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Pedro María GÓMEZ CARMONA

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Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

Javier NOYA SALCES

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

MEDIDAS PREVENTIVAS PARA LA DISMINUCIÓN DE


LA INCIDENCIA LESIONAL EN FUTBOLISTAS

1. Introducción

Los términos "fútbol" y "lesión" cada vez están más íntimamente relacio-
nados. En estos momentos nos encontramos ante un deporte con una gran
cantidad de competiciones anuales, las cuales requieren una gran exigencia
física por parte de todos los jugadores. Este excesivo número de partidos
como de entrenamientos hace que el futbolista este expuesto a un gran ries-
go de padecer una lesión. Por lo que deberemos tener en cuenta esta reali-
dad y poner todos los medios que tengamos a nuestra disposición, para tra-
tar de paliar este problema que a todos los profesionales de este ámbito nos
atañe.

Estudios previos han mostrado que el futbolista tiene un elevado índice


lesional, (A. Junge et al., 2005) siendo éste superior al encontrado en otros
deportes (balonmano, hockey, ciclismo, judo, natación, rugby, etc.). Las
lesiones en el fútbol suponen una disminución de la practica deportiva,
ausencia laboral a los entrenamientos y competiciones, además, de un gran
coste médico en sus recuperaciones (A. Junge et al., 2005).

Hay investigaciones realizadas sobre la probabilidad de lesión en futbolis-


tas de elite demostrando que corren un gran riesgo de lesionarse durante la
temporada, siendo entre un 65% y un 91%. Por lo que creemos como fun-
damental un programa de prevención de lesiones, para intentar reducir las
cifras que nos muestran estos estudios estadísticos, es decir, reducir el índi-
ce de lesiones y con ello reducir esos elevadísimos costes económicos, así
como un programa de recuperación individualizado y específico el cual per-
mita al jugador recuperarse de su lesión con la mayor brevedad temporal
posible.

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Las lesiones pueden ser la causa
de una trayectoria deportiva que no
se corresponde a su potencial
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(Buceta, 1996). Así, las lesiones


deportivas para algunos deportistas
pueden significar el fin de su carrera
con secuelas que pueden permane-
cer el resto de la vida o, por otro
lado, el deterioro parcial de la prác-
tica deportiva y su consecuencia en
la forma deportiva para su rendi-
miento. Además, las lesiones depor-
tivas suponen pérdidas económicas
considerables tanto para los clubes
como para el propio deportista
durante el periodo de "inactividad o
convalecencia" (Lalin Novoa, 2006).

Como han demostrado las investigaciones, el fútbol tiene un riesgo inhe-


rente de lesión. La incidencia de las lesiones de fútbol durante una tempora-
da fluctúa entre el 70% y el 90% (Jaffet & Lopez, 1996). A consecuencia de
este fenómeno, los preparadores físicos y los profesionales de la medicina
deportiva han intentado reducir la incidencia de las lesiones. A lo largo de los
años, se ha empleado una amplia gama de estrategias de prevención y se
han estudiado los principales factores de incidencia para reducir el número de
lesiones.

Tras realizar una revisión bibliográfica sobre prevención de lesiones en el


fútbol contemplamos que la mayoría de los autores coinciden en cuales son
las principales medidas preventivas. A continuación exponemos las medidas
que según los artículos y libros revisados han resultado como más relevan-
tes.

Estas las podremos agrupar de la siguiente manera:

EXTERNO AL DEPORTISTA DEL PROPIO DEPORTISTA


Instalaciones deportivas Horas de sueño, stress o nutrición
Material deportivo La planificación
Reconocimiento médico La sesión de entrenamiento
Vendajes, tobilleras y rodilleras El entrenamiento de la fuerza
El reglamento El entrenamiento de la flexibilidad
El entrenamiento propioceptivo
El gesto técnico

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2. Externo al deportista

2. 1. Instalaciones deportivas

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La prevención de la lesión deportiva no se centra sólo en el deportista, sino
que también en el entorno donde se vaya a realizar su actividad. Lo primero
que deberemos realizar será un análisis de los riesgos potenciales que esta
presenta. Además deberemos tener preparado un plan de emergencias y pri-
meros auxilios; esto es muy importante, debido a que ante una lesión de gra-
vedad se ganará mucho tiempo; para ello, es conveniente tener algún res-
ponsable que se ocupe de ello (Guerrero Morilla & Perez Moreno, 2001).

En relación a la superficie de juego se acepta que las propiedades y rigidez


del terreno de juego influyen en la frecuencia con que se producen lesiones.
Se asume que las superficies "duras" originan más lesiones que las superfi-
cies "blandas" o "bien acolchadas" (J. Ekstrand). La rigidez de una superficie
influye en algunas lesiones por sobrecarga, que constituyen un tercio de
todas las lesiones que se producen en la practica del fútbol. (J. Ekstrand &
Nigg, 1989).

2. 2. Material deportivo

También se ha recalcado el valor que tiene el uso de un material deportivo


adecuado para la práctica deportiva como medida preventiva (J. Ekstrand).

A la hora de utilizar un material deportivo hay que buscar que proteja ante
posibles lesiones, que sea adaptado al nivel y a la edad del deportista y que
el material este homologado (Guerrero Morilla & Perez Moreno, 2001).

Un material al que no le prestamos la atención que se merece es sin duda


a las botas y las plantillas, que son elementos importantes para la práctica
del fútbol (J. Ekstrand; Guerrero Morilla & Perez Moreno, 2001).

Fundamentalmente tienen dos funciones básicas, la primera es la detección


de deformidades en los pies, predominio de una pierna sobre otra, la realiza-
ción de los gestos técnicos de manera adecuada. Mientras que la otra función
que le podemos buscar es la protección, a través de la amortiguación y esta-
bilidad, que esta te puede proporcionar (Guerrero Morilla & Perez Moreno,
2001).

La variedad y tipos de botas de fútbol son enormes. Al seleccionar el cal-


zado, además de lo anteriormente mencionado, hay que tener en cuenta la
interacción entre el pie y la bota, y entre la bota y el terreno de juego (J.
Ekstrand & Nigg, 1989).

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Cuando la fricción entre la bota y el terreno es muy elevada, pueden pro-
ducirse fuerzas excesivas en las rodillas y tobillos; sin embargo, cuando la
fricción es mínima, se producen resbalones, lo cual afecta el rendimiento de
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forma negativa y puede dar origen a lesiones. Debe existir resistencia y fric-
ción dentro de un margen que se considere óptimo (J. Ekstrand & Nigg,
1989).

2. 3. Reconocimiento médico

El reconocimiento médico y las pruebas físicas, se deberían realizar en pre-


temporada, lo cual sería una medida útil de conocer aquellos problemas de
nuestros deportistas que nos podría llevar a prevenir posibles lesiones futu-
ras (J. Ekstrand; Kaplan, 2004).

Factores individuales como la rigidez muscular, las alineaciones defectuo-


sas, la debilidad muscular y la inestabilidad articular son el origen de la gran
mayoría de las lesiones registradas en el fútbol. El reconocimiento médico en
la pretemporada brinda una oportunidad para analizar y corregir factores
individuales que predisponen a sufrir estas lesiones (J. Ekstrand).

2. 4. Vendajes, tobilleras y rodilleras

La mayoría de las lesiones en fútbol (64% - 88%) afectan al miembro infe-


rior, siendo el tobillo la localización que se da con mayor frecuencia (Jaffet &
Lopez, 1996).

En un esfuerzo por mejorar la estabilidad dinámica del tobillo, se han rea-


lizado ejercicios de fortalecimiento muscular, de estiramiento de la cuerda del
talón y de calentamiento; también se han utilizado vendajes, y se ha diseña-
do un calzado especial. A pesar de estos esfuerzos, la incidencia de los
esguinces de tobillo ha seguido siendo muy elevada. Recientemente, se ha
adaptado nuevas medidas profilácticas. Estas medidas incluyen el desarrollo
de tobilleras con cordones y tobilleras semirrígidas (Jaffet & Lopez, 1996).

Estas medidas o vendajes profilácticos han sido estudiados en investigacio-


nes determinando que este tipo de vendajes en dicha localización (el tobillo),
disminuye el riesgo de lesión. (Engström, Forssblad, Johansson & Törnkvist,
1990).

En el caso de los jugadores con tobillos previamente lesionados, las tobi-


lleras semirrígidas pueden ser efectivas para reducir la incidencia de los
esguinces de tobillo. Estas tobilleras también disminuyen el número de
esguinces graves de tobillo en los jugadores con un historial de esguinces
previos.No obstante, su papel no parece tan importante en los deportistas
que no han sufrido anteriormente lesiones en esa zona.

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Además se observó que los efectos de los vendajes y de las tobilleras en
los músculos del tobillo deberían ser tenidos en cuenta. Se compararon los
efectos de cuatro tobilleras comerciales, un vendaje y la ausencia de apoyo

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sobre la fuerza isométrica de ciertos músculos específicos del pie. Durante la
inversión trasera del pie y la aversión, no se observaron diferencias en las
fuerzas isométricas registradas, lo que indica que ni el vendaje ni la tobillera
obstruyeron la musculatura de la parte inferior de la pierna (Jaffet & Lopez,
1996).

Se llevó a cabo una prueba con futbolistas de elite, con los cuales se rea-
lizaron pruebas de velocidad, equilibrio, agilidad y salto vertical en condicio-
nes de ausencia de apoyo, apoyo con vendaje y apoyo con tobillera. La tobi-
llera sólo provocó una significativa disminución del rendimiento en el salto
vertical. Debido a la pequeña disminución del rendimiento con la tobillera o
con el vendaje, estos métodos parecen estar justificados como medios para
proteger el tobillo. La tobillera que redujo en menor medida el rendimiento,
la tobillera de neopreno, fue considerada como la más confortable (Jaffet &
Lopez, 1996).

2. 5. El reglamento

El reglamento así como la manera de aplicar éste por los árbitros, debere-
mos de tenerlo en cuenta como una medida preventiva más. Ya que hay un
estudio que nos ofrece el dato de que una de cada cuatro lesiones resultaron
de falta de juego en el fútbol profesional (Hawkins & Fuller, 1999).

Este estudio demuestra la importancia que las reglas del fútbol tienen en
reducir el número de entradas peligrosas y el rol que tiene el arbitro para
implementar estas reglas y en consecuencia reducir el nivel de lesiones
(McMaster & Walter, 1978).

Si las decisiones de los árbitros son general-


mente correctas, estas lesiones ocurren por el
reglamento del juego, por lo que las reglas
deberían modificarse, pero si las lesiones se
producen por el fallo del arbitro y la inadecuada
utilización del reglamento, los árbitros se debe-
rían ajustar al mismo (Inklaar, 1994).

Sería necesario una mejora del reglamento del


juego del fútbol para proteger a los jugadores
del peligro de éste, lo cual podría llevar a una
disminución de las lesiones traumáticas con
contacto (Peterson, Junge, Chomiak, Graf-
Baumann & Dvorak, 2000).

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3. Del propio deportista

3. 1. Horas de sueño, stress o nutrición


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La nutrición será otro de los aspectos que influyen en la prevención de una


lesión deportiva, ya que gracias a ella, estaremos ante un mejor aprovecha-
miento de lo recursos energéticos y por supuesto, una mejor y rápida recu-
peración de los esfuerzos (Guerrero Morilla & Perez Moreno, 2001).

Además, el stress como las insuficientes horas de sueño favorece a la fati-


ga, que es un factor principal de incidencia lesional (Woods et al., 2004). Por
lo tanto, para prevenir posibles lesiones tanto en entrenamientos como en
partidos se debe estar bien descansado y mantener una equilibrada dieta en
función de los requerimientos energéticos.

3. 2. La planificación

La preparación física va a ser la base de la prevención de las lesiones depor-


tivas. Para eso es muy importante llevar un entrenamiento reglado, en el cual
la dinámica de cargas (volumen, intensidad, frecuencia, etc.), y su periodiza-
ción en las 3 partes principales en las que se divide el entrenamiento depor-
tivo (un periodo preparatorio, otro de competición y otro de recuperación),
sean adecuadas (Guerrero Morilla & Perez Moreno, 2001).

Por lo tanto, el cuerpo técnico deberá tener una planificación adecuada, con
las sesiones de entrenamiento perfectamente estructuradas, una apropiada
relación entre partidos y entrenamientos y un control adecuado de la carga
física a la que ha sido expuesto cada jugador tanto en entrenamiento como
en competición (Dvorak et al., 2000).

Dentro de nuestra planificación deberemos realizar una adecuada cuantifi-


cación de las cargas del trabajo realizado por cada uno de los jugadores. Para
ello usaremos diferentes metodologías para poder evaluar el efecto que el
entrenamiento ha tenido, con la finalidad de poder anticipar el riesgo de
padecer una lesión.

El método más utilizado en la actualidad para medir la fatiga muscular que


tiene cada uno de nuestros jugadores en el fútbol profesional es la tensiomio-
grafía.

En este sentido la TMG nos permite detectar los puntos críticos de cada
individuo y así evitar las lesiones o, si éstas ya han ocurrido, identificarlas con
seguridad además de prescribir una recuperación personalizada hasta que las
lesiones se vean totalmente recuperadas.

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Lo importante es que todo se
consigue a través de un méto-
do no invasivo. Es repetible lo

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que nos permite evaluar las
mejoras monitorizando la
recuperación en cada momen-
to de la misma. La TMG puede
servir de gran ayuda ya que
detecta todo lo atípico o anor-
mal en términos del estado
muscular.
Aplicación de la tensomiografía sobre el recto anterior del cuadriceps.

3. 3. La lesión de entrenamiento

Dentro de las sesiones de entrenamiento, encontramos tres partes diferen-


tes: el calentamiento o parte inicial; la parte media o principal y la parte final
o vuelta a la calma. Desde el punto de vista de la prevención de lesiones,
seria de vital importancia, según diversos autores, que a continuación des-
arrollásemos los principales aspectos a tener en cuenta en un calentamiento
y en una vuelta a la calma.

3.3.1. Calentamiento

Todos los autores coinciden o defienden en que el calentamiento es esen-


cial para la prevención de cualquier lesión deportiva. (Andersen, Engebretsen
& Bahr, 2004; Bahr & Holme, 2003; Drawer & Fuller, 2002; Dvorak et al.,
2000; Erik Witvrouw, Lieven Danneels, Peter Asselman, Thomas D´Have &
Cambier., 2003; Fuller et al., 2006; Hagglund, Walden, Bahr & Ekstrand,
2005; RD. Hawkins & CW. Fuller, 1998; Hawkins & Fuller, 1999; Hawkins,
Hulse, Wilkinson, Hodson & Gibson, 2001; A. Junge & Dvorak, 2004; Woods,
Hawkins, Hulse & Hodson, 2002; Woods et al., 2004).

Dentro de estas lesiones, será un factor crucial en la prevención de lesio-


nes musculares, fundamentalmente en aquellas producidas en mecanismos
de producción traumáticos sin contacto (Chomiak, Junga, Peterson, &
Dvorak, 2000).

En el calentamiento, se propone como fundamental la realización de esti-


ramientos. Antes de estirar es muy eficaz aumentar la frecuencia cardiaca por
encima de 100 pulsaciones por minuto. Con ello se provoca el aumento de la
temperatura corporal.

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También se propone realizar un trabajo para la activación de los músculos
antes de hacerlos trabajar (Guerrero Morilla & Perez Moreno, 2001; Kaplan,
2004). El valor de un calentamiento gradual viene al permitir a los músculos
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y articulaciones estirarse y generar un poco de calor corporal, soltando y


librando así las fibras musculares, antes de someterlas a una plena carga de
trabajo.

Los estiramientos y el calentamiento están recomendados claramente como


un medio para la prevención de las lesiones deportivas (William & Garret,
1996.; Witvrouw, Danneels, Asselman, D' Have & Cambier, 2003). Aunque se
cree que el estiramiento
disminuye la susceptibili-
dad del músculo a las lesio-
nes agudas, esta creencia
carece de una base científi-
ca firme. No obstante,
estudios recientes han
mostrado que los músculos
sujetos a una rutina de
estiramiento cíclico y acti-
vación seguida de examen
biomecánico hasta el fallo
parecen estar protegidos
frente a las lesiones. Los
que no pasaron por un proceso de estiramiento y calentamiento dieron mues-
tras de microfallos a una longitud muy inferior a la del músculo acondiciona-
do, y alcanzaron el macrofallo a una longitud superior. Estos estudios de labo-
ratorio confirman la creencia común de que el estiramiento puede prevenir la
lesión muscular aguda (William & Garret, 1996).

3.3.2. Vuelta a la calma

La vuelta a la calma, se trata de bajar la frecuencia cardiaca gradualmen-


te hasta recuperar valores ergoespirométricos y a nivel cardíaco similares a
la situación de reposo.

Tomaremos este apartado como un punto más a tener en cuenta en la pre-


vención de lesiones debido a que a veces los jugadores sufren crisis de salud
serias al cesar un entrenamiento o sobrecargas musculares al cabo de algu-
nas horas (Kaplan, 2004).

Estirar suavemente después del ejercicio también ayudará a alargar aque-


llas fibras musculares que han estado contraídas mientras han estado traba-
jando (Kaplan, 2004).

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3. 4. Entrenamiento de la fuerza

El entrenamiento de la fuerza muscular es uno de los principales objetivos

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de un programa de readaptación (Lalin Novoa, 2006). Además, el entrena-
miento de fuerza ha sido abogado como medida preventiva para evitar lesio-
nes musculares (Askling, Karlsson, & Thorstensson, 2003; Dudley, Tesch,
Miller, & Buchanan, 1991; Garret, 1990, 1996; Houglum, 1992).

Las capacidades neuromusculares y la coordinación motriz ocupan un lugar


muy destacado dentro de la estructura de rendimiento del fútbol (Lago Peñas,
2002). El entrenamiento de la fuerza en el fútbol se debe realizar reprodu-
ciendo eficazmente la solicitación neuromuscular específica de la competi-
ción, intentando no alterar el equilibrio artromuscular.

Tradicionalmente, el ejercicio de fuerza se centraba principalmente en el


componente concéntrico,
sin prestar mucha atención
a la importancia del com-
ponente excéntrico. En
este sentido se han des-
arrollado numerosas meto-
dologías como las iniciales
de DeLorme, Knight,
Sanders, Oxford, MacQuen,
Berger, entre otras
(Prentice, 2001; Tous
Fajardo, 1999).
Entrenamiento excéntrico en prensa.
(YoYo®Technology, Inc., Stockholm, Sweden)

El uso de las contracciones musculares excéntricas, en particular en la pre-


vención y rehabilitación de diversas lesiones relacionadas con el deporte, ha
sido objeto de gran interés en los últimos años (Prentice, 2001).

Por lo tanto, aconsejamos que en un programa de prevención o de readap-


tación el preparador físico deba incorporar ejercicios de contracción excéntri-
ca. Obteniendo beneficios del entrenamiento de fuerza excéntrico, incluso en
pretemporada, para la disminución de la incidencia lesional (Askling,
Karlsson, & Thorstensson, 2003).

Las contracciones musculares excéntricas son útiles para desarrollar diver-


sas acciones en el deporte ya que permiten reclutar selectivamente a unida-
des motoras rápidas (este aspecto tiene gran relevancia para el rendimiento
eficaz en las acciones de juego en el fútbol).

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Además, pueden ser útiles en la prevención y tratamiento de lesiones de
los tendones como lo demuestran diversas investigaciones (Askling, Karlsson
& Thorstensson, 2003; Colliander & Tesch, 1990; Dudley, Tesch, Miller &
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Buchanan, 1991; Lalin Novoa, 2006).

Trabajo de fuerza excéntrica de la Trabajo de fuerza excéntrica de la


musculatura extensora de la musculatura flexora de la articulación de la
articulación de la rodilla. Leg press. rodilla. Leg curl. (YoYo®Technology,
(YoYo®Technology, Inc., Stockholm, Sweden). Inc., Stockholm, Sweden).

De igual modo, los estudios han demostrado la eficacia de los ejercicios en


cadena cinética cerrada frente a los ejercicios en cadena cinética abierta
(Lalin Novoa, 2006; Prentice, 2001; Tous Fajardo, 1999). Así, indica que los
ejercicios en cadena cinética cerrada son más funcionales, seguros y permi-
ten una mayor ganancia de fuerza que las actividades de cadena cinética
abierta (Prentice, 2001; Tous Fajardo, 1999).

Trabajo excéntrico
de la musculatura
cuadricipital con
tirante musculador
contra resistencia
en cadena cinética
cerrada.

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Trabajo excéntrico
de la musculatura
isquiotibial con
tirante musculador
contra resistencia
en cadena cinética
cerrada.

Trabajo excéntrico de la musculatura isquiotibial con maquina versa pulley, en cadena cinéti-
ca abierta. Variantes: la rotación interna de la cadera implicará un mayor trabajo a nivel de
semitendinoso y semimembranoso, mientras que si realizamos una rotación externa implica-
rá más al bíceps femoral.

Trabajo de la musculatura isquiotibial con fitball.

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Trabajo de la musculatura abductora en fitball.
Variante: Trabajaremos con fitball de diferentes tamaños.
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Por otro lado, los ejercicios pliométricos se


incorporan cada vez con más frecuencia en la
prevención de las diferentes lesiones y en las
últimas etapas del programa de reentrenamien-
to de la lesión (Prentice, 2001; Voight & Tippett,
2001).

Una ventaja del uso de los ejercicios pliomé-


tricos es que pueden ayudar a desarrollar el
control excéntrico en los movimientos dinámi-
cos (Lalin Novoa, 2006).

La utilización de la electroestimulación tam-


bién puede servirnos para producir un incre-
mento de la fuerza muscular, reeducación de
la acción muscular, facilitación de las contrac-
ciones musculares, incremento de la capaci-
dad funcional, resistencia muscular y general,
incremento de la velocidad de las contraccio-
nes musculares, incremento del aporte de
sangre local, incremento agudo de la fuerza,
mejora de la eficacia muscular y la recupera-
ción (Lalin Novoa, 2006).
El trabajo con electroestimulación lo podremos utilizar de
manera individual, con sus diferentes programas o
combinada con tareas de fuerza.

En cuanto a la vibración mecánica se ha combinado


con el entrenamiento convencional de fuerza en un
intento de conseguir mayores ganancias en el rendi-
miento muscular que con la realización de entrena-
miento con resistencias. Aunque existe una falta de
estudios estrictamente controlados sobre el efecto del
entrenamiento con vibración, los hallazgos recientes
sugieren que la aplicación de la vibración mecánica
puede tener un beneficio agudo y/o crónico en el
entrenamiento sobre la fuerza, potencia y capacitación
muscular. Lo que provoca una suma de factores idea-
les para la prevención de las diferentes lesiones
(Cardinale & Wakeling, 2005; Lüthje et al., 1996).
Aplicación de la vibración mecánica.Plataforma vibratoria oscilante.

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Las deficiencias musculares de fuerza es propuesto como un factor de ries-
go elevado para lesiones a nivel isquiotibial (Worrell, 1994; Yamamoto, 1993),
siendo el entrenamiento de fuerza el obligado como medida preventiva para

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evitar este tipo de lesiones musculares (Stanton & Purdam, 1989).

Esta recomendación se basa en experimentos con músculos animales,


donde demostraron que un músculo fuerte es capaz de absorber más energía
que un músculo débil (Garret, 1990).

3. 5. Entrenamiento de la flexibilidad

Una investigación determina que los jugadores de fútbol son menos flexi-
bles que las personas de la misma edad que no practican este deporte (J.
Ekstrand & Gillquist, 1982). Esta investigación nos muestra que los jugadores
de fútbol son menos flexibles que las personas normales en la abducción de
cadera, en la extensión y flexión a nivel de la articulación de la rodilla y la fle-
xión dorsal en la articulación del tobillo. Mientras que los jugadores de fútbol
son más flexibles únicamente en la flexión de cadera (J. Ekstrand, Gillquist &
Möller, 1983).

En los músculos aductor e isquiotibial no hay relación entre la flexibilidad y


su lesión, (Erik Witvrouw, Lieven Danneels, Peter Asselman, Thomas D´Have
& Cambier, 2003) aunque hay muchos estudios que relacionan la rigidez mus-
cular y las roturas musculares (Arge, 1985; Arge & Baxter, 1987; Inklaar,
1994). Inadecuada vuelta a la calma y estiramientos, predisponen a rigidez
muscular y largos periodos de recuperación después de cada entrenamiento y
partido, por lo que deberemos tener muy en cuenta ambos aspectos
(Arnason, Gudmundsson, Dahl, & Jóhannsson, 1996). Ya que hay estudios
que demuestran que tras un duro ejercicio, se produce una disminución de la
flexibilidad muscular durante algunos días. Hay evidencias de que, en estos
casos, el seguimiento de un programa de estiramientos post-ejercicio conse-
guía eliminar esta pérdida de flexibilidad (William & Garret, 1996).

El Stretching debería ser una parte


importante del programa de prevención de
lesiones musculares (Dadebo, White &
George, 2004; Erik Witvrouw, Lieven
Danneels, Peter Asselman, Thomas
D´Have & Cambier, 2003) ya que los esti-
ramientos pueden reducir el riesgo de
lesión muscular, fundamentalmente a nivel
isquiotibial (Lüthje et al., 1996). Con lo
cual ayudaríamos a prevenir la lesión que
se da con una mayor frecuencia en nuestro
deporte.

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3. 6. Entrenamiento propioceptivo

El concepto propiocepción, hace referencia a otros tres conceptos de mane-


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ra englobada: sensación, percepción y respuesta motora (Lorza Blasco,


1998). Es decir, el sistema propioceptivo es el encargado de percibir (recep-
tores), de transmitir (vías) y de integrar los mensajes de origen periférico
(Lorza Blasco, 1998). Los objetivos de la rehabilitación propioceptiva consis-
te en reentrenar las vías aferentes alteradas, lo que tiene como resultado un
aumento de la sensación de movimiento articular (Lephart, 2001).

Una articulación normal depende del correcto funcionamiento del control


neuromuscular para evitar lesiones de partes blandas en la vida deportiva.
Dicho control neuromuscular permite la regulación dinámica de las cargas
que se aplican sobre una articulación, sean éstas las del propio peso corpo-
ral y su desplazamiento, las de la inercia, el rozamiento, la impulsión de obje-
tos, etc. (Gomez barrena, Martinez Moreno, Munuera Martinez & Ballesteros
Masso, 2001).

Diversos autores han resaltado el papel de la propiocepción en la preven-


ción y tratamiento de las lesiones deportivas (Coarasa Liron de Robles, Moros
Garcia, Villarroya Aparicio & Ros Mar, 2003; J. Ekstrand; Gomez barrena,
Martinez Moreno, Munuera Martínez & Ballesteros Masso, 2001; Houglum,
1992; A. Junge & Dvorak, 2004; Lalin Novoa, 2006; Lorza Blasco, 1998).
Después de la lesión de la articulación, la desorganización de estos mecanis-
mos mecano-receptores inhibe la estabilización reflejo neuromuscular normal
de la articulación y contribuye a que se reproduzcan las lesiones, así como el
deterioro progresivo de la articulación (Lephart, 2001). Investigaciones como
las realizadas, determinan que la coordinación neuromuscular y el entrena-
miento de propiocepción durante el final de la temporada y en pretemporada
es importantísimo para el pico de lesiones ligamentosas en Agosto y
Septiembre (Woods, Hawkins, Hulse & Hodson, 2003)

Otros autores concretan más, afirmando que el objetivo especifico de la


prevención de lesiones ligamentosas de tobillo es el entrenamiento propio-
ceptivo y coordinativo (A. Junge & Dvorak, 2004) Ya que la inestabilidad
mecánica o funcional de una articulación predisponen al jugador a tener una
lesión ligamentosa del tobillo o rodilla (A. Junge, Dvorak, Chomiak, Graf-
Baumann, & Peterson, 2000).

Otro dato de interés es que el déficit de propiocepción bilateral fue obser-


vado a aquellos jugadores que sufrieron una lesión de LCA unilateral. (Walden,
Hagglund & Ekstrand, 2006 ). Además, se ha demostrado que el entrena-
miento propioceptivo reduce la incidencia de lesiones de Ligamento Cruzado
Anterior (Caraffa, Cerulli, Projetti, & et, 1996).

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Vista la importancia que tiene el trabajo propioceptivo para la prevención y
recuperación de lesiones, mostramos a continuación una serie de ejercicios
propioceptivos que podemos llevar a cabo con nuestros jugadores:

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El jugador encima de una plataforma
inestable golpea los balones que le
tiramos a ambas piernas.

Una variante de este ejercicio seria tirarle


balones por alto para que los
devuelva de cabeza.

El jugador encima de una plataforma inestable y agarrado a


la goma elástica que sujeta el preparador físico. Este último le
tracciona y le balancea para crear desequilibrios y trabajar
de manera más intensa.

Variantes: Colocarse a la pata coja (foto 2ª) y utilizar plataformas


inestables diferentes (foto 3ª).

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Creamos un circuito de diferentes plataformas inestables y


el jugador debe saltar de una a otra.

Colocamos al jugador encima


de una plataforma inestable y
le enganchamos una pierna a
una polea baja.
El ejercicio consiste en reali-
zar un movimiento de aduc-
ción de la pierna enganchada
a la polea mientras intenta-
mos no perder el equilibrio.
Con este ejercicio trabajamos
fuerza en concéntrico y
excéntrico del aductor y pro-
piocepción de la pierna de
apoyo.

El jugador da un paso apoyándose en la plataforma inestable y con la otra pierna , engan-


chada a un peso en polea baja, ejecuta el gesto técnico de golpeo con el interior. Con este
ejercicio hacemos un trabajo combinado de fuerza en concéntrico de aductor y de propiocep-
ción de la pierna de apoyo.

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3.6.1. Ejercicios en la arena

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Habilidad con balón en terreno irregular. Individual y con pareja.

Se colocan dos jugadores a la pata coja y se agarran de las manos. El ejercicio consiste en
desequilibrar y tirar a tu pareja. Trabajamos propiocepción de la pierna en apoyo en terre-
no irregular. Variante: Los jugadores se agarran a un palo y comienzan a dar vueltas y a la
pata coja.

El jugador salta a la pata coja las Ejercicio de cambio de dirección, 1x1 y de pases
vallas. Conseguimos un trabajo com- entre jugadores para trabajar la fuerza del miem-
binado de fuerza y de propiocepción bro inferior. También pueden ser ejercicios con el
al caer sobre un terreno irregular. objetivo de reducir el golpe de impacto.

21
3.7. El gesto técnico

Entendemos la técnica como el programa motor más adecuado para resol-


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ver con la máxima eficacia una situación deportiva. Si éste es inadecuado, se


puede llegar a lesiones de diferentes tipos (Guerrero Morilla & Perez Moreno,
2001). Un caso muy corriente en cualquier plantilla de fútbol es tener algún
jugador que su forma anatómica de correr, su golpeo al balón o sus apoyos
plantares no son los adecuados, debido a que el trabajo de técnica de carre-
ra y otros fueron escasos o nulos en sus etapas inferiores. Estos malos ges-
tos técnicos pueden dar problemas de lumbares, lesiones de cartílagos,
meniscopatias de rodilla, etc.
Actividades recomendadas para el entrenamiento preventivo
Entrenamiento Estilo de vida Control del material Ayudas al descanso
Evaluación previa y Ritmos estables de
Control de su estado Ritmos de descanso
periódica actv. y sueño
Alimentación
Control de las cargas Protecciones: Masajes
adecuada
Entrenamiento
Alta hidratación - Cascos Baños templados
perceptivo
Condición física
Ocio saludable - Guantes Alimentación
disposiciónal
Control técnico Actvs. posturales
- Rodilleras Fármaco
y postural adecuadas
Respetar normas
Desarrolla táctico - Caderas
protectivas
Preparación
- Bucales
psicosocial
Planificación
- Viseras
adecuada
Calentamiento
Calzado
apropiado
Equipo técnico
Vestimenta y clima
educador
Toma de
Instalaciones:
decisiones rápida
Conocimientos de
centros y recursos de - Superficie
emergencia
- Objetos peligrosos
- Iluminación
- Contraste de objetos
- Reconocimiento
previo
Botiquín
Primeros Auxilios

Adaptado de Rodríguez Rodríguez, L.P. (2002).

22
4. Conclusiones

Seguidamente, exponemos una serie de nociones básicas a tener en cuen-

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ta, para la prevención de lesiones deportivas, en la práctica del fútbol:

- El entorno que rodea al deportista y a la práctica deportiva no se debe


pasar por alto debido a que es una de las principales fuentes de lesión.
Por lo tanto, a la hora de llevar a cabo un programa de prevención debe-
mos tener en cuenta en primer lugar este entorno.

- A la hora de utilizar un material deportivo hay que buscar que proteja ante
posibles lesiones, que sea adaptado al nivel y a la edad del deportista y
que el material este homologado.

- Utilización de equipamientos preventivos como los vendajes funcionales o


las tobilleras y rodilleras en aquellos casos que puedan ser necesarios.

- Realizar valoraciones médicas y pruebas físicas a nuestros deportistas, así


como del deporte (requerimientos, psicológicos y sociales).

- Controlar no sólo el entrenamiento, sino también el tiempo dedicado al


descanso, así como mantener una alimentación adecuada con una dieta
equilibrada, en función de nuestros requerimientos energéticos.

- Calentar de manera adecuada al inicio de las sesiones de entrenamiento,


así como, realizar una vuelta a la calma para la finalización de la sesión
de entrenamiento.

- Realizar un programa de entrenamiento de flexibidad.

- Tener en cuenta el entrenamiento de fuerza, destacando las contracciones


de tipo excéntrico, ejercicios en cadena cinética cerrada, ejercicios pliomé-
tricos, así como, su cumplimentación a través de la electroestimulación y
el uso de las vibraciones mecánicas.

- Buscar una mayor estabilidad mecánica o funcional a nivel de articulación


a través de entrenamientos propioceptivos y de coordinación.

- Un correcto aprendizaje y realización del gesto deportivo también nos ayu-


dará al igual que todas las conclusiones previas a reducir el riesgo de poder
padecer una lesión en un momento determinado.

23
Rafael CASTILLO

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Master de Preparación Física en Fútbol (RFEF - APF)
Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

PROPIOCEPCIÓN Y FÚTBOL

El entrenamiento de la propiocepción, entendido como la capacidad de


mejorar nuestro sentido del movimiento, no deja de ser una herramienta más
tanto para la readaptación de lesiones como para prevención. Históricamente
se ha venido utilizando para la rehabilitación tras una lesión, pero nosotros
queremos situarnos en un paso previo, en la cadena preventiva, realizando
un análisis de la propiocepción en su conjunto y su posible aplicación al
mundo del fútbol.

Conceptos Generales

La propiocepción es el sentido que informa al organismo de la posición de


los músculos. En definitiva podría decirse que se trata de un sentido más, el
sentido del movimiento. Proviene del latín proprius, propio, y percepción; es
el sentir de la posición relativa de las partes corporales contiguas. De forma
literal significaría “sentido de posición”.

Cinestesia (o Kinestesia), es otra palabra que suele intercambiarse con


propiocepción. Procede del término griego “kines” (movimiento) y de “stesia”
(sentido). Es decir, la kinestesia significa sentido del movimiento. La medici-
na la engloba dentro del tacto profundo, sin embargo, es el sentido que nos
indica cuando y como nos movemos.

A diferencia de los seis sentidos de exterocepción (visión, gusto, olfato,


tacto, audición y equilibriocepción) por los que percibimos el mundo exterior,
la propiocepción es un sentido de interocepción por el que tenemos concien-
cia del estado interno del cuerpo propio. Es el sentido que indica si el cuerpo
se está moviendo, así como también de la posición relativa de diversas par-
tes del cuerpo con respecto a otras.

Esta capacidad es tan útil que sin la propiocepción seríamos incapaces de


movernos en la oscuridad o de percibir la posición de nuestras extremidades.

25
¿Qué es el entrenamiento propioceptivo?

Los objetivos de la rehabilitación propioceptiva consisten en reentrenar las


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vías aferentes alteradas, lo que tiene como resultado un aumento de la sen-


sación de movimiento articular (Lephart, 2001). De hecho el entrenamiento
propioceptivo se ha estudiado y trabajado mucho más, hasta el momento
actual, desde la perspectiva rehabilitadora, una vez producida la lesión.

Existen numerosos estudios y artículos que así lo corroboran, puesto que


una lesión induce a una modificación en la información que los propioceptores
envían desde la región afectada, lo que genera un cambio a nivel del esque-
ma corporal, que se traduce en una alteración del movimiento normal. Esta
alteración se da fundamentalmente en los automatismos y son fuente de nue-
vas recidivas. El tratamiento de estas lesiones implica un proceso complejo
constituido por tres partes, en primer lugar la recuperación del componente
óseo, articular, muscular y ligamentoso, como segunda parte la recuperación
del plano psicológico y en tercer lugar, la hiperestimulación de la información
propioceptiva proveniente de la zona lesionada, mediante el citado entrena-
miento propioceptivo.

Pretendemos hacer ver las posibilidades que, esta tercera parte de la reha-
bilitación de una lesión, la estimulación propioceptiva podría tener en el ámbi-
to de la prevención. Por consecuente, podríamos definir este entrenamiento
propioceptivo como aquel “conjunto de ejercicios tendentes a la toma de
consciencia, sensibilización y potencia-
ción de las estructuras articulares, mus-
culares, tendinosas y óseas más procli-
ves a dañarse”.

En el fútbol esas zonas anatómicas nor-


malmente están relacionadas con las
más proclives a dañarse o lesionarse
durante los entrenamientos y/o partidos
de competición. Estas lesiones pueden
afectar a cualquier región anatómica,
pero fundamentalmente a la extremidad
inferior (tobillo, rodilla y cadera),
pudiendo afectar a tejidos blandos
(músculos, ligamentos, meniscos) o a
hueso. Por lo que este entrenamiento
propioceptivo se centra en dichas
estructuras en el jugador de campo, y
además en los porteros en las muñecas,
codos y hombros.

26
A través del entrenamiento propioceptivo, Tarantino, F. (2004) indica que el
deportista aprende a sacar ventaja de los mecanismos reflejos, mejorar los
estímulos facilitadores mejorando el rendimiento y disminuyendo las inhibicio-

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nes que lo reducen. Mediante el entrenamiento propioceptivo, en una situa-
ción inesperada pueden actuar los reflejos básicos (como el de estiramiento
ante un desequilibrio), manifestándose ayudando a recuperar una postura de
forma correcta.

De no tener bien desarrollado estos mecanismos propioceptivos se podría


provocar, en el ejemplo anterior, un desequilibrio mayor. Por tanto con el
entrenamiento propioceptivo, los reflejos básicos incorrectos tienden a elimi-
narse para optimizar una respuesta motriz adecuada a la situación inespera-
da.

Como indica Tarantino, F. (2004) el sistema propioceptivo puede entrenar-


se a través de ejercicios específicos para responder con mayor eficacia de
forma que nos ayudará a mejorar la fuerza, coordinación, equilibrio, tiempo
de reacción ante situaciones determinadas que nos ayuden a evitar el riesgo
de lesión, y como no, a compensar la perdida de sensaciones ocasionadas tras
una lesión articular evitando que se vuelva a reproducir.

Objetivos del entrenamiento propioceptivo

Las metas del entrenamiento de la propiocepción son (Lephart, 2003):

1) Facilitar el incremento de la sensibilidad y el uso de impulsos propiocepti-


vos de las estructuras que rodean las articulaciones.

2) Evocar respuestas dinámicas compensatorias por la musculatura que rodea


la articulación.

3) Reestablecer los patrones motores funcionales, los cuales son vitales para
movimientos coordinados y la estabilidad articular funcional.

Desde el punto de vista más específico del fútbol la propiocepción nos puede
ayudar, además de conseguir estos objetivos anteriormente citados, a:

- Prevenir y disminuir las posibles lesiones del aparato locomotor asociadas


a la mejora del sentido propioceptivo del jugador de fútbol.

- Dotar al jugador y a sus estructuras locomotoras de mejores mecanismos


de reacción que le permitan evitar posibles lesiones y un mejor desempe-
ño en el deporte, en este caso en el fútbol.

27
- Actuar directamente sobre las articulaciones desarrollando los sistemas
propioceptivos, activando las estructuras anatómicas y fisiológicas impli-
cadas en la propiocepción más implicadas en el fútbol.
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- Desarrollar una estabilidad funcional de las estructuras circundantes pro


pensas a lesionarse en el fútbol, permitiéndoles soportar mayores cargas
de trabajo.

- Mejorar la fuerza, el tono, así como la coordinación inter e intramuscular


de aquellos grupos musculares implicados en la práctica de este deporte.

- Mejorar el equilibrio estato-dinámico del jugador, así como una mejor


amplitud de movimiento.

- Soportar mayores cargas en los contactos, choques o desestabilizaciones


con contrarios que le permitan evitar una lesión.

- Controlar de forma consciente cada uno de los movimientos genéricos y


especializados.

Recomendaciones para el entrenamiento propioceptivo

La propiocepción se trabaja y entrena en numerosos ámbitos deportivos,


como la prevención, la tonificación y la readaptación. También se trabaja y
entrena en numerosos deportes, fútbol, baloncesto, béisbol, voleibol, tenis,
fitness, etc. En muchos casos no se ha realizado de una manera consciente o
como objetivo prioritario, puesto que muchas tareas de fuerza, coordinación,
equilibrio, flexibilidad o amplitud de movimiento implican este sentido propio-
ceptivo, de forma colateral.

En lo que nos concierne, que es el fútbol y su prevención de lesiones, como


indica San Román, Z. (2005) “Partiendo de que la propiocepción es la moda-
lidad sensorial que abarca las sensa-
ciones del movimiento (cinestesia) y
de las posiciones de las articulaciones
(Prentice, W. 2001), cuando plantee-
mos objetivos preventivos a través de
este tipo de trabajo en el entrena-
miento (por ejemplo saltos con distin-
tos grados de desequilibrio en las caí-
das durante un calentamiento), es
básico que los futbolistas tengan que
percibir conscientemente su movi-
miento y el control de éste”.

28
Siguiendo a Lorza, (1998) podemos encontrar las recomendaciones más
importantes para desarrollar el trabajo propioceptivo con seguridad. Estas se
realizan para la rehabilitación de lesiones, pero son trasladables a nuestro

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ámbito previo, la prevención. Cita textualmente:

1.- Identificar el grupo muscular diana.

2.- Desfocalizar la atención sobre la patología.

3.- Reproducción de la lesión.

4.- Solicitación clara (explícita o implícita).

5.- Para ejercer fuerza es necesario un punto de apoyo proporcional.

6.- La aplicación de la fuerza: lenta y progresiva (reacción estática);


rápida y súbita (reacción dinámica).

7.- La retirada de la resistencia: lenta y progresiva (reacción postural


estática – relajación agonista); rápida y súbita (reacción muscular
rápida agonista antagonista).

8.- La localización de la fuerza aplicada: muy cerca (lado contrario-


mismo lado; actividad m. estática); alejada (mismo lado; reacción
m. dinámica).

9.- Poner al sujeto en situaciones límites.

A dichas recomendaciones Lalín, C. (2005) añade que las distintas tareas


propioceptivas que se realicen con el deportista deben adecuarse en lo máxi-
mo posible al gesto específico. También recomienda evaluar periódicamente el
nivel de control de la estabilidad o movimiento articular.

Otro aspecto práctico importante es realizar durante la ejecución de cada


tarea un control tónico central consciente, es decir, del cinturón pélvico que
permita un correcto dominio corporal. Una musculatura abdominal fuerte faci-
lita y permite un equilibrio y dominio de las extremidades distales. La finali-
dad de la musculatura de la región central es dotar de estabilidad al cuerpo.
Una región central fuerte y estable proporciona el vínculo necesario para la
transferencia de las tensiones que se transmiten desde el suelo, a través del
tren inferior y por último, a través del tren superior y de las extremidades
superiores.

Esta transferencia de tensiones es fundamental para correr, realizar fintas,


saltar, lanzar y golpear.

29
Evolución en el entrenamiento propioceptivo

El entrenamiento de la propiocepción debe regirse por los principios funda-


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mentales del entrenamiento deportivo, y como comentario general encontra-


mos que se debe progresar:

A) De lo sencillo a lo complejo:

- El punto de partida debe ser el ejercicio de movimiento más sencillo.

- Automatizar distintas experiencias de movimiento.

B) Estructura piramidal del nivel de exigencia:

- Activar la estabilización de la musculatura del tronco. Por ejemplo, a


través de variaciones de la posición inicial (tumbada, sentada, posi-
ción de apoyo, posición de pie).

- Hacer más compleja la ejecución del ejercicio con elementos que des-
vían la atención del mantenimiento de la postura corporal para mejo-
rar los reflejos.

C) De exigencias estáticas a exigencias dinámicas:

-Empezar con ejercicios en posición parada.

-Incluir el empleo dinámico de las extremidades o de movimientos


deportivos (por ejemplo, saltos), que ayudan a mejorar la coordinación.

D) De una ejecución de movimiento lenta a una rápida:

- Realizar movimientos dinámicos despacio y de forma controlada. Al


final, incrementar el ritmo de la ejecución.

-Se incrementa la fuerza a través de un ritmo más rápido, con lo que se


consigue mejorar los reflejos.

E) Del uso de soportes estables al uso de soportes inestables:

- La inestabilidad puede ser causada por diferentes métodos: parado vs.


sentado/acostado, ejercicios de apoyo unilateral vs. ejercicios de apoyo
bilateral, pesos libres vs. máquinas, mancuernas vs barras, superficies
estables vs. superficies inestables, ojos abiertos vs. ojos cerrados.

30
F) De una gran superficie de apoyo a una pequeña:

- Reducir de forma progresiva la superficie de apoyo para dificultar el

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equilibrio y así elevar la estimulación propioceptiva.

G) De practicar con los ojos abiertos a practicar con los ojos cerrados:

- Primero se realizan los ejercicios manteniendo los ojos abiertos.


Cuando se domine su ejecución, entonces hay que cerrar los ojos para
mejorar la propiocepción.

A continuación presentamos tres categorías de tareas para el entrenamien-


to propioceptivo, ejercicios de equilibrio estático, de equilibrio dinámico y
específicos de un deporte como es el fútbol. Incluimos en cada categoría una
progresión metodológica con el fin de entender como dificultar y progresar en
la propuesta de tareas. Éstas se concretarán con distintas ejemplificaciones en
puntos sucesivos de este trabajo.

Progresión en los ejercicios de equilibrio estático

Siguiendo a Araguas, R., este tipo de actividades deben hacerse poniendo


hincapié en la percepción consciente de la situación en que se encuentra el
cuerpo y de los mecanismos que actúan para sostenerla. Se trata de forzar la
situación de equilibrio progresando en dificultad de las tareas:

A) Reduciendo progresivamente la base de sustentación:

Es importante mediante distintos tipos de desplazamientos, tomar conscien-


cia del peso corporal con las distintas regiones de la planta del pie (talones,
arcos plantares, dedos), hasta llegar al apoyo unipodal, variando la participa-
ción de uno y otro pie.

B) Forzar la situación de equilibrio en apoyo unipodal:

Variando la posición de los miembros de la cadena articular en apoyo (en el


caso del tren inferior, de mayor a menor grado de flexo-extensión de las arti-
culaciones de tobillo, rodilla y cadera.

C) Modificar la posición del miembro contralateral no apoyado:

Incluir distintos tipos de posiciones y movimientos de la pierna o brazo libre


(flexionando o extendiendo, alejando o acercando del eje corporal, más o
menos rápido, simulando algún gesto técnico concreto).

31
D) Eliminar la percepción visual:

Esto potenciará el rol de los propioceptores y nos centraremos en la infor-


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mación que nos transmiten, pues será prácticamente la única fuente que nos
queda de la actuación de nuestro cuerpo.

E) Incluir modificaciones en el apoyo:

Utilizar planos inclinados, superficies elásticas o depresibles, planos inesta-


bles en los distintos sentidos (antero-posterior, lateral, tangencial, rotatorio y
tridimensional).

F) Utilizar contactos y desequilibrios externos:

Una vez adquirida una posición o mientras se está realizando un movimien-


to determinado un compañero desequilibra al primero. Se puede realizar
desde cualquier eje o plano, siempre que sea de manera controlada e impre-
vista.

G) Combinar las variantes anteriores progresando en la dificultad.

Progresión en los ejercicios de equilibrio dinámico

Se busca forzar situaciones que provoque un estímulo adicional de los pro-


pioceptores, fundamentalmente mediante saltos y desplazamientos variados.
Se logra cambiando tanto las condiciones extrínsecas como intrínsecas del
movimiento. Ambos factores se desarrollan y combinan de forma simultánea
para potenciar los efectos, aunque por razones didácticas nosotros los anali-
zaremos de forma separada.

1) Modificando las condiciones extrínsecas:

a) Cambio de superficie: Pisos duros (cemento, parquet, etc.) y/o pisos más
blandos, césped natural, césped artificial, arena, polvo de ladrillo, alvero, tar-
tán, alfombrado, agua, etc.

b) Utilización de distintos planos de declive.

c) Variabilidad en la elasticidad de la superficie: Superficies que atenúen el


apoyo o el impacto (colchonetas de distintos grosores, esterillas, arena, agua,
etc.) y/o superficies que aumenten la fuerza del apoyo o salto (camas elásti-
cas, minitramp, tablas de pique, etc.)

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d) Cambio de las características del calzado: Utilizar suelas más o menos
altas, más o menos blandas, incluso descalzo. La experiencia de ejercitarse
descalzo multiplica la información propioceptiva de la planta del pie.

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e) Utilizar elementos e implementos distintos a los propios del deporte: en el
caso del fútbol (raquetas, bates, bolas, balones de rugby, etc.).

f) Utilizar materiales específicos para la propiocepción: hacemos un especial


repaso, en un punto posterior, por algunos de los que se encuentran en el
mercado (Fitball, Plato de Freman, Dyn-air, BOSU, T-Bow,…).

2) Modificando las condiciones intrínsecas:

Se busca abolir alguna fuente de información sensorial para obligar a usar


de manera exacerbada las demás fuentes, en especial la propioceptiva. Se
puede realizar:

a) Anulando la visión.
b) Alterando el funcionamiento normal del aparato vestibular: Lo cual se
puede conseguir mediante la realización de giros previos a la propuesta.

Progresión en los ejercicios de equilibrio dinámico con


gestos específicos del fútbol

Este tipo de tareas podríamos incluirlas en la categoría anterior, pero hemos


preferido extraerlas de la misma, ya que pretendemos desarrollar un trabajo
específico de un deporte como es el fútbol, al cual nos referiremos. En esta
categoría se incluirán:

a) Gestos técnicos a diferente velocidad sin balón: Golpeos, saltos,


remates, contactos, etc.

b) Acciones técnicas con balón modificando las condiciones extrín-


secas: Cambios de superficie, elasticidad, planos, calzado, materiales
específicos, etc.

c) Acciones técnicas con balón modificando las condiciones intrín-


secas: Anular la visión en la acción previa y/o posterior a la acción téc-
nica, anular la visión en la parte inicial o final de la acción técnica, rea-
lización de giros previos, combinar de distintas opciones, etc.

d) Modificar las características habituales del deporte, en este caso


el fútbol: Facilitando o dificultando las acciones técnicas, modificando el
tipo de desplazamiento, variando el número de toques, etc.

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Materiales específicos de propiocepción

Todos estos artículos son fácilmente localizables en cualquier tienda depor-


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tiva especializada, en tiendas de rehabilitación, incluso en la mayor tienda vir-


tual, internet, en donde existen numerosas páginas web que ofrecen este tipo
de artículos. A continuación pasamos a describir las características más des-
tacables de algunos de ellos:

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PLanificación de la Sesión

Las tareas propioceptivas se llevarán a cabo por un espacio de entre 10 y

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20 minutos aproximadamente por sesión, dependiendo de los objetivos per-
seguidos. En las sesiones iniciales de un programa de prevención propiocep-
tivo, el volumen debe rondar el máximo, hacia los 20 minutos, mientras que
en las sesiones recordatorias el tiempo dedicado a las mismas puede ser
menor.

En cada sesión se recomienda que aparezcan ejercicios para los diversos


grupos articulares implicados en las acciones propias del deporte, en este
caso el fútbol, por lo que deberán estar presentes ejercicios toda la extremi-
dad inferior, de pie y tobillo, rodilla, cadera. En el caso de los porteros es muy
recomendable la realización frecuente de ejercicios propioceptivos de la
extremidad superior, por la implicación en sus acciones específicas.

Se recomienda variar los ejercicios entre sesión y sesión buscando pro-


gresar según las recomendaciones realizadas en los puntos anteriores, en
función del principio de individualización y de la graduación sistemática de la
carga.

La ubicación de este contenido de entrenamiento es muy variable, puede


llevarse a cabo tanto en calentamientos, como en la parte principal de la
sesión como al final de la misma.

Los ejercicios propioceptivos se pueden exponer de una forma analítica, en


ejercicios aislados, mediante fórmulas lúdicas, en juegos…, incluso mediante
circuitos específicos; en grandes grupos, pequeños grupos, parejas o indivi-
dualmente en los que se
incluyan tareas con las
siguientes preíndices, des-
estabilizaciones en el suelo
a distintos apoyos (con y
sin balón), desestabiliza-
ciones aire, contactos opo-
nente (con y sin balón),
ídem anteriores pero con
ojos cerrados, saltos y caí-
das desequilibradas, frena-
das en desequilibrio, gol-
peos en posiciones forza-
das, motricidad (saltos,
giros, aceleraciones...) con
ojos cerrados, etc..

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Ejercicios Propiocepctivos

En el entrenamiento propioceptivo no debe limitarse la creatividad del


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entrenador. Esta debe ser la base sobre la que gire la estructura del entrena-
miento. Ahora bien, su manera de actuar siempre debe regirse por la funcio-
nalidad, si bien no cabe olvidarse de la originalidad.

Se trata de introducir ejercicios que contengan fundamentalmente situacio-


nes desequilibradas e inestables, pero con la condición expresa que el juga-
dor siempre debe ser consciente del movimiento y el control del mismo. El
número de ejercicios por sesión oscilará entre 5 y 10, pudiendo realizar de 10
a 30 repeticiones. A su vez se progresará con la práctica, manteniendo deter-
minadas posiciones en cada repetición de 10 a 30 segundos.

La metodología que se presenta esta diseñada en función de tres categorí-


as: ejercicios de equilibrio estático, ejercicios de equilibrio dinámico y ejerci-
cios de equilibrio dinámico específicos de fútbol. Estas categorías contienen
diferentes variables que progresan en la intensidad del esfuerzo, complejidad
y especificidad de las tareas, en primer lugar con el peso corporal (sin mate-
rial) y posteriormente con distintos materiales específicos auxiliares.

La gran mayoría de ejercicios recopilados implican la participación de los


grandes grupos articulares y musculares del tren inferior. Esto hace que resul-
te complejo diferenciarlos según la articulación implicada, aún así, intentare-
mos clasificarlos en función de la articulación predominante en el ejercicio.

Cualquier programa de ejercicios que se aplique en un equipo de fútbol debe


estar controlado ya sea por preparadores físicos, kinesiólogos, fisioterapeu-
tas, readaptadotes, entrenadores y supervisado por el cuerpo médico.

EJERCICIOS ESTÁTICOS

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Planificación del entrenamiento propioceptivo en fútbol

Pretendemos en este apartado hacer algunas recomendaciones generales,


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desde el punto de vista de la organización y distribución temporal, para llevar


a cabo el entrenamiento propioceptivo en un equipo de fútbol. Es difícil pro-
poner un caso ideal, puesto que entendemos que en cada equipo existe una
casuística diferente, fútbol base, equipos de élite, equipos de alta competición
con menos posibilidades y medios, con mayor o menor número de sesiones e
implicación, jugadores con unas características u otras, etc... Por tanto, sería
labor del propio entrenador, preparador físico o readaptador llevar a cabo, una
adaptación adecuada y específica a su propio contexto.

“En última instancia el programa busca generar mecanismos de defensa que


ayuden al atleta a enfrentar las grandes exigencias del deporte competitivo
con el menor riesgo posible de lesión, lo cual traerá como consecuencia lógi-
ca un aumento en su rendimiento deportivo”. (Ávalos, C. 2007).

Planificación en la Temporada: Periodización

De forma general, se entienden tres grandes periodos a lo largo de una


temporada de fútbol. Un periodo entre competiciones, denominado Periodo
Transitorio, un periodo previo a la competición, denominado comúnmente
Pretemporada, Periodo Precompetitivo o Preparatorio, y un Periodo
Competitivo propiamente dicho.

Durante el Periodo Transitorio creemos que el entrenamiento propioceptivo


puede ser un contenido muy interesante a desarrollar por el propio jugador
como actividad alternativa, tanto para la recuperación adecuada de alguna
lesión ocurrida con anterioridad como para preparar las estructuras anatómi-
cas para el curso liguero subsiguiente.

Entendemos que durante el Periodo Preparatorio, por las razones esgrimi-


das anteriormente debe ser un contenido de trabajo habitual, sino en todas,
si en muchas de las sesiones de entrenamiento. Al inicio de este periodo se
entiende que el entrenamiento propioceptivo debe ser un objetivo importan-
te y principal durante las sesiones de entrenamiento. Ya que se pretende
adaptar al jugador en toda sus dimensiones para el mejor rendimiento poste-
rior, previniendo cualquier lesión o problema que pudiese ocurrir.

Así durante las primeras semanas el volumen de trabajo será amplio, dis-
minuyendo poco a poco hasta el inicio de la temporada. Se progresará igual-
mente de tareas más generales a más específicas, de tareas más sencillas a
las más complejas, con el objeto de adaptar al jugador al trabajo y enseñar
el tipo de tareas, creando el ambiente adecuado para llevarlas a cabo.

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A lo largo del Periodo Competitivo entendemos que se debe mantener una
base preventiva, pudiendo avanzar en la complejidad de los ejercicios y en la
utilización de diversos materiales específicos para ello. De todas formas cre-

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emos que sería conveniente, realizar determinados bloques de trabajo más
analítico que sirviera de recordatorio del entrenamiento anterior. Presentamos
a continuación un ejemplo de planificación anual en la cual se especifican y
concretan ambos periodos.

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Como se puede observar la propiocepción se encuentra recogida en la pla-
nificación como un contenido más de entrenamiento específico, junto con
otros contenidos condicionales y en donde se cuantifica la importancia del
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mismo durante cada uno de los microciclos.

Concretamente, se sitúa un color y una numeración variable según la impor-


tancia del contenido de entrenamiento en el microciclo. Con color rojo y un
“3”, cuando el contenido es muy importante su desarrollo y por tanto le
corresponde un mayor volumen de entrenamiento, y por tanto de carga.
Cuando el color asignado es amarillo y un “2”, el contenido es menos priori-
tario y por tanto requiere menor dedicación. Finalmente si aparece un “1”
sobre un fondo color verde, indica que se ha de trabajar de forma menos
determinante, casi como un recuerdo funcional. En caso de aparecer en color
blanco, indicaría ausencia de trabajo de ese contenido concreto.

En la siguiente gráfica se muestra, en el ejemplo anterior, la distribución


temporal del entrenamiento propioceptivo en un equipo de fútbol de 3ª
División. Se compara con la dedicación de las capacidades condicionales bási-
cas, correspondiendo un 5% del tiempo dedicado del entrenamiento.

La perspectiva de trabajo en el fútbol de formación debe ser bien distinta,


teniendo en cuenta que en el entrenamiento de formación se trabaja a largo
plazo, y no deberían ser prioritarios los objetivos inmediatos, el partido
siguiente, el entrenamiento propioceptivo debería estar presente en todos los
microciclos de la temporada. Se convertirá por tanto en un objetivo no solo
preventivo sino también formador. Sería recomendable que se trabajase la
propiocepción como objetivo explícito durante toda la temporada, al menos
durante dos sesiones semanales, en sesiones alternas.

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Planificación en la Temporada: MESOCICLO

En función del tipo de planificación y/o temporalización anual elegida, se

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distinguen distintos tipos de mesociclos. En el mundo del fútbol, está muy
extendida la denominada planificación en ATR, a la cual nos vamos a referir
y en donde se diferencian tres tipos de mesociclos base. Hemos elegido este
tipo de planificación, para hacer las consideraciones sobre propiocepción, por
ser una clasificación moderna que está bastante extendida.

Se distinguen, un mesociclo de Acumulación, cuya finalidad es la de aumen-


tar el potencial motor del futbolista y desarrollar las cualidades básicas.
Seguido de un mesociclo de Transformación, en donde se pretende transfor-
mar el potencial motor adquirido en un mayor desarrollo de las capacidades
específicas del fútbol y del puesto específico de cada jugador. Y finalmente un
mesociclo de Realización, centrado en la búsqueda de los mejores resultados
de la condición física integral y competitiva. En ellos se progresa de tareas,
contenidos, métodos y medios más generales a más específicos, en función
del contexto del equipo, de la época de la temporada, etc.

Por lo que se refiere a un contenido preventivo, como sería la propiocep-


ción, entendemos que sería más importante desarrollarlo en los mesociclos de
Acumulación, por su conceptualización más genérica.

En el resto de mesociclos, creemos que debería tratarse el entrenamiento


propioceptivo, no como objetivo prioritario sino como un contenido de traba-
jo secundario y que nos sirva para mantener latentes los mecanismos propio-
ceptivos adquiridos previamente.

En el ejemplo práctico expuesto en el punto anterior así se intenta reflejar.


Se observa como es en los mesociclos de Acumulación donde se hace un
mayor hincapié en este contenido, marcado con un “2” y en amarillo en varios
de los microciclos que componen el mesociclo, mientras que en el resto de
mesociclos aparece con color verde.

Planificación en la Temporada: MICROCICLO

En una planificación anual se intercalan numerosos y diferentes tipos de


microciclos según las características de los mismos. Existen diversas denomi-
naciones según la carga, en función de los contenidos de entrenamiento, en
función de la especificidad de los métodos y medios utilizados, etc. Nosotros
distinguiremos entre los microciclos del Periodo Preparatorio y microciclos
competitivos.

51
Planificación en la Temporada: MESOCICLO

Un programa de mejora de la propiocepción incluirá determinadas sesiones


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a lo largo del microciclo de entrenamiento, Avalos, C. (2007) recomienda que


este tipo de programas se deben realizar un mínimo de dos días a la sema-
na. Podría oscilar entre 2 y 5 sesiones semanales, dependiendo del periodo
de la temporada y de los objetivos perseguidos en el mismo. Durante los
microciclos del periodo preparatorio el volumen de trabajo preventivo y por lo
tanto propioceptivo debe ser bastante elevado, por lo que el número de sesio-
nes debe ser máximo, alrededor de 5 sesiones semanales. Durante este
periodo podría incluirse este tipo de trabajo en las sesiones realizadas tanto
al principio como al final del microciclo, o incluso en días alternos.

En los microciclos del periodo competitivo, cuyo objetivo principal represen-


ta el partido, el número de sesiones podría variar según los objetivos de los
mismos. De forma general, entendemos muy importante incluir este tipo de
trabajo preventivo en las sesiones postpartido. Se trata de un trabajo que
incluye ejercicios de carácter genérico, alternativos, ameno y de bajo impac-
to, que además, nos ayudará a recuperar psico-fisiológicamente al jugador.

Además de la sesión postpartido, también podría ser útil incluir tareas de


trabajo propioceptivo durante una o dos sesiones más en el transcurso nor-
mal del microciclo, para completar y adaptar el trabajo desarrollado. Un posi-
ble ejemplo de microciclo, podría ser el que se encuentra en el cuadro supe-
rior, en donde se desarrolla en entrenamiento propioceptivo en la sesión pos-
tpartido, más dos sesiones en días alternos.

52
Entendemos muy importante, que en microciclos de alta densidad compe-
titiva, se desarrolle adecuadamente este entrenamiento propioceptivo, ya que
puede ser una buena arma preventiva, dadas las enormes posibilidades exis-

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tentes de caer lesionado en este tipo de semanas debido a la fatiga acumu-
lada.

Como aparece en este ejemplo, podría ser recomendable que tanto en


sesiones previas como en sesiones posteriores a la competición se desarrolla-
ran contenidos de entrenamiento propioceptivo.

53
Carlos LALÍN NOVOA

futbolbase.info
Readaptador Físico en el Real Madrid C.F.
Prof. Master de Preparación Física en Fútbol (RFEF - APF)

LAS LESIONES DEPORTIVAS EN EL FÚTBOL

En la actualidad, las exigencias deportivas han marcado la etiopatogenia de


ciertos traumas que inciden de manera relevante en la prevalencia e inciden-
cia de patologías del aparato locomotor. En este sentido, las lesiones deporti-
vas tienen una gran importancia en el contexto del deporte, pues conlleva un
tiempo de inactividad con múltiples consecuencias adversas, más o menos
perjudiciales en función de la gravedad de la lesión, del momento en el que
se producen y de su evolución (Pfeiffer y Magnus, 2000).

Las exigencias del fútbol, las numerosas situaciones que requieren contac-
to corporal y el juego que implica el golpear, acelerar y frenar la masa corpo-
ral, cambiar de ritmo y dirección, entre otras acciones, crean riesgos de
manera directa o indirecta. Estos riesgos son responsables de las muchas y
diferentes lesiones que padecen los futbolistas (Wong y Hong, 2005).
Además, la multiplicación de los partidos, los movimiento repetitivos, las
características de los terrenos, una preparación y recuperación insuficientes o
inadecuadas y los hábitos y los estilos de vida del deportista, conduce a una
predisposición y/o precipitación de las lesiones deportivas.

La enorme heterogeneidad de los factores de riesgo predisponientes define


un rasgo predominante en la actuación en relación con las patologías depor-
tivas: su complejidad de diagnóstico, prevención y tratamiento o
intervención. En este sentido, las lesiones constituyen un desafío para los
distintos profesionales cuyo éxito depende en gran medida de una actuación
multidisciplinar coordinada y rigurosa.

El conjunto de las estrategias a diseñar se enmarcan dentro del área de la


readaptación lesional, entendida como el conjunto de medidas destinadas
a prevenir los riesgos de lesión o reestablecer la salud deportiva y el rendi-
miento del deportista para posibilitar una mayor vida deportiva. Dentro del
área de la readaptación lesional se definen dos ámbitos de actuación con
objetivos, medios y competencias diferentes, pero en ocasiones comunes en
cuanto a una de sus herramientas de trabajo; el ejercicio físico: la recupe-
ración funcional (RF) y la readaptación física deportiva (RFD).

55
La RF puede definirse como el tratamiento
o entrenamiento funcional sistemático de
lesiones o disfunciones del aparato locomotor
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activo, de los aparatos de sostén y de apoyo


pasivo y de los sistemas neuromuscular y car-
diopulmonar, con el fin de reestablecer la fun-
ción normal (Einsingbach et al., 1994).
Esparza (1994) la considera como el proceso
mediante el cual el escalón médico-sani-
tario cura la estructura lesionada y recu-
pera la función normal.

Los primeros intentos en nuestro país por


conceptualizar el entrenamiento cuya finalidad
es la de adaptar al deportista a los esfuerzos
antes, durante y después de una lesión se lo
debemos al profesor Seirul’lo quien, en 1986,
definió el concepto de entrenamiento coad-
yuvante. Bajo éste epígrafe se encuentran
aquellas formas de entrenamiento que ayudan a la medicación y contribuye
de modo fundamental en la prevención de lesiones de los deportistas, parti-
cipando ocasionalmente en la eficacia de la terapia post-lesional.

Por RFD se entiende el proceso mediante el cual se readapta a la persona


a las necesidades motoras previas a la lesión de: fuerza, resistencia, rapidez,
coordinación (Soage, 1998). Desde nuestro punto de vista, puede represen-
tar el proceso de reajuste o modificación de los parámetros físico-
deportivo-motores, generales y específicos, con el objeto de incorpo-
rar lo más rápidamente posible al individuo a la práctica.

Tanto la RF como la RFD tienen un ámbito de actuación que delimita las


competencias profesionales. Así, la RF se restringe a un ámbito clínico que
utiliza las técnicas y modelos propios de la terapia aplicada a las lesiones
deportivas. Por su parte, la RFD pertenece a un área de intervención no clíni-
ca cuyo principal medio de intervención es el reentrenamiento al esfuerzo
físico (REEF), entendido como el proceso de enseñanza-aprendizaje
mediante el cual se restablecen y mejoran los patrones físico-motores (gene-
rales y específicos) de un deportista, facilitando en el menor tiempo posible,
un estado de bienestar óptimo para el esfuerzo y el rendimiento que le garan-
tice la incorporación a su actividad habitual con normalidad y diligencia.

El nexo de unión entre ambos campos profesionales y, por lo tanto, la


herramienta de intervención más útil para la prevención y/o tratamiento de
las lesiones deportivas, es el ejercicio físico. En el esquema siguiente, se
muestran las relaciones existentes entre la RF y la RFD.

56
futbolbase.info
En la actualidad, tanto los equipos médico-terapéutico como técnicos, debe-
rían asumir que después de una lesión y tras superar la etapa de RF, el depor-
tista necesita un trabajo de adaptación deportiva antes de incorporarse a los
entrenamientos con el grupo y a la competición. Si no es así, los procesos de
recuperación podrían ser inadecuados e insuficientes provocando, no sólo una
reincorporación del deportista a la competición más lenta, sino también
aumenta el riesgo de recaída, con lo que se dificulta el objetivo de conseguir
el estado óptimo de forma (Tarragó et al., 2004).

Papel del readaptador físico-deportivo

La recuperación de la forma deportiva tras la lesión es un proceso comple-


jo que exige la utilización adecuada de muchos medios y la necesaria coordi-
nación del personal técnico responsable (Esparza, 1994). La responsabilidad
en esta área de actuación recae en el readaptador físico-deportivo
(RaFD).

¿Qué podemos entender por readaptador físico-deportivo?

El RaFD puede definirse como aquel preparador físico o profesional


especializado que forma y prepara al deportista lesionado, general-
mente en una situación individual, en la realización de ejercicios
apropiados y seguros con el objetivo de prevenir, reestablecer su
condición física saludable y/o mejorar su competencia deportiva para
incorporarse eficazmente y, lo antes posible, al entrenamiento de
grupo y a la competición.

57
Estos profesionales deben poseer amplia formación teórica y práctica en la
prevención y asistencia de lesiones deportivas, ayudando a mejorar los servi-
cios de los equipos médico-terapéutico deportivos (Pfeiffer y Magnus, 2000).
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En este sentido, existe la necesidad de delimitar el perfil y las competen-


cias de los distintos profesionales con el fin de no solapar la intervención en
las lesiones deportivas. El perfil profesional de los distintos miembros del
cuerpo médico-terapéutico y técnico en materia de lesiones deportivas se
expone en la tabla de abajo.

Una propuesta de organización de los diferentes miembros del equipo mul-


tidisciplinar y, por la tanto de la ubicación del readaptador físico-deportivo
dentro del mismo, podría ser la que mostramos en la página siguiente.

58
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Con frecuencia se ha caído en el error de pensar que, delante de una per-
sona lesionada (sea deportista o no), el fisioterapeuta es prácticamente el
único profesional que trabaja en su recuperación (Cos, 1999), excluyéndose
al preparador físico3 del proceso de rehabilitación (Ben, 1998). A la hora de
llevar a cabo el proceso de rehabilitación, resulta casi imposible no tener en
cuenta el papel que juega el ejercicio físico como uno de los medios poten-
cialmente útiles más eficaces para la recuperación del deportista. El ejercicio
físico apropiado, aplicado en el ámbito terapéutico o del entrenamiento, ayuda
al deportista a mantener su fuerza y energía, mejorar su propiocepción y
cinestesia, aumentar su amplitud de movimiento y mejorar su resistencia
muscular y cardiovascular, así como su nivel de relajación (Moyer y Lorence-
Konin, 2001).

Dada la utilidad y el conocimiento teórico y práctico que tienen los profe-


sionales de la actividad física y el deporte, es necesario incorporar a los equi-
pos de trabajo médico-terapéuticos y técnico-deportivos a estos profesiona-
les. No se trata, bajo ningún concepto, de sustituir el trabajo del fisioterapeu-
ta, es exactamente todo lo contrario; se trata de culminar aquello que el fisio-
terapeuta le resultaría imposible porque requiere de otros elementos y cono-
cimientos de carácter biológico-pedagógicos acerca del ejercicio físico que, en
su formación, no son objetivos de estudio (Alonso y León, 2001). Las funcio-
nes de ambos profesionales en el campo deportivo son muy importante para
la prevención y readaptación de las lesiones (Silla, 1989); el fisioterapeuta
para prevenir y recuperar futuras lesiones y el preparador físico como obser-
vador-consejero y responsable de la última fase de adaptación del lesionado
a ritmo de competición.

59
Se trata, en palabra de los autores, de integrar a ambos procesos profesio-
nales en un todo único y no oponerse, impedir o pelear por el reparto de las
responsabilidades (Alonso y León, 2001).En este sentido, debe quedar claro
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que la interrelación físico-terapéutica deportiva es necesaria para conseguir


resultados óptimos en la prevención y rehabilitación de las lesiones deporti-
vas.

El objetivo fundamental de la intervención del PEF debe ser la de posibilitar


el retorno del deportista lo antes posible al entrenamiento con el resto de
equipo y a la competición una vez superada la fase terapeútica. Teniendo en
cuenta una serie de criterios de integración a la práctica físico-deportiva tras
una lesión.

A los criterios señalados cabe añadir otras componentes de la condición físi-


ca específica adaptadas a las necesidades e intereses de cada jugador, a las
exigencias bioenergéticas e informacionales del fútbol, a la filosofía de entre-
namiento y juego planteada por el equipo técnico y, por último, al perfil de la
situación lesional del deportista. Todos estos factores van a determinar el
diseño, ejecución y evaluación del proceso de readaptación físico-deportiva
del deportista. La expresión sistemática de las intenciones de trabajo (objeti-
vos y contenidos) deben quedar reflejadas en el plan de actuación elaborado
por el equipo multidisciplinar y, en el caso que nos ocupa, por la propuesta
específica de reentrenamiento físico-deportivo post-lesional.

60
Fernando JIMÉNEZ

futbolbase.info
Doctor especialista en Medicina Deportiva

LESIONES DE TOBILLO: LA CRUZ DEL FUTBOLISTA

La articulación del tobillo está formada por 3 huesos (tibia, peroné y astrà-
galo) que realiza movimientos de flexión y extensión en un ángulo de 90°.

La unión de estos 3 huesos se mantiene gracias a una membrana que los


envuelve (cápsula articular) y al refuerzo de unos ligamentos situados en la
cara interna (deltoideo) y en la cara externa (ligamento lateral externo).

Fig. 1: Cara interna de la articulación del tobi-


llo en una disección anatómica de un cadáver.
Obsérvese como la sonda pasa por debajo del
ligamento deitoideo de la articulación.

Teniendo en cuenta que la mayoría de las lesiones producidas en el fútbol


afectan a la extremidad inferior, va a ser la articulación de la rodilla (37%) y
la del tobillo (27%) las más afectadas como consecuencia de la aparición de
lesiones traumáticas y en otros casos de lesiones por sobreesfuerzo.

Tomando como referencia un estudio realizado en Argentina con 86 juga-


dores profesionales a los que se ha seguido de forma sistemática entre los
años 1995 y 2001, incluyendo 542 partidos oficiales y 2021 sesiones de
entrenamiento, éstos realizaron 12.040 consultas médicas comprobándose
que el 81 % de ellas se produjeron como resultado de un traumatismo y el
19% restante como consecuencia de patologías clínicas por sobrecarga.

En este estudio además se comprobó que las lesiones graves de tobillo se


producían cada 1.079 horas de trabajo físico, muy por debajo de las lesiones
musculares que aparecían cada 27 horas.

61
Las causas más frecuentes de dolor en tobillo del futbolista son las patolo-
gías de las estructuras óseas, cartílagos, tendones y tejidos blandos. Por ello
en este artículo se van a estudiar algunas de las lesiones deportivas que más
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frecuentemente afectan al tobillo del jugador de fútbol.

EL FÚTBOL DA NOMBRE A UNA LESIÓN PROPIA:


TOBILLO DE FUTBOLISTA.

Como su nombre indica es una lesión propia del futbolista veterano que se
caracteriza por la aparición de un pinzamiento anterior de la articulación del
tobillo, que aparece relacionado con pequeños traumatismos que se producen
al golpear el balón de forma repetida. Estos micro- traumatismos originan una
rotura de la cápsula articular en sus puntos de unión a la tibia y al astràgalo
que derivan en pequeños arrancamientos óseos.

De esta forma quedan deterioradas las superficies articulares apareciendo


dolor durante la flexión dorsal y limitación de la movilidad. Estos síntomas se
manifiestan especialmente al correr o saltar.

El tratamiento se apoya en el uso de ven-


dajes funcionales y antiinflamatorios aunque
en muchas ocasiones se hace necesaria la
cirugía.

Fig. 2: En esta radiografía del tobillo de un


veterano futbolista profesional se observa la
presencia de imágenes óseas en el interior de
la articulación.

LIGAMENTOS DEL TOBILLO: EL TEJIDO MÁS VULNERABLE

Las lesiones ligamentosas de tobillo son las lesiones más frecuentes de la


práctica deportiva, que afectan esencialmente a los ligamentos laterales y
mediales de esta articulación.

En medicina deportiva estas lesiones ligamentosas se clasifican según el


grado de afectación en:

- Grado I o esguince leve, en el que se produce una pequeña distensión de


alguno de los fascículos que componen el ligamento.

- Grado II o esguince moderado en el que se provoca una ruptura parcial


de las fibras del ligamento.

62
- Grado III o esguince grave en el que llega a romperse íntegramente el
ligamento de la articulación.

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Fig. 3: En este dibujo se observa la posi-
ción habitual de lesión de los ligamentos
externos del tobillo, es decir, un movi-
miento de inversión cuando el tobillo esta
incompletamente cargado.

Ya conocemos los diferentes niveles de gravedad que afectan a los ligamen-


tos del tobillo pero independien-temente de que la rotura se produzca en la
cara externa (con mayor frecuencia) o en la cara interna, los síntomas que el
futbolista va a presentar como consecuencia de esta lesión van a ser muy
similares.

La presencia de dolor en la cara lateral del tobillo es un síntoma común a


todos los esguinces, pero cuando la lesión es de grado I, la inflamación es
muy escasa pudiendo el paciente soportar el peso del cuerpo sin apoyar con
los bastones. En las lesiones de grado II, la hinchazón y el dolor se acentú-
an, produciéndose una limitación funcional que
obliga al jugador a utilizar bastones. Finalmente,
en los esguinces de grado III, el dolor es muy
intenso y se acompaña de gran tumefacción y de
una incapacidad completa para caminar.

Fig. 4: El tratamiento inadecuado de una lesión


de tobillo provoca la aparición de una gran tume-
facción y deformidad de la articulación.
Obsérvese el color violáceo de la piel 2 semanas
después de producida la lesión.

En el tratamiento de estas lesiones se deben aplicar las normas generales


del tratamiento de las lesiones de partes blandas, es decir, aplicación de hielo,
compresión, reposo y elevación del tobillo para reducir el proceso inflamato-
rio. Además en las primeras 48 horas se debe aplicar una inmovilización con
un vendaje de compresión, descargando el tobillo lesionado mediante el uso
de bastones. Sin embargo, desde el 3er día y durante toda la primera sema-
na se realizarán estiramientos de los músculos de la pierna, ejercicios de bici-
cleta y si es posible ejercicios sencillos como caminar y correr dentro del
agua. Finalmente será a partir de la 2a semana cuando se realicen ejercicios
de fuerza, coordinación y acondicionamiento físico, junto al trabajo específico
de fútbol. Como aquí se describe realmente será el ejercicio físico la base del
tratamiento recuperador de estas lesiones ligamentosas del tobillo.

63
Fig. 5: En esta ima-gen se aprecia como un juga-
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dor en la 3a semana de recuperación funcional


realiza ejerci-cios de propiocepción.

TOBILLO INESTABLE O ESGUINCE REPETIDO

Cuando el tobillo presenta de forma crónica un proceso de inestabilidad, la


articulación sufre de forma recurrente esguinces de tobillo. Se trata de aque-
llos casos en los que el jugador de fútbol presenta esguinces repetidos sin
antecedentes de traumatismos ni movimientos forzados. Generalmente en el
origen de esta inestabilidad se encuentra un esguince de tobillo insuficiente-
mente tratado o en muchos casos no atendido según los criterios expuestos
en el párrafo anterior.

En todos estos casos el jugador habitualmente refiere leves molestias arti-


culares, pero cuando la lesión se reproduce aparece de nuevo el dolor, la infla-
mación y la limitación funcional, de manera que el jugador y su entorno llega
a perder su paciencia pensando en muchos casos en el abandono de la acti-
vidad deportiva.

Para llevar a cabo el tratamiento es preciso realizar un completo programa


de rehabilitación que incluya ejercicios de fuerza y coordinación durante 2 ó
3 meses. Cuando este tratamiento fracasa será necesario en muchos casos
realizar un tratamiento con cirugía.

64
José Carlos GARCÍA

futbolbase.info
Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte
Preparador Físico y Readaptador del Club Atlético de Madrid S.A.D

RECUPERACIÓN DE UN ESGUINCE DE TOBILLO

Las lesiones ligamentosas, por detrás de las lesiones musculares, son las
más frecuentes y dentro de estas aparecen de manera destacada el "esguin-
ce de tobillo" (El ligamento más afectado suele ser el lateral externo).

En la readaptación deportiva de cualquier lesión articular tendremos que


tener en cuenta tres factores fundamentales: movilidad, fuerza, y propiocep-
ción. Estos serán básicos para la realización correcta del gesto deportivo, evi-
tando no sólo recaídas de la misma lesión sino también sufrir otro tipo de
patologías.

Vamos a mostrar algunos ejemplos de ejercicios teniendo en cuenta que


siempre los aplicaremos de los más sencillos a los más complejos siguiendo
el principio de progresión.

MOVILIDAD FLEXO-EXT.

Apoyándonos en la pared. Se pasa de apoyo de


punta a todo el pie alternativamente.

Idem con rotaciones del pie hacia dentro y hacia


fuera. Sentado, circunducción interna y externa. En
plato, movilidad general agarrado, rotaciones, flexo-
extensión, circunducción,...).

PROPIOCEPTIVOS

En apoyo horizontal desequilibrios P.F.R. cuando


alcanza la posición estable, sobre tobillo lesionado.
Plataforma de equilibrio. Variando inclinación.
Mantener equilibrio en plato.

65
POTENCIACION ACTIVA
futbolbase.info

Peroneos y tibiales.

(Apoyo punta-talón-inversión-eversión). 4 ejercicios x 10 series x 20 apoyos.

- Flexores plantares (descalzo flexión de dedos y planta del pie, como si


"cerráramos el pie"). 3-8 series x 10-15 rep.

- Flexores dorsales, (apoyo de talón y golpeos rápidos y seguidos de la punta


del pie sin despegar el talón). 3-8 series x 20-30 rep.

- Gemelo con autocarga apoyado en espaldera. 15 rep. con dos pies. 10 rep.
sobre tobillo lesionado. 5-10 series. 8 rep. en apoyo de rotación interna. 8
rep. en apoyo de rotación externa.

- Saltos con 2, tobillo y tobillo lesionado (zig-zag y línea recta, tanto de fren-
te como de espaldas) EMBED PBrush.

Deberemos hacer trabajo alternativo mientras no podamos correr, a través de


bicicleta, natación,... combinándolo con el trabajo anterior. Una vez que nos
den luz verde para empezar a trotar empezaremos a hacerlo en línea recta
evitando los giros, para posteriormente iniciar el trabajo de acondicionamien-
to físico propio.

Para concluir decir que basándome en mi experiencia es importante no


dejarnos llevar por la idea de que "cor . buen vendaje se puede jugar aún con
molestias". Esto pudiera ser así, pero un tobillo mal recuperado (al igual c.
otras lesiones) puede dar muchos problemas a medio, corto y largo plazo.

66
Fernando JIMÉNEZ

futbolbase.info
Doctor especialista en Medicina Deportiva

LESIONES DE RODILLA:
LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR

¿Dónde está situado el ligamento cruzado anterior?

La rodilla es una articulación compleja de gran volumen, en la que se unen


tres huesos, el fémur, la tibia y la rótula. Un gran músculo, el cuádriceps, inte-
grado por 4 fascículos, se unen formando el tendón cuadricipital, que inter-
viene en la extensión de la rodilla. Dicho tendón, se aplana cubriendo la rótu-
la y se prolonga a través del tendón rotuliano, que
alcanza el hueso tibial. Los ligamentos cruzados,
ligamento cruzado anterior (a) y ligamento cruzado
posterior (b) están situados en la escotadura inter-
condílea (c), (Parte profunda de la articulación). Se
cruzan entre sí (Esta cualidad les proporciona el
nombre), son cordonales y mantienen la estabilidad
de la rodilla en sentido anteroposterior (Fig. 1).

Fig. 1: Detalle de la posición de los ligamentos cru-


zados en espacio siuado dentro de la articulación de
la rodilla.

¿Cómo se produce esta lesión?

Esta lesión muy frecuente en el fútbol, se produce habitualmente cuando el


futbolista realiza una maniobra de frenado rápido (desaceleración) rotando la
rodilla al mismo tiempo.

De esta forma, se rompe el ligamento cruzado anterior de manera aislada


aunque en muchas ocasiones se asocia a la rotura del menisco externo como
en el caso del jugador que nos ocupa. Lo cierto es que esta lesión se produ-
ce con mucha mayor frecuencia en aquellos jugadores que presentan un des-
equilibrio entre los músculos de la cara posterior del muslo (isquiotibiales) y
el músculo cuádriceps que ocupa toda la cara anterior del muslo.

67
¿En qué consiste la lesión de este ligamento?

Cuando la rotura afecta a algunas fibras del ligamen-


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to, se denomina rotura parcial, y esta estructura liga-


mentosa mantiene su función aunque la rodilla pierde
estabilidad. Sin embargo, la lesión completa de este
ligamento provoca una gran inestabilidad de la rodilla,
de forma que cuando el ligamento cruzado anterior se
rompe, se origina un desplazamiento anterior de la pier-
na respecto al muslo.

Fig. 2: En esta imagen se representa la rotura del liga-


mento cruzado anterior. Obsérvese cómo el cruzado
posterior se sitúa por detrás y queda intacto.

¿Cómo se manifiesta la lesión del LCA?

La rotura de este ligamento produce dolor de intensidad muy variable que


se localiza unas veces en la profundidad de la articulación y otras en la cara
anterior de la rodilla bien junto a la rótula o bien en la línea articular exter-
na. En muchos casos el dolor se acompaña de sensación de
chasquido y de una gran inflamación articular, debido a la
existencia de sangre dentro de la cavidad articular proceden-
te de la rotura del ligamento. Por ello, la presencia de sangre
en el interior de la cavidad articular (hemartros) hace sos-
pechar la rotura de este ligamento. Además, se producen
otros síntomas como la inestabilidad articular de forma que el
jugador refiere que "se le va" la rodilla durante la carrera e
incluso durante la marcha.

Fig. 3: La presencia de un amplio derrame articular asociado


a dolor e inestabilidad de la articulación hace sospechar la
rotura de este ligamento.

¿Por qué a veces se hace un tratamiento quirúrgico y otras veces no?

El tratamiento quirúrgico es necesario si bien dependerá del nivel del fut-


bolista, de su actividad y de su edad. Por otra parte, el tratamiento operato-
rio dependerá también del tipo de rotura, según ésta sea de tipo comple-to o
parcial. El momento de la operación es variable aunque en la actualidad se
realiza en las primeras horas despues de sufrir la lesión. La intervención se
desarrolla con anestesia epidural, mediante diferentes técnicas de reconstruc-
ción del ligamento roto ("ligamentoplastia").

68
José Carlos GARCÍA

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Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte
Preparador Físico y Readaptador del Club Atlético de Madrid S.A.D

RECUPERACIÓN DE LESIÓN DE RODILLA

La lesión de rodilla es de las más comunes dentro de las patologías articu-


lares en el mundo del fútbol. Según el estudio realizado en el fútbol base del
Atlètico de Madrid equivalen a un 14% de entre todos los problemas de tren
inferior, siendo la más destacada por debajo de los esguinces de tobillo.

Diversos son los problemas relacionados con la rodilla que aparecen junto
con la práctica: lesiones ligamentosas, meniscopatías, tendinopatías,... la
readaptación deportiva va a seguir en la línea de las recuperaciones articula-
res de tren inferior con la particularidad de este tipo de lesión. Esto es, movi-
lidad, fuerza y propiocepción. En un intento de aclarar más la forma de tra-
bajo vamos a dividirlo en 3 fases; y muy importante, "será la evolución de la
lesión la que nos marcará la duración de cada una de ellas".

PRIMERA FASE

Potenciación:
- Tumbado en colchoneta flex-ext. de rodilla y en
posición de cùbito supino con rodilla en 90° de fle-
xión, extensión de la rodilla lesionada.
- Potenciación muscular isomètrica de cuádriceps e
isquiotibiales (5-10 x 10 rep.x6").

Propioceptivos:
- En plano horizontal en equilibrio sobre la rodilla lesio-
nada en ligera flexión (realizar ligeros desequilibrios).

Flexibilidad-elasticidad:
- Ejercicios asistidos para ir ganando amplitud de movi-
miento (Realizarlos a lo largo de toda la sesión y duran-
te todo el proceso de recuperación).

Pasaremos a la siguiente fase cuando el jugador haya


ganado tono muscular y suficiente movilidad para hacer
el gesto deportivo correctamente.

69
SEGUNDA FASE

Potenciación muscular.
futbolbase.info

-Cuádriceps: flexo-extensión. Trabajar en los últimos


15°-30°. (5-10x12 rep rodilla lesionada. 3- 6x20 rep. las
dos rodillas) Trabajar con rotaciones de cadera.
-Isquiotibiales: ídem.

Comenzar con carga ligera y aumento progresivo.


Tener en cuenta en este trabajo la posible descompensa-
ción muscular entre la pierna lesionada y la no lesionada para adaptar las car-
gas y series para lograr la compensación.

- Potenciación en arenero (apoyos, desplazamientos suaves de skipping...).


- Sentadilla con cargas ligeras (barra) 3-5 x 10 rep.

Propioceptivos:
- En plano inclinado.
- En plano horizontal combinando salto sobre rodilla lesionada (5x5 saltos +
propio).
- Con empujones y desequilibrios.

Si estamos compensados muscularmente en las dos piernas y hemos reali-


zado refuerzo general del resto del cuerpo podriamos pasar de fase.

TERCERA FASE

Potenciación específica de la 2a fase con aumento de peso y bajada de


repeticiones.

- Semisentadilla con 2 piernas con barra.


- Sentadilla con pierna lesionada adelantada.
- Ejercicios de multisalto con vallas a diversas alturas y con diversos apoyos
(pata coja, 2 pies juntos, alternativos, triple...).
Inicio progresivo de trabajo con balón: Conducciones en línea recta - zigzag
- giros - golpeos en corto, etc...

Propioceptivos con balón:


Apoyado con la rodilla lesionada: golpeo con empeine pierna libre, con inte-
rior, con la cabeza, etc...

El jugador antes de pasar a la dinámica de grupo, debe haber experimen-


tado todos los gestos y situaciones que se va a encontrar en el entrenamien-
to normal además de estar en una forma física suficiente para afrontar los
esfuerzos con éxito.

70
Ramón BALIUS

futbolbase.info
Doctor especialista en Medicina Deportiva

LESIONES MUSCULARES

CONTRACTURA: ¿Qué es?

Para entender qué es una contractura hemos de aber que la contracción


muscular es el resultado de la unión de la actina y la miosina, (que son dos
proteínas) con el ión calcio. La relajación del músculo rompe la unión del cal-
cio con la actinay la miosina. Para romper esta unión se utiliza energía en
forma de ATP. En situaciones de fatiga existe un déficit de ATP, por lo que la
rotura de la unión del ión calcio con la actina y la miosina se hace imposible,
manteniéndose la contracción (contractura).

¿Cómo identificar una contractura?

Se trata de un dolor de inicio insidioso que afecta a una zona muscular en


concreto y que aparce después de ejercicios desmesurados o de la utilización
prolongada de una zona muscular específica. En ocasiones podemos palpar
claramente una zona dolorosa endurecida respecto a sus vecinas. En fútbol
son frecuentes las contracturas del recto femoral del cuádriceps y de los
isquiotibiales.

¿Qué hacer?

Es obligado el reposo hasta que ceda el dolor. Se trata de una lesión benig-
na a la que se le puede aplicar compresas
de calor o esterilla eléctrica. En manos
expertas es positiva la aplicación de hielo
durante espacios de tiempo prolongados.
lqualrnente, son recomendables los esti-
ramientos específicos de la zona afectada
y el masaje. El médico debe valorar la
posibilidad de pautar analgésico y rela-
jante muscular; este último debe hacerse
con cautela en el caso de futbolistas pro-
fesionales, ya que los relajantes muscula-
res pueden disminuir el estado de alerta.

71
LA ROTURA FIBRILAR: ¿Qué es?

Se trata de una lesión que se caracteriza por la rotura más o menos impor-
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tante de la fibra muscular.

Normalmente la rotura de fibra muscular se caracteriza por afectar un mús-


culo biarticular, es decir, que "salta" dos articulaciones. Así, por ejemplo, el
gemelo interno salta la articulación del tobillo y de la rodilla y los isquiotibia-
les, al igual que el cuadriceps, saltan cadera y rodilla.

Un detalle biomecánico de suma importancia es que la rotura de la fibra


muscular se produce durante una contracción llamada excéntrica, es decir,
que la contracción se realiza mientras el músculo se está alargando en longi-
tud.

Toda rotura de fibras, además, se sitúa en uniones mioconectivas, esto es,


en zonas donde el músculo se une al tejido de sostén que lo conforma, llama-
do conectivo, similar al tejido tendinoso.

Tipos de lesión

Aunque desde un punto de vista médico existen tres grados de lesión, colo-
quial mente conocemos la rotura fibrilar y la rotura muscular. En la rotura
fibrilar se rompen unas pocas fibras musculares. En la rotura muscular la can-
tidad de fibras rotas es más importante (rotura muscular parcial) o completa
(rotura muscular total).

En fútbol son muy frecuentes las roturas de fibras de isquiotibiales (que


están en la cara posterior del muslo), del cuádriceps (recto anterior) y del
gemelo interno (en la pantorrilla).

¿Cómo identificarla?

La rotura de fibras se asocia siempre al llamado "tirón" muscular. Este se


trata de un dolor agudo y súbito más o menos aparatoso. Si la lesión es sufi-
cientemente importante, el deportista será incapaz de continuar su actividad
deportiva, solicitando su retirada del terreno de juego.

A la palpación inmediata notaremos un dolor exquisito que nos situará la


lesión. Si la rotura es importante, aparece una deformidad en el relieve cor-
poral a la que llamaremos hachazo muscular.

Es habitual que con el transcurrir de las horas o de los días aparezca cier-
to grado de sufusión hemática (el clásico "moratón"), siempre
por debajo de la lesión.

72
Para confirmar el diagnóstico realizado con la exploración médica, se debe
practicar una ecografía o, en su defecto, una resonancia magnética.

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¿Qué hacer?

Debemos aplicar inmediatamente hielo en la zona afectada, procurando


siempre que entre éste y la piel, exista una protección en forma de toallita o
papel, para evitar innecesarias quemaduras por frío. La visita médica es obli-
gada para orientar el diagnóstico y el pronóstico de la rotura.

El reposo inicial es obligado. La lesión de la fibra muscular requiere un tiem-


po de cicatrización llamado tiempo biológico de reparación. Así como una
herida en la piel tarda unos 6-8 días en cicatrizar, una herida en el músculo
tarda entre 2 y 3 semanas. Durante este tiempo incorporaremos de forma
progresiva y más o menos temprana la carrera continua, los estiramientos,
los masajes y los cambios de ritmo.

¿Qué no hacer?

Un mal planteamiento en el tratamiento puede abocarnos al fracaso.


Debemos evitar los masajes intempestivos y precoces, puesto que estos sólo
consiguen aumentar aun más la lesión. Igualmente debemos evitar la aplica-
ción de calor o la administración de antinflamatorios inmediatamente después
de la lesión, puesto que aumenta el riesgo de sangrado.

73
José Carlos GARCÍA

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Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte
Preparador Físico y Readaptador del Club Atlético de Madrid S.A.D

RECUPERACIÓN LESIONES MUSCULARES

Las lesiones musculares son las más frecuentes en la práctica del fútbol. Su
distribución por regiones anatómicas es :

- Isquiosurales 36%
- Cuádriceps 24%
- Abductores 23%
- Gemelos 18%

Respecto al tipo de afección muscular, los porcentajes son los siguientes:

- Con sobrecarga 29%


- Con contusión 27%
- Con elongación 14%
- Con rotura fibrilar 11%

Siempre intentaremos que el jugador no esté parado a pesar de su lesión


para perder la menor forma posible. Un ejemplo de plan alternativo durante
la convalecencia sería:

- Ejercicios de mantenimiento de la pierna no lesionada para tener referen-


cias ante una posible descompensación muscular. (Mismo que rodilla).

- Complementarios de fuerza (mismo ejercicio que rodilla). Intentando no


realizar ejercicios de inserción baja abdominal.

- Carrera continua suave en caso de contraetura muscular siempre que no se


sobrecargue la zona (si no bicicleta estática). Similar trabajo bicicleta estáti-
ca de tobillo. Entre 8' Y 15'.

"Recuperación de lesiones. Carlos Cascallana. Ed. Gymnos"

75
1ª FASE

Elasticidad
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Ejercicios de la zona sin molestia. De manera progresiva se


aumentará el grado y el tiempo de mantenimiento de la posición
de máxima amplitud.

Potenciación

- Trabajo iso métrico libre. Contracción isométrica = 6” x 5-10 rep. x 5-10


series.

- Concéntrico resistido (con preparador físico recuperador). Intensidad mode-


rada. (3-5 series x 10-15 rep.).

- Carrera continua suave (aumento del ritmo con el transcurso de los días).
Podemos empezar con 3x5' de carrera continua a ritmo lento alternando con
los estiramientos de la zona. Precaución: no se "cargue la zona”.

2ª FASE

Balance muscular

(Si no existen referencias de test de Fuerza Máxima se ten-


drá en cuenta el tono de la pierna no lesionada).

Potenciación (5-10series x 15-20 rep.)

- Concéntrico en máquina de manera lenta y con-


trolada.
- Excéntrico en máquina o resistido. Ejemplo:en
cuádriceps subiendo con las dos piernas y bajando
con la lesionada.

Flexibilidad

- Ejercicios de flexibilidad durante toda la sesión.


- Elongación zona posterior. Mantener posición flexión 2-4 segundos.
Posteriormente pasar a posición de erguido. Variante: disco peso (2-10 kg.).

Aumentaremos el trabajo de carrera continua buscando ganar capacidad


aeróbica en caso de lesión prolongada.

76
3ª FASE

Potenciación muscular

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- Ejercicios en maquina (siempre trabajar también el antagonista.). Tener en
cuenta posible desequilibrio entre las dos piernas para combinar repeticiones
y series con una o con las dos piernas. Al final de esta fase y en función de
la edad terminaremos con fuerza máxima. (3-5 series x 1-5 rep x 90%).

- Ejercicios de multisaltos con vallas a diversas alturas y con


diversos apoyos
(pata coja, 2 piernas juntas, alternativos, triple, ... ).

Según la edad se pueden realizar ejercicios de pliometría


con impulsión (1 sólo salto desde 0,5 metros y 5 saltos hacia
arriba a la pata coja).

- Ejercicios de flexibilidad entre series. Inicio progresivo de


trabajo de gestos con balón:

Conducciones en línea recta - zigzag - giros - golpeas en corto - aumento


de distancia e intensidad de golpeo - 1 x1 - cambios de orientación , llegar a
línea de fondo y colgar balón al área, ... En caso de lesión con recto anterior
habrá que tener mucho cuidado a la hora de golpear balón de empeine.

El trabajo de carrera irá destinado a ganar forma óptima para entrar con el
grupo.

77
Vicente FERRER

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Doctor especialista en Medicina Deportiva

LESIONES ABDOMINALES

Las lesiones abdominales, como su nombre indica, son aquellas que tienen
lugar en el abdomen que es un espacio localizado en la parte inferior del tron-
co, entre el tórax y la pelvis, y que está formado por una pared muscular
(músculos abdominales, lumbares y diafragma) que protege y rodea a las vís-
ceras abdominales (aparato digestivo, hígado, bazo y sistema genitourinario)
y a la columna lumbar.

Estas lesiones son poco frecuentes en el deporte, pero cuando se producen


pueden tener consecuencias graves.

Suelen originarse como consecuencia de traumatismos (no necesariamen-


te de gran magnitud) por caída, golpes, pelotazos sobre el abdomen o por
movimientos forzados. Los deportes que causan mayor posibilidad de lesio-
nes son los deportes de contacto (caso del fútbol) y los que tienen alto com-
ponente cinético (deportes de motor, ciclismo, etc.).

En el fútbol, la mayoría de las veces son lesiones musculares (contusión


muscular, rotura fibrilar, etc.) que afectan a la pared abdominal y tienen poca
importancia, pero ante cualquier traumatismo abdominal hay que pensar en
la posibilidad de que se haya lesionado, al mismo tiempo, cualquier víscera
interna del abdomen.

Dentro de las lesiones de las vísceras abdominales, los órganos que más se
lesionan por orden de frecuencia son el bazo, el hígado y las estructuras del
aparato urinario (riñón, vejiga y excepcionalmente los uréteres).

El bazo está situado en el cuadrante superior izquierdo del abdomen. Los


deportistas que han sufrido recientemente una enfermedad llamada mononu-
cleosis infecciosa, también conocida como enfermedad del beso, presentan un
factor de riesgo más elevado de padecer una rotura del bazo cuando se pro-
duce un golpe violento en la parte izquierda del abdomen. La rotura de esta
víscera provoca hemorragia en la cavidad abdominal con dolor (que a veces
puede referirse al hombro izquierdo), náuseas, sensibilidad y aumento de la
tensión abdominal.

79
Posteriormente, el lesionado puede presentar signos de "shock" con pulso
rápido y débil, palidez cutánea, sudoración y, ocasionalmente, somnolencia e
incluso pérdida de conciencia. El tratamiento es quirúrgico.
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El hígado está localizado en el cuadrante superior derecho del abdomen.


La rotura hepática provoca la salida de bilis y sangre al interior de la cavidad
abdominal que se traduce por dolor y "shock". El tratamiento, al igual que en
el caso anterior, también es quirúrgico.

Las lesiones del sistema urinario asientan principalmente en los riño-


nes, que tras un golpe en la región lumbar pueden romperse, manifestándo-
se con dolor localizado en el lado afectado, que puede irradiarse por el tra-
yecto ureteral hacia la parte inferior del abdomen, y aparición de sangre en
la orina debido al sangrado que se produce. La evolución espontánea de las
lesiones leves generalmente es favorable, y si la lesión es severa y persiste la
hemorragia, será preciso el tratamiento quirúrgico.

Ante todo traumatismo abdominal que presente síntomas y signos de alar-


ma como: dolor abdominal, rigidez e hipersensibilidad abdominal (lo que se
conoce como "vientre en tabla"), náuseas y vómitos, habrá que evitar dar de
beber y comer al lesionado, no dar ningún calmante, ya que, al desaparecer
el dolor podría pensarse de forma errónea que se ha resuelto el problema, y
solicitar ayuda médica o realizar el traslado a un centro sanitario.

Aunque es difícil prevenir las


lesiones abdominales, especial-
mente las producidas por trau-
matismos, se recomienda que
el deportista realice un refuerzo
de toda la musculatura abdomi-
nal, que actuará a modo de faja
protectora, y evitar la práctica
de ejercicio físico durante la
convalecencia de enfermedades
predisponentes.

80
José Carlos GARCÍA

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Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte
Preparador Físico y Readaptador del Club Atlético de Madrid S.A.D

RECUPERACIÓN LESIONES ABDOMINALES

Vamos a exponer una serie de pautas a seguir a la hora de recuperar lesio-


nes de la zona abdominal, enfocándolo desde un punto de vista basado en la
tonificación muscular de toda la cintura pélvica, ejercicios respiratorios y un
acondicionamiento físico progresivo de todas las capacidades implicadas, con
una supervisión médica en todo momento especialmente si ha sido implicado
algún órgano interno.

EJERCICIOS RESPIRATORIOS: Se realizarán princi-


palmente en la 1ª fase de recuperación. (Dr. Parreño.
"Rehabilitación en Geriatría"):

1.- Sentado con las manos en la nuca, coja aire (inspi-


rar) enderezando el tronco y con los codos hacia atrás.
Suelte el aire (soplando) mientras flexiona el tronco y
lleva los codos a tocar las rodillas.

2.- Sentado con las manos cruzadas sobre la parte alta


del abdomen. Inspirar notando como se abomba el abdomen y parte baja del
pecho, soplar empujando un poco con las manos.

3.- Tumbado boca arriba con las piernas dobladas. Apoyar las manos en los
lados del abdomen, a la altura de las últimas costillas. Inspirar al tiempo que
se hinchan abdomen y pecho, espirar y empujar con las manos hacia dentro.

4.- Tumbado de lado con la cabeza


apoyada sobre la mano o un cojín,
piernas dobladas, el brazo libre
doblado sobre el pecho. Inspirar
separando el brazo hacia arriba y
atrás por encima de la cabeza;
soplar bajando el brazo y compri-
miendo en los últimos momentos el
tórax y el abdomen.

81
TONIFICACIÓN DE LA CINTURA PÉLVICA: Los realizaremos siempre que
no exista ninguna molestia. De una manera lenta y controlada, concentrando
el movimiento en la zona a trabajar.
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1. Abdomen sin despegar espalda. Ejecución lenta y


controlada.
2. Idem llevar codo, rodilla contraria.
3. Elevación de pelvis por contracción abdominal.
4. Extensión alternativa de pierna manteniéndose-
tenso entre rodillas y hombros.
5. Apoyado punta pies y antebrazos mantener tenso
el tronco.
6. Elevar cadera hasta estar recto.
7. Idem lateral apoyando pies y antebrazos.

ACONDICIONAMIENTO FÍSICO: Planificaremos el


acondicionamiento físico en función del tiempo de
inactividad. Podríamos realizar tests físicos para
conocer el nivel inicial del que partimos.

Un ejemplo de reacondicionamiento, tras una inactividad de 2 semanas se


basaría en 5 días de entrenamiento con 7 sesiones (Carlos Cascallana,
"Recuperación de lesiones". Ed. gymnos).
2ºd 3ºd 6ºd
Potencia aeróbica 2 sesiones
Aeróbico - anaeróbico 3 sesiones
Fuerza 3 sesiones 1ºd 5ºd 7ºd
Coord. - Gestos dep. 5 sesiones 4ºd
Trabajos complementarios
Recuperador 4 sesiones

_____________________________________________________________
1º día Potencia aeróbica Complementarios 50

2º día Mañana: Aeróbico - anaeróbico Fuerza


Tarde: Coordinación y gestos deportivos

3º día Mañana: Aeróbico - anaeróbico Complementarios


Tarde: Gestos deportivos

4º día Trabajo recuperación

5º día Potencia aeróbica Fuerza

6º día Mañana: Aeróbico - anaeróbico Gestos deportivos


Tarde: Gestos deportivos Complementarios

7º día Gestos deportivos Fuerza

82
Guillermo ÁLVAREZ REY

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Doctor especialista en Medicina Deportiva

LESIONES DE HOMBRO, CODO Y MUÑECA


EN PORTEROS DE FÚTBOL

Las lesiones de la extremidad superior en el fútbol son mas frecuentes en


porteros que en jugadores de campo. Muchas de las lesiones son fruto de caí-
das o contusiones repetidas sobre alguna zona de la extremidad superior. Las
lesiones mas frecuentes a este nivel se localizan a nivel del hombro, codo,
muñeca y mano.

FRACTURA CLAVICULAR

¿Cómo se produce? Golpe directo o caída


sobre el hombro o con la mano en extensión.
Localización: Tercio externo o medio del
hueso.
Síntomas: En una primera inspección la zona
es muy dolorosa a la palpación y esta inflama-
da.
Tratamiento: Consiste en un vendaje en ocho (Foto). La cirugía se reserva
para casos concretos.
Duración: Entre las 3 y las 8 semanas.

ESGUINCE ACROMIO-CLAVICULAR

¿Cómo se produce? Caídas o contusiones directas


sobre el muñón del hombro con el brazo pegado al
cuerpo.
Localización: Zona anterior y superior del hombro.
Síntomas: El jugador presenta dolor al aproximar el
brazo al cuerpo.
Tratamiento: La utilización de vendajes funcionales
tienen un resultado limitado.
Duración: Entre las 4 y las 8 semanas en función del
grado de lesión.

83
LUXACIÓN GLENOHUMERAL

¿Cómo se produce? Puede ocurrir por una caída donde apoya la mano para
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protegerse el cuerpo en la misma o en una colisión fuerte con otro jugador.


Localización: La cabeza del húmero.
Síntomas: El jugador nota como se desencaja la articulación con dolor y
muestra una perdida de movilidad e incluso deformidad externa de la articu-
lación.
Tratamiento: Es importante realizar una radiografía antes de reducir o reco-
locar la articulación para descartar fracturas y otra a posteriori para confirmar
la correcta reposición. A continuación el brazo se debe inmovilizar no por
mucho tiempo (el tiempo es motivo de controversia) pegado al cuerpo para
posibilitar la cicatrización y reparación de las estructuras lesionadas e iniciar
a continuación ejercicios de movilización tempranos y rehabilitación.
Duración: Entre los 2 y los 3 meses en función del grado de lesión.

LUXACIÓN DE CODO

¿Cómo se produce? Caídas o contusiones graves.


Síntomas: Aparecerá una deformidad del codo que se confirmará con la rea-
lización de una radiografía.
Tratamiento: Se realizará una inmovilización con una ortesis (vendaje)
durante unos días en función del grado de lesión para iniciar ejercicios de
movilización precoz.
Duración: Entre 8 y 9 semanas.

MUÑECA DOLOROSA CRÓNICA

¿Cómo se produce? Contusión o golpe directo, un esguince de muñeca


(lesión ligamentosa) o una laxitud.
Síntomas: El deportista se queja de pseudobloqueos dolorosos, inestabilidad
y debilidad de la misma.
Tratamiento: Ante la existencia de rotura de ligamentos se hace necesario
la cirugía para la estabilización de la muñeca.

BURSITIS OLECRANIANA

¿Cómo se produce? Contusión directa.


Síntomas: Abultamiento externo en la
zona.
Tratamiento: Puede realizarse la punción y
aspiración de la sangre poniendo a continua-
ción un vendaje compresivo durante unas
72 horas aproximadamente.
Duración: Entre 8 y 9 semanas.

84
José Carlos GARCÍA

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Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte
Preparador Físico y Readaptador del Club Atlético de Madrid S.A.D

RECUPERACIÓN LESIONES DE MUÑECA

Como continuación del artículo anterior, en esta sección trataremos de dar


unos consejos prácticos para prevenir o recuperar este tipo de lesiones fre-
cuentes en un puesto como el de portero. ¡Esperamos que os sirvan de ayuda!

1. Mantener codo doblado a 90 grados cerca del costado y voltear la palma


hacia abajo. Empujar sólo hasta el limite de mi movilidad y mantenga esta
posición durante diez segundos. Idem en la otra dirección.

2. Brazo apoyado en un respaldo, doblar sus dedos hasta formar un puño


flojo, mueva su muñeca hacia arriba tanto como pueda extenderla y manten-
ga esta posición durante diez segundos. Luego, mueva su muñeca hacia abajo
con lentitud, mientras separa los dedos ligeramente y empuja hasta el punto
de tensión.

3. Apoyar antebrazo en una mesa, poniendo su mano lo más plana que


pueda. Sin mover su antebrazo, deslice su mano en dirección del pulgar hasta
el límite de su movilidad y mantenga esta posición durante diez segundos.
Luego, deslice su mano hacia el dedo meñique hasta el punto de tensión o
resistencia y mantenga esta posición durante diez segundos.

85
POTENCIACIÓN

1.- Coloque su antebrazo sobre una mesa apo-


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yando los dedos justo en el borde. Mantenga


sus dedos flojos; suavemente, presione la
palma de su mano, de manera que pueda sen-
tir los músculos de su antebrazo contraídos.
Mantenga la contracción durante seis segun-
dos; luego relaje los músculos durante seis
segundos.

2. Con el puño flojo, coloque su antebrazo y el


dorso de su mano sobre un lado de la mesa
directamente frente a usted. Presione sus nudi-
llos contra la mesa durante seis segundos,
como si estuviera tocando a la puerta. Luego,
relaje los músculos durante seis segundos.

3. Coloque su antebrazo y su mano sobre una


mesa, apoyándose sobre el lado del dedo meñi-
que, con su puño flojo. Presione su mano, del
lado del dedo meñique, contra la mesa, de
manera que sienta la contracción de los múscu-
los. Mantenga esta posición durante seis
segundos; relaje los músculos durante seis
segundos.

4. Con el antebrazo y la mano exactamente en la misma


posición que en el ejercicio anterior, coloque el dedo
índice de la otra mano sobre el nudillo cercano al pulgar.
Levante la muñeca contra la resistencia de su dedo índi-
ce y mantenga esta posición durante seis segundos.
Relaje la mano por seis segundos.

Rodillo

De pie, con los brazos pegados al cuerpo, doblando los codos hasta que los
antebrazos estén paralelos al suelo. También se puede realizar con los brazos
extendidos hacia delante a la altura de los hombros, ligeramente doblados (se
cargan más los hombros).

Sujetar la barra con la palma de las manos mirando hacia abajo. El peso
estará inicialmente colgando sin enrollar.

86
Movimiento:

Subir el peso, enroscando la cuerda en la zona media de la barra median-

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te el giro de las muñecas, hasta que la cuerda quede totalmente enrollada.
Lentamente, bajar el peso hasta la posición inicial.

EJERCICIOS CON BALÓN

1. Golpear con la palma de la mano


alternativamente, haciendo botar el
balón.

2. Mantener el balón en el aire, por


encima de la cabeza golpeando alter-
nativamente con las palmas de la
mano.

3. idem con los puños.

4. Lanzar balon medicinal contra la


pared, recepcionando con las dos
manos.

5. Lanzamientos con la mano en


largo.

6. Despejes de puños tras pase en


largo del entrenador.

87
David LLOPIS GOIG

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Director del Área de Psicología de las categorías inferiores del LEVANTE UD
Profesor de Psicología de la Universidad de Valencia

EL FACTOR PSICOLÓGICO EN LA PREVENCIÓN


Y RECUPERACIÓN DE LESIONES

Muy pocos futbolistas han logrado escapar a las temibles lesiones a lo largo
de su carrera deportiva. Los más afortunados habrán estado únicamente
apartados de los entrenamientos y partidos algunas semanas. Pero no es lo
habitual. Por ello, los futbolistas son conscientes de que deben aprender a
convivir con las lesiones y las molestias musculares.

Es este artículo exponemos, en primer lugar, la influencia de los factores


psicológicos en las lesiones. A continuación presentamos las diferentes teorí-
as que las relacionan con el estrés. Posteriormente analizamos las reacciones
emocionales más frecuentes cuando se produce una lesión. Por último, expo-
nemos la intervención psicológica que se puede realizar para favorecer la
rehabilitación.

Cómo se producen las lesiones.


Influencia de los factores psicológicos

Son muchos los factores que influyen en la aparición de las lesiones.


Evidentemente los más importantes tienen que ver con aspectos como, por
ejemplo, el elevado número de entrenamientos y partidos en los que se
somete al organismo a importantes niveles de estrés psicofísico. Estos gene-
ran un alto grado de tensión muscular, una gran distensión sobre los tendo-
nes y ligamentos y una excesiva sobrecarga en las articulaciones.

Además de estos excesos, también influyen otros factores como, por ejem-
plo, la superficie de los campos de entrenamiento, la ausencia de un calenta-
miento adecuado antes de los entrenamientos o partidos, la biomecánica del
futbolista, la constitución, la alimentación o la falta de descanso.

Junto a estos factores, como vienen demostrando diferentes estudios rea-


lizados durante las últimas décadas, existen factores psicológicos que tam-
bién pueden ejercer una influencia determinante.

89
En concreto, los psicólogos del deporte J. Williams y M. Ardensen (1998)
han formulado un modelo (figura 1) que establece el papel que realizan los
factores psicológicos en las lesiones. Veámoslos brevemente. Este modelo
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defiende que una situación deportiva potencialmente estresante puede con-


tribuir a que el futbolista se lesione en función de algunas características del
propio deportista y del grado de amenaza que perciba en la situación. De esta
forma, una situación percibida como amenazante aumentará el estado de
ansiedad. Este incremento influirá en la capacidad de concentración o aten-
ción y en la tensión muscular y, de esta forma, aumentará la probabilidad de
sufrir lesiones.

Como podemos ver, el estrés es, por tanto, un factor psicológico muy impor-
tante que influye claramente en la probabilidad de sufrir una lesión. Sin
embargo, no es el único. La personalidad, los antecedentes de situaciones
estresantes y los recursos para afrontar acontecimientos difíciles también
influyen en el proceso de estrés y, de esta forma, en el riesgo a padecer lesio-
nes.

Por otra parte, tal y como afirman Weinberg y Gould (2010) una vez pro-
ducida la lesión, estos mismos factores van a influir en el grado de estrés que
la propia lesión cause y en su posterior proceso de rehabilitación y recupera-
ción. Por estos motivos, las personas que aprenden habilidades psicológicas
como, por ejemplo, el establecimiento de objetivos, la visualización o la rela-
jación, afrontan mejor las situaciones de estrés. Este control del estrés hace
que disminuyan las probabilidades de lesionarse y de que se produzca una
respuesta emocional negativa si sufren una lesión.

90
Conclusiones más importantes de las investigaciones científicas

A partir del modelo anteriormente expuesto y de otros se han realizado

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importantes estudios con deportistas de distintos deportes. La mayoría de las
investigaciones realizadas sobre aspectos psicológicos de las lesiones depor-
tivas coinciden al afirmar, como principal conclusión, que el estrés es la varia-
ble psicológica que más se relaciona con las lesiones. Estos estudios confir-
man que niveles altos de estrés anteceden a un número importante de lesio-
nes. Por ejemplo, en un reciente manual de psicología del deporte (Cox,
2009), su autor, profesor de psicología del la Universidad de Missouri, conclu-
ye que los deportistas con mayores niveles de estrés en la vida diaria expe-
rimentan más lesiones que los que viven con niveles más bajos.

Y en este punto es importante que nos preguntemos por qué un exceso de


estrés favorece las lesiones. Las investigaciones que han intentado contestar
a esta pregunta han dado lugar a diferentes respuestas que podrían clasifi-
carse en tres grandes bloques:

a) El estrés afecta a nuestra capacidad de concentración. Las distrac-


ciones son uno de los peores enemigos del futbolista y cuando se está some-
tido a niveles importantes de estrés, la atención queda afectada, reduciéndo-
se considerablemente el campo visual. Por eso cuando estamos muy nervio-
sos no somos capaces de ver lo que tenemos delante. Además suele incre-
mentarse la cantidad de pensamientos que ocupan nuestra mente que contri-
buyen a aumentar todavía más la distracción. Esto hace que no prestemos
atención a aspectos que pueden producir una lesión como realizar un calen-
tamiento incompleto, pisar mal y torcernos el tobillo o equivocarnos al entrar
a un rival.

b) El estrés aumenta la tensión muscular. Una segunda explicación es la


que tiene que ver con las consecuencias físicas del estrés y como éste suele
ir acompañado de tensión muscular que puede ser generalizada o localizada
en algún punto concreto como la espalda, los hombros o las piernas. Esta ten-
sión, a su vez puede provocar incomodidad e irregularidad en la forma de
entrenar y puede facilitar otras lesiones.

c) Determinadas actitudes sobre el entrenamiento y las molestias


predisponen a lesionarse. Detrás de muchas lesiones o de personas que se
lesionan con frecuencia pueden existir creencias como pensar que “no hay
dolor” o que “si no se sufre no se mejora”. También nos encontramos con
comentarios despectivos hacia el lesionado o la lesión como “ese lo que tiene
es mucho cuento”, “yo tuve lo mismo y seguí entrenando hasta que no pude
más”, “hay que esforzarse aunque se esté lesionado” o “a veces las lesiones
se van tal y como han venido”.

91
Estos pensamientos se traducen en comportamientos que no facilitan la
adopción de medidas necesarias para prevenir las lesiones.
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Estos serían los principales planteamientos que ayudarían a entender la


relación que existe entre un exceso de estrés y las lesiones. De ellos se deri-
va la importancia de que los futbolistas aprendan diferentes estrategias para
aprender a controlar el estrés; algo que ayudaría, junto con otras medidas, a
reducir las lesiones.

Sin embargo, aunque seamos capaces de controlar o disminuir el estrés,


hay que tener en cuenta que otras causas van a estar presentes y, por tanto,
las lesiones se van a seguir produciendo aunque sea en menor proporción. Por
esto es importante analizar cuáles son las reacciones psicológicas que se pue-
den producir cuando se produce una lesión.

Reacciones emocionales ante una lesión

Durante mucho tiempo se ha considerado que las reacciones emocionales


de un deportista lesionado eran similares a las que mostraban las personas
ante la muerte. Siguiendo el proceso de reacción de duelo se afirma que, en
términos generales, cuando un deportista se lesiona se producen una serie de
reacciones emocionales que se pueden agrupar siguiendo su cronología en
cinco fases. En cada una de estas fases predomina una emoción que es la que
le da nombre. Estas fases son:

* Negación. Esta primera fase, se caracteriza por no aceptar que se está


lesionado o por pensar que se trata de una lesión sin importancia y que se
puede seguir entrenando. El problema principal de negar lo que está suce-
diendo, al no aceptar la evidencia, es que el futbolista continúa entrenando
con normalidad, intentando autoconvencerse de que está recuperándose o de
que únicamente necesita descansar un par de días.

Son habituales en esta fase declaraciones como “no me molesta mucho,


puedo seguir entrenando” o “descansando un día se me irán las molestias”.
Esta fase es la más peligrosa ya que en muchos casos la negación de la lesión
la agrava e impide que se tomen medidas lo antes posible. Es una reacción
habitual que exige comprensión por parte del equipo médico así como aten-
ción y vigilancia para su detección.

* Enfado. Se produce cuando el futbolista ya es consciente de la realidad y


se da cuenta que es imposible seguir entrenando en condiciones óptimas. Las
emociones de enfado suelen ir acompañadas de rabia, furia o irritación que
irán dirigidas hacia sí mismo o el entorno. Si el deportista considera que la
lesión se podría haber evitado, los sentimientos de rabia serán mayores.

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* Racionalización de la situación. Cuando han sido superadas las reaccio-
nes iniciales de rabia, ira y enfado, el futbolista empieza a analizar la situa-
ción de forma más racional. Pese a ello, todavía continúan existiendo senti-

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mientos de rabia y autorreproches. Son los momentos en los que el deportis-
ta empieza a planificar el futuro e intenta tomar decisiones que le ayuden a
recuperar el tiempo que va a perder por la lesión. Al tratar de querer recupe-
rar el tiempo perdido se pone de manifiesto que todavía no ha aceptado el
hecho de estar lesionado. El jugador está más centrado en volver a entrenar
lo antes posible que en recuperarse.

* Conciencia de la lesión. Es el momento en el que el deportista acepta que


está lesionado y que debe descansar o realizar la rehabilitación prescrita. Ya
es consciente de que va a estar un tiempo apartado de los entrenamientos y
partidos. En esta fase predomina el decaimiento anímico y la incertidumbre
por el tiempo que necesitará para recuperarse. Acepta su situación y sus
esfuerzos se concentran en lo que tiene que hacer.

* Aceptación. Es la fase en el que el futbolista ya ha aceptado que está lesio-


nado, se ha recuperado anímicamente y se concentra en la recuperación.

Como decíamos, durante mucho tiempo se ha propuesto que el lesionado


pasaría por estas etapas. Sin embargo, los datos recogidos en diferentes
estudios han matizado el itinerario descrito. Lo que se ha visto es que algu-
nos futbolistas, pueden estar mucho tiempo en una fase y otros pueden pasar
rápidamente de una a otra y aceptar la situación el mismo día en que se pro-
duce la lesión. Estas reacciones van a depender de aspectos como la historia
previa de lesiones, la gravedad y tipo de la lesión, las causas, el momento de
la temporada en que se producen, el nivel de implicación del deportista en el
proyecto deportivo, el apoyo que recibe, la presencia de otras situaciones
estresantes, sus características psicológicas y su edad o experiencia.

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En la actualidad, tal y como afirman Weinberg y Gould (2010), los psicólo-
gos del deporte recomiendan que las respuestas típicas a las lesiones se con-
sideren de una manera más general y flexible ya que, como comentábamos,
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las personas no pasan por todas las fases en el orden establecido.

Sin embargo, es probable que los deportistas lesionados presenten diferen-


tes respuestas que se pueden agrupar en tres categorías generales (Udry y
cols., 1997):

• Procesamiento de la información relacionada con la lesión. El depor-


tista recaba información de la lesión que padece, es consciente de su magni-
tud. Intenta conocer cómo sucedió y reconoce sus consecuencias negativas y
los inconvenientes que le causan.

• Trastorno emocional y conducta reactiva. El deportista puede sufrir


emociones intensas y fluctuantes. Puede sentirse emocionalmente vacio y
experimentar sentimientos de aislamiento y desconexión. En ocasiones puede
encontrarse en estado de shock, negación o autocompasión.

• Expectativas y estrategias de afrontamiento positivas. Se produce


cuando el deportista acepta la lesión y la afronta. En estos casos se esfuerza
por superarla y mantiene una actitud adecuada. Es optimista y experimenta
un alivio al sentir que progresa.

Además de estas posibles reacciones psicológicas, existen otras que se


recogen en un reciente trabajo Weinberg y Gould (2010) siguiendo a Petitpas
y Danish (1995):

• Pérdida de identidad. Para algunos deportistas estar lesionado supone


perder una parte importante de sí mismo. De esta forma su autoimagen se
ve afectada.

• Miedo y ansiedad. En ocasiones los deportistas lesionados sienten dudas


sobre si se recuperarán o si se volverán a lesionar. También están preocupa-
dos por su puesto en el equipo y por quien va a ser la persona que juegue en
su puesto.

• Falta de confianza. Las lesiones pueden conllevar pérdida de confianza al


producirse un deterioro físico. Esta falta de confianza puede implicar desmo-
tivación y afectar al rendimiento deportivo.

• Disminución del rendimiento. En ocasiones, el deportista tarda en vol-


ver a recuperar el rendimiento deportivo que presentaba antes de la lesión.
Los miedos, la falta de confianza y el tiempo perdido propician una disminu-
ción del rendimiento.

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Así pues, la mayoría de deportistas que se lesionan presentan algunas emo-
ciones negativas pero la gran mayoría tiene suficientes recursos para afron-
tarlas. Sin embargo, en ocasiones algunos experimentan grandes dificultades

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para afrontar esta situación. Las señales que nos deben ayudar a detectar que
el proceso no es el adecuado son (Petitpas y Danish, 1995):

• Sentimiento de enojo y confusión.


• Obsesión con la fecha en que van a poder volver a jugar.
• Negación.
• Retornos reiterados demasiados rápidos y las consiguientes lesiones
nuevas.
• Alardes exagerados acerca de logros anteriores.
• Obsesión sobre síntomas físicos menores.
• Sentimientos de culpa por no cumplir con el equipo.
• Alejamiento de los seres queridos.
• Oscilaciones rápidas del estado de ánimo.
• Afirmaciones que indican que el deportista piensa que, se haga lo que
se haga, la recuperación no se producirá.

Intervención psicológica en la rehabilitación de las lesiones

Ya se ha señalado que los factores psicológicos desempeñan un papel


importante en la incidencia y prevención de las lesiones así como en la pos-
terior rehabilitación. Por ello, para poder ayudar al deportista lesionado en su
globalidad en importante disponer de un modelo de intervención que recoja
también las variables psicológicas.

En este sentido Bueno (2010) presenta las principales estrategias y técni-


cas psicológicas que los psicólogos del deporte pueden aplicar para hacer
frente a las demandas que los deportistas lesionados les van a platear. A con-
tinuación presentamos las necesidades más importantes y el trabajo psicoló-
gico que se puede realizar (Bueno, 2010):

• Control de las respuestas emocionales


relacionadas con la lesión. En esta fase, el
trabajo psicológico deba ayudar al deportista a
evaluar racionalmente las situaciones de estrés
y a controlar el nivel de activación. Para ello va
a ser muy importante que el deportista apren-
da a detectar los pensamientos disfuncionales y
a sustituirlos por alternativas de pensamiento
más racionales y adaptativos.

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• Problemas relacionados con la motivación y la confianza respecto a
la rehabilitación. En ocasiones los problemas del deportista lesionado están
relacionados con el incumplimiento de parte de las tareas de rehabilitación.
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Hay que tener presente que la rehabilitación suele suponer esfuerzos eleva-
dos a corto plazo que, especialmente en los primeros momentos, no produ-
cen beneficios que los compensen. En estos casos es importante dotar al
deportista de información sobre su lesión y el tratamiento, utilizar matrices
de decisión para analizar los costes/beneficios de sus acciones, establecer
objetivos a corto y medio plazo y posibilitar que conozca las opiniones de
otros deportistas que han sufrido lesiones similares y las han superado satis-
factoriamente.

• Optimización del rendimiento en las tareas de rehabilitación. En


estos casos Bueno (2010) recomienda la utilización de estrategias que ayu-
den a mejorar la comunicación con el equipo médico. También es importante
el uso de técnicas que ayuden a predisponer al organismo a realizar las tare-
as de rehabilitación como puede ser el biofeedback, alguna técnica de relaja-
ción mental, la visualización o las autoinstrucciones.

• Utilización del tiempo de inactividad. Una lesión supone un cambio


importante en el tiempo libre de que va a disponer el lesionado. Elaborar un
plan para aprovechar el tiempo puede ayudar a incrementar las emociones
adecuadas y a evitar las perjudiciales.

• Preparación para la vuelta a la competición. La vuelta a los entrena-


mientos y las competiciones
puede suponer una fuente
estrés para el deportista. Es
importante reforzar sus habili-
dades para hacer frente al
estrés que le puede provocar
su vuelta a la vida deportiva.
En este sentido, es importante
que comprenda y acepta el
nuevo rol en su equipo puesto
que se pueden haber produci-
do variaciones en su ausencia.
También debe controlar las
expectativas sobre su rendi-
miento y prepararse para reci-
bir el impacto de las opiniones
de los demás.

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Conclusiones

Las lesiones son frecuentes entre los futbolistas y tienen un impacto psico-
lógico importante en los que las sufren. Como han puesto de manifiesto dife-
rentes estudios el funcionamiento psicológico influye en la prevención y en la
recuperación de las lesiones. Los deportistas y sus entrenadores deben cono-
cer el modo en que el estrés influye notablemente en el riesgo a lesionarse.

Además, una vez producida la lesión, ésta va a provocar un impacto psi-


cológico sobre el deportista. Conocer cuáles son las manifestaciones emocio-
nales más habituales ayuda a entender el estado psicológico del deportista y
a comprender sus necesidades. En ocasiones, las emociones que se experi-
mentan durante el proceso de recuperación no son las adecuadas para que se
produzca una adecuada recuperación.

Por la importancia que el componente psicológico tiene en las lesiones es


necesario que su rehabilitación contemple también los factores psicológicos.
En este sentido es importante ayudar al lesionado a que regule su respuesta
emocional, a que mantenga la motivación en relación a las tareas de rehabi-
litación y que se prepare mentalmente para su vuelta a los terrenos de juego.
No debemos olvidar que cuando un futbolista sufre una lesión física también
sufre una lesión psicológica.

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