JEAN-YVES LACOSTE
(Director)
HISTORIA DE LA TEOLOGIA
‘Traduccién de Horacio Pons
J edhasaLagate Jan Yes
ines wolgis
ass 2011
| ISTIN 978-987-628-132-4
| spine
Avda Digond, 517.521.0029 Bareiont
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Indice get
Palabras preliminates
Fundamentos biblicos. Pierre Gibert
El concepto de teologia es aplicable a la Biblia?
gla Biblia, alma de la teologia?
La teologia como concepto medieval anacrénico
1.a ecologta como concepto griego, contemporineo pero ajeno
La experiencia de Isracl: narratividad y discursividad.
De la historia y del comienzo
Lay inducciones tealigicas de una historia
Un Dios de las inauguraciones y fandaciones
FI Dios de los proferas y fa revelacidn de los “idolos
una critica teoldgica
Un profetismo de experiencias existenciales
Dal Dios invisible a la critica de lo sagrado
1La revelacidn biblica de la teologfa
La teologta, zobra o efecto de sahiduria?
Las implicaciones de la Setent
equi induce el griego desde un punto de vista teoigico?
Del Evangelio y de sus prolegomenos realigicos
De los prélogos de Evangelios
Narratividad y “discusso” paulinos
Fl develamiente apocaliptico de ks historia; logos y eros
Bibliografia
teologia patvistica y bizantina, Patrick Descourtiens
Los orfgenes
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38
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40
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48La defensa de los apologistas
La primera gran sintesis.
La entrada en escena de los latinos...
Los grandes
Naciei
Fl testimonio de Roma
lejandrinos
Las primeras decisiones 0
Ta edad de oro en Oriers
Blu
Filosofia y teologis
nto de la escuela de Antiog
dll siglo Ml.
oficiales
1c: los capadocios
for de a exégesis.
Ta bneslra de influencia del Concilio de Nicea
Los grandes doctores de
De las escuclas de teologia en Oriente
Iglesia latina
La posteridad de Agustin.
EI medio de Lérins
Pastores y oradores de las G
EI monacato oriental: de
La cuestién nestoriana
De los papas tedlogos
Oriente después de Cale
Los avatates del monofisi
Los avatares del nestor
el segundo Concilio de Constantinopla
La voluntad de Cristo y
los ascetas tedlogos.
el Concitio de Ffeso
edonia
al ter Concilio de Constantinopla
Ta querella de las insigenes y el segundo Concilio de Nicea
La dislocacién de la uni
La querclla del Filiogue
Tedlogos y flésofos..
Los latindfronos
La cuestidn patarita
FIC
a unin con los coptos
Biblingrafia
lia de Florencia
“Teologia medieval, Mare Ozilow y Gilles Bercville
De Beda a Buenaventura: la teologia como discurso, Mare Ozilon
Historia DE LA THOLOGIN
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Jean Yves Lacostt -
— 9
La hereneia patristica y el “pliego de condiciones”
de la teologia medieval 132
Los siglos VIII y IX: el surgimiento de la tcologia. Beda y Alewino 136
Juan Bscoto Erigena: la teologia entre dialéctica y metadiscurso ...137
Los siglos X y XI: el proceso de la dialéc 139
Lanfranco de Pavia y Ia diaétiea.. 140
Pedro Damitin y ta ret6rica del siglo XL eee
‘Anselmo: la diaéctca de los hombres y o dlogo de la oracign.. 143
El renacimiento del siglo XI 143
El papel de los cextos en el saber medieval
y li claboracidn de las recopilaciones de sentencias sl 7
Los maestros de teologia 148
La ensefianza del maestro 150
Factores y actores de la renovacién teoldgica del siglo XM ssn ST
Los factores de la renovacidn teolégica 151
Las escuclas de Chartres: el hombre, el mundo y Dios 152
La escuela de San Victor: la perspectiva encidopédica 153
Bernardo de Claraval: la tcologfa y la retorica de la experiencia ..158
Los actores de la renovacién teoldgiea oe 163
‘Anselmo de Laén: las glosas y las primeras recopilaciones
de sentencias teoligeas 163
Pedro Abelatdo: conflicto con los antiguos maestros
y proposicién metodolégiea.....
Gitberto de Poitiers: el redescubrimi
y la razdn hermenéutica...
167
Las Sentencias de Pedro Lombardo:
1a reologia como teologia de las sentencias.c.s.nenennnensnn 170
Los comentarios de las Sentencias 71
Alano de Lille: el discurso teol6gico frente a la filosofia. 174
El siglo XIII y la primera escuela franciscana... 176
[Alejandro de Hales yel proyecto inconeluso de a Summa Halenss
17
Rogerio Bacon: la reforma fallida de la teologia peveeel TB
Buenaventura: la teologia en busca de expresién. 4179
Fate bigica y mistica. La tcologia universicaria, Gilles Berceille 187
Urilitas la universidad medieval osnennsnennsnnnrnesne 191Auctoritas ta Escrituta, los Santos y el Filésofo
Alberto Magno, ef “Doctor universal”
Tomis de Aquino: el Evangelio como “admirable alianza”
de la maturaleza y Ja gracia.. os
La condena de 1277: los fil6sofos en el tribunal de los redlogos
Juan Duns Escoto: las sutilezas de la lbgica al servicio de Cristo
y lacatidad
Guillermo de Oceam:
Ia defensa teoligica de fa libertad y del individuo
Fl desarrollo del nominalismo y las otras eorrientes escolisticas
Li
Biblioge
mistica en los mirgenes de Ia universidad..
Siglos XV a XVII Jease-Yoes Lacoste
Keclesia neformanda, theologia reformanda.
formada y sus padres
1a teologi
Entie expansion y consolidacién
Confesiones y catecismos
Polémicas y Reforma catélica
Reforma y humanismo cristiano.
La continuiidad de la escobistica
Reforma radical...
Escepticismo y
tianismo
Libertad humana y causalidad divina
Susrer y su tiempo...
La ceologfa de los santos
La teologia ortodoxa después de 1453
La tcologfa lurerana después de Melanchthon..
La teologia de los fildsofos
1 anglicanismo y sus disidentes
El jansenismo
El galicanismo... y Bossuet..
El calvinismo continent
Teotogia moral y easufstica
Agustinismo y agustinianismo
Humanismo y toologia positiva
—— Historia bE LA TEOLOGIA
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Jean-Yves bacosig _ a
Los quietismos ee
ro al Siglo de las Luces.
FI Dios sensible al corazn
Del Renacieni
Teologia natural
Racionalismo contra supranaturalismo
F primer Jest de ta historia “
‘Una silcima palabra dirigida a los eonfesores
Jonathan Falwards y los hermanos Wesley.
Las ileimas palabras de un siglo
Bibliografia
Sigos XIX y XX. Jean-Yoes Lacoste
TE fin de las Laces = :
Los disefpulos de Hegel y el siglo de Schleiermacher
De‘Tubinga a Roma: la teolagia eatoliea
El filésofo y su juee
Bscrituras, historia y eritica
Hacia elflos) iberalismots)
En ef mundo anglosajén
Movimiento eslavofilo y teologia rusa
Cristianismo y socialismno
Criviea de la critica y retorno de Ia escatologia
FI catolicismo entre estauracién y crisis modernista
Ontodoxia y Occidente
Pourvigre, Le Saulchoir y la “nueva teolo
Después de ta teologi
Los dos
Liturgia y teolog
‘Otras obras y trabajos emprendidos
Entse Marechal y Praywara sons
Vaticano tt, concilio y teologia...
Posteridades y nuevas escuelas
Bibliografia
Abreviaturas
Bibliografla general
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372
378
381
383Este libro no es sélo una historia de la teologia, sino ademids una breve histo
ria de ésta. La mejor (pero no la tinica excelente) enciclopedia teoldgica de
‘que disponemos, la Theologische Realenzyklopadie, esti compuesta de treinta y
wis gruesos voltimenes, y es de sospechat que una hisioria mis o menos com
pileca de la teologia tendria las mismas dimensiones. De todos modos, hay
tnucho que decir en favor de una breve historia. El hecho de que sea maneja-
Ie no have de ella ipso ftcto el mal afamado objeto que se conoce bajo el nom.
bore de “manual”, La convierte, en cambio, en dos cosas, Por un lado, en una
introduccién que permitiré alos lectores mas valerosos ir mis lejos: hacia las
fuentes y hacia los instrumentos de trabajo de mayor envergadura. Por otro,
cn ain compendium que posibilitard a los menos valerosos (0 a quienes tengan
tenor necesidad de ello) echar sobre veinte siglos de historia intelectual un
mirada tpida pero, esperémoslo, que no los engafari. Ciencia obliga, el lee
‘wr euenta con bibliograffas para permitirle seguir leyendo si asi lo desea; no
sn decorativas ¢ incluyen, en francés como cn otras lenguas, lo mejor de lo
«que los autores conocen, No hace falta decir que esas bibliograffas ocultan mil
‘onfesiones: nosotros, los autores, hemos sido lectores, y de tal modo confe-
‘amos, por tanto, muchas pero no todas nuestras deudas: para hacerlo habria
ido menester extender desmesuradamente mucstras listas
Se advertiré que hablamos aqui de “teologia” a secas para designar lo que
inglés, por ejemplo, denominaria “teologia cristiana’. Tenemos una buena
vn para proceder as: el uso. La lengua inglesa habla de Jewish theolngy, pe
+o en francés serfa extrafio hacer mencién a una “teobogia judia’, aunque Ile-
titulo de esta
ado ef caso se tolera una “teologéa musualmana’. En sum:
cobra y la relacién del titulo con el contenido se adecuan lisa y llanamente al
stado actual (y sin duda mévil) de nuestras conceptialidades 0, de manera
ngs modesta, de nuesteas lenguas,
Marie-Béatrice Mesnet consagré sus tiltimas fuetzas a revisar las prime-
1s priginas del capitulo 4. La revisién de todo el resto de la obra quedé en4 — — Historta pe LA TEOLOGtA
manos de Marie-Louise Auger. A una y otra, todo nuestro agradecimiento, En
cuanto al director de publieacién, no diré, porque no quiere mentir, que este
trabajo sélo fe ha procurado satisfueciones. Pero le ha procurado muchas.
Resta, para terminar, agradecer al lector. Hace dos aos un amigo, de quien
acababan de venderse dos mil ejemplares de un bello fibro sobriamente viva
lado Dios, me escribfa que quedaban dos mil espafioles interesados en Dios.
Quien compre o ya haya comprado el presente volumen ral vez silo se inte
rese en la teologia. Pero no est tan mal
JL
Fundamentos biblicos
Pierre Gibert
JL concepto de tcologia es aplicable a la Biblia?
a Biblia, alma de la teologfa?
El planteo de la realidad, si no de la cuestién, de la Biblia como obertura de
nna historia de la teologia tiene una legitimidad bastante reciente, En la cons
tinucisn Dei Verbum del Concilio Vaticano 11 se encuentra una formula que
tiene todas las caracteristicas poéticas de la evidencis: “Que el estudio de las
Sgradas Eserituras sea pues, para la teologia sagrada, como su alma’ (§ 24)
Mma de la teologia, la Biblia recibirfa con ello, conforme a su propia natura
lez, algo as{ como el sello de su necesidad, una necesidad tinica y exclusiva
wn cuanto a la animacién de lo que es o debe ser fa tsologia
Pero esa consagracién de la relacién privilegiada entre una Biblia “anima
\lura’ y una teologia que participaria de ella, como la vida del euerpo partici-
es de af
Ine de 1965. Es indudable que una formulacidn de esas caracteristieas puede
pa del alm wacién reciente, en un texto fechado el 18 de noviem-
reclamarse heredera de tal o cual expresisn anterior; pero también en este caso
cstamos en momentos tardios, a saber, la época, en la Iglesia Catélica, de los
pontificados y los textos de Lesin xtty de Benedicto Xv, 0 sea, los titimos afios
lel siglo X18 y los primeros veinticinco del siglo Xx. En el marco de una histo-
ria de la teologia, habré que comar en cuenta, sin duda, las implicaciones de la
expresién del Concilio Vaticano tt. Pero, con seguridad, no toca a los funda-
mentos ser parte interesada en ello, y no slo porque esta expresién sea de
indo reciente. El papel de la Biblia en esta historia exige ante todo el examen
«le una serie de explicaciones que suponen tanto un antiguo origen como una
nga duracién, pero también de concepros y pricticas que no se reducen a esa= Hisroria bi. ua trotocta
16 ——————
antigiiedad ni a esa duracién. Por eso, en primerisimo lugar, nos parecié nece
sario, si no fundamental, preguntamnos si el concepto mismo de teologia era
plicable a la Biblia; y de manera reciproca, lo que equivale a lo mismo, sila
Biblia tenia verdaderamente que ver con la teologia, habida cuenta del caréc
ter tardio de los encwentros, las relaciones y las vinculaciones.
Como concepto, sin duda, y sobre todo como término, la teologia pudo
ser precedida por aquello que. algiin dia y de algdn modo. ella se veria en la
obligacién de designar. Y més precisamente como concepto pudo abarcar re
slidades que sus evoluciones y sus desplazamientos culturales ¥ especificamen.
te religiosos se encargarian de distinguir en forma radical. En ese sentido, la
Biblia da cestimonio de una importante cultura, lade Israel y el cristianismo
naciente, tanto por la riqueza de su contenido como por la complejidad de su
campo histérico, y no sélo por sus implicaciones « priori rcligiosas. En con-
secuencia, no se Ja puede someter a una nocién englobadora, coagulada en
tuna o varias definiciones, todas marcadas por las épocas y los medias en los
cuales estin contenidas. Sin embargo, entee la creacién del término de “teo-
ogia” (y la primera referencia proporcionada por Plat6n) y su apropiacién
cratiana en épocaptritica ast su complsj conceptiacién mee
la Biblia se mantiene en principio ajena a la cultura invent
y luego a distancia de esa primera apropiacién cristiana, en razén de sus ori-
genes judios, su elaboracién plurisecular y la diversidad compuesta que la
constituitd como canon. Digimoslo desde ya: de manera general, no hay, ni
1 priori ni en sus origenes respectivos, consonancia inmediata entr
biblico y el concepto de tcologia. Y la tesis que hace de la Biblia el
el corpus
“alma de
la teologia’, si puede pensarse al eabo de una larga historia, solo sera en defi-
nitiva admisible o legitimada a beneficio de inventario.
La teologia como concepto medieval anacrénico
Si bien la palabra misma “teologia’ ~como vamos a volver a verlo es parte de
tuna terminologia de la Grecia antigua, tanto cn ef marco de nuestro estudio
con la Edad Media y sus antecedentes mas 0
como en la tradicién cristiana
menos inmediatos los que justifican el interrogante sobre su aplicacién al cor
pus biblico. Fn efecto, sea cual fuere la historia de la utlizacién cristiana del
tétmino en la época patristica o carofingia, en rigor es la Edad Media la que
legitima la denominacién al dotarla, por asi decitlo, de un contenido excla-
Ecnico, en un sentido preciso
vente de otras disciplinas o artes y por ende
has Yves Lacosrr a —
7
Fe cil modo, « partir del siglo Xitel concepro se fijs en este sentido tanto en
11 comicnide como en la prietica, y To hace cualesqutera que hayan sido las
suluciones y demoras conducences a él. En ottas palabras, la teologia, al in
i criptografia como de la puesta por escrito de aquello que, paradéjica-
‘mente, expresard mejor que nada la irracionalidad del Mal, obliga al espirieu
\ superar ese eras a menudo mortifero, relativo en todo caso, para aleanzar
F : wscendencia del Dios a la vez creador, amo de la historia, disper
tle by Le
sador
productor de Ja sabidurfa, un Dios que, en definitiva, supera la
misma al darle un horizonte mesiénico y apocaliptico. Solo el logos
hrormite en ailtima instancia esa superacién, aun cuando en la desc
slel nuevo Be
y sus doce floraciones anuales vuclvan a tesonar cantos de
» (Apocalipsis 22, 2), pero para desembocat en la visién de los servidores
Ie Dios que “verdn su rostro y [levarén su nombre en la frente”. Y la arqui-
‘wetura de la Jerusalén celeste, que domina al mismo tiempo los avares de la
naturaleza, no pucde sino dar acceso a ese discurso de razén que se expresa
canno teologiHisTorIA DE LA TEOLOGEA
46 ——___
Bibliografia
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Wissenschafiliche Buchgesellschaft, 1975 (diecstis articulas elisicos, desde
Johann Philipp Gabler [1787] en adelante),
«
Teologia patristica y bizantina
Patrick Descourtieux
“Teologia patrstics”: la expresién designa la parte de la teologia que se ocupa
«le lx doctrina de los Padtes de la Iglesia. Los “Padres” son los escritores de le
Antigiiedad cristiana, papas, abispos, sacerdotes o laicos que, de san Clemente
‘le Roma (fines det siglo 1) a san Isidoro de Sevilla (560-636) en Occisente y
« san Juan Damasceno (675-749) en Oriente, procuraton, segiin la bella for,
inula de Fusebio de Cesarea (ca. 260-339), ser “embajadores de la palabra di
vina” (Historia ecesistica, i, 1, 1), Se earacterizan por la ortodoxia de sus doc.
{rinas, tal y como dice san Jerénimo, que reserva el simple nombre de
“esctitor eclesidstico” a aquellos cuya ensefianza la Iglesia no ha reconocide,
como parte de su patrimonio. Entre los Padres, la Iglesia latina reconoce 2
ocho como “doctores” particularmente eminentes; strata de los santos lati.
nor Ambrosio (339-397), JetSnimo (ea, 347-420), Agustin (354-430) y
CGeyorio Magno (540-604), asi como los santos griegos Atanasio (295.373),
Basilio (329-379), Gregorio Nacianceno (ca. 329-390) y Juan Crisdstome
(344-407). Los especialistas dstinguen a veces la puirologia -titulo de una
obra del teslogo lutrano Johann Gethard (1582-1637) publicads luego de su
muerte, en 1653- y la pacrstca: Ja primera estudia la vida y la obra de los
Padres, mientras que la segunda se limita al estudio de su pensamienta y cons.
‘euye una de las partes de la tcologia. Es preciso agregar que, para algunos, el
Petiodo de Tos Padres se profonga hasta san Bernardo de Clataval (1091-
1153) en Occidente y hasta la cafda de Constantinepla (1453) en Oriente
{ste iltimo perfodo, desde la muerte de san Juan Damasceno (749) hasta el
final del Imperio Romano de Oriente, responde mejor, a nuestio juicfo, al
nombre de “teologia bizantina’, que comicnza en realidad con Biza
‘mo vetemos més adelante.
0, co-48 — Historia pr La teotocta
Los origenes
Hl ps
toles", nacié de padre desconocido, Su composici6n se remonta muy proba-
bblemente a la segunda mitad del siglo 1 d.C. El texto se presenta como un
manual de vida eristiana que pone al hombre frente a la eleccién fundamen-
tak: zquicte vivir 0 morir? La analogia del proceder con la doctrina de los dos
caminos, familiar al judaismo antiguo desde el Deuteronomiv (30, 15), es
realismo del aucor no lo es menos: “Si puedes cargar con todo ef
el Sefior, seras perfeeto; si no, haz lo que puedas hacer” (6, 2). Se or
sganiza la vida litdrgica y se especifican sus preceptos: “Bautizad en el agua vi-
va si no ticnes agua viva, bautiza en otra” (7, 1). El bautismo, primero de los
sacramentos, petmite participar en la eucaristia, accién de gracias “por la vi-
da y el conocimiento revelados por Jestis” (9, 3), destinada a reunir a hk
Ielesia “de todas las extremidades de la Tierra” (9, 4). Bl partimiento del pan
debera hacctse “el dia dominical del Senor” (14, 1). Jefes, “obispos y di
nos dignos del Sefior” (15, 1), dirigirin las comunidades nacientes. El texto
termina con am Hamado a ta vigilancia con el fin de estimular la espera del
ner texto pattistico, la Didaché ton Apostolon o “Doctrina de los Apés-
retorno de Cristo al final de los tiempos. Sera menester saher redoblar los es-
ferzos, pues “en los tltimos dias el amor se transformar en odio” (16, 3)
Confesién trinitaria, vida moral, pric
amencal, escatologta: todos
Jos componentes de los tratados de teologia estin presentes en germen en es-
ta obra que sigue directamente al Nuevo Testamento y lo cita con frecuencia
Cortespondera a los siglos siguientes desarrollar cada uno de esos elementos
pata intentar abordar el misterio de Dios y hacer en verdad teologia. En con-
traste con ese anonimato, el primer nombre de autor conocido es el de un
obispo de Roma, sucesor de san Pedro, el papa Clemente t (ea, 92-101). Su
“Carta alos corintios", escrita para restaurar la paz en una comunidad dividi-
de Dios con morada en Roma
exhorta a los corintios a practicar la caridad, la penitencia, la obediencia, la
picdad, la hospitalidad y la humildad; se ocupa, por lo tanto, de “todos los as-
pectos que conciernen a la fe, la penitencia, Ia verdadera caridad, la continen-
cia, la moderacién y la paciencia” (62, 2). Los celos, mévil de Ia accién hu-
da, es un acto de toda “Ia Igle Laepistola
mana desde el asesinato de Abel perpettado por Cain, deben ser proscrivos si
se aspira a alcanzar la armonia querida por Dios. Si el hombre acepta obrar
segiin la razén que ha recibido, la Iglesia puede convertirse en el simbolo de
la presencia del Dios de paz entre los hombres: “Por que separat, por qué des-
garar los miembros de Cristo, por qué causar disensién en nuestro propio
Wean-Yvrs Lacoste: — Beato)
expo?” (46, 7). Nunca es demasiado tarde para escuchar la vor de la
Sabidria, ya que “es mejor encontrarse siendo poco con inteligencia entre los
tlegidos del rebatio de Cristo que vivir en la artogancia y Ia apariencia y ser
cexpulsados de Su esperanza” (57, 2).
rquia ecles
ica esté al servicio del crecimiento de todo el cuerpo
de ahora cn mas, obispos, preshiteros y ciéconos se sucederin de
tanera ininterrumpida, y de suis flasaunque no exclusivamente— saldrin los
adres de la Iglesia’. Si el primer autor conocido es un papa, el segundo es
tun obispo, Ignacio de Antioquia, muerto méetir en Roma, devorado por fi
ras durante el reino de ‘Trajano, hacia 107. Siete carta ditigidas por él a jéve-
nnes comunidades cristianas, asi como al obispo Policarpo de Esmirna (ca. 70-
ea. 155), dan lad del cristianismo naciente. Los
habieantes de Roma
lies y Esmirna reciben de
Dejadme ser
in encontrar a Dios” ("A los romanos",
0, Magnes
nada para intentar evitarle ly muerte:
ella orden de no hae:
pasto de las bestias, que me permi
4, 1), Bsta confianza absoluta en la vida eterna tiene sus rafces en las prome-
sas de Jesuctisto y la certeza de que el mundo visiblees la imagen y la antici-
pacién del mundo invisible. Con ello, la Iglesia de ln‘Tierra es una prefigura
cidn de la beatitud celestial: y es necesaria para llevar al hombre a descubrir
el verdadeto sentido de la vida: "Seguid todos al obispo, como Jesuctisto si-
gue a Su Padre, y al presbiterio como los apéstoles'. Por primera ver en la
“Alli donde esta el Cristo
tlica” ("A los esmirneanos’, 8, 2), Ia Iglesia que esti
avdlica’:
historia aparece la expresion “Iglesia
Jestis esti la Iglesia C:
“difundida por toda la tietra habitada”, como lo precisard una generacién
iis adelante el texto del "Martirio de Policarpo” (8, 1). La persona del obis-
po conquista su estatus definitive:
[ck Quien hace algo espaldas del obispo, sirve sl diablo” (“A los esmir-
nea-nos’, 9,1)
Es bueno reconacer a Dios y el obispo
Si los sacramentos del bautismo, la eucaristia y el orden se presentan fi
memente en sus lineas generales, el de la penitencia se delinea algunos
después con “EL pastor de Hermas’. Hermano del papa Pio 1 (ea: 140-155),
werdote 0 laic
Hermas es probablemente el primer hombre casado ~;
quien se debe una contribucién seftalada a la elaboracidn del pensamicnto
oligico de la Iglesia. Cinco “visiones", doce “preceptos” y diez ‘pardbolas” 0
“similitudes” componen esta obra, cuyo géneto literario se inseribe en el
Apocalipsis, discurso de revelacién para un tiempo de persecucién. Y se trata
cn efecto de una persecucién, en ef transcurso de la cual los hijos de Hermas
denuncian a su propio padte y provocan su ruina, Sin embargo, silos hijos deso —
HISTORIA DE LA TROLOGIA
fa victima “hacen penitencia de todo corazdn, serin inscritos en los libros de
Ja vida con los santos” (3, 2). También ahora deberin hacer uso de la taz6n:
“EL arteps
imiento es un acto de gran inceligencia, pues cl pecador compren=
ide que ha hecho mal frente al Sefior” (30, 2). La penitencia reintegrari al pe-
cadora la Iglesia, que Hermas dibuja con los rasgos de una anciana, “pues fue
crcada antes que todas las demas cosas (...}; por ella se formé ef mundo” (8,
2). Obra en la que pululan intuiciones y explicacio
simbélicas, plantcos
originales sobre la moral conyugal y numerosas alusiones a la angelologia de
{a época, hasta fines del siglo It algunos consideraron que “El pastor” compar-
tia el cardicter de texto inspirado con los escritos del Nuevo 1
La defensa de los apologistas
Tanto Clemente de Roma como Ignacio de Antioquia y Policarpo de Esmitna
rs. EI cristianismo es percibide coma un atentado nefasto
contra el politefsmio vigente, y su culto del Dios éinico como una provocacién
‘contra los emperadores, a quienes los eri
inos se niegan a oftecer sactificios
Varios de esos cristianos deciden exponer ante el propio emperador sus moti
vos para creer, con el fin de mostrar que el Estado no tiene nada que temer de
ellos; al contrario: es la era de los Padres apologistas 0 apologetas, que, con el
recurso alternativo a la eazén y Ia itrision, ponen de manifiesto la superiori
dad de la revelacién cristiana con respecto a los dioses del Olimpo, de Cu:
drato a Aristén de Pella, pasando por Aristides, Justino,
Mileiades, Teétilo de Antiogu
£4 no citar sino a los mas conocidos. Un escrito andnimo, la
iano, Atendgoras,
Apolinar, Melitén de Sardes y Hermias, pa-
pistola a Dio-
gneto”, disfruta entre cllos de un brillo particular, pore sitia el lugar de los
cristianas en el mundo con una felicidad sin igual: “Lo que el alma es en el
enerpo", afirma, “los eristianos lo son en el mundo” (6, 1). Para llegar a esa
conclusidn, ef autor recutre a un plan frecuente en las apologgas: una prime-
ta parte comienza por tefutar los ertores del paganismo, pata lo cual fastiga
tanto la idolatria y los sacrficios sangrientos de los paganos como el ritualis-
mo de los judios, mientras que una segunda hace una exposicién positiva de
lo esencial del misterio cristiano,
Hacia 124-125, Aristides explica al emperador Adriano que la humani-
dad esti compuesta de diferentes tipos de habitantes que se han extraviado
por haber identifiaado a Dios con uno de los elementos naturales. Caldeos,
Briegos y egipcios “han guiado y formado a los demas pueblos en el eulto y la
Jean-Yves Lacosr:. —————______— SI
venctacién de los dioses de miltiples nombres” ("Apologia’, 2, 2). La confu-
sitin de la ereatura y el Creador los ha hundido en el error. La mitologia gric-
rot se revela especialmente ridicula y contradictoria ~una caracteristiea a me
nnudo destacada por los apologistas, criticos de la religién. popular como de
lis elaboraciones cientifico-filoséficas (Hermias, “Sitira sobre los fildsofos
profanos")-, mientras que los egipcios "presentaron como dioses a setes pri
vados de razén, animales terrestres y marinos, asi como las plantas y sus rero-
sins” ("Apologia’, 12, 1). A los judios, por su techazo del Hijo de Dios, se los
sleclara “casi similares" (paromoie’) a los paganos (14, 4). Al comienzo de su
obra, Aristides recuerda al emperador que “Dios es inengendrado, inereado,
n principio ni fin, inmortal, perfecto ¢ inasi-
ale una naturaleza constant
be” CApologia’, 1,2). AL final, completa esos acriburos que ef fildsof paga-
no podia admitir con una mencién de Cristo, “Hijo del Dios Al
Espiritu Sante’ Santa del Evangelio” es fuente de
verdad a su respecto (15, 1)
Una generacién después, Justino (ce. 100-165) también se dirige al em
perador, Antonino Pio, hijo adoptivo de Adriano, y2 sus hijos, Marco Aurelio
y Lucio Vero, Hijo de un padre de nombre latino y nieto de un abuelo de
nombre griego, ambos habitantes de una provincia de cadicidn mixta,
. € indica que “la Bs
Samaria, es particularmente sensible a la presencia del logos divino en la to-
talidad del universo, Fildsofo de formacién, ha buscado durante mucho tiem-
po la verdad, y el prilogo de su Diogo con Trifon describe las distintas eta-
pas de una indagacién que lo hace pasar sucesivamente del estoicismo al
uristotelismo, luego al pitagorismo, al placo
mo. Converso, no reniega de sus origenes y sigue usendo el manto de los fi
smo y, por iiltimo, al
Issofos, lo cual traduce, en un plano personal, su reconocimiente de la uni-
clad del designio de Dios sobre el universo enter.
I, La Apologia de Justino obe-
dlece a las reglas del género y comienza pot fefutar lis acusaciones ahora tra-
Hace poco devuclta a su integridad origi
Ps st
dlicionales que se levantan contra los cristianos. El tecto muestra que el sim:
ple nombre de éstos no basta para probar su culpabilidad; recusa su
calificacién de ateos, habida cuenta de su conviccién de que Dios, creador de
todas las cosas, no necesita nada y consticuye la mas ata recompensa del hom-
bre virtuoso; en consecuencia, ta Apologia los declara inocentes de toda sospe-
uxiliates y aliados en la tarea de pro-
cha de incivismo y hace ver en ellos
mover la paz” (1, 12, 1). A continuacién expone la doctrina eristiana, cuya
superioridad y racionalidad destaca frente a las ideas de los paganos. Asi co-
mo, contra toda expectativa, una mindiscula semilla culmina en el engendra-