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LA PIRAMIDE OBSESIVA lgrano de este libro habita cn el hueco real entre la practica analitica actual y el torbellino que llamamos la ultima ensefianza de Lacan. También habita en el hueco real entre la direccién de la cura y el horizonte de la identificacidn al sintoma. Por eso se intenta escribir las conexiones de diversos aspectos de las neurosis obsesivas con el nucleo sintomatico en tanto tal, por sus bordes donde lo real se inscribe como imposible. Aprender de lo que el sintoma ensefia, de lo que tiene de inventivo, de los recorridos que traza, y de las soluciones que ha construido para suplir la ausencia de relacién sexual, es el camino que se propone. Habiendo comprobado que la clinica de la neurosis obsesiva de orientacion lacaniana se habia detenido en su pensar en el ambito de los Fseritos de J. Lacan, y hasta el libro 11 en cuanto a El Seminario, decidi tomar una pocas referencias posteriores que petmitieran volver a otdenar lo ya sabido, repasar Ja leccién, y volear el resultado en el torbellino antes mencionado, para que tenga la oportunidad de hacer su camino. En este intento, lo mas importante, me parece, fue reintroducir cn la cuestion tanto el significante falico, D, como el amor "eroto-maniaco", asi tipicado por Lacan para la neurosis obsesiva. Juan Carlos Indart LS.B.N. 987-9318-15-3 LA PIRAMIDE OBSESIVA Otros libros publicados por EDITORIAL TRES HACHES Jacques-Alain Miller * El hueso de un andlisis * Fl establecimiento de Bi Seminario" de Jacques Lacan © La transferencia nepaliva ° Lakant + Seis fragmentos clinicos de psicosis * La erdtica del tiempo y otras textos Eric Laurent * Posiciones femeninas del ser * Psicoandlisis y Salud Mental Barbara Johnson © La carta rabada. Poe, Lacan, Derrida Mario BE. Teruggi * §l 'Finnegans Wake" por dentro Jean Panlhan « Hl guerrero aplicade Friedrich Nietzsche « El caso Wagner Jacques Derrida * Ulses gramdfone. Dos palabras para Foyce Autores varios * Psricoandlisis 4 Derechos de las Personas Javier Aramburu + El deseo det analista Nieves Soria * Psicoandlisis de la anorexia y la bulimia Roberto Mazzuea, Fabian Schejtman y Manuel Zlotnik s Las das clinicas de Lacan. Introduccién a la clinica de los nudos Juan Carlos Indart, German Gareia, Florencia Dassen, Jorge Chamorro y¥ otras * Las formulas del deseo Juan Carlos Indart La piramide obsesiva TRES HACHES Hiustracién de tapa (modificuda): Anselin Kiefer, 1997 Disefio: LAP. ISBN, 987-9373-15-2 © 2001, Editorial tres Haches Junin 558, pisa 9°, of. G05 (1026) Ruenos Aires Argentina Finpresa en Argentina - Printed in Argentina Queda hecho el depdsita que marca lu ley 11.723 Presentacion Este libro es la publicacién del curse que dicté en la Escucla de la Orientacién Lacaniana, durante 1999, Sostengo una ensefanza en esa Escuela desde que se Cund6, en el noventa y dos del siglo pasado, La sostengo segiin su reglamento. Quiero decir que la sostengo corrienda con el riesgo, ¥ pesa en mi propia cuenta. La Escuela ni me autoriza ni me disuade. No la sostengo como pottavox de nadie, pero cl lector se aburriré de comprobar que, en la medida de lo posible, muesiro todas mis cartas en Jo tocanle a los textos de aquellos de quienes aprendi, a mi manera, lo que ine transmilicron. Sestengo esos cursos de viva voz, en un modo y un estilo que hacen, del registro de lo que digo, algo muy distante de la publicaciéa, No sdlo porque rigen para lo escrito normas minimas que seria deseable cumplir, sino parque al pubiicar, los enunciados se van més alla de las condiciones de una transferencia de trabajo siempre fundante. Esto Ultimo es una responsabilidad grande en psicoanilisis, gue no habia pensade asurmir. Sin embargo... unos colegas me empujaron a editar este curso, cuando se ofrecieron a corregir las desgrabaciones que efectuara Paula Pineles, hasta obtener algo suficicnte- mente lefble... para un lector de libros interesado en el psicoanilisis... Son eilos Eduardo Benito, Viviana Camilli, Rail Carmona, Alberto Grunfeld, Alicia Pico y Alicia Yacoy, y a cilos se debett casi todos Jos titulos de las dieciséis clases que ahora son capitulos. Les agradezco mucho lo que hicieron, y se los agradezco también en el sentido de que, con él trabajo que se dieron, consiguieron que tuviese que trabajar mucho mas de lo que habia pensado, En efecto, he revisado el libro linea por linea varias veces, cuidando lo maximo posible ese borde en ei gue las ideas que se avanzan crean también la pendiente por la que se descarrilan, Volvi a escribir bastantes parrafos, y escribi algunas cosas nuevas, pero siempre a partir de la idea preexistente. ‘lambién disené cierto ndmero de esquemas, de un modo que me parece bastante preciso, contra la nebulasa de mis improvisaciones con la tiza y el pizarrén. Puse muy pocas refcrencias bibliograticas, porque la mayoria son oxplicttas en el texto, o hay que suponer que eran de facil acceso para los asisicntes, praclicantes dei psicoandlisis en su mayoria. Debo advertir al lector que sc encontrard con muchas feiteraciones, y que decidi mantenerlas. También decidi dejar una prosa que es de varios, y que no sdlo navega con dificultades entre lo escrito y ty oral, sino que hincha sus velas con brisas mezcladas del froneés que me imagino, con el rioplatense, que me sale aqui o alld por los poros. En verdad, hay cosas que se machacan hasta el cansancio. Por ua lado, puedo decir que se trata de la publicacién de un curso, quincenal, con sus inlerrupciones, con algunos participantes de mas constancia, pero también con muchos quc van y vienen, y sobre un tema del que no tenian tantos antccedenies, Pero eso ¢s secundario, porque, por otro jade, es asi cuando se improvisa. Seria lindo pader hacer invenciones de largo uliento, que no hagan sentir demasiada la repeticidn. No es mi casa, y debo volver pronto al tema para inspirarme, porque del tema misma no «Fe estoy segura, y cuando lo repito siempre me suena diferente. Si el lector soporta in paeo las cantilenas, ver que hay pequefias variaciones, que no son triviales, Porque las cuestiones tratadas son dificiles de pensar. Lo dificil de pensar es aquello que nos llama a pensarlo una y otra vez. Ahora vayamos al grano, porque todo Jo anterior son excusas, En primer lugar, el grano de este curso, del que el lector juzgaré su riego en las paginas de! libro, habita en cl hueco real existente entre la practica analilica actual y ¢l torbellino que Hamamos “Ia Giltima ensefianza de Lacan”. Habiendo comprobado que la clinica de la nourosis obsesiva de orientacién lacaniana se habia detenido en su pensar en el 4mbito de los Escritas de J. Lacan, y hasta el libro 17 cn cuanto a Li Seminario, decidi tomar unas pocas referencias posteriores que permiticran volver a ordenar lo ya sabido, repasar la leccién, y volear el resultado en el tarbelline antes mencionado, para que tenga la oportunidad de hacer su camino. En este intento, lo mas importante, me pareee, fue reialroducir on ia cuesiién tanto ei significante falico, &, come el amor “erotomaniace”, asf lipificado por Lacan para la neurosis cbsesiva. En segundo lugar, el grano de este curso, del que el lector apreciard el ahona personal que le he puesto, habita on el huecd real cxistente entre la direccién de la cura y el horizonte de la identificacién al sintoma. Desde este punto de vista, a intencion ha sido la dc no agregar mas desciframientos a los muchos ya existentes sobre los diversos modos de presentacion de Jas neurosis obsesivas, sino, por el contrario, tratar de escribir cada una de sus conexiones con cl nucleo sintomatico en tanta tal, por sus bordes donde lo real se inscribe coma imposible. Ninguna mirada parddica exterior, desde donde comentar los delcites y los sufrimientos de la obsesidn, sino, mas bien, aprender de lo que cl sintoma ensefia, de io que tienc de inventivo, de los recorridos que traza, de las soluciones que ha construido para suplir la ausencia de relacion sexual, Durante ef dictado del curso, con otras colegas, y en una de las Noches de la EQL, pusimos en discusidn casos clinicos como prueba de ia pertinencia actual de las caras del sintoma obsesivo que cxplor4bamos. De esto hay publicaciéa, ef Icctor encontrard la referencia bibliografica en el capitulo naveng, que es el complementa justo de esta otra que lermino de presentar, siendo ambas testimonio del trabajo desarrollado aquel aio. I, ©. Endart Et caleidoscopio Muy buenos dius a todos. Les apradezco encontrarlos en este nucvo cielo 1999, tan dispuestos y tan numerosos, Serd un estimulo ¥ un desafio. Hoy quicra trazarles un ordenamiento minimo de puntos, alrededor de los cuales proseguiremos trabajando cuostiones tedricas y clinicas referidas a la heurosis obsesiva. Pero, como prdjogo a esta primera reunion se me ha ocurride decirles que, desde hace un tiempo, me queda cada vez més claro que cl psicoundlisis, su praciica, y el esfuerzo por encontrar sus fundamentos, lo que Jlamamos la teorfa psicoanalitica, funcionan come un caleidoscopio. Espere que todos, al menas de nifios, hayan tenido en sus manos alpuno, y se hayan entretenido un poco con ese juguete. Caleidoscopio quicre decir “observar figuras bellas”. Esa observacién de figuras bellas 1a encontramos en psicoandlisis cuando ios hechos se ajustan al saber del que disponemas y al que recurrimos durante cierto tiempo; los hechos se van ajustando a un cierto ordenamiento, y es como cuando vetamos esas maravillosas figuritas que, aunque limitadas al plano peométrica, ya nos indicaban una alla estructuracién, con sus juegos de oposiciones y simetrias, tanto en las formas como en los colores. Pere en psicoandlisis, trabajando con esas configuraciones, a veces mucho tiempo, algo no cicrra. Siempre algo no cierra. Es asi que nos esforzamos, a parlir de una configuracién, por resolver lo que no cicira, una y otra vez, trazando diversas tocorrides, porque tal vez se dcha a que uno no ha logrado todavia entenderla suficientemente bien. Hasta que a cierta altura (y es la diferencia con el juego, porque no es tanto gue uno le dé un movimiento, sino a fuerza de chocar con eso que no cierra) pasamas por la experiencia de ese ruido, esc chasquido, por el que todos los pequerios vidrios se cacn. Asi, de pronto, hay que empezar a ver todo desde un nuevo punto de vista, ¥ tenemos esa suerte de pequefas o grandes crisis en nuestro modo de entender y conducir la practica, Pueden producir entusiasmo, porque es mucho [o que pucde verse durante un tiempo de una manera distinta, que nos parece mds rica, m4s amplia, mds precisa, segtin una nueva configuracion; tenemos, ademds, la expectativa de gue a través de ella resolvereros ese punto que no cerraba, Luego de un cierto tiempo de trabajo, pueden ser afios, con Ja nueva contiguracién algo tampoco cierra. Nos empecinamos por tratar de que cierre a partir de esa configuracién y de pronto algo se mueve, estalla, y otra vex hay que construir todo de vuelta desde un nuevo punto de vista. No sabemos tudavia si maestro juego, aunque sea de muchas configuraciones, pudiese volverse circular, a cierta altura. Soria divertido si después de muchas de esas mutaciones, cuando pensaimos que zhora sf, que ahora vamios a entender de manera ‘definitiva como cerrar la cuestion analitica, ocurre que con el time ruido de los vidrios vemos surgir como configuracién adecuada cl modelo Sptico de Lacan, la nocién de ideal del yo, la teorfa del narcisismo... Pensarfamos: “este calcidoseopio tendra muchas figuras, pero al final gira cn redonda”, Cuando lleguemos a esa habria que hacer un retoino 4 Freud, volver a darle primacia a lo simbdlice. Pero tal vez no gira en redondo. O tal vez alguna vez cierre. Por el momento digamos que perseveramos, Junta con SCA), y que hacemos el camino segiin sus obstéculos. aie Si he hecho este prologe es porque hoy intentaré precisar algunos lemas tendientes & pensar Jas cosas de otto modo. Esas crisis “a lo caleidoscopic”, en la alegoria que he elegida, tienen toda su validez para cada uno de nosotros sélo si levamos al m4ximo un compronziso ¢on la propia practica, y con el saber que se puede extraer de la misma. Es distinto si a uno ie pasan un caleidoscopio mientras fe dicen: “mira qué lindo se ve ahora, eudn diferente, es la tiltima moda”. Uno ve un rato, uno se aburre, y uno espera que le traigan otro donde se vean mds novedades. As{ no se pasa nunca por el estaliido de Ja configuracidn, y uno no s¢ confronla con ese corte donde ya nada de la manera supuesta de entender el psicoandlisis sirve. Debo decir esto, para diferenciar, como diria Nietzsche, Ja manera parpadeamte de seguir desde atuera los cambios de perspectiva, de lo que es partir del tiempo real relative a la propia practica. En.mi caso, la consigna de trabajo que Tepilo cn este cursu, Clinica de ia no relacién sexual, intenta, como conjetura, ubicarme en una configuracion nueva, para ver las casas desde oiro punto de vista. Cuando, poco a poco, a ese intente se lo puede articular de un modo més consistente, por supuestu que une se da cuenta de que habia habida raido de vidrios antes. ¥ por una vez, un poco de casualidad, porque algunas de las clases qué he dado aca fucron editadas en un pequerio hry que se llama Metonimia y goce, quiero leerles unos parrafos que hacen de manera csencial a este giro repentino cn el que tratamos de ordenar nucstrog sabcres, Fueron unas clases dadas aqui, cuando este curso se llamaba Sobre éa ldgica de la cura, en 1994. Lieva tiempo el caleidoscopio de un psicoanalista. En ese entonces yo habia Wegado a este tema extremando La discusién acerca del estatuto metonfmico del significante, y porque sablamos las referencias de Lacan sobre Ja importancia del mismo con relacién al goce. I.co un poco, entonces, para darles esta referencia inicial donde, siguiendo una suerte de combinatoria légica, yo trataba de indicar en esos afics que siguiendo a Lacan no habia una, sino al menos tres maneras de pensar la cuestién de las relaciones entre el significante y el goce, “Hay una manera —decia— que quiero mencionar, pero para ir descartindola. Surgié la vez pasada y es inevitable que surja cuando hacemos por io menos un esfuerzo por imaginar cémo transcurre cse goce, © sa angustia, o ese dolor, o ese afecto, o esa excitacidn, por esa red significante, y que habiamos alegorizada como la entrada cn el cuerpo de un escalofrio, una suerte de temblox eléctrica”. Eran mis figuraciones del “94 sabre el goce.“... pero que es la juntura como tal de la red significante con ese campo de goce. Eso habia Ilevado a temas del estilo: ‘el significante mata al goce’ en todo el trayecto en el cual funciona, porque lo desplaza. Podriamos decir que en ese “pase y no vuelva’, donde quedé “por aqui no vuelve’, quedard un significante, pero Tauerto de toda arliculacién con un goce, que se ha ido en deriva a otro lado”, Es una buena manera de pensar la cuestion, para meditar después cémo podria quedar algo, para que esta especie de biisqueda y matanza por desplazamiento del gpoce no prosiga hasta la muerte, y pensar eémo hay una recuperucién posible de un goce para cl sistema. Es una bucna vertiente a considerar. Fst4 tesumida en esa frase de Lacan, retomada de !Legel, cn Ja primera paric de su ensefianza: el significante es la muerte de la cosa; la cosa en el sentido de das Ding: con el significante muere el goce. Sdlo habiamos precisado entonces que, a partir de la metonimia del significante, no és tanto que lo maie sino que Io excluye de su dominio, lo desplaza. Y decia, en mis términos: “Como no sabernus qué es el goce, siempre nos tienta, en estas descripciones, que lo simbdlico y la red significante quede un poco como el malo de la pelicula”. Fn esta configuraciGn del calsidascopio todo lo que se entiende por lo simbdlico, la ley, La subjetivacion de sus efectos, tiene esa caracteristiea de causar un clerta desierta de goce: Io prohibe, fo castra, lo desplaza, ete. Fs una concepcidn en la cual, sin duda, el gocc aparcce siempre de un modu transgresive respecta de lo simbélico y la ley. sige Mencionaba también que es toda una vertiente que se puede estudiar y tratar de verificar, y aludia a que tenemos una cierta idea de ella por la enorme extensién de cierto tipo de simbolismo en la cultura a partir de los efectos de la ciencia; tencmos esa idea de que por donde pasa esa simbolizacién extrema hay algo del otden del goce de Ja vida que se retira. Sin embargo, tantbién seflalaba: “Pero quiero aclarar sobre este asunto que hay puntos muy enigmaticus donde es facil caer en mitos de origen mas 6 menos especulativos. ¥ conviene, por lo menos, lener también la versién contraria: aceptar que cn Lacan puede haberse puesta énfasis en una vertiente y de pronto en otta. ¢Cual podria ser una ficcién vinculada a pensar esto exaclamente al revés? Si hublese una hiancia, una brecha, una rajadura en un cuerpo animal que trotara por la Hanura africana... (esos eran mis cjemplos en el 794...)... Supongamos que de acuerde con los mejores especialisias en genética y en Ja teoria de la evolucién desde Darwin, todo parece indicar que, salvo que crean que Dios nos puso én el mundo de manera muy diferente, derivamos én cierto modo de un animal que sufrid de algin fracaso. ¥ esa hendidura puede ser pensada como causa de la irrupeién de goce en un organismo. Esta irrupcién de goce, en tanto cs real, es lo que conduce ala muerte répidamente por destruccién de todo equilibric imaginaric, purque lo imaginaric nuestro no da para resolverlo, a diferencia del imaginario animal, que se las arregla muy bien para mantener a raya ese real. Si por razones artificiales u olras el imaginatio animal no puede parar la induccién de un real de goce, perece, o da lugar a trastornos psicosomiaticos severos conducentes a lo mismo”. Si se piensa asf, que por cualquier razon, en esa rajadura es lo real de un goce lo que sé introduce, entonces la aparicién de la red significante, de la lengua, del lenguaje, podria ser considerada al revés. Al poder crear redes donde desplaza su exceso, y crear zonas en donde lo detiene modcradamente (y si ya no tenemos una idea tan romantica del goce y io podemos pensar como algo real que lleva a un desarreglo organico hasta la muerte) podemos decir que ei significante es lo que aparece como un recurso, Podemos dejarlo acd como el bueno de Ja pelicula. “Esto cambia ua poce —decia yo- el sentido que Ic habfamos dado a ese: ‘el significanle mata al gocce’”. Y es en esta sepunda configuracién del caleidoscopio que dilimamente hemos trabajado mds, en fa linea de cémo cl lenguaje puede tramitar el goce, fo que ya no es la mismo que colocar al sujeto estrictamente bajo el orden de la ley y la castracion, en el sentido de Ja prohibicidn de su goce. Es porque ahora cl malo de la pelicula es el goce. En la primera configuracién el goce es paraiso perdido por las exigencias culturales, sélo recuperable por transgresién. Pero decfa, entonces, que hay una tercera versién posible: “Podemos considerar estas versiones come antinomias, sea que pongan un primer paso en la irrupcién del significante, sea que pongan un primer paso en la irrupcién de un goce, Pero en versiones menos antinémicas tal vez nu se le pueda echar tanto la culpa a uno como al otro, y podemes imaginar una especie de danza donde quién sabe si se evan tan mal él uno con el otro. Hay constantemente una cierta articulacion de esa red significante con un goce, que puede explorarse de manera no lan contradictoria”. Luego sefialaba: “Una vertiente como esta tltima que les indico ya no estaria representada en una formula como la del cuatemario metaférico”, donde en cambia se podrian todavia discutir las otras dos, las que he llamado antinémicas. Saben que esta tltimu verliente, de la manera mds decidida, ha sido indicada por Jacques-Alain Miller, y con ella explora ahora una configuracién nueva relativa a la ultima ensefianza de Lacan. Este punto de vista Jo tienen cn su seminarie ya editado acd en castellano como Fl iueso de un andlisis?. Sc trata de reconsiderar muchas cosas a partir de otra idea, la idea segGn la cual el significante produce gace. Tendremos, poco a poco, que verificar qué alcance tiene. ejfje* Bl goce, en la primera concepeidn, slempre es alcanzado por cierta idealizacién. La de un goce que hubiese sido posible si no fuera por csc malo de la ley, de la castracidn, de la funcién paterna, de las exigencias simbdlicas. Y en ia segunda siempre es alcanzado por cierta defensa, pues sea lo que fucse siempre es malo y mortifero, En ambas significante y goce se oponen, y se les supone origen diverso. Por supucsto, no me parece sencillo ubicamos ripidamente en las consecuencias clinicas de la tercera alternativa, pero me paréce indisculible que es una puntuacidén decisiva de Miller para situarse en 1o que conduce a la Ultima ensefianza de Lacan. Ni mas ni menos que on cambio en el modo de ariiculac significante y goce. Un cambio que se produce porque las ideas anteriores, verdades de tantas cosas, en algtin punte no cierran. No voy a tomar una decisién tajante sobre este problema apenas expuesto. Pero les voy a plantear un esquema que podemos seguir, a las puertas de eso, para avanzar sobre cémo, siguiendo la ensefianza de Lacan, leemos sobre distintes modos de articular ¢f significante y cl goce. No creo que ese nexo pueda ser pensado de uma unica manera. Elay modalidades diversas de goce, con logicas diferentes respecto del significante, y eso nos conducira a discutir nuevamente la clinica de ia neurosis obscsiva. . Para eso tomaré como punto de partida una ensefianza de Lacan que estd cn la leccidn del 12 de enero de 1972, en El Seminario, bro 79, “...ou pire”. En es¢ momento creo que Lacan establece una escisién, un corte definitive con los datos que nos proves ja biologfa, datos que nos deben interesat como psiccanalistas, esos datos sobre como picnsa la biologia el sexo y la reproduccidn sexuada. Es por fin el momento en que Lacan realmente encuentra una construccién mas consistente y precisa, como para dejar de lado cosas que le habian servido a Freud, y a él mismo siguiendo a Freud. Come la teoria de Weismann. Recucrdan la base que podia suministrar la distincién, en el orden bialdgico, entre las determinaciones puramente somticas y aquellas vinculadas al plasma germinal. Sabemos del apoyo que le dio a Freud para pensar una distincién entre las “pulsiones” de autoconservacidn y las pulsiones sexuales. Distincién y oposicién suficiente come para intentar explicar por qué la sexualidad, en el ser parlante, estd tan ligada a ja muerte, segtin ios datos clinicos que se le imponen a Freud, desde su olvido del nombre Signorelli hasta tantas referencias a la obsesién, pasande par su complejo de Kdipo. Esa distinciéa en lo real bialégico, para la vida con reproduccidn sexual, permiifa sostener que e! desencadenamiento de la programacién sexual iby de ia mane con el destino de muerte del individuo de la especie, el que slo cstarla ahi como envase desechable del pull genético. Lacan recorrié ese argumento mas de una vez, sin decir ni que si ni que na de un mods rolundo. Lo piensa de distintos mados ao largo de su ensefianza. Al principio hasta se le ocurre que por via del lenguaje y su efecto sujeto, el problema de la diferencia con el animal radicaria en que al ser parlante se le irnpone saber sabre esa dura ley de Ja vida. Pero en El Seminario, libre 11, construye.su mito sobre la libido, sobre ef goec, su mite sobre la laminilla, relacionandola con lo perdido de la vida por la aparicidn de la reproduccidn sexuada, ya que ya hay vida de antes de la misma. Y de cso se trataria en lo que el objeto a representa para el sujeto con cl que se arlicula. Ambas ideas son extraordinarias. Pero en esta versidn de Ef Seminaria, bro 19, me parece que realiza definitivamente un corle respecte de cgag referencias. Tiene un criterio por el que deslinda claramente cl campo dei psicoanélisis de lodas esas elucubraciones que nos-pueden venir de la biologfa. Ei corte esta dado porque cualquier empleo del término sexualidad, sexo, teproduccién sexual, en cl orden biolégico, queda descartado en tanto cl campo propie de estos seres parlantes que somos queda detinido de entrada y solamente por la induccidn, la aparicidn, la inyeccién en el cuerpo del significantle y el goce. Pero eso no entra por e]de cualquier lado; entra por el agujero de lo que es ya su nitida proposicién: “no hay relacién sexual”. Se puede representar asi este primer paso: 1) /noR.S./ | 2) Sate, / goce La linea continua on el punto |} se justifica por Jo que sigue. La proposicién de Lacan “no hay relacién sexual” creo que tiene dos sentidos que vale la pena distinguir, son dos sentidos que 4 uno también se le ocurren leyendo las muchas maneras en que Lacan fue planteandolo, Por ejemplo, cuando lo planteaba como “no hay ctapa genital”, o cuande lo planteaba como “no hay pulsién genital”. O cuando lo planteaba demostrando que no hay y por eso sélo hay acto sexual, en Ei Seminario, libra 74, “La légica del fantasma”, Hasta que queda dicho de manera definitiva con el enunciado “no hay relacién sexual”. Al leer ese tema vemos que Lacan usa la idea con dos sentidos. No estoy diciendo ni que sean equfvocos ni contradictorios, sino que vale la pena distinguirlos. . Hay un sentido, suele ser el que més se difunde por su empleo en psicoandlisis, donde lo que la expresién quiere decir es que no hay unién sexual; que no se puede hacer de dos uno. Para toda esa fantasia ideal, pero de fuerza tan grande cn las culturas, tan cantada por los poetas, por los artistas, y fan buscada y prometida por la dicha de los enemorados en cada esquina, no sélo en primavera, sino también en verano, otono € invierno, Ja de funiir las almas y los cuerpos, Ja de conseguir en la telacién sexual, al menos wn instante, por fugitivo que sea, que dos se hagan uno, el enunciado “no hay relacién scxual” indica Jo contrario. Denuncia que se trata de fantasia, de idcalizacion, de defensa. ¥ Lacan utiliza mucho ¢] enunciade “no hay relacién sexual” para advertir a los analistas y ensefiarles que csa fantasia de hacer de dos uno, es fantasia de gran aicance, y que de un modo u otro nes habita constantemente, aunque ya no tengamos versiones tan romdnticas como en la juventud. Y Ja vemos apareccr en la clinica una y otra vez, porgue el que un sujeto esté desengafiado aqul o alld respecto a hacer de dos uno, no quiere decir que haya podido ir més alla de ese ideal. Para el otro sentido, e! que nos interesa mds estriclamente desde el punto de vista tedricn, el que se aclaré cuando Lacan también aclaré que cl enunciado debe entenderse como “no hay relacién sexual eserita”, me patece el mejor comentario utilizar el término sugerido por Miller para situar qué quiere decir Lacan con esa frase. Podemos entenderla come c] fracaso de una “programacidn” en el sentido informéatico actual, Hagamos una ficcidn que me parece Util, Vamos a hacer de una maquina una maquina con vida, un organisma, y para eso hay que cargarle muchos programas como Jo hacemos en una computadora. Serfa muy lindo porque saldrfan leyendas cada tanto, que dirfan por ejemplo: “cddige genético alfa”, “espere un momento”, “instalacién exitosa”, “cddigo de presidn sanguinea,” “espere un momento”, “instalacién exitosa", “eédigos perceptivos”, etc. Asi ijamos logrando que se cargara todo fo necesario para que funcione, por ejemplo, como un chimpancé. Los programas, en su pura sintaxis, nos darian wn buen cjemplo de lo que habita en ua orgasisme como saber en lo real. Pero el caso es que o ne disponemos de un software »i3° con ef programa sexual, o cualquiera que pongamos no se instala. Eso es esencialmente en Lacan su mode de pensar esa hiancia y lo gue quiere decir por “no hay relacién sexual”. Y si dice que cso és un agujero en lo real, creo que conviene pensarlo de esta manera. No sabemis qué es lo real. No sé cdmo se lo imaginan ustedes. Tal vez tenga la idea de que lo real es algo muy compact, y no se entiende muy bien qué podria ser un agujero en Jo real. Un agujero en lo simbdlico, en ¢] juego diferencial de un significante y su falta, es algo que podemos hacer inteligible. Un agujero en lo real se puede entender como un agujero de saber en Jo real. No hay nada escrito para el apareamiento sexual en el ser parlante, y si hablamos de real en esc lugar, lo hacemos de una mancra bien precisa. Es real porque os imposible que haya allf un saber escrito. Por eso la linea continua cra una manera de indicarles todo lo que va bien en la programacién, y que puede seguir después con otras formas de programaciones. Pero para la sexual hay ese corte, esa discontinuidad por la que ne se inscribe algo que permiliese, como en los animales, esos programas maravillosos que operan en determinado perfodo de la vida del organismo, con un buen reloj también dentro del ciclo anual de la especie, como un saber automatico por el cual el macho y Ja hembra saben exactamente qué danzas bailar para la cépula y Ja reproduccién. Es ese saber lo que estd agujcreado en nuestro caso, y cualquier expectativa de que estuviese, pero reprimido (una expectativa posible en los comienzos del psicoandlisis} resullé desmentida. La exploracién del inconsciente nos enscfia que hay saber en lo inconsciente, y que podemos hasta considerarlo un saber en [o real a nivel del goce, pero no sale de ningun andlisis, no sale ni saldrd jamas, la programacién escrita como saber de la relacion sexual. Es por ese hueco que Lacan tiene ia idea de que se presenta ahi la rara cntrada en el organismo de una cosa a la que Namamos goce, y la rara entrada de otra cosa a la que llamamos sipnificante. Ademds, todo indica que e] organismo en su programacién no estd bien preparade para esas entradas; ninguna de las programaciones bioldgicas de las que disponemos, por supuesto, en tanto organisme, tiene idea sobre qué hacer con esa cuestidn del gace y el significante. Conviene cn este punto hacer un esfuerzo de imaginacidn, para de pronto poder decirlo asi, porque sirve para esta nueva configuracién: que eso ha entrado en el mismo lugar del fracaso de la relacién sexual, y que a eso le Ilamamos nosotros “sexualidad”. Porque no hay ninguna razén, y podemos seguir haciendo ficciones pare sugerirlo, por la que una relacién sexual tenga que ver con el goce. Sélo para nosotros hay mucha sinonimia entre sexualidad y goce. Pero podemos imaginar perfectamente un saber escrito, de transmisidn genética, que haga a los animales aparearse y reproducirse, sin que lengamos derecho alguno a decir que esos animales gozan. Y nosotros, que no tenemos sexualidad propiamente dicha, llamamos asi a otra cosa, a algo que es irrupcién de goce, Eso me parece importante cuando se critica al psicoandlisis porque ve sexo por todas partes, o sc dice que el psicoandlisis quiere teducir todo a la sexualidad. Siguiendo a Lacan les respondemos que no, que mas bien en el campo del psicoan4lisis la reduccién es una reduccién a la cuestion del goce. Y¥ como no tenemos sexo propiamente dicho, en el sentido de una programaci6n, es siempre en condiciones de goce que nos adviene “la sexualidad”. Alguno entre ustedes ya me ha dicho que puede imaginarse la relacion sexual escrita, como programa sin goce jy que eso serfa muy aburrido y poco interesante! Me conlestan como corresponde, como seres parlantes, afectados por el goce, y con expec- tativas de goce. De todos modos, podria haber ocurtide uaa Hrupcidn de goce en oire ambita, ¥ que el apareamiento fuese automatico, lo que hubiese ahorrado también algunos sufri- =j4e micntos... Tenemos, pues, esos dos sentidos del “ne hay relacién sexual”, y la idea de Lacan, idea que é] sabe limitar al psicoandlisis, la idea de que es exactamente por ese agujero circunscriplo que ha entrado goce y significante en cl cuerpo humano. Para el sicoandlisis, segiin todos sus datos, y siguiendo a Freud, eso ha entrada exaclamente en el punto de la no relacién sexual. Comentemos ahora, en este paso 2), que el longuaje, lo que ya definimos de un modo mas preciso diciendo el significante, la dimension significante, como quieran ilamarla, ha entrado por el mismo agujero, Porque uno puede preguntarse por dénde se inscribe cl lenguaje en la cria humana. Si ustedes siguen una concepcidn psicoldgica, evolutiva, orlentaciones por fuera del psicoanélisis, es mucho més razonable, y agradable inclusive, tal vez, pensar que el lenguaje, en cl sentido de un manejo de sefiales sumamente sofisticado, con procesos sintdcticos complejos, que curacteriza al ser humano y le ha dado su potencialidad de comunicacidén, surge como novedad cn el campo neuronal, por alli por donde habitan sus cédigos mas informaticos. En ese puchero, para no decir olla podrida, pueden agregar después unos ingredientes vinculados ala necosidad de adaptacién, a que la horda primero andaba a los gritos, hasta desarroilar con eso un-lenguaje comunicacional. Aqui cl Jenguaje se inscrta muy bien como evolucién de supuestas capacidades cognitivas e inteligentes. Entonces, por supuesto, académicamente no nos van a escuchar ni hoy mi manana cuando decimos, desde el psicoanalisis, que el longuaje no es ubicable cn su insercién en ef cuerpo humano per ningtin otro lugar sine por cl mismo en que entra el goce, y sin ninguna finalidad comunicativa. Hablar, para el psicoandlists, siempre conduce al sentido sexual, y a un anudamiente con el goce. Con cualquier palabra por la que se emipicce... He dado tantas veces este ejemplo con el que se querrfa contrariar esa tesis... Digamos la palabra ‘espititu’, tan noble, y para comunicarnos intelectual y conceptualmente con los demas. Ningtin psicoanalista pretenderé que osa palabra en ese contexlo mostraré un nexo con el goce y la “sexualidad”. No puede ser que ‘espiritu’ haya entrado por la hiancia de la relacidn sexual. Tiene que provenir de una zona del cerebro especial, aquella en donde habitan las operaciones abstractas superiores. Pero ustedes saben que lo que da a asociacida verbal, lo ejomplifica mejor Ja respuesta de los machachos del secundario, quienes ante la palabra de comunicacién conceplual ‘espirilu’ monologan: ‘Espiritu Santo, San José, ¢] comudo, la palomita, soplido en la oreja y embarazo de la Virgen’. Podemos empezar con ‘Padre’, otra palabra nobilisima y tan esencial para ja comunicacién de los sistemas de parentesco, y Ia “libre” asociacién de las palabras nos Nevard también al fantasma sexual, a su nticleo de goce, al agujero en lo real de Ja “ne relacion sexual”. En nuestra perspectiva, entonces, es razonable que se diseuta si ha sido la insercién del lenguaje lo que anulé la relacién sexual escrita, 9 si ese programa ya habia failado y cl lenguajé vino a ofrecer una suplencia, un cierto arreglo més o menos procario. Hay cosas que se explican mejor de un modo y otras del otro. Pere otra posibilidad, para comenzar a trabajar, serfa considerar al significante y al goce como dos caras de la misma moneda: hay Ja so programacién sexual, y por ahi entré el significante, pero hacer entrar por ahi el significante es lo mismo que hacer entrar por ahi goce. E] significante mismo que entra por ese huece es un significante que produce goce. De ose modo salimos un poco de esa historia sobre ef bueno o ef malo la pelicula. Nosotros avanzaremos ahora —paso 3)- en una divisién que les propongo para diferenciar modos de articulacién entre cl significante y el goce, porque me parece que desde Freud y con Lacan, tal cuestién no tiene una respuesta Unica. Podemos pensar, por ejempto, que la tengua tienc mas de una manera de tracrnos goce al cuerpo. «158 you ORS | 2) Sete, / goce “IN 3) Légica del Uno a Légica no todo Ala izquierda, con la expresién “Logica del Uno” pongo lo que creo que Lacan, alo largo de su ensefianza, logré pulir al extremo para ubicar dénde, en las lenguas, hay algo que claramente introduce un modo de goce, Ese algo es teorizado en Lacan con ja nocién - de Uno: hay el Uno en Jas lenguas. ¥ de todo el lenguaje es 1a funcidén de ese Uno que habila en él lo que ha pasado por ese hueco, e introducienda un modo de gozar en el cuerpo. Todas las indagaciones, en mi opinicn, que lean y que relean en Lacan, y que indican su enorme interés por estudiar el Uno, estudiarlo en su formalizacién aritmética, estudiarlo en su fundamento Idgico, estudiario en su funcionamiento en la serie de ios nimeros, estudiarlo incluso en los impases y paradojas que los propios légicos encontraron estudiando y manejando ja légica del Uno, no son recursos cualesquicra para distracrse con jucgos matematicos. Es una y otra vez tratar de entender dénde en el significante hay articulacidn de goce. Hay una probada, bien verificada. Una articulacién esencial se encuentra en el Uno que habita las lenguas, y cuya légica determina el funcionamiento del genital masculine como Falo, cn tanto es ia logica por la que se accede al orgasmio por cyaculacidn. Saben que Lacan puede apoyarse firme cn el dato de que el Uno ha habitado y habita todas las lenguas que se conacen en el planeta. Es por él que luege ha habido aritmética, que alguien pudo escribirio, que alguien pudo escribir sn repeticidn, que puda con eso iniciar una légica de Ja medida, de 1a mensurabilidad, la que incluso probé ser la Logica de la ciencia (por lo menos de la cicneia mas efectiva, la conocida por todos sua aleances en lo real), Ese Uno de las malematicas (las cuales son nada mas que miles de maneras de combinar ese elemento que llamamos Uno} no vino por un avance o retroceso de propiedades cognitivas. Viene en las lenguas tal como se transmiten, y ya estaba de antes de la escritura y aunque la gente no pasara respecto de su contabilidad a mas del cinco 0 el seis. Ese Uno introduce un goce que pide mas goce, como ensefia Lacan, pero con ese elemento y con su empleo hay siempre un modo de gace. En cl centro, solamente con la letra a que escribe un objeto, indico otro mado de goce respecto del cual la formalizacién légica ya no es tan brillante. No es como todo lo gue sabemos sobre el Uno. Pero la propuesta de Lacan es que hay otra modo de gozar con el lenguajc, cuya Logica cs muy distinta a la ldgica del Uno y a sus series. Nos dejé sabre su funcionamiento un esbozo topolégico: una ida y vuelta en torneo a un objeto no siluable en ef plano. Ahi se inscribe también un goce. Pero aca, para tener una idea de cdmo con una lengua se introduce también ese modo de gozar, para Lacan es necesario tener en cuenta que una lengua siempre tiene una propiedad a lo Moebius. Es lo que permite definir un objeto que no tiene interior ni exterior, y la realizacién de su operacién salisface en el cuerpo, hace gozar. Es el planteo que nos deja para el poce pulsional coma tal, sin contaminacién con la légica del Uno, en Ef Seminario, libro 2, No hay absolutamente ninguna articulacién del Une cuando Lacan quiere pensar el movimiento de goce pulsional, siguiendo al Freud de Las pulsiones y sus destinos, cn ese Seminario. El movimiento como tal es un movimiento cuya caracteristica, para entender el goce 1 ]6° vee ee pulsional, la satisfaccion pulsional, radica cn la presentacién de su objeto a, por ejemplo, como un cross-cap, Aunque vayamos poco a poco, y de mancra muy rudimentaria, insisto en lo que mencioné el afio pasado. Aunque sean todavia figuraciones, es importante que piensen que el Uno permite un modo de goce que liene ese estilo de linea recta, de ejercicic contable del Uno, y que mantiene Lacan cuando piensa la paradoja de Aquiles y la tortuga. Aquiics y la tortuga es un ejemplo vinculado a la légica del Uno. ¥ ese modo de goce, el del Uno, es un modo del que si tenemos que pensar algo vinculado a una sexuacidn, porque es el modo de goce propiamente masculino y del que seguiremos estudiando sus condiciones. Inclusive les mostré esto con ejemplos un poco groseros, pera para que _ pensemos algo concreto alguna vez al respecto: que la légica del Uno es el nico modo posible de acceder al orgasmo cyactlatorio en la posicién masculina. Y seguiremos trabajando sobre la importuncia cruciai de esa cuestién para fa clinica de la cbsesidn, asi como en el privilegio por el que ese mode de goce hace creer en que algo cierra. Un buen orgasme masculino, de los freudianos, de esos cuya satisfaccién determina un répido efecto somnifero, hace creer que algo cierra. Tendremos que ver por qué deja para Jos hombres ja marca de algo que es caleidoscopio que no se mueve. Eso no es algo que no anda, que no funciona. Seguramente es un sintoma, pero del lado de lo que funciona. Es un cierre, y asi lo piensan Jos hombres... hasta que deciden psicoanalizarse. Me basta, entonces, con ese minimo ordenamiento, para sostener que el significante introduce modos de gozar, pero diversos. Primero, hay la intraduccién de un modo de gozar segiin la ldgica del Uno. Estudiaremos sus limites, sus angustias, pero siempre dentro de su légica. Segundo, hay la introduccién de un modo de gozar que es el mado de gozar pulsional, parcial. Lacan no entiende su logica de reversion circular no simétrica con la légica del Uno. Si me permiten podriamos llamar, a su légica, logica del abjeto a. Pero el resultado seré confuse, porque Lacan whica ese objeto en distintas ldgicas. Podtiamos especificarla, para reducir los equivocos, como légica mocbiana del objeto a. Con cl primer modo se juega algo muy importante, a saber, si es un modo con el que puede inscribirse la relacién sexual, ya que con viente a favor incluye la penetraci6n. Por eso para nosotros discutir la cuesti6n del Uno no es pasearse por Ja filosofia, las mateméaticas, las légicas. Pese a las tonterias que dice nuestro guardian epistemoldgico nacional Mario Bunge, quien nos cuida para que no nos vayamos a desviar por cl tercermundismo psicoanalitico, 1a discusién de! Uno, de la serie de unos, el infinite potencial, los irracionalcs, el nimero de oro, los transfinitos, todo eso nos interesa, siguiendo a Lacan, para probar que con la J6gica de! Uno no puede inscribirse la relacién sexual. Todo eso cstd basado en algo para nosotros muy claro, y es que ese Uno esta antes de cualquier formalizacién matematica “docta”. Ese Uno ya habita en cualquier nifio desde antes de aprender a contar, y da lugar a una madalidad de goce, Con relacién al segundo modo, que no hay metalenguaje, que cada lengua es una superficie de significantes que se puede peneirar a si misma, me parece que cs para nosotros de mdxima importancia, porque on ese paso se introduce goce. Hs por ese modo de goce que el tema interesa tanto a Lacan, porque con esa Idgica no sirve para dar al primero una pareja de otro sexo, sino solamente un objeto, y ademas, inalcanzable. Su modo de goce en si, ademds, consiste en dar Ja vuelta por ese hueco, y es distinto al del Uno. Las lenguas “naturales”, las lenguas matemas, tienen una propiedad moebiana, y por eso si me refiero a ‘Paris’ no sc sabe si diré que es una ciudad o si es bisilabica. En esos dobleces se produce un goce. Un gace pulsional asexuado, y nadic ha pensado en edificar la relacion sexual a partir del objeto parcial. Por dliimo, en tercer lugar, un goce supucsto, el Otro goce, el goce femenino, del epee quc Lacan se tom6 tanto trabajo para darle alguna légica, y del que podemos imaginar la diticultad para hacerlo, porque es un goce sin articulacion significante. Esto es lo que quiere decir que no hay inscripcidn de ia femineidad como significante, cuando si hay la inscripcién de ese Uno sobre el que se va a orpanizar toda [a falicidad como goce. Pero, aur asi, sc trata de un goce que sélo habita en el ser parlante, definible a partir del Uno falico segtin la légica no-todo. Es lo poce y mucho que Lacan nos ha dejado para abordarlo. He ahi al monos tres modos de goce, los mas probados, y sobre los que hay mas articulacion y mas saber en psicoandlisis, siguiendo la cnsefianza de Lacan, Y vale la pena diferenciarlos, porque después viene el problema de las articulaciones posibles entre sf, y de las cuales cste orden ya basta para ver cierta posicién intermedia y equivoca de Ja modalidad de goce pulsional. Si csta en el medio, es porque se podria estudiar su relacién tanto con el modo de goce que Ilamamos de légica no-toda, como con el modo de gace del Uno. Esto tltimo es més conocido, y por cso a veces me escucharan resumirlo corno el problema de lo falico-pulsional, Si tuve alguna vacilacién con la cuestién del modo de goce pulsional, cuando Jes decia que podemos llamarlo légica del objeto a, aunque es preferible insistir en que es el mode de goce que se explica sobre 1a base de una propiedad a lo Moebius, es porque Lacan ha utilizado en ldgicas distintus al objeto a. Con la ldgica del Uno, que conocemos mas o menos, pero que tienc propiedades que se pueden ir estableciendo, sobre lo que es e] Uno, sobre lo que es la repeticin, sobre la puesta en serie de la repeticidn del Uno, sobre lo que es el Uno en mas, tenemos siempre un resta inconmensurable. Se verifica que no llegamos a lo otro, a un dos real, y se prueba que no podemos fundar un Todo. Tenemos a Aquiles y la tortuga, no sdlo la de Zendén. También la de Lewis Carroll, También se prueba que cf propio Unu en su repeticion soriada produce ese inconmeusurable, ese hueco, siempre reducible, pero cada vez mas compacta come hueco, En ese hueco Lacan también ha situado el objeto a. Es mas, lo ha situado ahi cuando ha querido mostrar la produccién de ese objeto mismo a partir del Uno, y cuando queria definirlo por su consistencia légica. Cuando se piensa ese tema, puntuado por Miller, dei objeto a como una consistencia ldgica, inclusive cuando sc piensa la obtenciGn de esa consistencia como hueso en el final de una cura, se lo piensa sobre la base de la efectuacidn de una serie, que cs pensar ol andlisis como anélisis de la Logica del Uno, y si la serie avanza es por la desindentificacién con cada significante ama, cada uno de los cuales es definible por su vinculacién con el Uno. Por algo on Lacan se laman significantes sub-uno.Y es por la continuacidén de esa serie que sc produce, de una manera cada vex mas condensada y en condiciones de revelar su imposibilidad al sujeto, algo situable come objeto a, Ahora bien, el objeto a na es lo mismo producido por esa ldgica del Uno, que ei uso que hace Lacan del objeto a cuando lo ubica, en cambio, mucho mas cerca de lo que él quiere pensar como poce pulsional, y que es un cross-cap, un objeto topolégico, cuyas caracteristicas no tienen nada que ver con Ja légica de la serie del Une. Es por eso que él atravesamiento del fantasma, al reveiar que se trata de una ida y vuelta cuyo goce es distinto al del Uno, sustrae ese objeto y ese goce de la explotacién con la que el Uno cree que lo produce como su falta, cuandy ocurre yue el Uno opera sobre una superficie que ya es moebiana., Que Lacan haya pensado, en £1 Seminario, librol1, a la repeticién por fuera de Ja compulsién de repeticién, y 2 Ja pulsién por fuera de la repeticion, es una pista muy importanle que seguiremos este afio. Nos ser4 itil sostener que hay un modo de pace vinculado con el objeto @ que no eatd afectado para nada por Ja logica de! Uno, y que ahi apeia su funcionamiento propiamente topaldgicn. Y es por eso que Lacan pucde pensar estrictamente lo propio del goce pulsional en la sublimacién, siguiendo a Freud, Tendriamos «/8* un criterio, desde Lacan, para pensar cdmo es la conexién entre la légica del Uno yla pulsién, es decir cuando ese mismo objeto, que cs en tanta tal el de un modo de satisfaccion alo Mochius, viene a quedar en el lugar del inconmensurable de la serie de los Unos. Es un traslado de lagica. Dejaré este csquema para visualizar ambas cosas: rd tittitittiitit co a [> Ahi tienen esa serie de los Unos, serie convergente hacia un limite que nunca puede aleanzarse, la produccién del resto, eventualmente bien opacificado por y solamente por to real del orgasmo eyaculatorio. Pero para ese resto mismo les injerto el esquema de Lacan que hace entender otro modo de goce a partir de ese resto. Una flecha fac ya cjemplo cn Zenén para la légica del Uno, pero la flecha del goce pulsional come tal es muy diferente. No se satisface por el intento de alcanzar el objetivo. Lacan no se priva de imaginar una flecha, pero es una {lecha zen, Una flecha rara, porque cn vez de buscar clavarse en un objetivo, y pretender eso, no persigue a la tortuga. Le da una vuelta meoebiana y vuelve; vuelve a clavarse sobre la zona erdégena, y retomma como goce en el propio cuerpo. ¥ esa vuelta, cuando decimes que la pulsién se satisface na por capturar un abjeto, sino porque le da una vuelta, csa vuelta no es una vuelta simple para Lacan (no cuesta mucho perfeccionar su esquema a partir de su texto). Sélo-hay goce cuando la vuclta ticne la propiedad de Moebius. Por ejemplo, los empleos del objeto a como ‘extimidad’, nocidn a su vez decisiva enia politica del psicoandlisis también, son herederos de la légica del objeto aa lo Moebius. No extracmos de la {6gica del Uno la nocidn de ‘extimidad’. Al contrario, en esa légica el objeto inconmensurable est bien clavado en el interior de la serie convergente. Si mantencmos esa distincién, podremos pensar qué pasa cuando la pulsidn es tomada por la 16gica del Uno, que es otro modo de goce. Finalizaré dando un vislazo en la configuracién del caleidoscopio que nos guiard este afio. No perdemos de vista a Freud, al primer Freud, porque su represeatacién inconciliable es la presencia del Uno filico por el hueco de Ja no relacién sexual. Lugar del trauma sobre cl que se construye su clinica de la histeria, la obsesién y la paranoia, Para el caso de ja obsesidn, ya hemos visto que las cosas se le complicaron después, y diferenciar al micnos csos tres modos de goce servird para esclarecernos. Para Freud, en el micleo mismo de la obsesién habia habido un exceso de goce. ;Pero de qué tipo de goce? Toda indica que pensaba cn 1a insercién del goce del Uno y 1o mostré en detalle el afio pasado. ¥ Preud mantenia esa idea bien vinculada a una cuestién fdlica masculina, tanto cuando pensaba cl caso de la defensa activa de ¢] como cuando pensaba los sustos pasivos de ella frente a lo que se le venia encima como Uno falico. Asi, si en la represién histérica hay un menos de goce {de qué goce sc trata?: dei correspondiente a la lagica del Uno. Pero para la obsesidn, después ocurre que toma una prevalencia enorme un goce que hay que reconocer come anal, y que os del orden de una pulsién parcial. Quiere decir que algo no cerré del todo en la obsesidn y su direecién de lu cura, con el analisis vinculado a que todo tenia que ver con unas erecciones que sentia come agresivas, mas su defensa ante el propio vertigo que tiene la serie del Uno. Asif que, de pronto, nos e7Qs permitimos decir: ypero de qué goce hablamos si resulta que toda pasa a ser una problematica retentiva, expulsiva, y que hay que pensar en el 4mbito de una pulsidén? ;0 todo pasa por unas curiosidades visuales, erdticas, infantiles, con una prevalencia indiscutible de 1a mirada? Son dos satisfacciones pulsionales que Freud menciona para la obsesidn, aunque la gran construccién de los rasgos de cardcter obsesivo se asentd en lo anal. ¥ les anuncié que pretendo indagar cémo hay cierto material en las obsesiones ligado esencialmente al modo en que se problematiza el amor, que da para pensar si no hay ahi infiltraciones de un otro modo de goce, Por eso les habia anunciado que no habia que retroceder en cuanto a poder pensar la femineidad en la obsesién, junto al problema de cémo se articulan entre si. Proseguiremos con esto y recuerden, porque eso era lo que yo habia sintetizado con cl andlisis de la palabra “compulsién”, tan prevalente en ia neurosis obsesiva, lo que se puede explicar de la misma como extraccién {por decir asf) del objeto a de su topologia, para ir a situarlo en la Mégica del Uno. Si eso se produce tenemos com-pulsidn, esa intensificaciGn que toma Ja pulsién, y que no es propia de su movimiento, sino que le viene por Ja presién de la ]gica del Uno. N. Obs. compulsién a fantasias de amor “YY del lado derecho seguiremos explorando mas y mas 1a tematica de las fantasius de amor en la obsesién. Recuerden que habfamos quedado con un Freud que, cuando llega al final de su explicacion del caso del Hombre de fas Ratas, se picrde en esta problematica, diciéndonos que al final el secreto del asunto no esta en Jo pulsional sino en una extrafia ambivalencia en cuanto al amor. Asi que vemos a Freud en este caleidascopio, vemos sus pasos explicativos distintos, y podemos tratar con las referencias que les he subrayado de ordenarlos mejor. 9-4-1999 "IC. Indart, Meronimia y goce, Madrid, Biblioteca del Tuller, 1998, pags. 37-62. “J.-A. Miller, El Aueso de ua andlisis, Bucnos Aires, Tres Haches, 1998, a 2g6 El goce del Uno y el uso del instrumento Pn referencia a la clinica de la neurosis obsesiva se trata de partir de la hiancia de la no relacién sexual, de la que les dijc que me parecia conveniente tener en cuenta dos sentides: 1) la ausencia de su escritura en lo real; 2) 1a no existencia de esa relacién como union, scgtin el ideal de fusién sexual: hacer de dos uno, Recientemente, en su tltimo curso, “La experiencia de lo real en psicoandlisis™, Jacques-AJain Miller ha ordenado, segiin el desarrollo de la ensefianza de Lacan, seis maneras de pensar el goce, que ¢l Jlama seis paradigmas. Tendremos que pensar mds adelante cémo se relaciona nuestto recorrido con ess paradigmas. Por el momento nos manejames acd con tres modos pare pensar le cuestién del significante y cl goce, que igualmente se ordenan en la direccién de esos paradigmas. Para el primero, lo que decimos es que lo que ha penctrado es la estructura sigmificante, con una nocién de estructura significante avalada en su verificacidn por Ja lingttistica, la que difundié la nocién de significante como relacién. Pero conviene a nuestro tema, para caracterizar esta primera posiciOn, imaginat un poco que esa estructura significante, de ja que no podemos saber su origen, como origen del lenguaje, es una suerte de lagica inorgdnica, una suerte de légica combinatoria de 4tomos y moléculas, que pudiese de pronto haber penetrado en el cuerpo del ser parlante. Es con esa légica que se hicieron jos inventurids de las estructuras fonolégicas, cuyas tablas hicicron sentir una comparacién con Ja tabla de los elementos. Y es como si esa ldgica, venida de las piedras, fuera la que hubiese entrade para configurar cierto sistema de sonidos y su combinacion en la produccién de lo que Ilamamos sentido. De ahi ese caracter, por definicién, de completa exclusion de lo vital, o de algtin goce, como la légica presente en lo inorgénico. Les decia, un poco en broma, que esta cra la dimensidn del significanle como malo de Ja pelicula, Cualquier goce que hubiese sido posible desaparece en el dmbito de esa estruclura incrustada que, si nos hace sus sujctos, nos hace sus sujetos ya muertos. Por eso en esta concepcidn, la mds estructuralista, podriamos decir, habia que suponer, sabre la base de la imperfeccién del sistema, la imperfeccidn freudiana de ese sistema, que no sicmpre funciona bien —donde se producen equivocos, fracasos en la diferenciacién fonolégica, fracasos en la sintaxis— que habitase ahi un desea, Con eso aun no tenemos mucho, porque si cl objeto de ese deseo es significante que falta, se trataria del deseo muerto que un sujeto muerto tiene de morir Por eso, si para la nocién de deseo podemos ubicar en su falta de objeto algo mas sdlido, el objeto a, y hacemos de ese objeto cl objeto que anima la pulsién, llegamos mds 0 menos @ recuperar para el sistema algo referido al goce. A través del desco y de su objeto podéa llegar a concebirse que algo se filtraba en medio de esa zona, la zona propiamente parlante humana desicrta de goce, algo a pensar sobre la base del abjeto pulsional. En la segunda perspectiva dijimos que es mas bien la idea de que por esa hiancia habria entrado o podria entrar un goce inimaginable, masivo, total, imposible, mortal, ¥ en cuyo caso dijimos que el significante pasa a ser el bueno de ja pelicula, y al que le adjudicamos todo tipo de funciones vineuladas a tramitar ose goce imposible e insoportable, porque lo distribuye en redes, porque lo deriva, porque se defiende, porque lo reprime, porque to desplaza, porque de algtin modo se las arregla para moderarlo segun algun principio del placer. Menciono estas dos primcras perspectivas porque las usamos de un mode u otro, *27.« cn todos estos afios, mds o menos mezcladas en nuestra manera de considerar Ja clinica. ¥ latercera perspectiva, que forma parte esencial de una nueva configuracién posible, og escribir aqui, no con una barra horizontal usable para indicar una dominancia de un término sabre otro, sino con una diagonal muy provisoria, que podemes pensar que con la entrada del significante se produce la entrada de goce. Que no hay significante excluido del goce, y que no hay goce excluido del significante. 4) Ana Rs. f 2) sgte. / goce ¥ a partir de ahi se puede pensar bajo qué mados ese significante introduce goce en el cuerpo. No nos conviene hacer de eso algo cerrado, sino indagar distintos modos. Algunos que conocemos a parlir de la tiltima ensefianza de Lacan, personalmente, no los tengo muy claros, ni lampoco en su incidencia clinica inmediata. Pero los conocemos porque citculun. Modos de goce como el goce del bla bla bla, el sentido-gozado, el goce del sentide. Son unos modos de goce que no estamos muy habituados a disculir en la clinica, pero que seguramente corresponden a esta ultima perspectiva. He decidido plantear tres porque han sido muy desarrollados en Lacan, porque son ios que nos pucden permitir articular la referencia freudiana con més posihilidades, y porque nos servirén pata estructurar mejor el sintoma obsesivo. De esos tres modas, hay dos que se presentan como articulados al significante que introduce goce, ya fuese ef moda que Ilamo'del Uno, ya fuese cl modo pulsional “parcial”. Dejamos planteado el tercero, el problematico... Digo “‘problematico” porque se dice que tal vez hay ese Otro goce, ese otro modo de goce, pero también se dice que no tiene inseripcién significante. No tiene significante propio que lo produzca. Pero igualmente lo coloco, porque de todas maneras no se produce sino por la incidencia significante. 4) fno RS. 2) Sate. / goce 3) Uno pulsién goce del A Podriamos decir que Freud no renuncié nunca a una causa, buscada en el nticlea de toda la defensa obsesiva, vinculada a la emergencia de algo que, silo lamamos pulsién, es un movimiento pulsional pensado por Freud del lado mas “genital”. Fue su idea primera, y

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