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\ | | | L BERTRAND RUSSELL EL CONOCIMIENTO HUMANO EDICIONES ORBIS, S.A. “ig CONOCIMIENTO INDIVIDUAL Y CONOCIMIENTO SOCIAL El conocimiento cientffico aspira a ser totalmente impersonal y trata de formular lo descubierto por el intelecto colectivo de la hu- manidad. En este capitulo examinaré en qué grado realiza esta aspiracién y qué elementos de conocimiento individual deben ser sacrificados para alcanzar todo el éxito posible. La comunidad sabe mds y menos, al mismo tiempo, que el in- dividuo; en su capacidad colectiva, conoce todo el contenido de las enciclopedias y todas las contribuciones a Jas Actas de las so- ciedades doctas, pero no conoce las cosas célidas e intimas que dan color y textura a una vida individual. Cuando un hombre dice: «Nunca podré transmitir el horror que senti al ver Buchenwald» o «no hay palabras para expresar mi alegria al ver nuevamente el mar después de pasar afios en un campo de concentracién», dice algo estricta y precisamente verdadero, pues posee, por su expe- riencia, un conocimiento que no poseen aquellos cuya experiencia ha sido diferente, y ese conocimiento no es completamente sus- ceptible de expresién verbal. Si es un artista de magnificas condi- ciones literarias, puede crear en lectores sensibles un estado de espiritu no demasiado diferente del suyo, pero si trata de aplicar a ello métodos cientfficos, el fluir de su experiencia se perder y disipard en un polvoriento desierto. EI lenguaje, nuestro tnico medio para comunicar conocimiento cientifico, es esencialmente social, tanto en su origen como en sus funciones principales. Es verdad que si un matematico, después de un naufragio, llegase a una isla desierta con un cuaderno y un lapiz, muy probablemente tratarfa de hacer més soportable su so- ledad efectuando célculos con el lenguaje de la matematica; tam- bién es cierto que un hombre puede llevar un diario que piensa i7 ™~ . ccultar « los ojos de todos excepto 108 propioe. p, cotidiano, la mayoria de nosotros usamos palabras t "Plano sar solitario. No obstante, el objeto principal dein. msto Me comunicacién, y para servir a tal fin debe ter pogh/*tuae lecto privado de invencién personal. Se desprende so, wn a que hay de més personal en la experiencia de cada ixigst® Gey # evaporarse en el proceso de su traslado al lenge! i400 tang e+ mAs, el mismo carécter piblico del lenguaje et" ¥. 10 qe tuna ilusién. Una serie determinada de palabras habiiey interpretada por oyentes capacitados de modo tal, sualmente la jurgarin verdadera o falsa, a pesar de lo cual no teas’ significado para todos. Las diferencias que no afectan si. © falsedad de un enunciado, por lo comiin tienen excasa i prictica y, por ende, son ignoradas, con el resultado de éreemos que nuestro mundo privado es mucho mas ‘exe mundo pblico de lo que realmente es Esto es fécil de probar, si examinamos el proceso se Mega a comprender el lenguaje. Hay dos maneras dep qué significa una palabra: una es por la definicién de le cen términos de otras palabras, lo que se lama definicion Ia otra es oyendo con frecuencia la palabra cuando ests el objeto que denota, lo que recibe el nombre de definicign siva. Es obvio que la definicién ostensiva es la Gnica posible comenzar, ya que 1a definicién verbal presupone el co de Tas palabras usadas en el definiens. Un adulto puede por definicion verbal que un pentégono es una figura Cinco lados, pero no es as{ como el nifio aprende el si de palabras cotidianas como «lluvia», «sol», «comid Estas se ensefian usando enféticamente la palabra apropiada tras el nifio observa el objeto correspondiente. En co el significado que el nifio Hega a asignar a la palabra es un ducto de su experiencia personal y varia segdn sus circu ¥ su sparato sensorial. Un nifio que experimenta con fi una suave Hovizna vincularé con la palabra «lluvia> ups diferente de In que se forme un nifio que sdlo ha expe tempestades tropicales. Un nifio corto de vista y otro de vista relacionarin imagenes diferentes con la palabra «cama Es verdad que la educacién trata de despersonalizar el guaje y ello con cierto grado de éxito. «Lluvia» ya no es él meno familiar, sino «gotas de agua que caen de las nubes tierra», y «agua» ya no es lo que moja, sino HO. En cosnto hidrégeno y el oxigeno, tienen definiciones verbales que aprendidas de memoria; que se las entienda 0 no, poco Asi, conforme avanza Ia instruccién, el mundo de las palabras separa cada vez mfs del mundo de los sentidos; se adquiert 2. Fal mente pablico, y hasta nuestros pensamientos mas intimos se he- cen adecuados para figurar en la encicloy Pero ya no podemos abrigar la esperanza de ser poet me = seco. Es un hecho importante el de que, cuanto més nos acercamos a Ia total abstraccién de la Iogica, tanto menor es ta inevitable di- ferencia entre distintas personas en cuanto al significado que asignan pueden tener exactamente el mismo significado Pp los Kigicos: tos. La matemética pura trabaja en su totalidad con com capaces de ser completamente piblicos e impersonales. La de esto es que no hay nada en ellas que derive de los sen- hy estos son la fuente de lo personal. El cuerpo es un sensi- ble instrumento registrador que transmite constantemente mensajes del mundo externo; los mensajes que llegan a un cuerpo NO son nunca los mismos que Hegan a otro cuerpo, aunque las exigencias pricticas y sociales nos han ensefiado mancras de pasar por alto Al cons hemos puesto de relieve los aspectos espacio-tem- porales de nuestras percepciones, que es el aspecto més abstracto y més afin @ la légica y la matemética. Lo hemos hecho en la busqueda de lo piblico, para comunicar lo comunicable y tapar ‘el resto con el oscuro manto del olvido. ‘Sin embargo, el espacio y el tiempo, conforme los conocen los seres humanos, en realidad no son tan impersonales como pre- tende Ia ciencia. Los tedlogos piensan que Dios contemple el es pacio y el tiempo desde fuera, imparcialmente, y con un conoci- miento uniforme de la totalidad; la ciencia trata de imitar esta imparcialidad con cierto éxito aparente, pero tal éxito es en parte ilusorio. Los seres humanos difieren del Dios de los tedlgops en el hecho de que su espacio y su tiempo tienen un aqui y un ahora. Lo que esté aqui y ahora es vivido; lo remoto presenta una oscuridad que crece gradualmente, Todo nuestro conocimiento de sucesos irradia de un centro espacio-temporal que es la pequefia region que ocupamos en el momento. «Aqui» es un término vago: en la cosmologia astronémica, la Via Léctea puede ser eaquir; en 19 GL estudio de la Via Léctea, «aqui» es el sistema sol : 5 istema solar; del sistema solar, «aqui» es la Tierra; en Hats nel i ne Beogratia, go fl Stu © el distrito en que vivimos; en los estudies fant: ich | ciudad no atribuyen, en ltimo anélisis, el mismo significado a las cifras sensacién, €s el cerebro, a diferencia del rests del cue? la 8 que Hegen, fagul» més vastos siempre conticnen otros menoree g<¥*PO. El mundo comdin en el que creemos vivir es una construccién, todos los «aqui» contienen el cerebro del que habla o mo, Pattes, en parte cientifica, en parte precientifica. Percibimos las mesag Consideraciones similares se aplican a «ahoray "© Patte deg, como circulares o rectany gulares, @ pesar de que un pintor. para racior a reproducir su apariencia, debe pintar elipses'o cuadrilsteror no La ciencia pretende eliminar el «aqui» y et «ahora» rectangulares. Vemos a una persona del mismo tamaiio, aproxi- Pear euessO on le superficie terrestre, demos gu pCi madamente, esté a medio metro de nosotros oa cuatro. Haste que Ja multiplicidad espacio-temporal asignéndole latited Tonge nuestra atencién no esté dirigida a los hechos, somos totalmente fecha. Por consiguiente, ya no ha » loneitud inconscientes de Tas correcciones que la experiencia nos ha obli nada personal en estoe™ c ; : en la medida en que nos contentamos con formals “lees Tago trecho desde el ihe ave ange a me tn perl asta ricas cuyo significado no se investiga con demasiods i's, tm. lar gnificado investiga asiada minucia al fisico que habla de eleetrones y protones, pero en tole ete tae biendo decidido arbitrariamente que la longitud a cia. Has ote aioe habla de electrones y protones, pero en todo este ti e ecto hay un propésito constante: eliminar la cubje idea lee Ja latitud del Eeusdor sefalan el punto cero, se siguan meh nsecion yea constants: elimina ta subjet pope titudes y longitudes. Pero Zqué es «Greenwichs? ‘No gp tS ser el mismo para todos los perceptores. La diferencig entre lo de término que deba aparecer en un examen imparvial det (22 ue se experimenta por los sentidos y lo que se eree objetivo a. verso, y su definicién no es matemética, La mejor mare tt menta graduelmente; el perfil con dos ojos del nifio es atin muy definie «Greenwich» es levar alli a un hombre'y deca, 4 similar @ lo que se ve, pero los electrones y- protones tienen slo Bate Grrenwtich». Si algin otro ya ha determinado la latiud’y | una remota semejanca de estructura legica. Sip enbarge nen Cok longitud del lugar donde estamos, «Greenwich» puede trones y protones tienen el merito de que fal ves sean'le que sea por su latitud y longitud con respecto a tal lugar; por ejemple mente exist donde no hay Grganos, semsorales, mints gue es se encuentra tantos grados al este y tantos grades ‘al sul Sear ae toe sppesttos datos visuales inmediatos no son lo que Nueva York. Pero esto no permite desembarazarse del carats ocurre en los objetos fisicos que decimos ver. que ahora seré Nueva York en vez de Greenwich. La existencia de electrones y protones —suponiendo que sea cientificamente correcto creer en ellos— no depende de que sean Ademés, es absurdo definir Greenwich o Nueva York por su percibidos; por el contraio, hay todo género de razones para creet latitud y longitud. Greenwich es un lugar real, habitado por por que existieron durante épocas incontables antes. de. que. hubiera sonas reales y que contiene edificios anteriores a su posicidn des erceptores en el Universo. Pero aunque la pereepcién no sea ne- tacada como longitud. Por supuesto, podemos describir Greenwich, cesarla para su existencia, sf lo es para darmos razones que nos i de haber otra ciudad con iguales caracteristicas, permitan creer en su existencia. Hace cientos de miles de aos, pero siempre puede de que nuestra decripcién no se sniea tuna vasta y remota regién emitié un nimero increible de fotones, i eres eles ane a conseguirlo es mencionar que atravesaron el universo en todas direcciones. Por iiltimo, unos ing nic é sual cau- a ningdn otro lugar, el iigdn otro lugar, por ejemplo, diclendo Pocos de ellos chocaron con una placa fotogrifica en la cual caw- su posicin con respecto a alg eeondres, Tamesis.ebajo- saron cambios quimicos que vuelven negras partes de la placa que esté a tantas millas del Puente de Londres, Témesis aba cuando Ja examina un astrénomo. Este tenue efecto sobre un Pero entonces tendremos que definir el Puente de Londres, la necesidad de deft organismo mintsculo pero altamente adecuado es nuestra nica mos con la Tarde 0 temprano nos enfrentarei ‘definiciOn ego raz6n para creer en la existencia de una nebulosa comparable en petseaa! ui», y ésta es una defini tamafio a la Via Léctea. El orden del ‘conocimiento es el inverso Sa tal ugar en cuestion no es «aqui» para todo 4 del orden causal. En el orden del conocimiento, lo primero es la ade TL veo heye mnera de escapar de esta conclusént breve experiencia subjetiva del astrénomo que contempla una forma jarundo yy Lelaves ey ah rea 1 problema. Pero no hay nite de partes negras y blancas, y lo tiltimo es la nebulesa, vasta, re- oon ee ir Te aeeccepar, y mientras no se halle uot mota y perteneciente a un pasado distante. guna manera obvia o fécil de escapar, y milan ti estin inf: | Al considerar las razones para creer en cualquier afirmacién salida, todas las detemainaciones elaine) ¥ ignifica que, aunque empirica, no podemos escapar de la percepcién, con todas sus tadas por la subjetividad del «aqui latitud y longitud a un luge diferentes personas asignen la misma a limitaciones personales. En qué medida la informacién nemos de esta fuente turbia puede ser purificada en el filtro método cientifico y emerger con una resplandeciente Y diving de parcialidad, es una cuestién dificil a la que habremos de de ‘a mucha atencién. Pero hay algo que es obvio desde el comj sdlo en la medida en que el dato inicial de Percepcién seg cna fiable puede haber alguna razén para aceptar el vasto edificig césmico inferencial que se basa en él. No sugiero que el dato inicial de Percepcién deba ace como indudable; esto no es en modo alguno asi. Hay métodos bien conocidos para aumentar o debilitar la fuerza del testimonio ind. vidual; en los tribunales se usan ciertos métodos, en la Ciencia se usan otros un poco diferentes. Pero todos dependen del prin. cipio de que debe asignarse algiin peso a cada elemento testimonial, pues sdlo en virtud de este Principio puede sostenerse que una serie de testimonios concordantes otorgan una elevada probabi- lidad. Las percepciones individuales son la base de todo nuestro conocimiento, y no existe ningtin método por el que podamos par- tir de datos ptblicos, compartidos por muchos observadores.

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