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>. LAALTURA DE LO COTIDIANO No hay nada inculto, estéril ni muerto en ot universo. LEIBN Théodicée, p. 69 Aun si hay que forzar el trazo, al exagerar las especifici- dades, cuando hay mutaciones de envergadura vale la pena regresar a las formas elementales 0 incluso a lo que Durkheim Ilamaba los “caracteres esenciales” de una épo- ca, que sin duda constituyen huellas indelebles. Tra lo esencial, en efecto, que ya no nos ensordezca el “chapoteo de las causas de segundo orden” (P. Claudel) que con demasiada frecuencia nos impiden escuchar el ruido de fondo del mundo. Chapoteo que satisface a las élites globalmente satisfechas de si mismas. En muchas tra- diciones culturales lo esencial es del orden del chispazo inaugural. Puede tratarse del satori en el budismo zen, 0 de lo que hace que, de acuerdo con la sabiduria de las naciones, la primera impresion es la buena. O de la intuicion que vemos en los grandes filsofos 0 cientificos. Todo esto remite a la visién pura y simple, a la simplicidad de lo ore ginal, la de la vida comin y corriente. ntomatico de la Ese es el origen del regreso singular y s vida cotidiana cuya especificidad es el aspecto experimen tal. La experiencia, recordemos, es ante todo colectiva. En el largo plazo, la sedimentaci6n ha constituido la cultura en su sentido mas simple: los modos de vida, las manens de ser, de pensar, de situarse, de comportarse €? relacion con los demas y con la naturaleza. La experiencia ae eeu de nombrar a la tradicién, Mas alld de u" raclo- otra [ze] LA ALTURA DE LO COTIDIANO 23 nalismo que produce esclerosis, la marca de los tiempos modernos, l acento se sittia en la vida, fuente continua dee” novaciones, del_dinamismo existencial. El impulso vital rer a que no se deja “aprehender” por el concept, del que, di- gamoslo sin tapujos, estamos avidos. Un enfoque de la vida cotidiana tiende a favorecer su despliegue y no pretende encerrarla en definiciones demasiado rigidas. A proposito de esta vida cotidiana, quizas habria que ha- blar de “geosociologia”, es decir, del lazo social enraizado; de arqueosociologia: de un pensamiento de lo profundo atento al “ello”, fundamento de las estructuras antropo- logicas que elaboran y consolidan continuamente a toda vida en sociedad. El “ello” esta constituido por una multi- plicidad de recorridos subterraneos, recuerdos de infancia al estilo prusiano, sedimentaciones de la memoria colecti- 7 a menudo- forman el basamento de la historia, algo que Philippe Ariés nos ha recordado oportunamente. Lo que vale para la historia vale también para el con junto de la vida social. El resurgimiento (¢quiza habria que decir la revolucién?) de la vida cotidiana es ciertam . Las pequenias cosas elementales que -lo olvidamos muy whe de ts 2n- v fuga wan te la primera caracteristica de la posmodernidad. Revolu- cidn que es necesario entender en su sentido etimolégico » (revolvere): regreso, retrocesion a lo que habia en el ori- fh, gen. Sin pretender hacer un relato hist6rico preciso, recor demos que el fildsofo Henri Lefebvre realiz6 una Critique de la vie quotidienne (1947-1962), pero, como bien indican los titulos de sus libros, su objetivo era hacer, desde una perspectiva marxista, una critica de la enajenacion especi- fica de la vida cotidiana en las sociedades capitalistas. eos tamente se trataba de un marxismo abierto, “humanista’, como alguien dijo, que aun asi se basaba en el supuesto de un saber dominante, que el intelectual revolucionario, cerebro intelectual y por tanto promotor de una historia en ; : & 7 : S de wes Compas os EL TIEMPO RETORNA desarrollo, debia aportar a un pueblo de visi6n corta yen- ganchada a la inmediatez de su vida cotidiana. Por mi parte, en reacci6n a tal pretension propuse ha- blar de una Conquéte du présent (1979). Si, hay explotaci6n economica. Si, hay imposicion moral, simbélica, ideol6- gica. Si, la enajenacién, el hecho de ser un extraio para po- driamos decir parafraseando a Galileo, sin embargo tiene vida. Eppur si muove! Hay un querer-vivir empecinado, irreprimible, que se ex- presa en la duplicidad, en la teatralidad cotidiana, en el] ntimiento tragico de la existencia, en lo fantastico vivido dia a dia, en suma, en lo vivido, en esa proxémica a la vez insignificante y estructuradora. Cuando nada es impor- consigo mismo y para con el mundo esta ahi, es real tante, todo tiene importancia. Exactamente en esa misma €poca el tedlogo Michel de Certeau publicé Linvention du quotidien.' También en este caso, y en una innegable proxi- midad teorica, esta invenci6n (in venire) consistia en actua- lizar todas esas artes de hacer, es decir, esas artes de vivir que son el cimiento esencial de toda vida en sociedad. Este pensamiento afirmativo que yo propuse: decir sia la vida de todos modos, 0 esa invencién en el corazon del procedimiento de Certeau, concordaban en el hecho de que existe un lazo de lo mas fuerte entre las mas antiguas tradiciones y una revoluci6n radical. Es decir que mas alla de la critica caracteristica del concepto y de la hipertrofia del racionalismo moderno es necesario saber apreciar, &S decir, dar su justo precio a la sabiduria de los pueblos, al sentido comin, eDebo recordar que la expresion “sentido comin” (la hoiné aisthesis de la tradicion griega) se refiere a todos los gray, Mittesol, La conguéte du présent. Pour une socitogie de ta vie quotdienne ), reeditado en Aprés la modernité?, CRs Editions, 2008, pp. 673-915. VEwe £n Particular: “La socialité postmoderne”, p. 679. M. de Certeaty, Linvention dt quotidien, Patis, Seuil, 1979, LA ALTURA DE LO COTIDIANO 25 gentidos y 2 los sentidos de todos? El conocimiento intimo intuitivo del mundo vivido con otros no es prerro : ee gativa de unos pocos —los letrados, que supuestamente " tenian el mo- nopolio-, sino algo que concierne a todos los miembros de la comunidad. Intuicion que un dia habra que compa- rar con el saber transversal caracteristico del internet pos- moderno. Esta sabiduria original, al expresarse en un arte de hacer cotidiano, en el aprendizaje real 0 simb6lico, en la creatividad vivida dia con dia, en una cultura arraigada, se opone a lo que G. Vico (La scienza nuova) Mamaba la “barbarie de la reflexion”. Reflexion puramente egotista, individual, que fue, a partir de Descartes (cogito...), el pi- vote de la entera civilizacién moderna. Esto es la revolucién de la vida cotidiana. Mas alla o mas acd de una civil On abstracta, puramente conceptual y un poco desencarnada, nos obliga a reexaminar una cul- tura hecha de elementos simples y que sirve de cimiento al ser/estar-juntos, al vivirjuntos. La relacion con los otros del grupo (Mitsein) es tributaria del lugar donde uno vive (Mitwelt). Asi, el espacio de la socialidad, el de la cultura concreta se opone al tiempo de lo social caracteristico de la civilizaci6n racional. El arraigo espacial ligado al arte del vivir cotidiano significa también la saturacién del pro- videncialismo: ya se trate de voluntad divina (san Agustin), razon soberana (Ilustraci6n), camino certero del espiritu absoluto (Hegel) 0 sociedad perfecta (K. Marx), todas es- tas visiones culminan en el estado protector moderno. Este proteccionismo esta todavia vigente en las grandes teorias Sociales que dominan, poco o mucho, se quiera recono- cerlo 0 no, los discursos oficiales y la acci6n politica de las élites modernas. Indicio de su desfase en relaci6n con una realidad muy distanciada. Sintoma de la brecha existente entre la sociedad oficial, la de lo social, de las instituciones, Y la sociedad oficiosa, la de la cultura popular. La saturacién del providencialismo marca un quiebre en °6 EL TIEMPO RETORNA el cambio de paradigma que estamos viviendo, El remplazo de Ia verticalidad por la horizontalidad es el denominador comiin de todos los fendémenos societales contemporaneos. El providencia instancia dominante la resoluci6n de nuestros problemas, ya sean individuales colectivos. Esto es la verticalidad. Es la ley del padre, sea cual sea la figura de este “padre”. El hecho de acentuar lo cotidiano remite al hacerse car- go de estos problemas en el seno de la tribu, en la que mo se presenta cuando esperamos de una me reconozco 0 me complazco. Horizontalidad de la ley de los hermanos que Ilamo hermanamiento. Recordando que (algo que dificilmente aceptamos) la horizontalidad fraternal encuentra un coadyuvante en el desarrollo tec- nologico. Los sitios comunitarios en internet son testigos de ello. Twitter ilustra tal cambio de tema. El corazon la- tiente de cotidianidad es la copertenencia. Me refiero con. esto a lo que desde el origen pone al hombre en relacién. Orden simbélico, el de la correspondencia en el grupo, con la naturaleza, en referencia a lo sagrado. Pero la coperte- nencia en tanto comunicaci6n no se doblega a los manda- tos habituales de la jerarquia vertical que fue fundandose progresivamente en la razon dentro del marco de las reli- giones monoteistas. Estos “mandatos” provenientes de lo alto son cuestio- nados en nuestros dias. Se cuestiona la educacion a mas no poder. El poder intelectual hace agua en todas direc- ciones. Los partidos politicos ya no atraen a nadie. El sur- gimiento de estructuras espontaneas (“comités de coor dinaci6n”, por ejemplo) ha resquebrajado el monopolio de la protesta de los sindicatos, Incluso la preeminencia mediatica esta fuertemente puesta en duda. Los periodis tas, seguidos por los politicos y la élite intelectual, se han convertido en 1¢ los dinosaurios de la modernidad, una es pecie en vias de desapari practicamente programado, in, cuyo fin es [A ALTURA DE LO COTIDIANO 27 ecomo se manifiesta todo esto? Tal como ocurrié en otras €pocas de cambio, estas especies condenadas em- plean un lenguaje solo comprendido por ellas. Lengua de palacio que, tal como la analizé Maquiavelo, ya no tiene hada que ver con la de la plaza publica. Se trata de un fe- nomeno recutrente. Recordemos lo que fueron los deba- tes bizantinos sobre el “sexo de los angeles”. Cruel ley del Jenguaje que hace que muy a menudo las palabras ‘sean Jos epitafios de lo que designan. Los mandatos verticales de los pedagogos modernos: profesores, periodistas, tec- nocratas, politicos, tomadores de decisiones de toda ca- Jana, no hacen mas que designar las trampas, es decir, las tumbas donde la vivaz y efervescente socialidad no se deja atrapar. De ahi las tacticas para evitar la subversi6n posmoderna, a fin de no caer en las tumbas modernas. Desde el socidlo- go Pareto que teoriza la “circulacién de las élites” hasta el cuadro del prerrafaelita de E. BurneJones que repre- senta la Rueda de la fortuna, numerosos son, en todos los campos, los ejemplos que pintan, cantan, describen, teo- rizan 0 poetizan esos “osarios de las realidades” donde se hunden las ideas muertas. Ahora bien, la tumba Hama a la resurrecci6n. Poco importa la manera en que se entiende esta tiltima. Por mi parte, yo diria que la muerte del po- / scencia de la potencia, der es siempre indicio de una revi es decir, de la fuerza vital proveniente de abajo. Vitalidad irreprimible, a veces desordenada, ciertamente peligrosa, pero signo seguro de lo que el filésofo Michel Foucault llamaba cambio de episteme, a saber, las maneras de decir y de organizar su época. Cuando un decir se termina, la organizacion vacila. La crisis es su expresion. De ahi la necesidad de regresar al fundamento y @ lo fundamental. A este fondo (caudal) preindividual que es la vida cotidiana. La multiplicidad de los términos la desig- os EL TIEMPO RETORNA projimo, vida de todos los dias, proximi- nan: proxémica, 1 de todos indices (index) entre tantos dad, lo vivido, experiencia... otros que apuntan hacia la necesidad de regresar a la ma- triz comin. Se trata de una actitud instintiva, casi animal, que no deja de apesadumbrar a las élites de todas clases al ni siquiera impugnado sino, ironicamente, ver su poder ya 1 despreciado, burlado, incluso soberbiamente ignorado, ‘ste inconsciente colectivo que valoriza todas las carac- teristicas de lo vivido cotidiano, antes que fuera tachado s, fue decisiva- de populismo por la tradicion de la correctn mente analizado por pensadores como Martin Heidegger © Max Weber. No pretendo, en el marco de este pequeno compendio, recordar sus aportaciones especificas, filos6- ficas 0 socioldgicas, sobre este tema. Pero hubo, en cada uno de ellos, una verdadera revoluci6n, revolvere, como la nombré, regreso a un estado original que permite com- prender lo que fue emergente. Y agregaria instituyente. Asi, para el socidlogo Weber es necesario “estar a la altu- ra de lo cotidiano”. Paradojico: jestar a la altura de lo que esté abajo! Para comprender la genealogia de su pensa- miento es necesario tener presentes sus deudas tanto con E Nietzsche como con G. Simmel. El primero, “filosofan- do a martillazos”, echo abajo Tos dogmas un poco carcomi- dos del racionalismo moderno, acentuando la voluntad de poder y la vitalidad instintiva caracteristicas de las culturas (re)nacientes. El segundo Iamé la atencién sobre todas estas frivolidades: cuerpo, coqueteria, detalles de lo coti- | diano, sentido y sensible, estética vivida, todo eso que el | espiritu de seriedad de los “investigadores” ordinarios sé dedicé a negar. Dicho de otra manera, el asunto era de- _ tectar, al lado del rey oficial (es decir, el valor dominante, | el conformismo de lo instituido), cual es el “rey clandestino” de la época. El que en realidad rige las maneras dé pensar ly los modos de vida. Para Max Weber, estar a la “altura” de lo cotidiano ¢ auons ALTURA DE LO COTIDIANO 6 LA 29 tanto como tomar en cuenta lo : “no-racional” implemente irr; : que, recor- no ; ‘Arracional. Tiene su racionali- dad y su logica propias. No tiene forzosamente (finalidad) preciso, pero tiene un se no menos real. Este no-racional el socidlogo lo ve puesto diversas religiones que analiza (proves tantismo, judaismo, hinduismo émoslo, NO ess fo ner te un sentido ntido (significacién) en accion en las ++), Cuyas consecuencias muestra en la organizacion econdmica, politica, ideologi- ca que éstas engendran. Pero podemos extrapolar su tesis y mostrar que ese no-racional sigue en acci6n en las milti- ples manifestaciones de la religiosidad posmoderna. El desarrollo de los sincretismos filos6ficos 0 religiosos lo testimonia. El regreso de las diversas formas de misti- ao cismo también. Las técnicas del New Age contemporaneo tan ahi para probarlo. El paganismo de la deep ecology, el éxito del candomblé brasileno, los diversos cultos de po- |<, sesion, la importancia de la adivinaci6n o de la astrolo- | * gia son fenémenos cuya importancia no se puede seguir | negando. Para estos tltimos fendémenos en particular, es divertido ver que son los socidlogos que se ostentan como cristianos los que, exhibiéndose, se dedican a criticarlos. -Ser4 por temor a una competencia desleal? De cualquier manera, y como siempre, para bien y para mal, este “no-racional” ahi esta. Recorre como un hilo rojo el conjunto de la textura social. Y habria que ver de qué manera acttia en numerosos campos: el del deporte, el de los tumultos musicales, las noticias de poca monta, los es- candalos financieros 0 politicos. En resumen, contamina al conjunto del cuerpo social: manifestaciones sindicales, mitines politicos, elecciones, 0 nominaciones en las diver- Sas instituciones, se ven atravesadas en diversos grados por factores no racionales. Los que se escandalizan con un caso especitico que Tes Perjudica no dejan de aprovecharse de este “no-racional Cuando les conviene, En una palabra, y aqui vemos as ‘0 que les an EL TIEMPO RETORNA es la consecuencia ldgica, ya no es el contrato racional el encuentra en el fundamento del vivirjuntos ino el que se : tiene sus razones, {pero razones que pacto emocional, que la razon no conoce: + Por otra parte, como este no-racional esta a la orden del dia es importante —y ésta es otra proposicién tedrica de M. Weber- plantear una sociologia comprensiva. Compron. sivo no en el sentido moral que se le da en general a este término, sino en el mas cercano a su etimologia, el de to- mar en cuenta todos los elementos de la existencia. Cum prehendere. tomar juntos, “tomar con” lo que co | ivitcon’”, del “vivirjuntos’ ituye las ahd » es la cantilena de la vida cotidiana que podemos tararear. Desde el momento en que el sentido ya no se reduce a una) | finalidad lejana, sino que puede vivirse aqui y ahora, todo, tiene sentido (significacion). Todo tiene una significacién, ' hace sefial, en suma, todo es simbolo. Es decir que todos) | los actos, los pensamientos, los fendmenos de Ia vida coti-' diana, por anodinos que sean, se inscriben en una corres-’ | pondencia holistica. Esta correspondencia no se localiza gran “templo” de la naturaleza, como indica Baudelaire (“los sonidos, los olores, los colores se responden”), que se percibe en todos los ambitos de la vida social. La “viralidad” inducida por los medios de comunicacion in- teractiva lo testimonian. Bajo una forma mas general, la difusién de las enfermedades contagiosas es una buena metafora de este proceso de contaminacién especifico de la posmodernidad. Lo que no deja de ser un distractor cuando se sabe que la asepsia de la vida social, la “pastet- rizaci6n” del mundo fue el gran ideal de la mode nidad. Es necesario regresar a una solidaridad ongdnica, en la que los diversos elementos de la comunidad, en su ambito social y en su mbito natural, se articulen estrechamente solamente en el ino eu ttt bode fla bre Wada hay 9 Lesethay cy Ct enh [A ALTURA DE LO COTIDIANO 31 unos con otros. Para comprender claramente lo que esta an juego en la socialidad pr strecha relaci6n que existe entre el hecho de estar ys en un lugar dado y la temporalidad que caracte- el presente. EF moderna es importante cap- tar la e con otre riza este comparti s, en efecto, a partir de ese presenteismo COMO el “lu Con el fin de ilustrar bien esta idea cepto propuesto por santo Tomas de Aquino en la Suna teologica: habitus. De manera a la vez simple y clara, como todo verdadero descubrimiento, nos recuerda que el ha- bitus (traduc endo lo que Arist6teles Hamaba hexis) es un acostumbrarse a un lugar y a modos de vida. Asi, el clérigo del Barrio Latino tiene un hdbito y habitos especificos en relaci6n con su habitaculo. Es el mismo caso del jurista de la Isla de la Cité que tendra un habito y sus habitos pro- ios en funcién de su habitaculo. (Véase Swma teologica, cuestion 49, “Sobre los habitos en general, en cuanto a su ar hace lazo”. recordemos el con- naturaleza”). ‘Al retomar esta notaci6n aristotelo-tomista, Oswald Spengler, en La decadencia de Occidente, aplica esta nocién al biotopo al mostrar cémo una planta slo puede crecer en funcién de las condiciones propias de un drea geogra- fica dada. Hay biocenosis (vida en comun de animales y vegetales) porque hay biotopo. Mas adelante, algunos socidlogos como Pierre Bourdieu, olvidando deliberada- mente esas referencias, quiz4 por temor de ser tachados de escolasticos, retomaron, con jactancia, este concepto para designar los comportamientos adquiridos caracteris- ticos de un grupo social especifico. Lo que hay que retener del habitus de santo Tomas es que el cimiento social, la ética (ethos), se confecciona a Partir de los rituales anodinos, los de la vida de todos los eee que constituyen de punta a punta la liturgia eto : Hay que recordar que en su sentido etimol6gico urgia es la obra ptiblica: un “servicio ptiblico”, espec- EL TIEMPO RETORNA taculos del derroche militar, gracias al cual una ciudad se constituye como tal. Asi, la reunién comunitaria, el hecho de estar “reunidos” y de tener confianza, se funda en Ja sedimentacion de todas estas pequenas cosas. Sedimenta- cién que, en su sentido estricto, genera cultura. En este sentido es en el que el presente y el “sitio” don- de este presente echa raices constituyen lo divino social. Asi es como yo interpretaria lo que fue una idea obsesiva en Heidegger: Dasein, estar ahi, ser el ahi. Debo precisar que lo hago como amateur, pero me parece que esa nocién puede perfectamente ilustrar la importancia de lo cotidia- no, del espacio y del tiempo que se comparte en comin, Estar ahi, ser el ahi (Dasein) es el tiempo que se cristaliza en el espacio. El presente como presencia para el otro. El otro de la naturaleza, el otro del grupo. Lo cotidiano posmoderno se caracteriza por una forma de regreso al paganismo; al paganus, el campesino ligado a esta tierra, que mal que bien aprovecha los frutos de este mundo, que reconcilia el gozo en el aqui y ahora. Es facil yer cudn numerosas son las practicas cotidianas, en parti- cular entre las nuevas generaciones, con fuerte connota- cién pagana. Paganismo que puede observarse de manera paroxistica en los grupos musicales, las afinidades sexua- les, las exacerbaciones tribales (tatuajes, piercing), pero no esté menos presente, de manera ya no anodina en el sim- ple y sin embargo poderoso hedonismo cotidiano. iDije reunion! Mas clasicamente se puede decir que la religiosidad presenteista es la especificidad del espiritu del tiempo. Si bien esta hip6tesis no es totalmente infundada, sile damos crédito alo que empiricamente “alta a la vista”, entonces es necesario operar una verdadera conversién de _sla mirada. En efecto, durante la hegemonia semitica (I daismo, cristianismo, islamismo) 0, 16 que es To mismo occidental, lo divino estaba “verticalizado”, proyectado a un lugar lejano e inaccesible. A su manera, ata vez licida er LA ALTURA DE LO COTIDIANO 33 : provoc ‘adora, Lautréamont llama a Dios “el Gran Objeto. yArerior”. ;Bien hecho, sehor conde! Con el fin de vencer ala idolatria, esta tradicion cultual y cultural proyecto a « y empireo vertiginoso lo sagrado que es un componente esencial de la humana naturaleza. Mas tarde, este sagrado fue proyectado a lo politico, al instituciones. Pero las religiones seculares del Estado, las sigho XIX (marxismos 0 socialismos) guardaron una estruc- tura idéntica: sera manana cuando podamos disfrutar de Ja vida sin que nos enajenen las imposiciones econdémico- politicas. La focalizacion en lo vivido cotidiano testimonia, en el inconsciente colectivo, una verdadera inversi6n de polaridad. En el marco de una economia de la salvacién el punto ya no es alcanzar una salvacién individual (cosa que constituye -recordemos- la esencia de las religiones semitas: la soteriologia, la salvacion que vendra) sino por el contrario compartir con otros los bienes de esta tierra. ne bo AD 90 ef VW: 9 Ue af Come a Propongo aqui una hipotesis. La crisis econémica (fi an los oid Bil! ad > que for cion indiv mismo esta “crisis” apuntala el regreso del ideal comunitario que de manera violenta (Ias revueltas son el testimonio) 0 en forma mucho més altruista (el voluntariado, las asocia- Giones, los modos de vida alternativos, el comercio equita- tivo, etc.) busca nuevas maneras_de_expresar. Ja-generosi- dad y la solidaridad propias del ser/estarjuntos. En efecto, fin de un ciclo donde la solidaridad mecanica, un poco racional y abstracta (solidaridad del contrato so- cial y del Estado benefactor) deja lugar a una solidaridad orgénica, venida de abajo y que reinvierte las formas “arcai- cas” (primeras, fundamentales), tribales, y que descansan en el sentimiento de pertenencia y las emociones vividas en comin. En esta inversion de lo cotidiano comunitario, el Dios an aah Hitsresis 9 # #804 biden de sels . EL TIEMPO RETORNA (o el Estado 0 la Tecnoestructura © la Institucién) ya no domina sino que se convierte en divino difuso. Hablemos entonces de una trascendencia inmanente. Es decir, de un espiritu del tiempo que supera al individuo (por ende es algo trascendente), pero que vuelve a caer sobre el grupo, constituyendo su cimiento (lo que es inmanente). Quizas asi es como se puede comprender, en el marco de la reli- gion de la humanidad, lo que Auguste Comte Ilamaba el ‘Gran Ser”. No una identidad abstracta, definida, concep- tualizada y situada en un lugar exterior y dominante, sino, al contrario, una atmésfera difusa en la que la comunidad se sumerge. Atmésfera proveniente de un proceso de reunidn, donde fauna y flora, que viven en todas sus formas, mal que bien se armonizan para constituir un ser colectivo cuyo com- partir en lo cotidiano es el elemento central. Esta atmésfe- ra merece ser analizada.

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