BOLILLAS 4 Y 5
Los casos prácticos de las unidades 4 y 5 han sido seleccionados y elaborados por las adscriptas
Tamara Florencia Brunel, María Valentina Huais, Romina Tissera Costamagna y María
Victoria Vilela, bajo la coordinación de la docente María Belén Mignon.
CASO N° 1
Hechos:
Omar Castillo y Silvia Juárez se divorciaron en el año 2014. Desde la celebración del
matrimonio ambos quedaron sometidos al régimen de comunidad de ganancias; por ello, tras
el divorcio, el Sr. Castillo promovió una demanda contra su ex cónyuge tendente a obtener la
liquidación de la comunidad. La masa partible estaba conformada únicamente por un
inmueble, que había sido sede del hogar conyugal y que la Sra. Juárez continuó ocupando
luego del divorcio. La demandada se opuso a la liquidación y partición de la comunidad,
alegando que, con sus 65 años, su único sostén económico era una magra jubilación y la
realización de pequeños trabajos de costura. Asimismo, aludió que el departamento en
cuestión era su única vivienda posible, ya que no podría alquilar otro debido a sus bajos
ingresos.
CASO N° 2
Hechos:
G. F. y M.S. se presentan en forma y solicitan que se decrete su divorcio vincular con
fundamento en el art. 437 del CCyC. Manifiestan que contrajeron matrimonio el día 21 de
septiembre de 1995, lo que acreditan con el certificado pertinente. Presentan acuerdos
relativos a los bienes gananciales, atribución del hogar, cuidado personal y régimen de
comunicación de los hijos y alimentos, acompañando los elementos en que se fundan dichos
acuerdos. No reclaman compensación económica.
Resuelva conforme las disposiciones del CCyC:
a) De acuerdo con los requisitos del divorcio y el procedimiento de divorcio ¿G.F. y M.S.
realizaron correctamente su petición? Fundamente su respuesta.
b) ¿Qué implica la atribución del uso de la vivienda familiar? ¿Cuáles son las pautas que
debe tener en cuenta un juez para resolver un pedido de este tipo? En caso de que se
atribuya el uso de la vivienda a favor uno de los cónyuges ¿Qué medidas podría
solicitar el otro cónyuge u otra parte interesada?
Ref.: Juzgado de Familia Tigre (Buenos Aires), “F. G. C. y Otro/a s/ Divorcio por presentación
conjunta”, fecha 14/07/2016. Cita: elDial.com – AA9838
CASO N° 3
Hechos:
Marcela Rodríguez y Raúl Acosta, presentan demanda de divorcio conjuntamente, al ser un
divorcio incausado, se da lugar al mismo; quedando pendiente de resolver la partición de la
comunidad de ganancias y su correspondiente adjudicación. La Sra. Rodríguez solicita
alimentos para sí y para su hijo menor de edad. Por otra parte, solicita una compensación
económica a su favor, aduciendo el nivel de vida holgado de la familia, que los bienes del
matrimonio son todavía administrados y usufructuados en su totalidad por el Sr. Acosta, y que
se encuentra en una situación de vulnerabilidad para insertarse en el mercado laboral, ya que
si bien cuenta con título habilitante, el hecho de haberse dedicado al cuidado de los hijos de
manera exclusiva, hizo que no ejerciera y esa posibilidad en la actualidad se ve dificultada, ya
que la Sra. Rodríguez cuenta con la edad de 50 años.
El juez de primera instancia hace lugar al pedido fijando una cuota mensual a depositar a la
orden del juzgado, en la suma de $80.000 para la ex cónyuge y la suma de $39.000 para el
niño. El demandado, apela dicho decisorio aludiendo que la solicitud de alimentos a la ex
cónyuge, resultan improcedentes al existir sentencia de divorcio, que la Sra. Rodríguez ha
solicitado una compensación económica, que se le ha adjudicado la vivienda familiar, y que
queda aún pendiente la liquidación adjudicación de bienes de la comunidad.
Ref. Cámara de Apelación de Gualeguaychu – Sala Primera Civil y Comercial. Autos: “R.C.C/
V.J.D.S S/ alimentos” Expte. N°5320/F. Juzgado de Familia y Penal de Niños y adolecentes.
Gualeguaychu.
CASO N° 4
Hechos:
Julio Navarro y Laura Palacio estuvieron varios años de novio hasta que contrajeron nupcias
el día 24 de Febrero de 1978.
Durante el matrimonio, surgió la posibilidad de comprar un terreno y construir su casa. La
madre de Laura, María, contribuyó con la mitad del precio de todo; por lo tanto, el inmueble
fue escriturado de la siguiente forma: 50% correspondiente a la madre de Laura y 50% en
conjunto por Julio y Laura.
Julio es un aficionado de los autos antiguos de colección. Con dinero, fruto de su trabajo como
empleado de una fábrica metalúrgica, compró en 1985 un Ford A modelo 1929 y un Vocho
clásico modelo 1992 en 2001.
A principios de año 2004 comenzaron los problemas en la pareja, por lo que deciden a fin de
ese año divorciarse de mutuo acuerdo.
Inician los trámites de divorcio por presentación conjunta en el mes de febrero de 2005 y la
sentencia de divorcio sale con fecha 15 de junio de 2005.
La Sra. Palacio inicia en septiembre de 2016, actuaciones a los fines de liquidar los bienes
gananciales, incorporando a su petición recompensa por los gastos en los que incurrió para
mantener el bien ganancial y la rendición de cuentas pertinente conjuntamente con el pago
del porcentaje de frutos devengados y no percibidos de los autos de colección que se alquilan
para eventos.
CASO N° 5
Hechos:
Pablo Ceballos y María Emilia Sánchez se encuentran separados de hecho desde el año 1992.
En el año 2003 inician proceso de divorcio. La “sociedad conyugal” conformada por las partes
se disolvió con fecha 22/04/03.
En primera instancia el juzgado de familia resolvió: no desafectar del régimen de “bien de
familia” el bien inmueble sito en calle Astorga s/n y adjudicarlo en condominio (bien
ganancial comprado conjuntamente por el matrimonio, que cuenta con 6 departamentos
funcionales conforme lo acreditan la escritura pública de dominio y los planos de
subdivisión); con respecto al inmueble de calle Servicio N°3 lo excluyó de la masa partible
(bien ganancial pero sólo acompañaron copia simple de boleto de compraventa) igual que al
automotor marca Jeep dominio SNU-704 (ya que no se acompañó original o copia certificada
del título).
A dicho decisorio interpone recurso de apelación el Sr. Ceballos, quien se agravia: 1) por la no
desafectación del inmueble que fuera sede del hogar conyugal y su adjudicación en
condominio en lugar de su partición, argumentando que es perfectamente partible porque es
materialmente divisible; 2) no incluye los otros dos bienes gananciales en la masa partible
porque no se acreditó titularidad ni ganancialidad.
Preguntas:
a) ¿Desde qué momento se entiende que procede la extinción de la comunidad?
Extinguida la comunidad ¿cuáles son los pasos a seguir para efectuar la
correspondiente partición? ¿Cuáles son las reglas aplicables a la partición de la
comunidad?
b) Si Ud. fuese abogado del sr. Ceballos, y la sr. Sánchez hiciera uso y goce exclusivo del
bien ganancial de calle Astorga, viviendo en uno de los departamentos y alquilando los
demás cinco ¿qué le recomendaría hacer?
c) Si Ud. fuese vocal de cámara ¿mantendría la decisión apelada o la revocaría total o
parcialmente? Argumente conforme al derecho vigente.
CASO N° 6
Hechos:
Marcelo Héctor Torres contrae matrimonio en segundad nupcias con Ana María Gómez en
1985.
La Sra. Gómez demanda por separación de bienes conjuntamente con las acciones por actos
perjudiciales a la “sociedad conyugal” contra el Sr. Torres, al hijo de éste Marcelo hijo, a "Las
Meladas SA y a dos personas más – entre ellas el escribano actuante -que, las señala como
prestanombres de su cónyuge.
La actora señala en la demanda que ante las desavenencias con su cónyuge, éste comenzó a
realizar una serie de actos tendientes a eliminar ficticiamente el bien de mayor importancia y
valor económico de la sociedad conyugal, de carácter ganancial, ubicado en la provincia de
San Luis, dedicado a la producción agrícola ganadera, adquirido el 5 de agosto de 1988.
De la prueba obrada en autos surge, que el 5 de octubre de 2000 por escritura pública, el Sr.
Torres constituyó con su hijo Marcelo una sociedad anónima llamada "Las Meladas SA". El
capital social estaba compuesto por 5.500 acciones, de las cuales: 200 pertenecían a Marcelo y
5.300 a su padre -acciones que se integran mediante la transferencia del dominio del
inmueble mencionado. Para lo cual utiliza un asentimiento genérico otorgado por poder el 6
de diciembre de 1973 por su cónyuge, la Sra. Gómez.
Luego de una serie de maniobras –cesiones y compraventas entre el Sr. Torres y su hijo-
Marcelo hijo queda como titular de 5300 acciones y su padre de 200.
Es de destacar, que todos los actos se llevaron a con el asentimiento conyugal prestado en
debida forma por la Sra. Gómez, a través de poder a favor del cónyuge.
La sentencia definitiva la dicta la Suprema Corte de Justicia de Mendoza el 17 de diciembre de
2008, determinando la inoponibilidad de la constitución de la sociedad anónima a la actora, ya
que la misma fue creada mediante fraude con el fin último de descapitalizar la sociedad
conyugal en desmedro de los derechos de la actora.
Responda:
a) ¿Cómo opera la administración y disposición de un bien ganancial durante la vigencia
de la comunidad? ¿Los cónyuges pueden celebrar contrato de mandato? ¿Es válido el
asentimiento otorgado por poder?
b) ¿Se encuentra regulada la separación personal en el CCyC? ¿Qué diferencia hay entre
la separación personal y el divorcio declarado judicialmente?
c) ¿Qué es el fraude a la ganancialidad?
d) La Sra. Gómez fue una esposa dedicada al cuidado del hogar y de la familia. Estudio la
carrera terciaria de enfermería pero nunca ejerció la profesión, actualmente tiene 56
años de edad y por suerte goza de buena salud. No tuvo hijos y se dedicó al cuidado y
crianza de su hijo afín porque su marido quedó viudo muy joven. Por su parte el Sr.
Torres siempre estuvo sumergido en los negocios. La Sra. Gómez recurre a Ud. como
abogado para divorciarse del Sr. Torres. ¿Qué requisito sine qua non es necesario para
que prospere la acción de divorcio ya sea unilateral o bilateral? ¿Sobre qué cuestiones
debe versar? ¿Procedería en este caso solicitar compensación económica? ¿Es posible
dicha solución?
CASO N° 7
Hechos:
Cecilia Carletti y Jorge Galván se casaron en el año 1980. En el año 2003 decidieron
divorciarse y liquidar la “sociedad conyugal”. La liquidación se llevó a cabo de la siguiente
manera: 1) Se asignó el carácter de bien propio de la actora al inmueble de la calle Moreno
1948, 5° piso, letra "C", unidad funcional n° 28; 2) Se reconoció el carácter propio, en
condominio de ambas partes, del inmueble de Adolfo Alsina 2256/60/68, piso 12, letra "G", de
la Ciudad de Buenos Aires; 3) Se consideró como bien ganancial a las unidades funcionales de
cochera y baulera adquiridas por las partes en el edificio ubicado en la calle Adolfo Alsina
2256/60/68, de la Ciudad de Buenos Aires; 4) Se consideró ganancial el automóvil marca Alfa
Romeo, modelo 146 TD 2.0-1999, Sedán cinco puertas, dominio DAU 370; 5) Se reconoció a
favor de la actora un crédito por el 20,78% de las sumas que abonó desde el 20 de febrero de
2003. El demandado apeló planteando que, si bien el automóvil Alfa Romeo reviste carácter
ganancial, él pagó con fondos propios la prenda que gravaba el mismo durante la indivisión
poscomunitaria.
Preguntas:
1) ¿Ante qué régimen patrimonial matrimonial nos encontramos? Defínalo.
2) ¿Qué son las recompensas? ¿Cuándo corresponde otorgarlas?
3) En este caso en particular, ¿considera que le corresponde una recompensa al
apelante? SI/NO. Argumente. ¿Confirmaría o revocaría la sentencia?
Preguntas:
Ud. es vocal de la Cámara de Apelaciones que debe resolver el recurso de la esposa Patricia
contra la sentencia de primera instancia:
1) Declara en el caso: ¿la aplicación del art. 465 CC, que define que son bienes
gananciales los adquiridos por hechos fortuitos, como lotería, juego, apuestas, etc.?
¿Sí? ¿No? ¿Por qué?
2) El ingreso concreto del bien al patrimonio de Carlos: ¿define el carácter del bien en el
régimen patrimonial?
3) La configuración de una unión convivencial en el 2007 entre Patricia y Carlos, que
luego se casan en el 2008 y tienen un hijo en 2008: ¿Qué consecuencias patrimoniales
ostenta respecto a la calificación del inmueble adquirido por Carlos a través del sorteo
de la rifa en el año 2009?
4) ¿Admite o rechaza el recurso de apelación de Patricia? ¿Declara que el bien inmueble
es bien propio o bien ganancial de Carlos? Funde su opinión en derecho.
Ref.: Cámara de Apelaciones Civil y Comercial, Dolores, (Buenos Aires), “PME C/ CM S/
liquidación de sociedad conyugal”, 02/07/2013, elDial.Express, 29.07.2013 - Año XVI - N° 3804,
http://www.eldial.com/nuevo/archivo-jurisprudencia
Caso N° 9
Hechos:
La Sra. Carla Ferro y el Sr. Víctor Montenegro contrajeron matrimonio en septiembre del 2005
y tuvieron hijos menores de edad. En octubre de 2013, promovieron acción de divorcio por
presentación conjunta, de conformidad a lo normado por los arts. 215 y 236 del Código Civil.
En esa oportunidad presentaron un acuerdo de partes con respecto a sus hijos menores de
edad, en relación a la “guarda”, “régimen de visitas” y alimentos a favor de éstos. En
noviembre del 2013 se concretó la primera audiencia, donde ambos cónyuges manifestaron
su voluntad de no reconciliarse y se fijó nueva audiencia para marzo, la cual no se concretó.
No se produjo impulso procesal hasta mayo de 2015 cuando las partes se presentaron con
nuevo patrocinio letrado y en agosto 2015 solicitaron se apliquen las normas del Código Civil
y Comercial de la Nación y ratificaron lo previsto en el acuerdo antes mencionado.
Preguntas:
1) Si Ud. fuera magistrado de la causa, ¿cómo resolvería la solicitud de las partes?
Fundamente desde una visión constitucional y legal.
2) ¿Qué diferencias existen entre el sistema de divorcio previsto en el CCiv derogado y el
sistema actual regulado por el CCyC?
3) ¿Cómo reemplazaría los términos “guarda” y “régimen de visitas” a los fines de
readecuarlos a la normativa del CCyC?
Ref.: Juzgado de primera instancia en lo Civil, Comercial y Familia, Recreo, Catamarca, “F.; C.
S. y A.; V. H. s/ divorcio vincular por presentación conjunta”, 16/10/2015, Abeledo Perrot,
Newsletter del día 23.2.2016 - http://www.abeledoperrotonline2.com - Citar ABELEDO PERROT
Nº: AR/JUR/49804/2015
Caso N° 10
Hechos:
Diego Robles y Susana Kramer contrajeron matrimonio en 1977, divorciándose en el año
2009.
Diego es titular de una caja de seguridad en el Banco HSBC.
En el trámite del juicio de divorcio Susana obtiene el 2/3/2009 medidas cautelares que
consisten a saber: inventario de los bienes depositados en la caja de seguridad abierta a
nombre de Diego, el embargo del 50% de los valores allí existentes y su clausura. Se constató
la existencia de la U$S 63.511.
Elena Barrera, madre de Diego Robles, inicia tercería de dominio contra Susana y Diego.
Peticionando se levante el embargo esgrimiendo que de los fondos inmovilizados, la suma de
U$S 43.673 son de su propiedad: U$S 40.673 provenientes de la venta de un inmueble que se
realizó con fecha 14/07/2008 -junto a sus hijos- y U$D 3000 de ahorros anteriores.
Se acompaña copia de la escritura pública de compraventa y se aclara que el precio está
consignado en pesos argentinos.
Elena afirma que se trasladó después de la venta, junto a su hija, yerno y un asesor
inmobiliario, a efectuar el depósito en la caja de seguridad de su hijo Diego, que además es su
apoderado hace más de 20 años.
La venta del inmueble por Elena, Diego y la otra hija, se efectuó por la suma de $ 260.400, de
los que la mitad le corresponde a la actora y el resto, por mitades, a sus hijos.
En la contestación de la demanda, Susana Kramer niega categóricamente y cada uno de los
puntos de demanda de su suegra. Pide el rechazo de la tercería promovida por Elena.
Por su parte, Diego se allana a la pretensión deducida por su madre.
El juez de 1era instancia tuvo por probada las circunstancias alegadas por la tercerista,
admitió la tercería de dominio de Elena Barrera, ordenó el levantamiento del embargo y la
clausura de la caja de seguridad.
Se agravia Susana, afirmando que la disolución del régimen patrimonial por divorcio, le
adjudica la mitad de los bienes gananciales, entre los cuales se comprende la mitad de la
suma existente en la caja de seguridad de su cónyuge.
Dice que no se ha probado en el expediente que los fondos depositados en la caja de seguridad
de su ex esposo, pertenezcan a Elena Barrera, requiriendo se revoque la sentencia de primera
instancia y se mantenga el embargo ordenado y requerido por Susana en el juicio de divorcio,
sobre el 50 % de los fondos existentes en la caja de seguridad de Diego.
Preguntas:
Ud. es Juez del Tribunal de Apelaciones y debe decidir.
a. ¿Mantiene o revoca la decisión sobre el embargo trabado en el 50% de las sumas
existentes en la caja de seguridad del Sr. Diego Robles?
b. ¿Califica las sumas existentes en la caja de seguridad de Diego Robles como
gananciales para habilitar los efectos de la disolución del régimen patrimonial
matrimonial por divorcio? Ó, ¿descalifica la eventual ganancialidad de las sumas
existentes en la caja de seguridad de Diego?
c. En orden a la prueba: ¿Qué importancia le adjudica al contenido de la escritura
pública que consigna el precio de venta en $ 260.400, existiendo dólares
estadounidenses en la caja de seguridad?
Fundamente acabadamente sus respuestas.
Ref.: Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala I, “B., E. v. K., S. M.”,
13/12/2011, Abeledo Perrot, Newsletter del Día, 17.4.2012
http://www.abeledoperrotonline2.com
Caso N° 11
Hechos:
La Sra. Gloria Amelia Merlo y el Sr. Gabriel Ontiveros, en el año 2014 presentan demanda de
divorcio, de la liquidación de la “sociedad conyugal” surge el carácter de ganancial de un
inmueble sito en calle Belgrano N°130 de la ciudad de Trelew, y se le reconoce al Sr. Ontiveros
un derecho de recompensa contra de la “sociedad conyugal”. Frente a esta sentencia, el Sr.
Ontiveros interpone recurso de apelación aduciendo que el bien objeto de la liquidación
revestía el carácter de propio, y la Sra. Merlo impugna la procedencia de la recompensa a
favor del Sr. Ontiveros, ya que éste no lo había invocado en la demanda. El Sr. Ontiveros aduce
el carácter de propio del bien ya que para adquirirlo, dispone de un bien propio y recibe a
cambio la suma de dólares US$30.000 y un departamento a cambio. Luego de unos meses,
adquirieron el inmueble ubicado en calle Belgrano N°130 conjuntamente con la actora por la
suma de dólares US$65.000 y de la prueba rendida en autos surge que la compra fue en
efectivo.
Ref.: Cámara de Apelaciones de Trelew, sala A, “G.A.M.E. c/ G.O.P s./ liquidación de Sociedad
Conyugal, de fecha 06 de mayo 2014. Micorjuris Cita: MJ-JU-M-85787-AR / MJJ85787
Caso N° 12
Hechos:
Amador Carrizo promovió demanda de divorcio contra Ramona Rodríguez por la causal de
injurias graves, invocando haber contraído matrimonio con ella el 8 de junio de 2001 en Punta
Alta y que de esa unión nacieron sus hijos Evelyn y Facundo. Alegó que la vida matrimonial
transcurrió normalmente, hasta que empezó a notar cambios en el carácter de su mujer y
además advirtió por sí mismo y por comentarios de terceros, que ella era frecuentemente
visitada en el domicilio asiento del hogar conyugal por distintas personas de sexo masculino
que no eran ni amigos ni del entorno familiar y en horas en que él trabajaba como empleado
pesquero y no podía presentarse en la vivienda.
Al contestar la demanda, la Sra. Rodríguez negó los hechos relatados por el actor y reconvino
por la causal de injurias graves y abandono voluntario y malicioso del hogar conyugal.
Manifestando también que al principio de la vida matrimonial llevaban una vida normal hasta
que su esposo comenzó a tener conductas extrañas por su adicción a las drogas y el alcohol
ausentándose por varios días y cuando volvía desplegaba actos de violencia, amenazas e
insultos y golpes que toleraba por las promesas que él le hacía de cambiar. Que la había
injuriado gravemente en forma privada y pública en reiteradas ocasiones. Asimismo, su
esposo solía abandonar el hogar conyugal en forma voluntaria y maliciosa más los actos
injuriosos de infidelidad, de los que ella tenía conocimiento.
Caso N° 13
Hechos:
La Sra. María Gonzales y el Sr. Mario Pérez Bustos se casaron bajo el régimen de separación de
bienes con fecha 22 de julio de 1998. De dicha unión nacieron dos hijos.
María no desempeñó jamás un trabajo fuera del domicilio, decisión anterior al matrimonio. La
familia ha vivido en un chalet de lujo en una zona exclusiva con servicio doméstico.
Tanto María como Mario son titulares de un gran patrimonio.
Ambos interponen demanda de divorcio y la Sra. Gonzáles solicita una compensación
económica en virtud de haberse dedicado durante la vida en matrimonio al cuidado exclusivo
de los hijos y la familia. En primera instancia se desestima el pedido de compensación
económica, ante esto se interpone recurso de apelación, que confirma la sentencia de primera
instancia, entonces María interpone recurso de casación.
CASO 1
Ref.: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala H, “C. C. E. c/ A. s/Liquidación de
sociedad conyugal”, fecha 20/04/2015. Cita: elDial.com – AA8EE2
LIQUIDACIÓN DE SOCIEDAD CONYUGAL. Carácter ganancial del único inmueble integrante
de la masa partible. Sede del hogar conyugal que continuó ocupando la demandada de
aproximadamente sesenta y cinco años, luego del divorcio, decretado por culpa del esposo. Mujer
jubilada. Prueba del grave perjuicio que ocasionaría la partición. Artículos 207 y 211 del Código
Civil. ADMISIÓN DE LA OPOSIÓN A LA LIQUIDACIÓN DEL INMUEBLE
“Las prerrogativas habitacionales que organiza el art. 211 del Código Civil, en sus dos párrafos,
tienen la naturaleza jurídica de una prestación alimentaria en especie, en el rubro vivienda. De
esta manera, en armonía con el art. 207, se ha querido evitar que el inocente sufra algún
menoscabo en lo atinente a la morada que compartió con su cónyuge, asegurándole –a través de
este beneficio- que mantenga la misma situación habitacional que gozó durante la convivencia.
Simultáneamente, la ley sanciona al culpable mediante la suspensión de la facultad de pedir la
división de la vivienda ganancial, o el reintegro del inmueble propio en donde se afincó la
residencia común de los esposos, y también se lo priva del derecho a usar el inmueble (propio o
ganancial) como vivienda personal. (Fanzolato, Eduardo I. en Bueres, Alberto J. – Highton, Elena
I., Código Civil, análisis doctrinario y jurisprudencial, Hammurabi, Buenos Aires, 2003, t. 1B,
p.212).”
“…contrariamente al criterio de la colega de la anterior instancia, considero acreditado que la
liquidación del único bien que integra la sociedad conyugal ocasionaría a la demandada un grave
perjuicio.”
“Nótese que el inmueble cuya liquidación se solicita posee una superficie de cuarenta y tres metros
cuadrados (vid. la fotocopia del título de propiedad acompañado por el demandante a fs. ), por lo
que no se requiere de la producción de ninguna prueba en particular para advertir que las
posibilidades de adquirir otro bien –aun de dimensiones mínimas- con el dinero correspondiente al
cincuenta por ciento del valor de ese inmueble son por demás reducidas, sobre todo en la zona en
la que la Sra. A. vive y desarrolla su actividad laboral, y máxime teniendo en cuenta las
condiciones actuales del mercado inmobiliario. “Además, no puede dejar de valorarse que se trata
de una mujer de alrededor de 65 años, jubilada, y que realiza trabajos de costura en su vivienda -
por los que no creo que perciba sumas elevadas-, lo que torna muy poco probable que la Sra. A.
tenga acceso a algún crédito destinado a la compra de una vivienda.”
“Juzgo, entonces, que la demandante acreditó debidamente el grave perjuicio que sufriría en caso
de partirse el inmueble, por lo que corresponde revocar la sentencia y admitir la oposición de la
demandada a la partición del bien de la calle B. 2240, planta baja, departamento 4, de esta
ciudad.”
Texto completo
Expte. Nº 41.597/12 - "C., C. E. C/ A., y. s/ Liquidación de sociedad conyugal" – CNCIV – SALA H
- 20/04/2015
En Buenos Aires, a los 20 días del mes de abril de 2015, hallándose reunidos los señores jueces
integrantes de la Sala H de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, a los efectos de dictar
sentencia en los autos caratulados "C., C. E. c/ A., Y. s/ Liquidación de sociedad conyugal", y
habiendo acordado seguir en la deliberación y voto el orden de sorteo de estudio, el Dr. Picasso
dijo:
I.- La sentencia de fs. 112/12 hizo lugar a la demanda entablada por C. E. C. contra Y. A. y, en
consecuencia, decretó la liquidación de la sociedad conyugal y el rechazo de la petición de la
demandada, quien se había opuesto a tal liquidación. En razón de ello, dispuso, salvo que las
partes acuerden de otro modo, la venta en pública subasta del bien sito en la calle B. 2240, planta
baja, departamento 4, de esta ciudad. Impuso las costas en el orden causado, y distribuyó los
honorarios de la mediadora por mitades entre las partes.
Contra dicho pronunciamiento apelaron ambos litigantes. La emplazada expresó agravios a fs.
133/36, los que fueron contestados a fs, 141/45. El recurso de apelación interpuesto por el actor
fue declarado desierto a fs. 138.
II.-La demandada se queja de la sentencia en crisis, y señala que, en el acto de la mediación
iniciada por el actor, reconvino por daños y perjuicios como consecuencia de la sentencia de
culpabilidad en el divorcio, y por alimentos. Afirma que el demandante se desentendió de ella,
moral, material y emocionalmente. Sostiene que logra su sostén mediante una magra jubilación,
pequeños trabajos de costura, y la ayuda de su hija. Dice que el departamento en el que vive es su
única vivienda posible y el único lugar en el que puede realizar sus trabajos de costura. Manifiesta
que es una mujer sola, que no tiene medios para proveerse una vivienda, que no puede alquilar,
sino sólo mantener el lugar en el que vive, del que su ex cónyuge se desentendió luego de su
divorcio, y destaca que él no produjo pruebas en contrario. Detalla las constancias que acreditan
su calidad de jubilada, que el que ocupa es el único bien de su propiedad, y sus ingresos. Alude a
las pequeñas dimensiones del departamento, a su edad (65 años), y a su condición de jubilada.
Afirma que, de venderse el inmueble, no podría alquilar otro en la zona (cerca de Plaza Italia),
dados sus magros ingresos, y que no tiene un bien para ofrecer en garantía.
III.- Antes de abocarme al análisis de los planteos formulados por los recurrentes, creo necesario
recordar que los jueces no están obligados a hacerse cargo de todos y cada uno de los argumentos
expuestos por las partes, ni a analizar las pruebas producidas en su totalidad, sino tan solo
aquellos que sean conducentes para la correcta decisión de la cuestión planteada (art. 386 del
Código Procesal).
Asimismo, estimo oportuno realizar una breve reseña de la cuestión traída a conocimiento de esta
alzada.
O. E. C. promovió una demanda (fs. 19) tendiente a obtener la liquidación de la sociedad conyugal
contra su ex cónyuge Y. A.. Relató que, conjuntamente con la demandada, eran titulares de dominio
del inmueble sito en la calle B. 2240, planta baja, departamento 4, de esta ciudad, y que lo
adquirieron cuando se encontraba vigente el matrimonio. Afirmó que la demandada ocupaba el
bien, y que formulaba este reclamo luego de haber fracasado la instancia de mediación. Asimismo,
solicitó la fijación de un canon locativo por el cincuenta por ciento del bien, mientras durara el
proceso de liquidación.
Por su parte, la emplazada contestó la demanda (fs. 33/36) y dijo que la disolución del vínculo se
decretó por culpa del actor. Sostuvo que en el acto de mediación por este proceso reconvino por
daños y perjuicios derivados del divorcio por culpa del marido. Manifestó que el demandante se
desentendió de ella material, moral y emocionalmente, y que se mantenía mediante su jubilación,
sus trabajos de costura y la ayuda de su hija. Afirmó que no tenía otro lugar donde vivir, mientras
que el actor formó un nuevo hogar, y que ella carecía de medios para adquirir o alquilar otro
inmueble. Afirmó que no correspondía la fijación de un canon locativo a favor del actor, dado que
tal cosa no se encuentra prevista en el art. 211 del Código Civil. Agregó que el demandante le
adeudaba alimentos y que ella se encontraba en una paupérrima situación.
Analizadas las pruebas producidas, la Sra. juez de la anterior instancia dictó sentencia en el
sentido que ya he indicado.
IV.- En primer lugar, he de señalar que no se discute en autos ni el carácter ganancial del inmueble
ni que ese es el único bien integrante de la masa partible, como tampoco que fue sede del hogar
conyugal y que la demandada continuó ocupándolo hasta la actualidad.
Sentado ello, memoro que el art. 211 del Código Civil dispone: "Dictada la sentencia de
separación personal el cónyuge a quien se atribuyó la vivienda durante el juicio, o que continuó
ocupando el inmueble que fue asiento del hogar conyugal, podrá solicitar que dicho inmueble no
sea liquidado ni partido como consecuencia de la disolución de la sociedad conyugal si ello le
causa grave perjuicio, y no dio causa a la separación personal…".
Por su parte, el art. 217 del mismo cuerpo normativo prevé que la sentencia de divorcio vincular
produce los mismos efectos establecidos para la separación personal en el artículo antes
transcripto.
Tampoco se encuentra controvertido que se decretó el divorcio por culpa del esposo, y si bien este
vuelve sobre lo erróneo -a su entender- de tal decisión, debe recordarse que se trata de un fallo que
se encuentra firme y que la cuestión relativa a la culpabilidad en el divorcio no puede reeditarse en
este proceso.
Entonces, sólo resta que me expida acerca de la gravedad del perjuicio que ocasionaría a la
demandada la liquidación requerida por el demandante, cuestión en la que la primera funda su
oposición a la partición del inmueble que ocupa.
Las prerrogativas habitacionales que organiza el art. 211 del Código Civil, en sus dos párrafos,
tienen la naturaleza jurídica de una prestación alimentaria en especie, en el rubro vivienda. De
esta manera, en armonía con el art. 207, se ha querido evitar que el inocente sufra algún
menoscabo en lo atinente a la morada que compartió con su cónyuge, asegurándole –a través de
este beneficio- que mantenga la misma situación habitacional que gozó durante la convivencia.
Simultáneamente, la ley sanciona al culpable mediante la suspensión de la facultad de pedir la
división de la vivienda ganancial, o el reintegro del inmueble propio en donde se afincó la
residencia común de los esposos, y también se lo priva del derecho a usar el inmueble (propio o
ganancial) como vivienda personal. (Fanzolato, Eduardo I. en Bueres, Alberto J. – Highton, Elena
I., Código Civil, análisis doctrinario y jurisprudencial, Hammurabi, Buenos Aires, 2003, t. 1B,
p.212).
También se ha entendido que la determinación del perjuicio es una cuestión de hecho que debe ser
probada por el interesado y comprobada por el juez. Debe encuadrar en el concepto de
"necesidad" y ser ponderada de acuerdo a las pautas contenidas en el art. 207 para fijar alimentos,
sin que quede restringida a la imposibilidad del cónyuge inocente de procurarse otra vivienda.
Como elementos a tener en cuenta para determinar el grave perjuicio se mencionan la edad del
cónyuge que solicita la indivisión, su estado de salud y su capacitación laboral, entre otros (Levy,
Lea M – Bacigalupo de Girard, María, Protección de la vivienda familiar, Hammurabi, Buenos
Aires, 2011, p. 43/44). A partir de ese encuadre corresponde analizar las pruebas producidas en la
causa.
La testigo C. explicó que era clienta de la demandada, que ésta tenía una mercería y que le llevaba
ropa para arreglar. Manifestó que la Sra. A. vivía en un departamento en la calle B., chico, que
creía que tenía dos ambientes, y que ahí tenía una máquina de coser. Dijo que la emplazada le
comentó que por la mañana recibía trabajos y que por la tarde cuidaba a su nieto, y que percibía
una jubilación mínima. También refirió que era una persona humilde (fs. 54 y vta.).
La deponente V. afirmó que era amiga de la demandada desde el año 2000, que esta tenía una
mercería y le compraba cosas. Dijo que ya no tenía el negocio, pero que seguía haciendo trabajos
en su domicilio. Refirió que la Sra. A. era una persona humilde, que era jubilada. Relató que vivía
en un departamento en la calle B., de dos ambientes con un comedor y un baño chicos y un
dormitorio pequeño. Explicó que la emplazada tenía una hija y una nieta, y que sólo realizaba
viajes a Entre Ríos a ver parientes (fs. 56 y vta.).
La Sra. B. declaró que conocía a las partes desde el año 1993. Explicó que la Sra. A. era jubilada,
que trabajaba arreglando ropa, y que la testigo se la llevaba a la casa. Señaló que vivía en un
departamento de dos ambientes, con un patiecito, una cocina y un baño. Expresó que la emplazada
tenía una hija, una nieta y parientes en Entre Ríos, pero que no sabía si viajaba (fs. 58 y vta.).
La testigo P. dijo que conocía a ambas partes desde hacía treinta años porque eran vecinos.
Manifestó que la Sra. A. vivía en un departamento en la calle B. 2240, planta baja, 4, mientras que
su mamá vivía en planta baja 2. Precisó que el departamento de la demandante era de dos
ambientes chicos, y que lo sabía porque lo conocía. Señaló que le llevaba ropa para arreglar, que
la emplazada trabajaba en su casa, y que era jubilada, con un estilo de vida austero y humilde.
Manifestó que la demandada viajaba a Entre Ríos para las fiestas o por algún tema familiar, muy
de vez en cuando (fs. 64 y vta.).
Finalmente, la Sra. M. declaró que conocía a la Sra. A. porque era clienta de su negocio, pero que
ya no lo tenía, por lo que le llevaba cosas para arreglar a su domicilio, un departamento de dos
ambientes ubicado en la calle B.. Dijo que la emplazada viajaba a Entre Ríos a ver a su familia, y
que trabajaba en su cuarto, donde tenía la máquina de coser (fs. 66 y vta.).
El actor impugnó tales declaraciones (fs. 68), pero no encuentro atendibles sus cuestionamientos,
que tienden a poner en duda la veracidad de los dichos de los testigos señalando que, en algunos
casos, utilizaron los mismos términos para describir el inmueble y la situación de la demandada.
En primer término, los testimonios antes aludidos resultan coincidentes y me impresionan como
veraces. Además, no encuentro que las declarantes hayan utilizado iguales o similares términos en
sus descripciones de modo tal que me hagan dudar de sus dichos, máxime si se tiene en cuenta que
se refirieron a las mismas cosas o situaciones. De todos modos, si lo que pretendía el demandante
era alegar que las testigos incurrieron en falso testimonio, la prevista por el art. 456 del Código
Procesal no era la vía idónea para efectuar tal acusación. En consecuencia, no descartaré los
testimonios antes aludidos.
Por otra parte, el Registro de la Propiedad Inmueble indicó que la demandada no registraba bienes
a su nombre (fs. 71/73).
Asimismo, la ANSES informó que la Sra. A. percibía un haber jubilatorio que alcanzaba la suma de
$2.195,53 en el año 2013 (fs. 86/91).
Sobre la base de esos elementos, y contrariamente al criterio de la colega de la anterior instancia,
considero acreditado que la liquidación del único bien que integra la sociedad conyugal
ocasionaría a la demandada un grave perjuicio. Nótese que el inmueble cuya liquidación se
solicita posee una superficie de cuarenta y tres metros cuadrados (vid. la fotocopia del título de
propiedad acompañado por el demandante a fs. 11/14), por lo que no se requiere de la producción
de ninguna prueba en particular para advertir que las posibilidades de adquirir otro bien –aun de
dimensiones mínimas- con el dinero correspondiente al cincuenta por ciento del valor de ese
inmueble son por demás reducidas, sobre todo en la zona en la que la Sra. A. vive y desarrolla su
actividad laboral, y máxime teniendo en cuenta las condiciones actuales del mercado inmobiliario.
Además, no puede dejar de valorarse que se trata de una mujer de alrededor de 65 años, jubilada,
y que realiza trabajos de costura en su vivienda -por los que no creo que perciba sumas elevadas-,
lo que torna muy poco probable que la Sra. A. tenga acceso a algún crédito destinado a la compra
de una vivienda.
Con su porción correspondiente del producido de la venta posiblemente podría alquilar un
inmueble por cierto tiempo y hasta que se consumiera tal dinero, pero muy difícilmente podría
luego abonar el canon locativo de un inmueble, pagar las expensas y servicios, y afrontar los
gastos de su manutención, con un haber jubilatorio mínimo y sus ingresos como costurera. Por lo
demás, no surge de autos que la demandada perciba alguna suma en concepto de alimentos.
Juzgo, entonces, que la demandante acreditó debidamente el grave perjuicio que sufriría en caso de
partirse el inmueble, por lo que corresponde revocar la sentencia y admitir la oposición de la
demandada a la partición del bien de la calle B. 2240, planta baja, departamento 4, de esta ciudad.
V.-Finalmente, mociono que las costas de esta instancia se impongan en el orden causado, pues,
atento a las particularidades del caso, ambas partes pudieron creerse con derecho a sostener sus
respectivas posturas.
VI.- En síntesis, para el caso de que mi voto fuere compartido, propongo al acuerdo hacer lugar al
recurso de apelación, y en consecuencia: 1) Revocar la sentencia apelada; 2) Admitir la oposición
de la demandada a que sea liquidado el inmueble sito en la calle B. 2240, planta baja,
departamento 4 de esta ciudad; y 3) Imponer las costas de esta instancia en el orden causado.
El Dr. Kiper y la Dra. Abreut de Begher, por las consideraciones expuestas por el Dr. Picasso,
adhieren al voto que antecede. Con lo que se dio por terminado el acto firmando los señores Jueces
por ante mí, que doy fe.
FDO. Sebastián Picasso - Liliana E. Abreut de Begher - Claudio M. Kiper
///nos Aires, de abril de 2015.
Y VISTO, lo deliberado y conclusiones establecidas en el acuerdo transcripto precedentemente por
unanimidad de votos, el Tribunal decide: I.- Revocar la sentencia apelada; II.- Admitir la oposición
de la demandada a que sea liquidado el inmueble sito en la calle B. 2240, planta baja,
departamento 4 de esta ciudad; y III.- Imponer las costas de esta instancia en el orden causado.
Regístrese, comuníquese a la Dirección de Comunicación Pública, dependiente de la CSJN (conf.
Ac. 15/13), notifíquese y, oportunamente, archívese.
Fdo..: Sebastián Picasso - Liliana E. Abreut de Begher - Claudio M. Kiper
Citar: elDial.com - AA8EE2
Publicado el 11/05/2015
CASO 2
Ref.: Juzgado de Familia Tigre (Buenos Aires), “F. G. C. y Otro/a s/ Divorcio por presentación
conjunta”, fecha 14/07/2016. Cita: elDial.com – AA9838
DIVORCIO. PRESENTACIÓN CONJUNTA. ARTÍCULO 437 DEL CÓDIGO CIVIL Y
COMERCIAL DE LA NACIÓN. Convenio regulador de los efectos matrimoniales. Atribución del
hogar conyugal. Inmueble construido sobre lote que pertenece por sucesión a los familiares del
cónyuge. ARTÍCULOS 464 Y 1962 DEL CCCN. Imposibilidad de homologación por no tener los
cónyuges derecho actual sobre el inmueble. Alimentos. Cuidado personal. Régimen de
comunicación. SE DECRETA EL DIVORCIO Y SE HOMOLOGAN LOS ACUERDOS, EXCEPTO
LO REFERIDO A LA ATRIBUCIÓN DEL HOGAR CONYUGAL
"Conforme lo normado por el art. 437 del Código Civil y Comercial el divorcio se decreta
judicialmente a petición de ambos o de uno solo de los cónyuges. Por ser una acción de carácter
personal, solo quienes conforman el matrimonio están legitimados para iniciarla. Se trata de un
proceso dispositivo en los que se mantiene la regla de que el juez no puede disponer de oficio su
iniciación, sino la parte privada que cuente con legitimación para ello.”
“El art. 1962 del CCyC establece que si un tercero construye en el inmueble de otro los materiales
pertenecen al dueño del inmueble, quien debe indemnizar el mayor valor adquirido. Por otro lado,
el art. 464 del CCyC establece que son bienes propios de cada uno de los cónyuges los adquiridos
durante la comunidad por herencia (inc. b) y los incorporados por accesión a las cosas propias, sin
perjuicio de la recompensa debida a la comunidad por el valor de las mejoras o adquisiciones
hechas con dinero de ella (inc. j).”
“En cualquier caso, tal como lo describen los propios protagonistas ningún derecho actual poseen
los cónyuges sobre el inmueble: ni dominio, ni locación, ni usufructo, sino tan solo la posibilidad
del reclamo de un crédito a su favor, el que tampoco está determinado. Por ello, teniendo además
en cuenta que en el marco del proceso de divorcio únicamente pueden regularse los efectos que de
él derivan para los cónyuges y los miembros de su familia y no respecto a terceros, considero que
el convenio celebrado, en este punto, en base a los elementos aportados, y tal como fue presentado
bajo el título `atribución del hogar conyugal” no puede homologarse.´"
Texto completo
Expte. Nº TG-2817-2016 - “F. G, C y Otro/a s/ divorcio por presentación conjunta" - JUZGADO
DE FAMILIA Nº 1 DE TIGRE (Buenos Aires) – 14/07/2016 (Sentencia no firme)
Tigre, 14. de julio de 2016.
AUTOS Y VISTOS: Los presentes caratulados "F. G, C, y otro/a S/ Divorcio Por Presentación
Conjunta" (Exte. n° TG-2817-2016) en trámite ante este Juzgado de Familia Nº 1 de Tigre del
Departamento Judicial de San Isidro, venidos en estado de dictar sentencia, de los que;
RESULTA:
1) Que a fs. 29/31 se presentan en forma conjunta G, C, F. (DNI …) con el patrocinio letrado de la
Dra. L. A. N. (T° …, F° …, CASI) y M, S, C. (DNI …) con el patrocinio letrado de la Dra. V. B. S.
(T° XXI, F° … CASI) y solicitan se decrete su divorcio vincular con fundamento en el art. 437 del
Código Civil Comercial.
Manifiestan que contrajeron matrimonio el día 21 de septiembre de 1995, lo que acreditan con el
certificado de matrimonio de fs. 20 el que se encuentra inscripto bajo Acta n° …, Tomo n° …, Folio
n° … vta, de la Delegación de Tigre del año …
Refieren que fruto de dicha unión nacieron J, S, el 11 de enero de 1996 y S, E, el 17 de julio de
2003, lo que acreditan con los certificados de nacimiento de fs. 26 y 27.
Presentan acuerdos relativos a los bienes gananciales, atribución del hogar, cuidado personal,
régimen de comunicación y alimentos.
No reclaman compensación económica alguna.
2) Que a fs. 35 se notifica la Asesora de Menores y presta conformidad con los acuerdos arribados.
CONSIDERANDO:
PRIMERO:
Conforme lo normado por el art. 437 del Código Civil y Comercial el divorcio se decreta
judicialmente a petición de ambos o de uno solo de los cónyuges. Por ser una acción de carácter
personal, solo quienes conforman el matrimonio están legitimados para iniciarla. Se trata de un
proceso dispositivo en los que se mantiene la regla de que el juez no puede disponer de oficio su
iniciación, sino la parte privada que cuente con legitimación para ello.
Alcanza con que uno de los esposos no desee continuar con el matrimonio para que pueda
demandar el divorcio, sin que el contrario pueda oponerse a la petición por motivos materiales, y
sin que el juez pueda rechazar la petición, salvo por motivos personales.
En síntesis, el matrimonio se celebra y se sostiene por la voluntad coincidente de los contrayentes,
y cuando la voluntad de uno de ellos o de ambos desaparece, se faculta a cualquiera de los
integrantes de la pareja a disolver su vínculo matrimonial.
Toda petición de divorcio debe ser acompañada de una propuesta que regule los efectos derivados
de éste, la omisión de la propuesta impide dar trámite a la petición.
Si el divorcio es peticionado por uno solo de los cónyuges, el otro puede ofrecer una propuesta
reguladora distinta.
SEGUNDO:
En los presentes actuados las partes inician el trámite de divorcio por presentación bilateral, en los
términos del art. 437 del Código Civil y Comercial -texto según ley 26.994-. Con su escrito liminar
dan debido cumplimiento con el requisito exigido en el art. 438 del Código Civil y Comercial, por
lo que la acción de divorcio ha de prosperar.
TERCERO:
Que en el convenio regulador acompañado pactan respecto a los bienes gananciales, atribución del
hogar, cuidado personal, régimen de comunicación y alimentos.
En cuanto a los bienes gananciales manifiestan que durante su unión conyugal edificaron su
vivienda de dos plantas al frente de un lote que corresponde por sucesión a los familiares del Sr.
F., por lo que las mejoras que representan la edificación referida, y que integra su masa de bienes
con carácter ganancial. Acuerdan con relación a dichas mejoras gananciales que se adjudiquen a
sus hijos por partes iguales y piden se extienda testimonio que así lo refleje para constancia de los
interesados.
Frente a este acuerdo presentado he de puntualizar los siguientes conceptos:
1. Homologación significa el consentimiento o aprobación por parte del juez de ciertos actos o
convenciones celebrados por las partes para hacerlos más firmes, ejecutivos y solemnes.
Homologado representa a su vez lo aprobado o consentido por las partes en litigio. (Fernández de
León “Diccionario Jurídico” T III, p 170, 3° edición, Ediciones Contabilidad Moderna. Bs. As.).
El órgano jurisdiccional conserva la facultad de exigir la observancia de requisitos sustanciales
con la finalidad de asegurar el imperio de la justicia. El control de legalidad sustancial que debe
efectuarse en esta oportunidad constituye una directriz central de toda resolución homologatoria.
El propio artículo 438 del Código Civil y Comercial indica que las propuestas deben ser evaluadas
por el juez, lo que le confiere la facultad de objetar una o más estipulaciones de los acuerdos por
ellas celebrados.
2. La atribución de la vivienda familiar implica conceder a uno de los cónyuges el uso del inmueble
en el cual desarrolló la vida familiar durante el matrimonio. Lo que se concede es la facultad de
uso del inmueble, sin alterar la titularidad, pero configurando una clara restricción a dominio de
su titular. No se trata de un nuevo derecho, sino de mantener la continuidad del uso de uno de los
cónyuges. De allí que la norma no distingue la procedencia de este derecho frente al carácter
propio o ganancial que detente el inmueble de uso familiar. Pero sí es necesario destacar que
requiere que al menos uno de los cónyuges sea titular de algún derecho (sea dominio, locación,
usufructo, etc), que implique el uso y goce del inmueble, pues de lo contrario carece de sustento
jurídico una atribución de un uso simplemente fáctico, inoponible por tanto a quien detente la
titularidad de algún derecho sobre el bien. (Pellegrini, María Victoria en Kemelmajer-Herrera-
Lloveras “Tratado de Derecho de Familia” según el Código Civil y Comercial de 2014 T I p.
442Ed. RubinzalCulzoni, Bs. As. 2014).
3. El art. 1962 del CCyC establece que si un tercero construye en el inmueble de otro los materiales
pertenecen al dueño del inmueble, quien debe indemnizar el mayor valor adquirido.
Por otro lado, el art. 464 del CCyC establece que son bienes propios de cada uno de los cónyuges
los adquiridos durante la comunidad por herencia (inc. b) y los incorporados por accesión a las
cosas propias, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad por el valor de las mejoras o
adquisiciones hechas con dinero de ella (inc. j).
Es decir, que en primer lugar habría que determinar quién es el titular del lote sobre el cual la
construcción fue efectuada. Si luego de la partición hereditaria dicho lote es adjudicado a
familiares del Sr. F., la comunidad conyugal tendrá, en caso de comprobarse las circunstancias
descriptas, un crédito (ganancial) frente a estos terceros (art.1962 CCyC). Y en el hipotético caso
de que en la partición le fuera adjudicado el inmueble en su totalidad al Sr. F., tendrá posibilidad
de reclamar a aquel el crédito a que hacen referencia (art. 464 inc. j del CCyC).
A ello ha de sumársele, además, que bajo el concepto “atribución de vivienda” pretenden que se
adjudique a sus hijos por partes iguales lo que denominan como “mejoras gananciales”.
En cualquier caso, tal como lo describen los propios protagonistas ningún derecho actual poseen
los cónyuges sobre el inmueble: ni dominio, ni locación, ni usufructo, sino tan solo la posibilidad
del reclamo de un crédito a su favor, el que tampoco está determinado. Por ello, teniendo además
en cuenta que en el marco del proceso de divorcio únicamente pueden regularse los efectos que de
él derivan para los cónyuges y los miembros de su familia y no respecto a terceros, considero que
el convenio celebrado, en este punto, en base a los elementos aportados, y tal como fue presentado
bajo el título "atribución del hogar conyugal” no puede homologarse.
En cuanto al acuerdo arribado en materia alimentaria, cuidado personal y régimen de
comunicación, ninguna observación cabe realizar, habiendo además prestado conformidad con
dichos acuerdos el Asesor de Menores (fs. 35), por lo que dichos puntos sí han de ser homologados.
CUARTO:
La extinción de la comunidad de bienes ha de decretarse con efecto retroactivo al día 1 de abril de
2012, fecha en que las partes manifiestan haberse separado de hecho (fs. 29 vta.; art. 480 C.C.C.).
Por todo lo expuesto, RESUELVO:
1º) Hacer lugar a la demanda conjunta promovida y decretar, en consecuencia, el divorcio de los
cónyuges G, C, F. y M, S, C., en los términos del art. 437 del Código Civil y Comercial y con los
efectos previstos por los arts. 435, 480 y 2437 del Código citado.
2º) Disponer la extinción de la comunidad de bienes con efecto retroactivo al día 1 de abril de
2012. (conf. art. 480 Código Civil y Comercial).
3°) Homologar el acuerdo arribado respecto del cuidado personal, régimen de comunicación y
alimentos y rechazar la homologación solicitado en lo relativo a “la atribución del hogar
conyugal” (art. 308 del CPCC, art. 1962 y cc del Código Civil y Comercial).
4°) Imponer las costas por su orden. A cuyo fin regulo los honorarios profesionales de la Dra. L. A.
N. (T° …. F° …, CASI) y de la Dra. V. B. S. (T° …, F° .., CASI) en la suma de pesos:… ($ …) a
cada una, ambos con más su adición legal e IVA en caso de corresponder. (arts. 8, 9, 37, 45 y conc.
de la ley 8.904).
5°) Firme la presente y cumplido que sea con los aportes previsionales a cargo de los letrados y de
las partes, expídase la documentación pertinente a fin de inscribir la sentencia en el Registro de las
Personas respecto del Acta n° 310, Tomo n° I, Folio n° 155 vta, de la Delegación de Tigre del año
1995.
REGISTRESE. NOTIFIQUESE. Fdo.: Dra. Sandra Fabiana Veloso
CASO 3
Ref. Cámara de Apelación de Gualeguaychu – Sala Primera Civil y Comercial. Autos: “R.C.C/
V.J.D.S S/ alimentos” Expte. N°5320/F. Juzgado de Familia y Penal de Niños y adolecentes.
Gualeguaychu.
En la ciudad de Gualeguaychú, Provincia de Entre Ríos, a los tres días del mes de noviembre del
año dos mil dieciséis, se reúnen los Señores Miembros Excma. Sala Primera Civil y Comercial de
la Cámara de Apelaciones de Gualeguaychú, Gustavo A. Britos, Guillermo Oscar Delrieux y
Vicente Martín Romero para conocer del recurso interpuesto en los autos caratulados:- "R. C. C/
V. J. D. S/ ALIMENTOS", respecto de la sentencia de fs. 906/919 vta. De conformidad al sorteo
oportunamente realizado y la integración de Sala dispuesta a fs. 968, la votación tendrá lugar en
el orden siguiente:- Sres. Vocales Dres. GUILLERMO OSCAR DELRIEUX, GUSTAVO A. BRITOS y
VICENTE MARTIN ROMERO.
Estudiados los autos la Excma. Sala Primera propuso la siguiente cuestión a resolver:-
¿Es justa la sentencia apelada?
A LA CUESTIÓN PROPUESTA EL SR. VOCAL DR. GUILLERMO OSCAR DELRIEUX, DIJO:-
1.- En la sentencia dictada a fs. 906/919 y vta., el juez a quo hizo lugar a la demanda entablada
por C. R., por su propio derecho y en representación de su hijo menor de edad T. V. , y condenó a J.
D. V., excónyuge y progenitor del último, a abonar a la primera una cuota alimentaria total
mensual de PESOS CIENTO DIECINUEVE MIL SESENTA Y SEIS CON CINCUENTA CENTAVOS ($
119.066,50) -$ 80.000,00 para R. y $ 39.066,50 para el menor, pagadera del 1 al 10 de cada mes
mediante depósito a efectivizarse en la sucursal local del Nuevo Banco de Entre Ríos S.A., a la
orden del juzgado y como perteneciente a dicho juicio. Declaró asimismo abstracta la demanda
incoada en representación de M. V., disponiendo su citación al juicio. Impuso las costas al
accionado y difirió la regulación de honorarios.
Para así decidir, contextualizó la obligación alimentaria de los padres respecto de sus hijos
menores, destacando que en los supuestos como el aquí analizado, donde no había sido posible
determinar mediante prueba directa el caudal de ingresos del reclamado, ante la falta de
colaboración del requerido, quien estaba en mejores condiciones de aportarla, era posible
recurrir a los indicios relevantes, precisos y concordantes, en base a los cuales y en función de la
amplitud probatoria normada por el art. 710 del CCyC, era posible concluir en el holgado nivel
de vida del grupo familiar, tanto con anterioridad a la ruptura como posteriormente,
entendiendo procedente en dicho marco la suma pretendida en el promocional para el menor, a
la cual debía descontarse los importes abonados en concepto de cuota provisoria. Con relación a
la actora R., si bien destacó que el nuevo ordenamiento establece que luego del divorcio los
cónyuges no se deben alimentos entre sí, entendió que en el caso se configuraba una de las
excepciones a dicha regla prevista por el art. 434, por cuanto no debía desatenderse la situación
de fragilidad de la accionante inmediatamente después de obtenido el divorcio, ya que era
indudable la dificultad para obtener recursos, por lo cual contemplando las diversas normas
convencionales que consideró aplicables a la situación examinada -arts. 2 CEDAW, 1.1 y 17.4 de
la Convención Americana de Derechos Humanos, 2.1 y 23.4 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y 2.2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales-,
estimó prudente fijar la pensión alimentaria mensual a su favor en $ 80.000,00.
2.- Dicho pronunciamiento fue apelado a fs. 924 por los letrados apoderados del demandado,
concediéndose el recurso a fs. 925 en relación y con efecto devolutivo.
3.- Al fundar su disconformidad (fs. 930/945), la parte recurrente asevera que los alimentos
reconocidos a la excónyuge resultan improcedentes e infundados, sosteniendo que
posteriormente al inicio de estas actuaciones fue decretado el divorcio vincular de los cónyuges,
sin que en el caso se encuentre configurada ninguna de las excepciones contem- pladas por los
incs. a) y b) del art. 434 del CCyC, en el caso de la primera por resultar evidente la falta de
tipificación de la situación allí prevista, y la segunda porque alude a alimentos de "toda
necesidad", es decir aquellos basados en la solidaridad familiar, descartando que la actora se
encuentre en una situación de desamparo que justifique la procedencia de la cuestionada cuota;
aseverando que no se ha acreditado la carencia de recursos de R. o su imposibilidad de
procurarlos, sino que por el contrario los aspectos puntualizados por el a quo -edad, estado de
salud, capacitación-, particularmente la característica de ser una persona conocida en la
comunidad, optimizan sus posibilidades para el desarrollo de una actividad lucrativa, sin que sea
impedimento el lugar físico, que puede ser proporcionado por una persona asociada o un
superior, ya sea en la ocupación que se encuentra profesionalmente capacitada o en relación de
dependencia. Destaca que la carga de la prueba incumbía a la reclamante, sin que ello pueda
sustituirse por una apreciación del juez desprovista de fundamento. Remarca que la falta de
liquidación de los bienes de la sociedad conyugal es atribuible a la conducta obstructiva de R.,
quien se ha opuesto sistemática e inexplicablemente a todas las propuestas formuladas,
explicando que de concretarse la accionante contaría inmediatamente con la posiblidad de
obtener recursos derivados de la realización de los bienes que se le adjudiquen. Agregan en esta
oportunidad -por entender que se trata de cuestiones contempladas en el nuevo ordenamiento,
que comenzó a regir con posterioridad a la contestación de la demanda-, que existen otros
impedimentos para la procedencia de la pensión objetada, por un lado la existencia de parientes
obligados a darle alimentos -padre y hermano- (art. 537 incs. a y b), haciendo reserva de repetir
contra los mismos, y la acusación por delito (arts. 434 y 2281), precisando que dicha situación se
ha configurado en en el trámite del divorcio (Expte. Nº 9550, hoy Nº 5973), reseñando la pieza
perinente, donde a su entender consta la acusación realizada al aquí demandado en los términos
del art. 119 del Código Penal. En cuanto concierne al quantum de la cuota, se reitera que los
alimentos contemplados por la norma son los denominados alimentos de toda necesidad,
remarcando que el sentenciante indebidamente aplicó las pautas de los incs. a), g), h), e i) del
art. 433, como si se tratara de alimentos de un vínculo matrimonial subsistente, y a la par no
contempló que se le atribuyó la vivienda familiar (inc. e). Aduce que incluso se ha fallado ultra
petita, llevándose la cuota de $ 25.000,00, que pidió a fs. 897/899, a $ 80.000,00, violentándose
lo prescripto por los arts. 34 inc. 4º y 160 inc. 6º del CPCyC, 17 y 18 de la Constitución Nacional.
Aducen que la actora ha solicitado compensación económica en los términos del art. 441,
planteando que en el supuesto de prosperar dicha pretensión debería producirse el cese de la
obligación aquí impuesta. El agravio final se destina al monto de la pensión asignada al hijo
menor T., calificando de arbitraria la valoración de la prueba, exponiendo que el sentenciante ha
interpretado de manera ilógica y desacertada el material probatorio aportado, incurriendo en
afirmaciones dogmáticas. Repasa las distintas pruebas que refiere incorrectamente ponderadas,
considerando excesivo el monto asignado en favor del menor. Se concluye que la sentencia
incurre en arbitrariedad por apartarse de la normativa aplicable -arts. 432 y 434 del CCyC-,
incongruencia, falta de motivación y absurdidad en la valoración de la prueba. Se formula
reserva del Caso Federal y, en conclusión, se reclama la revocación de la sentencia en lo que ha
sido materia de impugnación.
4.- En el responde de fs. 956/958 vta., básicamente se postula el rechazo del recurso de la
contraria. Se afirma que los bienes del matrimonio son exclusivamente usufructuados por V. y
que R. nada ha percibido, dependiendo para su manutención y del menor de $ 15.000,00
mensuales cuando el demandado así lo dispone. Exponen que los alimentos posteriores al
divorcio se fundan en la solidaridad y responsabilidad familiar, estando destinados a proteger al
cónyuge en especial situación de debilidad luego de la ruptura del matrimonio, siendo esta la
situación de R., quien no obstante tener bienes de su propiedad, no tiene posibilidades de acceder
a su realización, dependiente de lo que el accionado le proporcione. Se hace hincapié en que la
sentencia ha aplicado efectuado una correcta aplicación de los criterios legales y
jurisprudenciales que rigen la materia, evaluando de manera correcta lo atinente al nivel de vida
previo al divorcio y la situación actual de la accionante. En cuanto al pedido de compensación
previo advertir sobre el cambio de legislación producido en el transcurso del proceso, se reitera
que la actora no percibe en la actualidad monto alguno ni en concepto de alimentos ni de
compensación pues el demandado no ha abonado ni una sola cuota en forma íntegra, ni los
provisorios ni los definitivos y que incluso se ha iniciado proceso de ejecución de los adeudados,
explicando que la superposición de la compensación con los alimentos que fueron pedidos antes,
no es un tema actual. En cuanto a la imposibilidad de R. de aportar a la manutención de sus
hijos, se advierte que ello obedece a la imposibilidad de acceder a sus bienes, rechazando la
imputación relacionada con la dilación del proceso de disolución de la sociedad conyugal.
Tocante al quantum de la cuota del menor, se explica que siempre ha estado en desventaja
respecto de sus hermanos por el solo hecho de vivir con su madre, aseverando que se trata de
una forma de castigo del padre, pues mientras sus hermanos viven con holgura, van a
universidades privadas y tienen autos propios, él debe vivir con la cuota de $ 15.000,00 que de
manera irregular abona su progenitor. En síntesis, se propugna el rechazo del recurso y la
consiguiente confirmación de la sentencia; con costas.
5.- En el dictamen de fs. 966/966 vta., el Defensor Público Nº 1 auspicia el rechazo del recurso
articulado por el demandado.
6.- Sintetizados del modo expuesto los fundamentos del resolutorio puesto en crisis y las
impugnaciones vertidas por el apelante, corresponde a continuación dar respuesta al recurso
articulado.
7.- El primer segmento del cuestionamiento apunta a la pen- sión acordada en favor de la
cónyuge, sosteniéndose básicamente la improcedencia y falta de fundamento para su asignación,
haciéndose hincapié en que el nuevo ordenamiento determina la procedencia de la obligación
alimentaria entre excónyuges con posterioridad al divorcio únicamente para supuestos de
excepción, sin que en el caso se configure ninguno de los supuestos contemplados, destacándose
a su vez que el monto establecido excede notoriamente la naturaleza "solidaria" que justifica la
procedencia de alimentos posteriores al divorcio.
Al respecto, estimo útil repasar que la acción de alimentos bajo examen fue promovida por R.,
por sí y en representación de sus hijos T. y M., en fecha 30 de junio de 2014 (ver formulario MUI
foja cero), fundándose la pretensión incoada para sí en lo dispuesto en los arts. 198 y 207 del
Código Civil; surgiendo del relato de los hechos que, en virtud de las situaciones familiares que
refiere, también había incoado los autos:- "R. C. c/ V. J. D. S/ Divorcio Vincular" -Expte. Nº 9550-
(fs. 134/149 vta.).
Ahora, más allá de no contarse con copia de la misma ni ser posible su lectura en las mesas
virtuales de los Juzgados de Familia o de Primera Instancia en lo Civil y Comercial Nº 3, no existe
discusión que en el marco del expediente antes aludido, en fecha 26 de octubre de 2015 -esto es
con anterioridad a la sentencia venida aquí en revisión, que fue dictada el 11 de marzo de 2016
(fs. 906)-, se decretó el divorcio de las partes; tal como es posible corroborar a través de los
escritos de fs. 891/892 vta. y 897/899, e incluso de la presentación efectuada por la actora el 23
de febrero de 2016 reclamando la liquidación de la comunidad de bienes habidos durante el
matrimonio (fs. 1/3 vta., copia certificada de Expte. Nº 9550-4, agregado por cuerda -ver fs. 960-
).
Este dato es relevante, pues la decisión -frente a la derogación del anterior régimen contencioso
y la doctrina de obligatoria aplicación (art. 285 CPCyC) de la Excma. Sala Civil y Comercial del
Superior Tribunal de Justicia, de obligatoria aplicación (in re:- "L., I.N. c/ G., H.A.M. S/ Ordinario
Divorcio", 5/10/2015, Nº 7059)-, ha tenido que adecuarse al nuevo marco regulatorio
estructurado por el art. 435 del CCyC, que para el caso (inc. c), recepta "... un único régimen de
divorcio de carácter objetivo o remedio e incausado, el que puede ser pedido por uno o ambos
cónyuges" (HERRERA Marisa, en "Código Civil y Comercial de la Nación", Ricardo Luis Lorenzetti
-director-, Tomo II, pág. 713, Rubinzal-Culzoni, 2015), esto es desaparece el divorcio con
atribución de culpabilidad para pasarse al "divorcio incausado".
Ello así, pues al no poder ponderarse el elemento subjetivo como causal para decretar el
divorcio, se ha regulado un nuevo régimen que desplaza al anterior art. 207 del Código Civil (Ley
23.515), pasándose al prescripto por el art. 434 del CCyC, fundado en el principio de "solidaridad
familiar", que si bien no contempla el derecho alimentario en favor del "cónyuge inocente" como
en el anterior esquema, para los alimentos post divorcio prevé dos situaciones:- "...a)- a favor de
quien padece una enfermedad grave preexistente al divorcio que le impide autosustentarse. Si el
alimentante fallece la obligación se transmite a sus herederos; b)- a favor de quien no tiene
recursos propios suficientes ni posibilidad razonable de procurárselos. Se tienen en cuenta los
incisos b), c) y e) del artículo 433. La obligación no puede tener una duración superior al número
de años que duró el matrimonio y no procede a favor del que recibe la compensación económica
del art. 441...".
Aclarado lo anterior, resulta también de las copias certificadas apioladas (cfr. constancia de fs.
960), que el 19 de noviembre de 2015, es decir luego de decretado el divorcio, la actora R. solicitó
la fijación de "COMPENSACIÓN ECONÓMICA" en los términos previsto por el art. 441 y concs. del
Código Civil y Comercial (fs. 1/5 vta., Expte. Nº 9550/2).
Así las cosas, y más allá de no resultar ello un hecho controvertido, no existe discrepancia en
torno a la aplicación inmediata en el sub lite de las normas contempladas al efecto en el nuevo
Código Civil y Comercial (Ley 26.994), que de acuerdo con lo prescripto por el art. 1 de la Ley
27.077 comenzó a regir el 1 de agosto de 2015 (arg. art. 7 código citado), esto es con
anterioridad al dictado de la sentencia en cuestión (esta Sala por mayoría, "H., A. y S., A.I. S/
Divorcio por mutuo consentimiento", 2/3/2016, Nº 5201/F; CNCiv., Sala I, "C., H. c/ M., H.J. S/
Alimentos", 18/2/2016, RC J 1840/16); tal por otra parte la doctrina de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación (in re:- "T., M.M.D. y otros c/ C., E.A. S/ Divorcio", 29/3/2016 y sus citas, cita
online AR/JUR/9597/2016) y de la Excma. Sala Civil y Comercial del Superior Tribunal de
Justicia ("L., I.N. c/ G., H.A.M. S/ Ordinario Divorcio", 5/10/2015, Nº 7059), que aunque en ambos
casos refieren a sentencias de divorcio dictadas con anterioridad a la vigencia del nuevo Código
Civil y Comercial, el criterio que emerge de las mismas es analógicamente aplicable al presente.
En dicho contexto y atento lo preceptuado por el art. 7 del CCyC, es menester entonces repasar
que la obligación alimentaria del accionado, cuya prestación se devenga mes a mes, con
posterioridad al 1 de agosto de 2015 quedará regida por el nuevo marco normativo, en tanto las
pensiones anteriores lo estarán por el derogado Código Civil (KEMELMAJER DE CARLUCCI, "La
aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones y situaciones jurídicas existentes", págs.
137/138, Rubinzal-Culzoni, 2015).
El judicante de grado admitió la procedencia del reclamo efectuado por R. haciendo hincapié en
el estado de vulnerabilidad posterior al divorcio, puntualizando que la nueva realidad familiar la
enfrenta a una situación de imposibilidad transitoria de obtener recursos, en función de lo cual y
por aplicación del marco convencional que reseña, con jerarquía constitucional, entendió
razonable fijar la contribución alimentaria preten- dida, condicionada a las causales de cese
previstas por el art. 434 del CCyC, teniendo en cuenta para su cuantificación "...las
circunstancias personales, de tiempo y de lugar -mujer de alrededor de cincuenta años, que ha
dedicado sus mayores esfuerzos a la atención de las obligaciones familiares y al cuidado de los
hijos comunes; existencia de bienes pendientes de liquidación; etc.-, conforme a las pautas
suministradas por el art. 433 del mencionado cuerpo legal y los parámetros tenidos en cuenta a
fs. 361/363, ..." (fs. 918 vta./919).
Como más arriba fuera puntualizado, y ahora se reitera, luego de dictada la sentencia de
divorcio, cesa de pleno derecho la obligación alimentaria que se deben los cónyuges durante la
vida matrimonial y en la separación de hecho; únicamente se reconoce la procedencia de los
alimentos postdivorcio y como "excepción", "...cuando: (i) los excónyuges, de manera voluntaria,
lo acuerden, o (ii) la ley expresamente lo prevea. Las excepciones se fundan en el principio de
solidaridad familiar (art. 432 CCyC). A diferencia de lo que ocurría en el régimen derogado, la
conducta de los exconsortes y el motivo por el que se divorciaron no tienen incidencia en la
reclamación alimentaria. No tienen, pues, carácter sancionatorio" (KEMELMAJER DE CARLUCCI-
HERRERA- LLOVERAS, "Tratado de Derecho de Familia", Tomo V-A, págs. 42/43, Rubinzal-
Culzoni, 2016).
Es decir, la prestación reconocida por el art. 434 se sustenta en el carácter asistencial de los
alimentos y en el principio de solidaridad familiar, estando destinada a proteger a aquél que
luego de la ruptura del matrimonio se encuentra en una especial situación de debilidad
(vulnerabilidad), es decir al exconsorte que sufre una enfermedad preexistente que le impide
autosustentarse (inc. a), o al que carece de bienes o recursos propios para sustentarse o no
cuenta con posibilidades razonables de procurárselos (inc. b); estando a cargo de quien reclama
la carga de acreditar los presupuestos necesarios para la procedencia de su pretensión
(KEMELMAJER DE CARLUCCI-HERRERA-LLOVERAS, ob. y tomo cit., págs. 43/46).
Bajo la óptica explicitada, ninguna duda queda en cuanto la procedencia de la pensión
alimentaria reclamada hasta el momento de decretarse su divorcio (16/10/2015), restando
evaluar si corresponden los alimentos posteriores reconocidos, que como se adelantó son de
carácter excepcional y restrictivo (art. 434 citado).
En tal sentido, está descartado que en la especie la subsis- tencia del deber alimentario luego del
divorcio se haya fundado en el supuesto del inc. a), esto es enfermedad preexistente de la
accionante (ninguna prueba se produjo al respecto), de modo entonces que más allá de las
normas convencionales referenciadas por el sentenciante, el manteni- miento se ha sustentado
en la excepción contemplada por el inc. b) -"... quien no tiene recursos propios suficientes ni
posibilidad razonable de procurárselos"-, que en lo pertinente para su fijación remite a las
pautas establecidas en los incs. b) -edad y estado de salud de ambos cónyuges-, c) -capacitación
laboral y posibilidad de acceder a un empleo de quien pide los alimentos-, y e) -atribución
judicial o fáctica de la vivienda familiar- del art. 433 del CCyC.
Ahora, de las posturas exhibidas por los litigantes en el transcurso de esta litis, en especial la
presentación de fs. 292/305 vta. y de la declaración de parte de fs. 311/313, así como del
contenido de las actas de mediación de fs. 130/133 vta., es posible establecer que V. a partir de
las entradas dinerarias obtenidas por el manejo y administración de los bienes de la sociedad
conyugal -más allá de su exacta determinación y conformación, que no es materia a dilucidar en
estos obrados- ha sido el proveedor de los recursos monetarios durante la vida en común del
matrimonio e incluso luego de la separación de hecho, que les ha posibilitado tener un adecuado
nivel de vida y confort, viajes, incluyendo cobertura de medicina prepaga y atención médica en
centros de alta complejidad (ver 293 vta./295, Apartados II y III; copia certificada historia
clínica de Milagros -fs. 683/725-), sin que exista discrepancia en cuanto a que R. ha estado
dedicada con exclusividad al cuidado de los hijos de ambos (en la actualidad sólo de T.) y del
hogar, sin desarrollar ninguna actividad remunerada, y que a partir de la interrupción de la
convivencia permanece en el uso de la vivienda asiento del hogar conyugal (cfr. cuestionario de
fs. 502/502 vta. y declaración de parte de Corina R. de fs. 503/504; ídem cuestionario de fs. 771 y
respuestas de fs. 772/772 vta.).
En tales condiciones y más allá del alto nivel de vida que los propios interesados admitieron, tal
como quedó establecido en el párrafo precedente, y del cual también dieron cuenta las testigos J.
D.q (fs. 508/509 vta.), C. C. D. (fs. 511/511 vta.), C. C. C. (fs. 512/512 vta.) y M. V. C. (fs. 515/516
vta.), y que cabe inferir del tenor de lo informado a fs. 314/342, 401/ 423, 424, 425/426,
587/593, y 887/888, está claro que la actora no cuenta con el manejo de bienes propios que le
permitan obtener recursos ni con disponibilidad de fondos o posibilidad de procurárselos en lo
inmediato (los títulos profesionales habilitantes reconocidos a fs. 503 vta./504 -respuesta a la
vigésima cuarta pregunta- no permite seriamente suponer su acceso a la actividad laboral,
máxime atendiendo las dificultades por las que atraviesa el mercado laboral, que son de público
y notorio conocimiento), razón por la cual entiendo procedente la fijación de alimentos en favor
de la exconsorte en los términos del art. 434 inc. b) del CCyC, con la limitación temporal de la
oportuna homologación judicial del convenio regulador al que arriben o de la eventual
compensación económica que acuerden, o de su fijación judicial (arts. 439, 440, 441 y 442 del
CCyC).
Tocante a la cuantificación de la cuota, entiendo que hasta el momento en que se decretó el
divorcio la prestación ponía el acento en mantener el nivel de vida durante la convivencia, no
encontrando desde esa óptica el desarrollo de argumentos que justifiquen modificar el importe
fijado, el que considero se ajusta al caudal de ingresos del alimentante y a los bienes que maneja,
tal como fuera puesto de relieve por el juez de familia al determinar el monto de la cuota
provisoria (fs. 361/363).
Distinta es la solución respecto al período iniciado luego de la sentencia de divorcio.
Veamos.
En este caso el monto no tiene por finalidad mantener el nivel o status de vida anterior de la
alimentista, sino que tiene por objeto cubrir las necesidades inherentes a su subsistencia, así
como los gastos y obligaciones vinculados a la nueva etapa de su vida (DUPRAT, en "Código Civil
y Comercial de la Nación Comentado", dirigido por HERRERA- CARMELO-PICASSO, Tomo II, pág.
57, Infojus, 2015), motivo por el cual, considerando la edad de la requirente a la fecha de la
presente (47 años -ver fs. 3-), la escasa o nula posibilidad de acceder a un empleo de las
características para los que se ha capacitado y que se le ha asignado la ocupación de la vivienda
que fuera asiento del hogar conyugal (art. 433 incs. b, c y d del CCyC), y teniendo en cuenta
además el carácter excepcional y restrictivo que revisten los alimentos posteriores al divorcio,
encuentro razonable y equitativo que, a partir del 16 de octubre de 2016, el monto de la cuota
alimentaria establecida por el judicante de grado en favor de la exconsorte se reduzca a $
45.000,00 mensuales.
En orden a los argumentos vertidos, respecto este segmento de la impugnación, auspicio se haga
lugar parcialmente al recurso del demandado, estableciéndose en $ 45.000,00 el importe de la
cuota alimentaria que, con posterioridad a la sentencia de divorcio, el demandado J. D. V. deberá
abonar a la actora C. R., con el límite temporal de la obligación supra indicado (HERRERA, ob. y
tomo cit., pág. 701 y sigts.), manteniéndose el monto asignado en relación al período anterior.
8.- Tocante la queja vinculada con el quantum de la cuota fijada en favor del menor Tomás, el
recurrente básicamente reprocha la valoración efectuada por el juez respecto la prueba
testimonial que reseña, afirmando básicamente que se ha asignado relevancia a viajes
realizados al exterior, aunque sin tener en cuenta que la mayoría son obsequios de sus clientes,
indicando además que no fue ponderado adecuadamente el resultado de las pericia obrantes a
fs. 337/361 y 365/374 de los autos:- "R. C. S/ Medida Cautelar de No innovar" (Expte. Nº 9497),
que fuera admitido como prueba a fs. 460.
Adelanto que, a pesar del loable esfuerzo que denota la presentación bajo estudio, no observo un
desarrollo argumental suficiente para conmover lo resuelto sobre este aspecto de la sentencia, al
punto de no encontrar desarrollado un ataque concreto a las motivaciones esenciales que
sustentan el pronunciamiento cuestionado, que para satisfacer la carga prescripta por el art.
257 del CPCyC, exige demostrar los errores atribuidos o las causas por las cuales se lo considera
injusto o contrario a derecho, debiendo proporcionarse las razones que imponen una decisión
distinta, sin que la fundamentación pueda sustentarse en una mera disconformidad o
discrepancia con la línea argumental del decisorio, que más allá de su extensión, es lo que aquí
trasluce el escrito de fs. 929/949 (DE SANTO, "Tratado de los Recursos", Tomo I, págs. 319/321,
336 y sigts., tercera edición actualizada, Universidad, 2004; IBAÑEZ FROCHAN, "Tratado de los
recursos en el proceso civil", pág. 152, Buenos Aires, 1969; PEYRANO, "Del sentido común y de la
suficiencia del escrito de expresión de agravios", LL, 1986-E, 341).
En tal sentido, útil es recordar que se entiende por alimentos a los "...recursos indispensables
para la subsistencia de una persona y el mantenimiento de un decoroso nivel de vida" (MENDEZ
COSTA-D'ANTONIO, "Derecho de Familia", Tomo III, págs. 450/451, Rubinzal-Culzoni, 2001),
comprendiendo "...la satisfacción de las necesidades de los hijos de manutención, educación,
esparcimiento, vestimenta, habitación, asistencia, gastos por enfermedad y los gastos necesarios
para adquirir una profesión u oficio..." (art. 659 del CCyC). Se trata de una obligación que se
encuentra en cabeza de ambos progenitores, derivada de la responsabilidad parental (art. 638
del CCyC), estando plasmado en el art. 660 del citado ordenamiento, coincidente con los criterios
doctrinarios y jurisprudenciales imperantes, el reconocimiento del valor económico de las tareas
de quien asumió el cuidado personal del hijo, estableciéndose que constituyen un aporte a la
manutención.
Por lo demás, es menester también recordar que cuando el reclamo es efectuado para hijos
menores de edad no se requiere la prueba de su necesidad, bastando con el pedido para su
procedencia, quedando el importe de la prestación, que no obedece a cálculos aritméticos,
librada al prudente arbitrio judicial, motivo por el cual debe buscarse un adecuado equilibrio
entre la capacidad económica de quien debe afrontar la obligación (el padre según lo tiene
reiteradamente decidido la jurisprudencia, por ser a quien tradicionalmente corresponde el rol
de proveedor tradicional de los requerimientos de esa índole) y las necesidades a cubrir (ARAZI,
"Juicio de Alimentos", publicado en "Enciclopedia de Derecho de Familia", dirigida por
LAGOMARSINO-SALERNO, Tomo I, págs. 363/365, Universidad, 1993; SALAS-TRIGO REPRESAS-
LOPEZ MESA, "Código Civil", Tomo 4-A, pág. 145, Depalma, 1999; MENDEZ COSTA, "Visión
jurisprudencial de los alimentos", pág. 109 y sigts., Rubinzal-Culzoni, 2000; BOSSERT, "Régimen
jurídico de los alimentos", pág. 191 y sigts., 2ª edición actualizada y ampliada 1ª reimpresión,
Astrea, 2006; BOSSERT-ZANNONI, "Manual de derecho de familia", pág. 536 y sigts., 3ª edición
actualizada y ampliada, Astrea, 1991); criterios éstos inalterados luego de la reforma
introducida a la legislación de fondo, vigente a partir del 1 de agosto de 2015 (MIZRAHI,
"Responsabilidad parental", pág. 344 y sigts., Astrea, 2015).
Vale señalar además que para la determinación de la cuantía del canon no es indispensable que
el caudal de ingresos o posibilidades económicas del alimentante surja de prueba directa, siendo
suficiente a esos efectos la meramente indiciaria o ambas sumadas, debiendo ser valorada en
sentido favorable a la pretensión, conforme el amplio criterio imperante (MENDEZ COSTA, ob.
cit., pág. 114; BOSSERT, ob. cit., págs. 464/465; ED, 182-106; DJ, 1996-1-146).
Así las cosas y habida cuenta la notoria falta de colaboración del accionado para establecer su
capacidad económica (arg. art. 710 del CCyC), en tanto pacífico y uniforme el criterio de la
doctrina y jurisprudencia que en esta clase de juicios precisamente el demandado es quien en
mejores condiciones se encuentra para demostrar su real capacidad económica, debiendo por
ello prestar la colaboración necesaria para acreditar su caudal de ingresos, no pudiendo
adoptar frente al reclamo una postura de mera expectativa (BOSSERT, ob. cit., pág. 465 y sus
citas. Esta Cámara, in re:-"M., S.A. c/ B., G.J. s/ Alimentos", 14/2/07, Expte. Nº 117/F; "M., M.D. c/
E., F.J. s/ Alimentos", 11/10/07, Expte. Nº 920/F; "V., M.A. en nombre y representación de su hija
menor c/ K., U.E. y otra S/ Alimentos y Litis Expensas", 5/8/2010, Expte. Nº 2333/F; "B., M.P. c/
C., F.E. S/ Alimentos", 14/6/2012, Expte. Nº 3325/F; entre otros muchos), desde que la queja
vertida en relación al importe de la cuota fijada en favor del menor Tomás -con independencia
del pago de la cobertura médica que el accionado admitió cumplir (ver fs. 772, respuesta a la
tercera pregunta)-, a pesar del amplio y tolerante temperamento reiteradamente seguido por el
tribunal en orden a la valorización de su suficiencia, se revela notoriamente insuficiente para
sortear el tamiz del art. 257 del CPCyC y posibilitar la idónea apertura de esta instancia revisora,
correspondiendo declarar desierto este aspecto del recurso (art. 258 CPCyC).
9.- Acorde con los fundamentos explicitados y teniendo en cuenta la inventerada doctrina de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación, referente a que debe resolverse con arreglo a las
circunstancias actuales del caso (Fallos:- 328:1488 y sus citas), toda vez que los jueces no están
obligados a ponderar todos y cada uno de los planteos efectuados por el recurrente, ni tampoco
a analizar la prueba en su totalidad, sino tan solo aquellos que se estimen conducentes para la
correcta decisión del pleito, sin que por ello se vea afectada la garantía de la defensa en juicio
(C.S.J.N., Fallos:- 221:37, 226:474, 234:250, 310:1162, 329:3373, 325:1922, 326:4495; entre otros
muchos), a quienes me preceden en el orden de votación propongo admitir parcialmente el
recurso interpuesto por el demandado a fs. 924 y modificar parcialmente la sentencia dictada a
fs. 906/919 vta., disponiendo reducir el importe de la cuota alimentaria fijada en favor de la
excónyuge C. R., a partir del 16 de octubre de 2015, a la suma de $ 45.000,00, confirmándose la
sentencia en todo lo demás que ha sido objeto de impugnación; manteniéndose la condena en
costas dispuesta en primera instancia, en virtud de la naturaleza del reclamo sobre el que versa
el presente; mientras que las de la alzada deberán ser soportadas por la actora, respecto del
segmento del recurso que prospera, y el demandado por la parte que resulta vencido (arts. 271 y
65 CPCyC).
ASI VOTO.
A LA MISMA CUESTIÓN PROPUESTA EL SR. VOCAL DR. GUSTAVO A. BRITOS, DIJO:-
Que por compartir sus fundamentos, ahiero a la solución auspiciada por el vocal preopinante.
ASÍ VOTO.
A LA MISMA CUESTIÓN PROPUESTA EL SR. VOCAL DR. VICENTE MARTÍN ROMERO, DIJO:-
Que existiendo mayoría, hace uso de la facultad de abstenerse e emitir su voto, conforme lo
autorizado por el art. 47 de la L.O.P.J (texto según Ley 9234).
Con lo que se dio por terminado el acto, quedando acordada la Sentencia siguiente:-
GUILLERMO OSCAR DELRIEUX - GUSTAVO A. BRITOS - VICENTE MARTÍN ROMERO
(abstención) ante mí:-
DANIELA A. BADARACCO Secretaria
S E N T E N C I A:-
GUALEGUAYCHU, 3 de noviembre de 2016.
Y V I S T O:-
Por los fundamentos del Acuerdo que antecede y de conformidad con lo dictaminado por el
representante del Ministerio Público a fs. 966/966 vta.; por mayoría,
S E R E S U E L V E:-
1.- HACER LUGAR PARCIALMENTE al recurso de apelación interpuesto por el demandado a fs.
924 y, en consecuencia, modificar parcialmente la sentencia recaída a fs. 906/919 vta.,
disponiendo redu- cir el importe de la cuota alimentaria fijada en favor de la excónyuge C. R., a
partir del 16 de octubre de 2015, a la suma de PESOS CUARENTA Y CINCO MIL ($ 45.000,00), con
la limitación temporal indicada en el Considerando 7 (párrafo 15 última parte), confirmándose
la senten- cia en todo lo demás que ha sido materia de impugnación.
2.- MANTENER la condena en costas de primera instancia, imponiendo a la actora las
correspondientes al segmento del recurso que prospera y al demandado por la parte que resultó
vencido (arts. 65 y 271 del CPCyC).
3.- DIFERIR la regulación de honorarios por la labor cumpli- da en esta alzada, hasta tanto sean
fijados los correspondientes a la tarea realizada en la instancia de origen.
REGÍSTRESE, notifíquese y, en su oportunidad, bajen.
GUSTAVO A. BRITOS - GUILLERMO OSCAR DELRIEUX - VICENTE MARTÍN ROMERO ante mí:-
DANIELA A. BADARACCO Secretaria
CASO 4
Cámara Nacional de Apeaciones en lo Civil, Sala M, “N. R. J. c/ P. N. L. s/Liquidación de
sociedad conyugal”, fecha 4/08/2014. Cita: Microjuris MJ-JU-M-89081-AR | MJJ89081
Sumario:
1.-Corresponde confirmar la sentencia que hizo lugar a la demanda por liquidación de la
sociedad conyugal y rechazó la reconvención por rendición de cuentas -por falta de prueba de
que existiera actividad lucrativa de uno de los cónyuges sobre los bienes gananciales- y rechazó
asimismo el reconocimiento de recompensas debidas entre los esposos, por haberse referido en
su totalidad a gastos y créditos de origen posterior a la disolución de la sociedad conyugal.
2.-Corresponde rechazar el reconocimiento solicitado por la accionada, de un crédito por los
gastos de conservación de un inmueble que es de titularidad ganancial de los cónyuges en un
50%, perteneciendo el otro 50% a la madre de la demandada, por tratarse de una deuda
contraída con posterioridad a la disolución de la sociedad conyugal, que no encuadra en el
concepto de recompensa.
3.-Los gastos de conservación de un inmueble ganancial de los cónyuges, realizados con
posterioridad a la disolución de la sociedad conyugal que, no son objeto del proceso de
liquidación de la misma, y debe desestimarse el reconocimiento de los mismos en carácter de
recompensa.
4.-El objeto del proceso de liquidación de la sociedad conyugal consiste en determinar el carácter
propio o ganancial de los bienes existentes al momento de la disolución, reconocer o no las
recompensas o compensaciones que pudieron alegar las partes y, en definitiva, especificar los
saldos líquidos gananciales que hayan de partirse, conforme su situación al momento de
producirse la disolución de la sociedad.
5.-La invocación un crédito de la demandada que es posterior a la sentencia de divorcio –que
disolvió la sociedad conyugal con efecto retroactivo al día de la presentación conjunta de las
partes, de conformidad con lo dispuesto por el art. 1306 del CCiv.-, no forma parte de la
liquidación de la sociedad conyugal, sin perjuicio de la eventual procedencia de un reclamo, si se
acreditare debidamente el desembolso y la procedencia de la contribución correspondiente,
conforme las reglas del condominio (conf. arts. 2588 , 2680 y 2681 del CCiv).
6.-Frente a la demanda de disolución de la sociedad conyugal, debe rechazarse la Reconvención
por rendición de cuentas, con motivo de la insuficiencia de la prueba rendida, tendiente a
acreditar la realización de una actividad lucrativa por parte del actor con los vehículos antiguos
de colección que formaban parte de dicha sociedad conyugal.
ACUERDO. En Buenos Aires, a los 4 días del mes de agosto del año dos mil catorce, hallándose
reunidos los señores jueces de la Sala "M" de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Dres.
Elisa M. Diaz de Vivar, Mabel De los Santos y Fernando PosseSaguier, a fin de pronunciarse en los
autos "N., R. J. c/ P., N. L. s/ liquidación de sociedad conyugal", expediente N° 76387/2010 del
Juzgado Civil N° 83, la Dra. De los Santos dijo: I.- Que la sentencia de fs. 378/381 hizo lugar a la
demanda por liquidación de la sociedad conyugal y rechazó la reconvención por rendición de
cuentas y reconocimiento de recompensas, con costas por su orden respecto de la demanda
principal y con costas a la accionada respecto de la reconvención.
Ambas partes apelaron el fallo, expresando agravios la demandada a fs. 394/396 y el actor a fs.
398/99. Sólo el actor contestó el traslado de los fundamentos de la apelación de la contraparte a
fs. 401/404. La demandada objetó el rechazo de la reconvención por rendición de cuentas, que
fuera desestimado su reclamo por gastos de conservación del inmueble y se agravió de la
imposición de costas por su orden por la acción principal. También el actor se quejó de la
imposición de costas en el orden causado.
II. Precisiones preliminares: A los fines del adecuado tratamiento de las quejas expuestas cabe
puntualizar que las partes contrajeron matrimonio el 24 de febrero de 1978 y se divorciaron por
sentencia del 15 de junio de 2005, la que disolvió la sociedad conyugal con efecto retroactivo a la
fecha de la presentación conjunta de las partes pidiendo el divorcio vincular, vale decir, el 5 de
abril de 2005. De allí que la sociedad conyugal que es objeto de liquidación se extiende en su
vigencia y alcances desde la celebración del matrimonio (24/2/1978) hasta el 5/4/2005, de
conformidad con lo normado por los arts.1261, 1306 y 1313 del Código Civil. También cabe
señalar que las partes son contestes en que integran la sociedad conyugal el 50% del inmueble
de la calle P. 5334 de esta ciudad y los automóviles Ford A, Doble Faiton, año 1929, dominio., F.,
cuatro puertas con baúl, dominio S-199441 y P. SR, modelo 1992, dominio., de modo que la
controversia se centró en los reclamos por rendición de cuentas y recompensas invocados como
fundamento de la reconvención.
III.- Reclamo por gastos de conservación del inmueble ganancial: La accionada pidió se le
reconozca un crédito por los gastos de conservación del inmueble ubicado en la calle P. 5334 de
esta ciudad, que es de titularidad ganancial de los cónyuges en un 50%, perteneciendo el otro
50% a la madre de la demandada. La anterior juzgadora desestimó la pretensión por tratarse de
una deuda contraída con posterioridad a la disolución de la sociedad conyugal, que no encuadra
en el concepto de recompensa bajo cuyo encuadre fue formulado el reclamo en autos. La
recompensa implica que toda vez que uno u otro cónyuge se haya enriquecido a expensas de la
comunidad, debe o es deudor de la recompensa a ella. La teoría de las compensaciones - ya en
Pothier- abarca tanto el caso en que la comunidad tenga que devolver (compensar) a uno de los
cónyuges los valores con que, a falta de reinversión, ingresaron a ella como comunes, o sea, como
gananciales o sujetos a la presunción general de ganancialidad, como también aquél en que la
comunidad se haya visto privada de valores que aprovecharon exclusivamente a uno u otro
cónyuge, incorporándose a su propio patrimonio o, en su caso, acreciendo o mejorando bienes
propios. (conf. Zannoni, Eduardo, Derecho de Familia, T. I, Astrea, Bs. As., 5ta. edición, 2006,
p.773 y sgtes.). De lo expuesto se colige que no asiste razón a la apelante en sus críticas al
fundamento de la decisión desestimatoria, consistente en que se trata de gastos de conservación
del inmueble realizados con posterioridad a la disolución de la sociedad conyugal que, por ende,
no son objeto del proceso de liquidación de la misma. En el marco de la liquidación de la
sociedad conyugal corresponde determinar los bienes que la integraban hasta que se dispuso su
disolución y los créditos que correspondan a los cónyuges hasta ese momento. Dispuesta la
disolución de la sociedad conyugal, corresponde considerar de manera unitaria el conjunto de
bienes que la integraron, a los efectos de a) determinar los bienes existentes en el patrimonio de
cada cónyuge, b) señalar el carácter de esos bienes, vale decir, cuáles son gananciales y cuáles
propios de cada cónyuge, c) procurar los pagos y el reintegro de los bienes de cada uno de los
cónyuges, d) establecer, si procede, un adecuado régimen de compensaciones o recompensas y,
finalmente, e) procurar la división de los gananciales -deducido el pasivo definitivo o las deudas
de la comunidad- según la directiva del art. 1315 del C. Civil, vale decir, por partes iguales entre
marido y mujer.
Es que el objeto del proceso de liquidación de la sociedad conyugal consiste en determinar el
carácter propio o ganancial de los bienes existentes al momento de la disolución, reconocer o no
las recompensas o compensaciones que pudieron alegar las partes y, en definitiva, especificar los
saldos líquidos gananciales que hayan de partirse (cfr. arts 1315 y cc. del C. Civil y v. C. Civ. y
Com. San Isidro, Sala 2da., 14/6/94, "P. v. F.", J.A. 1995-I- síntesis), conforme su situación al
momento de producirse la disolución de la sociedad. En el caso se invoca un crédito de la
demandada que es posterior aún a la sentencia de divorcio del 15 de junio de 2005, que disolvió
la sociedad conyugal con efecto retroactivo al día de la presentación conjunta de las partes
(5/4/2005), de conformidad con lo dispuesto por el art. 1306 del C. Civil. Por consiguiente, dicho
crédito no forma parte de la liquidación de la sociedad conyugal, sin perjuicio de la eventual
procedencia de un reclamo, si se acreditare debidamente el desembolso y la procedencia de la
contribución correspondiente, conforme las reglas del condominio (conf. arts. 2588, 2680 y 2681
del C. Civil).
En autos la demandada invocó haber solicitado un crédito para realizar las refacciones. De la
prueba resulta que dicho préstamo fue peticionado el 6 de octubre de 2005 (fs. 293/300), vale
decir, seis meses después de disuelta la sociedad conyugal por la sentencia de divorcio vincular.
La declaración del Ingeniero Civil. (v. fs. 228) prueba que, mediante la obtención de un crédito
para refacciones del Instituto de Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires, la demandada realizó en
el año 2006 trabajos de revoques, pinturas, pulidos de pisos y electricidad en el inmueble y que
dicha obra no fue concluida por las razones que informó el testigo a fs. 229, pero que se realizó
un 85% de la misma. Sin embargo, el informe de fs. 293/300 da cuenta de que el crédito
solicitado no fue abonado por la demandada y que, ante la falta de pago, el Instituto de la
Vivienda promovió ejecución contra la aquí accionada, la que tramita por ante el Juzgado
Contencioso Administrativo y Tributario nº 5, Secretaría nº 10 (v. fs. 299). De lo expuesto no cabe
sino colegir que la compensación invocada no es admisible en estos obrados por no constituir un
crédito oponible en la liquidación de la sociedad conyugal, como bien dispuso la señora juez "a
quo" en el fallo apelado. Por otra parte y a mayor abundamiento, cabe destacar que tampoco se
probó que se hubiera realizado pago alguno que pudiera invocarse como presupuesto del pedido
de reembolso. Por todo lo considerado precedentemente considero que los agravios expresados
por la demandada no pueden prosperar.
IV. Sobre la reconvención por rendición de cuentas fundada en la ganancialidad de los frutos:
En cuanto a las quejas relativas al rechazo de la reconvención por rendición de cuentas, no
puedo sino coincidir con la sentenciante de grado en cuanto a la insuficiencia de la prueba
rendida, tendiente a acreditar la realización de una actividad lucrativa por parte del actor con
los vehículos antiguos de colección. En efecto, la declaración de la testigo B. (v. fs. 264/265) es
ambigua, acredita el uso de los vehículos pero no su afectación a una actividad productiva y se
contradice con lo que resulta de la declaración del testigo G.(v. fs. 216/217) y con lo que resulta
de la documental de fs. 140/142. A ello cabe agregar que, como afirmó el actor a fs. 276/278, la
negativa de la testigo a brindar datos que permitan evaluar la veracidad de la declaración,
además de importar el incumplimiento de uno de sus deberes como testigo, sin duda debilita el
valor convictivo de sus dichos. En cuanto a las fotografías glosadas a fs. 84/87 tampoco son
suficientes para acreditar la invocada actividad lucrativa pues no se acredita a que época
corresponden. Adviértase que la carga de probar estos extremos pesaba sobre la reconviniente
por constituir presupuestos fácticos de su pretensión (conf. art. 377 CPCCN), especialmente ante
la expresa negativa del actor en su responde respecto de haber alquilado los autos con
posterioridad a la separación de hecho de las partes, ocurrida el 24 de diciembre de 1999 (v. fs.
143 vta. de autos y fs. 10 vta. del juicio de divorcio conexo).
V.- Sobre las costas de la acción de liquidación de sociedad conyugal: Ambas partes se quejan de
la imposición de las costas de la acción principal por su orden, que la juzgadora fundó en que no
medió desacuerdo entre los ex cónyuges con relación a la conformación del haber ganancial. El
actor basa sus quejas en que realizó reiterados intentos extrajudiciales durante cinco años para
dividir los bienes gananciales, hasta que debió recurrir a la vía judicial. Por su parte, la queja de
la actora (v. fs. 394 vta.) resulta ininteligible. Ahora bien, del responde a la demanda resulta,
como sostuvo la señora juez "a quo", un reconocimiento sobre el carácter de los bienes que
integran el patrimonio ganancial y sobre la procedencia misma de la acción de liquidación de la
sociedad conyugal, pues la invocada resistencia a dividir los bienes gananciales por parte de la
accionada se vinculaba, en todo caso, a que ésta oponía créditos por recompensas y por
rendición de cuentas. Toda vez que dicha reconvención fue desestimada y mereció su propia
imposición de costas, con las que debe cargar la perdidosa, considero que no asiste razón al
actor apelante y que debe confirmarse lo decidido en primera instancia. En cuanto a la apelación
también efectuada por la accionada sobre este punto, cabe señalar que la expresión de agravios
debe explicitar los errores, omisiones y deficiencias que se le atribuyen al fallo, especificando los
fundamentos de las objeciones a lo resuelto. En efecto, deben refutarse las conclusiones de hecho
y de derecho que vertebren la decisión del "a quo", a través de la exposición de las circunstancias
jurídicas por las cuales se tacha de erróneo el pronunciamiento (conf. Morello, Augusto M.
"Códigos Procesal en lo Civil y Comercial de la Pcia de Buenos Aires y de la Nación. Comentado y
Anotado", T III, pág.351, Abeledo Perrot, 1988) y ello no se ha cumplido en el caso pues la
demandada se limita a cuestionar la imposición de costas, sin explicar los fundamentos de su
desacuerdo. Por ello, conforme lo tiene establecido reiterada jurisprudencia, las afirmaciones
genéricas, las impugnaciones en general, el mero desacuerdo con lo resuelto o las simples
consideraciones subjetivas o digresiones inconducentes o que carezcan del debido sustento
jurídico, no satisfacen las exigencias del art. 265 del Código Procesal (conf. esta Sala, expte.
105.464 "Far J.J. c/ Aspeche C.M. s/ cobro de sumas de dinero"), por lo que no cabe sino declarar
desierto el recurso sobre el particular. Por las consideraciones que preceden propongo al
Acuerdo confirmar la sentencia apelada en todo cuanto decide y fue objeto de agravios, con
costas a la accionada en un 80% y en el 20% restante al actor en función del resultado de sus
respectivos recursos (conf. art. 71 CPCCN).
El Dr. Fernando PosseSaguier adhiere por análogas consideraciones al voto precedente. La Dra.
Elisa M. Diaz de Vivar no suscribe por hallarse en uso de licencia (Resol. N°1031/14, Ac. 34/77 y
12/04 CSJN, art. 14 inc. c) del RLJN); con lo que terminó el acto, firmando los señores jueces por
ante mí que doy fe.- MABEL DE LOS SANTOS FERNANDO POSSE SAGUIER MARIA LAURA VIANI
Buenos Aires, 4 de agosto de 2014.
Y VISTO:
Lo deliberado y conclusiones establecidas en el Acuerdo precedente, el Tribunal Resuelve: I.-
Confirmar la sentencia de grado en todo cuanto fue materia de agravios. II.- Imponer las costas
de alzada en un 80% a la accionada y en un 20% al actor. III. Diferir las regulaciones de
honorarios que correspondan hasta tanto se practiquen las correspondientes a la primera
instancia. La Dra. Elisa M. Diaz de Vivar no suscribe por hallarse en uso de licencia (Resol.
N°1031/14, Ac. 34/77 y 12/04 CSJN, art. 14 inc. c) del RLJN).
Fdo.: Mabel De los Santos. Fernando PosseSaguier. María Laura Viani. Fecha de firma:
04/08/2014
CASO 5
Cámara de Familia de Mendoza, “C. P. R. c/ S. M. E. s/Separación de bienes”, de fecha 4de
junio de 2015. Cita: MJ-JU-M-93038-AR | MJJ93038
Sumario:
1.-En caso de mediar diferencia de voluntades entre los esposos divorciados, sea el inmueble
propio o ganancial, la cuestión de la subsistencia del bien de familia debe ser decidida
judicialmente del modo que mejor atienda al interés familiar, sin que ello implique reconocer
una suerte de supremacía con relación al interés particular de cada una de las personas
involucradas.
2.-En el código de fondo que regirá a partir del 1° de agosto, el instituto está regulado en el libro
I, título III, capítulo 3 (arts. 244 y siguientes), bajo el epígrafe “vivienda” , estableciéndose una
protección más amplia que en la Ley 14.394 , dado que se tutela no solo al núcleo familiar sino
también a la persona individualmente considerada, y previendo una serie de causales de
desafectación sin contemplarse, como era de esperar, el divorcio como tal, receptándose de esta
forma la tesis mayoritaria a la que se ha hecho referencia.
3.-Antes de proceder a la partición se requiere establecer con precisión la composición de la
masa por dividir, para lo que es necesario concluir los negocios pendientes, determinar el
carácter de los bienes y fijar su valor, pagar las deudas a favor de terceros, ajustar las cuentas
entre la sociedad conyugal y los cónyuges, separar los bienes propios de cada cónyuge, para
finalmente establecer el saldo partible.
En Mendoza, a los 4 días del mes de junio de 2.015 reunidos en la Sala de Acuerdos de esta
Excma. Cámara de Familia, los señores Jueces titulares de la misma, Dres. Carla Zanichelli,
Germán Ferrer y Estela Politino trajeron a deliberación para resolver en definitiva estos autos
Nº 1385/12/3F-405/13, caratulados ``RECONSTRUCCION EN AUTOS N° 2457/6/3F caratulados
``C. P. R. CONTRA S. M. E. POR SEPARACION DE BIENES, originarios del Tercer Juzgado de
Familia de la Primera Circunscripción Judicial, venidos a este Tribunal en virtud del recurso de
apelación interpuesto a fs. 113 por el accionante contra la sentencia de fs. 104/106 por la que se
detallan los bienes que integran la sociedad conyugal; se adjudica a las partes en condominio y
partes iguales el bien inmueble que allí se individualiza; se imponen las costas en el orden
causado y se difiere la regulación de honorarios.
Habiendo quedado en estado los autos a fs. 188 se practicó el sorteo que determina el artículo
140 del C.P.C., arrojando el siguiente orden de estudio: Dres. Zanichelli, Ferrer y Politino. De
conformidad con lo dispuesto por el art. 160 de la Constitución de la Provincia de Mendoza, se
plantean las siguientes cuestiones a resolver:
LA DRA. CARLA ZANICHELLI, dijo:
I- Se elevan los autos a esta Alzada en virtud del recurso de apelación interpuesto a fs.113 por la
parte actora, contra la sentencia de fs. 104/105 dictada por la Juez subrogante del Tercer
Juzgado de Familia, la que declara que integra el activo de la sociedad conyugal que
conformaran las partes como bien ganancial sujetos a liquidación y partición, el inmueble sito en
calle Astorga s/n 5840 distrito de Buena Nueva., Guaymallén, Mendoza escriturado con fecha
2/12/1988 de titularidad de P. C. y María E.S.; no hace lugar al pedido de la demandada de
incluir en la masa partible el inmueble sito en calle Servicio N° 3, Buena Nueva., Guaymallén,
Mendoza; difiere la calificación de ganancial del automotor marca Jeep Gladiator, dominio SNU-
704 hasta que las partes acompañen el original o copia certificada del título del automotor; y
adjudica al Sr. P. C. y a la Sra. María E. S. en condominio y por partes iguales el inmueble
ganancial antes detallado.
Para así decidir la Juez de grado tuvo en cuenta las siguientes consideraciones: que la sociedad
conyugal conformada por las partes se disolvió en fecha 22/04/03 por sentencia recaída en los
autos N° 48815, la que se encuentra firme y ejecutoriada de modo que es esta fecha la que
resulta relevante para el presente proceso y no la de la separación de hecho ni de la exclusión de
hogar; que las partes reconocen como ganancial el inmueble sito en calle Astorga, lo que
también surge de la copia certificada que glosa a fs.88; respecto del automotor Jeep, al no
encontrarse en autos documentación que acredite su titularidad dominial y el carácter
ganancial, no corresponde incluirlo ente los bienes que integran la sociedad conyugal; en
relación al inmueble sito en calle Sarvicio N° 3, sólo obra una copia simple de un boleto de
compraventa la que no puede tenerse por reconocida, ya que el accionante no concurrió a la
audiencia fijada a tal fin; que la fijación de un valor locativo, solicitada por el demandante, en
función del uso que la demandada realiza del inmueble de calle Astorga, quien incluso alquila las
unidades que sobre él se asientan, resulta improcedente por cuanto dicha petición no fue
planteada al trabarse la litis, por lo que pronunciarse al respecto implicaría la violación del
principio de congruencia y por cuanto no se ha acreditado, cuántas unidades habitacionales
fueron alquiladas, el tiempo del alquiler, el monto del mismo, etc,; que corresponde adjudicar el
referido inmueble a los ex cónyuges en partes iguales conforme lo dispuesto por el art. 1.315 del
Código Civil; que la Sra. S. carece de facultades para oponerse a la liquidación de dicho bien, no
obstante estar sometido al régimen de la ley 14.394, por cuanto el Sr. C. no es acreedor, sino que
también es propietario del inmueble; que habiendo sido adjudicado en condominio, para la
desafectación a dicho régimen es necesaria la conformidad de la mayoría de los condóminos y si
no se cuenta con tal conformidad, es el juez quien debe dilucidar la cuestión; con cita de
jurisprudencia, señala que en el marco de un proceso sobre liquidación de la sociedad conyugal
en donde la discusión se centró en los valores en juego corresponde la distribución de las costas
en el orden causado.
II) A fs.122/131 expresa agravios el apelante, en una extensa presentación, la que admite ser así
sintetizada:
a- La sentencia en rigor no dispone la liquidación del bien perteneciente a la sociedad conyugal,
puesto que lo adjudica en condominio, lo que lo obliga a iniciar un nuevo juicio por ante la
Justicia Civil a los fines de su división, en lugar de ordenarse su venta, o en caso de oposición, su
remate, o su adjudicación total a la demandada generándose un crédito a favor de su parte por
el cincuenta por ciento restante. Se queja por cuanto se ordena una audiencia de conciliación en
forma previa a disponer las medidas del art. 252 del C.P.C., cuando tal etapa, luego de la
sentencia, se encuentra precluida, y siendo su voluntad la de no conciliar, como así también la
demandada quien se ha negado rotundamente a ello. Agrega, que el Juzgado de origen no se ha
ocupado ni del inventario ni del avalúo de los bienes. Expresa que la división de la cosa común
consiste en la facultad de obtener la transformación de su parte indivisa en la masa partible en
otra determinada y concreta, lo que la sentencia rechaza indebidamente, dejando los bienes sin
dividir y prolongando el condominio sobre el inmueble, sin que ninguna de las partes pueda
excluir a la otra en el ejercicio del derecho real inherente a su cuota parte, salvo con una nueva
demanda que tenga por objeto la misma pretensión que ésta.
Destaca que el condominio puede disponerse cuando la partición resulta nociva para las partes
lo que no acontece en el caso, dado que, conforme surge del plano labrado en el expediente
extraviado, sobre el inmueble se asientan seis departamentos por lo que el mismo es
perfectamente partible en tanto que, de la planilla registral surge que el referido bien posee una
extensión de mil seiscientos metros cuadrados. Concluye en que el inmueble es materialmente
divisible en razón de su extensión y pluralidad de construcciones que en él se encuentran. Reitera
que su parte puede pedir la división sin que deba dar las razones a tales fines, escapando tal
facultad, en cuanto a su oportunidad, del control judicial y recuerda que la indivisión sobre el
inmueble existe desde el año 1.988 en tanto que el presente proceso se inició en el año 2.006.
Considera que debe ordenarse la liquidación de la sociedad conyugal disponiéndose todos los
actos conducentes a tal fin, como confeccionarse el plano del inmueble, proceder a su valuación,
partiéndose la propiedad por la mitad dada su extensión.
Solicita que las operaciones de inventario, formación de la masa partible, determinación de las
recompensas, etc. se lleven a cabo ante esta Alzada a fin de evitar dilaciones. En subsidio
peticiona que las mismas sean llevadas a cabo en la etapa de ejecución de sentencia.
Arguye que el decisorio en crisis deja subsistente un vínculo jurídico económico entre las partes,
debiendo tenerse en cuenta que sobre su parte pesa una medida de exclusión de hogar desde el
año 1.992, razón por la que desde esta perspectiva no podrá usar el inmueble en cuestión.
b- Tampoco dispone la resolución apelada la desafectación del inmueble como bien de familia a
los fines de su liquidación.
c- Se agravia por cuanto la sentencia no ordena a la demandada pagar el 50% de lo percibido
por ella en concepto de alquiler de los departamentos construidos sobre el inmueble ganancial,
siendo que ella reconoce, al absolver posiciones, que siempre los alquiló. Señala que el perito a
designar, encargado de realizar las operaciones de inventario y avalúo, deberá formular un
cálculo aproximado de los cánones percibidos, y, agrega, que aunque no los hubiera alquilado
igualmente tiene derecho a ser compensado por el uso exclusivo de la accionada, durante el
estado de indivisión, que se remonta al menos al año 1.992.d- Se queja en razón del rechazo del
pedido de partición respecto del vehículo Jeep Gladiador, respecto del cual se exige que se
acredite su carácter de ganancial, en violación al principio de preclusión, cuando las partes
están contestes al respecto, habiendo oportunamente acompañado el informe registral que ha
sido extraviado.
d- Se agravia también por la imposición de costas en el orden causado, la que se funda en
jurisprudencia que no es aplicable al caso, solicitando se impongan a la demandada por lo que
prospera la demanda, y a su parte en cuanto se rechaza, ya que no ha mediado allanamiento
incondicionado
III- Corrido traslado a la parte demandada de la expresión de agravios, la misma, debidamente
notificada, no contesta.
IV- Cabe advertir, previo a todo, que en nuestro ordenamiento procesal la falta de contestación a
los agravios o su silencio respecto de alguno de ellos no impide ni obsta a que el tribunal de
alzada se pronuncie sobre todos, confirmando, revocando o modificando la sentencia apelada
(cfr. Podetti, Ramiro J., ``Derecho Procesal Civil Comercial y Laboral, V, ``Tratado de los recursos,
pág. 173, Ediar, 1958).
1) En primer lugar el apelante endilga a la sentencia recurrida haber omitido disponer la
liquidación del inmueble sito en calle Astorga, al haberlo adjudicado en condominio entre las
partes, y la desafectación, en forma previa, mediante oficio a la Dirección de Registros Públicos y
Archivo Judicial de Mendoza, del régimen del bien de familia que lo afecta. Adelanto que el
agravio resulta parcialmente atendible, siendo la sentencia impugnada en este aspecto,
contradictoria y confusa, en tanto que no aborda con precisión las diversas etapas que deben
cumplimentarse antes de proceder a la partición del bien, ni el tema relativo a la afectación del
bien de familia, opuesto como defensa por la demandada en su contestación, en donde invoca la
indivisión del bien, adjudicándolo directamente en condominio entre las partes, como una
modalidad de partición, para luego prever la realización de una audiencia de conciliación
,``previo a ordenar los actos del art. 352 del C.P.C. . ``a fin de tratar los temas relativos a la
desafectación del inmueble como bien de familia y la venta del inmueble. Es decir, ordena la
partición del bien, adjudicándolo en condominio, pero también dispone la realización del trámite
previsto en la norma procesal referida que regula la partición judicial y que son previos a la
aprobación de la partición. Pretendo a continuación clarificar el tema en análisis, haciendo
referencia a las diversas etapas que deben ser cumplimentadas, luego de la disolución de la
sociedad conyugal, para lograr finalmente la partición de los bienes que la componen, para lo
cual resulta oportuno traer a colación precedentes dictados por este Tribunal como así también
las normas contenidas en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación que prontamente
entrará en vigencia. Tal como lo expresé en mi voto preopinante en los autos N° 1202/11/2F-
373/13 caratulados ``García Alonso Adriana Lourdes contra Guarnieri Daniel Alberto p/
Liquidación de la Sociedad Conyugal, en sentencia de fecha 19/09/2014, ``sabido es que la masa
postcomunitaria está destinada a ser dividida entre los cónyuges o sus sucesores. Pero antes de
proceder a la partición se requiere establecer con precisión la composición de la masa por
dividir. Para ello es necesario concluir los negocios pendientes, determinar el carácter de los
bienes y fijar su valor, pagar las deudas a favor de terceros, ajustar las cuentas entre la sociedad
conyugal y los cónyuges, separar los bienes propios de cada cónyuge, para finalmente establecer
el saldo partible. Todo este conjunto de operaciones integra la liquidación de la sociedad
conyugal (cfr. Belluscio, Augusto, ``Manual de Derecho de Familia, tomo II, pág. 155, Ed.
Depalma, Bs.As. 1995). ``Corresponde distinguir lo que es la liquidación de la sociedad conyugal
de la partición de los bienes. Posteriormente a la disolución y liquidación de la sociedad
conyugal, le sigue la última etapa de este proceso que es la partición. El derecho en expectativa a
la mitad indivisa del valor de cada bien ganancial que cada cónyuge tenía, se convierte por
medio de la partición, en una suma de valores concretos de su absoluta propiedad, que se
traduce en la adjudicación de los bienes a cada uno de los cónyuges. La partición se caracteriza
por ser forzosa. (art. 3452 del C.C.); integral.- (art. 3453 C.C.) con las siguientes excepciones: los
bienes cuya división resulte antieconómica (art. 3475 bis Párr. 2º del C.C.), si el bien inmueble
asiento del hogar conyugal, atribuido al cónyuge que no dio causa a la separación o divorcio, que
durante el juicio continuó ocupando y solicitare su exclusión cuando la partición le causare
grave perjuicio (art. 211, 217 del c.c.), cuando la causal de disolución es la muerte y se hubiese
impuesto la indivisión (art. 51,52 y 53 Ley 14.394) o si se tratare de un solo inmueble y el
cónyuge sobreviviente ejerce el derecho real de habitación que reconoce su origen legal en el art.
3576 bis del C.C. .
En nuevo Código Civil y Comercial de la Nación legisla expresamente ambas etapas al disponer
en su art.488 que extinguida la comunidad, se procede a su liquidación, regulándose en el resto
de la sección 7°, en donde se ha incluido el artículo antes mencionado, el procedimiento a fin de
determinar las recompensas adeudadas por cada uno de los cónyuges a la comunidad y por ésta
a aquellos. Luego en el art. 496 se establece que ``disuelta la comunidad, la partición puede ser
solicitada en todo tiempo, excepto disposición legal en contrario en tanto que en la norma
siguiente se prevé que ``la masa común se integra con la suma de los activos gananciales líquidos
de uno y otro cónyuge, estableciéndose en el art. 498 que la ``masa común se divide por partes
iguales entre los cónyuges, sin consideración al monto de los bienes propios ni la contribución de
cada uno a la adquisición de los gananciales. Finalmente, y en lo que aquí interesa, el art. 500,
expresa que ``el inventario y división de los bienes se hacen en la forma prescripta para la
partición de las herencias. La fórmula es más amplia que la del art. 1313 del Código vigente que
sólo lo prevé para la liquidación por causa de muerte, aunque jurisprudencialmente se ha
extendido su aplicación a la liquidación por todas las causas de disolución de la sociedad
conyugal.
Los artículos 2363 y siguientes del nuevo código regulan el trámite de la partición, previéndose
los casos en que ésta debe ser judicial -entre otros cuando los copartícipes son plenamente
capaces y no acuerdan en hacer la partición privadamente- (art. 2371); la realización de la
misma por parte de un partidor o varios que actúan conjuntamente (art. 2373); el principio de
partición en especie (art. 2374) y salvo que ésta no fuere posible la venta de los bienes, etc. En el
caso no ha sido impugnado el carácter ganancial del inmueble sito en calle Astorga, sobre el que
las partes son condóminos en partes iguales, y en el que se asienta lo que habría sido el hogar
conyugal y una serie de departamentos que luego fueron allí construidos, extremo éste que
también surge de las constancias de fs. 88 y de la absolución de posiciones de la demandada
obrante a fs. 62 vta./63 (respuesta a la quinta posición). Tampoco ha sido materia de
controversia que el mismo se encuentra afectado al régimen de bien de familia, lo que ha sido
probado a través de la instrumental de fs. 88, sin que obre en la causa copia de la escritura de
dominio ni del acta de constitución como bien de familia. La Juez que nos precedió en el
pronunciamiento, sin haberse cumplido todas las etapas necesarias para partir al bien, lo
adjudicó directamente en condominio, resultando incluso más llamativa tal solución si se
considera que los ex cónyuges ya eran cotitulares del mismo. No se soslaya que como
consecuencia de la partición, un bien ganancial pueda ser adjudicado en tal carácter. Pero ello
debe ser el resultado de una decisión judicial fundada, luego de cumplido el procedimiento
previsto por los arts. 352 y 353 del C.P.C. y siguientes. En las operaciones periciales allí previstas
el perito partidor deberá pronunciarse, previo oír a los cónyuges (cfr. segundo párrafo del art.
352) si resulta posible la partición en especie, o si es más conveniente la venta o si puede ser
adjudicado a uno de ellos originándose una crédito a favor del otro por su cuota parte, o si puede
ser adjudicado en condominio, etc.Pero de ningún modo se puede decidir la modalidad de la
partición, directamente, sin antes cumplimentarse tales etapas.
Es por ello que en este aspecto el recurso resulta procedente debiendo, en consecuencia, dejarse
sin efecto la adjudicación en condominio efectuada en la sentencia impugnada.
2) La accionada al contestar la demanda se opone a la partición del bien solicitando su
indivisión por encontrarse el referido inmueble afectado al régimen de bien de familia. El art. 37
de la ley 14.394 prevé la inenajenabilidad del bien de familia, razón por la que en principio, sin
previa desafectación, no podría ser el mismo objeto de partición. En el precedente dictado por
este Tribunal, antes citado, se hizo mención a las dos posturas existentes respecto de si
corresponde mantener la afectación al régimen del bien de familia y por ende su indivisión o si
por el contrario dicho régimen cede en el caso frente a las disposiciones que gobiernan la
liquidación y partición de los bienes que integran la sociedad conyugal: ``para un sector
minoritario, el divorcio vincular por sí, es causa de desafectación del bien de familia, puesto que
se ha interpretado que al disolverse el vínculo y la convivencia cesa la protección del grupo
familiar que tiene por fin la ley (Novellino, Norberto José, Los alimentos como resarcimiento.
Abuso de derecho en el cobro de las cuotas, Derecho de Daños, Cuarta parte (A), p. 472 y 473).
Pero la tesis contraria es mayoritaria tanto en doctrina como jurisprudencia y en este sentido se
sostiene que, como regla general la tutela del grupo familiar continúa aun cuando los cónyuges
se hubieren divorciado, puesto que el divorcio en si mismo no constituye una causal de
desafectación del bien de familia ( (Guastavino, Elías, Bien de familia y d ivorcio, ED, 127-248;
Kemelmajer de Carlucci, Aída, Protección Jurídica de la Vivienda Familiar, Hammurabi,
p.120/121; Medina, Graciela, El bien de familia en condominio, la quiebra y el divorcio del
fallido, LL 2002-E, 660, comentario al fallo de la CNCom., sala D, ``M.M.H. , 25/2/2002; Méndez
Costa, María J., Divorcio y bien de familia ganancial, LL 1986- A, 491, comentario a fallo; Peralta
Mariscal, Leopoldo L., Régimen del bien de familia, Rubinzal Culzoni, 2005, p. 146.
Jurisprudencia: SCJ Mendoza, sala I, 22/2/85, ``Bordón, Juan José en: Bordón Juan José v. Antonio
Aureliano Benítez, por liquidación sociedad conyugal , LL, 1986- A, 496, CNCom., sala C,
``Eurogoma, S.A. c.Granato, Carlos A. , 28/5/1984, AR/JUR/895/1984; CNCiv. sala K, ``N. de B., L.
G. c. B., J. M. , 20/6/1996, LL 1997-F , 310, DJ 1998-1, 507, idem, sala E, 23/2/99, E.D., 187-526;
ídem, sala B, ``G., F. E. c. N., M. A. , 25/4/2002, DJ 2002-2, 1003, LL 2002-E, 241; CACC 1ª
Nominación de Córdoba, ``P., S. D., 27/5/1999, LLC 2000, 1469) .
``No obstante ello puede decidirse la finalización del régimen de indivisión si el interés familiar
no se encuentra comprometido y así se ha resuelto que ``la circunstancia de estar registrado el
inmueble como bien de familia no empiece en el caso la posibilidad de que sea incluido entre los
bienes susceptibles de liquidación de la sociedad conyugal desafectándolo al efecto (cfr. Cám.1°
Civ. y Com. Bahía Blanca, sala II, ED 107-663) . ``En caso de mediar diferencia de voluntades
entre los esposos divorciados, sea el inmueble propio o ganancial, la cuestión de la subsistencia
del bien de familia debe ser decidida judicialmente del modo que mejor atienda al interés
familiar, sin que ello implique reconocer una suerte de supremacía con relación al interés
particular de cada una de las personas involucradas. El juez tendrá que analizar la magnitud de
los intereses en juego y tener en cuenta la prohibición del abuso de derecho y el requisito de la
solidaridad con el que necesariamente deben desenvolverse las relaciones familiares. Nada
impide que, a efectos de decidir sobre la subsistencia del bien de familia cuando hay
divergencias entre los cónyuges divorciados., el juez determine la cesación del statu quo existente
no sólo si genera un grave perjuicio a uno de los cónyuges sino también por la incidencia que
puede tener respecto del instituto familiar y bienestar habitacional y espiritual de los hijos
menores del matrimonio" (cfr. Arrinda, María F., ``Abuso de derecho en el fuero de familia , Cita
Online: 0003/800566) . `` Cabe preguntarnos entonces cuál es el interés que debe protegerse:
``un interés de dimensión familiar, que deriva de la suma de intereses o preocupaciones
recíprocas que normalmente, de acuerdo a lo que debe ser la familia, deben existir entre los
miembros que lo componen (cfr. Bossert, Gustavo, ``Protección del hogar familiar y conflicto
conyugal , LL 1982-B-715). La subsistencia de este interés es lo justifica el mantenimiento de la
protección habitacional creada con la afectación al régimen de familia y el diferimiento de la
liquidación de inmueble ganancial donde se asienta el hogar conyugal.
En el código de fondo que regirá a partir del 1° de agosto, el instituto está regulado en el libro I,
título III, capítulo 3 (arts. 244 y siguientes), bajo el epígrafe ``vivienda , estableciéndose una
protección más amplia que en la ley 14.394, dado que se tutela no solo al núcleo familiar sino
también a la persona individualmente considerada, y previendo una serie de causales de
desafectación sin contemplarse, como era de esperar, el divorcio como tal, receptándose de esta
forma la tesis mayoritaria a la que se ha hecho referencia. En el caso en examen, la Juez de grado
no hizo referencia alguna a la cuestión atinente a la incidencia del divorcio respecto del régimen
del bien de familia y en un erróneo encuadre jurídico del tema, mencionó los efectos de la
afectación al régimen previsto por la ley 14.394 respecto de los acreedores de los cónyuges,
aspecto que es totalmente ajeno al thema decidendum, para después limitarse a afirmar en
forma textual que ``el actor en virtud de las normas de orden público que rigen el matrimonio
tiene derecho a solicitar la disolución y liquidación de la sociedad conyugal, que encuentra como
hecho generador la celebración del mismo; en consecuencia carece de facultades la Sra. S. para
impedir el proceso liquidatorio basándose en las normas de la ley 14.394; porque el actor no es
un acreedor, es también propietario del inmueble; y los fallos en los cuales fundamenta su
petición no son aplicables al caso del autos por cuanto los mismos resuelven respecto del pedido
de desafectación que realizan los acreedores, es decir, terceros, que no tienen el carácter de
propietarios. Las causales previstas por la desafectación y consecuente cancelación de su
inscripción en el Registro Inmobiliario son, conforme al art. 49 de la ley 14.394, petición del
propietario, de la mayoría de los herederos, de la mayoría de los copartícipes (si hubiere
condominio) y, de oficio o a instancia de cualquier interesado, cuando no subsistieren los
requisitos previstos en los arts.34, 36 y 41 o hubieren fallecido todos los beneficiarios. Continúa
diciendo la sentenciante que ``en autos el inmueble de la calle Astorga s/n fue adjudicado a los ex
cónyuges en partes iguales, por lo que estamos en presencia de un condominio; de tal modo que
para su desafectación es necesaria la conformidad de la mayoría, y si no se cuenta con la
conformidad del otro condómino, es el juez quien debe dilucidar la cuestión por aplicación de los
dispuesto por el art. 2706 del Cód. Civil. Ahora bien, previo a disponer los actos del art. 352 del
C.P.C. ordenó la realización de una audiencia de conciliación entre las partes a fin de tratar los
temas relativos a la desafectación del inmueble como bien de familia y la venta del inmueble. Es
decir que no se analizó la cuestión atinente a los efectos del divorcio respecto del régimen del
bien de familia, tema arduamente debatido en doctrina y jurisprudencia y que incluso ha sido
abordado por la Suprema Corte de la Provincia en el fallo ``Bordón , antes citado, de amplia
difusión en las revistas especializadas. No obstante ello, resulta indudable que, con fundamentos
que no resultan aplicables al caso, la Juez de grado, se pronunció en contra de la indivisión del
inmueble toda vez que, no solo previó, para una etapa posterior, la realización ``de los actos del
art. 352 del C.P.C. , lo que, reitero, regulan la partición judicial para los bienes pertenecientes al
acervo hereditario, sino que en la parte dispositiva, expresamente dispuso: ``Declarar que
integran el activo de la presente sociedad conyugal como bienes gananciales sujetos a
liquidación y partición el inmueble ubicado en calle Astorga s/n. . (la negrilla me pertenece).
Ante la defensa planteada por la demandada, la Juez de la primera instancia debía pronunciarse
manteniendo la indivisión del bien por considerar que en el caso primaba el régimen del bien de
familia, u optar por la partición del mismo, inclinándose por esta última solución. Y en este
aspecto la sentencia ha quedado firme por cuanto no fue recurrida por la demandada.
El hecho que no haya dispuesto oficiar a la Dirección de Registros Públicos materializando la
desafectación, no resulta un obstáculo a la conclusión a la que antes se arriba.
En efecto, es que tal como se expresó en el fallo ``García Alonso antes citado, aún cuando se
decida que el régimen del bien de familia cede en el caso frente a las disposiciones que gobiernan
la liquidación y partición de los bienes que integran la sociedad conyugal, puede no ser necesario
a esta altura del proceso disponer la desafectación como tal, y dejar ello librado a una etapa
posterior, puesto que, puede ocurrir, que como resultado de la partición el bien se adjudique a
alguno de los cónyuges, en cuyo caso el inmueble entra sin desafectación en el patrimonio del
nuevo titular, o en condominio a ambos, manteniéndose de esta forma la inscripción como bien
de familia, pero luego de cumplimentado el proceso previsto por los arts. 352 y 353 del C.P.C.
conforme antes se expusiera.
Es por ello que en este aspecto el agravio esgrimido por el recurrente resulta inatendible,
debiendo, por el contrario, mantenerse la inscripción como tal, a las resultas de la partición del
bien.
No correspondiendo aún pronunciarse respecto al modo en que el bien será partido, lo que
deberá realizarse luego del trámite previsto por los arts. 352 y 353 del C.P.C, se dejará sin efecto
el dispositivo 4) de la sentencia recurrida, en cuanto adjudica el inmueble en condominio entre
las partes, y en su lugar se dispondrá que en elJuzgado de origen se fije fecha de audiencia a los
fines de la designación de perito partidor.
3) Tampoco puede tener acogida el recurso en lo que respecta al automotor denunciado. Es que
para considerar a un bien como ganancial y por ende ante la disolución de la sociedad conyugal,
incluirlo dentro de la masa partible, resulta primordial acreditar su titularidad. Y en este
aspecto, los dichos de las partes resultan inatendibles por cuanto de conformidad a lo estatuido
por los arts. 1, 5, 6, 8, 20 y cc. del decreto ley 6582/58, la titularidad del automotor se acredita a
través del título o en caso por un informe expedido por el Registro Nacional de Propiedad del
Automotor en donde se halla inscripto. Sin acreditarse la propiedad del rodado en debida forma,
cabría la posibilidad de incluir dentro de la masa partible un bien perteneciente a un tercero.
En este sentido se ha resuelto que ``en el trámite de una partición judicial en el caso bienes de la
sociedad conyugal- no puede obviarse la verificación del dominio actual de los bienes
registrables y sus condiciones (cfr. CNCiv., sala A, 14/7/00, ``D.A., N.B. c. G., J.C. , LL, 2000- F-876).
No obsta a esta conclusión la circunstancia que el expediente se extraviara dictándose sentencia
una vez reconstruido el mismo, puesto que ello no enerva analizar los presupuestos de
procedencia de la acción intentada. Por lo demás, el accionante, en cumplimiento de lo ordenado
a fs. 80 tuvo la oportunidad de adjuntar el título o informe del automotor, sin que cumpliera con
tal carga debiendo en consecuencia soportar las consecuencias de su omisión. Ello no impide que
acreditado que sea el dominio del vehículo en cuestión, el mismo sea incluido en la partición,
puesto que resulta admisible el denuncio y posterior adjudicación parcial.
4) Corre igual suerte el agravio relativo al derecho de recompensa invocado por el recurrente
relativo a los alquileres que, aduce, cobra la demandada por los departamentos construidos en el
inmueble perteneciente a la sociedad conyugal. En efecto, toda resolución judicial debe guardar
relación con el thema decidendum integrado por pretensiones y oposiciones.Ello no es sino la
aplicación del principio de congruencia que impera en todo ordenamiento jurídico procesal.
El principio de congruencia, que debe presidir toda resolución judicial, lo configura la
conformidad que debe exi stir entre la sentencia y la pretensión o pretensiones que constituyen el
objeto del proceso, más las oposiciones en cuanto delimiten ese objeto. De ello se infiere la
rigurosa adecuación de la sentencia a los sujetos, el objeto y la causa, que individualizan a la
pretensión y a la oposición constituye una directriz relativa a la correspondencia que debe
existir en todo proceso judicial entre la pretensión principal más las pretensiones
desestimatorias o reconvencionales, formuladas por las partes y lo que el juez resuelve en la
sentencia (Cfme. Mabel De Los Santos en ``Principio de Congruencia Libro ``Prin-cipios
Procesales Tomo I, pág. 199 y ss. Ed. Rubinzal Culzoni).
Respetar la congruencia en un pronunciamiento judicial implica la necesidad de verificar una
correspondencia perfecta entre la acción promovida y la sentencia que se dicta. Esta
correspondencia se desarrolla en una doble dirección: el juez debe pronunciarse sobre todo lo
que se pide y sólo sobre lo que se pide, sin incurrir en omisiones o demasías decisorias. Dicho en
otros términos, no puede pecar por exceso, ni por defecto, con relación a los hechos sometidos a
su juzgamiento (Molina Quiroga, Eduardo, "El denominado principio de congruencia como límite
a las facultades del juez", LA LEY 2004-B, 953). En nuestra Provincia está contemplado en el art.
90 inc. 4 del C.P.C. el que prevé que la sentencia debe contener decisión expresa y precisa, total o
parcialmente positiva o negativa, sobre cada una de las acciones y defensas deducidas en el
proceso o motivo del recurso. En sentido coincidente el art.165 inc 3 exige que la demanda debe
contener ``La designación precisa de lo que se demanda con indicación del valor reclamado o su
apreciación si se tratare de bienes.
En el caso, y tal como lo apunta la Juez de primera instancia, la pretensión de fijación de la
recompensa aludida recién fue introducida al momento de alegar, razón por la que en virtud del
principio mencionado, al no haber integrado la relación procesal originaria, la cuestión no
puede ser analizada en la sentencia, debiendo en todo caso plantearse por la vía que
corresponda y cumplimentándose el debido contradictorio. En este sentido se ha resuelto que ``la
litis se integra con las pretensiones de la accionante y las defensas de la contraria,
produciéndose entre otros efectos, que de esa forma quedan fijadas las cuestiones sometidas al
pronunciamiento del órgano jurisdiccional. Los principios de igualdad, bilateralidad y equilibrio
procesal, fundados en la grantía del debido proceso y en la inviolabilidad de la defensa en juicio,
son el basamento a su vez del principio de congruencia, íntimamente relacionado con la "litis
contestatio": resulta arbitraria e incongruente la sentencia que resuelva cuestiones no
debatidas, por no haber integrado la relación procesal originaria (Expte.: 23039 - MENéNDEZ
DE DA DALT, MARíA SINDICATO DE VENDEDORES DE DIARIOS Y REVISTAS REPETICIó,
14/04/1997, - 4° CÁMARA EN LO CIVIL - PRIMERA
CIRCUNSCRIPCIÓN, LA140-202). Y que ``por aplicación del principio de congruencia y en aras de
no vulnerar el derecho de defensa, una vez trabada la litis, el accionante no puede modificar lo
que fuera en un primer momento el objeto de su pretensión (Expte.: 50791 - SQUADRITO,
CARMELO FRANCISCO C/ ROBLES CAMARGO, STELLAMARIS Y OTS. S/ EJECUCIÓN TÍPICA
(COBRO DE ALQ.), 01/07/2014, 5° CÁMARA EN LO CIVIL – PRIMERA CIRCUNSCRIPCIÓN) .
5) Resta analizar el agravio relativo a la imposición de costas, las que considero deben
mantenerse en el orden causado. Los ordenamientos procesales reconocen dos sistemas en
materia de costas:1) el sistema automático, que funda la condena en la derrota procesal,
encontrándose algunas modalidades según la instancia o las características del proceso; se parte
del presupuesto objetivo de la derrota, de manera que la sentencia debe contener una decisión
expresa en tal sentido. 2) el sistema de albedrío judicial que sienta el principio de que las costas
se impondrán al litigante de mala fe o temerario, pero deja la apreciación casuística de la norma
al criterio del juzgador, con la consiguiente facultad de no imponer las costas cuando se estime
que el vencido procedió de buena fe ( Gozaíni, Osvaldo A., ``Costas procesales , Ediar, Bs. As.,
2007,Vol I, p. 39).
Nuestro código procesal local adopta el primer sistema. Las costas deben ser soportadas por el
perdidoso, no se imponen como sanción sino como resarcimiento de los gastos provocados por el
litigio, los que deben ser reembolsados con independencia de la buena o mala fe del litigante.
Así se ha dicho que ``el principio general contenido en nuestra legislación procesal se asienta en
el criterio objetivo de la derrota. Quien pierde afronta las costas (art. 36 inciso primero del
Código Procesal Civil). El inciso segundo de la norma establece una aparente excepción al
principio, pues al hablar de vencimiento recíproco, aunque las costas puedan ser dispuestas en el
orden causado, el fundamento sigue siendo el del vencimiento. Aún en el caso de que las costas
provengan de una nulidad de procedimiento -las que deben ser soportadas, en principio, por
quien la ocasionó- la excepción contenida en el inciso tercero del artículo 36, carga las costas a
la parte que se opone a la nulidad y resulta vencida. El inciso cuarto del artículo involucrado no
hace excepción al principio general, sino que añade responsables por las costas. Por último, el
inciso quinto establece una verdadera excepción y vuelca las costas sobre el vencedor o las
distribuye en el orden causado ``cuando resulte evidente que el contrario no dio motivo a la
demanda o articulación, y se allanó de inmediato (Expte.: 32145 - M. A. - C/D. F. P/MEDIDA
TUTELAR Fecha:24/05/2007-AUTO- Tribunal: SEGUNDA CáMARA CIVIL - PRIMERA
CIRCUNSCRIPCIóN Magistrados: GIANELLA - VARELA DE ROURA MARSALA Ubicación: LA110
047).
En el supuesto en examen la parte actora solicita se incluyan en la liquidación de la sociedad
conyugal no solo el bien inmuble que la sentencia declara ganancial disponiendo su liquidación,
sino también un automotor, como asimismo, al momento de alegar, peticiona que se declare la
existencia de una recompensa a su favor por la renta percibida por ese inmueble o en su caso se
lo compense por el uso exclusivo que aduce hace la demandada. El demandante sólo triunfó
respecto de las primeras pretensiones, habiéndose diferido la cuestión atinente al automotor y
desestimado el pedido de compensación, por lo que corresponde imponer las costas por lo que
prospera la demanda, esto es la liquidación del bien inmueble de calle Astorga a la demandada, y
por lo que se rechaza (fijación de recompensa) a la parte actora.
Los Dres. Ferrer y Politino adhieren por sus fundamentos al voto que antecede.
A LA SEGUNDA CUESTION LA DRA. CARLA ZANICHELLI DIJO:
Atento el resultado del recurso planteado, el que prospera en forma parcial, las costas de la
Alzada deben ser soportadas en el orden causado.
Los Dres. Politino y Ferrer adhieren por sus fundamentos al voto que antecede.
Con lo que se dio por terminado el presente acuerdo procediéndose a dictar la parte resolutiva
de la sentencia, la que se inserta a continuación:
SENTENCIA:
Mendoza, 4 de junio de 2.015.-
Y VISTOS:
Por lo que resulta del presente acuerdo el Tribunal,
RESUELVE:
I.- Hacer lugar parcialmente al recurso de apelación interpuesto a fs. 113 en contra de la
sentencia recaída a fs.104/106 la que se modifica dejándose sin efecto el último párrafo del
capítulo V.- de los considerandos y el punto 5) de la parte dispositiva, modificándose los puntos
4) y 6) los que quedan redactados como sigue: ``4) Una vez firme la presente vuelva a despacho a
fin de fijar audiencia a la que deberán concurrir las partes a los efectos previstos en el art. 322
inc. 2° del C.P.C. .6) Imponer las costas por lo que prospera la demanda (liquidación del bien
inmueble de calle Astorga a la demandada), y por lo que se rechaza (fijación de recompensa) a la
parte actora (arts. 35 y 36 del C.P.C.) . II.- Imponer las costas de alzada en el orden causado. III-
Diferir la regulación de honorarios hasta tanto se practique la de primera instancia. CÓPIESE.
REGÍSTRESE. NOTIFÍQUESE. Dra. Carla Zanichelli, Juez de Cámara - Dr. Germán Ferrer, Juez de
Cámara - Dra. Estela Inés Politino, Juez de Cámara.
CASO 6
Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Minas, de Paz y Tributaria de Mendoza, Sala
Segunda, “G. A. M. c/ M. H. T. Ordinario”, de fecha 1 de febrero de 2016. Cita: MJ-JU-M-
96924-AR | MJJ96924.
Sumario:
1.-La sentencia de grado es ajustada a derecho en cuanto interpreta que la utilización por parte
del marido del poder otorgado varios años antes, dando el asentimiento conyugal genérico por
parte de la actora, fue utilizado por el demandado para defraudar la ganancialidad, al aportar
en propiedad a la sociedad el inmueble rural, en una situación de desavenencias conyugales
previas a un juicio de separación.
2.-El fraude a la sociedad conyugal consiste en toda maniobra de un cónyuge que, valiéndose de
la celebración de negocios jurídicos, tiene por objeto burlar las legítimas expectativas del otro
cónyuge a participar en la división por mitades de los bienes gananciales.
3.-El resultado contrario a derecho que persigue el defraudador es el de sustraerse a la regla de
la partición por mitades de los bienes gananciales dispuesta en el art. 1315 desde la redacción
primigenia del CCiv., caracterizando al régimen argentino como régimen de comunidad; así,
afecta a los gananciales que existen en el patrimonio de uno y otro cónyuge a la fecha de la
extinción del régimen patrimonial matrimonial que se produce entre ellos con o sin
retroactividad según la causal operante.
En la ciudad de Mendoza, a un día de febrero de dos mil dieciséis se reúnen en la Sala de
Acuerdos de la Excma. Cámara Segundo de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Minas, de Paz y
Tributario, los Sres. Jueces titulares de la misma Dres. María Teresa Carabajal Molina, Silvina
Del Carmen Furlotti y Gladys D. Marsala, y traen a deliberación para resolver en definitiva la
causa N° 35.875/51.285, caratulados: "G. A. M. C/ M. H. T. P/ ORDINARIO0" originaria del
Segundo Juzgado de Familia de San Martín, Tercera Circunscripción Judicial, venida a esta
instancia en virtud de los recursos de apelación interpuestos a fs. 478, por la parte actora y a fs.
482 por Las Meladas SA y por Marcelo H. T., contra la sentencia de fecha 26 de marzo de 2014,
obrante a fs. 454/461 y su aclaratoria de fs. 469, la que decidió: hacer lugar a la demanda
iniciada por María G. contra M. H. T., Las Meladas SA, Carlos F. Chamorro y Rafael S. Calile en
consecuencia declarar la nulidad de las transferencias de acciones; no hacer lugar a la excepción
de falta de legitimación pasiva interpuesta por Las Meladas SA, imponer las costas a la parte
demandada vencida y diferir la regulación de los honorarios a los profesionales intervinientes.
Habiendo quedado en estado los autos a fs. 549, se practicó el sorteo que determina el art. 140
del C.P.C., arrojando el siguiente orden de votación: Dres. Furlotti, Marsala y Carabajal Molina.
De conformidad con lo dispuesto por el art. 160 de la Constitución de la Provincia, plantearonse
las siguientes cuestiones a resolver:
SOBRE LA PRIMERA CUESTIÓN, LA DRA. FURLOTTI DIJO:
1. A fs. 478 interpone recurso de apelación la parte actora, por intermedio de apoderado, a fs.
482 hacen lo propio Las Meladas SA y Marcelo Héctor T. y a fs. 484 el demandado M. T., en
contra de la sentencia que rola a fs.454/461, y aclaratoria de fs. 469, que hace lugar a la
demanda, rechaza la excepción de falta de legitimación pasiva, impone costas y difiere la
regulación de honorarios.
Para así decidir, en lo que ha sido materia de agravios, la Sra. Jueza tiene en cuenta que la Sra.
Gómez demanda por separación de bienes conjuntamente con las acciones por actos
perjudiciales a la sociedad conyugal contra M. T., Marcelo T., "Las Meladas SA", Chamorro y
Calile. Señala, la actora, que ante las desavenencias entre los cónyuges Gómez y T., éste último
comenzó a realizar una serie de actos tendientes a elimina ficticiamente el bien raíz mayor de la
sociedad conyugal, que es ganancial, ubicado en San Luis, dedicado a la producción agrícola
ganadera, adquirido el 5 de agosto de 1988. El 5 de octubre de 2000, por escritura pasada ante
Chamarro, M. T. constituye con su hijo Marcelo una sociedad anónima llamada "Las Meladas
SA", el capital social estaba compuesto por 5.500 acciones, 200 de Marcelo y 5.300 de M., las
acciones de M. se integran mediante la transferencia del dominio del inmueble mencionado. Para
lo cual utiliza un consentimiento genérico otorgado el 6 de diciembre de 1973. Que luego
traspasa 3.380 acciones a su hijo Marcelo, conservando 2.120 que luego transfiere a Chamarro y
Calile, prestanombres, a razón de 1.600 acciones a cada uno, los que a su vez le transfieren a
Marcelo que queda con 5.300 acciones y M. con las 200 recibidas de su hijo. Todos estos pases
son simulados con el propósito de burlar los derechos de la sociedad conyugal.
Luego de una serie de actuaciones procesales, los demandados, M. T., Chamorro y Calile se
allanan.
Posteriormente se produce la prueba, las partes alegan y la Sra. Jueza dicta sentencia, en virtud
de las siguientes consideraciones: Que el Sr. M. T. constituye con su hijo Marcelo una sociedad
anónima llamada "Las Meladas SA", titulariza la mayoría de las acciones y aporte un bien
ganancial a la sociedad, utilizando un asentimiento anticipado de su cónyuge. Luego enajena la
casi totalidad de acciones a Chamorro y Calile y éstos a su vez transfieren a Marcelo T. Todos
estos actos son atacados por la actora.
Rechaza la excepción de falta de legitimación pasiva interpuesta por Las Meladas SA. Analiza el
fraude entre cónyuges y la sociedad comercial como instrumento de fraude entre cónyuges.
Luego ingresa en la validez del asentimiento conyugal genérico y anticipado. Explica que son los
actos simulados y la acción de simulación. Todo ello desde la doctrina y la jurisprudencia.
De acuerdo con lo expuesto, entiende que en el contexto que se constituye la sociedad "Las
Meladas SA", el 5 de octubre de 2000, por escritura pública n. 185, pasada ante el Esc. Chamarro,
M. T. constituye con su hijo Marcelo una sociedad anónima llamada "Las MeladasSA", el capital
social estaba compuesto por 5.500 acciones, 200 de Marcelo y 5.300 de M., las acciones de M. se
integran mediante la transferencia del dominio del inmueble rural de igual nombre ubicado en
la Provincia de san Luis. Que en el año 2002, la Sra. Gómez plantea demanda de separación
personal y medidas precautorias.
La magistrada entiende que en el contexto en que se constituye la sociedad, la inexistencia de
prueba acabada de la motivación para la constitución y movimiento de la misma, hacen
sospechas que ante la inminencia de separación, se quiso sustraer un bien de la masa partible.
Que del juicio de separación personal, surge que es un matrimonio de muchos años en donde el
esposo se ocupaba de los negocios y la esposa del cuidado del hogar, al margen de los mismos.
Refiere, la Sra. Jueza, que otro tema es el de las enajenaciones de acciones realizadas por el Sr.
M.T., desde octubre de 2002 a agosto de 2003, según el libro de Registro de Accionistas.
Que todas las transferencias de acciones se efectúan en pleno conflicto matrimonial, la demanda
de separación personal se inicia el 12 de marzo de 2002 y la sentencia definitiva la dicta la
SCJMza el 17 de diciembre de 2008. Se revoca el asentimiento conyugal genérico el 23 de octubre
de 2001 y toma conocimiento de la transmisión de acciones el 28 de mayo de 2007, ver fs. 149. A
ello agrega la innecesariedad de la demandada de enajenar la casi totalidad de las acciones, la
relación profesional y de amistad con Calile y Chamorro, el parentesco con Marcelo. No existen
instrumentos que acrediten dichas transferencias, no se ha probado la capacidad económica de
Marcelo. De todo ello concluye, la juzgadora, que el caso encuadra como fraude entre cónyuges
valiéndose de sociedades, habiéndose utilizado la sociedad como instrumento para defraudar
normas imperativas del derecho de familia. Que la circunstancia de haber transferido la casi
totalidad de acciones, abusando de un poder otorgado muchos años antes, el hecho de que
Chamorro y Calile reconocieran la situación. Que todo sucediera mientras se encontraba en
trámite el juicio de separación, la llevan a concluir que existió simulación, ilícita y absoluta, al
solo efecto de defraudar a la cónyuge con la finalidad de evitar dividir por mitades los bienes
gananciales. Por ello, entiende que corresponde declarar nulos los actos de transmisión de
acciones, es decir, ineficaces respecto de las partes por reputarlos simulados y a la constitución
de la sociedad un acto en fraude a la ganancialidad y, en consecuencia inoponible. En la
aclaratoria de fs. 469, la Sra. Jueza explica que la inoponibilidad alcanza al aporte realizado y
rechazarlo en cuanto al pedido de reintegro y reinscripción.
2. A fs. 521/523 expresa agravios la parte actora, por intermedio de apoderado. Señala que
surge evidente que todos los actos realizados por M. T. y Marcelo T. configuran un fraude para
descapitalizar la sociedad conyugal en perjuicio de la esposa y madre. La certeza surge de los
allanamientos de fs. 287/289 de tres copartícipes, salvo Marcelo T. Su única queja radica en la
incoherencia entre los considerandos y el resolutivo, por cuanto una sociedad simulada en
fraude y violación al art. 1277 CC, tiene como sanción la nulidad. Por ello es inaceptable que la
constitución de la sociedad "Las Meladas" se declare inoponible y no nula. De la aclaratoria
parecería que ello respondería a la protección de terceros. La falta de asentimiento conyugal es
causal de nulidad y no de inoponibilidad. Lo que implica que el bien retorne a la sociedad
conyugal, se deje sin efecto la registración y finalmente se liquide.
3. A fs. 525/529 expresan agravios los codemandados "Las Meladas SA" y Marcelo Héctor T., por
intermedio de apoderado sostiene que la sentencia es nula por cuanto omite prueba
fundamental que de haber sido valorada correctamente la solución hubiese sido otra. No analiza
el testimonio de la Sra. Zavala de fs. 422, quien vivió en el campo como pareja de un trabajador.
Del testimonio surge que la Sra. Gómez conocía de larga data la constitución de la sociedad y el
manejo de los negocios de su marido. La sentencia omite considerar que la trasferencia del
inmueble referido fue realizada conforme las prescripciones que la ley manda.
El asentimiento conyugal fue prestado en debida forma, a través de poder a favor del cónyuge.
Además, señala que la resolución se excede al declarar la nulidad de los actos de transmisión, era
suficientemente protectorio la declaración de inoponibilidad de la constitución de la sociedad.
Ello surge de los considerandos, pero no se refleja en el resolutivo. Se produciría un
enriquecimiento sin causa a favor de la actora y del Sr. M. T. La nulidad de la transmisión de las
acciones resulta particularmente grave para Marcelo T.
4. A fs. 531/534 expresa agravios el codemandado M.T., por intermedio de apoderado, quien
solicita se modifique la sentencia atacada y declare la nulidad de la transferencia del inmueble.
Es contradictorio declarar la inoponibilidad de la constitución de las Meladas SA, cuando la
sanción correspondiente es la nulidad.
5. A fs. 536/539 contestan agravios Las Meladas SA y Marcelo Héctor T.; a fs. 541/543 la actora y
a fs. 546 M. T . 6. A. Que conforme a lo establecido por el art. 141, inc. III, del C.P.C., corresponde
pronunciarse respecto al planteo de nulidad efectuado por los recurrentes "Las Meladas SA" y
Marcelo T. sostienen que la sentencia es nula por cuanto omite prueba fundamental
(testimonial) que de haber sido valorada correctamente la solución hubiese sido otra.
Estimamos que este error no es vicio de nulidad porque "el juez no está compelido a analizar
todos los elementos de prueba que se hayan incorporado en la causa para tornar válida su
sentencia. Basta que elija los que cree definitorios y apoye su decisión en ellos. Si tal elección es
errónea, o la merituación que efectúe el decisor es errónea, discutible y aún encuadrable en los
diversos supuestos de la arbitrariedad propia de los recursos extraordinarios y no del recurso de
apelación, en la medida en que se haya respetado el derecho de defensa y cuente el tribunal de
alzada con todos los elementos necesarios para decidir conforme a su visión de la causa, no
corresponde la declaración de nulidad de la sentencia, sino el reparo de los agravios a través de
la apelación. (Expte: 32805 P.V. C/P.S. P/DIV. CONTENCIOSO, 13082008, LS 119 126). En el caso
de autos se ha respetado el derecho de defensa del apelante y ha ofrecido, y se ha producido, la
prueba que hace a su derecho, no existe necesidad de anular etapas del procedimiento conforme
lo expresado anteriormente y se cuentan con todos los elementos para analizar la justicia del
caso.
B. De la lectura de los tres libelos recursivos y sus respectivas contestaciones surge que los
agravios son: eficacia, o no, del acto de transmisión del inmueble a la sociedad en donde el
asentimiento conyugal fue prestado por poder otorgado al marido muchos años antes, el cual fue
utilizado para defraudar la ganancialidad, luego, en caso de que dicho acto sea ineficaz se
cuestiona si la sanción es la inoponibilidad o la nulidad del mismo. Por último, Marcelo T. y "Las
Meladas SA" cuestionan la declaración de nulidad de las diversas transmisiones de acciones, lo
que provocaría un enriquecimiento sin causa a favor de la actora y del Sr. M. T., en caso de
mantenerse la declaración e ineficacia del inmueble aportado a la sociedad.
a. Aplicación de la ley en el tiempo. El art. 7 del CCyC, al igual que el art. 3 del CC, establece dos
principios rectores, como dice Moisset de Espanés, "que inspiran a nuestro derecho transitorio, a
saber:1) irretroactividad de la ley; 2) efecto inmediato". (p. (Moisset de Espanés, Luis, "La
irretroactividad de la ley y el nuevo art. 3 código Civil (derecho transitorio), Universidad
Nacional de Córdoba, 1976, p. 59). A ello cabe agregar que cabe distinguir entre la constitución,
modificación o extinción de situaciones jurídicas y sus consecuencias. Las normas relativas a la
validez o invalidez de los actos generadores de las relaciones jurídicas deben juzgarse por la ley
vigente al momento de su celebración o nacimiento. Kemelmajer explica que los arts. 456 y 462
del CCyC presentan algunas diferencias respecto al artículo 1277 del CC". Y agrega que: "Estas
normas se aplican en forma inmediata a todos los matrimonios, cualquiera sea la fecha de
celebración, pero los actos jurídicos celebrados con anterioridad no pueden ser afectados. O sea,
la venta de las cosas muebles anteriores a agosto de 2015 no puede ser atacada con fundamento
en esta norma, sin perjuicio de que se invoquen otras causales de ineficacia como puede ser la
simulación o el fraude." (Kemelmajer de Carlucci, "La aplicación del Código Civil y Comercial a
las relaciones y situaciones jurídicas existentes", Rubinzal Culzoni, Bs.As., 2015, p.139).
b. En primer lugar, se critica a la sentencia en crisis porque entiende que ha existido fraude
cometido por el cónyuge T. en perjuicio de su cónyuge Gómez al haber utilizado un asentimiento
conyugal genérico y anticipado, otorgado varios años, para aportar en propiedad un inmueble a
la sociedad demandada. Sabido es que el requisito del asentimiento conyugal dispuesto en el
artículo 1277 CC salvaguarda el derecho del cónyuge no titular. Durante la vigencia del Código
Civil velezano se discutía la validez de los asentimientos genéricos y anticipados. La Sra. Jueza se
inclina a favor de la postura que le quita eficacia a esta forma de prestar el asentimiento
conyugal lo relaciona con el fraude a la ganancialidad, dadas las especiales características de la
causa que detalladamente describe. Por mi parte, entiendo que esta corriente doctrinal y
jurisprudencial es la que mejor protege al cónyuge no disponente, en este caso teniendo en
cuenta las particularidades del caso detalladas en considerandos anteriores. Esta postura es la
que se incorpora en el art. 457 CCyC: "requisitos del asentimiento. En todos los caso en que se
requiere el asentimiento del cónyuge para el otorgamiento de un acto jurídico, aquél debe versar
sobre el acto en sí y sus elementos constitutivos". A. Peracca explica que: "La norma pone fin a la
discusión mantenida bajo el imperio del CC, relativa a la posibilidad de que uno de los cónyuges
otorgue asentimiento general anticipado por los actos que habrá de realizar el otro al prohibir
tal posibilidad frente al establecimiento de que el asentimiento ha de ser otorgado respecto de
cada acto en particular. En la práctica, ello lleva a un resultado positivo: se traduce en una más
acabada protección hacia el cónyuge no disponente, quien podrá así formar un juicio propio con
la mayor cantidad de elementos posibles que le permitan decidir, de un mejor modo, respecto a
la conveniencia de brindar el asentimiento que le es solicitado." (Peracca, A., comentario a los
artículos 401 a 723 en "Código Civil y Comercial de la Nación comentado", Caramelo, Gustavo
Marisa Herrera Gustavo Caramelo Sebastián Picasso, (directores), www.infojus.com.ar, T.II,
2015). También, en la legislación actual (no aplicable en esta causa), es clara la sanción ante la
omisión del asentimiento (arts. 470 que remite a los arts. 456 a 459 CCyC). En el caso, el cónyuge
demandado utilizó el asentimiento general y anticipado otorgado por su esposa, para aportar en
propiedad un inmueble de su titularidad, para constituir la sociedad "las Meladas SA", siendo sus
únicos socios el cónyuge y su hijo. Ello se realiza en el año
2.000, el asentimiento genérico fue prestado en el año 1973, en el año 2001 se revoca el
asentimiento genérico, en el año 2.000 el padre transfiere la casi totalidad de las acciones a dos
personas de su confianza, que se allanan a la demanda, y ellos a su hijo Marcelo. La demanda de
separación personal es iniciada en el año 2.002. Todo ello demuestra que el aporte en propiedad
del inmueble a la sociedad se realizó en un contexto de dificultades matrimoniales que
originaron un juicio de separación personal. No surge del expediente que la actora haya tenido
conocimiento de los negocios de su cónyuge, como sostienen los apelantes Marcelo T. y Las
Meladas SA., al hacer referencia a la falta de consideración del testimonio de Zavala. Del análisis
de la testimonial de la Sra. Zavala (fs. 422) no se advierte, como sostiene la apelante, que la Sra.
Gómez tuviera un conocimiento suficiente del negocio en cuestión. Es decir, de los dichos de la
testigo no surge que la actora supiera que dicho campo había sido aportado por su cónyuge a la
sociedad "Las Meladas SA", sino el testimonio sólo refiere a que la actora frecuentaba el campo,
que sabía que lo trabajan su cónyuge y su hijo. Pero, reitero, no hay referencias a la constitución
de la sociedad anónima entre padre e hijo y el aporte del inmueble. Ello así es fácil colegir, al
igual que la sentencia de grado en crisis, que el aporte del inmueble detallado en autos, en
propiedad a la sociedad "Las Meladas SA", ha sido en fraude a la cónyuge actora. Es claro que el
consentimiento genérico, más allá de las objeciones que en teoría se le pueden objetar bajo la
vigencia del Código Civil, fue utilizado para defraudar los derechos de la actora.
Es decir que la actora no solicita la ineficacia del negocio celebrado únicamente por haber sido
efectuado con dicho asentimiento genérico de dudosa validez, sino porque fue utilizado para
defraudar a la ganancialidad. Explica Méndez Costa que: "El resultado contrario a Derecho que
persigue el defraudador es el de sustraerse a la regla de la partición por mitades de los bienes
gananciales dispuesta en el artículo 1315 desde la redacción primigenia del Código Civil,
caracterizando al régimen argentino como régimen de comunidad. Afecta a los gananciales que
existen en el patrimonio de uno y otro cónyuge a la fecha de la extinción del régimen patrimonial
matrimonial ("disolución de la sociedad conyugal") que se produce entre ellos con o sin
retroactividad según la causal operante." Méndez Costa, María Josefa, "Revista de Derecho
Privado y Comunitario", Tomo: 1996 12. Derecho de Familia Patrimonial, RC D 744/2012).
Por lo expuesto, entiendo que no asiste razón a los apelantes, "Las Meladas SA" y Marcelo Héctor
T. en este aspecto.Ello así la sentencia de grado es ajustada a derecho en cuanto interpreta que
la utilización, por parte del marido, del poder, otorgado varios años antes, dando el asentimiento
conyugal genérico por parte de la actora, fue utilizado por el demandado M. T. para defraudar la
gA.ncialidad, al aportar en propiedad a la sociedad el inmueble rural, en una situación de
desavenencias conyugales previas a un juicio de separación. En este sentido se ha dicho que: "El
fraude a la sociedad conyugal consiste en toda maniobra de un cónyuge que, valiéndose de la
celebración de negocios jurídicos, tiene por objeto burlar las legítimas expectativas del otro
cónyuge a participar en la división por mitades de los bienes gA.nciales (art. 1.315 del Cód. Civil).
O sea, como lo enseña Alberto Gowland, es "toda maniobra tendiente a torcer el resultado
igualitario de la partición" (conf. "El fraude todo lo corrompe" comentario a fallo de la C. 1° Civ.
de San Isidro, Sala I, ED. 195253). ( 1°CCC, San Rafael, Expte.: 23213 L. N. S. C/ J. S. Y OTROS P/
ORDINARIO (ACCIÓN DE SIMULACIÓN), 09/02/2009, LA053457).
Ahora bien, establecido que el inmueble aportado a la sociedad fue efectuado en fraude a la
cónyuge actora, cabe analizar si la sanción es la nulidad, como pretenden los apelantes Gómez y
M. T., o por el contrario es la inoponibilidad tal como lo resuelve la sentencia y lo defiende la
parte apelada (Marcelo T. y "Las Meladas SA"). En esta cuestión, bajo la vigencia del Código Civil,
la doctrina y jurisprudencia, se encontraba dividida. La sentencia se enrola en el criterio de la
inoponibilidad del acto. Estimo que es acertada la postura adoptada en la sentencia en crisis por
cuanto protege los derechos a la gA.ncialidad del cónyuge defraudado, la sociedad comercial y
los derechos de los terceros.En este caso, para tratar de lograr la mejora solución cabe tener en
cuenta que existen diversos intereses a proteger, los de la cónyuge actora, los de la sociedad y los
terceros. En este sentido se ha dicho que: "Se advierte, entonces, que el fraude a través del uso de
formas societarias presenta un sinnúmero de dificultades, entre otras cosas, porque la solución
debe tener en cuenta no sólo los intereses del cónyuge defraudado sino los de la sociedad
comercial y de los socios que la componen; para lograrla, habrá que armonizar la aplicación de
normas del Derecho Civil, del Derecho de Familia y del ámbito societario." (Guerrero, María
Belén y Gramari, Cintia Elisa, "FRAUDE ENTRE CÓNYUGES A TRAVÉS DE LAS SOCIEDADES
COMERCIALES" Revista de Derecho Privado y Comunitario, Tomo: 2008 2. Sociedad conyugal II.,
RC D 732/2012). La declaración de inoponibilidad es la solución que consagra el art. 473 CCyC
cuando señala que: "fraude. Son inoponibles al otro los actos otorgados por uno de ellos dentro
de los límites de sus facultades pero con el propósito de defraudarlo". Peracca, antes citada,
explica que: "En la norma glosada, el CCyC regula un tipo especial de fraude el ocurrido entre
cónyuges, con el fin de impedir maniobras de las que un cónyuge intente valerse para evitar la
aplicación del régimen de comunidad, preservando la integralidad del patrimonio gA.ncial y que
no se defrauden los derechos indisponibles protegidos en el denominado "régimen primario"
entre ellos, el derecho a la vivienda familiar y el deber de contribución en proporción a sus
recursos (arts. 455 y 456 CCyC).De tal forma, se regula de manera expresa el fraude entre
cónyuges y, al igual que en los proyectos de reforma anteriores, se opta por la figura de la
inoponibilidad del acto al cónyuge defraudado.A diferencia de los proyectos mencionados, el
CCyC guarda silencio en cuanto al carácter que debe presentar el tercero (buena o mala fe) o el
acto (título gratuito u oneroso). Así, con independencia de estas circunstancias, el acto siempre
será inoponible." (Peracca, op. Cit.).
Estimo que haber declararlo la inoponiblidad del acto en fraude a la cónyuge es la solución que
mejor respeta todos los intereses en conflicto, por ello se rechazan las quejas en este aspecto.
c. La nulidad de las transmisiones de acciones. Los apelantes Marcelo T. y las Melasa SA se
quejan de la declaración de nulidad de la transferencia de acciones a favor de Marcelo por
cuanto constituiría un enriquecimiento sin causa a favor de la actora que ya obtuvo la
declaración de inoponibilidad del aporte del inmueble a la sociedad. Estimo que asiste razón a
los recurrentes en cuanto a que, al haber obtenido la actora la declaración de inoponibilidad del
aporte del inmueble a la sociedad, carece de interés jurídico en pedir la nulidad por simulación
de la transmisión de las acciones de parte de su cónyuge a su hijo Marcelo. Ello es así porque su
derecho a la gA.ncialidad vulnerado se ve debidamente resguardado al declarar inoponible el
acto y tener en cuenta estos valores al momento de la liquidación de la sociedad conyugal.
Entiendo que al haberse declarado inoponible el acto a la actora, ello ha sustraído la causa y el
interés que puedan justificar la procedencia de la acción de simulación. En este sentido
corresponde acoger la queja de los apelantes de Marcelo T. y "Las Meladas SA".
d. Conclusión:
Por todo lo expuesto, propongo al Acuerdo, rechazar los recursos de apelación de fs. 478
interpuesto por la parte actora y el recurso de fs. 484 incoado por el demandado M. T. Acoger
parcialmente el recurso de fs. 482, interpuesto por "Las Meladas SA" y Marcelo Héctor T., en
contra de la sentencia que rola a fs. 454/461, y aclaratoria de fs.469, y en consecuencia
modificar parcialmente el resolutivo n. I de la sentencia en crisis el que queda redactado del
siguiente modo: "I. Hacer lugar parcialmente a la demanda iniciada por.contra. y en
consecuencia declarar la inoponibilidad de la constitución.(copiar todo lo que sigue) y rechazar
la nulidad de transferencia de acciones. ASI VOTO.
Sobre la misma cuestión las Dras. Marsala y Carabajal Molina, dijeron que adhieren al voto que
antecede.
SOBRE LA SEGUNDA CUESTION, LA DRA. FURLOTTI DIJO:
Atento el resultado al cual se ha arribado, las costas de la instancia anterior cabe modificarlas e
imponerlas por lo que prospera la demanda a la demandada vencida y por lo que se rechaza a la
actora vencida (art. 4 ley 3641).
En la alzada las costas se imponen por los recursos de fs. 478 interpuesto por la parte actora y el
por el recurso de fs. 484 incoado por el demandado M. T., a los apelantes vencidos. (art. 36 CPC).
Por el recurso de fs. 482, interpuesto por "Las Meladas SA" y Marcelo Héctor T., por lo que
prospera a la parte apelada vencida y por lo que se rechaza a la apelante vencida. (art. 4 ley
3641). ASI VOTO.
Sobre la segunda cuestión las Dras. Marsala y Carabajal Molina, dijeron que adhieren al voto que
antecede.
Con lo que se dio por finalizado el presente acuerdo, procediéndose a dictar la sentencia que se
inserta a continuación.
SENTENCIA:
Mendoza, 1 de febrero de 2016.
Y VISTOS: Por lo que resulta del acuerdo precedente, el Tribunal
RESUELVE:
1) Rechazar los recursos de apelación de fs. 478 interpuesto por la parte actora y el recurso de fs.
484 incoado por el demandado M. T.
2) Acoger parcialmente el recurso de fs. 482, interpuesto por "Las Meladas SA" y Marcelo Héctor
T., en contra de la sentencia que rola a fs. 454/461, y aclaratoria de fs. 469, y en consecuencia
modificar parcialmente el resolutivo n. I de la sentencia en crisis el que queda redactado del
siguiente modo: "I. Hacer lugar parcialmente a la demanda iniciada por.contra. y en
consecuencia declarar la inoponibilidad de la constitución y rechazar la nulidad de transferencia
de acciones. Y el resolutivo n. III: Imponer las costas por lo que prospera la demanda a la
demandada vencida y por lo que se rechaza a la actora vencida (art. 4 ley 3641).
3) Imponer las costas de la Alzada por los recursos de fs. 478 interpuesto por la parte actora y el
por el recurso de fs. 484 incoado por el demandado M. T., a los apelantes vencidos. (art. 36 CPC).
Por el recurso de fs. 482, interpuesto por "Las Meladas SA" y Marcelo Héctor T., por lo que
prospera a la parte apelada vencida y por lo que se rechaza a la apelante vencida. (art. 4 ley
3641).
4) Diferir la regulación de honorarios hasta que existan elementos para ello.
NOTIFIQUESE Y BAJEN.
CASO 7
Ref.: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil Sala K, “C. C. S. c/ G. J. C. sobre liquidación
de sociedad conyugal” – ordinario, 29/09/14, Microjuris, MJ-JU-M-89935-AR | MJJ89935
Sumario:
1.-Corresponde revocar la sentencia apelada y por la tanto computar, al efectuarse las cuentas
de la liquidación de la sociedad conyugal, el crédito a favor del demandado por el pago que
realizó de las cuotas de la deuda prendaria que pesaba sobre el automóvil ganancial posteriores
a la disolución de la sociedad conyugal, pues el accionado realizó dichos pagos con fondos
personales, lo que origina derecho de recompensa a su favor.
2.-Resulta de la esencia del régimen de comunidad de gananciales que a su disolución se forme
una masa de bienes integrada por las adquisiciones no gratuitas, de uno y otro de los cónyuges,
realizadas desde la celebración del matrimonio hasta la disolución de la sociedad conyugal; es
esa masa común de ganancias netas, deducidas las pérdidas y gastos, lo que se divide por
mitades entre los esposos o sus sucesores.
3.-Las recompensas son indemnizaciones entre los cónyuges con el propósito de asegurar a
ambos esposos la exacta participación por mitades en los gananciales, igualdad que puede haber
resultado afectada por la gestión durante la comunidad tanto en detrimento de los bienes
gananciales y a favor de los propios, como en detrimento de los propios y a favor de los
gananciales.
4.-La teoría de las recompensas debidas entre los cónyuges o sus herederos en la liquidación de
la
sociedad conyugal no representa una pretensión restitutoria a favor de un cónyuge empobrecido
frente a otro enriquecido a través de su participación en la comunidad a liquidarse o viceversa;
su fundamento queda acogido normativamente en el art. 1218 del Cciv., en el sentido que toda
convención entre los esposos sobre cualquier otro objeto relativo a su matrimonio, como toda
renuncia del uno que resulte a favor del otro o del derecho a los gananciales de la sociedad
conyugal, es de ningún valor, de allí, que no admitiéndose en nuestro derecho convenciones
prematrimoniales que pudieran importar renuncia anticipada o previa al derecho a compensar,
operan en función del orden público.
5.-Se deberán recompensas o compensaciones siempre que la comunidad haya acrecido o se
haya beneficiado con valores en su origen propios de cualquiera de los cónyuges; también
procederán en los casos en que el patrimonio propio de uno de los cónyuges haya acrecido o se
haya beneficiado con valores en su origen gananciales.
6.-La presunción de ganancialidad también comprende las pérdidas sufridas y gastos y pagos
efectuados durante la vigencia del régimen de comunidad por uno u otro cónyuge, es decir, que
debe presumirse que todo pago o gasto realizado durante el matrimonio ha sido realizado en
beneficio de la comunidad, por lo que constituye una carga común.
7.-El cónyuge accionado abonó cuotas prendarias y canceló la prenda que gravaba un bien
ganancial, con dinero personal después de disuelta la sociedad conyugal, aunque todavía no
liquidada, por lo que no cabe duda que ha surgido un crédito a su favor por la redención del
gravamen de un bien ganancial, máxime cuando se ha probado que el crédito prendario
benefició a la comunidad.
8.-En el supuesto en que la comunidad acreció o se benefició con valores de origen propio de
cualquiera de los cónyuges, éstos deberán ser íntegramente restituidos al cónyuge que efectuó el
pago, gasto o inversión.
9.-Aun considerando que se está ante una comunidad de derechos entre los cónyuges sin
trascender a terceros, lo cierto es que al efectuar la partición y efectuadas las compensaciones
respectivas si las hubiera, el inmueble o el automóvil ganancial podrían adjudicarse de manera
diferente a la mencionada en la sentencia, en la que sólo se decidió si dichos bienes tenían el
carácter ganancial o propio, por otra parte, como etapa posterior a la determinación del
carácter de los bienes y de las compensaciones, los cónyuges pueden ponerse de acuerdo sobre el
modo de operar la partición, y si no lo hacen la partición debe hacerse judicialmente como etapa
posterior a la actual, estableciendo un tasador y partidor a los efectos de ser posible la partición
en especie.
TEXTO COMPLETO: En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los 29 días del mes de setiembre
de 2014, hallándose reunidos los Señores Vocales de la Sala K de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil de la Capital Federal, a fin de entender en el recurso de apelación
interpuesto en los autos: "C., C. S. contra G., J. C. sobre Liquidación de sociedad conyugal.
Ordinario", habiendo acordado seguir en la deliberación y voto el orden del sorteo de estudio la
Dra. Lidia Beatriz Hernández dijo:
I.- La cuestión litigiosa.
La sentencia de fs. 410/ 416 hizo lugar parcialmente a la demanda promovida por C. S. C. contra
J. C. G. por liquidación de la sociedad conyugal disuelta como consecuencia del divorcio
decretado en los autos respectivos. En consecuencia, 1) Asignó el carácter de bien propio de la
actora al inmueble de la calle Moreno 1948, 5° piso, letra "C", unidad funcional n° 28; 2)
Reconoció el carácter propio, en condominio de ambas partes, del inmueble de Adolfo Alsina
2256/60/68, piso 12, letra "G", de la Ciudad de Buenos Aires; 3) Consideró como bien ganancial a
las unidades funcionales de cochera y baulera adquiridas por las partes en el edificio ubicado en
la calle Adolfo Alsina 2256/60/68, de la Ciudad de Buenos Aires; 4) También consideró
ganancial el automóvil marca Alfa Romeo, modelo 146 TD 2.0-1999, Sedán cinco puertas,
dominio DAU 370; 5) Reconoció a favor de la actora un crédito por el 20,78% de las sumas que
abonó desde el 20 de febrero de 2003, según informe de fs. 302/309, con más los intereses
señalados en el considerando XI). Las costas las impuso en el 70% a la actora y en el 30% al
demandado, con excepción de los honorarios correspondientes al perito arquitecto, que impuso
en su totalidad a la demandante (conf. art.71 del Código Procesal). Difirió la regulación de los
honorarios hasta que se determine el valor económico comprometido.
Apela sólo el demandado, quien expresó agravios a fs. 443 y vta, los que no fueron contestados.
El actor se agravia de la sentencia porque el juez de la instancia anterior no hizo lugar a la
compensación de las cuotas de la prenda contraída en relación al automóvil Alfa Romeo,
dominio DAU 370, de carácter ganancial abonadas por su parte con posterioridad al 20 de
febrero de 2003, fecha de la disolución de la sociedad conyugal. En este sólo aspecto fue
cuestionada la sentencia, por lo que se encuentra firme en lo que atañe a la calificación de los
restantes bienes y al crédito reconocido a la mujer.
Tampoco existe divergencia en autos respecto del carácter ganancial del automóvil. El litigio se
limita a la recompensa no reconocida a favor del marido.
II.- El derecho a recompensa Como es sabido, resulta de la esencia del régimen de comunidad de
gananciales que a su disolución se forme una masa de bienes integrada por las adquisiciones no
gratuitas, de uno y otro de los cónyuges, realizadas desde la celebración del matrimonio hasta la
disolución de la sociedad conyugal. Es esa masa común de ganancias netas, deducidas las
pérdidas y gastos, lo que se divide por mitades entre los esposos o sus sucesores.
También es sabido que durante el régimen cada uno de los cónyuges administra y dispone de su
masa de administración compuesta de bienes propios y gananciales y que además, no puede
reconocerse la categoría de acreedores sociales, sino que cada cónyuge responde por las deudas
que contrae con los bienes de su administración sean propios o gananciales. Como dice
Guastavino, existe una situación de interdependencia o relaciones recíprocas en el sentido que no
existe una insensibilidad absoluta entre el conjunto de bienes propios y el de bienes gananciales
del cónyuge (Autor citado, El sistema de indemnizaciones o recompensas de la sociedad
conyugal, en Revista de Ciencias Jurídicas y Sociales de Santa Fe, N° 98/99, p. 354, núm. 6). De
allí que, según se señalara, las relaciones interpatrimoniales establecidas por la vigencia de la
comunidad están regidas fundamentalmente por la idea de un equilibrio legal o convencional
que si bien se altera durante la vida matrimonial debe restablecerse a la disolución del régimen
(Planiol M. Y Ripert, J, Tratado práctico de Derecho Civil Francés, trad. Díaz Cruz, Habana 1946,
t VIII, núm.444). Precisamente el equilibrio entre los patrimonios se obtiene a la finalización de
la comunidad mediante las indemnizaciones y recompensas.
Las recompensas son indemnizaciones entre los cónyuges con el propósito de asegurar a ambos
esposos la exacta participación por mitades en los gananciales, igualdad que puede haber
resultado afectada por la gestión durante la comunidad tanto en detrimento de los bienes
gananciales y a favor de los propios, como en detrimento de los propios y a favor de los
gananciales. Entiendo al igual que Zannoni que la teoría de las recompensas debidas entre los
cónyuges o sus herederos en la liquidación de la sociedad conyugal no representa una pretensión
restitutoria a favor de un cónyuge empobrecido frente a otro enriquecido a través de su
participación en la comunidad a liquidarse o viceversa. Su fundamento queda acogido
normativamente en el art. 1218 del Código Civil, en el sentido que toda convención entre los
esposos sobre cualquier otro objeto relativo a su matrimonio, como toda renuncia del uno que
resulte a favor del otro o del derecho a los gananciales de la sociedad conyugal, es de ningún
valor. De allí, que no admitiéndose en nuestro derecho convenciones prematrimoniales que
pudieran importar renuncia anticipada o previa al derecho a compensar, operan en función del
orden público (Zannoni, Eduardo, Derecho de Familia, T I, p. 767, núm. 589).
En definitiva, dicho principio tiene su aplicación en la prohibición de donaciones entre cónyuges
(art. 1807, inc. 1 del Código Civil), por lo que se confiere acción para obtener restituciones o el
reconocimiento de créditos debidos en razón de la comunidad patrimonial existente durante el
matrimonio.
La doctrina argentina discrepa sobre la amplitud con que debe aceptarse la teoría de las
recompensas, Guastavino considera que para admitirla en un caso determinado es suficiente con
que resulte aplicable uno de los fundamentos jurídicos en que se apoyan y que se reúnan las
condiciones de viabilidad del pago (ob.cit. p. 343, núm.26); Zannoni estima que son debidas
siempre que se presenten los supuestos de hecho que las hacen procedentes ( ob.cit., T 1, núm.
544); Borda, las reconoce sólo cuando se trata de valores incorporados a los bienes o cuando de
no hacerlo se convalidaría una donación entre cónyuges (Tratado de Derecho Civil, Familia, T I,
núm. 473 bis); Mazzinghi opina que son recursos indispensables para mantener la integridad
patrimonial de los esposos y la equitativa división de los gananciales, pero que ha de evitarse un
funcionamiento indiscriminado que haga caótico el proceso de liquidación ( Derecho de Familia,
T II, núm. 354).
Desde ya cabe concluir que no puede interpretarse restrictivamente el derecho a recompensa
como lo piensa Borda, quien lo admite solamente en los casos expresamente reconocidos por el
Código Civil Entendemos que deben admitirse siempre que sea necesario restablecer la debida
composición de las masas patrimoniales propias de cada cónyuge, evitando que el haber propio
aumente a expensas del común o disminuya en beneficio de la masa ganancial. Así, se deberán
recompensas o compensaciones siempre que la comunidad haya acrecido o se haya beneficiado
con valores en su origen propios de cualquiera de los cónyuges. También procederán en los casos
en que el patrimonio propio de uno de los cónyuges haya acrecido o se haya beneficiado con
valores en su origen gananciales.
III.- La recompensa del pago de las cuotas de la deuda prendaria que gravaba el automóvil
ganancial.
El actor se queja por la falta de reconocimiento del crédito que ha probado respecto de las
cuotas que pagara de la deuda prendaria del automóvil ganancial, durante la indivisión
poscomunitaria hereditara y que ha solicitado al contestar la demanda. En la sentencia, si bien
se ha reconocido que el actor probó los pagos que efectuó, no se acogió el reclamo pues se
consideró que el actor no reconvino al respecto.
La presunción de ganancialidad también comprende las pérdidas sufridas y gastos y pagos
efectuados durante la vigencia del régimen de comunidad por uno u otro cónyuge. Es decir, que
debe presumirse que todo pago o gasto realizado durante el matrimonio ha sido realizado en
beneficio de la comunidad, por lo que constituye una carga común. Como se ha dicho impera
aquí -como el anverso y reverso de una medalla- la idea asociativa, que hace del matrimonio una
comunidad de adquisiciones, pero también una comunidad en el modo de soportar las cargas a
las que se refiere el art. 1275 del Código Civil (Belluscio, en Código Civil y leyes complementarias,
dirigido por Belluscio y coordinado por Zannoni, t 6, com. art. 1271, p. 135; Méndez Costa, María,
Las deudas de los cónyuges, p.215). Para estos autores es normal que los gastos realizados
durante el matrimonio sean comunes y resulta ilógico exigir prueba del destino dado a los
fondos, la que difícilmente se podrá suministrar, pues no es habitual que tales gastos se
documenten.
El cónyuge abonó cuotas prendarias y canceló la prenda que gravaba un bien ganancial, con
dinero personal después de disuelta la sociedad conyugal, aunque todavía no liquidada. No cabe
duda que ha surgido un crédito a su favor por la redención del gravamen de un bien ganancial,
máxime cuando se ha probado que el crédito prendario benefició a la comunidad. Cabe aclarar
que en el supuesto en que la comunidad acreció o se benefició con valores de origen propio de
cualquiera de los cónyuges, éstos deberán ser íntegramente restituidos al cónyuge que efectuó el
pago, gasto o inversión. En ese caso, en su hijuela se incluirá el crédito por la totalidad de la
inversión o pago efectuados, con las pautas del art. 1316bis del Código Civil.
Distinto es el supuesto en que el patrimonio propio de uno de los cónyuges hubiese acrecido o se
hubiese beneficiado con valores en su origen gananciales, el otro cónyuge tendrá derecho a
exigir que en su hijuela se le compute un crédito por el 50% de los bienes, fondos o valores de ese
origen empleados por el otro. Se toman en cuenta las bases de la partición de gananciales (art.
1315 del Código Civil) y entonces la recompensa sólo opera en la parte que al cónyuge acreedor
corresponde participar. Como la recompensa tiene su origen en fondos gananciales, el otro 50%
se reputará ya consumido por el cónyuge en cuyo beneficio se utilizaron (Zannoni, Derecho de
familia, T I, p 702, núm.551). También durante la indivisión poscomunitaria, como en el caso, los
pagos efectuados por uno de los cónyuges en beneficio de la indivisión, con fondos personales
generará un crédito a su favor.
En primer lugar y sólo a título de aclaración porque no se encuentra apelado en este sentido
debo destacar que la indivisión poscomunitaria es la situación en la que se halla la masa de
gananciales desde la disolución de la sociedad conyugal hasta la partición. Sobre esa masa
tienen un derecho de propiedad indiviso, por partes iguales, los dos cónyuges si la disolución se
ha producido en vida de ambos, sustituidos por los sucesores universales de uno u otro si la
disolución deriva de la muerte de alguno de ellos. Todo, sin perjuicio de las recompensas que
pueden haber surgido durante el régimen y que se traducen en créditos a favor de cada cónyuge
o de la comunidad al efectuarse la liquidación.
Como se advierte, cada cónyuge participa por mitades en la masa de indivisión pero ello no se
traduce en un condominio sobre cada bien individualmente considerado. En definitiva, se genera
una auténtica comunidad de derechos a los efectos de la liquidación y partición de los bienes,
pero comunidad oponible entre los esposos para exigirse mutuamente las restituciones,
compensaciones, etc. y finalmente y sólo finalmente la partición por mitades de los bienes
conforme el art. 1315 (Zannoni, Eduardo, Derecho de Familia, T I, p. 627).
Salvo la opinión expuesta por Mazzinghi en el sentido que existe condominio sobre las cosas y
copropiedad sobre los bienes, la doctrina ha entendido que se trata de una universalidad como
Guaglianone o niegan que tras la disolución tenga lugar la formación de una masa indivisa de
bienes única, como Fassi y Bossert. Para esta última posición seguiría la distinción entre la masa
de gananciales de la mujer y los del marido.
De todas maneras no resulta procedente considerar un condominio sobre los bienes gananciales
individualmente considerados. El condominio exige la cotitularidad del dominio en partes
alícuotas sobre la cosa, la cual no acaece en el supuesto analizado. Si por analogía es procedente
aplicar algunas de las normas del condominio ello ocurre simplemente porque en nuestro Código
no se encuentra legislada la indivisión poscomunitaria, ni en general la comunidad de derechos.
En definitiva, aun considerando que se está ante una comunidad de derechos entre los cónyuges
sin trascender a terceros, siguiendo la posición de Zannoni, lo cierto es que al efectuar la
partición y efectuadas las compensaciones respectivas si las hubiera, el inmueble o el automóvil
ganancial podrían adjudicarse de manera diferente a la mencionada en la sentencia, en la que
sólo se decidió si dichos bienes tenían el carácter ganancial o propio.
Por otra parte, como etapa posterior a la determinación del carácter de los bienes y de las
compensaciones, los cónyuges pueden ponerse de acuerdo sobre el modo de operar la partición, y
si no lo hacen la partición debe hacerse judicialmente como etapa posterior a la actual,
estableciendo un tasador y partidor a los efectos de ser posible la partición en especie.
El cónyuge ha empleado fondos personales en el pago de una deuda ganancial ya disuelta la
sociedad conyugal, y solicita el reintegro de lo pagado, de acuerdo a lo manifestado en la
contestación de demanda, escrito en el que pide compensación.
IV.- La traba de la litis y la prueba del crédito reclamado.
Es cierto que el actor no promovió reconvención, pero a mi criterio, teniendo presente el
contenido de la demanda y contestación, así como el resto de la prueba producida de
conformidad con la parte actora, a la que más adelante me referiré, el rechazo de la
compensación solicitada por el actor desconoce la verdad jurídica objetiva acreditada en el
expediente y constituye un excesivo rigor formal.
En efecto, debe advertirse que la cuestión del pago de las cuotas del gravamen prendario sobre el
automóvil de carácter ganancial fue introducida por la actora en el escrito de demanda (véase
fs. 183 vta.), de la siguiente manera: " El automóvil marca Alfa Romeo fue adquirido por el
demandado durante la vigencia de la sociedad conyugal y el mismo se encuentra gravado con
una prenda, siendo el acreedor prendario Fiat Crédito Argentina S.A. venciendo la última cuota
el 7 de noviembre de 2004. Atento a que el automotor ganancial es administrado por el
demandado y se encuentra en su poder desconozco si en la actualidad dicho crédito se encuentra
pagado y si la prenda fue levantada. Por tanto solicito que el demandado rinda cuentas de su
gestión con dicho bien ganancial en esta etapa de liquidación y partición de la sociedad
conyugal, intimándolo para que indique si ha abonado las cuotas del crédito prendario y, en su
caso, las presente en autos". Agregó: "De la misma forma solicito se libre oficio al Registro de la
Propiedad Automotor y a Fiat Argentina S.A. para que informen sobre lo expuesto y establezcan
si existen deudas sobre el automotor. Asimismo se pedirá a la Dirección Gral. de Rentas y al
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para que informen si existen deudas de patentes o multas
sobre el mismo." Al contestar la demanda el esposo reconoce el carácter ganancial del
automotor Alfa Romeo 146 TD, dominio DAU 370, manifiesta que ha cancelado la prenda y
solicita se tenga en cuenta que ha continuado abonando la cuota respectiva con posterioridad a
la separación y hasta la cancelación de la prenda, compensando ello ampliamente el crédito
hipotecario que abonara su ex cónyuge.
Al determinar la prueba a producir en la audiencia fijada a fs.241 y proveyendo dicha prueba las
partes fueron contestes que la prueba versaría sobre los créditos que pudieran existir entre los
cónyuges derivados del pago de las cuotas por el crédito hipotecario que grava el inmueble
ubicado en la calle Alsina 2256, piso 12, departamento "G" y unidades funcionales de cochera y
baulera; la existencia y carácter de las deudas que graven el automotor ganancial, además la
prueba correspondiente al carácter de otros bienes.
Como bien dice el a quo en la sentencia (véase fs. 416), el automóvil Alfa Romeo, dominio DAU
370 fue adquirido por el Juan Carlos Gordillo el 26 de noviembre de 1999, después de la
celebración del matrimonio y con anterioridad a la separación de hecho de las partes, por lo que
se trata de un bien ganancial. Se constituyó al tiempo de adquisición una prenda a favor de Fiat
Crédito Argentina S.A. cuyas cuotas siguió abonando el demandado después de la separación y
hasta su total cancelación, según consta en el informe de fs. 242/246.
Pues bien, observo que el oficio librado al acreedor prendario lo fue a pedido de la propia actora
(conf. fs.221), corroborando que en todo el proceso esa parte consintió y avaló la determinación
del crédito a favor de ex cónyuge.
Advierto además que esa parte solicitó al demandado la rendición de cuentas de la
administración del bien ganancial que adquiriera durante la unión y del pago de las cuotas de la
deuda prendaria, petición aceptada por el demandado al contestar la demanda.
Es sabido que reconocida la obligación de rendir cuenta, la segunda etapa tiene por objeto la
presentación de las cuentas, su justificación y la formulación de eventuales impugnaciones y
culmina mediante la sentencia que las aprueba o las rechaza, determinando en su caso el monto
del saldo activo, pudiendo eventualmente -si lo hay- entrar el proceso en una tercera etapa
tendiente al cobro de ese saldo por el procedimiento de ejecución de sentencia (Palacio, Derecho
procesal Civil, T IV, p. 263, letras b y c; CNCiv. Sala E, en c.387.708, del 3 de febrero de 2004 e
idem., octubre 15-2013, La Ley diario del 23 de diciembre de 2013).
Se advierte fácilmente que la parte actora no solo ha consentido sino que también ha
introducido el tema de los pagos efectuados por el demandado y de su obligación de rendir
cuentas, por lo que no se advierte que aceptar el reclamo de compensación cuando se han
acreditado los pagos, afecte el derecho de defensa de esa parte o exceda los términos de la litis.
El principio de congruencia se refiere exclusivamente a la forma en que los órganos
jurisdiccionales deben resolver las cuestiones que quedan sometidas a su decisión como
consecuencia de la articulación de la relación procesal (SCBA Ac. 26408 15 de mayo 1979). Al
decir de Guasp consiste en la conformidad que debe existir entre la sentencia y la pretensión o
pretensiones que constituyen el objeto del proceso más la oposición u oposiciones en cuanto
delimitan ese objeto (Derecho procesal civil, Madrid 1961, p.533).
En el sistema dispositivo que informa al proceso civil predomina el señorío de la voluntad de las
partes pues son éstas quienes fijan y determinan el objeto litigioso y aportan el material de
conocimiento (Díaz, Instituciones de derecho procesal, vol. I, p. 341, núm. 17).
Dichas directivas no son ajenas al procedimiento de la segunda instancia, desde que también son
las partes las que a través de la expresión de agravios, conocida como demanda de apelación
delimitan la potestad decisoria de la alzada (art. 260 y 272 CPr). Precisamente, el planteo del
demandado en esta instancia no fue rebatido por la contraria. Entender lo contrario implicaría
un excesivo rigor formal en cuanto a los términos de la pretensión.
Además, uno de los fundamentos del principio de congruencia está en la indefensión de las partes
en una materia que no fue objeto de litis, en autos no sólo no se afecta ningún derecho en tal
sentido, ya que, como hemos visto, fue la propia actora la que introdujo y produjo prueba al
respecto.
De allí que si de incongruencia cabe hablar, en ella se habría incurrido al omitir resolver la
cuestión planteada respecto de la compensación pretendida por el demandado. Es que la
decisión debe comprender todas las pretensiones, ha de ser plena; debe hacerlo contemplando
las que se hayan formulado en el juicio, esto es, ha de ser congruente con la forma como ha
quedado trabada la relación jurídica procesal (art. 34 inc. 4 del Código procesal).
La sentencia que otorga menos de lo pedido es congruente en la medida que el demandado haya
hecho valer tal límite. Será en cambio incongruente, si concede incluso menos de lo admitido por
el demandado, ya que si la pretensión del actor marca el límite máximo, la admisión parcial del
demandado marca el límite mínimo de la discrecionalidad del juzgador (Betti, Diritto
processuale civile, p.225 ). En este sentido cabe recordar que en ciertas situaciones una
pretensión puede llevar o traimplícita (Colombo-Kiper, Código procesal Civil y comercial de la
Nación, TII, p. 188).
Por otra parte, como ha sostenido la Corte Suprema de Justicia a partir del caso Colalillo del 18
de setiembre de 1957 (Fallos 238:550), es condición de validez de un fallo judicial que él sea
conclusión razonada del derecho vigente con particular referencia a las circunstancias
comprobadas en la causa. Que la condición necesaria de que las circunstancias de hecho sean
objeto de comprobación ante los jueces, no excusa la indiferencia de éstos respecto de su objetiva
verdad. Es en efecto exacto que, por lo regular, a fin de juzgar sobre un hecho, no cabe prescindir
de la comprobación del modo de su existencia, que en materia civil incumbe a los interesados. Y
también es cierto que esa prueba está sujeta a ciertas limitaciones, en cuanto a su forma y
tiempo, pues es exacto que de otro modo los juicios no tendrían fin. Sin embargo, el proceso civil
no puede ser conducido en términos estrictamente formales. No se trata ciertamente del
cumplimiento de ritos caprichosos, sino del desarrollo de procedimientos destinados al
establecimiento de la verdad jurídica objetiva, que es su norte... En caso contrario la sentencia no
sería aplicación de la ley a los hechos del caso, sino precisamente la frustración ritual de la
aplicación del derecho. En definitiva la renuncia consciente a la verdad es incompatible con el
servicio de justicia.
En el caso de autos se ha acreditado el pago y la cancelación de la prenda por parte del
demandado con bienes personales, por lo que deberá acogerse su reclamo de compensación al
efectuarse las cuentas de la liquidación de las sumas pagadas con posterioridad a la disolución
de la sociedad conyugal y durante la indivisión poscomunitaria, tal como fue peticionado.
Cuando con valores personales del cónyuge deudor se satisfizo la deuda prendaria que pesaba
sobre un bien ganancial de su administración, éste tendrá derecho a exigir en la liquidación de la
sociedad conyugal se le acredite en la hijuela el valor total, manteniendo de este modo el
patrimonio propio.
Ese crédito materializa en el caso una auténtica recompensa o compensación que se hace
efectiva con imputación a la masa ganancial que es la que debe soportar la carga común (art.
1275 del Código Civil). Se advierte que mediante esta operación se logra la traslación de la
deuda, afectando el activo compuesto por los bienes comunes a la deducción de su valor
(Zannoni, ob.cit. T I, p. 644; Guaglianone, Disolución y liquidación de la sociedad conyugal, p. 309
y ss.).
Por ello, propondré al acuerdo acoger el agravio del demandado.
Por las consideraciones expuestas, en caso de resultar compartido este voto propongo que se
revoque la sentencia en lo que fue materia de agravios y se compute al efectuarse las cuentas de
la liquidación el crédito a favor del demandado por el pago de las cuotas de las deuda prendaria
que pesaba sobre el automóvil ganancial posteriores a la disolución de la sociedad conyugal con
fondos personales. Con costas de alzada en el orden causado por no haber mediado oposición.
El Dr. Ameal y el Dr. Domínguez por las razones y consideraciones aducidas por la Dra.
Hernández votan en el mismo sentido a la cuestión propuesta.
Buenos Aires, 29 de septiembre de 2014.
CASO 8
Ref.: Cámara de Apelaciones Civil y Comercial, Dolores, (Buenos Aires), “PME C/ CM S/
liquidación de sociedad conyugal”, 02/07/2013, elDial.Express, 29.07.2013 - Año XVI - N°
3804, http://www.eldial.com/nuevo/archivo-jurisprudencia
"PME C/ CM S/ liquidación de sociedad conyugal" – CÁMARA DE APELACIONES EN LO CIVIL Y
COMERCIAL DE DOLORES (Buenos Aires) – 02/07/2013
LIQUIDACIÓN DE SOCIEDAD CONYUGAL. Inmueble adquirido mediante una rifa que compró el
cónyuge con anterioridad a la celebración del matrimonio. BIEN PROPIO. Artículos 1271 y 1272
del Código Civil. Causa o título anterior a la unión de los cónyuges. CONCUBINATO DE LAS
PARTES AL MOMENTO DE LA COMPRA DEL BONO, QUE EN NADA INCIDE EN LA
GANANCIALIDAD DEL BIEN. Unión de hecho previa al matrimonio que de todos modos no se
encuentra acreditada. RECHAZO DE LA DEMANDA
“Cuando la fuente, es decir, el hecho, acto o título que dio origen a la adquisición y al derecho, es
anterior a las nupcias y después de ella se produce el ingreso al patrimonio, el bien conserva el
carácter de propio del cónyuge a quien ese hecho, acto o título generador corresponde (Código
Civil comentado y anotado. CIFUENTES, Santos; Segunda edición, Tomo III pág. 170/171).”
“De la interpretación del art. 1267 del CC se desprende la necesidad de que en el momento de la
celebración del matrimonio, el cónyuge ya tenga un derecho por lo menos eventual de adquirir
la cosa, derecho que constituya un bien propio.”
“Acreditado como ha sido que a la fecha de la adquisición del bono el demandado era soltero,
debe considerarse que el bien adquirido en virtud de ese título resulta propio.”
Citar: elDial.com - AA8026
Publicado el 29/07/2013
Texto completo
"PME C/ CM S/ liquidación de sociedad conyugal" – CÁMARA DE APELACIONES EN LO CIVIL Y
COMERCIAL DE DOLORES (Buenos Aires) – 02/07/2013
En la ciudad de Dolores, a los dos días del mes de julio del año dos mil trece, reunida la Excma.
Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de este Departamento Judicial, en Acuerdo
Ordinario, con el objeto de dictar sentencia en causa Nº 92.494, caratulada:
"PME C/ CM S/ LIQUIDACION DE SOCIEDAD CONYUGAL", habiendo resultado del pertinente
sorteo (arts. 263 del CPCC; 168 de la Constitución Provincial), que los Señores Jueces debían
votar según el siguiente orden: Doctores Silvana Regina Canale y Francisco Agustín Hankovits.
El Tribunal resolvió plantear y votar la siguiente:
¿Es justa la sentencia apelada?
VOTACIÓN
A LA CUESTIÓN PLANTEADA LA SEÑORA JUEZA DOCTORA CANALE DIJO: I. Vienen los autos a
conocimiento del Tribunal en virtud del recurso de apelación interpuesto por la parte actora
contra la sentencia de fs. 66/69; expresa sus agravios sin que mereciera réplica de la contraria,
firme el llamado de autos para sentenciar, se encuentran los autos en condiciones de resolver
(art. 263 del CPCC).
La sentencia –en lo que interesa por ser materia de agravio-, dispuso que el inmueble sito en la
calle M....74 departamento nº 4 de la localidad de Chascomús no integra la sociedad conyugal
por no revestir el carácter de ganancial sino propio del demandado, rechazando la demanda
instaurada al respecto. Ello por cuanto su adquisición encuentra su causa en la rifa comprada
por aquél con anterioridad a la celebración del matrimonio.
II. Manifiesta la recurrente que se ha vulnerado su derecho de defensa en juicio en tanto la
normativa aplicada por la iudex a quo no es la correcta y se ha violado el principio de la
distribución de la carga de la prueba, pues la pone en cabeza de la actora. Alega que vivía en
concubinato con el demandado al momento de la compra de la rifa compartiendo así todos los
gastos, incluso el pago de las cuotas de aquella.
Previo a su tratamiento, he de decir que yerra la recurrente al aludir al recurso de
inaplicabilidad de ley en tanto no se trata aquí de la fundamentación de un recurso
extraordinario, sino de apelación ante esta Alzada (arts. 242, 255 del CPCC).
Sin perjuicio del nomen iuris dado corresponde a este Tribunal avocarse a su tratamiento, pues
ello no es vinculante para el juez quien puede y debe calificar lo que se pide conforme al
verdadero significado jurídico de la presentación (art. 163 inc. 6 del CPCC).
III. Conforme los términos en que ha quedado trabada la litis de acuerdo a los escritos
postulatorios de fs. 4/5 vta. y de fs. 48/52 vta., y al memorial de fs. 84/86, se encuentran fuera de
discusión los siguientes hechos los cuales expondré conforme se sucedieron en el tiempo.
El Sr. C adquirió en fecha 13/12/2007 la rifa número 7988 de la Asociación de Bomberos
Voluntarios (fs. 11).
Seguidamente las partes contrajeron matrimonio el día 31/01/2008, fecha en la que quedó
constituida la sociedad conyugal (v. fs. 4 del expte. nº 571 acollarado).
Con posterioridad –ya durante la vigencia del matrimonio-, el demandado resultó beneficiario
del inmueble mediante el sorteo de lotería del 31/01/2009, conforme el informe de fs. 11 que da
cuenta de la fecha de compra de la rifa y del día en que el demandado resultó beneficiario del
premio.
Ahora bien, de lo que aquí se trata es de determinar si el inmueble en cuestión integra o no la
sociedad conyugal que ahora se pretende liquidar.
En tal tarea, he de analizar las disposiciones contenidas en los arts. 1267 a 1270 del CC, las que
excluyen por distintos motivos, a ciertos bienes que se adquieren durante el matrimonio, del
capital ganancial.
El principio pues, que sientan los arts. 1271 y 1272 – éste último refiere a los bienes adquiridos
en loterías-, según el cual los que se incorporan antes de celebrado el matrimonio al patrimonio
de los cónyuges son propios y los que se adquieren después deben considerarse o presumirse
gananciales y pertenecientes a la sociedad conyugal.
La disposición básica es el art. 1267, de la cual derivan en su aplicación los otros cuatro
preceptos que le siguen.
Cuando la fuente, es decir, el hecho, acto o título que dio origen a la adquisición y al derecho, es
anterior a las nupcias y después de ella se produce el ingreso al patrimonio, el bien conserva el
carácter de propio del cónyuge a quien ese hecho, acto o título generador corresponde (Código
Civil comentado y anotado. CIFUENTES, Santos; Segunda edición, Tomo III pág. 170/171).
No modifica la cuestión la frase final del art. 1267 del Cód. Civil, que pareciera exigir que además
el precio se haya pagado con dinero propio, por cuanto si ello no ocurre, según doctrina
mayoritaria, el aporte de dinero ganancial no modifica ese carácter propio, aunque
eventualmente podría dar derecho a recompensa (SC Buenos Aires, 1995/03/ 07, ED 164-400;
CNCiv, Sala A 1962/03/14 La Ley t. 106, p. 125; citados en Código Civil comentado y anotado.
CIFUENTES, Santos; Segunda edición, Tomo III pág. 172).
La cuestión que me ocupa debe centrarse entonces en que la causa o título de la adquisición del
inmueble resulta anterior a la unión en matrimonio de la actora con el demandado, causa que se
configura mediante la compra de la rifa de fecha 13/12/2007 que a la postre fuera ganadora,
conforme ha quedado en autos acreditado.
Dicha situación queda así enmarcada en el supuesto previsto por el art. 1267 del CC que
configura la excepción al art. 1272 del CC que erróneamente considera la actora debe ser
aplicado. De su interpretación se desprende la necesidad de que en el momento de la celebración
del matrimonio, el cónyuge ya tenga un derecho por lo menos eventual de adquirir la cosa,
derecho que constituya un bien propio.
Por lo tanto -escribe Belluscio- "no existe más que una variante de la subrogación real,
caracterizada porque en lugar de sustituirse en el patrimonio propio de uno de los cónyuges una
cosa por otra, se sustituye un derecho por una cosa. Esta asume entonces el mismo carácter que
aquél, es propia" (Belluscio, A. C. "Manual de Derecho de familia", 5ª ed. actualizada, t. II, pág.
59, nº 332, e). SCBA, Ac 50.762 Sent. del 7-3- 1995).
Acreditado como ha sido que a la fecha de la adquisición del bono el demandado era soltero,
debe considerarse que el bien adquirido en virtud de ese título (v. fs. 11) resulta propio del Sr. C,
sin que a ello obsten los términos de la carta documento de fs. 9 del expte. en que tramitara la
separación personal, en donde el demandado no negó la titularidad de ambos esposos sobre el
bien de marras. Intenta la actora en sus agravios sostener la ganancialidad del bien en tanto se
encontraba en concubinato con el demandado al momento de la compra de la rifa, lo que
considera probado con la existencia de un hijo en común.
Dichos argumentos resultan inatendibles en virtud de lo dicho precedentemente y de la
normativa aplicable al caso en donde en nada incide que las partes hubieran estado en
concubinato.
Ello sin perjuicio de señalar que dicha unión de hecho con anterioridad a la celebración del
matrimonio no se encuentra acreditada (art. 375 del CPCC), no obstante el nacimiento de un hijo
entre las partes sólo seis meses después de haber contraído nupcias (8/07/2008, v. certificado de
nacimiento de fs. 5 del expte. nº 570 acollarado).
En relación a la carga de la prueba que la apelante considera vulnerada, he de decir que la razón
no le asiste.
La presunción legal favorable a la ganancialidad del bien en litigio -en tanto fue adquirido
durante la vigencia del matrimonio- quedó desvirtuada por la prueba aportada por el cónyuge
que alegó que el bien no era ganancial sino propio. Para ello es exigible una demostración
suficientemente asertiva en ese sentido, la cual considero resulta suficiente en el caso que me
ocupa (arts. 1261, 1263, 1271, 1299 y ccdts. Cód. Civil).
La actora a fs. 4/5 invocó como ganancial el bien inmueble objeto del litigio.
Por su parte, el demandado al contestar la acción, adujo que si bien el inmueble ingresó a su
patrimonio ya durante la vigencia de la sociedad conyugal, adquirió la rifa con anterioridad a la
celebración del matrimonio razón por la cual el mismo sería propio.
Ello fue acreditado mediante el informe obrante a fs. 11 acompañado por el Sr. C cumpliendo así
con la carga de la prueba del hecho impeditivo alegado que sobre él pesaba.
Así, y ante dicha prueba debió la actora acreditar lo contrario, cosa que no hizo, tal como lo deja
sentado la iudex a quo no advirtiéndose de qué manera ésta ha invertido la carga de la prueba
que alega le recurrente. Por el contrario, la sentenciante ha valorado correctamente los
elementos probatorios aportados en la especie, de acuerdo a las reglas de la sana crítica (arts.
375, 384 del CPCC).
De conformidad con el art. 384 del CPCC, los jueces formarán su convicción respecto de la prueba
con las reglas de la sana crítica, que no son otras que las normas de la lógica que operan en el
criterio personal de los jueces, o bien son reglas del entendimiento humano, criterios de la lógica
no precisados en la ley, meras directivas señaladas al sentenciante cuya necesaria observación
queda sometida a su prudencia, rectitud y sabiduría (causa nº 86.877 Sent. del 16/09/2008).
Por otra parte, aduce la recurrente que la rifa se pagó en cuotas durante la vigencia del
matrimonio.
Al respecto diré que dicho hecho no fue alegado en la instancia de grado y seguramente por ello
no fue objeto de análisis por la sentenciante (art. 163 inc. 6 del CPCC).
Siendo que el ámbito de conocimiento de los tribunales de Alzada se encuentra limitado por el
contenido de las cuestiones propuestas a decisión del juez de primera instancia, se impone el
rechazo de la impugnación ensayada.
Ello así pues la Cámara tiene una función revisora por lo que carece de potestad para decidir
temas no sometidos al juez inferior ya que la función prístina de este órgano no es fallar en
primer grado sino la de controlar la decisión adoptada en la instancia de origen.
Es una consecuencia del principio de congruencia -e interesa también a la defensa en juicio (art.
18 CN)- que los puntos expuestos por las partes en sus escritos fijan el campo de actuación, tanto
de la sentencia de primera instancia (art. 163 inc. 6 del CPCC) como del tribunal de Alzada (art.
272 1ra. parte del CPCC).
Si se admitiera que en el tribunal de apelación pudieran articularse defensas no esgrimidas en
primera instancia o fundadas en hechos no enunciados en ella, importaría alterar los términos
en que quedó trabada la litis, violando una disposición expresa (art. 272 del CPCC) y
menoscabando el derecho de defensa en juicio y debido proceso legal, por lo que corresponde
rechazar el argumento esgrimido a los fines recursivos (este Tribunal causa 86.816 RSD-64-8,
I,13-3-2008).
IV. En relación a las costas impuestas en la instancia de grado a la actora en cuanto se rechaza
la acción en relación al inmueble de marras, solicita la recurrente que lo sean en el orden
causado en tanto se pudo haber tenido razón valedera para plantear la cuestión.
El agravio tampoco ha de prosperar, por cuanto ante el rechazo de la acción, corresponde
aplicar el derecho objetivo de la derrota, no advirtiendo razones suficientes para apartarse de
tal principio, por cuanto sin dudas el vencido en su pretensión debe cargar en forma objetiva con
las costas del proceso conforme lo establece el art. 68 del CPCC.
Las costas no poseen carácter sancionatorio, sino resarcitorio respecto de los gastos realizados
por el vencedor de la causa y por lo tanto no se está frente a un juicio de valor en torno a la
conducta del obligado al pago, sino simplemente a la observancia de un precepto legal que
direcciona la objetiva aplicación de la normativa (conf. arg. causa de este Tribunal nº 88.058).
V. Por lo expuesto propongo al Acuerdo del Tribunal confirmar la sentencia de la instancia de
grado en lo que fuera materia de agravios, con costas de esta instancia en el orden causado
atento la falta de oposición (arts. 68, 375, 384 del CPCC; 1266, 1267 del CC).
ASI LO VOTO.
EL SEÑOR JUEZ DOCTOR HANKOVITS ADHIRIÓ AL VOTO PRECEDENTE POR SUS
FUNDAMENTOS.
CON LO QUE TERMINÓ EL PRESENTE ACUERDO, DICTÁNDOSE LA SIGUIENTE S E N T E N C I A
Por los fundamentos expuestos en el Acuerdo que antecede, los que se tienen aquí por
reproducidos, se confirma la sentencia de la instancia de grado en lo que fuera materia de
agravios, con costas de esta instancia en el orden causado atento la falta de oposición (arts. 68,
375, 384 del CPCC;; 1266, 1267 del CC).
Regístrese. Notifíquese. Devuélvase.
Fdo.: Silvana Regina Canale - Francisco Agustin Hankovits
CASO 9
Ref.: Juzgado de primera instancia en lo Civil, Comercial y Familia, Recreo, Catamarca, “F.; C.
S. y A.; V. H. s/ divorcio vincular por presentación conjunta”, 16/10/2015, Abeledo Perrot,
Newsletter del día 23.2.2016 - http://www.abeledoperrotonline2.com - Citar ABELEDO PERROT
Nº: AR/JUR/49804/2015
Sumarios
AUTONOMIA DE LA VOLUNTAD - CODIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION - CONSTITUCION
NACIONAL - DIVORCIO - FACULTADES DE LOS JUECES - LEY APLICABLE - VIGENCIA DE LA
NORMA
La petición de los cónyuges de que se aplique en el proceso de divorcio en trámite el Código Civil
y Comercial de la Nación entrado en vigencia es admisible y, en consecuencia, corresponde
decretar el divorcio conforme el art. 437 de la normativa citada sin inmiscuirse en las razones o
motivos tenidos en cuenta por aquellos, pues esta indagación implicaría restar, limitar o
condicionar el carácter privado de la decisión de divorciarse y asumir una actitud paternalista
habilitando una interferencia gubernamental no autorizada por el art. 19 de la Constitución
Nacional.
TEXTO COMPLETO
1ª Instancia.— Recreo, octubre 16 de 2015.
1. Antecedentes.
Se presenta la señora C.S. F. DNI Nº ..., domiciliada en Barrio ... y el señor V. H. M. DNI Nº ..., con
domicilio en calle ..., Barrio ..., ambos de esta ciudad, con el patrocinio letrado de la Defensoría
General, y promueven acción de divorcio por presentación conjunta, de conformidad a lo
normado por el Art. 215 y 236 del Código Civil. En marzo de este año se presenta en carácter de
patrocinante la Dra. M. M. y en agosto del corriente año solicitan la aplicación del C C y C,
conforme estipula en el Art. 7 de este cuerpo legal, en tanto ratifican lo acordado en relación a la
división de bienes y cuidado personal de sus hijos.
2. Relato de los hechos expuestos por los actores.
Manifiestan que han contraído matrimonio el día 09/09/2005, en la ciudad de Recreo, conforme
lo acredita con copia certificada de Acta de matrimonio Tomo..; Acta:...; Año:..., naciendo de la
unión conyugal sus hijos F. P. A. DNI Nº ... y A. R. A. A. DNI Nº .... Afirman que la decisión adoptada
de iniciar este divorcio, obedece a causas graves que hacen moralmente imposible la vida en
común, decisión que fue serenamente reflexionada, por lo que se encuentran separados de hecho
desde aproximadamente un año.
Consecuentemente presentan acuerdo de partes con respecto a sus hijos menores de edad- fs. 14-
que reza textualmente: "...a) Guarda: que la guarda de los niños... será detentada por su
progenitora...; b) régimen de visitas: se establece a favor del progenitor un amplio régimen
comunicacional con sus hijos; c) Alimentos: convienen que el Sr. V. H. M. Aliaga contribuirá en
concepto de cuota alimentaria con el veinte por ciento (20%) de sus haberes más salarios que
percibe por sus hijos menores de edad. Dicho monto será descontado de los haberes que percibe
mensualmente, como empleado de la empresa B... S.A., sito en Ruta Nº 20 S/Nº, zona industrial
de la ciudad de Recreo y depositado en la sección Depósitos Judiciales del Banco de la Nación
Argentina a nombre de esta causa y como perteneciente a los presentes autos. Hasta tanto se
suscite el descuento judicial pertinente el Sr. A, efectuará el depósito en esta Defensoría General,
fraccionado en dos quincenas, la primera a partir del 5 y la segunda a partir del día 20 de cada
mes...".
El trámite de este expediente se inicia en octubre del año 2013, concretándose la primer
audiencia -Art. 236 CC- el 07/11/2013 donde ambos cónyuges manifiestan su voluntad de no
reconciliarse y se fija nueva audiencia para marzo, la cual no se concreta. Tampoco se produce
impulso procesal hasta el 15/05/2015 cuando las partes se presentan con nuevo patrocinio
letrado y con fecha 27/08/2015 piden se aplique el Código Civil y Comercial de la Nación.
3. Razones de mi pronunciamiento.
El Art. 437 C C y C regula actualmente el divorcio como mecanismo exclusivamente judicial para
terminar con el vínculo matrimonial. La norma no requiere que quien o quienes buscan divorcio
den explicaciones ni exterioricen motivos, ni plazo alguno de duración en su estado de casados.
En otras palabras la decisión de terminar con el matrimonio resulta una determinación
personalísima, de conciencia y estrictamente privada, individual y unilateral, de cada uno de los
cónyuges, resultando esto un aspecto excluyente de mi autoridad de magistrado -Art. 19 CN-
respecto de tal determinación por ser este un elemento esencial del plan de vida de cada persona.
Conforme lo señalado mi labor del juez se limita únicamente a confirmar mediante un
pronunciamiento judicial la voluntad de uno o ambos cónyuges sin inmiscuirse en sus razones o
motivos y tal cuestión me exime de darlas, pues la determinación del divorcio solo exige la
exteriorización de tal decisión y nada más. Por tanto en el caso que corresponda sólo me
compete revisar la propuesta sobre los efectos derivados del divorcio.
En este sentido los autores de la reforma afirman que las modificaciones introducidas procuran
"...lograr un mejor y mayor equilibrio en la clásica tensión entre autonomía de la voluntad y
orden público, especialmente, al momento de la ruptura...". En mi criterio la tensión se resolvió
claramente en favor de la autonomía de la voluntad pues la decisión del divorcio es exclusiva de
uno o ambos cónyuges. Y dado que éstos no deben dar o exteriorizar motivo o razón de ningún
tipo y los jueces "debemos" dictar la sentencia de divorcio sin indagación alguna.
Al respecto es bueno tener presente que no cabe indagar sobre una acción y decisión privada
relacionada al planteo de vida de una persona pues esta indagación implicaría restar, limitar o
condicionar el carácter privado de la resolución de divorciarse y cualquier otra opción
implicaría asumir una actitud paternalista habilitando una interferencia gubernamental no
autorizada por el Art. 19 C.N.
Por ello al revisar el Anteproyecto de Código Civil y Comercial , vemos que se basó en "...el avance
de la autonomía de la voluntad en el Derecho de familia no es ajeno al ámbito del derecho
matrimonial precisamente, ha sido en este campo en el cual la jurisprudencia y doctrina
nacional y comparada muestran un desarrollo exponencial del principio previsto en el Artículo
19 de la Constitución nacional; prueba de ello son diversas sentencias que declaran la
inconstitucionalidad de algunos artículos del Cód. Civil por atacar el principio de libertad de los
cónyuges en la construcción, vida y ruptura matrimonial...".
Puede reforzarse lo dicho si recordamos el fallo Arriolla -25/08/2009- de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, en especial el considerando 13 del voto del Dr. Lorenzetti quien sostuvo "
Que toda persona adulta es soberana para tomar decisiones libres sobre el estilo de vida que
desea (Art. 19 C.N.). Esta libertad que se reserva cada individuo fue definida (artículos 4º y 5º de
la declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano, Francia, 26 de Agosto de 1789) como el
poder de hacer todo lo que no dañe a terceros. Su ejercicio no tiene otros límites que los que
aseguran a los demás miembros de la sociedad el goce de estos mismos derechos, de modo que la
ley no puede prohibir más que las acciones perjudiciales a la sociedad. Las principales
consecuencias de este principio pueden sintetizarse en que: a) El Estado no puede establecer una
moral; b) en lugar de ello debe garantizar un ámbito de libertad moral y c) las penas no pueden
recaer sobre conductas que son, justamente, el ejercicio de la autonomía ética que el estado debe
garantizar, sino sobre las que afectan el ejercicio de ésta".
Por todo lo dicho corresponde sin más trámite que sentencie el divorcio de los peticionantes.
Por todo ello, constancias de autos, normas y doctrina citadas; fallo: I) Declarar el Divorcio
Vincular entre la Sra. C. S. F.., DNI. Nº ..., domiciliada en Barrio ... y el señor V. H. M. A. DNI Nº ...,
domiciliado en calle ...S/Nº, Barrio ...., ambos de esta ciudad de Recreo, departamento La Paz,
provincia de Catamarca, conforme el Art.437 del C.C. y C. II) Instar a las partes a readecuar la
propuesta de régimen de responsabilidad parental conforme la regla de la coparentalidad o
ejercicio compartido de la coparentalidad Art. 638 y 641 C.C y C. III) Ofíciese al Registro del
Estado Civil y Capacidad de las Personas, de esta ciudad de Recreo, Dpto. la Paz, provincia de
Catamarca, a los fines de las anotaciones correspondientes en el Acta Número: ..., Tomo Nº ...,
Año: ..., adjuntándose copia de la presente. IV) Sin costas, atento el patrocinio letrado de la
Defensoría Oficial. V) Protocolícese, notifíquese a las partes, expídase copia certificada de la
presente y continúe la causa según su estado.— Fernando L. Adet Caldelari.
CASO 10
Ref.: Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala I, “B., E. v. K., S. M.”,
13/12/2011, Abeledo Perrot, Newsletter del Día, 17.4.2012
http://www.abeledoperrotonline2.com
Sumarios
Sociedad conyugal - Disolución - Divorcio vincular
En el marco de una tercería de dominio en el que se persigue el levantamiento del embargo
trabado sobre una suma de dólares guardada en una caja de seguridad bancaria, resulta
insuficiente a los fines de la procedencia del pedido, la circunstancia de que la tercerista, para
atribuirse dichas sumas en propiedad, hubiera acreditado la enajenación de un inmueble unos
meses antes de la traba de la cautelar y que guardó la suma percibida en la caja de seguridad de
titularidad de su hijo, máxime, si de la escritura acompañada surgiera que la operación fue
realizada en moneda nacional y no hubiera probado la operación bancaria de cambio de la
misma a la moneda extranjera.
TEXTO COMPLETO
Expediente: 49.209/2009 (J. 83)
2ª INSTANCIA.— Buenos Aires, diciembre 13 de 2011.
Considerando:
I. La demandada interpuso a fs. 128 recurso de apelación contra la sentencia dictada a fs.
123/126 por la que la a quo admitió la tercería de dominio promovida por E. B. y, en
consecuencia, ordenó el levantamiento del embargo y la clausura de la caja de seguridad 6 del
sector 24 del HSBC Bank Argentina SA decretado en el expte. n. 81.845/2008. El memorial de
agravios se agregó a fs. 130/132 y su contestación lo fue a fs. 134/140, por lo que corresponde
que el Tribunal se expida al respecto.
II. En el estudio de la cuestión planteada no puede perderse de vista que el hijo de la aquí
demandante, D. R., y la demandada, S. M. K., contrajeron matrimonio el 16/9/1977 (conf. libreta
de familia agregada a fs. 22 del expte. n. 15.877/2009) y que dicho vínculo se disolvió una vez
que quedó firme la sentencia dictada el 28/9/2009 en el juicio de divorcio tramitado entre
ambos (fs. 25 del expte. n. 15.877/2009). También que con anterioridad a ese proceso, la
demandada promovió un incidente de medidas cautelares en el que, a su expreso requerimiento
y con fundamento en lo dispuesto por los arts. 233 y 1295, CCiv., se ordenó el inventario de los
bienes depositados en la aludida caja de seguridad, abierta a nombre de su ex esposo, como así
también el embargo del 50% de los valores allí existentes y su clausura (fs. 10 del expte. n.
81.845/2008). Precisamente, como consecuencia de esa manda judicial —cumplimentada el
2/2/2009 (conf. fs. 108 vta.)— se constató la existencia de la suma de U$S 63.511, que de ese
modo quedaron afectados al referido embargo (conf. fs. 111/112).
En estos términos la madre del nombrado R. promovió las presentes actuaciones con el objeto de
que se disponga el levantamiento de la medida. Afirmó que de los fondos inmovilizados —
recuérdese que junto con el inventario y el embargo, se decretó la clausura de la caja de
seguridad—, la suma de U$S 43.673 es de su propiedad. Explicó que la cantidad de U$S 40.673
fue obtenida como consecuencia de la venta de un inmueble del que resultaba cotitular
juntamente con sus hijos. Señaló que esa enajenación se llevó a cabo el 14/7/2008 en las
instalaciones de la sucursal Buenos Aires del Banco de La Pampa, y que con el dinero en su poder
se trasladó en compañía de su hija —C. M. R.— y su yerno —N. P. S.— a la sucursal Perú del
HSBC Bank Argentina SA a fin de que su hijo, D. R., que es además su apoderado desde hace más
de veinte años, los guarde en su caja de seguridad. Agregó que también estuvo presente en el
lugar M. C. S., asesora inmobiliaria que intervino en la venta, y señaló que no es la primera vez
que recurre a esta operatoria ya que desde que el 29/5/2006, en que su hijo abrió la mentada
caja, guardó en ella algunos ahorros, los que al momento de la traba de la medida ascendían a
U$S 3000.
La pretensión fue resistida por la demandada, quien, en resumidas cuentas, sostuvo que los
fondos son de propiedad de su ex cónyuge y desconoció, por tanto, que sean producto de la venta
de una departamento o que a la demandante le corresponda la suma de U$S 3000 o cualquier
otro valor existente en la caja de seguridad en cuestión (fs. 16/17). Por otra parte, D. R. se allanó
a la pretensión deducida por su madre (fs. 19).
La anterior sentenciante, con argumentos que seguidamente se estudiarán a la luz de los
agravios vertidos, admitió la demanda promovida.
III. Pues bien, liminarmente cabe destacar que de acuerdo con lo resuelto a fs. 10 del expte. n.
81.845/2008, el embargo allí ordenado se limitó al 50% de los fondos inventariados en la caja de
seguridad abierta a nombre de D. R. Siendo así, habiéndose constatado la existencia de la suma
de U$S 63.511 (conf. fs. 111/112), se impone concluir que sólo la mitad de ese importe, esto es la
cantidad de U$S 31.755,50, quedó afectado al embargo precedentemente referido. De modo que,
teniendo en cuenta el allanamiento expresado por D. R. (fs. 19), en lo que exceda esta suma, la
recurrente carece de interés para apelar, pues, se reitera, sobre ese otro saldo no recayó
embargo alguno y es, por ende, ajeno a la tercería.
Ello supuesto, debe tenerse en cuenta que el principal argumento en que se sostiene la pretensión
deducida por la tercerista radica en que la mayor parte de los fondos hallados en la caja de
seguridad de su hijo provienen de la venta de un inmueble del que resultaba cotitular. Esa
operación, según surge de fs. 71/75, se llevó a cabo el 14/7/2008 y se instrumentó mediante
escritura n. 188 pasada por ante el escribano Jorge D. G., a cargo del Registro 1737, de donde
resulta que la demandante, D. R. y C. M. R. vendieron a F. M. la unidad funcional n. 85 del piso 12
del edificio ubicado en la avda. Rivadavia n. .../.../.../..., esquina a la calle Yapeyú n. 4/10/18 de
esta ciudad. Por esa transmisión los vendedores recibieron la cantidad de $ 260.400, de los que la
mitad le corresponde a la actora y el resto, por mitades, a sus hijos.
No interesa aquí repasar todas las condiciones de esa venta, mas sí resaltar que en ese
instrumento el escribano dejó asentado lo siguiente: "...bajo tales conceptos, los vendedores
realizan la presente enajenación por el precio total y convenido de $ 260.400, abonados
íntegramente en este acto, por la compradora a los vendedores en dinero efectivo, por ante mí de
que certifico; sirviendo la presente de suficiente recibo y carta de pago..." (fs. 73 vta.; el resaltado
fue agregado). Esta mención, por tratarse de un hecho que el notario refirió como cumplido por
ante su presencia, queda amparada por la fe pública que surge de su actuación y, por tanto, no
habiéndose redargüido de falsedad el acto conforme lo autoriza el art. 993, CCiv., cabe atenerse
a sus términos.
Es entonces que por más que se acepte la versión de los hechos aportada por la actora —
confirmada por la testigo S. (fs. 101/102) y abonada por otras pruebas (conf. fs. 40, 44/ 46 y
71/75; se aclara que el Tribunal prescindirá de la declaración de N. P. S. (fs. 97/99) o S. (fs. 4
vta.) o S. (fs. 94), como lo menciona la parte, porque se trata de un testigo excluido en los
términos del art. 427, CPCCN)— de que, acompañada por otras personas, se trasladó con el
dinero a la sede del HSBC Bank Argentina SA a fin de resguardarlo en la caja de seguridad de su
hijo, no puede dejar de considerarse que el día 14/7/2008 recibió como contraprestación por la
enajenación del referido inmueble una determinada cantidad de pesos y no dólares
estadounidenses, como siete meses después se constató al cumplimentarse la diligencia de
embargo.
A partir de ello resulta relevante detenerse en la versión de los hechos aportada por la
demandante y en particular en la explicación que brindó acerca de cómo y en qué momento esa
moneda nacional recibida con motivo de la referida operación inmobiliaria se convirtió en
moneda extranjera. Y desde esta perspectiva, se anticipa, nada de lo que se dice brinda adecuada
respuesta sobre el punto.
En efecto, no basta con que escuetamente se diga que la suma de U$S 43.673 es "...producto de la
venta..." (fs. 4, in fine). Tampoco conforma que se argumente que las operaciones en el mercado
inmobiliario "usualmente" se realizan en dólares estadounidenses (fs. 136 vta.), ni que se diga
que ello conforma una "...práctica más que corriente en las operaciones inmobiliarias..." (fs. 125),
pues no es esa la situación configurada en autos habida cuenta de lo puntualizado por el
escribano que intervino en la venta. Igualmente intrascendente es la cita que se hace respecto de
la resolución AFIP 2371 (fs. 136 vta.) dado que en el caso los importes de la venta no fueron
expresados en moneda extranjera sino en la nacional, no habiéndose siquiera firmado un boleto
de compraventa (conf. fs. 74) que permita considerar otra cosa. A todo evento, si por una razón
de orden impositivo se dejó expresado el precio de la compraventa en una cierta cantidad de
pesos equivalente al importe convenido en dólares estadounidenses, debió habérselo así
expresado para evitar, precisamente, situaciones como la que aquí configurada.
Se reitera, los elementos acompañados en autos demuestran que, como lo señaló la a quo, la
demandante, una señora que al momento en que se celebró la operación inmobiliaria tenía 82
años, recibió una importante suma de pesos —no de dólares estadounidenses— con motivo de la
venta de un departamento. A ello se agrega que la edad de la parte —hoy en día de 86 años— y
la circunstancia de que su hijo es además su apoderado desde hace más de veintiséis años (conf.
fs. 80/84), permiten razonablemente considerar que ese dinero fue llevado y depositado en la
caja de seguridad que este último disponía en el HSBC Bank Argentina SA, pero lo que ha
quedado sin respuesta es en qué momento se produjo la conversión de los pesos a dólares
estadounidenses, que es, se insiste, la moneda hallada al momento de la diligencia ordenada en
el proceso de medidas cautelares.
Es cierto que desde que se celebró la compraventa inmobiliaria —el 14/7/2008 (conf. fs.
71/75)— hasta que se llevó a cabo esta diligencia de embargo —el 2/3/2009 (conf. fs. 108 vta. y
111/112 del expte. n. 81.845/2008)— transcurrieron más de siete meses, y si bien se trata de un
lapso más que suficiente para retirar los pesos inicialmente depositados, lo que no ha
demostrado la demandante —más aún, ni siquiera lo ha invocado— es que luego de ello los
cambió por dólares estadounidenses y luego los volvió a ingresar en la caja de seguridad en
cuestión. Todo ello, conforman circunstancias fácticas que debieron haber sido materia de
prueba, cuya carga pesaba sobre esta parte (art. 377, CPCCN), quien deberá asumir las
consecuencias derivadas de su omisión.
Esta orfandad probatoria también se verifica respecto de los restantes fondos existentes en la
mentada caja de seguridad, esto es aquellos cuya causa no es la aludida compraventa
inmobiliaria sino que son fruto del alegado ahorro personal de la tercerista. Es que, descartada
la declaración testifical de fs. 97/99 por las razones apuntadas precedentemente, no existe
prueba alguna que abone esa versión de los hechos o siquiera que de cuenta que la demandante
tenía una capacidad para generar un ahorro del orden de los U$S 3000.
Por todo ello, entonces, corresponde revocar la decisión que ha sido objeto de recurso y, por
tanto, mantener el embargo trabado sobre el 50% de los fondos existentes en la caja de
seguridad de D. R. que da cuenta la diligencia obrante a fs. 111/112 del expte. n. 81.845/2008.
IV. En cuanto a las costas de ambas instancias, toda vez que no se advierten razones para
apartarse del principio objetivo de la derrota previsto por el art. 68, CPCCN, se impondrán a la
demandante vencida.
V. En consecuencia y por lo hasta aquí apuntado, se resuelve: I. Revocar la sentencia de fs.
123/126 y, por tanto, desestimar la demanda deducida en autos con los alcances indicados en el
apart. III del presente. II. Imponer las costas de ambas instancias a la demandante. Regístrese,
notifíquese y devuélvase.
Se deja constancia de que la Dra. Castro no firma por hallarse en uso de licencia (art. 31, RL).—
Carmen N. Ubiedo.— Julio M. Ojea Quintana.
CASO 11
Ref.: Cámara de Apelaciones de Trelew, sala A, “G.A.M.E. c/ G.O.P s./ liquidación de Sociedad
Conyugal, de fecha 06 de mayo 2014. Micorjuris Cita: MJ-JU-M-85787-AR / MJJ85787
Sumarios:
1.-Cabe confirmar el fallo en cuanto entendió que el inmueble en cuestión era común, pues surge
probado que la mayor parte del dinero invertido en la compra del nuevo inmueble fue ganancial
y, por tanto, ese bien resulta también ganancial, sin perjuicio del eventual crédito contra la
sociedad conyugal del esposo dueño del dinero propio invertido como parte menor del precio.
2.-Los bienes propios de los cónyuges conservan ese carácter durante todo el transcurso de la
sociedad conyugal, sea que se trate de los que originalmente se aportaron, sea de los que los
reemplazan, ya que el art. 1266 CC establece la subrogación real con alcance de una norma
general; pero la prueba ha de ser concluyente, único modo de echar por tierra la presunción
legal iuris tantum de ganancialidad de los bienes adquiridos durante la vigencia de la sociedad
conyugal sentada por el art. 1271 del ordenamiento referido.
3.-Debe revocarse la sentencia en cuanto reconoce derecho a recompensa al ex cónyuge
demandado, pues dicha defensa no fue opuesta oportunamente por aquél, por entender -
erróneamente- que se trataba de una estrategia incompatible al aseverar en la contestación de
la demanda que se trataba de un bien propio.
4.-El de ser satisfecho del crédito nacido de una recompensa al liquidarse una sociedad conyugal
pertenece al campo de los derechos disponibles, aquellos que, por responder a un interés
individual, aun cuando acogidos en abstracto por las normas legales, deben ser ejercidos en
concreto por el interesado, a cuya actividad particular es confiado el estímulo para la puesta en
marcha de la función estatal.
Fallo
En la ciudad de Trelew, a los 06 días de mayo del año dos mil catorce, se reúne la Sala "A" de la
Cámara de Apelaciones, con la Presidencia del Dr. Carlos A. Velázquez y la presencia del Sr. Juez
del Cuerpo Dr. Marcelo J. López Mesa, para celebrar acuerdo y dictar sentencia definitiva en los
autos caratulados: "G. A., M. E. c/ G., O. P. s/ Liquidación de Sociedad Conyugal" (Expte. 869 - Año
2014 CAT), venidos en apelación. Los Sres. Magistrados resolvieron plantear las siguientes
cuestiones: PRIMERA: ¿Se ajusta a derecho la sentencia apelada?, y SEGUNDA: ¿Qué
pronunciamiento corresponde dictar? y expedirse en orden al sorteo practicado a fs. 266.
A LA PRIMERA CUESTIÓN el Dr. Velázquez contestó:
I.- La sentencia de Primera Instancia dispuso la liquidación judicial de la sociedad conyugal
habida entre las partes, determinando que eran bienes comunes, pertenecientes por tanto a
aquélla, dos automotores y el inmueble sito en la calle Belgrano n°1.3. de la ciudad de Trelew, en
tanto reconoció el carácter de bien propio del ex esposo el bien raíz ubicado en la calle Brasil n°
2. de esta misma localidad y el derecho de recompensa del demandado a consecuencia de la
inversión en el inmueble común de la suma de $ 30.000, obtenida de la permuta de un
departamento en propiedad horizontal propio. El decisorio, dado el resultado del debate habido
en autos sobre la calificación de los bienes, distribuyó las costas imponiéndolas al demandado en
un 70 % y a la actora en un 30 %.-
Ambas partes apelaron el fallo, expresando sus agravios el demandado a fs. 253/256 y la actora
a fs. 248/251, presentaciones replicadas, respectivamente, a fs. 260/263 vta. y fs.257/258 vta.-
El demandado, en apretada síntesis, cuestionó en primer término la calificación como bien
común del inmueble de la calle Belgrano n° 1.3., afirmando que la "a quo" pasó por alto la
prueba rendida, de la que surgiría, en su concepto, la relación entre su acto de disposición del
departamento que le era propio y la adquisición del inmueble indicado, en tanto enajenó aquél
por la suma de $ 60.000, de los que recibió $ 30.000 en efectivo y el resto por el valor de otro
departamento situado en el edificio "Iberia" de esta ciudad, el que, a su vez, entregó para
comprar en menos de dos meses el inmueble cuya calidad es discutida. Argumentó de inmediato
que, acogido que fuera el reseñado agravio, habrían de ser modificada la condena en costas,
para imponer las mismas íntegramente a la actora. En subsidio, planteó la cuestión del valor de
la recompensa reconocida en el fallo, tópico acerca del cual, tras marcar que no pudo traer a
colación ese derecho suyo al contestar la demanda por ser incompatible con su alegación de la
calidad de bien propio del inmueble referido, sostuvo que la sentenciante del anterior grado
omitió actualizar el crédito con un reajuste equitativo, visto el tiempo transcurrido desde la
operación de compraventa, cual prevé el art. 13. bis Cód. Civ.
Por su parte, la actora, en sucinto compendio, impugnó en primer lugar el reconocimiento de un
derecho a recompensa por parte de su adversario, en tanto que ello no fue planteado por él en su
responde a la demanda, de modo que al resolverlo la juzgadora incurrió en vicio de
incongruencia.De inmediato, esta recurrente atacó la imposición de costas a ella en un 30 %,
cuando de su lado invitó al demandado por carta documento realizar tratativas tendientes a
pactar extrajudicialmente la forma de liquidación de la sociedad conyugal, sin obtener
respuesta, lo cual la forzó a promover la demanda de autos.-
Razones de pura lógica me obligan a referirme en primer término al cuestionamiento del
demandado sobre el carácter ganancial, o no, del indicado inmueble de la calle Belgrano n° 1.3.,
para pasar luego, si correspondiera, al embate de la actora acerca del derecho de recompensa, o
no, que habría nacido de la adquisición de tal bien con fondos propios del ex marido, seguir más
tarde con el eventual reajuste de dicho crédito, si fuera del caso, y, por último, con la imposición
de las costas decidida.-
II.- El planteado aquí por el demandado es un nítido supuesto de subrogación real, que el
maestro Lafaille dejó definida como "institución jurídica esencialmente relativa a un patrimonio
considerado en un momento dado de su existencia, en sus elementos concretos e
individualizados", consistiendo su función, "para el caso de enajenarse o perderse uno de esos
elementos, en trasladar, salvo los intereses de terceros, de pleno derecho o por voluntad de las
partes, al bien adquirido en su reemplazo los derechos que gravaban al bien salido del
patrimonio" ("La teoría de la subrogación real", J. A. 1942-IV.1 y sgts.). Llevado el concepto al
ámbito de la sociedad conyugal, tenemos que la subrogación de bienes propios exige que los que
sustituyan a aquéllos sean obtenidos de la reinversión de un precio, en caso de venta del
primitivo bien propio, o su sustitución perfecta, en caso de permuta (confr.: Zannoni, "Derecho de
familia", 3era.ed., Astrea 1998, I-488, n°389). En otros términos -fijados con notable precisión
por la antigua y recordada Cámara Civil Primera de la Capital Federal-, "los bienes propios de
los cónyuges conservan ese carácter durante todo el transcurso de la sociedad conyugal, sea que
se trate de los que originalmente se aportaron, sea de los que los reemplazan, ya que el art. 1266
establece la subrogación real con alcance de una norma general" (J. A. 22-309).-
Tal reinversión o nuevo empleo de los fondos -el "remploi" de la doctrina francesa, emanada del
art.1436 del "Code"- debe ser acreditado, tratándose de disputas entre los esposos, si no en la
forma estricta prevista en el art. 1246 Cód. Civ. en relación a terceros, al menos por algún otro
medio de prueba persuasivo, cual han apuntado doctrina y jurisprudencia unánime (confr.: por
todos, Fassi -Bossert, "Sociedad conyugal", Astrea 1977, I-275, n° 17; Belluscio, "Código Civil.",
Astrea 1988, VI-99, n° 1 y VI-124, n° 2; C.N. Civ, Sala "B", E.D. 80-671; ídem, Sala "C", L.L. 90-235;
íd., Sala "F", E.D. 114-360; Cám. Apel.1era. La Plata, Sala II, J.A. 27-1975-504), correspondiendo
atender en el análisis a la venta de otro bien propio realizada poco tiempo antes de la nueva
adquisición y al monto similar de las operaciones (confr. Fassi - Bossert, opus cit., I-276, n° 18 y
sus citas de jurisprudencia). Pero esa probanza ha de ser concluyente, único modo de echar por
tierra la presunción legal "iuris tantum" de ganancialidad de los bienes adquiridos durante la
vigencia de la sociedad conyugal sentada por el art. 1271 Cód. Civ. (confr.: Cám. Apel. C. y C. San
Isidro, Sala II, elDial W163E3, cit. por López Mesa, "Código Civil.", Lexis Nexis 2008, II-1062, n°
6).-
Precisamente lo que en esta especie ha estado ausente es esa prueba bien persuasiva, hábil para
formar la convicción judicial. Es que, a tenor del contrato de permuta obrante a fs.31 por el cual
el demandado enajenara un anterior bien propio, recibió por el mismo la suma de $ 30.000
dólares estadounidenses, equivalente en aquel año de 1997 a 30.000 pesos nacionales, y un
departamento del segundo piso del edificio sito en la calle Nueve de Julio nros. 124/132 de esta
ciudad, para cinco meses más tarde adquirir en condominio al 50 % con la actora -lo que ya
haría suponer el aporte de ésta por la mitad del valor- el inmueble en cuestión por el precio de $
65.000, que el mandatario de los vendedores declaró entonces -declaración atribuible a éstos
(art. 1946 Cód. Civ.)- fue recibido por sus mandantes "íntegramente en dinero en efectivo" (fs.
36). Es dable así presumir (art. 165 inc. 5° párr. 2° C.P.C.C.) que el demandado invirtió los $
30.000 percibidos por él antes en efectivo en la adquisición del nuevo bien, mas nada de las
constancias de autos indica que él entregó también el departamento recibido previamente,
incluyéndolo como parte del precio del nuevo inmueble, cual aseverara a fs. 255, párr. 3°, puesto
que el contrato de fs. 35/36 vta. no incluye la menor mención a ese acto; antes bien, lo reitero, en
él fue estampado que el precio de la novel adquisición fue abonado "íntegramente en dinero en
efectivo". Ha faltado aquí entonces esa dirimente nota de la relativa equivalencia del monto de
las operaciones, idónea para formar convicción judicial acerca de la real existencia de
subrogación real.-
Ante esa circunstancia, debe concluirse que la mayor parte del dinero invertido en la compra del
nuevo inmueble fue ganancial y, por tanto, ese bien resulta también ganancial, sin perjuicio del
eventual crédito contra la sociedad conyugal del esposo dueño del dinero propio invertido como
parte menor del precio (confr.: Belluscio, ob.ind., VI-124, n° 3). Pero este último tópico, relativo a
la teoría de las recompensas, nos conduce al primero de los agravios de la actora y merece
acápites separados.
III.- Frente al ataque de la actora acerca del derecho de recompensa reconocido al ex esposo sin
que éste lo invocara en su responde a la demanda, él, procurando sostener el decisorio así
impugnado, argumentó que en su día no le fue dado exponer que le asistía ese derecho por
cuanto así hacerlo hubiera resultado incompatible con su alegación de la calidad de bien propio
del inmueble referido.-
No lleva razón el demandado en tal motivación. En la contestación a la demanda "opondrá el
demandado todas las excepciones y defensas que, según este Código, no tuvieran carácter previo"
reza el art. 360 párr. 1° C.P.C.C. y en el caso no mediaba incompatibilidad tan extrema que le
vedara invocar como defensa de fondo el derecho de marras, pues a ese fin venía en su auxilio el
principio de eventualidad, calificado y conceptualizado por la doctrina como "derivación y
exigencia del preclusivo, en tanto importa aprovechar cada ocasión procesal íntegramente,
empleando en acumulación eventual todos los medios de ataque y defensa de que disponga para
que surtan sus efectos ad omnen eventum, es decir para estar prevenido por si uno o varios de
ellos no lo producen. Y ello es también válido aunque las proposiciones puedan ser excluyentes.
Así, todas las excepciones o recursos deben ser opuestos conjuntamente y en un sólo escrito. La
importancia práctica de la asunción de este postulado ha de subrayarse, pues, de la manera más
pronunciada" (Morello y otros, "Códigos Procesales.", 2da.ed., I-624).-
La acumulación eventual, subordinada o condicional que estuvo en la especie al alcance del
demandado, consiste en interponer una defensa de un modo directo y principal y otra
subordinado, para que funcione si eventualmente la primera fuere considerada improcedente,
desestimándosela por ello (confr.: Morello y otros, opus cit., II-B-305). El omitir el demandado el
uso de ese método defensivo esencial, importó privarse a sí mismo del amparo de un derecho no
invocado, cuya posible alegación hallaba cobijo en el recordado principio de eventualidad. Ese
era para el demandado un imperativo en el propio interés, una carga, pues él se hallaba en "la
situación de necesidad de realizar determinado acto para evitar que sobrevenga un perjuicio
procesal" (confr.: Goldschmidt, "Derecho procesal civil", trad. de Prieto Castro, Ed. Labor, págs. 8
y 203; mi voto en S.T.J., c. 16.783, S.D. 10/SCA/00).-
Igualmente argumentó el demandado, intentando el sostén de la aplicación oficiosa por la
juzgadora del previo grado de la teoría de las recompensas, la doctrina del exceso ritual
manifiesto. Mas, bien mirada ésta, advertimos que ella es de aplicación para evitar el ritualismo
estéril y objetar la falta de apreciación de pruebas dirimentes, cual surge de la elaboración de la
Corte Federal en los "leading case" "Colalillo, Domingo c/ Cía. de Seguros España y Río de la
Plata" (Fallos 238:550) y "Oilher, Juan c/ Arenillas, Oscar N." (L.L. 1981-C-67) , supuestos bien
distintos al de cabal ausencia de alegación de un derecho por la parte que hipotéticamente
vendría asistida por él, como en el subexamen aconteció. En el campo de los derechos disponibles
rige el fundamental principio dispositivo, conforme al cual la iniciativa es de la parte y a ella le
toca la aportación de los hechos fundantes de su pretensión o defensa, porque la pauta central
desde este enclave es, precisamente, la disponibilidad del derecho material (confr.: Morello y
otros, ob.ind., I-570 y sgts.); el juez será una verdadera autoridad en el proceso, pero ello no
excluye el señorío de los particulares en la disposición del derecho sustancial (confr.: C. Díaz,
"Instituciones.", Abeledo - Perrot 1972, I-241, nota 85). Por ende, las facultades del magistrado
en nada relevan al litigante de su carga de alegación, concreta y precisa, en tanto "la parte cuya
petición procesal no puede tener éxito sin que se aplique un determinado precepto jurídico,
soporta la carga de la afirmación y de la prueba que las características definidoras de este
precepto estén realizadas en los hechos" (Rosenberg, "La carga de la prueba", Ed. EJEA 1956,
págs. 91/109, n° 9).-
Y en las especies en que es debatido el modo de partir una sociedad conyugal, o, mejor expresado,
de poner fin a una indivisión postcomunitaria, nos hallamos en la órbita de los derechos
esencialmente disponibles, cual con ajustadas citas de doctrina señalara la actora en su
expresión de agravios. Es que los ex cónyuges, en virtud del art. 3462 Cód. Civ., al que remite su
igual n° 1313, pueden resolver liquidar los bienes de acuerdo con sus propios criterios, rigiendo
en ese supuesto la autonomía de la voluntad, no repelida por la ley en tales casos (arts. 846, 849
ídem). Ocurre que una vez extinguida la sociedad conyugal, dejan de tener aplicación los arts.
1218 y 1219 de nuestra Ley Civil, impedientes de todo acuerdo sobre el derecho a los bienes
gananciales; a partir de entonces queda marginada la prohibición de cederse bienes y,
consecuentemente, la incapacidad para hacerse mutuamente cesiones de derechos o renuncias a
ellos, así fuere tácitamente por el hecho de no reclamarlos en absoluto en su oportunidad (arts.
868 y 873 ídem; confr.: Zannoni, ob.ind., I-720/721, n° 565, cb").-
Por derivación necesaria de todo lo expuesto, tenemos que en el caso, al hacer valer la jueza "a
quo" una defensa disponible y no opuesta por el demandado, quebrantó nítidamente no sólo el
principio dispositivo, sino, a la par, su derivado el de congruencia., aquel románico aforismo de
"secundum allegata et probata partium, iudex iudicare debet", lozano aún en nuestro sistema
procesal. Tal principio de congruencia, cuyo respecto le es impuesto al magistrado como un
deber (art. 34 inc. 4° C.P.C.C.), consiste en la exacta "relación entre dos términos, uno de los
cuales es la sentencia misma. y el otro el objeto procesal en sentido riguroso; no, por lo tanto, la
demanda, ni las cuestiones, ni el debate, ni las alegaciones y las pruebas, sino la pretensión
procesal y la oposición a ella en cuanto la delimita o acota" (Guasp, "Derecho procesal civil",
3era. ed., I.E.P. 1968, I-217 y 517). Así entonces, la magistrada no debió introducir "ex officio"
defensas no opuestas por el litigante pasivo.-
Recuérdese la función que la contestación de la demanda tiene. De acuerdo a los principios
dispositivo y de contradicción y su consectaria la teoría de la sustanciación, a los que nuestro
ordenamiento procesal adhiere, la oposición a la pretensión sirve para elegir, entre las
teóricamente infinitas líneas de discusión que la pretensión puede suscitar, aquellas que tienen
mayor significación y trascendencia, función que se encomienda a la parte demandada por
entenderse que ella encuentra en su propio interés razones bastantes para saber seleccionar los
motivos de objeción cuyo debate y aclaración resulten necesarios. Esa actividad de oponerse a la
pretensión está sometida a un requisito temporal: ha de verificarse en determinado momento,
que en el vigente procedimiento preclusivo es el de contestación de la demanda. Allí, con la
invocación de "todas las excepciones y defensas" (art. 360 regla 1era.C.P.C.C., ya cit.), se
introduce la oposición, quedando desde entonces delimitado el objeto del proceso al establecerse
el marco dentro del cual la pretensión ha de ser manejada, lo que vincula al juez, quien no podría
desconocerlo, positiva o negativamente, sin incurrir en el vicio de incongruencia por "extra" o
"citra petita" respectivamente (arts. 34 inc. 4º y 165 inc. 3°, 4° y 6º cód. cit.; confr.: Guasp, ob.
ind., I-233).-
El de ser satisfecho del crédito nacido de una recompensa al liquidarse una sociedad conyugal
pertenece, vuelvo a puntualizarlo, al campo de los derechos disponibles, aquellos que, por
responder a un interés individual, aun cuando acogidos en abstracto por las normas legales,
deben ser ejercidos en concreto por el interesado, a cuya actividad particular es confiado el
estímulo para la puesta en marcha de la función estatal. Regido tal derecho por el principio
dispositivo, derivación necesaria de ese sistema son los límites puestos a la decisión judicial, que
quedan demarcados por las pretensiones deducidas y las oposiciones a las mismas formuladas;
se trata ahora del conocido principio de congruencia -ramificación del anterior-, cuya aplicación
conduce a concluir que la resolución concedente de algo no solicitado ha sido dictada "ultra
petita". La regla sustancial debe conciliarse con otras básicas de naturaleza procesal: la
dispositiva, que requiere la iniciación e impulso de parte para excitar la actividad del órgano; y
la de congruencia entre la pretensión y la decisión (esta sala, c. 15.095 S.D.C. 53/99, c. 6/11
S.D.C.A. 1/11).-
Considero por todo lo expuesto que el decisorio apelado en autos, en cuanto reconoce derecho a
recompensa al ex cónyuge demandado, debe ser revocado.-
Consecuencia necesaria de ello será marginar de todo análisis el agravio del demandado relativo
al reajuste de su hipotético crédito por dicha recompensa, por tratarse de una cuestión
abstracta, carente de actualidad, de aquellas de las los tribunales de alzada no deben ocuparse
(art.244 C.P.C.C., su doc.).Es que imposible de reconocer un crédito, no tiene caso divagar acerca
de la posibilidad de reajustarlo.-
IV.- Toca ahora el ocuparse de la condena en costas, que la Señora Jueza de Primera Instancia
distribuyera atendiendo al resultado del pleito, parcialmente favorable a uno y otro litigante,
solución impugnada por la actora aduciendo que fue el demandado quien hizo oídos sordos a su
invitación a celebrar tratativas extrajudiciales, obligándola de ese modo a deducir su
pretensión.-
En pleitos sobre liquidación de sociedades conyugales, por ser procesos tramitados en interés
común de las partes, como regla, las costas han de repartirse en porciones iguales, porque la
participación de los esposos en la sociedad también, en principio, es igual (confr.: Fassi - Yañez,
"Código Procesal .", Astrea 1988, I-294; Granillo, "Las costas de la liquidación de la sociedad
conyugal", L.L. 1978-D-1046). Es exacto que a ese principio hacen excepción los casos en que uno
de los cónyuges se ve obligado a litigar por falta de colaboración o acuerdo del otro, quien
obstruye la liquidación, supuesto en que habrá un vencido considerado objetivamente (confr.:
Gozaíni, "Costas procesales", EDIAR 1990, pág. 364).-
Pero en el "sublite" no concurren los extremos de dicha regla ni de la excepción mentada por la
actora, sino de otro distinto supuesto de exclusión al indicado principio general. En efecto, de
idéntico modo forman excepción a la aludida regla aquellos otros casos en que han mediado
controversias e incidencias respecto de los bienes a liquidar, supuestos en los que las costas
habrán de imponerse de acuerdo al principio general de la derrota como base de la condena
(confr.: Fassi - Bossert, "Sociedad conyugal", Astrea 1970, II-323; C.N. Civ., Sala "C", L.L. 1987-B-
178; este tribunal, c. 20.483 S.D.C. 46/05)
Y es esta última la excepción que se ha delineado en esta especie.Aquí la actora denunció como
bienes comunes dos inmuebles y dos automotores; el demandado se allanó en relación a los dos
vehículos, mas controvirtió en cambio la calificación de los dos bienes raíces, logrando a la
postre demostrar que uno de ellos, el de la calle Brasil n° 215 de esta ciudad, era bien propio
suyo. Promedio de tal modo un vencimiento parcial y mutuo que autoriza a distribuir las costas
causídicas prudencialmente, cual lo practicara la sentenciante de la instancia precedente
imponiéndolas al demandado en un 70 % y a la actora en el 30% restante (art. 72 C.P.C.C.),
proporción que, a mi ver, se ajusta al resultado del pleito, atendiendo al número de bienes cuya
calidad fue debatida y a los aproximados valores crematísticos de ellos.-
V.- Las razones expuestas me conducen a proponer al acuerdo la confirmación de la sentencia
apelada en lo principal que ella decidiera, revocándola exclusivamente en cuanto reconoce al
demandado un derecho de recompensa por valor de $ 30.000.-
Desestimados "in totum" los agravios del demandado y prosperando uno de los dos expresados
por la actora -bien que el de superior contenido económico-, también en esta segunda instancia
se delineó un vencimiento parcial y mutuo que lleva a distribuir las costas de ella imponiéndolas
al demandado en un 85 % y a la actora en un 15 % (art. 72 C.P.C.C., ya cit.).-
Los honorarios de los Dres. ., por sus labores de alzada y vista la extensión, calidad y resultado de
ellas, creo justo regularlos en la sumas respectivas equivalentes al 3,60 %, al 1,20 % y al 1,25 %
de la mitad del activo de la sociedad conyugal, según el monto de sus bienes, cuyo valor sea
determinado en la etapa de ejecución de sentencia (arts.5, 6, 9, 13, 34de la Ley XIII n° 4).-
Consecuentemente, me pronuncio en esta cuestión PARCIALMENTE POR LA NEGATIVA.-
A LA PRIMERA CUESTIÓN, el Señor Juez de Cámara, Doctor Marcelo López Mesa, expresó: -
Que las cuestiones fácticas han sido suficientemente referidas por el colega de primer voto,
motivo por el cual no abundaré en ellas, dando por reproducidos aquí los desarrollos efectuados
al respecto por el Dr. Velázquez. Me concretaré, para el sustento individual de mi voto, a analizar
los aspectos relevantes traídos a revisión de esta Sala.-
Ingresando al tratamiento de las cuestiones planteadas a esta Cámara, pondré en primer plano
el tema del carácter ganancial del inmueble sito en calle Belgrano n° 1.3.-
La determinación de ese eventual carácter ganancial del inmueble nos coloca ante el tema de la
subrogación real, que define y regla el art. 1266 CC primera parte, en virtud del cual son
gananciales "Los bienes que se adquieren por permuta con otro de alguno de los cónyuges, o el
inmueble que se compre con dinero de alguno de ellos.".
El art. 1266 CC tiene la intención o finalidad de que los patrimonios propios de los cónyuges no
pierdan ese carácter, a través de la correcta identificación de los que componían el patrimonio
propio original del cónyuge y de los que eventualmente viniesen en el futuro a reemplazar o
sustituir a un bien propio enajenado o cedido.-
En línea con esta idea se ha resuelto que el art. 1266 CCiv., en coherencia con lo dispuesto por el
art. 1267 CCiv., establece que son propios los bienes adquiridos por subrogación real de otros
bienes propios; tal sería el caso de la reinversión de dinero propio en la adquisición de un lote
durante la vigencia de la sociedad conyugal (Cám. Civ. Com. San Isidro, sala II, 17/09/2002, "W.,
A. R. v. S., C. H.", en La Ley online).
Claro que esta norma -art.1266 CC- coexiste y debe armonizarse con el principio de la presunción
de ganancialidad de los bienes adquiridos durante el matrimonio, por lo que la prueba del
carácter propio debe ser suficiente, clara, patente, no dejando lugar a dudas, porque en la duda
prevalece la presunción de ganancialidad sentada por el art. 1271 CC.
Por ende, para la aplicación de la subrogación real, se requiere demostrar el carácter propio de
los fondos empleados en la compra de un bien para que éste sea propio, demostración que no es
sacramental, pero tampoco puede ser laxa o conjetural, dado que admitir ello implicaría frustrar
el objetivo perseguido por el legislador, favoreciendo una suerte de promiscuidad patrimonial de
los cónyuges. –
Un agudísimo desarrollo ha dado el eminente civilista Eduardo ZANNONI al tema de la
subrogación real en un viejo artículo suyo, muy recomendable por cierto, en el que enseña que
"La concepción tradicional del "patrimonio-persona" se encuentra en crisis. Día a día se afirman
nuevas soluciones, como los llamados patrimonios de afectación, la sucesión en los bienes, etc.,
que han culminado por asestar duros golpes y mostrar, a la vez, la insuficiencia de esta
abstracción. Sin embargo, la idea de subrogación real que es la que ahora nos interesa viene a
cobrar todo su sentido en aquélla. Subrogar, etimológicamente, significa sustituir o poner una
cosa en lugar de otra. Por ello ya decían los romanos que "subrogatum sapit naturam
subrogati", o sea que lo subrogado mantiene la misma naturaleza de aquello a que se subroga.
Dejando de lado la noción de subrogación personal, como, valgan los ejemplos, la acción
subrogatoria (art. 1196, Cód. Civil) y el pago con subrogación (art.767), la subrogación real
constituye un erio reparo a la denominada fungibilidad de los elementos del patrimonio que, se
ha sostenido, se funda en la idea de universalidad jurídica (2). Toda vez que se pretenda
conservar en su destino el valor de un bien afectado a un determinado fin o se trate de asegurar
la restitución de una masa de bienes, es claro que la abstracción que funda la universalidad
patrimonial es insuficiente. Y ello a pesar, aunque parezca paradójico, de que la teoría de la
subrogación real "lato sensu" habría sido concebida por AUBRY y RAU precisamente como
consecuencia de la fungibilidad de los componentes del patrimonio" (cfr. Eduardo A. Zannoni.,
"Subrogación real y sociedad conyugal", La Ley tmo 139, pp. 276 y ss.).
Sigue diciendo el distinguido camarista capitalino que ".la subrogación real puede entenderse en
dos sentidos distintos, según que se contemple en ella la sustitución de un objeto de determinada
relación jurídica quedando esta última sin modificar o, además se contemple también la
derivación y sustitución de una relación nueva a la relación anterior que ha surgido por la
modificación del objeto. En nuestro Código Civil, por ejemplo, la subrogación real por sustitución
del objeto sin que la relación jurídica sufra mutación, derivación o sustitución, la encontramos
en el caso del art. 579 que, en caso de pérdida de la cosa por culpa del deudor a cuyo cargo pesa
la obligación de dar cosas ciertas, éste es responsable al acreedor por su equivalente y por los
perjuicios e intereses. Hipótesis similares nos presenta el art. 581 en el supuesto de deterioro; los
arts. 585 y 587 cuando se trata de obligaciones de dar cosas ciertas para restituir a su dueño en
los que se vierten idénticas consecuencias, el art.889 que en la imposibilidad del pago por culpa
del deudor o si éste se hubiere hecho responsable de los casos fortuitos o de fuerza mayor,
convierte la obligación en la de pagar daños e intereses, o el art. 3430 que subroga el precio
percibido por el poseedor de buena fe de la herencia al inmueble enajenado por éste" (cfr.
Eduardo A. Zannoni., "Subrogación real y sociedad conyugal", La Ley tmo 139, pp. 276 y ss.).
Y aduce luego que "otros son los casos en los que, respecto del patrimonio mismo, el cambio o
sustitución del objeto trae consigo además una nueva relación esencialmente distinta pero que
pretende conservar la naturaleza patrimonial de la relación basada en el objeto sustituido. Y he
aquí el caso que con más frecuencia se cita al respecto: la subrogación de los bienes propios de
cada uno de los cónyuges por bienes o, en general, valores sustituidos por aquellos que conservan
el carácter de propios" (cfr. Eduardo A. Zannoni., "Subrogación real y sociedad conyugal", La Ley
tmo 139, pp. 276 y ss.), que es el supuesto que se debate en autos.
Tanto el supuesto de la reinversión del dinero proveniente de la venta de un bien propio como el
de la permuta del mismo por otro, plasman supuestos de subrogación real. En ambos casos,
aunque señaladamente más en la reinversión, es necesario acreditar el nexo o continuidad del
tracto tipificador de esa reinversión, es decir, que debe establecerse debidamente la correlación
entre ventas y compras sucesivas.
En esta senda se ha puntualizado que a efectos de incorporar a la masa ganancial partible los
bienes adquiridos por uno de los esposos con posterioridad a la separación de hecho, incumbe al
otro cónyuge acreditar la configuración de una suerte de subrogación real, es decir que, aquéllos
fueron solventados con fondos o frutos provenientes de bienes gananciales pertenencientes a la
época en que se verificaba la convivencia (Cám. Nac. Civ., sala B, H., 20/10/2005, "M. B. c. G.
S.,M.R.", LA LEY 2006-A , 679).
Esto no significa que las sumas empleadas en la compra sean materialmente las mismas, ni que
se requiere una contigüidad temporal perfecta entre ambas operaciones. Atinadamente se ha
dicho que para la atribución de carácter propio de un bien adquirido durante el matrimonio con
fondos propios no se requiere proximidad temporal o equivalencia de montos recibidos y
empleados, pues el crédito queda abierto frente a la comunidad conyugal desde la incorporación
de los fondos hasta tanto no los emplee en el pago de una deuda propia o en la adquisición de
otro bien que deba ser calificado como propio (Cám. Apels. Civil, Comercial y de Garantías de
Necochea, 15/06/2000, "G., J. L. c. De La H., M. G.", LLBA 2001, 249).
Claro que no cualquier prueba es idónea al efecto de acreditar ello. Es cierto que si bien el art.
1271 del Cód. Civil establece una presunción de ganancialidad respecto de los bienes existentes al
momento de la disolución de la sociedad conyugal, ella tiene el carácter de iuris tantum y, por lo
tanto, admite pruebas en contrario, siendo admisibles a este respecto todos los medios de prueba
cuando la controversia se plantea entre los cónyuges (Juzgado de Familia, Civil y Penal de
Menores Nro. 2 de Concordia • G., A. y otra • 02/03/2010 • La Ley Online
• AR/JUR/48101/2010).
Pero no lo es menos que la prueba tendiente a desplazar la aplicabilidad a un caso de una
presunción debe ser concluyente. Como se lee en nuestro "Sistema de jurisprudencia civil", para
el art. 1266 del Código Civil, en coherencia con lo dispuesto por el art. 1267 del mismo Código,
son propios los bienes adquiridos por subrogación real de otros bienes propios. Pero, si frente a
terceros la reinversión exige el cumplimiento de los recaudos del art. 1246 para poner los bienes
registrables a salvo de la presunción de ganancialidad, entre cónyuges es admisible toda prueba
que acredite aquella subrogación. Pero la misma debe ser concluyente (C. Civ.y Com. San Isidro,
sala 2ª, 14/6/1994, "P. v. F.", en LÓPEZ MESA, M., "Sistema de jurisprudencia civil", Edit.
AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2012, T. II, p. 2924). –
Y lo que se aprecia claramente de la lectura de la causa es que la acreditación de tal extremo de
hecho, presupuesto incanjeable de la acogibilidad de la pretensión del demandado recurrente, no
se ha producido en esta causa.
Por el contrario, el contrato de permuta de fs. 31 prueba que el demandado se desprendió de un
bien propio, recibiendo la suma de dólares estadounidenses treinta mil, equivalente entonces a $
30.000, y un departamento del segundo piso del edificio de la calle Nueve de Julio 124 de Trelew,
que cinco meses más tarde adquiriría en condominio con la aquí accionante al 50 % el inmueble
en cuestión por el precio de $ 65.000, que el mandatario de los vendedores declaró entonces fue
recibido por sus mandantes "íntegramente en dinero en efectivo" (cfr. fs. 36). Esa es la prueba
rendida. Y es insuficiente como plataforma fáctica de la pretensión que analizamos.
La presunción de ganancialidad que surge de la adquisición de un bien en condominio durante el
matrimonio no ha sido desvirtuada por la prueba presentada en autos, que no ha sido lo
concluyente que debía ser al efecto, pues no se ha probado que el dinero recibido por el
departamento entregado fuera reinvertido en el precio del nuevo inmueble, como se afirmara a
fs. 255; ello ya que el contrato de fs. 35/36 vta. no incluye mención alguna de ello y no se ha
presentado prueba de abono del carácter propio del precio pagado, íntegramente en dinero en
efectivo.
Tampoco surge de autos la equivalencia del monto de las operaciones sucesivas o de la
correlación entre ambas operaciones, lo que sería necesario para tener por acreditada la
existencia de una subrogación real de inmuebles propios.Dado tal panorama es dable concluir
que la mayor parte del dinero invertido en la compra del segundo inmueble ha sido ganancial, lo
que torna ganancial al bien adquirido, lo que no se ve obstaculizado por un eventual derecho a
recompensa contra la sociedad conyugal.
Tal aspecto, el de la procedencia o improcedencia del reconocimiento de una recompensa en
autos, nos adentra en el primer agravio de la actora, que se encadena al que veníamos tratando.
La recompensa es un reconocimiento -normalmente meramente contable, cuando se produce
antes de la partición del patrimonio conyugal- de un valor o acreencia a uno de los cónyuges que
se ha visto empobrecido, en términos relativos, en su participación en el patrimonio de la
sociedad conyugal, habiendo aportado bienes o dineros suyos propios para la adquisición o
mejoramiento de un bien ganancial.
Han sido definidas diciendo que las recompensas son créditos debidos entre los cónyuges en la
liquidación de la sociedad conyugal. Su fundamento, como en el resto de los ordenamientos que
receptan el régimen de la comunidad, es evitar los desplazamientos entre la masa propia y
ganancial, y si ese equilibrio se ha roto, viene el instituto a restablecerlo (Conf. Arianna, Carlos
A., "Sociedad conyugal. Liquidación. Recompensas. Valor locativo", RDF 1998-13-335 y Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala G, 13/08/2010, "S., I. G. c. C., O. H.", DJ 24/11/2010 , pp.
68 y ss.).
También se las definido como las "indemnizaciones entre los cónyuges con el propósito de
asegurar a ambos esposos la exacta participación por mitades en los bienes gananciales,
igualdad que puede haber resultado afectada por la gestión durante el régimen, tanto en
detrimento de los gananciales y a favor de los propios, como en detrimento de los propios y a
favor de los gananciales" (Conf. Méndez Costa, María J.-D´Antonio, Daniel H., "Derecho de
familia", t. II, pág. 231 y Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala G, 13/08/2010, "S., I. G.
c. C., O.H.", DJ 24/11/2010, pp. 68 y ss.).
En el caso que nos convoca se ha reconocido al ex esposo de la actora -aquí demandado- y sin
que éste lo alegara en su contestación de la demanda, un derecho de recompensa por valor de
pesos treinta mil.
La actora cuestiona esta parte del fallo de grado, alegando su irregularidad, lo que niega el
demandado arguyendo que en su oportunidad no pudo afirmar que le asistía derecho a
recompensa, ya que ello era incompatible con su alegación del carácter propio del inmueble
objeto de debate en autos.-
No es certera la defensa del accionado. Su defensa del fallo de grado colisiona contra el texto
expreso del art. 360 párr. 1° C.P.C.C. y bien pudo introducir esa defensa subsidiariamente o en
virtud del principio de eventualidad.
No habiéndola introducido el juzgador de grado ha violado el principio de congruencia en forma
grave al acoger una pretensión que no había sido introducida a la litis, y que se receptara en
franca contravención a lo dispuesto por los arts. 34 inc. 4° in fine y 165 inc. 6° CPCC).
También es descartable el argumento del accionado de la viabilidad de la aplicación de oficio de
la teoría de las recompensas por la a quo, que se intenta cobijar en la doctrina del exceso ritual
manifiesto.
Se trata de un esfuerzo digno de mayor fruto. Es que, evidentemente, el demandado no conoce la
doctrina legal vigente en esta materia, que ha sido sentada en una resolución interlocutoria de
esta Sala en la que se trazara una interesante distinción entre dos términos que no son
equivalentes, sino profunda y radicalmente diversos: por un lado, las normas procesales que
establecen límites a la competencia de los jueces para asegurar determinados valores y
principios, y por otro el ritualismo procesal excesivo (cfr.esta Sala, 03 de junio de 2013, in re
"Navarro c/ Barrancas Blancas SA").
En la sentencia de grado se acogió una defensa no formulada en el proceso; digamos que la a
quo pretensió aplicar una intuición inasible de justicia, al margen de lo alegado y probado por
las partes en la causa, lo que violenta gravemente el valor seguridad jurídica y uno de sus
principales correlatos, el principio de congruencia, en virtud del cual el juez está atado a los
términos en que quedó trabada la litis en el grado. Tal limitación se enlaza con el principio de
congruencia y con el valor o garantía constitucional del debido proceso y la defensa en juicio.-
A través de este límite se busca evitar que los litigantes no sean sorprendidos con nuevos debates,
fuera de tiempo, o con resoluciones inopinadas o anodinas, que vulneren su derecho a un proceso
regular, ordenado y previsible.
Las limitaciones procesales establecidas por el principio de congruencia -todas ellas- están
pensada para salvaguardar la defensa en juicio y el debido proceso, el que dejaría de ser debido y
se convertiría -en su caso- en un ariete contra estas garantías (cfr. esta Sala, 03 de junio de 2013,
in re "Navarro c/ Barrancas Blancas SA").
Y no es dable olvidar que el exceso ritual manifiesto no consiste en la aplicación de una norma
procesal, aun de un modo intenso, porque con ese criterio extremista la aplicación de toda
norma y cualquier norma procesal configuraría un ritualismo, en tanto límite a los derechos
sustanciales hechos valer en juicio. No es tan sencilla la doctrina de exceso ritual manifiesto. Se
configura tal vicio o desviación solamente cuando se aplica una norma procesal despojada de la
finalidad concreta con que el legislador la estableció, o en franca contradicción al principio
procesal o constitucional con que ella se corresponde, o sin relación con el valor o garantía a que
ella sirve (cfr.esta Sala, 03 de junio de 2013, in re "Navarro c/ Barrancas Blancas SA").
Ninguna de estas situaciones se da en el caso y ninguna ha sido descripta o introducida
debidamente por el demandado, lo que sella la suerte de su apelación al exceso ritual
manifiesto.-
De todo lo anteriormente expuesto cabe colegir que la jueza inferior ha acogido una defensa que
el demandado tenía disponible pero no introdujo en su responde, la que -por ende- era
indisponible para la a quo, la que al acogerla vulneró claramente el principio dispositivo, y su
lógica y necesaria derivación, el principio de congruencia (art. 34 inc. 4° CPCC y cctes.).
Lo desarrollado patentiza que el fallo de grado de esta causa, en lo tocante a reconocer el
derecho a recompensa al demandado, se torna pasible de revocación, lo que vuelve abstracto el
agravio del demandado atinente al reajuste de su acreencia derivada de esa recompensa, ahora
dejada sin efecto en esta sede.
En cuanto a las costas, que fueran distribuidas por la a quo en atención al resultado del pleito,
parcialmente favorable a uno y otro litigante, ello fue cuestionado por la actora que alegó que su
contraria la había obligado a litigar, al desoir sus reclamos extrajudiciales. -
En estos procesos sobre liquidación de sociedad conyugal, rige el principio general de que
tratándose de una petición relacionada con la liquidación de la sociedad conyugal, no corre
sponde imponer las costas con fundamento en el principio de la derrota, puesto que la
intervención del juez es una carga común y necesaria a fin de componer las diferencias entre las
partes, ello con excepción de los casos en los que alguno de los cónyuges mantuviera una
conducta irrazonable o injustificada (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala L,
20/10/2011, "G., A. G. D. c. L. O., M. C.N.", La Ley Online • AR/JUR/71032/2011).
Sin embargo, no se trata de una regla sin excepciones y las costas sobre un proceso de
liquidación de la sociedad conyugal deben imponerse íntegramente al demandado y no ser
distribuidas entre las partes, si su resistencia ha provocado la necesidad de promover un proceso
que bien podría haber concluido mediante un acuerdo de partes, sobre todo cuando en el juicio
presentó una contestación de la demanda que solo importó una negativa al planteo de la
contraria, no produjo prueba alguna en respaldo de sus supuestos derechos, consintió la
sentencia, y ni siquiera contestó el traslado de la accionante en esta instancia (Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Civil, sala E, 24/04/2007, "C., M. S. c. F., H. R.", DJ 2007-III, 41).
Una situación no tan neta es la que se da en este caso. Aquí la accionante insinuó como bienes
gananciales a dos inmuebles y dos automotores, mientras el accionado se allanó respecto de los
dos vehículos, pero se opuso a lo tocante a ambos inmuebles. Uno de ellos se acreditó que era
bien propio del demandado (el de la calle Brasil 215 de Trelew), pero el otro ello no ocurrió, por
lo que se plasma en autos una situación de vencimiento parcial y mutuo que lleva a repartir las
costas prudencialmente, como hiciera la a quo al imponerlas al demandado en un 70 % y a la
actora el remanente del 30% (art. 72 C.P.C.C), distribución porcentual que se ajusta al resultado
del litigio, y que toma en cuenta el número de bienes cuya calidad común fue debatida y a los
aproximados valores crematísticos de ellos y al resultado obtenido en definitiva.-
Por tales fundamentos, habré de acompañar la propuesta del Dr.Velázquez de confirmar el
decisorio impugnado en lo principal que fuera materia de recurso y agravios, modificando el
decisorio solamente en lo tocante al reconocimiento que efectúa al demandado de un derecho de
recompensa por valor de pesos treinta mil ($ 30.000), que se deja sin efecto en esta sede.-
En cuanto a las costas del pleito, habiendo sido desestimados los agravios del demandado
recurrente y acogiéndose uno sólo de los dos introducidos por la accionante en esta alzada se
plasmó un vencimiento parcial y mutuo, que induce a repartir las costas de esta sede,
atribuyéndolas en un 85 % al accionado y el remanente a la actora (art. 72 C.P.C.C).-
También propiciaré la regulación de los emolumentos de alzada en las siguientes alícuotas: estos
porcentajes se justifican en atención a la extensión, mérito, calidad y resultado de las respectivas
tareas cumplidas en la alzada (arts. 5, 6, 9, 13, 18 y 34, Ley XIII N° 4).-
Por los fundamentos expuestos supra, a la primera cuestión, VOTO POR LA AFIRMATIVA.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN el Dr. Velázquez respondió:
Visto el acuerdo antes alcanzado al ocuparnos de la cuestión precedente, corresponde confirmar
la sentencia apelada en lo principal que ella decidiera, revocándola exclusivamente en cuanto
reconoce al demandado un derecho de recompensa por valor de $ 30.000, imponiendo las costas
de segunda instancia al demandado en un 85 % y a la actora en un 15 % y regulando los
honorarios de los Dres. ., por sus labores de alzada, en la sumas respectivas equivalentes al 3,60
%, al 1,20 % y al 1,25 % de la mitad del activo de la sociedad conyugal, según el monto de sus
bienes, cuyo valor sea determinado en la etapa de ejecución de sentencia.-
ASÍ LO VOTO.-
A LA SEGUNDA CUESTIÓN, el Señor Juez de Cámara, Doctor Marcelo López Mesa, expresó:
En vista del acuerdo arribado precedentemente, el pronunciamiento que corresponde dictar es el
que propone el Dr. Velázquez en su voto a esta cuestión. Tal mi voto.-
Con lo que se dio por terminado el acuerdo, dejándose constancia que la presente se dicta por
dos miembros del Tribunal por haberse logrado la mayoría (Art. 8º Ley V Nº 17).-
Trelew, 06 de mayo de 2014.-
En virtud de lo resuelto en el Acuerdo cuya copia antecede, la Sala "A" de la Cámara de
Apelaciones de la ciudad de Trelew; pronuncia la siguiente:
S E N T E N C I A:
CONFIRMAR la sentencia apelada en lo principal que ella decidiera, revocándola exclusivamente
en cuanto reconoce al demandado un derecho de recompensa por valor de $ 30.000.-
IMPONER las costas de segunda instancia al demandado en un 85 % y a la actora en un 15 %
REGULAR los honorarios de los Dres. Andrés M. Sobieralski, Andrés P. Arbeletche y Karina B.
Lanza, por sus labores de alzada, en la sumas respectivas equivalentes al 3,60 %, al 1,20 % y al
1,25 % de la mitad del activo de la sociedad conyugal, según el monto de sus bienes, cuyo valor
sea determinado en la etapa de ejecución de sentencia.- Regístrese, notifíquese y devuélvase.
Marcelo J. Lopez Mesa - Presidente Carlos A. Velazquez - Juez de Camara Registrada Bajo El Nº
01 De 2014 - Sdf.- Conste. Jose Pablo Descalzi - Secretario
CASO 12
Ref.: Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Bahía Blanca, “A. C. G. c/ R. C. E
s/divorcio”, de fecha 28/08/2015. Microjuris. Cita: MJ-JU-M-94680-AR | MJJ94680
Sumario
1.- Corresponde dejar sin efecto la sentencia apelada y decretar el divorcio tramitado en los
términos de los arts. 435 inc. c y 437 del CCivCom. debiendo las partes ocurrir ante el juez de la
causa en procura de cumplir los requisitos de los artículos 438 y 439 del ordenamiento aludido,
pues las sentencias que se dicten a partir de agosto de 2015 no pueden contener declaraciones
de inocencia ni culpabilidad, aunque el juicio haya comenzado antes de esa fecha, desde que la
culpa o la inocencia no constituyen la relación, son efectos o consecuencias y, por eso, la nueva
ley es de aplicación inmediata.
2.-El conflicto planteado habrá de ser resuelto a la luz de las disposiciones que emergen del
vigente CCivCom. -por aplicación de su art. 7° que reproduce el 3° del derogado CCiv. de Vélez
Sarsfield-, dado que el divorcio decretado en la instancia anterior no se encuentra firme y
consentido por virtud de su apelación y, siendo que la sentencia que decrete el mismo tiene
carácter constitutivo de un nuevo estado civil, ha de estarse a la ley vigente al momento de
emisión de la sentencia.
3.-El matrimonio se celebra y se sostiene por la voluntad coincidente de los contrayentes y, por
ende, cuando la voluntad de uno de ellos o de ambos desaparece, el matrimonio no tiene razón
de ser y no puede ser continuado, habilitándose por este simple y elemental fundamento que uno
o ambos puedan solicitar su divorcio; el respeto por la libertad y autonomía de la persona
humana y a su proyecto de vida impone la obligación de evitar forzar a un sujeto a continuar en
un matrimonio que no desea.
Fallo
n la ciudad de Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, a los 28 dias del mes de Agosto de 2015,
reunidos en acuerdo los Señores Jueces de la Sala Uno de la Excma. Cámara Primera de
Apelación en lo Civil y Comercial de este Departamento Judicial, Dres. María Cristina Castagno y
Guillermo E. Ribichini para dictar sentencia en los autos caratulados: "A., C. G. c/ R., C. E. s/
Divorcio" (expte n° 144.590), y practicado el sorteo pertinente (arts. 168 de la Constitución de la
Provincia de Buenos Aires y 263 del Código Procesal), resultó que la votación debía tener lugar
en el siguiente orden: Doctores Castagno y Ribichini, resolviéndose plantear y votar las
siguientes.
CUESTIONES
1) ¿Se ajusta a derecho la sentencia apelada, dictada a fs. 157/163?
2) ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?
VOTACIÓN
A LA PRIMERA CUESTIÓN LA SEÑORA JUEZ DRA. CASTAGNO DIJO:
I. - C. G. A. promovió demanda de divorcio contra C. E. R. por la causal de injurias graves
invocando haber contraído matrimonio con ella el 8 de junio de 2001 en Punta Alta y que de esa
unión nacieron sus hijos Evelyn E. el 24/06/1993 y Facundo Ignacio el 29/12/1994. Dijo que la
vida matrimonial transcurrió normalmente, acusó algún cambio de carácter a su mujer y luego
cambiaron las cosas radicalmente cuando advirtió por sí mismo y por comentarios de terceros,
que ella era frecuentemente visitada en el domicilio asiento del hogar conyugal por distintas
personas de sexo masculino que no eran ni amigos ni del entorno familiar y en horas en que él
trabajaba como empleado pesquero y no podía presentarse en la vivienda. Dijo que la situación
se fue agravando pese a sus reclamos con resultado infructuoso, hasta que de común acuerdo se
retiró del hogar en enero de 2009. Ofreció prueba de sus alegaciones.
II. - Contestando la demanda, la señora R. negó los hechos relatados por el actor y reconvino por
la causal de injurias graves y abandono voluntario y malicioso del hogar conyugal.Dijo también
que al principio llevaban una vida normal hasta que su esposo comenzó a tener conductas
extrañas por su adicción a las drogas y el alcohol ausentándose por varios días y cuando volvía
desplegaba actos de violencia, amenazas e insultos y golpes que toleraba por las promesas que él
le hacía de cambiar. Dijo que quien la había injuriado gravemente en forma privada y pública
era su esposo no sólo al abandonar el hogar conyugal en forma voluntaria y maliciosa sino
también por actos injuriosos de infidelidad.
Señaló la existencia de varias causas penales a su marido las que identificó en las que se le
imputaba resistencia a la autoridad y tenencia de armas de guerra.
Expresó que en abril de 2011 A. abandonó la sede del hogar en forma voluntaria, maliciosa e
intempestiva, sin su consentimiento, siendo que habian vacacionado junto a amigos en enero y
febrero de 2011 visitando Carhue y Sierra de la Ventana. Agregó que a los pocos días de
ausentarse se hacía ver en público con su nueva pareja, Roxana E. Bustos sin el menor decoro o
recato, que sus amigos le comentaron y pudo constatar personalmente así como que vivía en el
domicilio materno de ésta con quien tuvo una hija en febrero de 2012.
Relató que siempre se dedicó a criar a sus hijos, que el varón padece dificultades para caminar
debido a haber sufrido hidrocefalia. Dijo que su marido se había desligado de su obligación
alimentaria debiendo incoar proceso que tramitó ante el Juzgado de Paz de Coronel Rosales; que
ante este Juzgado tramitó también una acción por infracción a la Ley 12.569 en razón de la
violencia del actor, quien en represalia cortó los servicios de luz, y gas de la casa que habitan.
Ofreció prueba de sus dichos.
III. - Corrido traslado de la reconvención, el actor la contestó negando los hechos relatados por
su oponente y desconociendo la documentación acompañada.Reiteró las circunstancias que
expusiera en demanda y ofreció prueba al respecto.
IV. - A fs. 65 consta el acta de la audiencia preliminar del artículo 842 del CPC a la que no
concurrió la señora R. por lo que se la tuvo por desistida de su reconvención, imponiéndosele
multa a favor de su contraparte que fue revocada por esta Cámara en resolución de fs. 98.
V. - Con la previa intervención del agente fiscal de fs. 155 se dictó la sentencia que luce a fs.
157/163, por la cual el señor juez a quo rechazó la demanda de divorcio promovida por C. G. A.
contra C. E. R. por la causal de injurias graves e hizo lugar a la reconvención deducida por ésta
contra aquel por las causales de injurias graves y abandono voluntario y malicioso del hogar
(arts. 202 inc. 4° y 5°, 1214 inc. 1° y 235 del Código Civil y 384, 385, 402 y 853 del CPC). Declaró
disuelta la sociedad conyugal con efecto al día de la contestación de la reconvención
(21/mayo/2012 - art. 1306 del Código Civil) e impuso las costas al vencido A. (art. 68 del CPCC)
regulando los honorarios de los profesionales intevinientes respecto de la demanda y
contestación en ($.) para el Dr. Julio R. Amaya y ($.) para la Dra. Mirta L. R. y los de la
reconvención y su contestación en ($.) para la Dra. Mirta L. R. y ($.) para el Dr. Julio R. Amaya.
Para así decidir el señor juez de la Instancia anterior valoró las pruebas reunidas poniendo de
manifiesto que el actor reconoció en su confesional que había abandonado el hogar conyugal,
aunque dijo que fue de común acuerdo; admitió haber vacacionado junto a su esposa e hijos en
enero de 2011 y que desde fines de marzo de ese año convive con Rosana Bustos mostrándose
públicamente con ésta, así como también que durante el matrimonio consumía drogas y la
restricción de acercamiento a su esposa e hijos que se le impusiera.Tuvo en cuenta también las
testimoniales producidas de las que surgían las contestaciones que detalla, las que daban cuenta
de la adicción del actor, las peleas y reclamos de su esposa, la dedicación de ésta al hogar y a su
hijo discapacitado y la relación de éste con la señora Rosana Bustos que presumió, por los dichos
de los testigos y el nacimiento de una hija en común que se remontaría a antes del retiro de su
hogar conyugal, dejando expresado que los testigos que depusieran sobre la conducta de R. no
habían sido contestes ni habían podido afirmar haberla visto en situación comprometida con las
personas que refirieran a las que no pudieron identificar.
VI. - Contra dicho pronunciamiento se alzó en recurso de apelación el actor de autos C. G. A. que
fundó con la expresión de agravios luciente a fs. 177/179, replicada por su contraria a fs.
181/184.
VII.- En prieta síntesis, se queja el actor del rechazo de su demanda de divorcio con fundamento
en la causal de injurias graves (art. 214 inc. 1 que remite al 202, inc. 4° del Código Civil) y de la
admisión de la reconvención promovida por su demandada con sustento en injurias graves y
abandono malicioso y voluntario del hogar.
Fundando tales agravios trae a colación los dichos de los testigos que cita sosteniendo su
idoneidad y que corroboran el relato que sustentara su demanda y la causal que invocara
entendiendo probadas las injurias aducidas.
Por su parte, la demandada y reconviniente acusa deserción en el recurso de su contraria por
falta de una crítica concreta y objetiva del resolutorio apelado; y defiende la sentencia de la
instancia anterior y la apreciación de las pruebas que efectuara el juez a quo para hacer lugar a
su reconvención por las causales que expresara.
VIII.- Atento la normativa invocada por las partes y la que funda la sentencia, y la reciente
entrada en vigencia del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación producida el 1° de agosto
del año en curso, (Ley 26.994 modif. en su art. 7 por Ley 27.077) corresponde dejar desde ya
asentado que el conflicto planteado en autos, y en consecuencia la apelación deducida, habrán
de ser resueltos a la luz de las disposiciones que emergen del vigente Código Civil y Comercial -
por aplicación de su art. 7° que reproduce el 3° del derogado Código Civil de Vélez Sarsfield-
dado que el divorcio decretado en la instancia anterior no se encuentra firme y consentido por
virtud de su apelación y, siendo que la sentencia que decrete el mismo tiene carácter constitutivo
de un nuevo estado civil, ha de estarse a la ley vigente al momento de emisión de la sentencia
(KEMELMAJER DE CARLUCCI, AÍDA, "Nuevamente sobre la aplicación del Código Civil y
Comercial a las situaciones jurídicas existentes al 1 de agosto de 2015", periódico La Ley del
02/06/2015).
No se me escapan las consecuencias que de tal criterio se siguen, ni las dificultades que entraña
la aplicación de las nuevas leyes a los conflictos tramitados, de los que dan cuenta -y a los que
remito para mayor ilustración- los comentarios de los Dres. Julio Cesar Rivera ("Aplicación del
Código Civil y Comercial a las relaciones preexistentes y a los procesos judiciales en trámite-
periódico La Ley del 17/06/2015) y la citada Aída Kemelmajer de Carlucci, discusión que tal
como ésta pone de manifiesto en su publicación aludida, recuerda la que en su momento
tuvieron los Dres. Guillermo Borda y Joaquín Llambías con motivo de la entrada en vigencia de la
Ley 17.711 (ver LLAMBIAS, Jorge Joaquín, Tratado de DERECHO CIVIL, Parte General, T° I pág.
131y sig. "Efectos de la ley con relación al tiempo", Edit. Perrot, Bs. As.1993).
Tampoco las encontradas opiniones a que el nuevo régimen vigente en relación con la disolución
del matrimonio, viene dando lugar, (Sambrizzi, Eduardo A. "Cuestionamiento moral sobre
distintos aspectos del divorcio en el nuevo Código Civil y Comercial, periódico La Ley del
19/03/2015 y Moisa, Benjamín "Divorcio, responsabilidad civil. Prospectiva ante el cambio de
paradigmas en el nuevo Código" periódico La Ley del 02/03/2015, Rivera, Julio public. ya citada)
mas, dura lex, sed lex, y dada la vigencia de este nuevo régimen a la fecha en que se dicta esta
sentencia su aplicación se impone.
Tengo en cuenta para ello que existe además numerosa doctrina elaborada en torno a la
interpretación del artículo 3 del Código Civil hoy derogado (texto según Ley 17.711), que como
ya dijera ha sido reproducido por el artículo 7 del nuevo ordenamiento y que, en consecuencia ha
de servir para la interpretación de su aplicación a los procesos en trámite.
Dispone el precepto aludido: "A partir de su entrada en vigencia, las leyes se aplican a las
consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes. Las leyes no tienen efecto
retroactivo, sean o no de orden público, excepto disposición en contrario. La retroactividad
establecida por la ley no puede afectar derechos amparados por garantías constitucionales."
La interpretación de la norma transcripta descansa sobre dos principios fundamentales. El
primero, la irretroactividad de la ley -contemplada por la misma norma- que sólo admite
excepciones puntuales y que en ningún caso podrá afectar garantías constitucionales. El
segundo, su aplicación inmediata a partir de su entrada en vigencia.
Ambos principios se complementan.La aplicación inmediata no es retroactiva, porque significa
aplicación de las nuevas normas para el futuro y con posterioridad a su vigencia; el efecto
inmediato encuentra sus límites, precisamente, en el principio de irretroactividad, que veda
aplicar las nuevas leyes a situaciones o relaciones jurídicas ya constituidas, o a efectos ya
producidos, consumidos, agotados o extinguidos.
Que este sentido, el Presidente de la Comisión reformadora del nuevo Código Civil Dr. Ricardo
Luis LORENZETTI, en su "Código Civil y Comercial de la Nación Comentado", Tomo II, p. 734, (Ed.
Rubinzal-Culzoni.) ha expresado que "El principio que prevé el art. 7° es el de la aplicación de la
ley nueva a las consecuencias de las relaciones y situaciones existentes. Por lo tanto, si en medio
de un proceso judicial sin sentencia firme -por ende, sin haber derechos adquiridos- se debe
aplicar la nueva ley, es entonces imposible que el juez decrete el divorcio por culpa de uno o
ambos cónyuges, debiendo readaptar el proceso en el estadio en que se encuentre a las reglas
que prevé el Código en materia de divorcio, que como recepta un único sistema lo será al de
divorcio incausado. Esta misma interpretación cabe para aquéllos casos que al momento de la
entrada en vigencia del nuevo Código se encontraban a estudio en la Alzada.Al tratarse de una
sentencia sujeta a revisión, ergo, no siendo firme, tampoco nos encontramos ante derechos
adquiridos y, por ende, debe aplicarse la nueva normativa".
Cabe también señalar que una de las principales reformas en esta materia ha sido la eliminación
de las causales subjetivas, es decir, aquéllas razones que la ley contemplaba para requerir el
divorcio y que las partes debían necesariamente esgrimir -y luego probar- para acceder a su
pretensión.
De allí que, a diferencia del régimen anterior, las sentencias que se dicten bajo la vigencia del
nuevo Código no podrán contener declaraciones de inocencia ni culpabilidad.
La Comisión Redactora del Anteproyecto del nuevo Código expresó que ".La experiencia judicial
ha demostrado el alto nivel de destrucción y desgaste emocional al que se someten los cónyuges y
sus familias cuando se opta por el divorcio contencioso. El valor pedagógico de la ley es
conocido; el anteproyecto pretende contribuir a la pacificación de las relaciones sociales en la
ruptura matrimonial. La eliminación de las causales subjetivas es una manera de colaborar a
superar la conflictiva matrimonial de la manera menos dolorosa posible. De este modo, y
siguiéndose la línea legislativa que adoptan varios países en sus reformas más recientes, se prevé
un único sistema de divorcio remedio". Y además que ".el matrimonio se celebra y se sostiene por
la voluntad coincidente de los contrayentes y, por ende, cuando la voluntad de uno de ellos o de
ambos desaparece, el matrimonio no tiene razón de ser y no puede ser continuado, habilitándose
por este simple y elemental fundamento, que uno o ambos puedan solicitar su divorcio. El respeto
por la libertad y autonomía de la persona humana y a su proyecto de vida impone la obligación
de evitar forzar a un sujeto a continuar en un matrimonio que no desea." (Fundamentos del
Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la Nación elaborados por la Comisión Redactora",
en Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación, Bs.As., Ediciones Infojus, 2012).
Comparto plenamente el criterio que informa la ley. Hace ya mucho tiempo, al emitir mi voto en
cuestión que, a mi juicio, importaba una restricción irrazonable de la autonomía de la voluntad
de las partes, expidiéndome por la inconstitucionalidad de la segunda audiencia que
contemplaba el art. 236 del derogado Código Civil expresé: "Tengo presente que la declaración
de inconstitucionalidad de una norma es la "última ratio" del orden jurídico y que la Corte
Suprema de Justicia de la Nación tiene dicho que la declaración de inconstitucionalidad de una
disposición legal es un acto de suma gravedad institucional y una de las más delicadas funciones
susceptibles de encomendarse a un tribunal de justicia, y por ello, debe ser considerada como la
"última ratio" del orden jurídico, y sólo debe ejercerse cuando la repugnancia con la cláusula
constitucional es manifiesta y la incompatibilidad inconciliable y que ha de preferirse aquella
interpretación que las armonice y deje a todas con igual validez (Fallos 311:394; 312:435, 1437,
1681; 314:407; 315:923; 322:842 y 919, entre muchos otros).
Por otra parte y, en relación, también expresó que al ejercicio de tan extrema solución sólo cabe
acudir cuando no exista otro modo de salvaguardar algún derecho o garantía amparado por la
Constitución, si no es a costa de remover el obstáculo que representan normas de inferior
jerarquía (Fallos:312:2315; 316:778 y 2624).
Agregó que de lo contrario se desequilibraría el sistema constitucional de equilibrio de los tres
poderes, que no está fundado en la posibilidad de que cada uno de ellos actúe destruyendo la
función de los otros, sino que lo haga con la armonía que exige el cumplimiento de los fines del
Estado y para lo cual se requiere el respeto de las normas constitucionales y del poder encargado
de dictar la ley (Fallos 226:688; 242:73; 285:369; 314:424).
Pero en el presente caso, dadas las especiales circunstancias que se informan en autos, el
acatamiento a lo dispuesto en la norma, que fuera declarada inconstitucional, (aclaro ahora, en
la instancia anterior) deviene en un formalismo inútil, se presenta vacío de contenido y se
constituye en un exceso ritual manifiesto que importa, además, una instancia procesal
innecesaria y por lo tanto dispendiosa.
Ello así, desde que ambas partes, según se manifiesta expresamente (fs. 36) se encuentran
separados desde hace un largo tiempo, han comenzado una nueva vida y una de ellas tiene ya un
hijo de su nueva pareja con quien ha formado otra familia.
Es de ver que ambos concurrentes, han manifestado ya su voluntad de divorciarse y, al tiempo de
la primera audiencia, han dejado sentado que renuncian a celebrar la segunda instituída en el
citado artículo 236 por considerar imposible su reconciliación atento que de común acuerdo se
encuentran separados de hecho debido a que existían causas que hacían imposible la vida en
común, solicitando se haga lugar a esa petición (ver fs. 268/269).
No sabemos cuáles han sido las circunstancias referenciadas al señor Juez en esa primera
audiencia, si han sido expuestas, presumiblemente se hayan puesto de manifiesto las
precedentemente señaladas, llevando a la convicción del aquo la innecesariedad de llevar a cabo
esta segunda audiencia (fs.28/29).
Lo cierto es que tal como se presenta el caso, no se advierte con pristina claridad, es más, resulta
de dudosa eficacia, la imposición de un trámite, que no sería más que sólo eso, un mero trámite,
para quienes ya tienen absolutamente claro que su matrimonio es inexistente como tal, pues ya
no conforman la familia que otrora decidieran conformar.
Por lo demás, cuál es la conveniencia, razonabilidad o justicia de obligar a considerar, en el
llamado tiempo de reflexión, la posibilidad de una reconciliación que daría por tierra con la
nueva familia ya conformada.
Es lícito, en pos del cumplimiento de una norma que se advierte ineficaz para la obtención de la
finalidad perseguida, imponer a los ex cónyuges confrontar la realidad de sus vidas obligándolos
ya sea por sí o por sus representantes a manifestar nuevamente las mismas razones que ya
volcaran en la oportunidad anterior, o simplemente que no se han reconciliado?.
La norma, en estos aspectos, aparece sin duda reñida con la esfera de libertad que es ínsita al ser
humano, que es tal, precisamente por la facultad de razonar, gozar de su libre albedrío y
disponer de esa libertad, (Preámbulo y art. 19 de la Constitución Nacional) máxime en
institución tan importante como es la familia.
Por supuesto como ser humano y habitante de esta Nación habrá de respetar la libertad de los
demás, y el ejercicio de la suya propia no podrá dañar a otros, ni su obrar resultar contrario al
orden y la moral pública. Con éstos límites sus acciones están sólo reservadas a Dios y exentas de
la autoridad de los magistrados.
Por supuesto también que el ejercicio de su libertad habrá de realizarse conforme a las leyes que
lo reglamenten, pero éstas no podrán alterar sus derechos (artículos 14 y 28 de la Constitución
Nacional) de tal modo que se constituyen en una regulación irrazonable por desproporcionada o
contraria al fin propuesto.
La norma en tratamiento, aparece irracional desde que, en el caso, se encuentra reñida con la
realidad y en consecuencia su finalidad (el llamado tiempo de reflexión para merituar y razonar
la correspondencia del divorcio) resulta de improbable y hasta imposible cumplimiento.
Ha dicho ya la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el leading case "SEJEAN": "Los
constituyentes legaron a la Nación futura, patrones norma tivos aptos para acompañarla en su
evolución, capaces de contemplar la dinámica de la realidad, recia a ser captada en fórmulas
inmutables. Que lo expuesto lleva a la necesidad de plantearse que, no menos importante que la
consideración de los alcances y efectos del divorcio de las partes en estos autos, resulta el análisis
de otro divorcio de gran incidencia en el sistema de convivencia de los argentinos cuya
racionalidad se trata de consolidar. Ello es el divorcio entre la realidad social y su organización
normativa.Es evidente que, en lo que hace al orden de las relaciones familiares, no parece
razonable que la realidad jurídica y la realidad social tengan la distancia que hoy es constatable
en nuestro medio" (Zejean, Juan B c/Zaks de Sejean, Ana M., sentencia del 27-11-86 JA 1986-IV-
587 y LL, 1986- E-648).
Huelga señalar que lo dicho no implica que los matrimonios separados de hecho o de derecho y
aún los divorciados, no puedan reconciliarse y/o reiniciar la vida en común supone la familia -
que como bien dice el "a quo" no es sinónimo de matrimonio- pero esta circunstancia posible,
plausible pero fortuita, no requiere la imposición de un plazo de reflexión -corto o largo- pues
reitero, ello depende pura y exclusivamente de la voluntad y elección de las partes.
Me pregunto, en casos como el presente, qué justifica la existencia de esta segunda audiencia,
que según doctrinariamente se sostiene comporta un período de reflexión y su celebración tiene
por finalidad transmitir una decisión o poner en conocimiento del tribunal si han arribado o no a
una reconciliación?
Tan innecesaria e írrita a la autonomía de la voluntad de las partes y a su libre elección aparece
que en la práctica tribunalicia es moneda común su renuncia por parte de los presentantes ya en
la primera audiencia y/o la aceptación de escritos en los que se efectúa la renuncia y/o se
comunica que no se ha arribado a la reconciliación, supliendo así su realización (ver MIZRAHI,
Mauricio Luis: "FAMILIA, MATRIMONIO Y DIVORCIO", (2da. Edic. actualizada y ampliada- p g.
370 y sig. y 380 y sig., par g. 167 y 173- Edit. Astrea, Bs. As. 2006- FAMA, María Victoria en
"DERECHO DE FAMILIA revista dirigida por CECILIA P.GROSMAN, n° 44, Nov./Dic.2009, p g. 24,
Edit.Abeledo Perrot))
Porque, vuelvo a insistir, cual es la justificación (conveniencia, razonabilidad, justicia, equidad)
que impone una segunda audiencia para "salvar" un matrimonio que ya no es familia, porque de
hecho, hay ya otra familia. Dicho de otro modo, hay que preservar esta primer familia, en
detrimento de la otra familia? No advierto razonamiento alguno que sostenga o apontoque esta
elección, como no sea el libre albedrío -elección- de cada uno de sus integrantes, decisión en la
cual, obviamente ninguna otra persona, ni siquiera el Estado pueden interferir.
Y, convencida de ello, estimo que la regulación en tratamiento es inconstitucional porque
cercena la libertad y autonomía de la voluntad de las partes en cuestión tan trascendental como
la propia vida de pareja y familia. Si las partes, en el trance que denotan estos autos, han
renunciado a su derecho a celebrarla en cabal uso de su autonomía y libertad de decisión, la
imposición de su realización como paso previo y necesario para acceder al divorcio deviene írrita
hacia tales derechos y, como ya lo dijera, reñida con la realidad.
Y, en tal entendimiento, si bien considero que la familia, como pilar fundamental de la sociedad
(aún cuando esta premisa se halle hoy en día en tela de juicio) y el estado de las personas hacen
al llamado orden público que conforma el sustrato de un Estado jurídicamente organizado como
Estado de Derecho, no estoy de acuerdo en proclamar que a ese supuesto orden público, le
corresponda y pueda alterar el libre ejercicio del derecho a conformar una nueva familia ante el
fracaso - y como tal doloroso trance- que supone el divorcio o disolución de la comunidad
familiar.Aceptar que el orden público pueda determinar un período (por escaso tiempo que
comporte) de reflexión para pensar la posibilidad de rehacer un matrimonio (que llega a la
instancia judicial destruido) y destruir otra familia ya conformada, escapa, a mi juicio, a toda
lógica, y constituye, en la dinámica social de hoy en día, una regulación irrazonable a la libertad
de elección y autonomía de la voluntad de las personas (artículos 19 y 28 de la Constitución
Nacional, su comentario en GELLI, María Angélica "CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA
Comentada y Concordada, 2da. Edic. Ampliada y Actualizada, p g. 183 y sig. y 247 y sig. Edit. La
Ley 2003). Otras voces se erigen, para denunciar estos cambios que se van produciendo en la
actualidad y así NORA LLOVERAS y MARCELO SALOMON en "EL DERECHO DE FAMILIA DESDE
LA CONSTITUCION NACIONAL" expresan: "Finalmente creemos que el sistema divorcista
establecido por la ley 23.515 merece otras respuestas legislativas, después de veinte años de
vigencia de ese sistema, a fin de adecuarse a la nueva realidad que plantea la sociedad argentina
del siglo XXI. Si el parlamento insiste en sostener el sistema de "plazos" en el abordaje de la crisis
matrimonial, en el entendimiento de que la conciencia social media así lo exige, tales plazos
deben ser reducidos y acotados en su razonabilidad, otorgando la posibilidad del divorcio a los
matrimonios desquiciados que lo pretendan, cualquiera sea la causal que se invoque, dando
prevalencia a la autonomía de la voluntad de las partes, a fin de respetar su derecho a la
intimidad" (p g. 301 ob. cit. Edit. Universidad, Bs. As. 2009).
Por su parte, nuestro mas Alto Tribunal Federal ha enaltecido este derecho a la intimidad
cuando sentenciara: ".la protección material del ámbito de la privacidad resulta, pues, uno de los
mayores valores del respeto a la dignidad de la persona y rasgo diferencial entre el Estado de
Derecho democrático y las formas jurídicas autoritarias o totalitarias" (conf.CSJN 11/12/84,
"Ponzetti de Balbín Indalia y otro c/Editorial Atlántica SA" JA, 1985-I-513 y EDF 112-242).
De igual modo entendió procedente brindar un marco de protección a las opciones éticas
personales, considerando inadecuado que el accionar de los jueces se guíe por "patrones de
moralidad que excedan los habitualmente admitidos por el sentimiento medio"; de modo de
"asegurar la realización material del ámbito privado. para el alto propósito material de
garantizar la independencia en la formulación de los planes de vida" CSJN 5/8/86, "Santa
Coloma, Luis F. y otros c/Empresa de Ferrocarriles Argentinos" LL, 1987-A-442- citas de
MIZRAHI, Mauricio, ob. citada, p g. 85.
Por ello, atendiendo a todas las circunstancias, doctrina y jurisprudencia reseñadas, estimo
procedente y necesario que el juez, que es quien está en mejor posición para advertir las
particularidades de los hechos que se le exponen, pueda adoptar las medidas procesales que
mejor se adapten a la solución de los conflictos que en materia de familia se le presentan, porque
no es valorable que se limiten a decidir tales asuntos sujetos a moldes rígidos, desentendiéndose
de las circunstancias concretas del caso.
Es que "los jueces no pueden limitarse a decidir los problemas humanos que encierran los
asuntos de familia, mediante una suerte de fórmulas o modelo prefijado, desentendiéndose de las
circunstancias del caso. Lo contrario importaría la aplicación mecánica de normas fuera del
ámbito que le es propio, haciendo gala de un ciego ritualismo incompatible con el debido proceso
adjetivo" (Doctrina de Fallos 323:91, entre muchos otros, citado por FAMA, María V. ob. cit. P g.
8).
En palabras de CIURO CALDANI:"El juez suele estar en mejores condiciones que el legislador
para apreciar la "justicia de llegada", superando las limitaciones de la mera consideración de la
"justicia de partida", con la que tiende a ser vinculado, y sobre todo a él le corresponde atender a
las particulares exigencias de justicia que dan lugar a la equidad"; ".El sistema exige una
intervención útil de los jueces, que supere las limitadas posibilidades de los legisladores para
hacerse cargo de las circunstancias" (CIURO CALDANI, Miguel A., "El Juez en el cambio histórico"
LL 2001-D-1150 y LLP 2002-1058.
Ello no importa subvertir el orden constitucional de atribución de competencias que modula
nuestra Carta Magna, ni cuestionar la facultad del Estado para regular los aspectos básicos que
hacen a la constitución y vigencia de la familia, pues el principio de autonomía personal ha de
estar limitado por la aceptación generalizada de un conjunto de valores objetivos que se
suponen prioritarios, tales como -sin agotar su mención- la atención de los hijos, el superior
interés de los niños, la dignidad humana, la libertad de las personas, la protección de los
derechos e intereses de terceros, en fin, el mantenimiento de un orden cultural básico que surge
de la propia comunidad y sociedad en la que se inserta.
Es por todo lo expuesto y en los términos precedentes que a la primera cuestión doy mi voto por
la AFIRMATIVA'. (mi voto en causa N° 137.132 "M R.J. c/M. R.B. s/Divorcio" sentencia del
11/05/2011).
Volviendo al tratamiento del conflicto emergente de autos señalo que la Dra. Kemelmajer de
Carlucci, también integrante de la Comisión de elaboración del proyecto del nuevo Código Civil y
Comercial ha sostenido que:"Las sentencias que se dicten a partir de agosto de 2015 no pueden
contener declaraciones de inocencia ni culpabilidad, aunque el juicio haya comenzado antes de
esa fecha, desde que la culpa o la inocencia no constituyen la relación, son efectos o
consecuencias y, por eso, la nueva ley es de aplicación inmediata. En definitiva, todos los
divorcios contenciosos sin sentencia, iniciados antes o después de la entrada en vigencia, se
resolverán como divorcios sin expresión de causa, aun cuando exista decisión de primera
instancia apelada". (KEMELMAJER DE CARLUCCI, A., en "La aplicación del Código Civil y
Comercial a las relaciones y sit uaciones jurídicas existentes", Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2015,
p. 136).
IX. - Por lo tanto y toda vez que la normativa de aplicación ha eliminado las causales de divorcio
que antes contemplaba el Código Civil derogado (art. 4° Ley 26.994) y que dieron sustento a la
sentencia en crisis, deviene abstracta la consideración de los agravios traídos por el apelante
toda vez que el divorcio, que ambas partes pidieran en demanda y reconvención, aunque con
sustento en aquellas causales, hoy día debe decretarse atendiendo a la voluntad de ambos
cónyuges de poner fin al matrimonio (arts. 437 y 438 párrafos 4° y 5° del Código Civil y
Comercial).
Ello no obstante, toda vez que al tiempo de las demandas respectivas (demanda y reconvención)
las normas que ahora resultan de aplicación no existían, no se ha cumplido, por lógica
consecuencia, con el requisito que establece el proemio del artículo 438 citado.En razón de ello,
deberán las partes proponer, ante el juez de la causa, las cuestiones de su interés conforme dicho
artículo 438 o el convenio regulador que pudieren consensuar, de acuerdo al artículo 439 del
mismo Código.
Y ello también, sin perjuicio de que el cónyuge que se sintiere perjudicado por el divorcio ocurra
ante el mismo juez en los términos de los artículos 441 y 442 del Código aludido, a cuyo efecto
habrá de tenerse presente el plazo previsto en la última parte del citado 442, pudiendo también
hacer uso de la atribución contemplada en el artículo 443 y sig. y/o toda otra norma a que se
creyere con derecho.
Y digo toda otra norma pues, a mi entender, dada la expresa consagración constitucional del
alterum non laedere que contiene nuestra Constitución Nacional en su artículo 19, si el obrar de
un cónyuge produjere daño al otro tendrá éste la posibilidad de reclamar su indemnización por
vía del régimen general de responsabilidad que el propio Código prevé excepto los derivados de
la condición de "culpable" al no existir ya dicha categorización (ver SOLARI, Néstor E. Los Daños
en las Relaciones de Familia en REVISTA de DERECHO DE DAÑOS 2012-3, PROYECTO DE
CODIGO CIVIL Y COMERCIAL, pág. 539, Edit.Rubinzal- Culzoni, Santa Fe 2013).
Mas postulo y es de desear, que por vía de las prescripciones emanadas de los artículos 438,
439/440 y 441/445 queden zanjadas todas las cuestiones y consecuencias a que pudiere dar
lugar la ruptura del vínculo matrimonial por efecto del divorcio.
Como consecuencia de todo lo expuesto, dejo aclarado que mi voto en esta cuestión, que daré por
la negativa, no resulta de error en la sentencia de la instancia anterior que fue emitida bajo la
legislación vigente al tiempo de su dictado, sino que obedece a la circunstancia de haberse
operado la derogación de dicha normativa y la entrada en vigencia de un nuevo cuerpo legal de
aplicación al caso,
VOTO POR LA NEGATIVA.- A LA PRIMERA CUESTION. EL SEÑOR JUEZ DOCTOR RIBICHINI. DIJO:
Coincido, enteramente, con el muy fundado voto de mi apreciada colega que me precede en el
orden de votación. Excepción hecha de su opinión acerca de la descalificación constitucional que
cabía hacer del derogado art. 236 del código de Vélez, cuestión que carece ya de toda relevancia.
Y coincido también en que la "compensación económica" y "atribución de la vivienda" a que se
refieren los arts. 441/445 del nuevo CCivCom, no cierran la posibilidad de que los cónyuges
ejerciten una eventual acción de daños, no ya con fundamento en el divorcio o la imputación de
su causación, sino sobre la base del régimen general que proscribe todo daño a la persona que no
esté justificado (arts. 1068 y sgtes; 1109 y cctes CCiv; arts. 1716, 1717 y 1737 CCivCom).
Voto entonces también por la NEGATIVA.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN LA SRA. JUEZ DOCTORA CASTAGNO DIJO: Dado el resultado al que se
arriba al votar la cuestión anterior corresponde dejar sin efecto la sentencia apelada y decretar
el divorcio tramitado en los términos de los artículos 435 inc."c" y 437 del Código Civil y
Comercial debiendo las partes ocurrir ante el juez de la causa en procura de cumplir los
requisitos del artículo 438 y 439 del Código aludido. Dada la forma en que se resuelve la
apelación, las costas de ambas instancias habrán de imponerse por su orden dejándose sin efecto
las regulaciones de la instancia anterior y procediéndose a su determinación en ésta (arts 71 y
274 del C.P.C.C.)
A LA SEGUNDA CUESTIÓN EL SR. JUEZ DOCTOR RIBICHINI DIJO:
Adhiero al voto de la Dra. Castagno. Con lo que terminó el acuerdo dictándose la siguiente
SENTENCIA
Y VISTOS: CONSIDERANDO: Que en el acuerdo que antecede ha quedado resuelto que la
sentencia de fs. 157/163 no se ajusta a derecho.
Por ello, el tribunal RESUELVE: dejar sin efecto la sentencia apelada y decretar el divorcio
tramitado por C. G. A. y C. E. R. en los términos de los artículos 435 inc. "c" y 437 del Código Civil y
Comercial debiendo las partes ocurrir ante el juez de la causa en procura de cumplir los
requisitos de los artículos 438 y 439 del Código aludido. Dada la forma como se resuelve la
apelación, las costas de ambas instancias se imponen por su orden y se dejan sin efecto las
regulaciones efectuadas en la anterior procediéndose a su determinación en ésta (arts. 71 y 274
del C.P.C.C.). Por las tareas llevadas a cabo en ambas instancias se determinan los honorarios de
la Dra. MIRTA L. R. y del Dr. JULIO R. AMAYA en la suma de ($.)para cada uno de ellos (arts 9 inc.
1°, 16 y 45 del Decreto-Ley 8904/77). Hágase saber y devuélvanse.
CASO 13
Ref.: Tribunal Supremo de España, Sala 1° en lo Civil, Sentencia nº 614/2015, de fecha 25 de
Noviembre de 2015.
En:http://supremo.vlex.es/vid/588904038?_ga=1.195887087.259627099.1460593066
Resumen
DERECHO A OBTENER COMPENSACIÓN. En el marco de la solicitud de divorcio, se reitera
doctrina jurisprudencial sobre el derecho a obtener la compensación por haber contribuido uno
de los cónyuges a las cargas del matrimonio con trabajo doméstico en el régimen de separación
de bienes requiere que, habiéndose pactado este régimen, se haya contribuido a las cargas del
matrimonio solo con el trabajo realizado para la casa. Se excluye, de esta manera, que sea
necesario para obtener la compensación que se haya producido un incremento patrimonial del
otro cónyuge. Se estima recurso de casación.
Fallo
Sentencia
En la Villa de Madrid, a veinticinco de Noviembre de dos mil quince.
Visto por la Sala Primera del Tribunal Supremo, integrada por los Magistrados al margen
indicados, el recurso de casación contra la sentencia dictada en grado de Apelación por la
Sección 24 de la Audiencia Provincial de Madrid, como consecuencia de autos de juicio ordinario
nº 44/11, seguidos ante el Juzgado de Primera Instancia nº 4 de Madrid, cuyo recurso fue
interpuesto ante la mencionada Audiencia por la representación procesal de doña Modesta ,
representada ante esta Sala por la Procuradora de los Tribunales doña Gracia Esteban Guadalix;
siendo parte recurrida don Matías , representado por la Procuradora de los Tribunales doña
Lucía Manchón Sánchez Escribano.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO
La procuradora doña Gracia Esteban Guadalix, en nombre y representación de doña Modesta,
interpuso demanda sobre reclamación de la compensación del artículo 1438 del Código Civil ,
contra don Matías y alegando los hechos y fundamentos de derecho que consideró de aplicación,
terminó suplicando al Juzgado se dictara sentencia por la que se estime la demanda y se condene
al demandado a que pague a la demandante la cantidad de 733.056 euros, más los
correspondientes intereses e, igualmente, condene al demandado al pago de las costas
procesales.
1. - La procuradora doña Lucía Manchón Sánchez Escribano, en nombre y representación de don
Matías, contestó a la demanda y oponiendo los hechos y fundamentos de derecho que consideró
de aplicación terminó suplicando al Juzgado dictase en su día sentencia por la que: se desestime
íntegramente la demanda interpuesta por la actora con imposición a la misma de las costas
devengadas en este pleito.
1. - Previos los trámites procesales correspondiente y práctica de la prueba propuesta por las
partes y admitidas el Ilmo Sr. Magistrado Juez del Juzgado de Primera Instancia nº 4 de Madrid,
dictó sentencia con fecha 21 de mayo de 2013, cuya parte dispositiva es como sigue FALLO:
Que debo desestimar y desestimo íntegramente la demanda interpuesta por doña Modesta,
representada por la procuradora Sra Esteban Guadalix y defendida por el Letrado Sr. Sánchez
Rubio, contra don Matías, representado por la procuradora sra. Manchón Sánchez Escribano y
defendido por el Letrado Sr Kraus Herreros, todo ello con la expresa condena de la demandante
al pago de las costas procesales.
SEGUNDO
Contra dicha sentencia interpuso recurso de apelación, por la representación procesal de doña
Modesta. La Sección 24ª de la Audiencia Provincial de Madrid, dictó sentencia con fecha uno de
julio de 2013, cuya parte dispositiva es como sigue: FALLO:
Que desestimando al recurso de apelación interpuesto por doña Modesta, representada por la
procuradora doña Gracia Esteban González, frente a la sentencia de fecha 21 de mayo de 2012,
dictada por el Juzgado de Primera Instancia nº 4 de Madrid , en autos de indemnización del art.
1438 del CC , con el nº 44/2011, seguidos contra don Matías , representado por la procuradora
doña Lucía Manchón Sánchez Escribano, debemos confirmar y confirmamos la citada resolución
íntegramente.
TERCERO
Contra la expresada sentencia interpuso recurso de casación la representación de doña Modesta
, con apoyo en los siguientes MOTIVO: ÚNICO.- Infracción de normas aplicables para resolver las
cuestiones objeto del proceso del artículo 477.1 de la LEC , en particular, la sentencia recurrida
infringe lo dispuesto en el art. 1438CC .
Remitidas las actuaciones a la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo por auto de fecha 27 de
mayo de 2015, se acordó admitir el recurso interpuesto y dar traslado a la parte para que
formalizaran su oposición en el plazo de veinte días.
1. - Admitido el recurso y evacuado el traslado conferido, la procuradora doña Lucia Machón
Sánchez Escribano, en nombre y representación de don Matías , presentó escrito de impugnación
al mismo.
1. - No habiéndose solicitado por todas las partes la celebración de vista pública, se señaló para
votación y fallo el día 27 de octubre de 2015, en que tuvo lugar.
Ha sido Ponente el Magistrado Excmo. Sr. D. Jose Antonio Seijas Quintana,
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO
Doña Modesta formula recurso de casación contra la sentencia que le niega la compensación
del artículo 1438del Código Civil , por importe de 733.056 euros, que había demandado de don
Matías , con el que había contraído matrimonio en fecha 22 de julio de 1998, bajo el régimen de
separación de bienes; matrimonio del que tuvieron dos hijos y que se disolvió por divorcio
mediante sentencia de 5 de mayo de 2010 .
Se le niega la compensación porque según la sentencia de la Audiencia Provincial resulta
acreditado, por remisión a la sentencia del Juzgado, y de una forma absolutamente confusa, que
la decisión de no desempeñar un trabajo fuera del domicilio es anterior al matrimonio, que ha
vivido en un chalet de lujo en una zona exclusiva con servicio doméstico y que la esposa contaba
con un gran patrimonio, como su esposo ("contaban con un importante patrimonio").
SEGUNDO
El primer motivo denuncia la infracción del artículo 1438 CC , artículo que dice lo siguiente: "Los
cónyuges contribuirán al sostenimiento de las cargas del matrimonio. A falta de convenio lo
harán proporcionalmente a sus respectivos recursos económicos. El trabajo para la casa será
computado como contribución a las cargas y dará derecho a obtener una compensación que el
Juez señalará, a falta de acuerdo, a la extinción del régimen de separación".
Pues bien, en su valoración la sentencia ignora el contenido de este artículo como ignora la
jurisprudencia reiterada de esta Sala en interpretación del mismo. Las sentencias de esta Sala de
26 de marzo de 2015 -Pleno -, 31 de enero de 2014 y 14 de abril de 2015 -Pleno- han reiterado la
doctrina jurisprudencial expresada en su sentencia de 14 de julio de 2011 , muy anterior a la
recurrida, en la interpretación del artículo 1438 del Código Civil , del tenor literal siguiente: "El
derecho a obtener la compensación por haber contribuido uno de los cónyuges a las cargas del
matrimonio con trabajo doméstico en el régimen de separación de bienes requiere que
habiéndose pactado este régimen, se haya contribuido a las cargas del matrimonio solo con el
trabajo realizado para la casa. Se excluye, por tanto, que sea necesario para obtener la
compensación que se haya producido un incremento patrimonial del otro cónyuge".
Y ante las posibles dudas interpretativas que esta doctrina podía haber suscitado en la decisión
de algunas Audiencias Provinciales, señaló en las sentencias de Pleno lo siguiente: "Por un lado,
ha excluido la exigencia del enriquecimiento del deudor que debe pagar la compensación por
trabajo doméstico. De otro, exige que la dedicación del cónyuge al trabajo y al hogar sea
exclusiva, no excluyente, ("solo con el trabajo realizado para la casa"), lo que impide reconocer,
de un lado, el derecho a la compensación en aquellos supuestos en que el cónyuge que lo reclama
hubiere compatibilizado el cuidado de la casa y la familia con la realización de un trabajo fuera
del hogar, a tiempo parcial o en jornada completa, y no excluirla, de otro, cuando esta
dedicación, siendo exclusiva, se realiza con la colaboración ocasional del otro cónyuge,
comprometido también con la contribución a las cargas del matrimonio, o con ayuda externa,
pues la dedicación se mantiene al margen de que pueda tomarse en consideración para
cuantificar la compensación, una vez que se ha constatado la concurrencia de los presupuestos
necesarios para su reconocimiento. El trabajo para la casa no solo es una forma de contribución,
sino que constituye también un título para obtener una compensación en el momento de la
finalización del régimen - STS 14 de julio de 2011 -".
Añadiendo lo siguiente: "Es evidente que, con el paso del tiempo, el artículo 1438 ha dejado de
tener el sentido que tuvo inicialmente, porque la sociedad ha cambiado a partir de un proceso de
individualización y masiva incorporación de la mujer al mercado de trabajo y de un esfuerzo
evidente en conciliar la vida familiar y laboral. Pero también lo es que no todos los
ordenamientos jurídicos españoles admiten la compensación para el cónyuge que contribuye a
las cargas del matrimonio con su trabajo en casa cuando la relación termina (Navarra, Aragón y
Baleares) y que aquellos que establecen como régimen primario el de la sociedad de gananciales,
que permite hacer comunes las ganancias, no impiden a marido y mujer convenir otro distinto,
como el de separación de bienes, en el que existe absoluta separación patrimonial pero en el que
es posible pactar con igualdad el reparto de funciones en el matrimonio y fijar en su vista los
parámetros a utilizar para determinar la concreta cantidad debida como compensación y la
forma de pagarla por la dedicación a la casa y a los hijos de uno de ellos, lo que no ocurre en
aquellos otros sistemas en los que se impone como régimen primario el de separación de bienes y
en el que, salvo pacto, no es posible regular convencionalmente aspectos de este régimen, como
el de la compensación, que se establece en función de una serie de circunstancias distintas de las
que resultan del artículo 1438 CC , como es el caso del artículo 231.5 del Código Civil de
Cataluña en el que se tiene en cuenta el mayor trabajo de uno de los cónyuges para el caso
("sustancialmente"), así como el incremento patrimonial superior, o del artículo 12 de la Ley de
la Comunidad Autónoma de Valencia en el que también se compensa el trabajo para la casa
considerando como tal, no solo lo que constituye este trabajo específico, sino "la colaboración no
retributiva o insuficientemente retribuida" que uno de los cónyuges preste al otro en el ejercicio
de su actividad empresarial o profesional" .
TERCERO
En el caso, dice la sentencia, que "por el juzgado se ha hecho una valoración en general de lo que
constituye la realidad del contenido del artículo" , es decir, participa de la afirmación de que " no
ha quedado acreditada la concurrencia de las circunstancias y requisitos exigidos para acordar
la compensación indemnizatoria reclamada en la demanda", pero es evidente que esta falta de
acreditación no viene referida al trabajo y a la dedicación de la esposa al matrimonio, sino a las
circunstancias económicas en las que convivió el matrimonio hasta la ruptura de sus relaciones,
especialmente referidas al importante patrimonio del que disfrutaba("matrimonio
adinerado", que vivía en un chalet de lujo, en una zona exclusiva, con chofer y servicio
doméstico), pero sin negar que la esposa, con un "innumerable patrimonio ", se dedicara al
cuidado de la casa y de los dos hijos, aun estando en condiciones de desarrollar su faceta laboral
o profesional, contando con ayuda externa, con exención de estas labores al esposo. Lo cierto es
que la norma no discrimina entre el mayor o menor patrimonio de los cónyuges y es evidente
que, aplicando la doctrina de esta Sala al caso controvertido, resulta que la esposa que solicita la
compensación se ha dedicado de forma exclusiva a las tareas del hogar durante la vigencia del
matrimonio, haciéndolo el marido fuera de la casa, bien es cierto que con la ayuda inestimable
del servicio doméstico e incluso de un chofer pues a la postre sobre ella recaía, como se dice en el
recurso, la "dirección del trabajo doméstico, el interés de la familia y el amor por la prole, que
difícilmente forman parte de las tareas domésticas realizadas por el servicio doméstico". Esta
Sala ha recordado que la dedicación debe ser exclusiva, lo que aquí se acredita, pero no
excluyente, "pues la dedicación se mantiene al margen de que pueda tomarse en consideración
para cuantificar la compensación, una vez que se ha constatado la concurrencia de los
presupuestos necesarios para su reconocimiento", como ocurre en este caso.
CUARTO
La forma de determinar cuantía de la compensación ofrece algunos problemas. En la sentencia
de esta Sala de 14 de julio de 2011 se dijo que el artículo 1438 CC se remite al convenio, o sea a lo
que los cónyuges, al pactar este régimen, puedan establecer respecto a los parámetros a utilizar
para fijar la concreta cantidad debida y la forma de pagarla. Ahora bien, esta opción no se
utiliza, como sería deseable, ni se ha utilizado en este caso por lo que entonces será el juez quien
deba fijarla, para lo cual el Código no contiene ningún tipo de orientación que no sea la que
resulta de una norma especial en el marco del régimen económico matrimonial de separación de
bienes y no del de participación de los artículos 1411 y siguientes del Código Civil . Una de las
opciones posibles es el equivalente al salario mínimo interprofesional o la equiparación del
trabajo con el sueldo que cobraría por llevarlo a cabo una tercera persona, de modo que se
contribuye con lo que se deja de desembolsar o se ahorra por la falta de necesidad de contratar
este servicio ante la dedicación de uno de los cónyuges al cuidado del hogar. Sin duda es un
criterio que ofrece unas razonables y objetivas pautas de valoración, aunque en la práctica
pueda resultar insuficiente en cuanto se niega al acreedor alguno de los beneficios propios de los
asalariados que revierten en el beneficio económico para el cónyuge deudor y se ignora la
cualificación profesional de quien resulta beneficiado. Pero nada obsta a que el juez utilice otras
opciones para fijar finalmente la cuantía de la compensación, teniendo en cuenta que uno de los
cónyuges sacrifica su capacidad laboral o profesional a favor del otro, sin generar ingresos
propios ni participar en los del otro.
Vinculado al trabajo para la casa de la esposa, se utiliza por la recurrente un segundo criterio
proporcional consistente en el beneficio obtenido por el marido por la realización de su trabajo o
actividades empresariales o profesionales, reclamando en su vista una compensación del 5% del
valor del patrimonio adquirido por el marido, por medio de sus empresas, constante matrimonio,
o lo que es igual una compensación de 733.056 euros por los 3.984 días de convivencia a razón
de 184 euros por día.
A esta pretensión opuso el demandado su "absoluta insolvencia" como consecuencia de la
situación concursal o preconcursal en la que se encuentran todas las sociedades a que se refiere
la demanda y el hecho de que no existe desigualdad matrimonial que resulte de la falta o
insuficiencia de retribución de quien trabaja en el hogar pues ni la demandante ha realizado
trabajo doméstico, dado que contaba con personal al efecto pagado por él, que se ocupaba de
atender las tareas domesticas y el cuidado y atención de los hijos, lo que permitía a la esposa
cuidarse de su patrimonio, ni tampoco el devenir del matrimonio, respecto del régimen
económico matrimonial de separación de bienes, ha supuesto para la actora una desigualdad
patrimonial.
Como se ha expuesto, nada dice la norma sobre como debe hacerse esta compensación
económica por lo que deberá el Juez valorar todas estas circunstancias y procurar hacerlo de
una forma ponderada y equitativa a la extinción del régimen económico matrimonial teniendo
en cuenta dos cosas: primera que no es necesario para obtenerla que se haya producido un
incremento patrimonial de uno de los cónyuges, del que pueda ser participe el otro, y, segunda,
que lo que se retribuye es la dedicación de forma exclusiva al hogar y a los hijos, dentro de la
discrecionalidad que autoriza la norma; circunstancias todas ellas que permiten concretar la
compensación en la cifra de doscientos cincuenta mil euros, atendiendo a los años de convivencia
y al apoyo que la esposa ha tenido de terceras personas en la realización de tales menesteres, sin
que la situación patrimonial que pretende hacer valer el esposo sea óbice para ello. El esposo
refiere a una situación concursal o preconcursal en que se encuentran sus sociedades, pero lo
cierto es que no consta que esta situación de insolvencia, que ha afectado a sus sociedades, haya
también afectado de forma sustancial a su importante patrimonio personal, ni a la capacidad
para generar nuevos negocios en la actualidad.
QUINTO
La estimación del único motivo del recurso de casación formulado por la representación
procesal de Doña Modesta determina que no se haga especial declaración en cuanto a las costas
de ninguna de las instancias, ni de las causadas por este recurso, en correcta aplicación de los
artículos 394 y 398 de la Ley de Enjuiciamiento Civil .
Por lo expuesto, en nombre del Rey y por la autoridad conferida por el pueblo español.
FALLAMOS
1. Se estima en parte el recurso de casación formulado por la representación procesal de Doña
Modesta contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid -Sección 24-, de fecha 1 de
julio 2013; dictada en el rollo de apelación núm. 1404//2011 .
1. Con estimación en parte de la demanda se casa y anula la sentencia recurrida en el sentido de
fijar en doscientos cincuenta mil euros la compensación económica del artículo 1438 CC .
1. Se reitera como doctrina jurisprudencial la siguiente: "El derecho a obtener la compensación
por haber contribuido uno de los cónyuges a las cargas del matrimonio con trabajo doméstico en
el régimen de separación de bienes requiere que habiéndose pactado este régimen, se haya
contribuido a las cargas del matrimonio solo con el trabajo realizado para la casa. Se excluye,
por tanto, que sea necesario para obtener la compensación que se haya producido un
incremento patrimonial del otro cónyuge".
1. No se imponen las costas de ambas instancias a ninguna de las partes litigantes. Tampoco de
las causadas por el recurso de casación Líbrese al mencionado Tribunal la certificación
correspondiente, con devolución de los autos y rollo de la sala.
Así por esta nuestra sentencia, que se insertará en la COLECCIÓN LEGISLATIVA pasándose al
efecto las copias necesarias, lo pronunciamos, mandamos y firmamos Jose Antonio Seijas
Quintana. Antonio Salas Carceller. Francisco Javier Arroyo Fiestas.Eduardo Baena Ruiz.
Firmado y Rubricado. PUBLICACIÓN.- Leída y publicada fue la anterior sentencia por el EXCMO.
SR. D. Jose Antonio Seijas Quintana, Ponente que ha sido en el trámite de los presentes autos,
estando celebrando Audiencia Pública la Sala Primera del Tribunal Supremo, en el día de hoy; de
lo que como Secretario de la misma, certifico.