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DESARROLLO FRENTE A ECOLOGIA' Bob Sutcliffe Fue durante el periodo aproximadamen- te comprendido entre cl primer Plan Quin- quenal de la India y el primer shock del petréleo cuando se consolidé la idea de que el mundo en su conjunto, incluyendo los pai- ses mds pobres, debia desarrollarse. La in- mensa mayoria de los especialistas sobre el tema que ocupaban puestos en gobiernos, ‘organizaciones internacionales, universida- des y medios de comunicacién estaban de acuerdo en que el trayecto hacia el desarro- Ilo de los paises econémicamente atrasados implicaba seguir la ruta marcada por los més avanzados hasta alcanzarlos. Se asumia tam- bién que la mayor parte de la poblacién de los paises mds pobres tenia (0 adquirirfa) ne- cesidades y deseos que eran consistentes con este objetivo, DEBATES SOBRE EL VEHICULO Los especialistas discrepaban, frecuente y vigorosamente, sobre cual era el mejor me- dio de transporte o vehiculo para el viaje: planificacién o mercado, proteccionismo o apertura a la economia mundial en comer- cio ¢ inversi6n, uso de tecnologia intensiva €n trabajo o en capital, prioridad a la agri- cultura o a Ja industria, crecimiento equili- brado 0 desequilibrado. El tema central en 1 Aniculo publicado con el titulo «Development af- ter ecology» en V Bhaskar y Andrew Glyn (ed), The North, the South and the Environment, Ecological Constrainis ond the Global Economy, United Nations estos debates referidos principalmente al ve- hiculo era sobre el papel relativo del Estado ‘como agente de desarrollo. Lo que se inter- Preté como éxito de la planificacién sovieti- cay de la orientacién keynesiana fortalecis a los que consideraban importante al Esta- do, aunque los defensores del libre merca~ do como medio de desarrollo nunca estuvieron ausentes. Una atrevida simplifi- cacién, propia de economistas, sobre estos debates consiste en decir que se reducian a la discusién sobre la correccién 0 no de dos precios muy importantes, e! tipo de cambio y el de la fuerza de trabajo®. Un argumen- to comin era que el salario y el tipo de cam- bio sobrevaloraban la fuerza de trabajo ¢ infravaloraban el intercambio exterior res- pectivamente; y se consideraba que ello jus- tificaba la intervencién estatal, la adopcién de técnicas intensivas en trabajo y el protec- cionismo, Pocos de los que participaban en este de- bate dudaban de que e! trayecto harla pasar alos paises atin no desarrollados por las mis- ‘mas marcas que habjan aleanzado los ante- riores viajeros: mayor ahorro e inversi6n, mayor productividad material, industrializa- i6n y declive del empleo agricola, urbani- zacién, uso de tecnologia moderna y finalmente elevado consumo de,masas. Al- gunos pensaban que las etapas del trayecto estaban claramente determinadas?; para University Press/Earthscan Pub, Londres, 1995. Ver- sign castellana de Jordi Roca Jusmet. 2 Esa simplificacin fue sugerida en una reciente re ‘censién por Albert Fishlow (1991), Ecologia Politica - 27 aa 2A otros, el progreso sobre todos estos aspec- tos se daria de forma mds entrelazada. Para algunos el trayecto seria gradual; para otros el progreso dependeria de un gran impulso, de un esfuerzo critico minimo y de un pro- grama de inversién para el crecimiento equi- librado (0 desequilibrado). Las metéforas relacionadas con la aceleracién fueron abun- dantes. EI trayecto hacia el desarroilo como un juego de suma positiva sin limites y, en una frase sugerida por Albert Hirschman como piedra de toque, podria conllevar wbenefi- cio mutuo»* para todos los paises, fuesen * desarrollados o en vias de desarrollo. A ve- ces implicitamente, a veces explicitamente, los acceptantes del concepto beneficio mu- tuo asumian que el desarrollo podia tener lugar —y tendria lugar— en economias bésicamente capitalistas, aunque algunos de ellos abogaban por un alto nivel de activi- dad e intervencién estatales, No todos ex- clufan la posibilidad de que el trayecto podria tener lugar bajo el socialismo, pero en dicho caso no lo veian como condicién necesaria. Frecuentemente se recomendaban politicas de desarrollo con independencia de cual fuese el sistema social y politico.’ Una perspectiva de seguir los pasos de los més avanzados (o de modernizacién) dominaba Ia extensa «industrian sobre el desarrollo que crecié durante los aifios posteriores a 1950 y ta cual incluia agencias nacionales de ayuda en los paises desarrollados, ministerios de planificacién y desarrollo en los paises sub- desarrollados y un impresionante conjunto de instituciones internadionales nominalmen- te dedicadas al fomento del desarrollo. Pe- ro, a medida que pasaba el tiempo, tal multitud de escritores, administradores, po- liticos e instituciones dieron lugar a una opo- sicién. 3 Bs el caso de la influyente obra —ya elfsica— de |W. W. Rostow con sus cinco etapas de crecimiento eco- némico (Rosiow, 1960). “Este es el vocabulario usado por Alber Hirschman en su famoso ¢ importante articulo sobre el auge y de- clive dela economia del desarrollo (Hirschman, 1980). 3 Por ejemplo, Rostow acepté con pocas co- mentarios que China estaba pasando por su fase de 28 - Ecologia Politica (4 4 « 4 44 . Y EL CAMINO Frecuentemente es dificil saber donde aca- baun: je y donde empieza otro, Sin em- bargo, durante los afos sesenta, y coincidiendo con un impulso del pensamien- to social critico en Occidente, un nuevo vel, mas profundo, de diferencia empezé a parecer en los debates sobre el desarrollo. Las diferencias sobre los tipos de cambio, el proteccionismo, el precio de la fuerza de trabajo, la necesidad de inversién publica y otras inicialmente habian sido, todas elias, diferencias sobre las politicas a Hevar a ca- ‘bo en un asumido sistema socio-econémico. Pero, cada vez més, se convirtieron en una diferencia més profunda respecto a la rela- cién entre el desarrollo y ef propio sistema socio-econémico.® La diferencia clave en este debate mds fun- damental fue respecto a la cuestién del be- _neficio mutuo. Para algunos el desarrollo de los paises mas pobres no entraba en contra- diccign en ningin sentido con los intereses de los desarrollados: la marea creciente ha- fa subir todos los botes. Otros, sin embar- 0, negaban la posibilidad de este beneficio mutuo. Creian que el mapa de la carretera “hacia el desarrollo estaba anticuado o falsi- ficado. Pensaban que los paises desarrolla- dos habjan destruido a su paso la carretera (capitalista) por la cual ellos viajaron hacia su desarrollo de forma que ya no era transi- table. Algunos de ellos dijeron que ciertas reformas importantes en la econom{a mun- dial (un Nuevo Orden Econémico Interna- cional) podian ain posibilitar el viaje a través de la carretera. Pero muchos, inclu- yendo al autor de este articulo, estuvieron de acuerdo con Andre Gunder Frank en que Jos paises subdesarollados se habian conver- tido en subdesarrollados” a causa del éxito edespegues. ‘ Estas dos dimensiones del debate fueran bien cap- tadas en el andlisis de Hirschman (1981), 7 Fue Andre Gunder Frank el primero que utiizé ssubdesarrollo en este sentido, no como un estado sino ‘como un proceso histérico, en su articulo seminal so- ‘bre «el desarrollo del subdesarrollon (Frank, 1966). de los paises desarrollados; asi, dado que no partian del mismo punto dificilmente podian. atravesar la misina carretera. El continua- do subdesarrollo del «sur» era complemen- tario del desarrollo de los paises del «norte», Para los escépticos respecto al beneficio mu- tuo las relaciones econdmicas entre paises desarrollados y subdesarrollados se veian co- mo necesariamente desiguales.® Asi, ellos tendieron a ver que el desarrollo de los pai- ses subdesarrollados requeria algiin grado de desconexién® respecto al sistema (econémi- co) mundial”? liderado por los paises desa- rrollados y respecto al sistema social (capitalista) dominante. Este conjunto de ideas que coinciden en rechazar, en algiin sentido, la idea de bene- ficio mutuo ha recibido diversos nombres, entre otros muchos: teorfa del sistema mundial, teoria de la dependencia, neo- marxismo, estructuralismo. Para algunos propésitos seria dtil dar unas definiciones muy precisas de estos términos y teorias y trazar finas distinciones entre ellos; pero pa- ra mi objetivo, como para otros (Frank, 1992), pueden ser agrupados y verse como tuna extensa iglesia con diferentes ideas de detalle pero un hilo comin de rechazo de las ‘ideas de beneficio mutuo y del desarrollo co- ‘mo una posibilidad a través de la via capita- lista_y ta integracién en la economia mundial. Los que mantentan estas ideas alin pen- saban, sin embargo, que los paises subdesa- rrollados podian alcanzar el desarrollo aunque mediante un camino distinto. Si la carretera capitalista estaba bloqueada o era inaccesible ellos tenian que construir una ‘nueva autopista socialista hacia el desarro-- * ire las ideas més importantes sobre la desigual- ddad estaba Ia idea de una secular relacion de itercam- bio adversa para los paises subdesairallados que plantearon Raiil Prebisch, Hans Singer y otros (Love, 1980). Quines defendieron estas ideas no necesariamente ‘negaban el beneficio mutuo pero proporcionaron im- * portanies arguments y andlisis pare algunos de los que ‘sila negaban. Sin embargo, Pavl Baran un pionero de! rechazo a la tess del beneficio mutuo descarté el dete- ioro de la relacién de intercambio como un fenémeno Inexisteme dado que los datos sobre los cuales se basa ‘ba eran simplemente os disiorsionados precis de trans- ferencia de las corporaciones internacionales (Baran, lo, pero todos podian finalmente alcanzar- lo. Asi a las diferencias sobre el vehiculo (la ‘combinacién de politicas) se afadieron di-, ferencias més profundas sobre el camino (el sistema social). : Aqui se planteaban, ademas, diferencias adicionales: sobre el tipo de sistema socia- ~ lista necesario para producir el desarrollo, sobre qué camt Politicos eran necesarios para alcanzarlo, sobre si un pais podia al- canzar el desarrollo socialista de forma ais- lada y, en caso negativo, sobre cudntos paises tendrian que adoptar sistemas socia- listas para que existiese una alternativa real- mente viable, y sobre si el desarrollo de los paises mids pobres era imaginable sin que existiese también socialismo en los paises de- satrollados. Existian, por tanto, varios ca- minos alternativos previstos. EI debate sobre el sistema ‘social, a dife- rencia de anteriores disputas sobre las poli- ticas de desarrollo, se extendié mucho mas alld de los especialistas en desarrollo y se re- flejé a muchos niveles en la politica inter- nacional. Si identificamos a los dos lados del debate como los que aceptan y los que re- chazan la tesis del beneficio mutuo, enton- ces no es tan extremadamente simplificado decir que casi todos los que pensaban sobre él tema en los paises desarrollados (con la excepcién de un pequefio grupo de personas muy izquierdistas) pertenecian a los prime- ros. Y casi todos los que pensaban sobre la ‘cuestiGn en los paises subdesarrollados (ex- cepto las personas claramente de derechas) Pertenecian a los segundos. Las diferentes teorlas eran puntos de re- ferencia en los conflictos sociales ¢ interna- cionales. Gobiernos que manifestaban 1962). ¥ posteriormente Baran y Sweezy dieron, en vie tas publicaciones, mucho mas enfisis a la extraccién de excedente en forma de beneficios de las corporacio- ‘es extranjeras que a los problemas comerciales. Arg- hiri Emmanuel desarrollé posteriormente una sofistiada y muy cuestionada teoria sobre el intercam- ‘bio desigual usando categorias tedricas marxistas (Em- ‘manuel, 1972). 9 Bl tema de ta desconexién estd presente en muchos autores pero sobre todo ha sido expliciamente desa- rrottado por Samir Amin (1988). © La terminologia «sistema mundial» ha sido plan-, {eada por Immanuel Wallersicin (1979) y sus seguidores, Ecologta Politica - 29 B&.we / aceptar la idea del benéficio mutuo minaban Jos puertos de, o se negaban a comprar los productos de, o financiaban movimientos de opoiicién a, 0 conspiraban para asesinar a los lideres de los paises dirigidos por gobier- rnos que rechazaban dicha idea. Después de 1973, sin embargo, las claras lineas divisorias de este debate se volvieron més borrosas. Un tercer grupo de autores (los seguidores de Warren) eran también de iaquierdas pero parecian estar de acuerdo con los que aceptaban el beneficio mutuo (Warren, 1980). Ellos consideraban que lo {que los opositores a la idea del beneficio mu- tuo lamaban la ruta socialista era un calle- jén nacionalista sin salida, Para los «warrenitas», el socialismo no era una ruta hacia el desarrollo sino algo que slo podia cconseguirse al acercarse al punto de dest Como la mayoria de los que aceptaban el be- neficio mutuo creian que la carretera capi- talista continuaba abierta. Su salida a escena produjo un debate algo diferente que préc- ticamente desaparecié desde el momento en que algunos «warrenitas» aceptaron la im- ortancia de Jos obstéculos de Id vieja carre- tera capitalista y algunos de los opuestos a Ja idea del beneficio mutuo empezaron a ar- ‘gumentar que algunos paises podian recorrer parte de la carretera para producit un «de sarrollo dependiente» (Cardoso y Faletto, 1971; Evans, 1979), 0 que algunos paises tenian posiciones intermedias entre los desarrollados y los subdesarrollados (los ‘que pertenecian a la semiperiferia) (Wallers- tein, 1979). Muchos llegaron a la conclu- sin de que las posiciones de los dos lados del debate inicialmente opuestos tendian a converger (Sklair, 1988; Leys, 1986; Slater, 1987). . Pero despues de todo habia habido cier- tamente un gran debate. Este debate polari- 26 las discusiones sobre el desarrollo de toda una generacién. Los lideres politicos y los intelectuales situaron sus acciones y pensa- mientos dentro del espacio definido por el debate. E incluso hoy parece que sin duda el debate era sobre cuestiones realmente im- portantes ¢ incluso vitales. Pero ya volveré allo, mR «Ma a. sme ACUERDOS TACITOS Hoy los ecos de aquel gran debate son ca- si imperceptibles. ;Qué fue de 61? ,Por qué disminuy6? Parte de la respuesta est en que en el mundo emergieron répidamente hechos y problemas que parecian importantes pero que no podian fécilmente explicarse 0 res- ponderse por parte de ninguno de los dos la- dos del gran debate, El crecimiento de los Nuevos Paises Industrializados (NICs) apa- rentemente violaba las expectativas de los ctiticos del beneficio mutuo y ayudaba a que su paradigma entrase en crisis. En cambio, la acumulacién de desastres para el desarro- Wo, especialmente en Africa, junto con los retrocesos asociados con la crisis de la deu- da y el deterioro de la relaci6n de intercam- bio parecia desmentir el optimismo de los que hablaban de beneficio mutuo. Pero, aprovechandonos de una visién con perspec tiva, podemos también ver que hubo otra ra~ zén por la cual el debate perdié fuerza: a pesar de que en su momento parecia estar motivado por un desacuerdo absoluto, exis- tian muchos mas puntos comunes de lo que aparentaba, En el curso de los debates, las cosas sobre las cuales ambos lados estan de acuerdo no parecen ser entonces importan- tes y, en consecuencia, son ignoradas. A pe- sar de ello, finalmente podian convertirse en més importantes que las cosas sobre las cua- * les se esta debatiendo. Y, en mi opinién, es- 10 es lo que ocurrié con el gran debate sobre el desarrollo. 4Sobre qué estaban de acuerdo ambos la- dos? En primer lugar, existia una idea de c6- mo seria el desarrollo, Se pensaba que aproximadamente seria similar a la situacion que existia en los paises desarrollados que ¢s la razén por la que precisamente se les la~ maba asi. Desarrollo estaba situado en el mapa conceptual en algiin lugar entre Esta- dos Unidos, Europa Occidental y Japén. Es- tos pafses podian no ser perfectos pero nadie se cuestionaba la mayor parte de sus carac- teristicas (especialmente de las econémicas); industrializacién, uso de moderna tecnolo- gia de clevada productividad, clevados nive- les de empleo de trabajadores productivos, trabajo con maquinas durante unas 8 horas diarias, elevado nivel de vida, eficiencia, puntualidad, longevidad, eliminacién de la mayoria de muertes derivadas de enferme- dades infecciosas,... la lista pude ser muy lar- ga y €s bien conocida. La segunda idea compartida era que exis- tla una estrecha o incluso automética cone- xidn entre estos aspectos econémicos del desarrollo (en especial creciente produccién Y productividad) y la satisfaccién de las ne- cesidades basicas y el bienestar humano. Al- gunos mantenian que el desarrollo igualaria automdticamente los beneficios después de un tiempo, otros crefan que el Estado podria tener que intervenir, e incluso algunos pen- saban que lo mejor que los pobres podian esperar es que algo yotease desde los ricos. Pero todos creian que la riqueza material de tas naciones (cl desarrollo) resultaria —o po- dia resultar— en un mayor bienestar huma- no." En otras palabras crefan que el desarrollo era deseable. La tercera cosa sobre la cual todos pare- cian estar de acuerdo era que la idea de de- sarrollo se aplicaba primero y principalmente @ paises o naciones. Es por ello por lo que las caracteristicas del desarrollo ya enume- radas se refieren basicamente a la estructu- * rade las econgmias nacionales. Ello explica también la actitud predominante de tratar al bienestar human como un subproducto del desarrollo nacional. La cuarta cléufsula de los acuerdos tacitos ‘era que, en caso de existir obstdculos para la universalizacién del desarrollo, dichos ‘obstaculos serian de tipo social; econémico © politico (nacionales o internacionales) pe- To no obstdculos de tipo natural. Raramen- te se le ocurria a ninguno de los participantes enel gran debate que el desarrollo universal hacia los niveles europeos, japonés 0 de Es- tados Unidos podria no ser materialmente posible. Si bien todos tenfan alguna concep- ion (a veces implicita) sobre la relacién en- + tre desarrollo y bienestar casi nadie pensaba ' Sobre sus, propias importantes contribuciones al pensamiento sobre el desarrollo, Andre Gunder Frank hha escrito recientemente: «... si bien le di la vuela @ a ortodoxia, mantuve to esencial de la tesis de que e! ‘recimiento econémico a través de Ia acimulacién de capital es equivalente a desarrollo. Por tanto, las hete- rodoxias socialisia y de la dependencia cayeron en Ie ‘misma trampa que la ortodonia sobre el desarrollo, ¥ ‘e excluy6 cualquier definicién politica y préctica de de- sobre la conexién entre desarrollo y medio ambiente. La quinta cléusula esté muy conectada con la cuarta, Se esperaba implicitamente que el desarrollo universal produciria una igualacién entre paises. Esto se produciria mediante una nivelacién hacia arriba. Dees- te modo, igualacién no implicaba redistri- bucién en el sentido de que los que estaban mejor bajasen de nivel para que los que es- tuviesen en la cola pudiesen ganar. El famo- 50 objetivo de una ayuda del 0°7% del PNB ra la mas osada redistribucién que alguien proponia, ¥ los que rechazaban Ia idea del beneficio mutuo generalmente veian la redis- tribucién a través de ayuda como un fraude © un regalo envenenado. El sexto acuerdo tacito era que el desarro- lo se veia como un estado permanente. Exis- tia una especie de trinquete socioeconémico tal que no se esperaba que los paises volvie- sen al subdesarrollo una vez hubiesen alcan- zado el desarrollo, . No todos los interesados en el desarrollo y el suddesarrollo pensaban que el gran de- bate sobre el beneficio mutuo era el més im- Portante. Algunos autores no compartian las seis suposiciones anteriores e intentaban lan- zar diferentes debates. Pero durante mucho tiempo ellos fueron vistos como muy mar- ginales respecto a las cuestiones importan- tes; el tiempo para sus ideas atin no habia llegado.'? DUDAS SOBRE EL PUNTO DE DESTI- NO Y SOBRE LA VALIDEZ DEL MAPA. ~ Elgran debate retrocedié.porque los acon-- tecimientos y la investigacién evidenciaron laynaturaleza equivoca de estas opiniones compartidas. No se trataba de que el pro- blema del camino, la cuestién fundamental sarrollo auténticamente alternativan (Frank, 1992, 136). . so "2 Entre éstas pueden situarse las ideas sobre Ia vi- sign del desarrollo a partir del concepto de necesida- des basicas (Streeten, 1979), del Sesgo urbano (Lipton, 1977), deta teenologia intermedia o apropiada (Stewart, 1978 y publicaciones diversas del Intermediate Techno- logy Development Group) y del sesgo masculino en la economia det desarrollo (Elson, 1991). Ecologia Politi - 31 a» aA - - - en el gran debate, se resolviese 0 desapare- ciese; sino més bien de que, a medida que se producia el viaje, los problemas del pun- to de destino, sobre el que habian técitos acuerdos, que antes parecian triviales empe- zaron a parecer cada vez més relevantes. A pesar de los esfuerzos repetidos para moverse a través de la vieja carretera o para localizar la nueva, ¢ incluso de algun apa- rente progreso, una inesperadamente eleva- da proporcién de la poblacién continuaba suftiendo extremas privaciones materiales y culturales, El supuesto de que la bisqueda, © incluso el logro, de un determinado nive] de desarrollo aumentaria el bienestar huma- no parecia cada vez mas poco sélido. Por un lado, los datos empfricos mostraban la per- sistencia ¢ incluso el crecimiento de la po- breza, el hambre y la enfermedad: tasas positivas de crecimiento del ingreso coinci- dian con un empeoramiento de la distribu- ccibn; las estadisticas para Africa y Asia del Sur se retrasaban obstinadamente respecto alas de la exitosa Asia Oriental, las de las mujeres respecto a las de los hombres, las de las reas rurales respecto a las de las ur- bbanas; en Asia la revolucién verde aumen- taba la produccién de alimentos pero no reducia el hambre en la misma proporcién; en Africa en los afios setenta se volvié a las grandes hambrunas; el éxito en !a elimina- cién de la viruela y en la propagacién de la vacunacién infantil fue seguido por la esca- lofriante amenaza del Sida. Por oiro lado, hubo una creciente movilizacién de grupos pidiendo la satisfaccién de sus necesidades yy derechos basicos que vefan que no se pro- dueia a pesar del desarrollo o que precisa- mente estaba amenazada por dicho desarrollo, Tales grupos incluian mujeres, movimientos indigenas, personas amenaza- das con el abandono forzado de su tierra por '5 Para una discusién de un ejemplo muy conocido ‘sobre esto: Sen (1994). 14 Una serie de artculos de Dudley Seers fueron una parte importante de ello (Seers, 1977 y Seers, 1979). 15 Una influencia particularmente importante en ex- ‘te sentido fue la de E. P. Thompson (especialmente ‘Thompson, 1969) asl como el trabajo de Raphael Sa- rmuel y otros autores en la revista History Workshop Journal. 32 - Beologia Politica at lia 4 4 causas tales como la llegada de la agricultu- ra comercial o la construceién de presas 0 muchas otras, En la medida en que el desa- rrollo se vela como progresivo se asumia que Ja gente en su totalidad lo desearia. Pero cuando un creciente mimero de personas de- j6 claro que ellos no lo deseaban empezé a ser menos evidentemente progresivo.'3 En- tonces, a muchos les parecié que el mapa da- ba una falsa idea de la naturaleza del terreno en la regién del desarrollo. ‘Ademiés, las ideas procedentes de diferen- tes fuentes convergian para fortalecer el ca- da vez mds importante enfoque critico respecto al desarrollo realmente existente. A la revisién de los fundamentos por parte de los desilusionados, o como minimo defrau- dados, especialistas sobre el desarrollo" se aftadieron: la critica a los objetivos de mo- dernizacién definidos materialmente por parte de los llamados nuevos movimientos sociales; el progreso por parte de los filéso- fos en definir conceptos tales como derechos yy justicia (Rawls, 1972); nuevas perspectivas histéricas que enfatizaban la experiencia de las victimas de experiencias previas de desa- rrollo;?5 algunas criticas de economistas al ‘objetivo del crecimiento econémico;'* el anilisis por parte de los antropélogos de los. aspectos culturalmente destructivos del de- sarrollo modernizador (Hobart, 1993 y Marglin y Marglin, 1990) y una creciente ten- dencia a cuestionar los valores de la moder- nidad y sus supuestos de progreso lineal y a identificar en muchos casos estos valores con el eurocentrismo (Tucker, 1992). Asi, se perfilaba un nuevo debate: no tan- to sobre cémo conseguir un objetivo cono- ido de desarrollo sino mas bien sobre si el desarrollo tal coma era concebido hasta el momento era un punto de destino que valia Ta pena. Lo que, en analogia a los debates, 6 Bl pionero en ello fue Tibor Scitovsky en un libro recientemente reeditado (Scitovsky, 1992). E. J. Mls- ‘han (1965) fue también influyente, aunque su ambigue ‘postura politica y moral queda ilusirada pore! hecho de que en su ltima edicidn (1993) cataloga los bares de homosenuales (los cuales considero un avance hacia ta iberacién humana) junto a las rogas y otros males, sociales como parte de los costes del crecimiento, sobre el socialismo, podriamos lamar el de- sarrollo realmente existente"” era un punto de llegada que muchos consideraban cada vez menos deseable. Muchos especialistas en desarrollo empezaron a defender la satisfac- cién de las necesidades humanas basicas co- mo un objetivo primario y no secundario (Streeten, 1979, Streeten y otros, 1981 y Ste- wart, 1985); otros investigaron sobre una tecnologia mas apropiada;'® otros se con- centraron mas en el problema de la pobreza de individuos y grupos que en el subdesarro- lo de las naciones." La caracteristica co- muin de estos enfoques fue un intento de ver €l desarrollo en términos de qué ocurre a las, personas més que a entes abstractas como las naciones. Uno de los mejores resumenes de esta forma de aproximarse at tema pue- de encontrarse en un reciente comentario de dos de los principales autores que la adop- taron. Las cuestiones importantes a pregun- tar al juzgar el desarrollo son, segiin ellos: ‘«zTienen (las personas) la capacidad para vi- vir durante muchos aftos? ;Pueden evitar la mortalidad infantil? ;Escapan del analfabe- tismo? {No padecen hambre ni subalimen- tacién? ;Tienen libertad personal? Estas son las caracteristicas basicas del bienestar que se derivan de considerar a las personas co- mo el centro de la actividad del desarrollo. El aumento de sus capacidades para funcio- nar en estos elementales sentidos es lo que se encuentra en el nticleo del desarrollo hu- mano. La realizacién de las personas —sea en términos de larga vida o alfabetismo funcional—son valorados como fines en si mismos. Esto deberia contrastarse con los enfoques econémicos mds predominantes ‘que discuten el desarrollo del recurso huma- no. El enfoque es en este caso sobre los se- res humanos como un recurso, un input de las actividades productivas. El desarrollo de los recursos humanos es visto en términos desu contribucién a la generacién de ingre- 0, como una ‘inversién, como cualquier "7 Rudolf Bahro (1978) y muchos otros usaron el tér- ‘ino «socialismo realmente existenten para referirse al sistema socioeconémico ahora desplomado de Europa del Este, Ello dejaba abierta la posibilidad de que pu- diese tograrse alguna otra forma de socialismo que ain no habia existido, otra, en aumentar el potencial productivon (Anand y Sen, 1993). Es en este contexto en el que el medio am- biente hace su primera aparicién. Una im- portante faceta de esta critica del desarrollo dirigida en muchas direcciones surgié de! si- bito crecimiento en la conciencia del efecto de las actividades humanas sobre el medio ambiente y el impacto resultante sobre las condiciones de la existencia humana. El de- sarrollo produce contaminacién de muchos tipos y ello significa que los beneficios del desarrollo pueden ser parcial o totalmente contrarrestados por peores condiciones de vida. Muchos de estos perjuicios (calidad del aire y del agua, por ejemplo) eran directa- mente obvios; otros (tales como los efectos sobre la salud del amianto, tos campos eléc- tricos, la energia nuclear, el ruido, la dieta) fueron descubiertos mediante la investiga- cién cientifica, En este sentido, la creciente conciencia ecolégica no fue més que una de las lineas de critica a la deseabilidad del de- sarrollo como punto de destino previamen- te incuestionable. La conciencia ambiental y la investigacién sobre el medio ambiente también origin6, sin embargo, otra preocupacién que frecuente- mente parece trascender a las otras, no por- que sea intrinsicamente més importante sino porque presagia acontecimientos que harfan redundantes el resto de debates. A principios de los afios setenta muchas personas empe- zaron a vislumbrar el inminente agotamien- to de los recursos materiales sobre los cuales. - habia estado basado el desarrollo (Meadows ¥ otros, 1972); mds tarde llegaron las pre- dicciones del cambio climatico y de otros cambios resultantes del desarrollo realmen- te existemte que, en el mejor de los casos, provocarian profundos cambios en las con- diciones de ta vida humana y, en el peor de los casos, podrian répidamente hacerla im- posible a través de la sobreutilizacién dere- - cursos o la sobreproduccién de residuos. 1 Fritz Schumacher (1973) fue una influencia eru- cial en este sentido. Ver también Stewart (1985). '® Aqui un trabajo pionero fue Lipton (1977). Gran parte de los escritos feministas sobre desarrollo se com- centran en las causas particulares de la pobreza de las ‘mujeres,o de la no-satisfaccién de sus necesidades. Ecologia Politica - 33 ae. » MaRRREM “ ‘Aqui la preocupacién no es meramente so- bre que el desarrollo va acompaftado de efec- tos indeseables para la vida humana sino més bien sobre que el desarrollo, y en particular su generalizacién, podria hacer imposible la vida humana. La influencia de las cuestiones ambienta- les en el debate sobre el desarrollo es nueva. Hasta muy recientemente aparecieron reco- nocidos textos sobre desarrollo que no con- tenian ninguna referencia a dichas cuestiones.”” Y, una vez introducidas en el debate, se produjeron reacciones muy diver- sas respecto a su importancia prdctica y me- todolégica. Incluso entre aquellos que consideran importantes las cuestiones me- dioambientales hay algunos que las ven co- ‘mo un factor a tener en cuenta manteniendo una metodologia bdsicamente inalterada, aunque algo mds complicada (por ejemplo, Mikesell, 1992; y Pearce, Barbier y Mar- kandya, 1990) y otros que creen que exigen un drastico cambio metodolégico.2" Algu- nos ven al problema ambiental como con- firmando la necesidad de répido crecimiento econémico (Banco Mundial, 1992) mientras otros piensan que requiere una suspensin del crecimiento y una radical reorganizacién de la vida humana social (Daly, 1991; Trai- ner, 1985 y 1989). Asi, el gran debate sobre el camino hacia el desarrollo, que desplazé los debates so- bre el vehiculo apropiado, ha sido despla- zado en gran medida por otros dos debates diferentes sobre, por un lado, la deseabili- dad y, por el otro, la posibilidad del destino previamente postulado. A partir de ahora me referiré a ellos con las denominaciones dela «critica del bienestar» y la «critica medioam- biental». La «critica del bienestar» pregun- tasino seria mejor un objetivo de desarrollo diferente de! habitualmente formulado. La «critica medioambiental» se cuestiona si el objetivo normalmente formulado realmen- te existe si es perseguido por todos. En otras palabras, argumenta que el estado actual del 2 Por ejemplo, ain no hay ninguna referencia al ‘medio ambiente en Chenery y Srinavasan (1988-85) ni ‘en Ranis y Schultz (1989); y s6lo hay una breve men- cidn en Stern (1989). ¥ el primer /nforme sobre ede. sarrollo Mundial det Banco Mundial que realmente 34 - Esologia Pottica mundo, o al menos el Estado hacia el cual se esti ditigiendo, es materialmente insos- tenible. Podriamos decir, por tanto, que la «critica del bienestar» es sobre el punto de destino y Ja «critica medioambiental» es sobre la vali- ddez del mapa, Es en estas dreas en fas que ahora encontraremos las mds sugerentes y ori- ginales contribuciones a la discusién sobre el desarrollo y sobre el futuro de los paises po- bres, al menos a nivel intelectual aunque par- Gialmente también a nivel politico. CARACTERISTICAS COMUNES... Estas dos criticas al desarrollo realmente existente (la critica del bienestar» y la «cri- . tica medioambiental») tienen en comin al- gunas importantes caracteristicas. En primer lugar, ambas ven, por diferentes motivos, el desarrollo realmente existente como un pro- eso parcialmente contradictorio. Los pro- ponentes de la «critica del bienestar» cuestionan la asumida relacién positiva en- tre desarrollo y bienestar e incluso sugieren que el desarrollo realmente existente podria. producir negativas consecuencias para el bie- nestar humano y, en consecuencia, ser inde- seable. La «critica medioambiental» contiene una . Roci6n incluso més aguda de la naturaleza ccontradictoria del desarrollo realmente existen- te, Ve posible o probable que tal desarrollo minard su propia base material y asi serd ime- posible de mantener. En consecuencia, un fe- némeno cuya generalizaci6n global antes era ‘vista, casi axiométicamente, como a la vez de- seable y posible es visto de forma muy dife- Tente: intentos de producir algo visto como bueno produce algo diferente que es en gran “medida malo y que progresivamente destruye la posibilidad de producir nada en absoluto, La segunda caracteristica comin de las riticas del bienestar y medioambiental, so- bre todo un subproducto de la primera, es fe 1992, realizado para coin- ‘cidir con Ia Conferencia de Rio. 21 Por ejemplo, el trabajo de Daly (1991) influencia. do por las ideas de Georgescu-Roegen (1971). AAA 2. rhdu ll su rechazo de los indicadores de desarrollo mis frecuentemente utilizados, especialmen- te el Producto Nacional Bruto y el Ingreso (© Renta) Nacional. Como medida de bie- nestar este concepto ha recibido tantas cri- ticas durante su historia que es realmente sorprendente que continue siendo la, mds existosa exportacién de los economistas al resto del mundo. A pesar de todas las criti cas, el Ingreso Nacional y el Producto Na- cional continuan siendo las estadisticas econémicas més comunmente utilizadas: juuna destacable violacién del principio de los economistas sobre las virtudes del mercado! Los representantes de la critica del bienes- tar seialan dos inconvenientes de Ia utiliza cién de los famosos Producto € Ingreso Nacional como indicadores de bienestar eco- némico. Primero, ellos asignan un mismo valor a un délar gastado en, por un lado, la produccién de armas o la publicidad enga- fhosa 0 a uno gastado en, por otro lado, me- dicinas o literatura. Ello significa que hay una infravaloracién relativa de aquellas ac- tividades que contribuyen al bienestar huma- no, Segundo, ellos valoran igual un délar de ingreso de un millonario que un délar de in- greso de una persona pobre a pesar de que el segundo obviamente avale» mas. Los que defienden la critica medioambien- tal también plantean dos grandes objeciones al cdlculo del Ingreso o Producto Nacional. La primera se refiere a su forma de tratar Ja contaminacién y sus efectos perniciosos, Nada se resta de las cifras de Ingreso Nacio- nal para tener en cuenta las wexternalidades negativas» de la contaminacién, (Por lo que, si se asume que éstas son mas grandes que las externalidades positivas, el. Ingreso Na- cional esta sobreestimado). Incluso, lo cual atin es mds absurdo, si se decide actuar pa- ra fectificar los malos efectos de la conta- minacién (por ejemplo, gasto para depurar un rio contaminado mediante residuos in- dustriales), tales gastos aparecen como po- sitivos en las cifras del Ingreso Nacional. En otras palabras, es posible que el caste de la contaminacién aparezca como un beneficio nel Ingreso Nacional, no s6lo una vez sino 2 Como, en el caso de los argumentos ecol6gicos, en algunos casos dos veces! La segunda critica se refiere al paso de las cifras de Ingreso 0 Producto Nacional de su valor «bruto» a su valor «neto». Para ello se tiene en cuenta la parte del stock de capi- tal que ¢s usado en el proceso de produccién; pero el capital considerado es inicamente el capital creado mediante la inversién huma- ‘na y, equivocadamente, no incluye los recur- sos naturales utilizados (Ver Daly, 1988). Estas criticas, como las que provienen de la critica del bienestar, conducen a la conclu- sién de que las cifras de Producto o Ingreso. Nacional tienden a sobrevalorar enorme- mente lo que es realmente «producido» por las economias humanas y lo que es realmente «ganado» por sus participantes. Las dos criticas coinciden en un tercer Punto. Ambas rechazan la idea, uno de los principales rasgos del pensamiento anterior sobre desarrollo, de que el desarrollo ¢s un Proceso en el cual los «subdesarrollados» se aproximan progresivamente a la situacién de los «desarrollados». Esta coincidencia conduce a una cuarta: ambas ven el desarrollo no tanto como un problema de algunos paises (los subdesarro- Mados) que han sido superados por los de- sarrollados sino mds bien como un problema del conjunto de la humanidad. La critica me- dioambienta] enfatiza la interdependencia global, mientras que la critica del bienestar Presta atencién a las deficiencias en satisfa- cer las necesidades tanto en los paises ricos como en los pobres. Un quinto punto que ambas criticas tie- ‘nen en comin ¢s su preocupacién por la dis- tribucién y por la equidad, entre ricos y pobres, tanto dentro de las naciones como ‘entre ellas (critica del bienestar) y entre el Presente y el futuro, o entre generaciones (critica'medioambiental). Volveré més tar- de a este punto. Por tiltimo, las dos criticas comparten co- mo sexta caracterisitca que no son en abso- luto nuevas. Cada uno de los argumentos mencionados ha estado presente en debates ‘econémicos de hace mds de cien afios.”2 La critica moderna del desarrollo es tanto un re- Martinez Alier ha mostrado en su magnifico trabajo de Ecologia Politica - 35 | surgimiento como un fenémeno original, Existe un paralelismo entre los origenes del gran debate sobre el beneficio mutuo y estos nuevos debates sobre el desarrollo que ayuda a explicar su impacto. Los que recha- zaban la idea del beneficio mutuo argumen- taron que los debates previos sobre la politica de desarrollo eran irrelevantes y te- nian lugar en el contexto de un ambiente global socio-econémico desigual que impo- sibilitaba el desarrollo. Aqueltos que aboga- ban por importantes cambios sociales como ‘un paso previo necesario para el desarrollo parecian, por tanto, estar planteando algo ain mds bdsico que la discusién principal. Los debates de politica econémica parecian triviales en comparacién con Ia eleccién en- ‘tre capitalismo 0 socialismo. Ahora, de for- ma similar, las dos criticas al desarrollo, la del bienestar y la medioambiental, parecen definir un problema que es en algtin sentido Iégicamente anterior a la cuestion del siste- ma socioeconémico. Si los humanos no se benefician de él, y si es materialmente im- posible, dificiimente nos preocuparemos por bajo qué sistema social tendré lugar el desa- rrollo generalizado, Aunque tal linea de pen- samiento ayuda a explicar el interés actual sobre estas cuestiones, elloas no pueden so- lucionarse, como explicaré mas tarde, aisla- damente de la cuestién del sistema socioecondémico y politico. ... DE DIFERENTES CRITICAS Aunque las dos criticas se superponen y ‘comparten muchos argumentos en contra del desarrollo realmente existente, es importante insistir en que son diferentes tanto concep- tualmente como en términos de los proble- mas que identifican y los remedios a los que apuntan. Teoricamente, es posible imaginar ‘arqueologia de las ideas (Martinez Alier, 1987). No ‘existe, por lo que yo conozco, una historia equivatente de Ia critica del bienestar. Sin embargo, Amartya Sen, hha escrito algo sobre ello (Sen, 1990). Sigue la pista hasta Asistoteles y Kant; yen el campo de ta tearia social hasta ‘Adam Smith y el primer Marx. Una historia completa, tendria que incluir el pensamiento duramte dos siglos de reformadores sociales, novelists, poetas y pintores 36 Ecologia Politica un proceso que reduce o incluso elimina el dafio ambiental de la actividad humana pe- To que aumenta el bienestar de los desposel- dos. Hay una corriente de opinién en el pensamiento ecolégico segin la cual una preocupacién excesiva por el bienestar hu- mano es «blanda» cuando la racionalidad ecoldgica requiere decisiones duras no sen- timentales.> Igualmente, es tedricamente posible ima- ginar una més amplia satisfaccién de las ne- cesidades humanas actuales en una forma que no sea en absoluto sostenible y que po- dria incluso aumentar el dafo ambiental ac- tual. Las dos criticas no han descubierto una sino dos cosas que funcionan mal con el de- sarrollo realmente existente. Esta diferencia se relaciona mucho, si bien no es idéntica, con una diferencia sugerida por Jacobs and Ekins (1995). Ellos usan tres conceptos para clarificar las relaciones im- plicadas: el flujo de recursos fisicos urtiliza- dos (throughput), el PIB (el valor de la produccién) y el bienestar. La critica ecold- gica del desarrollo concierne a la relacién en- tte los dos primeros; la critica del bienestar a la relacién entre PIB y bienestar. Dado que las dos diferentes criticas apun- tan a la necesidad de importantes cambios en la actividad humana, parece adecuado examinar las vias mediante las cuales los cambios que ellas plantean puedeh ser inte- grados, y ver las condiciones bajo las cuales ellas son consistentes o inconsistentes entre si. . ‘Simplificando de nuevo mucho las cosas, me referiré a los tipos de cambios defendi- dos por los mas preocupados por la critica del bienestar mediante la expresion wdesa- rrollo humano» y a los defendidos por los que han enfatizado la critica medioambien- tal mediante la expresi6n «desarrollo soste- nible». Estos términos tienen sus peligros en de paises qué han experimentado el desarrollo. 23 Por ejemplo, Garret Hardin (1992) defiende ris dos controes de la inmigraciGn que lega alos Estados Unidos (igual que el grupo ambienalista The Sierra Club, pionero en los Estados Unidos) se oponeal cui- dado intensvo de los nitos rec nacides con serios problemas de satud, sf la medida en que recientemente han sido usa- dos pir personas de tal amplio rango de di- ferentes y conflictivos convencimientos ¢ intereses que no ¢s posible que todos ellos entiendan lo mismo con estas expresiones. Estas expresiones también tienen la des- ventaja de que han sido atrapadas por —y asociadas estrechamente a— diferentes pres- tigiosos informes internacionales que las usan con una definicién muy concreta que ho ¢s necesariamente la ideal.* Los dos conceptos de desarrollo humano y sosteni- bie han surgido en su mayor parte de forma . Separada y a partir de diferentes preocupa- ciones, movimientos, escritores y organiza- ciones. Por tanto, no existe ninguna razén para pensar que necesariamente coincidirén ni incluso para pensar que seran consisten- tes entre si. Informes, libros y articulos que se refieren a uno de los dos conceptos fre- cuentemente dejan de lado el otro. Cuando las dos ideas se presentan de forma conjun- ta, ello suele reflejar mAs las buenas inten- ciones del autor que no la coherencia analitica. Sin embargo, algunas veces si que significa que se est4 defendiendo una res- puesta positiva a los problemas sugeridos por ambas criticas, como en el caso de la «sustentabilidad fuerte» de Ekins y Jacobs (1995). En este articulo no pretendo entrar en de- talle en el problema de definir desarrollo hu- mano y desarrotlo sostenible pero creo que, a pesar de los problemas mencionados, tos términos son dtiles para expresar telegréfi-

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