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Cave Gémee 3 ese de). Laplanche yJ de F Cervances, Bere El malestar en la cultura* No podemos eludir la impresi sus apre anhela para siy admira en los demnds el po i precia, en cambio, los valores gemuinos que general ic esta especi srada variedad cexisten, en efecto, algunos seres de sus coctneos, pese a que su grandeza reposa en cualidades y obras mu sobjetivos ylos ideales de las masas. Se pretenderé a que reconoce {grandes hombres, mientras quela gran saber de ellos; pero las diserepancias entre las ideas y las a- Publicado en 1930 1 amplias y sus deseos tan tan sim- mis fii filo he comprendido rrectamente, 8¢ refi convencional hace 1o exterior. Debo conte: pertenencia a la tota rcter de una pene Pere para exo tiene mas acompajiada, 0 a jado de percibir, qu nos afect actos cognoscitivos d persona semejante negar su ocurrencia 1 te, pues, a establecer si es interpretado correctamente be set aceptado como fons et orig de toda urgen in se red ysi reli aunque se rech Esta declarac ptest6 cierta vez expr locs en tno no logto descubrir en n manera alguna es tarea grata someter los frece al instante el si jones normnales nada nos o la sensaci6n de nucs: fe yo se nos presenta ler esta tarea se nos ie razonamiento. En 0 parece tan seguro y establecido de nuestro propio ¥ pero cuando esto no es posible -y me temo qt sentimiento ocednico se sustraeri a sem 38 cig entre el yo y el ello- ia es engafiosa; 4 0, sin limites pre nconsciente que deno: ites clarosy precisos. 1, si bien extraordin gece mantener su arcacién del yo frente ites legan a ser smo, percepciones, pensemiento s y no pertenecieran al yo; se atribuye al mundo exterior lo que a yo y deberia ser reconocido por Prosiguiendo nuestra reflexién, hemos de d lel dulto no puede aber sido el mismo con cierto grado de probabilidad. we su yo de un mi Eliade te lo aprei es de excitacién ~que mas conocerii como los érganos de su c sean susceptibles 1 otras se le sustraet a ‘materno-, logrando s6l ‘sto es, para ltiplese inevitables sensaciones de dolor y displacer que lacer induce a abo ‘con un 10-70, co y amensi ites de este primitivo yo placiente no pueden esc siores impuestos por la experiencia. Gran se quisiera abandonar por st ¢ sembarazarse sesultan ser inseparables del y procedencia interna, C mbre aprende a domi cionada delos s permite discernitlo terior (pertenecient jo), dando asi percibidas o amenazantes, ddefenderse contra ciertos estimulos displacientes emanados de su interior, aplique los mismos métodos que le sirven contra el displacer de origen externo, habré de convertitse cen origen de importantes trastornos patolégicos. ‘De esta manera, pues el 70 se desliga del mundo exterior, it: originalmente el 0 | Juego, desprende de si Nuestro actual sentido yoico no es, por consi se el residuo atrofindo de un sentimicnto més amp! dde envergadura universal, que correspondfa a una comuni cacién mis intima entze el yo y el mundo circundante. Si cabe aceptar que este sentido yoico primatio subsiste ~en mayor o menor grado en la vida anfmica de muchos seres hhumanos, debe considerirsele como una especie de equiva- jiento yoico del adulto, cuyos li idos, De esta suerte, los contenidos Te corresponden serian precisamente los de con el ‘Todo, los mismos que mi ‘emplea para ejemplificar el sentimiento «oceénico» ero gacaso tenemos el derecho de admitir estas cia de lo primitive junto a lo ulterior, que de é se ha dese rrollad Sin duda alguna, pues los fenémenos de esta indole nada tienen de extrafio, ni en la esfera psfquica ni en otra cual uiera. Asien lo que se refiere ala serie zool6gica, susten hipétesis de que las especies inés evolucionadas ‘ido de las inferiozes; pero atin hoy hallamos, entre formas simples de la vida. Los gean cunstancia de que el yo, al oe des saurios se han © infferos; pero ain vi rnuino de ese orden: el cocodsilo, Esta analogin pus parecer demasiado remota, . por otra parte, adolece de que ls especies inferiores sobr Jerdaderas antecesoras de las actuales, més evolucionadas. Por regla general, han desaparecido los e dios, gue mos a través de sur io, en el terreno la conservaci tivo junto a Jo evolucionado que dio origen es tan fre que sei meno obedece casi siempre a una bifurcac va de determinada ac ode una tendencia instintiva se ha sustrafdo a toda vodificaciOn, mientras que el resto siguié la via del desa- rrollo progresivo. 108 aqu{ el problema genet nas elabor tan seductor e importante que podemos concederle nues tra atenci6n por un we a que la oportunidad wo parezca muy justificada, Habiendo superado Ia con cerrénea de que te para noso: tres, significa la destruceién 0 aniquilacién del resto mne- nonico, nos inclinamos a la concepeién contraria de que ‘en la vida psfquica nada de lo una vez formado puede de- saparecer jams; todo se conserva de alguna manera y Puc de volver a surgir en cizcunstancias favorables, como, Por tjemplo, mediante una regresién de suficiente profun didad. “Tratemos de representarnos lo que esta hipétesis significa mediante una comparacién que nos llevaré a otro terreno. "Tomemos como ejemplo la evolucién dela Ja conservacién en pero 6 Los histor uurbano fuela Roma quadrata, ws Palatino, A esta primera fase siguié el tin, fosi6n de las linas; més tarde apareci Servio Tulio, y atin mas recientement transformaciones de la Repablica y del Primer Imperio, el recinto que el emperad las. No hemos de persegi {que suftié la ciudad, pregunténdonos, en cambio, qué res 108 de esas fases pasadas hallard ai Roma actual un 1 suponemos dorado d ‘4 hallar trozos del muro serv 1 las excavaciones. Provis tes -superiores a los dela a trazar en el cuadro urbano actual t de la Roma quadrata; pero de las fguo recinto no desaparecido, Aun dotado del mejor conocimi icana, sélo podria sefialar n ocupados por ruinas, pero ni si 1s monumentos, sino pot las de re- jecutadas después deincendios todo su porte pri septizonium de Septimio las estatuas que las adornas étera, Pero atin més: en el a el Palazzo Caffareli veriamos de eltemplo de Jupiter Ca no sélo en su for romanos dea €poca ceséirea, rmismo solar, ‘més, en este terreno, Ia iglesia Maria sopra Miner sobre el cual fue edificada, Y bas: mirada au otra de into de observacién para hacer surg Evidentemente, no tiene objeto alguno seguir el hilo de nos lleva alo inconcebible y aun a lo ab- sentar espacialmente la suc si6n histérica, slo podremos hacerlo mediante Ia yuxtapo: 65 Elmalesa en lnc j6n en el espacio, pues éste no acepta dos contenidos tos. Nuestro intento parece ser un juege 4 a justficacién es la de mostrarnos cuan lejos nos encontra captar las caracteristicas de la vida psiqh mediante la representacién descriptiva. ‘Adin tendriamos que enfrentarnos con otra objecién. Se suntaré por qué recurrimos precisamente al pasado lad para compararlo con el pasado ani de que sus te én, Pero. su pasado sea menos agitado que el de Roma, aunque, como Londres, iis apac y reconst para semejante comparacién cot ilustrativo efecto de con mento y, renun« lo caso, es mas afin alo ps el humano, Pero ta tad. Las Fass ten en forma alguna, sino que se agotan en las ulteriores, han suministrado. Es imposible demostrar embrién en el adult tuido por tejido conectivo duran do de existir; es verdad que en los huesos largos del adulto podemos trazar el contorno del infantil; pero éste ha des parecido al alargarse y engrosarse para alcanzar su forma definitiva. Por consiguiente, debemos someternos a la com. 66 sariamente condenado a la destrucci6n. A psiguico no deja de ser posible -como norma o excepeio nalmente- que muchos eleme: edida, que ya ning ‘Asi pues, estamos plenamente dispuestos a acept ichos seres existe un «sentimiento oceénico»,q nes pi como fuente de Por mi parte, esta pretensién no me pare pues un o puede cs expresién de una necesidad imperiosa. En cuanto a cién del desamparo «que aqué suscita, tanto te desde la infancia, sino que es re- snimado sin cesar por la angustia ante la omnipotencia d posible indicar ninguna necesidad in. o Ha fa ran poderosa como la venido a relacionarse ulteriormente co n-el-todo, implicito en su contenido ideati le curiosidad és extraordinarias y convert ‘me aseguré que mediante las Otro de mis amigo cicntifica a las experiencias rando de manera particular, mente a desper tar en s{ mismo nuevas sensaciones y sentimientos difusos, , profundamente soterrad 108 como pruebas, e sabiduria de la muchos estads Mas yo siento el impu de Schiller: {léprese quien re 2 cia guardari su vida y recom pensar © ultraterrena las eventuales pri vaciones gue sufra en ésta 0 dre grandiosa te seria capaz de comprender ls nec overse ante sus rucgos, ser aplacado por las de su arvepe: ayoria de los mortales varse por sobre semejante concepcién de Is millante aiin es reconocer ¢ éneos que, abligados a reconocer la posi 6n, intentan, no obstante, del creyentes, para ex: re del Scfios, a aquellos de las més excelsas me abstracto, i algunas “A

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