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LA MUJER Y EL CAMBIO SOCIAL

Ya pasaron las épocas donde la mujer estaba recluida dentro del hogar,
criando a los hijos y cocinando, lavando, barriendo y atendiendo al marido.
Actualmente ocupa lugares preponderantes en diferentes esferas de actividad.
En SJL observamos el fenómeno en las organizaciones populares, además de los
negocios, las profesiones liberales y la política. Debido a la profunda y
prolongada crisis económica muchas mujeres son ahora cabeza de familia, y
ese liderazgo se refleja en muchas instituciones que están ahora en manos
femeninas.

A ojo de buen cubero, debe ser por lo menos la cuarta parte de las
organizaciones territoriales las dirigidas por presidentas o secretarias
generales. Y el número tiende a crecer. Esto adquiere relevancia desde la
perspectiva de la provincialización de SJL, ya que habrá varios distritos
que demandarán líderes para asumir las alcaldías, regidurías y otros cargos
de confianza. La mujer en SJL ya no se conforma con los Comités de Vaso de
Leche o con los Comedores, también compite en el campo de la política. En
estas últimas elecciones Acción Popular y Alianza por el Progreso tuvieron
candidatas para nuestra alcaldía distrital, candidatas que salieron de las
canteras de las dirigencias populares.

Si bien ya son muchas figuras a nivel nacional que han aportado y aportan a la idea de mujer
capaz en política han aportado su cuota para hacer sentir la presencia femenina en la política
peruana, en nuestro distrito no ha habido hasta el momento una alcaldesa, empero sí
hemos tenido regidoras de distintas tiendas políticas, pero similarmente a
sus colegas varones no han satisfecho las expectativas. Ojalá esto nos haga
pensar que no todo son reivindicaciones de género, es necesario ligar éstas
a una idea clara, a un proyecto definido, a un programa concreto.

El camino a la liberación de la mujer no es corto, es el mismo largo camino


de la emancipación del trabajo, de la liberación de las fuerzas productivas,
de la construcción de una sociedad libre. Por ahora, y aquí, lo que podemos
hacer es contrapesar las inequidades y discriminaciones ayudando a
desarrollar las capacidades de liderazgo de las mujeres, a fomentar su
autonomía económica y su dignidad, a cooperar en alentar las iniciativas
tendientes a aumentar la participación femenina en todos los campos:
deportivo, cultural, educativo, laboral, estudiantil, profesional, gremial,
político y no sólo en las organizaciones de sobrevivencia; y por supuesto,
desarrollar todo dentro de un Proyecto de cambio.

Los propios hombres deben reformar sus conductas, a fin de que la sociedad
pueda ser más equitativa, más justa. Y las mujeres no deben interiorizar el
machismo, porque así lo trasmiten a los hijos o lo asumen cuando tienen una
situación de privilegio o poder. Porque el machismo sólo es el reflejo de
la división clasista de la sociedad, es el dominio del capital sobre el
trabajo en el hogar, y la existencia del abuso del poder como posibilidad
siempre realizable dentro de las relaciones capitalistas. Forjar relaciones
más armoniosas, más dignas, más humanas, no es tarea imposible. Hagámoslo en
nuestro entorno inmediato, en SJL, y veremos cómo esto ayuda a que surjan
más lideresas (y mejores líderes).

(Artículo basado en la colaboración de Aidé Sandoval Villafana, redacción de HERAVM)

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