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LA TEORIA DE LA NOVELA Ensayo histérico-filoséfico acerca de las formas de la épica grande (Con el Prologo de 1962) El alma y Yes Gor mos 6eigalbe. (185. “Ztwo Teoh Manel Sacre tan Para Yeliena Andreievna Grabenko PROLOGO Este estudio fue proyectado durante el verano de 1914 y es- erito on el invierno 1914-1915. Aparecié primero en la Zeits- chrift fir Asthetik und Allgemeine Kunstwissenschaft [Revista de estética y ciencia general del arte] de Max Dessoir en 1916, ¥ luego, en forma de libro, en 1a editorial P. Cassirer (Berlin, 1920). El momento que determind su génesis fue el estallideo de fa (puerra en 1914, el efecto que habia producido en la intelectua- lidad de izquierda la aceptacion de ta guerra por ta socialde- mocracia, Mi actitud més intima era una recusacion vehemen- te, global de la guerra, poco articulada sobre todo al princi pio. ¥ una recusactén, principalmente, del entusiasmo bélico. Recuerdo una conversacién con la sefiora Marianne Weber a finales det otoRo de 1914. Ella queria refutar mi negativa con- téndome varias acciones heroicas concrelas. Contesté: «cuanto ‘mejor, tanto peors. Al intentar en aquel tiempo darme a mi mismo consciencia de aguella mi toma de posicién emocional Negué mds o menos al resultado siguiente: e¢ previsible que las potencias centrales derrotargn a Rusia; esto puede acarrear la caida del zarismo: estoy de acuerdo, Hay cierta probabitidad de que el occidente derrote a Alemania; si eso tiene como con- secuencia la caida de los Hohenzoliern y de los Habsburgo, también estoy de acuerdo. Pero entonces se plantea la cues- lit siguiente: «Zquién mos salva de ja civliancién occidencal?» (1a perspectiva de una victoria final de la Alemania de la fooca me resultaba una oesadilla.) 22 Georg Lukdes En ese estado de dnimo nacis el primer provesto de le Teoria de la novela. Al principio tenia gue ser una cadena de didlogos: un grupo de jvenes se retrae dela psicosis de guerra gue le rodea, al modo como los narradores del Decameron se tislan de la peste; siene conversaciones movidas por el deseo de entenderse y conprenderse entre elias y cada uno a st mis- ‘mo; y estas conversaciones llevan paulaiinamente a los pro- blemas tratados en el libro, a la perspectiva de un mundo dostoievskiano. Después de pensar el problema més concrete: ‘mente, ese plan fue abandonado y se procedid a la redaccin de fa Teoria de la novela en su version presente. El libro, pues, Jha nacido en un estedo de dnimo de desesperacion permanente ‘acerca de la situacién del mundo. El afo 1917 me trajo una respuesta a las cuestiones que hasta entonces habian parecido irresolubles. Serta posible, naturalmente, considerar este escrito en si mismo, sin tenor en cuenta mas gue su contenido objetivo, con Independencia de las condiciones internas de su origen. Pero creo que en una retrospeccién historica por encima de cast cin- uerta afos vale la pena exponer el esiado de dnimo que presi is su génesis, porgue ello facilita su comprensicn adecuads. No hay duda de que aguella recusacicn de ta guerr2 y, cot lla, de ta sociedad burguesa de la época eva purantente uid pica; ni siquiera en el plano del pensamiento mds abstracto concebia yo entonces mediaciones entre ta toma de posiién subjetiva y la realidad objetiva. Y esa ausencia de mediaciones tenia, desde el punto-de vista metodoldgico, la importentisina cconsecuencia de que, por el momento, no sentia necesidad af ‘puna de considerar eriticamente mi concepcicn del mundo, modo de mi trabajo cientifico, etc. Me encontraba entonces en tor proceso de transicién de Kant a Hegel, poro sin camblar por ello en nada mi relacisn con los métodos de las clencias del espiritu, como se dooia; esta relacién se basaba asencial mente en las impresiones e influencias juvenilonente rectbidas de los trabajos de Dilthey, Simmel » Max Weber. La Teoria de Teoria de la novela 283 Ja novela es, en efecto, un producto pico de las tendencias de las wciencias del espiritue, Max Dvorak, al conacernos perso nal’mente en Viena en 1920, me dijo que consideraba esta obra como 1a principal publicactén de la tendencie de las ciencias del espiritu. No nos resulta ye nada diftel percibir claramente las limi- taciones de aquellos métodos diltheyanos. Pero también se pue- fie entender bien eu justificacién histériea relative frente « ta mecquina superficialided del posisivismo neokantiano 0 de ‘tra rate, tanto en el tratamiento de personajes o conexiones Iistéricas euanto en el de los hechos espirituales (Idgica, este tea, ete). Pienso, por ejemplo, al escribir esto en la influencia Jascinadore de Das Erlebnis und die Dichtung [Vivencia y poe sa} (Leipzig, 1905) de Dilthey, libro que desde varios puntos de vista parecia descubrir terra nova, Ese nuevo continente nos porecié por entonces un mundo mental de ambiciosas siniesis, tedricas ¢ histéricas. ¥ no nos dimos.cuenta de lo poco que, en realidad, superaba ese nuevo método al positivism, y lo poco objetinamente que se fundaban sus sintesis, (Los jdvenes no nos dimos cuenta por entonces de que aquellos dotados ‘autores consepulan algunos resultados sdlidos mds a pesar de su método que gracias a él.) Aquella moda convirtié en costar bre el procedimiento de formar sintéticamente concepios gene- rales Gon unos cuantos rasgos suctces, intuitivamente capiados (en la mayor parte de faz casos, de una tendencia, ur periodo, eicétera, Luezo se bajaba deductivamente desde esos canceptos sintétices hasta los fendmenos individuales, y ast se tenia la ilusién de haber aleanzado una generosa vision de conjunto. Este fue tambien ef método de la Teoria de la novela. Me timitaré a aducir algunos ejemplos de ello, En la tipologia de le forma novelistica tiene una importancia decisiva la alterna tiva siguiente: si el alma del personaje principal es demasiado estrecha 0 demasiado amplia respecto de le realidad. Esta divi sion tan abstracta no es, a lo sumo, adecuoda sino para ilu 284 Georg Lukes va del primer tipo, el Quijote. Pero es demasiado general para captar toda la riqueza historica y estética de esa misma y sola novela. Los demds escritores incluidas en ese tipo, camo Bal- tae 0 Pontoppldan, quedan embutidos en una camisa de fuerza conceptual que los deforma. Lo mismo ocurre con el ofr0 tipo. Pero el efecto de la sintesis abstracta segtn el método de las scigncias del esplritue es atin mds caracteristico en el caso de TTolstoi. El epllogo de Guerra y paz es, en realidad, una auténti- ‘ca conctusisn ideal del period de las guerras napoleénicas: en el desarrollo de algunos personajes muestra ya las sombras pre ‘monitorias del levantamiento de los dekebristas ex 1825. Pero l autor de 1a Teoria de la novela se atiene tan tenaznente al ‘esquema de la Education sentimentale, que no ve en aquel tex 10 mds que una sserena atmdsfera de cuartedelos-ninos», una «melancolia mds irreparable que el final de la novela mas pro- blemdticamente desilusionadoras. Seria facil acumular ejem- plos de ese tipo. Baste recordar que artisac de fa novela como Defoe, Fielding o Stendhal no hallaron hueco alguno en el es quematismo de esa construcci6n; o también que el autor de la Teoria de la novela invier‘e con arbitrariedad «sintética® la sig nificacion de Balzac y de Flaubert, de Tolstoi y de Dostoievski, etebtera Eses deformaciones merecian al menos una alusién que ilu minara adecuadamente las limitaciones de las absiractas sinte- sis de las «ciencias del espiritur. Eso no significa, como es natural, que el autor de la Teorfa de la novela tuviera sistemati- camenie cerrados todas los caminos que conducen al descubri- rmiento de conexiones interesantes. También a esie respecto me limitaré a aducir el ejemplo mds saliente: el andlisis de fa fur ign del tiempo en la Education sentimentale. Como andlisis de la obra concrete, tambien ese andlsis redunda en una abs treccion inadmisible, El descubrimiento de una recherche du temps perdu no se puede justificer materialmente, sino, a lo sumo, para ta ultima parte de la novela (escrta tras la derrote dejinitiva de la revolucién de 1848). Pero, de todos mados y Teoria de la novela 25 por lo menos, la nueva funcién del tiempo en la novela queda Inequivocamente formulada, sobre la base de la durée berg sonlana. La cosa es, sobre todo, lamativa porque Proust no ha sido conocido en Alemania sino a partir de 1920, el Ulysses de Joyce lo fue en 1922 y ef Tauberbeg [Montaha mdgica] de Thomas Mar no aparecié hasta 1924, Asi, pues, a Teoria de la novela es un representante tipico de las eciencias del espiritue y mo remite a mds alld de las li taciones metodoldgicas de ésias. A pesar de ello, su éxito —Tho- ‘mas Mann y Max Weber se contaron entre sus adictas lectores— no fue puramente casual. Aunque arraiga en el campo de las sciencias del espiritus, este libro contiene —dentro de los ali didos limites— ciertos rasgos nuevos que iban a ser importar- (es en ef desarrollo posterior ¥a he aludido al hecho de que el autor de la Teoria de la novela se habla welto hegeliano. Los ddemds representantes importantes de los métodos de las «cien. cias del espiritu> se situaban en wr terreno Kantiano no exento de restos positivistas; Dilthey, sobre todo. ¥ los intentos de superar el racionalismo trivialmente positivista significaban casi siempre un paso hacia el irracionalisma ast lo hacia sobre todo Simmel, pero también ya Dilthsy miemo, Es verdad que l renacimiento hegeliano habia empezado algunos aos antes del estallido de la guerra. Pero lo iinico que se podia tomar ex serio, tientificamente heblando, de ese primer renacimiento se incluia principalmente en el terreno de la logica 0 en el de la teoria general de la ciencia. Que yo sepa, le Teoria de la novela es la primera obra del campo de las wciencias del espiri- tw» que aplica resultados de la filosofia hegeliana a problemas ‘esiéticos de un modo concrete. Su primera parte, la mas gene- ral, estd esenciaimente determinada por Hegel: ejemplos son le contraposicin de ta especie a ta totalidad en la épica y la dramética, ola concepeién histdrico-filocofica de la copertenen- cia y contraposicidn de epopeya y novela, ete. Desde luego que fl autor de la Teoria de la novela no era un hegeliano exclust- vista y orfodoxo. Los andlisis de Goethe y de Schiller, las com 26 Georg Lukder cepciones del Goethe viejo (lo deménico), las teorlas estéticas del joven Friedrich Schlegel y de Solger {ia ironia como me demo medio de dacidn de forma) compleran ¥ concretan las lineas generales hegetianas, Una herencia hegeliana ain mds imporiante es la histor zacién de las categorias estéticas, En el terreno de la estética es ése el principal resultado de la renovacion del hegelianismo. Los kantianos, como Rickert y su escuela, abren un abismo metodolégico entre el valor atemporal y Ia realizacién his- triea de ios valores. Dilthey mismo no concibe esa contra osicidn de un modo tan tajante, pero, de todas maneras, no rebasa nunca, en sus esbozas metodoldgicos de historia de la ft losofta, le afirmacién de ura tipologia metakistérica de tas flo softas, la cual se realiza histbricamente en variaciones concre- tas. El rebasamienio de ese esquemético resultado se product, ciertamente, de vez en cuando en su obra, en algunos de sus ‘andlisis estéticos, pero ello ocurre por nefas, y, desde luego, six consciencia de estar davdo com una nueva metodologia. Bi fure damento de ese conservadurismo filoséfico es, desde el punto ‘de vista de fa concepcidn del mundo, Ja acttud historicopolit- ‘camente conservadora de fos representantes principales de las ctencias del espiritu, actitud que remite espiritualmente a Rar ke y se encuentra ast en violenta coniraposicién con la evolw ion dialéctica del espiritu del mundo tal como la ensefa Hegel, Hay, sin duda, también un relativiemo histérico positivisia, » precismente durante la guerra Spengler unié ese positivism con las tendencias de las ciencias del espiritu, historizando re dicalmente todas las categorias para negar toda valides supra historica, en el terreno estético, en el ético y en el Idgico. Pero con esa supriméa, en realidad, el proceso histérico unitaria: dinamicismo historico extremo muta en una estdtica altima, ex tuna final supresién de la historia misma, en el ciclo constante ‘mente cerrado y de nuevo recomenzado de circulas eulturalee fntimamente inconexos: esto no es mds aue et vendant secesi- Teorta de ta novela 287 Bt autor de la Teoria de la novela no va tau lejos. El estaba duscando una dialéctica general de los géneros fundada en ta exencia de las categorias estéticas, en la esencia de las formas lirerarias, y tambidn hisidricamente; una dialéetica que ter: diera a una vinoulacién de la categoria y la historia mas tutimna que la que encontraba en Hegel mismo; buscaba la permanen- cia en el cambio, [a trasformacién interior dentro de la perma- nente validet de la esencia; buscaba la comprensién de 030. Pero su método sigue siendo sumamente abstracto en muchos ‘puntos, precisamente en contexios de gran importancia, y sigue tislado de las concretas realidades historico-sociales. Por eso. como ya se ha mostrado, le leva muy frecuentemente a cons ‘irucciones arbitrarias. Sélo quince aftos mds tarde —y ya en terreno marxista, como es viatural— pude encontrar una via de solucién. Cuando, junto con M. A. Lifschitz y en oposicion 4 fa sociologia vulgar de variada observancia que. imperd due rante el perlodo de Stalin, intentomos desenterrar y desarro- or ta auténtica astécica de Marx, legamos a un método real- mente historico-sistemdtico. La Teoria de Ia novela se qued6 fel plano de sen intento fallido ya en ef planteamiento y tam- bide on ia ejecucién, pero que en sus intenciones se acercaba ‘ale salida adecuada mucho mds itensamente que sus contem- pordneas. También procede de la herencia hegeliana la problemdtica extética del presente: el que, desde el punto de vista histérico- filosofico, et desarrallo histérico desemboca en una especie ide superacidn de los principios estéticos que determinaran el ‘eurso del arte hasta ahora. Pero en la obra de Hegel esto no lene mds consecwencia que el problematizar ef arte: el «mur do de la prosas, segin su expresion para designar este estadio, es precisamente el autoalcanzarse del Espiritu en el pensa- miento en la prdctica socioestatal. Ast, pues, el arte se hace problemdtico precisamente porque la realidad deja de ser pro. Blemdtica, La concepetén de 1a Teoria de Ia novela, forfmal- 288 Georg Lukdcs de le forma novelistca es, en este libro, reflejo de un mundo salido de quicio, Por eso la «prosas de la vida no es agul mis gue us sintoma entre otros muchos de que la realidad surtinis- tra ghora un terreno desfavorable para el arte; por eso el pro- blema central de la forma novelistica es la necesidad de pasar ‘cuentas con las formas cerradas 9 totales nacidas de una redon- da totalidad entitative, a necesidad de pasar cuentas con todo ‘murda formal inmanentemente consumado. ¥ ello no por mo tives artisticos, sino por motives histéricofiloseficos: «ya x0 hay ninguna tolalidad entitativa esponténens, dice el autor de la Teorfa de la novela acerca de la realidad del presente. Gott. fried Ben expresaria ese misma hecho algunos afos rds tarde det modo siguiente: *... pues tampoco habla ya realidad algu. nig, sino, a fo sumo, sus jirones», (De Ja Bekenntnis zum Expres. sionismus [Testimonio por el espresionismol, ex Deutsche Zu kung dei 5-X1-1933; ahora en Gesammelte Werke (Obras com pletas], ed. por D. Wellershof, vel. 1, Wiesbaden, 1959, pag na 24S.) Aungue en sentida ontotdgico la Teoria de la novela es mds critica y mds comedida que el lirico expresionista, que- da, de todos miodos, el hecho de que ambos expresan andtogos sentimientos vitales y reaccionan andlogamente a su presente Ast se produce en fa discusion de los alas treinta sobre el prow blema expresionismo-realismo la siwacién, un tanto grotesca, de que Ernst Block polemice contra ef marxista Georg Lukics en nombre de la Teoria de la novela. Es evidence sin mas que esta contraposicién entre la Teoxla dela novela y su general inspirador metodoldgico. Hegel, tiene tun cardcter primariamente social, no estético filoséfico, Pal vez baste con recordar lo que al principio se ha dicho acerca de la acticud de su autor respecto de la guerra. Afadamos a eso que en aguel tiempo sw concepcion de la realidad social estaba esencialmente énftuida por Sorel. Por eso er la Teoria de la no- vela ef presante no se caracteriza hegeliananente, sino, segtin 1a formulacisn fichteana, camo el stiemipo de fa pecaminosided constumadar, Este pesimisma del presente, con su coloracién Teorta de la novela 289 “ica, no indica, de todos modos, ninguna reorientacién general ‘que llevara de Hegel a Fiche, sino mds bien una proyeccién de elementos kierkegaardianos sobre la diatéctica historica de He- gel. Kiorkegcard jue stempre importante para el autor de la Teoria de la novela. Mucho antes de que Kierkegaard se puste- ra de moda, el autor de la Teoria de la novela habla estudiado le relacim enire la vid y el pensamiento del danés en un en sayo, (*Das Zerschellen der Form am Leben: Soren Kierke ‘aard umd Reqine Olsen (Le forma que revienta en su chogue con la vida: Soren Kierkegaard y Regina Olsex], escrito en 1308, ublicado en alemdn en Die Secle und die Rormen LE! aba y las formas], Berlin, 1911.) ¥ en sus aos de Heidelberg, in- mediatamente antes de la primera guerra mustdial, también habia emprendido un estudio de la eritica de Hegel por Kierke- taard, estudio que no lege a terminar. Estas cosas se citan ‘gut no por motives autobiogrAficos, sino para aludir a una tendencia que mas tarde cobro importancia en el pensamiento lend, La injluencia directa ie Kierkegaard leva obviamente a la filosofia existencial de Heidegger ¥ Jaspers, 0 Sea, a wa opo- sicién mds 0 menos explicita a Hegel. Pera no hay que olvidar ‘que el mismo renacimiento hegeliano se propoitia muy enérei- camente aproximar Hegel al irvacionalismo, Esta tendencia se aprecia ya en los estudios de Dilthey acerca del joven Hegel (1905), 3 cobra su forma mds claraen la sentencia de Kroner sopin Ia cual Hegel ha sido el mayor trracionalista de la histo via de la flosofia (1924). En ese momento no se puede probar que hay une influencta divecta de Kierkegacrd. Pero en esos ios veinte su influencia estaba larente por todas partes, ¢ in cluso auementaba, hasta llegar a una kierkegaardizacién del jo- ven Marx. Asi ha eserito Karl Lowith (1941): Por lejos que ‘estén [Mars y Kierkegaard}, esidm muy Sntimantente emparen- tados en el azague coriin a lo existente y en su salida de He gel». (Ocioso es comentar lo difundida que estd esta tendencia en la presente filosofta francesa.) 290 Georg Lukes a base historico-ilosofica de esas teortas es la actitut del anticapitalismo roméntico, tan contradictoria en lo filoséfico como en lo politice. Al principio —con el joven Carlyle, por ejemplo, o con Cobber— se trata realmente de una critica de fa cruetdad y la anticultura del capisalismo nactente, y a veces incluso de wa forma anticipatoria de ta critica socialist, como focurre en Past and Present de Carlyle. En Alemania, esa actitud critica fue convirtidndose, poco a poco, en una apologética del atraso politico-social precapitalisia del imperio de las Hokew zollern. Superficialmente puede decirse que un escrito tan importante como las Betrachtungen cines Unpolitischen [Com sideraciones de un apolitico) (1918) de Thomas Mann se mue ver en esa misma linea. Pero el posterior desarrollo de Thomas Man ya por los alos veinte justifica la caractericacion de esa ‘obra por su propio autor: «Es un combate de retivada, de gro estilo, y el iltino y mas tardio de una civilidad romantico- ‘ermanica, Kbrado con plena consciencia de su inviabilidad... ¥y hasta comprendiendo ta insalubridad animica y el vicio de toda simpatta por fo que esid destinado a morir..» Em ef autor de la Teoria de la novela no hay i hella de to. les estados de dnimo, a pesar de su puoito de partida filosdfico ‘en Hegel, Goethe y el romanticismo. Su oposicién a ta descul- tra del capitalismo no contiene simpatia alguna por la om seria alemana» y sus restos en el presente, como se aprecion por enionces atin en Thomas Man. La Teoria de la novela no es conservadora, sino destruciora, Es verdad que 10 es sobre la base de un utopismo sumamente ingenuo y del todo infur- dado, sobre la base de la esperanza en que la caida det capita lismo, ta caida de las categorias econdmico-sociales mucrtas, antivitales, identifeada con la del capitalismo, dé de st sin mds tuna vida natural, digna del hombre. EI hecho de que el libra culmine con el andiisis de Tolstoi, ast como su alusién a Dos: wievski, el cual «no ha escrita ya novelas, muestran claramen 1e que lo esperado no era una nueva forma literaria, sino expl- citemente un «mundo nuevor. Es de toda razdn reirse de ese Teoria de la novela 21 utopismo primitive; pero a expresa a pesar de todo una com rriente espiritual que, efectivamente, existia on la época. Cier- tamente que en los ailos veinte la perspectiva de rebasar social- mente el mundo de la economia cobraba cada vez més rotwe damente un cardcter ineguivocamente reaccionario, Pero en la époea de redaccién de la Teoria de la novela esas ideas se e7- contraban en una forma germinal y todavia indiferenciada. También en este punto puede bastar un ejemplo. Si al mds cé- lebre econcmista de la Segunda Internacional, Hilferding, podia sseribir en su Finanzkapital [El capital financiero] (1909) sobre la sociedad comunista que wen ella el irdfico no es casual mente objeto posible de consideracién teoricaecondmica. No es analizable teoréricamente, sino sdlo comprensible psicolé- gicamentes, y si se recuerdan las utopias de intencién revolu- cionaria de ios ultimos afios de la guerra y de la primera post tuerra, se podrd estimar de un modo mds justo historicamen- te, autque sin desdibujar por eso ta critica de su inconsisten- ia teorética, la utopia de la Teorla de la novela. Precisamente una critica asi puede iluminar otra peculiar dad de la Teoria de la novela, que ha permitido a este libro representar algo nuevo en la literatura alemana. (En Francia tl ferndmeno que hay que considerar ahora era conocido desde mucho antes.) Dicho brevemente: el autor de ia Teoria de la novela tiene una concepcian del mundo basida en wna fusion de ética sde ieguierdas y teorla del conocimiento (ontologia, ctcétera) «de derechas, Em la medida en que la Alemania pu liermina tuvo una literatura de oposisién realmente com prin cipios, ésta se basd en las tradiciones de la Tlustracién, prin- clpalmente, desde luego, en sus epigonos mds trivales, y ast se situd de un modo globalmente negativo respecto de las tra- diciones literarias y tearéticas de Alemania, (El socialista Franc Mehring fue desde este punto de vista una excepcién.) La Teo- sia de la novela, si mi percepcin de este complejo de cuestio- nes es suficlente, me resulta el primer libro aleman en ef cuat se unié una ética de izquierda ortentada a {a revolucion radical m2 Georg Lukécs con una interpresactdn de ta realidad de tipo tradicional y con- vencional. Esta actitud va a tener una funcion cada vet mds importante en 1a ideologia de fos aos veinte. Pidnsess en el Geist der Utopie [Espiritw de Utopia) (19181923) de Ernst Bioch, 0 en su Thomas Miinzer als Theologe der Revolution [rhomas Miinzer como tedlogo de la Revolucion] (1921), 0 en Walter Benjamin, 0 hasta en los comienzos de Th. W. Adorno, letestera, La importancia de esta tendencia se robustece atin en a tucha intelectual contra el hitlerismo: muchos, partiendo de una ética izquierdista, iuentan movilizar contra la reaccidn fascisca a Nietasche y al misiatsima Bismarck, como si se trata rade fucreas progresivas, (Observaré de paso que Francia, don. de esa tendencia ha destacado mucho antes ue en Alemania, tiene en la persona de Sartre un iifluyente tepresentante de dicho tipo de actitudes. No podemos aqui estudiar, camo se comprenderd, fos morivos sociales de esa anterior aparicion, » tambien mds duvadera eficacia, del fendmene.) Sdlo tras la vie toria sobre Hitler, com la restautracidn 9 el «Milagro Econdmico> puede hundirse y disiparse esa funcidn de la éica de i2guienda en Alemania, pora ceder el foro de la modernidad a un confor mismo caracterizado por st profesién de snconjormismo. Una arte considerable de la intelectualidad alemana divigente, en- tre sus miembros Adorno, se ha instalado ya en el Gran Hotel Abismo, instinucidn que, como tuve ocasion de exponer al cri ticar a Schopenhauer, «s un espléndido edificio dotada de todo confort » pintorescamente situado al borde de la Neda y det Sinsentido, La diaria vista del Abismo, entre una y otra comida serenamente gorada 0 entre dos producciones artsticas, no puede sino exaltar la satisfaccién producida por exe refinado conforts. (Die Zerstérung der Vernunft [EI Asalto @ a re zon].*) Bl que Ernst Block siga hasta ahora ixconmovible- mente fiel a su sintesis de ética de izquicrda y epistemotogla de derecha {como se puede ver en Philosophische Grundfragen + VoL 15 de estar Obras Completas. (Z) Teoria de la novela 293 3, Dur Ontciogie des Nock NichSeins (Cuestintsfilosficas tondamentalas, 1, Contrtbucln la niooga del Todalon Ser} Frank, 981) honrs, sh dade as fuaren de carter ero no puede saver el ataeoninn te st atind tcortca, 1 opti eh eae pore ae errs oe mundo occidental, en la mada enue To haga, tate Republica Federal de Alemania no iene 9 nad eer con ese acoplamtento de den de faquinda yoprenolopt de derecha. a 7 festa El gue hoy quer ler ta Teoria ce Ia novela pare conocer mas tntimamenze la prehistoria de las principales ideologtas 4 os aos vente 9 teinta puede conser fate de oe icra crtcn Pra i toma tt lbra par orientate, la eee ‘= tenminard can wn aurento de ou desorenacin Arnold Zveig cuando era ue joven escrito, ey la Teri de a novela fra crientare; sono tnstno te condujo ecertadamente a reima rtunds recat del Hbre Goons Loess Budapest, julio de 1962 1 LAS FORMAS DE LA EPICA GRANDE EN SU RELACION CON LA COMPACIDAD O LA PROBLEMATICIDAD DE LA TOTALIDAD DE LA CULTURA 1 1 Felices los tiempos para los cuales el cielo estrelhado es el linico anapa de los caminos transitables y que hay que reco- res, y la luz de las estrellas tinica claridad de los caminos! ‘Todo es para ellos nuevo y, sin embargo, familiar; aventura y, sin embargo, posesién. EI mundo es ancho y, sin embargo, como Ja casa propia, pues el fuego que arde en las almas es de la misma naturaleza que el de las estrellas; se separan cla ramente el mundo y el yo, la luz y el fuego, pero a pesar de ello no se llegan a ser extrafios; pues fuego es el alma de toda Iuz, y todo fuego se viste de Iuz, Y asi todo hacer de] alma se lena e sentido y se consumma en esa duslidad: cumplidg en el sen- tido y cumplide para los sentidos; consumado, porque el alma descansa en si misina mientras hace: consumado, porque 5 esta se desprende de ella y, hecha ya ella misma, descubre un centro propio y traza en su torno un circulo cerrado. «Filosofia ¢s,en realidad, nostalgias, dice Novalis, «el impulso a tener el gat en test Por eso [a fildSoffa, igual como Forma de vida que como determinadora formal y dadora de conteni- dos de la poesfa, es siempre un sintoma del desgarramiento en. tre lo intemo y lo externo, un signo de la diversidad esencial enite el yo y el mundo, un signo de la incongrvencia entre el alma y la accién, Por sam los tempos fllos-to tienen filantio 9, cosa que significa lo mismo, todos los hombres de esas ¢po- 238 Georg Lukes Pues, gcuil ha de ser la tarea de la filosofia, sino dibujar aquel ‘mapa protoicénico, y cuil el problema de! lugar trascendental, sino la determinacién de la correspondencia de cada mocién gue brota de la mas profunda interioridad con una forma que Tees desconocida, pero que, atribuida a ella desde toda Ja ete nidad, la cubre con un simbolismo salvador? En tiempos asi, la pasién es el camino predeterminado por la razén para lle gar ala mismidad consumada, y la locura emite signos mis teriosos, pero descifrables, de un poder trascendente que en ‘otras épocas esté condenado al silencio, No hay todavia int- ‘midad, porque aiin no hay un Afuera, ninguna alteridad del alma. Al ise ésta de aventuras y superarlas, desconoce todavia Ia real fuente de la busqueda y el peligro real del hallazgo: Jams se pone esta alma a si misma en juego: ain no sabe (ue se puede perder ella a sf misma, y jamds piensa que tenga que buscarse. Esa es la edad universal del epos. No es ausen- ‘ia de sufrimiento ni seguridad del ser lo que presta a hombres ¥ acclones sus contornos alegres y rigurosos (pues la falta de sentido y el luto del acaecer césmico no han auientado desde comienzos de los tiempos, sino que, meramente, los cantos con- solatorios suenan mas clara o més apagadamente), sino esa edu- cacién de las acciones a las exigencias intimas del alma, a su grandeza, a su despliegue, a su totalidad. Cuando el alma no conoce atin. ningin abismo en sf misma que pueda lamarla a precipitarse o impulsarla hacia alturas sin senderos; cuando la divinidad que gobierna el mundo y que distribuye los des. conocidos injustos dones del destino es confesada, aunque incomprendida, ¥ se pone cerca y enfrente del hombre como e padre respecto del nifo pequefo, entonces cada accién es sim- plemente un ropaje bien cortado para el alma. Ser y destino, aventura y consumacidn, vida y esencia son entonces concep. tos idénticos. Pues la cuestién cuya configuradora respuesta es el epos dice: «2cémo puede hacerse esencial la vida?», ¥ la inaccesibilidad de Homero, la imposibilidad de acercarse a Ho Teoria de la novela 299 ‘4 que he encontrado Ia respuesta antes de que la marcha del espiritu en Is historia permitiera que sonara la pregunta. El que lo quiera puede acercarse desde aqui al misterio del helenismo, a su perfeccidn, impensable desde nosotros, y a st insalvable extrafieza respecto de nosotros: el griego no cono- ie reapests,y ogum pregunta, slo soluclones (aunque see tin cigmas, tol forinas,y ningun aos. El Jpriego traza aun el configurador circulo de las formas a este Rae de le paradoa,y leva a perfecién todo lo que desde ees paradoja se hizo actual ha levado por fuerea a lt Miidad Al hablar de los gregor se mecclan siempre ts Slo tots de la hitoray la esttin Ia psicologtay la metalisicn,y eifisuye fantasisamente 2 sus formas una relaciin com ‘estra época Las almas hermonas buscan sus propios insta ths supsemon de serenidad sofads,snatantes fugaces, nonce Mfeablen tas esas ndsearaesllenconss que ya‘no hablacin ncn y asf olvldan que el valor de aquellos instantes es pre ‘Guumeate nu fogaciéad, y que aguello de que huyen intentan- Go sefugiarse ene los giegos es precsamente = pron trofundidad y su propa grandes. Los expatas ms pro Ee que inentan que ia sangre que derraman se ls eristalice ch scero purpurea, € intentan luego Forja de ello coraza para Gu nus herias queden eteroamente ocultss y sa gesto de ‘efoto seu paral cel furao, rel heotsmo, y para aie dcspierte el Keroismo eueto, comparan To. quebradzo de su frenta sélo como exigencia infinita de un cielo imaginario ée lo que debeser, si cea esencialidad ha de subir desde un Teoria de la novela 305 aismo inabarcable que se encuentra en el sujeto mismo, si slo lo que surge de esa profundisima profundidad es la esen- a, y nunca nadie consigue pisar y comemplar su fondo? La ralidad visionaria del mundo que no es adecuado, el arte, se te hecho ast independiente: ya no es una reproduccién, pues eles los protouipos se han hundido; ahora es una totalidad pHoduciéa, pues se ha desgarrado para siempre la unidad natu tal de las esferas metafisicas. No se va a dar ni se puede dar aqut una filosofia de la his twia acerca de la trasformacién de la estructura de Jos luga- rs trascendentales. Este no es el lugar adecuado para hablar se i nuestro ulterior camino (subida o descenso, lo mismo da) ‘sel fundamento del cambio, o si es que los dioses de Grecia, fueron dosterrades por otros poderes. Y ni siquiera alusiva- rente se dibujaré el largo camino que conduce hasta nuestra ralidad, la tentadora fuerza que ain yacfa en el muerto hele rismo, cuyo brillo luciferinamente cegador hizo siempre olvi- fr los insalvables resquebrajamientos del mundo y sof mevas unidades que, come contradeeian la nueva exencia det tendo, se fueron siempre descomponiendoAsi te hizo la Tale sanueva polis, y la paradéjica vinculacién del alma perdida en yecado insalvable con la salvacion absurda, pero segura, se ‘onvirtié en una luz casi platénica del cielo sobre Ia realidad ‘ereste,y el salto produjo las escaleras de las jerarquias terre- tales y celestiales. El mundo se vuelve a hacer redondo, domi- sable con la mirada, totalidad, con Giotto y Dante, Wolfram Pisano, Tomas y Francisco; el abismo perdié el peligro de la rofundidad real, pero toda su oscuridad, sin perder nada de ‘8 negro brill, se conviruié en superficie pura y se articulo sin volencia en una cerrada unidad de los colores; el grito que Cmaba salvacién se convirtis en una disonancia dentro del consumado sistema citmico del mundo y posibilice un equili- to de las intensidades inadecuadas, heterogeneas. Asi se apro- sinaba lo incancebible y lo eternamente inaleanzable al mundo sshado, hasta quedar en lejania visible. E] Juicio Final se hizo 306 Georg Lukies presente, se convirtié en mero miembro de la armonia de ls esieras que se pensaba como ya tealizada; fue necesario oly dar su verdadera esencia, la que cosvierte al mundo en fie ‘ética herids, cuya curaciOn se reserva ai Pariclito, Asi ha ax cido un nuevo helenismo paradgjico: la estétice ha vuelto ser metafisica. Por primera vez, y también por dltima, Una vex descom- puesta esa unidad, no hay ya totalidad espantnea del ser. Las TRuentes cuyas aguas disoiaron la vi} “iar Por clerioy Naeger chon desesperadar tds ‘cos han fracturado para siempre el rostro del mundo. Toda Sunnie resurrection del helenismo e ya sélo una hipdstasis mis 0 me- ros consciente de Is estética en metafisica tinica, una violen tacién y voluntad destructiva de todo lo que se encuentre fu 1a del Ambito del arte, un intento de olvidar que el arte no es ‘mis que una esfera entre muchas, la cual tiene como prest puesto de su existencia y de su ser consciente Ia descompost cidn y la insficiencia del mundo, Esta hipertensién de la sur tancialidad del arte tiene, empero, que recargar y gravar ss formas: las formas tienen entonces que producir todo lo que ‘antes era simplemente dato recibido; tienen, pues, que crear por sus propias fuerzas les condiciones, el objeto y su mundo circundante antes de que pueda empezar su propia actividad apriérica, No hay ya para las formas una totalidad dada que se pueda simplemente tomar: por eso tienen que estreckar ¥ disipar lo destinado a coniiguracién hasta que les sea post bbe soportarlo, o bien someterse a la constriccién de exponer ppoldmicamente la irrealizabilidad de su objeto necesario y a nnulidad intima del xinico objeto posible, introduciendo as Ja fragilidad quebradiza de Ia estructura del mundo en el mun- do de las formas La alteracin de Ios puntos de orientacin trascendentales site las formas aga 8 una dialetica Rstorico‘ilsoit argue ha de ene renlis sorerico pa de Poede ecurir que le trasforma- Ein afecte mo que al objeto las condiciones de su com Spuracicn, dejondo intaca la rlacin sta de fa forma soa rtanteacin trascendental de su existencia;entonces se pro fiden meray alleraiones formals que, aunque dserepen fos lon tally thence, in embargo, no deriban el prit- She primero del coniguracicn, Pero tambien es posble qe ¢rambio se reaice precsamente en el determinante price on potions de un ate gener, inponiendo ase que 2 San'asma voluntad atisticn, isricolosdeamente cond onada, correspond varias formas arises. No es este un Cambio del eopirty que determine Ia producign de gees ¥ te conceen ga en el desarrollo greg” por ejemplo, en el ear So por el cu Tn problematic del soe y Gel destino dio trigonal drama no tpco de Euripder neste caso se ere tan corespondencia perfects entre ln miseria spray el svimicote metasco del sujet, cosas amas que mueven INerencign,j, por ot lado, e lugar eterno, preestblecldo, informa, en el cual parece Ia configarscon Tograda, Peo € principio profuctor del genero, aguello aqui menado, no Sige ningun cambio de mentatidad. nis bien obliga ami 308 Georg Lukies ‘ma mentalided preexistente a orientarse hacia una ueva meta SSencialmente distinta de a antigua, Esto significa que se desgarrado también el viejo paralelismo de la estructura tas, endentalen el sujeto confgurador y en eh explicitado mundo de las formas logradas, y que se han quedado sin patria los fm dameniostltimes de In accidn dadors de forma ‘El romanticismo alemsn ha puesto el eoncepto de novel, sun sin aclararlo siempre completamente, en intima lin Con el de lo romsntico™ Y con mucha razdn, pues In forma de Je novela es, mis que otra alguna, expresién del desampay trascendental. La coineidencia de la histria con la flosof, dea historia tavo para Grecia la conseciencia de que las ate yrlos géneros no nacian sino cuando el relo de sol del expt permitia ler que habia Heyado su hora, y cada género tenis ‘que desaparecer cuando los prototipos de +0 ser dejaban de Srguirse en ef horizonte, Esta peviodicidad ‘ilossfca se ba perdido para los tiempos posthelénicos, Abora los géneros se Sotreeruzan en intrincacon insoluble, como signos del aut tico y del inautentico buscar un fin que ya no esté dado cara ni inequivocamente: su sua no da sino wna totalidad hist rica de la empitia, dentro de la cual es perfectamente posible buscar las condiciones empiticns (socilogicas) de Ia posi dad genética de cada forma, y hasta acaso hallarlas, pero sa fae #1 sentido historio-flosofice de Ia periodicidad se pues ya concentrar en generos cusjados como simbdlios,y sin que fe pueda tampoco descifrar e interpreta de fan totaldades de los tiempos més de To que se consigue kallar en los mismos séneros dads. Mas mientras que Ta inmanencia del sentido Ai vida ha de nie lngalablemente al menor feSior _las referencialidades trascendentales, en cambio, la esencia i, ara y ajena a Ia vids ex capaz de coronarse de tal modo ean ‘sa propia existence que Tas Mayares Comfociones conseguins apenas Facerla cmpaidecer, pero jamie disparla, Por eso lt + Novela: lemén Roman (vor francesa recibida) (7) feorla de la novela 309 tragedia, pese a sus trasformaciones, ba conseguido salvarse, itacta en su esenci, hasta nvestros dias, mientras que la ePo- peya tuvo que desaparceer y eeder el terreno a una forma completamente nueva, la novela. Sin duda que la completa trasformacién del concepto de la ‘ide y de su velacién con la esencia han cambiado también latragedia. Una cosa es que la inmancncia del sentido a la vida ksaparenca con catastrfia claidad,entregando a la esencia 1a mundo puro, no turbado por nada, y otra cosa el que aque- la inmanencia Sea expulsada graduaimente de} cosmos como pr un magico proceso; en este caso la nostalgia y el ansia desu reapariion guedan sin satisfacer y no viven en una deses- teracién cierta, los hombres sospechan necesariamente la pre- seacia de lo perdido en cada fendmeno, por desquiciado y con- fuso que sca, y esperan ante él tenazmente Ia palabra salvado- ray, por todo eso, la esencia no puede instalar su escenario tigico utlizando los talados troncos del Arbol de la vida; no puede hacer mas que despertar para una breve existencia de lama en el incendio de todos los restos muertos de una vida calucada, 0 volverse rudamente de espaldas a todo ese ca0s y fair a una abstracta esfera de pura esencialidad, Lo que ine pone la necesidad de Ia duplicidad estilistica de la tragedia moderna, cuyos polos pueden indicarse con Shakespeare y Aer, e5 la relacién de la eseneia con una vida en sf misma cacra-dramatica. La tragedia griega se encontraba mas allt del flema abstracci6n proximidad a la vida, porque para ella Juplenitud no era una cuestion de proximidad de la vida, ni trasparencia de los didlogos significaba supresin de su inme- diatez. Cuslesquiera que hayan sido los azares histricos o las recesidaces que originaron el coro, su sentido artistico ha com Sistido en dar a la eseneia, mis all de toda vid, vida y plent- ful. Por eso era capaz de suministrar un trasfondo que eum: dl estrictamente una funeién de cierre o redondeo, de compa Sidad, igual que lo hace In atmésfera marmérea entre las fguras de un selieve, pero sin por ello dejar de cebosar movi 310 Georg Lukles miento y de adaptarse a todas las oscilaciones aparentes de tuna acciéa que no ha nacido de esquemas abstractos, par apropiarse de ellas y, tras enriquecerlas con las suyas pro- Plas, poder devolvérselas al drama, El coro es capaz de hacer resonar con anchas palabras el sentido lirico de todo el drama, y puede unir en si mismo, sin por ello descomponerse, Ia baja vor de la razin de la criatura, necesitada de refutacién, con la alta suprarracionalidad del destino. El coro y el corifeo han nacido en la tragedia griega del mismo fundamenta esencial, se son homogéncos y pueden, por ello mismo, satisfacer fure ciones completamente diferencladas sin destruit la estrucer en el coro se puede acumular toda Ia lirica de Ia sitvacién del destino, para dejar a los actores las palabras que todo lo dicen y los gestos, que todo lo abarcan, de la nuda dialéctica tragica;_y a pesar de ello no estarén ‘nunca separados sino por suaves transiciones. Ni para el uno ni para los otros subsiste el peligro, ni siquiera como lejana posibilidad, de una proximidad a la vida que pueda destruir Ia forma dramética; por eso pueden expansionarse hasta adquirir una plenitud no esquemdtica, aunque si predibujada a prior En el drama moderno 1a desaparicién de Ia vida no es ‘orgénica: 10 méximo posible es desterrar la vida del drama Pero ese destierro, consumado por los clasiistas, significa no slo reconocimiento del ser, sino también del poder de la desterrada; ese reconocimiento esta presente en cada palabra yen cada uno de los gestos que se exacerban en temerosa {ensién para mantenerse a una pura lejania de la vida; el po- der de Ia vida es lo que dirige, invisible © irénicamente, el rigor desnudo y calculado de la estructura producida con abstracto apriorismo, y hace a ésta estrecha 0 confusa, 30 bredeterminada 0 absiracta. Esta otra tragedia consume la vida, Pone en escena sus héroes como hombres vivos, en medio. de una masa meramente vital, y el claro destino tiene que Negar a arder transfigurando la confusién de wna accién car gada con el peso de la vida, calcinar con su fuego todo lo Teoria de le novela ant mmeramente humano para que Ia nula vida del hombre mero se derrumbe en nulidad; al mismo tiempo tiene que acrisolar Jas efectos de los héroes para hacer de ellos pasiones trigh «25, y de aquéllos, héroes sin escoria. Con eso Jo heroico se hace polémico y problematico: ser héroe no es ya la forma natural de existencia de la esfera de la esencia, sino un le- vantarse por encima de lo meramente humano, tanto de Ia masa cuanto de los propios instintos. El problema jerirquico dela vida y la esencia, que fue para el drame griego un apriori canfiguradar y que, por lo tanto, no lego nunca a cobrar, como abjeto, figura, se introduce asi en el proceso tragice mismo; desgarra el drama en dos mitades del todo heterogeneas, slo unidas por su reciproco negarse y excluirse, o sea, de un modo sélo polémico ¢ intelectualista que perturba los fundamentos de este drama precisamente. La anchura del fundamento que as{se impone y lo dilatado del camino que el héroe tiene que re- correr en su alma antes de encontrarse consigo mismo como héroe se opone a Ia esbelvez que la estructura dramatica exige formaimente, y acercan la obra a las formas épicas, del mismo modo que el acento polémico del heroismo (tambien en Ia tragedia abstracta) tiene como consecuencia necesaria un ex- ceo de Iica puramente lirica. ero esta lirica tiene ademés otra fuente que nace también de la desplazada relacién entre la esencia y la vida. Para los ‘egos, ef hundimiento de la vida en cuanto portadora de sentido ha desplazado, sin duds, la proximidad y el parentes- @ entre Jos hombres, poniéndolos en otra atmésfera, pero 0 los ha destruido; pesar de todo, cada figura presente fn la tragedia griega se encuentra a la misma distancia del Conservador del todo, de Ia esencia, ¥, por lo tanto, esti em- parentada con cualquier otra por sus mas profundas raices; todas se entienden entre ellas, pues todas hablan el mismo lenguaje; todas confian unas en otras, aunque sea como ene- mmigos mortales, pues todas aspiran del mismo modo al mismo ceniro, y se mueven 2 Ja misma altura de una existencia esen- 34 Georg Lukies ‘cendencia no puede ser nunca fecunda pars hhayan habido épocas —pues leyendas sucltas conservan frag. ‘mentos de esos mundos perdidos— en las cuales lo que hoy s6lo se puede alcanzar utopicamente estaba presente en vish bilidad visionaria, y los épicos de esas edades no habrian te- nido que absndonar la empiria para representar la realidad trascendente como la sinica existescia; habrian podido, in cluso, ser meros narradores de acaecimientos, del mismo modo que los creadores de los protoseres alados asirios se conside- raron, sin duda, y con razén, naturalistas. Pero_ya 40_Jo _trascendente est4 indisolublemente entretelido con. la existencia terrena, y sw inimil ra fsamente en la consecucién Total de ese hacerse fomanente Esta vinculaciOn indesgarrable con la existencia y el serast de la realidad, frontera decisiva entre la épica y el drama, fs una consecuencia nevesaria del objeto de la época, la vida. Mientras que el concepto de la esencia, ya por su mera posi ign, conduce a la trascendencia, aunque cristaliza allf en un ‘nuevo ser superior y expresa as! por su forma un serdebido ‘que se mantiene independiente, en su realidad protegida por Jas formas, de los acaeceres materiales de lo meramente exis tente, en cambio el concepto de la vida excluye esa objetividad de la trascendencia captada y cuajada, Los mundos de la esen cia se tienden sobre la existencia por la fuerza de las formas, yy su modo y sus contenidos se condicionan s6lo por las posibi Iidades internas de esa fuerza, Lor mundos de Ia vida se ‘mantienen tenazmente, las formas se limitan a tomarlos y con figurarlos, a Hlevarlos su ianato sentido, ¥ las formas, que aqui s6lo pueden desempefiar Ja funcién de Séerates en el lento de las ideas, no podrén nunca dar por s{.mismas cosa que no esté ya dispuesta en ella, El cardcter pro- cto del drama —otro modo de expresar la misma situacién— ‘es el yo inteligible del hombre, mientras que el de la épica es el yo empirico. El deberser, en cuya desesperada intensidad Teoria de ta novela 315 te refugia la exencia libre y enrarecida en la tlerra, se puede objetivar en el yo inteligible como psicologia normativa del biéroe, mientras que en el yo empirico sigue siendo un deber-ser. ‘Su fuerza es puramente psicolégica, de la misma especie que Ia de los demas elementos del alma; su posicién de fines es ‘empirica, de la misma especie que Ia de las demés aspiracio- zes posibles dadas por el hombre o por su entorno; sus conte- nidos son histéricos, de In misma especie que los demas pro- ducidos por el curso de los tiempos, y es imposible arrancarlos del suelo en el que han crecido: pueden ajarse, pero no des- pertar para una nueva existencia etérea. El deber-ser mata Ja vida, y el héroe dramhatico se cite la cintura con los atti- butos simbélicos de Ia apariencia sensible de la vida precisa mente para poder realizar materialmente la ceremonia sim- biilica de la muerte como materializacion de la trascendencia existente; en cambio, los hombres de la épica tienen que vivir, porque si no destruyen o mutilan el elemento que los sopor- 4a, los rodea y los lena. (EI deber-ser mata la vida, y todo con- cepto expresa un deber-ser del objeto: por eso el pensamiento no puede nunca llevar a una verdadera definicion de la vida, y acaso también por eso la filosofia del arte es mucho mas adecuada para la tragedia que para la épica.) El deberser mata la vida y un héroe de la epopeya que se haya construido 1 base de un serdebido no seri nunca mis que una sombra del hombre vivo de la realidad historiea; su sombra, nunca su prototipo; y el mundo que le esté dado como vivencia y aventura po sera nunca mis que tibio vaciado de lo real, jamds su nticleo y esencia, La estilizacién ut6pica de la épica no puede sino crear distancias, pero incluso esas mismas dis- tancias lo son entre empiria y empiria, y las distancias mis. ‘mas son su luto y su altura, trasforman sélo cl tono en re- térico, y aunque pueden aportar los més hermosos fruios de tuna Iiriea elegiaca, no puede nunca ocurrir que de la mera posiciin de distancia despierte a vida viva y legue a autonoma realidad un contenido que rebase el ser. Ya apunte esa dis. 316 Georg Lukies tancia hacia adelante o hacia atris, ya indique un ascenso o ua escenso respecto de la vida, nunca es produccién de realidad nueva, sino sélo refiejo subjetivo de la que ya existe. Los hé roes de Virgilio viven una fria y medida existencia de som ‘beas, alimentados por la sangre de un hermoso fervor sacré- ficado para evocar lo que se fue para siempre; y la monu- ‘mentalidad de Zola no es mas que la mondtona conmocién producida por la compleja, aunque dominable, ramificacién de un sistema de categorias socioldgicas que se presenta con Ja desmesurada pretension de comprender del todo la vida de su presente, Hay wna épiea grande, pero el drama no necesita nunca ese atributo y hasta tiene siempre que defenderse de él. Pues el redondo mundo del drama, ya por si mismo lleno de sus tancia y hecho de sustancialidad, no conoce el contraste entre Ia fotalidad y el corte, ni contraposicion de caso y simtora: para el drama, existir significa ser cosmos, captacién de Ia eser cia, posesion de su totalidad. Pero con el concepto de la vida no queda sin mas puesta también la necesidad de su totalidad; Ia vida contiene tanto la independencia relativa de cada ser vivo auténomo respecto de toda vinculacién que lo rebase cuanto Ia también relativa inevitabilidad e smprescim dibilidad de esas vinculaciones, Por eso puede haber formas Epicas cuyo objeto no sea la totalidad de la vida, sino un frag. mento de ella, una parte de la existencia que sea en si capaz de vida. Pero por eso también el concepto de totalidad no es para la épica tin concepto nacido de las formas mismas que la producen, un concepto trascendental, como lo es en el drama, sino an concepto empiticometafisico que une indisolublemen te en si trascendencia e inmanencia, Pues sujeto y objeto no coiaciden en la épica, como coinciden en el drama, en el cual Ja subjetividad coniguradora —vists seguin su perspectiva— es solo un concepto limite, una especie de consciencia en ge eral, sino que en Je épica sujeto y objeto se presentan clara y distintivamente en la obra misma, y separados el no del Teoria de la novela ai ‘aro; y como de la empiricidad del objeto, impuesta por las formas, se sigue un sujeto empirico configurador, este sujero tw puede ser munca fundamento y garantia de la totalidad ‘#1 mundo explicitado. La totalidad no puede resultar con veedadera evidencia sino de la materialidad de contenido del ‘hjeto: es meta subjetiva, wrascendente, revelacién y_ gracia, Goto asombro ante el sentide de claro brillo que tan inesperada Fobviamente se le hace visible en la vida misma a el, al iencillo hombre de la existencia comin, El sujeto de las formas épicas menores se enfrenta con su. sbjeto de un modo dominador y autocratico, Aunque el narra: ‘tor —y no se trata de dar aqui, ni siquiera alusivamente, un stoma de Jas formas épicas— contemple con fria y superior icitud de cronista el curioso imperio del azar que revuelve 4s destinos de los hombres de un modo para ellos absurdo destructor, descubriendo, en cambio, deliciosamente para ‘sotros tantos abismos; aunque conmovide cleve a realidad fica alg’n pequeno rincén del mundo, jardin ordenade y ente, rodeado por los desiertos ilimitados y cadticos de lewida; aunque, conmovide y dominado a la vez, cuaje en etino abjetivado y de fuerte configuracion la extrana y pro. furda vivencia del mundo por un hombre; pese a todo, siem- ees sui subjetividad la que arranea un fragmento de ia des nedida infinitud del acaecer del mundo, le presta vida inde- iendiente y posibilita s6lo como percepcién y pensamiento fe ss figuras, s6lo como involuntario ulterior entrelazarse de aienas causales rotas, s6lo como reflejo de una realidad en jéen el mundo de la obca, el todo del que se tomd aquel frag. ento, Por e30 el redondeo de esas formas épicas es subjetivor poeta pone un trozo de vida en un entorno que lo destaca, lo subraya y lo distingue del todo de la vida; y la eleceién Fa delimitacién presentan en la obra misma el sello de su 318 Georg Lukdes corigen en le voluntad y el saber del sujeto: son de msturaieza ‘ms o menos lirica. La relatividad de la independencia y de Ia omnivinculacion de los seres vivos, as{ como fa de sus usio- nes orginicamente independientes, se puede superar y conver tir en forma si la posicién conscjente del sujeto productor de Ja obya Neva a evidencia en la existencia aislada del determi nado fragraento de vida un sentido que trradie inmanentemen te. La accién, el sujeto, que domina la figura y sus limites, et soberania en To produccion dominadora del objeto, es la lirica de las formas épicas sin totalidad, Esta lirica es aguf la ultima unidad épica; no es la exultancia de un yo sobtario en la contemplacion sin objetos de su yo, ni una disolucion del ob- jeto en sensaciones y temples de animo, sino que, dando nor- ‘mas y creando formas, sostiene la existencia de todo lo coal gurado. Pero con la importancia y el peso del fragmento de Vida que tome va forzosamepte aumentando la irruptora fuera, inmediata de esa lirica: el equilibyio de Ie obra es eauilibrio del objeto y del sujeto que lo pone, lo destaca y lo alza. Eo la forma de la curiosidad aislada, de la cuestionabilidad dela vida, en la narracion corta, esa lirica teae que esconderse sin completamente tras las duras lincas del acaecer aisladareene tallado: la lirica es aqui todavia mera eleccién; Ia manifesta atbitrariedad del azar, felicitario 9 destructor, pero siempre de proceso sin fundamento, no puede contrapesar: . sino por medio de su captacign meramente objetiva, clara, sin comer taries, La narracién corta o cuento es Ia forma mas puramente artistca: ella expresa el sentido tltimo de toda configuracisa artista como tempie, como contenido material de la actv- dad configuradora, aunque precisamente por eso lo expese de un modo abstracto, Al contemplarse la falta de sentido ex su desnudez, sin velos que la suavicen, el poder cristalizador ‘que tiene esa mirada sin miedo ni esperanza presta al sinter tido la consagracién de la forma. El sinsentide se hace forma ‘como tal sinsentido; afirmado por la forma, se ha hecho eter Teoria de ta novela 319 mo, alzado y salvado, Hay un salto entre el cuenta y las formas lico-picas, En cuanto que lo que la formsa eleva a sentido tie- re tambien sentido por su contenido, aunque sea slo relativa- mente, el sujeto enmudecido tiene que'esiorzarse por consegult palabras que le canstruyan ua puente tendido desde el sentido relativo del acaecer configurade hasta lo absolute. En el idilio sta lgica se funde atin casi completamente con los cantor ros de los hombres y de las cosas; pues ella es la que presta 4 e505 contornos lo blando y lo aéreo de su pacificado aisla mieoto, la feliz separacién de las tormentas que se desencade naa fuera. Sélo cuando ef idilio trasciende en epopey2, como en los agrandes idilios» de Goethe y de Hebbel, slo cuando ¢l todo de Ia vida, aunque sea atenuado por Ia gran lejania y por ella dominado, penetra con todos sus peligros en los, acaccimientos misinos, ha de sonar tambien Ia vor del poets y'su mano tiene que sentar las distancias salvadoras, paca que is felicidad victoriosa de sus héroes no sea el indigno contento de aquellos que retroceden corbardemente, asustades por le rnucha cercania de la miseria no superada, sino s6lo apartada para ellos, y para que los peligros y la contaosién de la torali- dad de Ia vida, causa de aquellos, no se conviertan en palidos exquemas,capaces de degradar el jabilo de la salvacion a la condicién de farsa mula, Y esta lirica crece hasta ser clara, torrencial, ancha diccion de todo cuanto el acaecer, en su costidad epicamente objetivada, se hace portador y simbolo de un sentimiento inmenso; cuando el héroe es un alma y su nostalgia es la accién (una vez, hablando de Ch. L. Philippe Ismé chancefcble a esta forma}; cuando el objeto, el acaecer configurado, queda, y necesariamente, en cosa aislada, pero al mismo tiempo se deposita en la vivencia que recoge ¢ irradia ese acaecer el sentido ultimo de la vida entera, el poder del poeta, dador de sentido y constrictor de la vida. Mas también ‘se poder es lirico: es la personalidad del poeta ta que con tonsciente autoridad, domsinando el acaeeer como instrumento, hace resonar su propia interpretacién del sentido del mundo, x0 Georg Luksés en ver de atender a los acaecimientos como a pastores de Ja secreta palabra del sentido; 16 que recibe forma no es la totalidad de le vida, sino fa relaciOn, Ta posicién aprobadora 2 condenadora del posta respecto de aquella totalidad de la vida: es el poeta coin sujet empirico, en toda su grande pero también con toda su limitacion natural, el que ocupa agil Jn escena de las forma: Tampaco Ja aniquilacién del objeto por el safeto convert en dominador absoluto del ser consigue daz de st una toall dad de la vida, la cual, por su concepto mismo, es una totalidad extensiva: por mucho que esa destruccién se alce sobre sus sbjetos, siempre son objetos sueltos los que de ese modo con aquista como posesién soberana, y esa suma no. dard jaais tuna totalidad real. Pues incluso este sujeto sublime y humo: Fistico sigue sienda un sujeto empirico, y su actividad conk- guradora sigue siendo una toma de posicién respecto de su! ‘objetos, los cuales le son a pesar de todo esecialmente anil: 08; y el circulo que el sujeto traza en torno de lo que él separ del resto declarandolo mundo, aislado y completo, no es mis ‘que la frantera del sujeto mismo, no la de un cosmos que dé tun modo u otro fuera perfecto en si. El alma de) humorist tiene sed de una sustancialidad més auténtica que Ja que la Vida Je puede ofrecer; por eso destruye todas las formas y to. dos los mites de la frail totalidad de Ia vida, con objeto de. egar a la nica verdadera fuente de ésta, al yo puro que domina el mundo. Pero, con el colapso del mundo objetivo, también el sujeto se convierte en fragmento; s6lo el yo ha ‘quedado en el ser, pero también su existencia cristaliza en lt insustancia del vertedero que él mismo ha producido, Esa sub- Jetividad queria darle forma a todo, y precisamente por eso 10 ha podido sino reflejar un fragmento. Esa es la paradoja de la subjetividad de la épica grande, su eprescinde para teners: toda subjetividad creadora se hace lirica, y sélo la subjetividad meramente receptiva, la que se trasforma humildemente en mero érgano receptivo de! mundo, Teoria de la novela 321 consigue Ta gracia, la participacién en ta revelacidn del todo. f5e es el salto que separa la Vita nuova de ia Divina commedia, Werther de Withelm Meister; es el salto dado por Cervan- tes el cual, callando é1 mismo, ha permitido que se oyera el ssiversal humor del Quijote, mientras que las espléndidas y smoras voces de Sterne o de Jean Paul no ofrecen més que ‘lejos subjetivos de un fragmento del mundo meramente sub- itivo y, por lo tanto, limitado, estrecho y arbitrario. No es 6%¢ un juicio de valos, sino un apriori determinante del péne- ri el todo de Ia vida no permite descubrir en él ningin punto edio trascendental, y no tolera que una de sus eélulas se szrogue el dominio suyo. Sélo si el sujeto, muy lejos de toda vida y de la empiria necesariamente puesta con ella, impera falas puras cimas de la esencialidad, sdlo si el sujeto no es 4s que el lugar de Ja sintesis trascendental, puede de nuevo ‘ontener en su estructura todas las condiciones de la totali- dad, y trasformar sus limites en fronteras del mundo. Pero un tujto asi no se puede dar en la épica: la épica es vida, inma- a, emlra. yal Perio de Dante esti mis exnciamente empareniado con Ja vida que Ja rebosante riqueza de Shakes pare, la fuerza sintética de la esfera esencial se adensa 0 pos fia en la totalidad constructiva del problema dramético: Jo «eel problema pone como necesario ~-sea alma, sea dato— obra existencia por su relacién con el centro; la dialéctica Imanente de esta unidad presta a cada fenémeno singular el ser que le compete segin la lejania a que esté del centro yeegin el peso que tenga para el problema, Este es aqui inex- presabl, por ser la idea concreta del todo, porgue sélo la poli- fen de todas las voces es capar. de alzar Ia riqueza de conte- sido escondida en él. Pero para la vida el problema es una sbstracci6n; Ia relacién de una figura con un problema no pwede absorber nunca toda la plenitud vital de éste, y todo 2eacer de la esfera de la vida no Puede comportarse respecto de problema sino alegéricamente. Es verdad que el alto arte a Georg Lukes ‘de Goethe consigue acordarlo y pesarlo todo segun el proble: ‘ma central en las Afinidades electivas, alas que con rax6n Hed- bel llamara eobra dramatica»; pero ni siquiera las almas pre- viamente orientadas por los estrechos canales det problema pueden desplegar su vitalidad hasta tener existencia real; y ni siquiera una accién como ésta, rigurosamente cortada de antemano segin el patron que arroja el problems, consigue redondearse en totalidad; hasta para llenar la delicada y e+ trecha mansién de ese pequefia mundo se ve obligado el poeta a introducir en él elementos extrafios, y aunque eso hubiera ‘ido conseguido a lo largo de toda Ia obra con le perfeccién ue tienen algunos momentos de extrema tacto en el arreglo ¥ la disposicién, el conjunto no habria dado, de todos mo- ‘dos, ninguna totslidad. Y la «dramatica» concentracién del Cantar de ios nibelungos no es més que in hermoso error pro domia de Hebbel, el desesperado esfuerzo de un gran poeta ‘que intenta salvar la unidad épica de una materia realmente pica, la cual se descompone en un mundo trasformado, La figura sobrehumana de Brunhilda se ha degraéado ya 9 mex cla de mujer y valquivia, humillando a) débil pretendiente Gun ther hasta ponerie en insostenible problemsticidad; y del ma: tador de dragones, Sigirido, no se han salvado, incorporindose a la figura del caballero, mas que unos pocos motivos legen darios sueltos, Le salvacion, desde luego, es aqui el problema de la lealtad y la venganzs, y el problema de Hagen y Kriew- hild, Pero todo queda en un desesperado intento meramente artistico: ef de restablecer con los medios de Ia composicin, ‘con organizacién y estructura, wna unidad que ya no estaba dada por crecimiento organico. Desesperade intento y hervico fracaso. Pues sin duda se puede producir asf una unidad, pero >yJamds una totalidad real. [fin la accion de la dliada —que no tiene ni comienzo ni final— un cosmos compacto florece 4 luna vida que todo lo_abarca; Ts unidad claramente com “puesta del Cantar de for nibelungos esconde, tras su artstca fachads, vida y putref én, palcios y evinas 3 Eponsia x novela, las dos objetivaciones de la ica gram de; 90 0 distingsea por el explrita coniigirator, Wao por Tox atos histérico-filosdficos que encuentran ante si para darles Gene Lr ores 2s 1s spopeys de uns Speen paca la cual no i ja septblemente dada ttalldad extetsiva de-l vid, ‘una época para Ta cual la inmanencia del sentido a la vida ‘ha hho probleme pero que, sin smbareo, canseria I es “pita que busce tot {el temple de totalidad. Seria su- Tips ios erlterionGnicosy decslvos porn Ja determincléa de'Tos géneros. Ni para la épica ni para la tragedia cs el feos vu Caisgeimsalasoy agua i alee aotioe Xo, el reactivo que més propia y autenicaments manifesta tu cocrin props. Bl verso eigho os daro y asad, ala 7 produce distancia, Reviste a Ts-hérsés con toda la profun- iad de su soliad formalmente Innain, 7 00 permite que tnrjan entre ells ms releiones que ies de ln lucha yl txtermiicr en na liren pusen resonne ln desesperacin 9 In Ccabriagucs del camino y del termino, pede brllar Ia incre Sad del sbismo por Cacia del cual ota ea esencalidad, pero nunca lrumpird como a veoes lo permite In prosa— i Boece casa tae 7 memes Can Personajes, nunca Ia desesperacién sed elegie la sabre fet notsign de las proplas nlturs, y musen puede el alma 304 Georg Lukies Intemar medir sus abismos con psicologista vanidad, ni ad- ‘mirarse complacida en el espejo de su profundidad propia. El verso dramatico —as{ mas o menos lo ha eserito Schiller 2 Goethe— desenmascara toda teiviaidad de la invencién tr ‘ca, posee un filo y un peso especiicos ante los cuales no ‘comsigue sostenerse nada que sea meramente vivo, que es lo ‘mismo que dramAticamente ‘rivial: el temple y el espiritn triviales se descoyuntan inevitablsmente en la tensién de pe sos entre la lengua y el contenido,/También el verso épico crea distancias, pero distancias en la esfera de la vids significan animaclon felicitaria y ligereza, relajacion de las ataduras {que rodean indignameate a las cosas y a los hombres, el ak zarse de aguella sorda opresién que afecta a la vida en cuanto tal y sélo se dispersa en afortunados momentos sueltos; la Aistanciacign del verso épico tiende precigamente a que eos Instantes se eonviertan en nivel de la vida/La accion del verso 5, pues, aqui contrapuesta & Ia anterior, precisamente poraue ‘sus conteciencias inmediatas son las mismas, a saber, ext paciéa de la trivialidad y acercamiento a la esencia propia. Pues para la esfera de la vida, para la épica, lo trivial es el peso, asi como para la tragedia lo era la ligereza.(La garan- a objetiva de que el completo alejamiento de todo lo vivo ro sea un vacio abstraer de la vida, sino un pasar de la esen- cia a existencia, no puede darse sino en la consistencis que consigan esas formaciones lejanas de la vida: slo si su ser, 1s alla de toda comparacién con la vida, se ha hecho més Meno, redondo y grave de lo que pueda desearlo cualquier nostalgia de plenitud, sélo entonces apareceré la tangible evi- dencia de que se ha conseguido la estilizacién trgica;’y toda ligerera o palider —ajenas, desde luego, al bansusico concep. to de falta de vidas— mostrara que no se daba el temple ‘eagico normativo y revelard, pese a toda la finura psicolé gica y a todo el cuidado litico de las invenciones suelas, la trivjalidad de Ia obra ‘Mas para la vida el peso si Teoria de la novela 35 recate,prisiin ierompible ep concatenaciovs enutaes cx fates de sentido, anguflosamiento en estéril-pronimidad de icra y lejania dal cel, nevesdad de seguir atados sin yolerliberaree de lag cidenas de ln mera y brutal material milo cuales Ja constante meta de superacion de las mejo- tm fuer inmanentes dela vida; si todo eo se expesa con ‘Tomeepte valorativo de la forma, hay que deci: trivilidad fu benaventareda totalidad existene de la vida est subor- finda al verso epic. segin armonia. preesablecida: ya el troceso propocticn de un mitologico abarcar toda Ia vida ba furcado al ser de todo peso trivial. en os veros de Mo Tae ma abven stoplemeate ls copulls Se om prkanrora 78 tach peoperador para llorecet. Paps] mrsa-oo_punde po fcr ts que_un igero impulsS para que todo site, ystlo pene Tr corone de In Ibert «Toque ya cid a Sita ce poets COMI Ge ceeaver el soterado snide si sus héroes no pueden romper su eres! ni conqui tru sofade patria de Inansiada libertad sin peto terreno iis que alo largo de dilatadasluchas, oslo pueden buscatia ta tforzndas odiseas, el poder del verso no basta para tras: formar esa distancia en camino transitable, con slo disimie rel sbiamo con una alforbra de flores, Pus ta ligeren de be gpica grande no es mds. que ln concreia utopia inmanente dein bora histirica, yn lelania. conSguredora que el verso Presta a todo lo que sostene tiene por fuerta que arrebatar Tin ep en eve cato fu grandiogs ausencia de sujeto y st ‘taidad, wansformandola en idiio 0 en juego Uric, Pues I perce de Ia épiea grands no en valor y poder crendat de mal mis que por eu real rotura de les cadenas que la Garon al syeo. El olvido dela esclavitud en hermosos Jue prs de una fantasia ibe, o en ln resela bua icles ble fencuradas que es imposible encontrar en los mapas del mun. do den tcl vnculacid, no puede jas conduct ma ts grande: En tempos a lor Qbe-no te de ya esa lgerena, el testo desaparece dela eplea grande o se trasforma gradual ms Georg Luksct € involuntariamente en verso lirico, Slo Ja pross puede ex tonces abarcar con intensidad igual I sufrimiento y el laurel, lucha ¥ la coronaci6n, ¢l camino y Ja consagracién: silo su ‘te fexibilidad y su vibeulo sin rims encuentran cop igual Fuerza, Jas cadenss x la libertad, la gravedad dada y fa ligeeza ‘Toniquisada del mundo que ahora-va irradia Inmanenvesnete “Corr eT senido-descibirto. No cs caaal que le eee isi de Ta realidad cantada crecera con la prosa de Cervants para volver a ser la ligereza, de dolor cargada, de epee grands, mientras que la alegre danga de Aristo queda en he fe, en lirics; no es casual que el pico Goethe fundiera wis idilios en versos y eligiera Ia prose pura la totalided del Mais ter. En el mundo de Ie distancia todo verso épico se hast Yiica —los versos de Don Juan y los del Onegin se reimea con tos grandes humoristas—, pues en el verso se revela todo i ‘culto, y la distancia que el reflexivo paso de la pross supers sabiamente, mediante cl sentido que se apronima poco & och aparece desnuda, reconciliada, pisoteada 0 como suet oh, dado, en el rapido vuclo de los verson, Los versos de Dante son mis liicos que los de Homero, pero no son Tries: :_adensa_y concentran el todo de Ta bala. da para que sea epopeya. La inmanencla del sentido tle ida estépresente-para ef mundo: de Dante, pete er a Ua: es la cohsuromts-tmeanencia-We To tascendente- Ts aie Taneia en ef 501186 Waundo de Ta vida ha calminado en ings Perabildad; pero més alld de exe mundo encuentra cada crrado Ia patria que le espera desde toda la eternidads tod voz de las que aqut se apagan,solitarias, es esperada all por el canto coral que acoge su vibrar, lo leva a armonia 9 ae hhace ammonia por a. ET mundo de las disancias se extonde aumpliamente, caticamente apelotonado, por debajo dela = diante rosa celeste del sentido que se ha hecho ya sensible} es en todo momento visible y descublerto, Todo habitante de Ja patia del mas alla procede de aquel mando, cada cual ests Tigado a el por In irsompible fuerza del esting, meen ninenna Teoria de ta novela 327 Yo reconace y to domina en su fragilidad y gravedad hasia aque termina y cobra por fin sentido su camino; cada Fgura canta su destin aislado, el aislado acaccer en ue se reveld Jo que le estaba destinado: una balada. Y asi como la total dad de la estructura del mundo os para todo destino in dual el apriortrascendente, que da sentido y que lo sbarca todo en su predeterminacién, ast también la creciente com prensién del edifilo, de su estructura y de su bellera —ta tran vvencia del perdido errabundo Dante, lo recubre 1020 Gon la unidad de su sentido ya revelado: al conocimiento de Dante trasforma lo singular en sillar del todo, y las baladas se convierten en eantos de una epopeya, Pero sélo en el mis alla se ha hecho visible, sin distancias e inmanente, el sentido de este mundo, En este mismo, la totlidad es fragl 0 ansiada, Y los versos de Wolfram o de Gottfried no son mas que adoro isco de sus novelas, y el aire de balada del Cantar de fos ribelungos se puede apenss dislouler mediaote Ia compos ‘36a, pero no redondear hasta ser una totalidad que abarque mundo, Ta epopeya configura una totaidad vital por st_misma coschisa, la novela intents Cesc j- COMIN conigura- doramente 1g oculta totalidad de Ta vida. La estructura dada “Ee objets Tadlea eT temple Ge-Wr arena Tora, Pues Ta de que tanto el objetivo todo de a vida cuanto 405 Flaciones Gen os sleioscarecen tovalmenté de armonia events. To- ‘das Jas Fractures y todos fos abismos que Teva en si la situa- tion historiea pueden introducrse'en la configurscién, y n te deben esconder con los medios de Ia composicién, De exte todo st bjetva como paicologis det here dela novela el temple bisico que determina la forma en este géner0: los Peerless ga coer go eee ee ae fe ta busqueda indica que ni Tas Theis ni los caminos se pasta dat dewido Kemeliib;o que a ax dada paisoOE=S. _goiden da de movo inmedino,o que au er dado psiolog Fimediata + TacaamnnthIs ne-Pe rv ecmarimienta evident

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