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Desde cualquier aula de derecho se enseña y se alimentan la formación del nuevo

profesional del derecho con los principios fundamentales de la declaración universal de los
derechos humanos, formulada por la Asamblea general de la ONU en 1945, la cual ha sido
adoptadas en las diferentes constituciones burguesas. Y en la constitución de países no
alineados dirigidos por la izquierda reformista, en todos los textos contusiónales
encontramos los principios fundamentales de los más sagrados derechos universales. A
veces creemos que dichos derechos solo fueron dándose a medida del tiempo y claramente
fue así, pero existe un trasfondo al que en su mayoría no se le da ningún tipo de
reconocimiento, pues es muy poco probable que alguien se tome el tiempo de recoger los
hechos históricos más importante que fueron el fruto de nuestros derechos humanos, pues
esto de las manifestaciones para hacerlos valer no es algo que solo se de en la actualidad, lo
que pasa y es bastante claro es que ahora existen más posibilidades de documentar los
hechos relevantes que se ocasionan con la intención de proteger nuestros derechos incluso
hay más unión social, aunque aún se puede evidenciar cierta marcación respecto a las clases
sociales antes era mucho más notorio pues a nadie le interesaba la condición de vida de los
demás. Los derechos humanos deben ser considerados como el fruto de una época histórica
determinada en la evolución de la humanidad, la sociedad capitalista. En los texto marxistas
observamos que lo que interesa dejar claro es sin dudas los nexo histórico y ponerlo
siempre a la vista de todos, mientras que la burguesía progresista, donde hay que incluir a la
izquierda reformista, trata de borrarlo y de ocultarlo. Pero aunque sea cierto que los
derechos humanos hayan experimentado ciertas modificaciones y cierto grado de
evolución, no por ello han perdido su entronque histórico con la burguesía y su revolución.
A los marxistas les interesa sobremanera destacar el papel revolucionario que ha
desempeñado la burguesía en la evolución de la humanidad. Primero, porque es una verdad
histórica, y segundo, porque así se legitima que los trabajadores desempeñen también su
papel revolucionario en dicha evolución, acabando de una vez para siempre con la
explotación del hombre por el hombre. Tal vez a partir de ese entonces el derecho humano
fundamental sea el siguiente: ningún hombre puede apropiarse del trabajo ajeno o el
derecho de propiedad sólo puede basarse en el trabajo propio. También es cierto que con la
llegada del socialismo real la declaración de los derechos humanos tuvo que experimentar
algunas modificaciones, que certificara el nuevo estado de cosas existente en el mundo.
Pensadores como Hayek tienen la ventaja de expresar la conexión que existe entre los
derechos humanos y la sociedad libre, esto es, la sociedad capitalista, incluso la de señalar
las limitaciones de tales derechos, mientras que la izquierda reformista quiere, dentro de los
límites de la sociedad capitalista, promulgar derechos humanos socialistas, que nunca serán
verdaderos derechos porque no se determina quien es el responsable de satisfacerlos.

Los liberales quieren que la burguesía se comporte como tal burguesía y defienden unos
derechos humanos que no superen el marco capitalista, y así se comportan como
materialistas, mientras que la izquierda reformista quiere que la burguesía se ponga de vez
en vez un ropaje socialista, y así se comportan como idealistas.
Los liberales no cuestionan la premisa fundamental del Estado social y democrático de
Derecho, esto es, el individuo egoísta. La izquierda reformista tampoco la cuestiona, pero la
quiere reformar, quiere hacer solidario al hombre egoísta. Cuando todos sabemos que la
conciencia solidaria de los ciudadanos de las sociedades capitalistas es un acontecimiento
puntual y ocasional. No es una conciencia sustancial del miembro de la sociedad burguesa,
ni puede serla. Es decir que sólo la visión marxista de los derechos humanos cuestiona la
premisa del Estado social y democrático de Derecho: el individuo egoísta. Es decir no
quiere reformarlo, sino liquidarlo, como instrumento de explotación del hombre por el
hombre, y el renacer real de la sociedad socialista.

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