quedaban empañados y la casi nula

ventilación no lograba ocultar los

vestigios de sus noches entre vinos,
quesos y cuerpos atrapados en la
timidez y el placer.

32
hombre enamorado saltaba, no
importaba nada, era feliz, y no quería
nada más que ser feliz, todo lo que
quería, todo lo que soñaba estaba ligado
a ella, desde hace cinco años, y para
toda la vida.

Ninguno de los dos olvidaría ese primer

beso, una pequeña, oscura, encerrada y
casi sórdida habitación ubicada en el
barrio gay de Madrid era el contexto más
poco ad hoc para su historia.

Dos personas de naturaleza elegante y

sofisticada, cultos y sutiles, una suite
estilo renacentista o un castillo en el sur
de Francia hubiese sido el sitio ideal
para sus noches de amor, incluso
mucho mejor en los parrones de la casa
de sus padres bajo el cielo estrellado,
pero no, ni siquiera un pequeño baño
acompañaba su desdichada estancia,
debían atravesar casi todo el hotel para
darse una ducha, mientras los vidrios

31
su mejilla y pasaron muy cerca de sus
labios, respiraba agitado, sabía que
tenía pareja, pero no le importaba, la
amaba, la deseaba, y esta era la
oportunidad que tenía para conquistarla,
para demostrarle que la vida junto a él
podría ser muy distinta, y que ningún
hombre en el mundo la amaría como él
la amaba.

Pero no, no se atrevía, no quería faltarle

el respeto, su mujer tenía carácter y no
quería arruinarlo, sus mejillas
sonrojadas lo delataban mientras se TRAVESIA HACIA
sacudía en un mar de dudas y deseo,
fue ella quien rompió el hielo, y acercó
EL PLACER
su boca tímidamente a la de él, se
besaron, se besaron por primera vez en
la vida después de cinco años
soñándose, fue un beso tímido, largo,
húmedo, la habría amado en ese mismo
instante, sus manos deseaban más que
nada descubrir su cuerpo de encanto,
mientras probaba sus labios su cuerpo
temblaba ligeramente, su corazón de

30
Salió del baño vestida y con el cabello
mojado, sin nada de maquillaje, sus
labios rojos, sus ojos brillosos, se sentó
en la cama, frente a ella, en la otra cama
estaba Víctor, mirando de reojo, con
todo el cuerpo tenso, Maia quería
abrazarlo, siempre soñaba con hacerlo,
le pidió que se acercara pero no
alcanzaron a abrazarse, Víctor le
acarició la pierna, primer contacto íntimo
de toda su vida, de su larga historia, le
acarició la pierna mientras ella lo
acercaba a su cuerpo sentada en la
cama, nunca se habían tocado, ni
mucho menos besado, pero a ambos les
pareció normal acariciarse así.

Hace solo unos días sus cuerpos

desnudos tras la pantalla habían
traspasado la barrera, ambos lo sabían,
ambos lo evadían.

El joven italiano no pudo evitar acariciar

su cara lentamente, sus dedos rozaron

29
es bellísima se dijo, fue un saludo muy
tímido, él tomó su maleta y la guío por
las calles de Madrid hasta llegar al hotel
que había elegido para los dos, una sola
habitación que era una verdadera oda a
la fealdad, pequeña, asfixiante, oscura,
húmeda, hecha como para no querer
pasar allí ni un segundo más que lo
estrictamente necesario, y que, sin
embargo, se transformó en la celestina
de estos amantes refinados y cultos que
pasaron sin quererlo más tiempo
Jenn Brown
enredados en sus sábanas que
recorriendo las calles de Madrid.

Travesía hacia el
Al llegar Víctor trataba de disimular su placer
ansiedad, su deseo, sus ganas locas de
besarla, caballero y respetuoso como
era, se mantuvo siempre a distancia,
Maia tomaba una ducha para sacarse la
fatiga del viaje y se repetía, no hagas
nada de lo que te vayas a arrepentir
después, esto no es un juego, no se
trata de cualquier hombre.

28
Caminaba de un lado a otro, alto, guapo,
inquieto, ansioso, la mujer de sus
sueños, su chilena, a la que nunca besó,
pero a quien conocía desnuda hace ya
varios años, estaba viajando para verlo,
para compartir unos días juntos, la vio
aparecer, con su silueta de encanto y
una enorme maleta, al igual que en Lima
casi se quedó sin aire,

27
de su corazón, corazón que nunca latió
con tanto brío y fuerza con ningún
hombre, porque ninguno de ellos era
merecedor de su pasión, ninguno la
hacía vibrar, porque ninguno la amaba
en libertad y porque ella no estaba
dispuesta a entregar a ninguno lo que
solo le nacía dar a su profesión.

El placer no es algo que se encuentra,

Cuando fue a buscarla al aeropuerto en
Madrid, Víctor no cabía en sí, los viajes
el placer es algo que ocurre cuando
de Maia siempre eran en Latinoamérica, dejas que la vida suceda.
ella adoraba estudiar las culturas
ancestrales y las tradiciones de los
pueblos que casi desaparecían, se
internaba en la selva, en pequeños
pueblos por meses, nunca había viajado
a Europa, pero cuando supo que viajaría
para investigar la civilización guanche,
no lo dudó ni un segundo, tenían que
verse, él estaría por esos días en
España, y Madrid fue el lugar escogido
para volverse a ver después de cinco
años.

26
porque esa eres tú, porque esto que
haces es también la razón por la que te
amo, porque estoy enamorado de tu
intelecto y no quiero que por amor dejes
de hacer el que ha sido el sueño de
muchos años de tu vida”.

Tenía razón, y aunque después se

arrepentirían de esa separación, ambos
sabían que la única receta para que
una relación funcione es sentirse
plenamente realizado profesional y
personalmente, los sacrificios por el otro
tarde o temprano pasan la cuenta.

Maia sin sueños, sin molinos de viento,

sin luchas, no era Maia, nadie que
realmente la amara y la conociera
podría pretender privarla de sus ansias
de libertad y de su pasión por su trabajo,
una pasión tan desbordada que fue
odiada por todo quien la acompañó, una
“yegua desbocada” que no hacía caso a
nada ni a nadie más que a los impulsos

25
No, Maia no podía estar con cualquier
hombre y eso lo sabía muy bien el novio
que a miles de kilómetros intuía la
traición, él no era y nunca sería el
italiano que le había revolucionado la
vida, las ganas y las neuronas hace
muchos años atrás, pero si se lo hubiese
propuesto podrían haber sido una linda
pareja, ese buen amor le había robado
el corazón a Maia como nadie supo
hacerlo, sin embargo, había intentado
censurar su intensidad y eso, eso era
algo que la porteña buena moza no le
iba a permitir ni al mismísimo príncipe
azul.
A mi pequeño gran maestro, gracias
por enseñarme lo que es el amor.
A mi madre por poner su cuerpo para
nuestra felicidad.
A mi sombra, a mi femme fatale,
gracias por nunca soltarme.
A los hombres buenos y los no tan
buenos, por volverme camelia sobre
musgo.

“Quizás no deberíamos separarnos- le Al placer por encontrarme

susurró Maia en un arranque de locura-
no tiene mucho sentido regresar a Chile
después de estos días”

Él la miró y sonrió, “no puedes, debes

viajar a las Islas, debes viajar e
investigar, descubrir lo que tanto sueñas,

24
Investigar los vestigios guanches en la
Gran Isla y la historia de Tara era uno de
sus sueños, un gran logro profesional,
pero nada de eso existía, los días junto
al cautivante italiano de sus sueños le
habían puesto el mundo de cabeza, un
novio la esperaba en su país, alguien
que la amaba, alguien que había llenado
su vida de tibieza y compañerismo,
alguien que, hace mucho tiempo ya se
había dado cuenta que esa no sería la
mujer de su vida.

Y es que Maia no estaba hecha para ese

tipo de amor campestre y cotidiano, sin
mayores sobresaltos y con tanta rutina
que parecía que jamás nada cambiaría,
Maia era una vertiente fluyendo furiosa y
jamás podría dejar de serlo, quien
estuviera a su lado debía tener claridad
que sólo existían dos alternativas, o te
sumabas a su caudal furioso o debías
verla pasar y beber de sus aguas hasta
que cambiara el curso de la corriente.

23
 II
Habían prometido volverse a ver en una
gélida mañana de invierno en Madrid,
sus manos no se querían soltar, jamás
olvidarían esos días de frío y buen vino,
sus besos desesperados antes de
separarse para tomar sus respectivos
vuelos.
La imagen de Víctor tomando su cabello
entre las manos, desesperado, triste,
enamorado y asustado se prendió en su
retina y se repetiría en sus pesadillas, lo
vio alejarse y notó que su caminar ya no
era tan seguro, si no lloraba sin duda
estaba conteniendo el llanto, cerró los
ojos y dejó que gruesas lágrimas
cayeran por sus mejillas, bebió un sorbo
de agua e intentó concentrarse en lo que
venía.
22
I
Ninguno de los dos lo pensó, a ninguno
le pareció una idea loca u osada,
arrendar la habitación de un hotel luego
de cinco años sin verse, para compartir
las escasas siete horas en que ambos
estarían en Lima antes que él siguiera
rumbo a Machu Picchu y ella al centro
de México en una aventura indígena
entre Sonora y Chihuahua. Era para
ellos algo tan natural, tan normal que
nunca se lo cuestionaron.
Tan normal como atravesar el mundo en
un vuelo de 14 horas con la única
intención de ver, besar, vivir a la mujer
de su vida, tan normal y cotidiano como
el beso que ella le dio en el umbral de la
puerta cuando robó sus labios a los
cinco segundos de haberlo visto por
tercera vez en su vida.
11
No, no habían pasado cinco años, no,
era imposible que hubiesen pasado
años sin hablarse y sin saber uno del
otro. Había sido sólo ayer cuando en
una novelesca despedida se separaron
en el aeropuerto de Madrid en el último
viaje que los unió y les permitió entender
que había una fuerza, una química, una
conexión superior que los unía por sobre
todo y que los impulsaba a buscarse y
amarse sin lógica ni razón.
borbotear por sus venas, por su cuerpo,
los volvía a atravesar, a remover, a
enloquecer, y es que para ambos era
cada vez más difícil entender el sexo sin
amor, y no, no hablo del amor romántico,
pero sí de afecto, de una mínima
conexión entre dos personas que son
conscientes que hacer el amor no es
sólo un acto físico sino un compartirlo
todo, energías, sensaciones, historias,
momentos, secretos y frustraciones.

Las coincidencias no existen, se repetía

Maia, sentada en la habitación 421
mientras se miraba detenidamente
frente a un perfecto y mantenido espejo
de cuerpo entero, que ostentaba en sus
bordes toques renacentistas que poco
tenían que ver con el estilo del resto de
la habitación. Se miraba nerviosa y se
preguntaba si le gustaría así, en vivo. No
es coincidencia que justo volvamos a
vernos un 20 de marzo exactamente
cinco años después.

12 21
Casi sin darse cuenta estaban tendidos
en la cama que quedaba más cercana al
baño, ninguno de los dos pudo evitar
reírse al notar que otra vez era una
habitación fea y con dos camas, ambos
pensaron en juntarlas para disfrutar
mejor el espacio, sin embargo, sus
deseos no les permitieron perderse en
nada más que no fuera el cuerpo amado
y ardiente del otro.
Se deseaban, se deseaban con una
locura incomparable, la ansiedad, el
nerviosismo de hace solo unos minutos
dieron paso al deseo, a la pasión pura y
genuina entre dos amantes, ese que
nace del bajo vientre, que se proclama
entre sus piernas, que se humedece en
la intimidad de ella, pero que nace, que
existe, que ES, desde el corazón, un
corazón que late, sí, late.
¿Acaso dejaron de vivir por cinco años?
No, claro que no, pero la vida volvía a
20
No había logrado dormir la noche
anterior, el estado de ansiedad, de
nervios, de emoción y sí, un poco de
miedo, la mantuvieron en un estado de
vigilia que Víctor compartía en su vuelo
rumbo a Lima, repitiéndose tengo que
dormir, descansar para poder estar
totalmente listo para ella ¿Dormir?
¡Imposible! ¿Comer? ¡Imposible! Sus
ojos se cerraban y él también se
preguntaba, iré a gustarle así, en vivo,
fuera de la pantalla y los mensajes del
celular.
Otra vez en Sudamérica le escribió,
mientras se despedía de sus colegas de
trabajo tratando de disimular la ansiedad
y el deseo que crecían incesantemente
en todo su ser, caminando hacia el hotel
su corazón parecía no dar más, pero no
podía pensar, sólo caminaba y sentía,
deseaba, vivía... En dos minutos la
volveré a ver...
13
Maia aplanaba el piso de la habitación
deambulando de un extremo a otro cual
leona enjaulada, el espacio luminoso
pero carente de calidez le resultaba un
poco insoportable, era más bonito que
aquel que los acogió en Madrid, tenía
ventanas amplias que daban a una mole
de cemento que escondía una piscina
fantasmal en total armonía con la
frialdad de la habitación, dos camas de
plaza y media con un cubrecamas verde
oscuro y un velador a cada costado con
un pequeño florero de flores plásticas y
gastadas, la hacían pensar en el entre
deux, en ese no lugar de Augé, donde no
hay sentido de pertenencia, donde no
hay identidad, donde no hay nada más
que el transitar, un lugar fuera del
tiempo, que quizás para muchos sería
toda una aventura, pero que a ella
siempre le generaban una leve angustia
pues le recordaba que tampoco ella
tenía raíces, y que esos lugares tan fríos
y poco acogedores eran lo más cercano
que tenía a un hogar.
14
torrente de nuevas sensaciones, contra
la pared temblaba mientras las manos
de ese itinerante amor, se aventuraban
por primera vez bajo el vestido, tocando,
rozando, apretando, robando su piel,
sus piernas, sus muslos, su feminidad.
El tiempo parecía haberse puesto de su
lado, una increíble sincronía universal
hizo que esa tarde fuese casi eterna, no
habían avanzado más de cinco pasos
de la puerta, seguían en el umbral,
besándose con pasión mientras él
presionaba su cuerpo contra las blancas
paredes, paredes que recibían con
gusto el candor y la delicadeza del
cuerpo femenino, diagonal a ellos, de
vez en cuando Maia podía verse de
medio lado en el espejo junto al mini bar,
imagen que atesoraría para siempre y la
acompañaría en sus interminables
viajes, en sus travesías futuras, en su
inicio de afrodita libre y sin culpas.
19
umbral de la puerta hizo que las
lágrimas retenidas hace tantos, tantos
años, rodaran delgadas por sus mejillas,
escondió la cara en su pecho, sintió la
fuerza de león de su hombre que la
estrechaba contra si con todo el amor y
los vaivenes de diez años, de diez vidas
quizás, y fue en ese abrazo, en ese
instante cuando las palabras están de
sobra y la razón se doblega gustosa al
deseo que pudo encontrarse con ese
aroma que nunca olvidó, en su cuello,
ese aroma que tanto buscó en sus
noches de sombra y locura, besó su
cuello suave, terso, “¿mío?” pensó, y se
dijo por primera vez, no lo veo hace
años, quizás esto sea demasiado
osado.
No lo era, el vigor que nació del bajo
vientre de su hombre, de su pasión, le
respondió que nada podía ser osado
entre ellos, ni ese día, ni nunca, un baño
de calor la recorrió por completo, su
sensualidad dormida despertó con un
18
Se perdía en sus pensamientos
melancólicos, ansiosa, mientras
seductoramente arreglaba su corsé bajo
el vestido de lino que siempre pensó no
le quedaba bien, porque sí, no lo veía
hace cinco años, técnicamente nunca
fueron pareja, pero ella iba con un corsé
bajo la ropa y un lubricante íntimo en el
bolso. Era natural, normal, nunca se lo
cuestionó... se trataba de Víctor, su
Víctor. El mismo de hace diez años, el
mismo del banco frente al mar, el mismo
de Madrid, el de la noche anterior, el de
cada día.
Ya no pudo pensar más, sudaba frío,
estaba diciéndose que tenía que hacer
lo que le naciera cuando oyó la puerta,
nunca se lo dijo pero se quedó
paralizada unos segundos esperando
que su corazón volviera al sitio que le
corresponde, ahogó un grito tapando su
boca con las manos... Caminó.
15
Víctor hacía uso de todo su autocontrol
mientras esperaba verla tras el umbral,
el tiempo se detenía, no sólo no habían
pasado cinco años, el dolor, la pena, los
estragos de un pasado con más de una
marea revuelta no existían en su mente,
su cuerpo mandaba esta vez, la quería
entre sus brazos, necesitaba su aroma,
su piel, recorrer sus recovecos y
profundidades de mujer, esos que tanto
amó en Madrid y que a pesar de los
años nunca pudo olvidar.
La puerta se abrió, no hubo palabras,
casi no alcanzaron a mirarse, la
naturalidad, la pasión, el deseo, y los
diez años de una relación con un
océano entre medio, tomaron el mando
de cada segundo de esa tarde de
pasión, tarde que recordarían como el
inicio concreto de su vida, de un
compromiso más allá de la razón, e
incluso del amor, tarde en donde ambos
sanaron entre besos, caricias, humedad
y múltiples orgasmos, los dolores que
16
guardaban sus cuerpos apagados.
Cuerpos que despertaron, que
renacieron, que volvieron a su hogar en
el momento que Maia robó su boca para
besarlo con pasión, con ansiedad, con
amor, con la vida, con el vientre, con su
alma.
En ese momento todo se volvió
sensación, emoción, deseo, locura, su
labios se probaban, sus manos parecían
no creer que estuvieran abrazándose de
verdad, sin una pantalla de por medio,
Maia no olvidaría los pequeños gemidos
que escapaban de su boca al besarla,
era algo que no recordaba, una mezcla
de fuego y ternura, gemidos que
escondían la pureza e inocencia del
primer amor y la pasión guardada tras
miles de lágrimas.
El primer abrazo que le dio aún en el
17
regresara con Víctor.
III

Entonces, sin pensarlo, sin darse

Había tomado su mano casualmente
cuenta, un pequeño cosquilleo nació
frente a un jarro de borgoña bajo las
desde la diminuta y perfecta flor que se
luces tenues del mítico e histórico
desplegaba con soltura, subió por su
Pajarito ubicado en el corazón de
vientre, sus piernas se tensaron, apretó
Valparaíso.
fuerte su mano, se entregó, el placer
vino cargado de locura, fuerza, lujuria de
la más salvaje, se mecía, se movía por
Allí donde otrora se reunieran los
toda la cama, como queriendo escapar,
miembros del partido socialista en plena
incapaz de pensar, perdida en el vértigo
dictadura, donde muchos llegaron a
más puro e instintivo de su ser mujer.
ahogar sus penas al enterarse que un
nuevo amigo había desaparecido y
donde el idealismo y las utopías
Las manos de Víctor la sostenían y la
inundaban el ambiente luchando y
acariciaban suavemente, con su cuerpo
soñando por un país libre, allí entre el
aun temblando su hombre besa
ruido de la noche y las cuecas bravas,
tiernamente su bajo vientre, la acaricia
en un país que de libre tenía nada, tomó
con devoción, sus labios se detienen en
su mano y le preguntó ¿qué harías
la cicatriz de su matriz, una operación
ahora si pudieras decidir que esta noche
dolorosa de cuerpo y alma guardaba los
no tuviese fin?
vestigios de años de lágrimas
guardadas en su útero, con los ojos
húmedos se dice a sí mismo, no lo

64 33
Ella lo miró profundamente, sonrió, fue
una sonrisa de medio lado y miró hacia
un punto indefinido del lugar.
“Iría a caminar, caminar por Valparaíso
es lo que siempre hago, no hay nada
más maravilloso que mirar el puerto
iluminado, los cerros chispeantes de
vida y belleza, las casas colgando de las
laderas, esas postales de turistas me
estremecen el corazón, tanta belleza y
tanto dolor en una sola imagen ¿eso es
Valparaíso no? Belleza y tragedia
eterna”.
Y es que nada en el mundo tenía más
poder en el corazón de Maia que caminar
por las calles de Valparaíso, esa mezcla
de nostalgia, pena, pobreza y adoquines
vestigio de un mundo europeo que se
latinoamericanizó, era capaz de
transformar el peor dolor en calma, la
tormenta siempre se aquietaba cuando
se perdía mirando los cerros frente al
34
No se lo dijo antes de viajar, pero le
temía al orgasmo en vivo, le tenía
verdadero pavor, antes que Víctor
regresara a su vida los orgasmos fueron
para ella un placer culpable, venían
siempre acompañados de trauma, dolor,
llanto, pena, vacío, crisis de pánico se
llama eso, le dijo tiempo después una
psicóloga, crisis que le dejaban una
angustia que no se iba en días.
Y aunque había logrado superar el dolor
gracias a su autoamor, los orgasmos
solo eran libres y soberanos entre sus
propias manos, entre sus caricias
intimas, entre sus noches de hacerse el
amor a sí misma, había traspasado la
barrera del dolor para hundirse en el
placer, pero siempre a solas, siempre
con ella misma, era sólo en la intimidad
de su cuerpo donde había logrado soltar
la culpa y liberado a su amante salvaje
sin miedo ni pudor, pero temía, temía
que en los brazos de otro todo
regresara, y temía aún más que
63
pudo pensar, Víctor se había vuelto el
motor de su placer y se movía con soltura
entre sus piernas, aferrada a su mano, su
cuerpo zigzagueaba por la cama, cada
movimiento, cada pausa, cada danza
entre su feminidad, su boca y su dedo
iban perfectamente sincronizado con su
placer, me conoce, me conoce, me
conoce tan bien, como si lo hubiéramos
hecho ayer, y cada día, cada noche...
No, no puede ser, no han pasado cinco
años... lo nuestro no era sólo virtual.
62
mar, y es que quizás Valparaíso era un
poco como ella, disfrazado de
patrimonio, risas, bohemia y carnaval
para cubrir el dolor, la tragedia, la
pobreza y esa resiliencia a toda prueba
que da el levantarse una y otra vez de
los azotes del destino.
Cada palabra, cada gesto, cada silencio
de Maia era de una u otra forma
calculado, ella no era de las que
planificaba con antelación cada detalle,
pero llegado el momento sabía
exactamente qué decir y cómo, los
hombres- pensaba en ese entonces-
son aburridamente predecibles.
Mientras hablaba miraba hacia el lugar
que alguna vez cobijaba una tarima, El
Pajarito era uno de esos bares que no
puedes dejar de visitar si quieres decir
que estuviste en Valparaíso, ubicado en
pleno centro, pájaros de papel colgaban
de cordeles que simulan la ropa que
35
tienden los porteños en los altos cielos,
intercaladas por viejas fotografías de
historias perdidas bajo una luz tenue a
ratos marfil a ratos sepia, la noche
porteña partía siempre en ese lugar.
Y es que el Pajarito era el lugar de reunión
social por herencia de la izquierda
cultural del puerto, aunque ya no era lo
de antes, los viejos socialistas, esos que
construyeron la “democracia” actual
seguían yendo ahí, por una pizza esta
vez con un buen vino, mezclándose con
la juventud pseudo contestataria que se
negaba a ir a dejar su dinero a la ciudad
jardín y que discutía vivamente de
política y comunidad antes de que sus
pasos los guiaran obligatoriamente al
mítico Playa, al nunca olvidado Proa o al
inmortal y transgresor Máscara.
Llegar pasadas las 23 horas era siempre
un riesgo, te obligaba a estar pegado a
la barra con una cerveza negra o incluso
36
a ensuciar, porque ahora mujer eres
libre para amar y elegir quien te amará”.
Coincidencia o no, cuando sintió su
lengua deslizarse casi estalló de placer
cada célula de su ser, cinco años habían
pasado sin que un hombre osara llevar
su cara entre sus piernas. No, eso no,
nunca más.
En las noches, en los años que creyó
haberlo perdido y pensó que nunca más
lo volvería a ver, solo la consolaba el
saber que ese tipo de amor le
pertenecía a él, sólo a él. Después de
horas y horas de amarlo así en Madrid,
no permitió que ninguno de los muchos
amantes que tuvo se aventurara en esos
mares, era lo único que no habría de
sucumbir a sus meses de total
oscuridad.
Estaba ahí, era él, al fin era él... Ya no
61
Una nube gris nubló su corazón por
unos segundos, recuerdos morbosos de
hombres que no merecen llevar tal
nombre. Dejó caer las lágrimas y lo miró
esconderse entre sus piernas, su mirada
de fuego la envolvió.
“No todos los hombres son malos -le
había dicho tiempo después su amado
italiano- pero te ha tocado conocer
algunos que sí lo son, ellos son un error
de la naturaleza, pero quiero que ahora
te concentres en lo que somos, en lo que
has vivido, me sentiste, conociste que te
amo y cómo te amo, tu cuerpo que
tantas veces fue mancillado merece ser
amado, cuidado, y respetado a tus ritmos
y cómo tú lo desees y sientas. Sabes que
no puedo evitar desearte con locura y
pasión, pero también sabes que te
respeto perdidamente, que jamás mi
deseo irá contra tu voluntad, que mis
ganas de ti son la forma de tocar tu alma
y no sólo placer animal, quiero que
sepas que NUNCA nadie te va a volver
60
de pie deambulando por ahí,
improvisando una cueca mientras el
viejito del maní pasaba por cada mesa
vendiendo maní con merquén, orégano,
ajo, tostado y confitado, y regalando un
consejo o un piropo según la relación
que percibiera, nada anormal para una
noche porteña que tenía una sola regla
“lo que pasa en el puerto se queda en el
puerto”.
Era pues este bar el lugar perfecto para
dejarse seducir y seducir casualmente, o
lo era al menos para la bella porteña que
se mimetizaba con el ambiente, trayendo
ella misma el jarro de borgoña o
pasando tras la barra para llevar las
cervezas, moviendo con soltura las
caderas, dejándose mirar con paso
firme y cintura estrecha, sabiendo que
ese era su territorio y que ella, la femme
fatale de dulce rostro era dueña y señora
de su noche y su despertar.
37
Salieron pasada la media noche, ella
tenía novio y él se había divorciado
recientemente, caminaron hacia
Almirante Montt, aquí tomo mi taxi le dijo
en una despedida que sonaba a
invitación ¿Y si subimos caminando,
puedo dejarte en la puerta de tu casa?
No hubo muchas palabras, la tensión se
sentía en el ambiente, ella sabía
exactamente lo que sucedería, lo que
provocaría, pero no hizo nada para
detenerlo, había entrado una vez más
en el éxtasis y el placer de la seducción,
el juego del deseo, de lo prohibido, de
cada roce que eriza la piel, de miradas
profundas, de acercarse un poco más
para ver hasta dónde era posible llegar.
Andrés llevaba semanas invitándola a
salir, ella siempre respondió un rotundo
no, tengo pareja, no voy a salir contigo,
tenía una pareja que a Andrés le parecía
invisible o casi inventada para rechazar
38
desconfianza heredada a los hombres
se había debatido en decenas de
aventuras y una que otra relación seria
que nunca perduró.
Y es que ser mujer inteligente, guapa y
seductora en un mundo lleno de tabúes
religiosos le había hecho entender que
solo te queda defenderte o atacar,
porque tu inteligencia les da miedo y tu
belleza la manipulan para hacerte sentir
menos que nada.
Si eres guapa entonces es porque
quieres algo, y si no aceptas lo que ellos
te quieren dar, entonces el camino se
vuelve cuesta arriba, masculinizarse y
ocultarse, guardar silencio y agachar la
cabeza no era el camino de ella, no
podía hacerlo, ser sumisa era algo que
estaba fuera de sus posibilidades, un
camino duro fue el que le tocó, el que su
alma loca y eligió.
59
Fascinado con lo que ve, con lo que
siente, se esconde entre sus piernas
para darle aquello que tenía guardado
hace tantos años, porque nunca pudo
volver a dar placer oral a otra mujer, era
imposible, eso fue, era y sería solo con
Maia, si no era con ella, no sería con
nadie.
Soy un hombre exclusivo le había dicho
tantas veces este joven de cabellos
dorados que años atrás se había
enamorado de ella y había decidido que
ella y solo ella podría ser la mujer de su
vida.
¿Existen las coincidencias? Maia lo
miraba ardiente como no recordaba
haberlo estado en su vida, nerviosa,
emocionada, miles de recuerdos
pasaban por su mente y su corazón se
apretaba, no puede ser que vaya a llorar
se decía, pero resultaba imposible no
hacerlo, su vida marcada por una
58
a cualquiera que osara acercarse, esa
noche en el paseo Yugoslavo mirando
el mar y sintiendo la suave brisa
primaveral, Andrés aún creía que esa
pareja no existía.
La interrumpió con un breve beso, rozó
sus labios, presionó su cintura y la atrajo
hacia sí, no sintió resistencia y entonces
la besó largamente, un beso profundo,
tibio, cálido Ella lo detuvo en medio
de toda su pasión, “debo irme - le dijo-
esto no está bien, nunca había hecho
esto”.
¿Estás bien?- le preguntó.
Me voy a casa - respondió ella
notoriamente contrariada.
Ya en el taxi se repetía no es posible lo
esté haciendo otra vez, creía haber
39
cerrado el capítulo de los engaños y las
IV
infidelidades, pensó que nunca más lo
volvería a hacer, sin embargo, estaba
allí, siéndole infiel a un buen hombre
Víctor la desviste con total delicadeza,
que la amaba y a quien ella amó... Infiel
siempre cuidando no parecer
por soledad, infiel por costumbre, infiel
demasiado brusco, pero también muy
por libertad.
dueño de sí, de lo que hace, dueño de
ellos, de su amor.

Andrés nunca sabría que ésta no era su

primera vez, ni tampoco sería la última,
Bajo ese vestido azul estaba el corsé
siempre fue igual, la chica guapa,
que hace un par de días había visto tras
intelectual, inocente y muy moral que no
la pantalla de su celular en una foto que
pudo contra su corazón y se dejó
nunca olvidaría, enloqueció, sintió que
seducir por este hombre que lograba
su pantalón no podía sostener toda la
provocar en ella lo que nadie más:
potencia de su sexo que se sentía vivo,
pasión, amor, lujuria, pero, no podía
fuerte, poderoso, más que nunca en su
fallar, no podía decírselo a los demás.
vida. La humedad entre las piernas de
ella lo estremeció aún más, habían sido
solo besos, caricias, pero ese monte de
Ella intentaría terminar, esto no volverá
placer, deseo y misterio se había
a pasar, tengo novio y lo que pasó era
encendido por él, para él, sin límites, sin
menester olvidar... Deliciosas frases que
ningún control.
ellos creían sin siquiera cuestionar
¿Acaso algún hombre habría llegado a
imaginar que ella tan noble, la hermosa

40 57
 y perfecta mujer ideal, jugaba este juego
que los hombres jugaron por décadas,
solo con el fin de llenar sus vacíos y no
comprometerse jamás?

Sabía exactamente qué palabras

decirles, que los hombres no se
enamoran cuando tienen una relación
fugaz ¡Mentira! Que los hombres son los
que dicen bueno fue una vez y nada más
y nunca vuelven a llamar ¡Mentira!

Los hombres escapan cuando ellas los

siguen, pero cuando eres tú quien
escapa, quien los evade, quien no los
llama, quien coquetea con otros en sus
narices, quien tiene un novio a quien no
piensa dejar jamás, entonces ellos se
vuelven predecibles, que eso de querer
pretender ser el único para el otro no es
cosa exclusiva de la mujer, a todos les
pasa, solo que no suele ser la mujer
quien al acabar la relación sexual le diga
así sin más “bueno, se ha hecho tarde,

56 41
me tengo que ir”, y se despida desde la
puerta sin siquiera un beso ni mirar para
atrás.
De alguna forma - pensaba- era bueno
que los hombres supieran lo que se
siente, lo que todo su género le viene
haciendo generación tras generación a
todas las mujeres de la humanidad, que
sepan lo que es sentirse nada, o menos
que nada y entreguen igual su corazón y
su cuerpo soñando con que quizás
puedan cambiar la realidad.
No era una estrategia pensada ni
planificada, tampoco premeditada,
generalmente la fiura intentaba rehuir
estos encuentros, pero una vez los
iniciaba, una vez entraba en el juego de
la seducción, entonces no era capaz de
escapar.
Tampoco es que lo intentara, las
42
Ella sabía, ella sentía que Ricardo sólo
quería terminar, pero necesitaba una
excusa para hacerlo, algo que ella
hiciera mal, era demasiado irse
simplemente porque no daba el ancho
para amar a una mujer que no le teme a
caer y tropezar, a brillar y figurar.
Años después Ricardo la odiaría por la
infidelidad, pero jamás sabría que el
amor que le tenía era realmente tan
grande que si simplemente hubiese
estado disponible jamás lo habría
engañado, porque Maia realmente
amaba a Ricardo, más de lo que el
tímido profesor podía imaginar.
55
dejarla al aeropuerto antes del viaje más
importante de su vida profesional rumbo
a Las Canarias, “espero que lo disfrutes,
y que ese italiano amigo tuyo te
entretenga más de lo que te he
entretenido yo, si no vuelves espero me
avises, total, si te quedas con él qué
podría hacer yo, soy solo un chileno
normal que vive en una pequeña ciudad
frente a un italiano genial que viaja por
el mundo y es todo lo que yo nunca
seré”.
Maia sintió que esas palabras fueron una
despedida cobarde, una forma de
decirle, sé que esta relación ya no va a
ninguna parte, pero no tengo el coraje
para terminar ni para decirte que hay
alguien más, o decirte simplemente que
ya no va más este sueño de vivir en un
mismo lugar y de empezar de cero
juntos en otra ciudad, yo quiero una
vida, tú quieres otra.
54
llamadas a escondidas, las miradas
ocultas, los mensajes secretos
alimentaban su necesidad de vivir al
límite, subía la adrenalina y así mismo la
pasión, no había hombre que quisiera
dejarla, más bien al contrario tarde o
temprano todos querrían dominarla,
momento en el cual todo se volvía
monótono y fugaz, aburrido y tradicional
y entonces ella caía en cuenta que esto
no daba para más y los dejaba.
Se iba y desaparecía si los viajes y la
fortuna se lo permitían, cuando esto no
ocurría, cuando el tipo era demasiado
obsesivo, entonces ella debía hacer que
ellos quisieran dejarla, volverse un poco
“la típica mina loca que no los dejaba
respirar”, y así, como por arte de magia
todos se iban, nunca nadie, ninguno de
ellos se atrevió jamás a contar al oficial
lo que les había tocado pasar, quizás,
por vergüenza, quizás por temor, quizás
por respeto o por exceso de dolor.
43
Fue sólo un mes y medio después de
aquel beso en el mirador, que Andrés
entre reproches y fumándose un cigarro
la fue a despedir antes de su próximo
viaje “ ¿irás con él? le preguntó, por
supuesto, con quién más, me estás
rompiendo el corazón”, la fiura como le
diría tiempo después un despechado
amante en honor la mitología chilote,
jamás respondía a estas palabras, sólo
sonreía con expresión de también me
está doliendo a mí, entonces ella sintió
que era el momento de desaparecer.
“Estaré desconectada por un par de
semanas, de seguro te llamo cuando
regrese, o tal vez no, quizás ya has
encontrado a una nueva mujer. Adiós
querido”- fueron sus últimas palabras
junto a un beso en la mejilla.
Indignado, dañado, herido, Andrés no
entiende el por qué, la mira radiante y
sonriente contestar el celular a ese
44
esa maldita investigación que me tiene
loco de atar ¿No podías ser una mujer
más normal, que no lo cuente todo, que
no tenga siempre ganas, una que pase
desapercibida? Eres una yegua
desbocada, no eres realmente nada
más”.
Cerró los ojos y lloró, lloró en silencio,
imágenes vívidas llenaron su corazón, lo
vio escondiendo el computador para
eliminar la investigación, lo vio
revisando sus conversaciones
esperando encontrar vestigio de alguno
que le robara a “su mujer”, lo vio
gritándole, humillándola, recordándole
que por muy brillante que fuera, por muy
independiente y capaz, había algo que
ella nunca podría dominar, la fuerza
física, la fuerza animal.
Cerró la maleta, se despidió de ese
novio que un poco en broma un poco en
serio le dijo antes de partir y sin ir a
53
árboles al atardecer y jugar algún juego
de vídeo que te aísle del mundo sin
pensar en nada más, solo jugar y mover
los dedos, ¿hay algo de malo en eso?
Estoy cansado de esto- le había dicho el
mismo novio- estoy cansado de
sostenerte, tu vida es demasiado
intensa, siempre descubriendo algo
nuevo, siempre viajando, dando charlas,
siempre con algún dolor, con algún
trauma que sanar, yo no quiero esto
para mí”.
Maia cerró los ojos y recordó la voz de
aquel, el primero que osó mancillarla
con lo único que podía usar en su
momento de mayor vulnerabilidad,
“Ojalá me fueras infiel- le decía
furibundo- ojalá tuvieras otro hombre,
preferiría mil veces me engañaras con
ellos antes que estuvieras ahí siempre
metida con tu único compromiso, tus
viajes, los malditos pueblos indígenas y
52
novio que resultó ser demasiado real, le
habla con cariño y sensualidad, se
despide con un te amo y nos vemos mi
amor.
Entonces cierra los ojos llenos de rabia
y pasión, hace solo unas horas habían
hecho el amor, ella parecía saber cosas
que ninguna mujer había llegado a
conocer, en la cama era ama y señora
del placer, no solo para ella, sino
también para él.
Aún recuerda la primera vez que lo
extendió en la cama, le quitó la camisa,
no sin antes apagarle el cigarro que
odiaba y comenzó a besar su delicado y
blanco cuerpo, parecía piel de bebé,
besó cada centímetro desde su cuello a
su vientre, ida y vuelta del placer, lamió
sus dedos, sus brazos, respiró agitada
en su oído sin dejar que se moviera,
Andrés creyó enloquecer, no era posible
tal nivel de placer, la femme fatale era
45
osada, liberal, coqueta y natural,
caminaba desnuda por todo el lugar, no
pedía apagaran las luces y no
perdonaba que no le regalaran un buen
sexo oral.
Para él que le parecía
descubriendo todo con una mujer mucho
menor, tuvo la condescendencia de
enseñarle cómo lo debía hacer, fue ella
quien le presentó el clítoris y le fue
enseñando a darle placer. Eso no es,
por ahí no lindo, mueve un poco más,
ahora sí, lento, más lento, más rápido,
no tan fuerte... Uhhmmm sí, así va muy
bien...bastante bien... Gemía sin miedo
a lo que el otro pudiera pensar, y
tampoco temía pedir más si lo quería o
dar más si lo deseaba.
Fue la última vez que la vio, en el
terminal de buses de Valparaíso que
siempre le pareció dramáticamente
famélico y el preludio de una ciudad que
46
me sienta menos”.
Ese había sido el último reproche de su
novio, el mismo novio que Andrés creyó
irreal, era un profesor deslumbrante pero
tímido, la femme fatale estaba
estar convencida que sus escritos iluminarían
el mundo, pero nunca los quiso publicar,
a él le gustaba marcar el paso, hacer su
trabajo y ya está, ella, ella no podía
soportar que todo lo que sabía se
quedara allí en la academia nada más, era
egoísmo, al fin y al cabo cuando te
vuelves consciente es tu
responsabilidad enseñar a los demás,
comunicar, divulgar.
“Cállate Maia, me tienes cansado la
verdad, no todos son como tú, no todos
tenemos tu pasión y tu espíritu guerrero,
algunos nos sentimos conformes con
solo ser, tomar unas chelas con los
amigos y filosofar en la intimidad, hacer
el amor de vez en cuando, mirar los
51
sintiera inseguro.
Y es que su belleza los deslumbraba, su
naturalidad, su sensualidad sin
disfraces, su poesía, su pasión, su
mirada intelectual, sus caderas que se
movían libres al bailar removían incluso
a sus amigos que la admiraban y de
seguro también la querían follar, pero
también removía a la pareja que no
podía con su ego herido, tener una
mujer así de libre, con esa experiencia
sexual era algo que ninguna pareja
estaba dispuesta a soportar.
“Siempre tienes que hablar tú, siempre
tienes que brillar, no podrías por una vez
quedarte callada y dejarme a mí opinar,
y nada más, no decir nada más, no
apoyarme ni debatir, solo callar ¿Acaso
es necesario que cuentes tanto tus
experiencias sexuales? Me haces
quedar como un tonto siempre, no se
puede contigo Maia, siempre haces que
50
estaba siendo acribillada en silencio por
autoridades ineptas y el flaco favor que
le hizo ser nombrada patrimonio cultural
de la humanidad en un país que se
esforzaba por creerse el cuento de
“somos los jaguares de Latinoamérica”,
aunque todos en el fondo sabían que
eran más bananeros que el mismísimo
Maduro que tanto les asustaba.
Lloró y miró su celular cada día y cada
noche por casi un mes millones de veces
al día, ni una llamada, ni un mensaje,
nada de nada. Lloró aún más, era
verdad, esa mujer le había roto el
corazón, obsesivo como era la odió, la
maldijo, la sufrió y se lamentó de haber
aprendido tanto con una mujer que
nunca estaría de verdad para él.
Pero lo que ni Andrés ni ninguno sabía
es que ella misma se encargaba de
destruir su propio corazón, presa del
arquetipo de la mujer moderna y liberal
47
no era capaz de conectar con lo que
verdaderamente le dolía, la soledad, el
no ser aceptada en su fuerza y su
debilidad, y la absoluta convicción que
nadie la amaría con todo con su pasado,
con toda su vulnerabilidad y con toda su
intensidad.
Sabía por experiencia que los hombres
terminaban odiando aquello que los
había enamorado, era mentira que
todos querían a una puta en la cama, no
era verdad que soñaban con una mujer
libre y sin ataduras, porque una mujer
así les asustaba y les quebraba su frágil
masculinidad que les decía que ellos
tenían que ser los únicos dadores de
placer y la única fuente de amor.
Esa sensualidad, esa personalidad
avasalladora, ese desplante
despampanante, esa vida siempre
agitada, esos viajes eternos, esa
intelectualidad reconocida por todos,
48
eso que tanto los atrajo, los alejaría
mañana de su vida real, se irían como
se fue ese novio irreal, incapaces de
soportar tener una mujer libre, o la
humillarían y encarcelarían como lo
hiciera el primero, sería trofeo barato de
un hombre que no lograba salirse del
prototipo del macho alfa instintivo y
dominante, o sería la femme fatale del
amado tierno y fraternal que de tanta
libertad no se pudo quedar.
No, Maia no estaba para eso, ya los
conocía, ya lo sabía, nada de eso era
real, a las otras mujeres sí podría
resultarles porque estaban dispuestas a
transar su libertad, su carrera
profesional, sus ideales, su amor por
viajar, su sexualidad, pero ella no, ella no
aceptaría jamás dejar de ser mujer por
someterse al yugo de una relación donde
quien debía brillar era el hombre, donde
quien debía viajar, conocer y debatir en
sociedad era él, donde había que
disimular su fuego para que él no se
49
más conocía la realidad que no se ve, olvidé, cinco años, y nunca la olvidé,
más sentía un llamado, algo así como su apoya su cabeza en su pelvis cerrando
misión en la tierra, ella estaba destinada los ojos, perdiéndose en un pasado que
para algo, no sabía bien para qué, pero tanto le dolió, dolor que ella misma le
sabía que estaba destinada para hacer causó.
algo grande, algo diferente, no sólo vivir
porque había que vivir.
Ella acaricia su cabeza, conmovida
hasta las entrañas, sus besos, su
Maia sentía en su interior una especie ternura son casi una forma de honrar y
de llamado que no le permitía quedarse sanar un sexo, una sexualidad que tanto
quieta, sabía que podía cambiar muchas dolor había vivido y que tan poco había
cosas y quería aprovechar el tiempo, protegido. Primera comunión espiritual
entregar todo de sí, vivir la vida a de esa tarde, cargada de amor, de
borbotones, y luego llegar a casa para deseo, de pasión. No, no habían pasado
amar en calma y paz a un compañero cinco años, no, era imposible, no era
que la aceptara tal cual es, un sólo virtual.
compañero con sus propios sueños, uno
que no quisiera atraparla, que no viera
en sus viajes la amenaza de la
infidelidad, un compañero que la amara
libremente, con lealtad y respeto, pero
que fuera lo suficientemente fuerte para
entender los vaivenes emocionales de
una mujer dañada que cada cierto
tiempo caía cuando tropezaba con el

96 65
 V Casi no discutían, Ricardo tenía un
genio tranquilo y llevadero, reflexivo,
tierno, compañero y amoroso, era el
cable a tierra que Maia necesitaba, le
Fue después de Madrid, cuando Maia
brindaba esa paz que la equilibraba y le
cayó en cuenta que su sexualidad había
daba la libertad necesaria para no sentir
nacido en las manos de otro, no
jamás que le cortaban las alas. No hubo
recuerda haberse tocado de
pareja con quien se sintiera más ella
adolescente, el abandono de su padre le
misma que junto a él.
hizo tener la energía puesta demasiado
afuera y cuando el deseo llegaba
simplemente lo reprimía, nunca nadie le
Pero la vida de Maia era por naturaleza
dijo, nunca nadie habló de la
agitada, viajes, congresos,
masturbación femenina, nacía así una
exposiciones, internarse unos meses
sexualidad dependiente de otro.
con algún pueblo y conocer a cabalidad
a sus habitantes llevaban a que Maia
viviera casi en carne propia sus
Ya adulta y con más de una experiencia
emociones y sus dolores, lo que
sexual en su piel la porteña buena moza
inevitablemente y muy a su pesar, la
cayó en cuenta que el primero en mirar
transformaron en una mujer
su vulva fue un hombre y no ella ¿cómo
extremadamente sensible, incapaz de
podía ser posible? Se sentó en un sillón,
soportar o entender la injusticia y el
tomó un espejo y se miró la vulva, casi
dolor ajeno.
gritó ¡Que cosa fea era eso! Al rato le
ganó la curiosidad y se puso a tocar,
mover, estirar, meter, no sabía
Así, mientras más aprendía, mientras

66 95
aterraba, casi desde que comenzaron
supo que este amor tendría fecha de
caducidad, él no servía para viajar y
viajar, necesitaba tierra, calma, rutina,
ella necesitaba pasión, vida, cambios,
descubrir, soñar, luchar.
Pero aunque la razón les advirtió a los
dos que esto no iba a durar, sus
corazones no quisieron claudicar y se
entregaron en cuerpo y alma a un amor
jovial, fraternal, puro, sensible, intenso e
inocente como debiesen ser los amores
de juventud.
No hubo mejor tregua que la vida le
pudiese regalar, a pesar del terror que le
provocaba todo concepto de familia y
compromiso, Maia se sentía cómoda y
entregada a él, había entendido, o creyó
haberlo hecho, que su padre y su primer
novio habían sido excepciones, no todos
los hombres son iguales y esta vez las
cosas no podían salir mal.
94
realmente nada de sí misma, bendito
colegio de monjas, bendita culpa
eclesial.
Tomó el computador y tardó un tiempo
en entender cuáles eran los labios
menores, mayores, estaba impactada al
entender que el clítoris tenía 8000
terminales nerviosas dedicadas
exclusivamente a sentir placer y que eso
que se veía y se tocaba era sólo una
parte de él.
Fue así con el espejo entre las piernas,
el computador a un costado, anotando
en una libreta que de pronto de tanto
tocar comenzó a sentir, le sorprendió
sentir placer en un lugar que no fuese el
clítoris.
Entonces dejó de lado el intelecto y se
estiró sobre la alfombra, recordó como
en la serie Sex and the City (su única
67
escuela de educación sexual), Bastó con mencionar que no estaba en
Samantha Jones se masturbaba sus planes tener hijos, que la
habitualmente y decidió probar, no sabía maternidad podía vivirse de distintas
bien cómo, y estuvo largo tiempo formas para que las cosas comenzaran
probando, sintiendo, a ratos se a cambiar entre ellos, la amaba, de eso
desesperaba y quería el orgasmo ya, la no cabía duda, pero él quería una casa
mano le dolía, tensa y obsesiva más de grande en el campo, niños corriendo por
alguna vez terminó al borde de una el lugar, tardes de juego, de sembrar, en
tendinitis. una ciudad pequeña donde nada
pasara, sin sobresaltos, sin viajes, sin
fama, sin luces esperando verlo
Sin embargo siguió, siguió y logró destellar.
olvidar la obsesión con el orgasmo y
sólo sintió, descubrió cosas que no
sabía y de pronto, así después de Y aunque Maia lo amaba también la sola
eternos minutos de descubrir llegó el idea de la familia, la quietud y el riesgo
placer cargado de electricidad, gimió, se inminente de repetir la vida que su
revolcó en el suelo, sus piernas madre eligió la hacían huir de ese lugar,
temblaron, extasiada con la cascada de que paradójicamente años después fue
orgasmos que le sucedió pudo lo que terminó pidiendo al universo y lo
comprender que el placer sexual no que le trajo la calma y la alegría a su
dependía del compañero de turno, sino alocada vida.
de cuanto ella se supiera amar.

Todo lo que Ricardo soñaba lo quería

Ese descubrimiento cambió su vida, con Maia, pero su espíritu libre le

68 93
Hicieron mil cosas juntos, en su tibieza,
su sinceridad y compañerismo Maia
creyó que había encontrado la
perfección, su destreza en la cama era
inigualable, lejos del arquetipo del
príncipe azul, sin la tensión de ser el
más guapo o codiciado por todas,
Ricardo era realmente todo lo que una
mujer podía desear, porque incluso
aunque no ostentaba ni capa ni corsel,
sí dejó su vida por Maia y estuvo
dispuesto a reinventarse junto a ella.
Era todo tan perfecto en esa relación
que parecía un sueño, ambos dudaban
de poder estar experimentando tal amor
a tan corta edad, pero no todo fue color
de rosas, y las heridas de infancia de
cada uno salieron a relucir y los
obligaron a poner a prueba su amor, sus
decisiones y su libertad. El amor
romántico otra vez vino a quebrar lo que
era real.
92
poco tiempo después una amiga mayor
le regaló un juguete sexual, se demoró
bastante en sentirse cómoda con ese
dildo frío y a pilas, pero poco a poco fue
descubriendo el placer y el goce de la
autopenetración, y es que no existía
mayor triunfo que saber que sus
orgasmos, su placer y sus gemidos le
pertenecían a ella, a nadie más que a
ella.
Maia había nacido con un don, con un
don que todas las mujeres (y todas las
personas) tienen pero que olvidan de
tanta culpa y represión, pero el gran
triunfo de Maia es que a pesar de todo,
nunca pudo reprimir su cuerpo, nunca
pudo reprimir su deseo, nunca pudo
reprimir su placer, y aunque pasó
muchos años de su vida sintiendo culpa
por ser capaz de sentir tanto placer, con
el tiempo agradeció nunca haberse
soltado de él.
69
Fue este camino que descubrió Fue al son de las canciones de Silvio
tardíamente el que la salvó de caer en Rodríguez y bajo la estrellada noche de
las redes equivocadas y de quedarse San Pedro de Atacama que su amor fue
con quienes no debía, en las noches de creciendo, se enamoraron
luna llena cuando el deseo tocaba la perdidamente, de hecho, esa fue la
puerta y la femme fatale salía a cazar, primera vez que Maia le escribió a
pasaba horas masturbándose antes de Víctor para decirle que había conocido a
salir, no quería acostarse con cualquiera alguien, que estaba enamorada y que
sólo por la luna, o porque estaba por favor esta vez era necesario para
ovulando ¡Y vaya que le sirvió! Al final ella fueran solo amigos, nada más, nada
cada día se convencía más que el mejor menos.
amante que podría encontrar, era y
sería siempre ella.
A Víctor le dolió el alma, porque
realmente sentía que esta vez era
Pero lo que no planificó fue que su verdad, Maia amaba a ese chico y
autoplacer la volvería más exigente en quizás con él podría hacer lo que nunca
la intimidad, poco a poco fue soñó con nadie más, crearon juntos una
comprendiendo que si su amante de hermosa relación de complicidad,
carne y hueso no podía darle más placer ternura, pasión y libertad, los celos no
que el que ella se daba, no valía la pena existían en Ricardo, y extrañamente él
andar jugando al gato y al ratón. compartía la loca idea que la
monogamia no podía ser la verdadera
forma de relacionarse sexo
Pobres hombres que se cruzaron con afectivamente del ser humano.
ella en el despertar de su sexualidad

70 91
 VIII
La relación que había mantenido con
Andrés por poco más de un mes le había
devuelto un tremendo dolor a su alma y
su cuerpo, quizás resulte imposible
creerlo después de los días de placer en
los brazos de otro, pero estaba
enamorada, Ricardo, su novio, había
logrado sanar poco a poco y con
tremendo amor las heridas que el
primero en su vida había hecho calar
con sangre en el cuerpo y la memoria de
Maia.
Ricardo era un amor fraternal y sincero,
lo primero que le gustó de él fue un
pequeño stickers pegado en
habitación que rezaba “cuidado, el
machismo mata”, lo vio y sonrió, no
esperaba eso de un hombre. No al
menos en pleno 2008.
90
personal, sus masculinidades quedaban
tambaleando cuando en medio de la
relación sexual ella comenzaba a
masturbarse o cuando llegaba con su
dildo o algún juguete sexual y les
enseñaba a vivir la sexualidad desde
otro lugar.
Muchos de ellos se ofendieron, varios
desaparecieron, algunos hicieron el
esfuerzo de integrar a esos juguetes que
les venía a recordar que la penetración
no era todo, pero inequívocamente
todos se sentían inseguros y perdidos
ante una mujer que soberana de su
placer, les obligaba a salir de la cultura
del porno, del falo y del hombre como
único bastión de placer, para llevarlos a
su otros territorios donde sus penes y
embestidas no eran los protagonistas.
Siempre fue más fácil y seguro buscar a
otra mujer que reafirmara su frágil
masculinidad.
71
Así pues, a mayor inseguridad de sus
amantes, más plenitud en Maia, poco a
poco dejó de poner la atención allá
afuera y se dedicó a ella, sus citas
sexuales dejaron de ser con hombres y
empezaron a ser con ella misma, las
noches de casería disminuyeron,
mientras descubría en cada pliegue de
su ser toneladas infinitas de amor y
placer, nadie nunca le dijo que esto era
posible, nunca ninguna mujer se su
entorno había siquiera osado
convertirse en su mejor amante.

Tuvo pues cuidado en callar su

verdadera intimidad, si ya era tratada
como puta por su experiencia sexual
con otros, sabía perfectamente que
nadie le perdonaría tener la osadía de
fornicar con ella misma, al menos en
pleno 2010 eso era algo que era mejor
callar, nuevamente era más seguro
reprimir su intensidad.

72 89
era lo que realmente ataba a su chilena
al pavor irremediable de amar de verdad
y entregarse a un hombre para construir
con él lo que juntos quisieran, una
familia, muchos viajes, investigaciones,
o simplemente una vida juntos.
88
Y aunque calló jamás soltó su autoamor,
porque fue éste el que la llevó a
entender que sus traumas sexuales no
se debían solo a elegir mal ni a los
traumas de infancia, sino más bien a
que con pareja o en soledad, siempre
desconectaba el corazón, no podía
conectar el amor con el placer, porque
de una u otra forma la iglesia sí había
logrado colarse en ella, y muy a su pesar
sentía culpa, culpa de su puta interior,
culpa de desear, culpa de no ser la niña
buena y sumisa, y al contrario ser hija de
la rebeldía, sensual, sexual, libre y
sensible.
Digna hija de Liith era Maia, pero no la
que nos contó la iglesia católica, sino la
diosa sumeria, guardiana única de los
tres mundos, soberana del inframundo,
capaz de dar amor a quienes nadie ama,
poderosa y seductora humana
guardiana de la sexualidad y la alquimia
sagrada en la tierra, y portera sagrada
de las puertas del cielo, solo a través de
73
Liltih se podía ascender a la vida eterna, VII
porque ella a través de su oscuridad y el
fuego sexual de su vientre, devoraba los
pecados y transformaba la oscuridad en
Víctor era un hombre exclusivo, lo sabía,
luz para que los seres humanos
se lo había demostrado por años,
pudieran ascender limpios a la casa del
siempre esperando, siempre
padre.
enamorado, siempre intentando unir sus
vidas en algún lugar del mundo, pero
una unión que no fuera solo de días, él
Pero Litlih al igual que ella había sido
quería, desde que la conoció, un lugar
censurada, ninguneada y exiliada por
común, un entre deux, un mundo entre
ser más de lo que el débil y egóico
los dos, pero la sola idea de un
cerebro humano podía soportar como
compromiso así espantaba a la mujer de
realidad.
sus sueños.

Rebelde diosa paria, Maia aprendió

El italiano sabía muy bien que la soledad
mucho antes de las tendencias de redes
te carcome el alma, que incluso las
sociales, y antes que el tantra llegara
almas más libres gustan de compartir el
masivamente a Occidente, que el sexo,
viaje con un compañero de camino.
su autoamor también podía sanarla, fue
gracias a la angustia y el llanto que llegó
en su amor para uno donde descubrió
Víctor la había elegido a ella, pero
que para llegar al placer había que
tendría que sortear un largo viaje y llorar
transitar el dolor, y que esas crisis de
millones de lágrimas para descubrir qué
pánico que explotaban en cada orgasmo

74 87
sentir? no eran malas, sino que eran la forma
amorosa y potente en que su sexualidad
la ayudaba a curar sus heridas físicas y
¿Habrá estado la sociedad equivocada emocionales.
sobre el amor romántico y la sexualidad
monógama, o es que ella tenía un
problema, quizás estaba enferma, Y es que era tan importante el placer
quizás tenía un trastorno mental? para Maia que cuando se tiñó de
angustia recién fue capaz de parar y
escuchar lo que su útero llevaba años
llorando en eternos sangrados.

El sexo cura, el sexo sana, la sexualidad

no es solo un intercambio animal, la
sexualidad era el camino para
sostenerse en la vida, pero para eso
había que estar dispuesta a transitar
una larga travesía hacia el placer que
por supuesto, no estaría exenta de ir a
mirar el dolor que por años evadió.

Tardaría tiempo en entenderlo, y

muchos más en practicarlo, pero fue su
masturbación la que la salvó una y otra

86 75
vez de la locura, y fue su autoamor el
que le permitió abrir el corazón muchos
años después en los brazos de un
sensible, inteligente y delicioso italiano,
que aparentemente no sentiría
amenazada su hombría ante la sensual
porteña, porque si hay algo que Víctor
tenía era seguridad en sí mismo,
rebelde y solitario como era, conocía
muy bien las reglas del exilio y había
aprendido que no se puede atrapar en
una jaula a un pájaro libre y pretender
que sea feliz a tu lado.
76
actuar venía del abandono paterno, pero
también sabía que era imposible que la
monogamia fuera natural, al menos no
para ella.
¿Cómo podía ser que nos obligáramos
a reprimir el instinto, cómo era posible
que sólo pudiéramos amar a uno,
desear a uno TODA LA VIDA?
¿Y si todo su dolor era porque había
hecho lo imposible por calzar en un
arquetipo de mujer que se supone era
normal, pero y si esa normalidad era lo
anormal, y si lo que su sacerdotisa
interior le gritaba era la verdadera
realidad?
¿Y si existía más de una forma de amar,
más de una forma de desear? ¿Sería
posible amar a más de uno, desear a
más de uno, pero sin engaños ni
traiciones, sin reprimir el placer y el
85
malos y las mujeres víctimas, pero ese
VI
viaje, ese viaje es una historia que no se
había cerrado aún en esa tarde en Perú.

Tenía sólo 12 años cuando su padre

desapareció de casa, sin aviso, sin
Maia quería realmente confiar en Víctor,
llamadas, ni siquiera una carta, un día
pero lo que no sabía realmente es si ella
simplemente no volvió del trabajo, ella lo
podría ser fiel sólo a uno.
esperó mirando la ventana, noche tras
noche, día tras día al volver del colegio
soñaba con encontrarlo, pero él no
¿Y qué pasaba si eso que ella sentía no
regresaría, las había dejado, a ella, su
era sólo por trauma? Quizás ella era
madre y sus hermanos, llevándose
diferente, quizás las relaciones no eran
consigo todo el dinero de la familia.
como nos lo contaron en la niñez, quizás
el sueño del amor exclusivo era más
dañino aún que la infidelidad misma
Maia no lo podía creer, su padre era su
héroe, su persona favorita en el mundo,
era su princesita, la niña de sus ojos,
¿Y si la monogamia no era el camino?
pero su madre lo sabía, lo recordaba, no
¿Y si amar y desear a otros no era
era la primera vez que pasaba, ¿no era
trauma y era la naturaleza humana?
la primera vez?
Pero si la monogamia no era el camino
¿entonces qué?

Entonces cientos de recuerdos de

infancia que ella nunca pudo entender
Maia sabía muy bien que mucho de su

84 77
se ordenaron en su cabeza y al fin, en
plena adolescencia lo pudo comprender,
su padre le había sido infiel a su madre,
no una, ni dos, ni tres, sino muchas,
demasiadas veces.
Lo vio entonces sonriendo muy galán
con la tía del jardín, con su voz
cautivante, recordó la conmoción que le
provocó ver que su padre corría el
cabello del cuello de la que fuera su tía
favorita, entendió que esos viajes que su
madre inventaba no eran viajes, sino
escapadas de su padre con alguna
mujer, mujer a quien también
abandonaría después, a quien también
le sería infiel, a quien dejaría sola en
algún lugar con otros hijos que juró
querer.
Su mundo de magia, de juegos, de libros
y naturaleza se deshizo como el mundo
de todo niño cuando sus padres se
separan, pero esta vez el abandono del
78
viaje al parecer será más largo de lo
normal, pero nos escribe a menudo, él
siempre ha sido un hombre que ama su
hogar.
Maia veía pasar esas sombras en su
mente y en su corazón mientras
esperaba a Víctor en la habitación del
hotel, no sabía exactamente por qué las
recordaba en ese momento, solo sabía
que sentía que esta vez junto a él sí se
daría la oportunidad de amar, de abrir el
corazón, de soltar todo el dolor, de
confiar y dejar de odiar a los hombres
por herencia familiar.
¿Qué sentido tenía amar y ser amada
por un hombre si internamente vivía
culpándolos y odiándolos?
No, jamás podría amar, jamás podría
sanar si no perdonaba, si no dejaba de
dividir el mundo entre los hombres
83
Fue en la celebración de sus 13 años,
cuando su padre no regresó y no cumplió
así su promesa de nunca dejarla sola en
su cumpleaños.
Fue en ese día, mientras su corazón se
preguntaba por qué la había dejado, por
qué no la quería, que se prometió que
ningún hombre la volvería a dañar, que
nunca jamás ninguno la volvería a
abandonar, y prometió también que a
ella, nadie jamás le sería infiel, que ella
sería todo lo que un hombre puede
desear para no tener que vivir lo que su
mamá.
Lo juró entre lágrimas y gritos, entre rabia
y pena, mientras la música sonaba y los
invitados tan sofisticados de su familia
felicitaban a su madre por sus hermosas
hijas y le preguntaban cuándo
regresaría el padre de su último viaje, la
vio bajar la mirada y decir muy
compuesta, no lo sé muy bien, este
82
hombre infiel no era sólo a su madre sino
también a ellos, la escuchaba por las
noches llorar hasta desfallecer,
escondía su pena en turnos dobles para
que nada les faltara, su madre se fue
volviendo lánguida, fantasmal, delgada,
su piel apenas cubría sus huesos y el
alma y la alegría parecían haberla
abandonado.
Una mujer que dedicaba su vida a sanar
a los demás necesitaba con toda su
alma que alguien le enseñara como
sanar el dolor del cuerpo, del útero, del
corazón, que dejan la humillación, la
violencia, el abandono y el abuso
sistemático por más de 20 años de
relación.
79
Otra vez recordó, recordó situaciones
que nunca entendió y que a nadie le
contó jamás.
Recordó las noches cuando su padre
regresaba de esos viajes de trabajo,
recordó los llantos de su madre, la
presión y altanería de su padre, recordó
que cuando ellos dormían escuchaba
desde la habitación de al lado gemidos
que eran casi un lamento, el animal
bruto volvía a reclamar su propiedad,
imaginaba a su madre presa de la
pena y la cólera siendo abusada, usada,
por aquel que juró amarla.
Cuánto dolor debe sentir una mujer que
recibe en su cuerpo a aquel que ha
estado con otra o con otras sin siquiera
pedir perdón, la vio a los días siguientes
humillada, mal genio, apagada.
Recordó su miedo infantil a esos
80
gemidos desconocidos, se recordó
rezando hasta el amanecer creyendo
que su padre estaba matando a su
madre, y recordó también la alegría de
verla cada mañana volver.
Pero en su inocencia de niñez, Maia no
se había equivocado, él la mataba,
mataba su alma, mataba su esencia y su
ser mujer, la violentaba con su
machismo exacerbado y la sentenciaba
a una vida de nunca atreverse a querer.
Pero lo que ni Maia y muy seguramente
tampoco sus padres sospechaban, es
que también la habían sentenciado a
ella a no saber querer, a no saber poner
límites, a no conocer lo que es el buen
amor, a respetar su cuerpo, a
comprender que no todos los hombres
son malos, que no todos serán como su
padre y que no todas las mujeres tienen
que ser como fue su madre.
81
estar en mi hogar. recuerdo de la violencia naturalizada.

Maia no buscaba ser sostenida por

nadie, sólo quería, soñaba con un
hombre seguro y valiente que no tuviese
miedo a amarla. Ella tenía todas las
herramientas para autosostenerse y
maravillosas amigas para cuidarla,
amarla y levantarla una y otra vez. Ella
no buscaba un príncipe azul, buscaba
un compañero de camino.

Ricardo tenía todo para ser ese compañero,

pero la intensidad de Maia comenzó a
abrumarlo, sus problemas, sus crisis, el miedo
al compromiso fueron comenzando a secar la
relación y llevando a que este buen amor
desplegara sus propios patrones de relación
poco sanos.

No, Ricardo no sería ese compañero,

aunque era al que más había amado y
sin duda el más sano, la fecha de

128 97
caducidad comenzó a acercarse, el no
querer tener hijos comenzó a ser un
problema central en su relación, y lo fue
también su intensidad, Ricardo, no Suavemente, casi susurrando Víctor le

estaba preparado para el torbellino de dice en un cándido y perfecto italiano “Ti

emociones y sensaciones que voglio fare l'amore”. Maia cerró los ojos y

significaba vivir con Maia, no estaba sonrió. No, no era posible, no, no podía

preparado para su desorden, para su ser virtual, al menos no sólo virtual, su

creatividad, para su pasión y para sus relación, su amor, su deseo era más que

emociones que a ratos se desbordaban. todo real.

Le tocó esta vez vivir la otra cara de la ¿Era posible, era real lo que estaban

moneda, no era el control, no eran los viviendo?

celos, era su excesiva pasión, su

pecado fue buscarlo demasiado, ser
demasiado liberal en la intimidad, querer Ese momento casi eterno antes de

siempre más, despertarlo de amarla derribaba todo, diez años. 11000

madrugada, esos sueños eróticos de kilómetros, miles de lágrimas, millones

todo hombre se convertían en ellos en de deseos, eran sólo historia, solo cifras

un problema habitual, entonces fue que ya no importaban, que se diluían en

aprendiendo a callar, a ahogar sus la mirada de fuego y amor que ella le

ganas, a ser una mujer más normal, sin brindaba estremecida y emocionada.

bailes ni lencería excesivamente audaz, Nada importa ya, se decía Víctor, todo

algo más tradicional, lo amaba, lo amaba su ser, todo su cuerpo, todo su vigor lo

y estaba dispuesta a transar. sabían, vamos a regresar, volveré a

98 127
 Quizás ella efectivamente no era
normal, sus amigas no eran así, ellas no
consideraban que la sexualidad fuera
¿Cómo explicar con palabras lo que primordial en la pareja, no podía ser
hasta mi mente no puede jamás causal de separación o dejar de
conceptualizar? Se decía Víctor amar, en eso Maia se sentía más como
mientras abría el preservativo (italiano) un hombre, no por el instinto de querer
frente a la mujer de su vida, viéndola allí, siempre más con todo aquel que se
desnuda, tendida en la cama, con sus pusiera frente a sus ojos, pero sí porque
mejillas sonrojadas y sus labios rojos. para ella hacer el amor, tener orgasmos,
jugar, desear, era parte vital de la vida
en pareja, a ella le daba vitalidad y le
Antes de viajar había pensado que hacía sentir viva. Pero Ricardo comenzó
hablarían mucho, que se dirían muchas a resentir su extrema necesidad, era
cosas mientras se amaban, sin distinto y estaba bien, ella estaba
embargo, las palabras se sumaron al dispuesta a transar sin siquiera pensar
silencio incapaces de romper la en la infidelidad.
ritualidad del encuentro, ni su mujer que
siempre fue muy elocuente y
comunicativa era capaz de expresar Lo supo cuando Ricardo le dijo que
palabra alguna, parece que es verdad viajaría a su pueblo natal, era solo por un
eso que dicen que cuando la emoción es fin de semana para estar con su familia,
demasiado intensa es el cuerpo el que pero iría sin ella, Maia sintió que algo
toma el mando y dirige las naves por andaba muy mal, pero no se lo dijo,
caminos a los que la palabra jamás nunca decía realmente lo que sentía, la
podría llegar. vulnerabilidad era algo que no lograba

126 99
soportar.
X

Sus presentimientos se hicieron carne

cuando Ricardo la besó al llegar, la miró
profundo y le dijo que se iría a vivir a otra
ciudad, había encontrado un buen
Apenas puede respirar sin sonreír. Maia
trabajo, una tremenda oportunidad, en
se siente... ¿Cómo se siente? ¿Qué
una ciudad más tranquila y pequeña,
palabra podría describir ese momento
había viajado a una entrevista con la
que era aún mejor de lo que nunca pudo
directora de la facultad y todo se estaba
imaginar? ¿Se siente libre, plena, feliz,
dando maravillosamente bien, tenía sólo
amada?
dos semanas para arreglar todo y
empacar...

Quizás una mezcla de todas ellas,

extasiada de placer y deseo Víctor no le
No, no lo conversó, no, no le preguntó,
da tiempo para pensar, la ama con toda
no había nada que preguntar, vivían
su pasión guardada, soñada y añorada
juntos sí, pero eran una pareja que se
por tantas noches en que pensó que
amaba en libertad, nunca truncarían su
nunca volvería a amar su sexualidad,
camino profesional, la joven antropóloga
madrugadas en que quiso odiarla más
no tuvo tiempo de reaccionar, el golpe
solo podía amarla, desearla, soñarla y
fue demasiado grande, demasiado duro,
llamarla cuando el placer se hacía
su cuerpo no logró procesar aquel
presente y eran los brazos de otra los
impacto y sólo atinó a actuar como se
que se aferraban a él.
supone debe reaccionar una mujer

100 125
México, en Temuco, no importa donde liberal, que bien amor, me alegro tanto
viajaban, siempre se acompañaban, de verdad, es un gran oportunidad, pero
pasaban noches juntos hablando, quizás sería mejor terminar, no creo en
mientras cada uno preparaba sus las relaciones a distancia ni tampoco en
papers e informes. la fidelidad, será mejor para ti poder
conocer y probar en libertad.

Víctor nunca le ocultó su amor ni su

deseo, y aunque Maia infinitas veces le
pidió que fueran solo amigos, siempre le
dijo, yo no puedo ser tu amigo, no sólo
tu amigo, así vivieron una relación con
todo tipo de vaivenes, pero siempre,
indefectiblemente terminaban
deseándose tras la pantalla,
masturbándose tímidamente o yendo a
la cama con el cuerpo en llamas.
Ricardo se negó, la amaba y solo sería
por un tiempo, luego, cuando adquiriera
esa experiencia podrían volver a vivir
juntos, a amarse de verdad. Por ahora él
quería también un tiempo de soledad,
eran demasiado jóvenes, y esta relación
iba demasiado en serio, tenían toda la
vida para armar algo más. El fantasma
del abandono paterno se hizo presente
de la mano de quien menos lo esperaba.

Maia lloró, lloró el alma y la vida pero

jamás se lo contó, Ricardo no vio como
toda la oscuridad se colaba por su
corazón, no vio a la niña reviviendo el
abandono de su padre, nuevamente un
hombre que amaba se iba así sin más,

124 101
pero esta vez no era a su mamá sino a
ella a quien dejaban.
¿Qué había hecho mal? No lo sabía y
tampoco lo preguntaría, asumió
rápidamente el único rol que sabía jugar
cuando se sentía abandonada, “mear
parada” como le decía su hermana, que
no te vean llorar, que no te vean sufrir,
que te crean dura y firme como roble,
jamás lloró frente a él, jamás le reprochó
el abandono ni le preguntó que había
hecho mal, se aferró a él y a lo poco que
quedaba de su relación y fingió ser la
misma mujer, hermosa, brillante, firme,
capaz...
A ti no te entran balas, tú no necesitas a
nadie más le decían sus amantes y
amores.
102
mujer brillante, admirable y conocida,
admirada por muchos, envidiada por
otros, y muy a su pesar codiciada por
algunos cuantos.
Se convirtieron así en compañeros
inseparables, mediados por una
pantalla, por algún chat de moda y
divididos por 11.000 kilómetros de
distancia no hubo momento vital de la
vida de cada uno en que no estuviera el
otro, en cada brindis, en cada triunfo sus
pensamientos volaban al otro y en
silencio sonreían añorándose,
deseando con locura poder compartir en
vivo cada día de su vida.
No, era imposible, no, no era sólo virtual,
su relación era real, era de verdad, no,
no era una ilusión ¿cómo podía serlo?
Si fueron años compartiendo cada logro,
cada espera, cada fracaso juntos de la
mano, tras una pantalla, en Florencia,
en París, en Nepal, en El Amazonas, en
123

Pasaron los años, y Maia se convirtió en
la mujer que más lo conocía en la vida,
ambos descubrieron la profunda timidez
que los envolvía, mientras Víctor trataba
de ocultar su inteligencia, su chilena
sufría del síndrome del impostor,
siempre creyó que era sobre valorada,
sus ideas le parecían normales, lo que
hacía no le parecía gran cosa, y siempre
sintió que los demás esperaban
demasiado de ella, temía defraudarlos y
se esforzaba por estar a la altura de los
demás, lo que le llevó muchas veces a
no cobrar lo necesario o a censurar sus
ideas por miedo a fallar.
Pero lo que Maia no sabía, lo que no
podía ver es que su inteligencia no tenía
nada de normal, lo que a ella le parecía
sencillo era realmente muy difícil, y
gracias a sus esfuerzos por no defraudar
se transformaba cada día más en una
122
Entonces lo conoció por primera vez,
algo parecido a la depresión, o quizás
depresión tal cual.
Los días en Valparaíso se sucedían sin
más, no lograba concentrarse en su
investigación, cada viaje a visitarlo, cada
nueva despedida reavivaba el dolor
¿Qué hice mal, por qué también él me
abandonó? Él a quien le conté todo, al
que le fui 100% fiel, no existía hombre
en el mundo que no fuera él, ni siquiera
Víctor pudo entrar en su relación y aun
así la abandonó.
Tendría que pasar muchas tormentas y
adentrarse profundamente en su
travesía hacia el placer para
comprender que ella no había hecho
nada mal, que Ricardo no se fue porque
ella era insuficiente, y que tampoco se
trataba de su intensidad, sino más bien
de una anquilosada forma de amar que
tarde o temprano a todos destruía. El
103
amor romántico siempre se colaba y no
sería hasta muchos años después de
Perú que tendría la osadía de
deconstruir el ideal de amor, para
atreverse a amar desde su lugar en el
mundo, sin culpas ni juicios. Pero esa,
esa es otra historia.
Pasaban los días y de pronto el miedo la
inundó, no disfrutaba los sabores, el
placer era algo que había olvidado,
trabaja mucho sí, brillante como siempre
mientras más la embargaba la soledad
más brillaba en sociedad, a sus cortos
25 años había logrado exponer en
varias congresos y pronto sería parte de
un ciclo de investigaciones que iba a
codirigir, un futuro profesional
prominente que no lograba llenar su
profunda soledad.
104
Así la oía hablar sentados en el banco
frente al mar, su cabello al viento, su
labios un poco pálidos por el frío, sus
mejillas sonrojadas por la emoción de la
ilusión, del sueño, por el poder que da
sentir que todo se puede lograr y que el
futuro siempre va a ser un lugar
prodigioso e inigualable si vivimos el
presente y el ahora como si nada más
existiera, siendo responsables de
nuestros actos, y de nuestra realidad, de
nuestro entorno tanto como de nuestra
propia vida.
Imposible no enamorarse se repetía
Víctor mientras su cuerpo reaccionaba
con cada palabra. Deseaba besarla, su
masculinidad excitada tanto como su
intelecto se sentía viva, ardiente, un
cosquilleo de deseo recorría su ser
mientras desde ese momento la
comenzó a soñar, desnuda y hermosa
bajo sus manos que la recorrían con
venerable respeto e irremediable deseo.
121
Conocer a Maia le hizo comprender que
el cambio no se construye desde las
grandes cúpulas de poder, sino desde el
trabajo invisible y sostenido de la
comunidad.
Entendió que las transformaciones
ocurren en las calles, en los barrios, en
la olla común, en la solidaridad a toda
prueba de las mujeres que sin importar
diferencias ni clases sociales se
sostienen en la desgracia, en la
infidelidad, en la maternidad, fuera de
todo dogma, de toda teoría, las mujeres
desde su sentir, desde su sensibilidad y
su emocionalidad representaban el
verdadero cambio, porque nos sacaban
del hacer para llevarnos al sentir, y solo
sintiendo, solo siendo se olvidaban las
diferencias y se aprendía a amar la
otredad.
120
Se sentó en un nuevo bar, sola junto a
una copa de vino, en la famosa subida
Cumming, conocida por las fiestas en
los carnavales culturales y por
convertirse en el centro de la resistencia
en el estallido social.
La canción de la Trova se hacía
escuchar en un bar tan porteño que no
necesitaba presentación, entonces los
acordes de Silvio sonaron en la guitarra,
“De la Ausencia y de ti” jugarreta del
destino para acompañar su triste
soledad. “Ahora solo me queda
buscarme de amante la respiración... La
nostalgia de cosas pequeñas y tontas
como en el tumulto, pisarte los pies, y
reír y reír y reír, madrugadas sin ir a
dormir, es distinto sin ti, muy distinto
sin ti” las lágrimas caían por sus mejillas
y nadie se atrevió a acercarse a la bella
y solitaria mujer esa noche.
105
Nada lograba traerla de vuelta a sí
misma, no disfrutaba el placer del agua
rodando por su cuerpo, ni un baño de
tina con vino y quesos.
Ricardo cada vez la llamaba menos en
la semana, y ella cada vez se moría un
poco más, pero no era sólo por él, era
por sentir que nadie la podría amar
jamás, pareciera ser que su sentencia de
ser lo que todo hombre deseaba en vez
de protegerla la había encarcelado,
ningún hombre quiere de verdad a su
lado a una mujer liberal, todos los
chilenos espera por defecto a alguien
que les cocine en casa, que sueñe con
hijos, que no guste de salir sola con
amigas y que ojalá sea buena en la
cama, pero nunca tan buena como para
temer perderla.
106
Y es que en América Latina la fuerza del
cambio parecía haber sido agotada por
una resignación que venía de las
entrañas, quizás de la misma conquista
de siglos atrás donde los invasores del
viejo mundo a fuerza de golpes,
castigos, religión, violaciones y
humillación habían matado las utopías
de un pueblo que había sido mutilado
mucho antes de nacer a la luz de las
ideas y la post verdad.
Con esas sensaciones, con esos
pensamientos y con esas emociones fue
que Víctor se encontró con Maia, mujer
que consciente de su historia, de su ser
latinoamericano no se resignaba a que el
mundo debía quedarse así, abatidos
antes de luchar, un torbellino de ideas,
de vida, de pasión, de sentimiento y
emoción, eso era esta porteña que
revolucionó su mente y le devolvió las
esperanzas de algo mejor.
119
No, nuestro continente no fue lo que
soñó, había demasiada pasión,
excesiva intensidad y muy poca razón
en ese multicolor mundo
desbordaba locura mientras hacía todo
lo posible por calzar en la seriedad y
frialdad del viejo mundo lleno de reglas
y protocolos.
Así mientras recorría sus desordenadas
calles, y casi sin notarlo el otrora niño
prodigio comenzó a mirar al macondino
continente con los ojos benevolentes de
la Europa venerable y moderna, con un
poco de pena y tanto más de decepción
al comprobar que no eran ellos los que
tendrían la respuesta que tanto
buscaban para reinventar la historia, o al
menos, no la respuesta que querían
recibir.
118
Fue nuevamente Víctor quien la sacó de
ese no lugar, al otro lado del mundo, el
italiano de los ojos de miel sintió que su
que chilena lo necesitaba, en medio de un
viaje le escribió, le escribió justo cuando
su útero había comenzado a llorar los
vestigios del abandono y la traición.
Fue un mensaje de texto, “¿todo bien mi
guapísima porteña?” Maia leyó el
mensaje y rompió a llorar, “todo bien
ahora que sé de ti” y así volvieron a
retomar su amistad.
Víctor nunca pudo dejar de conquistarla,
pero era siempre muy cuidadoso, no la
quería dañar, le dolía verla así, sentirla
así, otra vez, leona herida que en
soledad lamia sus propias cicatrices a
falta de alguien que las quisiera curar,
fue él quien logró despertar en ella otra
vez la pasión por la vida, se enredaron
en largas y eternas conversaciones de
política y cambio social, de gramática y
107
ortografía, de historia y antropología,
Marc Augé, Regis Debray adornaron
sus noches de vigilia.
Él sabía cómo rescatarla, se decía Maia,
él sí sabía.
Pero lo que ella aun no entendía es que
algún día alguien tendría que rescatarla
de él, y así comprendería que el jueguito
inconsciente de la princesa y el príncipe
era siempre un arma de doble filo,
porque el príncipe no tiene ninguna
capacidad de rescatar a nadie si ni
siquiera se da cuenta que debe
rescatarse a él, y la princesa sabía muy
bien que no podía poner todo el peso de
su felicidad en nadie más que no fuera
ella, porque en este cuento ella era el
príncipe, la princesa y el dragón. Y
también el rey que la encarceló.
108
Con esos deseos, con esos impulsos
fue que cruzó el mundo para conocer
Latinoamérica, la esperanza del planeta,
la verdadera utopía de su juventud
idealista donde esperaba encontrar las
chispas de vida y lucidez que la vieja
y antigua Europa perdía a fuerza de
haberse convencido de que ellos eran la
luz de la humanidad.
Pero Latinoamérica no fue lo que soñó,
personas de un ingenio insuperable,
mujeres de pechos grandes y caderas
anchas parecían sostener y levantar
silenciosamente a una civilización que
se debatía entre las penumbras del
oscurantismo y la modernidad líquida de
Bauman.
117
callar, disimular y refugiarse en su
eterna soledad.
Ser arqueólogo fue una ofensa para los
suyos que esperaban se dedicara a los
asuntos de la familia, grandes viñedos
eran el futuro que esperaba a este
muchacho que pasaba las tardes
escalando montañas desde pequeño y
que amaba los lagos, las selvas, todo
aquello que fuera naturaleza pura y viva,
solamente allí se sentía seguro,
tranquilo, amado y libre, por sobre todo
libre…
Su sueño era viajar, viajar para huir de
casa, para no sentir el vacío de no ser
amado ni reconocido por su madre. Lo
había decidido en la adolescencia,
cuando nadie estuvo allí para él volcó
los ojos al pasado, a la historia, a los
detalles, y se aferró con todo su fuego
interior a la arqueología como único
camino de salvación.
116
Y sí, Víctor sí sabía cómo rescatarla
porque Maia era su pasión, y aunque
luego de ese mensaje de texto debía
internarse en Egipto pidió a su equipo se
las arreglaran para tener buena
conexión a internet, le enviaba una
fotografía de cada lugar que recorrían,
contándole los vestigios encontrados,
explicando la data de los huesos o los
utensilios, despertó así en ella el placer
por aprender, volvió a sentirse en su
lugar, y aunque no había terminado su
relación con Ricardo, ya había logrado
superar la herida del abandono, o al
menos eso creyó.
Volvió a viajar, a escribir, a brillar y a
soñar, todo parecía bien, salvo que su
cuerpo esta vez no estaba dispuesto a
callar.
109
Su útero había comenzado a llorar,
XIX
largas hemorragias que los doctores no
lograban explicar, no le dio mucha
importancia, no en esos años.
Soy un hombre exclusivo le había dicho
Víctor, y vaya que lo era, había
aprendido de niño que la vida se vive
Y es que jamás se la habría ocurrido que
con pasión, era un verdadero luchador,
su útero estaba llorando el abandono
nunca había podido ni había querido
paterno, jamás habría pensado que su
renunciar a sus sueños, con una
matriz lloraba la culpa que sentía por
infancia marcada por un accidente y la
disfrutar y desear tanto su sexualidad, y
constante inestabilidad emocional de
aunque siempre bromeaba con que ella
una madre narcisista, Víctor había
era una puta a mucha honra, en el fondo
vencido las costumbres y creencias de
se sentía culpable por no poder evitar
su familia para convertir en realidad su
que su cuerpo la llevara a otros lugares
sueño de ser arqueólogo.
donde su mente decía que no debía
estar.

Poseía un coeficiente intelectual digno

de un genio, sin embargo, siempre lo
De regreso a casa luego de dejar a
ocultó, no era bien visto ser un genio en
Ricardo en el terminal abrió su laptop
un pueblo, no estaba bien para un
para trabajar, su novio había dejado
verdadero socialista tener tanta
abierto su Facebook personal, Maia
ambición, no era sano que un niño
jamás miraba, era una violación a su
brillara más de lo que su perturbada
intimidad, pero esta vez lo que sus ojos
madre podía soportar. Entonces eligió
vieron antes de cambiar la sesión fue

110 115
 una puñalada en su corazón, le letra de
una canción de amor dedicada… a otra.
Y aunque la canción era de Arjona, y le
letra de Duerme era un insulto a su
intelecto, esta vez su mente no la pudo
salvar del dolor.

No leyó más, no quería saber, no podía

saber, su corazón se volvió de hielo,
hielo que se hizo carne cuando su
amado novio la llamó para avisar que no
la visitaría ese fin de semana porque iría
a ver a una querida amiga, una amiga
que resultó ser la receptora de la
canción más cursi del universo.

Fue luego de esa llamada cuando por

enésima vez Andrés la volvió a invitar
que ella aceptó, un trago para
conversar, y fue justo ese fin de semana
en que su novio necesitaba respirar,
cuando Andrés y ella se besaron bajo la
brisa primaveral mirando el mar.

114 111
Nunca le dijo a Ricardo que vio esa
conversación, nunca le dijo que podía
ser una mujer confiada pero no era tonta
y que hubiese preferido que tuviese la
valentía de tomar una decisión o quizás
de pedir abiertamente una relación libre,
antes de traicionar así su amor que
construyeron a punta de confianza y
verdad.
Maia pensaba que solo los hombres
malos eran capaces de engañar, pero
luego de esto comprendió que la
monogamia está lejos de ser una
elección a consciencia, que la
practicamos por imposición pero que en
la realidad por mucho amor y mucha
fuerza de voluntad, todos en algún
minuto terminaban deseando a otro,
amando a otro, soñando con el cuerpo
de otro, sin necesariamente dejar de
amar y desear con quien eligieron
compartir su vida.
112
Que sano habría sido para ellos abrir la
relación, que sano ser poli amorosos,
que sano dejar el sueño del único amor
para toda la vida, para dar rienda suelta
a su ser, para desearse entre ellos, para
desear a otros, para compartirse con
otros.
Ojalá en esos años se hubiese sabido
más sobre poliamor, pero quizás
aunque lo hubieran intentado, no habría
resultado, porque Ricardo no estaba
listo para dar el paso de compartirla
conscientemente, y ella tampoco lo
estaba, los celos y la baja autoestima se
habrían colado inevitablemente, fue así
como iniciaron un juego que duraría
unos meses más, tiempo en el cual y sin
ningún recato, Ricardo se dedicó a
lanzarla a los brazos de Víctor, como si
con ello pudiera aliviar su conciencia.
113
de adolescencia, cuando recién su
cuerpo le daba la bienvenida a la
menstruación y le mostraba el mundo del
amor y el ser deseada por un hombre.
Otra vez el abandono de su padre se
hacía presente ya en plena adultez, no
podía recordarlo sin llorar.
Lo vio vívidamente aparecer después de
meses de ausencia, un domingo de
ramos las encontró en la Catedral, tan
compuesto como si nada, fue tal su
alegría que le pidió a mamá lo invitara a
almorzar, su madre acostumbrada ya a
no importar accedió, humillada y dolida,
pero esta vez la farsa casi no duró, 20
años de humillaciones hicieron que su
madre no aguantara más, y entre gritos,
reclamos, rabia e ira un día cerca de
Navidad él se marchó, esa mujer estaba
loca, era una loca celosa que nunca lo
entendió.
160
El calor limeño había llegado a su
máxima expresión, con las ventanas
abiertas de par en par las bocanadas de
calor del exterior no le hacían
competencia a los amantes enredados
en la cama de plaza y media, sus ropas
en el suelo como película de ficción, las
lágrimas de ella cubrían el sector
dedicado a la almohada, ni siquiera se
dieron tiempo de meterse bajo las
sábanas, estaban allí llenando de
calidez y de sentido un hotel de paso.
A pesar de la frialdad del lugar, su
presencia lo volvía acogedor,
transformando la habitación en el
anfiteatro perfecto para la mejor novela
de amor y pasión, y es que no importa
tanto el lugar cuando sus visitantes eran
capaces de construir allí en medio de la
nada, sus vidas, sus cuerpos, sus almas
y su sexualidad.
129
La travesía hacia el placer no tenía ni
tiempo, ni lugar, ni escenario ideal, solo
el presente, el aquí y el ahora y las
ganas irremediables de ambos de Pero no todo eran luces en la vida de

entregarse a pesar de todo y contra Maia, un pasado que llevaba guardado

todo, en lo profundo de su ser se negaba a ser

reconocido ante los demás como lo que
verdaderamente había sido, pocos
sabían sus historias pasadas, esas que
¿Cuántas veces Víctor soñó con volver
vivió enredada en las sábanas de un
a sentir esa sensación incomparable?
motel con algún joven o no tan joven a
quien conquistó queriendo pero sin
querer.
Está entrando poco a poco en Maia, su
mujer, su amor, su pasión. La está
mirando, la está mirando sin parar. La
No lo supo hasta más tarde, hasta
está mirando para decirle que la ama y
meses después de haberse despedido
quiere que ella escuche, escuche de
de Víctor y estar interna en un pueblo de
verdad, que están haciendo el amor de
México, un país que conforme pasaba
nuevo, después de miles de lágrimas y
los días se volvía cada vez más
millones de deseos, su virilidad ardiente
machista.
se ha unido, ha entrado en la matriz de
su mujer, de su compañera, se tocan, se
rozan, se sienten, están unidos, son uno
otra vez... El dolor que reinaba en el ambiente, en
el útero y el corazón de todas las
mujeres despertó en ella una vieja rabia

130 159
que no sería infiel, al menos no con un
XI
hombre que le movía el piso como Víctor
lo había hecho, sus infidelidades eran
siempre de otro tenor, no mezclaba en
Su historia había comenzado hace diez
ellas el corazón.
años en Valparaíso, ambos
profesionales recientemente titulados
participaban en un Congreso en la
Fue por eso que lo decidió, mientras su
Universidad de Playa Ancha que
corazón latía ansioso, mientras su
estudiaba las culturas indígenas y que
cuerpo era recorrido por un ligero
dedicaba todo un simposio al pueblo
cosquilleo y sus mejillas se sonrojaban
mapuche.
incapaces de sostener la intensa mirada
del italiano, decidió que no podría volver
a verlo, sabía, tenía la certeza que
Maia expondría sobre la figura hallada
podría enamorarse de él y eso era algo
en Osorno llamada la Mujer Choroy,
que no se iba a permitir, una nueva
figura que arqueológicamente no era de
conversación de esas y ya no podría ni
gran relevancia pero que
querría esquivar el beso que quedó
antropológicamente guardaba
rondando en el aire...
tradiciones del pueblo y de cómo
generación tras generación se
conectaban con sus divinidades
Primera y última vez que lo veo se
mediante el trance, realizando posturas
prometió y vaya que lo cumplió.
estáticas que estaban íntimamente
relacionadas con las estatuillas talladas.

158 131

Lo que para muchos parecían solo una
expresión artística era en el fondo la
herencia tangible que les permitía
mantener viva en la memoria las formas
que tenían para conectar con sus
antepasados, moviéndose por distintas
dimensiones espacio temporales, sin
hacer uso de ningún alucinógeno ni
alguna loca máquina del tiempo.
Pura intuición, magia, conexión y ritos
sagrados íntimamente ligados a las
fuerzas superiores del universo y la
madre tierra, mediante un llamado a los
espíritus de los puntos cardinales y al
son de una sonaja que a ratos parecía
cobrar vida, las mujeres y hombres de
todo el mundo se conectaban con sus
divinidades para sanar, para crecer,
para cultivar, en otras palabras para
vivir, manteniendo siempre el equilibrio
y recordando que todos nacemos
132
Cuando Maia lo dijo Víctor guardó
silencio, incapaz de pronunciar palabra
su corazón saltaba, la miraba a los ojos,
la miraba intensamente con fuego y
pasión, no podía creer que fuese posible,
encontrar a una mujer así, tan guapa,
tan seductora, y tan inteligente, tan
capaz, tan similar a él, quiso besarla,
moría de ganas de besarla, pero no lo
hizo, sabía que no era el momento y
creía que Maia no compartía el mismo
fulgor que él.
Soy un hombre que piensa en el futuro
bromearía años después.
Dirigió su vista ardiente al mar, ella
también lo hizo, una marea un poco
tormentosa los salvó de muchos
silencios preludio de un beso, ella tenía
pareja, un chico pues, un chico que la
había conquistado hace ya muchos
años siendo muy galán, no sabía muy
bien por qué seguía con él, pero sí sabía
157
“Tú necesitas a un hombre que enamore conectados a tierra y que todos somos
tu intelecto primero que todo -le había uno y por ende nos sostenemos
dicho una vez un amigo- eres mutuamente aquí y allá.
demasiado inteligente como para
enamorarte de un idiota que no tenga
ideas propias”. A Víctor siempre le llamó la atención el
pueblo mapuche, su historia de
resistencia y lucha y ese halo de
Víctor no sólo lo era, sino que compartía misticismo que envolvía a las machis y
sus propias ideas, parecía irreal pero se lonkos le parecía profundamente
completaban las oraciones, habían leído seductor.
casi los mismos libros, admiraban a casi
las mismas personas y tenían ambos un
sueño muy claro, viajar por el mundo, Y es que para su mentalidad europea
pero no sólo por placer, sino por pasión era difícil comprender como un pueblo
y vocación, somos responsables de tan guerrero y a ratos tan racional,
nuestra sociedad, y debemos devolver a pudiese ser a la vez tan místico y estar
los otros con nuestros dones, no tan rodeados de ritos, cantos e historias
podemos ir por el mundo preocupados desbordantes de imaginación y
solo de nosotros mismos, somos seres divinidades.
sociales y como tales tenemos el deber
de aportar en lo que esté a nuestro
alcance para transformar la realidad. Fue pues por esa curiosidad innata en
él, o quizás los hilos que los dioses
movieron, lo que lo llevaron a estar allí
el mismo día que una chilena muy

156 133
sudamericana tiraría por la borda todas
sus certezas.
Sentado en una de las primeras filas
miraba a su alrededor, mayoritariamente
mujeres asistían a esa charla, todas de
facciones muy latinas, con largas faldas
coloridas, o con ceñidos pantalones
bombachos, muchas de ellas mujeres
que lucían orgullosas su cabello
entrecano como demostrando al mundo
de la moda que las tinturas no les
agregan belleza, sino más bien les
quitan pureza y fuerza volviéndolas
mujeres plásticas, negando el paso del
tiempo como si la experiencia de los
años fuera un pecado que hay que
ocultar y no una sabiduría que hay que
llevar orgullosa y transmitir a los demás.
En medio de esas sabias hechiceras
llamó su atención una mujer muy joven,
su edad era indescifrable, a juzgar por
su rostro no parecía más que una
134
pomposidad.
Buques de guerra adornaban el lugar,
vestigios de viejos fuertes sobresalían,
el silencio y el viento aumentaban a
medida que caminaban, era como
recorrer otra ciudad, fascinados por la
magia que solo Valparaíso puede
regalar, sabían que su conversación
daba para mucho más.
Terminaron así sentados en un banco
de Playa Ancha mirando el mar, en la
conocida y querida plaza de los loros
que debía su nombre al constante
parloteo de estas peculiares aves, la
vista era magnífica, paradisiaca, el
viento playanchino revolvía los cabellos
de Maia y los de Víctor, hacía frío mas
ellos parecían no sentirlo, las horas
pasaron y un breve paseo se transformó
en una larga charla que no querían
acabar.
155
pasta, el vino, la música y los sueños
compartidos y dieron una larga caminata
no planificada, no querían subir a una
micro ni a un trolley, la tarde estaba fría
pero sus pasos necesitaban del puerto,
pero de ese puerto real, ese que se
disfruta a punta de recorrerlo una y otra
vez, ojalá lo más alejado de los turistas
y el comercio de ocasión.
Maia como buena dueña de casa,
conocía Valparaíso como la palma de su
mano, por lo que no lo llevó a los lugares
más turísticos.
Caminaron largamente por la costanera,
en Avenida Errazuriz mirando los
container y comentando la falta que le
hacía al porteño poder disfrutar de su
borde costero, caminaron así sin rumbo,
pasaron la aduana y siguieron rumbo a
la avenida Altamirano, lo más parecido
a la Avenida Perú viñamarina pero con el
inigualable toque porteño, es decir, sin
154
adolescente, quizás universitaria, pero
la viveza de sus ojos y la perfección de
sus ademanes seguros e histriónicos
dejaban entrever que tenía un poco más
de experiencia de lo que su cuerpo
aparentaba.
Destacaba por su forma de vestir, un
ceñido y bastante corto vestido negro
con trazos mostaza, unas pantys
negras, botas cafés de cuero opaco y
sin tacones, sobre el vestido un poncho
de tonalidades café mezclado con gris
oscuro, su hermoso rostro estaba
adornado solo por la belleza de su
mirada, no había maquillaje alguno que
lo arruinara, a excepción de un sutil brillo
labial que resaltaba sus rojos labios que
mordía de vez en cuando mientas
revisaba unos papeles.
Una mujer alta de intensos ojos verde
esmeralda, cabello completamente
blanco, claramente extranjera, cubierta
135
por una especie de capa que le daba más
el aspecto de una chamana que inicia un
ritual que de una académica que se
prepara a exponer, comienza a hablar y En cambio allí en esa picada podían
presenta a la verdadera expositora, conversar y estar ajenos al mundo del
menuda fue la sorpresa de Víctor aparentar
cuando descubrió que sería la sensual
jovencita quien les hablaría aquel día.

La chilena parecía haber bajado sus

barreras, impresionada con su
Luego de besar en la mejilla a la sabia excelente español, escuchó encantada
mujer, se sienta frente a ellos en la punta las historias y sueños de Víctor, reía
de la mesa y comienza a hablar, mucho al oírlo decir garabatos con
Maia, nunca lo olvidaría, joven acento italiano y se dejó llevar sin
antropóloga porteña que se iniciaba en mayores réplicas por el corazón que el
el mundo de la investigación en busca dueño genovés dibujó en su tiramisú
del fenómeno de la glosolalia y el trance casero que pidieron para compartir, de
estático, no usaba micrófono, tenía una fondo sonaba La Boheme de Charles
voz que abarcaba todo el lugar, fuerte Aznavour, era una jornada perfecta que
pero cálida, movía sus manos mientras ninguno de los dos quiso terminar.
los adentraba en un mundo de
dimensiones alternativas, trance,
cultura, dolor y en este caso un loco y No les bastó pues el almuerzo y por
apasionado amor que se colgaría de primera vez y casi sin dudarlo ambos
Víctor para no dejarlo nunca más. faltaron a las demás conferencias,
salieron del lugar seducidos por la

136 153
de ser un adorno más, como una pieza
del engranaje de una mentira colosal, un
juego de adultos serios y rimbombantes
para parecer interesantes y ocultar así el “Para poder hablar del trance estático y

profundo vacío de no encontrar jamás de los posibles vestigios que la mujer

su lugar. Choroy puede significar para el pueblo

mapuche y la historia chilena necesito
que todos entremos un poco en trance,
pero tranquilos, a los queridos colegas
Y ni qué decir de la mala pasta y peor
que piensan que les haremos probar
atención de El Paparazzo que lo único
peyote o Ayahuasca, no me refiero a
bueno que tenía era una deliciosa
ese tipo de trance, solo les pido que
champagne italiana y estar ubicado en
escuchen mientras les explico el sonido
un pasaje porteño que te conducía a
sutil y tenue de una sonaja, instrumento
otra dimensión.
que han usado en Chile y el mundo para
conectar con sus divinidades
históricamente nuestros antepasados”.
Sus banderines de colores, los
tradicionales adoquines, alguna banda
tocando en la calle, el pasaje Gálvez era
Al son de una vibración profunda a ratos
mucho más magia, mucho más real y
relajante, a veces desafiante, un grupo
mucho más goce que toda la carta de un
de semillas que saltaban dentro de una
restaurante que perfectamente podías
calabaza seca le daban al simposio una
encontrar en cualquier lugar del mundo,
mística inigualable, no parecía solo un
pero que no tenía en lo absoluto la
trabajo académico, estaba cargado de
esencia de Valparaíso
sensualidad y misterio, de un mundo

152 137
alternativo que amenazaba con
desbordarse bajo la mirada atónita de
los asistentes que, cuando pensaban
que sus cuerpos se desdoblaban de su
mente, volvían a aterrizar a tierra con las
palabras de Maia.
Realidades alternativas, dimensiones
paralelas, multiversos, humanos como
tú o como yo canalizadores de la
energía de otros seres, de divinidades
inimaginables, pensar que todo el arte
de los pueblos indígenas estaba
cargado de mensajes, de señales
silenciosas para atravesar portales era
más de lo que muchos podían sostener.
Parecía una locura, una locura creer que
alguien pudiese hablar en otras lenguas,
transitar otras dimensiones, prestar el
cuerpo a otras entidades para
manifestar quien sabe qué mensaje
irracional, oscurantismo puro diría Víctor
en otras circunstancias, la verdadera
138
pequeñas mesas estaban adornadas
con manteles cuadrados de rojo y
blanco dándote la sensación que
verdaderamente estabas en Italia, y es
que el intercambio cultural de
Valparaíso y la herencia europea en el
puerto te hacía sentir que viajabas por el
viejo mundo solamente caminando un
par de cuadras o danzando de cerro en
cerro.
Maia solía decir medio en broma, medio
en serio ¿quién necesita Paris cuando
se tiene Valparaíso?
Protegida y escondida La Mangiatta era
su refugio, nunca pudo soportar la
pomposidad y exceso de parafernalia de
los restaurantes ubicados en cerro
Concepción o en Viña del Mar, sólo una
vez fue al Pasta y Vino el otrora más
alabado y reconocido restaurante
italiano en el cerro más turístico de
Valparaíso, salió de allí con la sensación
151
balcones, herencia de los inmigrantes
ingleses y de un pasado más amable y
glorioso para su amado puerto.
En medio de negocios y el ajetreo de la
ciudad, La Manggiata era una isla de
tranquilidad, y una de las más amadas
picadas porteñas, sus pastas frescas,
sus deliciosas salsas, y la copa de buen
vino chileno la convertían en un lugar
mágico que Maia adoraba.
Pero no pudo disfrutarla muchos años
más. Los nuevos dueños le dieron un
estilo más cosmopolita perdiendo con
ello toda su esencia, convirtiéndose en
otro restaurante/pecera hecho más para
aparentar que para disfrutar.
Pero aquella tarde era todo lo que
necesitaban. Su tranquilidad era
impagable, los comensales se conocían
y su sencillez le daba calma, sus
150
perdición de la humanidad, sin embargo,
para bien o para mal, el racional italiano
fue envuelto en las redes de una belleza
porteña que a lo largo de su vida echaría
por tierra todas sus certezas.
“Y bueno, si se han sentido un poco
extraños, eufóricos, relajados,
intranquilos, o quizás han sentido que
sus cuerpos quisieran apagar a su
mente, pues les cuento que eso no es a
causa de mi exposición sino de la
sonaja, han podido vivir mínimamente el
trance al que el pueblo mapuche nos
permite entrar gracias a la mujer
Choroy, una mujer que nos recuerda los
tremendos dolores por los que ha
pasado la cultura mapuche y a los que
sometemos día a día a la madre
naturaleza, procuren beber poco alcohol
en la cena y descansar, esta es una
experiencia sutil de la realidad
alternativa” concluyó Maia, con una
sonrisa cómplice y secundada de
aplausos espontáneos.
139
 amablemente se ofreció a traducirle lo
que necesitara y a ser su intérprete, si no
la incomodaba
Extasiada volvió a su asiento junto a
Judy, la mujer de ojos brillantes que
parecía su abuela, sus últimas palabras
Así fue como logró pasar toda una
parecían ser el cierre perfecto de un
mañana junto a ella, susurrándole al
montaje colosal, todos lo creyeron así,
oído lo que el expositor decía y
jugar un poco con la realidad y el
preguntando por ella, no entendía
misterio, pero lo que no sabían, es que
realmente mucho el sentido de esa
Maia hablaba en serio, sus palabras
exposición pero tener la oportunidad de
eran una advertencia real, los sonidos de
estar tan pegado a ella, sintiendo su
esa sonaja lograban hacer real el
aroma y viéndola en acción le produjo
milagro de conectar hemisferio derecho
una exquisita sensación que no conocía
con hemisferio izquierdo, experiencia
y que nunca más podría quitar de su
que los seres humanos de hoy tenemos
cuerpo al recordarla.
muy pocas veces la posibilidad de vivir.

Luego de esa mañana almorzaron

Maia se sentó con las mejillas ardientes,
juntos, caminaron por avenida Brasil en
sus ojos lanzaban rayos de inteligencia,
busca de un lugar tranquilo para
su cuerpo vibraba ligeramente, a medio
almorzar, en honor al visitante la porteña
camino de su exposición se quitó el
lo llevó a una pequeña trattoría ubicada
poncho y Víctor pudo ver su esbelta
en calle Rodríguez en pleno centro de
figura perfectamente dibujada por un
Valparaíso, era una casona antigua y a
vestido sencillo, sensual y sofisticado.
mal traer, con delicados diseños y

140 149
Víctor era un hombre con visión de largo
plazo, por eso lo tuvo claro
inmediatamente, no podía irse de Chile
sin lograr que ella lo conociera un poco.
En pleno 2005 aún no existían los
teléfonos inteligentes, pero las nuevas
tecnologías de la información permitían
que pudiésemos estar conectados con
quien quisiéramos sin importar el tiempo
ni la distancia, buscó por todos los
medios posibles estar a solas con ella,
sin incomodarla, pero solos, para poder
esta vez, conversar con ella sin ninguna
interrupción.
Esta vez fue su buena estrella quien le
sonrió, le habían pedido a Maia que
participara en una conferencia dictada
por un italiano amigo de Víctor, pero ella
no hablaba el idioma, entonces él
148
Vio su cuello blanco y largo con sus
venas marcadas, un escote ligero que
insinuaba unos pechos pequeños pero
perfectos, redondos y firmes.
Sus movimientos durante la exposición
le permitieron ver su magnífico trasero,
todo en ella era perfectamente
proporcionado, sensual belleza chilena
sí, poderosa inteligencia que lo cautivó
tanto como su hermosura, desde niño y
aunque nunca lo confesó pensaba que
no existía mujer lo suficientemente
inteligente capaz de impresionarlo.
Pero la suspicacia de la mujer
latinoamericana le tenía guardada una
gran sorpresa, hetera de tomo y lomo
Maia jugaba el juego de la coquetería por
esencia involuntaria, su alma rebelde y
su chispa candente la volvían una
141
mujer inolvidable. un catador, sino más bien con la
sorpresa y fascinación delirante de un
niño que prueba su postre favorito.
Se acercó al grupo de mujeres al
finalizar las demás exposiciones, no
hizo preguntas en público, había La noche transcurrió amena y alegre, las
quedado verdaderamente encantado y mujeres que acompañaban al grupo de
deseaba poder conocer más sobre Maia eran sumamente cultas, tenían
aquellas posturas de trance y también tantas historias que contar que no
sobre aquella hermosa mujer que había parecía posible que hubiesen hecho
desplegado toda su inteligencia y viveza todo eso en una sola vida.
en los 20 minutos más fascinantes que
recordaría jamás.
Víctor fue acompañado de Nicola, su
maestro en la universidad y quien se
Se acercó primero a Judy, la mujer de convertiría en una especie de mentor y
cabello blanco que irradiaba una entrañable amigo que siempre estuvo
energía envidiable por cualquier ahí para apoyar y sostener al italiano en
jovencita, parecía más bien una sus delirios, deseos, amores y
montaña erguida frente a él, desamores con la única mujer que algún
amorosamente fue integrado a las día podría formar familia, mujer que esa
opiniones y felicitaciones hasta noche casi no notó su presencia pero
encontrarse felicitando personalmente a que con esa misma indiferencia no
Maia quien le agradeció con una sonrisa planificada lo cautivo como nadie nunca
perfecta, pero que dejaba entrever una lo haría.
timidez que no parecía real, pero que

142 147
Extendió su mano coquetamente años después comprendería era la
saludando como si fuera un hombre, él la esencia de su chilena amada.
tomó y la acercó para besarla en la
mejilla, en Italia saludamos de besos- le
dijo- mientras el aroma a flores de la Una mujer tremendamente tímida que
sensible mujer se colaba por sus había nacido con el don de la palabra y
entrañas la comunicación, cuando se trataba de
hablar en público no había nervios ni
dudas, pero en el encuentro persona a
¿Maia como la pléyade griega? persona debía hacer uso de toda su
Preguntó sonriendo, Maia como la voluntad para disimular la contrariedad
madre de buda dijo ella mientras que le provocaba, aunque claro, nadie
apartaba la mano un poco sonrojada jamás podría haber creído realmente
pero absolutamente compuesta. que Maia era tímida, pero él la conocería
mejor que muchos, y comprendería cada
uno de los laberintos que inundaban la
Quedaron sentados juntos, y sin mente de esta mujer inalcanzable e
embargo, casi no se hablaron, Maia incansable.
resultó ser más inteligente de lo que
imaginaba, de risa fácil e ideas
sumamente lucidas, hablaba bastante,
con total dominio de sí, apoyada en el
respaldo de su silla a ratos se perdía
mirando su copa de vino, vino tinto,
Carmenere que disfrutaba
notoriamente, no con el aire pedante de

146 143
“Me ha parecido magnífica
exposición, estoy maravillado, nunca vi
ni oí nada igual... Podríamos cenar esta
noche y así mí mente europea podría
quizás comprender mejor todo lo que ha
sucedido esta mañana”- le dijo.en un
perfecto español-
tu acompañarnos en nuestra cena de esta
noche, seremos casi puras mujeres,
pero puedes venir sólo o acompañado,
nosotras encantadas de recibirte” se lo
dijo mientras posaba una mano en el
brazo de Maia y apoyaba la otra en su
hombro.

La sonrisa de Maia se tornó tensa, sus “Víctor como Víctor Hugo”- le preguntó
facciones se endurecieron y su voz fue Maia- mientras se saludaban en la cena,
amable pero sin derecho a réplica jovial y fresca sin tensión en su voz, le
“muchas gracias pero ya tengo pareció aún más hermosa que en la
compromisos, quizás en otra ocasión”, mañana.
no fue dura, pero Víctor tuvo la
sensación que su presencia la
molestaba como si lo mirara en menos, Él sonrió, esa mujer se había clavado en
como si lo considerara tonto, incluso su corazón
como si se hubiese ofendido.

Así es -respondió- Víctor como Víctor

Fue Judy quien vino a tenderle una Hugo- esta vez fue ella quien sonrió-
mano sin siquiera planificarlo, o tal vez Pues mucho gusto entonces, ya debes
sí, cuando se trataba de ella todo era saber mi nombre, soy Maia.
posible. “Si quieres escuchar más sobre
las posturas de trance podrías

144 145
inigualable que empezaba desde su
periné, y subía por su pene, pero seguía
más arriba, en su próstata, y quizás un
poco más arriba, hasta su corazón.
Y aunque Víctor no logró soltar
totalmente el control, sí pudo darse
cuenta que algo muy diferente había
ocurrido, pero su mente de europeo no
quiso entender, ni preguntar nada más.
Estaba allí, justo sintiendo un orgasmos
existencial cuando la vio, la sintió
eyacular, todo su ser se estremeció, su
sexo se inundó, sus piernas, sus manos,
un líquido tibio, transparente, divino lo
dejó sin aire, y entonces también él
eyaculó mirando el rostro de su mujer
perdida, perdida más allá de su
alcance…
La miró, sonrió asustado y con su mente
dando vueltas, comprendió que Maia
192
Narcisismo puro donde la víctima
siempre es y será la culpable, que
curiosa estrategia la de los
maltratadores avalada por una sociedad
exacerbadamente patriarcal.
No lo vio por mucho tiempo más, y mejor
hubiese sido que no lo hubiera visto,
sentados en alguna plaza de la ciudad
este hombre cruel le fue transmitiendo a
su hija las razones de por qué era infiel,
culpó siempre de todo a su madre, de su
mal carácter y poca feminidad, le dijo
que los hombres no quieren mujeres
mansas y santas en la cama, por eso
buscan afuera lo que la esposa no les
da, menuda declaración para una niña.
Caminaba entre medio del calor
mexicano, iba rumbo a reunirse con el
último abuelo vivo de los Guarijíos un
pequeño pueblo indígena de México
ubicado entre Chihuahua y Sonora, allí
pretendía rescatar y por qué no,
161
vivenciar el ritual del llamado al agua,
una especie de canalización divina
donde los abuelos entre bailes, cantos,
arpas y música invocaban al poder de la
naturaleza para tener buenas cosechas
y que nunca faltara el agua.
Pero en ese momento no podía recordar
la magia de este enigmático pueblo, el
machismo de la gran ciudad le hacía
recordar a su padre y junto a él esa
promesa que se hizo caminando por
cerro Alegre en la calle Lautaro Rosas
en las alturas de un cerro que pocos
años después se volvería Patrimonio de
la Humanidad.
Fervorosa promesa de adolescencia,
cuando una muchacha debe comenzar
a disfrutar de los dones del transitar de
la infancia a la pubertad, de ser la niña a
ser la mujer diosa, ella solo sentía vacío
y traición, su padre que tanto decía
amarla no volvió más a casa, ni a verla
162
subió, más allá del corazón, mucho más
arriba, hasta que soltó, soltó el control,
soltó el miedo, soltó la vagina, soltó la
culpa y ocurrió lo inimaginable…
Una mar de vértigo, amor y consciencia
descendió desde quien sabe dónde e
inundó el sexo de Víctor, un torrente
poderoso y divino, flujo de vida, de
energía telúrica brotó de su vagina
dejando las sábanas, las piernas, el
colchón, incluso el suelo completamente
empapado…
Soltó el periné y se perdió, olvidó por
unos instantes quien era, olvidó su
cuerpo, su nombre, su historia, sus
heridas y su identidad, olvidó todo y
simplemente viajó más allá, mucho más
allá, tan lejos, tan divino, tan sagrado en
ese orgasmo existencial, que no tuvo
tiempo de ver como el italiano había
dado saltos en la cama, serpenteando
su cuerpo, sintiendo un orgasmo
191
dijo, uuhmmm, uhhhmmm, ahhhh, y al
inhalar aprieta tus genitales”, mientras lo
hacían se quedó completamente quieta,
solo su piso pélvico y los músculos de
su vagina apretaban, sostenían,
guiaban…
Entonces ocurrió algo que nunca antes
había experimentado de a dos, mientras
apretaba la vagina y el pene del italiano
temblaba de placer comenzó a subir la
energía al corazón, buscando que esta
vez el placer se transformara en amor,
en consciencia, en divinidad.
Apretaba, inhalaba en dos, soltaba, las
manos en sus corazones, inhalaba,
apretaba, temblaban, uhmmmmmm,
ahhhhhhhh, con la boca abierta, el
cuerpo temblando, el orgasmo se
presentó desde el fondo de su ser, casi
desde el cérvix, subió, y subió, sintió la
oleada de placer, apretó, inhaló en dos,
subió, subió el placer, subió el orgasmo,
190
a ella, se buscó nueva mujer a quien
engañar y nueva vida para batallar y ella
quedó allí, huérfana de padre y también
de madre, porque aunque presente y
sacrificada, ella era poco más que un
alma en pena, que deambulaba por este
mundo solo porque debía mantenerla a
ella y sus hermanas, mientras se lamia
humillada las heridas de veinte años de
maltrato, violencia y silencio, sin tener
ella tampoco ninguna mirada a quien
voltear para sortear este naufragio del
patriarcado instaurado.
Eran Maia y su madre huérfanas
emocionales de una vida que decía que
eso era normal. Cansada de ver a su
madre llorar, de verla delgada y
fantasmal sumida en el dolor del ser
mujer, Maia tomó una decisión
consciente, o todo lo consciente que se
puede ser a esa edad, decisión que con
el tiempo olvidó y que, sin embargo, se
hizo presente en todas y cada una de
sus relaciones de amor o de pasión.
163

“Yo voy a vengar a mi madre de este
maricón, a mi madre y a todas las
mujeres, yo con ellos voy a jugar, los voy
a enamorar, les voy a engañar y luego los
voy a dejar, para que sepan que a mí no
me harán lo mismo, que existimos
mujeres que sí nos sabemos defender y
hombres que sí lloran por amor”.
Fue una promesa vengativa y pura
prueba de lealtad materna de una
niña/mujer herida como hija, lanzada al
universo con tal fuerza e intensidad que
no había forma de que no se hiciera real.
164
dejar de necesitar obsesivamente el
sexo con otros, para cuidarse y sanarse
en la soledad de su cama y la grandeza
de su divinidad.
Nunca lo había experimentado con otro,
pero Maia sabía que si lo iba a
compartir, tenía que ser con Víctor, en
su cabeza la princesa Disney encerrada
le jugaba una mala pasada, haciéndole
creer que él también descubriría en el
tantra lo que a ella la había rescatado.
Le pidió que la siguiera y comenzaron a
inhalar y exhalar al mismo tiempo, su
mano en el corazón de él, la mano de él
en su corazón, guiando este momento
de completa sacralidad, meciéndose
suave, la joven le pidió permiso para
mover la energía, Víctor no tenía idea a
lo que se refería pero asintió extasiado.
“Respira conmigo en dos tiempos, le
189
El tantra había aparecido en su
existencia en sus momentos de mayor
crisis y le había enseñado que la
sexualidad era mucho más que un mero
acto genital de orgasmos de descarga
de unos cuantos segundos y Por eso Maia se posicionó en el
embestidas pornográficas, el tantra le
había enseñado a amarse, a sentirse y
a curarse a sí misma a través de su
sexualidad, conocer ese camino de
sacralidad la había salvado de la muerte
y era el camino que le estaba llevando a
sanar su útero y sus heridas sexuales de
una manera gozosamente inesperada.
Hace años internada en las tribus
indígenas de la India había aprendido de
sabias mujeres una nueva forma de vivir
y experimentar la sexualidad, había
quedado extasiada, no por el placer,
sino porque en esta forma de amar no
había vacío, no había dolor, porque fue
a través de la sexualidad sagrada que
su útero comenzó a sanar, a liberarse de
una dolorosa e invisible enfermedad, y a
188
Y es que no le corresponde a una hija
vengar el desamor de su madre ni
castigar el actuar marital de su padre.
arquetipo de la femme fatale intelectual,
aunque ella creía que estaba vengando
a su madre, en realidad estaba
honrando a su padre, y aunque años
después se arrepentiría, la femme
fatale, la fiura la salvó de muchos barba
azules, y le permitió gozar su
sexualidad y su libertad femenina como
la mayoría de las mujeres de su edad
sólo podían soñar.
Pero lo que esta mujer feminista no
sabía es que había caído en la trampa
del sistema adictivo, del sexo como
deporte, de noches de pasión, de
conversaciones alucinantes, de
promesas pseudo cumplidas, de fingir
el amor a cuanto galán quiso con ella
probar.
165
No era difícil encontrar las palabras que
ellos querían oír, encantados con su
soltura y habilidades a la hora de amar
no tardaban mucho en querer concretar,
en presentarla en sociedad, en llevarla
al altar, repetía pues ella el juego de
papá, humillando y abandonando al
galán de la ocasión, mancillando por
profecía auto cumplida a su propio
corazón.
Y no, no es que hubiese algo de malo en
que Maia disfrutara de su cuerpo y su
sexualidad como lo hacía, el problema
era que se mentía y se contaba un
cuento que no era real.
Porque ella como todos sí quería amor,
pero sabía que nadie la amaría así, loca,
rebelde, brillante, ardiente, herida,
sensible y por sobre todo libre, los
hombres no eran capaces de sostener
semejante fuego y ella no estaba
dispuesta a apagarse por nada ni por
166
como si tuviera un orgasmo en la
coronilla, “esta mujer es un bruja” se
decía a veces fascinado y un poco
asustado.
¿Es posible que después de todos estos
años nos sigamos amando así, una y
otra vez, es posible que esta mujer
guapa, brillante y una verdadera diosa
en la cama me elija a mí, una y otra vez?
Lo que Víctor no sabía era que Maia no
lo estaba eligiendo a él, ella se estaba
eligiendo a sí misma, estaba eligiendo
dejar de sentir culpa por sentir placer,
estaba eligiendo compartir su energía
sexual de una forma poco conocida pero
que se había vuelto el sustento de
renacer.
187
completo la entre pierna de Víctor, y
poco a poco, lentamente fue dejando
que él ingresara en su portal sagrado.
Comenzó a danzar sobre su vientre
suavemente, de pronto apretó los
genitales y sin moverse casi hizo
estallar de placer a su amado italiano,
“respira profundo y hacia arriba” le dijo
ella, mientras hacía lo propio hasta
quedarse quieta temblando.
Víctor no podía creerlo ¿es verdad lo
que estoy viviendo? Era un hombre
experimentado sexualmente, no tanto
como Maia, pero había disfrutado su
sexualidad y, no, esto que estaba
viviendo no estaba en sus registros.
Habría jurado que había tenido dos
orgasmos pero, pero no eyaculó, solo
sintió una intensidad desconocida
recorrer su columna vertebral, casi
186
nadie.
Pero a pesar de jugar al gato y al ratón ella
nunca les habló de amor, fue clara en decir
que no quería compromisos, que no creía en
el amor eterno y que bajo ninguna
circunstancia podían enamorarse, porque ella
no se enamoraría y no quería dañarlos,
palabras que buscaban poner las reglas del
juego claras, pero que sólo conseguían
volverla en el sueño en un trofeo a alcanzar,
un desafío que ningún hombre quería
rechazar.
Nunca los buscó, no los anotó en una
lista, no planificó nada, pero cuando sus
relaciones de verdad comenzaban a
fallar y volvía a sentir ese vacío de la
niñez, era la femme fatale y no el
príncipe azul quien salía a rescatarla de
su dolor.
167
Bastaba con dejar entrar al galán de
turno, y así las palabras dulces del
nuevo enamorado la salvaban del vacío
de un nuevo abandono, cuando su
relación comenzaba a fallar y llegaba
ese momento de terminar, ella estaba ya
en brazos de otro, clandestinamente
claro está, pero era ese otro el que la
salvaba del vacío y que le permitía poder
terminar una relación sin jamás llorar.
No por nada un gran amor le había
dedicado 19 días y 500 noches de Sabina,
una canción que a su fiura interior le hacía
gozar “siempre tuvo la lengua muy larga, la
frente muy alta y la falda muy corta”.
Nadie sabía esa parte de su vida, sus
amigas sabían de sus amigos con
ventaja y se reían impresionadas de su
comentario de “nunca jamás he sido fiel”,
todo sonaba a la dichosa mujer
moderna, bella, intelectual,
independiente y liberal.
168
masajeando entre sus muslos, sus pies,
sus caderas, besando aquí y allá pero
sin tocar sus genitales que ardían,
parecía que la porteña conocía una
magia que nadie más manejaba, estaba
al borde del orgasmo sin que su pene
hubiese siquiera rosado su vulva.
Maia paró justo cuando percibió que iba
a eyacular, tomó un poco de agua y le
dijo “respira profundo y hacia dentro y
aprieta tus genitales”, el italiano intentó
seguir sus instrucciones pensando en
qué locura me está diciendo, cuando un
cosquilleo infinito lo recorrió desde la
base de su pene hasta la nuca.
Ella lo besó mientras temblaba, y le
acarició suavemente el cabello mientras
le susurraba al oído “no todos los
orgasmos son con eyaculación”,
entonces al fin comenzó a rozar su vulva
con su contraparte masculina, la
humedad del néctar divino envolvió por
185
por la cama, los gemidos se escapaban
sin cesar, y su virilidad volvía a tocar su
cuerpo, entonces la mujer salvaje, la
puta sagrada, la gran sacerdotisa
despertó en ella y decidió esta vez tomar
el control, permitiendo que el acto
sexual se convirtiera en una experiencia
sagrada de elevación de consciencia,
más allá de toda lógica mental.
Lo estiró en la cama y se sentó sobre él,
placer egoísta solía decirle su amor en
las conversaciones por chat.
A Maia le gustaba jugar antes de la
penetración, para ella hacer el amor era
mucho más que un pene dentro, le besó
las caderas suavemente, y luego
sensual y ardiente comenzó a recorrer
su cuerpo con la punta de los dedos, era
un movimiento tan delicado, tan
sensual, tan ardiente que Víctor se
remecía de placer, un placer que jamás
había conocido, bajaba y subía
184
Pero Maia sabía que el sexo sin amor no
eran algo de lo que sentirse orgullosa de
verdad, se fue poniendo la vestimenta
de la mujer que nunca se va a enamorar,
y así fue siendo solo la deliciosa amante
que nunca va a llamar, que nunca va a
pedir más, que nunca va a llorar.
En esos tiempos la responsabilidad
sexo afectiva no era ni siquiera tema de
conversación, nadie quería tener
conversaciones incómodas, y ella no
sabía a quién consultar sobre su sentir,
porque fue pionera en el loco y libre
camino de la libertad sexual.
Pasaba fines de semanas de intenso
placer sexual, y regresaba a casa con un
vacío difícil de explicar, sabía que
muchos de ellos la amaban, o al menos
estarían dispuestos a formalizar, pero
ella no lo quería, realmente ninguno de
esos hombres le atraía de verdad,
alguno más interesante que otro, alguno
169
más cariñoso que otro le regalaba
atisbos de cariño, pero ninguno le
removía nada dentro de sí.
Inteligentes sí, pero de una inteligencia
de rebaño adormecido, eran guapos,
todos, de cuerpo esbelto y atlético, cada
uno de ellos en menor o mayor medida
se obsesionó con sus dones en la
intimidad, nunca dijo que no a nada, o
bueno, a casi nada, y no le importaba
pasar una tarde casi sin conversar y solo
enrollarse en sábanas húmedas para
terminar apoyados en la pared de la
ducha sin parar.
Maia se volvió en el sueño erótico de
todo hombre, ella era la que siempre
quería más y más, la que siempre
podía más, en todas las posiciones
posibles, su vientre recibía a quien la
elegía, siempre que fuera guapo y
tuviese una mínima inteligencia.
170
Ese vino era magia pura, un sabor
incomparable con un profundo toque a
laurel que hacía explotar tus sentidos, y
aunque no era el más conocido de los
vinos chilenos, sin duda era el perfecto
acompañante de esa tarde de pasión.
Su cuarto sexo que fue la mezcla de
todos sus sueños y más. Desnudos
buscando su ropa para vestirse y llamar
a recepción se encontraron besándose
otra vez, sus cuerpos se fueron a la
cama “podemos pedir el agua después,
tengo otros planes” le dijo y dejo caer su
exquisito cuerpo sobre ella.
Se besaron lentamente, pero el fuego
que ya era un incendio convirtió esos
besos en pasión pura, como si quisieran
tocarse el alma en cada baile de sus
lenguas, se besaron sin parar, y
mientras el amrita se deslizaba por las
piernas de ella y el deseo encendía su
vientre, las piernas de Víctor se movían
183
mientras la política, el mundo, los libros,
el socialismo y los sueños imposibles se
adueñaron de esos jóvenes corazones
que habían pensado que no existía en el
mundo alguien que pudiera sentir, vivir,
pensar, soñar como ellos lo hacían.
Víctor siempre fue un hombre muy
respetuoso, quería más que nada que
Maia se sintiera en paz, y lo estaba,
mientras la oía gemir, él también se
entregó y entonces tomó el control,
desde ese momento fue dueño del
deseo y la pasión, sin palabras la
porteña buenamoza le había cedido el
mando.
“Desearte como te deseo no pasa dos
veces en la vida”- le había dicho luego
de beber una copa de Petit Verdo de una
Viña de autor, Narbona Wines, ubicado
en el interior de Quillota, en la famosa
Quebrá del Ají.
182
Aunque le costará reconocerlo ante los
demás, Maia se acostó con casi todos
los hombres que la quisieron amar, los
dejó jugar, hacer y deshacer, probar,
darle placer, ese placer que requiere
apagar el corazón, que se vuelve casi
una obsesión y en donde siempre
necesitas más, y más para llenar el
vacío de tu corazón.
Sin embargo, Maia no sabía, porque
nunca se lo dijeron, porque de esas
cosas no se habla, no se enseñan en el
colegio de monjas ni te lo dice nadie
jamás, que recibir a tanto extraño en tu
matriz poco a poco te comienza a
enfermar.
Su útero había comenzado a llorar, a
implorar un poco de respeto por lo que
representaba en realidad, pero Maia
ciega y sorda y con una eterna herida en
su corazón que heredó del que fuera su
primer novio, no oía lo que su ser le
171
decía, sangrados eternos, de un mes
XII
entero, y ella seguía su vida ajetreada,
veía cada vez menos a sus amantes
ocasionales, pero apenas paraba de
¿Existen las coincidencias? En el mismo
sangrar volvía otra vez a .gemir sin parar
momento en que Víctor la penetraba con
todo su amor, con todo su deseo, justo
cuando ella siente entrar en su vientre
Poco a poco fue sintiendo asco, asco al
esa pieza del rompecabezas que le
besar, asco al sentirlos penetrar, asco al
faltaba para conectar con el todo, ambos
sentirse deseada. Entonces terminó
pensaron, sintieron, comprendieron,
rápidamente todas las pseudo
hemos regresado a nuestro hogar.
relaciones que llevaba. No quería que la
tocaran, no sabía decir que no, en todos
esos años se había vuelto en una
Susurrando en un mar de deseo y
dadora de placer, que también exigía el
pasión, Maia le dijo, bienvenido. Víctor
suyo, pero que no sabía realmente lo
sonrió con un gemido de placer, y
que le gustaba porque había seguido al
comenzó a moverse dentro, con pasión,
pie de la letra el guion de la fantasía
lento, profundo, intenso, con amor.
erótica masculina.

Abrazado a esa antropóloga que hace

Su cuerpo había hecho crisis, los
diez años le había revolucionado la vida
resultados de los exámenes fueron
y las ganas, sentados en un banco
avasalladores, se pensó en un cáncer
frente al mar, en las alturas de
cérvico/uterino, no lo era pero
Valparaíso, cuando las horas pasaron,
funcionaba como tal, tenía una dolorosa

172 181
 y desconocida enfermedad que no te
mataba, pero casi te sostenía en el
limbo de la vida y la muerte.

Endometriosis, se lo dijeron con mirada

de tristeza, pero también con profunda
frialdad, médicos hombres que jugaban
a enseñarle a una mujer cómo se siente
el dolor de útero, qué tan normal era, y
que no había que exagerar.
Endometriosis, le dieron unas pastillas
anticonceptivas, le recetaron tramadol
para el dolor, es crónica y no tiene cura,
nadie sabe porque viene, pero si te
molesta mucho te sacas el útero y ya.

Ah y si quieres tener hijos es mejor lo

hagas pronto, hoy en día las mujeres
postergan la decisión de ser madres
porque quieren viajar, trabajar, estudiar,
ser exitosas, y después llegan todas
viejas y enfermas pidiendo que uno
haga milagro para convertirlas en
madres, cuando se van quedando solas

180 173
y se acuerdan que son mujeres, así que sangraban y lloraban el reprimir el
mejor apúrate si quieres ser mamá- sentir, cerradas al amor, cerradas al
fueron las palabras de un connotado placer, solo el dolor se colaba por su
ginecólogo de la Católica de Santiago. piel.

Salió llorando, caminó por el centro de

Santiago sin entender nada, sintió el
peso de la presión, se cuestionó si
estaba eligiendo mal ¿sacarse el útero?
¿Así sin más como cambiar de ropa
interior? ¿Estaba mal querer tener vida
más allá de la maternidad, estaba mal
querer planificar a los hijos por amor a
esas almas y no por un simple cálculo
científico?

Maia nunca supo si lo que más dolía de

esa enfermedad era su ramificación
interna, los dolores invalidantes, las
hemorragias eternas, las operaciones
fallidas, o la arrogante frialdad de los
médicos que la trataban como siempre,
un objeto más, haciéndola siempre
sentir culpable, por sus decisiones, por

174 179

Resistió estoica el dolor y no gritó
demasiado cuando el supuesto amado
se negó a hacer lo mismo, es necesario
lo hagamos los dos para no contagiar,
pero no, él no lo haría jamás, que se
podía esperar, esas cosas eran para
mujeres, él no tenía ninguna molestia y
no presentaba ningún síntoma.
Maia calló, desbordada por una realidad
que no quiso enfrentar a falta de valentía
y apoyo maternal, filial o psicológico,
siguió así para su mal, un par de años
más ligada a ese animal, mucho bien le
habría hecho terminar, pero parecía que
estaba empeñada en causarse mal,
¿qué derecho tiene ella a vivir y disfrutar
del amor y la sexualidad cuando en 20
años su madre solo pudo llorar y
lamentar? Mandatos inconscientes,
decretos heredados generación tras
generación, úteros enfermos que
178
su sentir, por su cuerpo, por su dolor, por
ser mujer.
Fue la endometriosis una dolorosa
enfermedad, pero no tanto por la
repercusión física que era degradante
sino sobre todo cuando de la mano de
tratamientos alternativos logró
comprender qué la provocó, cómo nació
y se quedó ese cáncer blanco como
muchos lo llamaban, que a medida que
le destrozaba la vida, de una u otra
forma la había venido a rescatar.
Tenía solo 16 años cuando perdió la
virginidad, y ese novio con quien
también perdió toda dignidad se encargó
de contagiarle un virus del que en ese
momento se sabía casi nada, el
Papiloma Humano, pequeñas verrugas
crecieron en sus genitales, las omitió por
años, tenía nulo conocimiento de
sexualidad, nadie nunca hablaba de
cuidarse de las enfermedades de
175
transmisión sexual, en el colegio sólo te
advertían de los pecados y las penas del
infierno que caerían sobre las mujeres
que se embarazaban o tenían sexo Ya mayor de edad y en un control de

fuera del matrimonio, y ni que decir de rutina el ginecólogo le dijo lo que eran,

aquellas que tenían orgasmos y se contagian por transmisión sexual,

andaban con las piernas abiertas como inocente como era dijo imposible, yo

las putas de Babilonia. nunca he estado con ningún hombre

que no sea mi novio y juntos perdimos la
virginidad, no hemos estado nunca con
nadie más. El ginecólogo de cabellos
Una educación sexual que de educación
ondulados y ojos de sal y mar la miró con
no tenía nada, más bien una campaña
tristeza y le dijo, si no fuiste tú entonces
del terror para que mantuvieras las
fue él, pero uno de los dos no ha sido fiel.
piernas cerradas, la vagina contraída y
el corazón apretado sintiendo culpa y
vergüenza por sentir placer y deseo,
como si lo más grave fuese tener un hijo, Corrió a casa de él para saber la verdad,

pero obviando el sida, la sífilis, el le negó todo hasta el final, entonces ella

papiloma y tantas enfermedades físicas eligió creer, igual que su madre prefirió

y emocionales que te pueden heredar creer, repetir patrones resulta tan fácil

una sexualidad mal habida. cuando no eres capaz de ver, le creyó y

siguió con él, se sometió a un
tratamiento de crioterapia sin contárselo
a nadie de su familia, llegó avergonzada
y solitaria a un centro donde las miradas
de todos le decían en silencio “puta”.

176 177
más difícil que tener un orgasmo.
La travesía hacia el placer era hacia lo
que a ella le gustaba, hacia su propio
sentir, hacia el juego en soledad, hacia
el autoamor frente a un espejo donde
ella y solo ella se hacen el amor, hacia
la aceptación de su cuerpo, de sus
cicatrices, de sus kilos de más, de su
estrías, de sus aromas
imperfecciones, pero por sobre todo la
travesía hacia el placer era aceptar su
historia, para honrarla y amarla y
atreverse a escribir un nuevo capítulo
donde esta vez la protagonista fuese
ella, sin juicio, sin culpa, sin miedo y sin
ninguna expectativa.
Lo aprendería sí, pero en el camino,
esta forma liberada de ella en la
intimidad le trajo más de algún problema,
los hombres alucinaban con sus dotes,
no querían perderla, la sentían su
propiedad privada, sus bestias internas
224
definitivamente no era una mujer
normal, había cambiado, hablaba
diferente, estaba convirtiéndose en una
mujer que desconocía, la amaba pero
no estaba totalmente seguro si esa
nueva mujer le convencía.
Pero ese momento, en Lima, no era el
tiempo de pensar ni cuestionar nada, si
e Maia era una bruja, una princesa, una
sacerdotisa o una loca, poco importaba,
acababa de experimentar con ella- otra
vez- el sexo más increíble de su vida y
su corazón y todo su ser hombre
estaban en éxtasis, por primera vez
quería, necesitaba dejar su mente
racional, para simplemente ser y amar.
No, no eran cinco años sin verse, no era
una relación de meses, sino de diez
años, con millones de deseos y de
noches de pasión y locura, no, no era sólo
virtual, esta relación, esta confianza era
muy real, y aunque las cosas no ocurrirían
193
como el sueño del amor romántico
prometía, sintieron que nada era imposible,
que ni la distancia, ni el tiempo, ni los viajes,
podrían impedir que se amaran, que se
desearan, que se eligieran, una y otra vez.
194
había iniciado un camino doloroso de
regreso a la matriz, buscándolo a él en
los brazos de otro hombre, se encontró
replicando viejos cánones, hacer, dar
placer, ser la puta para otros, porque de
esa forma nunca te serán infiel, si los
complaces en la cama no habrá dolor.
Tardaría años en aprender que
complacer a otros era el mandato que la
religión le había dado a la mujer pero
que en el fondo a nadie le importaba
realmente si la mujer sentía o no placer,
porque solo eran consideradas
personas de segunda clase, sin deseos,
sin gustos, sin voz, sin derecho a
decidir.
Por eso la travesía hacia el placer había
sido tan compleja, porque no era hacia
fuera sino siempre hacia adentro, y no
se trataba solo de lo que a ella le gustara
en la intimidad, sino de conocerse y
aceptarse en todos los niveles, y eso era
223
ser dadora de placer a costa de su
propio ser.
Fue su primera vez, una masturbación
de cinco minutos en su vientre mientras
ella apretaba los puños, no lloró, no
sabía que eso era malo, regresó a su
casa y desde ese momento comenzó a
fingir que le encantaba, aunque le
producía asco, pero pensó que eso era
el sexo, y ella se había prometido nunca
ser como su madre, mujer a la que le
fueron tantas veces infiel porque
supuestamente no era libre en la cama y
no complacía a su padre- divinas
confesiones realizadas a su hija de 11
años de un hombre que era un
verdadero tirano, un machista de tomo y
lomo.
Antes de viajar hablaron de esto, de los
traumas que ella tenía de su
adolescencia, Víctor sabía que los
últimos cinco años, después de él, Maia
222
XIII
Sorprendido de su propia capacidad de
reiniciar el deseo y la pasión tan seguido
cuando se trataba de Maia, Víctor
recordó que para él la sexualidad
siempre fue un tabú, nadie en su casa
habló nunca de sexo, y así esos deseos
de cosas osadas, diferentes, se teñían
de un velo sombrío, prohibido, como si
probarlas no fuera correcto, como si por
desearlas se convirtiera en una bestia,
se había pasado media vida actuando y
tratando de demostrar que él NO era
una bestia, no era como los otros
hombres que violaban o acosaban, que
era respetuoso, equilibrado, un
caballero como lo había criado su padre.
Conocía, sabía muy bien lo que las
bestias de otros habían hecho a mujeres
queridas y le dolía el alma, sabía mejor
que nadie cómo puede calar en el
cuerpo y la vida de una mujer la bestia
195
que todos los hombres niegan, lo había
visto en Maia y había maldecido a esos
hombres que le jodieron la vida a la
mujer de sus sueños, y no había mayor
ofensa en el mundo para él, que ser
metido en el mismo saco que todos esos
mal nacidos.
Pero lo que Víctor se negaba a aceptar,
es que por mucho que hiciera lo
imposible por ser el hombre más
respetuoso del mundo la bestia vivía en
él y que hiciera lo que hiciera no lograría
reprimirla toda la vida, algún día debería
mirarla a la cara… Algún día.
Desde que conoció a Maia sintió que la
bestia despertaba más seguido, lo
acechaba, le susurraba al oído, esa
mujer le despertaba un amor sin
precedentes pero también un deseo
animal que no conocía, cuando pensaba
en ella la bestia se desbordaba y daba
rienda suelta a sus fantasías más
196
mientras un hombre hambriento de
deseo quería liberar en ella sus casi 20
años sin saber lo que era el sexo.
Años después maldeciría ese día,
maldeciría que nunca nadie le haya
explicado nada, cuanto dolor se habría
evitado, nunca entendió por qué las
madres y padres creen que no hablar de
sexo es protegerlos, dejar a tus hijos así,
libres, a la deriva de los bajos instintos
de cualquiera es ponerlos en un peligro
vital.
“Lástima que mi primera vez haya sido
fallida” le dijo su futuro verdugo, mientras
fingía una tremenda pena, comenzó ahí
el sacrificio, una humillación aprendida
indirectamente de su madre, de su
abuela, de sus tías, de todas las mujeres
que conocía, prestar el cuerpo al otro,
por pena, para que no sufra, total, que
podía pasar, era sólo aguantar un poco
de dolor, comenzaba así el camino de
221
dolorosas que tuvo en su vida, con él
conoció, vivenció, lloró la palabra
violencia…
Aún recuerda el aroma a desodorante
ambiental barato que inundaba esa tarde
donde él, seis años mayor le pedía
dejaran de ser vírgenes, lo hicieron en la
pieza que compartía con su hermano,
no había nadie en casa, ella no sabía
exactamente qué es lo que ocurriría, no
recuerda casi nada, no quiere
recordarlo, su cuerpo se encrespa cada
vez que rememora alguna caricia de ese
hombre.
Sólo queda en su mente ese momento
en que intentó entrar en ella, momento
de sumo dolor, gritó, arrancó como pudo
de él, y le dijo “olvídalo, esto duele
demasiado, no lo vamos a hacer”, miró
su ropa de colegio tendida en el suelo,
algo le pasó, en ellas quedaban la niña
que era, la niña que seguía siendo,
220
ocultas.
Desear lo que deseaba le avergonzaba
tremendamente, porque lo alejaba del
caballero andante, del hombre
respetuoso y delicado que quería ser,
por eso amaba tanto a Maia, por eso
sentía que no podía soltarla, porque ella
se reía de sus miedos y de su bestia,
cada vez que le confesó alguna de sus
fantasías.
Maia lo hizo comprender que no había
nada de malo en ello, que sólo debía
poner el consentimiento sin presión
como premisa fundamental y no pasaba
nada. Ella se lo decía así, natural,
mientras él sentía que desnudaba el
alma con el enemigo.
Se vio en Madrid, los vio en Madrid,
cuando tenía tantas ganas de hacer el
amor a penas se dieron el primer beso
197
tímido, cuando la veía dormir y deseaba
XVI
despertarla con el vigor de su
masculinidad rozando su cuerpo, pero
no, no lo hizo, jamás lo haría porque el
Sus inicios en la vida sexual y amorosa
respeto a ella era lo primero, porque no
ocurrieron sin que ella se diera cuenta,
iba a ser como esos malditos, él no iba
sin saber exactamente a lo que iba, sin
a dejar que su bestia lo dominara.
que nadie le hubiese hablado en su
familia jamás de sexo, de enfermedades
venéreas, de la importancia que tiene la
Pero hoy, ahora que Maia se burlaba de
primera vez, de priorizar tu sentir, de
su bestia y de sus fantasías, sentía la
consentimiento, de placer… Nada…
libertad de ser el mismo, y eso le daba
nunca nadie le dijo nada.
un placer inigualable, pero más que
nada lo enamoraba locamente de la
femme fatale, de la porteña de sus
Se encontró teniendo su primera vez
sueños que jamás juzgó ninguno de sus
demasiado joven con un tipo que no tenía
deseos.
nada de atractivo, un hombre que la
consideraba un trofeo, la chica guapa
que estaba junto al sapo, sapo que haría
Miles de lágrimas, millones de deseos,
todo lo posible para no dejarla ir jamás,
cientos de noches de locura, de vacío,
pero ni un compromiso pactado entre
de miedo, de arrepentimiento, de culpa,
familias ni todo el peso de la tradición y
de dormirse pensando el uno en el otro,
la presión social pudieron evitar que
y susurrar su nombre en la penumbra,
años después Maia terminara para
en la intimidad de la habitación que era
siempre con una de las relaciones más
testigo de almohadas mojadas, de

198 219
El tiempo estaba detenido, en Lima, en
un hotel del Aeropuerto, habitación 421,
dos almas se habían reencontrado, se
habían unido otra vez, de por vida, ya
nunca más se volverían a separar...o al
menos eso era lo que planeaban,
finalmente el futuro no existía y habían
aprendido que planificarlo todo solo le
quitaba la magia al presente y le daba el
poder a sus mentes que estaban
siempre al asecho esperando el
momento para tomar el control y
arruinarlo todo.
218
sollozos cortados pensando en lo que
no fue.
Nada de eso existía ahora, eran uno, una
prolongación del otro, unidos como
nunca en la vida. Se estaban amando,
deseando, tocando, viviendo, se
estaban diciendo que ya fue mucho
dolor, que ya era tiempo de volver al
camino, de ser felices, de recordar que
sí, la vida es bella... Sublimemente
bella...
199

XIV
Maia lo miraba dormir, desnudo, su
cuerpo de atleta extendido
completamente relajado.
Antes de verlo sentía que necesitaría
acurrucarse en su pecho para volver a
sentirse segura, pero no fue así, Víctor le
daba esa seguridad a la vez que liberaba
la pasión en su vientre, era lo que más
le sorprendió, la contenía, la cuidaba, la
mimaba, y todo eso lo hacía mientras se
regalaban orgasmos de todos los tipos,
ni siquiera necesitaba hablarle, sus
caricias, sus besos, sus gemidos, todo
en él la llenaban de vida, la iban
sanando, en cinco horas habían
comenzado a curarse las heridas que
cinco años sin verlo y toda una vida sin
amarse a sí misma, habían dejado su
200
sabe que se sintió fascinado al explotar
así en la boca de su mujer, como antes,
como en Madrid, como tantas veces lo
imaginó, era real, real, real, era mía, era
suyo otra vez.
Volvía a sentirse hombre en los brazos
de esa chilena que nunca pudo olvidar,
había valido la pena todo, no se
equivocó, era ella, nunca podría ser
ninguna otra mujer, la amaba, la amaba,
con pasión, con fuego... Vio su cara
acercarse, sonriendo, “tienes un
exquisito sabor, igual que hace cinco
años en Madrid” sonrojado rieron juntos,
se abrazaron.
“¿Sabes que me preocupo de
alimentarme bien para ti? No olvido que
me dijiste que el sabor dependía de la
alimentación, y pues me cuido para ti”.
217
enloquecería.
No dejó de gritar, gemir, vibrar, mientras
lo hacía, su hombre se había perdido en
una especie de trance de placer,
entonces lo hizo, intenso y profundo, ida
y vuelta del placer, todas sus venas
vibraron, comprendió que después de
cinco años un cósmico orgasmo
ocurriría en su boca... Sonrío, nadie
nunca podría comprender lo que
significaba para ella sentirse así de libre
y sin angustia.
Enredado en sensaciones más allá de
todo lo conocido Víctor pensó lo va a
hacer ¿de verdad lo va a hacer?
Fue un orgasmo largo, tan largo que sus
piernas se tensaron, su cuerpo se
encogió, sus gritos llenaron el ambiente,
no se dio cuenta precisamente cuando
ocurrió porque fue algo eterno, pero sí
216
corazón, su cuerpo y su útero hecho
trizas.
Lo miraba dormir, era ella quien lo
abrazaba, miraba sus ojos caídos, sus
gruesos labios, sentía su respiración
relajada. Víctor no pudo verla, no pudo
oírla, aunque de seguro pudo sentir esa
energía.
Ella sabía que tras esos ojos había
mares de lágrimas que aún no se
atrevían a salir, penas eternas que había
anestesiado para continuar con la vida,
siendo el espectacular y admirado
profesional que era, lo miraba dormir y
nuevamente las lágrimas llenaron sus
mejillas, felicidad pura, enternecida
hasta las entrañas...
201
Le susurró Ti AMO, en un italiano que le
daba vergüenza pronunciar pues se
consideraba tremendamente torpe en
los idiomas, y frente a él que era el
hombre que más admiraba
intelectualmente, no se atrevía a mostrar
su torpeza de chilena.
Ti amo mío amore le dijo nuevamente y
recorrió con su mirada su cuerpo,
estaba un poco más delgado que en
Madrid, es cierto, pero era aún más
exquisito que antes, miró sus pies y
deseo besarlos, más no lo despertó,
quería guardar ese momento en su
retina, archivarlo en su corazón para los
meses que venían.
Estas enamorada Maia, se dijo, no era
una ilusión, no era sólo virtual, no era una
obsesión, estas completamente
enamorada...
202
por completo en la boca de su mujer, su
talento lo hacía enloquecer, subir, bajar,
besar, jugar, mordisquear, lamer,
cuantos años soñando con volver a
sentirla, porque este tipo de amor podía
ser sólo con ella, nunca permitió que
alguien bajara con su boca a ese lugar,
si no es Maia, no es nadie.
Un orgasmo, venía desde las
profundidades, su sangre revoloteaba,
todo su cuerpo vibraba... Ella percibía
cada gesto.
Nunca deseo dar tanto placer, sus
noches de soledad y lágrimas, de miedo
al placer le hicieron pensar que odiaba
dar placer oral, pero no, no era eso, en
ese momento lo comprendió, odiaba
darlo a alguien que no amaba, le
encantaba su sabor, realmente, era
frutal, fresco, bajó con su lengua y lamió
lento y sutil ese lugar escondido entre
sus piernas, ese lugar que sabía lo
215
Víctor estaba entregado, nunca se había
sentido así, pleno, enamorado, adoraba
dejarse amar así, dejar que ella
mandara, dejarse dominar de alguna Cuando él abrió los ojos ella lo miraba
forma. sonriendo, “perdón, me dormí” le dijo,
“no te preocupes, no pasa nada”, “no he
venido aquí a dormir” le dijo él con
En su cuerpo bailaban millones de ese exquisito y pausado acento
sensaciones, hace solo algunos meses italiano, Maia volvió a sonreír, ya llegaría
una pena eterna lo había sumido en una el momento de contarle que verlo
profunda depresión, debió dormir, acurrucado en su hombro había
desconectarse de todo para poder sido ese bálsamo que le permitía curar
volver, sumergirse en la oscuridad, su alma, y comenzar a soltar de una vez
abrazarla, aceptarla solo para poder sus culpas.
mantenerse en vida, lo logró, pudo salir,
pero su sexualidad se había quedado en
el pozo oscuro, no podía, no lograba, los
meses que estuvo alejado de ella
cuando el deseo volvía, las pocas veces
que regresó, simplemente no era capaz,
pena, dolor, frustración, se había vuelto
a anestesiar, él también había cerrado el
corazón.

Ya no pudo pensar, se sintió entrando

214 203
 gemidos, su cuerpo se levantaba
ligeramente de la cama, su mano rozaba
suavemente su bajo vientre, cuando
sintió sus labios bajar pensó que iba a
estallar, no hacía falta hablar,
nuevamente sus cuerpos mandaban.

Era el instinto quien guiaba cada caricia,

volver a ver su virilidad la estremeció,
era tan perfecto como lo recordaba,
perfecto el momento, la forma, la energía
que los inundaba, no se sentía haciendo
algo por costumbre, porque sabía que al
otro le excitaba, lo hacía esta vez porque
ella lo deseaba, porque lo extrañaba,
porque solo con él era posible vivir tal
intimidad sin sentirse vulnerada.

Lo besó, como tantas veces imaginaron,

cuantos orgasmos a 11.000 kilómetros
vivieron gracias a ese instante
imaginado, su lengua lo recorrió de
extremo a extremo, con los ojos
cerrados y el brazo cubriendo sus ojos.

204 213
conocedora avezada de los lugares de
XV
placer masculino besó suavemente sus
pectorales hasta acercarse a sus
pezones, cuando los mordisqueo no
Luego de su encuentro en las alturas de
pudo evitar gemir, un gemido intenso,
Valparaíso Maia se había prometido no
profundo, placer puro, ella sí que me
volver a verlo y lo cumplió, evitó estar a
conoce ¿era posible que supiera
solas con él durante el resto de su
brindarle un placer sin límites si sólo se
estadía en Chile, una invitación a cenar
habían amado una vez en vivo?
a la que nunca asistió, un libro de Los
Miserables que no recibió, un chocolate
belga que se añejó, se sumaron a la lista
Lo era, sus momentos virtuales no eran
de cosas que nunca pudieron llegar a
solo eso, eran humedad real, sus
Maia pues ella rehuyó el encuentro
orgasmos eran reales, sus fantasías
como si verlo significara visitar el mismo
eróticas les habían permitido conocerse
infierno.
mejor que nadie, y es que habían
muerto y despertado, regresado a la
vida juntos, nunca pensé que volvería a
Mas Víctor jugó sus cartas, él era un
amar el sexo le diría ya de regreso a
hombre exclusivo y esa era la mujer de
Florencia, nunca pensé que podría
su vida. Cuando tomó el avión de
desear tantas veces en un día a una
regreso a Italia la historia ya estaba
mujer y que las ganas de ti no
escrita, se había enamorado, ambos lo
desaparezcan nunca.
sabían, más deberían pasar muchos
años, muchos dolores, muchos sueños
húmedos, mucha pasión virtual,
Mordía sus pezones, adoraba sus

212 205
enfermedades malditas, y una traición
fuera de toda lógica para que Maia, la
mujer que le temía al compromiso más
que a nada en el mundo, se atreviera a
bajar la guardia y se entregara a abrir el
corazón.
Tuvo que sentir el dolor de perderse a sí
misma, ese vacío que te estremece
cuando dejas de sentir, tuvo que
experimentar el gélido mundo tras las
corazas que ella misma había
construido para comprender que sí
puede ser que amar duela, pero cerrar
el corazón dolía mucho más. Solo allí
comprendió que debía comenzar un
largo viaje de regreso al sentir,
atravesando primero todos los miedos
imaginables para su dañado y asustado
ego.
No recordaba exactamente cómo fue
pero casi le parecía que Víctor siempre
estuvo ahí en su vida, comenzaron
206
desear por su mujer.
Besó su cuello lentamente, aspirando
hondo su aroma que adoraba, eran
besos suaves, tibios, llenos de amor, un
baño de calor recorrió nuevamente su
cuerpo, lo deseaba, con pasión, con
hambre, mordisqueó su cuello, besó su
oreja, le susurró te amo, siguió bajando,
mientras el italiano se sentía incapaz de
volver a experimentar otro momento
sublime como el de la eyaculación que
los obligó a cambiarse de cama, sacar
las sabanas, colgarlas en la ventana,
dar vuelta el colchón y pedir más toallas
mientras sin parar de reír recordaban el
momento tan sublime como increíble
que habían vivido.
Maia se perdió besando su cuerpo con
total delicadeza y pasión, los hombros,
los brazos, lamió cada dedo de las
manos, el italiano extasiado se salía del
mundo, ella amante certera y
211
sonrisa perfecta olvidó por un momento
su relación con un hombre que la
dañaría como nadie para darse permiso
para hacer lo que todo su ser le pedía.
Comenzaron así una relación sin tiempo
ni lugar y sin nombre por cierto, y
aunque ella nunca reconoció amarlo,
había noches en que lo llenaba de tanto
amor, de tanta ternura y tanta pasión
que Víctor no necesitaba oír las
palabras, él lo sabía, lo amaba, lo amaba
y él haría todo y más por enamorarla
cada día. Porque si no era ella no sería
ninguna, ni ahora ni nunca.
Estas imágenes paseaban por
memoria de la chilena mientras
delicadamente extendía a Víctor en la
cama con amor, con pasión, lo miraba
sensual diciéndole sin hablar que este
era su momento, el momento de
olvidarse del mundo, de dejar sus
penas, su pasado y dejarse amar y
210
hablando tímidamente cuando regresó a
París, ciudad donde se dedicaría a
edificar su vida académica y donde se
convertiría en uno de los arqueólogos
más renombrados de toda Europa,
hablaban casi todos los días y las
noches.
Ni Maia ni Víctor eran amantes de las
tecnologías, enamorados de los libros,
del papel y el lápiz por sobre todas las
cosas, encontraron en los chats, los
mails y tras la pantalla de un
computador lo que jamás imaginaron,
no serían lo que hoy eran si no fuera por
la magia de estar conectados en todo
momento tras el internet, una tecnología
la que nació como estrategia de guerra
estaba hoy permitiendo que ellos
pudieran vivir casi como si estuvieran
juntos, y todo esto mucho antes de la
llegada de whatsapp.
207
En un principio fue por messenger de
hotmail, el chat de moda que cambió la
vida de los millenial, cada sonido, cada
zumbido les hacía saltar el corazón,
pero finalmente sería el gigante de la
tecnología quien se transformaría en su
Celestino cibernético, gmail, hangouts
fueron los testigos silenciosos de todo lo
que sería su novelesca relación.
Las video llamadas abrieron en ellos un
mundo de posibilidades, fue tras una
pantalla hace ya muchos años y luego
de cientos de conversaciones
insinuantes y provocadoras cuando
Maia rompió la tensión sensual que
entre ellos existía, era otra noche como
muchas, Víctor estaba como siempre
intentando enamorarla, llenando de
sensaciones su corazón,
revolucionando su intelecto y no era una ilusión, no era una obsesión,
despertando su cuerpo, no recuerda
bien qué pasó, o por qué lo hizo, solo
sabe que aquella madrugada le pidió la
esperara unos minutos, la cámara
208
enfocaba la pared color turquesa de la
habitación, Víctor estaba ansioso pero
no imaginaba lo que vería al otro lado
del mundo, su sueño de años se haría
realidad y su esquiva porteña le
permitiría deleitarse con la belleza y la
timidez de su cuerpo, semidesnuda
apareció frente a la cámara, sin
pantalones y solo con su ropa íntima,
una blusa cubría su pecho, el italiano
siempre respetuoso casi estalló, ella se
movió delicadamente, con una danza
sencilla se mostró para él, su cuerpo
entero ardía pero también temblaba,
nerviosa y deseosa, conocía así por
primera vez la mirada de fuego de su
amore, no necesitaba palabras, su
mirada lo decía todo.
No, era imposible, no, no era sólo virtual,
ni tampoco una evasión, era real, tan
real como el vaivén de placer que los
recorrió a ambos en esos minutos
benditos y osados, cuando la chilena de
209
enteró de su propia boca que la noche
anterior en esa misma cama se había
acostado con una prostituta.
No pudo aguantar más, humillada y
muerta en vida lo dejó pelear solo la
batalla del bien y el mal, no le fue
fácil zafarse de su encuentro y su
persecución y solo la amenaza de
hacerlo todo público logró que Cristóbal
el intachable y honorable hijo de
diplomáticos dejara de castigarla por no
haber correspondido a su enfermo amor.
256
tomaban el control, y soñaban con
dominarla a costa de lo que fuera, no
importaba, tenían que poder seguir
teniendo ese placer.
Mientras ella se dejaba usar, su útero
sangraba, eternas hemorragias, dolores
insufribles, morfina para aliviarlos,
noches sin poder moverse de la cama
como una anciana, sólo porque no sabía
respetar su cuerpo, su matriz le hablaba,
le gritaba, y ella en silencio, sin decirle a
nadie, lloraba, lloraba su niña herida,
lloraban las mujeres de todo su árbol en
su útera, lloraba pensando que con
Víctor no sería así, lo había puesto en un
altar, porque en su vida había sido el
único hombre que la había tratado como
algo más que un simple objeto sexual.
225
 tierno y sutil, desquiciado “qué te pasa,
XVII
por qué lloras, somos calientes y entre
nosotros hay cosas que no van a
cambiar, yo te amaba, te amé de
Luego de despedirse en Madrid se
verdad, pero tú empeñada en amar a
prometieron iniciar una vida juntos,
ese weón chanta me perdiste, te
bastaron cuatro días de tímida compañía
perdiste, yo te podría amar pero tendría
para entender que eran el uno para el
que volver a confiar, estás enferma
otro, quisieron hacer las cosas bien,
Maia, pero yo te voy a cuidar, si te
como adultos que todo lo preparan,
entregas a mí, yo te voy a salvar”.
y sólo encontraron enfermedad y dolor,

Desde ahí y por muchísimo tiempo más,

Ambos en sus circunstancias se
los orgasmos de Maia estarían ligados
perdieron en las sombras, sus más
al llanto y la culpabilidad, náuseas y
profundos miedos se adueñaron de
pena serían su forma de vivir el placer en
ellos. Una extraña enfermedad maldita
brazos de otros o en soledad.
que cogió en el norte de África se vino a
adueñar del cuerpo y las energías de su
amante, de su Italiano de cabellos
Fueron meses de profundo terror, se
dorados y labios gruesos, al otro lado del
dormía asustada sin saber muy bien por
mundo, tras el teléfono lo oyó decir que
qué, un miedo fatal inundaba su corazón
debía estar internado, aislado de todos
y ni las luces prendidas ni los rezos
por varios meses, trató de no llorar, de
aprendidos la lograban calmar. Dejó de
darle sus energías, esto pasaría…
ver a Cristóbal unos meses después
cuando luego de volver a abusarla se

226 255
Víctor mierda?” Le decía, le gritaba
mientras le tiraba el pelo y le mordía la
oreja, mientras le golpeaba con su sexo.
Maia ni siquiera se negó, lo sintió entrar,
y repitió como robot “eres mejor que Víctor,
eres mejor que el italiano”.
Se la llevó a la habitación, la arrodilló y
le dijo vulgar y herido “chúpamelo como
lo harías con él” lo hizo, no se negó, pero
el asco llenó su cuerpo, arcadas la
tenían al borde del vómito mientras él le
exigía más, la desnudó casi rasgando su
ropa, sin preservativo se masturbó
dentro de su sexo, le comió los pezones
y Maia sintió contra su voluntad, placer,
placer brutal, las lágrimas llegaron para
no irse en mucho tiempo más, cuanto
habría deseado no tener orgasmos con
ese animal.
En solo unos minutos acabó, y la miró,
254
Lloró, lloró, lloró, lloró la vida, el alma, la
energía, se volvió un alma en pena, un
bosquejo de mujer que temblaba de
miedo al imaginar perder a su amor.
Nunca se lo había confesado, pero
desde aquella llamada su matriz, su bajo
vientre casi no dejó de sangrar, de
llorarlo, los dolores se volverían en
palabras de los médicos algo que
ningún humano puede soportar, el
cuerpo demostraba lo que las palabras
callaban.
Sólo una amiga sabía de su profundo
dolor, su corazón hecho pedazos, su
mente perdida, su energía diluida…
Maldijo a Dios, a las diosas, a sus más
profundas creencias. La sombra llegó,
pero ella no lo supo comprender, hasta
que un día se encontró en los brazos de
otro, perdida, loca, febril, llorando ya sin
lágrimas a ese hombre que amaba, o
227
decía amar, pero con quien no podía
estar por una maldita enfermedad a la
que no le encontraban cura.
Víctor no sabía los detalles de su
historia, pero sí sabía que en los últimos
meses, quizás en el último año, cada vez
que Maia intentaba regalarse placer en
la soledad de su cama las lágrimas
irrumpían sin invitación, la angustia
presionaba su pecho, su cuerpo
temblaba pero no por los orgasmos.
“Se te ha activado un trauma” le dijo una
amiga, el trauma de haber sido abusada
de diversas formas por distintas parejas,
un abuso que parecía consentido, pues
nunca tuvo conciencia de que se podía
decir que no, que no por ser pareja debía
hacer lo que ellos querían, que la
primera y la única forma de amor real
partía y moría en el respeto absoluto,
respeto en todas las dimensiones,
respeto que ella nunca se tuvo, que
228
Llegaron a casa de Cristóbal, a esas
alturas ella ya se creía la historia de ser
una completa farsa que merecía sufrir y
debía cambiar, Maia estaba en la cocina
preparando un té, agachada buscaba la
tetera entre los muebles, de pronto lo
sintió bajar su pantalón sin decir nada
más, lo sintió decirle al oído “solo a mí
me vas a amar puta”, la apoyó contra el
mesón, no tenían ni siquiera una
relación formal definida, pero Cristóbal
había decidido que debía lograr que ella
redimiera sus pecados hasta que fuera
digna de ser sólo suya.
“Verdad que soy mejor que el italiano,
verdad que la meto mejor, verdad que la
tengo mas grande, verdad que no
puedes dejar de mojarte, puta, eres mía
puta, así te quiero con las piernas
abiertas, porque sólo yo te sé amar, soy
mejor que Víctor ¿ah? ¿Soy mejor que
253
quienes la admiraban que ella no era tan
moral como parecía.
Maia avergonzada se dejó humillar y
también abusar, en el camino de
“ayudarla” a sanar y preguntar hasta el
cansancio solo con el fin de dañar,
Cristóbal la fue haciendo irreal, cada vez
que el nombre de Víctor aparecía entre
los dos la obligaba a decir que eso no
era amor sino obsesión, se lo decía
mientras golpeaba su sexo, mientras la
penetraba sin control, mientras la
tomaba sin permiso donde la necesidad
animal de propiedad le bajara.
Maia cierra los ojos en medio de la
habitación segundos antes que Víctor la
vuelva a amar, recuerda entre lágrimas,
un día en que se juntaron para hablar de
cómo ella debía comenzar el camino de
la corrección.
252
nunca nadie le tuvo, respeto que Víctor
desbordaba desde siempre.
No debe existir hombre más odiado en
Chile que él, muchos fueron los que
quedaron en el camino porque
inevitablemente la mirada de la
antropóloga brillante se volvía a Italia
cuando de amor se trataba.
Cada desilusión, cada soledad le traían
una respuesta, con él no sería así, él no
es Víctor, no tiene sentido intentar, le
hicieron creer que fue una obsesión, una
ilusión de su ego, intentó olvidarlo con
todas sus fuerzas y energías, la
obligaron a olvidarlo, y por Dios que
trató, mas como ya han de imaginar,
consiguió todo lo contrario, no había
forma de olvidarlo, su italiano se colaba
por sus poros, aunque lo callara cada
noche, ella lo sabía, nunca podría dejar
de amarlo… nunca podría volver a
sentirse mujer libre y plena, si no era en
229
sus brazos.
Habían prometido volver a verse, habían
planeado vivir juntos, cada uno en su
lugar comenzó a dejar su vida, su
mundo, sus trabajos y sus casas para
iniciar la locura de iniciar una vida juntos
en otro lugar, mientras Víctor gritó a los
cuatro vientos que dejaba todo por ella,
Maia disfrazó su cambio de vida en
aspiraciones profesionales, jamás
confesaría que estaba dejando todo por
amor, era algo que su femme fatale se
negaba a confesar, una vergüenza
absoluta para una mujer empoderada.
¿Alguna vez te has imaginado dejar
todo, pero absolutamente todo por
amor? Ellos lo hicieron, dejaron casa,
muebles, libros, amigos, trabajos,
profesión, estudios e incluso una
relación, terminaron todo y se decidieron
a amar, solo amar y nada más que amar,
un último viaje de trabajo los separaba
230
Maia la mujer feminista y libre, había
comenzado a ser víctima de violencia de
género, y pasarían muchos años antes
que pudiera dimensionar como esto
cambiaría para siempre su vida.
Empequeñecida hasta la nimiedad Maia
decidió auto castigarse y alejarse de su
amor, de un Víctor que la amaba tanto
(y se amaba tan poco) que estaba
dispuesto a perdonar con tal de no
perderla jamás.
Se alejó, no le escribió más, no
respondió sus llamadas, ni sus mails, se
auto infringió el castigo que su padre
debió tener quizás, ser castigado y
humillado públicamente.
Desapareció también por un tiempo del
mundo de la investigación, Cristóbal, un
hombre de clase alta y un sinfín de
contactos se encargó de difundir entre
251
diría su padre si supiera que una mujer lo
estaba usando? ¿Qué dirían sus amigos si
supieran que la mujer que les presentó
tenía más historia sexual que él? ¿Dónde
quedaría su valor como hombre?
La libertad y audacia de Maia quebraban
su virilidad, lo hacían débil y nada
espantaba más a Cristóbal que sentirse
débil, no, ninguna mujer iba a quebrantar
su inestable identidad.
“No es posible tener tanto sexo, eso es
una enfermedad, claro que no es normal,
Víctor es tu excusa para evadir una
relación real” y así esta gran mente
perversa fue instalando en ella la duda,
le quebró la voluntad, le hizo dudar de lo
que era, logró hacerla confesar cosas
que jamás hizo, el narciso perverso
había acertado, una nueva presa había
caído entre sus garras.
250
del inicio de una vida novelesca, un
reemplazo del que se arrepentiría para
siempre, llevó a Víctor a África, 10 días
o quizás un poco más estarían sin
hablar, para ambos fue una eternidad,
pero qué más da, iban a vivir juntos, no
importaba mucho esperar un poco más.
Mientras él viajaba ella preparaba los
últimos detalles para comenzar una
nueva vida, sólo un par de semanas e
iniciarían una vida juntos, ninguno de los
dos ejercería sus profesiones, pero a
quién le importa eso a los 23 años de
edad…
Mas los cuentos de hadas no existen en
la vida real, y les tocó aprenderlo de una
forma brutal.
Maia guardaba los libros que llevaría
consigo en una maleta cuando recibió al
fin un mensaje del italiano de sus
231
sueños, estaba enfermo, ardiendo en
fiebre en el aeropuerto rumbo a Europa,
y aunque ambos pensaron que era un
fuerte resfrío, la verdad médica fue
categórica, Víctor se había contagiado
una rara enfermedad desconocida en
Occidente que lo tenía al borde de la
muerte, si sobrevivía sería imposible
que pudiese salir del hospital antes de
los próximos 12 meses.
Lo recuerda llorando tras el teléfono, se
recuerda alentándolo, y luego el vacío,
mi amor yo te voy esperar, y luego el
vacío, arrodillada en medio de una pieza
que alquilaba a una amiga, sintió el
miedo de perder al ser amado, no
lograba imaginarse la vida sin Víctor,
rezó a Dios como no lo hacía desde
aquellos años en las monjas inglesas, se
durmió en la alfombra rezando,
llorando...
232
bestia que pisoteara a todos y cada uno,
y aunque en realidad no estaba
enamorado de Maia, no podía permitir
esa falta de respeto a su disminuida
autoestima, no, claro que no, una niñita
hippie no doblegaría así su voluntad,
Cristóbal no pararía jamás, si algo de
dignidad le quedaba y quería demostrar
su real arrepentimiento entonces debía
no volverle a hablar, él, omnipotente y
misericordioso hombre la ayudaría a
sanar, a ser una mujer de bien.
Maia, quebrada, perdida, incapaz de
sostener nada más, cometió entonces el
grave error de contar a Cristóbal su vida
de sexo y adrenalina tras bambalinas.
No es posible que tú te hayas acostado
con tantos hombres, le rugía Cristóbal
culpándola a ella para ocultar el dolor que
le producía entender que a pesar del
dinero, del físico, del éxito, y de los cientos
de regalos él no había sido el elegido ¿Qué
249
cáncer contra el que debía luchar, con la
endometriosis que era casi peor que el
cáncer, sola, sin su hogar, sin amigos,
sin amor, se enredó en un laberinto de
oscuridad, su ego tomó el control de
todo y ya casi no pudo pensar, vivía
porque no se perdonaría la cobardía de
acabar con su vida.
Víctima del profundo dolor que creyó
causar a Cristóbal, se dejó lastimar,
aceptó cuanta visita le hicieron para
recalcarle su mal, la humilló, la odió,
escondido tras un libro de espiritualidad
le habló de la mentira que ella era,
narciso perverso ocupó todos los dones
de su inteligencia macabra para hacerla
confesar cosas que jamás hizo.
Cristóbal había sido criado en la cultura
del masculino tóxico donde triunfaba el
que más fuerte golpeara, el que más
dinero tuviera, no tenía permitido perder,
su padre lo crío para ser un animal, una
248
No, no lo iba a soltar, decidida Maia se
alistó para viajar y cuidarlo desde allá,
más un decreto le prohibía cualquier
contacto con el enfermo, nadie se le
podía acercar.
Pasaron los meses y ella intentaba más
que nada sostenerlo, darle todo y más
para que viviera, solo para que viviera,
ya no le importaba si no vivían juntos,
solo quería que su Víctor tuviera
millones de viajes más que hacer e
historias que contar.
Estudiosa como era pasó madrugadas
averiguando un poco más, sobre la
posible enfermedad y formas de sanar,
le escribió a cada uno de los
curanderos, chamanes y “ brujas” que
había conocido para que lo ayudaran a
sanar, practicó decenas de ritos distintos
poniendo en ellos la vida, convencida
que alguno de ellos lo salvaría del viaje
a la eterna oscuridad.
233
 psicóloga, propia de un narciso perverso
que escondía su violento actuar tras la
abultada cuenta bancaria de su familia.
El mundo siguió girando a su alrededor
más ella no lo notó, su vida se paralizó y
sólo su cuerpo deambulaba en Chile,
“Todo lo que has hecho es porque eres
pues su alma, corazón, y sus horas de
mala, pero yo te ayudaré a sanar porque
sueño y vigilia estaban ligadas a las de
sé todo lo que puedes dar, tú no sabes
él.
cómo manejar tu vida, deja que yo que
sí estoy sano te salve de tu locura”
palabras que meses atrás la habrían
No frecuentó más amigos ni amigas, se hecho huir ahora por alguna extraña
aisló hasta de su familia, el trabajo ya no razón le hacían sentido.
le importó, no era capaz de estar en este
lugar, rezaba día y noche, maldecía otro
tanto, a ratos bebía sin saber si había
A penas Víctor mejoró le escribió, le
luna o sol, su corazón solo esperaba un
contó sin detalles la traición. Pero el
mensaje, una señal que le contara que
apasionado italiano no pudo más, la
aún seguía vivo, que seguía estando
llamó apenas terminó de leer y tras el
ahí, luchando por vivir...
teléfono lo oyó gemir de dolor.

Víctor, enamorado hasta en la

“Acaso eres un animal que no te pudiste
enfermedad logró le permitieran tener
aguantar”, casi no recuerda lo que vino
casi siempre conexión a internet y un
después, solo esa sensación de sentirse
computador, no habría sobrevivido a
mala, verdaderamente mala, con un

234 247
Cristóbal la amaba, de una manera muy
particular, tóxico y peligroso, un amor
enfermizo y controlador, un amor que no
permite el más mínimo vestigio de
libertad, un amor de esos que titulan las
portadas de los periódicos: un amor que
mata.
La hermosa e intelectual Maia se volvió
para él en una enferma mujer a la que
había que salvar, todo lo que le contaba
no podía ser verdad, cambió las flores
que inundaron el hogar de Maia por
mails y mensajes inquisidores,
queriendo saber detalles, el por qué lo
hizo, qué pensaba cuando lo hacía,
llevándola con cada frase al borde de la
locura.
Inteligente como era y sabueso del peor
tipo, se encargó de instalar en su mente
y su conciencia la palabra culpa y
maldad, “gasligthing se llama ese tipo de
violencia” le diría tiempo después una
246
aquella profunda soledad sin la
compañía de Maia, su mujer estuvo ahí
junto a él día y noche, lo llenó de risas,
amor, libros, cuidados, historias e
incluso placer, estuvo ahí, deseándolo
cuando su virilidad no podía despertar,
ella lo esperó, lo esperó, lo esperó...
Fue tanto su amor, tanta su pasión que
tras una pantalla y atrapado por una
maldita enfermedad Maia logró regalarle
otra vez orgasmos de amor virtual, no
sabía cómo, pero habían logrado
amarse incluso en medio de fiebre,
remedios, ejercicios y dietas... Iba a
sanar, iba a sanar, ella lo iba a esperar.
Pero en medio de toda esa lucha por
ayudarlo a sanar un cáncer en primer
grado la vino a visitar, sumado a la
endometriosis que no daba tregua,
cómo contarle a él que día a día luchaba
por vivir que quizás, y solo quizás era
ella quien no podría jamás viajar.
235
Adornó sus dolores y hemorragias con la
ya conocida enfermedad, y se fue
solitaria a sanar, fueron sus amigas,
Judy y las demás las que la guiaron por
nuevas sendas para sobrellevar el dolor
del cuerpo y también del alma.
Un profundo camino de conocimiento
espiritual se abría ante sus ojos para
entender la enfermedad, pero lo que ella
no sabía, lo que nadie le explicó, o
quizás lo que ella no entendió, es que
para sanar hay que ir a mirar a tu hermana
oscura, hay que ponerle luz a la sombra, y hay
que llorarla, vivirla, abrazarla y tomarla hasta
que se vuelva tu poder y ya no tu debilidad.
La soledad se volvió su enemiga fatal,
perdida, dolida, temerosa, ansiosa,
viviendo en un hilo de esperanza y
soportando más de lo que podía siquiera
imaginar, las noches, los hombres, los
engaños y el dolor la vinieron a visitar
para multiplicar la oscuridad. Ni siquiera
236
Nuevamente lloró, tembló, se odió, un
castigo divino por la tremenda traición,
en el hilo de vida que le quedaba le contó
a Cristóbal de Víctor, cada detalle de su
relación, no pensó mientras habló, solo
necesitaba liberar su conciencia y
decirle que su corazón estaba en
Europa y que esta farsa debía terminar,
ella pensó lo entendería, pero esta vez
ni su femme fatale podría rescatarla de
las garras del mismísimo Barba Azul.
No calculó que la traición a Víctor fue
traición también para este hombre que
se topó de frente con una realidad que
nunca pudo aceptar, no podía ser
verdad, ser él un muñeco de turno de una
muchacha mientras esperaba que su
verdadero amor sanara para viajar, no,
eso no, ninguna ,mujer podía resistirse a
él.
Maia no lo calculó ni mucho menos
dimensionó todo el daño que le causó,
245
pulmones al punto de casi llevárselo
lejos de todo dolor.
Entonces calló, no es tiempo de decirle
esta verdad, podría morir, podría morir.
“Solo saber que tú estás ahí me ha
mantenido con fuerzas para volver a
luchar” le dijo con un hilo de voz.
La llamada se cortó, y ya no pudo
respirar. No era posible, no era verdad,
esto no podía estar volviendo a pasar,
entonces la señora culpa tan ingrata
compañera heredada de su educación
católica donde todo pasa por culpa o
castigo del Santísimo señor, la vino a
visitar.
Si tú no hubieras estado con Cristóbal,
Víctor tu amor, estaría sano, libre, vivo.
Esto es tu absoluta responsabilidad.
244
se dio cuenta cuando pasó, como
siempre no lo planificó, e incluso lo
rehuyó.
Fue cerca del solsticio de invierno que lo
conoció... Un hombre despampanante,
guapo, inteligente y muy locuaz, un lobo
con piel de oveja.
Se besaron bailando en una fiesta que
no le correspondía, con gente que no le
atraía y al son de una música que más
la irritaba que le agradaba, nada de ese
cuadro la representaba a ella, salvo la
oscuridad.
Su experiencia con hombres se lo dijo
sin vacilar, ni siquiera se te ocurra
intentar, no será nada más que un
delirante amante de alta alcurnia que de
seguro no sabrá ni cómo hacerte
acabar.
237

No tendrás absolutamente nada de qué
hablar con un hombre que te intenta
conquistar haciendo lucir sus billetera y
los dólares que sustentan su seguridad.
“Llama a mi secretaria si me quieres
ubicar”, le dijo mientras le pasaba su
hermosísima y perfecta tarjeta, mientras
le pedía a su chofer personal la llevara a
casa.
No lo llamó, no lo pensaba llamar. Y sin
embargo, sus decenas de mensajes en
el celular comenzaron a llenar en su
mente loca y vacía los vestigios de
soledad, un par de encuentros, un par
de cafés y cenas en lujosos
restaurantes, ella nunca dejaba el
celular, él siempre se lo hizo notar, pero
a Maia no le importaba, cenaba con otro
que deseaba amarla mientras amaba a
238
de ocultarle la verdad a su amado
italiano.
Lo amaba pero ya no podía seguir cual
Penélope esperándolo. Necesitaba
volverse su prioridad.
Intentó decirlo de la forma más suave
posible, no puedo seguir viviendo sin
vivir, esta espera me está matando y
quizás es tiempo de retomar lo que hace
meses paralicé, he conocido a alguien y
quizás este hombre pudiese ser...
No pudo terminar, Víctor desconcertado
le contó su nueva verdad, algo había
salido mal, lo iban a trasladar, una
operación de urgencia decidiría si viviría
o moriría.
Casi había dejado de respirar y una
profunda infección inundaba sus
243
hace con un amigo con quien sólo se
tiene sexo.
Era sexo, solamente sexo, él se lo había
dejado claro, y a ella le acomodaba.
Pero no duró mucho en ese caminar, su
cuerpo hacía patente en las noches de
intenso dolor lo disociado de su actuar,
temió que Cristóbal se enamorara de
verdad, temió quizás el estar dejando
pasar una oportunidad, y entonces
comprendió que la vida debía continuar,
si no se subía de vuelta al rodaje, la vida
arrasaría con ella y se iría sin siquiera
preguntar.
No sabe de dónde sacó el coraje para
hacerlo, pero lo llamó, Víctor había
mejorado bastante y probablemente
pronto lo darían de alta, llevaba ocho
meses internado desde aquel
demoledor llamado, era tiempo de dejar
242
Víctor tras el celular, a estas alturas no
tenía ninguna intención de disimular.
La divina comedia, tragedia griega. No
recuerda muy bien cómo sucedió, ni
cómo llegó a estar así con él, no había
alcohol en su cuerpo más se “despertó”
en el momento justo en que él la
penetró.
Era de noche, el departamento que
Cristóbal tenía en Bosques de
Montemar estaba completamente
ambientado para una noche de pasión.
Una magnífica cena a la luz de la luna
en medio de las dunas, música clásica
con músicos en vivo, Cristóbal tenía
todo planificado, era un maestro de la
seducción, el príncipe que toda mujer
soñaba.
239
Se besaron en el auto camino a su
departamento, ella le pidió un té, pero él
llegó con las manos vacías, caricias
furtivas en el sillón y de pronto estaba
ahí, siendo amada por un otro que no
era Víctor, mujer de piedra que se
durmió en el movimiento de la pasión,
Otra vez se colgó el traje del padre infiel,
otra vez la fiura, la femme fatale la vino
a rescatar, porque aunque se tratara de
Víctor, nadie puede vivir en un hilo de
vida esperando a un amor, lo que Maia
hizo fue una locura y si su femme fatale
no hubiese tomado el control otra vez
quien sabe que habría ocurrido con ella.
No era Víctor, pero ya no podía más,
muerta en vida, necesitaba volver a
sentir algo real, se dejó acariciar, apagó
su mente y su corazón y salió su ser
animal.
240
Otra vez el sexo la trajo de regreso a la
vida, y no habría sido tan grave sino
fuera porque esta fue la primera vez en
que mintió, ni uno ni otro sabían la
verdad, el adinerado gentleman no
sabía de la existencia de Víctor, vivía
viajando por el país y era bastante fácil
para ella disimular con Víctor enfermo al
otro lado del mundo.
Y aunque mentir le estaba dañando,
había dejado de culparse cuando supo
que Cristóbal salía con otra chica antes
de conocerla, para Maia desde ese
momento pasó a ser un amigo con
ventaja y nada más, como no tenía
interés de ser la única, no luchó por su
lugar y simplemente se dejó estar,
permitiendo que la compañía de este
peculiar hombre le quitara la soledad.
Estaba tan claro para ella que no eran
nada serio que incluso lo consoló
cuando la otra mujer lo dejó, tal como se
241
llegaron.Los recuerdos se agolparon
pero no alcanzaron a salir.

Maia lo sabía, el sexo anal era algo que

Víctor deseaba, pero ella se había
encargado de dejarle muy claro que eso
era algo que le cargaba hacer y no le
gustaba. Su compañero respetuoso
como era nunca volvió a tocar el tema,

Poco antes de viajar, en sus amores

virtuales Maia le contó su secreto, no se
trataba que no le gustará en sí mismo, la
verdad no lo sabía, lo que pasaba es
que, hace muchos años atrás fue
violada por su pareja, por quien fuera su
primer “amor”, con este tipo de sexo,
violada, sí, violada, porque la violación
entre pareja también existe, cuando
obligas, cuando fuerzas, cuando alguien
llora y otro disfruta, eso, eso es violación.

288 257
 “Ah no - respondió una tercera - hasta
ahí llega mi mente abierta, la tontera
duele, y duele mucho, cada cosa tiene
su función, por ahí deben salir cosas no
XVIII
entrar”, dijo mientras todas reían.

Su primer orgasmo virtual luego de

Maia se limitó a hablar casi como
volver a reencontrarse lo recuerda
experta- mira todo depende del tamaño
perfectamente. Llevaban algunas
y el grosor, dicen que los orgasmos
semanas con conversaciones bastante
anales son exquisitos, pero si es muy
eróticas, pero ella siempre arrancaba
grueso duele mucho, aunque bueno con
antes, sentía esa puntada venir en su
un buen lubricante y la suficiente
corazón y no quería llorar, hace meses
excitación todo puede suceder.
había renunciado al placer sexual.
Entonces se lo contó, sus lágrimas, su
miedo, su angustia, la terapia que recién
Ella era la experta siempre, con varias
iniciaba.
parejas sexuales a su haber la última
palabra en estas materias siempre la
tenía ella.
No hizo más que contárselo a él y todo
ocurrió, mágicamente se volvió a
excitar, le regaló un baile, uno de los que
Todas rieron, y la buena moza chilena
Víctor tanto amaba, mediados por su
ocultó tras un sorbo de jugo lo que ese
Celestino cibernético tras la pantalla del
tipo de sexo provocaba en su piel, las
IPad, por primera vez después de mucho,
nubes negras pasaron, las lágrimas no

258 287
tanto dolor y violencia para ella.
Emocionado se dijo, llegó el momento,
ella se está entregando enteramente a
mí, es su mayor prueba de confianza, de
amor para nosotros, pero también de
superar sus traumas y sanar sus
heridas, me toca a mí ahora demostrarle
que no todos los hombres son unos
animales y que existimos algunos,
muchos, que las respetamos, que las
amamos y que jamás osaríamos
pasarlas a llevar y que el sexo, el deseo
son solo la punta del iceberg, el
instrumento con que se puede hacer
patente el tremendo amor que les
profesamos.
Solo unos días antes de volver a verlo
Maia y sus amigas habían hablado del
sexo anal, “esas locuras que le gustan a
los hombres” había dicho una de ellas,
mientras otra dijo bueno pero es rico,
bien rico.
286
pero mucho tiempo se sintió sensual,
sexual, al otro lado de la tierra este joven
de mirada de fuego volvía a sentir su
virilidad volverse dura, juntos
comenzaron a jugar, a regalarse placer
tímidamente frente a la cámara, se
miraban mientras la pasión irrigaba su
intimidad, pegada a la pared,
mordiéndose los labios, sintió que el
deseo llegaba a su clímax, vio la mano
de su amado bailando y moviéndose
con soltura, potente como lo recordaba,
como lo conocía, cerró los ojos y
simplemente se dejó llevar.
Su cuerpo se tensó, se paralizó por unos
segundos, hasta que una lluvia de
sensaciones intensas y centelleantes la
invadió por completo, hasta temblar,
hasta gritar, al otro lado de la pantalla
después de muchos años veía a su
hombre enloquecer y dejarse ir
mirándola fijamente, pensando en ella,
excitado por y para ella.
259

Víctor bajó su mirada, apoyó su cabeza
en el antebrazo como lo haría cada vez
en adelante al terminar, incluso en su
tarde muy real en Lima, sonrió, le lanzó
un beso eterno… pasaron los minutos, y
nada, hablaron por chat, y nada, media
hora después la angustia, el llanto que
ella conocía nunca llegó, se había ido,
una sensación de placer del alma la
invadió.
Me estas ayudando a sanar susurró en
su solitaria habitación, Víctor no imagina
lo que fue para ella ese momento, Maia
no imagina lo que fue para Víctor,
después de tanto dolor estaban juntos
volviendo a amar.
260
La estremecía verlo, ver nuevamente
esa mezcla de fuego y ternura, la mayor
lujuria mezclada con contención y
entrega incondicional, sintió también
que todo su ser mujer se volvía a
encender.
La virilidad de Víctor endurecida rozaba
su trasero por sexta vez, cerró los ojos y
se dejó llevar, comenzó un suave baile
pegada a él, sus caderas se movían
lentamente, con delicadeza y osadía
pero sin pronunciar palabra lo invitó a
jugar, ubicó con maestría su sexo entre
sus nalgas, respiró profundo y se dijo
llegó el momento, es tiempo de soltar.
Como todas las veces anteriores Víctor
comprendió el mensaje en perfecta
sincronía, lo excitaba tanto comprender
que ella estaba abriendo la llave de un
tipo de sexo muy osado, muy deseado
por él, pero que estaba tan cargado de
miedos, traumas y tabúes para él, de
285
Sonrió al recordar ese momento y pensó
cuánto habían vivido juntos, a minutos
de volver a verlo por tercera vez en su
vida tenía la certeza que Víctor era su
amor, su único y gran amor.
Vamos al baño le había dicho Víctor,
llenaban la tina luego de una tarde de
placer sin límites, desnuda frente al
espejo triple Víctor sintió el deseo volver
a llenar su cuerpo, la rodeo por la
espalda y la besó en el cuello,
suavemente, tan tiernamente aspiraba
el aroma de su piel, aroma que
emanaba sexualidad, las huellas de sus
orgasmos se sentían en ella, orgasmos
que él había creado para ellos, él,
comandante de sus mareas y de su
amor, de sus deseos y sus placeres.
Maia lo miraba besarla, mientras sentía
sus brazos fuertes de atleta abrazarla
con pasión.
284
Y es que después de la locura de
Cristóbal, Maia había comenzado su
propia travesía hacia el placer, para
nunca más caer en las manos de un
psicópata.
Así había aprendido mucho sobre sí
misma, sobre autoamor, había
aprendido que el sexo sana, que el sexo
cura, que el sexo también es terapia, y
aunque no le gustaba, tenía claro que
sus masturbaciones estarían plagadas
de llanto por un buen tiempo, era la
forma en que su cuerpo estaba
liberando todo el dolor guardado,
lágrimas, placer, deseo, amor, todo eso
entre sus manos, se sostenía a sí
misma, se amaba, se cuidaba, tomaba
su sombra.
Sin embargo, sólo podía transitar el
éxtasis entre sus brazos, le aterraba la
idea de compartirse con otro, la
intensidad, el fuego en los brazos de
261
otro, no, eso no, sólo con Víctor, no
confiaba en nadie más.
Por eso después de ese día, de ese
orgasmo virtual que no trajo una crisis
de pánico, su relación se había
fortalecido y se iniciaba así un viaje sin
retorno, un compromiso de eternidad de
esos que parecen sacados de una
novela, pero que era más real que la
vida misma, Víctor reafirmando lo que
siempre había sabido, Maia
reconociendo lo que siempre había
evadido, si no es él, no será nadie, sólo
el verdadero amor te sana, te cura, te
llena, te da calma y paz.
262
negando algo.
Él depositó en sus ojos esa mirada que
la estremecía, ella le devolvió con fuego
todo lo que su alma le diría, estaban ahí,
sin más, cuantos años después,
cuántas vidas vividas, estaban ahí,
enamorados como cada año, como en
Madrid, como en las noches tras una
pantalla mientras planeaban un viaje
que nunca ocurrió.
Estaban ahí, y ambos movían la cabeza,
“no puede ser, no puede ser, se decía
Maia, sigue siendo él, me sigue pasando
lo mismo, ay parece que lo sigo
amando, qué voy a hacer”.
No puede ser, no hay caso, no importan
los años, es ella, mi Maia, tan guapa, tan
mía... La amo.
283
semanas hablando nuevamente, Maia
XIX
insegura le escribía sin saber bien el por
qué, o lo que sucedería, él, Víctor, le
escribía porque se trataba de Maia,
Lo abrazó por la espalda mientras
después de creer que la había perdido
esperaban trajeran las llaves del
había retornado a su vida y pues,
frigobar, se habían vuelto a vestir para
hombre enamorado, hombre exclusivo,
disimular las oleadas de placer.
era ella y lo intentaría una y otra vez,
porque sin ella jamás formaría una
familia.
Víctor miraba a la piscina del hotel
recibiendo bocanadas de aire tibio que
de nada servían para quitarle el calor, lo
¿Qué puedo tener de especial yo para
cubrió completo y le besó el cuello, con
merecer tal tipo de amor? Se
esa naturalidad, con esa cotidianidad
preguntaba Maia tras la pantalla del
que nunca podrían olvidar, le devolvió el
computador, esperando que la cámara
abrazo con un beso tierno, varios besos
volviera a mostrarle a ese hombre que
tiernos y cortos en sus labios, Maia no
tanto amó.
sabía si él lo notaba pero cada beso
terminaba en un pequeño gemido, de
alegría, de ternura infinita.
Su corazón dio un salto, se quedó sin
aire unos segundos, todo su cuerpo se
estremeció, luego vino esa sensación de
profunda paz al verlo, sonrió como
siempre lo hacía, se mordió el labio
inferior mientras movía la cabeza como

282 263
Je ne regrette rien diría Edith Piaf, así se
sentían ambos, luego de amarse cuatro
veces en su tarde de pasión, tarde que,
aún no terminaba, y que estaba ad
portas de convertirse en un verdadero
matrimonio, de esos que no requieren
papel, la real unión del cuerpo, una
comunión, una unidad sin precedentes,
un tipo de amor que comenzaría a borrar
cualquier dolor, cualquier trauma, y que
los volvería la pareja más unida, más
enamorada, más compenetrada que
jamás hubiesen podido imaginar, o al
menos eso es lo que querían creer.
“Desearte como te deseo no pasa dos
veces en la vida”, le susurró al oído
mientras todo su cuerpo temblaba sobre
el de ella, se habían amado hace unos
minutos y Víctor vibraba de deseo como
si nunca la hubiese probado, a Maia le
impactó, no lograba comprender ni
mucho menos creer lo que le
demostraba, la desnudó nuevamente,
con completa destreza, como si fuera
264
se trataba de Víctor, se trataba de Maia,
de las únicas certezas en sus vidas,
ambos sabían que pasaría, que algún
día ocurriría, se volverían a ver.
Fue gracias al internet, a las tecnologías
y los teléfonos inteligentes que pudieron
hacer de ese amor utópico algo más que
una locura. Ellos amantes de los libros y
la poesía, se volvieron de pronto
inseparables de sus celulares ¿por qué?
Porque tras ese chat de hangouts
estaba la cotidianidad, el día a día,
saber cómo iba vestida a reunión, verlo
preparar la cena luego de un largo día
de trabajo.
Bailar para él, amarla virtualmente
mientras todo su deseo fluía tras una
pantalla. Habían pasado casi cuatro
años sin verse en vivo y casi 24 meses
sin mirarse por cámara, llevaban pocas
281
había vivido con ningún hombre.
Esas primeras veces tímidas dieron paso
a años de osadía.
Recuerda la primera vez que vio su
cuerpo desnudo, su sexo erecto, no
sabía que el cuerpo de un hombre
pudiera producir tales excitaciones,
desde esa noche lo soñó, lo soñó cada
día por años, sus deseos quedaron
ligados a él, a orgasmos imaginados que
ni el mejor de sus amantes- y eso que
tuvo bastantes- pudo nunca igualar.
Pero no sólo se trataba de pasión, cada
año, sin importar la pareja que los
acompañara, ni en qué lugar del mundo
estuvieran, ni que tanto trabajo llenara
su tiempo, cada año para sus
cumpleaños, navidad y año nuevo,
llegaba un mail a su bandeja de entrada
y todo volvía a revivir en sus corazones,
280
algo de todos los días, se desnudó
rápidamente.
La extendió en la cama del frente junto
a la ventana, se besaron apasionados,
fusionados, era una verdadera danza,
cada movimiento, cada beso, cada
caricia eran armónicamente sincrónicas,
Víctor sabía muy bien lo que quería para
darles placer, se acomodaron en la
cama y de costado besó su cuello y
tomó sus pechos mientras su virilidad
volvía a sumirse en ella en una postura
que tantas veces soñaron.
De “cucharitas”, de lado uno junto al otro,
imposible describir la sensación, para
Maia fue sexo, amor cotidiano, una
prueba de todo lo que eran,
simplemente entró, porque sabía que
podía, que ella así lo quería, que él lo
deseaba también, fue un quinto sexo
lento, pausado, reposado, sus cuerpos
compenetrados danzaban, la penetraba
265
profundo, muy profundo, pero sin los
XX
golpes que sabía despertaban viejos
dolores en su mujer, sino como
queriendo hacer de ese placer un
En el taxi camino al aeropuerto Maia
momento eterno.
escarbaba en su memoria intentando
recordar cuando fue que su relación
virtual cambió, estaba segura que el
Su virilidad navegaba en ella como si
primer paso lo había dado él, en algún
quisiera aprehender cada pliegue de su
momento sus conversaciones
matriz, ella conocía una nueva
románticas y coquetas, habían dado
sensación, nuevos tipos de orgasmos
paso a la osadía, al erotismo.
llegaban a su cuerpo, porque sí, Maia
era multiorgásmica, el sueño de muchas
a ella se le daba de una forma muy
Estaba comprometida aún cuando
natural, eran orgasmos largos, muy
descubrió que el verdadero deseo, la
largos, que nacían de lugares de su
pasión sin límites se podían vivir a
vientre que ni siquiera sabía cómo se
11.000 km de distancia, Víctor tenía el
llamaban, orgasmos muy diferentes a
don de despertar su cuerpo
los que nacían de su flor en expansión,
no la hacían saltar ni temblar como
leona en celos, pero le envolvían
completamente, desde las entrañas, y volverla en llamas sin siquiera tocarla,

pasando por toda su piel, por su sangre, sin haberla besado ni una sola vez,

por su alma. describía de tal forma sus caricias

imaginadas que casi le regalaba
orgasmos muy reales, placer que no

266 279
 Cuando los orgasmos llegaban ella
soltaba sus labios y se volteaba, movía
sus caderas pegándose a él, mucho
más profundo, se agarraba a las
sábanas y se iba, se iba en esa
humedad sin límites, un ligero trance,
esa sensación de tenerlo largamente
dentro la hacía sentir completa, como si
a su vientre, a su cuerpo, a su vida le
hubiese faltado siempre una pieza.

Era el placer del ser al volverse sentir

unidad, unos con el todo, ya no existía
separación, ni entre ellos ni con el
mundo, tenerlo así dentro, casi tocando
su corazón era el mayor éxtasis, era el
verdadero paraíso en la tierra.

278 267

Víctor navegaba también en un mar de
placer, como en cada una de las veces
anteriores entró lento, muy lento, para
que ambos pudieran sentir realmente lo
que estaba pasando, hundirse en ella,
verse sumergido en sus mares le
proporcionaba un placer sin límites, se
movía lento, surfeando, aprendiendo
con sus gemidos lo que más le gustaba,
amaba cuando se volteaba a besarlo
como si no pudiese despegarse de sus
labios, “te amo” le dijo en un largo
suspiro.
Él gimió, sonrió y cerró sus ojos mientras
su virilidad se deslizaba más profundo
que nunca, “te amo mi mujer, no me
importa que llores, has llorado en cada
orgasmo, siente mis brazos, estoy aquí
para ti, algún día la pena se te va a ir…
Te amo tanto”.
268
visitantes ni siquiera se daban el tiempo
de refrescarse unos minutos antes de
continuar el viaje, la vida pasaba por ese
hotel pero no fluía, salvo en la habitación
421 donde dos viejos amantes se
reencontraban para sanarse, sentados
en la cama que daba a la ventana se
tomaban de la mano sin decir palabra,
ella apoyada en su pecho, él acariciando
su cabello, sus corazones latiendo
sincronizados.
“Antes de irme quiero que vayamos al
baño” le dijo tan seductoramente,
desnudos, como una pareja que lleva
unida toda la vida, se acercaron
mientras Víctor abrió la llave para darse
juntos un baño de tina como tantas
veces habían soñado, era la forma
perfecta de terminar su tarde de pasión,
pero lo que no sabían era que el mayor
regalo que el universo les daría estaba
por venir, allí, en el baño, frente al
espejo...
277
¿Es posible sanar las heridas del cuerpo
y el alma mientras hacemos el amor?
“Nuestro amor fogoso nos sana, nos
cura, nos devuelve a la vida, además de
llenarnos de todo tipo de placeres”, le
diría semanas después el muchacho de
sonrisa esquiva que no dejó de sonreír
esa tarde de marzo, sus ojos caídos
brillaban con intensidad, sus mejillas
ruborizadas, su sensualidad no
planificada, su aroma exquisito, sus
gemidos de león vibraban aún en la
habitación, el tiempo avanzaba y ya casi
sería el momento de despedirse.
Caía la tarde, el calor aún quemaba las
paredes de cemento que podían ver tras
la ventana y que rodeaban una piscina
que a pesar de los 30 grados nadie
ocupaba, hotel de tránsito donde sus
276
Realmente Víctor hacia el amor con toda
su alma, con todo su cuerpo, con toda
su vida, durante los meses que estuvo
hospitalizado luchando contra una cruel
enfermedad lo único que lo sostuvo
aferrado a la vida fue saber que su
chilena lo esperaba y lo amaba,
recuerda esas madrugadas de intenso
dolor, cuando los ejercicios parecían
llevarle la vida y él la soñaba, la veía tras
sus pestañas, soñando con besarla.
No fue fácil, claro que no, pero lo que no
esperaba, lo que no sospechaba era su
traición, o quizás sí, pero no quería
creerlo, de pronto ya no le escribía tan
seguido, aún recuerda cuando estuvo
un día entero sin saber de ella. En ese
momento lo supo pero no lo quiso
comprender, fue un mail el que destrozó
su corazón, millones de palabras sin
sentido anunciaban que su mujer había
269
estado en los brazos de otro. recordaba a sí misma, había muerto en
vida, nunca lo creyó pero era posible
morir en vida por amor, pero ahora lo
estaba experimentando muy realmente,
se muere por amor cuando por darle
todo a otro te olvidas de ti misma.

Sentirlo así largamente en ella le daba un

placer inimaginable, vibraba en su
vientre, la besaba, le susurraba te amo,
la llenaba de tanta ternura y amor,
entonces una sombre cruzó por su
memoria, palideció sin que él pudiese
notarlo, fue su fuego, su forma de
amarla, de desearla, de penetrarla la que
le hizo comprender que en ese quinto
sexo tan largo y pausado estaba
borrando las huellas de aquel que nunca
debió existir, sus besos, sus manos, su
pasión explotando en ella la liberaba al
fin de cualquier rastro de ese castigo que
alguna vez creyó merecer, era libre otra
vez, nuevamente rompió a llorar.

270 275
que nunca la había amado de verdad, la
humillaron frente a todos y la hicieron
sentir menos que una mujer, historia
conocida, solo que esta vez ella no
luchaba, no resistía, no se revelaba...
Era su madre en su cuerpo o ella en el
de su madre, ni una ni otra había podido
salvar a la mujer del castigo patriarcal.
Había muerto su pasión, la Maia de
molinos de vientos, de sueños
imposibles, de ojos brillantes
exaltados se durmió, se perdió allá en
algún recoveco de su profunda
oscuridad, se miraba al espejo y no se
veía, los demás tampoco la reconocían,
su virtud profesional parecía haberse
escondido también, dejó los viajes y los
sueños para esconderse tras papeles y
libros, para que nadie la viera, para que
nadie le preguntara ya nada más.
Se buscaba, buscaba a esa joven que
Víctor tanto amó, y nada en ella le
274
Describir el dolor es imposible... “Acaso
eres un animal que no te pudiste
aguantar” le gritó de rabia y pena tras el
teléfono. Odiarla, quiso odiarla,
maldecirla, desearle todo lo malo que
pudiese pasarle, pero mientras más lo
intentaba más la amaba, lo único que
realmente deseaba era que ella le dijera
que no lo amaba, que no amaba a ese
ladrón de sus sueños.
y Cuando leyó su largo muy largo mail
explicándole todo lo que había vivido
esos meses y lo asustada que estaba
lloró aún más, porque era muy
consciente de todo lo que ella había
dejado por sostenerlo al otro lado del
mundo, esa mujer realmente lo amaba,
y eso le quebraba más, la maldijo aún
más, pero ahí estaba, la prueba que él
soñaba, no había logrado enamorarse
de otro hombre.
271
Entonces su cuerpo ardió, a su corazón
idiota no le importó, y solo quería
amarla, amarla con toda la furia de su
virilidad, borrar de su cuerpo las marcas
de ese intruso, llenarla de él, de su amor,
de su pasión, y nunca más soltarla...
“Me has hecho llorar, le respondió, te
amo... No acepto lo que has hecho, no
lo acepto, pero no te voy a soltar, te
amo”.
Pero la vergüenza y las redes que había
tendido su verdugo, pudieron más que
ella misma, se alejó de él amándolo con
locura, nunca le contó y quizás nunca le
contaría todo lo que vivió.
Debió bloquear su pasado, su vida, en
un viejo computador guardado quedaron
los rastros de Madrid, besos, fotos,
vídeos, canciones, todo escondido,
nunca más habló de su viaje a las Islas,
272
tampoco de su estadía en Madrid,
incluso escondió todo rastro de la
investigación de los guanches, como si
nunca hubiese ocurrido, olvidó
intencionalmente todo rastro del italiano
de su memoria.
Sentía culpa, tanta culpa, entonces sin
darse cuenta aceptó un castigo
autoimpuesto y supuestamente
“merecido”.
Se dejó humillar por aquel en quien
buscó los brazos de su Víctor, bajó la
cabeza y se durmió para siempre su
pasión, le hicieron creer que no lo
amaba, le hicieron creer que era una
obsesión, le hicieron jurar que no lo
extrañaba, rodaron sobre sus hombros
las sentencias del juicio final, mil
espadas la clavaron en cada palabra,
usaron su cuerpo para liberar placer sin
importar las lágrimas que la inundaban,
la obligaron a olvidar, le hicieron creer
273
Se lo contó entre lágrimas, era también
demasiado joven, su pareja de
entonces, el mismo con quien perdió su
virginidad venía obsesionado con
probar, ella acostumbrada a prestar el
cuerpo para sus placeres esta vez no
accedió.

No bastaron las cientos de lastimeras

súplicas, le daba miedo y nervios y aún
le quedaba un poco de lucidez para no
sacrificarse tanto por el otro, pero él hijo
fiel del patriarcado y el poder, no pensó
jamás en respetarla.

La porteña fue engañada por su pareja,

ese hombre simuló tomarla de espaldas
pero esta vez decidió que el sexo sería
en otro lugar.

Maia lo sintió pujar y gritó de dolor, “que

estás haciendo”, le dijo, “solo un poco
nada más, probemos, me tienes tan

289
caliente”, “olvídalo” gimió mientras él
seguía intentando entrar, “esto me
duele” gritó ella. “¡Déjame ir!”

Entonces algo pasó, la tomó firme de las

caderas y sin lubricante y ninguna
sutileza entró de un solo golpe,
extasiado, animal salvaje incapaz de
pensar en nadie más ni en nada más
que su placer.

Maia intentaba arrancar, no la dejó, lo

mordió, sí, lo mordió, pero el animal no
se movió, o sea más bien, la castigó
penetrando más, voy a gritar, le dijo ella,
entonces una mano en sus caderas, la
otra en su boca la inmovilizó.

“Tú haces lo que yo quiera puta”, le

susurró el devoto y otrora candidato a
sacerdote:

290 319
azul? A quién diablos le importaba el Intentó volver a arrancar, el dolor la
príncipe azul, se tenía a ella, y no se superaba, la desgarraba, mientras el
soltaría jamás. gemía con locura y le daba golpes tan
fuertes que casi sintió que se
desmayaba.
¿Y el príncipe?

Lloraba de dolor, de pena, de

Es que Maia ya no quería ser rescatada humillación, de impotencia, su cuerpo se
por el príncipe. Ella quería comerse al convulsionaba entre su llanto sin tregua
dragón. y el animal gelatinoso saciando su
hambre.

Una vez producido el placer carnal, la

dejó, tirada en la cama, sangrando,
llorando, “¿por qué lloras? - le dijo- ni
que te hubieran violado, soy tu pareja
recuerda, puedo hacer lo que quiera”.

Así sucedió simplemente, el brutal

animal se duchaba satisfecho, mientras
ella en silencio limpiaba sus lágrimas, su
dolor, su sangre, su culpa.

318 291
Nunca lo comentó con nadie. Años
después junto a un buen amor, esta vez
sin ningún tipo de violencia volvió a
intentarlo, no pudo, temblaba entera, lo
dejó pasar, pero aún en ese tiempo no
había querido asumir que aquello había
sido un abuso.
Víctor sintió que ardía en cólera cuando
leyó su relato, ella no merecía esto ¿qué
le pasaba a los hombres por dios?
Quiero probarlo contigo le habría dicho
después, siento que es tanto nuestro
amor que podemos olvidar nuestro
pasado, sanar, empezar de nuevo.
“Admiro la mujer que eres le respondió,
admiro a las cosas que te
sobrepones, pero no es necesario que
me pruebes nada”.
292
¿Se volverían a ver? ¿Sería esta tarde
de pasión el sello de un amor real
infinito, serían solo cinco meses para
volverse a ver? ¿No habría llantos,
traiciones ni enfermedades esta vez?
Un avión lo condujo a Machu Pichu, en
otro vuelo ella se perdería por semanas
en México, los Guarijios eran el pueblo
elegido para investigar otra vez, Maia
había vuelto, era nuevamente una
magistral profesional...
¿Se volverían a ver? ¿Vivieron felices
para siempre? Maia reía haciéndose
esas preguntas mientras a paso firme,
mochila en la espalda contoneaba las
caderas, la mirada fija, el fuego en sus
ojos…
Su vida había cambiado, para siempre,
había encontrado al amor de su vida, y
ya nunca más le soltaría ¿El príncipe
317
La puerta los sorprendió en medio del
beso, se hacía tarde, no tuvieron tiempo
de decirse nada, ni siquiera un te amo, o
una de esas frases clichés con que se
termina habitualmente un romance de
este nivel, debo ir con mis colegas, y
yo debo hacer el check out antes que
pierda mi vuelo dijo Maia, un nuevo
beso, no lograban soltarse, lo vio
alejarse guapísimo como era, su andar
era seguro, todo su ser brillaba, sabes
que tus labios aún tienen sabor a mí,
sabes que tú llevas el aroma de mi
vientre en ti...
Esas fueron sus últimas palabras, se dio
la vuelta y la miró, ella en su ceñido
vestido azul lo miraba y le sonreía, sus
labios rojos y sus mejillas sonrojadas
delataban lo que su perfecta voz
ocultaba, bajo ese vestido podía ver ese
corset que él mismo ayudó a abrochar.
316
Maia lloró, quería regalarse a ella
misma, a su cuerpo, a su vida, una
sexualidad sin traumas, se merecía vivir
el placer sin nubes negras, merecía
descubrir que los orgasmos no tienen
por qué venir acompañados de
lágrimas, merecía vivir la sexualidad en
su máximo estado sin miedo, sin que las
manos de otro le robaran a su ser mujer,
lo quería con todas sus fuerzas.
Pero no sabía cómo borrar todo lo vivido,
sobreponerse a una violación era algo
demasiado difícil, más aún cuando
todos te dicen que si fue tu pareja el
abuso no existe.
Sin embargo la porteña buena moza, la
mujer quebrada no se rindió, otra vez
calló su dolor, pero ya sabía que si había
una forma de sanar sería a través de su
293
autoamor, cuando toda la sociedad te
abandona es en tus manos y en tu
sexualidad donde encuentras el camino.
Estaba quebrada sí, pero también
decidida a volverse kintusgi, no pararía
hasta volver belleza cada una de sus
heridas.
Le costó, le costó mucho, pero con
tiempo y paciencia fue dedicando
tiempo a sanar su sexo anal, compró
lubricantes, pasó horas, noches enteras
sólo rozando por fuera, como
haciéndole cariño, repitiendo entre
lágrimas y risas, esto es mío, mío, mío.
Fue el tantra el que otra vez le mostró el
camino, aprendió sobre la alquimia
sexual, sobre la órbita microcósmica,
puso la vida en ello, mientras leía y
comprendía que la energía sexual era
mucho más que sexo, poco a poco el
294
no se ven consumidos por el poder y la
necesidad de figurar se logre un cambio
radical, ojalá así sea, yo ya no creo en
nadie, ni en nada, pero a este chico le
tengo fe… Acuérdate de mí, síguele el
rastro a Boric, quien sabe, tal vez
cuando tenga la edad pueda ser un
buen presidente de Chile…
Me casaría contigo ahora mismo le dijo
Víctor en un arranque de lucidez cinco
años después, sonrió, la besó, su
corazón saltó, llegó la hora, esta vez no
hubo dudas, ni llantos, ni preguntas
¿nos volveremos a ver? ¿Me esperaras
esta vez?
¿Vas a volver? Nada de eso, no, bajaron
juntos el ascensor, se besaron, se
besaron, se besaron con larga pasión,
sus cuerpos nuevamente despertaron,
si hubiesen podido se habrían amado
allí en el mismo ascensor.
315
masculinizarse, ella no es la dama de
hierro, ella es mujer y eso es lo que le
están haciendo pagar, no los errores
políticos, que en este país
sobreabundan en todos los sectores,
sino tener la osadía y el descaro de ser
mujer, ser presidenta por segunda vez,
usar faldas y no ser esbelta, ser madre
con un hijo errado, y sobre todo le hacen
pagar el gobernar como mujer, el que se
le quiebre la voz en medio de un
discurso, el querer dialogar, porque en
este país si no se golpea la mesa y no te
vuelves de hierro no te lo perdonan,
tenemos vocación de sometidos,
seguimos añorando tener un rey.
En Chile ya no hay izquierdas querido,
la Nueva Mayoría, hace mucho que se
vendió al capitalismo, pero quizás no
esté todo perdido, quizás exista alguna
esperanza, hay un grupo de jóvenes que
nacieron de revoluciones estudiantiles,
uno de ellos es brillante, es diputado,
Boric se llama, quizás por ahí, quizás, si
314
trauma fue pasando.
Con los meses, con los años, pudo
comenzar a autopenetrarse lentamente
con sus dedos, y mientras lo hacía
descubrió con enorme sorpresa que
bajo esas lágrimas había placer.
Aprendió a tocarse, a rozarse, a
acariciar todo su cuerpo antes de
siquiera rozar ese sagrado lugar, como
no esperaba el orgasmo podía hacerlo
solo por sanar, bolitas anales, juegos
diferentes, hasta que al fin un dildo.
Recuerda como temblaba sola junto a
ella misma y un enorme espejo mientras
se autopenetraba.
Le costó semanas soltar las crisis de
pánico, borrar de su mente las imágenes
que se agolpaban, el cuerpo tiene
295
memoria.
No fue fácil, no estuvo exento de dolor,
pero fue hermoso, fue único, porque era
de ella, sólo de ella, y porque estaba
sanando, se estaba liberando del
trauma.
Hasta que al fin ocurrió, sostenida por la
respiración ascendente, pudo
penetrarse por completo sin angustia,
pudo hacerlo sin dolor, y aún más, se
excitó, se excitó y sintió placer, tanto
placer que parecía increíble.
Lloró, lloró pero esta vez eran lágrimas
de emoción, del goce que te da saber
que al fin la herida cicatriza, que contra
viento y mareas, pudiste, el movimiento
del pequeño juguete, la danza de la
respiración sostenida por el corazón, el
poder del tantra, la certeza de saber que
tu pasado no te determina y que nadie
296
mala Bachelet?”
El problema no es Bachelet - sonreía
Maia, mientras sus ojos centelleaban
inteligencia- el problema es la clase
política, sus reformas en esencia son
buenas, imagina que propuso la
despenalización del aborto en tres
causales, eso es histórico, si se logra
Chile será un poco menos arcaico, lo
que pasa es que siempre están
parchando, nadie se atreve a hacer
cambios estructurales.
Pero en todo caso Bachelet no es mi
mejor ni peor que Lagos, solo que es
mujer, y ser mujer líder en un país de
machismo, trogloditas disfrazados de
civilización siempre tendrá sus costos, y
no sólo es mujer, también es madre, y su
hijo le ha cercenado la vida, nadie
trataría así a Lagos, a Piñera, a nadie,
pero ella es mujer y madre que crio sola
y que para colmo, no aprendió a
313
dominados como los títeres de un mundo
feliz”
Reflexionaba Maia mientras miraba
distraída el baño tan grande y acogedor,
lo único bonito de esa habitación, una
tina perfecta pensada para dos, pequeño
atisbo de hogar, mientras el espejo
empañado atesoraría para siempre ese
ritual que le permitió e él también
convertirse en un trocito de eternidad.
“Los atentados de París nos han hecho
recordar al mundo entero que nosotros
los jóvenes hemos olvidado que hay
ciertos símbolos patriotas que
necesitamos para ser parte de un país,
de un estado nación, la bandera, el
himno nacional, los emblemas patrios
no son exclusivos de la derecha, son de
todos, son nuestra identidad, le decía
Víctor cuestionado su eterno odio a todo
lo que representará patria por asociarlo
a la ultra derecha ¿Es realmente tan
312
puede robarte tu felicidad, le provocaron
el orgasmo más intenso de su vida, un
orgasmo que nació de su ano, pero que
explotó en su corazón.
Lo había logrado, al fin devenía en
kintsugi…
Estaba así desnuda apoyada en el
lavamanos, había pasado el tiempo,
estaba otra vez frente al espejo de sus
miedos, en ese intersticio entre romper
la identidad o quedarte atrapada en el
último vestigio de abuso que le robaba
su libertad.
No, Maia podría ser cualquier cosa, pero
nunca dejaría de intentarlo, nunca
dejaría de buscar su plenitud. Tenía
miedo sí, pero estaba lista, sería con
Víctor, sería ese día… camelia sobre
musgo.
297

Mientras pensaba/sentía, lentamente un
dedo húmedo comenzó a rozar ese
lugar que fue víctima de tanto dolor, con
cariño y deseo jugó en él, lo penetró
suavecito, muy poquito mientras la
abrazaba fuertemente.
Luego bajó, con su cara para hacer
realidad un sueño erótico de esos que lo
avergonzaban tanto, con su lengua la
lamió, que delicioso era poder jugar con
tal libertad, sin que su mujer pensara
que era un depravado, que delicioso era
que ella, ella, con su pasado se
entregara así, que conmovedor y con el fin de los socialismos y el
excitante era este juego de amor y
pasión.
De pie nuevamente Maia se alejó de él
y fue a su bolso en busca del lubricante,
todo sin palabras, él la miraba caminar y
298
modulan, no disfrutan del arte del
discurso, del verdadero don de la
palabra, en mi casa me dicen que soy
fundamentalista- bromeaba Maia- pues
vivo corrigiendo como hablan. A mí me
dicen arcaico -agregaba Víctor.
Mientras se enfrascaron en una
conversación que los hizo reír a
carcajadas al descubrirse a sí mismos
hablando como esos viejos de mierda
que tanto criticaban en la universidad.
“La juventud, el mundo ha perdido el
norte, pues claro con la clase política
imperante ya no tienen por qué luchar,
comunismo como tales han perdido
identidad, ya no hay mayo francés, ya
no hay idealismo ni allendismo, con
Gladys Marín se murió el comunismo en
Chile, somos un rebaño adormecido
Chomsky tenía razón, jugando a creer
que lo dominamos todo, pero siendo
311
cuenta, ella extendida en la tina rozaba se repetía ahora te toca a ti, no vayas a
sus pies, tomaba de cuando en cuando fallar, ahora te toca a ti...
su mano, bebían vino y hablaban de
gramática, sí leyeron bien, de gramática
y política. Regresó a su lado, incapaz de
pronunciar palabra le entregó el
lubricante, lo miró tímidamente, un poco
Cómo llegaron a eso no lo recuerdan nerviosa pero segura de lo que hacía, su
bien, pero es que el lenguaje ha mirada de fuego le dio tranquilidad,
cambiado tanto, ahora ya resulta difícil “intentamos” le preguntó, Maia asintió
entender, no es que haya algo de malo y se volteó, mirando el espejo,
en que el lenguaje cambie, así se respirando muy profundo, luchando con
mueve, está vivo y se transforma con las sus propias sombras, apagó su mente y
personas, pero es que una cosa es la dejó que su corazón y su cuerpo
evolución natural y otra muy distinta que guiarán el momento.
no se logre comunicar- decía Víctor un
tanto espantado con la proliferación de
los emoticones. Con toda la delicadeza de la que
era capaz Víctor comenzó un rito de
amor, amor profundo, deseaba con
Sí claro, sobre todo en los jóvenes, su toda el alma que sanara, que olvidara.
necesidad de identificación del yo los
lleva a romper reglas gramaticales, lo
modifican todo, se expresan con Deseaba darle amor, sin dolor, sin
emoticones y ya ni siquiera saben cómo ningún tipo de dolor, más que el placer,
hablar, no terminan las palabras, no en ese momento, su amor anal, como lo

310 299
bautizarían después, era la prueba de
que todo lo puede curar el amor.
La penetró así haciéndole el amor y no
sólo como un mero ejercicio físico que
proporciona placer, era consciente que
al penetrar, se unían mucho más que
dos cuerpos, se unían dos almas, dos
historias, dos corazones, dos seres que
se acompañaban para sanar.
Hay penes que dañan, que quiebran,
pero él estaba dispuesto a ser la
excepción, él quería ser uno de esos
penes que curan, que reparan, que
siembran belleza.
La comenzó a penetrar muy lentamente,
Maia lo miraba por el espejo mientras
respiraba profundo y soltaba, soltaba y
amaba, en sus ojos podía ver todo el
amor que le profesaba, había fuego, sí,
había placer, también, pero por sobre
300
no era cualquier historia, no se trataba
de cualquier pareja, no era Romeo y
Julieta, ni una mala novela erótica de
sadismo y sombras, no, se trataba de
Maia y Víctor, dos jóvenes profesionales
brillantes, incansables soñadores, fue
su intelecto lo que los enamoró diez
años atrás, era pues en gran parte su
extrema inteligencia la que los sedujo
siempre a 11.000 km de distancia, el
placer de conversar largamente por
horas y horas, como lo hicieran frente al
mar en un banco de Valparaíso, como lo
hicieron en el parque en Madrid, como lo
hacían en un baño de tina en Lima.
No, imposible, no habían pasado cinco
años, no, imposible, no era la tercera vez
en la vida que se veían…
Sentados así, las piernas entrelazadas,
una copa de vino chileno en sus manos,
el agua surcando sus recovecos, él
acariciaba su pierna casi sin darse
309

Maia la diosa griega era al fin libre, libre
de sí misma y de los demás, libre de un
designio patriarcal, libre en su
sexualidad porque había comprendido
que nada de lo que había vivido la
determinaba, que el dolor y los abusos
eran sólo una parte de su vida, pero no
eran ella, que habían podido tocar su
cuerpo, pero no su alma,y así aquella
tarde de amor, placer y sanación, Maia
había decidido dejar de identificarse con
sus heridas, y comenzar a vivir una
nueva vida, ligada a Víctor quizás, o tal
vez solitaria nuevamente, pero vivir una
nueva vida que le permitiera ser ella
misma, sin límites, culpas o traumas
heredados.
Si esta fuera una película esa sería la
escena perfecta para terminarla, pero
no, no era una película, era una historia
real, la vida misma, y en cualquier caso
308
todo distinguía ternura, amor,
contención.
Tan lento entró que casi no se dio
cuenta cuando lo tenía completamente
dentro de ella, no hubo dolor,
absolutamente nada, fue solo una ligera
molestia, su cuerpo se estremeció.
Lágrimas profundas rodaron por sus
ojos, su cuerpo entero se convulsionaba
por el llanto, un abrazo de la vida, fuerte,
firme, enamorado respondió a ese
sollozo plagado de sonrisas, con su
seductora voz y ese exquisito acento
italiano le dijo con toda la pasión y el
fuego de años de amor incondicional
“nunca más nadie te va a dañar, si tú lo
quieres esto es nuestro”.
Comenzó entonces a moverse muy
suave, estaba loco de deseo, su virilidad
dentro de ella, sin dolor para ninguno, su
301
mujer entregada a él sin que el trauma se
hubiese hecho presente, sabía que esas
lágrimas eran de alegría, de emoción, el
rito de sanación de toda esa tarde.
No tuvo miedo, no dudó ni un segundo,
comprendió enseguida. Buscó sus
labios, besos cortos, tibios, “gracias por
confiar en mí” -le dijo- ella sonrió,
“gracias por cuidar” y le comió la boca
entre lágrimas y deseo, sí deseo, porque
este amor anal no era un sacrificio, no
era algo para satisfacerlo a él, y
tampoco una simple forma de sanar el
pasado, sentir que al fin podía traspasar
esa barrera la excitó de una forma
desconocida, su sexualidad completa
estaba en llamas, se sentía mujer,
plena, libre, amada, deseosa, ardiente
como nunca.
Víctor se movía, se deslizaba en ella
cada vez con más pasión, pero siempre
muy delicado, la vio sonrojada, la oyó
302
mente estaba en blanco.
Sólo él aquí, sólo él ahora, solos los dos,
danzando en el baño, era un pacto de
amor, en ese momento lo comprendió,
sólo tú para siempre, sabía que no lo
decía como una simple promesa de
amor, te elijo siempre, por sobre todo, te
elijo y no te suelto más, nunca más. Al
fin se había entregado a confiar en el
amor de su vida.
En su vuelo rumbo a brillar otra vez Maia
entonaba una canción que siempre amó,
Je.ne regrette rien, de Edith Piaf,
entendía, comprendía que nada ni nadie
la harían regresar atrás, que ese día
había puesto fin a su dolor, que el pacto
adolescente de vengar a las mujeres de
su clan fue disuelto entre orgasmos, que
sus auto traiciones se las llevó su
autoamor, que sus más profundas
heridas habían cicatrizado para siempre
en el segundo que besó su matriz.
307
 gemir, sus miradas se cruzaron, “me
encanta” le dijo ella y sintió como todo su
ser se incendiaba, entonces ya no dudó,
“Así como hay penes que dañan, hay dirigió ese barco de ganas, sexualidad y
penes que curan, hay penes que sensualidad para ambos, los golpes se
pueden borrar lo imborrable, no te hicieron más intensos-
cierres al amor, sólo busca un pene
sano mi niña. Las heridas que provocó
el masculino tóxico serán curadas por el Maia gemía, disfrutaba, es increíble,
masculino sano, ya vas a ver” le había verla así, tan plena y fogosa con su amor
dicho tiempo atrás una sabía y amada anal, nadie habría pensado que había
bruja, de esas que todos temen, de esas sido violada, danzaban, bailaban,
que sostienen los hilos del mundo entre gemían, sus miradas se cruzaban en el
pócimas, abrazos, silencios y el poder espejo, sonreían, complicidad sin
que fluye de sus manos. límites, de pronto un fuego intenso se
concentró en aquel lugar, cosquilleo
desconocido, casi un ligero calambre, es
Aspiró profundo el aroma de su piel, un orgasmo se preguntó Maia
aroma de hombre enamorado que ha sorprendida, entonces desde allí hasta
acabado seis veces, aroma de león su clítoris llegó la respuesta, vibró, un
excitado que ha comprendido los ligero salto de su cuerpo, cerró los ojos,
misterios de la vida, cerró los ojos e un orgasmo anal, un gemido corto pero
intentó mirar atrás, buscar en su pasado, muy intenso, lágrimas de alegría
esas heridas que habían dañado, llenaban sus mejillas.
recordar el daño que ella misma había
causado, nada, nada de eso existía, su

306 303

Víctor la miraba y comprendía lo que
ocurría, no lo podía creer, también él
temblaba más ardiente que nunca en la
vida, nada podría superar este momento
de unión, de comunión, de sanción,
sabía, comprendía que se habían
quemado las naves en ese acto de
entrega, continuó un poco más,
golpeando con lujuria pero siempre muy
delicado, el tiempo se detuvo, unos
segundos, un trance compartido, un
nuevo abrazo antes de abandonar su
cuerpo, la miraba con frenesí, con amor
del más puro, ella suspiraba deseosa,
excitada, agradecida, liberada,
renacida.
Kintusgi, la belleza se desplegaba en
todo su esplendor, el mundo se detenía,
la eternidad se hacía presente, acaso se
colaba la divinidad en esos instantes
sublimes, silenciosos, privados y
304
anónimos de conquistar al personaje y
trascender la dualidad, solo un aquí,
sólo un ahora, solo un momento, el
momento de todos los momentos
posibles…
Kintsugi, las camelias florecen, el musgo
se rinde. Kintsugi, solo por ese instante
vale la pena toda la existencia, el cuerpo
tiembla ligeramente, electricidad recorre
cada poro de la piel, el corazón se
expande… y de pronto…paz.
Se escondió entre sus brazos, desnudos
aún, sus cuerpos temblorosos de tanto
fuego vivido, lloró esta vez sin
vergüenza, lloró soltando el pasado,
enredada en un abrazo eterno Víctor la
mecía, era un baile sacramental, sus
caderas se movían al compás de sus
sollozos, la protegía, esto es nuestro,
estoy aquí, soy yo mi amor, ella sonreía
y lloraba, incapaz de pronunciar palabra.
305