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HACEN SABER. SOLICITAN. FORMULAN RESERVA DE CASO FEDERAL.

Sr. fiscal:

José Manuel Ubeira, abogado T° 24 F° 914 CPACF, y Marcos

Aldazabal, abogado T° 128 F° 366 CPACF, en nuestro carácter de

apoderados de la Sra. Vicepresidenta de la Nación, Dra. Cristina

Fernández de Kirchner, en las actuaciones que la tienen como

querellante y se caratulan “SABAG MONTIEL, Fernando s/ homicidio

en grado de tentativa”, decimos:

I. OBJETO

Venimos a instar a que, luego de cinco meses de

investigación, se dispongan medidas probatorias respecto de la

posible responsabilidad penal de la Policía de la Ciudad

Autónoma de Buenos Aires. Dado que recientemente el fiscal tomó

medidas de prueba relativas a esta fuerza, venimos a proponer

otras para que se dilucide cuál fue, efectivamente, la

responsabilidad de esa fuerza.

Llamativamente, hasta el momento, se ha investigado a la

Policía Federal y a la custodia de Cristina Fernández de

Kirchner, pero no a la fuerza con más presencia en el lugar

donde se planeó y ejecutó el atentado. La Policía de la Ciudad

era, además, la mayor responsable de garantizar la seguridad de

la Vicepresidenta (a quien solo la salvó un milagro).

1
II. FUNDAMENTOS

a. La violencia política ejercida contra Cristina

Fernández de Kirchner y el incumplimiento del

llamamiento realizado por el Comité de Expertas del

Mecanismo de Seguimiento de la Convención

Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar

la Violencia contra la Mujer.

Antes de enfocarnos en la posible responsabilidad de la

Policía de la CABA, nos vemos obligados a recordar lo obvio:

Cristina Fernández de Kirchner fue víctima de un hecho de

violencia política, en general, y contra las mujeres, en

particular.

¿Por qué aclarar algo que, para la mayoría, es bastante

obvio? Porque mientras la instrucción estuvo en manos de la

jueza, la investigación fue dirigida de un modo que negó, por

un lado, el carácter político del atentado y, por otro lado, el

carácter de víctima de la Vicepresidenta.

Respecto del carácter político de los hechos, es

sintomático el hecho de que durante los procesamientos no se

haya mencionado una sola vez la naturaleza política de lo

2
sucedido. La jueza lo trató como una causa en la que se investiga

y juzga un delito ordinario.

El intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner

fue político tanto por sus causas como por sus posibles efectos.

En cuanto a los motivos, Sabag Montiel y quienes hayan

planificado el hecho no buscaron matar a Cristina Fernández de

Kirchner por un problema personal, sino por sus ideas.

En cuanto a los efectos, es evidente que los potenciales

asesinos buscaron eliminar a la Vicepresidenta del debate

público y, especialmente, de la posibilidad de participar en

futuros procesos democráticos.

Por citar un solo paralelismo histórico, entre muchos: en

1948, el candidato a la presidencia de Colombia que representaba

los intereses del pueblo, Jorge Eliecer Gaitán, fue asesinado

en la calle. ¿Qué buscó imponer la derecha? La teoría de que fue

un “loquito suelto”. En 2018, setenta años después, la Comisión

para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No

Repetición (CEV) estableció que se trató de un crimen de lesa

humanidad e instó a investigar seriamente.

Es imperante buscar que no se repitan historias como esta.

Para esto, es necesario investigar con profundidad y, al menos,

plantearse la hipótesis de que uno de los atentados más graves

de nuestra historia no fue producto de un personaje marginal que

pasaba por el lugar.

3
La importancia de investigar seriamente tiene un doble

fundamento. Para empezar, el deber de averiguar la verdad y de

hacer justicia, tarea intrínseca al Poder Judicial. En segundo

lugar, dar el mensaje de que tenemos una democracia consolidada

en la que si alguien atenta o planea un atentado contra

representantes políticos será hecho responsable.

Dejar que todo pase sin hacer nada no es gratis. Las

consecuencias del asesinato de Eliecer Gaitán fueron décadas de

violencia política y narcotráfico. Por la forma en que la jueza

llevó a cabo esta investigación, parece asumir que el asesinato

de un líder político es algo sin consecuencias mayores. Esto no

es así: si la bala de Sabag Montiel hubiera salido, no sabemos

qué habría pasado, pero sí que nuestra democracia nunca sería

la misma.

El carácter de víctima de Cristina Fernández de Kirchner

fue también constantemente negado por la jueza que, lejos de

respetar los derechos consagrados constitucionalmente y

reforzados a partir de la ley 27.372, ha obstruido una y otra

vez la investigación. Como dijo la Vicepresidenta, está claro

que ciertos sectores solo la quieren como imputada y así la

tratan aun cuando le gatillaron en la cabeza.

Lo sucedido el pasado 1 de septiembre fue la consecuencia

de una serie de violencias previas que habilitaron y

convalidaron el escenario que dio lugar a una tentativa de

magnicidio a una mujer en su cargo de Vicepresidenta en un

4
sistema democrático. Asimismo, cabe recordar que el atentado que

sufrió Cristina Fernández de Kirchner se contextualiza en medio

de manifestaciones pacíficas de apoyo y defensa por gran parte

de la sociedad, frente a un pedido de condena por una imputación

absurda, que también puede traducirse como otro acto de

violencia contra ella.

En efecto, su hogar (es decir, su espacio privado) se

transformó en un espacio público donde violentarla, lo que

generó aquella reacción popular de defensa.

Frente a esto, la naturaleza política del atentado y de

víctima de Cristina Fernández de Kirchner fue explícitamente

señalada por el Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento

de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y

Erradicar la Violencia contra la Mujer, “Convención de Belém do

Pará” (MESECVI), parte de la Organización de Estados Americanos

(OEA), a través de un comunicado oficial emitido el pasado 14

de septiembre.

Este cuerpo, máxima autoridad continental en el tema,

caracterizó al atentado contra la Vicepresidenta como un hecho

de violencia política y, además, recalcó su carácter de

violencia contra la mujer.

En efecto, con base en la definición establecida en la “Ley

Modelo Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la

Violencia contra las Mujeres en la Vida Política”, el Comité

5
indicó que los hechos encuadran como un hecho de violencia

política contra una mujer.

La “Ley Modelo” establece que debe entenderse por

“violencia política contra las mujeres cualquier acción,

conducta u omisión, realizada en forma directa o a través de

terceros que, basada en su género, cause daño o sufrimiento a

una o a varias mujeres, y que tenga por objeto o por resultado

menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de sus

derechos políticos. La violencia política contra las mujeres

puede incluir, entre otras, violencia física, sexual,

psicológica, moral, económica o simbólica” (Art. 3, CIM/OEA,

2017).

Al respecto, en 2019, a través de la Ley N° 27.533, nuestro

país tomó la decisión de incorporar la modalidad de violencia

política contra las mujeres a su plexo normativo interno, de

manera taxativa, calificándola como “aquella que, fundada en

razones de género, mediando intimidación, hostigamiento,

deshonra, descrédito, persecución, acoso y/o amenazas, impida o

limite el desarrollo propio de la vida política o el acceso a

derechos y deberes políticos, atentando contra la normativa

vigente en materia de representación política de las mujeres,

y/o desalentando o menoscabando el ejercicio político o la

actividad política de las mujeres, pudiendo ocurrir en cualquier

espacio de la vida pública y política, tales como instituciones

estatales, recintos de votación, partidos políticos,

6
organizaciones sociales, asociaciones sindicales, medios de

comunicación, entre otros”1.

También se estableció un nuevo tipo de violencia, la

política, definida en el artículo 5° de la Ley 26.485. Esta

norma indica como violencia política a la que "se dirige a

menoscabar, anular, impedir, obstaculizar o restringir la

participación política de la mujer, vulnerando el derecho a una

vida política libre de violencia y/o el derecho a participar en

los asuntos públicos y políticos en condiciones de igualdad con

los varones”.

Es claro que lo que sucedió el 1° de septiembre pasado se

trató de un accionar dirigido a impedir que Cristina Fernández

de Kirchner ejerza sus derechos políticos.

Para el Comité de Expertas de la MESECVI, lo sucedido solo

puede entenderse como un intento de magnicidio, y una grave

expresión de violencia contra el sistema democrático, que

representa una amenaza para esa forma de gobierno y una grave

violación de los derechos humanos.

Además, este organismo internacional, como dijimos, resaltó

algo que también ha sido soslayado por la investigación: la

incidencia del carácter de mujer de Cristina Fernández de

Kirchner en la comisión del atentado. Evidentemente, a los

1
Ver Artículo 6° inc. H Ley 26.485.

7
atacantes les molestan tanto las ideas políticas de la

Vicepresidenta como su carácter de mujer.

Es que desde los lugares desde los que se fomentan los

discursos de odio contra Cristina Fernández de Kirchner

(discursos que el Comité convoca a erradicar) se señalan, claro

está, sus posturas políticas, pero también se la demoniza por

el hecho de ser mujer. En una tradición patriarcal en la que el

poder es concebido como cosa de hombres, que lo ejerza una mujer

hiere susceptibilidades y es, para muchos, un motivo de agravio

y algo a corregir.

Establecido el carácter de violencia política contra la

mujer del atentado, el Comité realizó un clarísimo llamado a

investigar, sancionar y erradicar actos de este tipo, al

expresar que “…insta a la República Argentina a que actúe con

la debida diligencia reforzada para prevenir, investigar y

sancionar los mencionados actos en contra de la vicepresidenta

Cristina Fernández” (por todo, cfr. art. 75 inc. 22 Constitución

Nacional, arts. 13, 14 y 15 Convención de Viena sobre el Derecho

de los Tratados, art. 68.1 Convención Americana sobre Derechos

Humanos, y art. 16 inc. “i”, 30 y 31 ley 26.485).

Esta querella ha reclamado, una y otra vez, el cumplimiento

de la debida diligencia, con apoyo en la doctrina de la Corte

Interamericana de Derechos Humanos, que no es ni más ni menos

lo que ha solicitado el Comité.

8
Todas las modalidades de violencias (política, de género,

mediática, institucional) desplegadas contra nuestra poderdante

desde hace años fueron la antesala para llegar a la instancia

que dio lugar a la tentativa de magnicidio del jueves 1 de

septiembre pasado.

Por esto mismo, todas las modalidades de violencia, muchas

en razón de su género, que padeció Cristina Fernández de Kirchner

no pueden ser dejadas de lado en el marco de la investigación

judicial iniciada a raíz del atentado. Esto, en tanto,

reiteramos, conformaron el contexto sobre el cual se desarrolló

el acto. Por ello, la investigación judicial que tiene por

víctima a la Vicepresidenta de la Nación debe llevarse adelante

aplicando perspectiva de género como categoría de análisis y el

deber de debida diligencia reforzada, en cumplimiento a los

compromisos internacionales que el Estado ha asumido en la

materia y que reclaman los organismos internacionales

especializados.

El deber de debida diligencia para prevenir, investigar,

sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres nace de

las obligaciones genéricas de la Convención Americana de

Derechos Humanos y de las obligaciones específicas que impone

la Convención de Belém do Pará.

En este sentido, la Corte Interamericana de Derechos

Humanos (Corte IDH) estableció que el deber de investigar tiene

alcances adicionales cuando se trata de una mujer que sufre

9
muerte, maltrato o afectación a su libertad personal en el marco

de un contexto general de violencia contra las mujeres2.

Por su parte, la Comisión Interamericana de Derechos

Humanos (CIDH) sostuvo que la obligación clave de los Estados

parte en la Convención de Belém do Pará consiste en actuar con

la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar esa

violencia, independientemente de que la misma tenga lugar en el

hogar, la comunidad o la esfera pública3. Por ello, este estándar

convencional impone la obligación de que las investigaciones

judiciales se lleven adelante con perspectiva de género.

El deber del Estado de adoptar medidas de prevención y

protección está condicionado, según la Corte IDH, por el

conocimiento de una situación de “riesgo real e inmediato para

un individuo o grupo de individuos determinado, y por la

posibilidad razonable de prevenir o evitar ese riesgo”4. En ese

sentido, en las situaciones identificadas de riesgo de letalidad

por razones de género, se asume que la letalidad puede

2
Caso González y otras (“Campo Algodonero”) Vs. México. Excepciones
preliminares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 16 de noviembre de
2009, pár. 293. Este criterio fue reiterado por la Corte IDH en los fallos
“Velásquez Paiz y otro vs. Guatemala”, “Véliz Franco y otros vs. Guatemala”
“J. Vs. Perú", entre otros.
3
CIDH, Relatoría para los Derechos de las Mujeres, Informe sobre la Situación
de los Derechos de la Mujer en Ciudad Juárez, México: El derecho a no ser
objeto de violencia y discriminación, pár. 131.
4
Abramovich, Víctor, “Responsabilidad estatal por violencia de género:
comentarios sobre el caso ‘Campo Algodonero’ en la Corte Interamericana de
Derechos Humanos”, Revista Jurisprudencia Argentina, marzo 6 de 2013 - JA
2013-I, fascículo n. 10, pág. 8.

10
concretarse en cualquier momento, por lo que se requiere de una

actuación oportuna y eficaz para evitarla5.

El mencionado estándar internacional implica que la

investigación debe ser exhaustiva, esto es, debe agotar todos

los medios legales disponibles y estar dirigida a la

determinación de la verdad, la captura, el enjuiciamiento y el

castigo de los responsables. Como tal, debe estar orientada a

examinar todas las líneas de investigación posibles6.

Entre los diversos estándares para examinar la idoneidad

de las investigaciones penales de acuerdo con el derecho

internacional de los derechos humanos, se incluye la existencia

de instancias judiciales independientes e imparciales en cada

una de las etapas del proceso.

La decisión de postergar o evitar tomar medidas de prueba

que puedan colaborar a dilucidar el trasfondo del suceso

investigado y avanzar un eslabón más en la cadena de

responsabilidades va en contra del llamamiento efectuado por el

Comité especializado y por todos los instrumentos

internacionales en la materia. Si esto no cambia, se generará

una evidente responsabilidad estatal.

5
Recomendación General N. 1 del Comité de Expertas del MESECVI sobre legítima
defensa y violencia contra las mujeres de acuerdo al artículo 2 de la
Convención de Belém do Pará, 2018.
6
Oficina Regional para América Central del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) y Oficina Regional para las
Américas y el Caribe de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad
de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), Modelo de
protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de
mujeres por razones de género (femicidios/feminicidios), pár. 83.

11
b. La necesidad de investigar a la Policía de la Ciudad

de Buenos Aires.

i. La falta de investigación de lo hecho (y no hecho)

por la Policía de la Ciudad de Buenos Aires

Más allá del atentado, también es una forma de violencia

política la omisión de aplicar justicia por parte de una jueza

debido a intereses económicos, ideológicos o corporativos.

Esto parece haber sido lo que sucedió con la jueza

Capuchetti que investigó a la custodia vicepresidencial y a la

Policía Federal, pero omitió estudiar el accionar de la Policía

de la Ciudad Buenos Aires, que tenía el control territorial de

la seguridad en el domicilio donde ocurrieron los hechos y sus

inmediaciones, justamente los días previos al atentado. Durante

esas jornadas, con el barrio –y, particularmente, la esquina de

Uruguay y Juncal– pomposo y sorpresivamente saturado de

efectivos de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, no solo

ocurrieron hechos violentos nunca antes registrados, sino que,

como se supo luego, ya se encontraban los autores materiales

intentando concretar el acto homicida.

Este hecho es inexplicable en términos jurídicos, dado que

la Policía de la Ciudad era la fuerza con jurisdicción sobre el

lugar donde se planeó y ejecutó el atentado y la que, a primera

vista, en más irregularidades incurrió.

12
Sin embargo, todo cobra sentido cuando se pone el foco en

quién estuvo a cargo, hasta hace muy poco, de dirigir la

investigación.

Es que, como dimos cuenta en la recusación presentada el

día 8 de enero, ha salido a la luz que la jueza Capuchetti cobra

un sueldo del Instituto Superior de Seguridad Pública (ISSP) de

la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El ISSP depende del Ministerio de Justicia y Seguridad de

la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (es el ministro quien nombra

a su director, según la poca información disponible) y lejos

está de ser una universidad o instituto de formación en el que

se pregone la libertad académica y el fomento del conocimiento

sin restricciones ideológicas.

Es, por el contrario, un organismo dedicado, según su

propia definición, a formar policías y a brindar apoyo y

asesoramiento político a las máximas autoridades de la CABA en

materia de seguridad.

Esto surge explícitamente de las resoluciones en las que

se designó a Capuchetti como parte del organismo, en diferentes

roles:

“Que el Instituto Superior de Seguridad Pública se

constituye como una instancia de apoyo de la conducción política

del Sistema Integral de Seguridad Pública, y órgano rector de

la formación y capacitación continua y permanente de los actores

13
involucrados en todo el sistema, y la producción de

conocimientos científicos y técnicos sobre seguridad;

Que tiene la misión de formar profesionalmente y capacitar

funcionalmente al personal de la Policía de la Ciudad, al Cuerpo

de Bomberos, a los funcionarios responsables de la formulación,

implementación y evaluación de las políticas y estrategias de

seguridad ciudadana y de la dirección y la administración

general del sistema policial, a todos aquellos sujetos públicos

o privados vinculados con los asuntos de la seguridad, así como

también la investigación científica y técnica en materia de

seguridad ciudadana de acuerdo con los principios de

objetividad, igualdad de oportunidades, mérito y capacidad;”

Está claro, entonces, que el trabajo de Capuchetti no es

dar clases en una universidad, actividad compatible con la

judicatura (siempre que sea autorizada por el órgano de

superintendencia), sino asesorar a actores políticos.

Es notable que, además de dar supuestos cursos a algunos

policías en materias que desconoce (como investigaciones

complejas), Capuchetti tiene un cargo de “Investigadora Senior”

(Resolución N.° 62/ISSP/19). Esto, en un lugar que se define

como de apoyo a la conducción política, no puede consistir en

otra cosa que en brindar asesoramiento al Ministro de Justicia

y Seguridad de la CABA o a funcionarios afines.

Esto es especialmente así dado que el supuesto “lugar de

14
trabajo”, el Observatorio de Políticas de la Seguridad de la

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no registra actividades de

docencia dentro de sus funciones.

Más allá de que excede este ámbito y esta oportunidad,

deberá evaluarse donde corresponda la clara incompatibilidad de

que autoridades judiciales, la mayor de las veces completamente

alejadas de la labor docente y académica, participen de la

formación de funcionarios públicos de seguridad que -en el mejor

de los casos- resultarán auxiliares de la justicia, cuando no,

serán investigados por la propia función que desempeñan.

En lo que aquí interesa, la situación del ISSP de la CABA

en nada puede compararse con otras instituciones académicas,

universitarios o terciarias, de larga historia y prestigio como

las que existen a nivel federal o provincial para la formación

académica y científica de elementos de las fuerzas de seguridad.

Por el contrario, este observatorio que integra el

instituto y donde se desempeña la jueza de esta investigación

tiene como fin la realización de tareas estrictamente

ejecutivas, como la planificación de políticas públicas en

materia de seguridad ciudadana.

En otras palabras, Capuchetti trabaja en el Poder Judicial

y en el Poder Ejecutivo al mismo tiempo.

La independencia de poderes, bien, gracias.

15
Si con lo formal no alcanzara, lo cierto es que el ISSP

parece funcionar como una caja destinada a construir influencias

y a financiar operadores judiciales, jueces y fiscales. Por

ejemplo, tres días después de pedirse licencia en el cargo por

estar involucrado en gravísimos y escandalosos hechos de

corrupción y tráfico de influencias con jueces, fiscales,

empresarios de medios e integrantes de la Corte Suprema de

Justicia de la Nación, Marcelo D’Alessandro fue nombrado

profesor titular del ISSP (Boletín Oficial de la Ciudad Autónoma

de Buenos Aires - Nro 6290 - 06/01/2022, RESOLUCIÓN N.o

3/ISSP/22).

Entre otros miembros ilustres del claustro docente, están

Adrián Grassi, quien participó de la reunión en el Banco

Provincia de la llamada Gestapo de Vidal, Laura Alonso o Cristian

Ritondo. Todo esto, bajo la selección basada en méritos de Alan

Martín Nessi, que en 2011 entregó un examen para ser fiscal con

respuestas de un tema que había sido descartado por el jurado.

Luego hay una parva de fiscales y jueces que deben tener

ideas constitucionales novedosas, en las que se rechaza la

separación de poderes.

De acuerdo con los datos públicos, que brillan por su

ausencia, este enigmático lugar paga por hora a sus docentes e

investigadores bastante más que las universidades mejor

calificadas por la CONEAU o que el CONICET. Esta retribución,

evidentemente, no depende de la prolificidad académica:

16
Capuchetti, por ejemplo, registra un trabajo de investigación

en nueve años.

Esta maraña se enrevesa aún más cuando se toma en cuenta

que, hasta hace muy poco, el Ministro de Justicia y Seguridad

de la CABA (es decir, quien nombraba a las autoridades del ISSP)

era el flamante profesor Marcelo D’Alessandro.

Entre los designados en el ISSP, está también Juan Bautista

Mahiques, con quien D’Alessandro compartió un alegre viaje con

directivos de Clarín, jueces y espías, que luego buscaron sacar

de la luz pública a través de aprietes y extorsiones.

De D’Alessandro, ahora también conocemos que organizaba

pagos de coimas, operaba política y legislativamente con el

vocero y Director General del Presidente de la Corte Suprema de

Justicia de la Nación y armaba causas judiciales.

Más allá de todas las ilegalidades e inmoralidades que lo

dicho expone, la importancia que tiene para este escrito es que

explica por qué Capuchetti nunca investigó a la Policía de la

Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Por un lado, era la Policía a la que le daba clases y

formaba para su función, lo que ya de por sí genera sospechas

sobre si estaría dispuesta a investigarlos. Por otro lado, y

mucho más importante, cobraba un sueldo que dependía de la

persona que tenía a cargo a la Policía de la CABA y a quien, de

investigar a esta fuerza, también debería haber investigado.

17
Todo esto, trascendido por el hecho de que Capuchetti cobró este

sueldo, de modo inexplicable, por ocho años, en un lugar en

donde los requisitos para ser designado parecen tener más que

ver con traficar influencias que con aportar o generar

conocimiento.

Solo con esto en vista cobra sentido que Capuchetti no haya

investigado a la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. Es que

esta fuerza, como expondremos, es la que genera más sospechas

acerca de su rol y el contexto en que ocurrió el atentado.

Aun así, Capuchetti instruyó un legajo separado para

investigar a la custodia vicepresidencial (CFP 003009/2022) e

investigó a la Policía Federal (aunque con menos ahínco, no vaya

a ser que alguien se ofenda), pero no hizo absolutamente nada

respecto de la Policía de la CABA.

Ahora la investigación está en manos del fiscal, por lo que

esperamos que hayan desaparecido los obstáculos investigativos,

creemos que esta situación debe ser saldada de inmediato.

Desde la querella, hemos recabado una serie de datos

relativos a la Policía de la CABA que ponen sobre el tapete

evidentes falencias en su actuación.

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ii. Los hechos que incriminan a D’Alessandro y a la

Policía de la CABA

a. Ya antes de los hechos, el entonces ministro de

Justicia y Seguridad de la CABA mostró una absoluta desidia,

sino connivencia, con la violencia hacia Cristina Fernández de

Kirchner.

Por ejemplo, el 28 de julio de 2022, en el marco de

una investigación por amenazas contra la Vicepresidenta de la

Nación, el fiscal federal Gómez Barbella le advirtió a

D’Alessandro que podrían producirse hechos violentos contra

nuestra poderdante en el Instituto Patria, por lo que solicitó

reforzar la seguridad del lugar.

Por lo que sabemos, Marcelo D’Alessandro ni contestó

el oficio enviado por el fiscal federal, ni reforzó la seguridad

del lugar. Solo se conoce, por imágenes públicas, la simpatía y

los saludos intercambiados entre efectivos de la policía de la

Ciudad y los atacantes.

Antes del atentado, grupos violentos también habían

agredido y puesto en riesgo la integridad de la Vicepresidenta

mientras ejercía su función pública. Un grupo de individuos

lanzó una gran cantidad de piedras a su despacho en el Senado

de la Nación, provocando severos daños y poniendo en grave riesgo

la seguridad física de Cristina Fernández de Kirchner, que se

encontraba en el lugar. Extrañamente, la policía de D’Alessandro

19
no detuvo a una sola persona. Aquí valen las preguntas tendientes

a cuestionar la “casualidad” de este evento: ¿fue azarosa la

elección de la ventana atacada?, ¿Por qué los violentos actuaron

con total libertad? Coincidirá con nosotros, señor fiscal, en

que de la cantidad de ventanas que posee el Congreso Nacional,

elegir justo aquella en donde estaba la Vicepresidenta, y en el

momento justo, no parece una circunstancia fortuita. Tampoco lo

parece, a la luz de los datos que expondremos, la inactividad

de la Policía de la CABA.

b. De acuerdo con la información que ha recibido esta

querella, lo mismo sucedió con los eventos sucedidos en las

inmediaciones de la vivienda de la Sra. Vicepresidenta luego de

que el fiscal Diego Luciani solicitara su condena. Un fiscal

federal le advirtió mediante un oficio a Marcelo D’Alessandro

de la posibilidad de ocurrencia de eventos violentos. No

conocemos el recorrido administrativo de ese pedido, pero hay

algo que empíricamente no puede ser negado: pese a la

advertencia, D’Alessandro no reforzó la seguridad sino todo lo

contrario.

c. Existen sobrados testimonios, e incluso denuncias

penales efectuadas por la Jefatura de la PFA, que ubican a

personal y funcionarios de la CABA, supuestamente de la policía,

a cargo de D’Alessandro, filmando desde el interior de viviendas

cercanas a la de la vicepresidenta y desarrollando tareas de

inteligencia. ¿Existe acaso un fundamento y una orden para ello?

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¿Existe un expediente administrativo o una orden judicial que

justifique esas tareas? ¿O se ordenaron de manera solapada e

ilegal? ¿Las filmaciones supusieron la realización de tareas de

inteligencia ilegal sobre los movimientos de la Vicepresidenta?

Si hubieran tenido un fin legal, ¿Por qué no se coordinaban o

informaban a la custodia vicepresidencial? No lo sabemos aún,

pero es esencial investigarlo. Especialmente porque, como

veremos, en los días previos al atentado, la policía de la CABA

se dedicó a increpar y reprimir manifestantes pacíficos que

brindaban su apoyo a la Vicepresidenta, mientras dejó que

quienes ejecutaron el atentado se paseasen tranquila e

impunemente por la zona y que miembros de la investigada

organización Revolución Federal, que ya habían atacado a

Cristina Fernández de Kirchner, ingresaran al mismo edificio

donde vive la vicepresidenta.

d. Como dijimos en el punto anterior, miembros de la

policía de D’Alessandro increparon verbalmente (pero, también,

simbólicamente ya que lo sucedido fue mucho más allá de las

palabras) y amenazaron a funcionarios públicos que se acercaron

al lugar.

Desde el 22 de agosto, día en que Luciani culminó su penoso

show mediático y pidió condenar a Cristina Fernández de

Kirchner, la Policía de la CABA montó un operativo de represión

y hostigamiento hacia militantes que apoyaban a la

Vicepresidenta.

21
Así fue que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires llegó

a ordenar poner vallas para evitar que los manifestantes

concurrieran a Juncal y Uruguay. Hubo personas demoradas, cuyo

supuesto delito parece haber sido apoyar a Cristina Fernández

de Kirchner.

Pero, además, en un gesto de prepotencia, los policías le

dijeron al hijo de la Vicepresidenta, Máximo Kirchner, quien se

desempeña como diputado nacional: “¿Querés pasar, puto? La

concha de tu madre vas a pasar”. ¿Esta es la ética policial que

enseñan en el ISSP de la Ciudad los jueces y fiscales?

También fue agredido Axel Kicillof, gobernador de la

Provincia de Buenos Aires, como prueban los audios de

comunicaciones internas de la propia Policía de la Ciudad

ampliamente difundidos en medios de comunicación.

No se llevó a cabo ninguna investigación para determinar

quién fue el responsable de, primero, identificar a los

agredidos y, luego, de agredirlos airadamente.

e. Para peor, mientras la policía reprimía a manifestantes,

dejaba que los planificadores del atentado circularan libremente

y hasta intentaran matar a Cristina Fernández de Kirchner.

Mientras las vallas de la policía de la CABA impedían el

paso de militantes políticos, Sabag Montiel y Brenda Uliarte

parecen haber circulado libremente por el lugar. De hecho,

justamente el 27 de agosto Uliarte le contó a Agustina Díaz que

22
había intentado matar a Cristina Fernández de Kirchner, pero que

justo se había “metido adentro”.

Desde el 23 de agosto, Uliarte ya hablaba con Carrizo de

matar a Cristina Fernández de Kirchner.

La fuerza de seguridad a cargo de D’Alessandro, que

controla la seguridad de las calles de toda la Capital Federal,

especialistas en investigar y reprimir a vendedores ambulantes,

nada se preguntaron acerca de los supuestos vendedores de copos

de azúcar.

Además, el 28 de agosto y en días próximos al atentado, la

Policía de la CABA permitió que personas ya investigadas por

ejercer y pregonar la violencia contra Cristina Fernández de

Kirchner entraran al edificio donde ella vive y difundieran

fotos del lugar.

Como surge de la causa CPF 3103/2022, las fuerzas de

seguridad de la CABA parecen tener muy buena relación con los

violentos que incitaban a matar a la Vicepresidenta. ¿Amigarse

con el sospechoso será una técnica enseñada en el ISSP?

Finalmente, vale aclarar que, más allá de que haya existido

una orden de un juzgado local para que la Policía de la Ciudad

cesara sus actividades en las inmediaciones del domicilio de la

vicepresidenta el día 29 de agosto de 2022, como vimos, fue el

accionar previo a esa fecha de esta fuerza de seguridad el que

23
posibilitó o, al menos, facilitó las condiciones para la

comisión del atentado.

Es más, probablemente haya sido el catastrófico operativo

de la policía local lo que llevó a que se ordene el cese de su

intervención en la zona. Pero el mal ya estaba hecho: Uliarte,

Sabag Montiel y los miembros de Revolución Federal habían

circulado libremente por la zona; el Ministro de Justicia y

Seguridad había omitido advertencias del MPF; y la Policía había

sacado fotos ilegales desde balcones.

iii. Posible valoración y posibles medidas de prueba

Lo hecho por la Policía de la CABA y lo ordenado por el

Ministerio de Justicia y Seguridad de la CABA ameritan, como

mínimo, una profunda investigación.

La prueba dirá cuál es la valoración correcta. Como mínimo,

es evidente que lo hecho por la Policía de la CABA y el

Ministerio de Justicia y Seguridad de la CABA, que no obedecieron

órdenes del Ministerio Público federal de reforzar la seguridad

de Cristina Fernández de Kirchner y dejaron que los atacantes y

los violentos (algunos ya identificados previamente) circularan

por Juncal y Uruguay supone un abandono ilegal del servicio de

seguridad.

La filmación ilegal de manifestantes, del domicilio y de

los movimientos de la Vicepresidenta, que también pueden haber

servido como inteligencia para atacarla (lo que hacían policías

24
filmando ilegalmente deben explicarlo ellos, no nosotros), puede

suponer una vulneración a lo dispuesto por la ley 25.520

(especialmente, artículo 4).

Todas estas cuestiones, lógicamente, deben ser investigadas

en el marco de este expediente, porque el resultado de las

omisiones y acciones de la Policía de la CABA en las jornadas

previas fue el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner

(art. 41, inciso 2, CP). Esto es así tanto si los posibles

delitos cometidos fueron dolosos, culposos o ambos. Esta es,

además, la forma en que siempre se ha investigado (ver, por

ejemplo, Causa N° 11.684 – Sala III – CFCP “Chabán, Omar Emir

y otros s/ recurso de casación”, donde las omisiones de

funcionarios públicos se juzgaron, correctamente, junto con

el delito principal).

Por todo esto, le solicitamos, señor fiscal, que disponga

todas las medidas de prueba que estime pertinentes para

averiguar la responsabilidad en los hechos de la Policía de la

Ciudad de Buenos Aires. En sintonía con la medida dispuesta el

día de ayer, entendemos que es imposible esperar más para

dilucidar la responsabilidad de las fuerzas de seguridad

porteñas.

Nos permitimos, por el momento, sugerir algunas:

a. Para empezar, como mínimo, deberían replicarse todas

las medidas tomadas en el expediente destinado a

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investigar a la custodia vicepresidencial. Por lo

tanto, debería oficiarse al Ministerio de Justicia y

Seguridad de la CABA para que remita los legajos de

todos los efectivos dispuestos en los operativos de

seguridad desplegados en torno a Cristina Fernández

de Kirchner y su domicilio, tanto personal, como

respecto del Honorable Senado de la Nación y el

Instituto Patria, entre los días 20 de julio y 1 de

noviembre de 2022.

Además, debe citarse a prestar declaración testimonial

a todos los comisarios dispuestos en el lugar de los

hechos.

b. Debe, además, requerirse el entrecruzamiento de

llamadas de todos los abonados telefónicos de los

efectivos dispuestos por la Ciudad de Buenos Aires en

el lapso indicado.

c. Debe solicitarse al Ministerio de Justicia y Seguridad

de la CABA que identifique a todas las personas que

realizaron filmaciones y tomaron fotografías sobre el

domicilio de nuestra poderdante, envíe sus legajos y

explique a qué se debían esas tareas y si se realizaron

con orden judicial.

d. Debe solicitarse al Ministerio de Justicia y Seguridad

de la CABA que remita los protocolos aplicables al

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resguardo de la seguridad en las inmediaciones del

domicilio de la vicepresidenta de la Nación entre los

días 22 de agosto y 1 de septiembre de 2022 y todas

las órdenes emitidas respecto de su seguridad entre

el 20 de julio y el 1 de noviembre.

e. Debe solicitarse al Ministerio de Justicia y Seguridad

de la CABA que remita todos los oficios recibidos por

el MPF relativos a la seguridad de la vicepresidenta

de la Nación y las respectivas contestaciones, así

como sus trámites administrativos.

f. Debe citarse a prestar declaración testimonial al

fiscal Gómez Barbella, con el fin de que dé cuenta del

oficio que le habría enviado a Marcelo D’Alessandro y

del trámite de esa actuación.

g. Debe oficiarse al Juzgado Criminal y Correccional Nº8,

con el fin de que remita toda la información recabada

respecto de la Policía de la CABA y de los ingresos

de miembros de Revolución Federal al edificio en el

que vive la vicepresidenta, recabada en el marco de

la causa CFP 003103/2022.

III. RESERVA DE CASO FEDERAL

Dada la notoria gravedad institucional de lo aquí

investigado, y que están en juego derechos constitucionales,

realizamos reserva de caso federal para, eventualmente, recurrir

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ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación y las instancias

que la preceden.

IV. PETITORIO

Por lo expuesto, solicitamos:

a. Se realicen las medidas de prueba propuestas y todas

aquellas que el fiscal considere pertinentes.

b. Se tenga presente la reserva de caso federal

formulada.

Proveer de conformidad,

SERÁ JUSTICIA

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ALDAZABAL
Date: 2023.02.24 15:45:46 ART

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