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Módulo 2
Módulo 2
Introducción
Las herramientas jurídicas de las que se dispone para hacer efectivo el ejercicio de los
Derechos Humanos, han atravesado una serie de movimientos sociales, en aras de dejar
plasmado en la legislación nacional vigente, el vehículo para la defensa y protección de estos
Derechos. Ante ello, se hace necesario adentrarnos en el conocimiento del contenido de dicha
legislación.
La Constitución de 1824
Es una Constitución que tomó como modelo la Constitución de Cádiz de 1812 y la Constitución
de Estados Unidos de América de 1787. Esta Constitución no contenía un catálogo de derechos
humanos, ya que se consideró que los mismos se determinarían mediante leyes sabias y justas
que correspondía a los Estados de la Federación dictar. No obstante, podemos encontrar el
reconocimiento de ciertos derechos en algunos de sus artículos: libertad, seguridad jurídica,
propiedad, derechos políticos y en materia de derechos de autor.
En 1843 se reformaron las Leyes Constitucionales para quedar como Bases Orgánicas del Estado
Mexicano de 1843, conteniendo también el reconocimiento de algunos derechos; manteniendo
el corte centralista y a la religión católica como la del Estado.
El Acta Constitutiva y de Reforma de 1847
El congreso mexicano se reúne durante la intervención norteamericana y declara la vigencia
de la Constitución de 1824 de matiz federalista; adicionándole el Acta Constitutiva y de
Reformas del 21 de mayo de 1847 cuya autoría se le concede a Mariano Otero.
En esta Acta Constitutiva encontramos los siguientes derechos: igualdad, libertad, seguridad
jurídica, propiedad y derechos políticos.
Una de las mayores contribuciones de esta acta de reforma es la referente al nacimiento del
juicio de amparo mexicano en términos federales, puesto que desde 1841 se había establecido
en el estado de Yucatán.
A pesar de que el concepto del Juicio de Amparo tardó en madurar y ser reglamentado, se
sentaron las bases en dicha acta, cuyo alcance fue fundamental para la defensa de garantías
individuales en nuestro país y cuya reciente reforma (06 de junio 2011) abre una nueva etapa
para la defensa jurisdiccional de los derechos humanos.
La Constitución de 1857
Como presidente sustituto Ignacio Comonfort firma el 5 de febrero de 1857 la nueva
Constitución de los Estados Unidos Mexicanos que en su sección primera con el título “De los
derechos del hombre” se reconocen las garantías de libertad de expresión, la de libertad de
asamblea y la de portación de armas. Asimismo, se reafirmó la abolición de la esclavitud y
eliminó la prisión por deudas civiles, las formas de castigo por tormento, incluyendo la pena
de muerte, prohibió los títulos de nobleza y se instaura el principio de legalidad y de
irretroactividad. En materia de Amparo, se refiere en general de actos de autoridad. Se
comienza a hablar de derechos en el trabajo y la educación, pero quedan aún algunos temas
sin tocar, por ejemplo, el religioso y los derechos de la mujer.
La Constitución de 1917
En el periodo comprendido entre 1877 a 1911 Porfirio Díaz concentró las atribuciones del
Congreso y del órgano judicial, situación que - entre otras causas - condujo a la Revolución
Mexicana de 1910 liderada por Francisco I. Madero. Tras los asesinatos de Madero y su
vicepresidente, Pino Suárez, en 1913, se produce el levantamiento conocido como la
Revolución constitucionalista encabezada por Venustiano Carranza. Al triunfó de ésta, se
convocó a un Congreso en 1916, pero lo que se había concebido como una reforma a la
Constitución de 1857, dio origen a la promulgación de la Constitución de 1917, que a pesar de
que textualmente indica ser una reforma a la de 1857, es un hecho que el proyecto que acuñó
Carranza fue modificado y aunque no se tocaron los principios básicos como soberanía popular,
división de poderes y derechos individuales se incluyeron ideas revolucionarias que dieron paso
a garantías sociales y a la creación de instituciones que brindan beneficios para los mexicanos
hasta nuestros días.
En años subsecuentes, particularmente en las décadas de los setentas, ochentas, noventas, así
como recientemente, se dieron importantes reformas constitucionales en materia de amparo y
Derechos Humanos.
Derechos de Igualdad
Según la definición de J. Jesús Orozco Henríquez y Juan Carlos Silva Adaya, “los derechos o
garantías de igualdad establecen el goce y disfrute de los derechos y libertades previstos en el
orden jurídico mexicano para toda persona, por igual, sin distinción alguna”. De este concepto
podemos distinguir la ausencia de discriminación, de esclavitud, de títulos nobiliarios, entre
otros.
Prohibición de la esclavitud.
Conforme a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos vigente, los derechos de
libertad más importantes son:
Derecho a la información.
Libertad de imprenta.
Libertad de conciencia, creencia o religión.
Libertad de cultos.
Libertad de asociación, de reunión en general y con fines políticos.
Libertad de manifestación o reunión pública para presentar a la autoridad una
petición o protesta.
Como Carbonell lo señala, este tipo de derechos son lo que más clara relación guardan con el
concepto de Estado de derecho, en el sentido que los órganos públicos y sus operadores deben
respetar la ley dentro de su funcionamiento y organización pero sobre todo en su relación con
el ciudadano.
Derechos Políticos
Son las facultades o prerrogativas conferidas de manera exclusiva a los ciudadanos mexicanos,
para participar en la vida política del país. Con lo que se crea un nexo entre el ciudadano y el
Estado, así como entre gobernantes y gobernados. A continuación, se enumeran los derechos
políticos que prevé nuestra Carta Magna:
Derechos de Propiedad
Dichos derechos se refieren a las formas de posesión de la tierra, de manera específica, a:
Propiedad originaria de la nación, propiedad privada como función social y sujeta al
interés público.
Clases de propiedad agraria: comunal, ejidal y pequeña propiedad.
Prohibición de los latifundios y límites de la pequeña propiedad.
Derechos Sociales
Aun y cuando en el módulo anterior se abordó el tema de las garantías sociales, vale la pena
recordar que los derechos sociales persiguen como objetivo primordial, el bienestar individual
y colectivo de las personas, tanto en lo económico como en lo cultural, para lograr una vida
digna.
Los derechos sociales que contempla nuestra Ley Fundamental son en términos generales y por
los rubros específicos, los siguientes:
EDUCACIÓN
TRABAJO
Derecho a un trabajo digno y socialmente útil, así como a la gratuidad por los
servicios de colocación.
Jornada máxima de trabajo y mayor remuneración en caso de trabajo
extraordinario.
Día de descanso semanal.
Salario mínimo remunerador y medidas protectoras del salario.
Participación en las utilidades de las empresas.
Medidas de previsión social.
Capacitación o adiestramiento para el trabajo.
Derecho a una indemnización o a la reinstalación en el trabajo en caso de ser
despedido por el patrón sin causa.
Irrenunciabilidad de los derechos de los trabajadores.
Derechos laborales especiales para los menores de edad.
Derechos laborales especiales para las madres trabajadoras.
Derechos de los trabajadores mexicanos que van al extranjero.
Derechos laborales de carácter colectivo.
Administración de la justicia laboral.
Derechos de los trabajadores al servicio de la Federación y del Distrito
Federal.
Derechos de otros trabajadores públicos.
Derecho de los trabajadores a disfrutar de condiciones de higiene y seguridad
en sus centros de trabajo, así como de medidas para la prevención de
accidentes de trabajo.
Derecho de los trabajadores a recibir una indemnización en caso de accidente
de trabajo o enfermedad profesional.
Derecho a los servicios que comprende la seguridad social.
Derecho de los trabajadores al servicio del Estado a ciertos servicios
adicionales.
Derechos de los trabajadores en materia de vivienda.
SALUD
FAMILIA Y NIÑOS
AGRARIOS
Cabe señalar, que no sólo los anteriores son derechos humanos, sino también los que se
encuentran plasmados en los tratados internacionales, en las Constituciones Locales, en las
leyes y códigos federales, en las leyes locales, entre otros.
Con estos cambios a la constitución de junio de 2011, incluida la reforma al Artículo 29, se
logra un cambio conceptual del sistema jurídico mexicano, que tiene como consecuencia el
fortalecimiento de los derechos de la persona y la protección de su dignidad, toda vez que
este modelo hoy en día ha sido adoptado por el derecho internacional de los derechos
humanos, del derecho comunitario, por la doctrina constitucional moderna y por el derecho
comparado.
Aunado a lo anterior se tomó muy en cuenta la necesidad de actualizar nuestra Constitución
en esta materia, incorporando el derecho internacional de los derechos humanos, tomando
siempre en cuenta que los derechos humanos tiene un carácter exigible y corresponde a la
Constitución establecer los mecanismos de protección a los mismos, garantizando
permanentemente su eficacia.
Por ello se agrega al Artículo 29 Constitucional el siguiente listado de los derechos y garantías
que no podrán suspenderse ni restringirse por ningún motivo:
La no discriminación,
El derecho a la vida,
La prohibición de la desaparición forzada,
La prohibición de la tortura,
El principio de legalidad y retroactividad,
La prohibición a la pena de muerte,
El reconocimiento de la personalidad jurídica,
A la integridad personal,
A la protección a la familia,
Al nombre,
A la nacionalidad;
Los derechos de la niñez;
Los derechos políticos;
Las libertades de pensamiento, conciencia y de profesar creencia religiosa alguna;
La prohibición de la esclavitud y la servidumbre;
Ni las garantías judiciales indispensables para la protección de tales derechos.
Los límites por tanto, serán todas las afectaciones a la naturaleza de la persona humana; esto
significa que ante la eventualidad de la restricción o suspensión del ejercicio de los derechos,
este no sea un listado inalterable; puede haber derechos que no sea necesario suspender o
restringir, por lo tanto pueden quedar protegidos de acuerdo a la situación específica; por esto
mismo en el propio texto constitucional , se establecen principios para su interpretación que
señalan en primer lugar la proporcionalidad al riesgo enfrentado, la legalidad, racionalidad,
proclamación, publicidad y no discriminación como sustento para no dejar insuspendibles
aquellos derechos y garantías que no se correspondan con la circunstancia de excepción que se
decrete.