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bb23¢ cA Andrés Bello + José Clemente Fabres + Jose Bernardo Lira san) Leopoldo Urvutia «Valentin Ltelier + Luis Claro Solar Arturo Aessandri Rodriguez » Manuel Somariva Pedro Lira Urquieta + David Stitchkin « Fernando Fueyo DOCTRINA CIVIL CHILEN EN EL BICENTENARIO 1810 - 2010 Seleccién de textos efectuada por los profesores Gonzalo Figueroa Vafiez y Mauricio Tapia Rodriguer Edicibn preparada con la colaboracién dela profesora Maria Paz Gatica Rodrigue? 2074 207563 ‘Vn Jornadas Nacionales de Derecho Civil ‘Olmué, 5:7 de agosto de 2010 Departamento de Derecho Privado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile ARTURO ALESSANDRI RODRIGUEZ pueblos civilizados de las sociedades primitivas. Son, por eso, censurables las medidas destinadas a destruir 0 modificar los contratos vigentes y 6lo podrfanjustifcarse en casos de extrema necesidad. Medidas de esta especie conducen poco a poco a formar la conciencia de los deudores de que nada importa ligarse por una obligacién, pues ésta cualquier dia podré eludirse facilmente, Se destruye as{ la confianza y, con ella, la seguridad juriica Tales medidas son especialmente inconvenientes entre nosotros. “Aunque sea doloroso decile, uno de nuestros grandes males esl falta del concepto del cumplimiento del deber. En Chile, por lo general, ni tos de arriba ni los de abajo suelen saber cumplir con sus respectivos deberes. ‘Son muchos los hombres que creen que los cargos osituaciones que des- ‘empefan son para recibir honores y beneficios y que no comportan obli gaciones y deberes. Son también muchos los individuos que, al ligarse ‘mediante un contrato, consideran que es blo para obtener Ios beneficios ue les otorga, pero no para cumplir las obigaciones que les impone. En ‘un pats en donde rena esta falta del concepto del deber en donde la mayor parte de las gentes no cumple los suyos con toda exactitud,dictar medidas {que tiendan a eludir el cumplimiento de las obligaciones es introduc lisa yyllanamente un fermento de desorganizacin social CCreemos, pus, en resumen, que si es aceptable que el legislador dria Ja vida contractual procurando por medio de medidas imperativas o prohi- bitivas 0 de una reglamentacién adecuada el equilibro y la justcia en las relaciones contractuaes son, en cambio, inaceptables aquellas medidas que tiendan a desorganizar el contrato destruyendo 0 modificando los compro- ‘misos vilidamente contra 0 permitiendo al deudor desigase de ellos con fcildad.Sial término de esta conferencia hubiere de sintetizar en una frase las opiniones vertidas, dia, con Joserand, el ex-Decano dela Facultad dde Lyon: “Organizacion y socializacin del contrato, si; desorganizacién y ‘anarqufa contractual, no" 106 Manuel Somarriva Algunas consideraciones sobre el principio de Ja Autonomia de la Voluntad (1934) ‘es “una manifesacin externa de voluntad ejecutada con el fin de crea, modificar o extinguir un derecho, y que produce los efectos de- seados por su autor, porque el Derecho le prestasusancién”Joserand lo de- fine “como un acto que se ejecuta con miras de producir efectos de Derecho”. Finalmente, para otros en su més amplo sentido es “una manifestacién de voluntadejecutada en conformidad ala ley” ‘Pero todas las defniciones apuntadas,si bien dfierenen la forma, con- vergen en el fondo al consderar el acto jurico como un acto voluntario, ‘yen consecuencia el elemento esencal,bésico lo consttuye la voluntad de su autor, que cuando el acto es bilateral toma el nombre de consenti- rmiento. Efectivamente, en los acts juridicos la voluntad es el elemento de ‘mayor importancia, tanto es asi, que si consideramos las diversas condicio- nes, que, sein la doctrna, son esenciales para suexistencia,veremos que en defintivaestrechando el circulo, todas ellas pueden reducirse ala vo- Tuntad. En efecto, a causa, ya se considere de acuerdo con la doctrina cli sica, como el motivo juridico que induce a celebrar el acto,0,que,conforme ala idea de Capitan, veamos en ella el fin del acto o contrato,no puede se- pararse de la volumtad, porque es absurdo pretend la exbtencia dela vo- I cos tratadistas dan diversas definiciones de acto jurdico. Para Captant ccna eve Deroy uipradeca 31 9 tral ia de Cie. Paraye 107 MANUEL SOMARRIVA Juntad sin que haya ‘un motivo que nos induzca a prestala,o sin que nos ‘gfe una finalidad al hacer esta manifestacién. Otro tanto puede decrse del objeto, Una declaracién de voluntad para ser tal, necesariamente debe recaer sobre un objeto. Finalmente, as solemnidades no son un elemento dliverso del voluntad, ya qu ells no consttuyen sino una forma especial de eta manifetacién cuando el legislador por la ravedad,importancia 0 trascendencia del acto ha credo necesrio eign. Por itimo,cabe expresat a opinin de Josserand, sein el cual, pro- pia incapacida relatva consttuye un vicio de la voluntad, pues sel l- eislador anula los actos de estas personas cuando se ejecutan sin los requisitos legales, lo hace teniendo en consderacgn que su estado no les permite medir las consecuenclasy efectos del acto que celebran. on los antecedentes expuestos noes extrafo,entonces, que la voluntad una vez exterorzada, ya sea expres otécitamente y atin a veces por el mero silencio como acontece en ls casos contemplados en los ars. 1956 y 225 de CéigoCivily siempre qu ellano adolezca de vicios sea soberana enel campo del Derecho, y tenga una capacidadcreadoraderelaciones i- ridicas de vastaaplicacidn, lo que se conoce con el nomibre de principio de Ja autonomia de la volunta. sun fendmeno comprobado en materaslegales, que ls prnciposj- ridicosmo permanecenaistados sino que, generalmente, ellos son una con- secuencia de otros postlados sto mismo puede observarse en relacién cone principio que estudiamos, el cual oes sno un corolrio de a nocign ‘de derecho subjetivoconsierada como un poder un queer dela voluntad ‘deada por Savigny y que ha predominado sin contrapeso por lo menos hasta el siglo pasado, Pero todavia, nose detiene aut la relacin de causalidad dels fen6- menos juridicos, con respecto ala cuestdn que nos ocupa. De la nocién de ‘derecho subjetivo dada por Savigny y del principio de la autonomia de la Voluntad fuye una consecuencia Kigicae concepto individualist del De recho,es decir, del Derecho puesto al servicio de ls interes individuals, atin cuando sea con el sacrifcio de los interses dela coletivida. E1Céaigo Francés nos oftece un ejemplo irrefutable de esta concepcion del Derecho. Naturalmente que de ello no puede culparse asu autor, sino la poca en que se dicts Recign triunfante la Gran Revolucién que, como 108 EL PRINCIPIO DE LA AUTONOMIA DE LA VOLUNTAD toda Revolucion, fuéviolenta y extremista, por tratar de dignifcar al hom bre y de reconocerie ampliasfacultades, se incurrié en a exageracion im perdonable de olvidar un tanto la sociedad. De este mismo sello de {ndividvalismo adolecen la mayoria de los C6digos dctados ene siglo XIX, que, cual més cual menos se inspraron en el Cédigo de Napolesn. En suma, podemos manifesta, que la nocién del derecho subjetivo ‘como poder de la voluntad, el principio de la autonomia de la voluntad y ‘elcarécter individualist del derecho, son principios que entre ellos tienen {intima conexin y que se justifican mutuamente. [Después de esta breve disgrecién que hemos considerado necesaria y 4e interés, volvamos al objeto de nuestro estudio. El principio de la autonomia dela voluntad que puede condensarse en 1 conocido aforismo segin el cual en el Derecho Privado puede hacerse todo lo que la ley no ha, expresamente, prohbido, tiene su consagracion «en diversos preceptos de nuestra lepislacién; tales son el art. del Cédigo Civil al manifestar que pueden renunciase los derechos que miran al inte- rs individual del renunciante con tal que ! legislador no haya prohibido su remuncia;el art. 22 de la ley de 7 de Octubre de 1861 sobre el efecto re- troactivo de las leyes,en que dispone que en todo contrato se entienden ‘ncorporadas ls lees vigentes a tiempo de sucelebracin;e articulo 1560

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