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Juicio politico al presidente y nueva inestabilidad politica en América Latina ANIBAL PEREZ-LINAN a ‘VII. HACIA UN NUEVO PATRON DE INESTABILIDAD PRESIDENCIAL Los EPIODIOS DE Jute Fottrico descriptos en capitulos an- teriores constituyen parte de una nueva tendencia, un nuevo ‘modelo de inestabilidad politica que surpié en América La- tina en los afios noventa. Entre Ia caida del gobierno de Co- lor y fines del ano 2008, fueron destituidos diez presidentes latinoamericanos. En aproximadamente la mitad de los epi- sodios, el desenlace de Ia crisis fue un julcio polttico © una declaracién de incapacidad. En los casos restantes, fos pre- Sidentes fueron depuestes por otros medios. No obstante, ‘ac hubo ning caso en el cual a caida del presidente fuera segulda del establecimiento de un régimen autoritaro, Cabe preguntarse por qué fueron depuestos algunos Presidentes sin que mediara un proceso de juicio politico, Que nos dicen estos casos acerca de las hipotesis desarro- lladas en captulos anteriores? En la primera seccién de este capitulo, nos proponemos discutir dos eplsodios paradig- dteos de remoci6n del presidente sin que medie un pro: «eso de julcio politico: a afd de fos presidentes de Argen- tina Fernando de la Réa y Adolfo Rodriguez Sad en ean 2001." La crisis argentina usta algunas de las caracterts fas generales del nuevo modelo de inestabilidad. En otros paises se produjeron casos similares de remacin sin julio politic y est resumidos en Ia segunda seccin nla tercera secci6n de capitulo, se identifican los ras- {0s dstinivos del nuevo modelo de inestabilidad y se vuelve "El eatamieno de eerie arena ei bado on Peres (eon, eo {JUICIO POLITICO AL PRESIDENTE, A las hiptesis bosquejadas en el capitulo 1, En las dos sec- ciones siguientes se demuestra el impacto de la disminu- ign de intervenctones militares, el aumento de los escén- dalos, los evantamientos populares y la debilidad del apoyo legislative. Se lleva a cabo wn andlisis comparativo cual tivo de 24 crisis presidencialesy luego se realiza una prucba estaistica ms amplia referida a 75 gobiemos, Las conelu- sones exploran tres posibles desenlaces de las crisis pres ddenciales en el nuevo contexte histérico:juicios politicos, solpes militares fallidos y caidas de los pesidentes. ‘ARGENTINA, 2008 El presidente Fernando de la Ra gang las elecciones como ceandidato dela Alianza, una coalicién del tradicional Pa tido Radical y el Frepaso, de centroizquierda (Novaro, 2002; Ollie, 2001). El nuevo gobieme hered6 -y adopts lalla: ‘mada politica de convertibildad de su predecesor? En 1991, como respuesta a Ia hiperinflacién, el gobierno de Meneny hhabia estblecido un régimen de convertbilidad, Rjando el ‘eso argentino al déar estadounidense a una tas de uno a uno. Esta politica establiz6 Ia moneda argentina de inme- dliato,reduj la inflaciony dio lugar a retormo del crédito y ‘algunos afios de crecimiento econémico, Al no poder con tar con el impuestoinlacianaro, el gobiemo se vio obligado ‘a enfrentar su deficit reduciendo gastos y tomando présta- * suche pena haba conta deen dls xo una cleo recuerda de hiperinan, Cs onset a en fora de la palin se oponi a dou de ln ned agen ‘Sein una encuesta Gall, relicada nine rane ree topetanas de Bueno Aires, Rosario, Cordoba, Mendon acum, 9 edie tre e201 en medi en ri) 79% de len encstadon open que se devlara peso aren 78s ecarab apenas ‘in dela onary slo equa able! peso converte exec (te Nace 28 de sere de 201 10, HACIA UN NUEVO PATRON DE INESTABILIDAD... 289, mos, ya que le resultaba polticamente imposible llevar @ ‘cabo una reforma tributaria y los ingresos provenientes de las prvatizaciones no habfan tardado en agotase (Corrales, 2002b; Schamis, 2002), Las limitaciones del modelo se hice ron evidentes en 1999, cuando Brasil el mayor socio de Ar. gentina en el Mercado Comin del Cono Sur devalue su mo- peda ylos dirigentesargentinos comprendieron quela politica, camblara era demasiado rigia. La périda de competitvided de las empresas argentinas en los mercados intemacionales tuajo aparejado un aumento incontroable dl desempleo que trepé al 1736 para fines dl primer gobierno de Menem (en cctubre de 1995) y permanecia ex el 14% para fines del segun- do mandato (en octubre de 1998)? El gobierno de De Ia Roa heredé el deficit fiscal y no tardé en darse cuenta de que habla cafdo en una trampa: cualquier intento de reducir el gasto publico 0 de aumen. tar ios impuestos profundizaria la recesién, mientras que cualquier intento de impulsar la economia no hata sino cempeorar el desequilibrio fiscal. Una estrategia ortodoxa faciitaria el acceso a los mercados financleros a corto plazo, mientras que a largo plazo agravaria las tensiones sociales y pondria en peligro la base impositiva necesaria para el servicio de la deuda. Apostar al crecimiento econé- ‘mico, implicaria, en cambio, restringir el acceso inmediato al crédito, porque los operadores financieros prevefan una recuperacin lenta , por ende, un posible default. El go- biemo -imposibilitado tanto de reduetr los deficits como de controlar el desempleo- daba una imagen de ineficien- cia cada ver mayor (Bonvecchi, 2002). ‘A pesar de las promesas electorales de una administra clon transparente y un enfoque més humano dela economia, 2 Vege “Tl de esoupacn sien en lo principales aglomerads nbn tnt Nasional de Eadie Caner (e). Dp en les cptwnindee meson ata ms UICI0 POLITICO AL PRESIDENTE <1 gobiemo de la Alianza se vio sacudido en octubre de 2000 por la denuncla de drigentes sindicales de que el ministro de ‘Trabajo y el jefe de la Secretaria de Inteligencia dl Estado (amigo cercano del presidente) habian sobormado a 12 sena- dores para que aprobaran una ley labora impopular. Al reve- Iarse el escndal, los indices de aprobacion presidencial ca yeron por debajo del 20%; el vicepresidente Carlos Alaret, Glirigente del Frepaso, enuncié como protesta ante manio: ‘br de corrupeisn (Weyland, 2002: 201-204). Segan Enrique Peruzzott,el episodio two efectos nefastos, porque el g0- biero habia hecho de la lucha contra Ia comrupeién uno de: ‘us estandartes, La renuncia de Alvarez y la consiguiente fractura de is ealieién gubernamental en torno a este tema fueron indicadores de que ei groblema dela corrupeién afec- taba a todos los parties polticos (Peruzzott, 2008: 243). El presidente respondi a este cuestionamiento aislan- dose ain mas, “rodeandose de los amigos y la Famili’ y de- Jando a los radicales mas representativos fuera desu erculo ftimo" (Schamis, 2002: 87) Para comlenzos de 2001, era evidente que el deficit fiscal habta aumentado desmedida- ‘mente, que el acceso alos mercados internacionales de capi tal era demasiado costoso y que era improbable que se pro- Gi politico. En abril de 1992, por ejemplo, el presidente Rodrigo Borja insult a los legisladores ecuatorianos lla~ méndolos “una banda de vagos”, Los lieres parlamentarios To amenazaron con un julio politic, pero su ministro del Interior respondié que "Ia Consttucién establece silo tres causas para e jucio politic; ninguna de ells incluye la- mar vagos a los vagos"." (Cuatro afios después, Buceram "as tes nus eran a pata. abeco o cual tr Infect us afore prvemente al enor nana” arco 39 de Cone de 1979). HACIA UN NUEVO PATRON DEINESTABILIDAD... 301 devolvi la cortesfa asegurando que Borja era un “burro",) En un contexto politico marcado por la indignacion po: blica, los intentos presidenciales de tapar los escéndalos hhan resultado en una profundizacion de las investigaciones yun enfrentamiento con el Congreso, -Elnuevo papel del Congreso En sus reflexiones sobre Ia Francia revolucionaria, John Markoff destacé que la actvacién de los movimientos soca les puede alterar féeilmente la relacién mutua entre quienes poscen el poder (Markoff, 1996: 23). En América Latina, los levantamientos populares contra el Ejecutivo han ublcado a los legisladores en un papel decisivo en casi todas las crisis desde 1990. En un nuevo contexta internacional que ca taba la inestabilidad de Ia democraciay exigfa soluciones instituclonales para los eonflites politica, s6lo el Congreso tenia la capactdad de darle al colapso de un goblero un for: ‘mato constinicional. Los legsladores surgleron como el ul- timo recurso para darles alas crisis un desenlace sin in ddentes y preservar la estabilidad democrétic. En algunos casos tuvieron un papel proacivo,dieron comienzo alas ac- tuaciones para destituiral presidente, En otrs, fueron me- ramente reactivos, formulando cargos contra el presidente cuando ya no ocupaba el cargo 0 formando una coalicién Jegislativa para nombrar un presidente interino (Mustapc, 2005; Schamis, 2002). El nuevo papel del Congreso ilustra la profunda trans- formacién de la politica latinoamericana documentada en capitulo m. La destitucign lepislativa de un presidente era prcticamente impensable en el entorno politico polarizado 4e las décadas de 1960 y 1970, Por ejemplo, en 1976 un sgrupo de legisladores argentinos (inchuyendo al senador de Ja oposicion Fernando de la Ra) intent6 iniclar un juicio so sutetoPoLtTico AL PRESIDENTE. politica contra Marfa E. Martinez de Perén. Aunque habia frupos disidentes dentro del Partido Peronista que se opo- phan categéricamente a la presidentay tenfan la esperanza {de evitar el golpe militar que todos presentian, la mayorfa ‘el partido se negé a “traicionae” ala viuda del general Pe- ‘eu falta de una solucion institucional para la crsis, los nnlitares impusieron un régimen autoritario brutal que dduré hasta 1983 (Serrafero, 1997). "El eomtraste entre el fatal bloqueo del Congreso argen- tino en 1976 y el papel signlficativo que desempefiaron los legisladores en 2001 reslta el cambio en la percepeton que tenian las elites de los movimientos sociales. Antes de los, afios ochenta, sola interpretarse la movilizacion popular ‘como el indicador de una polarizacion ideolbgica suby Cente y las elites civiles reaccionaban adoptando posturas Fadicales~a a laquierda o a la derechs— que facilitaban el aquiebre de la democracis (Bermeo, 2003). En la década del foventa, interpretaron la ativacién de coaliciones callee~ as multielasistas como el indicador del propio aislamiento del presidente, Por consiguiente, ls legsladores tuvieron la tendencia @ unirse a Ia lade oposicin al Ejecutivo a me- hos que las protestas no estuvieran integradas por gran nix mero de votantes (como en la Colombia de Samper) o no pudieran generar un mandato consistente (como en el Para- fuay de Gonzélez Macchi). La principal excepei6n a esta re- fla fue la Venezuela de Hugo Chavez: debido a que la pro- testa popularfueinterpretada-aligualqueenelpasado-como tun sigo de polarizacién social subyacente, el Congreso se ‘mantuvo dividido y algunos lideres de la oposicién reaccio- hnaton con una estraegla radical que lev al fallido golpe milltar'yal "paro petrolero" de 2002 "ag tambien Kein Gomera Aces, Se mar de 1976 pp 205.2608 HACIA UNNUEVO PATRON DE INESTABILIDAD... 303, ANALISISCoMPARATIVO CUALTAAIVO ] andliss comparativo de los derrocamientos presidencia: les sin juleio politico parece corroboras la hipétess pine! pal que se desarrolla en este libro, En un conte-to de baja intervencion militar, fueron las amplias protestas populares las que determinaron, en gran medida, Ia caida de un go- biero. Pero fue so la presencia de los escéndalos madiat cos y una legislatura proactiva lo que dio lugar al modelo institucional de remocién que es el tema central de estees- tui: el jucio politico al presidente. ‘Sin embargo, esta comparacién introduce nuevamente ¢ problema del sesgo de seleccién presentado al final del cap- tulo m- Al presentar slo los casos en los cuales el presidente fue removido del cargo, se han excuido de la diseusion previa ‘otros episodios en ls cuales pueden haber estado presentes Tas condiciones causales sobre las que se han elaborade hipé- tess (alta de intervencin militar, escdndalos medisticos,pro- testa popular y apoyo legislative débil para la gestion presi- dencal), pero en les cuales nunca exist Ia opei6n de remover al presidente (vease Geddes, 2003), Para abordar este pro ‘blema, me propongo extender el andliss en dos formas. En cesta seccién,realizaremos un andlisis comparativo de las 24 ‘isis presidenciales que tuvieron lugar entre 1990'y 2004 cua- dro 2) nla seccin siguiente se hard un andlisis estadistico de 75 gobierno presidencales (a mayoria dels cuales nunca sufri6 conmocién institucional alguna) en el mismo perfodo. Ecuadro vl resume ls caracteristcas principales de las ‘xsi presidencales durante el perode histérico cublero en el ‘capftulo n.Ademas de los siete casos que se discuten en ese ca- pltul (los cuestionamients a Gonzalez Macchi en 2001 y 2002 ‘se presentan en el cuadro como acontecimlentos separados) los seis cases de remocién sin juico politico discutdos en las seeciones anteriores, el cuadro incluye otros 11 episodios an Tas cuales no hubo juieio politico ni se derroc al presidente sa UIC} POLITICO AL PRESIDENTE, El cuadro provee informacién sobre cuatro condiciones ‘causales. Se codificé Ia presencia de Intervenciones milita- 1s (designadas M) cuando hubo una operacién militar cuya intencisn fuera derrocar al presidente o clausurar el Con= _greso. De lo contrato, se las codifieé como ausentes. Se co- dlfcaron fo escandalos () como presentes cuando los me- dios evelaron casos de eorrupcign o de abuso de poder que ‘comprometieron de manera repetia la situacién dl Eject tivo y sus colaboradores cereanos. En Ecuador en 1990 y Juego en Ecuador y en Nicaragua en 2004, hubo escéndalos por corrupeién, pero su incidencia fue probablemente més baja que en los otros casos. Los levantamientos populares (P) se codiicaron como resentes cuando hubs procestas masivas que exigi la re puncia del presidente y cuando integraban wna eoalicién social amplla. Enel caso de Samper, por empl, se produ jeron protestas dispersas, pero eran de alcance reducido (ase el capitulo v). En Repaiblice Dominicana también se prodiyjeron algunas protesias contra el fraude electoral, de ‘mayor envergadura. En Paraguay, 4e movilizaron maltiples, sectores piblicos en 2001, pero la renuncia del presidente no fue el tinico objetivo (ni siguiesa el principal) de todos fs sectores. Por sitimo, se reconoel la presencia de un es ccudo legislative (L) cuando el presidente controlaba un par tido o coalicion legislativa con una proporcién de bancas signficativamente mayor que las bancas necesaries pare ‘bloquear on proceso de julcio politic, Los casos dudosos fueron aquellos en los cuales el partido sélotenfa una ven- {aja marginal, estaba dividido o dependta de una coalicién Incierta. Por razones de espacio, no hemos discutido aqui los matices de cadas ls decisiones de codificacién que se tomaron, pero pueden encontrarse estudios de caso mis de- talladas en la base de datos cualitaiva que acompafia este proyecto( chttpwww ptt. edu/-asp27/Presidentalimpeach- ‘ment. html>) HACIA UN NUEVO PATRON DE INESTABILIDAD,.. 305 (CUADRO ViLI. Crisis prsidenctales en América Latina, 1990-2004 hee oan Nomis 200" Femnds a ‘epwine 10, Adaonergersat Rie 1990- ime arta Gee 006 merece cose 0) am ana Bn Sugenzzzerzecgzozuaz|s amma tt Renedeicn Calo 2 Nempa 1 Monetumare : ‘exnma 204 Tooter ons 5 Panetey 1098 aes ra : Pevety 301s ec : romny 3nd Lancer ach : front sha 5 fre mt Shera : Pet 30 Ake Fart : rte, Nevench oot Coen nae xsi sty freon 02m NANA fem none ai = endl oe ce ey, opps topes ona teas {ho Gar oi Capra ere rs 1 ina oo li = hac are dec se neapsing oe Seer cite nn nny SSmihiomencdsmmmemecanmet mi i i ee ye: he sos sutc10 POLITICO AL PRESIDENTE. El cuadro vit tambign documenta dos desenlaces posbes. La columna J" indica s se produjo un julio politico @ una declaracion de incapacidad, La Jest codificada como nega: tiva calificada en los casos de Colombia en 1996, Pers en 1991 y Paraguay en 2001 porque el proceso no se complet, ¥ ‘enel caso de Pert en 2000 porque la declaracin de incapaci- {dad tuvo un papel simbdlico luego de que el presidente re~ ‘nunciara, La colunina siguiente (R) indica si el presidente fue temovido. Los estudiantes de criss presidenciales se re~ fren a esos desenlacesalterativamente como cafda pres dencial (Hochstetler, 2006) o presidencia interrumpida (Marsteintredety Bertzen, 2006; Valenzuela, 2004), perono Thay das acerca del significado, Los nicos casos ambiguos presentes en esta cokumma son Repiblica Dominicana en 1989, porque el presidente Balaguer negoeié para dejar el porter dos afios después (por esta razén tratamos el caso de Balaguer como un ejemplo de establlizacicn con superviven- Gia en el capitulo m), y Ecuador en 2004, poraue Gutiérrez Sabrevivi tla crisis pero fue derrocado en abril ‘La altima columna refieja el cardcter central que tiene

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