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SEMINARISTAS:
MATERIA:
SAN PABLO I
TRABAJO PRESENTADO A:
"Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y
todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un
solo cuerpo, así también Cristo. Porque en un solo Espíritu hemos sido todos
bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres.
Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. Así también el cuerpo no se compone
de un solo miembro, sino de muchos. Si dijera el pie: «Puesto que no soy mano,
yo no soy del cuerpo» ¿dejaría de ser parte del cuerpo por eso?" "Y si el oído
dijera: «Puesto que no soy ojo, no soy del cuerpo» ¿dejaría de ser parte del
cuerpo por eso? Si todo el cuerpo fuera ojo ¿dónde quedaría el oído? Y si fuera
todo oído ¿dónde el olfato? Ahora bien, Dios puso cada uno de los miembros en el
cuerpo según su voluntad. Si todo fuera un solo miembro ¿dónde quedaría el
cuerpo? Ahora bien, muchos son los miembros, más uno el cuerpo. Y no puede el
ojo decir a la mano: «¡No te necesito!» Ni la cabeza a los pies: «¡No os necesito!».
Más bien los miembros del cuerpo que tenemos por más débiles, son
indispensables. Y a los que nos parecen los más viles del cuerpo, los rodeamos
de mayor honor. Así a nuestras partes deshonestas las vestimos con mayor
honestidad. Pues nuestras partes honestas no lo necesitan. Dios ha formado el
cuerpo dando más honor a los miembros que carecían de él, para que no hubiera
división alguna en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocuparan lo
mismo los unos de los otros. Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él.
Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte en su gozo. Ahora bien,
vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte. Y así los
puso Dios en la Iglesia, primeramente como apóstoles; en segundo lugar como
profetas; en tercer lugar como maestros; luego, los milagros; luego, el don de las
curaciones, de asistencia, de gobierno, diversidad de lenguas. ¿Acaso todos son
apóstoles? O ¿todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Todos con poder de milagros?
¿Todos con carisma de curaciones? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos?"
El AT relata que Dios fundo la nación judía, gobernada por un rey elegido por El,
regida por revelación divina y establecida en la tierra de la pro mesa. No obstante,
el AT preveía un día cuando Dios llamaría a los gentiles para que se acercaran a
El Después de Pentecostés, los apóstoles creyeron que esta promesa se cumplió
cuando Dios creó una 2 iglesia nueva multinacional y multiétnica (Hech 2:14-42;
15:6-29), Jesús era el hijo de David que dio inicio a la reunión escatológica de las
naciones (Hech. 15:15-17).
La visión del fin de los tiempos que tuvo Juan fue una vasta multitud de todas
"naciones y tribus y pueblos y lenguas", redimidos delante del trono de Dios (Apoc.
7:9.10). Jesús comi- sionó a sus discípulos para que llevaran el evan- gello "hasta
lo último de la tierra" (Hech. 1:8). El carácter multinacional y multiétnico de la
iglesia neotestamentaria no sólo da testimonio de la
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LA ECLESIOLOGÍA PAULINA
La imagen clásico de Pablo está asociada a su actividad como apóstol. Por medio
de el anuncio del Evangelio de Jesucristo, él da origen en las enormes metrópolis
del continente Asiático y de Grecia a pequeños equipos cristianos, que se reúnen
en las viviendas de individuos pudientes. El triclinium de una vivienda romana
durante el siglo I podía alojar de treinta a sesenta personas. Estas pequeñas
sociedades domésticas eran lideradas por una pareja cristiana, como es la
situación de Aquila y Priscila en Éfeso (1Co 16, 19). Las reuniones de los
cristianos en las viviendas privadas no despiertan sospechas en las autoridades,
además favorecen el mutuo y acogida entre gente de diversa sustracción social.
Las diferentes pequeñas sociedades domésticas de una misma metrópoli o zona
se reúnen en asamblea para celebrar la "cena del Mr." o hacer la frase común.
Dichos encuentros en Corinto se desarrollan cada semana, "el primer día" en re-
cuerdo de la resurrección del Mr. (1Co 16, 2). Pablo llama a esta junta de los
diversos equipos cristianos/ekklesial, "asamblea" o "convocación". La terminología
eclesial se destaca en el epistolario paulino: 46 veces de 114 a lo largo del NT. En
el ambiente griego profano, el concepto /ekklesia designa la asamblea plenaria de
los habitantes de la pólis, con capacidad jurídica para intervenir y dictaminar sobre
los inconvenientes de la vida social y pública de la metrópoli. En la versión de la
Biblia griega de los Setenta, con esta palabra se sugiere al poblado de Israel
convocado por distintas causas, tanto militares como religioso-culturales.
Especialmente significativas son las apariciones que indican la asamblea de Israel
en el Sinaí, a la escucha de los vocablos de Dios (Lv 8, 3: Dt 4, 10). Este sentido
subyace en la implementación paulina del término. Pablo, en impacto, estricta que
los cristianos reunidos conforman la "asamblea" o "Congregación de Dios" o "del
Mr.", Dios "convoca" /ek-kalein/, compuesto de /kalein/, "llamar", a los creyentes
por medio del anuncio del Evangelio del Mr. Jesucristo.
El "cuerpo de Cristo"
Pablo tiene la firme convicción de que existe un intimo vincu- lo entre el "cuerpo
del Señor" y la "Iglesia de Dios", al punto de afirmar que aquellos que toman parte
en la cena del Señor forman su "cuerpo". Esto lo dice expresamente en el capítulo
precedente a la misma carta, donde enfrenta el caso de algu nos cristianos de
Corinto que participan en los banquetes sagrados de los templos paganos. Pablo
invita a estos cristianos a reflexionar sobre su comportamiento a la luz de la
experiencia eucarística donde, mediante el cáliz de la bendición y el pan partido y
compartido, se entra en comunión con Cristo muerto y resucitado. El que participa
en el banquete en el templo pa- gano compromete esta comunión con el Señor,
pero al mismo tiempo rompe también esta comunión con los hermanos que se
funda y alimenta en la comunión con Cristo por medio del pan. En efecto, dice
Pablo: "Siendo muchos, somos un solo cuerpo, porque todos participamos del
mismo pan" (1Co 10, 17).
Ante todo se puede hablar de los dones del Espíritu sólo en un contexto de fe en
que se reconoce que Jesús es el Señor (1Co 12, 3) Ya que todos los creyentes,
en virtud del Espíritu, reconocen a Jesucristo como el Señor, las sucesivas y
diferentes manifestaciones del Espíritu se implantan sobre una base compartida y
de igual dignidad. En segundo lugar, se reconoce que en el origen de todos los
variados y múltiples dones espirituales está un solo Dios y Señor que obra por
medio de un único Espíritu. Estos hechos excluyen que haya rivalidades y contra-
posiciones en la manifestación y ejercicio de los diversos carismas y ministerios.
En este punto, Pablo introduce la imagen del cuerpo, que "siendo uno, tiene
muchos miembros y todos los miembros, siendo muchos, son un solo cuerpo",
concluyendo con la declaración: "Así también Cristo" (1Co 12, 12). El paso de la
metáfora del cuerpo a la mención de Cristo es brusco, y se puede comprender
sólo con la declaración final: "Ustedes son cuerpo de Cristo" 12, 27). En este caso
"Cristo" -1Co 12, 12-, es una metonimia, es decir está en función del "cuerpo de
Cristo". En realidad, dice Pablo, los cristianos están inmersos en un solo Espíritu
para formar un solo cuerpo (1Co 12, 13).
b. Carismas y ministerios