La prensa prioriza el elogio sobre los rencores que suscitaba el Nobel Apunte de un Cela cercano
JOSEP M. ESPINÀS
Y
entonces Camilo José Cela me dijo (habíamos almor-
zado en un restaurante): “¿Tienes algo que hacer esta
tarde?”. Un escritor siempre tiene algo que hacer,
aunque sea algo tan elemental y poco justificable co-
mo vivir el tiempo que pasa. Me pidió: “¿Podrías acompañarme
mientras espero en el hotel una llamada de Madrid?”. Pues sí.
Cela estaba aún lejos de ser el premio Nobel, era sencillamente
un escritor importante y, para mí, un amigo con el que compar-
tía horas y manteles cuando venía a Barcelona. El motivo de su
petición se precisó: aquella tarde la Real Academia Española
debía decidir si aceptaba como miembro a Camilo José Cela.
Estuvimos en un sofá del salón del hotel hasta que un
“groom”, como decía Cela en 1957, vino a avisarle: “Tiene una
llamada de Madrid, don Camilo”. Esperé tres minutos, solo, y
cuando volvió me dijo: “Ya está”. Inmediatamente llamó al mu-
chacho: “Te subes a la 214 y me bajas una carpeta marrón que
está en la mesilla de noche”. Cuando la tuvo la abrió y dijo al
“groom”: “Manda estos telegramas”. Ya estaban redactados.
Uno para cada uno de los académicos votantes. Me quedé asom-
brado. Así era el “profesional” Camilo José Cela. Como me dijo
una vez: “¿Sabes, Josep Maria? Yo soy la General Motors en
pequeño”.
¿Algunas ideas –hipótesis– sobre el escritor? Por ejemplo, que
Cela rompió con “La familia de Pascual Duarte” (1942) el velo
púdico y gubernamental que cubría la sociedad española de la
inmediata posguerra, incluida la manifestación literaria. El cho-
que que provocó el tema y el lenguaje de la novela fue tan tre-
mendo que hizo nacer el concepto, equívoco pero eficaz, de “tre-
mendismo”. Lo que aparecía como novedad escandalosa no era
LAVANDEIRA JR. / EFE otra cosa, pienso yo, que el entronque con una línea clásica de la
El vicepresidente Mariano Rajoy y los ministros Federico Trillo y Álvarez-Cascos portan el féretro de Cela novela castellana, brutal y amarga. Luego ensayó registros diver-
sos, desde “Mrs Caldwell habla con su hijo” a “La Catira”, pero
se acababa imponiendo siempre el “molde” Cela, y no para mal:
BARCELONA. Redacción “La muerte de Camilo José Cela cau- el carácter es el certificado de la condición de escritor.
IDEAS POLÍTICAS
L
os diarios españoles des- sa una gran consternación en la socie- Como el “Pascual Duarte” en novela, “Viaje a la Alcarria”
empolvaron viejos adje- dad española” es el titular de “El supuso otra innovación, y otro mérito de Cela: abrir los ojos de
tivos de encomio para “Nunca condenó Mundo”. la crítica y de los lectores a una realidad aceptada en Europa
informar sobre la muer- En el otro extremo ideológico, “El pero aquí no: que la novela no
te de Cela. “Fallece el el franquismo País”, cuyo consejero delegado, Juan es la única narrativa literaria.
gran renovador de la no- Luis Cebrián, miembro de la Acade- “¿SABES, JOSEP Con una rareza. En los siguien-
vela española, figura central de nues- y favoreció mia, titula con un sobrio “Muere Ce- tes libros de viajes que escri-
tra cultura en el siglo XXI”, es el lar- la, un gigante de la literatura”, aun- Maria? Yo soy la bió, el inventivo “personajis-
guísimo titular con que “ABC” enca- un autoritarismo que Rafael Conte, que ya defendió al mo” de Cela se impuso a la li-
beza un especial de 29 páginas. “Con- Nobel desde el “ABC” cuando Cela General Motors en teratura de la descripción: las
moción internacional ante la muerte ilustrado” fue acusado de plagio, eleva la tempe- figuras humanas que recogían
de uno de los Nobel más traducidos”, ratura del encomio: “Ha sido pequeño”, me dijo sus libros sobre Castilla y Gali-
reza otra información. Entre los arti- –escribe– el dueño de nuestras pala- cia eran menos castellanos y
culistas, Alfonso Ussía se duele de bras, el señor de nuestras literaturas, Cela una vez gallegos que celianos.
que “se ha marchado el Sumo Sacer- el conquistador de todos nuestros lí- No sé hasta qué punto fue
dote de las letras españolas y lo ha he- mites expresivos, un auténtico ci- Cela consciente de su singula-
cho sin mover un músculo de su ros- artículo –“Con las botas puestas”– en clón...”. “Desde que le dieron el ridad entre los grandes escritores europeos de su generación: no
tro” y pide el ahora vacante marque- el que habla de la persecución que Nobel, Cela había dejado de ser exac- le preocupaban, como a Camus y compañía, los problemas éti-
sado de Iria Flavia para la hija de Ma- –dice– ha sufrido Cela y menciona tamente un escritor para convertirse cos, ideológicos y sociales de una época llena de interrogantes.
rina Castaño y no para el de Cela, “las infamias más rocambolescas y en algo así como el generalísimo de la Quizás ello explicaría que se volcara en un dominio profundo y
mientras Jaime Campmany, en tono patibularias”, “las insidias más abyec- narrativa española”, escribe con iro- tranquilizador del estilo. Y que se convirtiera, en mi opinión, a
elegiaco, afirma que “todas las pala- tas”, “un ejercicio de depredación” y nía Iñaki Ezkerra en “El Correo Espa- partir de unas altísimas virtudes lingüísticas, en un extraordina-
bras del idioma castellano lloran por prodiga sustantivos y adjetivos como ñol-El Pueblo Vasco”. “La Voz de Ga- rio caricaturista literario.
Cela y se van plañendo detrás de él “carroña”, “marrullero”, “calumnio- licia” publica un suplemento espe- En cuanto al hombre que conocí, fue en privado un amigo
hacia el olivo de Iria Flavia, hojas de so”, “alimañas”, “envilecimiento”... cial. En él, destaca un lema que atri- sencillo y generoso, me acompañó en mi viaje a pie por el Pa-
plata y caridad de aceite, óleo que un- “Conmoción mundial por la pérdi- buye a Cela: “El mundo se divide en llars y Val d'Aran, no hablamos nunca de literatura, felizmente.
ge y bálsamo que sosiega”. Juan Ma- da del Premio Nobel” titula “La Ra- dos bandos: los amigos y los hijos de Un buen compañero para compartir la suerte de vivir en esta
nuel de Prada escribe un encendido zón”, que dedica 31 páginas a Cela. puta”.c tierra, pienso, ahora que está en el lejano cielo de los Nobel.c