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Eric Michaud Las invasiones barbaras Una genealogia de la historia del arte Traduecién de Antonio Oviedo ‘Adriana Hidalgo editora Ir s/c Mie el Chala as A ne retains “Tl orga: esi are “Tne: Antonio Oviedo Er Fabia Leben isto: Gaba Di Gap Produc: Mana Ler ein Angina "Felcén on puss (© Eaions Gallimard, 2015 (© Adina Hidalgo edors SA, 2017 ‘deans com ISBN Arent: 978-987-4159-157 ISBN Eats 978 616287-055 omen fie ogee Silla ae es unin ap ea Pg ead in ot cin yoann emir Einilges anand cei yen ‘ened ahem en es Queda echa dpi qu inna ey 11.725, Prob a epedacin pac o eal sin permit cto a: lec. Tor derecho ead, LAS INVASIONES BARBARAS fnpice Inraopucer6n 9 Cavteuve L DBL GUSTO DE LAS NACIONES AL “ESTILO DE RAZA” ene 27 el gusto al estilo: cransmisién socal y tansmision bioldgica 38 "Come un salo| = 49 ‘Razas, pueblos, naciones: porosidad y confusions 57 Giovanni Morell: los indicios de la raza 8 Carte Avtomipsis ¥ AUToRRETRATOS DE DIOSES La invencin del peel griego ‘Autorretratos de dioses y auromimesis Circus natu” = 02, El principio fisiognémico 14 (Captruze IT LAs 1vvAsIONES BARBARAS (0 LA RACIALIZACION DE LA HISTORIA DEL ARTE vornoewom 127 Desbarbarizar a los birbaros 129 Inversién romintica 138 ‘La larga y oscura incubacién barbara. 14 EI Kenawolen de los germanos y ltempo estatfcado -.. 150 Cavfruvo IV UN NUEVO Armano: BL Junio SIN ARTE “Una caricatura epugnante del esprieu alemsn” 159 163 Retratos del vaei0 166 “Un pequesia judi Feo”. vo WIS El judo “destructor de euleura 181 Una raza sald del desierto 188 CariruioV LA SANGRE DE 10S BARDAROS: ESTILO Y HERENCIA wonsne 195, Mezcla de lenguas, mezcla de razas 196 Evolucién: de la actilidad antigua del sur alt opticalidad moderna del norte 200 Los otigenes del gético y la sangre de los birbaros 205 Aaavismo, despertares y supervivencias eannsnninenenne 218, 'B{“sentimiento nacional de la forma” y-el cuerpo de la raza a) *Encontrar ls antiguos puchlos en os modernos” ‘constantesartstcas petsistencia de 12s 12225 .-mnenenenne 236 Epitoco LA ETNIZACION DEL ARTE CONTEMPORANEO .. 1253 AGRADECIMIENTOS ue 269 Noms 271 LisTaDO DE ILUSTRACIONES.. 324 Inrropucci6n ‘SOBRE UN FANTASMA DE FI La historia del arte comenz6 con las invasiones birbaras. CCiertamente esto no quiere decir que fue escrita desde las inva- siones del Imperio Romano conelucidas, en ls siglos IV yV de nuestra era, por los lamados pueblos birbaros o germinicos. Y menos todavia qu: el arte no hubicra tenido historia antes de esas “grandes” imvasiones. Esto significa quewnalverdadera demnidad, es deci, ‘Tampoco como la ctéstrofe que precipité a Europa en laos curidad de la Edad Media, sino por el contrario como la salida, saludable de un largo perfodo de estancamiento que slo podia acabar en la descomposicin, Hasta alrededor de la mitad del siglo XVII, la irrup:ién de los bérbaros habia producido su ddecadencia y su cae. A partir del 1800, la sangre nueva de las tazas del norte habia traido la renovacién, el rejwvenecimiento fisiolégico, cultural y politico de los pueblos del imperio: “El aluvién de barbaros sexpandi sobre as naciones languidecien- tes; la vida inmovilizda era refrescada por una sangre nueva, yy las ramas secas loecian” Tal fue la imagen fjada durante largo tiempo en los espirtus.¥ esta imagen poderosa era por- tadora de representaciones de pucblosvigorosos, dotados de un desbordanteinstnto creador que crueimentefaltaba tanto alos romanos decadentes como a los pueblos que estaban some- tidos a ellos. Diseminandose en el imperio, la sangee nueva de los birbaros no habia destruido nada: habia conservado lo antiguo aportando un arte nuevo, necesariamente antirroma- no y antclsico, cuya herencia todavia era manifiesta en toda Europa quince siglos mas tarde. Es con este relato fantéstico {ue los estilo artistas, muy frecuentemente, cayeron en una completa dependencia de la sangre y de a raza, 1 Numeross Haire dees soo XVII XIK com placan en trazar de los birbaros unos retratos de pueblos canto mds Fuerte cuanto que eran considerados racial o étnicamente Jhomoggneos. La ctnografia dela Antigiedad les proporcionabs, enefecto, sus rhodelos, Fundados sobre el dable postulado dela homo de la continuidad de Tos pucblos“extranjros” miko Tico zno labia desctipro, Balser dl so |, rmultitud de los pueblos que Vamaba germénicos como una Sinica poblacign sin mezcay de raza pura? Sus rasgosFisicos, asegurabs (Germania, IV), son “en todos lads los mismos Diversidad y complejidad donde viven, uniformidad y simpli- Cidad en otro lugar. Como también Jo notaba un ineegrance de 1a Enyelopédie? los hombres se parecen mucho mis entre los € puchlos savas que ent los pucbloscivilizadas, A lo cual se agregaba, como en-Pinia cl Virjo, un principio de consinui- los mismos rasgos fisicos y morales.’ Es CCreaci6n en gran medida romntica, inseparable dela fo- macién de los Estadas-nacign y del ascenso de los nacionalismos_ «en Europa, ls invasiones biebaras jamais han ceado de excitar 1ispasiones y de dividiraTs histoiiadores. La descomposicién del Imperio era ineluctableo fue provocada por a legada de los pueblos germénicos?;Se habia estos amalgamado de repente en masas compactas bien su entrada en el Imperio se produjo Jentamente ya pedido de los mismos romanos? Eran paifcos 6 feroces, guerreroso campesinos? “La civilizacién romana no tha muert de muerte natural. Ela fe asesinada’# Escritas bajo Ja ocupacién nazi, estas célebres palabras de un historiadoe francés fueron publicadas en 1947, después de una guerra con tun enemigo percibido como hereditario: dicen bastante acer cade cuint la posicién del observador, en el tiempo y en el ‘espacio, es siempre determinante en la escrtura de la historia Latesis dela descomposicidn interna del Impetio, que habia predominado hasta la Segunda Guerra Mundial, nunca desa- parecié completamente, incluso si actualmente devino dificl de evocar una “decadencia” romana cualquiera. Y la imagen de las hordas birbaras,cruees y destructvas, que parecta deber Pertenece para siempre al imaginaro de los europeos, se ha transformado sin embargo con el cambio de os silos XX y XI, alcanzando ls perspectivas que defendia Fustel de Coulanges a finales del siglo XIX. ;Se podia en rigor hablar de “invasiones germénicas” aunque estos birbaros, que incluso no eran néma- des,’ habian sido lamados y atraidos por Roma y siendo que, ademés, “ninguno de ellos era ‘germano”® En la actualidad, la 'mayor parte de ls historiadores se pone de acuerdo sobre dos puntos: noes posible considerara estos grupos penetrando sobre los rertitorios del Imperio como pueblos homogéneos, y esos pueblos que desde siempre se decian germénicos tenian muy ppoca relacién con los “germanos”. Son la Germania de Ticito, tedescubjertaenel siglo XV, la Historia de los godos, de Jordanes y la Historia de los lombardos de Pablo el Diécono lo que habia permitido a algunos humanista alemanes del siglo XVI imagi- nar que los miltiples pucblos bérbaros que habitaban mis allé del Rin y del Danubio -burgundios,sajones, alamanas, godos, vvindalos, francos, hérulos,visigodos, alanos, te eran todos de tribus [Scmme] “germénicas” y constituian en este sentido los mas auténticos ancestros de los alemanes modernos? Esta tepresentacién de una absoluta continuidad de los “germanos” alos alemanes se ha mantenido ineélume. AGn hoy, algunos historiadores pretenden escribir una “sinesis que abarque el pasado aleman desde la entrada de los germans en cl mundo Cocidental hast la reunficacién de 1990", como si fuera po- sible escribir dos mil afios de historia sobre un solo e idéntico “pueblo alemén’, siempre semejante asi mismo. desde que se admitia, con Ticito, la ficcién ‘germanidad comin a es0s pueblos sin embargo heterogéneas. resultaba fil hacer de los “germans” la fuente de la Europa ‘moderna. El patriotismo alemn y anti fancés del siglo XVIIL no se priva de tal visién. Fue cuando el Imperio romano aparecia agotado, embotado, dislocado, escribia Herder que “nacié en el norte un hombre nuevo |... Godos, vindalos, burgundios, anglos, hunos, hérulos, francos y bilgaros,esla- vos y lombardos llegaron, se establecieron, jy todo el mundo nuevo, del Mediterrinco al Mar del Norte, del Adlis Mar del Nore, s su obra! Su raza! Su censtitucién!”. Algunos aios més tarde, era un ministro de Federico Il quien se oponia como Herder a la visiones “romanistas” del soberano: “Los francos, los burguifiones, los anglo-sajans, los longobardos, los vandalos, los godos, los rugiosy los hérulos los principales pueblos que destruyeron el Imperio Romano y fundaron las presentes monarquias cle Europa, todos ellos de origen germé- nico.” Son tales ficiones de unidad racial las que permitieron enllos dos siglos posteriores hacer deTasiavasiones barbaras un ‘episodio decisivo de Ta guerra eterna de las "razas germanicas” Pero la Antigiedad tardia no hablaba de “migracion de les pueblos” (ni de Vatherwanderung, ni de mignatio genta) y os bérbaros que penetraban en el Imperio ignoraban pertenecer a ee ee a eee ‘Populus romanus, poscyendo una historiay una constitucién, y las gentes mas o menos temibles que habitaban mas alli del Rin o ps cen niamornenbia reba mann ane después de los siglos IV y V, mientras que las istinciones entre ee ee ‘Ahora bien, esta oposicin jamés extingnida entre ‘nasotsos” picaluitiia wise niis ecdeare: auaqueteraieren tico al De ‘wna clorty tradicién getminica y germanista a través de otras ‘yponivionts: ba deta Kultura la Ziniiiariae por supuesto, pero ‘twmbién lade las “civilizacioncs simpaticas” alas “vilizaciones_ ppoliticas y, més anipliamente, de los pueblos juzgados racial- ‘mente homogéneos a los que parecen no formar més que un simple conglamerade “politico” sin fandamento “organico”. Estas taxonomias sudimentarias de los modernos ignoraban de modo deliberado todas las que eran simulténeamente ro- ‘mana’ y bérbaras y, mis extendidamente, la extrema uidez de las identidades “éenicas”, sociales y golicicas que alterabar las fronteras como no podian hacerlo las incursiones de las ban Para completar la confusin, los nombres que Jos romanos aban a pueblos a menudo heterécitas abarcaban cotjuntos caayo conten poda vasia consierablemente con etranscutso del tiempos y Iz continuidad del nombre inducia de manera cenigafiosa la idea de una gran continuidad “étnica’, es decir, bioldgica. Sin embargo, esos nombres no describian “nasiones": afitmaban solamenve “una forma de unidad bajo la conducién de jefes que esperaban monopolizary encarna las tradiciones asociadas a esos nombres. Al mismo tiempo, e0sjefes se apro- ie i obre su pasado su proyecto politico nasional y racial. Como también Jo sefialaba Fustel de Coulanges con la moderacién {que acosrarbrabs, “dl espirinu modero esté completamente reocupado por tcorias etnogrdfcas y taslada exta prevencion ‘estudio de fa historia. rues Bien, es Faciendo suyas ests dos tess fundamentales de [a bosaogencigad y cl coninided calcal ye historia del arte se insribi6 en el gran relato de la guerra de las azas. Y dicho relato, ae pen tei ca guerra, ba a adquirt ‘ona sgnifcacién culroaly potities nueva mientras abjeco artisico estard obligado a decir su identidad, pero na la de su ‘reador singular sino la del grupo étnico —"pueblo” o “raza del cual supucstamenee proviene. Buscando posar una mirada tistdica sobre sis objets, las dos grandes Sgura sneares de habia inteerumpido com. losbachame y slo habia recomennado con los Médicis. Para Winckelmann, Is hisvoria ddl gran ais g habia devenide deSntivamente. son las inva: siones barbaras, Fl primero se haba limitado a esablecer bio- as de artistas que formaban ola de genealogias locales lo (que mis rarde se designars bajo el término de“escuclas”-. Sus ammosas Vies des plus exclletsarchitecet, peintrs et xulpteur: italins de Cimabue jusqu't nore temps (Vides de los mds ece- dents arquitectr, pintoresy escusoresitaliamos de Cimabue hasta seuss doce} (1590 y 1568}, obra monamental dedicada aha plena celebracién de Florencia y del Gran Duque de Toscana, desplegaban sin duda una concepcién biolégica dl are: al igual que el estilo de un artista se desarollaba y se acababa de ‘manera andloga a su vida, lo mismo el desarrollo de las artes fen general pasaba por todas las tapas que abarcaban desde la infancia a la vejez. De tal suerte que la declinacién del arte bajo el Imperio Romano le pareeia a Vasari por un lado tan inevitable como la de una vida humana, y por otro, que sus causas se encontraban ya no en si mismo sino en la iconoclastia cristina y las desteucciones de los birbaros que habian hecho desaparecer los mas descollantes modelos antiguos. Dos siglos mds tarde, la Histoire de Var dans lAnviguité[Hiworiadel at le Antigiedad) icalmente individual en Vasari, devenia aqui colectvo: cada uno de los pueblos de Ja Antgiedad claboraba un estilo propio que nacia, eeciay ‘moria con é. Ahora bien afirmando ala ver que la vida de un estilo se identfiaba completamente con la vida de su pucblo, Winkelmann no celebraba menos=y de un modo perfectamente concradicorio- la intemporaldad del are cisco, erigido en norma contra el arte desu tiempo, que juzgaba decadence. Fue contra esta intemporaidad del clasicismo, contra esta norma proclamada eterna que se empeas a elogiarprcisamente «508 tipos de formas que la norma habia hasta entonces echa- zado o simplemente ignorado. La historia del arte nacié as bij el signo del antcascismo,alinvocarexpresamente a los birbarosy susarees. Fue por end un arma politica utilzada afin de levantar las singularidades histéricas y locales contra el uni- versalsmo que pretendia encarnat lo cisco. Ys tom primero como objet las formas bizaras y desproporcionadas del “gusto gitico” ex porque, en numerosos pases de Europa, ee gitico fue pronto entendido como un estilo “nacional”, en el que se supontan exhibidos indisociablemente su inspiracién natural y sus origenes bisbaros. Pues comparadas con as columns y los capiteles que proclamaban estentéreamente su ascendencia “greco-romana’ as forma exbelas de as catedrales, brotando como los rboles arraigados en el suelo nacional con sus orna- ‘mentos que imitaban vegetales aurdctonos, testimoniaban. dentemente una fiiacién distinta. De modo que esta manera tic, antes denominada “tuesca" por Vasari, que deploraba su fealdad, deventa desde fines del siglo XVII un objeto de orgllo nacional primero" en Gran Bretaia, luego en Alemania y en Francia ~tres paises que revindicarian cada ver con més fuerza su herencia y su ascendencia birbaras~. La teoria moderna de las raza iba desde entonces a afiemarse como teorfa de la deteeminacién racial de lis formas culuraes: la sangre nueva aportada pork invasionesgermenicas no solamente no habia precipitado el fn del clascismo antiguo, rambién habia creado € nuevo art eristiano, oponiendo asi para los silos venideros dl “genio del norte” ala “atinidad”. El ujo de sangre nueva habia hecho bascula incgralmence la historia de Occidente de una culeura mediterinea, antigua y pagana, hacia toda la cauleura modema del norte, profundamente cristiana, El pensa- rmiento de Hegel era portidor dela marca de este corte nuevo delahistoria. Sin no abstance ceder al racialismo de numerosos de sus contemporineos, Hegel mostraba en sus Lecons sur la philesophie de Ubiseoire(Leciones sobre la filosofta dela historia) cl destino excepcional de bs ‘pueblos germénicos”: era con los sgermanos y gracias a ellos que habia advenido el crstianismo, cde modo que el espiriu del mundo germanico se identificaba totalmente con elespiitu cristiano del munds modemos habla comenzado con la aparicin de ls naciones germenicas en el Impetio Romano y se profongaba “hasta nuestros dias”. Yen el Cours desthtique {Curso de Estetica] que dictaba en Berlin cen la década de 1820, el ate que llamaba “romintico” no se identficaba en modo alguno con el romanticismo de ls pri- ‘metos afis del siglo XIX: Hegel hacia proceder a arte clisico del paganismo de la Antigiedad, comenzar con el declive y la cada del Imperio Romano y confundirse totalmente con el Desde finales del siglo XVILL, voces cada vez mis numerosas sc habian azado para reclamar que ese momento decisivo en la historia de Europa no fuera ya escrito séloa partir de fuentes romanas, sino adoptando el punto de vista de los “geemanos”. Ya {que no existian textos “barbaros, el estudio de las “antigtiedades birbaras’, se deci,” debiabrindar ua saber propio para artojar ‘una nueva uz sobre la historia romana, hasta entonces “est por romanos con el proyecto de imponerla, y por grigos con 1 desco de halagar”. Era con esta sola condicién que seria al fin posible escapar a la admiracién exclusiva de los tomanos tanto ‘como a su imitacin esti, inclusodeletéxea.® En defniciv, se ‘tataba de inscribirse en ofr genealogia, de hacer coinciir en ‘ltima instancia la herencia cultural con la herencia bioligica. En 1805, mientras las tropas napoleénicas ocupaban Renania, a Goethe le pareca evidente que luego de tants sglos nadie podiaexigi de los alemanes ni la admiracién ni la imieacin de los “modelos divinos” grcgos y romanos: "Nuesto origen no es el mismo, tenemos otra geneilogls me nos haagadora sin duda, nos oftece coma ancestros primero a los sahajes germanos de tiempos remotos, luego ls bérbaros alemanes de la Edad Media. El color orginaio se relejaba sobre todas nuestas artes, que guardan Is huella romantica de los sighs de eaballerfa. Nuestascoscumbes han sido siempre iferemes de as de los pucblos dl su de Europacomo nuestras sucess religiones, primero lade os celta los ecandinavos, nego el cristanismo que ls sucedis, siempre han diferido ‘sencidmente del paganismo, Por tod los conceptos somos habitants de oto univeso, Su aspecto es sin duda salva y sombrfs; nuestra literatura nacié del eno dela barbare, como luniverso slid del cos" Desdleluego que en el resto de Europa cada cual se reivinl caba de un modo diferente en telacin alos birbaros. El mito de los origenes fancos dela nobleza frances, introducido por Boulaivliers, presentaba una cara relacién de dominaciin polccay socal de una “raza’ por otra, de un tercer estado ‘lo-tomano por una arstocraca franc, es deci, germinic, ‘Se conocen as ermulas del bard de Montesquieu "Nuestros padres lo germanos,“Nuestos padres que conquistaron el Imperio Romano”. Ellas no fueron una excepcién en Europa Tras las sucesivaslegadas de los suevos, ls vindalos y alanos, Espafia habia conocido la de los visigodas, cuyo reino, es ver dad, no iste la conquista musulmana del ano 711. Pero los losno le retacearin a Espafa “mito gico",cuya marca cobija la lengua. El Diccionario dela Real Academia Eipaila precisa en la entrada “Godo”:“hacerse de los godos:jactarse de ser noble: ser gado: ser de nobleza antigua’.* En Inglaterra co en Escocia, eran muchos lo que se revindicaban de la sangre de los anglos, los saones, los godos y sobre todo los normandos ~representaban tribus consideradas “germénicas” cuyas sucesivas conquists testimoniaban que eran superiors a los indigenas “celtas". Sélo los iltimos barbaros que entraron en el imperio, longobardos o lombardos que se instalaron en el norte de Ilia, pparecian no haber inspirado (al menos hasta la Liga del Norte) ninguna pretensién titulo alguno de superioridad o de noblera* Sin embargo, la naturaleza del interés que se dedicaba alos birbaros empicza a cambiar en el curso dl siglo XIX. Los his riadotes habian agrandado tanto su cantidad y su potencia que aparecian menos como una élite conquistadora que como una ‘masa enorme, migrante desde la inmensa nebulosa de una Escitia. sin fronteras, que venia.afecundar alos pueblos autéctonos del cestede Europa. La idea de tal migracin no era por certo nueva. Ya Leibniz, buscando en el alba el siglo XVIII una explicacién a las numerosis “raices comune” de certs lenguas europeas, conjeturaba que “eso proviene del origen camvin de rados ese pueblos descendicntes de los escitas, legados del Mar del Norte, {queatravesaron el Danubio yl Vistula, de los que una pate podria haber estado en Grecia y a otra haber poblado la Germania y las alias; lo que consticuye una continuacién dela hipétesssegin lac los europeos vienen de Asi’.® Acordndose de Jordanes, quien habia hecho de Escandinavia “la Fabrica de los pueblos", los romnticos agregaron a ese extenso periplo el vasto rodeo de los migrantes por el norte. Yel mismo fantasma de fiiacién aque habia traido Goethe iba ahora a nuttir, mediante un nuevo orientaismo, el anticlsicismo de Pierre Leroux: Nosotros, hombres del norte, que habiamos abandonado cso bosques natives y mentas de nuestros padres, la poesia de nuestros padtes, que hhabiamos olvidado nuestros cantososiénicosy nuestra vgjas popeyas, forjadas sobre tradiciones tomadas a Oriente pero transformadas por nuestros antepasados ene larg peregrinaje {que los lleva de las mesetas de Asia als hielos del norte, pata Alispersarlas luego, como una semillafecunda, sobre Alemania, Inglaterra, Espafay Francis. Hablamos olvdado todo exo, habiamos dejado nuestra he- rencia, repudiado la dote que la nacuraleea nos habia dado, y hemos venido, por asi decir, como nis que no saben codavia, hhablar, a hacernos heredetosy discipulos de los griegos y los 1 habiamos dejado, com las os Apartirde la década de 1840, cuando los romanos histricos de Walter Scott habian ya conquistado el continence, excavacio- nes emprendidas csi simulténeamente en la mayor parte de los pales curvpeus sefalabun, de Exparta a Hungria, un ereeiente interés por las sepulturas de ls tribus lamadas germinicas que supuestamente los habian invadido. En la misma Francia, a pesar de la Academia Céltica fundada en 1804 para exhumar Jos monumentos de la antgiiedad gala contra el todopoderoso ‘modelo greco-romano,” la historia del arte s6lo busoé muy brevemente dar consistencia al mito galo de historiacores y po- litcos a diferencia de la arqueologia y lx antropologia Es que 4a Francia de la Restauracin estaba maravillosamente preparada para recibir de Alemania “una infusin de espircu nucvo"—la “raza ‘al!—que cenia necesidad de ser periédicamente “fecundada por a laraza germinica”.” Como Alemania, Suiza, Bélgicao Inglaterra, Francia se puso a excavar el suelo a la bisqueda de objetos de los que esperaba que contaran, contra el relato del clasiismo, la gran gesta “barbara” ~es deci, esencialmente germénica— “Todos los siglos, todos los pueblos est ocultosen la tera El galo esti acostado al lado del romano el romano duerme al lado del birbaro. Sélo se tata de hacer hablar a esos hombres y cdeentender su respuesta: pero para es0 no es necesario confun- dlirlaslenguas. Es necesario discemirlos tonos, los matice, los colores, las fsonomias de cada pueblo y de cada civlizci6n’”” Pero ni las osamentas ni los objetos que se exhumaban en las neerépolisaportaban jamés una respuesta univoca. Por lo cual Ja “cuestin franca” suscitaba, a finales dl siglo XIX, violentas dlsputas entre arqueélogos valonesyflamencos, profundamente estremecidos en el sentimiento de su propia identidad: zlos valones eran verdaderamente galo-romanos y los flamencos cran los francos? No, puesto que los galo-romanos dela Epoca rerovingia se vestian lla franca cuando estaban en relacién con los detentadores del poder. Integrantes de los ejécitos como los {gucrreros francos levaban naturalmente armas Fancas,accedian las mismas dignidades militares que los francos ello también se convertian en condes, duques, et" Lahistoria dl ate y la arquelogia se entegaban ala misma tarea: deberin determinar la exacta pertenencia “étnica’ de sus objetos ~despojos mortales u obras de arte~. En tanto que ciencia de observacién puramente descriptiva, la historia del arte también asociaba sus objetos a grupos racial funckindose sobre algunos signos visibles. Unas veces eran sus cualidades “dete” u “épticas” las que los denunciaban como “latinos” ‘0 “germanos” (Alois Ricg); otras veces era la predominancia de clementos lineales que traicionaban un origen latino o ‘meridional, mientras que el elemento “pictérico” indicaba claramente una procedencia germénica o nérdica (Heinrich ‘Wolfln). En cuanto a los museos, ellos se esforzaban desde los primeros as del siglo XIX por agrupar las producciones de las bdlas artes segin su procedencia gcogréfica y la per- fenencia “nica” de sus creadores. Pero lo mismo que una tumba que ocultaba armas francas podia muy bien cobijar ‘osamentesgalo-romanas, igualmente las salas que los museos reservaban a los artistas de las “Escuclas del Norte” podian exhibir obras perfectamente “lincals”. El presupuesto de esas taxonomias era que una “manera” o un “estilo” colectivo no podian cambiarse ni adquitirse, que no eran socialmence transmissles sino necesariamente innatos. Seria perfectamente vano intentar demostrar que la historia del arte fue ~o todavia «s una cisciplina racista, No lo habrd sido ni mas ni menos ‘que las otras ciencias sociales que, en su totalidad, fueron {ocadas u orientadas por el pensamiento facial en la manera de clasificar y jerarquizar alos hombres en funeién de cicrros rasgos somdticos y psicoldgicos que les eran atribuidos. Pero si sigue siendo importante comprender la naturaleza de los laos quela historia del arte tejié entre los hombres y sus ob- jetos artisicos es porque esos lazos no estin codavia cortados, Porque le conferimos una apariencia de realidad cada ver que «scudtifamos esos objetos para encontrar all los signos de su otigen “ético”, es decir, coletivo, Porque la opinién més comin que se mantiene sobre el arte es la de que este encarna lo mejor posible el genio de los pueblos. La historia el arte se formé primero sobre el modelo de las, ciencias del vid: ella pretendia nombrar, describiryclasificar sus objetos como seres vivos, asimilando la creacién artstica un proceso natural que queria comprender en su desarrollo. ‘Contemplando las obras de arte como plantas, animales o hu- manos, euniéndolossegin diversos dispositvos de diferencias y semejanzas, la historia del arte creyé poder actualzarconstantes Y continuidades, estblecer genealogias de formas, construit “familias esilisticas”y revelar parentescos. Una de las grandes invenciones del siglo XIX fue que la “herencia fisiolégica nos ¢garantiza la herencia psicolégics". Para Hippolyte Taine eso no significa que un individuo heredaba solamente de su padre 0 desu madre sno de un vaso “almacén’ abarcador de todos sus ascendientes que “se remontaban al infinito”. Las consecuencias, agregaba, eran considerables y permitian tener imgenes de largo alcance sobre la historia humana puesto que se sabia ademés {que la“persistencia de las actcudes y de las tendencias legadas” jugaban all un rol preponderante. “La tenacidad del cardcter hreditario y transmitido explica los obstéculos que impidieron a tal civlizacin, a al religin, a tal grupo de hibitos mentales Yy morales implantarse sobre una cepa diferente o salvaje" Asi se explicaba que los esilos slo Fuesen transmisbles por su reproduccn ene seno de una misma “cepa. Asse explicaba también el principio dela impermeabilidad de las euleuras que ya habia defendido Herder: y si, como el siglo XIX agregaba, cada cultura era la emanacién de una raza, los choques de cul- turas eran necesariamente choques de razas.* Es verdad que cl concepto de raza no estaba entonces semanticamente fijado como no lo estuvo en ningiin momento dela historia, ni como lo estéactualmente. Pero siempre habra servido para incluir y para excluis, para afirmar esta impermeabilidad que hari decir 44 Maurice Barés que no podia comprender ess estaruas, esas arquitecturas y esos paisajesgriegos: “Serfa necesario que yo tuviera la sangre de esos helenos. La sangre de los alles enanos me impide partcipar en la vida profunda de las obras que me rorlean [..).;Tado esta demasiado claro! Somos de dos razas".* El discurso de la sangre, como hoy el del gen, se asienta sobre una invisibilidad fundamental: ya se apliquen a los hhumanos o a los objetos artsticos, ambos relacionan siempre Jas diferencias visibles entre cuerpos con causas naturales que ppermanecen ocultas, pero que estarian encargadas de asegurar sin fallarlatansmisién de ls diferencias. De manera que esos discursosafirman no que la cultura es en la naturaleza sino que ella procede dela naturalera.* Construyen asi un mundo que uisieran mas © menos estable donde las artes se parecerian indefinidamente a sus pueblos y vieeversa~ s Notas Tesadiaccidn "Joseph von Gane, Alomar e le Rivlusion, ta de A. 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"Abbé (ean Benos Désiré) Coche, Le Normand eterno nates sr decease decimate francs explant en Norma, ats Derache 1855 2°). p 4 Vicor Tahon, Compterend de anand cngrs de Chale, Soci pléontologique et archéologique de Chareo, Bruselas, Depts, ms 1889, pp. 85-87 y 120-125, Ver Huber eb, Germanen und Barburen i _Meracngerech,Belia-Nucva Yr, Walter de Gruytet, 2010, p.243, que ‘eaciona este pasjecon una obervacin enti deFustelen La Mewar Fang, Pais, Hache, 1888, . 296: "La regla que los enon etable- ‘sero pra dsingie aera en Ia cubs cy abitari’ ™ Hippolyte Taine, "Eudes de pychologie, I Th. Ribot, Hie” [1873] en Denis eat de Critique Hire, Pcs, Hacest, 1923 (> cof) pp. 185-193 (aqui 188-189) 5" Zeey Sten Les An Laie. Du XVIP se dl gue fide Pas, Fay, 2006; e Hise e Lami. Chenger le monde par la mon Enursiens avec Niolas Weil, ar, Albin Michel, 2014 » Maurice Bats, Le Vpae de Spare, at, Pon, 1906, p49. Stare Hil "La ‘ace’ un signiane Aortant” [1997], en Maxime Geral (ed), Ids eer 2. 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