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42 ANALES Boticas y Boticarios Por eL Dr. HERMILIO VALDIZAN Profesor de Enfermedades mentales y del Sistema nervioso. Se ha escrito poco acerca de la medicina entre fos primitivos habitantes de nuestro Pera y, fuera de la excelente contribucién aportada a dicho estudio por nuestros maestros AVENDANO y La- VORERIA; por los doctores PATRON, Muf1z, Lorena, TELLO, OLa- No y algunos otros, no existe material suficiente para bien estable- cer las verdaderas caracteristicas que revistié entre los habitantes del Tahuantisuyo el ejercicio de las ciencias médicas. Pero ningu- no de los autores que hemos nombrado ha dado noticia alguna que permita asegurar que los indios del primitivo Perti ejercieron la Far- macia 0 algo que pudiera guardar semejanza alguna con la Farma- cia. Es de suponerse que esta falta de noticias esta en armonia con la falta de ejercicio de dicha profesién en el primitivo Perd. Es de suponerse que entre los vasallos de Manco, el médico fué al mismo tiempo boticario y ejercié ambas funciones, sin que se marcara una tendencia a la divisién profesional. Huella de esta concentracién de profesiones, en un sélo individuo, !a hallamos todavia en los curan- deros netamente indigenas, en aquellos curanderos que recorren las plazas y calles de nuestras grandes poblaciones, vistiendo sus pon- chos pintorescamente coloreados y Ilevando colgados de los brazos los depésitos de yervas y de productos medicinales. Los curanderos del primitivo PerG, como los de muchos pafses Primitivos, ejercieron funciones complejisimas y fueron, en muchos: casos, médicos y boticarios y sacerdotes y emplearon en el trata-/ DE La FACULTAD DE MEDICINA 4B miento de las enfermedades, al mismo tiempo que los simples, cu- yas prepiedades curativas les eran conocidas, practicas religiosas, conjures e invocaciones a sus divinidades: ya que creyeron que mu- chas de las enfermedades eran producidad por el enojo de la divini- dad y tratadas como manifestaciones del desagrado de ésta ante la conducta del sujeto enfermo. Explicase, teniendo en cuenta estas circunstancias, que no fué posible que existiera entre los indios del primitivo Perd, la profesién de farmacéutico, ni nada que reem- plazara a esta profesién. Entre los espafioles que vinieron al Pert, como ya lo hemos procurado poner de manifiesto en nuestro libro «La Facultad de Medicina de Lima», no hubo, en los primeros aftos de la conquista ni médico, ni cirujano, ni boticario. De alguno de ellos establecido en el Cuzco se sabe que encontrando mas lucrativo la busca de teso- Tec que el ejercicio de la Farmacia, abandoné ésta y se decidié a re- coger el oro y la plata de los templos de la ciudad de los Incas y se marché aEspafia muy cargado de dineros, que no los hubiera hecho a ejercer la profesién entre pérsonas que en mas tenfan la replecién de la belsa que los cuidados de la salud La Ciudad de los Reyes conté con los servicios farmacéuticos desde los primeros afios que siguieron a su fundacién por don Fran- cisco Pizarro. En el Libro de Cabildo de Lima, queda constancia de la primera visita de boticas, realizada en 1537, por él entonces pro- tomédico doctor don Hernando de Cepeda o Sepulveda y e! hecho de haberse practicado esa visita en dicho ato parece indicar un tan- to anterior el establecimiento de dicha Botica, respecto a cuyo pro- pietarie 0 conductor no tenemos noticia. Es posible que se tratara de hoticario con titulos suficientes para el ejercicio profesional, ya que entre los primeros conquistadores hubo boticario que ectablecido en el Cuzco regresé a Espafia !leno de dinero mayormenze ganados con su audacia, que con la venta de yervas y de drogas medicinales, pero ne es de excluir la suposicién de que el primer boticario de Li- ma fuera nada mas que un profesional improvisado porel deseo de lucro y por la ausencia absoluta de persona que pudiera opo- nerle las severidades de un control o los peligros de una compe~ tencia. Dicese en el acta de Ja sesién, en la cual se traté de la primera visita de boticas, que esta ingerencia del protomédico fué motivada por el hecho de que el boticario, ecobraba contra la fé catélica® y el Calsilde de Lima, comisioné al protomédico, ya nombrado, para que, en cempafifa de don JUAN DE BARBARAN, Alcalde, CrisostoMo DE HonTiveros, Regidor y Francisco Costa, para que fueran a ver 44 ANALES tasaren y lo dafiado tomaren, en la Gnica botica entonces establecida en Lima En los libros del Cabildo no queda constancia del resulta- do de esta gestién: pero si se lee los resultados de una segunda ins- peccién realizada por el doctor SEPULVEDA y en la cual dejé éste costancia de la efectividad de la acusacién formulada contra el bo- ticario, de «cobrar contra la fé catélica» No se crea que el doctor SePULVEDA procedia autoritoriamente al aceptar la delegacién del Cabildo de Lima, para visitar la botica y realizar una inspeccién de ella y ver la efectividad de las acusacio- nes formuladas contra el boticario, ya que en el nombramiento de protomédico, que dicho médico, habfa exibido en el Cabildo de Li- ma, en abril de 1537, se la daba poder «para hesamynar médicos € cerujanos € pa otras cosas que conforme auna pramatica desu magtd». ctc. Y la pragmitica en referencia daba autorizacién para entender en «todas las cosas de la profesién», entre las cuales iba com— prendida, naturalmente, la farmacia Es de creerse que el «cobrar contra la fé catélica», del primer boticario de Lima, debié repetirse durante los dos siglos siguientes y, tal vez, sea un indicio de esa repeticién un estudio del doctor don Juan Joserri DE CasTILLo, Catedratico de Prima de Medicina y Protomédico del Virreynato del Peri, publicado en Lima, en 1536, con el siguiente titulo: «Tarifa y puntual aprecio que para el seguro expendio de los medicamentos galenicos y Chymicos mas usuaes en las oficinas pharmacéuticas de efte Reynado ha mandado formar el doctor don JUAN JOSEPH DE CaFrTitLo, Cathedratico Primario de la Facultad de Medicina en la real Universidad de San Marcos y Protomédico General de Su Magestad, de este Reyno del Pert», estudio que esta citado por el sefior don Jose Tor1s10 MEDINA. Establecida el Lima el Real Tribunal del Protomédico, en el afio de 1569, bajo la administracién de don FRANCISCO DE TOLEDO, fué esta institucién la encargada de la vigilancia de! ejercicio pro- fesional. No nos hallamos en posesién de la fecha precisa en la cual dicho Tribunal del Protomedicato nombré un vocal axaminador de Farmacia, ni de aquella en la cual se designé un farmacéutico como jefe inmediato de los profesionales de su gremio y con e! titulo de Protoboticario, cargo que hallamos ejercido en 1808, por don Pa- BLO Mena, Boticario que contribuyé, como todos sus colegas de aguella época, con donativos, mas o menos generosos. a la obra del Colegio de Medicina y Cirugia de San Fernando. No hay pruebas del ejercicio de la medicina por los primeros bo- ticarios establecidos ene] Perts: pero poco trabajo cuesta creer que los tales ejercieron cuando se considera que atin en la actualidad: hay DE LA FACULTAD DE MEDICINA 45 pecos boticarios que no se concepttien capaces de dar un consejo euna receta en cualquiera enfermedad. Las hoticas de la época colo- nial, de las cuales se conservaba en Lima hasta hace poco la botica del Peinado, fundada en el siglo XVIII,debieron tener alguna semejan- za con los actuales puestos de herboristas, ya que las hierbas y los simples vegetales fueron mayorfa en el arsenal terapéutico de aque- Iles tiempos, en los cuales los boticarios debian almacenar cuidado- samente una gran cantidad de hojas, de raices, de lefios, de flores, aue servian de base a la preparacién de las tisanas y pociones. No debid ser cosa agradable la permanencia en el interior de las boticas dela époce colonial, si se tiene en consideracién que a mas de muchos productos vegetales de perfume poco agradable, los boticarios mantenian una gran cantidad de mantecas, sustancias grasas, vis- ceras de algunos animales (el redaiio del cerdo, por ejemplo). etc Al sistema espafiol de pesas y medidas se hallaba anexo un otro perfectamente convencional, no sélo en Perit colonial, sino también en todo.el mundo. Queremos referirnos a los pocos 0 a las pocas, a los. pufiados, a las puntas de cuchillo,al atadillo (que se prescribia muchas veces cuando se trataba de una infusién o de una maceracién). Los lamedores fueron otra forma medicamentosa muy en boga y los précticos de Lima colonial nos han dejado prueba inequivoca de la preferencia que daban a esta forma terapéutica, principalmente en medicina infantil. Los enemas, cuya aplicacién dié vida a un gremio entero, el de jeringueros que ha respetado la moderna organizacién hespitalaria: asi como los sinapismos, fueron también formas medi- camentosas muy empleadas. Hasta la fundacién del Colegio de Medicina y Cirugia de San Fernando en 1808, los boticarios se for- maban como lo hacian los médicos y cirujanos, esto es, aprendien- do bajo un profesional, la practica del gremio, estudiando por su cuenta algunos de los conocimientos indispensables y rindiendo sus examenes ante el Tribunal del Protomedicato. Buena prueba del poco trabajo que significaba la adquisicién del titulo de farmacéutico en los tiempos de la Colonia, la tene- mes en la noticia acerca del martirio impuesto por el Tribunal del Santo Oficio, en el afio de 1749 a un farmacéutico, natural de Qui- te, establecido en la ciudad de los Reyes y acusado de poligamia ante el terrible tribunal. El pretendido poligamo tenia més alias que una cuadrilla de toreros, ya que se llamaba Joaquin PAsMINo, ANTONIO DE ORMazA, JOAQUIN DE RIVERA, etc.,: habla sido pintor y habfa abandonado el oficio por el de boticario, contando 25 afios de edad en te épocaen la cualtancaras debié pagar sus aficiones al belle sexo. 46 ANALES No fué el tinico boticario con quien hubo de habérselas la In- quisicién de la ciudad de los Reyes. Dos afios mas tarde, en 1751 don MaNuet Mavita,médico y boticario en la calle de Palacio, fué acusado de haberse refdo de un grupo de personas que se habian arro- dillado al toque de oracién. La sonrisita aquella estuvo a punto de costarle la vida al infelfz farmacéutico. Al fundarse el Colegio de San Fernando, ya los boticarios pu- dieron realizar estudios mas completos y rendir los ex4menes a que hemos hecho referencia, con una més sélida preparacién. Bajo Ja dependencia de! Tribunal del Protomedicato existia el Provofarma- ceuticato, o sea la autoridad encargada de la suprema vigilancia del ejercicio profesional farmacéutico. El primer Protofarmacéutico de que tengamos noticia es D. Pasto pe MENA, maestro farmacéu- tico, que ejercia la profesién en Lima por los aftos de 1808 y que eh- cabezé la erogacién de los (armacéuticos limefios en favor de la obra del Real Colegio de Medicina y Cirugia. No hemos hallado respecto a este sefior MENA, que viene indistintamente !lamado Maestro Far- macético y Maestro Boticario, Profesor de Farmacia y Protobotica- rio, datos que permitan delinear su personalidad profesional. Ten- driamos una informacion respecto al ejercicio profesional si el Ar- chivo del Protofarmaceuticato, que, junto con el del Protomedicato fué recuperado por la Facultad de Medicina de Lime, por indica- cién meritisima del Dr. RicarDo ARANDA (1878) no se hubiera hallado mutilado en la mayor parte de sus paginas. Sabido es que en su proyecto de! Colegio de Medicina y Cirugia, Unanue concedié grande importancia a los estudiosde Farmacia y que es en el proyecto del fundador del Colegio que tomé origen el establecimiento de fa Botica anexa, que durante muchos afios de Ja época moderna adn existia como fuente de ingresos de la Facultad de Medicina, ya qué no como elemento de ensefianza. Establecido el Colegio ce San Fer- nando, se comenzé a conceder el titulo de Farmacéutico, habiénde- se concedido hasta entonces el de maestro farmacéutico 0 maestro boticario, Hallandose encargados de la asistencia hospitalaria y te- niendo en cuenta el escaso ntimero de farmacéuticos,se concibe sin esfuerzo el gran ntimero de betlemitas y de ju .ndedianos que se dé- dicaron al ejercicio de la farmacia y que la ejercieron. En los pri- meros afios del siglo XIX, los cajoneros de la Riva fueron notificados para abandonar el comercio de solim4n, que realizaban en condi- ciones que el Protomedicato conceptué peligrosas para la salud del vecindario. Las autorizaciones para abrir Boticas eran concedidas, como lo son adn en la actualidad, a personas que no ejeician la pro- fesién farmacéutica y debia seguirse para obtenerlas una tramita- DE LA FACULrAD DE MEDICINA 47 cién que diferencia poco de la seguida en la actualidad, aunque es- ta altima un poco més simplificucls. A los buenos tiempos del Co- legio de San Fernando suceclieron los de la Facultad de Medicina. y la Farmacia participando de los heneficios de la modernizada en- sefianza, llega 2 constituir la honrosa profesién que es en la actua- lidad Hubo en el Pert: muchas boticarias, esto es sefioras que ejer- cfan la Farmacia, sin haber realizado estudios de ninguna clase y bajo la base de los conocimientos practicos adquirides cerca de sus padres 0 esposos, directores 0 empleados de Botica, a quienes acom paaban en las labores cuotidianas de la profesién. Tanto en Lima como en provincias, se conserva la verdadera tradicién de fami- lias, en las cuales alternahan los boticarios y las hoticarios. Huho, es verdad, muchas de estas que desconacian la propiedad eferves- cente... y la otra del citrato de magnesio; pero ello no quitaba que ejercieran el oficio y que atin llegaran a alvanzar algtin renombre Los progresos incesantes del feminismo han hecho que varias sefio- ritas estudien la Farmacia en la Facultad de Medicina y ellas han obtenido ef titulo de Farmacéuticas. Sea dicho de paso, que entre ellas y las boticarias de antafio, s6lo existe de comin el sexo. El cargo de Boticario del Virrey fué uno de los mas onorificos de la época ‘colonial. Cargo codiciadisimo, ya que permitia a quien lo ilevaba no sélo ostentar el titulo de Boticario de Camara del Exemo, Virrey del Perd, sino que le permitia disfrutar de una renta que no bajaba de los crecientos pesos anuales y de los privilegios inheventes a su honrosa distincién. El Virrey, para nombrar su bo- ticario de c4mara, solicitaba el parecer del tribunal del Protomedi- cato que designaba la persona més apropiada para el desempefio del cargo La Repiiblica no consiguié destruir con grande rapidez algu- nas ue las practias estudlecidas por ci yolsierno de los virreves y fué de estas costumbres. muchas de ellas conservadas atin, lu que de- signaba un boticario para el servicio particular de los jefes politicos del pats. No se conservé el titulo de Boticario de cémara, pero si la necesidad de conceder el honor. En pleno aio ce 1858, e! Gobierno solicitaba de la Facultad y obtenia de ella Ja designacién de las Bo- ticas en las cuales debian ser despachadas las recetas destinadas » los Sefiores representantes a Congreso: hubo. pues. hoticarios del Congreso, como lo habia halsido del Virrey Si algo de la ensefanze de la Farmacia hubo en el Colegio de San Fernando y en el de la Independencia no cs posible hablar de dicha ensefianza hasta el afio de 1859, época de la fundacién de la 4e ANALES Facultad de Medicina. Sucediéronse desde entonces a !a fecha en la ensefianza de la catedra de farmacia, los siguientes sefiores: D. Juan Rodriguez (1859-1868). D. Luis Copello (1868). D. José G. Zuleta (1868-1879) D. Luis Copello (1879, 1884, 1886) D. Manuel R. Artola (1889-1907) D. Nicolas B. Hermosa (1907-1915) SSEELSE

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