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ARQUITEXTOS 8 Novienbre 1998 La abstraccion en el “arte prehispanico”* Miguel Guzman Introduccién Dentro del contexto de la cultura occidental de fines del siglo XX, nos damos cuenta que no podemos asumir los patrones existentes para medir © calificar los hechos pasados y menos atin las manifestaciones culturales de las distintas civlizaciones desarrolladas en épocas y espacios diferentes. Asi, a labor del historiador debe encuadrarse en esa objetividad: un despo: jo de prejuicios y en la compresisn cabal de los procesos culturales. Es por ello que aqui se pretende enfocar el tema del “arte” andino pre- hispanico desde una éptica general: entender dichas manifestaciones no tanto como resultado, sino como parte del proceso necesario para la con- tinuidad y sustento de la sociedad, en tanto imagenes simbélicas que se transmiten por generaciones. Asi, es importante tener una idea mas clara de la concepcién que tenian del mundo, y como ésta determina los patro- nes arquitecténicos, en donde se desarrollan las diversas actividades: admi- nistrativas, religiosas, rituales, culturales, etc., entre ellas las denominadas “artisticas’ (aunque es necesario poner en claro que las nociones de “arte” y “artista” nunca existieron en las primeras civilizaciones, pues las obras se hallan ligadas intimamente a otros fines). Asi pues, cuando el mundo de la imagen deviene en mundo de la escr- tura debido al proceso de conquista, tan controvertido, se enfrentan los criterios de concepcién del mundo y, por ende, la confusién se hace evi dente’. La conciencia europea del siglo XVI, en general identificada con el Renacimiento y su sentido humanista, y en particular con su arte figurati- vo (donde la perspectiva es uno de los elementos que la definen, en tanto caracteristica de su estaticidad), debié experimentar, al llegar a América, una suerte de dimensién desconocida o de otra realidad, en donde las ma- nifestaciones “artisticas” eran sobre todo de cardcter no figurativo y “en ausencia del lenguaje escrito, las artes provelan los medios para visualizar las elaboraciones simbéticas”. Esto es importante comprender, porque el mundo de la imagen era, pues, la correlacién trialéctica entre los mitos, los ritos y los hitos (que po- drfamos denominarlos como “escritura simbélica”), y eso era lo que daba el sentido a la vida Las manifestaciones culturales estén dadas por esas representaciones, tanto bidimensionales: textiles, murales 0 frisos; como tridimensionales: ce- ramica, escultura y arquitectura. Y van desde la abstraccién de petroglifos hasta el figurativismo Mochica (que en realidad no es sélo una representa- cidn del ser humano, sino una descripcién y narracién -muchas veces miti- cas- del modo de vida), desde la escultura Chavin hasta los facetados Inca, desde la urdimbre y trama textil hasta los espacios arquitecténicos, desde los mitos a lo real, desde las primeras concepciones numinosas? hasta lo abstracto trascendental: eso que se mantiene y es simbolo aiin. ARQUITEXTOS 30 Ml 2. La concepcién del mundo andino: de los mitos a los hitos. En las primeras civilizaciones la imagen del tiempo, el tiempo presente y futuro es una recurrencia del pasado. ‘No el pasado reciente, sino un pasado inmemorial que estd mds alld de todos los pasados, en el or gen del origen (...) fluye continuadamente, desemboca en el presente y, confundido con I, es la tinica actualidad que de verdad cuen- ta. La vida social no es histérica, sino ritual, no esta hecha de cambios sucesivos, sino que consiste en la repeticién ritmica del pasado intemporal (...). Para todas ellas el pasado de los primitivos, siempre inmévil y siempre presente, se despliega en circulos y en espi rales: las edades del mundo”. Es, pues, un pasado mitico que da origen y organiza la sociedad. ‘Asi, el mito, el rito y el hite son con- cepciones que se forman y maduran en las. sociedades, desde siempre, en su afin por adaptarse al medio y sobrevivir. Es una res- puesta colectiva, socialmente identificada, que regula la cotidianidad y crea eventua lidades. Seguin C. Jung’, existen tres mitos © simbolos esenciales y primigenios en la humanidad: los mitos de la piedra, el fuego y el circulo. La piedra como la fuerza que se representa en si misma, evidente, durade- ray “atemporal”, como el espiritu. El fue 0, que estimula a congregar, a reunirse o a juntarse con esa idea de colectividad. Y el circulo, con su movimiento recurrente y continuo, que marca reinicios y ciclo. Asi, cada sociedad se desarrolla en luga res que seran compartidos en un constante aprendizaje, demostrando la capacidad in- nata del hombre para adaptarse. Forma asf lo que denominamos cultura, es decir, pro duce todo aquello que requiere (productos materiales y cultura inmaterial) para adap- tarse al medio y satisfacer sus necesidades. Los andes son, pues, uno de esos Iu- gares que existen a nivel mundial como germen de “‘civiizaciones”: China, India, Medio Oriente fértil (Sumeria y Egipto), Méjico y Peri En todos ellos la complejidad cultural llegé 2 través de largos procesos de organizacién (en todas sus expresiones: econémica, administrativa, religiosa, etc.) a niveles altos de conocimiento. En nues tro caso, es un proceso con mas de 8,000 afios de historia, y que 2 través de pueblos y generaciones van conformando la identi ‘dad andina. Identidad que crea sus propios mitos proponiéndoles un sentido, un fin en su organizacidn. De estos naceran los ritos ‘como manifestacién de la conciencia en fa- vor del fin, £5 la accién extraordinaria que marca pautas espacio-temporales. Y final: mente crea sus hitos, las representaciones formales de las imagenes, que se hallarén siempre presentes, marcando la constancia del mito, Es aqui, en las representaciones forma- les (estudiadas hoy por la semistica y la iconografia, a antropologla, la psicologla y otras disciplinas), donde se trata de mante- ner el vinculo temporal que prolongue y dé Unidad a la sociedad, y en donde la repeti- cién de los motivos crea una imagen esta- ble a través de las generaciones. Son todas estas representaciones (realizadas con fi- nes especificos) las que causaron descon- cierto a la nueva civiizacién occidental y que, en muchos casos, fueron mal denomi- nadas decorados o decoraciones artisticas. Si todas las manifestaciones del hombre estén imbuidas de conocimiento, cuanto més lo estard la arquitectura, La arquitec- tura es el fenémeno que nos habla clara mente de la finalidad del ser humano, de su esencia consciente, emotiva y transfor- madora. Es el reflejo de una cultura, de su modo de ser, de su pensar, de su enfren- tamiento y adaptacién al lugar. Es decir, si nace auténtica y tecténica (reflejo de sus propios materiales y su técnica) es el en- cuentro del hombre con su medio y con su existencia, Comprender la esencia de las cosas, la esencia 0 concepcién de su pensamiento, del modo de actuar como sociedad, es em pezar a interpretar las respuestas forma- les, que ahora vemos en muchos casos des- truyéndose. La cosmovisién andina es por ello importante, Se encuentra tigeda inti- mamente con la agricultura y su desarrollo. Controlar los cultivos implicaba conocer el tiempo, cuando es de dia y cusndo es de noche, cudndo llueve y cudndo no; impli- caba, entonces, saber el recorrido de los astros (el sol, la luna, las estrellas, las cons- telaciones), saber sus posiciones extremas, los ciclos y reinicios. Cultivar era pues, so brevivir, y para ello se debfa conocer cémo hacerlo mds efectivo. De hecho, se conocieron y desarr: altas técnicas hidraulicas para mejorar la produccién. Canales, acueductos, andenes, son los mejores ejemplos de ello’. Pero toda obra requeria de la participacién masi- va de la colectividad. La concepcidn andina, es decir, su manera de interpretar el mun do, se basaba en el autorreconocimiento, 1no sélo de los individuos (runa), sino de la naturaleza (sallqa) y de los dioses (huaca), de su equivatencia ¢ incompletitud entre todos ellos. Es decir, el saber que uno es Laabstraccién en elarte prehispénico” ll Miguel Guzmsn ill igual al otro permitia el didlogo, y el saber que nadie es perfecto producia et intercam bio reciproco’. Aquf la esencia del ayni, con su concepto de dar y recibir. Si bien es cier- to que habia jerarquias, éstas se hallaban en el nivel organizativo, en donde nadie se quedaba al margen de los beneficios de la produccién, por medio de la complementa: ria redistribucién, Otras concepciones estaban referidas a la cuadriparticién, la triparticin y la duali dad® en relacién a la organizacién del espa- cio. Los conceptos de suyu; los niveles de existencia: kay pacha (mundo de arriba), ha- nan pacha (el mundo de aqui) y ucku pacha (el mundo interior 0 de abajo); 0 el hanan (alto) y et hurin (bajo), son algunas expre- siones de ello, respectivamente, Todo ese continuo devenir, ideolégico- astronémico (mitos, religidn, dioses), cere: monialadministrativo (ritos, ceremonias agr- colas), representacional e iconografico (hitos, esculturas, cerdmicas, figuras textiles) es con: jugado en una formaciin creciente de con- ciencia social y expresado en sus obras y en su arquitectura. Ast laidentidad andina es, sobre todo, mitico-eligiosa (finalidad), astronémi- co-agricola (funcién), eiconografico-abstracta (forma). Su arquitectura y sus artes son un Teflejo constante de estos tres aspectos: sus finalidades, sus funciones y sus formas. 3. Sobre la organizacién del espacio: su arquitectura. La produccién arquitecténica “prehis panica” es extensa, y en cada una de elas, se podria analizar dichos aspectos. Todo objeto visuat posee “una capacidad incom: parable para informar al observador respec- to de si mismo y su propio mundo o respecto de otros lugares y otros tiempos por aleja dos y poco conocidos que sean”®. El emplazamiento u orientacién de sus edificaciones no es casual, tenfan que ver con el control del tiempo y del lugar. Produ- cir elementos que marquen fechas o tiem- pos importantes donde se productan cam bios climaticos (equinoccios, solsticios) era necesario y esencial”, Ademés, ello se aso- ciaba con sus mitos, referidos en muchos casos al sol 0 a la luna (a fo mascutino y fo femenino) y las orientaciones podian va- riar. Para su ejecucién existian hombres es: pecializados: tos yanca", que controlaban y dirigian la direccién de los muros de su arquitectura. Es por ello que encontramos en su traza quiebres y dngulos diferentes. La edificacién se dirige hacia algo por algo. Hay un querer marcar la presencia de un momento o lugar importante, WE ARQUITEXTOS 30 Lo ritual se junta con ello. Los lugares de acopio de Ia produccién agricola son

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