LA RAIZ DE LAS RAIGEe
Basta el diagnéstico sin la terapia? De ninguna manera.
Por consiguiente nos adentraremos, en algunas Propuestas
que podrian contribuir al trazo de un derrotero para esa
masa colorida, apelmazada e informe que es hoy gran parte
del pueblo evangélico en esta zona del mundo, con las ob-
vias excepciones de iglesias ponderadas pero minoritarias.
No olvidemos que los globos aerostaticos conquistan las al-
turas gracias a su carga de lastre. Pese a maravillosos esfuer-
z0s editoriales (como el de Vida) por dotar en forma facil,
eficaz y directa a los obreros cristianos con libros y videos
esencialistas, hubo
br eng todo el mundo puede ser m: le
Palabra con profundos conocimientos y grandes revelacio-
nes, pero no basta el simple entusiasmo a la hora de hacer
discfpulos.
La imperiosa urgencia de predicar el evangelio al mayor
ndamero de personas, en el mayor numero de lugares y en el
menor tiempo posible llevé a las denominaciones noveles a
valerse de neéfitos para la obra del ministerio; en tanto las
historicas se encerraban en el academicismo y la fria litur-
gia, como en una cartuja beatffica sin irradiar hacia el exte-Bi reto de Dios
1, Estas menguaron, como sometidas a un proceso bo)
rior
ron desmesurada pero anormalmente, en,
y aquellas crecie!
una especie de el
‘rudicién cerrada e ignorancia al