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- Editorial
- Sistematización del Acuerdo de Escazú Por María Adriana Victoria
- Derechos Humanos y Educación para la Paz Rodríguez Villafañe,
Miguel J.
- Reflexiones objetivas de la situación en Colombia Ramírez Roa, Luis
A.
- Testimonio del niño en el Sistema Interamericano Storniolo, Juan
Carlos
- Enfoque diferencial y de género en el Acuerdo Final para la
Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y
Duradera Timana Erazo, Sonia Cecilia
- Gestión judicial y liderazgo, atravesados por los Derechos Humanos
Mattar, Mónica Viviana
- Estándares de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre
personas privadas de la libertad Llugdar, Eduardo J. R.
- El fútbol y la final del año en manos de la Justicia Jozami, José E.
- La sostenibilidad financiera frente a los derechos fundamentales
pensionales García Vanegas, Israel de Jesús y Buitrago Valderrama,
William F.
Revista de Derechos Humanos y
Humanitario
Nº 3
Abril - 2019
Editorial
Presentamos nuestro tercer número de la Revista de Derechos
Humanos y Humanitario, cuyo contenido surge principalmente de las
actividades que se realizan en la Red Latinoamericana de Estudio e
investigación de los Derechos Humanos y Humanitario y se publica por
esta editorial jurídica, merced a un convenio de colaboración
académica y editorial que vincula a las partes.
Nuestra Red está constituida en la actualidad, por ocho
capítulos nacionales, con personería jurídica en sus respectivas sedes.
Ellas son: Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Panamá,
Paraguay y Perú, encontrándose en conformación el capítulo Brasil.
A su vez, los capítulos domésticos se nutren de las actividades,
producto de sus centros e institutos temáticos de investigación y
estudio; lo son creados a instancias de los capítulos y donde los
miembros de la red realizan libremente actividades de investigación
para las publicaciones y de programación de capacitaciones
multimodales presenciales, virtuales o mixtas, como eventos,
seminarios, jornadas, etc.
Comenzó sus actividades en mayo de 2017 y está compuesta
por académicos, integrantes de ramas judiciales y especialistas
independientes de todas las disciplinas que transversalizan los DD.HH.
y DIH. A la fecha, tiene suscriptos más de veinte convenios de
colaboración académica con universidades, organismos
gubernamentales y no gubernamentales, asociaciones profesionales de
las más variadas, con las cuales están realizando programas conjuntos
de capacitación. Nuestro concepto de trabajo en “red” nos permite
generar vasos comunicantes hacia adentro de nuestra institución,
integrando todos sus capítulos y actuando de modo unificado, ya que
para ser miembro de la RLEIDHyH, el aspirante debe asociarse al
capítulo doméstico más cercano al de su residencia habitual, lo
automáticamente le otorga membresía en la Red Latinoamericana.
Los interesados en sumarse pueden visitar nuestro sitio web
vía https://redddhh.org/ o al correo electrónico:
rleidhyh@redddhh.org
Pasaremos ahora a presentar los temas que abordarán los
artículos que conforman el presente capítulo. El comité científico ha
seleccionado para este número, aquellos de marcada actualidad en la
realidad latinoamericana; y otros, que importan abordajes de nuevas
miradas con implicancias en la eficacia de los derechos fundamentales,
los derechos humanos y el derecho internacional humanitario.
Al respecto, la siempre presente agenda relacionada con los
niños, niñas y adolescentes, especialmente el niño víctima, por su clara
pertenencia a un colectivo vulnerable, y la victimización secundaria,
cuándo actúan los operadores administrativos o judiciales cuándo
deben testimoniar en sus sedes y los estándares que emanan del
sistema interamericano de derechos humanos. Seguidamente, el
concepto de educar para la paz, en la búsqueda de una convivencia
tolerante entre todas las personas, pueblos, razas, naciones, etnias y
religiones.
El Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la
Construcción de una Paz Estable y Duradera en Colombia, y las bases
sobre la que se pretende construirla, que deberá atender los principios
de trato equivalente en condiciones de dignidad, justicia distributiva,
justicia del reconocimiento de las diferencias y paridad en la
participación política desde un enfoque diferencial y de género.
Otro tema que trata este número es uno recurrente en todo
nuestro mapa latinoamericano, concerniente a las condiciones de
detención de las personas privadas de la libertad por infracción a la ley
penal, que desvela a la mayoría de los países, que como Estados
Miembros de Organismos Internacionales han suscripto o adherido a
tratados de de derechos humanos. Esto no escapa a los países que
conforman el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, los que
en su mayoría, no han recibido buenas calificaciones de los organismos
de supervisión como la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos y los estándares fijados por la CorteIDH, en el caso Pacheco
Teruel vs. Honduras, sentenciado en 2012.
El deporte, como derecho al esparcimiento y los hechos de
violencia que empañan los grandes eventos y terminan judicializado;
un análisis desde la vergonzosa final de la Copa Libertadores de
América edición 2018, que tuvo que definirse en Europa.
La gestión y el liderazgo en los organismos judiciales, desde la
mirada sociológica y sus implicancias, para favorecer u obstruir el
acceso a la justicia como derecho humano.
Las crisis de los sistemas de jubilaciones y pensiones,
provocadas por las endebles finanzas de los países latinoamericanos y
la frágil sostenibilidad financiera, desde la mirada de la experiencia
colombiana.
Sistematización del Acuerdo de Escazú, sobre el Acceso a la
Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en
Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe; es el primer
tratado sobre asuntos ambientales de la región y el primero en el
mundo que incluye disposiciones sobre los defensores de los derechos
humanos en asuntos ambientales.
Por último, la endeble paz colombiana y su tratado, sacudidos
por una bestial atentado a una escuela policial y la interrogante que se
cierne más enfática y que no se define en contexto actual: ¿Los
protocolos de paz son un compromiso de Estado a nivel internacional y
no de gobiernos?
Todos esto temas, concentrados para su lectura y consulta en
este número, esperando sea de vuestra complacencia.
Por último, el agradecimiento a los autores, que nos nutren
con su esfuerzo de material, para ofrecerles a nuestros lectores en
cada aparición de nuestra revista.
Nuestro más sincero y fraternal saludo y será hasta la próxima
salida.
Eduardo J. R. Llugdar
Co-Director
23/02/2019
DOCTRINA
Sistematización del Acuerdo de Escazú
Por María Adriana Victoria*
I. Introducción
El Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la
Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales
en América Latina y el Caribe[1] es el primer tratado sobre asuntos
ambientales de la región y el primero en el mundo que incluye
disposiciones sobre los defensores de los derechos humanos en
asuntos ambientales. Se trata del único acuerdo jurídicamente
vinculante, el que fue adoptado en Escazú (Costa Rica) el 4 de marzo
de 2018 y negociado por los Estados con la participación significativa,
de la sociedad civil y del público en general, confirmando el valor de la
dimensión regional del multilateralismo para el desarrollo sostenible.
Fue abierto a la firma en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York,
el 27 de septiembre de 2018.
Su importancia reside en: establecer estándares regionales al
vincular los marcos mundiales y nacionales; promover la creación de
capacidades -en particular, a través de la cooperación Sur-Sur-, sentar
las bases de una estructura institucional de apoyo y ofrecer
herramientas para mejorar la formulación de políticas y la toma de
decisiones. Tiene el potencial de catalizar el cambio estructural y dar
respuesta a algunos de los principales desafíos de nuestros tiempos. Es
un instrumento poderoso para prevenir conflictos, lograr que las
decisiones se adopten de manera informada, participativa e inclusiva y
mejorar la rendición de cuentas, la transparencia y la buena
gobernanza. Constituye un hito histórico en la construcción de una
democracia ambiental en la región y establece obligaciones de los
países para garantizar los derechos de acceso, así como medidas para
fortalecer la protección de defensores de derechos ambientales. Se
trata de una fiel expresión del objetivo último de la Agenda 2030
(2015)[2] para el Desarrollo Sostenible: no dejar a nadie atrás.
Por ello, el objetivo de este trabajo es: delinear su contenido,
sujetos, derechos humanos que regula, obligaciones de los Estados
Parte, caracterización, participación de los países e implementación,
conjuntamente con la normativa nacional argentina que contribuye a
dichos derechos humanos.
II. Antecedentes
Este Acuerdo Regional se origina, en la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, celebrada en Río de
Janeiro, Brasil, en 2012 (Río+20), en el documento titulado “El futuro
que queremos”*3+, y se fundamenta en el Principio 10 de la
Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1992).[4]
Asimismo, el Acuerdo trata de dar respuesta a la Resolución Nº 70/1
de la Asamblea General de las Naciones Unidas (2015), titulada
“Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible”.*5+
Como antecedente, no se olvida la Declaración Universal de
Derechos Humanos (1948)[6] y otros instrumentos internacionales de
derechos humanos que ponen de relieve que todos los Estados tienen
la responsabilidad de respetar, proteger y promover los derechos
humanos y las libertades fundamentales de todas las personas, sin
distinción alguna, incluidas de raza, color, sexo, idioma, religión,
opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición[7] y la
Opinión Consultiva de la CIDH (2017)[8], conforme se verá en infra
4.2.1. a 4.2.3. Todos ellos se tratan de instrumentos internacionales
con los que guarda una estrecha relación jurídica el Acuerdo de Escazú.
Este acuerdo es el fruto de una fase preparatoria de dos años y
de nueve intensas reuniones de su Comité de Negociación. En un
momento de creciente incertidumbre y profundos desequilibrios
económicos, sociales y ambientales, en los que, precisamente, el
multilateralismo se encuentra sometido a un intenso escrutinio, los
países de América Latina y el Caribe han demostrado el valor de la
acción regional.[9]
Como ya se señaló, el acuerdo se origina como resultado de la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible
(Río+20), realizada en 2012, y también en la Decisión de Santiago
(2014)[10], adoptada por 24 países. Desde ese momento, se realizó un
proceso de negociación entre los 24 países interesados, a través de
una comisión copresidida por las delegaciones de Chile y Costa Rica.
Tras cuatro años de negociaciones, el Acuerdo Regional fue adoptado
el 4 de marzo de 2018 en la ciudad costarricense de Escazú.[11]
III. Caracterización
Este Acuerdo Regional es un instrumento jurídico pionero en
materia de protección ambiental, pero también es un tratado de
derechos humanos, que busca avanzar hacia una mayor protección del
medioambiente y más derechos ambientales en el plano local,
habiendo decidido los países actuar de manera coordinada a nivel
regional, poniendo la creación de capacidades y la cooperación al
servicio de bienes e intereses colectivos superiores.
Se trata de un acuerdo visionario y sin precedentes, alcanzado
por y para América Latina y el Caribe, que refleja la ambición, las
prioridades y las particularidades de nuestra región (Prefacio).
Representa el mayor avance del multilateralismo y la democracia
ambiental regional de las últimas décadas.[12]
A través de la transparencia, la apertura y la participación, el
Acuerdo Regional contribuye a la transición hacia un nuevo modelo de
desarrollo y hace frente a la ineficiente e insostenible cultura de
intereses limitados y fragmentados que impera en la región. Otorga
derechos a las personas y establece obligaciones y responsabilidades a
los Estados.
Es un instrumento jurídico pionero en materia de protección
ambiental, pero también es un tratado de derechos humanos, ya que
varios de los principios enunciados en el Acuerdo de Escazú fueron
confirmados desde una perspectiva de los derechos humanos, por la
CIDH.
IV. Contenido
En el Acuerdo, se abordan aspectos fundamentales de la
gestión y la protección ambientales desde una perspectiva regional y
se regulan los derechos de acceso a la información, la participación
pública y la justicia en ámbitos tan importantes, como el uso sostenible
de los recursos naturales, la conservación de la diversidad biológica, la
lucha contra la degradación de las tierras y el cambio climático y el
aumento de la resiliencia ante los desastres. También, se incluye la
primera disposición vinculante del mundo sobre los defensores de los
derechos humanos en asuntos ambientales, en una región en la que,
lamentablemente, se enfrentan con demasiada frecuencia a agresiones
e intimidaciones.
Desde un enfoque basado en los derechos, se reconocen
principios democráticos fundamentales y se procura abordar uno de
los desafíos más importantes de la región: el flagelo de la desigualdad
y una cultura del privilegio profundamente arraigada.
Plasma el compromiso de incluir a aquellos que
tradicionalmente han sido excluidos o marginados o han estado
insuficientemente representados y de dar voz a quienes no la tienen,
sin dejar a nadie atrás.
Busca equilibrar las tres dimensiones del desarrollo sostenible,
asegurando la participación del público en todas las decisiones que lo
afectan y estableciendo una nueva relación entre el Estado, el mercado
y la sociedad, ya que los países refutan la falsa dicotomía entre la
protección del medioambiente y el desarrollo económico.
Se afirma que no puede haber crecimiento a expensas del
medio ambiente, y no puede gestionarse el medioambiente ignorando
a nuestros pueblos y nuestras economías. La seguridad jurídica y la
confianza en las instituciones públicas son también cruciales para el
desarrollo sostenible. En el Acuerdo, se reconocen esta interrelación e
interdependencia.
Este Acuerdo reconoce la interrelación e interdependencia
existente entre la triada de derechos humanos ambientales de acceso
o procedimentales y su aplicación de forma integral y equilibrada, así
como su preponderante rol para efectivizar los derechos ambientales
sustantivos (derechos al ambiente, salud, alimentación, agua potable,
saneamiento, vivienda, paz, entre otros), contribuyendo con ello al
fortalecimiento de la democracia, el desarrollo sostenible y los
derechos humanos en la región.[13]
Respecto a su estructura formal, este tiene 26 artículos de los
cuales, la primera mitad de ellos mencionan los principios guías para su
aplicación y las disposiciones generales como: la obligación de los
Estados de garantizar el derecho a toda persona a vivir en un ambiente
sano, para lo cual deberá tomar las medidas legislativas y
administrativas correspondientes; la de proporcionar al público la
información para facilitar la adquisición de conocimiento respecto de
los derechos de acceso; la de asistir a personas o grupos vulnerables
para facilitar el ejercicio de este derecho; la de reconocer y proteger a
las personas, asociaciones, organizaciones o grupos que promuevan la
protección del medioambiente; la implementación del acuerdo no
limitará o derogará otros derechos y garantías más favorables
establecidos o que puedan establecerse en la legislación de un Estado
o en cualquier otro acuerdo internacional suscripto; la de alentar el
uso de las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación, y la
utilización de los medios electrónicos no generará restricciones o
discriminaciones para el público general.
IV.1. Objetivo
Busca garantizar el derecho de todas las personas a tener
acceso a la información de manera oportuna y adecuada, a participar
de manera significativa en las decisiones que afectan sus vidas y su
entorno y a acceder a la justicia cuando estos derechos hayan sido
vulnerados. En el tratado, se reconocen los derechos de todas las
personas, se proporcionan medidas para facilitar su ejercicio, y lo que
es más importante, se establecen mecanismos para llevarlos a efecto.
O sea, que busca garantizar la implementación plena y efectiva en
América Latina y el Caribe de los derechos de acceso a la información
ambiental, participación pública en los procesos de toma de decisiones
ambientales y acceso a la justicia en asuntos ambientales, así como la
creación y el fortalecimiento de las capacidades y la cooperación,
contribuyendo a la protección del derecho de cada persona, de las
generaciones presentes y futuras, a vivir en un medio ambiente sano y
al desarrollo sostenible (art. 1).
IV.2. Objeto
Su objeto es luchar contra la desigualdad y la discriminación y
garantizar los derechos de todas las personas a un medioambiente
sano y al desarrollo sostenible, dedicando especial atención a las
personas y grupos en situación de vulnerabilidad (Prólogo).
IV.3. Principios
Su implementación se rige por una serie de principios de
derechos humanos y derecho ambiental. Cada Parte se guiará por los
siguientes principios de: a) igualdad y no discriminación; b)
transparencia y rendición de cuentas; c) no regresión y progresividad;
d) buena fe; e) preventivo; f) precautorio; g) equidad
intergeneracional; h) máxima publicidad; i) soberanía permanente de
los Estados sobre sus recursos naturales; j) igualdad soberana de los
Estados; y k) pro persona (art. 3).
IV.4. Sujetos
Se destacan los beneficiarios y las autoridades competentes.
IV.4.1. Beneficiarios
Sus principales beneficiarios son la población de nuestra
región; en particular, los grupos y comunidades más vulnerables
Por “público”, se entiende una o varias personas físicas o
jurídicas y las asociaciones, organizaciones o grupos constituidos por
esas personas, que son nacionales o que están sujetos a la jurisdicción
nacional del Estado Parte (art. 2 inc. d). Las “personas o grupos en
situación de vulnerabilidad” son aquellas personas o grupos que
encuentran especiales dificultades para ejercer con plenitud los
derechos de acceso reconocidos en el presente Acuerdo, por las
circunstancias o condiciones que se entiendan en el contexto nacional
de cada Parte y de conformidad con sus obligaciones internacionales
(art. 2 inc. e).
IV.4.2. Autoridad competente
Por “autoridad competente”, a los fines de la aplicación de las
disposiciones contenidas en los arts. 5 y 6 (referidos al acceso a la
información ambiental y a la generación y divulgación de información
ambiental del presente), se considera que es toda institución pública
que ejerce los poderes, la autoridad y las funciones en materia de
acceso a la información, incluyendo a los órganos, organismos o
entidades independientes o autónomos de propiedad del Estado o
controlados por él, que actúen por facultades otorgadas por la
Constitución o por otras leyes, y cuando corresponda, a las
organizaciones privadas, en la medida en que reciban fondos o
beneficios públicos directa o indirectamente, o que desempeñen
funciones y servicios públicos, pero exclusivamente en lo referido a los
fondos o beneficios públicos recibidos o a las funciones y servicios
públicos desempeñados (art. 2 inc. b).
V. Derechos Humanos Regulados y obligaciones de los
estados parte -
El Acuerdo estipula obligaciones generales y las referidas a los
derechos de acceso.
V.1. Obligaciones generales
Cada Parte: garantizará el derecho de toda persona a vivir en
un medioambiente sano, así como cualquier otro derecho humano
universalmente reconocido que esté relacionado con el Acuerdo;
velará para que los derechos reconocidos en el Acuerdo sean
libremente ejercidos; adoptará todas las medidas necesarias, de
naturaleza legislativa, reglamentaria, administrativa u otra, en el marco
de sus disposiciones internas, para garantizar la implementación del
Acuerdo; proporcionará al público información para facilitar la
adquisición de conocimiento respecto de los derechos de acceso, con
el propósito de contribuir a la aplicación efectiva del Acuerdo;
asegurará que se oriente y asista al público -en especial, a las personas
o grupos en situación de vulnerabilidad-, de forma que se facilite el
ejercicio de sus derechos de acceso; garantizará un entorno propicio
para el trabajo de las personas, asociaciones, organizaciones o grupos
que promuevan la protección del medio ambiente, proporcionándoles
reconocimiento y protección (art. 4 pts. 1 a 6). Nada de lo dispuesto en
el Acuerdo limitará o derogará otros derechos y garantías más
favorables establecidos o que puedan establecerse en la legislación de
un Estado Parte o en cualquier otro acuerdo internacional del que un
Estado sea parte, ni impedirá a un Estado Parte otorgar un acceso más
amplio a la información ambiental, a la participación pública en los
procesos de toma de decisiones ambientales y a la justicia en asuntos
ambientales (art. 4 pto. 7).
V.2. Derechos de acceso
Por “derechos de acceso”, se entiende el derecho de acceso a:
la información ambiental, la participación pública en los procesos de
toma de decisiones en asuntos ambientales y la justicia en asuntos
ambientales (art. 2 inc. a).[14]
Los derechos de acceso están relacionados entre sí y son
interdependientes, por lo que todos y cada uno de ellos se deben
promover y aplicar de forma integral y equilibrada. Dichos derechos de
acceso contribuyen al fortalecimiento, entre otros, de la democracia, el
desarrollo sostenible y los derechos humanos.
V.2.1. Derecho a la información ambiental
La “información ambiental” abarca cualquier información
escrita, visual, sonora, electrónica o registrada en cualquier otro
formato, relativa al medioambiente y sus elementos y a los recursos
naturales, incluyendo aquella que esté relacionada con los riesgos
ambientales y los posibles impactos adversos asociados que afecten o
puedan afectar el medioambiente y la salud, así como la relacionada
con la protección y la gestión ambientales (art. 2 inc. c).
El Acuerdo alude a la accesibilidad y a la generación y
divulgación, respecto a la información ambiental.
En lo atinente a la accesibilidad de la información, se establece
ante el derecho de las personas las obligaciones de los Estados. Así,
cada Parte deberá garantizar el derecho del público de acceder a la
información ambiental que está en su poder, bajo su control o
custodia, de acuerdo con el principio de máxima publicidad (art. 5 pto.
1)[15]; posibilitar el ejercicio del derecho de acceso a la información
ambiental (art. 5 pto. 2); facilitar el acceso a la información ambiental
de las personas o grupos en situación de vulnerabilidad, estableciendo
procedimientos de atención, desde la formulación de solicitudes, hasta
la entrega de la información, considerando sus condiciones y
especificidades, con la finalidad de fomentar el acceso y la
participación en igualdad de condiciones (art. 5 pto. 3)[16]; garantizar
que dichas personas o grupos en situación de vulnerabilidad, incluidos
los pueblos indígenas y grupos étnicos, reciban asistencia para
formular sus peticiones y obtener respuesta (art. 5 pto. 4). Asimismo,
se regula respecto a: la denegación del acceso a la información
ambiental (art. 5 pto. 5)[17]; los casos en que puede denegarse el
acceso a la información (art. 5 pto. 6); el régimen de excepciones (art.
5 pto. 7)[18]; los motivos de denegación y forma en que se establecen
(art. 5 pto. 8); la ponderación de la prueba de interés público (art. 5
pto. 9); la información no exenta en su totalidad (art. 5 pto. 10); el
formato de la información ambiental requerida (art. 5 pto. 11); el plazo
de respuesta de la solicitud (art. 5 ptos. 12, 13, 14, 16); el costo de la
información ambiental (art. 5 pto. 17); la designación de uno o más
órganos o instituciones imparciales y con autonomía e independencia,
con el objeto de promover la transparencia en el acceso a la
información ambiental, fiscalizar el cumplimiento de las normas, así
como vigilar, evaluar y garantizar (art. 5 pto. 18).[19] [20]
Respecto a la generación y divulgación de información
ambiental, cada Parte: garantizará, en la medida de los recursos
disponibles, que las autoridades competentes generen, recopilen,
pongan a disposición del público y difundan la información ambiental
relevante para sus funciones de manera sistemática, proactiva,
oportuna, regular, accesible y comprensible, y que actualicen
periódicamente esta información y alienten la desagregación y
descentralización de la información ambiental a nivel subnacional y
local; fortalecerá la coordinación entre las diferentes autoridades del
Estado (art. 6 pto.1)[21];procurará, en la medida de lo posible, que la
información ambiental sea reutilizable, procesable y esté disponible en
formatos accesibles, y que no existan restricciones para su
reproducción (art. 6 pto. 2); contará con uno o más sistemas de
información ambiental actualizados[22] y garantizará determinadas
condiciones de estos (art. 6 pto.3)[23]; tomará medidas para
establecer un registro de emisiones y transferencia de contaminantes
al aire, agua, suelo y subsuelo, y de materiales y residuos bajo su
jurisdicción, el cual se establecerá progresivamente y se actualizará
periódicamente (art. 6 pto. 4); garantizará, en caso de amenaza
inminente a la salud pública o al medio ambiente, la divulgación de
forma inmediata y por los medios más efectivos, toda la información
relevante y desarrollará e implementará un sistema de alerta
temprana, utilizando los mecanismos disponibles(art. 6 pto. 5)[24];
utilizará idiomas de la divulgación (art. 6 pto. 6)[25]; la publicará y
difundirá a intervalos regulares, que no superen los cinco años (art. 6
pto. 7)[26]; invitará al público a realizar aportes a estos informes (art. 7
pto. 7); realizará evaluaciones independientes de desempeño
ambiental (art. 7 pto. 8)[27]; promoverá del acceso a la información
ambiental contenida en las concesiones, contratos, convenios o
autorizaciones que se hayan otorgado y que involucren el uso de
bienes, servicios o recursos públicos, de acuerdo con la legislación
nacional (art. 6 pto. 9); asegurará que los consumidores y usuarios
cuenten con información oficial, pertinente y clara sobre las cualidades
ambientales de bienes y servicios y sus efectos en la salud,
favoreciendo patrones de consumo y producción sostenibles (art. 6
pto. 10); establecerá y actualizará periódicamente sus sistemas de
archivo y gestión documental en materia ambiental, de conformidad
con su normativa aplicable, procurando en todo momento que dicha
gestión facilite el acceso a la información (art. 6 pto. 11); adoptará las
medidas necesarias, a través de marcos legales y administrativos (art. 6
pto. 12)[28]; incentivará, de acuerdo con sus capacidades, la
elaboración de informes de sostenibilidad de empresas públicas y
privadas, en particular de grandes empresas, que reflejen su
desempeño social y ambiental (art. 6 pto. 13).
En Argentina, el art. 41 de la Constitución Nacional, a partir de
la reforma de 1994[29], establece el acceso a la información ambiental
y cada provincia dictará su propia normativa para regular esta
temática. En consecuencia, se sancionó la Ley nacional N° 25.831/03,
de presupuestos mínimos de protección ambiental, para garantizar el
derecho de acceso a la información ambiental que se encontrare en
poder del Estado, tanto en el ámbito nacional, como provincial,
municipal y de la Ciudad de Buenos Aires, como así también de entes
autárquicos y empresas prestadoras de servicios públicos, sean
públicas, privadas o mixtas (art. 1).[30] La ley define como información
ambiental “toda aquella información en cualquier forma de expresión
o soporte relacionada con el ambiente, los recursos naturales o
culturales y el desarrollo sustentable (art. 2).[31] Se regula sobre: la
libertad y gratuidad del a Además, Argentina cuenta con una ley
general de derecho de acceso a la información pública (Ley N°
27.275/16*39+), cuyo objeto es “garantizar el efectivo ejercicio del
derecho de acceso a la información pública, promover la participación
ciudadana y la transparencia de la gestión pública, y se funda en los
principios de: presunción de publicidad; transparencia y máxima
divulgación; informalismo; máximo acceso; apertura; disociación; no
discriminación; máxima premura; control; responsabilidad; alcance
limitado de las excepciones; in dubio pro petitor; facilitación; buena fe
(art. 1).
V.2.2. Derecho a la participación pública en los procesos de
toma de decisiones ambientales
El Acuerdo de Escazú dispone que para su logro cada Parte
deberá: asegurar el derecho de participación del público (art. 7 pto.
1)[40]; garantizar mecanismos de participación del público (art. 7 pto.
2)[41]; promover la participación del público en procesos de toma de
decisiones, revisiones, reexaminaciones o actualizaciones distintos a
los mencionados precedentemente (art. 7 pto. 3)[42]; adoptar medidas
para asegurar que la participación del público sea posible, desde
etapas iniciales del proceso de toma de decisiones, de manera que las
observaciones del público sean debidamente consideradas y
contribuyan en dichos procesos (art. 7 pto. 4).[43]
El Acuerdo contiene detalladas disposiciones referidas a: el
procedimiento de participación pública en lo atinente a: plazos (art. 7
pto. 5); el carácter de la información forma efectiva, comprensible y
oportuna, con un contenido mínimo (art. 7 pto. 6); la presentación de
observaciones respecto a la toma de decisiones ambientales (art. 7
pto. 7); la información de las decisiones (art. 7 pto. 8); la difusión (art.
7 pto. 9); las condiciones propicias para que la participación pública
(art. 7 pto. 10); el uso de idiomas para su comprensión (art. 7 pto. 11);
la participación del público en foros y negociaciones internacionales en
materia ambiental o con incidencia ambiental, establecimiento de
espacios apropiados de consulta en asuntos ambientales o el uso de
los ya existentes, identificar y apoyar a personas o grupos en situación
de vulnerabilidad, identificación del público directamente afectado por
proyectos y actividades, contenido de la información que se hará
público (art. 7 pto. 12); el establecimiento de espacios apropiados de
consulta en asuntos ambientales o el uso de los ya existentes )la o7
pto. 14); la garantía de respeto de la legislación nacional y de las
obligaciones internacionales relativas a los derechos de los pueblos
indígenas y comunidades locales (art. 7 pto. 15); la identificación del
público directamente afectado por proyectos y actividades que tengan
o puedan tener un impacto significativo sobre el medioambiente, y
promoverá acciones específicas para facilitar su participación (art. 7
pto. 16); contenido de la información que se hará pública en los (art. 7
pto. 17).[44]
En Argentina, la Ley nacional Nº 25.675/02[45], General del
ambiente, establece que: “Toda persona tiene derecho a ser
consultada y a opinar en procedimientos administrativos que se
relacionen con la preservación y protección del ambiente, que sean de
incidencia general o particular, y de alcance general (art. 19). “Las
autoridades deberán institucionalizar procedimientos de consultas o
audiencias públicas como instancias obligatorias para la autorización
de aquellas actividades que puedan generar efectos negativos y
significativos sobre el ambiente. La opinión u objeción de los
participantes no será vinculante para las autoridades convocantes;
pero en caso de que estas presenten opinión contraria a los resultados
alcanzados en la audiencia o consulta pública deberán fundamentarla y
hacerla pública” (art. 20). “La participación ciudadana deberá
asegurarse, principalmente, en los procedimientos de evaluación de
impacto ambiental y en los planes y programas de ordenamiento
ambiental del territorio, en particular, en las etapas de planificación y
evaluación de resultados” (art.21).
V.2.3. Acceso a la justicia
Cada Parte garantizará el derecho a acceder a la justicia en
asuntos ambientales, de acuerdo con las garantías del debido proceso
(art. 8 pto. 1). Asimismo, se dispone respecto a: el acceso a instancias
judiciales y administrativas para impugnar y recurrir (art. 8 pto. 2)[46];
los órganos, procedimientos, legitimación activa, medidas,
mecanismos de ejecución y de cumplimiento y de reparación (art. 8
pto. 3)[47]; las medidas para reducir o eliminar barreras al ejercicio del
derecho de acceso a la justicia, medios de divulgación del derecho de
acceso a la justicia y los procedimientos para hacerlo efectivo,
sistematización y difusión de las decisiones judiciales y administrativas,
uso de la interpretación o la traducción de idiomas (art. 8 pto. 4)[48];
los mecanismos de apoyo a personas en situación de vulnerabilidad
(art. 8 pto. 5)[49]; la forma de las decisiones judiciales y
administrativas (art. 8 pto. 6)[50]; los mecanismos alternativos de
solución de controversias (art. 8 pto. 7).[51]
V.2.4. Defensores de los derechos humanos en asuntos
ambientales
Las Partes adoptan compromisos respecto a los Defensores de
los derechos humanos en asuntos ambientales. Entre estos: garantizar
un entorno seguro y propicio, en el que las personas, grupos y
organizaciones que promueven y defienden los derechos humanos en
asuntos ambientales puedan actuar sin amenazas, restricciones e
inseguridad (art. 9 pto. 1); tomar las medidas adecuadas y efectivas
para reconocer, proteger y promover todos los derechos de los mismos
(art. 9 pto. 2)[52]; adoptar medidas apropiadas, efectivas y oportunas
para prevenir, investigar y sancionar ataques, amenazas o
intimidaciones (art. 9 pto. 3).[53]
La región es una de las más peligrosas para los activistas
ambientales, de acuerdo a las últimas estadísticas. 197 defensores
fueron asesinados en 2017, 60 % de ellos, en América latina y el Caribe.
Uno de los casos más representativos fue el de Berta Cáceres,
ecologista de Honduras asesinada en 2016, por pelear contra la
instalación de una represa hidroeléctrica.[54]
VI. Fortalecimiento de capacidades y cooperación -
Para contribuir a la implementación de las disposiciones del
Acuerdo, cada Parte se compromete a: crear y fortalecer sus
capacidades nacionales, sobre la base de sus prioridades y necesidades
(art. 10 pto. 1)[55]; adoptar medidas referidas a la formación y
capacitación de autoridades y funcionarios públicos, desarrollo y
fortalecimiento de programas de sensibilización y creación de
capacidades, dotación de instituciones nacionales de derechos
humanos y juristas, entre otros, dotación de equipamiento y recursos
adecuados a las instituciones y organismos competente, promoción de
la educación, la capacitación y la sensibilización en temas ambientales,
medidas específicas para personas o grupos en situación de
vulnerabilidad, el reconocimiento de la importancia de las
asociaciones, organizaciones o grupos que contribuyan a formar o
sensibilizar al público en derechos de acceso, el fortalecimiento de las
capacidades para recopilar, mantener y evaluar información ambiental
(art. 10 pto. 2).
Además, las Partes: cooperarán para el fortalecimiento de sus
capacidades nacionales, con el fin de implementar el Acuerdo de
manera efectiva; prestarán especial consideración a los países menos
adelantados, los países en desarrollo sin litoral y los pequeños Estados
insulares en desarrollo de América Latina y el Caribe (art. 11 ptos. 1, 2).
A efectos de la aplicación del Acuerdo, las Partes: promoverán
actividades y mecanismos (art. 11 pto. 3)[56]; alentarán el
establecimiento de alianzas con Estados de otras regiones,
organizaciones intergubernamentales, no gubernamentales,
académicas y privadas, así como organizaciones de la sociedad civil y
otros actores de relevancia en la implementación del presente
Acuerdo (art. 11 pto. 4); promoverán la cooperación regional y el
intercambio de información con respecto a todas las manifestaciones
de las actividades ilícitas contra el medio ambiente (art. 11 pto.).
VII. Participación de los países -
Conforme al Anexo I del Acuerdo, 33 países son los que tienen
la oportunidad de firmarlo.[57] El Acuerdo Regional se abrió a la firma
de dichos países de América Latina y el Caribe, el 27 de septiembre de
2018, en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York, estando a
partir de ese momento, sujeto a la ratificación de aquellos países que
lo hayan firmado. Para entrar en vigor, requerirá de 11 Estados Parte,
que deberán firmarlo y ratificarlo antes del 27 de septiembre de 2020.
La ratificación y aplicación efectiva del Acuerdo de Escazú
ayudará a mantener a salvo y bien informadas a quienes defienden el
medio ambiente en la región más peligrosa del mundo para los y las
activistas medioambientales. Asimismo, garantizará que se escuchen
las voces de todas las personas cuando se tomen decisiones que
afectan al medio ambiente.[58]
Hay 24 países miembros de la CEPAL que participaron en el
proceso de negociación del acuerdo[59]; 7 países no participaron[60];
14 países inicialmente suscribieron el convenio: 12 en la ceremonia
inicial y 2 más (Haití y República Dominicana) durante la tarde del
mismo día. El resto de países de América Latina y el Caribe tendrán
plazo para firmar el documento hasta el 26 de septiembre de
2020.Hasta enero 2019, fue firmado por 16 países.[61]
Si bien Chile fue uno de los Estados más involucrados durante
el proceso de redacción y negociación de este acuerdo, el cual se inició
en Santiago durante el año 2014, decidió postergar la ratificación.
Dicha postergación tendría como fin revisar con mayor detenimiento la
posibilidad de que se presenten demandas ante la Corte Internacional
de Justicia en el marco del Pacto de Bogotá. Este hecho se dio pocos
días antes de que la misma Corte anunciara el fallo de la demanda
presentada por Bolivia contra Chile, respecto a la negociación de una
salida al mar.[62]
Andrea SANHUEZA, representante del público por Chile, quien
participó en la propuesta desde el inicio de las negociaciones, explica
las razones por las que su país no se ha acogido a este acuerdo: “el
gobierno chileno interpreta que este convenio aumentará los
conflictos socioambientales que ya existen en el país, bajo la premisa
equivocada de que si las personas tienen más derechos habrá mayor
conflictividad”. Otra razón, dice la representante de Chile, es que el
gobierno chileno considera que su implementación puede frenar las
inversiones en el país. Una tercera razón -agrega SAHUEZA- se
relaciona con el artículo de solución de controversias del Acuerdo de
Escazú, que establece que las Partes pueden acordar su propio
mecanismo de solución u optar por ir a la Corte Internacional de
Justicia de La Haya. En este caso, “el gobierno chileno teme afrontar
nuevas demandas en La Haya como la que enfrentó con Bolivia”,
precisa.
Por su parte, el gobierno chileno ha respondido que la
postergación de la firma del Acuerdo de Escazú se debe a que el país
“está decidiendo si concurre con declaraciones interpretativas
particularmente en los mecanismos de solución de conflictos”. Una
explicación que ha dejado más sombras que luces sobre la decisión de
la gestión de Piñera.[63]
A su vez, la decisión de Colombia de no acogerse al Acuerdo de
Escazú era la esperada, puesto que durante las negociaciones, el país
se mantuvo en contra de algunas decisiones que se fueron adoptando.
En esa etapa, Colombia retrocedió en dos temas. Uno de ellos se
refería al comité de seguimiento, que proponía que cualquier
ciudadano pueda vigilar y comunicar a este comité sobre el
cumplimiento del tratado en su país. Hasta el momento, el gobierno de
Duque no ha dado una declaración oficial sobre su decisión de no
suscribir el convenio internacional.
CN Radio consultó a la Cancillería sobre la posición del Estado
colombiano con respecto a la firma del acuerdo, ante lo cual se
aseguró que hasta el momento, no se ha tomado una decisión al
respecto. En este país, el Ministerio de Relaciones Exteriores, en
cumplimiento de sus funciones, se encuentra consultando a las
distintas entidades del Estado, con el fin de evaluar la concordancia de
las disposiciones del Acuerdo frente a la Constitución y las leyes
nacionales, así como la conveniencia y viabilidad de su suscripción en
el periodo convenido, informó el Gobierno Nacional.[64]
La decisión del gobierno de Iván DUQUE de no firmar el
Acuerdo de Escazú tiene graves repercusiones y además, identifica la
indiferencia de este presidente y del Centro Democrático, ante los
asesinatos de los líderes defensores del medioambiente. Destaco que
el Acuerdo de Escazú compromete a los gobiernos a responsabilizarse
con la protección de los líderes, hombres y mujeres, dedicados a
proteger la naturaleza y la biodiversidad y en caso de asesinatos de
estos, a asumir con prontitud el esclarecimiento de los delitos y el
castigo de los autores intelectuales y materiales.
Alicia BÁRCENA directora de CEPAL destaca: “El acuerdo
impone también obligaciones específicas para proteger de amenazas y
ataques a las personas que defienden los derechos humanos
relacionados con el medioambiente, para investigar y castigar
cualquier agresión contra estas personas, y para garantizar sus
derechos a la vida, la integridad personal, la reunión pacífica y la
libertad de circulación, expresión y asociación”.*65+
La Asociación Ambiente y Sociedad, una reconocida
organización compuesta por profesionales especializados en materia
ambiental, instó al gobierno colombiano a firmar y ratificar el Acuerdo
de Escazú, el compromiso más importante de los últimos veinte años
sobre derechos humanos y protección ambiental en América Latina y
el Caribe. Es un tratado de nueva generación sobre acceso a la
información, la participación pública y la justicia en asuntos
ambientales.
Con la ratificación por parte del gobierno colombiano, las
comunidades tendrían nuevos mecanismos para acceder a la justicia,
cuando se violen los derechos y se protegería a los líderes defensores
del medioambiente.
Los profesionales y académicos de Ambiente y Sociedad,
expresaron que se trata de una firma relevante, pues los conflictos
socioambientales por el agua, la minería, la tierra, los megaproyectos
de infraestructura y energía siguen aumentando en América Latina;
además de que Colombia es el segundo país con más problemáticas en
estas áreas y el tercero en asesinatos contra defensores de Derechos
Humanos y medioambiente en el mundo.[66]
El Acuerdo de Escazú aparece así como un instrumento más
que puede contribuir a las luchas sociales por la justicia ambiental y a
la protección de los hombres y mujeres de nuestra región, que salen en
defensa de la vida en sus territorios y el cuidado de la naturaleza.[67]
VIII. Implementación -
En la implementación del Acuerdo, cada Parte: avanzará en la
adopción de la interpretación más favorable al pleno goce y respeto de
los derechos de acceso (art. 4 pto. 8); alentará el uso de las nuevas
Tecnologías de la Información y la Comunicación, tales como los datos
abiertos, en los diversos idiomas usados en el país, cuando
corresponda (art. 4 pto. 9)[68]; podrá promover el conocimiento de los
contenidos del Acuerdo en otros foros internacionales, cuando se
vinculen con la temática de medioambiente, de conformidad con las
reglas que prevea cada foro (art. 4 pto. 10); garantizará el respeto de
su legislación nacional y de sus obligaciones internacionales relativas a
los derechos de los pueblos indígenas y comunidades locales (art. 7
pto. 15); realizará esfuerzos por identificar al público directamente
afectado por proyectos y actividades que tengan o puedan tener un
impacto significativo sobre el medioambiente, y promoverá acciones
específicas para facilitar su participación (art. 7 pto. 16).
Cada Parte, de acuerdo con sus posibilidades y de conformidad
con sus prioridades nacionales, se compromete a facilitar medios de
implementación para las actividades nacionales necesarias, para
cumplir las obligaciones derivadas del presente Acuerdo (art. 13). Se
establece el Fondo de Contribuciones Voluntarias[69] (art. 14).
Se establece: la Conferencia de las Partes[70]; el derecho a
voto[71]; la Firma, ratificación, aceptación, aprobación y adhesión[72];
la entrada en vigor [73], las reservas[74]; la denuncia[75]; el
depositario.[76]
IX. Algunas conclusiones -
El tratado regional de la CEPAL en un instrumento invaluable
para lograr la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible. Corresponde a los países de América Latina y el Caribe
llevarlo a la práctica, en beneficio de las generaciones actuales y
venideras. Se espera que el firme compromiso regional, con respecto a
la protección del medioambiente y los derechos humanos, conduzca a
la pronta entrada en vigor del Acuerdo. Para ello, urge promover y
fortalecer el diálogo, la cooperación, la asistencia técnica, la educación
y la sensibilización, así como el fortalecimiento de capacidades, en los
niveles internacional, regional, nacional, subnacional y local, para el
ejercicio pleno de los derechos de acceso.
Al adherirse a este tratado histórico, además de continuar
fortaleciendo la democracia ambiental, los 33 países de América Latina
y el Caribe darán un paso más para hacer realidad la igualdad, el
crecimiento económico sólido y el desarrollo sostenible para todos.
El Acuerdo de Escazú es por tanto, un hito para América Latina
y una gran oportunidad para Argentina para avanzar en la
implementación efectiva de la democracia ambiental y de convertirse
en líder de la implementación de este acuerdo a nivel regional. Es el
turno ahora del Congreso de la Nación de avanzar en su ratificación,
cuestión que se espera pueda producirse en breve lapso, para que
Argentina pueda ser uno de los primeros países de la región en hacer
propio el Acuerdo de Escazú. “La ratificación y aplicación efectiva del
Acuerdo de Escazú ayudará a mantener a salvo y bien informadas a
quienes defienden el medioambiente en la región más peligrosa del
mundo para los y las activistas medioambientales. Asimismo,
garantizará que se escuchen las voces de todas las personas cuando se
tomen decisiones que afectan al medioambiente”.
Notas -
*Profesora Extraordinaria Emérita de la Universidad Nacional
de Santiago del Estero, Argentina. Presidente del Instituto Argentino
de Derecho Agrario (IADA), Miembro del Consejo Científico de la Unión
Mundial de Agraristas Universitarios (UMAU), Presidente del Consejo
Científico del Comité Americano de Derecho Agrario (CADA),
Coordinadora de Institutos y Centros de estudios e investigación del
Capítulo Argentina de la Red Latinoamericana de Derechos Humanos y
Humanitario, Directora de proyectos de investigación de la Universidad
Nacional de Santiago del Estero y ex Directora de proyectos de
investigación del Consejo de Investigaciones Científicas y Tecnológicas
(CONICET) y de la Universidad Católica de Santiago del Estero (UCSE).
Autora de libros, capítulos de libros, artículos científicos, nacionales
como extranjeros. Directora de la Revista Iberoamericana de Derecho
Agrario (RIDA). E mail: mariaadrianavictoria@gmail.com.
[1] Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la
Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales
en América Latina y el Caribe. Publicación de las Naciones Unidas.
LC/PUB.2018/8/-* Distribución: G. Original: Inglés. Copyright ©
Naciones Unidas, 2018. Impreso en Naciones Unidas, Santiago de
Chile. División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos
Naciones Unidas, Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL)S. 18-01116https://reposit orio.cepal.org/bit Stream/handl
e/11362/43 595/1/S18 00429_es.pdf.
[2]Naciones Unidas A/RES/70/1. Asamblea General. Distr.
General, 21 de octubre de 2015. Septuagésimo período de sesiones.
Temas 15 y 116 del programa 15-16301 (S) *1516301*. Resolución
aprobada por la Asamblea General el 25 de septiembre de 2015 [sin
remisión previa a una Comisión Principal (A/70/L.1)]. 70/1.
Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible.
https://unctad.org/ meetin gs/es/Session alDocume nts/ares70
d1_es.pdf.
[3]Adonde se reafirma: el papel fundamental que desempeñan
los órganos de gobierno y legislativos de todos los niveles en la
promoción del desarrollo sostenible; se reconocen los esfuerzos
desplegados y los progresos realizados a nivel local y subnacional, y se
reconoce también la importante función que pueden desempeñar esas
autoridades y comunidades para llevar a efecto el desarrollo
sostenible, entre otros medios, facilitando la participación de los
ciudadanos y los interesados y proporcionándoles información
pertinente sobre las tres dimensiones del desarrollo sostenible, según
proceda. Se reconoce además, la importancia de que todos los
encargados de adoptar decisiones competentes participen en la
planificación y la aplicación de las políticas de desarrollo sostenible. Se
recalca que la participación amplia del público y el acceso a la
información y los procedimientos judiciales y administrativos son
esenciales para promover el desarrollo sostenible. Desarrollo que
requiere la implicación efectiva y la participación activa de las
autoridades legislativas y judiciales regionales, nacionales y
subnacionales, así como de todos los grupos principales: mujeres,
niños y jóvenes, pueblos indígenas, organizaciones no
gubernamentales, autoridades locales, trabajadores y sindicatos,
empresas e industria, comunidad científica y tecnológica y agricultores,
y demás interesados, como las comunidades locales, los grupos de
voluntarios y las fundaciones, los migrantes, las familias, las personas
de edad y las personas con discapacidad. A este respecto, se conviene
en colaborar más estrechamente con los grupos principales y demás
interesados y se los alienta a que participen activamente, según
proceda, en los procesos que contribuyan a la adopción de decisiones,
la planificación y la aplicación de políticas y programas que fomenten
el desarrollo sostenible en todos los niveles. Se reconoce el papel de la
sociedad civil y la importancia de posibilitar que todos los miembros de
la sociedad civil participen activamente en el desarrollo sostenible.
Reconoce también que la mejora de la participación de la sociedad civil
está supeditada, entre otras cosas, a la ampliación del acceso a la
información y a la creación de capacidad de la sociedad civil y de un
entorno propicio. Además, reconoce que la tecnología de la
información y de las comunicaciones facilita la circulación de
información entre los gobiernos y la población. En este sentido, es
indispensable trabajar para mejorar el acceso a la tecnología de la
información y las comunicaciones, especialmente las redes y servicios
de banda ancha, y cerrar la brecha digital, reconociendo la
contribución de la cooperación internacional a este respecto.
(Naciones Unidas A/RES/66/288. Asamblea General. Distr. General, 11
de septiembre de 2012. Sexagésimo sexto período de sesiones. Tema
19 del programa 11-47613 *1147613*. Resolución aprobada por la
Asamblea General [sin remisión previa a una Comisión Principal
(A/66/L.56)] 66/288. El futuro que queremos. Anexo, ptos. 42 a 44.
http://www.pnuma.org/ sociedad_civil/documen
ts/reunion2012/CIVIL% 20SOCIET Y%20PA RTICIPAT
ION/20120727%20R io+20%20Doc umento%20El%2
0futuro%20que%20q ueremos.pdf).
[4]Que establece que: el mejor modo de tratar las cuestiones
ambientales es con la participación de todos los ciudadanos
interesados, en el nivel que corresponda. En el plano nacional, toda
persona deberá tener acceso adecuado a la información sobre el
medioambiente de que dispongan las autoridades públicas, incluida la
información sobre los materiales y las actividades que encierran
peligro en sus comunidades, así como la oportunidad de participar en
los procesos de adopción de decisiones. Los Estados deberán facilitar y
fomentar la sensibilización y la participación de la población, poniendo
la información a disposición de todos. Deberá proporcionarse acceso
efectivo a los procedimientos judiciales y administrativos; entre estos,
el resarcimiento de daños y los recursos pertinentes.
http://www.un.org/spanish/esa/sustdev/agenda21/riodeclaration.htm
.
[5]Por la que se acordó un amplio conjunto de Objetivos de
Desarrollo Sostenible y metas universales y transformativos, de gran
alcance y centrados en las personas, y en donde se estableció el
compromiso de lograr el desarrollo sostenible en sus tres dimensiones
-económica, social y ambiental-, de forma equilibrada e integrada:
específicamente, el Objetivo 16 habla de: “Promover sociedades
pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a
la justicia para todos y construir a todos los niveles instituciones
eficaces e inclusivas que rindan cuentas”. Naciones Unidas A/RES/70/1.
Asamblea General. Distr. General, 21 de octubre de 2015.
Septuagésimo período de sesiones. Temas 15 y 116 del programa 15-
16301 (S) *1516301*. Resolución aprobada por la Asamblea General el
25 de septiembre de 2015 [sin remisión previa a una Comisión
Principal (A/70/L.1)]. 70/1. Transformar nuestro mundo: la Agenda
2030 para el Desarrollo Sostenible.
https://unctad.org/m eetings/es/SessionalD
ocuments/ares70d1_es.pdf.
[6] http://ww w.un.org/es/ universal-declaration-h uman-
rights/.
[7] Entre estos: los principios de la Declaración de la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano (1972)
(http://dere choam bientalcuvate .blogspot.com/ 2012/01/confe
rencia-de -estocolmo-1972- y.html; el Programa 21 (1992) y el Plan
para la Ulterior Ejecución del Programa 21 (1992) (https://www.io
m.int/jahia /webdav/s hared/shared/ma insite/p olicy_and
_research/u n/65/A_65_298 _S.pdf); la Declaración de Barbados y el
Programa de Acción para el Desarrollo Sostenible de los Pequeños
Estados Insulares en Desarrollo (1994) (https://undocs. org/es/A/C
ONF.167/9); la Declaración de Mauricio y la Estrategia de Mauricio
para la Ejecución Ulterior del Programa de Acción para el Desarrollo
Sostenible de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (2005)
(https://undo cs.org/es/A/CO NF.207/11); la Declaración de
Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible (2002)
(http://www.un.or g/spanish/e sa/sustd ev/WSSDsp _PD.htm); el Plan
de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el
Desarrollo Sostenible y las Modalidades de Acción Acelerada para los
Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (Trayectoria de Samoa-
2014) https://uncta d.org/meeting s/es/Sessio nalDocume nts/ares6
9d15_es.pdf.
[8]http://www.cor teidh.or.c r/docs/opini ones/seriea_
23_esp.pdf.
[9] Las negociaciones fueron lideradas por Chile y Costa Rica,
en su calidad de Copresidentes y por otros cinco integrantes de la
Mesa Directiva (Argentina, México, Perú, San Vicente y las Granadinas
y Trinidad y Tobago); se reunieron delegados gubernamentales,
representantes del público y del sector académico, expertos y otras
partes interesadas, que participaron activamente, de manera
colaborativa y en pie de igualdad. La CEPAL (Comisión Económica para
América Latina de Naciones Unidas) auspició desde el 2014 la
negociación del Acuerdo.
[10]https://reposit orio.cepa l.org/bitstre am/handle/
11362/37213/ S1420708_es. pdf?seque nce=1.
[11]En relación con la etapa de negociación (2014-2018), cabe
destacar que mediante la referida Decisión de Santiago, los países
signatarios de la Declaración iniciaron formalmente la negociación del
acuerdo regional con el apoyo de la CEPAL como secretaría técnica.
Para ello, crearon un Comité de Negociación, compuesto por 24 países
de la región, con la significativa participación del público y
constituyeron una Mesa Directiva compuesta por Chile y Costa Rica,
como copresidentes, y por Argentina, México, Perú, San Vicente y las
Granadinas y Trinidad y Tobago. Para dialogar con la Mesa Directiva, se
eligieron seis representantes del público (dos titulares y cuatro
alternos). Asimismo, los países solicitaron a la CEPAL preparar un
documento preliminar del instrumento regional para iniciar las
discusiones. Sobre la base de dicho documento, la Mesa Directiva
incorporó las propuestas de los países en un texto compilado (texto de
negociación). Tras cada reunión del Comité de Negociación, se
registraron los avances de la negociación en nuevas versiones del texto
compilado (ocho en total). El Comité aprobó su Organización y Plan de
Trabajo en 2015 y las Modalidades de Participación del Público en
2016. Estuvo compuesto por los siguientes países: Antigua y Barbuda,
Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, Chile, Colombia,
Costa Rica, Dominica, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala,
Honduras, Jamaica, México, Panamá, Paraguay, Perú, República
Dominicana, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las
Granadinas, Trinidad y Tobago y Uruguay. Dicho Comité sostuvo nueve
reuniones presenciales y seis reuniones entre períodos virtuales
(https://www.ce Pal.org/es/or ganos-subsid iarios/acu erdo-regional-a
cceso-la-informa cion-la-partic ipacion-publica-acces o-la/an
tecedentes- acuerdo-r egional).
[12]Peña Chacón, M. (2018). Desafíos de Costa Rica de cara al
acuerdo de Escazú, miércoles 03 Octubre 2018. http://derech
oaldia.com/i ndex.php/de recho-ambient al/ambiental-do ctrina/1022-
de safios-de-co sta-rica-de- cara-al-acuerd o-de- escazu.
[13]Ibíd.
[14] Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la
Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales
en América Latina y el Caribe. Publicación de las Naciones Unidas… cit.
[15] El ejercicio del derecho de acceso a la información
ambiental comprende: a) solicitar y recibir información de las
autoridades competentes, sin necesidad de mencionar algún interés
especial ni justificar las razones por las cuales se solicita; b) ser
informado en forma expedita sobre si la información solicitada obra o
no en poder de la autoridad competente que recibe la solicitud; y c) ser
informado del derecho (art. 5 pto. 2).
[16] Cada Parte garantizará que dichas personas o grupos en
situación de vulnerabilidad, incluidos los pueblos indígenas y grupos
étnicos, reciban asistencia para formular sus peticiones y obtener
respuesta (art. 5 pto. 4).
[17]La autoridad competente deberá comunicar por escrito la
denegación, incluyendo las disposiciones jurídicas y las razones que en
cada caso justifiquen esta decisión, e informar al solicitante de su
derecho de impugnarla y recurrirla (art. 5 pto. 5).
[18] En los casos en que una Parte no posea un régimen de
excepciones establecido en la legislación nacional, podrá aplicar las
siguientes excepciones: a) cuando hacer pública la información pueda
poner en riesgo la vida, seguridad o salud de una persona física; b)
cuando hacer pública la información afecte negativamente la
seguridad nacional, la seguridad pública o la defensa nacional; c)
cuando hacer pública la información afecte negativamente la
protección del medioambiente, incluyendo cualquier especie
amenazada o en peligro de extinción; o d) cuando hacer pública la
información genere un riesgo claro, probable y específico de un daño
significativo a la ejecución de la ley, o a la prevención, investigación y
persecución de delitos (art.5 pto. 6). En los regímenes de excepciones,
se tendrán en cuenta las obligaciones de cada Parte en materia de
derechos humanos. Cada Parte alentará la adopción de regímenes de
excepciones que favorezcan el acceso de la información (art. 5 pto. 7).
Los motivos de denegación deberán estar establecidos legalmente con
anterioridad y estar claramente definidos y reglamentados, tomando
en cuenta el interés público, y, por lo tanto, serán de interpretación
restrictiva (art. 5 pto. 8). La carga de la prueba recaerá en la autoridad
competente y cuando aplique la prueba de interés público, la
autoridad competente ponderará el interés de retener la información y
el beneficio público resultante de hacerla pública, sobre la base de
elementos de idoneidad, necesidad y proporcionalidad (art. 5 pto. 9).
Cuando la información contenida en un documento no esté exenta en
su totalidad, de conformidad con el párr. 6º del presente artículo, la
información no exenta deberá entregarse al solicitante (art. 5 pto. 10).
[19] Las autoridades competentes garantizarán que la
información ambiental se entregue en el formato requerido por el
solicitante siempre que esté disponible. Si la información ambiental no
estuviera disponible en ese formato, se entregará en el formato
disponible (art. 5 pto. 11). Las autoridades competentes deberán
responder a una solicitud de información ambiental con la máxima
celeridad posible, en un plazo no superior a 30 días hábiles, contados a
partir de la fecha de recepción de la misma, o en un plazo menor si así
lo previera expresamente la normativa interna (art. 5 pto. 12). Cuando
en circunstancias excepcionales y de conformidad con la legislación
nacional, la autoridad competente necesite más tiempo para
responder a la solicitud, deberá notificar al solicitante por escrito de la
justificación de la extensión antes del vencimiento del plazo
establecido en el párr. 12º del presente artículo. Dicha extensión no
deberá exceder de diez días hábiles (art. 5 pto. 13). En caso de que la
autoridad competente no responda en los plazos establecidos en los
párrs. 12º y 13º del presente artículo, se aplicará lo dispuesto en el
párr. 2º del art. 8 (art. 5 pto. 14). Cuando la autoridad competente que
recibe la solicitud no posea la información requerida, deberá
comunicarlo al solicitante con la máxima celeridad posible, incluyendo,
en caso de poderlo determinar, la autoridad que pudiera tener dicha
información. La solicitud deberá ser remitida a la autoridad que posea
la información solicitada y el solicitante deberá ser informado de ello
(art. 5 pto. 15). Cuando la información solicitada no exista o no haya
sido aún generada, se deberá informar fundadamente de esta
situación al solicitante en los plazos previstos en los párrs. 12º y 13º
del presente artículo (art. 5 pto. 16). La información ambiental deberá
entregarse sin costo, siempre y cuando no se requiera su reproducción
o envío. Los costos de reproducción y envío se aplicarán de acuerdo
con los procedimientos establecidos por la autoridad competente.
Estos costos deberán ser razonables y darse a conocer por anticipado,
y su pago podrá exceptuarse en el caso que se considere que el
solicitante se encuentra en situación de vulnerabilidad o en
circunstancias especiales que justifiquen dicha exención (art. 5 pto.
17).
[20] Cada Parte establecerá o designará uno o más órganos o
instituciones imparciales y con autonomía e independencia, con el
objeto de promover la transparencia en el acceso a la información
ambiental, fiscalizar el cumplimiento de las normas, así como vigilar,
evaluar y garantizar el derecho de acceso a la información. Cada Parte
podrá incluir o fortalecer, según corresponda, las potestades
sancionatorias de los órganos o instituciones mencionados en el marco
de sus competencias (art. 5 pto. 18).
[21] Las autoridades competentes procurarán, en la medida de
lo posible, que la información ambiental sea reutilizable, procesable y
esté disponible en formatos accesibles, y que no existan restricciones
para su reproducción o uso, de conformidad con la legislación nacional
(art. 6 pto. 2).
[22]Dichos sistemas de información podrán incluir, entre otros:
a) los textos de tratados y acuerdos internacionales, así como las leyes,
reglamentos y actos administrativos sobre el medioambiente; b) los
informes sobre el estado del medioambiente; c) el listado de las
entidades públicas con competencia en materia ambiental y, cuando
fuera posible, sus respectivas áreas de actuación; d) el listado de zonas
contaminadas, por tipo de contaminante y localización; e) información
sobre el uso y la conservación de los recursos naturales y servicios
ecosistémicos; f) informes, estudios e información científicos, técnicos
o tecnológicos en asuntos ambientales, elaborados por instituciones
académicas y de investigación, públicas o privadas, nacionales o
extranjeras; g) fuentes relativas a cambio climático que contribuyan a
fortalecer las capacidades nacionales en esta materia; h) información
de los procesos de evaluación de impacto ambiental y de otros
instrumentos de gestión ambiental, cuando corresponda, y las licencias
o permisos ambientales otorgados por las autoridades públicas; i) un
listado estimado de residuos por tipo y, cuando sea posible,
desagregado por volumen, localización y año; e j) información respecto
de la imposición de sanciones administrativas en asuntos ambientales
(art. 6 pto. 3).
[23] Que los sistemas de información ambiental se encuentren
debidamente organizados, sean accesibles para todas las personas y
estén disponibles de forma progresiva por medios informáticos y
georeferenciados, cuando corresponda (art. 6 pto. 3).
[24]La autoridad competente que corresponda divulgará de
forma inmediata y por los medios más efectivos, toda la información
relevante que se encuentre en su poder y que permita al público tomar
medidas para prevenir o limitar eventuales daños (art. 6 pto. 5).
[25]En los diversos idiomas usados en el país y elaboren
formatos alternativos comprensibles para dichos grupos, por medio de
canales de comunicación adecuados, con el objeto de facilitar que las
personas o grupos en situación de vulnerabilidad accedan a la
información que particularmente les afecte (art. 6 pto. 6).
[26] Dicho informe podrá contener: a) información sobre el
estado del medioambiente y de los recursos naturales, incluidos datos
cuantitativos, cuando ello sea posible; b) acciones nacionales para el
cumplimiento de las obligaciones legales en materia ambiental; c)
avances en la implementación de los derechos de acceso; y d)
convenios de colaboración entre los sectores público, social y privado.
Dichos informes deberán redactarse de manera que sean de fácil
comprensión y estar accesibles al público en diferentes formatos y ser
difundidos a través de medios apropiados considerando las realidades
culturales. Cada Parte podrá invitar al público a realizar aportes a estos
informes (art. 6 pto. 7).
[27]Tengan en cuenta criterios y guías acordados nacional o
internacionalmente e indicadores comunes, con miras a evaluar la
eficacia, la efectividad y el progreso de sus políticas nacionales
ambientales en el cumplimiento de sus compromisos nacionales e
internacionales. Las evaluaciones deberán contemplar la participación
de los distintos actores (art. 6 pto. 8).
[28] Entre otros, para promover el acceso a la información
ambiental que esté en manos de entidades privadas, en particular la
relativa a sus operaciones y los posibles riesgos y efectos en la salud
humana y el medio ambiente (art. 6 pto. 12).
[29]Por Ley N° 24.430, se ordena la publicación del texto oficial
de la Constitución Nacional (sancionada en 1853 con las reformas de
los años 1860, 1866, 1898, 1957 y 1994). Sancionada el 15/12/94,
promulgada el 3/01/95. http://servicios .infoleg.go b.ar/infol egIntern
et/anexos /0-4999/804/ norma .htm.
[30]Sancionada el 26/11/03, promulgada de Hecho el 6/01/04.
http://servicios.in foleg.gob.a r/infolegI nternet/ane xos/90000-
94999/9 1548/norma. htm.
*31+ En particular: “a) El estado del ambiente o alguno de sus
componentes naturales o culturales, incluidas sus interacciones
recíprocas, así como las actividades y obras que los afecten o puedan
afectarlos significativamente; b) Las políticas, planes, programas y
acciones referidas a la gestión del ambiente” (art. 2).
[32] Se estipula que: será libre y gratuito para toda persona
física o jurídica, a excepción de aquellos gastos vinculados con los
recursos utilizados para la entrega de la información solicitada. Para
acceder a la información ambiental, no será necesario acreditar
razones ni interés determinado. Se deberá presentar formal solicitud
ante quien corresponda, debiendo constar en la misma la información
requerida y la identificación del o los solicitantes residentes en el país,
salvo acuerdos con países u organismos internacionales sobre la base
de la reciprocidad. En ningún caso, el monto que se establezca para
solventar los gastos vinculados con los recursos utilizados para la
entrega de la información solicitada podrá implicar menoscabo alguno
al ejercicio del derecho conferido por esta ley (art. 3).
[33] Las autoridades competentes de los organismos públicos y
los titulares de las empresas prestadoras de servicios públicos, sean
públicas, privadas o mixtas, están obligados a facilitar la información
ambiental requerida en las condiciones establecidas por la presente ley
y su reglamentación (art. 4).
[34] Se establece un procedimiento, conforme al cual: las
autoridades competentes nacionales, provinciales y de la Ciudad de
Buenos Aires concertarán en el ámbito del Consejo Federal de Medio
Ambiente (COFEMA), los criterios para establecer los procedimientos
de acceso a la información ambiental en cada jurisdicción (art. 5).
[35] La autoridad ambiental nacional, a través del área
competente, cooperará para facilitar el acceso a la información
ambiental, promoviendo la difusión del material informativo que se
genere en las distintas jurisdicciones (art. 6).
[36]Podrá ser denegada únicamente en los siguientes casos: a)
cuando pudiera afectarse la defensa nacional, la seguridad interior o
las relaciones internacionales; b) cuando la información solicitada se
encuentre sujeta a consideración de autoridades judiciales, en
cualquier estado del proceso, y su divulgación o uso por terceros
pueda causar perjuicio al normal desarrollo del procedimiento judicial;
c) cuando pudiera afectarse el secreto comercial o industrial, o la
propiedad intelectual; d) cuando pudiera afectarse la confidencialidad
de datos personales; e) cuando la información solicitada corresponda a
trabajos de investigación científica, mientras estos no se encuentren
publicados; f) cuando no pudiera determinarse el objeto de la solicitud
por falta de datos suficientes o imprecisión; g) cuando la información
solicitada esté clasificada como secreta o confidencial por las leyes
vigentes y sus respectivas reglamentaciones. La denegación total o
parcial del acceso a la información deberá ser fundada y, en caso de
autoridad administrativa, cumplimentar los requisitos de razonabilidad
del acto administrativo previstos por las normas de las respectivas
jurisdicciones (art. 7).
[37] Se establece como plazo para la resolución de las
solicitudes de información ambiental, un máximo de treinta (30) días
hábiles, a partir de la fecha de presentación de la solicitud (art. 8).
[38] Se determinan como infracciones a la ley: la obstrucción,
falsedad, ocultamiento, falta de respuesta en el plazo establecido en el
artículo anterior, o la denegatoria injustificada a brindar la información
solicitada, y todo acto u omisión que, sin causa justificada, afecte el
regular ejercicio del derecho que esta ley establece. En dichos
supuestos, quedará habilitada una vía judicial directa, de carácter
sumarísima ante los tribunales competentes. Todo funcionario y
empleado público, cuya conducta se encuadre en las prescripciones de
este artículo, será pasible de las sanciones previstas en la Ley N°
25.164 o de aquellas que establezca cada jurisdicción, sin perjuicio de
las responsabilidades civiles y penales que pudieren corresponder. Las
empresas de servicios públicos que no cumplan con las obligaciones
exigidas en la presente ley, serán pasibles de las sanciones previstas en
las normas o contratos que regulan la concesión del servicio público
correspondiente, sin perjuicio de las responsabilidades civiles y penales
que pudieren corresponder (art. 9).
[39] http://servicios .infoleg.go b.ar/infoleg Internet/a
nexos/265000- 269999/265 949/norm a.htm.
[40] Para ello, se compromete a implementar una participación
abierta e inclusiva en los procesos de toma de decisiones ambientales,
sobre la base de los marcos normativos interno e internacional (art. 7
pto. 1).
[41] En los procesos de toma de decisiones, revisiones,
reexaminaciones o actualizaciones relativos a proyectos y actividades,
así como en otros procesos de autorizaciones ambientales, que tengan
o puedan tener un impacto significativo sobre el medioambiente,
incluyendo cuando puedan afectar la salud (art. 7 pto. 2).
[42] Procesos relativos a asuntos ambientales de interés
público, tales como el ordenamiento del territorio y la elaboración de
políticas, estrategias, planes, programas, normas y reglamentos, que
tengan o puedan tener un significativo impacto sobre el
medioambiente (art. 7 pto. 3).
[43]A tal efecto, cada Parte proporcionará al público, de
manera clara, oportuna y comprensible, la información necesaria para
hacer efectivo su derecho a participar en el proceso de toma de
decisiones (art. 7 pto. 3).
[44] Cada Parte adoptará medidas para asegurar que la
participación del público sea posible, desde etapas iniciales del proceso
de toma de decisiones, de manera que las observaciones del público
sean debidamente consideradas y contribuyan en dichos procesos. A
tal efecto, cada Parte proporcionará al público, de manera clara,
oportuna y comprensible, la información necesaria para hacer efectivo
su derecho a participar en el proceso de toma de decisiones (art. 7 pto.
4). El procedimiento de participación pública contemplará plazos
razonables que dejen tiempo suficiente para informar al público y para
que este participe en forma efectiva (art. 7 pto. 5). El público será
informado de forma efectiva, comprensible y oportuna, a través de
medios apropiados, que pueden incluir los medios escritos,
electrónicos u orales, así como los métodos tradicionales, como
mínimo sobre: a) el tipo o naturaleza de la decisión ambiental de que
se trate y, cuando corresponda, en lenguaje no técnico; b) la autoridad
responsable del proceso de toma de decisiones y otras autoridades e
instituciones involucradas; c) el procedimiento previsto para la
participación del público, incluida la fecha de comienzo y de
finalización de este, los mecanismos previstos para dicha participación,
y cuando corresponda, los lugares y fechas de consulta o audiencia
pública; y d) las autoridades públicas involucradas a las que se les
pueda requerir mayor información sobre la decisión ambiental de que
se trate, y los procedimientos para solicitar la información (art. 7 pto.
6). El derecho del público a participar en los procesos de toma de
decisiones ambientales incluirá la oportunidad de presentar
observaciones por medios apropiados y disponibles, conforme a las
circunstancias del proceso. Antes de la adopción de la decisión, la
autoridad pública que corresponda tomará debidamente en cuenta el
resultado del proceso de participación (art. 7 pto. 7). Cada Parte velará
para que una vez adoptada la decisión, el público sea oportunamente
informado de ella y de los motivos y fundamentos que la sustentan, así
como del modo en que se tuvieron en cuenta sus observaciones. La
decisión y sus antecedentes serán públicos y accesibles (art. 7 pto. 8).
La difusión de las decisiones que resultan de las evaluaciones de
impacto ambiental y de otros procesos de toma de decisiones
ambientales que involucran la participación pública deberá realizarse a
través de medios apropiados, que podrán incluir los medios escritos,
electrónicos u orales, así como los métodos tradicionales, de forma
efectiva y rápida. La información difundida deberá incluir el
procedimiento previsto que permita al público ejercer las acciones
administrativas y judiciales pertinentes (art. 7 pto. 9). Cada Parte
establecerá las condiciones propicias para que la participación pública
en procesos de toma de decisiones ambientales se adecúe a las
características sociales, económicas, culturales, geográficas y de
género del público (art. 7 pto. 10). Cuando el público directamente
afectado hable mayoritariamente idiomas distintos a los oficiales, la
autoridad pública velará para que se facilite su comprensión y
participación (art. 7 pto. 11). Cada Parte promoverá, según
corresponda y de acuerdo con la legislación nacional, la participación
del público en foros y negociaciones internacionales en materia
ambiental o con incidencia ambiental, de acuerdo con las reglas de
procedimiento que para dicha participación prevea cada foro.
Asimismo, se promoverá, según corresponda, la participación del
público en instancias nacionales para tratar asuntos de foros
internacionales ambientales (art. 7 pto. 12). Cada Parte alentará el
establecimiento de espacios apropiados de consulta en asuntos
ambientales o el uso de los ya existentes, en los que puedan participar
distintos grupos y sectores. Cada Parte promoverá la valoración del
conocimiento local, el diálogo y la interacción de las diferentes visiones
y saberes, cuando corresponda (art. 7 pto. 13). Las autoridades
públicas realizarán esfuerzos para identificar y apoyar a personas o
grupos en situación de vulnerabilidad para involucrarlos de manera
activa, oportuna y efectiva en los mecanismos de participación. Para
estos efectos, se considerarán los medios y formatos adecuados, a fin
de eliminar las barreras a la participación (art. 7 pto. 14). En la
implementación del presente Acuerdo, cada Parte garantizará el
respeto de su legislación nacional y de sus obligaciones internacionales
relativas a los derechos de los pueblos indígenas y comunidades
locales (art. 7 pto. 15). La autoridad pública realizará esfuerzos por
identificar al público directamente afectado por proyectos y
actividades que tengan o puedan tener un impacto significativo sobre
el medioambiente y promoverá acciones específicas para facilitar su
participación (art. 7 pto. 16). En lo que respecta a los procesos de toma
de decisiones ambientales, a los que se refiere el párr. 2º del presente
artículo, se hará pública al menos, la siguiente información: a) la
descripción del área de influencia y de las características físicas y
técnicas del proyecto o actividad propuesto; b) la descripción de los
impactos ambientales del proyecto o actividad y según corresponda, el
impacto ambiental acumulativo; c) la descripción de las medidas
previstas con relación a dichos impactos; d) un resumen de los puntos
a), b) y c) del presente párrafo en lenguaje no técnico y comprensible;
e) los informes y dictámenes públicos de los organismos involucrados
dirigidos a la autoridad pública, vinculados al proyecto o actividad de
que se trate; f) la descripción de las tecnologías disponibles para ser
utilizadas y de los lugares alternativos para realizar el proyecto o
actividad sujeto a las evaluaciones, cuando la información esté
disponible; y g) las acciones de monitoreo de la implementación y de
los resultados de las medidas del estudio de impacto ambiental. La
información referida se pondrá a disposición del público de forma
gratuita, de conformidad con el párr. 17º del art. 5 del presente
Acuerdo (art. 7 pto. 17).
[45]Sancionada: noviembre 6 de 2002. Promulgada
parcialmente: noviembre 27 de 2002. http://servicios.i nfoleg.gob.a
r/infolegInter net/anex os/75000-7 9999/7 9980/norma. htm.
[46]En cuanto al fondo y el procedimiento: a) cualquier
decisión, acción u omisión relacionada con el acceso a la información
ambiental; b) cualquier decisión, acción u omisión relacionada con la
participación pública en procesos de toma de decisiones ambientales;
y c) cualquier otra decisión, acción u omisión que afecte o pueda
afectar de manera adversa al medio ambiente o contravenir normas
jurídicas relacionadas con el medio ambiente (art. 8 pto. 2).
[47] Para garantizar el derecho de acceso a la justicia en
asuntos ambientales, cada Parte, considerando sus circunstancias,
contará con: a) órganos estatales competentes con acceso a
conocimientos especializados en materia ambiental; b) procedimientos
efectivos, oportunos, públicos, transparentes, imparciales y sin costos
prohibitivos; c) legitimación activa amplia en defensa del medio
ambiente, de conformidad con la legislación nacional; d) la posibilidad
de disponer medidas cautelares y provisionales para, entre otros fines,
prevenir, hacer cesar, mitigar o recomponer daños al medioambiente;
e) medidas para facilitar la producción de la prueba del daño
ambiental, cuando corresponda y sea aplicable, como la inversión de la
carga de la prueba y la carga dinámica de la prueba; f) mecanismos de
ejecución y de cumplimiento oportunos de las decisiones judiciales y
administrativas que correspondan; y g) mecanismos de reparación,
según corresponda, tales como: la restitución al estado previo al daño,
la restauración, la compensación o el pago de una sanción económica,
la satisfacción, las garantías de no repetición, la atención a las
personas afectadas y los instrumentos financieros para apoyar la
reparación (art. 8 pto. 3).
[48] Para facilitar el acceso a la justicia del público en asuntos
ambientales, cada Parte establecerá: a) medidas para reducir o
eliminar barreras al ejercicio del derecho de acceso a la justicia; b)
medios de divulgación del derecho de acceso a la justicia y los
procedimientos para hacerlo efectivo; c) mecanismos de
sistematización y difusión de las decisiones judiciales y administrativas
que correspondan; y d) el uso de la interpretación o la traducción de
idiomas distintos a los oficiales cuando sea necesario para el ejercicio
de ese derecho (art. 8 pto. 4).
[49]Para hacer efectivo el derecho de acceso a la justicia, cada
Parte atenderá las necesidades de las personas o grupos en situación
de vulnerabilidad, mediante el establecimiento de mecanismos de
apoyo, incluida la asistencia técnica y jurídica gratuita, según
corresponda (art. 8 pto. 5).
[50] Cada Parte asegurará que las decisiones judiciales y
administrativas adoptadas en asuntos ambientales, así como su
fundamentación, estén consignadas por escrito (art. 8 pto. 6).
[51] Cada Parte promoverá mecanismos alternativos de
solución de controversias en asuntos ambientales, en los casos en que
proceda, tales como la mediación, la conciliación y otros que permitan
prevenir o solucionar dichas controversias (art. 8 pto. 7).
[52] Cada Parte tomará las medidas adecuadas y efectivas para
reconocer, proteger y promover todos los derechos de los defensores
de los derechos humanos en asuntos ambientales, incluidos su
derecho a la vida, integridad personal, libertad de opinión y expresión,
derecho de reunión y asociación pacíficas y derecho a circular
libremente, así como su capacidad para ejercer los derechos de acceso,
teniendo en cuenta las obligaciones internacionales de dicha Parte en
el ámbito de los derechos humanos, sus principios constitucionales y
los elementos básicos de su sistema jurídico (art. 9 pto. 2).
[53] Cada Parte tomará medidas apropiadas, efectivas y
oportunas para prevenir, investigar y sancionar ataques, amenazas o
intimidaciones que los defensores de los derechos humanos en
asuntos ambientales puedan sufrir en el ejercicio de los derechos
contemplados en el presente Acuerdo (art. 9 pto. 3).
[54] ROCHA, L. (2018). Nace el primer acuerdo ambiental
vinculante de América Latina. 12 de marzo de 2018. https://www.info
bae.com/soci edad/2018/0 3/12/nace-el- primer-a cuerdo-ambi ental-
vinc ulante-de-ameri ca-latina/.
[55] Para contribuir a la implementación de las disposiciones
del presente Acuerdo, cada Parte se compromete a crear y fortalecer
sus capacidades nacionales, sobre la base de sus prioridades y
necesidades (art. 10 pto. 1).
[56] Tales como: a) diálogos, talleres, intercambio de expertos,
asistencia técnica, educación y observatorios; b) desarrollo,
intercambio e implementación de materiales y programas educativos,
formativos y de sensibilización; c) intercambio de experiencias sobre
códigos voluntarios de conducta, guías, buenas prácticas y estándares;
y d) comités, consejos y plataformas de actores multisectoriales para
abordar prioridades y actividades de cooperación (art. 11 pto. 3).
[57] Antigua y Barbuda; Argentina; Bahamas; Barbados; Belice;
Bolivia; Brasil; Chile; Colombia; Costa Rica; Cuba; Dominica; Ecuador; El
Salvador; Granada; Guatemala; Guyana; Haití; Honduras; Jamaica;
México; Nicaragua; Panamá; Paraguay; Perú; República Dominicana;
Saint Kitts y Nevis; San Vicente y las Granadinas; Santa Lucía; Suriname;
Trinidad y Tobago; Uruguay; Venezuela.
[58] GUEVARA ROSAS, Erika. Directora para las Américas de
Amnistía Internacional. https://www.amne sty.org/es/late
st/news/201 8/08/americas -states-can-ma ke-history-by-signing -
regional-enviro nmental-treaty/.
[59] Antigua y Barbuda, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile.
Colombia. Costa Rica, Dominica, Ecuador, El Salvador, Granada,
Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana,
San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía,
Trinidad y Tobago, Uruguay.
[60] Bahamas, Barbados, Belice, Cuba, Nicaragua, Surinam,
Venezuela.
[61] Listado de los países firmantes: Antigua y Barbuda,
Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Guyana,
Haití, México, Panamá, Paraguay, Perú, Santa Lucía, Uruguay.
[62] PIÑERA se propone salvar el planeta en la ONU mientras
rechaza firmar el Acuerdo de Escazú». El Mostrador. 27 de septiembre
de 2018.
[63] SIERRA PRAELI, Yvette, 1 octubre 2018. https://es.mong
abay.com/2018/ 10/acuerd o-de-escazu-der echos-ambientales/.
[64] https://www.rc nradio.co m/recomendado-d el-
editor/colombi a-no-ha-firmado-gr an-acuerdo -medioambi ental-
latinoa mericano.
[65]Semanario Voz. Colombia no firmó el Acuerdo de Escazú,
27 octubre, 2018. http://semana riovoz.com/co lombia-no-firmo-acu
erdo-escaz u/.
[66] https://www.catorc e6.com/actua lidad-ambiental/in
ternacion al/16127-ac ademicos-y -profesionales-ambientalista s-
piden-a-colo mbia-firm ar-y-ratificar- acuerdo-de-e scazu.
[67] http://www.ecop oliticave nezuela.org/20 18/10/02/cat
orce-paises-firman -acuerdo-escazu- venezuela- no-lo-ha-hecho-aun/.
[68] Los medios electrónicos serán utilizados de una manera
que no generen restricciones o discriminaciones para el público (art. 4
pto. 9).
[69] 1. Queda establecido un Fondo de Contribuciones
Voluntarias para apoyar el financiamiento de la implementación del
presente Acuerdo, cuyo funcionamiento será definido por la
Conferencia de las Partes. 2. Las Partes podrán realizar contribuciones
voluntarias para apoyar la implementación del presente Acuerdo. 3. La
Conferencia de las Partes, conforme al párr. 5 g) del art. 15 del
presente Acuerdo, podrá invitar a otras fuentes a aportar recursos
para apoyar la implementación del presente Acuerdo (art. 14)
[70] Conferencia de las Partes 1. Queda establecida una
Conferencia de las Partes. 2. El Secretario Ejecutivo de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe convocará la primera
reunión de la Conferencia de las Partes a más tardar un año después
de la entrada en vigor del presente Acuerdo. En lo sucesivo, se
celebrarán reuniones ordinarias de la Conferencia de las Partes a los
intervalos regulares que decida la Conferencia. 3. Se celebrarán
reuniones extraordinarias de la Conferencia de las Partes cuando esta
lo estime necesario. 4. En su primera reunión, la Conferencia de las
Partes: a) deliberará y aprobará por consenso sus reglas de
procedimiento, que incluirán las modalidades para la participación
significativa del público; y b) deliberará y aprobará por consenso las
disposiciones financieras que sean necesarias para el funcionamiento e
implementación del presente Acuerdo. 5. La Conferencia de las Partes
examinará y fomentará la aplicación y efectividad del presente
Acuerdo. A ese efecto: 34 Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (CEPAL): a) establecerá por consenso los órganos subsidiarios
que considere necesarios para la aplicación del presente Acuerdo; b)
recibirá y examinará los informes y las recomendaciones de los
órganos subsidiarios; c) será informada por las Partes de las medidas
adoptadas para la implementación del presente Acuerdo; d) podrá
formular recomendaciones a las Partes relativas a la implementación
del presente Acuerdo; e) elaborará y aprobará, si procede, protocolos
al presente Acuerdo para su posterior firma, ratificación, aceptación,
aprobación y adhesión; f) examinará y aprobará propuestas de
enmienda al presente Acuerdo, de conformidad con las disposiciones
del art. 20 del presente Acuerdo; g) establecerá directrices y
modalidades para la movilización de recursos, financieros y no
financieros, de diversas fuentes para facilitar la implementación del
presente Acuerdo; h) examinará y adoptará cualquier otra medida
necesaria para alcanzar el objetivo del presente Acuerdo; y i) realizará
cualquier otra función que el presente Acuerdo le encomiende (art.
15).
[71] Derecho a voto Cada Parte en el presente Acuerdo
dispondrá de un voto (art. 16).
[72] 1. El presente Acuerdo estará abierto a la firma de todos
los países de América Latina y el Caribe incluidos en el Anexo 1, en la
Sede de las Naciones Unidas en Nueva York, del 27 de septiembre de
2018 al 26 de septiembre de 2020. 2. El presente Acuerdo estará
sujeto a la ratificación, la aceptación o la aprobación de los Estados
que lo hayan firmado. Estará abierto a la adhesión de todos los países
de América Latina y el Caribe, incluidos en el Anexo 1, que no lo hayan
firmado, a partir del día siguiente a la fecha en que expire el plazo para
la firma del Acuerdo. Los instrumentos de ratificación, aceptación,
aprobación o adhesión se depositarán en poder del Depositario (art.
21).
[73] 1. El presente Acuerdo entrará en vigor el nonagésimo día
contado a partir de la fecha en que haya sido depositado el undécimo
instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión. 2.
Respecto de cada Estado que ratifique, acepte o apruebe el presente
Acuerdo o que se adhiera a él después de haber 38 Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sido depositado el
undécimo instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o
adhesión, el presente Acuerdo entrará en vigor el nonagésimo día,
contado a partir de la fecha en que dicho Estado haya depositado su
instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión (art.
22).
[74]No se podrán formular reservas al presente Acuerdo (art.
23).
[75] 1. En cualquier momento, después de la expiración de un
plazo de tres años contados a partir de la fecha de entrada en vigor del
presente Acuerdo respecto de una Parte, esa Parte podrá denunciar el
presente Acuerdo, mediante notificación hecha por escrito al
Depositario. 2. La denuncia cobrará efecto al cabo de un año contado
desde la fecha en que el Depositario haya recibido la notificación
correspondiente o posteriormente, en la fecha que se indique en la
notificación (art. 24).
[76] El Secretario General de las Naciones Unidas será el
Depositario del presente Acuerdo (art. 25).
Derechos Humanos y Educación para la Paz
Por Dr. Miguel Julio Rodríguez Villafañe[1]
Las Primeras Jornadas Internacionales de Derechos Humanos y
Humanitarios de la República Argentina, que se desarrollaron en la
ciudad de Termas de Río Hondo, desde el 18 al 21 de abril de 2018,
organizada valiosamente por el Dr. Eduardo Llugdar, como director
académico y su equipo, desarrolló la necesidad de educar activamente
en una cultura de Paz y convivencia tolerante entre todas las personas,
pueblos, razas, naciones, etnias y religiones.
Como lo dice la “Declaración sobre una Cultura de Paz”,
aprobada por la Asamblea General de la ONU, en 1999, “la Paz no solo
es la ausencia de conflictos, sino que también requiere un proceso
positivo, dinámico y participativo en que se promueva el diálogo y se
solucionen los conflictos en un espíritu de entendimiento y
cooperación mutuos”.
En el país y el mundo, vivimos momentos de zozobra, en los
que se pierde la paz y crece el miedo y la inseguridad.
La intranquilidad que ello produce resulta un terreno fértil para
que las ideas y las convicciones humanas puedan ser
instrumentalizadas fácilmente, con fines de poder o de venganza,
contrarios a los objetivos de una humanidad que se respete a sí misma.
Siempre resulta insuficiente insistir en la importancia de educar para la
paz y en la tarea poner el mejor empeño.
La sociedad debe reafirmar su coherencia con los valores
esenciales que la nutren y la justifican.
No se pueden volver relativos o perecederos conceptos
fundamentales, como el respeto a la vida, a la libertad, a la dignidad de
la persona, a la igualdad y equidad, a la no discriminación, a la justicia
social y a la vigencia integral de los derechos humanos. La corrupción
social empieza por relativizarlos, para luego anularlos por indiferencia.
La paz implica una actitud interior y trascendente, que se
potencia cuando se proyecta a la sociedad. Es un anhelo y una
esperanza que se dan de manera imborrable en el corazón de cada
persona, por encima de las realidades culturales específicas.
Los jóvenes, en particular, deben aprender que la paz no es
una ingenuidad al servicio de lo imposible; por el contrario, permite
que los hombres y las mujeres nos podamos ver a los ojos y darnos las
manos en una empresa común de convivencia comprometida y
respetuosa de la policromía de paisajes humanos, que nos enriquecen
en sus diferencias.
La vocación por la paz debe obligarnos a esforzarnos, en medio
de los conflictos, para dar razones de vida y evitar que la seducción de
la violencia irracional, material o simbólica imponga sus argumentos de
muerte. Tampoco ninguna forma de dominio gubernamental
autoritario o de imperialismos que se autojustifiquen solo en la fuerza,
pueden presentarse como garantía de una verdadera paz. Cuando la
razón que manda es la violencia injusta, nunca se triunfa; es la derrota
más profunda de la comunidad humana.
Además, ella no se sustenta en el equilibrio de los armamentos
de las naciones y es inaceptable que la humanidad se extorsione a sí
misma, sosteniendo que se construye paz, sobre la base de armas
capaces de lograr la destrucción de países o del mundo.
Y menos que en el uso de la violencia se justifique que haya
pérdidas de vidas inocentes o de personas que resulten gravemente
perjudicadas sin razón y se explique, de manera endulzada, como
meros daños colaterales por supuestos fines superiores.
La paz también implica la firme convicción de que el
terrorismo, de cualquier tipo, como la violencia interesada en objetivos
no enaltecedores de lo humano, son incompatibles con el auténtico
espíritu de todas las personas de bien y menos de parte de religiones
como el judaísmo, el islamismo o el cristianismo porque en todas en
estas creencias, la palabra de Dios, en los textos sagrados -Torá, Biblia
y Corán-, invitan siempre a tener actitudes de paz.
La vocación de paz es imprescindible porque más grave que la
ausencia de paz es la incapacidad de anhelar la paz, cuando impera la
violencia.
La paz es un esfuerzo y no es un estado de éxtasis. Hay que
trabajar por ella, con determinación firme y perseverante. Los
verdaderos valientes son los que buscan la paz. Las guerras solo
disfrazan cobardías con armas.
Tampoco hay paz, si se miente sin pudor; en especial, a los más
débiles, como en los últimos tiempos que se practica con las llamadas
posverdades; o sea, mentiras que dejan tranquilos sentimientos del
momento, pero que no se atienen a la realidad.
Ciertamente, solo sobre la verdad, se construyen los
fundamentos de una auténtica paz. También, se afecta la paz, cuando
las mentiras construyen estereotipos discriminantes que resultan
inaceptables y que se han fijado por cierta industria del
entretenimiento y la información, que tanto daño hacen a la verdad
integral y a la paz. Películas y obras en las que, tramposamente, se
muestran siempre como avaros usurarios a los judíos; como terroristas
a los musulmanes; como mafiosos o traficantes de drogas a los
italianos y latinos-católicos y como delincuentes a los pobres.
Solo la verdad, puede sensibilizar los ánimos hacia la justicia,
abrirlos al amor y a la solidaridad, y alentar a todos a trabajar por una
humanidad realmente libre y solidaria, que cobije –especialmente, en
este momento- a los migrantes que huyen de la guerra o de graves
conflictos.
A su vez, no hay paz, sino se asegura el pleno respeto de los
derechos humanos y el acceso y preservación del empleo. Nada
justifica el sufrimiento de inocentes porque la paz implica la firme
voluntad de defender la dignidad de todas las personas.
Ninguna ofensa a la dignidad humana puede ser tolerada,
cualquiera sea su origen, modalidad, excusa, con la que se la busque
justificar o el lugar en el que sucede. La historia demuestra que la
indiferencia ante ello ha sido la antesala de grandes crímenes contra
personas, naciones, etnias, religiones y pueblos.
La paz implica el compromiso de estar de la parte de los que
sufren a causa de la miseria y el abandono, haciéndonos portavoces de
quienes no tienen voz y trabajar, concretamente, para superar tales
situaciones, con la convicción de que nadie puede ser feliz solo.
Y en esta lucha, además, dar razones para vivir que
entusiasmen a tantos que en la soledad y el dolor, caen en manos de la
droga y del alcohol.
La convocatoria a una actitud de paz siempre ha estado
impresa en el corazón de todo lo humano e implica en sí misma, una
actitud interior y trascendente que se potencia cuando se proyecta a la
sociedad.
Es un deber y una responsabilidad indelegable de todos y cada
uno buscar la paz y trabajar por ella. Tenemos que cambiar la historia.
No podemos permitir que nos quieran obligar a creer que la
paz es un sueño imposible, que la justicia es una utopía y que no es
posible el bienestar compartido entre todos.
[1] Abogado constitucionalista y Periodista columnista de
opinión.
Reflexiones objetivas de la situación en Colombia
Por Dr. Luis Arturo Ramirez Roa [1]
Seguramente, para muchos, con lo que escribo, me tildarán de
izquierdista, terrorista, defensor del crimen o quizá abogado que dice
la verdad y nada más en un país lleno de odios, fanatismos politiqueros
y desigualdades. No es fácil para un ciudadano de bien entender el
origen de los problemas sociales, culturales, ambientales, de justicia,
de paz, etc., que ha vivido y sigue resistiendo mi amada Colombia.
Empiezo por recordar a nuestro mártir de la Paz, Jorge Eliecer
Gaitán (23-01-1828/09-04-1948), quien dijo: “la verdadera política está
en el campesino, en el obrero, en el estudiante, la ama de casa, el
ciudadano humilde sencillo, honrado y honesto que hace camino en
los campos y pasea en las ciudades; ávidos todos y hambrientos de
libertad económica, de justicia social, de verdadera educación pública
gratuita, de salud que enaltezca la dignidad humana, de gobiernos
transparentes y no corruptos; NO de la igualdad retórica ante la ley,
sino de la igualdad palpitante ante la vida”.
El conflicto armado en Colombia ha estado generando
enormes violaciones de los derechos humanos, del Derecho
Internacional Humanitario y prácticamente, toda clase de tratados que
se han generado después de la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano (26-08-1789), en drástico aumento en las
últimas décadas y en el presente, con el asesinato sistemático de
líderes sociales, defensores de derechos humanos y su último acto
rechazable desde todo punto de vista, el atentado sufrido con un carro
bomba en la Escuela General Santander en Bogotá, el 17 de enero de
2019; esto sin desconocer que la corrupción en Colombia también ha
asesinado miles de personas Y FRENTE A TODO ESTO, LA IMPUNIDAD
ES LA REINA.
Ante las decisiones del gobierno nacional de romper la mesa
de diálogos con el ELN y de exigir a Cuba que capture y entregue los
negociadores de dicho grupo armado al margen de la Ley, es un
desconocimiento total de la política internacional y de los
compromisos de los Estados y NO de gobiernos al amparo del Derecho
Internacional Humanitario y en consecuencia, es un error grave de
política internacional y adicionalmente, insostenible jurídicamente.
Es indudable que el atentado en la Escuela General Santander
es un hecho de horror y crimen contra jóvenes estudiantes y no
combatientes atribuible al ELN, que no solo viola el art. 11 de la
Constitución Colombiana, sino que también, viola el DIH, en cuanto a la
disposición de la regla establecida en el art. 50 del protocolo I a los
Convenios de Ginebra [rarificado por Colombia con la Ley Nº 5 de
1960+, que dice: “en caso de duda de la condición de una persona, se la
considera civil”. Sin embargo, no entro por ahora en esa discusión,
dado que estas líneas llevan otro propósito de conocimiento
académico y es el análisis de la decisión del Gobierno Duque de
romper las negociaciones de PAZ con el ELN.
Los protocolos de paz son un compromiso de Estado a nivel
internacional y no de gobiernos de turno; caso contrario, estaríamos
entrando en el escenario de desconocer el DIH y los tratados y
protocolos internacionales que están haciendo otros gobiernos en
países no muy lejanos de nosotros y estaríamos asimismo, violando el
principio de la buena fe que prima en los compromisos
internacionales. Cuba, Noruega, Chile, Brasil y Venezuela firmaron con
el Estado Colombiano un protocolo de dichos diálogos, en los cuales
ellos son garantes; y dicho protocolo tiene unos compromisos
internacionales, los cuales son aplicables en todos los procesos de paz,
sin los cuales no habría países garantes de dichos diálogos y procesos
de paz.
Los protocolos del proceso con el ELN incluyeron el principio
consagrado en el num. 2º del art. 2 de la Carta de las Naciones Unidas,
que dice: “Los Miembros de la Organización, a fin de asegurarse los
derechos y beneficios inherentes a su condición de tales, cumplirán de
buena fe las obligaciones contraídas por ellos de conformidad con esta
Carta”.
No puede el gobierno Duque exigir al gobierno cubano que
capture a los miembros del ELN y se los entregue, porque está violando
la doctrina o principio del Derecho Internacional denominada
“estoppel”, que no es otra cosa que la doctrina de los actos propios,
conocida en latín bajo la fórmula venire contra factum proprium non
valet, y proclama el principio general de derecho que establece la
inadmisibilidad de actuar contra los propios actos hechos con
anterioridad; es decir, prohíbe que una persona pueda ir contra su
propio comportamiento.
En el caso del ELN, el Estado colombiano dio muestras
inequívocas de iniciar un proceso de paz y así firmó los protocolos
frente a los garantes y la comunidad internacional.
Luego, no puede entonces el Estado colombiano (y no digo
Gobierno colombiano) sostener que ese protocolo no existe y que los
negociadores deben ser capturados, lo cual generaría un
desconocimiento integral del Derecho Internacional y una traición a la
Comunidad Internacional, en especial con los Estados Garantes, lo cual
en el ámbito internacional, es calificado como perfidia que puede
llegar incluso hacer un crimen de guerra.
“El derecho internacional prohíbe el recurso a la perfidia con el
fin de capturar a un adversario. Constituyen perfidia los actos que
apelan a la buena fe del adversario, con la intención de engañarlo,
haciéndole creer que tiene derecho a recibir u obligación de conceder
la protección que estipulan las normas del derecho internacional.
Ejemplos de perfidia son los actos siguientes:
a) simular la intención de negociar”.
En conclusión, permítanme afirmar desde una óptica razonable
objetiva, que la petición y decisión tomada por el Gobierno Duque
carece de fundamento jurídico y es una decisión errada desde el
ámbito de política internacional, dado que un futuro será difícil que
algún país sirva de garante a un proceso de paz o volveremos a un
conflicto armado otros 60 o más años, que solo nos deja tristeza,
desolación, huérfanos, dolor y rabia. Y tampoco, grupo alguno al
margen de la Ley aceptaría entrar en negociación, si sabe que en
cualquier momento el Gobierno rompe los protocolos, desconoce el
DHI y solicita la captura de sus negociadores.
No es un secreto la indignación que sentimos frente a los actos
de violencia, pero no podemos hacer la Paz con más violencia y
responder a estos grupos al margen de la Ley con las mismas
decisiones de ellos; esto implica desconocer en primer lugar, nuestro
Estado Social de Derecho; y en segundo lugar, los protocolos del DIH,
lo cual implica llegar al fin del Estado de Derecho y comportarnos en
las mismas condiciones de quien lo viola.
Las decisiones de Estado no pueden ser tomadas en caliente y
mucho menos, al amparo del fervor popular, que muchas de las veces
desconoce las normas internacionales que rigen los Estados
Democráticos de Derecho en la Sociedad del siglo XXI.
Notas
*Abogada Egresada de la Universidad Libre Seccional Cali; especialista
en Derecho Constitucional, Derecho Penal y Ciencias Criminológicas;
Maestrando en el programa de Justicia y Tutela de los Derechos con
énfasis en Ciencias Penales y Criminológicas de la Universidad
Externado de Colombia. E-mail: sonytim13@hotmail.com.
*1+Trabajo de investigación publicado en obra colectiva “La Justicia
Transicional en los acuerdos de La Habana y sus especificidades”;
dirigida por Carlos Arturo Gómez Pavajeu; editada por el
Departamento de Publicaciones de la Universidad Externado de
Colombia en diciembre de 2017, Bogotá (Colombia).
[2]ICTJ. Justicia Verdad y Dignidad. [En línea]. 3 de febrero de 2015.
[Fecha de consulta 16 agosto de 2016]. Disponible en:
https://www.ictj.or g/es/news/f arc-proponen-rep arar-víctimas-lgbt i-
del-conflicto.
[3] Corte Constitucional, Auto 092 de 2008, M.P. Manuel José Cepeda
Espinosa.
[4] Corte Constitucional, Auto 092 de 2008, M.P. Manuel José Cepeda
Espinosa.
[5]La inclusión de un enfoque de género en un proceso de paz como
este no tiene antecedentes en el mundo y marca un hito en la
construcción de los Acuerdos alcanzados y por alcanzar. Para lograrlo,
se analizarán los textos de los Acuerdos. Comunicado conjunto. [En
línea]. La Habana, 11 de septiembre de 2014, pág. 1. [Fecha de
consulta 16 Agosto de 2016]. Disponible en: www.mesadeconvers
aciones.com. co/comunica dos/comunicad o-conjunto-la -Habana-1 1-
de-septiembre -de-2014.
[6] Corte Constitucional, Auto 092 de 2008, M.P. Manuel José Cepeda
Espinosa.
[7] INML. Realidad en cifras Violencias generadas por el conflicto
armado [En línea]. [Fecha de consulta 21 agosto de 2016]. Disponible
en http://www.noescasualidad.com/realidad-en-cifras-3/violencias-
generadas-por-el-conflicto-armado/.
[8] CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTÓRICA (CNMH). ¡Basta Ya!
Colombia: Memorias de Guerra y Dignidad. Bogotá. págs. 80-83. [En
línea] [Fecha de consulta agosto 3 de 2016]. Disponible en:
http://www.centrode memori ahistorica.gov.co/ micrositios/inf
ormeGener al/descargas.html.
[9] CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTÓRICA (CNMH). ¡Basta Ya!
Colombia: Memorias de Guerra CENTRO NACIONAL DE MEMORIA
HISTÓRICA (CNMH). ¡Basta Ya! Colombia: Memorias de Guerra y
Dignidad. Bogotá. págs. 80-83. [En línea] [Fecha de consulta agosto 3
de 2016]. Disponible en: http://www.centrodeme moriahistoric
a.gov.co/micrositio s/informeG eneral/ descargas.html, ob. cit., pág.
80.
[10] Se estima que en el caso de las FARC, el 40 % de sus tropas está
integrada por mujeres, quienes por su condición, han tenido que
padecer repertorios de violencia como: la planificación forzada y el
aborto forzado. CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTÓRICA (CNMH),
ob.cit. pág. 83.
[11] Ibídem, págs. 83-84.
[12] ONU. Informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos
sobre la situación de los derechos humanos en Colombia. 7 de Enero
de 2013, págs. 18-19. [En línea] [Fecha de consulta agosto 4 de 2016].
Disponible en: http://www.acn ur.org/t3/filea dmin/Doc umentos/B
DL/2013 /9094.pdf.
[13] Ibídem, págs. 18 y s.s.
[14] CORPORACIÓN HUMANAS. Centro Regional de Derechos Humanos
y Justicia de Género La Violencia Sexual una estrategia Paramilitar en
Colombia. Amicus Curiae presentado a la Fiscalía General de la Nación
a propósito de los Delitos Sexuales cometidos por el Bloque Catatumbo
de las Autodefensas Unidas. Bogotá febrero 2013. Ediciones Ántropos
Ltda. Abril 2011, pp. 15, 113 y s.s. [en línea] [fecha de consulta 20
Agosto de 2016]. Disponible en: http://www .human as.org.co/archivo
s/libro_La_violen cia_sexualcompleto.pdf.
[15] Corte Constitucional, Auto 009 de 2015, M.P. Luis Ernesto Vargas
Silva.
[16] JUAN MANUEL SANTOS, Presidente de la República, en el foro
Comisiones de la Verdad y proceso de paz: experiencias
internacionales y desafíos para Colombia, ICTJ, Foros Semana, febrero
25 de 2015.
[17] Corte Constitucional, Auto 092 de 2008. M.P. Manuel José Cepeda
Espinosa.
*18+ ENTREVISTA MARIA CHOLES. “El Corazón de las víctimas, Aportes
a la Verdad para la Reconciliación en Colombia”. Víctimas que visitaron
la Mesa de conversaciones en La Habana, Cuba, entre el 2014 y el
2015, con motivo del proceso de Paz entre el Gobierno Nacional de la
República de Colombia (GNRP) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia, Ejercito del Pueblo (FARC-EP), Fundación Comisión de
Conciliación Nacional. Bogotá, Ediciones San Pablo 10 de Octubre de
2015, pág. 90.
[19]FUNDACIÓN COMISIÓN DE CONCILIACIÓN NACIONAL. El Corazón
de las víctimas, Aportes a la Verdad para la Reconciliación en
Colombia, Bogotá, Ediciones San Pablo, 2016, pág. 91.
[20] Ibídem, pág. 90.
[21] INSTITUTO NACIONAL DE MEDICINA LEGAL Y CIENCIAS FORENSES
(INML). Violencia sexual contra la mujer en los conflictos armados. [En
línea]. Abril 2011, pág. 161. [Fecha de consulta 20 agosto de 2016].
Disponible en: http://myslid e.es/docume nts/forensis-2 010-violencia-
se xual-contra -la-mujer .html.
[22] Ibídem.
[23] SECRETARÍA TÉCNICA DE LA MESA DE TRABAJO. Mujer y conflicto
armado. X Informe. Sobre violencia sociopolítica contra mujeres,
jóvenes y niñas en Colombia 2000-2010. Bogotá. 2010, págs. 9 y 10.
[En línea] [Fecha de consulta 18 agosto de 2016]. Disponible en:
https://www.uclm. es/fundacio n/resolucionC onflictos/pdf/en
laces/Xin formeViole ncia.pdf.
[24] ENTREVISTA MARÍA EUGENIA CRUZ, ob. cit., pág. 92.
[25] Acuerdo final para la terminación del Conflicto y la construcción
de una paz estable y duradera. Agosto 2016 (Punto 5.1.3.7), págs. 164-
65. [En línea] [Fecha de consulta 20 agosto de 2016]. Disponible en:
https://www. mesadecon versacio nes.com. co/sites/defa ult/files/24
_08_2016acuer dofinalf inalfinal -147209458 7.pdf.
[26] Corte Constitucional. Sentencia C-577 de 2014, M.P. Martha
Victoria Sáchica Méndez.
[27] Acuerdo final para la terminación del Conflicto y la construcción
de una paz estable y duradera. Ob. Cit., (punto 6.3.2), págs. 189 y 190.
[28] Medidas de atención, asistencia y reparación integral a las
víctimas del conflicto armado interno, Ley Nº 1448 de 2011.
[29] Acuerdo final para la terminación del Conflicto y la construcción
de una paz estable y duradera, ob. cit., (punto 2.3.7) págs. 48 y 49.
[30] Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de
una paz estable y duradera, ob. cit., (punto 5.1.1.1.1), págs. 120 y 121.
[31] Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de
una paz estable y duradera, ob. cit., punto 6.2.1.
[32]CLAUDIA MARIA MEJIA DUQUE. Los derechos de las mujeres
víctimas en el centro de los derechos de las víctimas para una paz
sostenible y duradera. Carta en la Cumbre Nacional de las Mujeres y
Paz a la Mesa de Conversaciones para la terminación del conflicto y la
construcción de una paz estable y duradera en Colombia en los
primeros meses de 2015, págs. 6 y 7. [En línea] [Fecha de consulta 4 de
Agosto de 2016]. Disponible en
http://humanas.org.co/archivos/Documentorednacional.pdf.
[33]. Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción
de una paz estable y duradera [En Línea]. 24 de agosto de 2016. [Fecha
de consulta 26 agosto de 2016]. Disponible en: https://www.mes
adeconversa ciones.com.co/s ites/defau lt/files/24 _08_2016acuerd
ofinalfinalfinal- 1472 094587.pdf.
[34] Medidas para garantizar el acceso a la justicia de las víctimas de
violencia sexual, Ley Nº 1719 de 2014, art. 20, modificatorio del art.
145 de la Ley Nº 1448 de 2011.
[35]Cinco claves para un tratamiento diferencial de la violencia sexual
en los acuerdos sobre la justicia transicional en el proceso de paz, La
Habana, diciembre. 2015, pág. 4. [Fecha de consulta 4 de agosto de
2016]. Disponible en:
http://www.hum ana s.org.co/a rchivos/Cinco_cla ves_de_la_violenci
a_sexual_en _los_acuerdos _sobre_justicia_tra nsicional-compl
eto.pdf.
[36] La conexidad con el delito político se predica de las características
del hecho punible, por las cuales el delito conexo se cometió para
facilitar o consolidar el delito político. La amnistía y el indulto están
establecidos para los delitos políticos y conexos. Corte Constitucional.
Sentencia C-214 de 1993, M.P. José Gregorio Hernández Galindo. Corte
Constitucional, Sentencia C-578 de 2002, M.P. Manuel José Cepeda
Espinosa.
[37]RODRIGO UPRIMNY YEPES, LUZ MARÍA SÁNCHEZ y NELSON
CAMILO SÁNCHEZ. Justicia para la paz. Crímenes atroces derecho a la
justicia y paz negociada. Centro de Estudios de Derecho, Justicia y
Sociedad. Bogotá, págs. 98-99. [En línea]. [Fecha de consulta 3 de
agosto de 2016]. Disponible en: http://www.dejus ticia.org/file
s/r2_activid ades_recur sos/fi_nam e_recurso.363.pdf.
Gestión judicial y liderazgo, atravesados por los
Derechos Humanos
Por Monica Viviana Mattar [1]
Introducción
Felipe Fucito[2], desde una perspectiva de la Sociología Jurídica,
sostiene que el proceso de reforma judicial en la Argentina -analizado
con una perspectiva temporal-, que no puede ser inferior a treinta
años, marca una tendencia de mejoras en la Justicia argentina: 1-La
idea de cambio cultural en la administración de justicia: que ha pasado
a ser de una frase incomprensible hace tres o cuatro décadas, a un
lugar común. 2-El concepto de administración judicial como servicio: la
prestación de un servicio eficiente a la comunidad tiene, tanto valor,
como la calidad intrínseca de los fallos. 3-Las tecnologías aplicadas en
la justicia. Temática inexistente hace treinta años en los que o referirse
a la “organización” generaba en el discurso jurídico tradicional, la
velada imputación de que se pretendían introducir técnicas ajenas al
“recto pensar” de los jueces. 4-El declinar de los lenguajes
extravagantes en el discurso doctrinario y judicial. 5-El perfil del juez
futuro está en discusión, Se entiende hoy que la ocupación de un cargo
no debe ser un privilegio familiar, estamental, de clase o corporativo.
Desde el punto de vista de la gestión judicial, específicamente, Fucito
señala que la cosmovisión de los juristas respecto de su saber
específico (que puede tener su valor en el momento de juzgar un
tema), de acuerdo con “valores universales”, formulados hace
centurias o reformulado muy lentamente, no tiene igual peso cuando
se trata de la organización del trabajo. Aquí es necesario actualizar el
pensamiento, recibir aportes interdisciplinarios y estar preparado para
desechar lo que parecía útil un quinquenio atrás. No cabe entender el
control de gestión como una “auditoría externa con ribetes policiales”,
porque esto sería más de lo mismo, si el control no surge de los
mismos miembros del grupo de trabajo.
Gestión judicial: El desarrollo del concepto en la justicia
Cuando se define gestión, encontramos varias acepciones, como
dirigir, actuar, controlar, etc., pero básicamente, se alude a una forma
de trabajo, a un modo de llevar a cabo actividades en función de los
objetivos de la organización.
Una organización es una formación social. Es lo que básicamente nos
enseña la Sociología de las organizaciones. Basta con que existan dos o
más personas que se relacionen, con determinadas funciones para un
objetivo en común, estamos frente a una organización. Tenemos
incontables ejemplos en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, todo
parece indicar que estamos viviendo en un contexto económico,
político, social, sumado a un veloz avance de la tecnología, que pone
en jaque los modos conocidos o tradicionales de organización. Peter
Senge vaticinó que el siglo XXI nos encontraría con la necesidad de
encontrar otros modos de gestionar en las organizaciones para poder
dar las respuestas a las demandas de la sociedad.
La problemática de la gestión no es nueva en el ámbito judicial. En el
año 2000, en función del diagnóstico del Plan Nacional de Reforma
Judicial elaborado en 1998, el Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos de la Nación, lanza un Programa Integral de Reforma Judicial
que se pone en marcha en todo el país. Los objetivos del programa se
concentraban en el fortalecimiento y mejora del Poder Judicial, a partir
de la búsqueda de canales de acceso a la justicia, seguridad jurídica,
eficiencia y calidad.[3]
La Corte Suprema de Justicia de la República Argentina, en el año 2008,
publica un texto denominado “La Nueva Gestión judicial”, entendida
como “las actividades organizacionales-administrativas que sirven de
apoyo a la labor jurisdiccional de los jueces, cuya independencia está
garantizada por la Constitución”.
El documento expresa que “la gestión judicial tiene como punto de
partida el trabajo que cotidianamente cumplen funcionarios,
empleados, auxiliares y abogados. Todos ellos deben ser los
protagonistas de los cambios necesarios para que el servicio mejore en
forma continua y en un marco de diálogo, con el aporte de otras
disciplinas y en permanente contacto con la realidad social”.
En otras palabras, el documento pretende erradicar la idea de un
sistema judicial, caracterizado por mantener en su estructura una
división en “reinos,” en donde cada uno de sus organismos está
separado uno de otro, como pequeñas células de trabajo
independientes, cuya forma, particularidad y estilos dependen del
juez.[4] Asimismo, este documento tiene tres aspectos interesantes:
en primer lugar, el reconocimiento de la importancia de la actividad
organizacional-administrativa en el Poder Judicial; en segundo lugar, la
conceptualización de gestión judicial, considerada desde la actividad
cotidiana, involucrando a todos los actores sociales y situándolos como
protagonistas de los cambios; en tercer lugar -y no por ello, menos
importante- se está dando un lugar de trascendencia a la práctica.
Podemos deducir algunas dimensiones interesantes de este concepto:
a) Una gestión que articula actividad administrativa, personas y
prácticas, genera un espacio de trabajo, cuyo sustento que no es ajeno
a intereses personales, a conflictos de poder y que está lejos de
desvincularse de su carácter ideológico, ya que la gestión no se lleva a
cabo en un vacío o espacio “neutralidad valorativa”, sino en un
contexto de significados múltiples. Entonces, al llevarse a cabo en el
seno de un grupo de trabajo, desde la práctica -más allá de los
reglamentos que lo legalizan-, genera un proceso de construcción
social, donde interactúan muchos actores sociales con un objetivo
común definido por una tarea.
b) Desde la perspectiva organizativa, toda gestión está estrechamente
vinculada con la misión de la organización, que define la “razón de ser”
de la misma. Cuando se habla de la misión, buscamos contestar tres
preguntas: ¿qué se hace? (producto o servicio), ¿para quién se hace?
(cliente o usuario) y ¿cómo se hace?; es decir, se indaga el proceso.
Este proceso es dinámico y continuo, porque la interrelación de
tiempos procesales y organizacionales es permanente.
c) Es un proceso complejo, porque está atravesado por aspectos
cualitativos que se manifiestan en cuatro dimensiones relevantes (que
probablemente no son las únicas): Cultura Organizacional; contexto
social e institucional; Capital Humano y situaciones emergentes o no
previstas. De este modo, estos aspectos se relacionan en las practicas y
se manifiestan formando parte del proceso organizacional, teniendo
incidencia directa e indirecta en la gestión, dando sentido a la lógica de
los procesos organizacionales, que forman parte del entramando
complejo de la gestión cotidiana.
De este modo y desde una mirada sociológica, la gestión judicial
demanda articular los aspectos cualitativos mencionados, que pueden
funcionar como obstaculizadores o facilitadores de la gestión, ya que
forman parte del entramado social y organizacional cotidiano -
perceptible o imperceptible-, que definen “el modo de ser de la
organización", las formas de trabajo que se implementan y la
interrelación entre los actores sociales involucrados.
Por otra parte, son dimensiones cualitativas que se pueden configurar
como herramientas de análisis -desde una perspectiva conceptual-