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Título: ¿Conoces Realmente a Jesús?

Tema:
Propósito:
Texto: Jeremías 9.23-24
Conexión: ¿En qué piensa primero cuando oye la palabra ‘anónimo’?

Jeremías 9.23-24:
“Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe
en sus riquezas. 24Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy
Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.”

Introducción:
El deseo más profundo de Dios para con nosotros es que lleguemos a conocerle y entenderle. Hay cosas
mejores que la sabiduría, la fuerza o la riqueza: son la misericordia y la justicia de Dios, virtudes que Dios
reclama de nosotros, y que sólo podemos hallar conociéndole verdaderamente a Él.
Conocerle nos trae vida Eterna

Juan 17:3
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

1. NO ES POSIBLE COMPRENDERLE DEL TODO, PERO SÍ CONOCERLE

Isaías 55.8-9.
Nadie es capaz de averiguar realmente cómo Dios hizo todas las cosas. Los astrónomos, aún con sus
poderosos telescopios y computadores, siguen estando muy lejos de precisar el número de galaxias que viajan
por el espacio. ¿Quién puede explicar cómo Dios creó las estrellas, el sol, el planeta Tierra y sus seres vivientes?
Nadie sabe realmente cómo Él nos hizo y por qué se interesa tanto por nosotros. El rey David admitió que este
conocimiento le era imposible de comprender, pues la mente de Dios es demasiado grande y maravillosa.
(Salmos 139.1-6.)
Sin embargo, y a pesar de nuestra incapacidad para comprenderle totalmente, Dios nos pide que le busquemos
Isaías 55.6-7. Cuando nos volvemos a Dios, Él nos regala de su misericordia y su perdón; Él galardona a los
que le buscan convirtiéndolos en hijos suyos y enseñándoles muchas cosas. (Jeremías 33.3)

2. LA TRAGEDIA DE NO CONOCERLE

Se llega a conocer a Dios pasando tiempo con Él. En su presencia podemos entender su mente y lo que Él
espera de nosotros, pero el simple hecho de pasar tiempo con Jesús no significa que le conozcamos realmente.
Mucha gente vive engañada a este respecto.
Juan 16.1-3.
Los discípulos Santiago y Juan encajan en esa categoría de “cristianos”. Ellos vivieron con Jesús por más de
tres años, pero sin llegar a entender realmente el corazón y el carácter del Señor. Ellos pidieron a Jesús que
destruyera un pueblo, demostrando que le conocían muy poco. Lucas 9.51-56.
El apóstol Felipe ni siquiera pudo ver la divinidad de Jesucristo, por lo que el Señor le reprochó: “Felipe, ¿tanto
tiempo he estado con vosotros, y aun no me has conocido?” Juan 14.9.
Santiago, Juan y Felipe no entendieron completamente la naturaleza y la misión de Jesucristo, pero sabemos
que al menos ellos amaron al Señor. Por el contrario, Judas Iscariote, que fue otro discípulo de Cristo, siquiera
le conoció, y mucho menos le amó. Juan 12.3-8.
La tragedia de Judas fue que permaneció siendo un ladrón y un hipócrita después de vivir más de tres años en
la presencia misma de Jesucristo.
Hoy es igual: la gente va a una iglesia durante años, pero nunca desarrolla una verdadera relación con Jesús.
Muchos sólo tienen una relación superficial y egoísta con Él; son incapaces de dimensionar semejante tragedia,
de darse cuenta que viven fuera de la voluntad de Dios.
Muchos “cristianos” no ven que sus corazones están vacíos y que sus vidas continúan perdidas; desperdician
su tiempo asistiendo a la iglesia sólo para contentar a su cónyuge, o a sus padres; o para escapar del infierno.
No se han dado cuenta de que su corazón está lejos del Señor. Isaías 29.13.

3. A LGUNAS MANERAS DE CONOCER MEJOR A JESÚS

Ya hicimos evidente que para conocer a Dios hay más cosas que hacer que asistir a la iglesia o a este grupo
de amistad. Si en verdad deseamos tener una relación sincera y estable con Él, debemos ante todo abandonar
nuestros propios pensamientos.
Isaías 59.1-2.
Necesitamos aprender a amar, perdonar y bendecir a otros, así como nosotros esperamos que Dios nos ame,
nos perdone y nos bendiga. Esto significa dejar a un lado las críticas y las murmuraciones. Si en lugar de
ocuparnos de “arreglar” a todo el mundo, dedicásemos más tiempo a la oración por otros, ¿qué
sucedería? Justicia es ver la vida desde el punto de vista de Dios, no del nuestro. Comencemos entonces a ver
a los demás con los ojos con que Dios nos ve a nosotros. Otra cosa importante que tenemos que hacer es
aprender a alabar al Señor con sinceridad –no solo cantando alegremente en el culto– sino todavía mejor,
amándole y obedeciéndole con todo nuestro corazón, mente y fuerzas. Salmos 119.7.

La verdadera alabanza recién surge cuando estamos más deseosos de bendecir y agradar a Dios, que de recibir
una bendición de Él. Adoración genuina a Dios se produce cuando nos deleitamos en Su presencia y en hacer
su voluntad.

4. CONCLUSIÓN

Pasar tiempo con Jesús, amarle por encima de todo y permanecer fieles a Él en toda circunstancia, eso es
conocerle en verdad.

¿Acaso hay algo más importante para nosotros en la vida?

¿Qué cosas específicas hará usted para conocer más a Jesús?

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