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La ciudad infinita la luna de los/as poetas:

Todos los poemas del pasado, del presente y del futuro nos son sino fragmentos de un solo
poema infinito

Shelley

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La hora de la luna
https://elpais.com/ciencia/2023-03-18/que-hora-es-en-la-luna-en-busca-
de-un-horario-unificado-para-las-misiones-espaciales.html?event_log=fa

La huella indeleble.

Dicen que las primeras huellas en la Luna estarán allí durante un millón de
años. No hay viento que las difumine o las vaya a borrar. Las pisadas que
dejaron esos primeros astronautas sobre nuestro satélite particular son
trazas de nuestra civilización en un mundo alterno.
La conquista de los dioses de antaño para dejarlos convertidos en parte de
nuestro orbe ecuménico, desflorada su esencia de pureza sagrada, a la
vez, que redefinida a través de la eternalización de las acciones humanas.
Ahora la luna ya no es la luna sino otro espacio transitado en el que
acaeció algo de lo humano. Se clavó una bandera, se caminó sobre ella, se
jugó al golf y se hicieron diferentes agujeros para recooger muestras con
la intención de llegar a una mayor cognoscibilidad de nuestra mutua
identidad en el contacto.
Ahora esa pequeña parcela dentro del mar de la tranquilidad es un lugar
sagrado en el que los seres humanos dejaron impresa su mácula secular.
Una alucinación para loas poetas que antaño miraron esa esfera en el
cielo sabiéndola inexpugnable en su belleza sobrecogedora. Una traición a
loas astrólogoas de la antigüedad que postularon la trascendencia de
dicho ojo escrutador respecto a nuestras ínfimas y subyugadas vidas sin
sospechar que un día llegaríamos a conquistar su intimidad arrebolada
hasta desflorar su himen de soledad.
Y así hemos dejado nuestro estigma en forma de huellas de botas de
astronauta sobre el regolito lunar para solaz de las generaciones futuras
que sabrán de ese hito iniciático que no nos deja volver hacia atrás. A ese
momento, en que podíamos soñar con una luna imaginada que era
símbolo de la belleza en el universo y podía inspirar las más insignes
mitologías y los más conspicuos poemas.
Ahora, tan solo, en rigor, podemos describir la hazaña humana, las cursis
palabras preparadas de antemano, la fotografía icónica de una de las
huellas que perdurará para siempre más allá de la impertérrita pisada
original en la imaginación de los pueblos mientras la humanidad perdure
en el recuerdo compartido de una vivencia común que estará allí presente
para conformar la identidad innata de las generaciones futuras de los
seres venideros que habrán de nacer, pero que cuando lo hagan, ya
formarán parte de una especie que ha llegado a la luna, que ha dejado su
huella indeleble por siempre sobre la faz de la diosa Selene (no podemos
despisar la luna) que ha habitado por un instante su piel de ceniza para
toda la eternidad.

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