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hereneia = = = PROGRAMA DE RESCATE V REVITALOACION DEL PATRMONIO CULTURAL Det ADOBE 4 tA PLAZA DE LA CULTURA PATRIMONIO ARQUITECTONICO COSTARRICENSE Guillermo Barzuna “Los pajarillos no cantan: no tienen donde anidar. Ya les cortaron las ramas donde solian cantar; después cortaran el tronco y pondran en su lugar una letrina y un bar’ Violeta Parra. 1.DEL PATRIMONIO. Elpatrimonio cultural de un pueblo constituye un valioso y variado acervo, que comprende el conjunto de conocimientos, practicas sociales, creencias y elementos materiales, que son el produc- to de la experiencia hist6rica de cada sociedad y el basamento que moldea la dentidad nacional. In- | pistRIBUcI'ON ursaNiaricos: ‘URBANISTICA VW herencia En cuanto alas plantasen pa- tlos y jardines, en macetas y en los ji ademiis de proteger contra el sol y de brindar frescor, constituye una especie deprolonga in de la casa con la naturaleza. Es una manera racional o irracio- nal de vencor el limite y de integrar elespacio habitacional conla tierra circundante. (ver grafico 1) corredores Desde Iuego, que dentro de Jas casas de adobes existen diferen- ciasimportantesentrela casa de di- sefio rural y urbano; entre la casa de gamonal y del campesino reso; pero en tiltima instancia confor- ‘man una estructura coherente con Jas posibilidades del medio. Aprovechar los. materiales, ‘enriquecerlos con la tecnologia ac- tual, salvaguardarlo poco queque- da en la Meseta Central y en Nico- ya, es tarea de todos nosotros y de Jos aparates gubernamentales per- tinentes, En los afios treinta los co Quirés, Margarita Berteau)apor- taron coleetivamente una defensa con suproduccién pietéricaen acua- rola y dloo del adobe costarricense ‘Aiin en Santo Domingo de Heredia se venclaros, e ditimopicapedrero en San José ain trabaja y muchos de nuestros campesinos se aferran ‘a sus viviendas originarias. Otros Josrepellan, lassustituyen por con- ‘ereto y block y las pintan con acri- lico desvirtudindose asi su verdado- ra dimensién de herencia cultural arquitect6nica. 4.DE LA PLAZA DE LA CULTURA. En laprimera mitad del si. glo XX, en Costa Rica se contaba ‘con un solocspacio para la manites taciones artisticas: of Teatro Na- ional. Con el devenir de los anos 12 cineuenta se sumarian dos salas mis: Teatro Arlequin (1955) y el Conscrvatorio Castella en los albo- resde 1960. Espacios queen tiltima instaneia condicionarian en alguna ‘medida las representaciones a las consabidas “Hellas Artes", entre ‘llas teatro, misiea, danza. Estasi tuaci6n de opciones espaciales para Inexpresién artistica se mantendri- ‘shasta la década de los affos seten- ta, on que irrumpe un conjunto de salas, auditorios y teatros de céma- ra, entre los que se encuentran: Be- Mas Artes (U.C.R.), Las Mascaras, Alianza Francesa, Cultural Norte- americano, del Angel, Tiempo, Uni versidad Nacional, Carpa, Compa- Nacional de Teatro y la Colina encl érea metropolitanade San Jo- 86. Asta soric so sumaria en 1975 un espacio abierto de interesantes dimensiones bajo el nombre de Te- atro_al aire libre, con sede en los jardines adyacentes al Museo Na- ional y otras salas de cémara. En la presente década (1980) surge Ia idea de eroar una Plaza de Ja Cultura; en un inicio para re: zara dimensién estética del Teatro Nacional y paraensancharlaspo: ilidades culturales del pais incor- Porando elementos tales como mu- ses, galerfas y auditorios. El dise- fio original fue dichosamente modi- ficado, a partir delas primeras de- moliciones de las propiedades ad- yacentes al teatro: y después de descubrira su vez las posibilidades espaciales del terreno, iategeando la plaza con el viejo monumento hist6rico. Una vezconcluidoel pro- ceso de construccién del conjunte cultural “Plaza de la Cultura”, et panorama dela ciudad sc haria es- pecialmente notorio. Se conjugari- @ una serie de signos arquiteetsi cos, que si bien es ciorto recordari- an en algona medida al “Georges Pompidou” francés, conformaria tuna nueva perspectiva de San José y de la ciudad como espejo de sus hhabitantes. Resultan signos concu- rrentes (Teatro Nacional y Plaza de la Cultura) de dos momentos hists- ricos de dos dimensiones del desa- rrollo cultural costarricense; por tuna parteel Teatro de fines del siglo XIX, alternando con un concepto diferente deexpresi6n cultural, ma- terializado.en un proyecto denomi- nado Plaza dela Cultura, con ras- gosarquitecténicos queaprovechan el desarrollo tecnolégico del pre- sente siglo. Dos espacios, por me- dio de los cuales, l ospectador coti- diano puede realizar una lecturae interpretar claramente la presen- cia de dos épocas al unison, El Pequefio Larousse define tuna plaza como “un lugar ancho y sin cosas dentro de un poblado™. ‘este concepte y el sentido de la pla- asin mis, no eanuevoen|a cormo- visi6n del costarricense. Por he- rencia hispdnica, nuestras ciuda- des a lo largo de todo el continente americano, siempre se han confor- ‘mado alrededor de una plaza como habitat donde se dan cita el depor- te y la recreacién en general. La plaza es un espacio en donde la ex- presién popularpuededesarrollar- se ampliamente ya que no se dan convencionalmenteprevios: no hay boleterias, no se exige corbata, ni vestimenta especial, ni se estable- cen configuraciones especificas de formas artisticas. Seacudealaple- sas razones en las mis ticas todas, que diferencian Ia pre- senciadelas misinas, frente alas sa- las previamente mencionadas. Renato de Fusco, en un texto denominado “Arquitectura como Mass Media” define las caractoris- ticas de este tipo de espacio: 1. An- dar2. Estar dondesequiereycuan- VICERRECTORIA DE ACCION SOCIAL UCR do se quiere. 3. Sentarse cuando | hay elementos volumétricos que lo permitan. 4. Estar sole entre mu- cchos. 5. Fstarsolitario, ofr y obser- var, sin molestar alos otros. 6. Dar unconcepto de albergue, seguridad yproteccién. 7 Buscar y encontrar ‘contactos de diversa indole: fis cos, espaciales, sicolégicos, image- nes, etc, 8, Comer, beber. 9. Am- biente propicio al didlogo con des- ‘eonocidos y conocidos. 10. Loor li- bros periédicos, escribir. 11. No hacer nada. 12, Escuchar a otros sinmolestarles. 13. Exhibirse. 14. Expresarse. Espacio cualitativo y cuanti- tativo particular en la estructura de cualquier ciudad. Referencia a otras épocas y lugares en Ia historia de la cultura: fue en tas plazas y | trios de las iglesiasen dondelosju- glares populares enunciaban aus sus romanzas y sus criticas, en la Europa medieval y renacen- meras producciones artisticas que configuraron unanacionalidad cos- tarricense a partir dela guerra de 1856 en contra de los filibusteros. Deabisurgirian canciones, pintura de carretasy presentaciGn de autos | sacramentales y de otras piezas te- atrales delas cuales no se posee ma- yor informacién, pero si noticia de su existencia. En 1988 los costarricenses contamos con una “plaza” en los | términos antes mencionados: des- canso, extensidn, diversién, pers- peetiva y acento particular en Ia trama urband. Desde luego que en una visién de conjunte habria que hacer men- cidn a la plaza interna constituida por tres niveles subterréneos (de 4,5 mts. 85 mis. y 12,5 mts.) en VICERRECTORIA DE ACCION SOCIAL UCR torno a grandes columnas cads 15 metros, lo que permite espacios am- Plios y libres. Verticalmente este mismo concepto se logra por medio deespacios dobles y balcones entre los niveles. Los materiales son de manufactura nacional: mérmol de Nicoya y terminados en madera de cenizaro, Eneste espaciointernose albergan salas deexposiciones ,au- ditorios, museos de numismitica y museo del oro. Asimismo, en esta visiGn me- ramente informativa es importante sefialar los objetivos arquitecténi- cos mediante los cuales se consolidd el disefio dela Plaza: “Romperla rigida trama cita- dina, brindando una apertura es- pacial sorpresiva en el entorno in- mediato al Teatro Nacional. Admitir Ia valida existencia ened sitio de algunas manifestacio- nes arquitectonicas, como expre- jénauténtieade varios poriedos de nuestra historia y como defini Positiva de un sector importante del paisaje urbano de la capital. Configurar un espacio urba- no con calidades de plaza piblica, propicio para el convivio colectivo y las aglomeraciones. Procurar un espacio vital de altos valoresexpresives, simbélicos y significatives que sofalen el réctor de “Corazén de eindad Pero ademas dela relevancia cultural que detenta la totalidad delproyecto, nosha interesado fun- damentalmente el espacio abierto, Ia dimensién de plaza en toda suex- tensién, En momontosenlos ousles laszonas verdes los espaciosabier- tosson cada vez menos frecuentes y Jos parques metropolitanos no son —_— herencia sino areas de paso; la Plaza de Ia Culturase presenta como alternati- ya pera el hebitante cotidiano que a cireunda. Lugar de expresion para gru- posindependientes, artesanos, mi- mos, transetintes, misicos, edmi- 0s, que muchss veces no tienen apoyo estatal. Lugar derecreacién se podria ver cine artistico, tar de alguns coreografia no nece- sariamente profesional, odeuncon- iorto de jazz, rock o misica de di- mensién folkldrie Lugar en donde se han ecle- brado jornadas por la paz; reunio- nes de artistas e intelectuales: a chadelaindependencia. O mas co- Aidianamente, lugar de encuentro, de conversacién o de poder ver las montafias. No etiquetemos mi Pues estarfamos contraviniendo la ‘esencia deo que debe de ser un es- pacio deextensién libre comoes es- te polémico proyecto “Plaza de la Cultura”, Una nota més: algunos critican posibles robos, anomalias ‘en materia de droga, sexo, ete. La plaza seria un termémotro més de las condiciones del pafs en toda su problemitica social y econémica. Sino estuvieran estos problemas en ‘esto sitioestarian en cualquier otro lugar. Esto no es un argumento esencial. De lo que se trata es de darle ou lugar en la histori or contextual on el desarrollo de las manifestaciones y opciones cul- turales del costarricense ojalé en mayor grado. 13 herencia BIBLIOGRAFIA Bachelard, . Lapoética delerpacio. PCE. 2y8Certa, Boleininformativo semana! de In oficina de prensa y relaciones pabli- eas del Banco Central, Plaza dela Cul- sore, Discurtos. Pronunciadoe on la Ceremonia de iaaugurscisn do lee trabajo del pro- yoctadele Plaza dela Cultura. 15 deae. tiembre de 1976, San José, Costa Rien Revinta del Colegio de Arquitectos de Coste Rica. Plaza dela Cultura. Namerod, brid 1982. Periédico La Naciéa, Kitieo Moreno. La Calves ycl arte deben er patrimonio etodas Seceii A. Pig. 6, 12 de abel e978, Periédico La Nactén. Plaza dela Cultura, ‘Seeckin A. Pig. 15, 15 de setiombre 401078. Pecibdico La Necén, Plazadela Cultura, Saeseeubre de 188, Revista Herencia, Volumen 1, Numero 2, 1989. Peribico La Pronas Libre, De isco com: Extension Cultural, Virrectoria de Accién Social, nee . Universidad de Costa Rica. Periédico Excelsior, Una Cultura delespa: 3 Ponce. Ide octubre de 1977. 4

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