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En mi propio criterio diré que sí, las palabras y específicamente el lenguaje nos
dan herramientas para la comunicación. Específicamente las creencias y la fe de
nuestros discursos pueden llegar a excavar en el fondo de nuestra psique, para
así lograr darle un sentido a la comunicación en la que nos vemos envueltos,
desde las situaciones en la edad temprana con nuestros padres (al ellos decirnos
lo que es mejor para nosotros) a las de adultos con, por ejemplo, doctores y la
eficacia que les concedemos a sus métodos. Es por ello, que, al declarar mi
hipótesis, procederé a decir que mi perspectiva será de carácter psicoanalítico,
más sin embargo debo aclarar que este, siendo un texto pre psicoanalítico
existirán algunas cosas dejadas fuera.
Comenzando con las ideas, expondré la fuerte necesidad en siglos pasados por
demostrar otro punto de vista en cuanto a temas de la psique, el tratamiento
psíquico surgió de esta necesidad, de poder esclarecer aquellas situaciones que
escapaban del control médico, aquellas cosas que no tenían una respuesta clara y
que posteriormente fueron encomendadas a los filósofos. En el tratamiento
psíquico el principal objetivo era tratar de manera primaria e inmediata como es
que influían las situaciones anímicas del hombre para a su vez determinar que un
recurso esencial sería la palabra.
Esto a simple vista podrá parecer un tanto disparatado, y es que para algunas
personas el poder de las palabras es inaudito, algo sin un real trasfondo. Más, sin
embargo, la ciencia es quien le devuelve parte de su función primaria a las
palabras, dejando de lado, el hablar cotidiano que todos mantenemos en nuestro
día a día.
El más cotidiano ejemplo de influencias anímicas en el cuerpo tendría que ver con
la expresión de las emociones, en una persona se pueden manifestar en la tensión
y relación de sus músculos o hasta la postura de sus miembros, sobre todo las
manos.
Es cosa sabida el cómo se producen alteraciones que afectan al cuerpo para bien
o para mal; con los estados de excitación de músculos voluntarios bajo influencia
de miedo, ira, o lo sexual. Otras consecuencias serían los estados afectivos
persistentes como la depresión o el duelo, además de excitaciones jubilosas como
la dicha, en donde observamos como el cuerpo renace, es decir le salen más
rasgos de juventud.
“Todos los estados anímicos, aun los que solemos considerar «procesos de
pensamiento», son en cierta medida «afectivos», y de ninguno están ausentes las
exteriorizaciones corporales y la capacidad de alterar procesos físicos.” (Freud,
1890)
Siguiendo en el tema de los médicos, podemos ver una importante relación con
los enfermos, ya que ellos son los que pretenden quitar sus afecciones. La
denomino como una relación de confianza, porque el paciente cree en el médico y
por lo tanto esa voluntad, que a su vez sigue relacionada con la expectativa
confiada es lo que les da poder a las palabras del doctor para poder curar. Y es
que, si se quitará la libre elección de médico, se dificultaría más la relación de
confianza, pues se anularía esta parte prevista desde la reputación que tenga el
mismo médico para poder curar.
Por otra parte, la credulidad con la que los niños piensan que sus padres solo
quieren lo mejor para ellos, así como aquellos que hacen caso a su médico por ser
alguien en quien confiamos y creemos lo que nos dicen, así como en relaciones
amorosas, donde se tiene una entrega plena; relacione esto con las situaciones
donde, en nuestra vida las palabras tienen un peso importante, incluso en el
método de la hipnosis, tomado en años anteriores como una cura casi perfecta.
Por otra parte, el hablar y apalabrar nuestros más grandes problemas nos dan una
pauta de donde se encuentran nuestros síntomas, el hablar de todo lo que nos
venga a la mente ya sea sin sentido o vergonzoso. “Es una cura con y por la
palabra, donde la palabra se muestra no solo como campo (lenguaje) sino como
acto (habla)” (Ramírez, 2021)
Tal es el caso del inicio del ahora si “psicoanálisis” y el como de alguna manera,
quien marca el camino directo para esta orientación es Anna O, diciendo
expresamente “déjenme hablar de lo que yo quiera” método conocido entonces
como cura por la palabra. De manera muy resumida, las cosas cambian, pues ya
no se le pide al paciente que recuerde por vía de la hipnosis, sino por el recuerdo
como tal, y se implementaba: “en el momento que yo coloco la mano en sobre tu
frente debe recordar” como tal seguía una sugestión para que el paciente por sí
mismo pudiera de esa manera recordar.
Referencias bibliográficas:
Freud, S. (1886). Tratamiento psíquico (tratamiento del alma) (1890) [PDF]. En Sigmund
Freud. Obras completas. Publicaciones prepsicoanalíticas y manuscritos inéditos
en vida de Freud (7.a ed., Vol. 1). Amorrortu editores.
Mate de por medio. (2022, 19 julio). TRATAMIENTO PSIQUICO DEL ALMA | RESUMEN
| Freud: ¿La hipnosis funciona? [Vídeo]. YouTube. Recuperado 14 de octubre de
2022, de https://www.youtube.com/watch?v=CxR9K_iz9Qs
Academia Filadd. (2020, 19 noviembre). Tratamiento psíquico | Psicoanálisis |
Psicología UNC [Vídeo]. YouTube. Recuperado 14 de octubre de 2022, de
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Ramirez, C. E. (s. f.). Cura por la palabra. Recuperado 14 de octubre de 2022, de
http://camiloramirez.com.mx/index.php/columna-semanal/206-cura-por-la-palabra
Exapuni - Freud. Historia de la Psicología. Licenciatura en Psicología. Universidad de
Buenos Aires. (s. f.). Recuperado 14 de octubre de 2022, de
https://www.exapuni.com/carreras/apunte/Universidad+de+Buenos+Aires/
Licenciatura+en+Psicolog%C3%ADa/Historia+de+la+Psicolog%C3%ADa/Freud/
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