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Melanie Méndez Cervantes. Expediente: 298119. Semestre 5. Psicología clínica.

Ensayo: “Las palabras nos transforman: síntomas psíquicos y orgánicos ¿Nos


pueden llegar a curar o a enfermar?”

Las palabras pueden hacernos fuertes, con ellas trasmitimos discursos,


propuestas o debates, pero también expresamos nuestro día a día, nuestras
emociones y el humor en el que nos encontramos, también nos permiten abrirnos
o cerrarnos a nuevas ideas.

Este ensayo tratará de las implicaciones que se tienen al momento de manifestar


síntomas tanto físicos como psíquicos, y su relación directa con apalabrar esos
síntomas; a su vez, hablaremos del poder que ejerce la hipnosis y sugestión en
este gran fenómeno: las palabras nos transforman. Revisaremos parte de la teoría
de Freud, centrándonos en el texto “Tratamiento psíquico, tratamiento del alma”,
viendo en el mismo un discurso para poder partir de las cuestiones mencionadas
arriba. Mi objetivo general es encontrarle una respuesta a mi tema de
investigación: ¿Las palabras nos pueden llegar a curar o a enfermar?

En mi propio criterio diré que sí, las palabras y específicamente el lenguaje nos
dan herramientas para la comunicación. Específicamente las creencias y la fe de
nuestros discursos pueden llegar a excavar en el fondo de nuestra psique, para
así lograr darle un sentido a la comunicación en la que nos vemos envueltos,
desde las situaciones en la edad temprana con nuestros padres (al ellos decirnos
lo que es mejor para nosotros) a las de adultos con, por ejemplo, doctores y la
eficacia que les concedemos a sus métodos. Es por ello, que, al declarar mi
hipótesis, procederé a decir que mi perspectiva será de carácter psicoanalítico,
más sin embargo debo aclarar que este, siendo un texto pre psicoanalítico
existirán algunas cosas dejadas fuera.

Comenzando con las ideas, expondré la fuerte necesidad en siglos pasados por
demostrar otro punto de vista en cuanto a temas de la psique, el tratamiento
psíquico surgió de esta necesidad, de poder esclarecer aquellas situaciones que
escapaban del control médico, aquellas cosas que no tenían una respuesta clara y
que posteriormente fueron encomendadas a los filósofos. En el tratamiento
psíquico el principal objetivo era tratar de manera primaria e inmediata como es
que influían las situaciones anímicas del hombre para a su vez determinar que un
recurso esencial sería la palabra.

Esto a simple vista podrá parecer un tanto disparatado, y es que para algunas
personas el poder de las palabras es inaudito, algo sin un real trasfondo. Más, sin
embargo, la ciencia es quien le devuelve parte de su función primaria a las
palabras, dejando de lado, el hablar cotidiano que todos mantenemos en nuestro
día a día.

Los médicos, en su saber, creían que, si dejaban de pisar el territorio que


conocían tan bien, para pasarlo al anímico tendrían varias dudas acerca de si
sería lo correcto. Pero, el cambio se originó en la práctica médica: había enfermos
que presentaban un grupo bastante grande de síntomas en el cuadro clínico; pero,
sin duda alguna en todos los casos se trataba de la misma enfermedad, pues se
observaba que ellos estaban bajo el influjo de irritaciones, emociones pesadas o
incluso preocupaciones, despareciendo en algunas ocasiones y sin dejar secuela
entorno a esos padecimientos. Por eso la investigación medica concluyó que
había en ellos una afección en el sistema nervioso. Entonces, al menos en
algunos de los enfermos, sus síntomas venían nada menos que de un influjo
alterado de su vida anímica sobre su cuerpo.

El más cotidiano ejemplo de influencias anímicas en el cuerpo tendría que ver con
la expresión de las emociones, en una persona se pueden manifestar en la tensión
y relación de sus músculos o hasta la postura de sus miembros, sobre todo las
manos.

Es cosa sabida el cómo se producen alteraciones que afectan al cuerpo para bien
o para mal; con los estados de excitación de músculos voluntarios bajo influencia
de miedo, ira, o lo sexual. Otras consecuencias serían los estados afectivos
persistentes como la depresión o el duelo, además de excitaciones jubilosas como
la dicha, en donde observamos como el cuerpo renace, es decir le salen más
rasgos de juventud.
“Todos los estados anímicos, aun los que solemos considerar «procesos de
pensamiento», son en cierta medida «afectivos», y de ninguno están ausentes las
exteriorizaciones corporales y la capacidad de alterar procesos físicos.” (Freud,
1890)

Por, sobre todo, un fenómeno interesante sucede frente a diversas situaciones, es


conocido como expectativa y se divide a su vez en dos: expectativa angustiada
(en una epidemia los que se sienten más amenazados son los que se enferman) y
expectativa esperanzada (curas milagrosas donde se cree que la cura será
producto de la religión y de la fe). El carácter insatisfactorio de los médicos, en
cuanto a la cura, han proporcionado desde hace ya varias épocas un enlace
directo con situaciones donde se presentan recursos curativos, y de estos
curanderos podemos decir que a veces dañan, más que curar a las personas.

Aquí es cuando se empieza a comprender el poder primario de las palabras, el


lenguaje sirve de mediador a la hora de comunicar distintas situaciones, dando
cuenta de que, si se pueden decir buenas intenciones, también se utilizan para
provocar alteraciones anímicas y es por eso que ya no suena disparatado, pues
con la palabra se pueden eliminar fenómenos patológicos, especialmente los que
tienen una raíz en el estado anímico.

Siguiendo en el tema de los médicos, podemos ver una importante relación con
los enfermos, ya que ellos son los que pretenden quitar sus afecciones. La
denomino como una relación de confianza, porque el paciente cree en el médico y
por lo tanto esa voluntad, que a su vez sigue relacionada con la expectativa
confiada es lo que les da poder a las palabras del doctor para poder curar. Y es
que, si se quitará la libre elección de médico, se dificultaría más la relación de
confianza, pues se anularía esta parte prevista desde la reputación que tenga el
mismo médico para poder curar.

No obstante, por un camino singular se ha ofrecido al médico la posibilidad de


ejercer influencia profunda, sobre la vida anímica de sus enfermos, y aprovecharla
con fines terapéuticos. Pues en esos tiempos se propuso una nueva forma de
trabajo denominada hipnosis la cual tiene que ver con poner a las personas en un
estado anímico, que tiene gran semejanza con el sueño.

Lo que se intenta hacer es desviar la atención para así fatigarla mediante


estímulos sensoriales. Nuevamente, apalabrar tiene un peso impresionante en
esta forma de trabajo. El fenómeno, siendo estudiado da cuenta de que personas
en esta clase de estado responden únicamente a las peticiones del hipnotizador,
pues solo lo ven, oyen y comprenden a él. Si bien obedecen a las demandas del
hipnotizador, creo que aquí es donde entra la sugestión (esta hace referencia al
poder que las palabras tienen en cuanto a la orden de influencia que algo o
alguien provoca sobre la manera de pensar o de actuar de una persona) porque
también se tienen muchos limites, pues quizá la persona obedezca a ordenes
básicas, pero más disparatadas no, cabe recalcar que tampoco es un método para
todos y muy pocos casos son los que han tenido una total y profunda hipnosis, y
es normal que no todos puedan, así se aprende que ni siquiera en la mejor
hipnosis la sugestión ejerce un poder ilimitado, sino sólo un poder de cierta
intensidad.; ejemplo de esto serían aquellos enfermos a los que se les pidió
deshacerse de sus síntomas, pero opusieron resistencia a ello.

Por otra parte, la credulidad con la que los niños piensan que sus padres solo
quieren lo mejor para ellos, así como aquellos que hacen caso a su médico por ser
alguien en quien confiamos y creemos lo que nos dicen, así como en relaciones
amorosas, donde se tiene una entrega plena; relacione esto con las situaciones
donde, en nuestra vida las palabras tienen un peso importante, incluso en el
método de la hipnosis, tomado en años anteriores como una cura casi perfecta.

Por otra parte, el hablar y apalabrar nuestros más grandes problemas nos dan una
pauta de donde se encuentran nuestros síntomas, el hablar de todo lo que nos
venga a la mente ya sea sin sentido o vergonzoso. “Es una cura con y por la
palabra, donde la palabra se muestra no solo como campo (lenguaje) sino como
acto (habla)” (Ramírez, 2021)
Tal es el caso del inicio del ahora si “psicoanálisis” y el como de alguna manera,
quien marca el camino directo para esta orientación es Anna O, diciendo
expresamente “déjenme hablar de lo que yo quiera” método conocido entonces
como cura por la palabra. De manera muy resumida, las cosas cambian, pues ya
no se le pide al paciente que recuerde por vía de la hipnosis, sino por el recuerdo
como tal, y se implementaba: “en el momento que yo coloco la mano en sobre tu
frente debe recordar” como tal seguía una sugestión para que el paciente por sí
mismo pudiera de esa manera recordar.

Finalmente, y rememorando un poco, las respuestas a mi pregunta de si las


palabras nos pueden enfermar o curar, respondería otra vez con un sí, nos
pueden trasformar a su vez y el apalabrar los síntomas nos da una nueva vía para
entender procesos que no fueron bien recibidos en épocas anteriores, nos da algo
con lo que trabajar, recordando que tantos los síntomas orgánicos como los
síntomas psíquicos tienen una relación directa muchas veces, y que dándole un
nombre a nuestro sentir, podemos, por medio del lenguaje tratar de vivir con ello.
De igual manera, la hipnosis al ser un método con bastante tiempo, es merecedor
de mención, por las cuestiones que trajo a la mesa, dando como resultado el bien
venir de un método más confiable; a su vez, la sugestión, cuya forma aún intento
comprender, dando cuenta de que en muchas ocasiones nos topamos frente a
ella, me sirvió para comprender un poco mejor la manera en la que funciono la
hipnosis y las palabras dichas para que este proceso ocurriera. De este ensayo
reviví conocimiento visto en clase, que me gustaría seguir tratando, es un tema
basto que dio entrada a muchas partes de la teoría de Freud, nos da una
aproximación de lo que fue lidiar y descubrir estas cuestiones, mismas que en
siglos anteriores ya se veían con la curación entorno al alma. Se que se
encuentran algunas deficiencias entorno al ensayo, pero esto solo es el principio
de un gran descubriendo en nuestra corriente psicológica.

Referencias bibliográficas:
Freud, S. (1886). Tratamiento psíquico (tratamiento del alma) (1890) [PDF]. En Sigmund
Freud. Obras completas. Publicaciones prepsicoanalíticas y manuscritos inéditos
en vida de Freud (7.a ed., Vol. 1). Amorrortu editores.
Mate de por medio. (2022, 19 julio). TRATAMIENTO PSIQUICO DEL ALMA | RESUMEN
| Freud: ¿La hipnosis funciona? [Vídeo]. YouTube. Recuperado 14 de octubre de
2022, de https://www.youtube.com/watch?v=CxR9K_iz9Qs
Academia Filadd. (2020, 19 noviembre). Tratamiento psíquico | Psicoanálisis |
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Ramirez, C. E. (s. f.). Cura por la palabra. Recuperado 14 de octubre de 2022, de
http://camiloramirez.com.mx/index.php/columna-semanal/206-cura-por-la-palabra
Exapuni - Freud. Historia de la Psicología. Licenciatura en Psicología. Universidad de
Buenos Aires. (s. f.). Recuperado 14 de octubre de 2022, de
https://www.exapuni.com/carreras/apunte/Universidad+de+Buenos+Aires/
Licenciatura+en+Psicolog%C3%ADa/Historia+de+la+Psicolog%C3%ADa/Freud/
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