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323 CRIMEN PASIONAL: COM EL CORAZON EN TINIEBLAS Myriam Jimeno Brasilia 2002 ei BIBLIOTECA Pestuoos suPeRONES EN =F RECIBIDO ANTROPOLOGIA SOCIAL ve BIBL ee & wows 0066090 ONAGION CRIMEN PASIONAL: CON EL CORAZON EN TINIEBLAS. Fol t a OOSUYS Myriam Jimeno Contro de Estudios Sociales CESWepartamento de Antropologta Universidad Nacional de Colombia Crimen pasional, Su menei6n suscita de inmediato imagenes vividas y con frecuencia la invocacién de algtin caso conocido. Alguno que nos conmovi6 o nos aterré por Jo cercano, alguno que nos dejé inquietos 0 estretnecidos. Es decir, esta es una categorfa del sentido comin de uso familiar en nuestro lenguaje ordinario, empleada para designar una gama vatiada de homicidios acontecidas entre parejas ;Qué tipo de categoria es esta? {A qué mundo de relaciones y significados pertenece? {Cues son Jos egntextos sociales en que es empleada esa denominacién y con qué consecuencias? {De qué manera intervienen allf emociones, miedo, odio y amor? Para intentar Tesponder estos interrogantes acudo a In narrativa de sentimientos y pensamientos hecha pot personas con experiencias de crimen pasional, En este texto empleo un caso ‘curtido en Brasil y lo contrasto con el contexto colombiano'. ‘Trato las emociones, no como categorfas genéricas universales, sino como parte integral de un sistema cultural especifico de representacién del afecto y el sentimiento ‘que ha sido historicamente constituido. La pasidn, y el discurso con cl cual se expresa, hace parte de ese sistema u organizecién conceptual. Crapanzano (1994) reliev6 que las categorfas emocionales genéricas funcionan como tepresentaciones y como locuciones contextualizantes del sentido cultural dado a las emociones. Nuestras representaciones ubican a las emociones en la "mente" y, al hacerlo, las insertan en procesos sociales muy coneretos. Por ello el concepto de configuracién emotiva me sirve como una hetramienta para trabajar Ia organizacién conceptual y préctica dol sentimiento en nuestra sociedad y para examinar la tesis principal de este escrito: cl erimen pasional es ‘una construccién cultural. El micleo de esa configuracién es la pretensiGn de que raz6n y sentimiento, cognicién y emocién, son entidades separadas, pertenecientes a dos formas polares de operacién de la mente humana. La nocién de configuracién emotiva también me permite resaltar que la categoria del lenguaje ordinario “crimen pasional” forma parte de un sistema més amplio de concepeién del sujeto moderno que cobija el papel de las emociones, del amor y de a vida de pareja en la identidad personal. En ese complejo que amo ‘configuracién emotiva estén imbricadas las creencias, los sentimientos y su verbalizacién, con Ia estructura de las jerarquias sociales. Pese a ello, ciertos dispositives discursivos presentan tal crimen como si obedeciera a una in inclinacién natural ocultand sus resortes culturales. "para el esta completo ver Jimeno, Myriam, Crimen pasioial. Contribucién a una antropologia de Tas emoctones. Braslia, 2001, en prensa, 2 bLACK Sentimiento y pensamiento Cuando Joseph Conrad escribié EI corazén de las.tinieblas a finales del siglo diecinueve, empled Ia metafra que establece un paralelo entre el viaje a tierras salvajes, del corazén de Africa y el viaje a nuestro interior donde habitan las fuerzas oscuras del miedo, la célera y la pasion, Y entre la fuerza incontenible de estas emociones acontece el crimen. En este contexto, la emocién es entendida como el lado oscuro de todo ser hhumano, como tinieblas en el corczdn. Un efecto de esta categorizacién cultural es que dado que la fuerza tenebrosa cle nuestras emociones se eoncibe como un atributo de la condicién humana, cualquiera puede ser asaltado por ellas y metece una comprensién » Pero Icjos de pertenecer a una condicién humana universal, este acto de violencia, como en general los otros actos humanos, adquiere sentido s6lo ligado a un determinado contexto cultural. Neil Whitehead en su discusin con Keith Otterbein sobre la antropologfa de la guerra (2000) pone de presente que Ia accién violenta humana no es tuna simple funeién de un acto instrumental, sino que expresa y delinea diferencias sociales tales como las étnicas, las de identidad y Ins de género, y construye ideas, por ejemplo, sobre Ta sexualidad (Ibfd). Bs deci fo e8 un acto expresivo que sobrepasa la situacién particular en que ocurre y comunica sentidos, es exotdpice, para emplear la nocién propuesta por Mikhail Bakhtin (Bakhtin, 1994, Jimeno, 2001 y Jimeno et al, 1996). Esta nocién me permite subrayar que su marco de significacisn est “fuera” de ta situacién particular en que ocurre. Reside en el tejido cultural en cual un intercambio humano conilictivo desemboca en un acto violento, que es irreduetible a ‘eras patologfas individuales 0 a la condicién social de pueblos o personas “bérbaros”, EI mundo social que le otorga significaci6n a este acto violento comprende, en primer lugar, nuestras representaciones sobre el papel de los sentimientos y de la razén fen nuestra constitucién como sujetos. Nuestro horizonte cultural se funda en una concepcién de la persona cuiya base cristiana nos recuerda Marcel Mauss. Nos ofrece. como resumen una cita dé Cassiodorus: "la persona es una substancia nacional, indivisible e individual" (Mauss, en Carrithers, Collins and Luke, 1985:1-25, énfasis y traducciéa mios). La nocién de persona fue retrabajada en Europa durante. varias centurias, por movimientos sociales, especialmente los sectarios cristianos durante los siglos diecisiete y dieciocho, por te6logos, por los fildsofos escoldsticos y del Renacimiento, por pensadores como Hume y Descartes, hasta confluir en Ia moderna concepcién decimonénica de la persona como un ser psicoligico (Mauss, op.it; ver Oatley, 1999). Para Mauss no fue tanto entre los cartesianos donde se encontraron las soluciones que pesan en la concepcién occidental moderna, sino entre el pensamiento polftico sectario (puritanos, weslyans, pietistas, moravianos). Fueron ellos quienes se interrogaron sobre la libertad individual, sobre la conciencia individual y por su derecho a tener un Dios interno, lo que terminé por establecer In nocién de que ta persona es igual al sf mismo (elf, moi) y éste es igual a la conciencia como categoria primordial, Hume. y Berkely fueron necesatios para llegar a pensar en que el alma es un estado de concieneia, y Kant, un pictista, para hacer de la conciencia individual el cardcter sagraclo de la persona y la condicién de la raz6n préetica, Fichte, para pensar en nuestro self como condicién de la conciencia y de la ciencia, como "razén pura’ (Mauss, jo XIX se encontraba bien enraizada en Europa Ja concepeién de la persona que Norbert Blias Ilam6 del homo clausus. Bs la idea de la persona entendida como un individao aislado que secfa "un mundo cerrado en sf mismo que en sltimo {érmino existe en completa independencia del ancho mundo exterior” (Hlias, 1987: 34), Esta concepeién determina la imagen que se tiene del hombre en general, de manera, "todos los demas individuos se nos presentan también como honio clausus y sti micleo, su esencia, su auténtico yo se manifiesta, en todo'caso, como algo que est encerrado en su interior, aislado del mundo exterior y de los demas sexes humanos por un muro invisible” (Ibid). EI sociélogo Talcott Parsons, nos dice Elias, ilustra bien esta cconcepeién cuanido emplea como metéforu de la personalidad, la caja negra, una caja cervada, en cuyo interior" se producen ciertos procesos individuales (Ibid:32). Elias, como es conocido, liga esta concepcién y esta "estructura de la personalidad" con el surgimiento y consolidacién de’ la sociedad burguesa y los modernos Estados Nacionales. Para él existe una relacién histGrica entre las esiructuras de pensamiento y sentimiento individuales y las estructuras sociales, Es decir, afirma Ja historicidad de la “estructura de las emociones humanas y su control” en.relacién estrecha con los cambios en la sociedad moderna (Ibid: 9). Para continuar el proceso, quedaba por desarrollarse la concepeién de la persona como un sujeto psicolégico dual, EL antropélogo brasilefio Luiz Fernando Dias Duarte en su estudio sobre el “nervioso” enire las clases populares brasilefias urbanas muestra que Ja transformacién de la representacién de Ia persona hasta concebiria como un ente psicol6gico, hace parte de la especificidad de Ia cultura occidental moderna con su ideologia individualista y racionalista (Duarte, 1986). Este ser psicolégico se entiende como dividido en dos partes, la una que da cuenta de su capacidad de razonar, la otra, de sentir. Un nticleo temitico reiterativo de Ia nocién del ser psicolégico, dice Duarte, es Ia concepcién de que existe dentro de nosotros “un espacio interior, desconocido y poderoso, de donde emergen las "perturbaciones” del “cardcter” y de la vida mental- por la acumulacién y fermentacién ¢e ideas y pasiones-". Bn el nivel de las personas letradas to anterior se completa con el concepto freucliano del "inconsciente”, "marca fundamental de la configuacién de lo psicolégico” (Ibid: 69). A Io largo del siglo diecinueve se redefinieron las emociones como parte de Ta psicologia de cada persona para lo cual fueron fundamentales las contribuciones de Sigmund Freud y_ William James por un lado, y la de Charles Darwin, por Ia otra (en especial, James, 1884, Darwin, 1872; ver Oatley, 1999). Todos ellos, cada cual con propuestas y énfasis diferentes, contribuyeron a consolidar el campo de las emociones ‘como independiente de otros aspectos de Ia vida mental y asociéndolas, especialmente ‘en Freud, a des6rdenes en el comportamiento por experiencias de trauma y conflicto que minan la eapacidad racional, S6lo a partir de la segunda mitad del siglo XX con los <énfasis. cognitivistas en las ciencias sociales se enfocd la emocién en sus aspectos relacionales y comunicatives y como no intrinsecamente itracional (Oatley, 1999, Brothers, 1999, Lutz y White, 1986), Bn la antropologga de tas dos itimas décadas se abrié paso Ia compresion de las emociones como expresiones sociales modeladas por el ambiente espectfico sociocultural y atcavesadas por Ins condiciones dé Ia estructura de cada sociedad (Lutz y. White, op cit, Lutz, 1988, Strauss y Quinn, 1994 y 1997, Reddy, 1997 a y b). La relativa tardanza de Ta antropologfa en abocar el estudio cultural de las emociones. guarda relaci6n con el amplio predominio de la orientacién metodol6gica que George Stocking (1989) Hama heredera de la Hustracién, en contraste con Ja influencia del romanticismo alemén, Frantz Boas lo expresaba por la diferencia entre Ja aproximacién del fisico y In del cosmégrafo. Mientras el fisico usa la fiagmentacién del método analitico para descomponer el fenxémeno en sus elementos, el cosmégrafo (0 el historiador) busca una comprensién integral, *holista", de cada fenémeno. Pero el contraste no es sélo de método de indagacién, sino también reside en la constitucién de los objetos de investigacién y en las motivaciones del investigador. Mientras el fisico quiere encontar tun sistema en la "confusién de formas y especies" en un afin “estético", el cosmégrafo esté motivado por un impulso "afectivo” que lo hace devoto de fenémeno en si (Boas ido en Stocking, op. cit: 5). Por ello, fue. pasajera y delimitada Ia corriente antropolégica conocida como Cultura y Personalidad que florecié en los E, U, entre el final de los aflos veinte y los,cincventa, Ja cual proponia que Jos patrones de In personalidad son culturales y no biolégicos. La rafz de la personalidad estd en Ins pautas de crianza, pues “cada pueblo difiere en su elaboracién cultural, elige algunas gufas ignora otras, insiste sobre un sector diferente del arco de las potencialidades humanas' docfa Margaret Mead (Mead, 1994 [1935]: 11). Los rasges psicolégicos, el énfasis en la vulnerabilidad del ego 0, por el contrario, en Ta valentfa y el despliegue agresivo, son el producto de los énfasis culturales, insistié (Ibid). Su relativismo cultural radical, como el de otros antropdlogos de su mismo enfogue, suftié el embate de In critica, desde dentro y fuera de la disciplina, Pese a que memorables trabajos etnogrificos se dedicaron a rebatir el universatismo de los rasgos de la personalidad 0 del temperamento, o los principios de 1a conformacién psicolsgica (B. Malinowski, Ruth Benedict, Edward Sapir, ver Stocking, op.cit), o la escisién entre cuerpo y espfritu, {Gregory Bateson, 1972), el interés por la relacién entre emociones, cultura y psicologfa decayé ‘por varias décadas, Cuando en los afios seseata del siglo XX’ la Ilamada antropologia cognitiva se interesé en el conocimiento que adquieren y emaplean las personas como miembros de una cultura, dio preferencia Ia organizacién eognitiva, a la formacién de categorfas y a su relacién con el lenguaje (Garcia, 1996)" EI desarrollo posterior de los enfoques cognitives en psicologfa y en antropologia, se dirigié hacia los aspectos emocionales dejando de lado el verlos com instintivos y se imteresaron en su modelaje ambiental y en los aprendizajes (ver Eron, 1994 y ver resumen y discusién de estas posiciones en Jimeno et al, 1996). También la antropologia denominada constructivista ha cuestionado In naturalizacién de Tas expresiones emocionales dindole relevancia a los modelos culturales (Lutz, 1988, Reddy, 1997a, Jimeno, 2001). Numerosos trabajos etnogrificos recientes se interrogan sobre la vida sentimental de distintos pueblos y sobre el carfeter de las expresiones emocionales (ver Lutz y Abu-Lughod, 1990, Lutz y White, 1986). Estos nos recuerdan que si queremos avanzar en In comprensién de acciones sociales tales como los ® Un ejemplo son los anlisis componenciales de Goodenough o los inspiradas en el generativismo de Chomski (Garefa, 1996) 5 cetimenes denominados pasionales, debemos ejercitar el viejo recurso antropolégico de no tomar como universal Jo que es un producto hist6rico cultural. Crimenes de pasién ‘Acuciré a las narrativas personales para idemtificar ali las redes de significacién presentes en el acto violento y diseutir mejor su contexto sociocultural. Tomeré tan s6lo tino de Jos casos que tuve oportunidad de trabajar en forma comparativa entre Brasil y Colombia (Jimeno, 20001). Conoef a Misael en una cércel de varones en Brasil, Ténfa en ese momento 33 aiios y un aspecto juvenil y iste. Tuvimos oportunidad de conversar en yarias ocasiones en una de ins offcinas del érea adi guardias y durante varias horas. EL mismo se situé como perteneciente a las capas medias urbanag, brasiefias; su, resefia policial fo catalogaba como de color *pardo” {Qtiere que le tuente lo que sucedi6 como'se lo conté al juez?, me pregunts, Como usted lo recuerde, Ie respond. A “Vengo de una familia de clase media Siempre tuve lo que un adolescente espera tener. Pero después de la separacién de mis padres, a iis once atios, vino mucho descontrol, Mujer para acd, mujer para alld, Con esa persona la cosa comenzé ast: tuve un hijo con ella. Elta tenta unos 18 0 17 aftos, yo debla tener unos 25. Me fui a trabajar en otra ciudad y ella se quedé con mucha rabia por que no la pude llevar. Fue ahi que todo comenzs”. ‘Misael relaté entonees el curso de la selacién amorosa: “Por un tiempo continuamos la relacién, ya con ef hijo, pero me contaron que ella salia a bailar y entonces cortamos la relacién. Me busqué otra novia. Como no puedo mentir pues soy evangélico, tengo que decirle que por entonces me vicié en cocaina {..). En eso volvé a la Ciudad donde ella estaba y ella me bused. Ya el hijo tenfa dos aitos, pero ro quise verlo. Pasé otro afi, La llamé y le die que querta registar al nifio y aht nos envolvimos de nuevo.¥ empezaron los problemas! Le dife que nos casdramos, pues guerla arreglar mi vida, Pero antes de volver con ella yo tuve una novia, Ella me dijo, ‘oye Misael, la madre de tu hijo estd queriendo vengarse de if por que no la llevaste contigo, Ella te ‘engafia con otro!”. Esa muchacha me colocé esa cosa en la cabeza y at ccomeneé a perseguirla para yo mismo descubrirta, hasta que lo descubrt. Un dia to vi a él saltando ef muro de la casa de ella. Yo habia usado mucha cocatna. No tenfa intencién de matarla, Volvf unas horas mds tarde y la invité a salir a una fica cercana. Cuando estuvimos alli bebimos vino. Le dije que asumiera su error y se fuera de mi vide. Ella negé todo. Yo estaba armado y estaba totalmente descontrolado, estaba con el revolver engatitlado (..). jalé y disparé tres veces. Dejé dos balas para mi, pero esas dos balas... La seitora es religiosa? = {Por qué?, le dij. trativa de la cércel, sin Ia presencia de, "Porque el arrepentimiento legs en ese mismo momento! Ahi cogt et gaiillo y lo coloqué el corazdn y jalé, y no tiré. Giré el tambor, sague las balas, vi las balas, las coloqué de'ruevo, volvt a tirar y el arma no tiré. Para que la sefiora tenga una idea, ella estaba acostada en ta cama y yo en pie; lo hice de nuevo, saqué las balas y las coloqué de nuevo, ait cuando yo me disparé, lo que hice fue darle un tiro mds a ella, pero las alas, ninguna entr6 en mi” -¢Billa ya estaba muerta? “Con los tres tiros ella ya estaba muriendo, yo intentando matarme (..) Ahora le voy a contar lo mas interesante, por eso fue que le pergunté si la sefiora es religiosa; despues de aquello entré en desespero, yo no ereta que yo habla hecho aqueilo, Yo tomé mi carro, salt desesperado de 1a casa y fui a ta casa de un amigo te conté todo to que habia pasado. Fue ahf cuando tomé 190 comprimidos con alcohol, puede creer que no me hizo ningiin efecto? Pero voy a contarle lo mas importante, después de esos 190 comprinidos con alcohol que tomé, me colgué de una cuerda de esta grosurd, me amarré y me colgué, me desmayé y me desperté colgado de ta cuerda (..) vomitando las pastitlas, vomitando todo, vomitando rojo. Alf me fui para un hotel y en eso la polieta ya me estaba buscando! Compré, creo que unos ocho gramas de cocaina, no sé si la seora entiende de eso, pero puede tenerse una sobredosis con tres gramos. Tomé [la coca}, la cologué en una jeringa para darme una ‘sobredosis y no lo consegut. La jeringa no entraba (risas). No entraba de ninguna manera. Ahi desisti de suicidarme (..)" - Pero Ud. zpor qué lo hizo? “La queria demasiado, fue un momento de emocién” fue su respuesta, ‘A Misael Jo enjuiciaron por la muerte de Ana. El juez que lo Hamé a ju (1993) hall6 que 1 "actué con dolo extremo. El reo twvo la inequivoca voluniad de matar a su victima (...) EL reo revela pésima conducta social y esta entregado al vicio de la cocaina y en reiteradas ocasiones haba golpeado a la victima, Tiene una evidente personalidad volcada a las actividades ilicitas. El motivo del crimen fueron los celos, ‘motivo fitil e injustificado (..)". Peto cuando el caso ya pas6 al veredicto del Consejo de Sentencia, pues este tipo de delito se juzga en Brasil en un tribunal popular, el Consejo se aparté de ese concepto y admitié que Misacl cra scmi ininputable. Arguyeron que “en virtud de la perturbacién de la salud mental, e xe0 no posefa ta plena capacidad de entender el carfcterilfeito del acto” (Enfasis mio). = Qué hizo Ud. después dejarla a ella’? - Mi padre es una persona de medios. Es una persona muy sufrida, que vino de la nada y consiguid tener alguna cosa. El no queria ver a su hijo 7 ‘en prisién. Como ellos [mis padres] son separados, pera se entienden bien, como tengo muchos hermanos, todos bien empleados, con residencias fijas, casados..(..) mi padre dijo, 'lo mando para ta Argentina’, Llamé a mi madre y ella dijq: ‘Por mf y por sus hermanos, Ud. se presenta a la justicia’(..) Tuve una semana para pensar e escoger lo que queria, y escog! presentarme y pagar por lo que hice”. La policfa tan s6lo encontré a Ana tres dfas después de su muerte, debido a varias Hamadas andnimas que el propio Misael hizo, Su hermano presenté Ja denuricia’ el crimen y la poliefa instauré Ia investigacién policial. La poliofa cosigné que Misael “disimulando sus verdaderas intenciones homicidas Wevd a la victima con el pretexto de tomar vino y hacer el amor al Condoratnio (u.). Ya en 3u interior, después de degusiar el vino y conversar sobre una relacion i ‘aqorosa anterior de la vietima, Misael, poseldo por los celos [énfasis mio}, empleando un arma de fuego (...) le produjo las heridas descritas en la autopsia (...) que fueron la causa de su muerte. Luego, salié (..) ¥ dejé a Ana entregada a su propia suerte”. Vale Ia pena tomar en cuenta que en Ios testimonios iniciales Misael relat6 e6mo desde que pretendié haber visto la sombra del otro huyendo de su casa y st invitacion a salir, pasaton varias horas durante las cuales 1 pensé en un lugar apartado para llevarla “También fue a buscar un arma que tenfa guardada. Dijo ante la poliofa que ese dfa habla estado tres veces en la casa de Ana y que él se encontraba “desesperado” porque ella misma le haba confirmado su traicién, BI hermano de Ana resalté en su testimonio que la pareja discutia mucho ‘timamente, Dijo que “el reo” siempre tayo un comportamiento agresivo con la vietima, ¥ que inclusive ya la habia amenazado de muerte, cosa similar a lo que declararon otros ‘amigos y familiares. También habfa amenazado con un arma de Fuego a un ex novio de ella, Dijo también que ella no contaba en la familia que él la golpeaba, No abstante, dias atrés su madre, residente en otra ciudad, habia presenciado que Ja amenazaba y la ‘golpeaba, Del mismo modo que ese dia en la noche elta habfa salido con Misacl como {quien no va a tardar, en forma desprevenida, sin bolso ni zapatos, Si la elaci6n era tan contflictiva, {por qué no la dejaba’, Ie pregunté a Misael. “Pues mire, st queria dejarle, pero me gustaba mucho, tenfa la esperanza de que ella cambiara (..) Pero no sé, creo que yo tenia una obsesién por ella”. iadi6 que en 61 influyeron los chismes que le contaban de ella y su consumo de drogas, y todo ello “fue creando una bola de nieve que acabé dando en lo que dio". En sus testimonios iniciales a Ia policfa Misael sostuvo que €1 s6lo queria sacar cen limpio Ia historia que le habian contado sobre la venganza de ella. En ese momento dijo que ella misma le hab(a confirmado que tenfa tna relacién con otra persona, Yo que Io llev6 a “estar muy nervioso, inclusive alueinado y fuera de si” (énfasis m{o). 8 En el expediente pueden leerse dos cartas de Ana fechadas en el curso del mes anterior a stt muerte. La titima de ellas la encabezaba diciendo “Quiero poder decirte a todo momento, a todo insiante, cudn iniportante eres para mi, cudnto te amo". Segui, “Por qué es tan dificil amarse sin miedos, sin gritos? Por qué esa desconfianza sin ogica, sin limites para los absurdos que piensas de mf? Eves el dueiio de mi corazén (..) quiero vivir contigo, construir una familia y ser feliz (...)”. Bl expediente no ofrece informacién sobre la forma como fueron usadas las earias de Ana durante el juicio. Quedan como testimonios tnicos de su punto de vista. En septiembre del mismo afio Misael fue juzgado pot el Tribunal do Jiri (Tribunal Popular), La sentencia esumié Ios dos argimentos contrapuestos: por un lado el representante del Ministerio Pablico pidié In condena del “reo”, Por el otro, el Defensor arguyé la tesis de la semi inimputabilidad’ y pidié que no se calificara el homicidio, es decic, que no se tuvieran en cuenta circunstancias agravantes. Las dos posturas se debaticron no sélo durante el juicio sino también durante los afios de apelacidn juclicial de 1a sentencia, El Consejo de sentencia -4 mujeres entre los siete- condené a Misael por el erimen y acimitié, por cuatro votos contra tres, Ia semi inimputabilidad. Consideraron que el reo no poseia la plena capacidad de entender el carécter ilicito del acto”. Pese a ello, admitieron simultineamente que era un homicidio ‘con agravantes puies Misael "actué con disimuto” lo que imposibilité la defensa de Ana, El promotor (Fiscal) objet6 Ia aceptacién de la semi inimputabilidad pues segtin "Dei examen del conjunio probatorio, emerge cristalino que el acusado, no obstante Juese dado al consumo de drogas y se declarase enviciado, poseta sin duda su salud ‘mental, El defensor se dedicé a refutarlo, Present6 una muy extensa apelacién, prolifica en citas de textos sobre erimen, locura y drogadiceién, acompafinda de la Jjurisprudencia correspondiente. El defensor no s6lo pretendi6 demostrar Ia inimputabitidad ya en parte reconocida, sino que rechaz6 como ilegal Ia pena establecida y pidi6 su rebaja, Su principal argumento fue que Misael era toxicémano. El toxicémano, dijo apoyandose en el libro “Loucura e crime” ‘, es un "enfermo mental”, con una "tendencia mérbida", Y se dedicé a abundar sobre los males sociales de la Grogadiccién y los transtornos “psiesticos” que ocasionaba, que inclufan delirios de celos. "Loueura e Crime" aseguraba con tono de autoridad cientifiea que el cocainémano, en medio de sus alucinaciones, puede practicar actos de violencia tales como asesinar ala mujer y «10s hijos, El resultado final: 10 aos de sentencia, un tercio de ellos en reclusién Finalmente, goree Ud, que el hombre usa més la violencia que la mujer?, te pregunté a Misael, lady In responsabilidad son equivatentes y se emplean pare expres tuto 1s eupacidd ppenal en general, como la capacilad para responder penalimente por un hecho conereto, segin el tratado de Nelson Hungria de comentarios al Codigo Penal brasieio (Hungria, {1948} 1958:333, vol. V). EL cconcepto es pues el mismo de CP colombiano. * Bl autores Guida Asti Polomba, “Si, sin duda. Porque et hombre quiere siempre mostrar que es mejor que el otro (..). Es el orgullo, el hombre es mds brutal pues no quiere Hevar ofensa {desaforo} a casa (..) nosotros queremos mostrar que somos mejores”. Este aspecto que Misael pone de presente, es decir, Ia importancia de la violencia frente a la necesidad masculina de "mostrarse como el mejor", queda subsumido y es dominado por un discurso que psicologiza el uso de Ja violencia on la relacién amorosa, EI violento es o est "como loco” pues 1 controlan sus pasiones. Ese discurso eva también a desestimar el conjunto de conflictos en la historia de Ia relacién en favor del instante en que ocurte el crimen. Las evidencias sobre la preparacién del crimen, del arma, del lugar, de coartadas, son cuidadosamente registradas desde el punto de vista téenico, pero Tuego aparecen como poco relevantes para considerar Ia plena responsabilidad de quien ast ha obrado. Bh breve, el caso de Misael muestra In relacidjn entre las representaciones sobre la violencia en In pareja y el juicio que la ley y 1a sociedad hacen de su uso, En Brasil, en forma similar a lo que ocurre en Colombia, la gravedad de este acto violento se atemiia por la ley, frente a un piblico 4vido, entre escandalizado y conmovido. Por ello la ret6rica de los defensores en Colombia es tan similar a la brasilefia; “EI homicidio pasional se diferencia de aquel donde se mata para obtener wn provecho. (..) El mbvil {que encontramos en este horripilante acto es el amor, por amor, por exceso de amor se comete delito y por esa,hiay que mirarlo con el alma (..) el hombre no ha sabido comportarse como hombre por sus pasiones” (énfasis mio)*. El amor como obnubilacién En nuestras sociedades latinoamericanas predomina la concepeién de la persona ‘como un ser individual con un interior misterioso y escindido. Se enticnde la pasién ‘como una expresién sentimental particular salida de la esfera recéndita de tas ‘emociones. Y se supone, que, como Io decfa recientemente un comentarista radial, el amor pasién es una forma de obnubilacién del juicio. Miremos brevemente las ‘consecuencias de encuadrar asf la relacién entre la pasi6n y el pensamiento. En primer lugar, como ya qued6 atrés dicho, se silencia el tejido de relaciones, conflictos y confrontaciones en medio de las cuales transcurre la relacién amorosa y su ruptura. El sentimiento denominado pasional se entiende como una entidad independiente del pensamiento, con fuerza y voluntad propias, que aciia desprendido de Ja red de interacciones humanas. Por ello, cuando la pasidn se desenvuelve en un acto criminal, éste no parece un desenlace sino un acto repentino ¢ imprevisible. Al mismo tiempo, quedan enmascarados 10s ottos componentes sentimentales de Ia accién violenta, Por ejemplo, queda oculto el sentimiento de miedo; el miedo a ser traicionado 0 el miedo a ser abandonaclo. Detras, otro miedo, el de verse disminufdo en Ia identidad social adulta por la pérdida 0 Ta traicién de la pareja. Queda oculto también que estos sentimientos estén asociados estrechamente a los pensamientos y a Tas creencias aprendidos cotidianamente sobre Io que es un hombre 0 una mujer socialmente 5 Bxteacto de un expediente de erimen pasional en Colombia, 10 valorados. Se pierce de vista el temor a la pérdida de 1a dignidad personal cuando se es objeto de burla, traicién o abandono por su amado, Y se oculta que a este respecto hombres y mujeres no piensan ni sienten de la misma forma, lo que se refleja en: distintas formas de actuar. El que los crimenes pasionales sean cometidos en Brasil como en Colombia, en su abrumadora mayorfa por hombres contra mujeres, sefala que esta accién tiene que ver con las jerarquifas de género. En particular, con el papel del uso de la fuerza en la construccién de la identidad mascutina (Badinter, 1993; Bourdieu, 2000). FI culpar a la pasién cel acto violento es pues un mecanismo de ocultamiento de los pensamientos y sentimientos socialmente aprendidos que Hevan al uso de la violencia, Violencia y emoctén Existe una fuerte tradicién cultural occidental que establece una asociacién entre el enipleo de 1a violencia y 1a explosién emocional. Esta tradicién, menos extendida de Jo que parece como Jo muestra una amplia literatura ethogréfica (cfr. Abu-Lughod, 1986, Wikan, 1990), descansa sobre una concepcién que define las emociones como rezagos instintivos, por lo general incontrolables, pese & lo indeseables. La vinculacién centre el uso de la viotencia y lo instintivo o animalesco tiene tras de sf una Jarga historia, ‘que encaja y se potencia con la concepcién moderna del sujeto escindido entre emocién yraz6n, Los desarrollos intelectuales tales camo los énfasis cog, les no fhan tenido un impacto de consideraci6n sobre las atraigadas concepciones del sentido comtin sobre Ia violencia y Ia emocién, Incluso algunas tendencias como la sociobiologia provocaron un agudo debate al relacionar las emocones con expresiones orgénicas adaptativas involuntarias (ver Lorenz, 1966). Desdefiaron asf el modelaje © intereambio que acontece entre todo individuo y su ambiente sociocultural y dotaron de tuna pretensién de cientificidad los. viejos discursos instintivistas. Los’ trabajos de confluencia entre neuropsocologia, neuropsiquiatrfa y vida cmocional permanecen enclaustrados en grupos de especialistas (Niehoff, 1998; Kandel, Schwartz y Jessel, 1997; Ferry y Vincent, 2000)°. Mas bien al contratio, parece gozar de buena salud y vigor la corriente que emplea un discurso sobre la psicologia de la mente y la irracionalidad de las emociones para traducirio en normas con Tas cuales juzgar al individuo que comete nes. pasionales, Ya a finales del siglo XIX la conjuncién entre. juristasitalianos, socidlogos ¥y antropélogos fisicos, dio ugar a la sociologia criminal que proclamaba una relacién * objetiva” entre expresiones delincuenciales y Ia falla en el control de los instintos y las emociones. Esto serfa propio de ciertas categorfas de la poblacidn y clertos individuos con “atavismos", Sus dos grandes exponentes fueron Cesar Lombroso y Enrico Ferri ” ® Sobre la confluencia de trabajos sobre cultura, cognicién y evolucién ver Sperber, 1999 7 juriste italiane Ensico Feri fue uno de los principales inspiradores do Ia escuela postivista de derecho, El Homicida, Madrid: Editorial Reus, 1930, Principios de Derecho Criminal, Macrid: Euitorial Reus, 1933, En Colombia, estas tesis sobre el crimen pasional fueron populaizadas por Jorge Pligcer Gait. Goitin fue formado en Ilia en In escuela juridicn de Favica Ferti. Uno de sas textos |juridicas, Criterio pasitive de ka premediiaelén (Bogoté: Publicaciones Crfton Juridica, 1952) tuvo FE ENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SUPERIORES EN ANTROPOLOGIA SOCIAL (ver Cancelli, 2001 para la instanracién del positivismo juridico en Brasil; Mantovani, 1988 y bibliografia en Jimeno, 2001). Se sostiene que la influencia del positivismo juridico y la antropologfa fisica Jombrosiana quedaron en el pasado, No obstante, sus’ postulados centrales sobre Ja ‘eoncepcién del sujeto humano siguen suslentando el enfoque punitive sobre este tipo de ccrimenes. Puede decirse que esta concepcién juricico sociolégica dejé su ropaje anticuado, hecho a la medida del evolucionismo social, por uno de corte més actual. Es as{ como buena parte de la reciente literatura jurfdica colombiana y brasileia sobre la Telacién entre etimen y emeciones pretende bastrse en el conocimiento. de la psicologia®. Lo que extraen de ciertos textos es el atribuir a las emociones una fuerza propia irracional. Serfa esa "fuerza" la que Hevarfa a que el individuo usara Ia violencia pues la emoci6n le impedirfa medir las consecuencias de sus actos, La ira, el odio, Jos celos y el amor pasional ocupan un lugar particular en la evaluaciéa de las condiciones subjetivas del criminal y por consiguiente en su eulpabilidad. Sus limites son Tos limites, dela raz6n (Jinteno, 2001, Cancelli, 2001). Al emplear una topologfa que ubica las cexpresiones emocionales en un espacio “psicolégico” este discurso juridico las aleja del social, como atts tuvimos oportunidad de verlo, ‘Se supone que en este terreno de las expresiones cmocionales ciertos sujetos sociales -masculinos por lo general-, ceden a In itrupcién de fuerzas presociales y se comportan de manera “ineivilizada". Il modelo ideal contra el cual se esti realizando esta valoracidn es el del individuo autocontrolado, duefio de sf, que evita el uso de la agresi6n abierta en las relaciones interpersonales del cual nos habla Elias (1987). Peto el prototipo ideal del individuo autocontrolado contiene al menos dos esguinces fundamentales, En el primero, todo depende de si el sujeto es masculino, pues se esperan de él simulténeamente dos comportamientos opuestos, Por unt lado, que sea capa. de repri muestras de agresividad con sus congéneres; pero por el otto, que dé muestras de que es lo suficientemente varonil como para reafirmarse sobre los demds por la violencia. Dos mandatos sociales no siempre féeiles de conciliar. Ahora, si el sujeto es mujer, se espera de ella una “naturaleza emocional’, sensible y explosiva, La "naturaleza” femenina serfa propensa a las expresiones afectivas hasta el Horiqueo y Ja meloseria, En la gama de las emociones a Jas cuales se inclinaria Ia noturaleza femenina estarian, en resumen, las cemociones "lorosas" 0 "saves", No asf las expresiones de rabia © revuelta, 0 el uso de Ja violencia contra otros. Los dos géneros con sus prototipos de comportamiento {gran infleencia en los afos euarenta y cincuenta sobre el tema det delito pasional En este libro Gait habla del temperamento 0 la personalidad impulsiva y sostiene que algunos individuos son premeditaivas, mientras ots, impalsives. Tuvo especial resonancia en Ia opinidn pitblica de la paroguial ciudad de Bogoté su actuncién en el caso de erimen pasional conacido como el de Marta Gores § son especialmente claros en la literatura reciente en Colombia, Orlando Gémez, KI Delito Emocional, 1997, con ediciones en 1981 y 1995 y Nédier Agudele, 1990 y Julio F. Luna, 999, Existe una abundlame Iiteratora juridica sobre el tema, cit, Antonio José Cancino, Bl delito emocional, Bogoté: Editorial ‘Tomis, 1982, Hugo Gazeta Reyes, Delito pasional, Bogot: Editora Intemacional de Publicaciones, 1966, Alfonso Reyes Echarelf, La punibilidad, Bogoté: Ediciones Universidad Externado de Colombia, 1974 Para una revisign del tem ver Orlando Gomez, 1995, 12 emocional estarian confirmando el modelo global que la cultura moderna oceidentalizada ha forjado: hombre racionales y controlados, mujeres emocionales y descontroladas. {Cémo se resuelve el dilema cultural entre el hombre autocontrolado y sus ejervicios de agresividad y la mujer descontrolada y sus ejercicios de "raz6n"? Aqui aparece el segundo gran esguince del modelo ideal de Ia cultura. Si el hombre pierde el control es por Ia aparicién de una fuerza superior a él mismo. La fuerza de sus emociones. Sila mujer ejerce la violencia suele decirse que es por “fiia" y "caleuladora’, Catherine Lutz. (1988) al enunciar los rasgos centrales de la concepcién curoamericana sobre las emociones, hacia notar que al hombre se le reconoce con mayor facilidad que @ Ja mujer Ia influencia de las circunstancias o situaciones en que actia “emocionalmente”, En los casos de crimenes pasionates esto queda bien claro. ‘Mientras la mujer tiene tana mayor dificuttad cuando se la juzga por acciones violentas pues parece quebrar con ello una regla de su naturaleza femenina?, al hombre se le aceptan sus condiciones circunstanciales y subjetivas como atenuantes de su accién, En particular, se piensa que su estado emocional modifica su intencionalidad pues éte ‘mina, su capacidad de raciocionio ¢ interfiere sobre su comprensién de la relacién entre Ja actiéa violenta y sus consecuencias daiiinas. Son muy numerosos los casos en los cuales el hombre explica que no tenfa la intencién de matar 0 maltratar a su pareja, sino que actuaba “enceguecido" 0 “transtornado" por ta emocién pasional, El "estado alterado de conciencia”, como lo nombran a menudo Jos juristas, se svele vincular con el haber recibido una ofensa; ello "explica” su comportamiento, Defenderse de, 0 vengar una ofensa, es justamente una de las consideraciones més importantes para atenuar Ia responsabilidad del hombre frente al uso de la violencia, El ofendido reacciona con "ira ¢ intenso dolor” para usar la socomida expresién judicial colombiana. ¢Cudntas mujeres invocan que reaccionaron con violencia porque fueron ofendidas por la conducta de sus parejas? Muy pocas, podemos afirmar. A Jo largo del siglo veinte se dio una paulatina transformacién de tos eédigos penales Iatinoamericanos marcada por una resignificacién de la manera de juzgar el empleo de la violencia como respuesta a una ofensa moral. No cabe aguf reseflar las modificaciones correspondientes en los cédigos penales colombianos 0 brasilefios durante esos afios (ver Jimeno, 2001), Basta mencionar que los cambios, paulatinos, bien lentos, apuntaron al rechazo de la escandalosa tolerancia frente al crimen pasional, La emocién pasional ya no fue considerada razén para eximir al eriminal de responsabilidad, pero se la conserva hasta hoy como un atenuiante de la culpabilidad, El nngeleo del cambio on los patrones de referencia pata ejercer el castigo fue un cambio en ef concepto de honor. El honor perdié 1a visibilidad ¢ importancia que tuvo en ta regulaci6n de la vida social (ver Reddy, 1997b), Dejé de ser un c6digo para las relaciones intexpersonales, para ser reubicado como sentimiento de ta dignidad propia inherente a todo individu Bl destacado jursta brasfeto Nelson Hungria inspirador de la reforma de los cédigos ‘medias del siglo XX, se hoeorizaba hacia la mitad del siglo pasado de que las mujeres habian dejado "tradicional manseehimbve" para iguatarse al hombre también en su agresividad. Nélson Flungria fue especialmente explicito a este respecto en sus comentarios al Cédigo Penal Drasileflo de 1942, que inspiron la fegislacion penal cofomblan posterioumente. Igualmente, Alfonso 13 Fn resumen, Ia relacién establecida en nuestras sociedaes entre violencia y ‘emocién Tieva a juzgar de manera mais benigna los actos de violencia que se cometen invocando la alteracién emocional, Vale la pena recordar con Durkheim que cuanclo se’ juzga un crimen Jo que se juzga es Ia afrenta a las convicciones morales del. grupo social, de manera que podemos decir que cuando s¢ lo atenta-y disculpa, también son Jas incongruencias morales las entran en juego alli, El uso de la emecién como atenuante parece cumplir funciones ideol6gicas en el ejercicio de las jerarqufas sociales y-de género, como lo seftalara Lutz, para la que llama’ la cultura angloamericana (1988). Conelusiones: La tesis principal de este texto es que el crimen pasional es un tipo de accién violemta que hate parte de una verdadera configuraciém emotiva, es decir, de un ‘esquema cultural que obra como una red de conexiones sistémicas que pone en esttecha relacién ciertos pensamientos y sentimientos...En esta configuracién, la ac denominada crimen pasional se dculta como la construceién cultural que es, y pretende naturalizarse mediante dispositivos pricticos y discursivos. Su ee es la disociacién entre emocién y razén en la psicologia humana. Ello permite ocultar, no apenas el ‘modelado cultural de las Ilamadas emociones, sino también la imbricacién entre los dispositivos discursivos y las relaciones de fuerza simbélica y real entre los géneros. En el seno de esta configuracién esté instalada la ambigiiedad entre la prohibicién social y normativa sobre el uso desta violencia, al tiempo que se la disculpa cuando es producto de intensa emociéa. Los principales mecanismos de la configuracién emotiva sobre el crimen pasional, como se evidenciaron en el caso referido, pueden tesumirse en: = la responsabilidad del sujeto (mputebilidad) es modificada por la intervencién de In emocién, reconocida diferencialmente segin el género, + el sentimentalismo del amor. = lapsicologizacién de la mente, En el primer mecanismo al criminal pasional se Io caracteriza actuando "fuera de sf", sin mediacién de la conciencia racional, posefdo por tna intensa emocién (ira, celos, amor) de lo cual se deriva su pena atenuada, En comespondencia, también existe una ‘marcada propensi6n hacia entender Ia aecién violenta como producto de la "locura”, El Enfasis en Ia disocinci6n entre emocidn y pensamiento racional y el carfcter supuesto de Ja emocién como una fuerza incontrolable que produce un efecto similar a la "locura” permite resolver la contradiccién de principios morales, la prohibicién de matar y el disculpar Ia muerte. También la contradiceién entre cl ideal del avtocontrol y el descontrol del crimen, Reyes Bchandla( La punibllided, Bogott: Béiciones Universidad Extemado de Colombia, 1974) realiza ‘una exposicién argumentada de por qué es inaceplable la apelacfn a Ta defensa de la ona en el crime pasional Fr En el segundo, el sentimentalismo del amor leva a entender la necién pasional como debida a un exceso de zmor. Este exceso cle amor, si bien se ve como enfermizo, es poetizado, casi vuelto amor sublime, Asf lo resaltan circuitos culturales de amplio recibo: crénica periodistica, poesia, literatura, telenovelas, cine, canciones populares, ademids de los propios recursos jur‘dicos. El crimen pasional es finalmente visto como tun acto postico de exceso o deformmcién del sentimiente amoroso. La acogida de este “exceso" del amor tiene gue ver con la sentimentalizacién del amor de pareja en las sociedades modernas y en su exaltacién como condicién de la autorealizacién del {ndividuo, tema este tiltimo que trebaja Niklas Luhman (1991). Esto implica que el éxito en Ia relacién de pareja hace parte de Ia identidad social adulta y del modelo socialmente deseable, En ese sentido, es un decantado histérico de la configuracién social moderna en a cna los patrones de conducta y de sentimiento individuales ‘guardan relacién con la estructura de relaciones de ia sociedad en su conjunto (Elias, opcit) El tercer mecanismo, ta psicologizacién de 1a mente como Ia llama Luiz Fernando Diaz, Duarte (opcit), es un proceso que trascurre deste finales del siglo XIX ¥¥ se profundiza a lo largo del XX, Consiste basicamente en la concepcién de la persona ‘como compuesta de dos partes, una mente y un cuerpo, una capacidad cognitive y otra afectiva, que conformarfan 1a "psicologia" universal del ser humano. Sobre esta forma de representacién de la persona compiten en las sociedades modernas versiones Populares, del sentido comin y las que buscan su fundamento en el conocimiento especializado, Pero unas y otras se retroalimentan. La que he llamado configuracién emotiva de la que hace parte el crimen pasional tiene varias consecuencias sobre Ia vida de las personas. Como consecuencia, de esta forma de comprender Ia persona, las emociones quedan exclufdas de la vida cultural para situarse en el terreno de lo pre o supra cultural, Se piensa que el criminal pasional no representa un peligro social y_se lo debe considerar de manera benigna. Incluso atin existen ejemplos de inimputabilidad del criminal por la supuesta exaltacién cemocional, Al situar el crimen fuera de Ja cultura pues estarfa en "Ia mente" del individuo, se ‘enmascaran los aprendizajes y Tos énfasis culturales que le dan un papel especial al uso de la fuerza masculina en Ins relaciones jerdrquicas de género, Los conceptos de honor familiar y honor masculino se modificaron a lo largo del siglo XX. Dejaron de entenderse como bienes que podian perderse por la accién de deshonrosa de Jas mujeres adscritas al varén a su definicién actual como el sentimiento de dignidad personal, Conservan en comin el comprender Ja emocién como algo “natural”, “irracional” itivo". Con ello se arninoré la tolerancia social hacia este crimen mayoritariamente masculino, pero sé mantuve una gran ambigtiedad frente a su castigo como erimen “emocional”, En contraste con esta concepcién es posible trabajar hacia una comprensién integral en la cual cogniciones y emociones scan entendidas como construcciones especificas de la historia cultural del grupo. Esto permite comprender la accién violenta como inserta en las interacciones sociales y en el repertorio de habitus sobre la resolucién de conflictos del grupo social. Los estudios de las Ciencias sociales 15 (antropologia, psicologfa) que buscan comprender la vida emocional como el resultado del ambiente sociocultural y del conjunto de telaciones que forman la experiencia de ‘cada individuo pueden ahora encontrar puntos de convergencia con los estudios de neuropsicologfay neuropsiquiatria, Uno de, los més sobresalientes puntos de convergencia consiste on ver las emociones como aspectos de la cognicién y no como ‘sus opuestos. Los estados afectivos y los estacis de concientia, no s6lo se entrelazan, sino que ambos conforman Ia motivacién con Ia cual orientan fas personas su actuacién Algunos investigadores (Kandel, Jessel y Schawartz,'1997, Schachter, 1965 en Kandel ct al) han investigado 1a mediacién cognitiva (percepciones y cteencias) en los estados cemocionales. A la inversa, en Ia conducta no sélo inciden las percepciones y creencias, sino también los deseos y las necesidades. Oto punto de confluencia es el comprender las emociones como relacionales. Estén dirigidas a aleanzar ciertas metas dentro de determinado ambiente, humano, social y natural. Las respuestas neurobiolégices son parte del proceso de preparacién del individuo hacia la actuacién pero en los humanos ellas estén irremediablemente medindas por la dotacién de sentido de los actos individuales. Ast, puede afirmarse con Kandel et al, (1997) que todas Jas conductas, atin las mas estereatipadas, ineluyendo las ‘emociones, se modelan por la interaccién con el entorno. Las representaciones sobre Ja realidad ticnen asociadas a ellas targas de afecto y desafecto que aprendemos en nuestra experiencia como con una posicién particular ‘en Ia sociedad (hombres\mujeres, pobres\rjcos, etc). Las emociones hacen parte de Ta estructura de La sociedad y de sus tensiones, de clase, género, etnia y como tales se emplean para consagrar,legitimar o excluir personas y eategorias sociales. La violencia como accién intencional de causar daiio a otro no puede entenderse como el producto exclusive de estados de alteracién emocional, sino que en su empleo inciden, inseparablemente, creencias, percepciones y valores de origen histético- cultural. En el crimen pasional entran en juego las representaciones sobre la vida emocional y la vida amorosa para afirmar jerarqufas de género que ain protenden ignorar que el humano, més que la humana, matan invocando el amor. 16 REFERENCIAS ABU-LUGHOD, Lila, Veiled Sentiment Berkeley: University of California Press, 1986. lonor and Poetry in a Bedouin Society. AGUDELO, Nodiet. Emocién Violenta ¢ inimputabilidad, Medellin: Ediciones Nuevo Foro Penal, 1990, AGUDELO, Nédier. Grandes corrientes del Derecho Penal. Escuela Clisiea, Medellin: Ediciones Nuevo Foro Penal, 1996, AGUDELO, Nédier. Grandes corrientes del Derecho Penal. Escuela Positivista Santafé de Bogoté: Ediciones Nuevo Foro Penal, 1997, BADINTER. Elizabeth. 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