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CON FIRMA £ puremente descrigtva, recreéndose en su cardcter ‘Arquitectura oblicua y trazas de montea Juan Caramuel de Lobkowitz, madrilefio, monje cisterciense, abad de Melrose y Disemberg, de los benedictinos de Viena y de Nuestra Sefiora de Emaus de Montserrat en Praga, obispo de Misia, Campagna y Vigevano, arzobispo electo de Otranto, enseiié Teologia en Alcalé y Lovaina, disputé con Gassendi acerca de los satélites de Jipiter, defendié Praga de los suecos en la guerra de los Treinta Afios y fortificé Lovaina contra los holandeses y los franceses en las guerras de Flandes, teoriz6 por primera vez el sistema binavio de numeracién, anticipé:la légica borrasa, sostuvo los derechos de la ‘monarquia espafola al Reino de Portugal, trabajé en el problema de las longitudes sgeodésicas en polémica con Mersenne, fue de los primeros en sefialar la heterodoxia de algunas proposiciones del Agustinus de Jansenio y en consecuencia tuvo el honor de ser atacado por Pascal en Les provinciales, refit la teoria cartesiana de las turbulencias, reformé la plaza bramantesca de Vigevand, escribié mas de cincuenta obras sobre teologia, criptografia, derecho politico, astronomia, légica, matematicas, combinatoria y diversas ciencias naturales, y atin le quedé tiempo para publicar en sus prensas episcopales de Vigevano una Arquitectura Civil Recta y Oblicua considerada y dibujada en el templo de Jerusalén que debié tener apreciable difusién en la Italia de finales del siglo XVII, a juzgar por los insultos de Guarino Guarini en su Architettura Civile José Calvo Lopez Universidad Politécnica de Cartagena a Arqutectura Recta ha despertado de ls teolas de Caramuel, como las portadas inle- en los thimas aos un cierto interés rales dela colegiata setabense. en nuestro pais, centrado porlogene- En al presente trabajo pretendemos demostrar ral en su extensiGn del catélogo de que lejos de tratarse de una construccién mental los Grdenes clasicos con los génet0s caprchosa, al modo de las follies que inundarian los Jerosolimiteno, ico, poten, mosaico, aléntico ¥ — jerdines de Europa de forme repentine cincuent feroinn, sands ue se copay de anos ms tad y au cesain de un modo ish : on general de forma mente tepentino, la Arquitectura oblioua de Caramel arranca de una soe de traticiones arqu tecténicas y consiuctvas espaoles y francesas con insdiito 0 Se centran en las realzaciones concretas La Arquitectura Recta ha despertado COM KNOL eto Mel OM MeoUg OMI Cel MM re MTP =t a0) 201) doscientos afios de antigiedad al menos, entre las (que juega un pape! nuctear el arte de la montea 0 de la cantera, el antecedente renacentista de lo que después se denomind estereotomia, y que lejos de Fogirse por el caprcho, obedece a leyes geomdtricas mas rigurosas que las que gobleman las ablicuida {es y transtormaciones de i arquitactura de nuestro tiempo. ARCOS OBLICUOS Uno de los capituins del saxto tratado de la Arquitectura caramuliana se refiere @ arcos obi ‘cuas, El texto expone tres de ellos 1]; compardndo- los con textos fundamentales de la canteria rena- ciente y barroca, como los de Philbert De L'Ormo, ‘Alonso de Vandelvira, Ginés Martinez de Aranda y Frango's Derand, se comprende que Caramuel se catd relrondo a tres tipos bésicos del arte de la ‘montea, fos conocides como «Arco abocinadaw 0 ‘Ganonniete», «Arco vial contra viaje por cara» 0 «Biais passé» y Arco viajo contra cuadrado por lado», En los tres casos se trata de abrir arcos en un muro de paramentos planos,voricales y paraleos, con jambas oblouas. En el wArco abocinado» as dos jambas son oblicuas a los parementos, pero simelr- cas al eje del hueco; en el wArco viaje contra viaje or cara las dos jambas son objiuas al muro pera paralelas entre si; mientras que en el «Aco viaje Ccotra cuadrado por lado» una jamia es perpenclcu- lara los paramentos pero la ora es oblcua a tos y a le primera jamba, Aunque Caramuel stlo decique un capitulo ala materia, parece claro que juega un papel seminal en la Arquitectura oblicua; el autor nos confesa que Empece a escribir y delinear estas Ideas [sobre ‘Arquitectura Obiicua) alla en Espafa, slendo mozo, ao de 1624 con ocasion de una hermosa capita, que en nuestro Monasterio se erigia: y ahora me hallo aro viejo, y siempre las voy perfcionando En la iglesia monastica no hay belaustres Incinados no columnas alipticas, peta el Monesterio de La Espina 8s uno de los ediicos espafioles de ods las épocas més ricos en piezas singulares a8 cant La capile mayor luce wna espléndde Gomposiccn triple, formada por un Arco abocitato» co nia en lz clave, coma el de la Arquitecture daremveliana, flanqueado por dos «Arcos viaje contra cuadtado por lado»; el cruoero se cubre con una boveda sobre trompas de realizacion bien cuidada; a la capila de La Santa Espina se llega a través de una pareja de ‘atcos viaje contra viajen; en otra de las capillas latercles aparece una verdadera pieza de bravura, lun #Argo avanzado en béveda viale por cara», esto 8, abjerto en una béveda y adamas esviado; la puerta principal de la cerca exterior del monasterio [LAMINA tl ‘3 resuelve con una «puerta», esto 8s, una combi ? Arcos obficuos, aan Caramuel y Lobkovie. rnacién de dintel y capialzado, tetura cl recta ‘Se puede comprobar en qué medida Caramue! ! aca, ome M, pare Pensaba en La Espina cuando hablaba de arcos obll- cuos observando detenidamente la lina tercera de la cuarta parte del volumen de estampas que acam- aia Su obra, grabeda para exooner las stuacionos aque pueden dar lugar a la eparicin de arcos obi: cuos. Aunque la planta general, vagamente clasica, ‘8s muy diferente de la deta iglesia mondstica, et sin- ‘ular esquema tiple de la cabecera de La Espina, ‘con un area abocinado flanqueado por dos «viaje por lado», se repite tMeralmente en la mina; en ros puntos aparecen arcos «viaje contra viaje», como también sucede en el monastero ‘Ao largo de los siglos XVI y XVII los tretacistas de carteria espafoles y franceses se habian esfr zado en encontrar métodas de labra precisos y eco: ‘nmicos de las dovelas de estos arcos, que se podi- an agrupara grandes rasgos en dos esiralegias goo- métricas. La labra «por robos, basada en proyeo: < = = ‘Arco abocinado, Ginés Martinez de ‘Aranda, Cerramientas y ‘wores de monteo, pl. 3 2 £ complejos, pero obligabs a partir de ciones ortogonales, no exigia trazados tn sido capaz que en algunas piezas podia superar en. volumen varias veces @ la dave final, dando lugar Ln derroche de trabajo y material. Por ol contrario, of método directo, «por balvelso «por plantas al justo», base do en el empleo de piantilas constr des mediante abatimientos, requeria tun trazado geométrico laborioso @ veces pero reducia al minimo e! des: pilfarro de piesa y labor; en cambio, no era de aplicacién téci en supert- ies regladas alabeadas, El «Arco abocinado» brill por su ausencia en los tratados de De LOrme y Vandelvire. quizé por su sen- cilez, pero toda una escuela espana formada nor Cristobal de Rojas, Ginés Martinez de Aranda y el autor del rmanuscrita que llamamos de Alonso de Guatdia habia encontrado poco a poco una solucion (2) basa en la obtencién de una plantila de Yecho y una plantila de intradés, que permitian labrar las dovelas del aco sin desperticio de trabejo ni mate- ria; dado que el arco es una figura de'revolucion, basta con emplear una sola plantila de lecho y una sola plantila de ined, Los olras dos arcos planteaban problemas mas protundos. E! wArco viaje contra viaje», e de jambas blcuas 8 los paramentos pero paralelas entre si podia resolverse por medio de juntas de intradés horizontals y paralelas alas jambas. En ese caso, resultabarelativamente fala obtencin dela plan- ‘Arco viaje contra viaje por lado por robos y por plantas, Gines Martinez de Aranda. Cerramintas y frazas de mateo, pl. 15 3 Bais passé. Mathurin Jousse, Le secret d'orchtecture decourrant félement fs traits géométiques. récessaires dar les bostinens. 4 SECRET DARCHITECTFRE Biaiz Paflt. Sime Fig. tilas, poo losplanos de lecho no eran perpendicula- res a la drectia del arco en las cercanias de Ia clave, lo que de lugar @ un «empuje al vaciow que (queda sin compensar y del que era bien consclente Ginés Martinez de Arana, La solucién a este pro- blema pasaba por disponer los panos de lecho camo un haz que tiene como recta comin una perpendicu- lar los paramentos del arco y al plano de la deo: tia, Ginés Martinez de Aranda os el primero que Piantea ol problema por separado de otras strazes» ¥ ofrece on! mismo dibujo dos soluciones, una «pOr robos» con una construccién que le permite obtener Viaje contra cuadrado, Criscabal Rojas. Teéica y pracica de forfcacén, £98 ¥ ff angulo que forma la junta de intradds con la de testa 0 esallarregian; y otra por plantillas, de elecu- Cin dificil porque el intradés es una superficie regla- a elabeada. [3] Los maestros franceses del siglo XVI), como Jousse 0 Darand solo resuelven el pro: blema por robos» con una técnica muy depurada que les permite obtener la «saltarregla» con un estuerzo de trazado minim. [4] El «Arco viaje contra cvadrado por lado» presen ta iffoutades similares, pero aqui el «empuje al vaciow es menos acusado y Alonso de Vandelvira obtiene un intradés cénico repartiendo en partes EN ‘ NIN FT| < ‘Arco en cuadrade y visi. Alonso de Vandelvira. Lira de razes y cortes de pleas, £26 ¥ Orden oblicuo. Jan Caramuel y Loblowir,Argutectura ei recta y ‘Bleue, coma tl, parte I, lam OK 7 WINTE LA Deyruditn et Obiguiras Avohins hu vt dey Arcam HELA, OLVANARVM CON FIRMA Caracol de emperadores, Alonso Vandeven. Libro de trazos y coves de led, 1.55 8 igueles los arcas de las dos testas, lo que permite labrar las dovelas «por plantas» sin ninguna dificul- tad [5]; sin embargo, la solucibn no encontié mucho 00, y Cristébal de Rojas resuele el problema «por robos» con ayuda de una wsaltaregla», exactem te igial que en el arco anterior. [6] Cramuel haoe tabla rasa de estos métodos arte- sans y pretend hallat una solucién general ysis- temética al problema de os arcos asvlados. En rea- lidad, lo que hace es apicar a los tres casos la solu- ‘ign ya conecida pare labrar el «Vie contra viaje or cara», pero prescinde de la wsaltrregia» tradi- cional. La solucién pone al dascublero el desconaci mmiento de Caramuel, monje y na canta, de los pro- ‘cedimientos de labra, y por tanto, no ya de las solu- Clones, sino incluso de los problemas que plantea ol ‘arte de la monte. Ferinciar a fs plantas de intact on el «roo abocinado», de intrados cénica y por tanto desarra- lable, no ofrece otro resuitado que el desperdiio de la cura de material que hay que «robar por debsjo de la superficie de intradés; no parece que el objet- vo de Caramel sea evitar el gasto y al trabajo que ‘casiona la realizacién de plantilas de madera, por ‘que precisamente en este arco se puede labrar con una sola plantila de intradés y una sola plantila de lecho, dado su cardcter de superticie de ravolucin Por ota pate, la solucién que aporta para of Arco vile contra viaje por carae y e} «Arco vie contra cuatrado por lado» es basicamente la misma de De Orme, Vandelvira y Aranda; eliminar el trazado de la ssaltarregian, 01 Angulo que forman la junta de Intradis y la de testa, slo puede ocasionar una pet- dida de precisiin; tampoco se puede pensar aqui que se ahorra estuerzo, pues al trazada de la wsaltar rtegla» es muy sencilla el instumento que la trans porta desde ol trazado a la pieza a la labrar era reu- tiizable y de uso muy comdn entre los canters. Por tanto, a pesar de su escase utldad practca, capitulo que Caramual dedica a fs arcos obiicvos tiene interés por varias razones: incluye el wate de la monieg» entre los temas de fa Arquitectura ob cua, nos indica que desempefia un papel generador en la construccion de éstay también defa bien claro (que fue en su elapa de juventud en e! Monasterio de La Espina donde empezé a conocer el arte de los canteros y a interesarse por la arquitetura oblicwa, En los apartados que siquen veremos cémo la rea- cin entre al arte de la montaa y la arquitactura obl- cua también 86 manifesta de manera indirect, pero inequivoca, en otros temas. ORDENES RAMPANTES Nada més comenzar el sextotratado, Caramuel critica duramente sla escelera principal del Vaticano», es deci, ta Scala Regia berninizna, por precisar dados sobre los capteles de las columnas ‘que (a flanquean para adaptarse al entablamento cblicuo que las corona; més adelante propondeé coma solucin raza todo el orden, includes basas y capiteles, sin emplearlineas horizontales, sino Uni- ‘camente lineas con la inclinaciin de la escalera, [7] ‘Aunque la propuesta pueda parecarnos sorpren- dente, no era en absoluto nueva. Un siglo antes, Philibert De L’Orme habia diigido un ataque idéntico a otra escalera vaticana, la construida por Bramante en el palacio del Belvedere: He vista un escalera parecia |] on o ugar llamado Belvedere junto al palacic del Papa en oma ..J ura escalera redonda baslane grande ‘on hueeo en el cento, por el que ecie la uz. 8 ua obra bella y bien fecha, Paro si ol Arquitscfo quo la diig6 nubiera conocido los tae zados de Georetia [la hubiere hecho a penie en todas sus parte, incluso las bases y Capilees, que los ha hecho todos cuadrados, como si fueran para un pio que fuera derecho 12 vol porancima do los capitals y por debajo (eas basas |. ha puesto cuties de siedra pars ‘ganar la alura de [a ramp. Eslo nvesta que el obrera que la ha hecho no sabia to. que ol ‘Arquitectotene que saber. Porque en lugar de hacer la bavada de acl, Ia haria hecho de pie a labrada,y de una columna a ota ars ram- panies [..] Asi hubiers damostrado conocer bien 0 arte de Arqutectura, Es un buen tema para hacer una béveda,[.] compafada de compart manios y molduras todss rampantes y hubira sido cosa sin par De L'Orme no incluye dibujos de su propuesta en «1 Premiar Tome, pero a solucién aparece en el Libro a NAME KDI Z rieanvac con i ic Serta "sah aon Cen isi de trazas de cortes de piedras de Alonso de Vandolvire, en el «Caracol de Emperadorese, que consta de dos escaleras helcoideles, una dentro da cra. Como propone De Orme, las basas y cagite- les se trazan sigulendo lineas inclinadas, en este caso las hélioes de la escalera [8]; sobre los capite- les apoyan, no el entablamento helicoidal ce Bramante, sino arcos por tranguil y la béveda que cubre la escalera exterior no es de lado, sino de Piedra labrada, y no de cualquier traza, sino resuelta precisamente con el mas dificil de los ecortes de la p00, la cima del saber cantar; la mitca «Vis de Saint-Giles» 0 «Via de San Gils, Merece la pena observar en el dibujo de Vandre que las ties decisiones son independlen- tes; e8 decir, que se podrian haber trazado las basas Y capiteles obicuos sin cerar la boveda en piedra, 0 apoyar la »Via de San Gils sobre un entablamonto y ste sobre los capiteles, sin madiacién de los arcos, Si De LOrme relaciona las basas y capitles. obl- Couns os arco, y la bévada pétrea, no es porque sin- técticamente sea neoesario, sino porque para trazar Y ejecutar unos y oras es necesaro a los ojos de Oe LOrme un conosimiento espectico, el de los strats de Geometries, es decir, el conaciiento tradicional e los canteros tardomedievales, el wart du trait, potenciado en el siglo XVI por la geometria de Euclides, que por primera vez so iraduce on esa 69008 a la lengua vulgar y se expone de una mane- 18 asequible fl a jj Sy LL mes LU Pero a su vez la propuesta de De Orme sélo era nueva en parte; su aportacién consiste en exten: dora drdenes completos lo que ye se hacia con los balausties ce las escaleras, al menos desde la Spoca de la célabre escalora del castila de Blois, hacia 1515-1818. La idea llega a Espana muy pron: to; s los balaustres de la escalera del castillo de La CCapiceles semiractos. jusn Caramual y obkovite, Argutectura 5 chil eciay obfeua, § tomo il parve 1 kim E xD 9 Balaustres de $ escalera del ‘Obradotro de la catedral de Sanciago de Compostela. Ginés Marsinen de Aranda 1608-1608, Dibujo del 10 CON FIRMA VIRGO] MARIA Pal LIPE ct Pets poet Sen oe? Retulo de letras ‘concurrent. Jean Caramuel y Lobkovit ‘Argitecur ci recta y tbleva, tor Il parce ten Clahorra, impartados de Génova en 1510, se trazan {on horizontales, los de la escalera capitular de la catedral de Leén, ontre 1810 y 1523, la del Colegio Mayor del Arzobispo Fonseca en Selamanca hacia 1830, la de! Hospital de Santa Cruz de Toledo, de ‘Alonso de Covarrublas, hacia 1885, 0 la de Soto en ‘San Esteban de la misma ciudad, hacia 1553 - 1557, ele otras muchas, se resualven con lineas inca das. Especial iniorés tone la escalera que baja do! Pértioa de la Gloria compostelano a la Plaza del Obradoiro, construida 0 al menos reformada casi ‘compiatamenta por Ginés Martinez de Aranda en 1806, pues incluye unas pilastras singulares, mitad rectas, mitad oblicuas, [10] que reaparecen como capiteles en el tratado de Caramel. [9] Ineluso podriamos remontarnos mas atrés, pues sta forma de trazar balaustres corresponde a una transiormacion alin; es decir, los puntos originales y sus transformados estan unios por rectas paralelas, mientras que las rectas originales y sus transtorma- as se cortan en un eje de atinidad, que puede cortesponder alee de la columna, Desde este punto de vista, tal transformacién se puede relacionar con los nervios revrados 0 con sbuleaw de le traicién otica espafiola 0 las claves esviadas del clausto de la catedral de Ledn o del atrio dela catedral de Oviedo, De esta manera, lo que hace Ceramuel es teor- zar, sistematizar y dibujar con excuisita precisin lo que s9 construa y dibujaba on Francia y en Espafia desde hacia ciento cincuenta aos al menos. Los balausies de las léminas primera, sexta y décimo dquinta de le cuarta parte del volurmen de grabados (ue acomparia su obra son derivados de os de Blois y Santa Cruz, Jos arcos de la decimosexta y Ia vigé simma y los capitales de la novena, d&cima, duodéci ‘ma, dcimocuarta, décimoquinta y d&cimo octava de Jos de De L'Orme y Vandetvira, las plastras ycapite- les hibridos de la primera y décimonavena recuerdn «Jos del Obradair e incluso algunas figuras como el Lo que hace Caramuel es teorizar, sistematizar y dibujar con } Transformaciones sgeomearicas en fmolduras. Ginés Martinez de Arana Cerramientos y wrazas cde montea, pl 222 12 Balastesobicuos, Amédte-Fanccs Fraser ia ar eto rate de acne jes pres odes bs ou tat de irda. | tim 13. 148 rétulo radial del segundo grabado de la segunda pert [1] y la balaustrada curva de a vigésimo qui: ‘ade la cuarta parte, propuesta como alterativa a la ‘escalora berriniana que baja a la Confesitn de San Pedho, pocrian relacionarse con una construecion expuesia por Martinez de Aranda en los Cerramientos y trazas de monte [12] ‘Aunque estas cuestiones no pueden encuadrar- se dent de lo que hoy conocemos por estereoto- mia, han estado siempre lgadas a los trtados de anlati-en foie da Tacaiale ‘Abraham Bosse, 8 US Parties, que en realidad es una recoplacién 4e temas muy diversos sin mas objeto aparente que Aue ates hla publicago Lett a prewves de M. soner a digposiclin da los canes los halazgos d6 Desargues por la coupe des pieres, incluye fos: Columnas on un balaustes oblewns on el Trait des Mantres de; siide crcua un Gesinner las Ordres de l'Architecture antique en tous: Arguitectura ch recta y ‘bfev, come Il parte i ty 37 14 exquisista precision lo que ya se hacia 150 ahos antes ro apart Feri radars ate, Gelurnas en un ug, ‘Spica, han Caratuel 1 lobiome,Aqutectire rey ob, tomo pare iy 15 Desatgues acerca del at du trait; més adelante la seguirin recogiendo obras dedicadas a la tala de la piedra como el manuscrto de Juan de Portor y Casto, el tomo V del Compendio matrematico del Padre Vicente Tasea, dedicado a la arqutectura civil, la montea y la canteria, oe Tralté de stéréotomie de Amedeé-Frangois Frézie, [13] La insistencia de los tratados de canteria en este detalle no puede expli 2 argumentando que los canteros labraban esas balaustes; también labraban los érdenes rectos y apenas hay resto de ollos en VandeWta 0 Portor, | Por el contrat, hay que entender que la azn ti ma de la relacion entre ol aria de la montea y el tema de los balaustes y Grdenos oblicuos os le que apunta De LOrme una y ols requieren del arqui tecto el dominio de los trazados geométricos: no s6la el conoci- rmiento teérco de la geometria, sino también la sotura en el cempleo de las instumentos de trazado, COLUMINAS ELITICAS Mas original parece el tema plenteado por Caramel en los anticulos Vi, VU y Vill det sexta tratado. Las columnas que cie- tran un teatro de planta redonda nny deben ser precisamnente cir Culares, pues no se inscriben en cuadrados con Jas de une columnata reste, sino en trape- ios mixtineos, que circunsor- ban elipses. [14] Por otra pa sila columnata circular consta de varias files de colurmnas, las secciones de las columnas de cada fla serdn diferentes, pues Jos lados racales, rectos, de los trapecios mixtlineos, se van saparando conforme se alejan del conto y por tanto los ledos ‘curves son mayores en las fas ‘exteriores, Sila columinata no es tculat, sno eliptica, Caramuel Ptopone ademas jugar con la dlimensidn de estos lados curvos pera dar une impresién de regu: laridad, razando un circulo con centro en el contra de la ipsa, marcando sobre este circulo anchos iguales y proyectinda- los sobre la elise; como resul- tado, vistas desda el centro ‘ovas les columnas parecerén iguales. (15) Se ha sefialado que todo esto es un nuevo ate ue, escasamente solapado, contra la plaza ber- niana de San Pedro, Si al exponer el problema CCaramuol habla de un teatro, cuando se refiero alos ceticos de Roma madama no pierde ocasion de dr ir sus dardos contra Bernini. Pero 2s dudoso que la solucion de Caramuel sea preferible a la ejecutads, ‘Como 28 Sabido, la plaza no esté trazada como una alipse, sino coma un Gval, y por tanto los brez0s latorales son sendos arcos de circu; el observador colocado en el centro de estos arcos de ciculo per- vibe las columns como iguales, y ademds cistruta del conocido efecto por el cual fa priiera fila de columnas oculta las otras tres. En Suma, fa solucion de Garamuel, como ios magniicos. ampantojos romanos de aquellos aos, slo produce la impresién deseada desde un dnico punto de vista, mientras que la de Beinini consigue este efecto desde das puntos, sin construcciones artfciosas. ‘Aunque las columnas de seccién elipea de Caramue! puedan parecer insbites, de nuevo encon- tramos precedentes en la tradicién espatola dol siglo anterior, Aparecen por lo mons an tres edicios Aiferentas: el palacio Pimentel de Valladolid, anterior al nacimiento de Felipe il en 1527; la Sacra Capilla del Hospital de El Salvador de Ubeda, cuya sacristia contrata Andrés de Vandolira en 1540; y la esquina surotiental del palacio de los Guzmanes de Leén, [16] inciada en 1568, con iniervencién de Rodrigo Gil de Hontafin y Juan del libero Rada, aunque en la segundo obra se vean reducidas a podestales y cestilos bajo y sobre dos caridtides. En los tres ‘casos enconttamos una pareja de columnas 0 escul- turas que flanquean una ventana de angulo,resuelta siemore con latraza de montea que Aranda denomi- nna Arco por esquina y rincéne, para Alonso de Vandelvira una puerta, [17] aunque en Valladolid se femplea una varlante poligonal que prefigura la cono- ida volutajonica de Caramuel. Si sa examinan bien los tres ejemplos, tanto el arco 0 puerta propiamente dicho como las columns oliptcaso las cornsas wen punta de flecha de Ubeda, al decir de Marias, que también aparecen en Valladolid y Ledn, forman parte de una misma composicién geométrica, que parte de la contradicoria geomeria de este tipo de arco. En efecto, el problema estereotdmico de la pieza ‘e puede resoher trezando las juntas de inrados parelelas a las jambas, como asta hecho en nuestro siglo en le llamada Casa de Colén de Valladolid. Pero esta solucién es estucturalmente muy ineficaz, puesto que si los dos muros en cuyo encuentro se abre el arco forman angulo rect, sobre la clave acti 4an dos reaociones en los planos de los muros, que 10 Se compensan ni siuiera parcialmente, Para logtar que los empujes se compensen, la solucién adoptada en muchos casos es la de disponer las jun- tas de intradés paralelas al plano bisector de los Paramentos de los dos muros; esto obliga a hacer Paralelas a dicho plano las jambas, pues de lo con ‘ratio aparecen complicaciones innecesarias en la resoluciin del salmer. De esta manera, la geomettia, de la pieza se apoya no s6lo en los dos muros que s@ encuentran, sino en el plano bisector de ambos. Las arstas de los trentes de las comisas son parale- las al piano dal muro en que apoyan, mientras que Vera goon al plac de ts Saumanes de Ln, Dis cl Sor 16 Puerta en esquina fincén. Alonso Mandela bro de tras y cores de Diedon £20 \7 CON FIRMA Frisos y capiceles oblicuos. Guarino Guarini Arcitertre Gl, trata I, mina XV 18 sus remates se trazan petpendicularmente sl plano bisactor de ambos muros; de ai las spuntas de fle chan que sealaba Matias. La misma geometria contradictoria genera las ‘columnas, padastales 0 cestilos de seccién eliptca, ‘que Se inscriten en rombas con ds lads paralelos al muro al que se adosan y dos lados paralelos al plano bisector de los dos muros. Por tanto, el princi+ pio generador de estas columnas es comparable al que da lugar a las de Caramuel; tanto unas coma otras surgen al inscribir una figura en una envolven- te obtenida por deformacién de un cuadrado, De ‘nuevo la relaciin entre trazas de montea y arquitec: ture oblicua viene dada por la destreza geométrica necesaria para resolver unas y otra, ARQUITECTURA OBLICUA Y GEOMETRIA Es esta apicaciin dela geometria 2 la arqutec tural que suminstra el hilo conductor del bro que Ceraruel dedica ala arquitectura oblicua,incluyen do otros temas heterdalits como la larga discusién sobre el €nasis de las columnas, resuelto por medio de (a linea corals ola curiosa referencia al amaes- tramiento de llaves del articulo XVII, Que la arqui- ‘ectura emplea la geometria es hoy una proposicion banal; no Io ara tanto en el siglo XVI. En Esperia fa ‘eometria wsté todavia presante en los trazados en Planta, como demuestra el manuserito de Rodtigo Gil, copiado con diigencia por Simén Garcia por aquellos afos; en a tradicién canter espaol, viva Y pujante todavia al menos hasta Is época del manusorito de Portar y Casio, fechado en 1703; en la. no menos pujante carpinterla hispénica, recogida or eswrito por Lopez de Arenas en 1633; en sofist- cados disefos de elementos de deiale como los balaustres obliouns o las molduras y pasamanos de Vandeivie y Aranda: y, aunque parezca extraio a ruestios ojos, en formulas geométricas para el sdimensionado de elementos estructurales como las de Roctigo Gil y sobre todo la regla de calcula de estitos de Ginés Martinez de Aranda, que adoptan Detend, Blondel o Tosca ya muy avanzada el siglo {XVIlo entrado el XYill No es de extrahar que este papel central de la geometria se rellelo en Ia estructura de la obra de Caramuel, matemétioo antes que arquiteto, Como Juan de Torja, que colocaba a ta Arqutectura, sdama hermosa cientfca», bajo la proteccién de la Arimética y la Geomatia, Caramuel considera cion cias nevesarias para el arcuitecto la arimétic, la logaritmica y la goometria, que incuye al principio de Su obra, mientras que considera utiles, pera n0 imprescindibies 1a Pintura, la Estatuaria, ta Fisonomia, la Perspectiva, la Misica, la Astronamia yla Arquitectura Milita, que aparecen al final. Enoontramos planteamientos muy similares en ta ‘bra del gran adversario de Caremuel, la Architettura Chile de Guerino Guarini, Con ser muy diferente, y muy superioy, la estereotomia de Guarini se aseme- Jp.ala de Caramuel, y también a la de Desargues, en un punto: fas tres son creaciones abstractas de tres maleméticas, poco titles para el trabajo diario de Fabra de un cantero. Quiza por eso Guerini dra, con frase casi impensable on la tala central: sLartitettura, sabbene dipende della matemmatica [> . Esta gradacién de valores contrasta vivemen- te con la concida proposicién, que aranca al menos dela época de Cenino Cennin, segin a cual as tes artes mayores darivan de un tronco comin materali- ado por el disegno, dibujo e idea al misma tiempo, ero obviamente no el diaujo geomeético sino el Aibujo a mano alzada, y@ pert da la segunda mitad dal siglo XVI, especialmente el dibujo de anatomia del natural, ‘Aqui puede estar en parte la razén de la acogida hosti de la obra de Carammuel en ttalia, Los temas principales de la arquitectura oblicua son desprecia dos en alia el primer tratado de esterentomia italia- fo €$ precisamante ol de Guarini, escito algo das- puds de la Arquitecura Civil Recta y Obiicue influenciada a su pesar por ella; os balaustres obi ceuos son difciles de encontrar en Italia, salvo en el hispanizado roino de Napoles; las ventanas de éngu- ‘o y las colurnas eliptioas brillan por su ausencia, salvo las ventanas venecianas de fa época de ‘Jacopo Belni y Filaree, completamente diferentes ‘dels espafolas como ya demostré Paloma Hoyo de Blas. La obra, eserita en castellano pero salida de lz imprenta episcopal de Vigevano, representaba une inoportuna intrusién espafiola en los debates acerca de la plaza de San Podro y 0 palaco dol Vaticano (De ahi el aparente desprecia de Guarini por «un carta, che ha sorito nella Favella Spagnucla de Architetturay. DDespreci sblo aparente, porque Guarin toma de CCaramvel, oa] menos de la tradcién hispano-france- sa, mucho més de la que reconoce, Nikolaus Pevsner se preguntaba por el origen de los arcos t= dimensionales de la iglesia de Vierzehnheligen; de Neumann sataba @ Guarini sin difeultad, pero no encontraba mas antecedente da los arcos de San Lorenzo ¥ la Sanfssima Sindone de Turin que la capila dal casio de Anet, de Phiivert de LOrme, y no acertaba a encontrar el nexo entre Guarini y De LOrme, Hoy se puede rastrar este exo con més Caridad; como ya sospechaben Werner Miller y ‘Wittkower, en los afos que Guarini paso en Paris: ‘debié conocer la rica ieratura canteril francesa, desde al tratado de De Orme, que s¢ roedité en ‘605 ovasiones a Jo largo del siglo XVI, a las obras mas recientes de Jousse, Derand y Desargues. Por ‘tra parte, son bien conocidas las especuiaciones, hoy por hoy imposibles de confinmar 0 desmenti, seain las cuales Guarini habla tonido conociminta de a arqutectura arabe al oruzar la peninsula Ibérica para trabajar en Santa Maria de la Divina Providencia de Lisboa, 0 al construir en Messina, al fin y al cabo bajo dominacién espafola, Santa Maria Annuneiata. El mismo rezonamiento se puede api cara la centeriaesparola, que Guarini pudo conocer directamente en su hipottco viaje a Lisboa o indi- ? rectamente en Massing; pero todo esto seguia per- teneciendo al terreno de las especulaciones, Lo que si parece claro son los préstamos. dt Caranmue! en la Arcitettura Civile, Werner Ooschlin. ha sefatado cémo la apreciacién del Gético por Guarini deriva de Caramuel, y que los pérafos que Guarini le dedics son idénticos a los de la ‘Aquitectura chil recta y obiova. También en otros capitulos de la obra la influencia de Caramuel es indiscutble: Guarini ataca el empleo de la arquitec- ‘ura oblicua en! capitulo octavo de su segundo tra- tado y el vigésima quinto de! teroertratado, pero lo aprveba en el capitulo vigésimo tercero dol mismo tercer tratado; algunas léminas dela edicin pdstu- ima de 1797 son caloas de las de Caramel, particu larmente las de fa d&cimoquinta Kina del terertra- tado, [18] que toman casi fterelmente ideas de la Architettre vie, ratade Il limina XV 19 mms dcima y décimo octave de la cuarta parte el tercer tomo de Caramuel, aunque en esto no es féc saber cuénta responsabilidad ‘orresponde @ Guerini y cuanta a sus ediores, Bernardo Vitione y los teatinos de Turin. Sin embargo, Guat ro acepta le patemidad ée Caramuol sobre la arquitecturaobliua y se emonta a Serio. [19, 20) Esto es una verdad ‘a madias que ignora los progresos de més de cient cincuenta.afos, Pro aporta una indica ion muy. reveladara, Camo ha seriado Rebasa, los manuscitos espafo- tes de cantria recogen el stransporte» sorliano y lo corvierten en of stransierenten, pera cambian por completo Su sentido; si el «trans portes serliano era Unk ‘camente un método de cambio de escaa, Hemén Ruiz, y_posterionmente Martinez de Aranda lo templean apiicando fac toras de escaladiferen- tes en dos ejes, lo que da como resultado una transtormacién geomé: trca reaizada con toda rigor. (20, 24, 22, 12] La deformacién, obtenida muchas veces mediante un instrumen: to setiana adaptado a Jos fines de los tretadstas espafoles, ocupe un luger central en la literatura espariole de la canteria, En les primeras paginas de ‘9 manuserito, Martinez de Arands cite que wtraza toda cualquiera figura que en su cistribucion cau- sare altaracién de robos y extendimiento de inias y cingunforancias». La transformacion geométrica es el nileo de las trazas de monte, coma lo 9s de la arquitectura oblcua de Caramel y Guarin. De esta manera a delormacién barroca, asocia- dda primoro a la nocn de capricho y después a la tot, alo informe, ala yuxtaposicionpulsante oa la sincopa musical, puede ser vista bajo la uz bien cife- rents dol rigor geométrice, ue aporiaria a la argu tectura de os siglos decsitey deciocho una cen cia precisa de le transiormacion formel. No es posi ble, claro est, explorer esia tematica en toda su ampltud dentro de os mites de este trabajo: baste ‘ton sefialar la relacién de algunos temas dela teoria seiscontista de a arquitectura conta canis espa olay fencesa del Renacimiento, + Rutz, lire de quitectira, £40 ¥

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