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1. EL PUESTO DEL HOMBRE EN LA NATURALEZA: Los seres humanos nos hemos extendido de tal forma sobre la Tierra, some tiendo a ottas especies animales bajo nuestto dominio, que nos sentimos los eyes de la creacién, El hombre ha modificado le superficie del planeta cons truyendo ciudades, earreteras, presas, desviando el curso de los cios, supti miendo la vegetacién, estableciendo cultivos, domesticando animales, de tal manera que parece que la Tierra es nuestro terreno privado. De este modo alteramos la vida de otras especies animales o vegetales, y mientras a unas las favorecemos o las modificamos, a otras las Hlevamos a su extincién, Nos des: plazamos a gran velocidad sobre la superficie del planeta, hasta poder encon trarnos en pocas horas a miles de kilémetros, 0 conseguimos comunicarnos casi instanténeamente con otros hombres que viven muy alejados. Nos senti- mos, en definitiva, los duefios de la Tierra y, quizé con el tiempo, del univer so més préximo que hemos comenzado a explorar. ‘Al set capaces de teflexionar sobre nuestras acciones y sobre sus conse. cuencias nos hemos considerado seres excepcionales dentvo de la naturaleza, Sintizndonos no s6lo por encima de los cestantes seres vivos, sino diferentes Y tnicos, Hemos creado dioses, atribuyéndoles lo que consideramos nuestras mejores cualidades, y damos por supuesto que tenemos con ellos relaciones especiales, distintas de las de los otros animales, Las tradiciones religiosas de casi todos los pueblos sostienen que el hombre he sido creado de manera ‘especial y para dominar sobre Ia naturaleza. Asi el Génesis, el:libro primero de Ia Biblia, que recoge la tradicién judaica, explica la creacién del hombre de este modo: 1Dijose entonces Dios: «Hlagamos al hombre a nuestra imagen y « nucstre semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados {y sobre todas las bestias de la testa y sobre cuants animales se mueven sobre ella YY ered Dios al hombre a imagen suya {Génesis, 1,26] En las tradiciones religiosss, la creacién del hombre y de los animales son hechos claramente diferenciados, y s6lo el hombre tiene alma, lo que le coloca a una distancia insalvable de los restantes animales. Pero en el siglo x1 el descubrimiento de la evolucién de las especies, o- bre todo por obra de! naturalista inglés Charles Darwin, puso de manifiesto 4 Jon Dea cunnno 1. Esguea del duracion comparetia de as elapas dela evolucin dels sees sae hades fo reciente que ba sida la aparci del homie omado de F. J. Ayala wi. Oh a sarcis del homie omado de F. J. Ayals, ta | _Parodo | _ fpoce ‘Aconteclmiantos ; Cuaterario | Pestocano Evolucén det hombre : Plioceno | Miocano 2] | two | geen | Rect en rartroe Faced . Paleocano ca ‘mos dinosourios rettcico Primeros primates 50] g Primera plantas con floras 3 4 oe Dinossuros an0| § Primeres aves —S Primeros memiferos Ban Tordpsidos dominantos $ ‘Eaneién marina importa $ Poeio marina importante bm Pelcosourios éominantes 2 |_Penavanionse rier repute : 8 g Pr opti je | _misiiptense Cordekses, Peridospormes 8 Primerosanfbios wo| 4 Dovénico Divensfcaién de os peces it con mandioules 0 Siice cat prey Gran dveriiacion 500 ails a | Primeros pecss ae Cémbco Primarescordados 3 | Primeros elementos esquoliticos eso| 3 | Primaros metazcos i Eiscaronss de cero bndo Primore trates de aniatos 700 | & a (calomados) EI pei del mie on oats . ct patenresco'del hombre con otros animales, y desde entonces a clencia 06 Sretcho mde que acumular datos mostrando nivstra relacin estrecha con re orspds seres vivos, lo cual ha ayudado enormemente a comprender por (Gue somos asi. Sin embargo, estamos tan acostumbrados + concebit la natu aieaa como algo que esti a nuestro servicio y que depende de nosotros, ave sare tamente seguimos olvidando que sélo somos una parte de ell, some: rarer ler Tepes que la rgen, y por tanto que somos objetos ene los objetos Mectes vivos entte los seres vivos, No siempre tenemos presenit ave 10 » te simoe ms que una especie animal enite otras muchas, regida por las coer veaas que todas las demas. Pero solo puede entenderse la natutaeza canrvey et tenemos presente que el hombre es un animal més de lor pe pueblan Ia Tierra’ Quiza éste sea el conocimiento ‘mas importante que debe svar presente todo el. que estudia el desarrollo picolégico humano y Watt Geentender cémo se forma le conducta. Por eso en este capitulo y en otros hparemos referencia a la conducts animal Sia ady coms una especie animal muy particular porque en un perfo- do de tiempo telativamente core, sobre toda silo comparamos con la hie oe ie reten hemos conseguido extendernos de manera prodigisa sobre Ula einfluir de forma premeditade sobre el curso de los acontecimientos nar furales en mucha mayor medida que ningin otzo ser vivo. wre usi,y aunque los antepasados més directos del barabre tienen una antigiedad de unos cuatro millones de afios y hace sa un millon y medio de afos aparecis el bomo erectus, con wnt capacidad 7a Ural semejante a fa de los hombres actuales, la accidn verdaderamente cera een del hombre sobre la Tierra es mucho més reciente y empexd fansttin sole unos miles o en todo caso decenas de miles de afios, Sin ef Eisforn este cont pesiode no se han producido cambios sustancales 69 les berB oe Geas fleas del hombre, por lo que no podemos atxibuir a ellas Ins

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