PODER JUDICIAL
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Anzoátegui
Barcelona, 01 de diciembre de 2016
206° y 157°
Realizado como ha sido el análisis exhaustivo del fallo apelado, esta Corte de
Apelaciones, para decidir observa:
Por otra parte esta Alzada destaca que en nuestro proceso el principio de la
tutela judicial efectiva consagrado en el artículo 26 de la Carta Magna,
además de garantizar el derecho a obtener de los Órganos jurisdiccionales
una sentencia o resolución, es que también tales decisiones se encuentren
garantizadas por una motivación suficientemente razonada que se
corresponda con su parte dispositiva.
Así las cosas, se colige que tanto la doctrina, como la jurisprudencia patria
coinciden en que las decisiones emanadas de los juzgados deben ser
cónsonas con el resultado que esperan todos los intervinientes del proceso,
vale decir, que no puede emitirse un fallo que vulnere la confianza del
justiciable en cuanto a la resolución que se espera, pues si así fuera, ello
contravendría la tutela judicial efectiva.
El artículo 157 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley del Código
Orgánico Procesal Penal, establece lo siguiente:
“Artículo 157. Las decisiones del tribunal serán emitidas mediante sentencia o
auto fundados, bajo pena de nulidad, salvo los autos de mera sustanciación.
Se dictará sentencia para absolver, condenar o sobreseer.
Se dictarán autos para resolver sobre cualquier incidente.”
“…Por su parte, el encabezado del artículo 256 del Código Orgánico Procesal
Penal manda:
“…Siempre que los supuestos que motivan la privación judicial preventiva de
libertad puedan ser razonablemente satisfechos con la aplicación de otra
medida menos gravosa para el imputado, el tribunal competente, de oficio o a
solicitud del Ministerio Público o del imputado, deberá imponerle en su lugar,
mediante resolución motivada, algunas de las medidas siguientes:…”.
(Subrayado de la Sala Penal).
Cónsono con la disposición transcrita “supra” ha sido jurisprudencia pacífica
de la Sala Penal la que afirma lo siguiente:
“…En efecto, se reitera que los juzgadores están obligados a expresar
suficiente y razonadamente los motivos por los cuales concurren los extremos
que justifican dictar una medida cautelar sustitutiva y un auto de privación
judicial preventiva de libertad, porque de lo contrario, resultaría una
imposición arbitraria.
A juicio de la Sala Penal, las partes tienen el derecho de conocer las razones
que justifican la medida judicial preventiva de libertad, así como también la
medida cautelar sustitutiva de libertad, para así ejercer con eficacia los
recursos que la ley le otorga para su impugnación…”. (Sentencia del 17 de
abril de 2007, ponencia de la Magistrada Deyanira Nieves Bastidas)
Así mismo, la Sala Constitucional en torno al deber de los jueces de motivar
los autos por medio de los cuales dictan una medida privativa o una medida
cautelar sustitutiva de libertad, ha dicho firmemente lo siguiente:
“…Observa esta Juzgadora que los jueces de alzada obviaron el artículo 256
del Código Orgánico Procesal Penal, que preceptúa que siempre que los
supuestos que motivan la privación judicial preventiva de libertad puedan ser
razonablemente satisfechos con la aplicación de otra medida gravosa para el
imputado, el tribunal competente, de oficio o a solicitud del Ministerio Público
o del imputado, deberá imponerle en su lugar, mediante resolución que sea
debidamente motivada, algunas de la medidas cautelares sustitutivas que
establece la referida disposición legal. (Sentencia 1383 del 12 de julio de
2006, ponencia del Magistrado Doctor Pedro Rafael Rondón Haaz)…”
(Resaltado de esta Superioridad)
Igualmente la Sala, estableció en fallo Nº 077, de fecha 03/03/2011, con
Ponencia de la Magistrada DRA. NINOSKA BEATRIZ QUEIPO BRICEÑO, lo
siguiente:
“…Ahora bien, por cuanto como consecuencia del presente Avocamiento, se
ha verificado la nulidad del fallo dictado por el Tribunal Sexto de Primera
Instancia, en funciones de Juicio del Circuito Judicial Penal del estado Bolívar,
extensión Puerto Ordaz, y la reposición de la causa al estado que otro
Juzgado de Primera Instancia en Funciones de Juicio, vuelva a celebrar el
juicio oral y público, y dicte sentencia con prescindencia del vicio que dio
lugar a la avocamiento de la presente causa. Esta Sala en aras de resguardar
el principio de afirmación de libertad y proporcionalidad establecido en los
artículos 9 y 244 del Código Orgánico Procesal Penal; pasa de oficio a revisar
la medida de privación judicial preventiva de libertad que actualmente pesa
sobre el acusado de autos; y en tal sentido observa:
Ciertamente, una de las tantas innovaciones del actual sistema Penal, lo
constituye la institución del principio de afirmación de libertad, en razón del
cual, toda persona a quien se le impute la comisión de un hecho punible,
salvo las excepciones que establece la ley, tiene derecho a ser juzgada en
libertad; de tal manera que la libertad constituye la regla en el juzgamiento
penal y la privación judicial preventiva de libertad, una forma excepcional de
enjuiciamiento. En tal sentido, los artículos 9 y 243 del Código Orgánico
Procesal Penal, establecen que:
Artículo 9. Afirmación de la libertad. Las disposiciones de este Código que
autorizan preventivamente la privación o restricción de la libertad o de otros
derechos del imputado, o su ejercicio, tienen carácter excepcional, sólo
podrán ser interpretadas restrictivamente, y su aplicación debe ser
proporcional a la pena o medida de seguridad que pueda ser impuesta.
Las únicas medidas preventivas en contra del imputado son las que este
Código autoriza conforme a la Constitución.
Artículo 243. Estado de Libertad. Toda persona a quien se le impute
participación en un hecho punible permanecerá en libertad durante el
proceso, salvo las excepciones establecidas en este código.
La privación de libertad es una medida cautelar, que solo procederá cuando
las demás medidas cautelares sean insuficientes para asegurar las
finalidades del proceso”.
Ese juzgamiento en libertad, que como regla, emerge en nuestro proceso
penal, no es más que el desarrollo de un mandato contenido en el numeral 1
del artículo 44 del texto constitucional, el cual al consagrar el derecho a la
libertad personal señala que “…toda persona será juzgada en libertad
excepto por las razones determinadas por la ley y apreciadas por el Juez o
Jueza en cada caso…”; dispositivo constitucional con el cual, además, se
establece una garantía de protección e intervención mínima en la afectación
del derecho a la libertad personal, el cual sólo podrá verse restringido en
casos excepcionales, para asegurar las finalidades del proceso.
En este orden de ideas, la Sala Constitucional de nuestro más alto Tribunal
de Justicia, en sentencia No. 1825, de fecha 4 de julio de 2003, señaló:
“...Al respecto debe recordarse que, de conformidad con el artículo 44 de la
Constitución, las personas serán juzgadas en libertad, excepto por las
razones que determine la ley. Por su parte, el artículo 252 (hoy, 243) del
derogado Código Orgánico Procesal Penal reafirma la garantía del juicio en
libertad, cuando establece que “Toda persona a quien se le impute
participación en un hecho punible permanecerá en libertad durante el
proceso, salvo las excepciones establecidas en este código”; asimismo, que
“la privación de libertad es una medida cautelar, que sólo procederá cuando
las demás medidas cautelares sean insuficientes para asegurar las
finalidades del proceso” (Subrayado de la Sala). Tales excepciones... son las
que autorizan a dictar medidas cautelares privativas de libertad, las cuales sin
embargo y siempre en procura de que, solo en la menor medida posible y
dada la garantía constitucional de presunción de inocencia, resulte afectado
el derecho fundamental que reconoce el artículo el artículo 44 de la
Constitución...” . (Negritas de esta Sala)
Así pues, hoy en día la Privación Judicial Preventiva de Libertad, constituye
un decreto excepcional, que a la luz del nuevo sistema de juzgamiento penal,
sólo puede ser dictado en todos aquellos casos en los cuales, no exista
razonablemente la posibilidad de garantizar las eventuales resultas del
proceso penal, con otra medida de coerción personal menos gravosa y
distinta la Medida de Privación Judicial Preventiva de Libertad.
En tal sentido, debe señalare, que la imposición de cualquier medida de
coerción personal, debe necesariamente obedecer a una serie de criterios y
juicios debidamente razonados y ponderados, que atendiendo a las
circunstancias que rodean cada caso, se encamine a conseguir el debido
equilibrio que exige, tanto el respeto al derecho de los procesados
penalmente a ser juzgados en libertad como al derecho del Estado y la
sociedad de que se resguarden los intereses sociales, mediante el
establecimiento de medios procesales que garanticen las futuras y eventuales
resultas de los juicios.
Por ello, el análisis de todas y cada una de las circunstancias fácticas que
reposan en las actuaciones y acompañan a las respectivas solicitudes de
privación o cautelar sustitutiva de libertad, deben ser ponderadas bajo los
criterios de objetividad, magnitud del daño, cuantía de la pena, peligro de fuga
y de obstaculización en la búsqueda de la verdad, lo cual permitirá luego de
un debido y motivado juicio, determinar con certeza la mayor o menor
severidad de la medida a imponer.
Ahora bien, conforme a lo antes expuesto en el caso sub-exámine, estima
esta Sala de Casación Penal, que las resultas del presente proceso pueden
ser debidamente garantizadas mediante la imposición de una medida de
coerción personal menos gravosas; como son, las medidas cautelares
sustitutivas a la privación judicial previstas en los numerales 3 y 4 del artículo
256 del Código Orgánico Procesal Penal, consistente en la presentación
periódica a la sede judicial cada quince (15) días y la prohibición al ciudadano
RUBÉN DARÍO GONZÁLEZ ROJAS de salir sin previa autorización del País.
Así se decide…” (Sic)
En relación a este punto considera oportuno este Tribunal Colegiado señalar
que la génesis del derecho procesal penal, se sustenta sobre la autonomía e
independencia de lo órganos del Poder Público y gracias a este postulado se
garantiza una justicia expedita, sin dilaciones indebidas que deviene como
consecuencia en una tutela judicial efectiva, donde los jueces solo deben
obediencia a la Ley y al derecho.
Así las cosas, quienes aquí decidimos verificamos que en el presente caso no
puede hablarse bajo ninguna circunstancia de un gravamen irreparable en
base a los fundamentos señalados en líneas que anteceden, pues por una
parte, el proceso apenas esta en fase de investigación, una fase incipiente del
proceso no dándose el supuesto de que en el transcurso del mismo no puede
ser reparado, pues en el asunto que nos ocupa deberá producirse un acto
conclusivo donde apenas, hasta este momento procesal, solo hubo
pronunciamiento acerca de la medida de coerción personal respecto a los
investigados en inicio del proceso.
En este orden de ideas, y luego del análisis exhaustivo de las actas que
conforman el presente expediente consideran quienes aquí deciden, que el
Juez de instancia en uso y facultades conferidas en el artículo 264 del Código
Orgánico Procesal Penal garantizo el cumplimiento de los principios y
garantías establecidos en la Constitución, con lo cual ello no significa que la
investigación continúe o en su defecto pueda ser reabierta cuando la
representación Fiscal así lo considere, no evidenciando esta Alzada
menoscabo a garantías de rango constitucional, así como tampoco violación
del debido proceso ni de la tutela judicial efectiva, debiéndose en
consecuencia, declarar SIN LUGAR la denuncia interpuesta, por todos los
argumentos antes expuestos. Y ASÍ SE DECIDE.
DISPOSITIVA
Con fuerza en la motivación que antecede, esta Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal del Estado Anzoátegui Administrando Justicia, en
nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por Autoridad de la Ley
se pronuncia en los siguientes términos: PRIMERO: Se declara SIN LUGAR
el recurso ordinario de impugnación intentado por el ministerio publico en
contra de la decisión del Tribunal Séptimo de Control de este Circuito Judicial
Penal, en fecha 28 de julio de 2016, mediante la cual el Juez de la recurrida
en ejercicio del CONTROL JURISDICCIONAL, acordó dejar SIN EFECTO LA
ORDEN DE APREHENSIÓN dictada en contra de los investigados ELIAS
JOSE ZAN TAWIL y PEDRO LUIS GARCIA RAMOS, titular de la cedula de
identidad N° 17.900.058 y 8.340.672, respectivamente, por la presunta
comisión de los delitos de TRAFICO DE SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES
Y PSICOTROPICAS, previsto y sancionado en el Articulo 149 de la Ley
Orgánica de Drogas, ASOCIACION PARA DELINQUIR y LEGITIMACION DE
CAPITALES, previstos y sancionados en los Artículos 37 y 35 de la Ley
Orgánica contra la delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo,
cometido en perjuicio de la COLECTIVIDAD, con fundamento legal en los
Artículos 2, 26, 27, 44.1, 49, 51, 253 y 257 de la Constitución de la Republica
Bolivariana de Venezuela, Artículos 2, 4, 5, 6, 7, 12, 19, 127, 132, 133, 287,
264 y 236 todos del Código Orgánico Procesal Penal, en virtud de
encontrarse debidamente motivada y ajustada a derecho la decisión
recurrida. SEGUNDO: Consecuencialmente se CONFIRMA el dispositivo de
la decisión apelada.
Dada, firmada y sellada en la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal
del Estado Anzoátegui, al primer (01) día del mes de diciembre de Dos mil
dieciséis (2016). Años: 206° de la Independencia y 157° de la Federación.
Regístrese, déjese copia y remítase la causa al Tribunal de origen.
LOS INTEGRANTES DE ESTA CORTE DE APELACIONES
EL JUEZ PRESIDENTE,