Pacheco, quien no s6lo frangueé su archivo, sino que me auxilié
cen diversas tarcas,
Result6 fundamental la partcipact6n de Miguel A. Gonzélez:
sus estimonios pudieron recrear, en gran medida, el trayccto de la
ceducacién libertaria en la provincia de Santa Fe y enriquecer as-
‘i encl perfodo.
cl personal de la Biblioteca Nacional de
Buenos Aires, en especial con los empleados de la Hemeroteca, que
iaron largos meses de trabajo. Otro tanto cabe decir de quienes
teca del Maestro; destaco la colaboracién
ficaiva la cooperacién de la Biblioteca
“Juventud Modema” de Mar del Plata, Debo al entranable Regis
Duarte Gogalves —relevante poeta mineiro— el pocma que inclut
a manera de epilogo, A Gregorio (Gerszon) Rawin mi gratitud por
cl esfuerzo de haber posibilitado el registro de la Asociacion Ra-
cionalista Juda y por sus traducciones.
‘Mi reconocimiento al Instituto Internacional de Historia Social
do Amsterdam donde mas recientemente pude trabajar auxiliada
por Willehe Tyssen y Teresa Rd.
‘los amigos y compaitros de Brasil —la patria del
ia Dias, Regina de Camargos, Jeanne D" Arc Silva
ie da Matta Machado, Gladys Fe-
rreira, Rosa Quadros, Lucia Sarapu, Eugenio Vilaga Mendes,
‘Aroldo Leal de Fonseca, Evando Mirra, Olivia Gioria, Manica y
Loreta Virasoro, Mirta Cemadas, Félix Rosenberg, Lourdes Ro-
dariamente de la “otra jomada de traba
He dejado para el final
AMODO DE PREFACIO.
tho de poner en evidencia
cen nuestra sociedad y el deseo
ots, 9 aue sb pod arnigrse y acifiar enn cima ead
mico de pluralidad ideol6gica, en un régimen y una sociedad de-
mocritica,
Laautora
Buenos Aires, abril de 1990