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Bibliografia Derrida, dad”, Sontag Susan (2007), Cuestién de énfasis, Buenos Aires, Alfaguara. Sontag, Susan (2012), Sobre la fotogr Steiner, George (200! juenos Aires, Debolsillo, ibles) razones para la tristeza del pensamiento, er tae ere (7s) Tie m/c E*42 Bes, St BX nak, Le Orne] ae de froges Ls recon sake Jidlad Je, ; Wee lescenten Grows. 5.Extraios en la cola {Acerca de gustos y oportunidades) “El sentimiento de estar excluido dela cultura legitima Puenne BounDieu (2010: 111) Era raro que estuvieran ali; indudablemente no pertenectan a esa tribu. Eran adotescentes y J6veres de los margenes en los templos de Ia cultura ur- bana; més precisamente en los templos de ta cultura juve off, impronta alternativa y modalidades poco convenciot pliamente reconocidas y comercialmente consagradas. urbana con rasgos , aunque ya am- obstante la rareza, la escena no resultaba tan exética por una sencilla razon: eran muchos! La cantidad ponia de manifiesto lo que alf acontecia: que no se trataba de una “salida” de adolescentes para asistir a un espectéculo sino de un proyecto destinado a adolescentes que contemplaba la realizacién de "salidas" para asistir a especticulos. Eso y no otra cosa explicaba su presen- cia en el lugar. La evidencia atenuaba lo extraio al pronunciado Jeridad intenso, preciso y explicitado, puesto en palabras: “nos van a dejar entrar a nosotros, no? zusted que piensa?*, “Mire como nos miran..”. “Acd son todos ricos; hasta las palomas son diferentes acd gpodemos Hlevarnos una de «estas palomas chetas al barrio?® iempo que reforzaba un idad, es decir: un sentimiento de extran- "Casi la ttaldad de los/as adolescents pardpantes en el proyecto no habia asstido nunca a ue habt de exclusin trazada en torno a lugares emble- arte ira de una ciudad que no les pertenece; no porque del conurtsano bonaerense sino porque habitan los bor. des de lo social, La ciudad, que esté cerca, les queda lejos, tan lejos como a s adolescentes y jévenes que -a diferencia de ellos~ sf viven en la ciu- ive en el centro de ésta~ pero que también son habitantes de los bordes. ¥ a los bordes, como es sabido, liegan menos los dereclos que los pro- gramas de inclusion, La distancia no alude al kilometraje, es la experiencia subjetiva de lo que distancia es entre el centro ~1o legitimado y hegeménico— ~lo subalterno y devaluado-, En la situacién que comenzamos a ia es la diferencia que existe entre la posibilidad de hacer programa para ir al teatro el domingo y la eventualidad de estar ‘ma y, en consecuencia, poder ir al teatro un domingo. Para la distancia que si se mide en kilémetros esta el micro. El traslado a certeza: de otro modo no van, no cro no se ve desde el hall dei teatro o desde la ex pero se adivina, El piblico llega en transporte publ £0, en auto 0 a plé, por su cuenta, El piblico poblacién objetivo llega en trans- porte privado, con muchos otros y @ cuenta de terceros. El micro, por lo tanto, {trans)porta la excepcionalidad y la extranjerfa junto a propésitos referidos a la construccién de cludadania y Ia restitucién de derechos. En las ocasiones en que los micros trasladan grupos de adolescentes que podrian llegar solos 0 entre amigos o con sus padres, el asombro en la mirada del piiblico no se debe tanto a ellos/as, a su rara condicién, sino a la actividad © la institucién que los, redine porque lo inusual, in tales casos, no es que esos adolescentes estén en esos lugares sino que se presenten en grupos nu- merosos y que Heguen en micro. En el caso que relatamos, en cambio, lo rara era que esos adolescentes estuvieran en ese lugar, cosa que sélo podta explicar- echo de estar en grupo y de haber llegado en micro. - proyecto, promovide por a Seeretafa de Desarr fon tormo aia asistencia a espocticuos y ia realizacisn detalles, con el proposito de are ins/as edolescentes oportunidades de vincularse ce diferente manera (en tanto espectado- esy en tanto partilpantes actives) con consumos¥ prodcionesculturales de cversa indole. Los mocios de estar ~en ia cola, en la entrada, en las inmediaciones~ daban jata de Ia extranjerfa; se tocaban y se molestaban entre ellos mas que otros, como si la hostilidad cotidiana se les hubiera vuelto un rasgo constitutivo. Ha- plaban y se dirigian unos a otros en un volumen notablemente mas alto que tos demés, como ofrecleno motivos para ser mirados, como apropiindose a su manera del espacio, como st aprovecharan la ocasién para hacerse oir. No paraban de ir al baflo y tardaban mucho en volver, como siel Bafto (con espe- jos donde mirarse de cuerpo entero, piso de cemento alisado, grferia de dise~ ay decoracién minimalista) formara parte del programa. Cuando encuentr: siona ni se espanta ni cogen para zozobrar 0 impresionar a las chicas, que la quitan del medio cache- tedndola mientras se rfen.;Se trata de una muestra de familiaridad con la na- turaleza -esa que no suelen tener los adolescentes urbanos incluidos—? Mis bien parece ser la rusticidad y la irreverencia frente al refinamiento. Ellos/as no habitan la (bucblica) naturaleza ni el medio ambiente que deberi servar sino la naturaleza degradada, e todo caso, es con la naturaleza por defecto de urbantzacién. Es rio contamina do, afluentes putrefactos, quema téxica y cielo abierto a basurales. Es la zapa- pegada al barro no a causa de una relacién necesaria y productiva con la tierra sino a causa del asfalto omitido. En suma, en el concierto de estilos, looks y cédigos que sonaba en el lugar antes del comlenzo de la funcién, nadie mas que ellos/as vestia como ellos ni se movia como ellos ni hablaba con las palabras que hablaban ellos. A los ojos del pablico la “diferencia” (y ta homogeneisad en la diferencia) constitufan un dato o una nota de color, al igual que la yuxtaposicién arménica, casi “natural” de tradiciones, habitos y précticas de unos y otros que remitian no solo a dife- rencias sino a inequidades y a brechas. Sin duda alguna el juego de miradas transcurria bajo las reglas que estable- cen las diferencias entre posiciones sociales. Todo y nada en particular expre- saba en forma contundente que habia “locales” y “visitantes", y jerarquias. De esa manera la viotencia politica oculta en ta relacién de subordinacién metfala ola, se metia en la cola, sin causar problemas dado que unos y otros la capea- ban a su modo dejando transcurrir ese tiempo de espera tolerante y diverso, homologable a la que atraviesa el fudfo Shylok en la mercader de Venecia’ una paloma muerta en la vereda ninguno/a se impre- Ive la mirada; los varones la patean y después la re- La situacién pareci escena del juicio en “ Rinesi (2009): “Shylok, odiado y repudiado por la mayoria cristiana de la ciu- dad, tiene de su lado, por una vez, las leyes de esa ciudad que lo despreci sabe que a esa eyes que esta vez lo fa id le va su propia fama y propia dignidad umplir esas s espontaneas y los comentarios al paso que la én suscit6 en algunos “locales” daban cuentas de la simpatia y a intriga que despertaba en ellos el proyecto. Antes y después de las funcio- nes, pero sobre todo a la salida de las mismas, la pregunta recurrente, entu- siasta y genérica: "Z¥? qué tal?” reconfirmaba paradojalmente una sen: dad social despojada de prejuicios al tiempo que deslizaba dudas respecto de los resultados dea empresa igualadora de oportunidades. Aquellas miradas silenciosas, tanto como de ad! s preguntas o las expresiones sién hacia los propésitos inclusivos, remitian al andlists de Bourdieu (2010) cuando sefiala que la presencia de “visitantes" extranjeros puede alte rar para los habitantes naturales de la cultura legitimada la percepcign de st mismos en tanto consumidores sofisticados En razén de los contrastes que exhibe y de los sentidos que condensa, a la escena que nos ocupa le cabe nuevamente la reflexién que realiza Rinesi a propésito de la mencionada obra de Shakespeare: “esa pieza constituye un caso ejemplar de ese género “mixto” que es el drama en la medida en que con- tiene, como dos lados 0 dimensiones igualmente necesarias de su trama, las miradas -opuestas y complementarias- de los ganadores y los perdedores. (0) el contrapunto entre esas dos miradas es la materia misma, siempre, de (Rinesi, 2009: 122), Con el contrapunto a cuestas y la lucha politica como telén de fondo, que- daba claro que todos los presentes se disponian a involucrarse en espectécu- los-experiencias que se anticipaban potentes y que generaban grandes expec- tativas. Quedaba claro también que las experiencias de unos estaban atravesa- as por ia continuidad de oportunidades y de practicas culturales y las expe- riencias de otros porla excepcionalidad. Es por eso que las “salidas" en el marco de un proyecto que giraba en torno a actividades y expresiones artsticas, ain cuando contemplaban paseos por la Cludad de Buenos Aires y actividades recreativas en espacios pitlicos, no constitufan meras excursiones a zonas desconocidas de la geografia urbana, antes bien, se perfilaban como incursiones en territorios inexploradas de la propla emotividad y la propia cognicién. Decisiones, patrimonios y experiencias En cualquier ambito y contexto en que la educacién de los nuevos esté en juego, en particular cuando se trata de espacios educativos no escolares y espe- ciaimente cuando el contenido remit al arte y la cultura, determinados t6picos so que aparezcan en la medida en que invitan y obligan a definirel sentido de las propuestas. Hay que tomar decisiones en relacién con qué poner a disposicin, qué ofrecer; hay que resolver la ecuacion entre lo que Jos adolescentes conocen, prefieren 0 elegirian en caso de ser consultados, y 1o gue no conocen, no forma parte de su entorno y tampoco de sus expectativas; hay que disefar el camino que permite volver significativa la oferta que estima- mos valiosa cuando ésta no responde necesartamente a una demanda En ese marco, en general, y con connotaciones parti de proyectos con adolescentes que viven en situaclones de precariedad, otras preguntas se nos imponen ;Cuinta diferencia respecto de lo propio y de lo conocido soporta la premisa de ofrecer nuevas experiencias y horizontes? Qué efectos produce salir, conocer, disfrutar de Ambitos y manifestaciones culturales que seguiran siendo inaccesibles fuera de los marcos de un proyec- to acotado y a término? ,Qué es mas aproplado, més potente: llevar la obra (et, taller, la muestra, etc) al barrio o llevar a ios pibes alos lugares en que dichas actividades se ofrecen habitualmente? ¥ dentro de lo planteado en tltimo tér- sino ,Organizar una funcién “especial” o asistr a una funcién “comiin"? A sabiendas de que no hay respuestas vilidas “en general” sino contextos, coyuhturas y procesos singulares en los que las preguntas se signfican y se responden, ya sablendas de que a menudo no hay siquiera posibilidad o con- diciones para formularlas ~dado que vienen respondidas por un formato, un encuadre predefinido o un presupuesto disponible, cabe enfatizar que las decisiones que se adoptan en cada caso respecto a los temas en cuestiin con- van sentidos educativos, sociales, reaparecen oes auspi es cuando se trata Ladecisin de iral teatro con los/as adolescentes y de asistir a una funcién ‘comiin", por ejemplo, expresa un posicianamiento en relacién con el derecho a mezclarse y a ser piblico con otros, con aquellos que asisten en su condicién de cludadanos que ejercen derechos y acceden a consumos sin mediacion de programas sociales. Implica asimismo la consideracién de que las obras son coneebidas no solamente para un espacio determinado sino también para una heterogeneidad de piblico conformado aleatoriamente. La decisién de no ir en busca de "funciones especiales" pondera entonces el hecho de que la res- puesta del piblico forma parte del espectéculo por cuanto se aprecia con otras y también, en alguna medida, se aprecia a otros, La o} Otros, sus reacciones, sus expres tanto puiblico. 1 que los afectan la experiencia de cada tno en Taya que esa experiencia es algo que interesa resguarday Ahora bien, como sabemos, en numerosas ocasione. llevar al barrio, trasla Gavale escuela 0 adecuar a diferentes entormos la puesta de un espectacn Gonecebido para un émbito otro propicia experiencias valiosas que sin meq? ai fan Imposibtes. lear, traslada,adecua, perme ambien, @ menudo, dinamizat y poner en valor territories despojados de tas referencias yexpresiones que las que derivan de las condiciones de pa cated de a producin propia No ost cabe seflar coro ser, Zamlenta, a tenudo, ene consecuenctas: afecta la unicidad de obta y on [ore Js dstorsiona, Una obra puesta en otra lugar habla de la obra origina i evoea, mientras que una obra puesta en su lugar deja que ésta hable de aquello que ha elegido hablar. Defisiciones de esa naturaleza sustentaron la eleccién de ls lugares y los “spectéculos alos cuales los/as adolescentes fueron invitados en el marce de Proyecto al que nos estamos refiriendo. Se trataba de obtas que como se hg Sefalado al comienzo~ constituyen propuestas de nuevo tipo, niptristas rep Pecto de Ia produccién artistica clésies, aunque por cierto ya constituyen do alguna mane icos” valorados dentro de los géneros en que se inscriben, En los especticulos elegidos confiuian y predominaban la miisi miento y disciplinas consideradas préximas ae ual se debié{n) tanto a una intencionalidad al respecto cuanto a las posi dades que ofrecia en ese momento,la cartelera portefa. En cualquier caso, Posibildad de aproximarse a espectiulos y compaias de reconoida traven, foria y calidad y a lugares emblematicos de la oferta cultural de la ciudad constituy6 a todas luces una premisat, 13 opcién por la calidad de lo ofertado a los/as adolescentes toma distan- cis Ge perspectivas que sostienen que este asunto no reviste mayor importa. cis cuando se trata de poblaciones con escasa experiencia y repertorios cota. os en lo que a consumos culturales se refiere, “Leonardo, Traba ‘Hombre vertien tural Konex y ol Conero Cultural Revolt, Préctco NI" dela Compalia “La Arena’ del grupo “De a Guards, offecdos en el. la Cuda de Buenos ales, 90 cuando se trataba de produecio- 4 relegar por cuanto las artes circenses, workin progress o el teatro de objetos no se ajustan a sus cénones, para los/as adolescentes de los barrios bajos del conurbano bonaerense podian resultar és facilmente vinculables con aquella que con las expresiones artisticas a las que suelen acceder. Es decir: con independencia del lugar que ocupan en la taxonomia del arte, dichos espectaculos bien podian representar para los/as adolescentes del caso iconos del refinamiento y la elaboracién, caracteristicas ‘que no sélo no se atribuyen a sus consumos habituales sino que se perciben como opuestas a los rasgos que los identifican. En efecto, esos artistas y esas produeciones forman parte de la cultura legitimada y valorada en e! intercam- bio simbélico (y en el mercado) del cual dichos adolescentes estin excluidos; sus practicas y sus preferencias transitan andariveles diferentes, la estética no eslade ellos/as, la nuisica no es la que prefieren ni la que suelen escuchar. Segunda observacién: dos de los tres espectaculos a los que se asi marco del proyecto implicaban una situacién particular para los espectadores ya que se desarrolfaban sin escenario fijo ni butacas individuales, el pitblico podia permanecer de pié o bien buscar donde sentarse y debia estar atento a los desplazamientos y a las adecuaciones requeridas por puestas “moviles” con multiplicidad de escenarios. La situacién constituia una experiencia exi- gente, tal vex. mds exigente ~podria pensarse para el piblico habitilado a la existencia de un escenario frente ala platea que para adolescentes que no fre- cuentan salas de teatro, Sin embargo cuestiones vinculadas a la famillaridad y 'a ajenidad invierten los términos de la hipétesis. La no frecuentacién de tea- ‘ros por parte de los/as adolescentes del caso no obsta para que la idea de espectaculo que sostienen remita al orden de una sala, unas butacas, un esce- nario... Sabian, se les habia anticipado, cémo seria la situactén, pero la infor- apenas atenia la sorpresa, Y dado que a diferen- cia de los “locales” ellos/as no eran habitantes naturales de ese espacio mate- Flal y simbélico ni se perclbfan como tales, la condicidn de “visitante” junto al Imperativo de descifrar reglas de Juego diferentes a las supuestas profundiza~ bala extranjeria, El hecho de estar desprovisto de claves -sefiala Bourdieu (2010)~ no pre- dispone a comprender obras que exigen que se rechacen las claves antiguas Para esperar que la obra misma entregue la clave de su propio desciframiento. 16 en el ia de la ng ee nirada eos de derWar de g's e obras que exis mairada, por lo tanto, también scales", no de elos/as. Tal voz por es0 la expectativa y el entusiasmo gu tusiasmo que la experiencia genera en Tos/as adolescentes se fundia con una tensién subyacente... come sl dada, Tan acerca de la posesidn y la posibilidad de ay icacién de un patrimonio Cog : neva, un cbigo cultural que los hablar plenamtnte. Habla ali on ogee lo, UR misterio que los excuta, un misterio que encerraba erente a cualquier experiencia en relacién con el arte es producto a La ingenuidad de patrimonto cultural de los Sts pelo de antriog, al ve en razén da conanza dopo esa acta frente al mister de ls mturtna des cone ee Jo que en estos acontecia y/o de la “tranquilidad” que les br et scompafados la oporninidad reste mas otete soe a aie ls coracteritiasvanguatas de as pres ng en rather paras mayor parte dealos um esalb ms no caer een Snguats pre acl on crac asic eon Davos Se “Aguante” y capital sensible 1a foraleza, més que condicién muscular, es una cuestién de actitud vital; uede ser resistencia, puede ser entereza emocional, sefalan Miguez y Seman cuando analizan rasgos, précticas y valores predominantes entre los iévenes Ge sectores populares. La fuerza es “una cualidad que otorga Prestigio, por Esa fuerza ~ atributo fisico y moral atraviesa las vidas complicadas de la mayor parte de los adolescentes a los que nos estamos refiriend: “Seresn 8 las aulas luego de aftos sin escuela, algunos con padre y/o madre Bresos, varios en proceso de desertar de la situacién de calle, otros afincados » dos hermanas que venden cositas en el tren para ayudar al sustento fy que en cuanto pueden escapan de esa ocupacién para integrarse ala Sctividad recreativa que brinda una organizacién barrial, parejas de adoles, 2 igo mas que g ontes ~apenas adolescentes- y chicas ~muy chécas~ con sus hijos en brazos, jes/as que lian con las sustanclas que (los) consumen y muchos otros/as en que viven “aguante” y la fisicalidad que predominaba en los intercambios entre s/s no era isomérfica de los movimientos ni de la fuerza puesta en juego en algunos de los espectaculos alos que asistan, era otra cosa, La energta casi cexcesiva de un ensamble de canto, danza y percusisn, la fuerza desplegada en Ja acrobacia aérea o ef movimiento estetizado, programado y armonizado en tornoa un gui6n no eran sindnimos de “capital guerrero", eran otra cosa. Frente a escenas de gran impacto visual, con la fad en diferente cla- vey apelacién alo sensible mediante, el “aguante” entr6 en didlogo con otras formas y otras funciones de la fuerza, toda vez que ésta se habia vuelto condi- ci6n silenciosa para ia narracin de una historia y para provocar la emoti dad. Otra tradicién les hablaba en una lengua que no era la propia y que al mismo tiempo no resultaba totalmente extranjera. Dado que el alarde les dio una tregua y que el sufrimiento fue puesto entre paréntesis, se encontraban consiga mismos en otros lugares descubriendo algo propio que no conocian la capacidad de aprectacién, el goce estético, sensaciones no previstas “tos en una experiencia sin precedentes en sus biograflas y dado io ya no los excluye por completo, dejan de mirar cémo 6 cudnto Josmiran a ellos, ‘Ahora miran a los actores acrébatas que miran a los muflecos que manipt- Jan, Se desplazan entre él elenco, las t: jas y los Libros que hacen parte de la escenografia, Escuchan hablar a los mufecos, Atienden a la lectura de textos que colocan en escena temas y personajes de otros tiempos, Miran obras de ‘imiento que cobran vida mediante destrezas y malabares, Miran io que escuchan sonar. Miran a los percusionistas bailarines que juegan como nifos en una plaza al ritmo de los parches que baten y de las pelotas que hacen picar. Miran objetos cotidianos devenidos instrumentos musicales. Miran los colores que saltan ha- cia ellos desde coreografias sorprendentes. Miran a los actores performers que corren por paredes y techos, que se cuelgan y se descuelgan de enormes vigas y que vuelan sujetados por arneses. Miran cémo declaman textos intrincados mientras lanzan agua desde los bolsillos, los dedos y los ojos. Miran cémo va- Tios actores componen de pronto un solo insecto gigante que penetra lo que Parecia ser una pared maciza. Miran la oscuridad total que se apodera de! lugar mientras la miisics les vibra en ei pecho, Miran caer el agua que los moja, como a todos. Miran las fotografias que no paran de tomar, Es sabido que en razén de la expansién y la masificacién de las I imagenes, el vértigo o los tanto como los efectos especiales o la lusteias latos que entregan las pantal in que puede provoca fic ye personas, cuer- pos, voce: ad a ojos vista, La emotividad con piel es otra que la digital Auora bien, para algunos/as adolescentes, la remocién de la condicién de itantes” en favor del disfrute del espectéculo no result6 una tarea sencilla; las luces ¥ los sonidos de sus celulares, las risas, los comentarios y la toma de distancia respecto de las exigencias de las puestas méviles evidenciaban lo «que varios de ellos explicitaron luego: que no les gustaba, no les interesaba y/o que después de transcurrido un lapso de tlempo comenzaban a aburrirse. Por clerto, situaciones de esa naturaleza se presentan a menudo en cual- r especticulo y con cualquier segmento del piblico. gPor qué, entonces, Gedicarle especial atencién al hecho de que se hayan presentado en el caso que estamos analizando? Porque mas que aludir a los gustos de cada cual 0 al derecho a no interesarse nos reenvian a la extranjeria y a la excepclonalidad. Dicho de otro modo: “sobre gustos no hay nada escrito”, pero sobre el sentido social del gusto si, Para Bourdieu, la evitacién respetuosa z0so de las pricticas heterodoxas constituyen algunas de tadas frente a la cultura hegeménica por parte de quienes estén desprovistos- de capi plicito de ta legitimidad tural que los excluye. Dentro de esa perspectiva, de acuerdo al andlisis del mismo autor, el reco nocimiento de los consumos legitimos “puede adoptar la forma de una confe- siGn de indiferencia ("eso no me interesa") que, a pesar de las apariencias, no debe ser Identificada con un rechazo porque se asocia casi siempre al senti miento de que la falta de interés no est en el objeto sino en el sujeto,o, inctu- so, de una depreciacién brutal-de la cultura dominante que (..) coexiste 0 al- terna con el sentimlento de la indignidad cultural” (Bourdieu, 2010: 112). Las muestras de desinterés por parte de los/as adolescentes tanto como las preguntas del tipo zserd para nesotros?, gvamos a entender?, gnos dejardn entrar? ponen de manifesto la eficacia de las operaciones que los vuelven al mismo tiempo blanco y protagonistas de los sutiles mecanismos que tienden a hacerlos cémplices de la propia privacién legitimo, y esas conductas enclerran el recanocimiento im- ” La apuesta por lo que el arte y fa cultura significan para la educacién ¢ personas y por la capacidad apreciativa y productiva de los pibes de los m: genes conionta, por lo tanto, con lo que a posicién sustrae y les impone en tér priécticas de percepciones y de autopercepciones devaluad: Nos referimos a la apuesta por al arte y la cultura, no a su modalidad canteras. Tampoco al arte refinado y erudito en perspectiva “ci come horizonte de “elevacién’. ¥ tampoco a consumos 0 a producciones nece- sariamente “afines”a los cédigos juveniles ni a propuestas ~sean del cardcter que sean-cuyos mensajes los exceden y que por lo mismo sélo {les) dejan la “ppeién por el desinterés, ‘Nos referimos a expresiones y oportunidades que con mayor o menor pre- sencia e intensidad de dispositivos pedagégicos, en diferentes contextos o es- cenarios y promoviendo familiarizacién con los cédigos de distintos lenguajes o disciplinas artisticas, hacen posible la experiencia estética, interpelen y am- plian los marcos cognitivos y permiten que la sensibilidad transite diferentes camios. Involucrados en la labor de poner a disposicién significados de esta natu- raleza, sera posible advertir cuando el desinterés se debe a opciones y gusts / cuando ~en cambio se funda menos sobre un rechazo que sobre una priva- cin. Vale la pena enfatizar esto iltimo dado que son numerosas las propues- tas educativas que, parapetadas balo ciertos rechazos ~que explican dentro de la estrecha perspectiva del “gusto” o defienden en el marco de la confronta- cidn entre “lo popular" y “lo hegeménico"— no hacen otra cosa que colaborat con la privacién, cuando es lo contrario de la privacién y de ia cristalizacion Gel mero rechazo lo que define el trabajo de educar. Las gotas del tiempo y la esperanza de otra cosa igo de lo que venimos anallzando, aunque en geografias y tiempos muy rrentes del aqu{ y ahora del caso que nos ocupa, se juega en la ficcién que construye la escritora Clarice Lispector en torno a la relacién entre dos jéve- s. En su novela "La hora nes que viven en Brasil vidas muy bisicas y preca de Ia estrella’ la autora se adentra en la cotidianeidad de Macabea, una nor- destina migrante, y de su novio Olimpico. Macabea no entiende de cultura y 10C0; ella fo contiesa con algo de culpa y sent valor que afirma su mascul ad, formula ella) séto deja que Macabes ~en didlogo con su novio~ cueni Je ocurre cuando sintoniza su programa favorito: *{Sabias que en Radio Reloj dijeron que un hombre escribié un libro llamado Alicia en el Pais de las Maravillas y que también era un matemético? Hablaron también de * {Qué quiere decir “élgebra’ Saber sobre eso es cosa de marica, de un hombre que parece una ‘mujer. Disculpas por haberte dicho la palabra marica que, para una chica decente, es una mala palabra, -En esa radio cles, por ejemplo: zqué quiere deci Silencio, “Yo lo sé pero no tengo ganas de decirio. otras palabras diff ~A mi me gusta tanto escuchar las gotas de minutos de tiempo que ssuenan asi the-tac-tic-tac-tle. Radio Relo{ dice que da la hora exacta, cultura y anuncios. Qué quiere decir culeura? ~Cultura es cultura —continué él emperrado, —Vos también vivis arrinconndome contra la pared. Bs que hay muchas cosas que no entiendo bi 'renta per capita"? 2Qué quiere decir ~Es0 es fil: es cosa de médicos. Qué quiere decir calle Conde de Bonfim? Qué es conde? :¥ principe? ~Conde es conde, claro. Yo no necesito la hora exacta porque tengo No conté que lo habia robado en el baito de la fabrica: un colega lo J bia dejado en el lavatorio mientras se aseaba las manos, ~iSabés qué més aprendi? Ellos dijeron que habla que tener alegrla ce ir. Bntonces yo la tengo. También escuché miisica linda y hasta ~zEra un samba? ~Creo que st, La cantaba un hombre llamado Carusso que se dice gue ya murid, La voz era tan suave que al ofrla causaba dolor. La niento de inferign alumna - madre que se secaba las lage tmlentras con la otra sostenta a su hi experiencia que la habia transportado en micro hasta aquella sala surcada por proyecctones en las paredes y por la vor de una soprano que entonaba miisica renacentista vestida como la 5 lo que tal vex experiment6 un adolescente que acusa més tiempo de calle que de escuela, fascinado por el sonido del latid que acompafiaba en vivo a la cantante, El quiso decirselo al joven intérprete al finalizar Ia funcién,y 10 hizo: le pidié que tocara algo més, s6lo para é compaferos pudteron escuchar nuevamente un fragmento de la.pleza que habfa sonado durante Ia obra. Contentos, modos de vivir” es lo que se atrevié a imaginar la adolescente que al finalizar {a funcién dijo: ‘yo voy a volvera este gar, no sésia ver otros especticulos 0 a misica se llamaba “Una Furtiva Lacrima*. No se por qué ellos no dijeton “Tagrima’ “Una Fartiva Lacrima” fue la Unica cosa bellisima que hubo en su vida. Mientras secaba sus ligrimas, intent6 cantar lo que habia Pero su voz era cruda y tan desafinada como !o era ella, Cuando es cuch6 comenzé a tlorar, Era la primera vez que Moraba, no sabia tenfa tanta agua en Jos ojos. Lloraba, se sonaba la nariz sin saber ya por qué lloraba, No lloraba por causa de la vida que llevaba: porque no habiendo conocido otros modos de vivir, habia aceptado que ella cera "ast". Pero también creo que lloraba porque, através de la mas a, adivinaba que tal vez habia otros modos de sentir, habia existen- cias més delicadas y hasta un cierto lujo de alma, Muchas cosas sa- bia que no sabia entender. (..) Zambullida en la vastedad del mundo musical que no necesitaba ser entendido, Su coraz6n se habta dispa- rado. ¥ junto con Olimpico de repente adquirié coraje y arrojéndose em lo desconacido de si misma dijo: Crea que hasta sé cantar esa misica. L Parecés una muda cantando, ;Qué vor de cafia parti Debe ser porque es la primera vez que canto en la vida". El relato de Macabea semeja una suerte de apologia del arte que la penuria cultural no clausura,o de Ja sensibilidad estética que aguarda agazapada hasta verse sacudida por una invitacién que la descubre. "Un cierto tujo del alma”, fue tal vez lo que sintié también una adolescente 1a8 y se sonaba la nariz con una mano 1, no en la novela sino en e! proyecto ~ joconda de Leonardo. “Otros modas de sentir” para sus compafieros. Asi, él y sus I solemnes, agasajados. “Otros irar lo que sea, las fotas, fs n ay montones de cosas acd para ver. 4 veces salitas con mis primos y vamos a un Shopping porque es gratis. No vang entender nada cuando yo les diga que vengamos acd’. No participaban de esas ni de otras escenas similares los adolescentes “desinteresados” y/o lo que tal vex erefan -como Olimpico— que esas formas y impoco participaban lag contenidos son incongruentes con la mase: adolescentes que, acostumbradas como Macabea a “vivir de menos", tal vey sentfan que delicadezas semejantes no se compadecen con sus vidas. Nin, guno/a de ellos/as habia visto antes a sus compatieros/as involucrados en escenas e intercambios como los descriptos, ciculando cual si fueran “localest en ambitos que no eran los suyos; de modo que lo que ali acontecia -aunque no los tuviera como protagonistas~ hacia parte della oferta simbélica que rec. bien también ellos/as dado que otros contenidos y otras formas de la sensibi, lidad ingresaban de alguna manera al universo compartido, El acceso solitatto, casi casual y luego frecuente de Macabea a consumos culturales que parecen conmover su manera de estar en el mundo contrasta con el acceso programado, colectivo y esporddico de los adolescentes bajo proyecto a experienclas en relacién con el arte que no forman parte de su cot. dianeidad. En ambos casos estén en juego ~de maneras muy diferentes una oferta, una oportunidad, unos efectos; y ambas situaciones contrastan con la ica y el alcance que conllevan clertas poiiticas piiblicas -relevantes, soste- nidas~ en el érea que nos ocupa. Tales el caso del proceso que ha tenido lugar en la cludad colombiana de Medellin que, azotada por el “imperio narco",vie- ze transformandose de la mano de gestiones politicas que apuestan ala cultu- rae invierten en ella, De eso trata una crdnica periodistica de la cual reprodu- clmos a continuactén algunos fragmentos, “Los peladost? necesitaban algo mas que la gufta facil y el fierro en la presupuesto de Cultura de Medellin supera al del gobierno El Centro de Desarrollo Cultural de Moravia (ciudad de Colombia) es un edificio que destaca entre la precariedad circundante, No se construyeron tres salitas mugrientas para con- formar a los desharrapados, se erigié un sitio grande y eémodo, fun~ ional, con un gran auditorio, un patio central con un escenario don= de se realizan especticulos, salas de estudio, un saldn espejado para Pricticas de danza de todo tipo, 23 cu insonorizados para Fepasar rutinas de canto y expresién corporal, un jardin infantil, do cologual de denominar aos venes en Colombia, Doscientos treinta nifios yjévenes asisten alli a una de las sedes de la Red de Escuelas de Misica de Medellin. Se ofrecen cursos, talleres, seminarios, foros, peliculas, clinicas y charias de toda clase, gratis. No hay un banco roto ni una pintada en las paredes. Ellos to pidieron y ellos se apropiaron del lugar, lo cuidan como suyo, La violencia sigue, muchas siguen trabajando para el narcotréfico, pero aqui vienen a practicar la esperanza de otra cosa’, dice el Director del CDCM. (..) “El viernes 2 de julio, dos sicarios entraron a la discoteca (..) mata- ron a ocho e hirieron a dieciséis. El sabado 3 (..) el cofundador y coordinador del teatro colectivo artistico San Baté de la Comuna 13, se dirigfa a una reunién a con la Ministra de Cultura (..). Nunca lle- 46: cay6 bajo las balas de otro sicario (..). Medellin no esta en paz. La miisica no puede con ciertas cosas, la cultura no lo resolverd to- los paisas!? se permiten respi- do, Pero aiin entre el olor a pélvor rar algo parecide a la esperanza’. (Eduardo Fabregat, 2010, diario Pagina/12), Consumes y producciones vinculados al arte y la cultura, espactos apropia {os y dignos para el aprendizaje, la expresién y Ia apreciaci6n, frecuentacién de lenguajes y de cédigos diferentes ofrecen oportunidades para “practicar la esperanza de otra cosa"; més atin cuando todo ello es puesta a disposicién de quienes habitan territorios surcados por la violencia, la violencia de las balas y/o la de la restricci6n y Ia precariedad. En virtud de los efectos que dichas experiencias pueden producir y a pesar (0 a causa) del alcance y de los limites que éstas poseen: promoverlas, sostenerlas y multiplicarlas constituye una responsabilidad para quienes educan procurando quebrar la trama de la in- justicia y el padecimiento. El trabajo con adolescentes y j6venes en cualquier contexto y con connota- clones paticulares cuando se trata de pibes/as de os mérgenes—interpela mues- tra capacidad para transmitir y para habilitar “algo parecido a la esperanza’ “Algo’ que indudablemente portan determinadas propuestas en torno al arte y la cultura; no todas, no cualquiera, sino aquellas que propictan la experiencia estética que hace huella y hace Justicia no solamente ni principalmente ni nece~ sariamente debido a que tematizan la privacién y la inequidad sino en razén de que las combaten ampliando el mundo.de lo accesible, lo posible y lo placentero. "3"Patsas*[apécope de “paisanos") designa alos habltantes del department de Antoaula, Co lombia, Huellas que gritan cin: Sélo agujeros, cavida- jes exteriormente. Preguntaban: se sabe °? No, contestaban, pera nunca se ha sabido si eran templos. Lo dnico que se sabe es que fueron ho- chos, construidos, con las manos. La seflorita deca que a veces esos agujeros eran tan grandes como habitaciones, a veces tan grandes como palacios, que a ve- Apuntes Tatura y ensayo teérico convergen en estos apuntes que presentan un pe das marcadas por el arte, una escena que reporta la experien 3 del extranjeridad y la admisi, tna denncia de la hipoctesia con astento en Ja pintura, y reflexlones acerc ci6n y la emancipacién del espectador, Clandestinidad llamo Renée. Tengo cincuenta y cuatro afios, Desde hace ete, soy la portera del nimero 7 de la calle Grenelle, un Palacete con patio y jardin Interiares, dividido en ocho pisos de lujo, todos habitados y todos gigantescos. Soy viuda, bajita, fea, rechoncha, tengo callos en los pies y también, ajuzgar Por ciertas maiianas que a mi misma me incomodan, un aliento que tumba de espaldas. No tengo estudios, siempre he sido po- bre, discreta e insignificant, Como no es muy frecuente que una portera disfrute con Muerte en Venecia, y que de la porteria provengan notas de Mah- let, recurr{ a los ahorros conyugales, con tantos esfuerzos reunt dos, y adquirf otro aparato que instalé en mi escon tras, garante de mi clandestinidad, el televisor de la porteria be- ‘reaba ~sin que yo lo oyera~ insensateces para cerebros poco bada refinados, yo podia extasiarme, con lagrimas en los ojos, ante milagros del Arte", Muriel Barbery (2010: 13, 16) Incongruencias Conozco personas que al ofr ciertas obras musicales que co- nocen de memoria se conmueven tanto que mientras las escu. chan cantan o silban otras misicas, Silvina Ocampo (2008; 17) ees eran como corredores, pasadizos, pasos secretos. Que todo eso habia sido hecho por Ia mano del hombre, construido por la mano del hombre, Que en determinadas arcilias profundas se habfan encontrado huellas de manos grabadas en sus paredes. Manos de hombres, abiertas, a veces heridas. ~2Que significaban esas manos, segii la seforita? ~Significaban gritos, decia ella, para que, mis tarde, otros hombres oyeran y los vieran, Gritos pronunclados con las maitos. ~iQué edad tenia usted en la época de esa excursion? “Tenia doce afios y medio. Estaba maravillada, Bajo el cielo, sobre los agujeros ain se vefan culturas que, afios tras affo, a través de los siglos, habfan legado hasta nosotras, las nifias del sautocar escolar. (2008: 97, 98) Perplejidad ‘nina es una miner cllada que trabaja en mi casa. Y,cuan- do habia, tee esa voz apagada, Rara vez habla. Yo, que nunca ‘uve una empleada lamada Aparecid, cada vee que tengo que llamar a Aninha, siempre le digo Aparecida. ¥ es que ella es una apariclin moda, Cierto dla por Ia mafana estaba arreglando on rincén de la sala, y yo estaba bordando en otro. De Tepente -no, no de repente, nada es de repente en ella, todo parece una cont nuactin de! slenclo~continuando pues el silencto, leg haste mi “Wated escrbe libros? Respond un poco sorprendida Me pregunt6, sin dear de trabajar y sin levantar la vou, st odia prestarte uno. Quedé perplea, Fu franca: le die que no le than a gustar mis Ubros porque eran un poco complicados Fue ljar de acomodar cosas, y con vor todavia rds apagacla, me contest6: “Me gustan las cosas complicadas. No ime gustan las cosas féclles” Clarice Lispector (2008: 35) Las reglas de la admision “En cuanto a él, tal vez vista como un londinense, vaya a tra- bajar como un londinense, sufra el frio como un londinense, pero no es de reacciones répidas. Los londinenses no Ie tomarfan por auténtico ni por casualldad. Al contrario, los londinenses le reco- nocen en el acto como uno de esos extranjeros que por razones que ellos sabran deciden vivir en un lugar al que no pertenecen.

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