21 junio 2020
La tortuosa historia de la monarquía griega que comenzó con una lucha heroica
y terminó en el exilio
Por qué Martin Luther King pagó el nacimiento de Julia Roberts y otras 3 cosas
que quizá no sabías del defensor de los derechos civiles
Una década más tarde, ese día en el que estalló de felicidad en el museo había
leído en sobre un mundo ahogado por un diluvio, un hombre que había
construido un bote y una paloma liberada para buscar tierra firme.
Era una versión del Arca de Noé. Pero el libro no era el Génesis.
Era parte de la cuidadosamente transcrita "Epopeya de Gilgamesh", el poema
épico inscrito por primera vez alrededor de 1800 a.C., unos mil años antes de
la composición de la Biblia judía (el Antiguo Testamento cristiano).
El resto de la historia
Un mes más tarde, Smith le leyó su traducción de la tableta a la Sociedad para
la Arqueología Bíblica en Londres.
FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES
Pie de foto,
La historia quedó plasmada en páginas de arcilla húmeda, en el idioma acadio que se
habló en Mesopotamia y en escritura cuneiforme, una de las formas más antiguas de
expresión escrita.
Era la primera vez que una audiencia escuchaba parte del poema en más de
2.000 años.
Fue toda una sensación y desató debates en todo el mundo.
Para algunos, corroboraba la verdad esencial de la Biblia. En opinión de otros,
tras "El origen de las especies" (1859) de Charles Darwin, representaba otra
gran grieta en el edificio del cristianismo.
La que se llegó a conocer como la "Tableta del diluvio", o la Tablilla XI, fue la
primera de muchas más que, desde entonces, han ido apareciendo, algunas
hasta más antiguas.
Con ellas, los asiriólogos han ido resolviendo uno de los más grandiosos
rompecabezas de la historia, aquella que cuenta sobre un rey que vio,
experimentó y consideró todo, hasta lo oculto; que desveló lo velado, que
supo sobre el Diluvio, viajó a los confines del mundo y regresó, exhausto pero
entero, como prometen las primeras líneas del texto.
Aunque aún hay brechas, se piensa que ya tenemos 2/3 del relato.
¡Y qué relato!
Es una de esas obras de literatura antigua que nos hace mella pues su héroe,
a pesar de ser "dos tercios dios", es muy humano: siempre se está
equivocando, nunca alcanza su meta y, como todos, tiene que aceptar la
muerte, esa inevitabilidad con la que vivimos.
Una extraordinaria aventura
Cuando su historia empieza, los súbditos de Gilgamesh, el rey de Uruk, elevan
sus quejas a los dioses, pues abusa de su poder.
Las deidades crean su doble, Enkidu, para que compitan y "¡Luchen entre sí,
para que Uruk conozca la paz!".
Pero antes de que Enkidu pueda retar a Gilgamesh, tiene que ser
"humanizado" por Shamhat, una prostituta sagrada, quien lo seduce y pasa con
él seis días y siete noches, tras los cuales deja de ser el salvaje que era y "tiene
sabiduría, más amplia comprensión".
Del enfrentamiento entre Enkidu y Gilgamesh nace una profunda amistad y
parten juntos en busca de gloria, hacia el Bosque de los Cedros, un lugar
remoto del que, según la tradición babilonia, los reyes traían la madera para las
grandes construcciones.
Poema de Gilgamesh
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La tablilla sobre el diluvio de la epopeya de Gilgamesh, escrita en acadio (Museo Británico).
Índice
1Historia
2Composición y naturaleza del poema
3La epopeya
4Versión «estándar»
o 4.1Contenido de las tablillas
4.1.1Búsqueda de la gloria
4.1.2Búsqueda de la inmortalidad
5Versión en babilónico antiguo
6Poemas sumerios
7Influencia en la literatura posterior
8Véase también
9Referencias
10Bibliografía
o 10.1Directa. Ediciones del poema
10.1.1En castellano
10.1.2En inglés
10.1.3En francés
o 10.2Indirecta. Otras obras sobre el tema
11Enlaces externos
o 11.1Traducciones del poema
Historia[editar]
... este descubrimiento está destinado
evidentemente a suscitar una animada
controversia. Por el momento, las
mentes ortodoxas están encantadas y
muy predispuestas por la
corroboración que proporciona a la
historia bíblica. Sin embargo, es
posible, como se ha señalado, que la
inscripción caldea, si es genuina,
pueda considerarse como una
confirmación de la afirmación de que
hay varias tradiciones del diluvio
además de la bíblica, que tal vez sea
legendaria como el resto.
Existen distintas fuentes que datan de más de 2000 años antes de Cristo. Los
primeros poemas sumerios actualmente se suelen considerar historias distintas
en lugar de partes de una sola epopeya.2 Se remontan a la tercera dinastía de
Ur, en la época del origen del renacimiento sumerio (c. 2100 a.C.).3 Las tablillas
de la antigua Babilonia (c. 1800 a.C.),2 son las más antiguas que se conservan
de un relato único de la "Épica de Gilgamesh".4
Las antiguas tablillas babilónicas y la versión posterior en acadio son fuentes
importantes para las traducciones modernas, y los primeros textos se utilizan
principalmente para completar en los textos posteriores las lagunas existentes.
Aunque se han publicado varias versiones revisadas basadas en nuevos
descubrimientos, la epopeya permanece incompleta.5 El análisis del texto
babilónico antiguo se ha utilizado para reconstruir posibles formas anteriores de
la epopeya.6 La versión acadia más reciente, también conocida como la versión
babilónica estándar, consta de doce tablillas, cuyo texto habría sido transcrito
por el asipu Sîn-lēqi-unninni,7 quien se cree que vivió en algún momento entre
el 1300 a. C. y el 1000 a. C.8
Figurilla de Enkidu, amigo de Gilgamesh. Procedente de Ur, Irak, 2027-1763 a. C. Museo de Irak
Unos 15.000 fragmentos de tabletas con escritura cuneiforme fueron
descubiertos en la Biblioteca de Asurbanipal en Nínive por Austen Henry
Layard, su asistente Hormuzd Rassam y W. K. Loftus a principios de la década
de 1850.9 A finales de la década siguiente, el Museo Británico contrató
a George Smith para estudiarlos; en 1872, Smith leyó fragmentos traducidos
ante la Sociedad de Arqueología Bíblica,10 y en 1875 y 1876 publicó
traducciones más completas,11 la última de las cuales se publicó como "The
Chaldaean Account of Genesis" (El relato caldeo del Génesis).9 El personaje
central de Gilgamesh fue inicialmente transcrito como "Izdubar", antes de que
los logogramas cuneiformes de su nombre pudieran pronunciarse con
precisión.9En 1891, Paul Haupt recopiló el texto cuneiforme y, nueve años más
tarde, el orientalista Peter Jensen proporcionó una edición completa; R.
Campbell Thompson actualizó ambos trabajos en 1930. Durante las siguientes
dos décadas, Samuel Noah Kramer reorganizó los poemas sumerios.11
En 1998, el asiriólogo estadounidense Theodore Kwasman descubrió en el
almacén del Museo Británico una pieza que se cree que contenía las primeras
líneas de la epopeya. El fragmento, encontrado en 1878 y fechado entre el
600 a. C. y el 100 a. C., no había sido examinado por expertos durante más de
un siglo desde su recuperación.12 El texto del fragmento dice "El que lo vio
todo, que fue el fundamento de la tierra, que supo (todo), fue sabio en todos los
asuntos: Gilgamesh".13El descubrimiento de objetos (c. 2600 BC) asociados
con Mebaragesi de Kish, mencionado en las leyendas como el padre de uno de
los adversarios de Gilgamesh, ha dado credibilidad a la existencia histórica de
Gilgamesh.14
La epopeya[editar]
Versión «estándar»[editar]
La versión «estándar» se encontró en la biblioteca de Asurbanipal, fue escrita
en babilonio estándar, un dialecto del idioma acadio que solo se usaba con
fines literarios, y utiliza un tipo de métrica bastante parecido a la métrica
hebraica, fundada en el paralelismo semántico, aunque también posee
elementos de métrica cuantitativa. El verso está generalmente dividido en
dos hemistiquios que reiteran la misma idea expresada de dos formas
distintas.18
Esta versión fue estandarizada por Sin-Liqe-Unninni entre el 1300 a. C. y
el 1000 a. C. con base en una versión más antigua que la oficial. Esta
complementación mediante cambio o añadidura de fragmentos era un proceso
común en la época y el Poema de Gilgamesh no fue la excepción.19
La versión estándar y la acadia previa se diferencian en la introducción,
o íncipit. La versión más antigua comienza con las palabras: «Sobrepasando a
todos los demás reyes», mientras que en la estándar dice: «Él que veía lo
profundo» (ša nagbu amāru). La palabra acadia nagbu, ‘profundo’, en este caso
probablemente hace referencia a ciertos «misterios». No obstante, Andrew
George considera que se refiere a algún conocimiento específico que
Gilgamesh trajo de su reunión con Utnapishtim; él ganó el conocimiento en el
reino de Ea, cuyo reino cósmico es la fuente de la sabiduría.20 En general, se
cree que Gilgamesh adquirió el conocimiento para vivir una buena vida: cómo
adorar a los dioses, por qué es necesaria la muerte para los humanos, de lo
que hace bueno a un rey y de la naturaleza. La tablilla XI contiene el mito del
diluvio que fue copiado en su mayor parte de la épica de Atrahasis.21
La tablilla XII es un apéndice del poema épico, una secuela de la XI y
probablemente añadida en fecha posterior, por lo cual ha sido omitida hasta
años recientes. Tiene la inconsistencia narrativa de presentar a Enkidu vivo, y
tiene poca relación con la bien argumentada tablilla XI. De hecho, el poema
tiene una estructura circular en la cual las líneas iniciales se citan en la tablilla
XI para dar, junto con el final, la idea de un ciclo. La tablilla XII es más bien una
copia de un cuento anterior en el cual Gilgamesh envía a Enkidu a recuperar
algunos de sus bienes al inframundo, Enkidu muere y regresa como espíritu
para contarle al rey la naturaleza del inframundo. Este evento parece superfluo
dado que en la tablilla VII Enkidu tuvo ya un sueño en el que se le reveló cómo
es el inframundo.22
Contenido de las tablillas[editar]
La obra gira en torno a dos temáticas, las primeras seis tablillas describen la
búsqueda de la gloria y las restantes la búsqueda de la inmortalidad.
Búsqueda de la gloria[editar]
—Tablilla X, columna 1
7. En el sueño de Enkidu, los dioses piensan que alguien debe ser castigado por
la muerte del "Toro del cielo" y de "Humbaba" y deciden hacer pagar a Enkidu.
Esto va contra el deseo de Shamash. Enkidu cuenta eso a Gilgamesh y
maldice la puerta que hizo para los dioses. Gilgamesh está consternado y va al
templo a rezarle a Shamash por la salud de su amigo. Enkidu comienza a
lamentarse de Shamash porque ahora se arrepiente del día en que se convirtió
en humano. Shamash les habla desde el cielo y les hace ver cuán injusto es
Enkidu, les dice que Gilgamesh se convertirá en una sombra de su antiguo ser
debido a su muerte. Enkidu se retracta de lo dicho y bendice a Shamhat. No
obstante, enferma cada vez más y, moribundo, describe el inframundo.
8. Gilgamesh se lamenta por Enkidu y ofrece regalos a los dioses para que
caminen al lado de Enkidu en el más allá.
9. Gilgamesh procura evitar el destino de Enkidu y emprende un peligroso viaje
para visitar a Utnapishtim y a su esposa, los únicos seres humanos que
sobrevivieron "la gran inundación" (el diluvio) y a quienes les fue concedida la
inmortalidad por los dioses, con la esperanza de obtenerla también. A lo largo
del camino, Gilgamesh pasa las dos montañas desde donde el Sol se levanta,
custodiadas por dos seres-escorpión que le permiten seguir. Viaja a través de
la oscuridad, por donde el Sol viaja cada noche y justo antes de que el Sol se
lo encuentre, llega al final. La tierra al final del túnel es un lugar maravilloso,
lleno de árboles cuyas hojas son joyas.
10.Gilgamesh se reúne con Siduri y le dice el propósito de su viaje. Siduri fracasa
al intentar disuadirlo, pero le envían a Urshanabi para ayudarle a cruzar el mar
a Utnapishtim. Urshanabi estaba en compañía de cierto tipo de gigantes de
piedra que Gilgamesh consideró hostiles y a los que mató. Cuando le narra su
historia a Urshanabi y le pide ayuda, le dicen que justamente ha matado a las
únicas criaturas capaces de cruzar las Aguas de la muerte. Esas aguas no
deben ser tocadas, por lo que Utshanabi le dice que corte 120 remos para
atravesar el agua. Finalmente llegan a la isla de Utnapishtim, quien nota algo
raro en el barco y pregunta a Gilgamesh al respecto. Gilgamesh le cuenta lo
ocurrido y le pide ayuda, pero Utnapishtim lo reprende porque combatir el
destino de los humanos es inútil y arruina la alegría de la vida.
11.Gilgamesh sostiene que Utnapishtim no es diferente de él y le pregunta por su
historia, por qué él tiene un destino diferente. Él le cuenta sobre «la gran
inundación»; su historia es un compendio de la historia de Atrahasis, salvo las
plagas enviadas por los dioses. Reticentemente, le ofrece a Gilgamesh una
oportunidad para la inmortalidad, pero pregunta por qué los dioses deberían
dar el mismo honor que a sí mismo, el héroe de la inundación, a Gilgamesh, y
lo reta a permanecer despierto por seis días y siete noches. En el momento
justo en que Utnapishtim termina de decirlo Gilgamesh se queda dormido.
Utnapishtim se burla del sueño de Gilgamesh ante su esposa y le dice que
hornee una barra de pan por cada día que duerma, para que Gilgamesh no
pueda negar su falla. Cuando Gilgamesh, después de seis días y siete noches
descubre su fracaso, Utnapishtim lo manda de regreso a Uruk con Urshanabi,
exiliado. En el momento en que se marchan, la esposa de Utnapishtim le pide
que tenga compasión de Gilgamesh por su largo viaje. Utnapishtim le
menciona a Gilgamesh cierta planta del fondo del océano que lo hará joven de
nuevo. Gilgamesh obtiene la planta atando rocas a sus pies, para poder
caminar en el fondo del mar, pero no confía en su efecto y decide probarla en
un hombre viejo en Uruk. Desafortunadamente, pone la planta en la orilla del
lago mientras se baña y es robada por una serpiente que pierde su vieja piel y
renace. Gilgamesh llora en presencia de Urshanabi, pero habiendo fallado en
ambas oportunidades, regresa a su ciudad, donde la contemplación de sus
grandes muros le hace alabar el trabajo duradero.
12.El contenido de la última tablilla no se conecta bien con lo anterior. Gilgamesh
se duele ante Enkidu de que su juego ha caído en el inframundo y él le ofrece
traerlo de vuelta. Encantado, Gilgamesh le dice a Enkidu lo que debe y lo que
no debe hacer en el inframundo para poder volver. Enkidu olvida el consejo y
hace todo lo que se le advirtió no hacer, por lo tanto, el inframundo lo retiene.
Gilgamesh pide a los dioses que le devuelvan a su amigo. Enlil y Sin no se
molestan en responderle, pero Enki y Shamash deciden ayudarle. Shamash
hace un hoyo en la Tierra y Enkidu sale por ahí. La tablilla termina con
Gilgamesh preguntándole a Enkidu sobre lo que ha visto en el inframundo. No
queda claro si Enkidu reaparece en la historia como espíritu o si vuelve a la
vida.
1. Tablilla perdida.
2. Gilgamesh le cuenta a su madre Ninsun dos pesadillas que tuvo. Ella le explica
que pueden significar que vendrá un amigo a Uruk. Mientras tanto, Enkidu y su
mujer (aquí llamada Shamshatum) se dedican a hacer el amor. Ella lo civiliza
también mediante el ofrecimiento de comida humana. Enkidu ayuda a los
pastores a cuidar de las ovejas. Viajan a Uruk para casarse, pero Gilgamesh
reclama el privilegio de dormir con Shamshatum antes. Enkidu y Gilgamesh
combaten hasta que Gilgamesh abandona la pelea. Enkidu alaba a Gilgamesh
como persona especial.
3. Gilgamesh ha propuesto ir al bosque para cortar árboles y matar a Humbaba.
Enkidu protesta porque conoce a Humbaba y es consciente de su poder.
Gilgamesh trata de dar valor a Enkidu con palabras valerosas. Comienza la
preparación del viaje y llaman a los mayores. Ellos protestan también, pero
después de escuchar a Gilgamesh les desean suerte.
4. 1(?) tablilla perdida.
5. Los fragmentos de tablillas de dos versiones distintas narran como Enkidu
anima a Gilgamesh para matar a Humbaba. Cuando Gilgamesh lo hace, cortan
árboles y encuentran la morada de Annunaki. Enkidu hace una puerta de
madera para Enlil y la deja flotar sobre el Éufrates.
6. Tablillas perdidas.
7. Gilgamesh discute con Shamash la inutilidad de la prueba. La tablilla está
dañada, luego aparece Gilgamesh hablando con Siduri sobre la prueba y
sobre su viaje para ver a Ut-Napishtim (aquí llamado Uta-na’ishtim). Siduri lo
interroga sobre sus propósitos. Otro hueco en el texto. Gilgamesh ha destruido
a las criaturas de piedra y habla con Urshanabi (aquí Sur-sunabu). Tras una
breve discusión Sur-sunabu le indica a Gilgamesh que corte 3000 remos para
cruzar las aguas sin las criaturas de piedra. El resto de la tablilla está dañada.
8. Tablilla(s) perdida(s).
Poemas sumerios[editar]
Hay cinco historias existentes de Gilgamesh en forma de poemas antiguos
en sumerio. Probablemente circulaban independientemente, en lugar de tener
la forma de una epopeya unificada. Algunos de los nombres de los personajes
principales en estos poemas difieren ligeramente de los nombres acadios
posteriores; por ejemplo, "Bilgamesh" está escrito en lugar de "Gilgamesh", y
hay algunas diferencias en las historias subyacentes, como el hecho de
que Enkidu es el sirviente de Gilgamesh en la versión sumeria: El Toro Celeste
llegó a la ciudad de Uruk, mató a muchos de sus guerreros y la devastó.
Gilgamesh y Enkidu mataron al toro y este hecho aumentó aún más la furia de
los dioses, ya contrariados por el orgullo de Gilgamesh y decidieron castigar a
Enkidu con una enfermedad que duró 12 días y que le ocasionó la muerte. El
señor de la Montaña del Viviente y Hey, ¡hurra! corresponden al episodio de
"Bosque de los Cedros" (que en la versión estándar se cuentan en las tabletas
II – V). Gilgamesh y Enkidu viajan con otros hombres al bosque de los cedros.
Allí, atrapado por Humbaba, Gilgamesh lo engaña (con la ayuda de Enkidu en
una de las versiones) para que abandone sus auras, perdiendo así su poder.
El Héroe en Batalla corresponde al episodio del "Toro en el Cielo" (en la
versión estándar se encuentra en la tableta VI) en la versión acadia. El apetito
voraz del toro causa sequía y dificultades en la tierra mientras Gilgamesh se da
un festín. Lugalbanda lo convence de enfrentarse a la bestia y lucha junto a
Enkidu. Los enviados de Akka no tienen un episodio correspondiente en la
epopeya, pero los temas de si mostrar misericordia a los cautivos y el consejo
de los ancianos de la ciudad también aparecen en la versión estándar de la
historia de Humbaba. En el poema, Uruk enfrenta el asedio de las tropas
de Kish dirigidas por su rey Agga, a quien Gilgamesh derrota y perdona.
En esos días, en esos días lejanos, también conocidos como Gilgamesh,
Enkidu y el Inframundo, es la fuente de la traducción acadiana incluida como
tableta XII en la versión estándar, que cuenta el viaje de Enkidu al Inframundo.
También es la principal fuente de información para el mito de la creación
sumeria y la historia de "Inanna y el árbol Huluppu".
El gran toro salvaje está acostado, un poema sobre la muerte, sepultura y
consagración de Gilgamesh como un semidiós, reinando y juzgando a los
muertos. Después de soñar con cómo los dioses deciden su destino después
de la muerte, Gilgamesh toma consejo, prepara su funeral y ofrece regalos a
los dioses. Una vez fallecido, lo entierran bajo el Éufrates, lo desvían y luego lo
devuelven.
Poema de Gilgamesh
El Poema de Gilgamesh está compuesto por doce tablillas y en ella el
protagonista aparece como un héroe mítico alejado de la historicidad, a quien,
sin embargo, la tradición le atribuye la construcción de las murallas de Uruk. A
favor de la historicidad de este mítico rey testimonian las inscripciones de
Mebaragesi, rey de Kish, y su principal rival.
Existen diferentes versiones del Poema de Gilgamesh, aunque solo dos se han
reconstruido parcialmente, por lo que se consideran versiones principales:
La versión babilonia estandar, compilada por un tal Sin-leqi-unninni alrededor
del 1200 a. C., y que es la versión encontrada en la Biblioteca de Assurbanipal
de Nínive.
La versión babilonia antigua, anterior a la versión standar, redactada en torno al
1800 a. C. y que comienza con estas palabras: «Superar a todos los demás
reyes».
En la quinta tablilla del mito los dos amigos se encuentran con Khumbaba, al
cual vencen y vencen victoriosos a Uruk.
La sexta tablilla recoge como tras la victoria sobre Khumbaba, Ishtar se
enamora de Gilgamesh. En el poema la diosa le habla de los beneficios de
casarse con ella. Ante el rechazo del rey de Uruk, Istar convence a Anu, su
padre, para crear al Toro Celeste y que mate al héroe sumerio. Sin embargo,
Enkidu mata al Toro Celeste y tras esto se retira a descansar, momento en el
que le asalta un sueño.
En la séptima tablilla Enkidu le cuenta su sueño a Gilgamesh. Esto es, que los
dioses habían decretado la muerte de ambos. La tablilla termina con una
descripción de los infiernos, donde Enkidu había viajado en su sueño.
En la octava tablilla del Poema de Gilgamesh, Enkidu ha muerto y el rey de
Uruk lamenta su muerte y promete honrar a su amigo con una estatua funeraria
erigida en su honor. El final de la tablilla está muy deteriorado, aunque se
aprecia que el monarca realiza una libación a Shamash.
La novena tablilla recoge el lamento de Gilgamesh por la muerte de Enkidu y
por la suerte que a él mismo le espera. Piensa como podría conseguir la
inmortalidad y entonces se acuerda de Utnapishtin, un anciano que había
sobrevivido al diluvio universal, y se pone en su busca. Pero la morada de
Utnapishtin se encontraba en un lugar de difícil acceso al que ningún mortal
había conseguido llegar. Si embargo esto no desanima a Gilgamesh, quien tras
caminar durante 12 días llega a un paraíso terrenal en donde abundaban
árboles que daban piedras preciosas.
[Gilgamesh]
En esta situación, el museo compró en 2011 una gran cantidad de tablillas entre
las que se encontraba una copia de la tablilla V del Poema de Gilgamesh.
Lógicamente no se sabe la procedencia de la tablilla, aunque es seguro que no
pertenece a ninguno de los objetos saqueados de los museos de Iraq, pues no
contenía ningún número identificativo. Los expertos piensan que es probable
que dicha tablilla proceda de excavaciones ilegales en la antigua ciudad sumeria
de Larsa.
La ciudad
La zona de Bahrein era conocida por los sumerios como Dilmún. Un lugar de
especial significado para ellos, pues era una especie de paraíso. En Dilmún por
fin se encuentra con Utnapishtim y, tras hablar con él, regresa a su patria
remontando el golfo Pérsico y a través del río consigue llegar a Uruk.
Como decimos, todas las culturas mencionan un cataclismo del que solo se
libran algunas personas. Ovidio cuenta la historia de Deucalión y Pirra, en la que
Zeus decide enviar un gran diluvio a la tierra del que solo se salvarán Deucalión
y Pirra gracias a que fueron aconsejados por Prometeo. Pero en cualquier caso
todas las historias del diluvio suelen tener unos puntos en común:
Fuentes y referencias
Summary
Article Name
Poema de Gilgamesh
Description
El Poema de Gilgamesh es una epopeya mítica mesopotámica de origen sumerio. En él se narran las
aventuras de Gilgamesh, rey de Uruk, y su amigo Enkidu. El poema completa consta de doce tablillas y
existen diferentes versiones del mismo. ¡Entra y descubre más de la Epopeya de Gilgamesh!
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Sumerios.info
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Gilgamesh, el héroe que
venció a la muerte
"La pena ha entrado en mi corazón. Temo a la muerte, y
por eso ando errante por la estepa". (Epopeya de
Gilgamesh IX.5)
1 abril, 2020 | Gustavo García Jiménez | Director de Arqueología e Historia
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“Oh hombre de Shuruppak, hijo de Ubar-Tutu, derriba la casa y construye una barca. Abandona la riqueza
y busca la supervivencia. Desdeña la propiedad, salva la vida. Y lleva a bordo de la barca semillas de todas
las cosas vivas” (XI.25). Tablilla XI de la Epopeya de Gilgamesh en la que se relata el episodio del Diluvio.
British Museum. © Wikimedia Commons / CC-BY-SA-4.0 / Mike Peel
La Epopeya de Gilgamesh es indudablemente uno de los escritos más importantes de la
historia de la humanidad, el primero verdaderamente complejo y con una extensión
considerable. Pero es también, sobre todo, la primera gran historia que conocemos.
Seguramente antes que el bravo rey sumerio, hubo muchos otros héroes que realizaron
grandes proezas, reales o ficticias, sin duda exageradas y muchas veces aderezadas con
buenas dosis de imaginación y entusiasmo, porque es bien cierto que el ser humano precisa
de modelos de inspiración en los que ver reflejados sus propios logros y fracasos, pero estos,
desgraciadamente, han quedado en el olvido con el inexorable transcurrir del tiempo.
La Epopeya ha llevado de cabeza durante muchísimas décadas cientos de investigadores, y
en la actualidad sigue dando mucho de qué hablar. Tal como la conocemos a día de hoy, es
una obra incompleta; un puzle al que le faltan piezas porque las hemos perdido, aunque no
desistimos de buscarlas incansablemente. Pese a todo, son apenas unos pocos detalles
complementarios los que conforman las lagunas de ciertas partes del relato, y al estudiarlo
con detenimiento es fácil llegar a la conclusión de que su mensaje, su intención más primaria,
sí que está perfectamente perfilada, y es entonces cuando reluce la verdadera dimensión de
un relato épico, un viaje trascendental que sitúa al lector en el papel del protagonista; alguien
que, a través de su experiencia, nos enseña hasta dónde podemos llegar como seres humanos
y dónde están nuestros límites, nuestros mayores temores y nuestros más anhelados deseos.
Allá por el siglo XXII a. C., cuando circulaban los primeros poemas recitados o cánticos de
las proezas de Gilgamesh, todavía en su estadio primitivo, Mesopotamia era un
conglomerado de pujantes ciudades-Estado que se alternaban en el dominio del territorio. A
grandes rasgos y en sentido diacrónico, en la Mesopotamia anterior a la llegada de los persas
se destacaron asentamientos sumerios en el sur, acadios (babilónicos) en el centro
(véase Arqueología e Historia n.º 10: Babilonia y los Jardines Colgantes) y asirios en el
norte. Es bien sabido que una de las cunas de la civilización tiene su origen en la articulación
del poblamiento y la sociedad de los sumerios, que se asentaron en el territorio
mesopotámico en el IV milenio a. C. En torno a mediados del siguiente milenio, ya empleaban
la escritura y ordenaban sus textos y registros en bibliotecas. Por su parte, los acadios
conquistaron Sumer en torno al 2300 a. C. y crearon un gran imperio, a la vez que adoptaron
buena parte de las tradiciones de los primeros, entre ellas la escritura.
“Maté al oso, a la hiena, al león, a la pantera, al onza, al ciervo, a la cabra montés, a las bestias y animales
de caza de la estepa. Comí su carne, y sus pieles desollé” (X.258-261). Escultura colosal con la
representación de un héroe –acaso Gilgamesh–sosteniendo un arma ceremonial y sometiendo a un león.
La obra fue hallada en la sala del trono del palacio de Sargón II en la ciudad asiria de Dur-Sharrukin, por lo
que sabemos que está datada entre el 713 y el 706 a. C. Musée du Louvre. © Wikimedia Commons / CC-
BY-SA 3.0/ Darafsh
Uruk, una de las más importantes ciudades-Estado sumerias y uno de los primeros
asentamientos que podríamos calificar como ciudad, es en particular el lugar que desempeña
un papel más relevante en el relato del héroe. Gilgamesh es presentado en la Epopeya como
hijo de la diosa Ninsun y un mortal llamado Lugalbanda. En ella se menciona claramente que
era rey de Uruk, por lo que su existencia histórica –tan probable como la del rey Arturo
(véase Desperta Ferro Antigua y Medieval n.º 36: El rey Arturo)–, se encuadraría en el
período Dinástico Antiguo, en torno a 2800-2500 a. C. Entre sus hazañas más terrenales y
verosímiles, muy alejadas de inmortalidades e inframundos, figura que fue el responsable de
construir su impresionante muralla:
«Construyó la muralla de Uruk la Cercada, de la santa Eanna el almacén sagrado […] No
fueron sus ladrillos cocidos en un horno? ¿No pusieron los Siete Sabios sus cimientos?» (I.11-
21)
En cualquier caso, Gilgamesh aparece en las listas de reyes sumerios como el quinto
gobernante de la I Dinastía de Uruk, que habría reinado, de ser esto cierto, en torno al
2750 a. C. por un período de tiempo (126 años) tan longevo como improbable. No es un hecho
aislado que se escribiera una historia épica de un rey, y de hecho se conocen, aunque forma
fragmentaria, otros ejemplos como los de Sargón de Acad (ca. 2390 a. C.), Zimri-Lim de Mari
(ca. 1850 a. C.), Nabucodonosor I de Babilonia (ca. 1120 a. C.) o Nabopolasar (ca. 620 a. C.)
que dan buena fe de esta práctica en la Mesopotamia antigua. Por otra parte, en torno al 2150
a. C. ya existían algunas historias escritas en sumerio sobre los reyes de Uruk en las que se
incluyen las primeras copias de un poema dedicado a Gilgamesh. En la época, el interés por
estas narraciones desbordaba la propia ciudad, e incluso el rey Shulgui de Ur (ca. 2150-2103
a. C.) proclamaba ser hijo de Ninsun y por tanto hermano del célebre héroe sumerio.
Transcurridos por tanto unos seis siglos desde su supuesta existencia real, Gilgamesh ya se
había convertido en un personaje legendario, aunque su historia completa estaba todavía
lejos de articularse en la forma que la conocemos.
Fragmento de una tablilla cuneiforme de hallazgo reciente (fue recuperada en 2011) en el que se refleja el
texto de la tablilla V de la versión estándar, y que incluye ciertos pasajes hasta entonces desconocidos que
describen detalles previos al combate con Humbaba, cuando los héroes Gilgamesh y Enkidu se adentran en
el bosque de cedros y son testigos de la presencia de animales exóticos que gritan ruidosamente.
Sulaymaniyah Museum, Irak. © Wikimedia Commons / CC BY-SA 4.0 / Osama Shukir Muhammed Amin
Pero en el registro material relacionado con la Epopeya de Gilgamesh, el hallazgo más
importante sin duda se produjo en 1850, cuando Austen Henry Layard y Hormuzd
Rassam descubrieron cerca de cien mil tablillas cuneiformes datadas en época de
Asurbanípal (668-627 a. C.) en las bibliotecas reales de Nínive, que fueron llevadas al British
Museum para su posterior estudio. Rassam regresó tres años más tarde y halló otro conjunto
notable en el palacio septentrional del rey asirio. Las magníficas colecciones incluían, sin
saberlo, el corpus principal de tablillas que conforman la versión estándar de la Epopeya,
que es hoy en día la más popular por ser la que enlaza los distintos relatos antiguos
independientes en una historia continua y organizada en torno al héroe sumerio. Cuando
Rassam y Layard realizaron aquellos descubrimientos, el cuneiforme estaba todavía en
proceso de descifrarse, pero los esfuerzos de varios investigadores finalmente dieron su fruto
y en 1872 el asiriólogo británico George Smith anunciaba ya que había encontrado entre
los restos de las tablillas de Gilgamesh el famoso relato del Diluvio, causando cierto revuelo
en una opinión pública todavía sumida en el debate entre el creacionismo y el evolucionismo.
La versión estándar de la Epopeya de Gilgamesh la conforman doce tablillas que no están
completas –la fragmentación de la arcilla es fácil y muy frecuente– y contienen multitud de
espacios en blanco, conformando un relato todavía parcial que en ocasiones se ha comparado
con un manuscrito roído por las ratas o consumido parcialmente por el fuego. En la
actualidad se conocen más de setenta copias o versiones con ligeras diferencias, en su mayor
parte de Nínive, pero también se conservan otras más tardías procedentes de Babilonia,
Uruk, Ashur, Kalah y Huzirina. Los huecos pueden a veces completarse con las narraciones
más antiguas que sí han conservado ciertas partes de la historia, pero poco a poco las lagunas
de la narración se van rellenando, y en setenta años se ha duplicado el material que tenemos.
Sin embargo, el origen remoto de la Epopeya de Gilgamesh hay que buscarlo no en la
escritura sino en la tradición oral. La mayoría de los expertos está de acuerdo en que las
formas más primitivas de las historias protagonizadas por el intrépido rey de Uruk fueron
seguramente recitados oralmente o bien cantados en forma de himnos por poetas, quizá ya
para la corte de los reyes de la III Dinasía de Ur. Por tanto, al igual que ocurriría en las
mejores historias épicas que configuran el pasado humano y que cantaron rapsodas griegos,
escenificaron dramaturgos y actores o corearon bardos y escaldos, el origen de la Epopeya se
forjó en las gargantas de los maestros sumerios de finales del III milenio a. C.
“Su voz es el Diluvio, su habla es fuego, su aliento es muerte. Oye el murmullo del bosque desde setenta
leguas de distancia. ¿Quién osaría entrar en su bosque?” (II.277-280). Placa de arcilla procedente de Susa
que representa a Humbaba, el temible guardián del bosque de cedros al que se enfrentaron Gilgamesh y
Enkidu. Comienzos del II milenio a. C. Musée du Louvre. © Wikimedia Commons / CC BY-SA 3.0 / Rama
La evolución de una serie de poemas sumerios independientes, puestos luego por escrito,
hasta la epopeya escrita en acadio de la versión estándar organizada en doce tablillas que
constituye la versión más completa, es una de las vías de estudio más complejas en torno a
esta obra, y en modo alguno puede pensarse en que las versiones tardías fueron traducciones
de las más antiguas, sino más bien que constituyeron adaptaciones en muchos casos
cambiantes. El acadio es una lengua de origen semítico que se había impuesto en la región
hacia finales del III milenio a. C. como lengua vehicular, y aunque la lengua de prestigio que
aprendían los escribas siguió siendo durante algún tiempo el sumerio, a la postre los acadios
terminarían empleando el cuneiforme sumerio para expresarse en su propia lengua. En el
camino de los siglos transcurridos hasta la creación de la versión estándar, amén de la
intervención de otras lenguas y culturas, se produjeron lógicamente algunos cambios; se
perdieron cosas, se inventaron otras, se cambiaron nombres y se transformó el estatus de
algunos personajes. Así, por ejemplo, en la épica sumeria nuestro héroe es Bilgames y no
Gilgamesh, y su buen amigo Enkidu es en realidad un criado de este, por mencionar tan solo
algunas de las transformaciones más llamativas.
La búsqueda
«Oh, Gilgamesh, ¿adónde vas errante? La vida que buscas, nunca la encontrarás». (tablilla
de Sippar, I.2’)
El responsable de reunir y adaptar las viejas historias sumerias a un relato épico continuo
debió de ser sin duda un experimentado escriba, aunque quién fue en particular este sabio es
otro de los grandes misterios que rodean a esta magistral obra. La tradición mesopotámica
contaba con su propio candidato, y atribuía la fijación de una narración completa,
llamada Sha naqba imuru, “El que ha visto lo Profundo” –sin duda un nombre dotado
de gran significado y que proviene de la frase que da inicio a la Epopeya– a un tal Sîn-leqi-
unninni, sacerdote, exorcista y escriba de Uruk en el período Babilónico Medio (ca. 1600-
1000 a. C.) que acaso vivió entre los siglos XIII y XI a. C. Aunque es tentador aceptar esta
idea, es algo improbable, dado que existen fragmentos del primer Gilgamesh acadio datados
en el Babilónico Antiguo (ca. 2000-1600 a. C.) –entre otras, las tablillas de Pensilvania, Yale
y Nippur con fechas en torno al 1700 a. C.–, aunque también es cierto que estas versiones
incompletas no cuentan con el prólogo y quizá tampoco con el relato del Diluvio, de modo
que no puede descartarse que el erudito de Uruk editara el texto paleobabilónico hasta darle
su forma definitiva
Génesis y evolución de la Epopeya de Gilgamesh, 2150-630 a. C. Pincha en la imagen para ampliar. ©
Desperta Ferro Ediciones
Los poemas de las versiones sumerias más antiguas relacionadas con el mito son
principalmente seis. Uno de ellos, la historia de Bilgames y Akka, cuenta la amenaza de
este último –rey de Kish– sobre Uruk y la respuesta heroica de Bilgames, aunque la historia
no tuvo continuidad en la composición acadia más tardía. Un segundo poema, Bilgames y
Huwawa, constituye el núcleo del posterior relato del bosque de cedros y el enfrentamiento
con su temible guardián, que se integraría en las tablillas III y IV de la versión estándar. Otro
poema, Bilgames y el Toro Celestial, conformó la base de la acción de la tablilla VI. Sin duda
uno de los más interesantes es el poema de Bilgames y el Inframundo, que explica cómo
Inanna (la correspondiente sumeria de la diosa Ishtar), encontró un árbol y lo plantó con la
intención de usarlo para fabricar mobiliario, pero pronto algunas criaturas que vivían en el
árbol comenzaron a atemorizarla hasta que llegó Bilgames y lo cortó. Innana utilizó su
madera como consideró oportuno, pero Bilgames se guardó un poco, y con ella fabricó dos
juguetes. Sin embargo, estos cayeron al Inframundo, y el bravo Enkidu se ofreció a irlos a
buscar pese a las advertencias de su amo, solo para terminar capturado allí para siempre,
aunque su sombra logró volver para explicar a Bilgames cómo era el mundo de ultratumba.
Otro poema, la Muerte de Bilgames, concibe la idea de que los dioses le otorgan al rey una
posición de autoridad en el Inframundo y cuenta cómo este, ya convencido de su muerte,
construye su propia tumba. Un último poema es el del Diluvio, Atrahasis, que no tiene a
Bilgames como protagonista y ni siquiera lo menciona, pero que luego alcanzaría una gran
trascendencia en la historia de la versión estándar.
La historia “definitiva” tomaría estos poemas como referencia y los ordenaría en una
secuencia en la que la transformación o evolución del héroe cobraría todo el sentido. Con
propiedad, tendríamos que hablar de once y no doce tablillas para la versión estándar, puesto
que la decimosegunda fue añadida posteriormente –quizá en fecha tan tardía como el siglo
VII a. C.–, y es en realidad la traducción de una parte del poema de Bilgames y el
Inframundo, que aquí funciona como una especie de apéndice o epílogo pero no formaba
parte de la versión estándar original.
“La Señora Ishtar miraba con deseo la belleza de Gilgamesh: ‘Ven, Gilgamesh, sé mi amado. Concédeme los
frutos de tu amor, oh concédeme. Sé tú mi esposo y yo tu esposa’” (VI.6-9). Impresión de un sello que
representa a Innanna/Ishtar, diosa del sexo y de la guerra, de pie sobre un león yacente y frente una
sirvienta o devota. Período acadio antiguo (ca. 2350-2150 a. C.). © Wikimedia Commons / CC BY-SA 3.0 /
Sailko
Al margen de este detalle, la Epopeya de Gilgamesh narra con brillantez un viaje hacia el
mundo interior de un personaje complejo que no por ser rey e hijo de una diosa dejó
de ser víctima de las incertidumbres y debilidades humanas. Su historia transcurre
generalmente en el espacio liminar que separa tres ámbitos bien diferenciados: la naturaleza,
encarnada por el salvaje Enkidu y Humbaba, el guardián del bosque de cedros; la civilización,
cuyo máximo exponente lo representan el propio Gilgamesh y la ciudad de Uruk; y lo
sobrenatural o divino, que viene personificado por los dioses y los temibles seres a los que se
enfrenta el héroe. La muerte de Enkidu en la tablilla VII, y con ella la toma de conciencia de
Gilgamesh de que él mismo no va a poder escapar a la parca, actúa de bisagra entre las dos
grandes búsquedas en espacios inhóspitos. Su segundo viaje, de hecho, terminará con la
aceptación de su destino.
Bibliografía
La epopeya de Gilgamesh (2004; versión de A. George, trad. F. Chueca). Barcelona: Penguin
Random House.
Dalley, S. (2008) (ed.): Myths from Mesopotamia. Creation, the Flood, Gilgamesh and
Others. Oxford: Oxford University Press.
Feldt, L.; Koch, S. (2011): “A life’s journey. Reflections on death in the Gilgamesh epic”, en
Barjamovic, G.; Dahl, J. L.; Koch, S.; Sommerfeld, W.; Westenholz, J. G. (eds.): Akkade is
king. Leiden, pp.111-126.
North, R.; Worthington, M. (2012): “Gilgamesh and Beowulf. Foundations of a
comparison”, Kaskal, 9, pp. 177-217.
Riley, J. M. (2013): “‘Love the child who holds you by the hand’. Intertextuality in
the Odissey and the Epic of Gilgamesh”, Studia Antiqua, 12.2, pp. 1-12.
Gustavo García Jiménez es doctor por la Universitat de Girona y licenciado en Historia
por la misma universidad. Su ámbito de especialidad es el estudio de las armas y las formas
de guerra de las sociedades protohistóricas hispánicas y europeas, y es autor de dos libros
sobre el armamento La Tène de la península ibérica además de un puñado de artículos de
temática similar. En la actualidad ejerce como director de Desperta Ferro Arqueología e
Historia.