0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
51 vistas2 páginas
La oración le pide a Sealiah, el motor de todas las cosas, que lo ayude a derramar sus virtudes de forma útil para la obra del Eterno y no de forma indiscriminada. También le pide que a través de él puedan encontrar su plenitud aquellos movidos por el servicio y que gracias a su acción madure la buena simiente. Por último, le pide no excederse con su temperamento y actuar siempre al unísono del latir cósmico para que todo encuentre su perfecta órbita.
La oración le pide a Sealiah, el motor de todas las cosas, que lo ayude a derramar sus virtudes de forma útil para la obra del Eterno y no de forma indiscriminada. También le pide que a través de él puedan encontrar su plenitud aquellos movidos por el servicio y que gracias a su acción madure la buena simiente. Por último, le pide no excederse con su temperamento y actuar siempre al unísono del latir cósmico para que todo encuentre su perfecta órbita.
La oración le pide a Sealiah, el motor de todas las cosas, que lo ayude a derramar sus virtudes de forma útil para la obra del Eterno y no de forma indiscriminada. También le pide que a través de él puedan encontrar su plenitud aquellos movidos por el servicio y que gracias a su acción madure la buena simiente. Por último, le pide no excederse con su temperamento y actuar siempre al unísono del latir cósmico para que todo encuentre su perfecta órbita.
Cuando digo: ¡Mi pie vacila!, tu bondad, ¡Oh Eterno! me sirve de apoyo. SEALIAH: Señor, me encuentro maduro como un Sol que necesita derramar su simiente por el universo y debes ayudarme para que de mi no se desprendan las virtudes indiscriminadamente,sino que salga tan sólo de mi esfera luminosa aquello que es útil al discurrir de la Obra del Eterno. Haz Señor SEALIAH, que a través de mí puedan encontrar su plenitud los que están movidos por un afán de servicio, y que gracias a mi acción madure la buena simiente. No permitas, ¡Oh SEALIAH!, que mi temperamento se exprese con exceso, que no sean demasiado tórridos los veranos, ni demasiado fríos mis inviernos. Permíteme, Señor, actuar siempre al unísono del latir cósmico, y que todo encuentre a través de mí su perfecta órbita, su perfecta línea de Universo”.