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jiversas edades del espacio Las dive ia valida di ne la arquitectura és la historia de I smittiples cocficientes que informan la actividad de la co miccion a través de los ibarcan casi toda ta a arquitectura responde a va que deseribir adecuada- Ne, equivaldria a exponer a historia misma én, La historia de los numerosos Factores. que ponen, ya. con Ta prepor ia de uno, ya de otro, 5re con la presencia de todas, ha gencrado las dis. Pere. concepciones espaciales. Ts, pues, la historia y el sntje Tos valores artisticos, es decir, de las personalidades GP adoras, quienes sobre la base de esta cultura espacial y cette eusto arquitect6nico han producido obras maestras, guya excelencia no es objeto de demostracién, pero cuyo con- io figurative, por asi decir, se vuelve a encontrar como siento de la cultura y del gusto en la edad subsiguiente. En los limites entre los que es legitimo esquematizar un mneeso histbrico-critico frente a una época o frente auna Brsonalidad artstica, se deberén ilustrar, ante todo, les sic fentes datos: iglos y que cede los intercses humans, gama ‘jas de tan diversa natural 12) los factores sociales. Todo ecificio es el resultado de un programa edilicio. Este se funda en Ia situacién econ6- mica del pafs y de los individuos que prommeven las cons- tracciones, en el géncro de vida, en las relaciones de clase yen las costumbres que de ellas derivan; ” p) los factores intelectuales, que se diferencian de los an- teriores por incluir no solamente lo que es el individuo y la colectividad, sino también lo que quieren ser, el mundo de 52 Capitulo cuarto sus susfos, de sus mitos sociales, de sus aspiraciones y de sy, credos religiosos; re 3 ios fectores tdenicas, es sees Eee las clencias y de ais aplicaciones en el artesanado y en la industria, eq ¥ hema especial en lo que atafic a la técnica de la indust Ulilicis y a la organizacién de su mano. de obra; d) el mundo figurative 7 estética, el conju cepeiones ¢ interpretaciones del arte, y el vocal fative que en cada época forma el idioma de donde los pos. fas entraen palabras y frases para expresar sus creaciones en lenguaje individual, Contribuyen todas las artes a vaio. Siar el gusto ¥ los medios expresives: la forma de la ima. qinaciéa poética, los temas de la invenciGn cromatica, Jog modos del sentimiento plastico, las predilecciones de las se. ‘cuencias musicales, las modas en la decoraci6n de Ia vivienda yenel vestir. . “4 ‘ Todos estos factores, no analizados mecénicamente sino en el conjunto de sus-relaciones variables, intcgran la escena en, Ja que nace la arquitectura, cuyas obras indican la suprema. cfa ya de una clase directora, de un mito religioso, de un propésito colectivo, de un problema o descubrimiento téc. nico, o de una moda galana, pero siempre son el producto de Ia coexistencia y el equilibrio de los componentes de la civilizacién en la que surgen. ‘Una vez deseritos estos factores materiales, psicolégicos y metafisicos comunes a toda una época, se puede pasar a la historia legitima de las personalidades artisticas y a la his. toria de los monumentos. La misma critica de los monu- mentos se puede articular esqueméticamente en las siguien- tes clasif.caciones aproximadas: é) anélisis urbanistico, cs decir, historia de los espacios externos en los que se levanta el monumento y a cuya crea- cién contribuy ig « f) anélisis arquitecténico propiamente dicho, es decir, his. torla de la concepeién espacial, de la manera de sentir y » vivir los espacios intemnos; Tas diversas cdades del exp, 2 5 is 0 decit, endl 5) ae contiene el espacio; 4° 8 capa de puros au : Wy andliss de los elernentos decorat ‘ay de la pintura aplicadas cei lis de [a escala, es decir, de las relaciones dime 2) Jes del edificio sepecto al paseo ee {lector comprender4, pues, que este capitulo, que pas revmnas de dos milenios de historia, no pretende desavollar de Myistoria de Ja arquitectura, aunque sea en un rapido bon Mucio, Este es un propésito vasto, y tal vez geueral, una exc Gifcia vital de muestra cultura, cuya realizacion cs postble, somo lo demuestra el 6ptimo ensayo de Nikolaus Pevsner eoreomo numerosas Y excelentes monografias, y para el eual ies presentes pginas no quicren ser més que una modesta fontribucion orientadora, Mantes de escribir este capitulo, nos hemos propuesto Ja Gguiente pregunta: para dar una ilustracién. practica de aanto hernos venido diciendo hasta aqui, ¢seria convenionte fomar un edificio (por ejemplo el tema, todavia casi inex- plorado eriticamente, de una iglesia de Borromini) y ana: Farlo hasta el fondo, con muchos dibujes y fotografias, con ja descripcién exhaustiva de sus valores urbanistieos, de sx feencia espacial, de su gusto volumétrieo, de sus detalles plis- feos O, por él contrario, gconvendria bosquejar somerae mente 1as principales concepciones del espacio intemo que f encuentran a lo largo de la historia de la arquitectura cecidental, con un método que omita algunas importantes re- clase infinitas excepciones, eligiendo arbitrariamente um edi ficio como prototipo de una época, lo que es eriticamente antididéctico, ya que puede ser tomado por el viejo y ab- gurdo sistema de explicar los caracteres de los “estilos” ar quitectGnicos, en lugar de las obras concretas de arquitectura? El primer camino se presentaré seguro; el segundo, pre- ado de riesgos, necesariamente lacunoso. Pero éste ha pre- dtrica, 08, €8 decir, de |g la arquitectnra y en Capitilo cuasto = = el andlisis de un monumento aislado imp, ido, ya que ¢l analis nent ais foe Gia una Tanga critica volumétrica y plastica due no necesi, sy ua experimentado en a materia ¥ en el métodg €l publico, > ete critica moderna sobre Jas artes figurat por veinte ates di sobre 1 atts eur ve timeroaos libros de estudiosos eminentes. Lo que f, 3» per lueacién espacial libre de mitos y proteccionismos Como ha hecho ya la critica misma arquitectura en ef itecténica ticne necesida ependencia de los taba monumer, poral que impide ir mas alla de V fe no, hubjera ha ente desprejuiciad [a eritiea literaria, como, ha hech turales, decid desde deeenios Ses reno na hecho. Ya 1 Campo ervador; ast de una declaracién de inc tales y arqueolégicos, de la histories de la arquitectura aladier, cage ssi desee un siglo a esta part 1 fe contribu Giones artisticas, crcaciones espaciales, fértiles ingenios y an. ténticas obras maestras. Por «sto, es preferible par aunque sea meramente unilateral y somero, desde la edad espacial de Ictinos, Calicrates y Fidias, hasta nuestra gene. itién de arquitectos, hijos de Le Corbusier y de Wright, thas bien que afiadir otra monografia critica particular que dejaria sin resolver 1a cuestién acerca de la validez general de la interpretacién espacial aqui propugnada antas nuestro objeto trazar un arco, La escala humana de los griegos El templo griego se caracteriza por un defecto muy im- portante y por una supremacia indiscutible a través de toda {a historia, El defeeto consiste en la ignorancia del espacio intemo; la gloria, en Ia escala humana, Si en toda época de ja critica arquitectonica encontramos enfrentados los enal- tecedores y [0s detractores del templo griego, si todavia hoy vyemos opuestos en el juicio a los mas conocicos arquitectos modemios y asistimos a las alabanzas que le dedica Le Cor- busier y al desprecio de Wright, este hecho depende de que Las diversas edges dé expacio 55 sos han-mirado @ 1a negaci6n del espacio’ tos offos a Ta ia human jnjen Inve arquitecténicaments 61 templo e ni ee : plo ries, bus- condo en primer lugar una coneepeién espacial, tendrh ase ‘etorso:izado, eialndolo amenszadorsinonte coma sides gjomplas de no-arquitectura. Peso quien se acerque al Pap. airy lo contemple come una gran eseultuta, quedara sa frente a pocas obras del genio hun no. Hemos cultor para de la caja de decoratives 1a prolongacién del cial; pero el mito que hace de Fidias, més que de trad con frente poss reac todo arquitecto tier visto Tir por_medio del y de los element IME ser tn poco avamiento plastica tema espacial: ito g i Feuinos y Calierates, el ideador ¢ Bonen, gate ibe Kage el caracter meramente escult6rieo de la edificia relisiona aa en cl curso de sicte siglos de desarrollo. sae srrB, elementos que constituyen el templo griego, como es” cabido, son: una Plataforma levantada sobre el suelo, uma serie de palos de bolos apoyados sobre ella y un arquittabe satinio que sostiene el techo, También hay, es cierto, tna ico constituia el dinico néicleo cons- 15), y era, por consiguiente, un es: cont i ela que en el pekiodo arc fructivo del templo ( ura 35 Te olution planimétrica del templo grisgo. Véase ms 56 Gapftulo custo pero este espacio no fue nunca pensado crea, sio interno; ee spondia a funciones ¢ int. raiment, Porque 10 TeSPO oa pel expaio stor a5 enecriade ewan yee de la escultura. Bl templo griego no estaba coneebie coma, dioses. Los ritos diversas eiades del ospacio . 6 s aparcadas que, por su orlontacién radia jams Mineal de Tos arquitrabes que pales ee gre gican al expectador cl centro del ee edificio desde euste ar, Hpanto cel anillo eixeundante. En el Panteén no eat quiet y moverse, Porque es un ambiente elemental y ba defmde ane 56 Pe aa ‘deambula libremen en el templo se dean |a variedad de su estructuras por el : S pea su estructura; por cl contratio, en aPtq Constanza, una fecundidad de pasajes eteados por el jombre, una pluralidad de indicaciones direcet hom rou alrededor, demuestran la nueva ionales repe- n ios edificios de esquema conquista cristiana it central. que generalmente son auf bien signo de una afirmacién auténoma de un ideal edie {icio que de una reposada, ritmica, fluyente arquitectura hu- mana (lam. 7a) ta aceleracién direccional y la dlataciim bizantinas tema basili 1 palcocristiano se exalta y se exaspera en «| petiodo bizantino. Observando la Iglesia de San Apolinar on Ravena (14m. 8), es evidente que el problema del arqui- feeto bizantino no era-de cardcter estructural sina que se Hmitaba a introducir en cl esquema longitudinal paleocris- fano la urgencia de una aceleraciin. En Santa Sabina los “yeas de la nave reposan sélidamente sobre eolumnas, esta- leciendo una continuidad entre elementos portantes y sos tenidos, una referencia vertical que se ritma a Jo largo del je de la iglesia. Quien hable de surtidores de agua, que par- tiendo del suelo vuelven al suelo y se repiten en un lento ar- quearse, ha expresado acertadamente en una imagen Titera- ta el tempo del ritmo paleocristiano. En San Apolinar, este jiimo se ha hecho mas afanoso, se precipita negando las re- laciones verticales y exaltando todas Jas referencias horizon- tales, Los “pulvinos” forman una cesura entre arcos y co- Jumnas en el centro critico de las rclaciones de gravedad y a Gapinula euarto crea una puntoacion 4 ola ce Ta move gue renin, Ses de fet eolumnas; ls fae de mossico accuuinn aomalidd en st contenido y en su forma; en fin oe feveumieme cromati resets cna variacién eng fences de superficie exlusivaments y suet pa ces y extenelidos do los primeros erise © ks planos luminoscs ¥ ae ee aataidiacoienicloe y centeleante a 6 Dar iones Tuminoss Tin los eaifieios dle esquema central, particularmiente en y maxima trilogia de la cra de Justini fe teres Por Ia ile Sig de los Santos Sergio y Buco, por Santa Sofia de ci” a nop y por San Wital de Raveria, el planteo espace a fundamentalmente Ios mismo: Asi como en a basilica longitudinal se niezan las relacio aspera el ritmo director hasta alconear yn Ja misma forma en los edifiios ie ta el fluir més velox y quiere decir espacis tan j Ia orientacién del gusto so veiticales y se © velocidad alucinante, de la mi planta central el espacio se dilata h hasta las perspectivas mas tensas. ¢Qu ailatado? Observemos en la planta de Santa Sofia (fig, 1g) quel clemento earacteristico del Bizantinismo, que est cons. fituido por enormes exedras semicirculares abovedadas: pay tieado de dos puntos fijos del ambiente principal, la super. ficie de muros huye del centro del edificio, se lariea clisth famente hacia el exterior en un movimiento centrifuze qu: abre, ratifica y dilata ¢l espacio interno (lim. 8a). Tam. bién on San Vital, donde cl sentido constructive de tos In, Tinos resiste con ocho robustos pilares Ia exaltacién neopla. tonica Ce las jglesias orientales, toda Ia intencién espacial consiste en dilatar el octézono, sicgar su forma corrada geo- siétrica y facilmente aprchensible, ampliar indefinidamente Si-se revisten con mosaicos todas las parcdes, se nicga todo contrapunto de peso y de sostén, y la caja de muros, luciente ¥centelleante, Mega a ser un manto de materia sutil, mérbida ¥ superficial, sensibilizada por la presién de un espacio in- ferno que alcanza su realidad conereta en numerosas am. pliaciones,. aludiclo antes, los miegaldmanos de ta Ro. a Jiotos de 1s talon i y mya yee Saal : facial los doc ‘a impre- se fin I los documentos de 1 tn de que de m fend cxitico esullados arquitectOnicos, hay que reconocer que ia rcion de los espacios romans, por més vasta y tea diunte valicnte que sca, encuentra su Vimite en la robuster camfesta de sus elementos estructutales, Sin duda alles maicio dilatado, pero como una simple ascreién, como na es spat” naturaleza estatica. Por el contratio, él espacio bi- hecho Cr Gnas bien espacio que s¢ dilata continuamente; hay anuinjn clemento dinamico conquistado a través de la cut. Fiewe 15 syealle ¢ Tsidora de Mileto: Plants y cots de SeutaSere dolce Aantemio # To oado. en 587). ‘Vee lass. 8 7 Sa San Wit te Roce oa plantar Vea Tac 8. 68 Capftilo cuntto tara paleocristiana:,cl empleo de planes brillantes, de vasia, Gipeietes tuminosas que se desarrollan ahora en tapices ex Spee Aat como. los revestimientos marmércos. de los re. mantle an [a logica prolongaciOn decorativa’ de una eqn: Finiin estética del espacio, del mismo modo estos cePfan el nuevo resultado de las investigaciones biza Por Io que respecta a la llamada decadencia romana, mos etudiado el templo de Minerva Médiea que arosién doloroxamente psicolégica, rompe con dil esquema clisico. Pero el es cn ug acion meio biantino est libre deen Grama, no equilibra exigen¢ dictorias, y- constituye cramiiee de una inspiracion mucva y segura de st misma, one con una espiritualidad univoca, dogmatica y abstracia Para quien quiera hacer comparaciones entre Santa Cong. tana y San Vital, entze cl espacio paleoeristiano y el bizan. (RRA) cil demostrar que entre cIlos existe no solamente ie. dad, sino tambien oposicién, Hemos notado cémo en ee Gorctanza las directrices de los pequefios arquitrabe, Pulltes tndican el centro del edificio al ojo del observador que se mueva en Ia galeria anular; é&te es un motivo cen. Giseto netamente antitético a la focrza centrifuga del espa ce bieantino, Guando después se camina en el interior del Gubiente central de Santa Constanza, los arquitrabes radia. fe murean, mediante sugerencias Hineales, el trénsito entre dina zona Kuminosa y una masa atmosférica cireundante, E| Bizantinismo desconoce una dialéctica de este género: aqui xiste una superficie mural que se alabea, se aleja del cen. tro por medio de formas eéncavas cada ver. mas impnlsadas hacks el exterior, hacia el vacfo circular que —observemos la planta Mega a perder toda validez arquitecténica in- depondiente, Una edad espacial que crea monumentos de fsta altura, no puede ser considerada apéndice de ninguna cultura precedente. Es un mensaje nuevo que hard oir sti voz fn los siglos snecsivos, en el siglo 2 y en el xa cuando sur- jan San Marcos de Venecia (lam. 3a) y la Martorana de Palermo, que tendré su cco en toda la arquitectura oriental, Las diversas edades del espacio « mente en las construceiones rusas, efaladarntaré resistir hasta el mismo Humenisny eee St glo xv" imanismo italiano reseia esquemética incomsleta, como « ét, cE segitimo saltor cel bizantinismo al roménico, iguorand erivfos tres siglos, Gel vit al x, que son de preparacién aaitrgentan un formulscién espacial defile eon la dug Benen de-wno-o dos: lemplns No obstante, el espiritu eon: aemoranco —qvi7a8 Poreue Nosotros también hemos sufi= temper e| fondo saboreado, un largo periodo de gestacién- cularmente inclinado a amar las edades de forma ae Tip las que encontrames bajo una aparente decadencia iin, Rralientes ¥ fnertes de artistas que replantean por en- Hpimel problema de la arquitectura. Asi eomo durante aquc- 100 iglos que en una erénica de motos hechos pasan por ser Jes pérbaros, lens de invasiones, luchas y dictaduras, se ‘igi mando en cl substrato histérieo Ia conciencia de aque- Ye independencia italiana que habia de triunfar con Jos Co- dah, de la misma manera en la histeria de-la arquitectura mimmonumentos aparenremente.tosces, adoccnados, en mil ie edilicia menor y popular, descubrimos la cuna i preagio de la arquitectura romanica, la imtuici6n de Yquellas concepciones espaciales de Ios siglos xt y smn, que ‘“igiituyen el primer renacimiento de la edilicia europea. Tos elementos iconogriificos y estructurales que constituyen j; originalidad de Ja produceién de estos siglos, son. princi- pulmente Ios siguientes: 1) la elevacién del preshiterio como Fr San Salvatore, de Brescia, y en San Vincenzo in Prato, de Milin; 2) el deambulatorio que continga el juego de la nave en torno al Abside —véase la Catedral de Ivrea, San Stefano de Verona y Santa Sofia de Padua—; y 3) el en- grosamiento de las paredes, la perceptible acentuacién de las saciones dé carga y de sostén, muy evidentes en San Pietro pn una. est part ejemplos 0 Capitula, evarto odas las obras de los magistri co, in Toseanella y ¢n ¢ f al material tosco, ladrillos, cantos sodacr ) el gusto por el material toseo, lacrillos, eit Eilareje, vsndos con una inmediatez p Hal cee acia expresiva as innovaciones, tratindose del espacign Tit pegaci6n, primero gradual, después perentoria, de la con, cepeion bizantina, a snterrupeién de Tos herizontalismos, Fiptura de aquel ritmo univoco a lo Targo del eje longttud. nal que, desde la basilica pa ana a los San Apolinare, fabian constituido el objeto principal de investigacién: poy pare de Jos arguitectos. Blevar el presbiterio quiere deci Fomper la longitud del ambiente, introducit el deambulats. Ap aignifica articular cl edificio, hacer de él un organismg nds complejo con desventaja para wna vision espacial mag Gnitarh; inyectar cn la mamposterfa el sentido de una je. senter, de.una gravedad dominante, y substituir el marito sy perficial del eromatismo bizantino por materiales toscos y Faturalss, implica un cambio radical en la intencién espacial ¥ en ses adjetivos decorativos. De la fluencia dilatadora y &e ja velocidad direccional de Oriente se vuelve al sentidg sélido y constructivo de la tradicién latina Ta cmancipacién completa de los esquemas perspectives bizantinos y la afirmacién del gusto lombardo, estan ya fir. emente enunciadas en San Pietro in Toscanclla. Pero si vi- sitamos Santa Maria in Cosmedin, de Roma, encontraremos tuna joya Giriica del genio silencioso de aquellos siglos, donde tin arquitecto, dentro de un planteo constructivo y figurati- vo tradicional, tiene el valor de romper los ritmos sin just. fieacién técnica alguna, ni otra raz6n fuera de una concep Gién espacial naciente, casi sentida en el subconsciente y ‘expresada con timidez, Por su 4bside, elegantemente eslicho, por el brillante despliegue de los planos que aligcran el es- ppesor de Jos murs con delimitaciones lineales exactas, por \s proporciones generales, esta iglesia (lam, 9) podria estar eatalogada on la tradicién paleocristiana y bizantina, si no fuese por las pilastras que interrumpen la continuidad de Tas diversas edades del espacio a anatas ¥ por las pequefias areadas, q ae que cream, ion os ritsnos, ¥ escanden, aunque ectangullares, racie Ciida newacion del monétono tema longitudinal, vivi Ja deer en wn discurso interno, en una polémica pasticula: ae fig. 19). Pero es claro que el autor de Sanca smedin no quiere arrcbatar indiferenciadamente Metfino del observalor en um espacio acrlerado al Tigi di Jc Ia nave; por el comtratio, quicre retarda: el oo de Ia perspectiva, pone obstacules a las directrices tiempo "pausas y descansos alo large del recorrido de Ia estamos en una fase de concencia clara de com kon espacial, sin? —de no distinia manera de lo que posofenta el templo de Minerva Médica, respecto al epee replfeo rommano— ¢” una fase de crisis del tema tradicional, estieieidente aspiracion hacia una nueva espacialidad. Guan 4 srs pilares, hasta ese momento apenas dibujades, unidas a? fecurso téenico Ce la boveda de aista, adquieran mueva ae fianga. cn si mismos y se destaquen de Tos rauros para for- Figura je Santa Maria in Cormedin, Re ae Maus ae Site 2 tigiecs) y de SwAriwobe, Man (aqinds elle i ‘Ver lam. 9. aan ve

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