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Mi Diosa

Dulce, cariñosa,
amante serena,
llenaste mi vida
de esperanzas nuevas.

Curaste en mi alma
cicatrices viejas,
que hieren muy hondo
y el amor alejan.

Tuve que aprender


a querer de nuevo,
me enseñaste a amarte…
…eso no lo niego.

Me diste tu amor
sin poner barreras,
te entregaste toda,
hasta el alma entera.

En mis oraciones
pedí al Dios eterno,
me diera un amor
dulce puro y tierno.

Pedí una mujer


dulce y cariñosa,
y Dios por mujer
¡Me mandó una Diosa!

A Marisol Olivet
Te amaré Por Siempre
Miguel Ángel Silva
14/02/2010

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