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Capiruto IV +cA-REFORMA-PROPESPAN PE 1. Introduecién En Ja gran mudanza de tantas cosas que se opera durante e! Renacimiento, Jas utopias son, en cierto modo, un episodio aislado, hijo del movimiento huma- nistico, entroncadas con la realidad por st lado satirico y eritico; su critica es a veces libresca, pues no apela a la accién de alguna manera palpable. Esto res~ ponde mucho al cardcter general del humanismo renacentista, que tiende a la eru- dici6n y al intelectualismo. ¥ es que, dentro del conjunto de movimientos de la 6poca, el que verdaderamente trastomé y modificé a la gran mayorfa de las con- Ciencias europeas no fue el humanism, sino el protestantismo, el cual, a 1a pos- ‘re, tampoco se explicarfa sin el primero. Por afiadidura, muchos de sus textos no stn exentos de elementos ut6picos, asf, la teocracia que Calvino instaur6 en Gi- nebra, 0 hasta las efimeras comunidades anabaplistas de la época, tienen algo del ‘spirit que animaba a los esquemas ut6picos. ‘Con mucha perspectiva hist6rica, el protestantismo podria entenderse como tuna herejfa més dentro de las que, sucesivamente, fueron surgiendo a lo largo de a Edad Media. Las herejias nunca dejaron de aguijonear a la Iglesia, ya desde la €poca del Imperio Romano. A principios del siglo xi, aparecen los cétaros, 0 al- bigenses —de Albi, en Provenza— con su dualismo religioso oriental, que con- cibe el universo dividido entre las fuerzas del bien y del mal. Su extrema renun- cia a los placeres sexuales provoes curiosas reacciones estéticas y sentimentales, ‘muy relacionadas con Ja idea del amor caballeresco y roméntico, tan peculiar a las expresiones artisticas de nuestros pueblos curopeos.' Los eétaros fueron des- truidos por Ja corona francesa, tras la proclamacién de tna enizada contra ellos por el papa. Por otra parte, Pedro Valdés creé en Lyon una secta que predicaba Ja pobreza y la humildad segiin un estilo parecido al franciscano, pero que acabs siendo herética, pues los predicadores eran laicos y se confesaban entre sf. En el siglo x1v, John’ Wycliff (1324-1384), traductor al inglés de la Biblia, intent6 re- formar la Iglesia, con lo que consigui6 ponerse en el campo herético. Fue répi- 200 HISTORIA DEL PENSAMIENTO SOCIAL damente dectarado hereje, pues no se le ocurri6 otra cosa que sugerir que los clé- rigos deberian ser despojados de sus abundantes bienes. ‘Sus seguidores sufrieron en Inglaterra una dura persecucién, Por ditimo, aparecieron los husitas, seguidores de Jan Hus (1369-1415), sacerdote de Praga, ue perecié en la pira. Sus doctrinas, que florecieron por toda Bohemia, eran pa- reciisimas a las de los lolardos, o seguidores de Wycliff. Sin embargo, ala larga, ninguna de estas herejfas triunfS, no sélo a causa de la eficiencia con que fun- ccionaba la Inquisicién, fundada en 1229, sino también porque los herejes mismos aceptaban una visién del mundo muy similar a la de los ortodoxos. Por afiadi- dura, Ia superioridad intelectual de los doctores de la Iglesia, asf como la lealtad politica de los diferentes reinos, hicieron imposible que la cosa pasara a més hasta fines del Renacimiento. Fue la politica renacentista la que cre6 las condi cciones adecuadas para que se produjera al fin una herejfa con éxito. Cuando llegé, fue de dimensiones tales que, a partir de su aparici6n, os historiadores de- jjan de lamar a la época Renacimiento para llamarla Reforma, aunque, en puri- dad, la Reforma sea una de las consecuencias inmediatas mis trascendentales del ‘nuevo orden de cosas impuesto por el Renacimiento. En el sentido religioso, este nuevo orden tiene toda clase de precursores it ‘mediatamente anteriores a los verdaderos reformadores. Uno de ellos es Savona- rola (1452-1498), privr de San Marcos de Florencia, a quien he mencionado ya al relatar Ia vida de Maquiavelo. Savonarola posefa una fuerza carismética que arrastraba a los florentinos en éxtasis Horos cada vez que les hablaba pablica- ‘mente. Al morir Lorenzo el Magnifico, Girolamo Savonarola se hizo con el po- der, y goberné Florencia hasta 1498, amenazando constantemente a sus habitan- tes con las penas eternas del infierno, mientras que procedia a la destruccién de ‘muchas obras de arte y a la quema de libros, entre los que figuraban los versos de Petrarca, Consiguié que los nfios espiaran a sus padres y otras medidas dig~ nas de un estado-policfa. Los Borja, que controlaban el Papado, decidieron aca- bar con é!, pues, aunque no negaba el dogma, Savonarola era dem: trolable. Y su religiosidad, indudablemente auténtica, exigente y sincera, ponia, en peligro los intereses y pricticas mundanas de la Iglesia de la época, Por su parte, los florentinos ya estaban hartos del monje y la misma muchedumbre que le habfa seguido ciegamente le Hlev6 a Ja hoguera. Savonarola es una gran figura profética de la reforma del cristianismo que se avecinaba,? a pesar de los aspec- fos demagégicos que se atribuyen a su actuacidn desde el pilpito y al frente de la Repaiblica florentina. ‘Erasmo, Luis Vives y santo Tomas Moro son, a su vez, precursores de la Re- forma, Erasmo, con su racionalismo y su secularism, fue dectarado «impfo he- reje» por el concilio de Trento y su Elogio de la locura fue inscrito en el indice de libros prohibidos por la Iglesia, aunque sit autor no renunciara jamés a su fe catGlica. En realidad, estos hombres nunca pretendieron crear un cisma, y el timo murié mértir de la unidad cat6lica, pero sus obras habfan ayudado no poco a crear el clima intelectual que, en conjuncién con el movimiento de nueva pie- RENACIMIENTO, REFORMA E ILUSTRACION 201 dad que caracteriza 1a época —con misticos como el aleman Toms de Kempis (1379-1471)—, conducira a la Reforma protestante, pero también al notable es- fuerzo de renovacién catdlica que representa 1a Contrarreforma, Ambos movi= mientos se desarrollaron de forma antagénica y, durante largo tiempo, inspiraron bandos contrarios en una larga época de atroces guerras de religién que, en va rios paises, como Francia o Alemania, vinieron a ser guerras civiles. 2, Martin Lutero y el luteranismo Luter (1483-1546), alemsin de Turingia, nacido en Eisleben de una familia de miners pobres, entré en la orden de los monjes agustinos, tas una juventid azarosa en la que habia combinado la penuria con el estudio. Pronto leg a ser profesor de la recién fundada universidad de Wittenberg, en Sajonia, Fue alli donde ent en conficto con sw arzabispo através desu agente Johannes Tete, 4 tafe de Ta dispata que surgi a la saz6n sobre las indalgencias,o gracias que concedia Ia Iglesia perdonande penas que habfan de ser cumplidas, seg su doc. trina, en el pugatorio. Estas eran vendides por la Iglesia en cantidades conside- rables y le producian ganancias muy pingiles. La indulgencia se concedia me- diane 1m eédla de remisién de parte dl castigo que le correspende al alma después dele muere, a causa de ss pecados, La dligencia de Tete en Ta venta de indulgencias le Hev6 a eutisas afirmaciones sobre la redencin de penas por ¢! pago que ni la misma Iglesia Romana se atevia hacer Lutero, como fil a. télico, combats con gran denuedo las peregrinas y Iurativas afirmaciones de Tetzl. Su posicién aparecis en la forma de 95 esi, que se oftecio a defender pablicamente. E131 de octubre de 1517 cla este documento sobre la puerta del castillo de Wittenberg, Este acto damético fue el principio conereto de la Re- forma protestante en Europa. Como no er, ni mucho menos, un cto gratuito ni solitaro, u éxito fue inmediato; Martin Lutero fue pronto apoyado por un sin- rnimero de personas. El papa, Leén X, hijo de Lorenzo de Médics, y que exco- mulgaria més tarde @ Luteo, intent dominarle apelando a fos agustinos, Des. pués de varias vicisitades y debates pblics, la separacion se hizo inevitable, pues en 1519 Latero habia decarado ya que el papa era el Antirst, entre owas alirmaciones de similar calibre 1 apoyo politico que encontcé Lutero se debe alas implicaciones sobre la autoridad que encerraba su doctzin, aunque jamds se preocupara por diluciar la naturaleza misma de la autridad. El monje rebelde no se encont6 solo, ya que su protestareligiosaentroncaba con las aspiraciones politias de los prineipes sermnicos, aunque andando et iempo éstos le fueranabandonando y aparciera as{ un Iuteranismo politico ya fuera del control del mismo Martin Lutero, El caso € que, al principio, Lutero fue el portavor de Ia rebeién protestant. Como tal se enffens personamente con el emperador Carlos V, cya concepeiGn de una Cistandad unid, dingmicsy ene renacentisa y medieval, Luteo habia de so- 202 HISTORIA DEL PENSAMIENTO SOCIAL, cavar implacablemente. Don Carlos le llam6 ante la Dieta del Imperio, que se founié en Worms, y alli se vieron. Como Lutero no se retractara, don Carlos de- Sencadené la guerra, llamada de Esmalcalda, que pese al temible apoyo bélico ¢s- paflol acabé con una paz, la de Augsburgo (1555), que signifieaba una derota para la politica del emperador catGlico. En ella se estipulaba que tos principes In- teranos podfan seguir practicando su nueva religin. Mucho antes de todos estos acontecimientos religiosopoliticos Martin Lutero habfa traducido Ja Biblia, fun- Gando con ello el alemén literario moderno. Ademés, siguiendo sus principios ‘acerca de la conduccidn de la vida privada y la del sacerdocio, haba casado en 1525, con una exmonja, Catalina de Bora. El matrimonio del exmonje agustino con Ja religiosa era en sf un acto revolucionario que acababa de consumar el abismo que se abria entre los cristianos occidentales. El mensaje religioso de Lutero es amplio y complejo. Simplificando mucho, Lutero querfa reformar casi todas las prcticas de la Iglesia y volver a lo que él ‘refa que era el cristianismo puro y primitivo. Con ello no intentaba dividir la Cristiandad, sino reformarla. Lo primero que hicieron los luteranos fue eliminar Jos «elementos idolétricos» de la liturgia ¢ instaurar el texto biblico como fuente constante de conocimiento religioso. Lutero hace de Ia Biblia el eje de toda su piedad, y de su lectura e interpretacién libre por cada cristiano Ja forma central Fe acceso a 1a verdad, con Io cual los sacramentos pierden su funcién de trans~ sisores més importantes de la gracia divina, (E1 paso del énfasis sobre 1a titur- gia al énfasis sobre la lectura e interpretacién del texto sagrado se habfa facili- fado por a expansién de Ja imprenta. Gutenberg mismo acabé de perfeccionar el ‘erucial invento para publicar una Biblia.) A su vez, este enfoque entrafia una ape Tacién intensa al dogma de fe y, por ende, un ataque a la razén de los umanis~ tas, Los humanistas universitarios nortefios, que al principio simpatizaron con la protesta, se encontraron con un enemigo inusitado: Lutero atacé a las universi- Uades, a pesar de ser 61 mismo un ejemplo excelente de universitario tudesco (ha- bia estudiado en Ja de Erfurt). Ademés, Ie eabe el dudoso honor de haber repu- diado fogosamente las teor‘as de Copémico por primera vez, entre las de otros ‘sabios. Pero tales ataques no iban dirigidos contra la universidad en sf ni contra Ia ciencia en general, sino contra la desviaci6n de la verdad revelada. Asf, pronto sabios luteranos darian publicidad a las teorias copernicanas. La relacién entre Reforma y ciencia posee, pues, miéltiples facetas:* por ello, es también cierto que Lautero es, en cierto sentido, un reformador medieval, hostil a algunos aspectos de Ja mentalidad modema, A pesar de ello, y de fomentar en alguna medida el ‘aumento del irracionalismo y del dogmatismo, el luteranismo fue a la postre una fuente de libertad interna para las conciencias. En efecto, Lutero concedfa una importancia capital a Ia decisién personal, hasta tal punto que queria hacer de cada cristiano un sacerdote, o sea, un set en teramente responsable de su fe y de sus actos. Por eso, para él, existe una com nidad de servicio mutuo y amor, cuyo tnica cabeza es Cristo, al margen de todo ‘otro poder, incluido el del papa, cuyo reino es el de Satén, el reino ereado por el seein ees sn aa a sein soar nese tan cats [RENACIMIENTO, REFORMA EILUSTRACION 203, pecado original, al margen y en contra del de Dios. Este se manifiesta en la pa- Jabra divina que, ante la ausencia de otra autoridad, exige el estudio y libre exa- ‘men de las Sagradas Escrituras. Este no consiste ni mucho menos en un andlisis racional, sino en una lectura mfstica, pero esconde las semillas de la libre eritica del texto sacro y del dogma, muy a pesar de las intenciones del reformador tu- ringio, Ademés, frente a la ritualizacién romana, e protestantismo luterano peda ruevas responsabilidades al cristiano, al que coloca solo frente a Dios y frente a si mismo, sin el consuelo de unos sacramentos habilmente administrados por 1a clereefa. Por eso, se puede decir que el protestanti a , i que el protestantismo es también un aspecto del tno dt indvdalsmorenacenita, prov ano que ha dja sos hombre con su raz6n y a larga, desmoronar y divi as iglesias protstantes como tes, Eslos process de escomposcgn eles y eedencal foment ron, andando el tiempo, el desarrollo de una mentalidad mas introspect cntica frente a las ideas recibidas, a 3, Las ideas politieas de Lutero Las obras potiticas de Lutero son eseritos de circunstancias, elementos de controversias muy emocionales, y ne responden a nna doctrina amplia y cahe- rente, Si se comparan las ideas de diferentes momentos de la vida de Ltero, é- tas parecen muy inconsistentes entre si* y, sin embargo, sw im) i , sin embargo, su importancia en la his- tris del desaollo een plio modern no es ddd ero fue coherente, eso si, en su insistencia en cl deber de los ci £50 Sh, cia en el deber de los ctistianos de obedecer a las autoridades mundanas, Segin él, es el Todopoderoso quien ha puesto a los principes sobre la tierra, y hay que obedecerlos, por insensatas que sean sus obras. Hay que sufrir sus desmanes, porque ésta es la condicién de la Vida social el ser un lugar de sutimiento para aleanzar el cielo, Por eso, afiema Luteo en su discurso A la noblevacristiana que jams apoyaré ts rebelin de los subditas contra sus prfacipes* Todo el ataque sin cuartel que leva a cabo contra Ia jerarquia eclesidstica se toma en ciega obediencia cuando se trata de los prin- cipes, quienes a su vez apoyan fervientemente una doctrina que les es tan favora- ble. De ese modo, la doctrina medieval de las dos espadas, la eclesidstica y la ci- vil, a sociedad dividida en dos jerarguias se viene abajo, Con ello el Iuteranismo refuerza la tendencia politica absolutista, que da el monopolio del poder al sobe- ano. Las razones alegadas por Lutero son diferentes a las maquiavelianas, pero los resultados en este terreno se asemejan. Por otra parte, el elemento patristico tampoco esté ausente: el timo capitulo de B! Principe, que pide Ia liberacién de Italia de los barbaros, encuentra su eco en el discurso luterano A la nobleza cris- tiana de la nacién alemana, en la que las exhortaciones religiosas se combinan ‘con un resquemor germinico contra el dominio religioso de los itlianos. Hay otra razén por la que Lutero predica la obediencia y es su horror ante cl caos social que hundirfa un sistema jerdrquico dentro del cual era posible su 204 TISTORIA DEL PENSAMIENTO SOCIAL én espiritual, porque Lutero pretende que su revuelta sea espiritual y que ‘Hono enae ous ambi que os estctament formas de a pes. De ahi proviene su feroz hostlidad contra los movimientos religiosos populares que pe- dian reformas sociales, Las «rebeliones campesinas» centrocuropeas cogieron a Latero por sorpresa. Los campesinos se acogian a ciertos credos religiosos, pero su motivo eta econémico, pues se hallaban ahogados por los impuestos y las ga- belas sefioriales. Lo curioso del caso es que fue el mensaje luterano precisamente cl que acab por dar a esos campesinos wna conciencia de Io injusto de su situa- cin. Lutero ensefaba Ia libertad espiritual y los oprimidos en seguida la inter~ pretaron en un sentido social, «L.a lectura de la Biblia los intoxicé y exalt6 cual si fuera vino embriagador, y los lev6, no a la revolucién, sino a Ia anarqufa ab- solata.»? Fue entonces cuando Martin Lutero escribié su agresivo panfleto Con- tra las hondas asesinas y ladronas de los campesinos, con el que apoys Ia re- presin aristocritica de los rebeldes. Esto parece més sorprendente cuando se considera que fueron las ideas de LLutero las que pusieron en marcha la rebeli6n de los campesinos alemanes, qui nes encontraron en ellas una fuente de inspiracin para resolver su aguda situa- cin de cast. explotada. Los campesinos creyeron que el mensaje de Lutero se rofetia més al Sermén de la Montafia que al sistema teol6gico desarrollado a tra- és de varios siglos de cristianismo. «Pronto descubrieron que el nucve protes- tantismo f...] protestaba menos contra sus amos que contra los enemigos de sus ‘amos.»® De no haber sido por su noble defensa de Ia libertad de conciencia, Lu- {ero hubiera pasado a la historia como uno de los seres mis retrégrados. Su ac- titud absolutamente negativa contra la revuelta de los anabaptistas, empero, no ddej6 de hallar eco en otros reformadores, entre ellos Calvino, quien los conside- raba como enemigos de Ia salvacién del hombre y demonios que querfan perver- tira toda la humanidad «y ponerla en tal horrible confusién que seria mejor que Jos hombres se volvieran bestias 0 lobos que permitir que se mezclaran» con los ticos cristianos.!0 ie tad de Lutero, De la autortdad humana no est dedicado a lla propiamente, sino a sus limites frente ala libre conciencia del cristiano. La au- toridad civil debe limitarse a Jos bienes materiales y a la parte fisica de los hombres, del mismo modo que la eclesistica nada tiene que ver con la riqueza material. El creyente debe negarse a que el poderoso quiera cambiar su fe, aun- Gue debe suftir sus desmanes con cristiana resignacién. Sin que esta divisién total de las zonas de influencia fuera ébice para ello, poco mas tarde vemos a Latero predicando a los principes su deber de organizar iglesias reformadas, en los lugares donde reinaban, porque, sestin é1, 10s poderosos debian ser ejecuto- res de la voluntad divina, Naturalmente, para que esto fuera asf, Ios principes debian forzar la conciencia de sus vasallos, 1o cual se contradice flagrante- ‘mente con las afirmaciones anteriores. Pero la vida misma de Martin Lutero es tun ejemplo imperecedero de las contradicciones que agitaban a la sociedad cenropea del siglo xvt RENACIMIENTO, REFORMA E ILUSTRACION, 205 4, Juan Calvino y la teocracia ginebrina Los eventos de la Reforma més importantes para el ulterior desarrollo de la filosofia social van ligados al nombre de Jean Calvin © Juan Calvino (1509- 1564), Era éste francés, nacido en Noyon, un estudioso del derecho, por el que habia abandonado la teologfa, y aprendié humanidades en el ambiente patisiense, leyes en Orledins y griego en Brujas. El influjo de estas disciplinas en sw carrera Ulleror es evidenie. Todo lo que Lutero tiene de monje medieval lo tiene Calvino de humanista, Ello no impidis que Calvino se sintiera atrafdo por e! influjo lute- ano, en especial en lo que se refiere a la jusificacin del hombre por la fe mera y simple. A causa de esto, tuvo que huir de Paris. Abjur6 del catolicismo y se fue 8 Basilea, donde, con 26 ais, escribi6 Ia Institucién de la Religién Cristiana.!2 Este libro lo convirtié en 1a maxima autoridad doctrinal de la Reforma protes- tante, sobre todo por sus virtues sistemiticas y de claridad expositiva, no ajenas 4a pericia juridica de su autor, cosas éstas que contrastaban con la literatura de- sordenada y encendida de Martin Lutero Fue entonces cuando Calvino entré en contacto por primera vez eon Gine- bra, ciudad que se habfa rebelado contra su obispo, el cual era el gobernador de- Tegado del duque de Saboya, Alli se convirtié, de momento, en una autoridad re- ligiosa, temida y admirada por los ciudadanos. Después de varias vicisitudes, Calvino impuso su dominio sobre la ciudad entera, y para ella escribié dos eddi- 208, as Ordonnances ecclésiastiques y las Ordonnances sur le régime du peuple. Los que no las aceptaron huyeron, o bien, si se quedaron, fueron ejecutados o en- carcelados. De este modo, el sistema doctrinal calvinista se convertia en un régi ‘men politico totalitario € ideolégico, Segtin él, Ginebra estaba gobernada en forma de dictadura religiosa, como verdadera teocracia. Habla un cuerpo de mi- nistros religiosos que se ocupaba de las cuestiones dogméticas y morales, y cuya forma de eleccién posefa algunos rasgos democréticos, Junto a ella estaba el Consistorio, un cuerpo politico compuesto por ministros y algunos miembros ele- tgidos, con facultades judiciales, y con el poder de excomulgar. Todo el aparato el poder civil estaba a las érdenes del Consistorio. Merced a estas medidas, la igualdad reinaba en Ginebra, en abierto con- traste con la jerarquizaci6n feudal anterior, aunque el precio pagar era muy alto. Los castigos impuestos a los desobedientes eran desproporcionades, y al- gunas de las decisiones tomadas por Calvino y sus seguidores para imponer su ‘concepcién del reino de Dios fueron nefastas. Entre ellas cabe Ia de la ejecuci6n del sabio médico cataln Miguel Servet (1511-1553), que venia huyendo de los cat6licos. Al pasar por Ginebra, Calvino, que lo habia denunciado por hereje a la Inquisicibn, 1o prendi6 y To envi ala hoguera por negarse a retractarse de sus cconcepciones teol6gicas. La nueva doctrina que tra‘an los protestantes no pare- fa incluir entre sus virtudes la de la tolerancia, Esta, sin embargo, iba a surgir de Ia pluralidad de iglesias y sectas cristianas. A pesar del cariz fandtico de la teocracia calvinista ginebrina, una paradoja semejante a la del luteranismo se 206 FISTORIA DEL FENSAMIENTO SOCIAL produce con el calvinismo, que se fue extendiendo por Francia, Holanda, Esco- cia, y varios lugares de la Europa central y Norteamérica: a la larga, los diver- 08 grupos calvinistas, donde son minorfa, se convierten en defensores de Ia li- bertad de cultos, de la tolerancia y, sobre todo, de una nueva moral por lo que respecta al trabajo humano y a la ganancia econ6mica, Pero, al contrario del lu teranismo, tan ligado al poder principesco, el régimen de Calvino —como el de tro reformador, Ulrico Zwinglio (1484-1531), el tedcrata de Zurich— es un ré- gimen de burgueses, de mercaderes y de industriales, desconocedor de 1a no- bbleza hereditaria y admirador de los logros adquitidos a pulso por el individuo temprendedor e independiente.!* 5, La moral econémica del calvinismo A través de sus combates doctrinales con sus enemigos, Calvino habfa ido desarrollando su teorfa sobre la predestinacién del hombre. Segén ella, los hom= ‘bres existen por y para Dios, y sus mentes terrenas no pueden escrutar los desig nios de la mente divina; el mero hecho de intentarlo es pecado de arrogancia y de falta de fe. Dios decide qué hombres se salvardn y cusles no, y es vano in- tentar averiguar lo que es su voluntad, y hasta intentar ganérsela, pues Ja nuestra es demasiado nimia para poder influir en Ia infinita de la divinidad. E! hombre, pues, esté predestinado, Como dice un texto calvinista inglés de 1647: [EI hombre, por su eafda en wn estado de pecado, ha perdido por completo ‘su capacidad de querer cualquier bien espritual que conduzea a la salvaci6n. Asi ‘que el hombre, innatamente (natural man), al ser adverso completamente a ese bien, no puede por su propio poder convertirse a sf mismo o prepararse para ello. ‘Segin la influyente interpretaciGn que el socidlogo Max Weber habria de dar a las consecuencias de estas creencias religiosas, los calvinistas debfan de sentirse muy solos frente a la divinidad. Nada podian hacer por sf mismos para hhacerse con la gracia divina, como no fuera, simplemente, creer, 0 conducirse de modo que indicara que dicha gracia les habia sido concedida, Ello se agravaba por Ia falta de alivio espiritual que podian haber aportado los sacramentos, préc- ticamente inexistentes en el protestantismo, y muy en especial el de la confesi6n. Por otra parte, nada ganaban con intentar redimir material o espiritualmente a sus prjimos. Pero Calvino enseiiaba que todo hombre tenfa el deber de considerarse 1a si mismo elegido y de descartar toda duda como diabéliea tentacién, Para al- canzar la fe y la confianza, Calvino recomendaba el trabajo constante al servicio ide Dios. «Esta idea implicaba una tensién enorme, pues el calvinismo habia eli- minado todos los medios magicos de alcanzar la salvaci6n.»'s Segiin las palabras del mismo Weber, al faltar estos elementos, el ereyente: sieves RENACIMIENTO, REFORMA E ILUSTRACION 207 [.-1 no podia esperar el perdin por sus momentos de debilidad o imprudencia por ‘medio de mayor buena voluntad en otros momentos [.... No hubfa lugar para ef tan humano ciclo cat6lico del pecado, e] rrepentimiento, el perdén, la hiberacin, seguidos de nuevo por el pecado [... La conducta moral del hombre medio ca- reciaas( de carscterasistemétio y sin plan [..}. Solo una vida guiada por un pen- ‘samiento constante podfa realizar la conquista de la bienaventuranza, Esta raco- nalizacién fue la que dio a la fe reformada su tendencia ascética peculiar." Presentada, pues, la predestinacién en forma tan extrema, la consecuencia inmediata fue que los sacramentos eran impotentes para la salvacién, Pero la idea de la salvacién, inherente a toda religién, no abandonaba las mentes de los cal- vinistas. La ansiedad y angustia que originaba esta creencia era compensada con la doctrina de los pastores calvinistas, de que Dios hacfa virtuosos en este mundo a sus elegidos para el proximo. Para saber si uno era elegido, habia que buscar las sefales de la divina gracia, y étas eran la industriosidad, el trabajo y un as- ceticismo mundano tipico de todas las sectas calvinistas, Al poco tiempo, este as- cetismo industrioso se convirtié no ya en la sefial de pertenecer al nimero de los elegidos, sino en el medio para alcanzar la salvacién. Los calvinistas se pusieron ‘manos a la obra, desdefiaron la vida contemplativa y conventual, al igual que

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