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HUMILDAD, PUREZA Y DESAPEGO Modificación
09/05/2022
RESUMEN EJECUTIVO
INTRODUCCIÓN
1. Objetivo de la charla.
2. Criterios generales.
3. Estructura de la charla:
3.1. Introducción.
3.2. Humildad vs. Soberbia:
● Crítica a la soberbia en la historia evangélica.
● Descripción del espíritu soberbio.
● Comportamientos de la persona soberbia.
● Descripción del espíritu humilde.
● Comportamientos de la persona humilde.
3.3. Pureza vs. Humildad:
● Placer tomado como fin y no como medio.
● Desenmascarar la impureza.
● La virtud de la pureza.
3.4. Desapego vs. Apego:
● Adquisición de los bienes.
● Afecto.
● Destino.
3.5. Conclusión.
NOTA: Esta predicación está basada en la charla de general, y debe conservar esta misma
estructura y criterios, cuidando así el espíritu de la charla. Sin embargo, para el retiro de
matrimonios se deben incluir ejemplos, historias, testimonios que evidencien cómo se dan también
estos tres obstáculos dentro del matrimonio. Es importante exhortar fuertemente en temas como la
infidelidad y el adulterio.
INTRODUCCIÓN
En las clases anteriores se han explicado los criterios importantes que se deben tener en cuenta
para el primer día de retiro y el inicio del segundo; en esta clase se abordarán los diferentes puntos
correspondientes a la primera charla del segundo día de retiro. A continuación se desarrollará el
objetivo, criterios generales y estructura de la charla de humildad, pureza y desapego.
1. Objetivo de la charla:
El objetivo de esta predicación es hacer conscientes a los ejercitantes de los tres grandes
obstáculos que se tienen para encontrarse con Dios, que son, la soberbia, la impureza y el
apego, estos son los mayores obstáculos de la vida espiritual; de no superarlos, nunca se
podrá llegar al verdadero amor. Por esto es importante tratar este tema, pues así los
ejercitantes podrán conocerlos y renunciar a ellos, de tal manera que puedan recibir el
amor y la gracia de Dios durante el retiro espiritual.
2. Criterios generales:
● El misionero encargado de dictar esta charla debe ser claro y contundente en sus
argumentos, puesto que de esta depende el buen desarrollo y disposición de las
almas durante el retiro. Esta predicación no debe ser movida, suprimida ni
recortada en el retiro espiritual, pues en palabras de nuestro fundador Rodrigo
Jaramillo: "descabezaríamos el retiro".
apegado para que cada uno pueda darse cuenta en qué medida se ha dejado
llevar por estos vicios, al mismo tiempo que se describe el espíritu humilde, puro
y desapegado, de modo que las almas se sientan atraídos a ellos.
● Debido a que esta predicación es de un carácter tan exhortativo, debe ser dictada
por un hombre misionero, dado que, en general, cuando una mujer predica temas
como este, a los hombres del retiro la misma soberbia no les deja disponerse. Por
tanto, cuando una mujer sea la directora de retiro, el subdirector debe ser hombre
y hacer esta predicación, mientras que la directora predicará postrimerías. Es
importante aclarar que en algunas ocasiones una mujer sí puede dar esta
predicación, pero esta debe tener carácter y autoridad, y para hacerlo debe tener
permiso del Director Local.
3. Estructura de la charla:
3.1. Introducción:
Para comenzar esta predicación se debe hacer una corta introducción sobre “los tres
obstáculos” que impiden al ser humano encontrarse con Dios, debe aclararse que si
no se quitan, el alma no estará en capacidad de dejarse amar, ni recibir la gracia de
Dios. El predicador debe hablar sobre lo desastrosos que son estos tres obstáculos,
luego mencionarlos y decir brevemente porque cada uno de ellos constituye un
obstáculo para recibir la gracia y amor de Dios.
Una vez se hace la introducción, se procede a comenzar con el primer obstáculo, que
es el más grande y terrible de todos: la soberbia.
● Placer tomado como fin y no como medio: En el ser humano existe un deseo
natural de aquellos bienes que corresponden a la propia conservación. De
esos bienes naturales, algunos son necesarios para la conservación del
individuo y de su cuerpo como el alimento, la bebida, el vestido, etc. Otros de
esos bienes naturales son necesarios para la conservación de la especie
humana, como los bienes
sexuales. El hombre desea estos bienes y, por
tanto, cuando los posee experimenta placer, o ¿quién no ha experimentado
placer al saborear una deliciosa comida o un helado, o al dormir después de
una agotadora jornada?; es natural que el hombre experimente placer, Dios
ha querido darle esta capacidad de disfrute, y ha puesto placer en ciertas
cosas, es más, si no fuera así, si no se apeteciera el comer, el dormir y la
sexualidad, tal vez se moriría de hambre o de cansancio, o la especie humana
estaría en vía de extinción.
Así pues, lo primero que se debe aclarar a los ejercitantes es que el placer no
es malo en sí mismo. Dios ha querido que el hombre experimente placer, de
hecho, le ha regalado esta capacidad; el problema viene cuando el placer se
desordena, cuando se sale de los límites justos y deja de ser un medio para
convertirse en un fin.
Así como el drogadicto tiene que aumentar la dosis cada vez más porque
pareciera que ya no le surge efecto, el hombre erotizado tendrá que buscar
nuevos placeres, nuevas experiencias, porque una relación sexual natural ya
no le sacia, no le es suficiente, y de allí pueden derivar aberraciones, abusos
sexuales -que hoy abundan por doquier, y que van en aumento- , pedofilia,
actos homosexuales, etc.
- Fornicación.
- Adulterio.
- Masturbación.
- Homosexualismo.
- Pornografía.
- Sexo oral.
- Sexo anal.
- Sexting.
- La moda.
El hombre posee una inclinación natural al tener que también se ha desordenado por
el pecado original, llevándolo a una gran avaricia, por esto ha vuelto los bienes
materiales un fin, apegándose a ellos. El problema no es tener bienes sino que estos
ocupen en el corazón el lugar de Dios y que se pase toda la vida luchando por
acumular riquezas olvidándose de Dios, de la familia e incluso de la salud. “¡Cuántos
hay que gastan toda su salud acumulando dinero y luego deben gastar todo ese
dinero solo para intentar recuperar su salud!”
● Adquisición de los bienes: Se refiere al origen de los bienes. Éstos deben ser
adquiridos de manera lícita, fruto del trabajo honesto y nunca de negocios
incorrectos. Se deben adquirir por medios civilmente lícitos -lo permitido por
la ley civil- y moralmente válidos -que no vayan contra la ley moral-. Es decir,
no pueden provenir de actividades ilícitas y pecaminosas como el robo, la
estafa, la explotación de los empleados, engaños, extorsión, etc. Ni de otras
que, aunque permitidas por la ley civil, como la prostitución, discotecas,
bares, etc; sean actividades inmorales.
● Afecto: Estos bienes deben poseerse sin afecto alguno, teniendo claro que
son un medio de subsistencia y de salvación. Jamás se pueden poner por
encima de Dios o de la familia, hasta el punto de amarlos más y de dedicar
más tiempo a la consecución de los mismos que a la oración y al compartir
familiar.
“Muchos santos, como San Francisco de Asís, Santa Clara, San Antonio de
Padua, etc., hicieron una renuncia efectiva de todos sus bienes, es decir,
renunciaron a poseerlos, se desprendieron de ellos por completo y abrazaron
la pobreza. Algunos estarán llamados a seguir este ejemplo; pero todos
estamos llamados a hacer una renuncia afectiva de cuanto poseemos, es
decir, sin deshacernos completamente de estos bienes, debemos poseerlos
con desprendimiento y desapego, sin turbaciones y sabiendo que nuestro
único y principal tesoro es Cristo.”
● Destino: Los bienes que poseemos son para nuestro propio sustento y el de
las personas que están a nuestro cargo. Los bienes que Dios regala al hombre
son un don para que este le sirva a sus hermanos más necesitados y de esta
manera se gane el Cielo. Por tanto, estos no deben ser despilfarrados, ni
gastados en lujos excesivos e innecesarios, ni mucho menos deben ser
gastados en cosas o diversiones pecaminosas.
3.5. Conclusión: