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‘ISBN 978-84-15295-88-4 5 Para una didactica in perspectiva de génera Ana Maria Bach (coordinadora) (Con vistas a una cdéctca oon perspectiva de géneo, esta obra, escta por docemy tes invesigadores especialzados,pretonde promover la reflexion sobre lo femenho y 'o masculno en el émbto educatvo, Los desaios dentro de las aula, a pesarde ‘ot lo que se ha avanzado en materia de género, ain exsten y no son poops, Loe ‘storeotpos y ls preulcios dela sociedad actual siguen repraduiendo modelos {que enoubren ynaturaizan numaccsas rismos) “25 publicidad antiguas, macisas, xen {obs ydesbicads". Diario Resa, 20/1/2014. Disponible en fhitpive. liatiovegistiado.comsociedad/85803, 25-publiidads-antiquas-machistas ~enofobas-ydesubicadas Mtl] Young, LM. (1992). "Marxsmo y Fem remo: mas all del ‘mation nkel (una critica al sistema vl)" Cito por Asal, iio 2.N" 4 pp. 40-56. Capitulo 2 jAndé a lavar los platos! Androcentrismo y sexismo en el lenguaje ‘Mabel Alicia Campagnoli" i sexsmo quis tines maf alld ene lerguoje Sin ugera dudes, est sistema een el cual mayormente pred: mina es etereotpesvadietonces extents enero al ger “senso ademds este pineal protagontsta del problematic que seanureia ala tera de evan os comportamientos ase: rminativos ysis. (anessa jah Cate! Lehn, 2008. en Comunicacion & Cero) 1. Introduccién I proceso de enseianza-aprendizaje es una instancia ineludible de repro- dccién del lazo social y sus naturalizaciones. En consecuencia. se trata de un lugar donde se institucionalizan sentidos y se produce la construc- cin social de las subjetividades. Por ello, reuitaimprescindibe contar con hesramientas que contibuyan a participarrellexvamente de dicho proceso para poder promover imovaciones de sentido. Enel marco establecide por el abordsje de este libro. el foco est puesto en la dimensiGn sexo-genérca De all laimportancia de acercar a docentes y alumnasfos de profesorado algunos recursos de sersbiizacién en tal perspectva.? Con esta mirada se | ProfesoraenFlsoay mayer en Anslisis del Dicuro po a Facultad de osafia y Letras de la Universidad de Buenos Altes (UBA); mister unwesitario en Perspective Feminista cel reac el PesarientoCientficey Construcén de a Sociedad por la [Universidad Pabio de Olande(UPO) (ep: dotaranda en Investigaciones feminstas (UPO} ydocente e investigator (UBE-UNL), 2. Si bien en el apartado 32. se trata espeTiamente la cuestidn del pla mazcaino sealara que a postura sostenida en este capitulo esl e visblzar ant el géero femenino como el masciline. Se sume ademas. en primer gael femenina porque da ‘cuenta. de a denidad da autora (oro que se ere a Ferma “aos En tetera Parte de! teat. se preblematiza esta cuestin e ineluse se da cuenta de que masculina Yyfemanina no son las deat enidaes sexo-gentcas posible, De todos mado, en funcin de aplizar la que puede ser una primera aprasiacin ol temic, eto == ranted en la opin nada $59) desarrola el presente capitulo. que comienza por conceptualizaciones sobre patriarcado y luego se detiene en sus efectos simbblicos de androcentsismo yy de sexismo, Es deci, brinda una concepcién del imaginario social y de las Felaciones de poder que permiten vsibilizar la dimensién sexo-genérica de estas. En este sentido, hace posible detectar la produccion de dominacién hacia las mujeres y hacia otras identidades sexo-genéricas subalternizadss, En funcién de ello, da cuenta también de una concepcién dindmica del lenguaje, que se considers parte de la accién formadora de lo social y no lun mero vehiculo, lo que permite comprender el papel activo que tiene en la generaciém de subjetividades a través de una perspectiva performativa. El tecortido propuesto, entonces, brinda elementos para sensibilizarnos en la Aeteccién de efectos lingiisticos discriminadores: especialmente. de los que tienen sesgos androcéntricos y sexistas,términos que también se aclaran en el desarrollo, Los conceptos que se presentan en este capitulo los efectos de sentido {que se busca develar son de rlevancia para el ejrcicio de la docencia en cual ‘uiera de sus dimensiones. De ningin modo resultan exclusivos del 4mbito de la ensefianza dela lengua, en la medida en que los procesos de formacién profesional generan. en cuanto procesos formativas, subjetividad. Teniendo en cuenta esta construccién permanente de subjetividad. se debe revisar el cuidado en las interacciones y la sensibilizacién sobre las perspectivas de ‘uestras representaciones, en especial, as sexo-geneéricas. El capitulo tematiza, en primer lugar, el patriarcado en varias de sus dimensiones y complejidades, haciendo foco en el carécter violento de su estructura y en el aspecto invisible de dicha violencia. En segundo lugar, se.conceptualiza el lenguaje en su dimension performativa,relacionado con la ‘generacin de violencia simbélicay la produccién de subjetividades. En tercer lugar. se describen el androcentrismo y sus efectos inglisticos. En cuarto lugar, © exponen el sexismo y sus efectos lingbisticos. En quintoy dltimo lugar se proponen estrategias y actividades de visualizacin y sensibilizacién, 1 2. Concepciones del patriarcada Gracias alas teorizaciones feministas que durante el siglo XX resignfi- ‘caron el concepto de patriarcado,” contamos con una lente estructural para percibir las elaciones de poder entre los sexos, para analizar los procesos 3 Aguas teferencias elscas para este apocte conceptual se encverton en Mlle (1995 168): Anors(985) tome (90) tatenan (988; Wace! (o5l} yee (198): a enn aatatnamas wo basa, C929 60.4 capitulo por los que se establecen de mado jerdrquico y para disefar estrategias de cambio en la sociedad, 2.1. Patriareado como politica sexual A fines de i décata de los sesenta, ene marco dela llamada segunda ola de feinismo,* Kate Millet publcé en Estados Unidos Politica Sexual, donde introdujo una defncian de politica que permite pensarl estrictamente como produccién de relaciones de dominacin; es decir. como el conjunto de rela- ciones y compromisos estructurados de acverde con el poder, en virtud de fos cuales un grupo de persenas queda bajo el contol de otro grupo (Valerce, 1991: 141). En este sentido, la politica sexual aude al establecimiento de la daminacién del colectvo de mujeres por parte del colectivo de varones y constituye la definicin de patrarcado para la autora Por lo general, cuando se intenta naturalizardicha produccin,o sea cuando se pretende quital el caricterhistrico y paltco ala dominacién, se lo hace sobre la base de argumentos que apelan ya a la biologi. ya a la economia. Ahora bien, en cuanto institucionalizacion de la daminacién ‘masculina sobre mujeres nifas y nifios, ef patriarcado no implica que las ‘mujeres no tengan ningtn tipo de poder. Por el contario, ese tipo de domi- nacién sexual funciona a partir dela eficacia de distibuir roles y funciones, de modo que el control cue implica dicha dominacin pase desapercibido. Fsto sucede debido a la articulacién de dos niveles en las rlaciones de dominacin: el institucional y el subjtivo. Con nivel institucional nos telemos aque esta relacin es ejercia pore colectivo de varones a tavés de insttuciones que se han forjado socialmente de acuerdo con el canon de Uo hegeménicarente masculin. En est sentido las pautas, los valores, las reglas de consttucin dels espacios sociales estén conformades en cave masculina. Esto signitica que las dos instituciones principales que caracte tizan los espacios modemos piblcoy privado, Familia y Estado,’ expresan ta dominacién masculine, al apropiarse especialmente de la libertad de las mujeres mediante distintas estategias. 4 Seconsera spun oa dl eminisma la qu 2 pati de medias del siglo XX promuave 4 partir dela obtenein de igual formal entre losses, un canbio alo potvones ultraes. st avert ora ema lo personales poco, que implica defender la peciiedad del cuerpo mena junta con la iqualded de derecho. Mientras que It Per ola se concent en busca Ia ncusin en el cden del derecho, para que lis mujeres alanzaan la gad wepecto de los varene en todas ls eyes: epesaimente cl jefe obtener Ia candin de eudadanas. Ver Moka Pett (1984) 5 Los ttiminos Estado y Familia aparecen con maydseula porque aluden al eater inettucoral de estos Mabe! Alia Campagna # 61 Desde e! Estado. segiin la época, se ha establecido el carécterjuriico de minoria de edad para las mujeres, se han restringido sus posiblidades de ejercer la ciudadanta o de recibir educacién, y se ha prohibido el acceso a estrategias eficaces de anticoncepcién. por ejemplo. Sin embargo. esas res~ ‘riceZones no suelen ser presentadas como mera expresién de arbitrariedad, sino que se basan en argumentos que aducen el propio bien de las restringidas ‘que en general se asocian ala adecuacién de los roles de esposa y de madre ‘como esenciales Desde la Familia, a su vez, las condiciones de dominacién vienen pautadas por el contrato de matrimonio que fundamenta esta institucién y que. en principio, fue un contrato paradjico, ya que en él se pactaban una jerarquia y ‘una tutela consentidas, antes que una paridad legal. A pesar de las distintas reformas jurdicas que este ha recibido a lo largo de tiempo y que distan de set ‘completas. el espacio que dicho contrato habilita presenta im anudamiento de mltiples dimensiones: econ émicas, picol6gicas, sewuales, etcétera Al nivel institucional de la dominacion masculina, expresado a partir de las instituciones Estado y Familia, se earticula el nivel subjetivo, que refuerza tf caracter invisible dela dominacién, Por ejemplo, dado que as instituciones hhegeménicas definen lafeminidad como vulnerable, la proteccién paternalista hacia las mujeres aparece como una actitud adecuada y no como un intento de control que atenta contra el ejerccio de la autonomia por parte de las ‘mujeres. Del mismo modo; confinar sus funciones al Smbito de la familia se ve como un recurso fundamental del poder de las mujeres, antes que ‘como un socavamiento de este. Este nivel subjetive refiere a la construccién sociahistérica de las subjetividades, a la produccién de sujetos y ala trama cotidiana de sus vinculos. Es lo que se piensa no solo como perteneciente al ambito de fo privado, sino més allegado al plana de lo intimo y. portal ‘motivo, irelevante para un andlisis sociopolitico. Justamente, el modo de entender el patriarcado que aqui estamos esbo- z2ando, a partir de los lineamientos de Kate Millet, permite comprender que pblico y privado no son espacios divorciados, sina mutuamente entrelaza dos. fm consecuencia, el hecho de presentarlos como separados forma parte de las estrategias de la dominacién. Le quita dimensién politica al Ambito familiar y todo lo que en él se encierra: fundamentalmente. en lo que wes pecta a fos usos de los cuerpos, el eerccio de la sexualidad. la trama de las subjetividades y las emociones, el aprendizaje de roles... Por esta razén, un ema clave de los feminismos de la sepunda ola fue el enunciado lo personal «es politco, que visbiliza la imbricacién piblica-privado y permite desmontar las opresiones del mundo intimo: en especial, las que se tejen en los vinculos afectvos y las relaciones de pareja 62 captuto2 Una importante consecuencia en este sentido fueron las luchas feminis- tas por la apropiacién de los cuerpos de las mujeres como base del respeto por su autonomia y la apertura del trabajo microisico de critica sobre las posiciones subjetivas ala luz de los grupos de concienciacién® Esto permi- tid denunciar la violencia sexual dentro del matrimonio, dstinguir iferen- tes dimensiones respecto de la violencia, abrir otras posibilidades para la cexploracion sexual en les mujeres, tear estrategas para lograr el acceso ala anticoncepcién, especialmente en lo que rliee a la préctica legal y segura del aborto, legitimar sewalidades disidentes para las mujeres. Ese trabajo microfisico fue articuldndose en estrategias politicas propositivas para lograr en algunos paises, seg las coyunturas histérico-polticas, translormacio- nes juridicas especificasy reconocimiento del impacto social de cuestiones invisibilizadas en la privatdad. De este modo, las lucha feministas ofrecieron diversas herramientas para ccomprender que el patriarcado dispone de sus propios elementos politicos. econémicos,ideokigicos ysimbélicos de legitimacién y que su permeabilidad escapariaa cualquier frontera cultural o de desarolo econémico. El concepta de patriarcado remite al carécter estructural de las relaciones de poder y revela,en particular, s1 dimensi6n sexual Al mismo tiempo. tal enfoque estructural habilita dos dimensiones de andlsis: una macro, vinculada con Jo que hemos descripto como nivel institucional: otra mero, relacionada con lo que presentamos como nivel subjetivo. En este sentido. ef patriarcada ‘no corresponderia solo a una estructura politica premoderna, sino que se articulara en el presente a través de diversas conformaciones econ6micas y sociopoliticas. El sertido feminista del concepto de patriarcado habilta Fa consideracin de que, incluso en la modernidad y hasta el presente, las sociedades contindan constituyéndose de mado patiarcal” 2.2, Patriarcado como doble contrato: social y sexual Esta concepcién implica cuestionar la versin iustrada dela filosotia politica consagrada (Kant, Rousseau). paral cul el enloque contractualist 6 Los grupos de conceneaidn ean pequeios grupos de mujeres en los que “ee rtabs de buscar un discus desde ls mujeres, sobre las mujeres pra lat murs de ea rnocerseen él. La ea qu guaba este cbjetivo era lade que las mujeres Rabin estado pensadhs, hoblaes,reperentoda> desde los vanes: se buseaba un posiconamients| como mujeres desde un ugar de mujer. Dado que ee punta de interplaén nea Mbla ‘isto, habia que crealo™(Campagnol, 1988: 155-15). 7 lgunoe evestionsmielos al ercter universal elated yeu eect de atmo Ida se encuentran en Rr (1958), Scott (1990), Santa Cru, Bach, femeniss, Gane 1 Feu (1999), Mate Alia Campagna # 63 ‘acional y universal acababa con las jerarquias patrarcales que se rian disol viendo paulatinamente a medida que avanzara el progteso de la moderni- dad en todas las sociedades. Una autora que contribuye especialmente a comprender de qué modo esa tecrizacién contractual moderna convivird ‘on el mantenimiento de las jerarquias patriarcales o con la resigificacién de estas en formato moderno es Carole Pateman, a partir de su concepcién del contrato sexual. La autora. mediante una lectura erica de fos filésofos ilustrados contractualstas, devela que en sus caracterizaciones del contrato social se encuentra implicita la de un contrato previo, condicién de posibi- lida det social: el contrato sexual. En este sentido, el contrato social puede ser un pacto entre pares, en el marco de los ideales de libertad, igualdad y fraternidad, justamente porque los fates, en su condicién de tales, pactaron Previamente excluir a las mujeres del acceso ala ciudadanta a través del con- trato sexual, Este develamiento permite comprender que las dos instituciones {que representan os ambitos piblico y privado, legitimados desde el discurso ela ilustracin se fundamentan en sendos contratos; es deci, el Estado en. el contrato social, fa Familia en el contrato sexual. De este modo. el Ambito de la horizontalidad contractual rige lo pdblico y sus instituciones, donde los brazos normativos del Estado son el Derecho y las Ciencias. El imbito verticalsta patriarcal prima en lo privado y atraviesa la supuesta division de espacios y los mods en que las distintas jerarquias de poder permean {os supuestos igualitarios y universalistas de lo piblico: sexo, clase, eta, eligi... De esta manera a politica sexual develada por Millet aparece legitimada a través de esta compljizacién conceptual, que permite comprender la vigencia de las miltiples jerarquias sociales a pesar de los visos formales y juridicos de horizontaldad en el Ambito piblico, O sea, cada uno de estos contratos funda dos regimenes de orden diferente: el de contrato a secas —paridad, mbito pablico— y el de estatus —vertcalidad, ambito privado— (Segato, 2003). Ambos se encuentran en tension y en cada momento sociohistérico presentan un equlibro inestable. Se trata de dos regimenes irreductibes, en {que uno se perperiaa a sombray er las grietas del otro. Asi. “la condicion de iguales que hace posible las relaciones de competicién y alianza entre pares [contrato] resulta de su demmostrada capacidad de dominacién sobre aquellos que ocupan la posicién débil de a elacién de estatus” (2003: 14). Segin la cita, la paridad caracteriza el eje horizontal del contrato social, ‘mientras que la jerarquia es la cualdad propia del ej vertical de estatus, cuya versién sexual viene legitimada por un contrato especial en la perspectiva de Carole Pateman, 64 © Capitlo2 2.3. Patriarcada como forma histdrico-social def sistema de sexo/género Tal como venimos presentando, la clarificacién conceptual sobre el patviareado podria lleva: a pensar que este es inevitable, dada su permanen- cia en el tiempo y su earécter. en principio. universal, En funcién de contra- rrestar este electo indeseable del concepto, Gayle Rubin propuso sustiturdo por el de sistera de sexa/génera para que no se perdiera de vista la cualidad historica del patriarcado: -». toda sociecad tiene algunos mods sisternticos de tratar el sexo, el género y las criaturas. Esos sistemas pueden ser sexualmente igualitarios, por lo menos en teoria, o pueden ser “estratificados por género". como parece suceder con la mayoria o la totalidad dels ejemplos conocidos, Peroes importante —aun frente 2 una historia deprimente— mantener fa distincion entre la capacidad yy la necesidad humana de crear un mundo sexual y los modos templricamente opresivos en que se han organizados los mundos sexuales El término patriarcado subsume ambos sentidas ala vez. Sistema de sexo(género, por el contrario, es un tésmino que se rellee a ese campo indicando que en él la opresi6n no es inevitable, sino que es producto de las relaciones sociales especficas que lo corganizan (Rubin, 198: 26)." En consecuencia, esta postua nas permite comprender que el patrarcado es una forma histérice-socal del sistema de sexo/género, A la vez, tal historicidad se expresa en las modalidades especficas con que este se mani- fiesta en diferentes sociedades. La perspectva de Gayle Rubin tiene la ventajaadicional de proveer una nocién feminist del género que sera util para analzar la construccién his- térico-poitica dels relaciones de poder entre los sexos. en general, y dela produccin cultural de identidades de género masculinas y femeninas, asen- tada en la base bioldgion-natural de los sexos varén y mujer, en particular Pues, con el concepto de sistema de sex/género, se aude a un conjunto de disposiciones segdn las cuales la materia prima biol6gica. tanto del sexo como de a procreacién humana, estéconforrnada por la intervencién social Ye ve satisfecha de forma convencional (Rubin, 1998: 26) En su caracterizacin la autora también aftade el modo heteronormativo del funcionamiento de este sistema, a aclarar que el géneto no es solo una identfcacién con un seo: ademas implica crgirel deseo sewal hacia el otro {texto oigina ening ede 1975, ver doe completo en lito Rubi, 1958), Nabe! Alicia Campagna # 65 ‘sexo. En su perspectiva entonces esté presente lo que otras autoras deno- minaran heterosexualidad obligatoria (Adrienne Rich, 1980), pensamiento heterosexual (Monique Wittig, 1980), y matrig heterosexual (Judith Butler, 1989). En este sentido, su conceptualizacién permite no solo visibilizar y analizar la produccién de la jerarqufa entre varones y mujeres, sino incluso la violencia implicada en la necesidad de tener que asumir una identidad de agénero coherente, permanente y estable: Nosotras no solo estamos oprimidas como mujeres: estamos opti- ‘midas por tener que er mujeres, u hombres, segin e caso Fl suetio {que me parece mas atractivo es el de una sociedad (..) en la que la anatomia sexual no tenga ninguna importancia para lo que es unl persona, lo que hace y con quién hace el amor (Rubin, 1998: 63) 24, Patriarcado como estatus de génoro Como vimos mis arriba, el modo en que Rita Segatoaticula los dos con tratos (social y sexual) caracterizados por Carole Pateman hace que cada uno de ellos legitime dos modalidades de funcionamiento que hasta el momento denominabamos como ébito pablco y Ambit privado,respectivamente or un ldo, erégimen del contrato a secas, caracterizado por la patidad: por ‘oto lado, el del estatus, de indole vertical En esta perspective, patriarcado sel nombre que recibe el orden de estatus en el caso del pénero. La perma nencia activa del vericalisme premodero para cuestiones que no se zanjon por el contrato, pero que le condicionan, lleva, de acuerdo con estas autoras, el nombre de patrarcad; representado por el contrato sexual para Carole Pateman y pore status de género para Rita Segato De este modo, patrarcado hace eerenciaa una estructura de relaciones entre poscions jerdquicament ordenadas que tere consecuencis en el nivel observable, pero que no se confunde con ese nivel factico: sus derivacio- nesno son lineal, tampoco se ve causalmente determinadas ison sie pre previsibles. Asi, la esfera horizontal de la ley es concebida como regida por el orden del contrat, mientras quelaesferadelacostumbre es entendia como regs po el orden deestatus y, por lo tant, en gran medi nema ala presi del contrat jurdico moder sobre ell (Segato, 2003: 17) El patrarcado es entendido,entonces, como pettenecendo al estrato ‘simbélico que conduce los afectos y distribuye valores en el escenario social. La posicin de patriarcaes una posicida en el campo simbelico, que se ‘transpone en significantes variables en el curso de las interacciones socia- les Por esta ran, el patircado es, al mismo tiempo, norma y proyecto 664 captulo2 de autorteproduccién y, como tal, se hace visible a una mirada atenta a las relaciones de poder. En este sentido, el patriarcado es no solamente la organizacién de ls estatus rela- tivos de los miembros del grupo familiar de todas las culturas y de todas las épacas documentadas, sino la propia organizacién del ‘campo simbélico en esta larga prehistoria de la humanidad de la cual nuestro tiempo todavia forma parte. Una estructura que fa y retiene los simbolos por detrés de la inmensa variedad de ls tipos de organizacin familiar y de uniones canyugales (2003: 151). ‘Ahora bien, fas transformaciones en el orden simbilico se asientan en la ‘materialidad de las luctas poiticas. Los conllictos histéricos tramitados por los mavimientos sociales su impacto en la transformacién de las précticas sociosexvales lberan paulatinamente Ia fijaciin ideolégica en el dimorfismo anatémico, con lo que empiezan a ser percibidos como lugares abiertos al transito de los sujetos. Pero para que esto resulte en una transformacion efective del mundo, serd importantisimo hacer prolifer formas de simboli zacién de estos trénsitos y de esta ciculacién, inscrbitlos en el patrén discursivo de la cultura. Cuanto mas énfasis pongamos en los significantes expresivos del trénsito y de la movilidad de .género, mas préximos estaremas de un mundo capaz de trascendet [a prehistoria patiarcal (2003: 16). Nos interesa trabajar esta dimensién simbilica del patriarcado que esta todavia activa, pues su zomprensién resuitard especialmente productiva para revisar las pricticas pecagogicas y generar otras incripciones cultural. De ahi que la dimensién simbélica del patriarcado como estatus de género sea df elemento que trataremos a continvacién para entender, en particular, su eficacia, expresada a través de una violencia invisible y tramitada a partir de tuna institucion particular el fenguaje. La relacin entre patriarcado, lenguaje yy violencia permitiré detectar efectos simbblicos especifcos, asi como tam- bién generar estrategias de desacomodamiento, 3. Orden simbélico patriarcal y violencia moral Como vimos en el apartado sobre patriareado, este concepto se aplica a dos cuestiones. Por un lado, est la faceta estructural, relacionada con la produccién social del poder entre los sexos. que abarca todos los érdenes iinsttucionales —condensados en Estado y Familia—, donde tonvergen las dimensiones de vinculas horizontales (contrato) y veticales (estatus). Por abel lia Campagna # 67 cro lado, se observa la cvestion mas particular del estatus de género. que atiene 2 la produccin de a jerarquia masculino/femenine al largo de toda la tama sociopolitica y en intereacién con otras producciones de estatus (Gtnicas. eligosas, de clase, sexuales.etéreas). A deteneznos en el orden simbelico patiarcal lo hacemos en las mi: tiple operaciones que tienden a preservarel estatus de género y que, en rue entre la dimension horizontal y la vertical del patriarcado, generan recesariamente una violencia estructura: es deci: [un] canjunto de mecanismos legitimados por la costumbre para garantizar el mantenimiento de ls estatus rlativos entre los tr iminos de género, Estos mecanismos de preservacin de sistemas de estatus operan también en el control de ls permanencia de jerarquras en otros érdenes;como el étnico, el de clase el regional yyel nacional (2003; 107) La perspectiva de Rita Segato permite comprender que el fenémeno de la violencia emana de larelacién entre los dos ees vinculares interconectados, El horizontal, formado por términas vinculados por relaciones de alianza © comipeticin, y el vetical, caracterizado por vinculos de entrega 0 expropia- cién. Estos dos cilos se articulan y forman un sistema Gnico cuyo equilbrio es inestable, un sistema de consistencie deficente. El ciclo cuya dindmica violenta se desarrolla sobre el eje horizontal se organiza ideolégicamente en to1no a una concepcién de contrato entre iguales. y el ciclo que gira sobre el eje vertical carresponde al mundo premoderno de estamentos y castas. fn ambos ees. los miembros son portadores de indices distintivos de su posicién relativa Fl estatus introduce una inconsistencia en la modernidad. pero este ele- mento inconsistente obedece a una historia de larguisima duracién y gran resistencia al cambio. El contrato rige las relaciones entre categoria sociales cindviduos que se clasifican como pares o semejantes. Elestatus ordena las, relaciones entre categorias que, como el género, exhiben marcas de estatus diferenciados, seis clasificatorias que expresan un diferencial de valor en un. mundo jerdrquico. Estas marcas, si bien son construidas, se perciben como indelebles merced ala eficaca simbélica del régimen de estatus (2003: 253). Lahipdtesis de Rita Segato es que las dstintas dimensiones que hemos, seftalado sobre el patriarcado y su correlacién con la nocién de género estén articuladas a partir de una violencia estructural que se reproduce con cierto automatismo, con invisibilidad y con ineccia durante un largo periodo luego de su instauracin, tanto en la escala temporal ontogenética dela historia. personal como en la escalafilogenttica, es deci, del tiempo de la especie (2003: 113). Esta violencia estructural pariacal es la que permite entender 68. Captulo2 los procesosespecicos de violencias particulares, a pesar de su variedad como estrateias de reproduccin del sistema mediante larefundacién per rmanente, I enovacién de votos de subordinacion de aos subalterasfos nel orden de status ye permanente ocultamiento del acto instauradr. Apa de dcha voencia estructura la autora considera necesrio sepa rar analiicamente las istancias moral yfisica, pues lamas notable de sus caracteisticas es aqualla por la que se disemina dfusamente e imprime un cardctrjerdrquco a los menorese imperceptible gestos de las rutinas doméstcas. En conseauenca, en funcién de visibizarelrégimen de los estatus, los aspectos que revisten mayor interés son los casi legitimos y casi legales de la violencia moral, Esta violencia resulta ser el mas eficiente dels mecarismos de contol social y de reproiccin dels desigualdades. La coaccién de ozden rral se constituye en el horizonte constante de las escenas cotidianas de sociabilidad y es la principal forma de control y de opresién scial en todos los casos de dominacién. En funcién de comprender la dimensién patriarcal, es decir, la manifesta- cién de la violencia en el estatus de género, el concepto de violencia moral permite hacer visible una violencia psicolgiea que, pot su invisibilidad y capilaridad, es la forma corriente y eficaz de subordinacién y opresién de ner, socialmente aceptaday validada. En palabras de Rta Segato: violencia moral es todo aquello que envuelve agresién emo- ional, aunque no sea ni consciente ni deliberada. Entran aqui la ridiculizaci6n. la coaccién moral, la sospecha, la intimidacién, la condenacién de la sexualidad, la desvalorizacién cotidiana de la ‘mujer como persona, de su personalidad y de sus trazos psicologi- os. de su cuerpo, de sus capacidades intelectual. de su trabajo, de su valar moral (2003: 115). Por lo tanto. es un concepto que apunta a poner en evidencia las for- ‘mas de maltrato que se encuentran en el punto ciego de las sensibilidades jutidicas y de los disctrsos de prevencién: por lo que vuelve audibles el Padecimiento psiquico y la inseguridad impuestos a laslos subalternas/os. La violencia moral nos devuelve ala dimension simbélica del pattiarcado, {que acecha por detris de toda estructura jerdrquica y aticula todas las rela- ciones de poder y de subordinacién, Sin embargo, no basta decir que la estructura jerérquica ouiginaria se einstala y organiza en cada uno de los ‘scenarios dea vida socal: el de género, ef racial el regional el colonial el de clase, e! sexual. Es necesario percibir que todos estos carmpos se encuentran ‘enhebrados por un hilo Gnico que los atraviesa y los vincula en una nica «scala articulada como un sistema integrado de poderes, donde género, raza, abel Alicia Campagna # 69 tia, celigién, nacin, clase se interpenetran en una composicién social de extrema complejdad: fa violencia moral (2003; 121), { contrato y el estatus se contaminan mutuamente y necesitan de un esfuerzo para mantener el orden en su interior, El caso del género torna paradigmitico el hecho de que as mujeres sean fo otro en el orden de estatus del género sin dejar de tenes una doble inserciGn, una doble entrada en el sistema, en la medida en que se comportan como un término movil. que participa, o bien como coma aributo necesario que predic al hombre con {quien se asocia y le garantiza su patiipacin plena en la competicién con sus ottos ent el orden de contrato, bien como paraliado 0 competidor en la conversacién, en el comerco, en el debate, en el trabajo. ‘Cuando la paridad es de género masculino, cuando los semejantes son hombres, su clacén est de todas formas pautada por marcas de las otros rdenes de estatus —hombres negrosy blancos. pobre yricos, norteame: ficanos y argentinos, portefs y provincianos—. La combination de todos los érdenes de estatus conectados entre si dard la ténica de cada relacién panicular (2003: 257). En conseeuencia, se tata de un “sistema siempre 2 punto de colapsar, donde el poder siempre corte riesgo. no existe pasibildad alguna de reproduccién pacifica” (2003: 258) ‘Si bien Segato no lo considera en la line del estatus de gnero se inclu yen también ls identidades de género negadas. excluidas. que solo caben en fa jerarquie coma subalternas; del mismo modo, ene ej vertical dl estatus, se visibilzan ls sewalidades disidentes dela norma heterosexual Creo que, aunque la opresin patriarcal se marifiesta de diversas formas segin el lugar sexo-genérico que ocupems. es a misma opresién. Creo que es la misma violencia patriarcal la que esta detrés del apelativo “mandarina”? con que se castiga a un hom= bre heterosexual por no cumplir a cabalidad con el estereotipo de dominacién masculina sobre las mujeres, que la que esta detrés

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