Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
XXI, Servicio Editorial Universitario del País Vasco, Guipúzcoa, cap 4 pp 79-94.
Kepa Sodupe
Con la colaboración de: Mariano Ferrero
Leire Moure Izaskun Elizondo
CAPÍTULO 4
EL NEORREALISMO
El neorrealismo representa en nuestros días una parte muy importante del mainstream disciplinar. En
buena medida, hablar de neorrealismo es hablar de K. N. Waltz y, en particular, de su libro Teoría de la
Política Internacional. Esta publicación puede compararse, en cuanto a su importancia paradigmática, con la
de H. J. Morgenthau Politics among Nations, 1.
Entre sus críticos, las ideas de Waltz han merecido distinta consideración. Así, en un extremo estaría la
opinión de J. G. Ruggie para quien Teoría de la Política Internacional es, pese a todo, una de las principales
contribuciones a la teoría de las Relaciones Internacionales desde la aparición de otro libro suyo previo Man,
the State and War, 2. En el otro extremo, se encontraría el punto de vista de J. George. Este autor sostiene
que solamente la ausencia de una capacidad reflexiva crítica en la disciplina permite que "se haya otorgado
tan alto status a una obra de tan poca sustancia", 3.
En cualquier caso, veinte años después de su edición, Teoría de la Política Internacional continúa siendo
una referencia de primer orden para autores, tanto en el bando racionalista como reflectivista. Ha dado lugar
a una infinidad de libros y artículos que han tenido su contenido como tema central de estudio. S. Guzzini
afirma que si Teoría de la Política Internacional no hubiera sido escrita, la disciplina no habría tenido más
remedio que inventarla, 4. Puede decirse que las críticas dirigidas por un grupo de autores, como Ruggie,
Ashely y Cox a la obra de Waltz representaron el germen del enfoque reflectivista. Más recientemente, en el
libro publicado por A. Wendt Social Theory ofInternational Politics, integrado en este enfoque, queda paten-
te la influencia de Waltz. Este autor, uno de los principales exponentes del constructivismo, procede a
desarrollar sus ideas, tomando como punto de arranque una exposición de los rasgos más fundamentales de
Teoría de la Política Internacional.
4.1. REALISMO TRADICIONAL Y NEORREALISMO
La significación del neorrealismo reside más en la sistematización del realismo tradicional que en la
elaboración de un nuevo tipo de teoría. El realismo tradicional adoleció quizás de una presentación poco
rigurosa de sus postulados, 5. H. J. Morgenthau y S. Hofímann, dos de los principales autores de esta
escuela, nunca desarrollaron una visión ordenada de la misma. Frente a esta deficiencia, la pretensión de
Waltz es la de imprimir a su obra un carácter científico. El término neorrealismo sugiere, al mismo tiempo,
continuidad y diferenciación con el pasado. Transmite, por una parte, la existencia de vínculos con el
realismo tradicional y, por otra, la aportación de algo nuevo, de algo original. En el capítulo 2, con motivo
de la descripción del paradigma estatocéntrico, se hizo una breve referencia a premisas que contribuían a
dotarle de un contenido específico. Cabe quizás retomar aquí de nuevo esta cuestión para poner de relieve
las características que unen a todos los autores realistas. Estas son las siguientes, 6:
1. El Estado es, sin duda, el actor central. La esencia de la realidad social es el grupo más que el individuo.
Desde la Paz de Westfalia, el grupo por excelencia es el Estado. Otros actores, como las organizaciones in-
ternacionales, están en una posición subordinada, debiendo operar en el marco establecido por este último.
2. La naturaleza de la vida política internacional es esencialmente con- flictiva. Los Estados se
desenvuelven en un medio anárquico, carente de una autoridad central, en el que las relaciones entre
ellos se desarrollan "a la sombra de la guerra".
3. La motivación humana primordial viene dada por el poder y la seguridad. Los realistas proclaman la
autonomía de lo político con respecto a lo económico y social. Todos los demás objetivos quedan
supedita-
. dos a la satisfacción de las necesidades de poder y seguridad.
4. Los Estados son actores racionales, autónomos y unitarios. Destacar aquí únicamente que por autonomía
se entiende que los Estados son capaces de definir y perseguir sus propios intereses, con independencia
del parecer de los grandes grupos de presión que se hallen dentro de los mismos.
Pero, como decíamos, el neorrealismo se distingue por determinadas aportaciones originales. La
afirmación de que el neorrealismo no supone tanto la elaboración de una nueva teoría como la
sistematización del realismo tradicional no puede dar a entender una excesiva coincidencia entre los pos-
tulados del realismo tradicional y del neorrealismo. Es posible destacar algunas diferencias significativas
entre estas dos versiones del realismo. Enumeradas brevemente son las siguientes, 7:
1. Las fuentes en las que beben los autores de dichas versiones no son las mismas. El realismo tradicional
recurre predominantemente a la sociología y la historia, mientras que el neorrealismo es deudor de la
teoría económica.
2. El realismo tradicional considera el poder como un fin en sí mismo y establece como objetivo
fundamental de la acción estatal el logro de su maximización. El realismo estructural, por su parte,
contempla el poder como un medio. La preocupación que guía a los Estados no es el poder, sino la
seguridad.
Notas Capítulo 4
9 Ibidem, p. 16.
10 Ibidem, p. 103.
11 Ibidem, p. 20.
12 Ibidem, p. 21.
13 Ibidem,?. 181.
14 H. Mouritzen rechaza la caracterización de K. N. Waltz como un positivista clásico. En sentido
contrario destaca las coincidencias que, en cuestiones de filosofía de la ciencia, presenta este autor con K.
Popper. Ver su contribución: "Kenneth Waltz: A Critical Rationalist between International Politics and
Foreign Policy", en Y. V. Neumann and O. Waever, The Future of International.Relations: Masters in the
Making, London, Routledge, 1997, pp.-70- 74.
15 Waltz contrapone las teorías sistémicas, por las que él se inclina, con la teorías reduccionistas. Como
se verá más adelante, este autor, como consecuencia de la estrecha definición de sistema que defiende,
tiende a coniundir los conceptos de sistema y estructura. En realidad, hubiera sido más correcto emplear la
expresión teoría "estructural" en lugar de la de teoría "sistémica". En el texto se ha respetado la referencia a
teorías sistémicas hecha por Waltz, pero sería útil tener en cuenta esta observación. A este respecto, pueden
verse los comentarios de B. Buzan en el capítulo siguiente.
16 K. N. Waltz, Teoría de la Política Internacional, op. cit., p. 91.
17 K. N. Waltz, Man, the State and War, New York, Columbia University Press, 1959, pp. 159-238.
18 K. N. Waltz, Teoría de la Política Internacional, op. cit., p. 98.
19 Ibidem, p. 99.
20 K. N. Waltz, "Realist Thought and Neorealist Theory", op. cit., p. 30.
21 K. N. Waltz, Teoría de la Política Internacional, op. cit., p. 104.
22 Ibidem, p. 105.
23 Ibidem,-p. 111.
24 Ibidem, p. 114. .
25 Ibidem, p. 116.
26 La importancia que dentro de la teoría neorrealista tiene el enfoque estructural es puesta de
manifiesto también por sus críticos. No obstante, autores como Ashley, después de establecer un
paralelismo entre el estructuralismo, como corriente general de pensamiento, y el neorrealismo, subrayan
los aspectos específicos que distinguen a este último. Ver por ejemplo: R. K. Ashley, "The Poverty
ofNeorealism", en R. O. Keohane (Ed.), Neorealism andlts Critics, op. cit., pp. 263-67.
27 K. N. Waltz, Teoría de la Política Internacional, op. cit., p. 119.
28 Ibidem,?. 120.
29 Ibidem,?. 123.
30 Ibidem,?. 132.
31 Ibidem,?. 139.
32 Ibidem, p. 145.
33 Un buen número de críticas se dirigirán a este punto de la obra de Waltz. Entre ellas, ver: J. M. Gabriel,
Worldviews and Theories of International Relations, London, Macmillan,
1994, p, 85.
34 K. N. Waltz, Teoría de la Política Internacional, op. cit., p. 146.
35 R. Aron subraya que además de las relaciones de fuerzas, las ideas y los sentimientos también
influyen en el comportamiento de los Estados. Denomina sistemas homogéneos "aquellos en los cuales los
Estados pertenecen al mismo tipo y obedecen al mismo concepto de la política". Denomina sistemas
heterogéneos, en un sentido muy distinto, aquellos "en los que los Estados están organizados de acuerdo con
otros principios y proclaman valores contradictorios". El sistema internacional a partir de 1945, por
ejemplo, fue simultáneamente bipolar y heterogéneo. Ver: R. Aron, Paz y Guerra entre las Naciones,
Madrid, Alianza Editorial, (1962) 1985, tomo I, p. 140.
36 K. N. Waltz, Teoría de la Política Internacional, op. cit., p. 136.
37 Ibidem, p. 109.
38 Ibidem, p. 134.
39 Ibidem, v- 136
40 Ibidem, p. 164.
41 Ibidem, p. 165
42 Lo acaecido con la OTAN tras la desaparición de la guerra fría hace que Waltz se ratifique en sus
tesis sobre el papel de las organizaciones internacionales. Para este autor, la supervivencia y expansión de la
OTAN dice mucho sobre el poder y la influencia estadounidense y poco sobre las instituciones como
entidades multilaterales. A su juicio, la capacidad de los Estados Unidos para prolongar la vida de una
institución moribunda ilustra perfectamente cómo las instituciones internacionales son creadas y mantenidas
por Estados fuertes para servir a sus intereses. Ver: K. N. Waltz, "The Balance of Power and NATO
Expansión" Univer- sity of California, Berkeley (Center for Germán and European Studies), Working Paper
5.66, October, 1998, p. 5. En este mismo sentido, ver también su artículo: "Structural Realism after the Cold
War", International Security, Vol. 25, n.° 1,2000, p. 20.
43 K. N. Waltz, Teoría de la Política Internacional, op. cit., p. 157.
44 Con independencia de la exposición más detallada que se realiza al tratar la discusión entre
neorrealistas y neoliberales sobre la cuestión de ganancias relativas-ganancias absolutas, pueden
mencionarse algunos análisis más actuales de las relaciones de cooperación entre Estados que reflejan la
posición de Waltz. Ver por ejemplo: M. Mastanduno, "Do relative Gains Matter? America's Response to
Japanese Industrial Policy", International Security, Vol. 16, Summer, 1991; S. D. Krasner, "Global
Communications and National Power: Life on the Pareto Frontier", World Politics, Vol. 43, April, 1992.
48 Ibidem, p. 176.
49 Ibidem, p. 180.
50 Ibidem, p. 199.
51 Ya en los años sesenta, hubo una intensa polémica sobre cuál de las dos principales configuraciones
estructurales, la multipolar o la bipolar, eran más propicias al mantenimiento de la estabilidad
internacional. Entre las más notables aportaciones a esa polémica se encuentran: K. N. Waltz, "The
Stability of a Bipolar World", Daedalus, Vol. 93, n.° 4, 1964; K. W. Deutsch and J. D. Singer, "Multipolar
Power Systems and International Stability", World Politics, Vol. 16, n." 3, 1964; M. Haas, "International
Subsystems: Stability and Polarity", American Political Science Review, Vol. 64, n.° 2, 1970. Precisamente
en su libro Teoría de la Política Internacional, Waltz critica, aduciendo razones metodológicas, una de las
contribuciones más relevantes del Proyecto Correlates of War por no refrendar enteramente su hipótesis
sobre bipolaridad y estabilidad. Sobre esta contribución, ver: J. D. Singer, S. Bremer and J. Stuckey,
"Capability Distribution, Uncerttainty, and Major Power Wars, 1820-1965", en B. M. Russett (Ed.), Peace,
War, and Numbers, Beverly Hills, Sage,
197T. En un artículo escrito en 1993, Waltz afirma que "la paz más duradera que el mundo ha conocido
descansó en dos pilares la bipolaridad y las armas nucleares". Waltz siempre ha reconocido la importancia
de las armas nucleares, aunque en su obra han ocupado una posición secundaria con respecto a la polaridad.
Sin embargo, en sus últimos escritos parece reforzar el papel de las armas nucleares, alejándose así de una
teoría estrictamente estructural. Ver: K. Waltz, "The Emergent Stnicture of International Politics",
International Security, Vol. 18, n.° 2, 1993, p. 42. Para un comentario en esta misma dirección, puede
consultarse H. Mouritzen, op. cit., p. 82.