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: Apples dee Hobby Anes. ; £1 modelo heroico de ciencia io dieciocho un reducido grupo de audaces reforma- _ dates radieé la’verdad”en lz ciencia, nuevo e inexpugnable | Ydomicitio de! saber” El cardcter absoluto de su verdad imité la pristina certeza cristiana adoptada por Uccidente desde la caf- da del imperio romano. Se infilré asf una actitud mental aso- ciada con ia religiosided Ia conviccién de que Ia verdad absoluta t y-ttascendente podia. ser conocids~ er: Ia nueva concepeién mecanicista del mundo nacural. Con ‘certexs imspregné Ins dems discipli tia, por ejemplo, se limité a buscar leyes que explicaran el auceriso hhumano, Para entender aquel dessffo a Ia verdad en, nuestra época reacia alas certidumbres heredadas, debemos : visitar el pasado y descubrir cémo y cuinds la elencia legé a serel modelo absoluto del saber occidental. “Pura, clegante y simple’ cuando resumida en leyes, la cien- cea natural, con su método experimental, encarné la verdad ‘humana del siglo dieciocho. La receta que la Ilustracion leg6 al mundo occidental fue imitar la mecinica, seguir su metodo- logiay buscar leyes para todo, desde la biologia hastaelarte de _ gobernar. Hemos asignado 2 este modelo de ciencia el apelati- ‘vo de herico, pues transform6 a genios de la investigacién en héroes culturales. Reing sin i Enel garantizaba ef mificos™! Hoy podemos situar el mos texto hist6rico y evaluar cémo plasmé la reftexign occidental Nuestro relato analiza su arrogancia, sus logrosy sus pretensio~ nes absolutistas. ‘La imagen de una ciericix*neutral, avalérica y objetiva’ he fedada de la Tustraci6n, influyé todas las disciplines hasta mu- tho después del término de la Segunda Guerra Mundial. Hasta entonces la racionalidad, tinica fuerza presuntamente activa en élla, actué cual aguja magnética, encauzando otras modalids- des modemas de conocimiento, incluyendo el conocimiento Listérico. Fundament6 ademas la veracidad que s¢ atribuia a tos sistemas politicos y econémicos de Occidemte, “En el lio de Ta modernidad habita la confianza o fe en Ia razén cien- tifice, no sélo entendida como fuente de vastos poderes, sino coins gufa idénea de su empleo"? dice un simpatizante con- Yemporineo. Ademis, la fe en la-tutela y poder del modelo heroico sirve de coartada a los censores-ortodoxos, que impo- fren dogmaticamente eb rigor y la superioridad de los valores dccidentiles. z El desencanto contempordnto’eatmarca nuestro anilisis de les y una dilatada guerra fifa donde desempeas un papel crucial, y2'n6'Sitve como cimiento de 1a busqueda de verdad en ésta 0 en cualquier ora cultura: Le Gencia ba perdido su inocencia. Lejos de parecer aeutal, se Ta percibe impregnada de valores, transmisora tanto de cultura Como de leyes fisicas. Su verdad, mas provisoria y menos abso- uta, no refleja la de los devotos del siglo dieciocho. A estos les habrian resultado inimaginables ¢ irreverentes las modalidades de escepticismo de los historiadores actuales, que en actitud ademas iconoclasta procuran descubrir cémo la cultura occi- dental adquirié esa imagen distintivamente absolutista de 1a Gencia. as phitasophes det siglo dieciocho, socorrides por industria- les y reformadores politicos, inventaron el prototipe heroico. Lideraron un movimiento internacional de reforma descrito como ilustrado y Ia clencia fue su arma més poderosa comtra X, (ts institeciones dele Iglesia y ol Estado, cya autoridad recha- 28 fo peesuseny ‘ar las sorprendentes conquistas nadas por Newton. Las leyes sélo la sobrehuma na racionalidad de jocentrismo y | ‘canice podia explicar Ia liberacién de Occidente de las garras de Ja ignorancia. Conforme los polemistas tiunfaban en le guerra cultural conta el clero y las iglesias, su visi6n secular agiganté fa estatura heroica acordada a los grandes ciemtistas. ideas de progteso y métodos de razonamiento se convirtieron en alternatives Viables de los antiguos absolucsmgs intelectum les derivados de la cristianizacién de Occidente ‘La publicacién de los Principia de Newton ta dé ja imagen mateméica y mecanica Ge los philosophies, ha mente neutra, emergia de las percepciones acumuladas por genios anteriores: Copérnico, Kepler, Galileo, Descartes Boyle. Segin Ja célebre frase_ de Newtor cada vez mas lejos pues sé erguia en hombros de ‘embargo, un proceso arduo y lento acompaiio la crea supervivencia de Ja nueva mecénica. Segin los coment flustrados, los colosos cientificos del siglo diecisiete habfan per- forado una bruma de centurias de ignorencia y arriesgado el martirio en su pugna con el clero. Las cifras de arrestos y censuras inquisitoriaics mostraban que el nuevo saber se habia abierto camino en un campo de batalla atestado de cadavers: de tedlogos, filésofos, censores y metafisicos, parano hablar de magos, astrélogos y alquimistas ‘Una de las primeras historias de la ciencia perdura desde mil setecientos cincuenta en un compendio de conferei que se dicté ante genlithombres y damas aristocriticas de ha Haya. Describe su cronologia, desde Copérnico en adelante, como una sucesi6n de genios, y el relato se desarrolla segi rencista va ensefiando Jos fundamentos de las nuevas di nas: heliocentrismo, ley de Boyle, Iey de Nevston acerca de ncia ne\wtoniana, autonoma 29 la gravitacién universal El rigor de las Jeyes confirmal EI conferencista explica ademés que ¢l verso es un Jugar ordenado y arménico que se puede dom! sobre la supersticién 0, en sus palabras, de la luz poderes de fas tinieblas. “Hagase Newton, y 1a luz se hizo’, dijo Alexander Pope. Pi mente, dado el vigor de la imagine- ria cristiana en Occidente, la ciencia tuvo sus profetas, santos y mmiirtres, que no predicaron dogmas relatives a un nuevo cielo sino el método para inventar una nueva Tierra. Los origenes dela neutralidad cientifica Surgido de la revolucién cientifica, el modelo heroico de cien- tcia $e concret6 bajo el impacto de los Principia de Newton. Mediante demostraciones geoméiricas, Newton establecié que las leyes del movimiento ¢ inercia de los cuerpos en‘ta Tierra funcionaban en el espacio. Una sencilla ecuacién matemitica permitia predecir Ia posicién de los planetas en un momento ‘dado, Postulando la gravitacién universal como fuerza teleciné- tica, y empleando toscas pero mmediciones del didmeuo jerra, ofreci6 una explicacién simple y elegante de lz ‘Apoyado en las leyes indo un método de intesis que transit experimentaci6n y demostracién matemnética hasta la generalizaciOn, para luego retomar Is investigacién sistemétice, pasd de las mociones locs- les ilustradas con experimentos a los fendmenos planetarios cexplicados mateméticamente. Jamés en la crénica de la reflexion humana una sola obra habia ofrecido tantas leyes re acerca raleza fisica, Generaciones contemporiné subsiguientes consideraron que la publicacién de los Principia 30 _ pranade la Los cientificos y parado las bases de los Principia. Person observaba la naturaleza como un mecani pos sélo se movian por ser impelidos or Cuerpos, prefiguraron las ideas de Newton. Experimentando ‘con todo, desde bolas de madera hasta el movimiento del agua cen relacién con su peso, descubrieron, entre otras cosas, que Iz aceleracién de un cuerpo en caida libre es proporcional a cuadrado del iempo empleado en el trayecto. Imagi fo, decia Galileo, y lanza en él cuerpos de pesos Jos dejas caer sin interferir, todos aumentaran uniformemente su velocidad y, al no encontrar resistencia, caerén sin fin. En lugar de suponer-un universo estético (a menos que puesto en ‘marcha pot un Primer Motor, o Dios de los tedlog:s escolésd- 03), los experimentos de Caliico permiticron percibir 12 nan saleza como un mecanismo autorregulatorio. ‘Los mis visionarios entre los que llegarian a ser gigantes de anchos hombros fueron os profetas de Ja ciancia del siglo diecisiete que entregaron una imagen de lo que la ciencia podia signilicar para los habitos de pensamiemo y pars el or den material, Un siglo y medio antes de Ia revolucién ind trial, Francis Bacon y René Descartes, coeténeos y admiredores de Galileo, postularon Ia ciencia para todes, moldeando valo- res para una época que apenas podfan imaginar. Propusieron dejar la teologia al clero y la guerra a los arist6cratas,¢ iniciar ‘una nueva y sistemética modalidad de estudio. Bacon propuso {que los pensadores se internaran en la naturalera para var, no para cazar, y su empirismo, que vinculé fa in con la biisqueda de aplicaciones practicas, tuvo cardcter fabril \Spico y cientifico, jonaba todos los probl las enfermedades, abundancia d longadas. jescartes s6lo pudo permitirse mur po- jpieas. Bacon, buen protestante ra, pero Descartes debi6 emigrar de a1 Francia en. en fa dudad thede como una alternativa alas flosofias medi tba el clero que conisolaba las universidades francesas. Ihust6 ta portada con un campesino rotirand Henguaje claro se debiz a ln imp 1a naturaleca ~que abarcaba todo, pos entre si desde el movimiento de ciones nerviosas en la smanz~ no cabfan espiritus, agen ‘magicos o tendencias invinsecas, En el universo cartesiano 1 ipulsos que viajan hacia el cerebro y no reflejaba una afliccién del alma. Abandonando las especulacio~ res Ge filésofos y tedlogos medievales, Descartes afirmé que s¢ puede “descubrir una filosofia practica, con ls que... nos conver. timos, por asf decirio, en amos de la naturaleza” 4 A salvo.de Ja Inguisici6n, que condend a Galileo en’ 1833, Descartes sivié y escribié principalmenté en las ciudades holan- esas. protestantes, porque, explicaba, en ellas los hombres se ‘ocupaban de sus asuntos y dejaban las especulaciones mnetaf casa otras. Llegé incluso a declarar qué fas viejas plazas medi ‘wes de Francia eran antiestéticasy admir6 la pureza geométrica de los poblados comerciales holandeses. Prefer‘a las ciudades ‘construidas por un solo arq percatarse de las impli- caciones de su mensaje sobre el individualismo, el comercio y adas, tanto Bacon como Descartes ayudaron @ ia con un sistema mercantil € sta conexién se vigorizé si6n econdmica de! siglo diecioc! fabriles parecieron confirmar la sabiduria de ver el universo como una coleccién interactiva de miecanismos impetentes y repelentes. de Descartes, Ja. prictica de la nueva ciencia se de la vida lujosa de las cortes europeas y de Tas pri jas cristianas. La clencia abria un nuevo ‘camino, ajeno a las mnem¢ al servicio de obispos y nobles y dist mas dedicada a la monteria que a la recoleccién de artefacts 32 traciones ayuda. Sin embargo, cuando algunos talentosos matemé €l fin, comprobaron que la perspectiva demostrativas, i 6 la Europa educada y i2s colonias norteamericanas. Luego de una generacién, su contenido estaba al alcance de todos los que podian permitirse el lujo de asst cientifica. Personas comunes -¢ incluso tuna dama tan aristo- crética como Madame du Chitelet- se convirtieron en profe- sores de mecénica. ‘Tal como Ia proclamaran Bacon y Descartes, y luego se concretara en a parecia neutra, plane: la ciencia brot6 gracias al intercambio rek ideas y a las reiteradas demostraciones experimentales que se realizaban ante miembros sclectos de Tas nuevas sociedades atravesaba Londres, Oxford y su propia ui bridge. Algunos de sus primeros partidarios fueron ¢ en sus sermones, a Ia nueva abilidad de Iglesia y Estado ‘wal. En las postmen Ton el universo mental y, nds gradualmente, material de Europa, otorgando aspecto infalible al prototipo progresista para las generaciones posteriores. Bajo s 0 bas tud incrédh Ton todo, quienes cen la Inglaterra de aquella época sc consideraban maestros itustrados y ejecutores de la mecdnica newkoniana solian ser codiciosos promotores de méquinas a ‘comnpafifas canali- zadoras y manufacturas fabriles. En procura de sus interesgs difundieron el mensaje de la ciencia di > techologia energét i industriales [para generar un progreso in 4 Uiico encubria un devpiadado afin de fuer, __ Una. vez simplifics 588 Leyes, los Pring pia torraron accesib!: «1 “iniverso, cuyos prdmeipios interrela- a4 Ss ELMODELO MEOICO DF CENA cionados de peso y movimiento pudicron aplicarse al de cual- quier objeto pesado. Idénticas tesis operaban cuando nuevas palancas alzaban, motores a vapor bombeaban o canals lleva- San el agua a mayores alturas, pues el newtonismo explicaba las operaciones sencillas relaciondndolas con e} movimiento plenetrio. Desde Copérnico hasta Galileo y Boyle, Ia nueva ‘quedé compendiada en un paquete de leyes fisicas que podian aprehender como ciencia mecénica los ingenieros, Inercaderes, empresarios y Ia aristocracia latifundista, Educa- cién y Ciencia se convirtieron, para quienes las en los motores gemeles del progreso. En las postrimerias de! siglo, Thomas Jefferson expres6 su fe en el vinculo entre cien- ci y progreso cuando encargé un retrato compuesto de los ‘bustos de Bacon, Locke y Newton, a tamafio natural. Siste- as planetarios en tnente alrededor del sol, fabricados por artifices en madera y cobre adornaban las elegantes mansiones de empresarios, mer- caderes y aristécratas. El ingeniero civil inglés se convirtié eit heraldo de la inno- vacién, en destructor de la tradicién y el statu gua. Quienes visitaban a fines del siglo las colinas carboniferas de Derbyshire. los talleres de Birmingham, admiraban los enclaves de meca- nizacién, los extensos canales, las profundas rosos motores habilitados por la mecdnica aplicada. Poces, ‘empero, describieron con latitud las consecuencias para las dases trabajadoras. Los ingenieros briténicos eran los nuevos sacerdotes y la salvaci6n que offecian era asombrosamente pal- pable. Cuando James Watt perfeccion6 el motor a vapor, pudo vanagloriarse como teérico y experimentador,* como ejecutor de las promesas de Bacon y Descartes. ‘Al igual que Josiah Wedgwood (de cristalina fama), ¥ sus emprendedores amigos de Birmingham profesaban una i fas como la que otrore depositaron Jos peregrinos en las reliquias: no por que alguien contrariara su progreso. Los ingenieros b las nuevas céenica® este Bohemia hastt ée Pennsylvania. La maquin: ivi puesta a los operarios ~cuya ventaja era que s6lo el ind 36 uvraoan souae Laptsronts ‘conocia el proceso fabril completo, asombraron a les france- ses que espiaban los talleres ingleses. La zacionalizacién, alen- tadz por una ciencia qu con inesperada subitancidad pasd de Jos hombros de gigantes a capitalistas y profesionales, generd nuevas y varindas modalidades de poder. Al tornarse accesible para mortales menos egregios, pero mas afanosos, a universal Gad de la ciencia se afianz6: el modelo heroico inicié la era de las maquiras Después del siglo dieciocho los occidentales evaluarian otras culturas segin la ciencia y tecnologia que poseyeran. Alrede- dor de.mil setecientos cuarenta, los viajeros europeos conclu. yeron que la ausencia de pensamiento mecénico y técnica: ‘occidentales denotaba inferioridad cultural.’ La creencia en la capacidad de la ciencia para dominar y subyugar a la naturale- 2a $ expresb en un Jenguaje genérico que la conirtié eu ana actividad exclusivamente masculina. Sugestivas metiforss feme- ninas afiroaban que la naturaleza (no sus atomos) era unt entidad domefable. Excluidas de las sociedades cientificas ¢ ignoradas sus necesidades en el trifago de la investigacion, las mujeres occidentales y las clases laborales en general vegetaron gr9 Ne SGio hoy es manifiest. E} lengwajé, com sus usos y abuse destaca en el arsenal de las guerras actual. a, los philosophes wsieron cristiana, En se que luchar contra quince lapso los estudiowot de Ta ‘labra de Dios como de u € flores, encontraban sus origenes y juzgaban st significado, cor pulssndolas con otros documentos sincrénicos con el Gnico Propésito de socorrer La exégesis de las Escrturas Sein Pescara del Génesis, e} primer historiador ere Mois dényel jvertal, hechos reales y decisivos ony enzo del mundo ~y para algunos también el Gn se Techar con exactirud, Escrituristas brblicos del siglo die- sete, em su mayoria clérigos, reumieron toda la evidencia (os tual que pudieron hallar y concluyeron que Dios habia ct ido ‘minds alrededor del 4000 a.C. En aquel instante se habia fnidiado la historia humana, cuya actuacién se desarrol iriclere de lo sobrenatural, Los clérigos protestantes fueron Sua mds lejos. Buscaron evidencias acerca del fin de | Cristo y jendo los t unser cima y atitmética quiz’ predijera ‘En su guerra culnural contra el tica de la Biblia, los philosophes d resehia ecl . Calificaron de entusia Tocos a quienes 2uguraban el fin del mundo. Se burlas terpretaciones piadosas que contradecian la experiencia is seieiPasia ose anulaban ante la nueva ciencia, I2 Biblia puede a7 LAVEARID SOBRE LAHIS, 4k decir que el sol se maueve, argumentaban, pero.es sélo una metifora piadosa anéloga a los disparates de las fubulas grie- gas. Gracias a indicios £siles, ef philosophe francés Bulfon, une e los fundadores de la geologia, descarté, como mojigateria irrelevante, la fecha inicial del 4000 a.C. Si el recuento biblico podia ser desmentido, la historia se convertia en un territorio plenamente humano y secular, en ‘una infinitud de tiempo sin nadie al mando. Pero los philoso dphes no se detuvieron en los fésiles. Como casi todos eran grax ‘duados en escoléstica, expropiaron las técnicas hermenéuticas para sus propics fines. gPor qué confinar el anilisis textual a fas fabulas de la Biblia y por incuria dejar al clero a cargo? La Tlustraci6n transformé lz hermenéutica en un instrumento de aniliis critico adecuado para todas las ramas del conocimien- to, Con tantos aiaques contra la ensefianza tradicional, con gnu batallas libradas en la guerra cultural, Diderot describe al seguidor de la Hustracién como un ecléctico, un investiga: dor escéptico que, “pisoteando prejuicios, tradiciones, venera- bilidad, aprobacién universal, autoridad ~en una palabra, todo quello que sobrecoge 2 a muchedumbre-, se aireve a penser ‘mismo, a ascender hacia los més limpidos principios jos y discutirlos, yz no a0i jue le otorga el testimonio de su propia razén y Engendrada por ectéeticos, escépticos, anticlerieales, ficos, exilindos rligiosos y periodistas, la Hustracién marcé las pautas ce? nroyeeto cultural moderno: el intento individual de entender la naturaleza y la humanidad con recursos cientificos 'ylingafsticos que hoy se aplican en todos los campos del saber Entre tantas sociedades represivas y gobiernos —"la mayorfa, - despéticos”-, los reformistas proclamaron en sus libres y yros la existencia de “un imperio que s6lo obliga ala mente”. ‘Lo “honrames con el nombre de repiiblica pues conserva una medida de independencia, y porque su esencia es ser libre: es el imperio del talento y del pensamiento." Sus miembros “for por sus méritos, y ostentan una reputacion inte, equivalente a la de los mayores poderes de Ta tierra.” De esta vision insolente surge en el siglo dieciocho una nueva te 48 pe uoptLe HEzOICODE CIES de gobernar, recelosa de Ia au ie iniereada en la autenticidad y ¢l progreso mate erie conser acién de Jas wadiciones; ectora de nueva oe povelag, periodicos, manuserites clandestinos y hasta de po Mimrana; todo especialmente producide para un mercado qubano en constante crecimiento. ‘os peneadores ¥ movimientos politics hosiles a Ia empre- sa culteal de Occidente centran su ataque en Ta Tustracion, pues ésta definié Ta idea medema de individu, tmpugren aio de sus principales postulados: el individuo auténome come Jdea cultural, Si bien Kant celebré la emancipacién de la men: te individual de Ia tcania de! prej rsticidn, otros teaoeaeran peligrosa. Censores derechistas Ia exlifican, de 1 version contra la Iglesia, el Estado 0 la comunidad, ¥ recien- smente algunos criticos autoproclamacns de izquierda junge9 que 12 glorfcacién de la razon es una fusion pero’, Sn Srasa para ta represién y la codicia, oun mero disfraz de fs Geren colonial y Ia dominacién machista, Amibos exrenee cantes y ahora~ consideran amenazador Goud fa thustracion: “atrévete a conocer”. ‘Contempladas desde el siglo veinte, esas gue a veces pueden parecer ji ee tiempo disponible. Pero z pe peep. Desde la Revolucion Frances cn’adeante Sos Ppositores cuya variante cinica acusa hoy a Ta Sdeotogtn ebro” cerca occidental de legitimar el racismo y cl sexismo- le re prochan las revoluciones, y la condenan por su pres Pismo y miopio acerca del imperialismo de Occidente, Ver Gad ex ue casi todos los philosphes eran varones europeos ¥ blancos. Ne obstante su arrogancia y miopfa, los philsepites busex ron la verdad con wn propésito: la reforma de las instituciones velatentes, E} rechazo det absolutismo y la persecucion de pre- teatantes que Fealizo el gobierno francés a fins del siglo de Sete inflamnaron su indignaci6n. Per los plilosephes prevendion sobrepasar la intolerancia religiosa y alcanzar el meollo del problema. Primero atacaron al cero, luego al dogmatisn rele Fioso y inalmente -cusando cl movimiento se iniernacionsli2g- clase de persona, 49 | | ia vem sooRe a sTOR, sus herederos acosaron Ia estructura mis rae I earucurs mista de Jos gobiemée del siglo dieciceho tar tender antes la fuerza de To social que losalimenté. ‘Al amparo:de Ja philesoptes emplearon EL alfabetismo y la prenta para estimular una reac a de actualidades crearon un ica emergi6 lo que puede identificarse komo tod Adinerados lectores urbanos aprovechaban pe libre para crearse una vida social separn sia yla familia (asociaciones as, salones, logi i cenvositetariosy lesa) en lugares donde ce feunan are siruldos, v algunas mujeres, para leer y discutir fuera del hogareho, eclesial o esiatal. Este medio social respond twados, que atrafan a individuos motivados, cu prar vender, el anhelo de pul las necesidades de las person ras. El comercio del saber cons ade algodén hasta esclavos y con- omnia individu: Occidente como gr i Cccidente como gremios, monasteries, conventes,eibunales ex Peciales para el cleo, monpolios conirolados por funcionaros encores, creenci ares y practicas acostumbra- I cosas que otrora pr Porcionaban consueo ¢ incluso proteccién, sector es En su combate contra sistem . as re: 8, guardianes de idealesiusirads, generaban rebeliones. En ambas orillae alas cas, en las colonias norteamer “en Holanda, i anas, en Holanda, Béigica = hs esalarn revoluciones democrétcas entre Ti76y 1790, Por ideales politicos republicanos latentes desde el 50 EL MODELO HEROICO DEGIENGA Renacimiento -a los que sumé una nueva fe en Ia ciencia y el progreso-, revolucionarios y radicales creyeron cur: Gato de la Ilustraci6n. En efecto, su guerra cultural tuvo impli caciones revol Del crisol de Ia rebelién del siglo dieciocho surgiero istoria, psicologia, sociologia y entropologi Nacieron como disciplinas profesionales en las décadas posteric- Revolucién Francesa y en respuesta a ella. La historia cia humanas en general, una impor eas fue evaluar Ia iniluen- cobré, j tancia vital, Una de sus principales ja de Ja Muswracién y de Ja Rex ro fe un insipido ejercicio de des La Revoluci6n Francesa dividi cimueve a les partidarios de las nuevas ciencias ban de acuerdo acerca del papel que estas disciplinas 4 desempeiar. Aunque los historiadores liberales epoyaban ciativa reformista de la Mustracién, otros cientistas sociales ¢ his- toriadores le reprochaban la Revolucin Francesa, considerando que ésta y aquélla eran aberraciones que subvertian de manera asegurado la monarq + Sin embargo, lavisi do tan exitosa que ninguno de los dos bandos deseaba reedizar los métodos y précticas anteriores. Defensores y oponentes de Ja Revolucidn Francesa adoptaron Ia versién secular de la his toria como gufa y arma, y nadie quiso abandonar el amparo de la ciencia: Verdad es que algui toriadores conservadores “como el alemén Leopold von Ranke- repudiaron el progra- ‘ma reformista de la Ilustracién, pero los literales solfan aliarse con Ja burguesia urbana ¢ industrial y, basindose en el legado de la Revolucién Francesa, abogaban por un cambio radical. Con todo, nadie regresé a la historia de los cronista, los apolo- fistas de la Iglesia o de los milenaristas. En este sentido, los ophes ganaron las guerras culturales del sigio dieciocho. ina de la historia, como se veré en el € te, se apoyé en sus log: 51

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