: Apples dee Hobby Anes. ;
£1 modelo heroico de ciencia
io dieciocho un reducido grupo de audaces reforma-
_ dates radieé la’verdad”en lz ciencia, nuevo e inexpugnable
| Ydomicitio de! saber” El cardcter absoluto de su verdad imité la
pristina certeza cristiana adoptada por Uccidente desde la caf-
da del imperio romano. Se infilré asf una actitud mental aso-
ciada con ia religiosided Ia conviccién de que Ia verdad absoluta
t y-ttascendente podia. ser conocids~ er: Ia nueva concepeién
mecanicista del mundo nacural. Con
‘certexs imspregné Ins dems discipli
tia, por ejemplo, se limité a buscar leyes que explicaran el
auceriso hhumano, Para entender aquel dessffo a Ia verdad en,
nuestra época reacia alas certidumbres heredadas, debemos
: visitar el pasado y descubrir cémo y cuinds la elencia legé a
serel modelo absoluto del saber occidental.
“Pura, clegante y simple’ cuando resumida en leyes, la cien-
cea natural, con su método experimental, encarné la verdad
‘humana del siglo dieciocho. La receta que la Ilustracion leg6
al mundo occidental fue imitar la mecinica, seguir su metodo-
logiay buscar leyes para todo, desde la biologia hastaelarte de _
gobernar. Hemos asignado 2 este modelo de ciencia el apelati-
‘vo de herico, pues transform6 a genios de la investigacién en
héroes culturales. Reing sin i
Enel
garantizaba efmificos™! Hoy podemos situar el mos
texto hist6rico y evaluar cémo plasmé la reftexign occidental
Nuestro relato analiza su arrogancia, sus logrosy sus pretensio~
nes absolutistas.
‘La imagen de una ciericix*neutral, avalérica y objetiva’ he
fedada de la Tustraci6n, influyé todas las disciplines hasta mu-
tho después del término de la Segunda Guerra Mundial. Hasta
entonces la racionalidad, tinica fuerza presuntamente activa en
élla, actué cual aguja magnética, encauzando otras modalids-
des modemas de conocimiento, incluyendo el conocimiento
Listérico. Fundament6 ademas la veracidad que s¢ atribuia a
tos sistemas politicos y econémicos de Occidemte, “En el
lio de Ta modernidad habita la confianza o fe en Ia razén cien-
tifice, no sélo entendida como fuente de vastos poderes, sino
coins gufa idénea de su empleo"? dice un simpatizante con-
Yemporineo. Ademis, la fe en la-tutela y poder del modelo
heroico sirve de coartada a los censores-ortodoxos, que impo-
fren dogmaticamente eb rigor y la superioridad de los valores
dccidentiles. z
El desencanto contempordnto’eatmarca nuestro anilisis de
les y una dilatada guerra fifa donde
desempeas un papel crucial, y2'n6'Sitve como cimiento de 1a
busqueda de verdad en ésta 0 en cualquier ora cultura: Le
Gencia ba perdido su inocencia. Lejos de parecer aeutal, se Ta
percibe impregnada de valores, transmisora tanto de cultura
Como de leyes fisicas. Su verdad, mas provisoria y menos abso-
uta, no refleja la de los devotos del siglo dieciocho. A estos les
habrian resultado inimaginables ¢ irreverentes las modalidades
de escepticismo de los historiadores actuales, que en actitud
ademas iconoclasta procuran descubrir cémo la cultura occi-
dental adquirié esa imagen distintivamente absolutista de 1a
Gencia.
as phitasophes det siglo dieciocho, socorrides por industria-
les y reformadores politicos, inventaron el prototipe heroico.
Lideraron un movimiento internacional de reforma descrito
como ilustrado y Ia clencia fue su arma més poderosa comtra
X, (ts institeciones dele Iglesia y ol Estado, cya autoridad recha-
28
fo peesuseny
‘ar las sorprendentes conquistas
nadas por Newton. Las leyes
sélo la sobrehuma
na racionalidad de jocentrismo y |
‘canice podia explicar Ia liberacién de Occidente de las garras
de Ja ignorancia. Conforme los polemistas tiunfaban en le
guerra cultural conta el clero y las iglesias, su visi6n secular
agiganté fa estatura heroica acordada a los grandes ciemtistas.
ideas de progteso y métodos de razonamiento se convirtieron
en alternatives Viables de los antiguos absolucsmgs intelectum
les derivados de la cristianizacién de Occidente
‘La publicacién de los Principia de Newton ta
dé ja imagen mateméica y mecanica
Ge los philosophies, ha
mente neutra, emergia de las percepciones acumuladas por
genios anteriores: Copérnico, Kepler, Galileo, Descartes
Boyle. Segin Ja célebre frase_ de Newtor
cada vez mas lejos pues sé erguia en hombros de
‘embargo, un proceso arduo y lento acompaiio la crea
supervivencia de Ja nueva mecénica. Segin los coment
flustrados, los colosos cientificos del siglo diecisiete habfan per-
forado una bruma de centurias de ignorencia y arriesgado el
martirio en su pugna con el clero. Las cifras de arrestos y
censuras inquisitoriaics mostraban que el nuevo saber se habia
abierto camino en un campo de batalla atestado de cadavers:
de tedlogos, filésofos, censores y metafisicos, parano hablar de
magos, astrélogos y alquimistas
‘Una de las primeras historias de la ciencia perdura desde
mil setecientos cincuenta en un compendio de conferei
que se dicté ante genlithombres y damas aristocriticas de ha
Haya. Describe su cronologia, desde Copérnico en adelante,
como una sucesi6n de genios, y el relato se desarrolla segi
rencista va ensefiando Jos fundamentos de las nuevas di
nas: heliocentrismo, ley de Boyle, Iey de Nevston acerca de
ncia ne\wtoniana, autonoma
29la gravitacién universal El rigor de las Jeyes confirmal
EI conferencista explica ademés que ¢l
verso es un Jugar ordenado y arménico que se puede dom!
sobre la supersticién 0, en sus palabras, de la luz
poderes de fas tinieblas. “Hagase Newton, y 1a luz se hizo’, dijo
Alexander Pope. Pi mente, dado el vigor de la imagine-
ria cristiana en Occidente, la ciencia tuvo sus profetas, santos y
mmiirtres, que no predicaron dogmas relatives a un nuevo cielo
sino el método para inventar una nueva Tierra.
Los origenes dela neutralidad cientifica
Surgido de la revolucién cientifica, el modelo heroico de cien-
tcia $e concret6 bajo el impacto de los Principia de Newton.
Mediante demostraciones geoméiricas, Newton establecié que
las leyes del movimiento ¢ inercia de los cuerpos en‘ta Tierra
funcionaban en el espacio. Una sencilla ecuacién matemitica
permitia predecir Ia posicién de los planetas en un momento
‘dado, Postulando la gravitacién universal como fuerza teleciné-
tica, y empleando toscas pero mmediciones del didmeuo
jerra, ofreci6 una explicacién simple y elegante de lz
‘Apoyado en las leyes
indo un método de
intesis que transit experimentaci6n y
demostracién matemnética hasta la generalizaciOn, para luego
retomar Is investigacién sistemétice, pasd de las mociones locs-
les ilustradas con experimentos a los fendmenos planetarios
cexplicados mateméticamente. Jamés en la crénica de la reflexion
humana una sola obra habia ofrecido tantas leyes re
acerca raleza fisica, Generaciones contemporiné
subsiguientes consideraron que la publicacién de los Principia
30
_ pranade la
Los cientificos y
parado las bases de los Principia. Person
observaba la naturaleza como un mecani
pos sélo se movian por ser impelidos or
Cuerpos, prefiguraron las ideas de Newton. Experimentando
‘con todo, desde bolas de madera hasta el movimiento del agua
cen relacién con su peso, descubrieron, entre otras cosas, que Iz
aceleracién de un cuerpo en caida libre es proporcional a
cuadrado del iempo empleado en el trayecto. Imagi
fo, decia Galileo, y lanza en él cuerpos de pesos
Jos dejas caer sin interferir, todos aumentaran uniformemente
su velocidad y, al no encontrar resistencia, caerén sin fin. En
lugar de suponer-un universo estético (a menos que puesto en
‘marcha pot un Primer Motor, o Dios de los tedlog:s escolésd-
03), los experimentos de Caliico permiticron percibir 12 nan
saleza como un mecanismo autorregulatorio.
‘Los mis visionarios entre los que llegarian a ser gigantes de
anchos hombros fueron os profetas de Ja ciancia del siglo
diecisiete que entregaron una imagen de lo que la ciencia
podia signilicar para los habitos de pensamiemo y pars el or
den material, Un siglo y medio antes de Ia revolucién ind
trial, Francis Bacon y René Descartes, coeténeos y admiredores
de Galileo, postularon Ia ciencia para todes, moldeando valo-
res para una época que apenas podfan imaginar. Propusieron
dejar la teologia al clero y la guerra a los arist6cratas,¢ iniciar
‘una nueva y sistemética modalidad de estudio. Bacon propuso
{que los pensadores se internaran en la naturalera para
var, no para cazar, y su empirismo, que vinculé fa in
con la biisqueda de aplicaciones practicas, tuvo cardcter fabril
\Spico y cientifico,
jonaba todos los probl
las enfermedades, abundancia d
longadas.
jescartes s6lo pudo permitirse mur po-
jpieas. Bacon, buen protestante
ra, pero Descartes debi6 emigrar de
a1Francia en.
en fa dudad
thede como una alternativa alas flosofias medi
tba el clero que conisolaba las universidades francesas. Ihust6 ta
portada con un campesino rotirand
Henguaje claro
se debiz a ln imp
1a naturaleca ~que abarcaba todo,
pos entre si
desde el movimiento de
ciones nerviosas en la smanz~ no cabfan espiritus, agen
‘magicos o tendencias invinsecas, En el universo cartesiano 1
ipulsos que viajan hacia el cerebro y no
reflejaba una afliccién del alma. Abandonando las especulacio~
res Ge filésofos y tedlogos medievales, Descartes afirmé que s¢
puede “descubrir una filosofia practica, con ls que... nos conver.
timos, por asf decirio, en amos de la naturaleza” 4
A salvo.de Ja Inguisici6n, que condend a Galileo en’ 1833,
Descartes sivié y escribié principalmenté en las ciudades holan-
esas. protestantes, porque, explicaba, en ellas los hombres se
‘ocupaban de sus asuntos y dejaban las especulaciones mnetaf
casa otras. Llegé incluso a declarar qué fas viejas plazas medi
‘wes de Francia eran antiestéticasy admir6 la pureza geométrica
de los poblados comerciales holandeses. Prefer‘a las ciudades
‘construidas por un solo arq percatarse de las impli-
caciones de su mensaje sobre el individualismo, el comercio y
adas, tanto Bacon como Descartes ayudaron @
ia con un sistema mercantil €
sta conexién se vigorizé
si6n econdmica de! siglo diecioc!
fabriles parecieron confirmar la sabiduria de ver el universo
como una coleccién interactiva de miecanismos impetentes y
repelentes.
de Descartes, Ja. prictica de la nueva ciencia se
de la vida lujosa de las cortes europeas y de Tas pri
jas cristianas. La clencia abria un nuevo
‘camino, ajeno a las mnem¢
al servicio de obispos y nobles y dist
mas dedicada a la monteria que a la recoleccién de artefacts
32
traciones
ayuda. Sin embargo, cuando algunos talentosos matemé
€l fin, comprobaron que la perspectiva
demostrativas, i
6 la Europa educada y i2s colonias norteamericanas. Luego
de una generacién, su contenido estaba al alcance de todos
los que podian permitirse el lujo de asst
cientifica. Personas comunes -¢ incluso tuna dama tan aristo-
crética como Madame du Chitelet- se convirtieron en profe-
sores de mecénica.
‘Tal como Ia proclamaran Bacon y Descartes, y luego se
concretara en a parecia
neutra, plane:
la ciencia brot6 gracias al intercambio rek
ideas y a las reiteradas demostraciones experimentales que se
realizaban ante miembros sclectos de Tas nuevas sociedades
atravesaba Londres, Oxford y su propia ui
bridge. Algunos de sus primeros partidarios fueron ¢
en sus sermones, a Ia nueva
abilidad de Iglesia y Estado‘wal. En las postmen
Ton el universo mental y, nds gradualmente, material de Europa,
otorgando aspecto infalible al prototipo progresista
para las generaciones posteriores. Bajo s 0 bas
tud incrédh
Ton todo, quienes
cen la Inglaterra de aquella época sc consideraban maestros
itustrados y ejecutores de la mecdnica newkoniana solian ser
codiciosos promotores de méquinas a ‘comnpafifas canali-
zadoras y manufacturas fabriles. En procura de sus interesgs
difundieron el mensaje de la ciencia di >
techologia energét
i industriales
[para generar un progreso in
4 Uiico encubria un devpiadado afin de fuer,
__ Una. vez simplifics 588 Leyes, los Pring
pia torraron accesib!: «1 “iniverso, cuyos prdmeipios interrela-
a4
Ss
ELMODELO MEOICO DF CENA
cionados de peso y movimiento pudicron aplicarse al de cual-
quier objeto pesado. Idénticas tesis operaban cuando nuevas
palancas alzaban, motores a vapor bombeaban o canals lleva-
San el agua a mayores alturas, pues el newtonismo explicaba
las operaciones sencillas relaciondndolas con e} movimiento
plenetrio. Desde Copérnico hasta Galileo y Boyle, Ia nueva
‘quedé compendiada en un paquete de leyes fisicas que
podian aprehender como ciencia mecénica los ingenieros,
Inercaderes, empresarios y Ia aristocracia latifundista, Educa-
cién y Ciencia se convirtieron, para quienes las
en los motores gemeles del progreso. En las postrimerias de!
siglo, Thomas Jefferson expres6 su fe en el vinculo entre cien-
ci y progreso cuando encargé un retrato compuesto de los
‘bustos de Bacon, Locke y Newton, a tamafio natural. Siste-
as planetarios en
tnente alrededor del sol, fabricados por artifices en madera y
cobre adornaban las elegantes mansiones de empresarios, mer-
caderes y aristécratas.
El ingeniero civil inglés se convirtié eit heraldo de la inno-
vacién, en destructor de la tradicién y el statu gua. Quienes
visitaban a fines del siglo las colinas carboniferas de Derbyshire.
los talleres de Birmingham, admiraban los enclaves de meca-
nizacién, los extensos canales, las profundas
rosos motores habilitados por la mecdnica aplicada. Poces,
‘empero, describieron con latitud las consecuencias para las
dases trabajadoras. Los ingenieros briténicos eran los nuevos
sacerdotes y la salvaci6n que offecian era asombrosamente pal-
pable. Cuando James Watt perfeccion6 el motor a vapor, pudo
vanagloriarse como teérico y experimentador,* como ejecutor
de las promesas de Bacon y Descartes.
‘Al igual que Josiah Wedgwood (de cristalina fama), ¥
sus emprendedores amigos de Birmingham profesaban una
i fas como la que otrore
depositaron Jos peregrinos en las reliquias: no por
que alguien contrariara su progreso. Los ingenieros b
las nuevas céenica® este Bohemia hastt
ée Pennsylvania. La maquin: ivi
puesta a los operarios ~cuya ventaja era que s6lo el ind
36uvraoan souae Laptsronts
‘conocia el proceso fabril completo, asombraron a les france-
ses que espiaban los talleres ingleses. La zacionalizacién, alen-
tadz por una ciencia qu con inesperada subitancidad pasd de
Jos hombros de gigantes a capitalistas y profesionales, generd
nuevas y varindas modalidades de poder. Al tornarse accesible
para mortales menos egregios, pero mas afanosos, a universal
Gad de la ciencia se afianz6: el modelo heroico inicié la era de
las maquiras
Después del siglo dieciocho los occidentales evaluarian otras
culturas segin la ciencia y tecnologia que poseyeran. Alrede-
dor de.mil setecientos cuarenta, los viajeros europeos conclu.
yeron que la ausencia de pensamiento mecénico y técnica:
‘occidentales denotaba inferioridad cultural.’ La creencia en la
capacidad de la ciencia para dominar y subyugar a la naturale-
2a $ expresb en un Jenguaje genérico que la conirtié eu ana
actividad exclusivamente masculina. Sugestivas metiforss feme-
ninas afiroaban que la naturaleza (no sus atomos) era unt
entidad domefable. Excluidas de las sociedades cientificas ¢
ignoradas sus necesidades en el trifago de la investigacion, las
mujeres occidentales y las clases laborales en general vegetaron
gr9 Ne
SGio hoy es manifiest. E} lengwajé, com sus usos y abuse
destaca en el arsenal de las guerras
actual.
a, los philosophes wsieron
cristiana, En se
que luchar contra quince
lapso los estudiowot de Ta
‘labra de Dios como de u €
flores, encontraban sus origenes y juzgaban st significado, cor
pulssndolas con otros documentos sincrénicos con el Gnico
Propésito de socorrer La exégesis de las Escrturas Sein
Pescara del Génesis, e} primer historiador ere Mois
dényel jvertal, hechos reales y decisivos
ony enzo del mundo ~y para algunos también el Gn se
Techar con exactirud, Escrituristas brblicos del siglo die-
sete, em su mayoria clérigos, reumieron toda la evidencia (os
tual que pudieron hallar y concluyeron que Dios habia ct ido
‘minds alrededor del 4000 a.C. En aquel instante se habia
fnidiado la historia humana, cuya actuacién se desarrol
iriclere de lo sobrenatural, Los clérigos protestantes fueron
Sua mds lejos. Buscaron evidencias acerca del fin de |
Cristo y jendo los t
unser
cima y atitmética quiz’ predijera
‘En su guerra culnural contra el
tica de la Biblia, los philosophes d
resehia ecl . Calificaron de entusia
Tocos a quienes 2uguraban el fin del mundo. Se burlas
terpretaciones piadosas que contradecian la experiencia is
seieiPasia ose anulaban ante la nueva ciencia, I2 Biblia puede
a7LAVEARID SOBRE LAHIS, 4k
decir que el sol se maueve, argumentaban, pero.es sélo una
metifora piadosa anéloga a los disparates de las fubulas grie-
gas. Gracias a indicios £siles, ef philosophe francés Bulfon, une
e los fundadores de la geologia, descarté, como mojigateria
irrelevante, la fecha inicial del 4000 a.C.
Si el recuento biblico podia ser desmentido, la historia se
convertia en un territorio plenamente humano y secular, en
‘una infinitud de tiempo sin nadie al mando. Pero los philoso
dphes no se detuvieron en los fésiles. Como casi todos eran grax
‘duados en escoléstica, expropiaron las técnicas hermenéuticas
para sus propics fines. gPor qué confinar el anilisis textual a
fas fabulas de la Biblia y por incuria dejar al clero a cargo? La
Tlustraci6n transformé lz hermenéutica en un instrumento de
aniliis critico adecuado para todas las ramas del conocimien-
to, Con tantos aiaques contra la ensefianza tradicional, con
gnu batallas libradas en la guerra cultural, Diderot describe
al seguidor de la Hustracién como un ecléctico, un investiga:
dor escéptico que, “pisoteando prejuicios, tradiciones, venera-
bilidad, aprobacién universal, autoridad ~en una palabra, todo
quello que sobrecoge 2 a muchedumbre-, se aireve a penser
‘mismo, a ascender hacia los més limpidos principios
jos y discutirlos, yz no a0i
jue le otorga el testimonio de su propia razén y
Engendrada por ectéeticos, escépticos, anticlerieales,
ficos, exilindos rligiosos y periodistas, la Hustracién marcé las
pautas ce? nroyeeto cultural moderno: el intento individual de
entender la naturaleza y la humanidad con recursos cientificos
'ylingafsticos que hoy se aplican en todos los campos del saber
Entre tantas sociedades represivas y gobiernos —"la mayorfa,
- despéticos”-, los reformistas proclamaron en sus libres y
yros la existencia de “un imperio que s6lo obliga ala mente”.
‘Lo “honrames con el nombre de repiiblica pues conserva una
medida de independencia, y porque su esencia es ser libre: es
el imperio del talento y del pensamiento." Sus miembros “for
por sus méritos, y ostentan una reputacion
inte, equivalente a la de los mayores poderes de Ta tierra.”
De esta vision insolente surge en el siglo dieciocho una nueva
te
48
pe uoptLe HEzOICODE CIES
de gobernar, recelosa de Ia au
ie iniereada en la autenticidad y ¢l progreso mate
erie conser acién de Jas wadiciones; ectora de nueva
oe povelag, periodicos, manuserites clandestinos y hasta de po
Mimrana; todo especialmente producide para un mercado
qubano en constante crecimiento.
‘os peneadores ¥ movimientos politics hosiles a Ia empre-
sa culteal de Occidente centran su ataque en Ta Tustracion,
pues ésta definié Ta idea medema de individu, tmpugren
aio de sus principales postulados: el individuo auténome come
Jdea cultural, Si bien Kant celebré la emancipacién de la men:
te individual de Ia tcania de! prej rsticidn, otros
teaoeaeran peligrosa. Censores derechistas Ia exlifican, de
1 version contra la Iglesia, el Estado 0 la comunidad, ¥ recien-
smente algunos criticos autoproclamacns de izquierda junge9
que 12 glorfcacién de la razon es una fusion pero’, Sn
Srasa para ta represién y la codicia, oun mero disfraz de fs
Geren colonial y Ia dominacién machista, Amibos exrenee
cantes y ahora~ consideran amenazador
Goud fa thustracion: “atrévete a conocer”.
‘Contempladas desde el siglo veinte, esas gue
a veces pueden parecer ji ee
tiempo disponible. Pero z
pe peep. Desde la Revolucion Frances cn’adeante Sos
Ppositores cuya variante cinica acusa hoy a Ta Sdeotogtn ebro”
cerca occidental de legitimar el racismo y cl sexismo- le re
prochan las revoluciones, y la condenan por su pres
Pismo y miopio acerca del imperialismo de Occidente, Ver
Gad ex ue casi todos los philosphes eran varones europeos ¥
blancos.
Ne obstante su arrogancia y miopfa, los philsepites busex
ron la verdad con wn propésito: la reforma de las instituciones
velatentes, E} rechazo det absolutismo y la persecucion de pre-
teatantes que Fealizo el gobierno francés a fins del siglo de
Sete inflamnaron su indignaci6n. Per los plilosephes prevendion
sobrepasar la intolerancia religiosa y alcanzar el meollo del
problema. Primero atacaron al cero, luego al dogmatisn rele
Fioso y inalmente -cusando cl movimiento se iniernacionsli2g-
clase de persona,
49
|
|ia vem sooRe a sTOR,
sus herederos acosaron Ia estructura mis
rae I earucurs mista de Jos gobiemée
del siglo dieciceho tar
tender antes la fuerza de To
social que losalimenté.
‘Al amparo:de Ja
philesoptes emplearon
EL alfabetismo y la
prenta para estimular una reac
a de actualidades crearon un
ica emergi6 lo que puede identificarse
komo tod Adinerados lectores urbanos aprovechaban
pe libre para crearse una vida social separn
sia yla familia (asociaciones
as, salones, logi i
cenvositetariosy lesa) en lugares donde ce feunan are
siruldos, v algunas mujeres, para leer y discutir fuera del
hogareho, eclesial o esiatal. Este medio social respond
twados, que atrafan a individuos motivados, cu
prar vender, el anhelo de pul
las necesidades de las person
ras. El comercio del saber cons
ade algodén hasta esclavos y con-
omnia individu:
Occidente como gr i
Cccidente como gremios, monasteries, conventes,eibunales ex
Peciales para el cleo, monpolios conirolados por funcionaros
encores, creenci ares y practicas acostumbra-
I cosas que otrora pr
Porcionaban consueo ¢ incluso proteccién, sector es
En su combate contra sistem
. as re: 8, guardianes de
idealesiusirads, generaban rebeliones. En ambas orillae alas
cas, en las colonias norteamer “en Holanda,
i anas, en Holanda, Béigica
= hs esalarn revoluciones democrétcas entre Ti76y 1790,
Por ideales politicos republicanos latentes desde el
50
EL MODELO HEROICO DEGIENGA
Renacimiento -a los que sumé una nueva fe en Ia ciencia y el
progreso-, revolucionarios y radicales creyeron cur:
Gato de la Ilustraci6n. En efecto, su guerra cultural tuvo impli
caciones revol
Del crisol de Ia rebelién del siglo dieciocho surgiero
istoria, psicologia, sociologia y entropologi
Nacieron como disciplinas profesionales en las décadas posteric-
Revolucién Francesa y en respuesta a ella. La historia
cia humanas en general, una impor
eas fue evaluar Ia iniluen-
cobré, j
tancia vital, Una de sus principales
ja de Ja Muswracién y de Ja Rex
ro fe un insipido ejercicio de des
La Revoluci6n Francesa dividi
cimueve a les partidarios de las nuevas ciencias
ban de acuerdo acerca del papel que estas disciplinas 4
desempeiar. Aunque los historiadores liberales epoyaban
ciativa reformista de la Mustracién, otros cientistas sociales ¢ his-
toriadores le reprochaban la Revolucin Francesa, considerando
que ésta y aquélla eran aberraciones que subvertian de manera
asegurado la monarq
+ Sin embargo, lavisi
do tan exitosa que ninguno de los dos bandos deseaba reedizar
los métodos y précticas anteriores. Defensores y oponentes de
Ja Revolucidn Francesa adoptaron Ia versién secular de la his
toria como gufa y arma, y nadie quiso abandonar el amparo de
la ciencia: Verdad es que algui toriadores conservadores
“como el alemén Leopold von Ranke- repudiaron el progra-
‘ma reformista de la Ilustracién, pero los literales solfan aliarse
con Ja burguesia urbana ¢ industrial y, basindose en el legado
de la Revolucién Francesa, abogaban por un cambio radical.
Con todo, nadie regresé a la historia de los cronista, los apolo-
fistas de la Iglesia o de los milenaristas. En este sentido, los
ophes ganaron las guerras culturales del sigio dieciocho.
ina de la historia, como se veré en el €
te, se apoyé en sus log:
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