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Comentario y análisis del poema 

Vino, primero, pura

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El poema Vino, primero, pura de Juan Ramón Jiménez es una de las obras más conocidas del autor y podemos
encontrarla en su obra Eternidades (1917). En este poema podemos observar el redescubrimiento del autor
por la poesía y las distintas fases por las que pasó en su relación con la lírica. Para ello, se sirve del
recurso de la personificación como una mujer para darle mayor expresión poética y dotar a la propia
poesía de cuerpo y atractivo.
La primera estrofa del poema, un terceto, respondería a una primera etapa de enamoramiento del
poeta por la poesía. Por esa razón, dice la voz poética que ella (el referente siempre es la poesía)
vino vestida de inocencia como si fuera una niña. Recordemos que el primer contacto que tuvo Juan Ramón
Jiménez por la poesía fue por una poesía romántica, emotiva, influenciado por la lírica de Gustavo Adolfo
Bécquer. Por ello, no es de extrañar que se trate de una poesía más pueril y poco afianzada.

En un segundo momento, la poesía se fue vistiendo y fue cogiendo formas más adultas. Es un momento
de incomprensión a la que poco a poco fue odiando por no encontrarle un sentido. Quizás por ese motivo
empezó las redacciones en prosas como la de su obra magna Platero y yo (1907-1916).
En un tercer momento, quizás el actual para el autor, la poesía le devolvió la sonrisa y pudo volverla a ver
con esa inocencia que la caracterizaba en un primer momento.

Se quedó con la túnica


de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.

Ya desde una adultez marcada biológicamente por el autor y una comprensión más intelectual y
trascendente que también viene marcada por su trayectoria poética vuelve a hacerla suya.
Y se quitó la túnica,
y apareció desnuda toda…
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!

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