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INSTITUTO PRIVADO MIXTO

DR. PEDRO MOLINA MORALES, IZABAL

ALUMNOS: MARIELA, KATHERINE, LOURDES, ABNER, ANDREA, AXEL, KLEVER.

CATEDRÁTICA: RUTH VILLEDA.

CÁTEDRA: MECANOGRAFÍA.

TRABAJO: HISTORIA DE LA MÁQUINA DE ESCRIBIR.


INTRODUCCIÓN
El primer intento registrado de producir una
máquina de escribir fue realizado por el inventor Henry
Mill, que obtuvo una patente de la reina Ana de Gran Bretaña en 1714. La siguiente patente
expedida para una máquina de escribir fue concedida al inventor estadounidense William
Austin Burt en 1829 por una máquina con caracteres colocados en una rueda semicircular que
se giraba hasta la letra o carácter
deseado y luego se oprimía contra el papel. Esta
primera máquina se llamó 'tipógrafo', y era
más lenta que la escritura normal.
Historia de la máquina de escribir.

Quién inventó la máquina de escribir


Al igual que sucede con otros inventos, saber quién inventó la máquina de escribir resulta un
tanto complejo. Los historiadores no acaban de ponerse de acuerdo en este punto, ya que
fueron varios los intentos e inventores necesarios para que pudiera ver la luz la primera
máquina de escribir de la historia.
Una vez dicho esto, la persona con el que coinciden más expertos como el inventor
de la máquina de escribir es Pellegrino Turri en el año 1.808. Un mecánico italiano que es
considerado uno de los personajes primeros en desarrollar este ingenio.
Pellegrino Turri pretendía diseñar y construir un dispositivo con el que las
personas ciegas pudieran escribir con facilidad. Algo en lo que también coincidió con otros
inventores de la misma época. A él también se le otorga la invención del papel de calco.
No obstante, se conoce que existieron previamente más de 60 intentos o prototipos de
máquinas de escribir. Un ejemplo lo tenemos en el modelo creado por el inglés Henry Mill
(1683-1771) en el 1.714, del que solo se conserva parte de la patente de la máquina de escribir
y un escrito de la reina Ana de Inglaterra que dice:

“El señor Mills nos ha comunicado el invento de una máquina para imprimir letras, unas
junto a otras o por separado, mediante dicho invento se puede plasmar en papel un escrito de
forma tan pulcra que no se puede diferenciar de la imprenta”.
Del mismo modo, después del invento de Turri, en el año 1.829 surgió el tipógrafo, un invento
del norteamericano William Austin Burt (1792-1858). Este ingenio, aunque fuera posterior, es
considerado por muchos expertos la primera máquina de escribir moderna.
Cuando se inventó la máquina de escribir
El invento de Turri como el primero suficientemente documentado, la invención de la
máquina de escribir fue en el año 1.808.
Lo mismo sucede con el invento de Henry Mill, pero verdaderamente existe muy
poca documentación y referencias al respecto. Aunque, como no, forma parte de la historia
de la máquina de escribir y se inventó y patentó en el año 1.714.
Del mismo modo, el denominado tipógrafo del americano William Austin Burt fue inventado
en el año 1.829. Desgraciadamente, al no haber en aquella época nadie interesado en esta
patente, nunca llegó a comercializarse.

Origen de la máquina de escribir

El origen de la máquina de escribir lo encontramos en el año 1.714, cuando el británico Henry


Mill presenta una patente inglesa que indica: «un método artificial de transcripción de letras o
impresión, de manera progresiva o separada.
De tal modo un escrito puede reproducirse sobre un pergamino o un papel». Por desgracia, no
queda rastro alguno de este artilugio excepto la patente de Henry Mill.
Pocos años después, varios inventores proponen procedimientos primitivos de escritura
mecánica, tales como Friederich von Knaus (1753- 1760), Graf von Neipperg (1762), Pingeron
(1780), Louis Jacquet (hacia 1780) y L’Hermina (1784).
Sin embargo, los sistemas que desarrollan aún siguen ligados a la escritura manuscrita. Por
ejemplo, Von Neipperg presenta un sistema de guía de la mano que permite mantener una
buena alineación de la caligrafía.
De hecho, las primeras máquinas de escribir dignas de ese nombre datan de principios del siglo
XIX, y son la obra de los italianos Pellegrino Turri (1808) y Pietro Conti (1823), aunque tampoco
queda de ella prácticamente ningún vestigio.
Varias máquinas, como las de Pingeron, de Jacquet y de Turri, están concebidas para ciegos: la
máquina de escribir tiene, en su origen, una función filantrópica.

La invención de la máquina de escribir, marca una fecha importante en la historia de las


comunicaciones y de las relaciones sociales. En especial, tiene por consecuencia dar a la mujer
de los siglos XIX y XX un empleo en sociedad aceptado, y de permitirle acceder al mundo de los
negocios.
La búsqueda de procedimientos mecánicos de escritura, corresponde al estado de sociedades
que requieren acelerar las comunicaciones frenadas por la actividad manuscrita de los copistas
y dar un carácter a la vez más oficial y más impersonal a las directivas comerciales y políticas.
Es el sello de sociedades en vías de burocratización. Por lo tanto, no es sorprendente que los
primeros intentos daten del siglo XIX, en el que emergen los
estados burocráticos de tipo moderno.
Evolución de la máquina de escribir
De hecho, la máquina de escribir no fue necesidad sentida; ni lo largo del siglo XVIII ni siquiera
a principios del XIX se pensaba en ella como sustituto de la pluma. La pericia de los
amanuenses, capaces de escribir con hermosa letra y rapidez casi taquigráfica la hacía
innecesaria.

Napoleón admiraba la habilidad de sus secretarios, alababa a sus escribanos Bourrienne y


Meneval, de quienes decía: “Son máquinas de escribir”; a menudo los retaba a escribir tan
rápido como él dictaba, y nunca consiguió ganarles.
Parece, que la primera persona en utilizar una máquina de escribir fue la condesa italiana
Carolina Fantoni en 1.808. La condesa era ciega y el inventor Pellegrino Turri construyó para
ella un artefacto con el que podía escribir sin tener que confiar sus secretos a nadie, ya que sus
cartas de amor eran de tono subido.
Poco después el barón Karl von Drais (1785-1851), que había también inventado un tipo de
bicicleta que lleva su nombre, inventó lo que él llamó el piano de escritura rápida: cuatro
palancas que escribían dieciséis letras, suprimiendo las
que él creía redundantes, unificando sonidos.
Otra máquina de escribir fue patentada por el norteamericano William Austin Burt en 1.829
con el nombre de tipógrafo: un artilugio inútil ya que había que pasar el papel a mano porque
carecía de dispositivo para correr el papel tras escribir la letra.
Poco después, en el año 1.833, el francés de Marsella Xavier Progin creó un artilugio que llamó
machine criptographique o pluma critográfica del que decía: “Escribe tan rápido como una
persona con su pluma”. Estaba dotada de 66 palancas articuladas dispuestas de manera
circular, que percuten sobre una hoja de papel.

El italiano Giuseppe Ravizza perfecciona este dispositivo en su máquina de 1.837, el


Cembelo scrivatto, que comienza a difundir hacia 1.855 La máquina de Ravizza es rápida,
práctica, y utiliza por primera vez una cinta entintado.
De 1.838 a 1.870, numerosas innovaciones se suceden, tales como la alimentación de hojas
mediante un rodillo o el sistema de escape para permitir el espaciamiento entre las letras,
Todo aquello no era sino una colección de trastos de ninguna utilidad práctica. Fueron los
estadounidenses Cristóbal N. Sholes y su ayudante Carlos Glidden de Wisconsin, los que
idearon un modelo de máquina de escribir aceptable.
El artilugio se le ocurrió a Glidden por casualidad; al principio buscaban un modo mecánico de
numerar las páginas de libros, una paginadora, y cuando lo lograron Glidden pensó que por
qué no escribir también letras. Así nació el primer modelo.
La máquina de Sholes era un armatoste de madera al que llamaron el piano literario. Solo tenía
letras mayúsculas, y para cambiar a minúsculas fue necesario añadir más tarde una tecla de
conmutación; también se pensó —y llegó a realizarse— en una solución bizarra: una máquina
para mayúsculas y otra para minúsculas.
Cuando el artefacto fue presentado a la Exposición del primer centenario de la Independencia
de Estados Unidos en 1876, no llamó la atención; pasó inadvertida porque tuvo la desgracia de
tener al lado otro invento notable: el teléfono de Graham Bell.
Pero volvamos a nuestra historia. La patente fue vendida por Sholes y Glidden por 12.000
dólares a dos hombres de negocios: James Densmore y George W. Newton Yost, que
contactaron con la Remington Fire Arms Company, fabricantes de armas de fuego que también
comercializaban las máquinas de coser.
En 1.873, la compañía se comprometió a fabricar máquinas de escribir para alquilar. Fabricó
unos cuantos centenares de unidades y comenzó su pingüe negocio. La Remington creó más
de 300 modelos, hasta dar con uno cuyo teclado era parecido al actual; lo único que ha variado
entre aquellos modelos y los de hoy
es la disposición de las letras.
Para evitar atascos de dedos en el teclado se había diseminado de forma ilógica el alfabeto, de
modo que las letras que suelen ir juntas en la escritura estaban distanciadas en el teclado.
Aunque Sholes se desentendió de su invento se sentía tan contento que escribió en una de sus
últimas cartas:

“Es sin duda una bendición para la Humanidad, y en especial, para las mujeres. Me alegro
de haber tenido parte en ello. Hice algo mejor de lo que pensaba, y el mundo se beneficia”.
Tenía motivos para enorgullecerse: la máquina de escribir había dado lugar a un oficio nuevo,
acaparado enseguida por las mujeres: la dactilografía.
Se veía como ocupación distinguida y digna, elegante e incluso chic para las mujeres de la clase
media que podían acceder así al mundo laboral e independizarse, en un momento de la
Historia en el que la liberación de la mujer, el sufragio femenino y el feminismo en general
levantaban oleadas de entusiasmo en
Europa.
Una innovación importante tuvo lugar en 1.889. La máquina de escribir portátil, llamada por
su inventor norteamericano la Blick. Abreviatura de George Blickensderfer, que la transportaba
dentro de una maleta.

La máquina de escribir eléctrica, fue la que revolucionaría aquel mundo en 1.871.


Thomas Alva Edison, con su Edison Electric, intentó aprovechar la electricidad en una máquina
de escribir que resolviera el problema de la dureza del teclado, pero no tuvo éxito.
Tampoco lo tuvo el danés Malling Hansen por aquellas fechas, aunque su máquina de escribir
eléctrica fue la primera en ser comercializada. El intento de Edison era meritorio, dejaba atrás
a la máquina de escribir de madera creada por el tirolés Peter Mitterhofer, pero era
igualmente impracticable.
Por cierto, debes saber que la disposición de las teclas no siempre ha sido como la
actual. El que utilizamos ahora se llama teclado QWERTY.
La primera máquina de escribir eléctrica útil, data de 1.901: la creó el médico norteamericano
Thomas Cahill, pero la sociedad formada para su fabricación y venta quebró tras haber
fabricado cuarenta unidades, cada una de las cuales se vendió a precios astronómicos: 3.925
dólares.
Un año después la firma norteamericana George Blickensderfer, creó su máquina eléctrica,
aunque sin constituir una solución definitiva. En 1.933 retomó y mejoró la idea R.G.
Thomson, creador de la Electromatic, comercializada por IBM, que en 1.965 lanzaría la primera
máquina de escribir electrónica con memoria y banda magnética, la 72BM, hoy pieza de
museo.

A estas innovaciones siguieron la implantación en 1.978 de la margarita por Olivetti y


Casio, máquinas dotadas de memoria. Yen 1.984 la japonesa Matsushita irrumpió en el
mercado con una novedad revolucionaria:
La máquina que sustituía el teclado por una hoja táctil: se escribe a mano sobre una pantalla.
Pero de pocas cosas creadas por la ciencia y la inventiva puede decirse frase tan amarga como
ésta: «No tiene futuro».
La máquina de escribir ha hundido ya su proa en el pasado; es Historia. Su fin llegó de repente,
fue fulminante. Cuando parecía que ya no era posible llegar más lejos, en ese momento justo
llegó su condena a muerte: el ordenador o computadora.
Nuestro cotidiano PC, abreviatura del sintagma inglés personal computer, era su verdugo. Hay
quien se aferra a las viejas máquinas en actitud romántica de fidelidad extrema; pero es ya
solo un culto al pasado.
La fabricación en serie.
Sin embargo, la primera gran realización práctica, que incorpora lo esencial de las innovaciones
precedentes, es la obra colectiva de Christopher Latham Sholes, Carlos Clidden y Samuel Soulé,
entre 1.867 y 1.868.
Su modelo es perfeccionado de 1.868 a 1.872, después de una serie de pruebas organizadas
por el hombre de negocios James Densmore, quien, luego, contacta con el fabricante de armas
estadounidense Remington. Éste acepta fabricar el modelo en serie en 1873.
La Shoks & Ghdden, es la primera máquina de escribir en ser comercializada a gran escala, bajo
el nombre de Remington Model I, y abre el camino al auge de la dactilografía moderna.
Durante un siglo, la máquina de escribir conoce varias transformaciones que mejoran tanto la
calidad del trabajo (con la máquina eléctrica que uniforma el golpe), como su manualidad (con
la máquina transportable) y, finalmente, su modo de utilización (con la máquina IBM con
margarita, en 1.961, que permite cambiar de
caracteres). Sin embargo, su reinado llega a su fin con la revolución informática y los
procesadores de texto.

Grandes modelos de máquinas de escribir de la historia Máquinas de escribir con


percutores
• Ravizza – 1.855
• Sholes – 1.867
• Sholes & Glidden – 1.873
• Remington 2 – 1.877
• Yost – 1.887 (escritura ciega)
• Franklin – 1.887
• Daugherty – 1.890 (semífrontal)
• Fitch – 1.891 (tecleo por encima)
• North – 1.892 (semivisible)
• Underwood – 1.896
• Remington 7 – 1.897
• Ideal – 1.900 (visible)
• Continental – 1.904
• Royal – 1.907
• Imperial – 1.908
• Remington 10 – 1.908
• Smith Premier 10 – 1.908 (frontal)
• Olivetti M 1 – 1.911 (visible)
• Perkeo – 1.912
• Remington transportable – 1.919
• Olivetti M 20 – 1.920
• Invieta – 1.921
• Olivetti M 40 – 1.931
Máquinas de escribir eléctricas
Máquinas de escribir de elementos intercambiables
• Edison – 1.872
• IBM Selectric – 1961
• Remington Electri-conomy – 1950
• Máquina de escribir de cilindro Crandall – 1.879
• Máquina de escribir de canilla Hammond – 1.881
• Máquina de escribir de rueda Columbia – 1.883
• Máquina de escribir de rueda Chicago – 1890
• Máquina de escribir de barrilete Dactyle – 1.893
• Máquina de escribir de barrilete Helios – 1.908
• Máquina de escribir de margarita IBM – 1.96
CONCLUSIÓN
En el año 1870 se comercializó la primera máquina de escribir inventada por el reverendo
Rasmus Malling-Hansen, y fue un éxito en toda Europa. El reverendo usó un escape solenoidal
para el retorno del carro en algunos de sus modelos constituyendo un candidato para una de
las primeras máquinas de escribir eléctricas. La primera máquina de escribir que tuvo un éxito
comercial inmediato y superó a la inventada por el reverendo Malling-Hansen fue inventada
en 1873 por Rémington y estaba montado sobre una máquina de coser común de esa época.
El retroceso del carro se conseguía mediante un pedal similar a las de estas máquinas de coser.
En esta máquina de escribir quedaron pendientes las resoluciones a dos defectos; La escritura
se llevaba a cabo únicamente en mayúscula y permanecía oculta al escribano, además la
máquina de escribir era de un tamaño desmesurado siendo por otra parte muy cara por lo que
siempre fue una máquina de escribir que solo utilizaban las altas sociedades.

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