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Entre libros y comentarios Todos llevamos un arca en la cabeza: entrevista con Rafael Antiinez 4Cémo surgié la idea de escribir La is de madera? La idea original era escribir un libro de cuentos que, pretenciosa e inge- nuamente, buscaba ser una reescritura de la Biblia. Y uno de los cuentos que formaban parte de ese proyecto retomaba la idea de Julio Torri acerca de la extincién de los animales fantas- ticos en el diluvio. Este cuento crecié y absorbié otros temas y otros cuentos y po- co a poco se fue haciendo mds clara en mf la idea de escribir un novela sobre el diluvio. 4Por qué apuestas en la novela? Indudablemente por la fuerza del lenguaje, por su maravilloso poder creativo. Apuesto por reinventar la vida y la historia. Unono puede (ni debe) con- formarse con una versién tan raquitica del diluvio como la que ofrece la Bibli ‘También hay una apuesta (y en esto la novela coincide totalmente con el libro) por elevar la mentira a las alturas del arte, as{ como por la exploracién de los sentimientos que, imagino, inherentes a la vejez: la decadencia, la imposibi- lidad de la comunicacién que siempre esta presente y que tiene como reflejo Ja imposibilidad del amor; la soledad, la proximidad de la muerte, pero también el deseo, la dicha de hallar un cuerpo, de gozar de un buen vaso de vino... ‘Temas que, te repito, estan en la novela, y estan en los cuentos, aunque quizés de una manera distinta porque el lenguaje y el tratamiento en la novela es més vivo que en los cuentos. Hay una mayor dosis de humor, asi como una se- rie de homenajes que también se daban en los cuentos, pero de una manera menos feliz. Quiz4 esto haya motivado el que una serie de personas, utilizando un criterio muy obtuso, consideraran lo hecho por mi como meros plagios. Indudablemente ignoran que todo plagio es, ante todo, un homenaje. Uno no plagiaria a Luis Spota o a Cuauhtémoc Sanchez. En cambio si admiras a al- guien al grado de apoyar tu escritura en sus ideas y en algunos de sus aportes estilisticos, no tan s6lo es perfectamente valido, sino que resultaria idiota tratar de escribir sin mantener un vivo y constante didilogo con la tradicién. Nada hay més nutricio que alimentarse de los clasicos, 185 Uno se toma Ja libertad de apropiarse algunas palabras, porque a parte de ser de autores que resultan altamente significativos para uno, son palabras que mantienen una enorme vitalidad ante el lector. 4Entonces apuestas por las versiones personales de la historia? Normalmente la versién oficial dela historia siempre es mojigata, castrante, aburrida, totalmente solemne. En este sentido, creo que hay que retomar una de las grandes lecciones literarias que Jorge Ibargiiengoitia nos dio, y ver la historia con una mirada més irreve- rente. La historia, la religién, la politica, pueden ser observadas, narradas desde otro punto de vista mucho mas hetero- doxo, més propositivo que el oficial, En el caso de la Biblia, se ha propuesto mpre una lectura chata, disfrazada de trascendente, y esto ha ocultado a sus lectores el enorme sentido del humor que hay en el libro, asi como las grandes corrientes de erotismo que surean sus historias, Y basta con cambiar un poco tu punto de vista para descubrir un mundo distinto. Te pongo un ejemplo relacionado con la politica mexicana: el ingreso de Cardenas y otros exprifstas a la izquierda mexicana no es, como muchos ingenuos creen, un acto de ho- nestidad politica, ni mucho menos de heroismo, sino un acto de travestismo ideolégico. Y a mi me resulta muy divertido, por el cinismo con que llevan a cabo su papel, ver a estas escopetas stidos de patos, quejéndose de los disparos, pero tirdndole a todo lo que se mueva, Es lo que ofreces al final de la novela, gcierto? Si, esa es la intencién del libro. Habra quien diga —y seguramente sera Ja mayoria— que el libro es un asco, y habrd a quien no le parezca tan malo, Alguien podré decir: “Esto no es una novela sino una blasfemia”, o bien: “Un. cuento largotote”, y tendran su dosis de razén. Yo lo que queria hacer era contar una fébula sin moraleja, una fébula postica, pero esta idea se contaminé de muchas otras, y creo que si el libro tiene algiin mérito, éste radica ahi, en su promiscuidad, que al igual que la desnudez, en el arte, es una forma de riqueza. Lo importante de una buena historia siempre es que se deje contar de un sinnémero de formas. A mayor contaminacién, mayor vitalidad. Por eso en la novela, como parte de todo este juego, pones fragmentos en cursivas 0 en blancas como queriendo indicar algo... Un poco y, a veces, no. Hay citas que estan en blaneas, y cosas mias que estén en cursivas. Es un juego. Nunca traté de faltarle el respeto al lector diciéndole: “Mira, aqui esté en cursivas esto, porque es una cita o porque es muy importante”, Lo que intenté fue sembrar pistas falsas. Por eso puse en cursivas algunas cosas que no on sino tonterias, algo asi como las citas que abundan en el mundo de los académicos. Con la tinica diferencia de que ellos Jo hacen pensando que estan descubriendo el agua tibia. Lo que el lector puede encontrar son referencias indirectas a otros escritores, ecos y parafrasis de ciertos escritores... 186 Tus influencias... Bueno, en este sentido es dificil hablar de influencias, porque por un lado son tantas, y por el otro, éstas no se concretan tinicamente a los buenos libros que he leido (éstas serian las buenas influencias). Indudablemente todo lo que uno lee va a dar, en mayor 0 menor medida, a sus libros. Y aqui estariamos hablando también de muchos libros malos o intranscendentes (@stas serian las malas influencias). Y no hay que olvidar las influencias del lector, que también cuentan y si los lectores realizan otras lecturas y encuentran otras influencias, otras presencias, éstas sin duda contribuyen enriquecer al libro. Ahora, creo que también incurres en Ia idea de humanizar o desmitificar a los personajes biblicos, jcierto? Lode humanizarlos es sélo un intento de imaginarlos como habrian podido ser y no como aparecen en la hagiografia, ya que, en lo personal, la vida de un santo siempre me resulta profunda- mente aburrida y, por ascética, profun- damente repugnante. Si algo nos carac- teriza, es precisamente esa suerte de animalidad de la cual no podemos desprendernos nunca y que es, curiosa- mente, lo que nos humaniza. Entonces, el hecho de devolverle a un personaje, que ha sido brutalmente despojado, sus olores, miedos, deseos, miserias, y también su gloria, pero gloria con mintscula, como la de nosotros, me arecia un acto de justicia, Pero nunca ‘Ahora voy a humanizar a Noé, oa Eva”. No, por supuesto que no. Pero indudablemente un personaje que no tiene posibilidades de ser explotado en sus sentimientos, odios, deseos, temores, carece de importancia. Seria como 187 hablar de mufiecos, de meros personajes y no de personas, y yo aspiro a que mis personajes sean personas. Encuentro también un ambiente desolador en la novela. No existe la esperanza; la aridez la puebla, cosa que sucede también en tus cuentos. Creo que es necesario aclarar que la desesperanza que hay en mis cuentos y en la novela no debe ser interpretada como una falta de esperanza, no. La desesperanza, como ha dicho con gran lucidez Alvaro Mutis, no consiste en no tener esperanza, sino en tenerlaa pesar de que uno sabe que no hay esperanza, lo cual te brinda una gran lucidez. Ya mayor lucidez, mayor desesperanza, y a mayor desesperanza, mayor lucidez. Esto es algo muy claro en los personajes de los cuentos y en Jos de la novela. Claro, pero eso lo habia pensado en relacién con otra cosa: para los habitantes de tus cuentos el pasado es irrecuperable, el futuro es incierto y lo tinico que tienes es el presente. No exactamente. En la novela hay, si, una celebracién del pasado, pero creo que los personajes no conciben el presente como un bien. Recuerdo que en ‘uno de sus monélogos Adan dice que sélo en el pasado somos perfectos, porque en el pasado no existe la muerte ni el dolor, E] dolor del pasado es melancolia, que es una suerte de dicha triste. Parafra- seandoa Amado Nervo, podria decir que el pasado si existe; nosotros, en el presente, somos los que no existimos. Ahora, creo que también La isla de madera se nutre de la memoria, ipodrias hablar un poco sobre ello? Més que nutrirse, la celebra. Todos nosotros somos, de alguna manera, expulsados del paraiso y guardamos recuerdos de él, junto con la aspiracién de retorno al mismo. Por “x” o “y” circunstancia, somos expulsados del amor, de la infancia, de la juventud... y andamos de éxodo en éxodo y la realidad y el presente son los diluvios que destruyen nuestros paraisos. Por ello siempre hay esa impostergable necesidad de volver al pasado, de construir un paraiso. En una ocasién José Luis Rivas me conté algo muy bonito: cuando nifio, an- tes de dormirse, comenzaba a construir un arca imaginaria en la que subja todo aquello que é] amaba. Decia: voy a subir estos juguetes, tal muchacha, las toninas del mar, los caracoles, los peces del rio y el rio entero y todas esos arboles y aves maravillosas que habitan en sus poemas. Todos Ilevamos un area en la cabeza, y en ella subimos todo aquello que deseamos salvar del olvido y de la muerte, También, por supuesto, es una forma de combatir la soledad, de noestar solos, de hacernos compafiia con aquello que le es grato al corazén. Por iiltimo, Rafael, La isla de madera fue finalista del Premio “José Rubén Romero” y estd publicada por la Universidad Veracruzana. sQué signi- fica para ti? ‘Lo de ser finalista no signifies mucho, fue como un certificado de perdedor: “Usted fue finalista pero no gané”, Creo que el tinico valor que tienen los premios, sobre todo en México, es que le permiten a un escritor hacerse de “x” suma de dinero que, inevitablemente, gastaré en una fiesta y en libros, discos o algan cuadro. Fuera de ello, los premios no tienen nada que ver con la literatura. E] hecho de que un escritor haya ganado cinco o diez premios no significa que sea muy bueno, sino que ha sido afortunado. La historia de la literatura estd lena de grandes escri- tores que nunca han ganado nada. Respecto a la publicacién de la novela por parte de la Universidad Veracruzana, es para mi una gran satisfaccién. Eso si es un premio: el ingresar a un catdlogo tan prestigioso, no tan s6lo por los nombres que en él figuran sino por el carifio que me une a varios de ellos. Estoy seguro que yo no seria el escritor que soy sin el apoyo que, en su momento, me brindaron Sergio Galindo, Juan Vicente Melo y Luis Arturo Ramos, sin el alto ejemplo de Sergio Pitol, de José Luis Rivas. Estar en el catdlogo en el que ellos debutaron es para mf una gran satisfaccién. Qué esperas de La isla de Madera? Lo que todo escritor espera de sus libros: que sea leida, que suceda un milagro y se agote la primera edicién. Uno sélo espera que el juego continte: que alguien la lea y la reinvente. Juan Javier Mora R. 188

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