Mateo 5.9 "Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados
hijos de Dios." Como cristianos somos responsables de la paz. Estos pacificadores son posesión especial de Dios, del Dios de paz. Dios es un Dios de Paz. Y el Espíritu que hace morar en sus hijos es un Espíritu de paz. ¿Qué quiere decir ser un pacificador?: En el diccionario, la palabra pacificador es uno que “pacifica o restablece la paz.” Mateo 5:9 nos dirige a Mateo 5:43–45 Estos pasajes nos indican cómo mostramos que somos hijos de Dios. Oísteis que fue dicho: «Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo». Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos. Para ser pacificadores, primeramente, debemos tener paz con Dios. (Ro. 5:1) Justificados, pues, por la fe tenemos para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. (2 Co. 5:18-21): Somos llamados a proclamar este mensaje, esta paz, al mundo: particularmente a nuestros vecinos. Somos portadores de un mensaje de salvación. En este sentido, somos llamados a ser pacificadores, poniendo la paz entre Dios y los hombres. En la Biblia podemos encontrar muchos personajes que fueron parte del plan de Dios y que marcaron la historia siendo hombres de paz. Abraham: En Génesis 13:2-11, Abraham le presenta a Lot un acuerdo de separación de paz. Demostrando su nobleza y total dependencia de Dios, Abraham permitió que Lot eligiera el terreno que quería. Salomón: Salomón, gracias a la sabiduría dada por Dios, continuó la amistosa relación de paz con Hiram rey de Tiro. En 1 Reyes 5:4-12, Salomón hizo un intercambio con Hiram para edificar casa al nombre de Jehová, así también confirmando su alianza de paz. Mardoqueo: Ester 10. 1-3 Mardoqueo quien estaba condenado a muerte porque no quiso arrodillarse ante Amán, luego subió a una posición de poder porque Dios lo protegió. Ester menciona que Él fue un hombre muy importante entre los judíos porque habló palabras de paz a su pueblo y defendió el bienestar de todos sus descendientes.
¿Cómo demostramos que somos pacificadores?
Los cristianos, somos un pueblo de paz Romanos 12.21 Un pacificador vence al mal con el bien. Algunas personas nunca están felices a menos que estén peleando con alguien. Un pacificador en el otro lado encuentra gran satisfacción en la eliminación de las hostilidades y efectuar la reconciliación entre los enemigos. Es claro que la paz que tenemos con Dios debe repercutir en paz con los demás. Seremos pacificadores mediante la tolerancia (Ro. 14.1; 15:1) Seremos pacificadores mediante nuestra humildad (y disposición a ser humillados) (Mt. 5:23-25) Seremos pacificadores mediante el perdón que damos (Mt. 6:14-15). ¿Qué hemos de hacer en un conflicto con un hermano? Estamos llamados, como hijos de Dios, a intentar solucionar los conflictos con los hermanos. Pablo dijo: "Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres" (Romanos 12:18). Porque no siempre es posible. En el Nuevo Testamento, el principio que hay que seguir en un conflicto, es siempre tomar la iniciativa para hacer las paces. Hay que tomar la iniciativa cuando hemos ofendido a alguien (Mr 11. 25-26) Hay que tomar la iniciativa cuando alguien nos ha ofendido (Mt. 5:23-24, Prov. 17.9) Hay que tomar la iniciativa cuando no estamos implicados (Mt. 5:9) ¿Porque son bienaventurados los pacificadores? - Porque son hijos del Dios de Paz Son pacificadores como imitadores de su padre celestial, que es llamado el Dios de paz, Rom. 15:33, Heb. 13:20. Y ese Dios de paz mandó a su Hijo para hacer la paz con el hombre pecador, y entre los hombres que se odiaban mutuamente, solamente por medio de Cristo, Col. 1:20. Así que los cristianos como imitadores de Dios repiten lo que hace su Padre celestial. ¿A quién estás imitando?, ¿a Cristo o al diablo?, si eres hijo de Dios, eres dichoso, eres un pacificador. Los cristianos, los pacificadores son bienaventurados. El conflicto, el odio, y la guerra, es la característica natural del hombre perdido sin Cristo. Y este mundo, encontrándose en un estado perdido, sin Cristo, está bajo estos odios, conflictos, y guerras. Nosotros como cristianos, como sal de la tierra, si somos hijos de Dios, buscaremos ser pacificadores, intentando poner paz donde hay guerra, y orando por la paz. Dios quiere levantar pacificadores que lleven paz a la sociedad, que lleven paz a las familias, a los lugares donde se mueven y a la iglesia. Porque Dios obra cuando hay paz. Romanos 14:19: “sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación”.