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exactitud los índices de inflación futuros y tampoco la composición patrimonial
de la empresa en ejercicios siguientes.
Finalmente, respecto a las costas, plantea que considerando la
complejidad de la cuestión litigiosa y teniendo presente se actuó siempre
aplicando las normativas vigentes, solicita que se aplique la excepción del
artículo 68 del CPCCN y se impongan costas por orden causado.
II) Sustanciados que fueron los agravios vertidos, los mismos son
respondidos por la demandante en términos de presentación digital el día
24/08/2022 y que acto seguido paso a transcribir, en tanto ello resulta
pertinente y conforme a derecho.
Refiere a que lo expresado por la demandada no es una crítica concreta
y razonada del fallo cuestionado, por lo cual debe desestimarse y declararse
desierto.
Sin perjuicio de lo anterior, remarca que el recurso intentado no
prospera, dado que, el supuesto de confiscatoriedad se encuentra debidamente
acreditado.
Además, respecto a la pretensión de la recurrente en desconocer el
fenómeno inflacionario, entiende que todas las explicaciones del fisco, carecen
de sentido. Manifiesta que el proceso inflacionario que sufrió este país no es
objeto de discusión.
Reitera el expreso sentido de la doctrina “Candy” que da sustento a la
sentencia dictada por el Aquo. Asimismo, explica que el más Alto Tribunal ha
hecho extensivas las conclusiones de este precedente a otros casos en los
cuales la alícuota es incluso inferior.
Por las mismas razones defiende la imposición de costas a la perdidosa.
Finalmente, propone la íntegra confirmación de la sentencia recurrida,
con imposición de costas en Alzada a la recurrente.
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III) Elevados los obrados a ésta Alzada, y sin que resten en la causa
circunstancias procesales pendientes de producción, se llama en fecha
26/08/2022, AUTOS PARA DICTAR SENTENCIA, lo que a la fecha se
encuentra firme y consentido para los contendientes.
IV) Antes de comenzar con el desarrollo de las cuestiones propuestas a
revisión de esta Alzada, he de señalar que sólo se atenderán en el presente
voto aquellos planteos que sean considerados esenciales a los fines de la
resolución del litigio. En este entendimiento, merece ser recordado que los
jueces no están obligados a considerar todos y cada uno de los planteos de las
partes, pues basta que lo hagan respecto de aquellos considerados esenciales
y decisivos para el fallo de la causa.
En este sentido, nuestra Corte Suprema de Justicia ha sentado la
doctrina según la cual los jueces no están obligados a ponderar una por una y
exhaustivamente todas las pruebas agregadas a la causa, sino sólo aquellas
estimadas conducentes para fundar sus conclusiones, ni a analizar todas las
cuestiones y argumentos utilizados que a su juicio no sean decisivos (ver LL
144 p. 611, 27.641-S; LL 145 p. 346; LL 148 p. 692, 29.625-S; Fallos 296:445;
297:333 entre otros).
Aclarado lo anterior, y principiando ahora el análisis de la sentencia
puesta en crisis, adelanto mi postura en el sentido de confirmar íntegramente la
sentencia rogada, ello a tenor de los siguientes fundamentos:
Resulta claro aquí el hecho de que la apelante se agravia del dictado de
sentencia en 1 ª Instancia, en cuanto el Magistrado allí actuante acogió la
acción promovida en Autos por FAVANET S.A, estimando que corresponde la
aplicación del mecanismo de ajuste por inflación en los estados contables de la
actora, para el ejercicio fiscal cuyo cierre operó el 30 de abril de 2016.
También es real que el pedido se funda en un estado de incertidumbre
que la empresa actora aduce sobre el alcance de tal indicación legal,
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entendiendo que la AFIP/DGI, le genera una obligación que violenta sus
derechos constitucionales a trabajar, ejercer industria lícita, y además en forma
discriminatoria.
En tal contexto, entiendo que en realidad la normativa atacada no es
incierta, ya que impone una obligación claramente definida en su texto, pero es
claro que la promoviente pretende su declaración de inconstitucionalidad,
de lo que derivo que en tal contexto radica la incertidumbre apuntada.
Definido el punto que antecede, he de señalar ahora que el planteo de la
impetrante será evaluado sólo en cuanto postula que la normativa impugnada
resulta inconstitucional por agraviar presuntamente en forma actual e inminente
sus derechos constitucionales en la forma antes expuesta desde el estado de
incertidumbre que el accionar de la AFIP al aplicar la norma impugnada, le
genera.
Teniendo en cuenta el tipo de proceso constitucional promovido en
Autos, y además el hecho de haberse abierto oportunamente ésta causa a
prueba, cabe evaluar cuidadosamente acerca de cuáles son los recaudos
formales y sustanciales que hacen a su procedencia, en los términos que
siguen:
Resalto también en éste voto, la circunstancia de que el moderno
derecho procesal constitucional ofrece hoy a la ciudadanía toda una “batería”
de instituciones y herramientas a fin de garantizar la vigencia de sus derechos,
y aún también para adquirir certeza acerca del alcance de los mismos.
En tal contexto es que se enmarca la acción declarativa de certeza
constitucional, que fue aceptada en su existencia por nuestra Alta Corte de
justicia (Cfr. CSJN Autos “Gomer c/ Pcia., de Córdoba” del 3/2/87, “Santiago
del Estero c/ Estado Nacional CSJN S-291-XX, “Lorenzo c/ Estado Nacional”
CSJN comp. 515-XX entre otras), aunque encorsetada en los estrictos moldes
de la acción declarativa de certeza regulada por el Art. 332 CPCN.
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inseguridad o incertidumbre en el marco de las relaciones jurídicas (Cfr.
Morello, Augusto “Constitución y Proceso” Edit. Abeledo- Perrot, 1998, pág.
250).
Derivo entonces de lo antes dicho, que si bien de ésta vía de tutela
constitucional no puede seguirse la ejecución forzada (Cfr. Chiovenda,
Giuseppe “Acción de declaración de mera certeza” en: ensayos de Derecho
Procesal Civil, trad. Sentís Melendo, T.1, pág. 175, N ° 1), ya que con ella se
persigue esencialmente la generación de una actividad jurisdiccional de
carácter preventivo, atacando la aplicación concreta de una ley por contraria a
la Constitución (Cfr. Fenochietto-Arazzi “Cod...” T ° II, ASTREA, pág. 130 y ss.),
no es menos cierto que una vez obtenida la “certeza”, ella puede
eventualmente concitar una condena concertada (Cfr. voto disidente del Juez
Vázquez en CSJN “Income, S.A. c/ Ortega, Raquel” 19/5/97).
Ahora bien, debo señalar aquí nuevamente, que en el precedente
“García, María Isabel c/AFIP s/Acción Meramente Declarativa de
Inconstitucionalidad” FPA 7789/CS1-CA1; FPA 7789/2015-1/rh1” nuestro
máximo Tribunal de Justicia extiende esa declaración de existencia de un
derecho, y validez o invalidez de una norma legal, a la orden de efectuar los
pertinentes pagos posteriores y devolución de importes indebidamente
retenidos, con lo que deberé también en esta ocasión, salvar mi criterio
contrario en ése particular punto.
Aclarado lo que antecede, y adentrándome ahora en la vía recursiva
impetrada en Autos, y que motiva el presente voto, resalto que al ser la
presente una acción declarativa de certeza constitucional, se han dado en
Autos los recaudos procesales que hacen a su admisibilidad formal, conforme
los moldes antes indicados.
Rescato por lo antes dicho, que estos procesos constitucionales tienen
su génesis en la necesidad de tutelar en forma efectiva y eficiente los
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de incertidumbre.
Resulta claro aquí también, que como bien se lo ha sostenido en
doctrina, y jurisprudencia conteste (Cfr. CSJN In Re “González Loureiro,
Francisco c/ Gran Hotel Cife y otros”, en “LL” 1976-D-135), la justicia de la
actualización proviene de su condición de remedio a la injusticia que significa y
que provoca la inflación.
En efecto, ésta desnaturaliza la moneda como medio de pago de
aceptación general, ya que cuando ella no posee valor, deja de ser
propiamente moneda; alienta la “mora” y permite pagos o detracciones
corrompidas, ya que se paga, se cobra o se recupera menos de lo realmente
debido, pudiendo llegar a importar una suerte de “confiscación” (Cfr. Werner
Goldsmidt), de ahí que la inflación haya sido sindicada como un real “agente de
discordia social, inseguridad e injusticia (Cfr. Félix Lamas y Susana Vázquez
“El Problema de la Depreciación Monetaria” en “JA” 1977-II-816).
Es que, frente al proceso constatado de desvalorización de la moneda,
resulta menester conseguir la recomposición del valor de ésta por vía indirecta,
para así mantener la estricta igualdad de la prestación debida conforme las
circunstancias del caso (Cfr. CSJN Autos “Vieytes de Fernández c/ Provincia
de Buenos Aires, Fallos 295:973).
Por ello coincido con quienes han sostenido que al proponerse el texto
fundamental “Afianzar la Justicia”, en su preámbulo, debe concluirse, como
pauta directriz, relacionada con la regla jurídica de inviolabilidad de la
propiedad indicada en su Art. 17, que ella propicia la indexación, y que una ley
ordinaria no podría válidamente – en principio – prohibirla (Cfr. Sagués, Néstor
“La Indexación en el Derecho laboral” Edit. Depalma, 1979, pág. 105).
Aun así, lo antes expuesto no puede llevar a los Magistrados, a imponer
determinadas medidas de política fiscal a los Poderes políticos del estado, ya
que un accionar en éste sentido, implicaría tanto como propiciar una intromisión
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fecha del período cuestionado tornase “per se” inconstitucional la obligación de
pago del tributo por parte del contribuyente, con lo que tengo para mí, que se
ha constatado una palmaria inconstitucionalidad en la exacción fiscal respecto
del período en demanda y en el contexto de la presente actuación judicial.
Es entonces en tal marco de análisis, que la normativa atacada, en
cuanto veda, por derogación, la aplicación del ajuste por inflación dispuesto en
los Art. 94 y ss., de la ley 20.628, resulta a la fecha irrazonable, o contraria a la
normativa constitucional invocada en demanda, ello más allá de las
discrepancias de mérito y oportunidad que ella pudiese suscitar, lo que motivó
en el Aquo la necesidad de declarar su inconstitucionalidad, para rehabilitar la
vigencia de un sistema de ajuste por inflación que la misma derogó.
El apelante ha invocado, además, ciertos precedentes de nuestro
máximo tribunal de justicia en apoyo de su posición.
Así las cosas, y en trance de evaluar la constitucionalidad de la norma
atacada, coincido con la apreciación del Alto Tribunal, en cuanto sostuvo que la
declaración de inconstitucionalidad de una disposición es un acto de suma
gravedad institucional, que obliga a ejercer dicha atribución con sobriedad y
prudencia, únicamente cuando la repugnancia de la norma con la cláusula
constitucional sea manifiesta, clara e indudable, debiendo resolverse cualquier
duda a favor de la constitucionalidad, si ello es posible sin violencia de los
textos” (Cfr. CSJN, “ED” sínt. 3/7/92, N° 1499, y “ED” del 21/2/92, N ° 381/2).
Es que luego de una atenta lectura del libelo de inicio (en particular la
documental adjunta al mismo, y de la pericial contable a fs. 178/180 producida),
coincido en que en la instancia anterior se acreditó, con medios probatorios
debidamente incorporados al proceso, la generación de un accionar arbitrario o
lesivo por parte de la AFIP/DGI en lo que a ésta contienda respecta.
No puedo olvidar aquí que el debate sobre la razonabilidad de una
norma, no puede llevarse a cabo sino en el contexto de las previsiones que ella
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obrados “CANDY SA: c/ AFIP y otro s/ AMPARO” (CSJN del 3/7/2009.
C.866.XLII).
En ese contexto, es claro que el precedente insiste en la vigencia
constitucional del sistema impugnado en Autos, en cuanto manda legal válida,
con cita a su propia doctrina, sentada en Autos “Santiago Dugan Trocello SRL.”
(CSJN Fallos 328:2567), señalando allí, que “(…) el mero cotejo entre la
liquidación del impuesto efectuada sin el ajuste por inflación, y la suma que
correspondería abonar por el tributo en caso de aplicarse tal mecanismo de
ajuste, no es apto para acreditar una afectación al derecho de propiedad, ya
que “(…) tal compulsa no trasciende el ámbito infra constitucional, y solo podría
derivar de ella la mayor o menor bondad o equidad de un sistema por sobre el
otro, pero no la demostración de la repugnancia de la solución establecida por
el legislador con la cláusula constitucional invocada, máxime habida cuenta de
que para que proceda la declaración de inconstitucionalidad, se requiere
que tal repugnancia sea “manifiesta”, clara e indudable” (Considerando 4
°), siendo justamente esto último lo que aquí ha sucedido.
En aquel caso, cierto es que se acreditó un supuesto de confiscatoriedad
sosteniendo allí la Corte Suprema que por un servicio contable no objetado en
aquel expediente, se acreditó tal existencia de confiscación (ver términos de
considerando 9 ° del fallo).
Se ordena la apertura a prueba a fs. 129, disponiendo el Aquo la
designación de un perito contador (fs. 131), quien calculó la alícuota efectiva
del Impuesto a las Ganancias por el período en cuestión en caso de no aplicar
el Ajuste por Inflación, representa para la empresa una disminución de su
ganancia en $ 4.506.094 (ver dictamen fs. 178/180 vta.).
En consonancia con ello, en el caso de Autos, se acreditó, con informe
de consultor técnico, la estimación de resultados fiscales, con efectos del ajuste
por inflación impositiva) sobre la base de los datos surgentes de los estados
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general de su carga al vencido (Cfr. CSJN 02/12/1993 “Espíndola, Plácido M. y
otros c/ IMAR SA.; íd C2ª CC. La Plata, Sala I, 05/09/1996 “Altamirano, Pablo
c/Albisini, Osvaldo”), que no pueden remitir a una presunta mayor complejidad
de la cuestión, o inexistente vaivén jurisprudencial en el punto donde se vio, la
jurisprudencia se halla aquí claramente consolidada.
Por lo antes dicho, es que propongo al Acuerdo: 1) RECHAZAR LA
APELACION del 10/06/2022, y con ello, CONFIRMAR LA SENTENCIA de
07/06/2022, en todo y en cuanto ha sido objeto de apelación y agravios, 2)
CON IMPOSICIÓN DE COSTAS DE ALZADA al recurrente vencido.
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trabajo— de fecha anterior, como causa de ajuste en las sumas de pesos que
corresponda pagar”.
Como consecuencia de esta ley que prohíbe la indexación, se dictó para
el ámbito tributario la ley 24.073; el artículo 39 de este ordenamiento jurídico
señala que “A los fines de las actualizaciones de valores previstas en la ley
11.683, texto ordenado en 1978 y sus modificaciones, y en las normas de los
tributos regidos por la misma, no alcanzados por las disposiciones de la ley
23.928, las tablas e índices que a esos fines elabora la DIRECCIÓN GENERAL
IMPOSITIVA para ser aplicadas a partir del 1º de abril de 1992 deberán, en
todos los casos, tomar como límite máximo las variaciones operadas hasta el
mes de marzo de 1992, inclusive”. En los hechos, lo que aconteció es que a
consecuencia del período de estabilidad económica que imperó en el país a
partir de la ley de convertibilidad, la administración tributaria omitió publicar la
respectiva tabla de coeficientes. En virtud de estas circunstancias, la doctrina
consideró que el régimen de ajuste por inflación del título VI de la Ley del
Impuesto a las Ganancias había sido derogado tácitamente o cuanto menos
había quedado suspendido.
El problema se reveló al momento de confeccionar las declaraciones
juradas del ejercicio 2002, debido a que la implementación del nuevo régimen
económico disparó un alza heterogénea del nivel de precios y/o disminución del
poder adquisitivo de la moneda argentina y/o proceso inflacionario a expensas
del derrotero de la divisa norteamericana que desequilibró las variables
económicas. Es que los efectos de la valoración nominal que sufrieron los
bienes de cambio a la fecha del balance contable, originaron un resultado
impositivo irreal o distorsionado, directamente relacionado con la
desvalorización del peso y los índices promedio del fenómeno inflacionario
especialmente acaecido durante el primer semestre del año 2002, lo cual
condujo a la determinación de una ganancia coyuntural ficticia superior (conf.
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José M. Sferco, “La problemática del ajuste por inflación en el impuesto a las
ganancias”, J.A. 2005-IV, pág. 432).
Dentro de ese marco, es que Favanet SA inició la presente acción
declarativa de inconstitucionalidad a los efectos de obtener la
inconstitucionalidad del art. 39 de la ley 24.073, del art. 5 de la ley 25.561 y del
art. 5 del decreto 214/03, y de toda otra norma legal o reglamentaria, emanada
de cualquier órgano estatal nacional, en tanto y en cuanto impiden la aplicación
del ajuste por inflación que regulan los arts. 94 y ss. de la ley 20.628 a la
contribuyente Favanet SA en su declaración jurada en el Impuesto a las
Ganancias respecto a los ejercicios fiscales cerrados el 30 de abril de 2016.
IV. Aclarado todo ello, y antes de comenzar con la exposición de los
argumentos que conforman mi voto, advierto que las cuestiones planteadas en
los presentes autos resultan sustancialmente análogas a las consideradas y
resueltas por la Corte Suprema de Justicia del Nación en el precedente “Candy
S.A. c/ AFIP y otros/ acción de Amparo”, del 3/7/09 (Fallos 332:1571).
En aquel precedente, el Máximo Tribunal, luego de disponer que la
prohibición del art. 39 de la ley 24.073 de aplicar el ajuste por inflación
impositivo previsto en el Título VI de la ley 20.628 resulta constitucionalmente
válida, en cuanto “han sido dictadas por el órgano al que el texto constitucional
atribuye el ejercicio del poder tributario” y que “…no puede alegarse una
violación al principio de reserva de ley tributaria, conclusión que no se modifica
por el mero hecho de que haya existido un período en el que se observó un
sensible proceso inflacionario”, también dispone que ello no debe entenderse
como excluyente de la posibilidad de que se configure un supuesto de
confiscatoriedad si entre una y otra suma se presenta una desproporción de
magnitud tal que permita extraer razonablemente la conclusión de que la
ganancia neta determinada según las normas vigentes no es adecuadamente
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representativa de la renta, enriquecimiento o beneficio que la ley del impuesto a
las ganancias pretende gravar.
Al referirse a los efectos confiscatorios, señaló que “para que la
confiscatoriedad exista, debe producirse una absorción por parte del Estado de
una porción sustancial de la renta o el capital…” (314:1293), circunstancia que
debe ser probada en cada caso en particular. La confiscatoriedad supone una
carga tributaria que excede determinados niveles, la afectación de aquello a
que no está destinado el tributo y que el gravamen cuestionado exceda la
capacidad económica del contribuyente.
En algunos casos, si no se permite la aplicación del ajuste por inflación,
se habrá de tributar sobre falsas ganancias. Entonces, adquiere particular
relevancia el aspecto probatorio, y el análisis de las circunstancias de cada
caso en concreto son esenciales para determinar si resulta evidente el perjuicio
económico que significaría para el accionante la no aplicación de la normativa
de referencia.
Dentro de ese marco, la Corte Suprema entendió que "...el mero cotejo
entre la liquidación del impuesto efectuada sin el ajuste por inflación, y la suma
que correspondería abonar por el tributo en caso de aplicarse tal mecanismo
de ajuste no es apto para acreditar la afectación del derecho de propiedad
alegado por la actora", como así tampoco puede ser admitida como único
medio de prueba "...la documentación confeccionada y presentada en forma
unilateral por las accionantes, aunque esta incluya un informe o certificación de
contador público".
En el caso de autos, el perito contador designado en la causa, informó
que para el caso de no aplicarse el ajuste por inflación, el impuesto resultante
ascendería a $4.506.094,28, mientras que en caso de aplicarse el régimen de
ajuste por inflación previsto en el Título VI, arts. 94 a 97 de la Ley 20.628, el
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En nuestro régimen ritual las costas son corolario del vencimiento (art.
68 CPCCN) y no se imponen como una sanción, sino simplemente para
resarcir las erogaciones que ha debido efectuar una de las partes, con el fin de
lograr el reconocimiento de su derecho. Se ha explicado al respecto que las
costas “…tienden a que las erogaciones que han sido necesarias con motivo
del proceso no graviten, en definitiva, en desmedro de la integridad del derecho
reconocido” (cfr. CNCiv., sala D, 31/08/79, “Aprile, Rosa, suc.”, ED, 85-306;
01/08/83, “V., L. R. c. G., C. A.”, LL, 1983-D, 547; en igual sentido CNCom.,
sala A, 11/12/1998, “Banco del Buen Ayre S.A. c. Veretilne, Mario G.”, LL,
1999-B, 850; entre muchos otros.
Sin embargo, dicho principio no es absoluto, pues “el juez podrá eximir
total o parcialmente de esta responsabilidad al litigante vencido, siempre que
encontrare mérito para ello” (art. 68).
Aclarado ello, las circunstancias concretas de las constancias de autos
ameritan convalidar la valoración efectuada en el punto por el Magistrado
actuante en la instancia anterior. Es que no han sucedido circunstancias
especiales que harían aplicable la dispensa dispuesta por la segunda parte del
artículo 68 del Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Nación.
En suma, considero que las circunstancias que gravitaron en la causa no
justifican la exención de aplicación del principio general en materia de costas,
por lo que propongo imponer las costas de ambas instancias al vencido.
VII. Por todo lo expuesto, propongo al Acuerdo: 1º) Confirmar la
sentencia, en cuanto fue materia de agravios y apelación; 2º) imponer las
costas al apelante vencido.
Tal es mi voto.
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VISTOS:
Estos autos caratulados: “FAVANET S.A. c/ AFIP- DGI s/ ACCION
MERE DECLARATIVA DE INCONSTITUCIONALIDAD”, Expediente FMP
25541/2016, provenientes del Juzgado Federal N° 4, Secretaría Ad-Hoc de
esta ciudad y lo que surge del Acuerdo que antecede;
SE RESUELVE:
1) RECHAZAR LA APELACION del 10/06/2022, y con ello,
CONFIRMAR LA SENTENCIA de 07/06/2022, en todo y en cuanto ha sido
objeto de apelación y agravios.
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