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ANTÍGONA EPISODIO SEGUNDO

“Antígona” es una tragedia, por lo tanto pertenece al género dramático, es una obra para
ser representada. Y es además una tragedia porque en ella se presenta al héroe en lucha
inútil contra el destino. Su autor es el poeta griego Sófocles (SV A. C).
El episodio es una parte dramática de la tragedia, es decir donde se desarrolla la acción.
En el episodio segundo ocurre el enfrentamiento más esperado por el espectador, entre los
dos protagonistas: Antígona y Creón. El episodio segundo comienza con un extenso
parlamento del guardián, lo que es una técnica del autor para retardar el enfrentamiento
esperado y dar más tensión a la acción. El guardián da todas las explicaciones de cómo
realmente Antígona es la culpable del intento de entierro a Polinices y como fue
encontrada. Además Creón se quiere asegurar bien, frente al pueblo que ella es la culpable,
así él no obrará como un rey injusto. Se dirige a Antígona interrogándola sobre su
participación en el hecho y sobre todo resalta que ella era consciente del castigo que su
acción traería. Antígona en una actitud que tal vez sorprenda a Creón se muestra firme y no
solo no desmiente la acusación sino que la afirma dos veces. No lo niega y afirma haberlo
hecho sabiendo la prohibición y el castigo a la desobediencia al decreto. Su actitud es firme
y hasta arrogante, no teme a Creón, al contrario, lo desafía.
Para Creón la actitud de Antígona es desafiar a la ley que él representa, pero Antígona en
su extenso parlamento expondrá lo que ella cree y lo que ella defiende. Comienza
mencionando a Zeus y a Dyke, la justicia reparadora, manifiesta claramente que la orden
de Creón no proviene de fuerzas superiores, o sea de los dioses, a quienes ella considera
los únicos a quienes debe obedecer. Pues entiende que sus leyes son mucho más fuertes
que las humanas, las leyes de los dioses plantea la heroína son eternas, duran por siempre,
son inmutables, no cambian, y están desde siempre. En cambio las del hombre son
mutables y perecederas. Ella entiende que prefiere obedecer las leyes divinas y no ponerse
en su contra. Está rebajando el poder de Creón, lo está humillando. Acá se ve a la heroína
en todo su esplendor, audaz, valiente pero también soberbia, porque se jacta de su
desobediencia, de desobedecer al rey, está excediéndose. O sea que está cayendo en hybris.
Este exceso de su carácter es lo que contribuirá a su caída trágica. Agrega además que
para ella la muerte hasta sería ventajosa, pues ha vivido siempre en medio de males. Y tal
vez con ella obtendría gloria, este afán de gloria será uno de los móviles impuros de
Antígona. Finaliza su parlamento llamando de loco a Creón, pues entiende que éste se está
enfrentando a los dioses, con su decreto.
El parlamento de Creón en respuesta al de Antígona es duro y demuestra un carácter
inflexible también, son dos caracteres poderosos duramente enfrentados. Cada uno
guiándose por móviles distintos, defendiendo lo que creen. Creón argumenta que defiende
a la ciudad porque Polinices es un traidor. Pero cierto es que la reacción de Antígona de
revelarse era previsible, y al ser castigada con la muerte, ya no habrá obstáculo para Creón
entre él y la corona. Utiliza una metáfora para indicar que hasta los caracteres más duros se
pueden doblegar, dice que con un pequeño freno se pueden domar bravos potros, se refiere
a Antígona, y el será quien la dominará. Destaca la clara desobediencia de Antígona y
sobre todo que ésta, es consciente de ello y del castigo que esto trae. Aflora cierto
complejo de machismo cuando manifiesta que no sería él el hombre si dejará que una
mujer lo dominara. Se quiere presentar como un rey justo cuando argumenta que él
aplicará el castigo anunciado, con el mismo rigor aunque el culpable sea de su familia. Es
una clara excusa frente al pueblo por la próxima muerte de Antígona ya que ésta no deja de
ser la princesa de Tebas. En su furia Creón también se excede cuando acusa a Ismena de
ser cómplice y también la quiere castigar, cuando no tiene prueba ninguna de su
culpabilidad, solo se basa en el llanto de ésta que lógicamente se debe a lo que está
pasando con su hermana. Pero el peso de su rencor cae sobre Antígona, ésta es la fuerte
que él tiene que dominar y sacar de su camino. Y Antígona lo sabe, es consciente del afán
de poder de Creón y que ella es un obstáculo en su camino al poder. Expresa que el pueblo
sabe que ella está obrando justamente, pero callan por miedo a Creón. Luego de un diálogo
estíquico (diálogo ágil), entre ambos, donde Creón plantea que Etéocles también es su
hermano, y ella dice que sí, pero quien necesitaba de su ayuda y piedad era Polinices, el
otro ya había sido honrado. Finaliza el episodio con la aparición de Ismena que ha
cambiado de parecer, pero Antígona, tal como lo dijo el coro, es de espíritu inflexible
como el de su padre Edipo, ahora no quiere compartir su destino con su hermana ya que
antes no la quiso ayudar. Nuevamente Antígona soberbia, cayendo en hybris. La heroína
trágica, inmersa en todo el peso de su soledad.
Queda claramente reflejado el tema de la obra, el enfrentamiento entre leyes de distinta
competencia, las divinas representadas por Antígona, y las humanas, por Creón.

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