

perdonaremos.

Hace 498 años me construyeron, estoy situado en donde antes era el

zoológico de Moctezuma, un tal emperador que se dejó vencer o bueno… eso es lo

que he oído, fui pedido especialmente por Hernán Cortés. Mis primeros habitantes

fueron 12 franciscanos y Fray Pedro de Gante construyó mi capilla abierta que se

llama San José de los Naturales, a mi parecer, hubiera preferido que lo nombraran

Pepe, es sencillo y fácil de recordar.

Eso fue después, al principio era una casa de adobe y para los franciscanos

no había problema, aunque una señora de la alta sociedad le hacía tanto ruido que

donó mucho dinero para que creciera aún más. Ya después me construyeron varias

parroquias alrededor. Mi tamaño fue tan grande que abarcaba más o menos cuatro

cuadras de terreno. En una parte había una gran huerta de frutos para mis

pobladores. En mis alrededores tenía 9 dormitorios, 300 celdas, la huerta que antes

mencioné, el jardín, cementerios, templos, capillas, además de un claustro.

No acabo ahí, aún no he olvidado, quiero hacerlo, lo deseo, sin embargo, las

historias que se han impregnado en estos muros perdurarán hasta que sea

destruido, como ansío que llegue ese día. Jamás perderemos la vista de lo que les
pasaba a los antiguos pobladores de estas tierras, se veían tan cansados… tristes,

desanimados y cuando se quedaban tanto tiempo dentro de mis paredes, se

desmayaban como tablas. Ay, aunque ya ha pasado el tiempo, no se sanó del todo

esas heridas, todavía hay creyentes, aunque otros saben el otro lado de la moneda.

También podría gustarte