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2023
Aunque quizá no sea ya pertinente a estas alturas de mes, ¡feliz año nuevo! Esperamos
que hayáis salido bien parados de los excesos de las fiestas y encaréis 2023 con energía. Por
nuestra parte, este año entramos en el umbral de una década con vosotros. Se dice pronto,
pero es un centenar largo de cuentos publicados y seguro que más del millar leídos. Muchas
gracias a todos por apoyarnos.
En cuanto a lectores y seguidores en redes sociales, lentamente, pero continuamos su-
mando amigos desde Argentina, México, Colombia o España, sobre todo. Y no solo cola-
boran con la revista escritores del mundo hispánico, sino que, en número recientes, se han
unido también, traducidos, autores búlgaros, italianos o brasileños.
Pero no todo son parabienes. Como vosotros, además de las literarias, quienes publica-
mos Visor también tenemos otras obligaciones que nos absorben el tiempo, por no hablar
de los gastos y el trabajo, a veces ingrato, propios de la revista. Pero seguiremos adelante, a
estas alturas ya nos conocéis. Sin embargo, es más que probable que, a partir del siguiente
número, la revista pase de distribuirse de forma gratuita a hacerlo previo pago a través de
Lektu e Issuu. En cualquier caso, entendemos que es una publicación digital y nos hacemos
Re s e ñ a s
cargo de que la situación actual es complicada. Prometemos no subirnos a la parra.
Por otro lado, —y casi nos da vergüenza mencionarlo— tenemos pendiente el especial
dedicado a México. Sirvan estas líneas para que todos aquellos escritores mexicanos que
hayáis colaborado con nosotros en número anteriores de la revista, nos enviéis aquel texto
con el que deseéis concurrir a este monográfico y nos apretéis así un poquito las clavijas.
Y estas son a grandes rasgos nuestras intenciones para el año nuevo. Sea como sea, ya
sabéis que nuestro objetivo sigue estando claro: fomentar el relato corto en español. Muchí-
simas gracias a todos por leernos y por colaborar con nosotros. A disfrutar.
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RESEÑAS RESEÑAS
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RESEÑAS
caprichoso. Es más, diría que la doble natura- que no quisieron consumirse sin dejar testi-
leza de Arden las zarzas, es decir, lo que cuenta monio de su paso por la vida, pero es que esa
objetivamente y lo que emociona o hace sen- certificación que ellas mismas firmaron y ru-
tir, llama a la mezcla formal, a la justificación bricaron con sus actos, con sus alegrías, pero
de un género mixto. De tal forma están solda- también con sus tropiezos y desconsuelos,
das poesía y prosa que todo el texto se ofrece sin duda continúa teniendo la misma validez
como una labor de bordado femenino en el notarial en la actualidad, y con mayor razón
que los poemas (doce en total) se ensartan, porque, si rebobinamos la historia y nos pa-
o «se enzarzan», como dice Teresa, entre los ramos a desentrañar la intrahistoria, o la le-
distintos relatos, de forma que a cada histo- tra menuda y ya desvaída de tanto buscarla,
ria la autora le asigna un poema de apertura las vemos marcando el paso, adelantándo-
y otro de cierre, y todo queda perfectamente se, en avanzadilla, a todas las épocas, como
enhebrado, como lo están el comienzo y el fi- ejemplos de valentía, de riesgo y de lucha. En
nal del libro con sendos poemas que sirven su contra, podría decirse que la pertenencia
de exordio y recapitulación respectivamente. a una clase poderosa e influyente, o, como
A ello es preciso añadir que la objetividad en el caso de Carmen Tórtola, su dominio
de la prosa, en la que por lo común las pa- para atraer la atención de quienes de alguna
labras están dentro de su área de confort, es forma figuraban en los cuadros de honor de
decir, en un ámbito más propiamente deno- la intelectualidad y de la política, les sirvió
E n s ay o s
tativo, está magistralmente complementada de catapulta para hacerse más visibles que
por la forma mágica del verso, o bien por otras, pero hay que tener presente que en la
un lenguaje más críptico en el que las pala- clase de que hablamos estaban más arraiga-
bras se someten a combinaciones y encuen- das las convenciones y los patrones estrictos
tros inesperados para el lector, pero que, sin de vida social, obstáculos que ellas habían de
embargo, aportan una gran carga emotiva y salvar no sin sufrir menoscabo y ruina de su
estética. Aun así, los poemas ensartados con prestigio.
los relatos no dejan de mantener una espe- Teresa Iturriaga, con total acierto, ha que-
cial relación intertextual que se sustenta en rido brindarnos esta excelente introspección
asociaciones pragmáticas e implicaturas cu- de las siete mujeres para demostrarnos que
yos referentes son los personajes de los que para ellas el tiempo no se había parado ni se
se narra sintéticamente su historia, es decir, habían esfumado sus aspiraciones de liber-
los poemas expresan en otra dimensión lo tad y, sobre todo, de igualdad y respeto. Yo
que expresan también los relatos. Sutilísima creo que estamos ante una matrícula de ho-
forma de demostrar la autora cómo desea nor en saber crear materia literaria con un
llegar a sus destinatarios. mensaje tan bien logrado y tan necesario.
Las siete mujeres para seis relatos (Lady
Sarah Forbes, María Walewska, Leonora Ca- @ Dr. Vicente Marrero Pulido
rrington, Carmen Tórtola, Mme. de Stäel, Oc-
tavia y Cleopatra) fueron «zarzas ardientes»
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ENSAYOS
Lo inacabado
por Carlos Vásconez
Hay hora y lugar. Richard Ford asegura que dejó de escribir su pri-
mer borrador de Acción de gracias, posiblemente su obra maestra, a las
13h17 del día 2 de marzo del año 1999. Lo recuerda con claridad porque
es ese el instante en que su mujer le advertía que estaba embarazada.
«El asombro me consumió», asegura. «¿Mi esposa, una mujer que su-
peraba los 50 años, embarazada?», se preguntó. Dijo que durante toda
la tarde pasaron preguntándose acerca de las posibilidades de que esa
prueba casera fuera certera. «Lo que embargaba a Kristina (Hensley)
era la seguridad de lo malos, pésimos padres que seríamos, de confir-
marse el resultado de la prueba, y una especie, extraña, de vergüenza.
¿Qué era eso de dar a luz luego de 31 años de casados? ¿Quién creería
que la criatura era mía?». Máxime al tratarse de un escritor que se de-
dicó en varios trabajos suyos a describir lo terrible que es la paternidad,
cuya esposa nunca puso el menor reparo a sus textos, y, en todo caso,
los patrocinaba.
El asunto desembocó en que la infeliz pareja acudió a un ginecólogo
que les disipó las dudas. «No solo no estaba embarazada. Padecía un se-
rio problema intrauterino que afortunadamente solucionamos a tiem-
po, tiempo que no hubiésemos tenido, nos lo aseguró el médico, de no
ser por esa equivocada prueba de embarazo que se había practicado»,
asegura el autor estadounidense en una entrevista a The New York Times.
Y agrega: «Resolví deshacerme de ese primer borrador de Acción de gra-
cias porque no dejaba de rondarme la cabeza la intriga: ¿merced a qué
impulso Kristina se hizo esa prueba?». Era algo que nunca le preguntó,
y, por lo visto, ella no leyó la entrevista en el diario, ya que nunca le dio
respuesta.
La novela existiría años después. Para ello, Richard Ford empleó los
recursos estilísticos que la debacle de ser padres casi entrada la vejez
le suministró. Al menos eso afirma en un libro que parecería ser sus
memorias y que no es más que una serie de cartas, escritas al apuro, a
su editor, quien extrajo de estas lo mejor para usar así un nuevo libro
como publicidad de otro. La duda que agobia a Richard Ford es una
duda que nos recorre el espinazo, en forma de terror, a ciertos escri-
tores que por A o B razones hemos tenido que abandonar un trabajo a
medias. O incluso cuando lo hemos sentido concluido, y lo hemos des-
pachado al olvido, al fragor de las llamas o a la trituradora de papel
(por decir que exista escritor que se agencie una, lo cual daría mucho
que pensar). En este caso, el resultado de ese precipicio se acaba un paisaje? Luego de leer
instante dramático en que dos personas tra- una novela ejemplar, ¿seguimos construyén-
gaban saliva para comprender el milagro de dola con nuestro vivir, con nuestra imagina-
la creación, desembocó en una obra maestra, ción, con nuestro —y de alguna manera pro-
que tranquilamente podría calificarse como digioso— olvido?
la mejor novela escrita en el nuevo milenio. El escritor uruguayo-mexicano Eduardo
Una novela que no habría existido de no me- Milán me suministró la trama de una histo-
diar un accidente. ¿O será que la señora Ford ria. La volví cuento, se lo dediqué. En esta,
lo hizo intencional y maléfica, pero también un grupo de personas se reúnen con el único
proféticamente? objetivo de crear durante el día una estera de
El tema de lo inacabado o del arte de no mimbre para en la noche dedicarse a deshi-
terminar nunca nada, ha sido abordado por larla, para, al día siguiente, regresar por el
grandes plumas, como una suerte de inten- camino recorrido. No es el fin el de crear una
to frustrado de no ser alguien, de llegar a la estera cuya perfección roce con lo indecible,
nada tan aspirada. El escritor español Enri- con lo celestial. Su tarea es hacer por hacer,
que Vila-Matas, en su obra El viajero más lento, y nadie les ha impuesto absolutamente nada.
nos brinda una noción más refrescante sobre Lo hacen porque desde sus concavidades
© Richard Dumas
las cosas inacabadas. Afirma, por ejemplo, óseas ese algo que nadie sabe qué es pero Fuente: The New Yorker
que la maravilla de que un libro no se acabe que es lo que nos mueve, se los impone. De
es dejarle al lector hacerlo, obligarlo, de una manera similar, a muchos cuentos, novelas,
manera sesgada, a que sea este el que con- poemas, piezas teatrales, ensayos, así como
cluya lo no siempre finiquitado. Una suerte composiciones musicales, esculturas, cartas
de copiloto o coescritor. Esta visión halagüe- de amor y de odio, un rato de esos, sin pre-
barra de un bar y respirando profundamente escribir bien, para ese lector que está perdi-
ña, que lo que intenta es activar nuestro ce- vio anuncio, las relegamos a un cesto o sim-
nos pedimos el siguiente vodka, seco y doble. do en el tiempo (porque todo lector que se
rebro, discute cara a cara con la de aquel que plemente las abandonamos a su suerte en el
En definitiva, ¿qué libro está acabado de precie no hace otra cosa que vagar por los
pretende realizar una obra total. Aquel que fondo de un cajón de cartón. Eso podemos
también hacer con el arte. Difícilmente lo lle- por sí? ¿Hay algo de verdad finalizado? ¿No tiempos) siempre depende de una condición
anhela, con una intencionalidad vehemente,
ser inspiración de las generaciones venide- varemos a cabo con otras prácticas y empre- nos ronda la noción de que el mundo está externa. De igual modo, el hecho de dejar de
ras. Porque lo que importa para el porvenir sas humanas. Dejamos a medias casas, por en constante creación? Al crear, ¿no usamos hacerlo, de obstruir su creación. Puede ser
es el resultado definitorio, darle un punto fi- falta de presupuesto. Dejamos a medias un como sortilegio la consigna de que no impor- un accidente, puede deberse a que alguien,
nal a nuestras sospechas. Sobre Lichtenberg, viaje, por motivos siempre externos. ¿Cuán- ta la meta sino el camino? sencilla y maravillosamente, empezó a jugar
formulador primero de esta práctica, dicho do dejamos a medias un gesto artístico? Este Una condición fundamental al escribir es para perder. Puede ser que lo haga porque no
lo dejó ya Canetti: «Que Lichtenberg no quie- nos perseguirá por cada rincón que vayamos, la forma de hacerlo. En estricto, la manera hacerlo implicaría el acabose del mundo. De-
ra redondear nada, que no quiera terminar así hagamos hasta lo imposible por despren- de sentarse, si en ordenador, máquina de es- jar de crear para que la creación no devaste
nada es su felicidad y la nuestra; por eso ha dérnoslo, por evadirlo. El acto creacional es cribir, o a punta de papel y pluma. También, nuestras sombras —en términos del poeta es-
escrito el libro más rico de la literatura uni- una constante que está en nosotros, y se con- la rigidez de la espalda, o su encorvadura. pañol José Luis Corazón—, para que no haga
versal». Se refiere a sus aforismos, un libro vierte en un trabajo en progreso. La manera de tener distendidos los múscu- de nosotros simples víctimas de un mundo
inacabado, e inacabable si lo que se intenta Lo curioso sucede cuando abandonamos los. El juego mental anterior, que implica lo inservible, perfecto.
es leerlo, aprenderlo. El misterio de lo inaca- algo antes incluso de empezar. Como si de soliviantado o distendido que alguien puede «¿Cómo se inacaba lo que ha empezado
bado —que viene a ser a la larga el propio ajedrecistas fabulosos se tratara, prevemos estar. Si lo que se arriesga es por pedido de bien y ha marchado mejor?», se preguntaba
misterio del mundo— es uno de los encantos todos los posibles desenlaces de nuestra alguien o porque uno mismo no ha podido retóricamente Robert Walser en carta a su
de la literatura, como lo es de la vida: ¿en qué acometida y desistimos, nos acodamos en la contener su impulso más íntimo. Es decir, amigo Karl Kraus. «Yendo tan lento que pa-
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ENSAYOS ENSAYOS
rezca que solo se retrocede, que todo lo de- mo. Vio el abismo. Se aventó a este. Todavía
más es más veloz que yo». su eco se escucha, yo lo escucho al abrir la
Richard Ford fue el autor de Acción de gra- novela, como se escucha el mar en una con-
cias. La escribió con una prisa incendiaria. Se cha.
detuvo cuando el camino lo conducía al abis-
Carlos Vásconez (Cuenca, Ecuador, 1977). Escritor. Licenciado en Artes Literarias (Uni-
versidad de las Artes, Guayaquil). Ha publicado 17 libros, entre novela, cuento y ensayo. Ha
participado en antologías del cuento ecuatoriano, como en la Antología del microcuento ecuato-
riano, Insomnio, Cuerpo adentro, Fútbol de antología, Antología del cuento juvenil e infantil ecuatoriano…
Entre sus libros se destacan, en cuento, Versiones heroicas, Lo que los ciegos ven, Libro del pequeño
esplendor, Jardines Lewis Carroll, Las músicas secretas, Todo está roto (beneficiario de los fondos con-
cursables del IFCI, 2022). Sus novelas son El violín de Ingres, de la cual se acaba de hacer público © Motortion
Fuente: CNRS Le Journal
su audiolibro, que se encuentra en YouTube o Spotify; La raza extinta, Los días a tu nombre, La vida
exterior, Paruso (Mención de Honor del Premio La Linares de Novela Breve 2018), La mariposa y
el alfiler. Se encargó de la selección y el estudio crítico de la Antología de poesía de cambio de siglo
de su ciudad.
Presidió la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Azuay, entre 2011 y 2016. Ha dictado
talleres de creación literaria y varias conferencias sobre James Joyce, Franz Kafka, Bob Dylan, Un mundo en sombras: gro. Raymond Chandler definió la novela
negra como «esa novela del mundo profe-
William Faulkner o Jorge Luis Borges. Es docente de literatura por más de dos décadas de la literatura y cine negros en
U.E. Las Pencas. Fue galardonado con la presea de cultura por la Municipalidad de Cuenca en sional del crimen». Este tipo de novelas, que
2021. Es presidente del Centro PEN Ecuador desde su fundación en 2018.
su dimensión social han inspirado a cientos de cineastas, tanto
por Eduardo Nabal y Juan Argelina en la gran pantalla como, últimamente, en
series, retratan, a través del crimen, la oscu-
ra naturaleza humana: el detective, la femme
Aunque los orígenes primitivos de un tér- fatale, los inestables principios éticos de los
mino hoy tan difuso como «novela negra» protagonistas, la traición, y, sobre todo, los
ya podemos encontrarlos en Balzac, Conan ambientes nocturnos, sórdidos, que adere-
Doyle (en su devastadora biografía del anar- zan estas historias, se han ganado un lugar
quista Jules Bonnot, Ante todo, sin ningún re- destacado en la literatura, en parte gracias
mordimiento, el escritor italiano Pino Cacucci al cine. Considerada durante mucho tiempo
nos narra como el padre de Sherlock Holmes como un género menor, es indudable que, al
se documentaba frecuentando estafadores, igual que sucede con el distópico, fantástico
desarraigados y otros elementos más o me- o de terror, la novela negra ha tenido, des-
nos subversivos del momento), Poe o algunos de siempre, el enorme valor de mostrarnos el
cuentos de Maupassant, la «literatura negra» espejo de nuestro subconsciente, de nuestros
en el siglo XX nació a la par que el cine ne- miedos ocultos y de las psicopatías que afec-
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ENSAYOS ENSAYOS
tan a nuestra sociedad contemporánea, tan- Si algunos de los primeros filmes sonoros res a tu máquina? Se hacen muchas bromas construye el modelo arquetípico de un ase-
to en lo personal como en lo político (aunque en Estados Unidos, como Soy un fugitivo, de respecto a eso, ¿sabes? Dicen que siempre la sino confuso en su identidad, que podría ser
a menudo sea difícil separar ambas cosas). Mervyn le Roy, denunciaban la situación en estás frotando para que reluzca más, como cualquiera de nosotros. La homosocialidad y
En su libro La izquierda de Hollywood, Paul prisiones de forma realista, cruda y valiente; si solo tuvieses caricias para ella…», le dice los fantasmas de la clase media impregnan
Buhle y David Wagner dedican un exten- en Francia, Jean Renoir rodaba su adapta- el personaje de Flore en la novela de Zola. toda la literatura de Highsmith (incluyendo
so apartado al llamado «cine negro» como ción de La bestia humana, un filme que cono- El hombre controla a la máquina, la mima toques feministas, lésbicos, el arribismo y
ejemplo de aquellas películas que, en oca- cería un digno remake en los años cincuenta hasta lo patológico, fascinado por su dure- una acerada crítica a los fundamentalistas
siones, burlando a la censura, nos hablaron con Deseos humanos, de Fritz Lang, uno de los za y calculado funcionamiento, lo que hace religiosos)
sin medias tintas de los males de su tiempo. grandes del género que, huyendo de la Ale- que no pueda soportar su incapacidad para Actualmente, bajo la «posmodernidad» del
Si a Estados Unidos llegó la Gran Depresión, mania nazi, nunca se deshizo de un mundo hacer lo mismo con la mujer, ante la que se mundo en que vivimos, leemos con inquietud
la Ley Seca y las bandas de gánsteres, en Eu- de sombras, fascinación, doble juego y co- siente inseguro. El realismo poético francés, este poderoso texto, lejos del idealismo que
ropa fue la Primera Guerra Mundial la que rrupción. Ambas transmitieron de forma con nombres como el escritor Jacques Pre- conforma una cultura marcada por el con-
determinó la evolución del género, tanto en descarnada el trágico instinto criminal que vert, el actor Jean Gabin y realizadores como sumo y la diversión, que alejan al individuo
imágenes como en palabras. El crimen, la se esconde en los impulsos machistas que Marcel Carné (El muelle de las brumas) o Julien de su capacidad de autocomprensión. Son,
alteridad de los comportamientos hasta el la moral heteropatriarcal ha inculcado en la Duvivier (que de la mirada inquieta e inquie- por tanto, obras de hondo calado político. Se
exceso en las relaciones humanas, ya fue el mente del hombre en su relación con la mujer. tante de Gabin volvería, a su manera, al gé- han hecho múltiples adaptaciones cinema-
objeto de obras maestras del siglo XIX, que La película de Renoir es más fiel a la novela nero en el Hollywood de los cuarenta), puso tográficas de Crimen y castigo: la expresionista
contenían los elementos clave que constitui- en su estilo naturalista, siguiendo el compor- hermosas luces y sombras pero también altas de Robert Wiene (1923), la francesa de Pierre
rían durante el siglo siguiente lo que consi- tamiento «atávico» de su protagonista, in- dosis de pesimismo existencialista, no exento Chenal (1935), la clásica de Hollywood de Jo-
deramos «género negro»: Dr. Jekyll y Mr. Hyde, terpretado por Jean Gabin, que llega a decir: de tierna ingenuidad, a unos personajes don- sef Von Sternberg (1935) con Peter Lorre, y,
de Stevenson; La Bestia Humana, de Zola; o «No sé qué me pasaba. No lo comprendo. No de el desertor, el delincuente, la «prostituta», recientemente, las de Aki Kaurismäki (1983),
Crimen y Castigo, de Dostoyevski. Zola se pro- me daba cuenta de lo que hacía. Es como si el barman, el contrabandista tienen más en- Joseph Sargent (1998) para televisión, y Me-
puso «estudiar al hombre tal y como es, no una nube espesa y caliente se me metiese en tidad humana que la burguesía y las fuerzas nahem Golan (2002), que lleva la acción a la
ya el títere metafísico, sino al hombre fisio- la cabeza y me torturase. Entonces soy como de la ley y el orden. Rusia postsoviética en un intento de hacer
lógico, determinado por el ambiente, que ac- un perro rabioso. Sin embargo, yo no bebo Pero ni Zola ni Renoir trataron de com- una crítica política a la situación de miseria
túa a impulsos de todos sus órganos», aun- ni una copita de anís; cuando bebo algo me prender los impulsos asesinos de sus prota- que generó su cambio de modelo al capitalis-
que aún le faltó indagar en su componente vuelvo loco. Creo que estoy pagando la cul- gonistas: «Las bestias salvajes siguen siendo mo salvaje. De todas ellas, la primera versión
psicológico. Zola no buscaba explicaciones pa de los otros, de los padres, de los abuelos bestias salvajes, y por más que se inventen de Wiene aún resulta la más inquietante por
para los crímenes que describía, centrándose que bebieron. Generaciones de borrachos máquinas mejores, siempre habrá, detrás de su sensación de asfixia y encierro mental,
en la obcecación y la «ceguera» de sus per- que me han podrido la sangre. De ellos he- ellas, la bestia salvaje». Será Dostoyevski el creando un ambiente de distorsión de la rea-
sonajes, siempre producto de una «herencia redé este instinto salvaje. Pero te juro que te que narrará el crimen desde la psicopatología lidad, que provoca una constante impresión
genética»: En las páginas iniciales de La bestia quiero. Te quiero tanto que sentía miedo de de su autor, concretamente desde el criminal de inestabilidad emocional, aspecto este de
humana lo explica él mismo: «¿Procedía esto venir». La versión de Fritz Lang es más libre, que todas las personas normales y corrien- gran importancia a la hora de percibir lo que
(el deseo de matar) del mal que las mujeres enfatizando los rasgos manipuladores de la tes llevamos dentro. Lo realmente increíble más adelante sería la característica esencial
habían causado a su generación, del rencor femme fatale, en un contexto estético más cer- es cómo, en Crimen y castigo, ha convertido al del cine negro: la relación entre lo siniestro y
acumulado de hombre en hombre, desde el cano al género negro tradicional. La imagen asesino en una criatura «admirable» y «ase- la tragedia criminal. Porque tan siniestra es
primer engaño en el fondo de las cavernas? de la locomotora como «objeto de deseo» por quible». Si la novela resulta tan inquietante- la situación del joven Ripley, inmerso en la
Y sentía también en su acceso una necesidad parte del hombre, llega a ser una metáfora de mente atractiva se debe, sin duda, a su capa- contradicción de su propio «yo», que le con-
de luchar para conquistar a la hembra y do- la expresada hacia la mujer. Incluso le llega cidad para delatar la criminalidad del lector, duce al asesinato y suplantación de quien
marla, la necesidad perversa de echarse la a poner un nombre femenino, confesando sin que se dé cuenta, incluso con su compli- cree que no se merece su posición social,
muerta a las espaldas como un botín que se no solo su amor por la máquina, sino incluso cidad. Algo parecido a lo que sucede en El ta- como la de un Raskolnikov angustiado por
arrebata a los demás para siempre». estar «casado» con ella: «¿Es que solo quie- lento de Mr. Ripley, de Patricia Highsmith, que su miseria, de la que culpabiliza a un sistema
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ENSAYOS
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ENSAYOS ENSAYOS
el cadalso. La fusión de géneros (el cine negro a determinadas instituciones. La llegada del convencional y la existencia al margen de las película de Hitchcock Extraños en un tren, la
puede aglutinar romanticismo, pesimismo, macarthysmo y de una versión devaluada, reglas sociales es la clave de todas las histo- versión de René Clement de El talento de Mr.
codicia, traición, crítica social, acción y fina distorsionada y conservadora de las teorías rias del género, junto a la «presencia» de un Ripley y, en menor medida, los apreciables fil-
ironía) es ya indiscutible. Casi todas las his- psicoanalíticas parecen, al menos en parte, personaje «invisible» que sobrevuela en todo mes de Anthony Minguela y Todd Haynes, ha
torias de amor empiezan de noche, como domesticar ese gramo de subversión del cine momento: la hipocresía de una sociedad mo- quedado reducida a mero recipiente argu-
ocurre en La mujer del cuadro, Tres habitacio- negro de postguerra. Así, versiones chapuce- ralista que juzga las apariencias más que los mental en filmes como El amigo americano, de
nes en Manhattan (llevada al cine por un Mar- ras de las teorías sobre el Edipo, los traumas hechos, como en Réquiem por una mujer (1961), Wim Wenders El cuchillo, de Andy Godard o la
cel Carné en decadencia) o El montacargas. El infantiles o el desorden postraumático están de Tony Richardson, adaptación de la novela totalmente fallida El grito de la lechuza, una de
género, caracterizado por la virilidad de sus a punto de echar abajo filmes tan apreciables de Faulkner Santuario. las peores películas de Chabrol. No obstan-
autores y sus «héroes» y «antihéroes», se ve como La huella de un recuerdo, Recuerda, Cara de El cine y la novela negra pueden coque- te, algunos autores y autoras de «reconocido
asaltado casi al final de la «caza de brujas» ángel o Una mujer en la playa, la más bizarra y tear con otros géneros como el melodrama prestigio» se han adentrado tanto en el plano
por alguien como Patricia Highsmith, que poética incursión del cineasta francés Jean psicológico y familiar (James M. Cain), la no- literario como en el fílmico en el terreno de
Hitchcock hace universal con su modélica Renoir en la industria hollywoodiense. vela de espionaje y trasfondo sociopolítico la novela negra, difuminándose así más las
adaptación de Extraños en un tren, donde ya Pero los luchadores nuevos no se rinden de tintes anticoloniales (Grahame Greene) fronteras y quitándole esa etiqueta pulp que
aparecen algunos de los temas favoritos de y, por ejemplo, Nicholas Ray aporta un ex- o el cine de terror y suspense (como algunas ha compartido con la literatura de terror o
la autora: la mentira, la suplantación, el arri- traño humanismo al género en filmes como películas de Robert Siodmak). La violencia la ciencia ficción. Podemos citar a Mishima
bismo, las psicologías atormentadas, la am- Los amantes de la noche (un nada desdeñable explícita no llegará, salvo algunos preceden- con la cronenbergiana Una vida en venta, a Iris
bigüedad sexual y los crímenes pasionales, sombrío antecedente de Bonny & Clyde, so-
tes, hasta los años cincuenta con directores Murdoch con su novela gótica y filosófica El
incluyendo una implacable disección de los bre una pareja de jóvenes fugitivos, o En un
y escritores de ideología tan ambivalente en unicornio, a Nabokov en Desesperación, o a Ju-
rincones oscuros de la «clase media estadou- lugar solitario, un filme sobre un guionista de
ocasiones, como Samuel Fuller, Jim Thomp- lien Greene con Cada hombre en su noche, o la
nidense». Si en Ossessione (1943), de Visconti, Hollywood desencantado y con tendencias
son, Chester Himes o James Hadley Chase. La autobiografía de Lou Andreas Salomé.
se da una versión muy particular de la nove- violentas que nos ofrece una de las mejores
llamada «caza de brujas», auspiciada por el No podemos olvidar, finalmente, las bri-
la de James M. Cain El cartero siempre llama dos y más complejas interpretaciones del ya mí-
senador McCarthy, llevara a muchos guionis- llantes o, al menos, sorprendentes incursio-
veces, la española Muerte de un ciclista, de Jean tico Humprey Bogart; basada en una apre-
tas (que también eran importantes literatos) nes en el género de realizadores como Wi-
Antonio Bardem, toma elementos del género ciable novela de Dorothy B. Hughes y con
ante los tribunales, como es el caso de Al- lliam Wyler (El coleccionista), Robert Mulligan
para incluir una crítica sutil de la burguesía un buen equipo de guionistas encargados de
vah Bessie, Richard Brooks, Clifford Odets, (El otro), Richard Brooks (A sangre fría), Joseph
franquista que trata de huir de la verdad y adaptarla. A estas alturas a la figura de «la
Dalton Trumbo, Lillian Hellman o el propio Losey (El criminal), Akira Kurosawa (El perro
busca la forma de tapar los sucesos. mujer fatal», que representa, en cierta medi-
Hamnet. Si algunos escritores como Graham rabioso) o Nicholas Roeg (Amenaza en la som-
Temas como el racismo (Encrucijada de da, el «miedo colectivo» a la independencia
Greene tuvieron bastante suerte con la adap- bra). Escritores como John Fowles, retratista
odios, El pozo de angustia), el divorcio y otras conseguida por las mujeres tras la Segunda
tación de sus novelas y relatos al cine con de una sociedad inglesa decadente, Thomas
cuestiones cercanas al género como institu- Guerra Mundial con actrices como Barbara
gente tan dispar como el inglés Carol Reed Tyron (en su mejor novela y de ambiente ru-
ción (Perversidad, Perdición, Doble vida, Cara de Stanwyck, Joan Bennet o incluso Rita Ha-
ángel, las películas dirigidas por Ida Lupino), (El tercer hombre), el austriaco Otto Premin- ral) o la cara menos blanda de los relatos de
yworth, podemos contraponer sin tapujos la
la corrupción política (Rossen, Brooks) o la figura del «hombre fatal» con nombres como ger (El factor humano), el estadounidense Jo- Daphne du Maurier. Aunque hubo muchos
violencia policial (Brigada 21, cuyo origen es Richard Widmark Jack Palance, Dan Dureya, seph L. Mankiewicz (El americano impasible) o desmanes en multitud de películas sobre la
marcadamente teatral), aparecen ya en algu- Ralph Meeker (encarnado al primer Mickey el irlandés Neil Jordan (El fin del romance), no paranoia anticomunista durante la Guerra
nos de estos filmes; en otros se omite todo tipo Spillane) o el Alain Delon de los filmes de podemos decir lo mismo, por ejemplo, de las Fría, hoy son recordadas aquellas que, uni-
de crítica, y solo alguna comedia anterior al Melville desde El silencio de un hombre a Cróni- adaptaciones del mundo sutil y a la vez pro- versalizando su lenguaje, se adelantaron a
código Hays logró desafiar con tanto ímpetu ca negra. El dilema del individuo entre la vida fundamente turbio de Patricia Higsmith, que su tiempo, tratando temas como la violación
salvo algunas excepciones, como la magistral (Outrage, de Ida Lupino), la adicción a las
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ENSAYOS ENSAYOS
drogas y la exclusión social (El hombre del bra- ward Dmytryk), el estigma de los que salen
zo de oro, de Otto Preminger, a partir de la no- de prisión (El último refugio, de Raoul Walsh),
vela homónima del hoy rescatado Nelson Al- o que incluso desafiaron la legislación vigen-
gren), la situación violenta en los hospitales te, como ocurre con la británica Victim, de
psiquiátricos (Corredor sin retorno, de Samuel Basil Dearden, sobre un juez gay, interpreta-
Fuller; Los guardianes, de Hall Bartlett ), o la do con convicción por Dirk Bogarde.
cultura de las armas (El francotirador, de Ed-
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emotion and mind, from a neuropsycho- ridad e ingenio que se remontan al pasado Sus objetivos se basan en la necesidad de básica o profesional con aceptable precisión
logical perspective. This initiative leads to para insertarse en el presente (Premat, 2016). las personas de definirse a sí mismas, encon- y fluidez del lenguaje hablado (Mendoza,
the search for conceptualizations on litera- A lo que respecta de los escritores que ini- trar su identidad y diferenciarse de los demás 1993).
ture interrelated with other concepts, such cian su carrera hoy en día, no se enfrentan y de las cosas que les rodean. Les ayuda a Este supuesto significa que la literatura
as emotion and mind. The need to redefine netamente con una página en blanco y el es- encontrar el sentido de su existencia, que es es vista como una creación extraordinaria,
what is meant by these categories in litera- tancamiento creativo de nuevas ideas o pen- universal pero al mismo tiempo individual. el resultado de una cierta expresión artística
ture research is manifested; more so when li- samientos desde la perspectiva tradicional Su efecto sobre quienes lo practican rara vez fuera de la dinámica cotidiana de la lengua
terary expressions are created from people's de «todo está escrito», sino también con la es inmediato, sino que tiene un efecto laten- meta.
conceptions of reality or fantasy. nostalgia de ver el presente opresivo y crítico te en diferentes momentos, lo que en modo El texto literario en sí mismo es un mate-
At the same time, it seeks to promote the en el que se sumergen. alguno hace que su entrenamiento sea me- rial que puede ser procesado y utilizado de
development of written and creative com- nos potente o menos productivo (Piotrovski, acuerdo con los intereses de profesores y
munication in people as a source of thought 2. Desarrollo 2001). alumnos, adaptado al método que se elija.
liberation, based on the pronouncement of 2.1. Literatura y hombre Es fácil comprobar que se trata de autén-
the advantages that said activity would cau- 2.2. Literatura y educación ticos «materiales educativos» tan auténticos
se in people's lives for their emotional balan- Desde Aristóteles, la literatura ha sido
La civilización y su expresión artística-li- y válidos como textos informativos y comer-
ce, by liberating repressed ideas and feelings. considerada un conocimiento creativo que
teraria se desarrollan en condiciones de pa- ciales, manuales de instrucciones u otros
Likewise, the use of their literacy skills to transforma conceptos a través de su creador
ralelismo, complementariedad, contraste o textos escritos cotidianos (Mendoza, 1993).
create intellectual property that is recorded y según criterios elegidos por él. En este sen-
diferencia; o por influencia/asimilación, imi- Obviamente, cuando se usa textos infor-
in their life history. tido, el arte de escribir, tal como ahora se re-
tación/exclusión, absorción/transformación, mativos, aunque se usen textos literarios, no
conoce, es muy diferente de otras formas de
Keywords: emotions, literature, mind, etc., (Mendoza, 1993). Condiciones que en se refiere a formar periodistas o escritores;
conocimiento, es decir del conocimiento teó-
neuropsychology. comparación con otras formas culturales; su se utilizan estos textos según su contenido
rico, práctico o religioso (Piotrowski, 2001).
surgimiento y desarrollo no es aislado. motivacional y sus intereses conceptualmen-
El hombre se concibe como creador desde
1. Introducción Este tipo de reflexión permite compren- te funcionales. Por tanto, basta que se consi-
el instante en que capta una noción de reali-
der la necesidad de informar a los estudian- dere el texto literario como un ejemplo más
El temor del hundimiento progresivo de dad y la mantiene así hasta la formación de
tes sobre la idea de promover una aceptación de la creación de un lenguaje que se formula
la cultura debiera ser un llamado a la for- un concepto que luego exterioriza, a partir
coherente de la diversidad de fenómenos so- según convenciones especiales, ya que su uso
mación literaria y personal desde la edad de la perspectiva científica, moral o artística
cioculturales a lo largo del proceso educati- no excluye otro tipo de material y su posibi-
temprana, la cual se encuentra trabada en la de sí mismo. Los conceptos racionales crea-
vo (Mendoza, 1993). En concordancia con la lidad.
orden historicista de los grandes autores de dos por el hombre derivan de su mente, con
la literatura universal y/o tradicional; un es- base en las experiencias, la acción y el ejerci- literatura, desde la semiótica de la lectura,
esta asimilación cultural suele darse a través 2.3. Perpendicularidad entre emoción y mente
pectro velado por la memoria, una memoria cio de la voluntad humana.
multifacética, cambiante, frustrante, sin ob- La literatura ha sido testigo repetidamen- de interpretaciones realizadas por lectores La investigación emocional es una rama
jeto ni significado claro. te de la confusión, la depravación y el error colaborativos capaces de crear interacciones de la psicología que tiene muchos modelos
Si la crisis del tiempo es la crisis del futuro, de sus testigos; relata su dolor y tragedia y con el texto. teóricos, pero quizás un conocimiento menos
entonces esta respuesta fuera del supermer- recuerda las atrocidades que pudo haber co- Sin embargo, la orientación de algunos preciso. Varios autores han intentado cues-
cado de la memoria y sus diversos productos metido, pero sus intenciones van más allá de métodos de enseñanza literaria parece asu- tionar diversos aspectos relevantes para el
efímeros establece un diálogo de apropiación revelar esos momentos. Su deseo es mucho mir que el estudiante no está interesado en estudio de las emociones aportando una ta-
y emergencia no solo con la historia familiar, más profundo. La literatura se puede con- el aprovechamiento de sus habilidades de xonomía que les permita abordar el tema.
sino con la literatura en general. En el pasa- templar como la simulación de la realidad. lectoescritura para la creación de propiedad Las emociones pueden entenderse como
do, las obra exploraban los antecedentes de Pero también puede entenderse como su re- intelectual en la obras literaria, su único in- experiencias multidimensionales con al me-
la humanidad en busca de significados que presentación, imitación, interpretación o re- terés se centra en adquirir los conocimientos nos tres sistemas de respuesta. Conductual/
faltara en su presente; patrones de singula- construcción. suficientes para la interacción comunicativa expresiva y fisiológica/adaptativa. El cerebro
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ENSAYOS ENSAYOS
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ENSAYOS ENSAYOS
para la comprensión de las funciones del ce- En el cual, se define la inteligencia emo- ratura. afectiva. Su lugar en nuestra comprensión del
rebro humano. cional como la capacidad que tienen las per- • La inteligencia emocional son las ha- otro y del mundo. Scielo, 27(100). 425-443.
Finalmente, el análisis realizado hasta sonas para ser conscientes de sus emociones bilidades mentales que te permiten el https://scielo.isciii.es/pdf/neuropsiq/
aquí permite acercarnos más hacia la im- y de los sentimientos de los demás, teniendo adecuado procesamiento de la infor- v27n2/v27n2a13.pdf
portancia de la neuropsicología en la com- en cuenta que se vive en un medio regula- mación emocional e interacción con un Fernandez, S., Lapedriza, N., & Maestú, F.
prensión de las funciones del cerebro que do por normas de conductas sociales. Como entorno social. (2003). El papel de la neuropsicología en
permiten el desarrollo de nuevas ideas y/o la también, se denota la importancia del control la formación del psicólogo. Researchgate,
capacidad para desarrollar literatura, a par- de nuestras acciones frente a las situaciones Bibliografía 2(1). 67-80. Https://www.researchgate.
tir del consenso entre la mente y las emocio- de estrés y frustración que se experimenta net/publication/270272430_el_papel_
Battaglino, V. (2018). Emociones, racionali-
nes. en la cotidianidad, mejorando la capacidad de_la_neuropsicologia_en_la_forma-
dad y bienestar: Hacia un estudio de las
para trabajar en equipo y adoptar una acti- cion_del_psicologo.
emociones como juicios de valor. Tesis
2.5. Inteligencia emocional tud empática y social que permita mayores Goleman, D. (1995). La inteligencia emocional:
de posgrado. Universidad Nacional de La
En la infancia, a menudo no se regula las oportunidades de crecimiento personal (Go- Por qué es más importante que el coeficiente in-
Plata. Facultad de Humanidades y Cien-
reacciones emocionales, simplemente se ex- leman, 1995). telectual. Le Libros.
cias de la Educación. Memoria académica.
presan sin medir consecuencia alguna. Estas http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/ González, L., & Moreno, I. (2019). Inteligen-
acciones resultan ser socialmente aceptada, 3. Conclusiones
tesis/te.1518/te.1518.pdf cia emocional y estrategias de afron-
y perdonables. Pero, el índice de tolerancia a Las principales conclusiones que se deri- Ciompi, L. (2007). Sentimientos, afectos y lógica tamiento en adolescentes. Repositorio.
esta respuesta inmediata disminuye a medi- van del presente artículo son las siguientes:
da que se va creciendo, ya que se presume la • Es en el arte de escribir donde el hom-
capacidad de las personas de discernir entre bre a través de su pensamiento indivi-
lo moralmente bueno o malo, en este punto, dual logra reflejar realidad generales,
la sociedad demanda regulación emocional. puesto que es el espacio, en el cual pue-
A través del aprendizaje y la madurez, se de dar a conocer las problemáticas so-
empieza a controlar la necesidad fisiológica ciales.
de reacciones emocionales por simple im- • La de escribir resulta terapéutico, en
pulso y se tiene en cuenta ciertas reglas de la medida en que las personas logran li-
convivencia. Sin embargo, no siempre es fácil berar sus pensamientos y sentimientos,
lograr los hechos anteriores sobre el equili- mediante un par de líneas que pueden
brio y lograr una adecuada gestión emocio- resumir en gran medida su vida, creen-
nal a través del autocontrol y la expresión cias, secretos y opiniones.
efectiva. • El pensamiento crítico del hombre en
Ahora bien, el concepto de inteligencia literatura aporta en su desarrollo per-
emocional apareció por primera vez en un sonal, cuando este implementa la ana-
artículo de Peter Salovey y John Mayer en lítica a su cotidianidad.
1990. Sin embargo, estuvo en el olvido du- • A través de la literatura se pueden
rante cinco años, hasta que el psicólogo y evidenciar los estados emocionales
periodista estadounidense Daniel Goleman, negativos y positivos de una persona
con su indiscutible visión empresarial y fuer- (traumas infantiles, relaciones dañinas,
te atractivo y sentido común, publicó el libro depresión, enamoramiento, etc.)
Inteligencia Emocional en 1995 (Moreno & • La dimensión emocional y la crítica
González, 2019). literaria son imprescindible en la lite-
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ENSAYOS
Ana Gabriela Banquez Maturana (San Onofre, Sucre, Colombia, 2001). En 2018 in-
gresó a la universidad de Cartagena a realizar su pregrado en Administración Industrial.
En 2021, con tan solo veinte años, se da a conocer como escritora, al participar en la segunda
edición del libro Mi máquina de escribir, escritores del mundo.
Posteriormente, escribe la novela, Vida: realidad poco perfecta (2021), relatada a través de la poe-
sía y el diálogo, la cual se encuentra en más de 10 plataformas de ventas y puntos físicos, como
Amazon, Book depository, Autores editores, Mi bestseller, Books amillion, Books run, Bokus,
Ebay, Rakuten, entre otras.
En 2022 participó como escritora en diversas revistas internacionales, como Revista Kametsa
(Perú), Revista (México), Revista digital el creacionista (México) y Periódico poético (México).
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CREACIÓN
© Pilipoff
Fuente: Flickr
Creación
El turno preferido en estas pocas líneas, los sórdidos detalles
por José Antonio Gamero Romero del patético episodio que la vida militar aca-
ba de escribir en el diario de mi corazón, en
estas fechas tan señaladas. Por supuesto, mis
Querido almirante: navidades no van a ser nada buenas, y a buen
En primer lugar, quiero presentarle todos seguro, todas mis tribulaciones tienen que
mis respetos. En segundo lugar, le ruego que ver con el turno de noche. Sé de sobra que
para evitar malsanas polémicas, guarde dis- usted es una persona muy ocupada, pero
creción de los pormenores que se narran en también sé que es magnánima y le ruego que
esta carta, pues no hay peor pandemia que la entienda los motivos por los que eludiendo el
maledicencia y los cuchicheos de la gente protocolo, por primera vez, le pido ayuda
vulgar. No voy a mentirle: soy una persona en con el cambio de servicio, y sobre todo, le
tratamiento médico, y no le molestaría de no subrayo mis vehementes deseos de trabajar
ser porque la desidia de mis mandos directos en un turno diurno. Supongo que nunca ha-
me obliga a hacerlo. Con la mayor humildad, brá oído hablar de mí. Me llamo Rick Cortés
apelo a su sentido común y me encomiendo y soy un simple cabo primero destinado en
ciegamente a su autoridad superior para que los muelles del Arsenal de Cartagena. Desde
ponga pronto un poco de orden en este dolo- pequeño fantaseé con la idea de formar par-
roso entuerto. A continuación, le explicaré te de la Armada Española, y mi sueño se hizo
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CREACIÓN CREACIÓN
realidad después de hacer la instrucción, con los en diferentes revistas relacionadas con el dudoso honor de no poder flotar. Por supues- su aprobación, movilizó aquel grupo de fuer-
muy buenos resultados, en San Fernando ejército. Tal vez, eso se deba, a que en mis ra- to que ese pequeño error de diseño, al final, zas espaciales del que yo formaba parte, para
(Cádiz) . He estado varias veces embarcado y tos libres, he leído bastantes libros: desde fue corregido con la ayuda de los america- lanzar un claro mensaje a Marruecos. De
me han llevado a varias zonas de conflicto. Cervantes, hasta Quevedo. Me han gustado nos. Aunque también es verdad que hubo que todo esto se deduce que Estados Unidos de-
La diosa fortuna apartó de mi camino la mucho Baroja y Pérez Galdós. Y, por supues- alargarlo tanto —de ahí su nuevo nombre mostró, en aquel momento, ser un aliado mu-
oportunidad de entrar en combate, pero to, no puedo olvidar ni a Valle-Inclán ni a La- S-80 Plus—, que cuando finalmente flotaba, cho más fiable que nuestros vecinos tanto los
puede decirse que he visto mundo. He viaja- rra. Pero mis preferidos son Machado y Lor- no cabía en los muelles. Y por lo tanto, una franceses como los marroquíes. Y el descu-
do en el famoso buque Castilla. Incluso he ca. También le reconozco que he visto vez que se terminó el buque también resultó brimiento de aquella trama tuvo consecuen-
tenido la enorme suerte de visitar el famoso bastante cine: desde Buñuel hasta Berlanga. necesario hacer una nueva obra para agran- cias: se rompió para siempre la cooperación
buque escuela, Juan Sebastián Elcano. Me En las tardes aburridas también me aventuré dar los muelles del Arsenal de Cartagena. entre Navantia y las empresas francesas para
gusta pensar de mí mismo que soy un caba- a ver, una por una, las películas de Almodó- Tampoco entiendo la lentitud de nuestro país la construcción de submarinos. Por eso me
llero español y que he sido educado con el var y Amenábar. Mucho se ha hablado y se a la hora de adquirir los F-35 para nuestro gustaría romper una lanza por el audaz pro-
buen gusto de las tradiciones decimonóni- ha escrito sobre que España es diferente, único buque capaz de llevar aviones, a no ser yecto español, que risotadas aparte, ya ha
cas. Sin embargo, una de mis asignaturas pero hay que vivir aquí y morir en esta inefa- que los políticos quieran hacer deliberada- conseguido en la actualidad que haya países
pendientes es que no he podido ascender de- ble tierra para comprender el alcance real y mente —en una versión militar de la «cultura interesados en la compra de dichos buques.
bido a mi falta de estudios superiores. A pe- verdadero de esas palabras. En efecto, hay del pelotazo»—una marina muy cara y mo- Pero ahora es el momento de aclarar algo.
sar de ese pequeño pecado original de mi ju- cosas que solo pueden suceder aquí. Incluso derna, pero totalmente inoperativa. Sin ha- ¿Por qué me han puesto a mí precisamente a
ventud, los que me conocen me describen han tenido que venir escritores de fuera cer ningún esfuerzo, me vienen al pensa- vigilar el S-80 Plus? Por mi responsabilidad.
como una persona muy inteligente, culta y como Hemingway para explicarle a las cla- miento ciertas obras de ingeniería civil, Y es aquí donde tengo que hablar del capitán
bien informada. Es cierto que en el pasado ras, el carácter genuino del pueblo español, famosas por su inutilidad pública, y cuya de navío Medina. Muchas veces le he solici-
también he recibido ciertas críticas, pero no al resto del mundo. No quiero que se malin- analogía castrense sería un submarino que tado un cambio de turno, y mis súplicas
quiero se haga una idea equivocada de mí. terprete el sentido último de esta misiva, no puede flotar y un portaaviones sin avio- siempre se han chocado de bruces con la
Por ese motivo, tengo que hacer un enorme pues no va en contra de ninguna institución nes. Pero no quiero irme por las ramas. En misma barrera. El capitán de navío Medina
esfuerzo para explicarle mi curriculum en ni de nadie en particular. Es más, no me sien- efecto, la relación entre el breve conflicto del no piensa cambiar lo que funciona bien. La
profundidad, incluso necesito sacar a cola- to orgulloso de la situación en la que me en- islote de perejil y el nuevo submarino está re- verdad es que antes que estuviera yo entra-
ción la insospechada relación entre el lejano cuentro en la actualidad, y estoy haciendo lacionada con Francia, hasta entonces, uno ron unos rumanos y robaron gran parte del
conflicto del islote de perejil y el nuevo sub- ímprobos esfuerzos por mejorarla. Pero re- de nuestros mejores aliados estratégicos. No cableado eléctrico de la nave. No es broma.
marino de la Armada. Supongo, que como es conozco que los últimos acontecimientos me en vano, antes de ese incidente, Navantia, la Sucedió de verdad. Puede usted consultar la
obvio, usted recordará el breve conflicto con han afectado psicológicamente, hasta tal famosa compañía naval española, tenía un hemeroteca digital si acaso duda de mi pala-
Marruecos por el pequeño territorio de pere- punto, que no sé cuánto voy a tardar en recu- acuerdo de cooperación con las empresas bra. De hecho, la Policía pudo recuperar gran
jil. Bien, pues yo fui uno de los soldados que perarme. No obstante, todavía estoy vivo y francesas para la construcción bajo licencia parte de esta tecnología secreta en las chata-
fui movilizado para defender aquel pequeño solo escribo estas líneas con la noble idea de de submarinos franceses. Sin embargo, fue- rrerías de la zona, gracias a su carácter sin-
rincón de nuestro maravilloso país. Eran conseguir ayuda y de paso, causar la carcaja- ron los servicios de inteligencia españoles los gular, y al gran esfuerzo de investigación que
otros tiempos, y yo, mucho más joven y estú- da de las más altas instancias, si es que toda- que descubrieron una trama secreta entre les llevó hasta dar con los responsables. Pero
pido que ahora. Tanto es así que formaba vía está permitido reír. Para empezar por el Francia y Marruecos para adueñarse de cier- tantas noches haciendo guardia, armado con
para de un cuerpo de élite: la infantería de principio, tengo que señalar que desde que tos territorios españoles, incluidas las ciuda- el nuevo fusil de asalto del ejército, me esta-
marina. Ahora estoy gordo y calvo, y el ejér- ascendí a cabo primero, me he pasado mu- des de Ceuta y Melilla. No hace falta que le ban pasando factura. Los que me conocen
cito me utiliza para menesteres más tediosos chos años vigilando el control de acceso de recuerde épocas pretéritas —como el desas- dirán que las cosas que son malas no me gus-
y menos históricos, pero igualmente impor- las instalaciones donde se guarda el nuevo tre de Annual— para mostrarle los peligros tan porque son malas y las cosas buenas por-
tantes. Mientras tanto, me han pasado mu- submarino de la Armada llamado S-80. Sí, de subestimar al enemigo. En efecto, en aquel que no son para siempre. Pero al menos, tam-
chas cosas, le confieso que he tenido de todo supongo que habrá oído hablar de él, porque momento, el presidente Aznar se puso en poco hay cosas malas que duren para
un poco. Incluso he publicado varios artícu- fue el primer submarino del mundo con el contacto con su homólogo americano y con siempre. O al menos así debería de ser. La
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CREACIÓN
la situación, cuando llegaba a casa, la fiebre a vender copas, continué bebiendo para se-
de las reformas provocada por la pandemia, guir hablando con ella. Luego con la borra-
había llevado a la vecina de arriba a iniciar chera le comenté algo de mis problemas de
una ruidosa obra que me provocaba un esta- trabajo. ¿Por qué no pides el turno de maña-
do de ansiedad con el que tenía que luchar, na? Me dijo la camarera con la mayor inocen-
para no volverme loco. Si a esto le sumamos cia. Por otra parte, el capitán de navío Medi-
el imparable aumento de la incidencia y la na me comentaba siempre lo mismo: todo el
José Antonio Gamero Romero (Oliva de la Frontera, Badajoz, España, 1975). Finalis-
ta del Azorín 2014. Ha publicado en diferentes revistas: Culturamas, Eñe, Visor, etc.
aparición de la nueva variante Ómicron, el mundo quiere el turno de mañana, y aunque
Sus libros son: La invención de los gigantes (Bucéfalo, 2016), Literatura tridimensional (Adarve, 2018),
resultado es obvio: debido a la falta de sue- lo solicites mil veces nunca te lo voy a dar.
Sócrates no vino a España (Samarcanda, 2018), La república del fin del mundo (Tandaia, 2018).
ño y al enorme cansancio que me abrumaba, Es más, había escuchado cientos de veces,
Este relato pertenece a su última obra, La bodeguita de Hemingway, un libro de relatos escritos
cada día me costaba más esfuerzo no solo ir a mi jefe, exponerme todo tipo de pretextos
en clave de humor cuyo propósito es entretener al tiempo que se denuncian algunos de los
a trabajar, sino hacer las cosas más básicas: para negarme el acceso a un turno diurno,
terribles acontecimientos que han tenido lugar durante la pandemia, tanto a nivel sanitario
como son comer, dormir o mantener relacio- uno de esos en los que se puede estar senta-
como político, económico y por supuesto social.
nes sociales. Para terminar de empeorar la do y calentito. Sus excusas iban desde que no
Escribe el blog La bodeguita de Hemingway en la revista Rambla.
situación, de repente, como coordinados por cumplía el perfil, hasta que otras personas
una desidia colectiva todos los compañeros tenían prioridad sobre mí, bien porque eran
comenzaron a llegarme tarde, y eso fue la claramente enchufados, o porque se habían
gota que colmó el vaso: un buen día exploté, beneficiado de turnos preferentes debido a la
me fui al teniente médico y le solicité la baja conciliación familiar. Pero volviendo al tema
por ansiedad. de la extraordinaria mujer que conocí a tra-
Fue entonces cuando decidí darme una vés de la camarera, le diré algo: no me sonro-
alegría para el cuerpo porque necesitaba jo si le digo que fui testigo, en primera perso-
desconectar. Había un pub liberal en Jerez de na, de lo que disfrutaba en la cama, cuando
la Frontera, uno de esos en los que se produ- fui a verla y mantuve relaciones sexuales con
ce el intercambio de parejas, y me animé a ir ella. Aquella mujer era adictiva por varias
para tomarme una copa. El problema era ob- razones: no solo era muy joven y bella, hasta
vio: yo no tenía pareja, por lo que rápidamen- podría calificarla de preciosa, además dis-
te me quedé al margen de la actividad y solo frutaba al máximo del sexo cuando alguien
pude beber hasta emborracharme hablando se lo sabía hacer bien. Por supuesto, que no
con una guapa camarera. Fue ella la que me había nada malo en ello. ¿Qué malo es que
habló de una amiga suya llamada Macarena a alguien le guste su trabajo? Es más, admi-
y me pidió que le diera una foto mía. Después to que salí del abrazo de sus jóvenes piernas
me dijo que si cumplía una serie de requisitos: muy agradecido. Incluso me di cuenta de que
no ir bebido, asearme mucho y ser divertido, a ella no le desagradaría volver a verme. Sin
tal vez, podía darme el teléfono de esa mara- embargo, me puse muy nervioso cuando ob-
villosa mujer con una belleza sin parangón. servé la foto de su boda en la mesilla de no-
Por lo visto, Macarena se acostaría conmigo che. Tuve que parpadear dos veces cuando
por una módica cantidad, solo si le gustaba descubrí que era la joven esposa del capitán
físicamente, y lo haría cuando su marido no de navío Medina. Menos todavía podía espe-
estuviera en su casa. Aparte de la valiosa in- rar su cruda respuesta, cuando le pregunté
formación que me había proporcionado, me si podía volver a verla: «Te advierto que solo
había caído bien la chica y como se dedicaba me gusta trabajar de puta por las mañanas».
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CREACIÓN CREACIÓN
madre, pensé que quizá Koke me compraría Koke era un hombre extraño. Muchas ve-
joyas, así que acepté. ces insistía, para que yo le contara las viejas
Vivir en su cabaña no fue malo. Y también historias sobre los dioses de los ancestros.
me compró algunas joyas. Pero Koke era un Siempre porfiaba, preguntando por todos
hombre extraño. A veces me trataba dulce- los asuntos de los ancestros. Pero cuando le
mente, como quien cuida una flor; pero otras decía que a las mujeres, mucho antes de los
veces me gritaba muy enojado. En ocasiones, misioneros, siempre se les había prohibido
se comportaba furiosamente, cuando yacía conocer las historias, se enfurecía.
conmigo, como una rabiosa bestia; hacía que Recuerdo que una vez, caminando por la
ardiera de dolor el tenetene, me rasguñaba los playa de regreso a la cabaña, me preguntó:
brazos y la espalda. Otras veces no. Había «¿Eres feliz?». Yo le respondí que solo sería
días que se quedaba mirándome por algún feliz cuando fuera a la tierra de las delicias,
tiempo, sin decir palabra, sonriendo. Decía navé navé fénua. Su rostro entonces se mostró
que yo era una diosa; yo me reía… Entonces molesto y confundido; me tomó por el bra-
se levantaba, y comenzaba a hacer dibujos zo y comenzó a señalarme las flores tiare del
distintos de mí, desnuda. bosque, el sol que se hundía sobre Moorea,
Koke padecía mucho por la gente de su el brillo rojo sobre el gran mar… protestan-
@ Asia
Fuente: Flickr tierra. Siempre decía que él era grande, y que do que él había viajado desde tan lejos sola-
su gente no lo entendía. La verdad es que en mente para poder venir a navé navé fénua. Pero
aquel tiempo era pobre, y se enojaba mucho yo le repliqué todas las veces: «¡Aïta, nada de
por no poseer dinero. Mi familia y yo casi esto es navé navé fénua!». Y agregué: «Si esta mi
siempre recolectábamos su alimento, mien- tierra es el lugar de las delicias, ¿por qué to-
tras él pintaba. Un tiempo después, quedé davía quiero ir al lugar de las delicias?». Él
Díptico del paraíso Algunos han sido buenos; pero otros han
preñada; pero mi hijo no nació. entonces, mucho más molesto, se alejó. Eso
por Ernesto Caveda sido salvajes. Irrumpen en la casa, y como
Luego de dejarme e irse a su tierra, pa- recuerdo.
si sufrieran los delirios de la fiebre, gritan: sados unos años, Koke regresó, y fue a bus- ¿Por qué creía Koke que este era el lu-
«¡Tehura, Tehura!», señalando la imagen pe- carme con regalos para que fuera su vahine. gar de las delicias? ¿Cómo puede una tierra
Me es difícil hallar aquí a Gauguin queña de la tela donde me pintó acostada, o En ese momento ya era rico, creo, porque donde hay fiebre, llagas y diarrea, cansancio
Henri Matisse, carta desde Tahití aquella madera donde está mi cabeza. se construyó una cabaña en Punaauia. Pero bajo el sol, hijos que no nacen… cómo puede
Uno de ellos, poseído de alguna locura y a yo había seguido a Ma'ari, así que no quise ser navé navé?... Quizá Koke, era igual a aque-
Yo soy Teha'amana. Esta es la voz que no pesar de mis años, quiso por la fuerza yacer ir con él. Además, vi que las llagas se habían llos que buscan un lugar que no existe, y que
tengo. Y tendré. conmigo; pero fue detenido por Tamaroa, aumentado en su cuerpo, y tuve miedo. En no pueden morirse sin encontrarlo. Por eso
Tampoco diré mucho. Al menos, nada ex- quien lo echó con una paliza. las islas, muchos hombres blancos han con- al final siempre lo encuentran, y lo tocan,
traño a lo que he hablado, desde tantas voces, De Koke, no recuerdo mucho… Recuerdo tagiado la enfermedad de las llagas a sus va- aunque solo estén tocando sus sueños.
desde tanto tiempo. No fue sino ayer que pudi- haberlo conocido en Fa'aone. Mi madre que- hines. El propio Koke, según dicen, la conta- Ayer, al escuchar de nuevo aquel nombre,
mos despedir a ese hombre americano. Ya mi ría, desde mucho, que yo fuera la vahine de un gió luego a algunas jóvenes. he podido entender que, en otro mundo, en
memoria no recuerda el número de extran- extranjero. Un día encontró a Koke y lo trajo Ahora que lo recuerdo, siento compasión, las tierras lejanas, estoy siendo otra. Que no
jeros que han llegado a Mataiea, buscando a casa. Pero yo no quería ir con un francés; tristeza. Sé que Koke murió hace unos años sabrán de Ma'ari, de mis buenos y fuertes hi-
desesperados a mi familia, para preguntar yo quería, como las otras, vivir en la cabaña en Hiva Oa, sufriendo por la fiebre y las lla- jos; de todos los que viven y trabajan conmi-
por ese pintor de quien fui vahine algún tiem- del fuerte Aitoarii, quien tenía los tatuajes gas que tenía. Dicen que fue con mucho do- go, en Mataiea y en Papara. Que no sabrán
po; a quien en las islas todos llaman Koke, y en el cuerpo, a pesar de la prohibición. Sin lor; y que luchaba siempre, contra el obispo de las bondades que me han hecho algunos
en las tierras lejanas, Gauguin. embargo, por las palabras repetidas de mi y los gendarmes. misioneros; de las maldades del obispo. Del
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CREACIÓN CREACIÓN
serio jefe Tetuanui. De mi risa, del fuego, y las derosa fuerza me ha traído de vuelta, y me
danzas en las ceremonias. De la fortaleza que obliga a poner mis ojos sobre la imagen pin-
he dado, del dolor que he sufrido. De la fie- tada de mí misma, sin siquiera reparar en el
bre, que algún día tal vez me mate… maligno tupapau que me mira. Mientras tanto,
El extranjero americano, al irse, ha de- el sol que amaba Koke vuelve a hundirse, en-
jado olvidada la imagen pequeña de la tela rojeciendo al mar y ennegreciendo a Moorea.
pintada en nuestra cabaña. Hoy, sintiendo Y la paz de mi alma se está yendo lejos, por-
un abandono que no comprendo, he pasado que regresa, insistente e interminable una
toda la mañana y la tarde, y todavía estoy pregunta, que no sé responder; y que siento,
viéndola fijamente. que me atraviesa a mí, a la isla, al día, a la
No importa qué faena me ocupara, ni noche, y al tiempo: ¿Dónde estoy yo en la tela?
cuantas veces he intentado evadirla; una po- ¿Dónde estoy?
© LL Poems
Fuente: Flickr
Ernesto Caveda (Santiago de Cuba, Cuba, 1991). Se desempeña como profesor de Filo-
sofía en el Centro Educativo Español de La Habana (CEEH). En el 2021 resultó finalista de
la XXVII edición del Premio Literario «Portus Patris» (Cuba) y obtuvo el Primer Premio en
el Certamen de Relatos «Wibongó», auspiciado por el Ayuntamiento de Valladolid (España)
como iniciativa de sensibilización hacia proyectos sociales educativos en África y Latinoa-
mérica. En diciembre de 2021 publicó su primera novela, con temática poscolonial, titulada Pasión y rechazo donaban la sala donde el hambre se exhibía
Sombras sobre el Ubangui. Recientemente obtuvo el Primer Premio del XX Certamen Literario por Raimundo Carrero en la mesa sin mantel, sin marcas de pan, ni
«Viña Joven» (Cuba) con el poemario El pan y la esperanza. (traducido del portugués brasileño por siquiera de cubiertos, y se refugiaban en esa
habitación, en esa maldita habitación, donde
María Inés Simon)
fingían olvidar la comida.
Ni campana ni badajo, una sandalia.
Primero entraba la madre, fregando un
Era una habitación pequeña, oscura y si-
paño de cocina en las manos, después de
lenciosa. Y, sin embargo, una habitación aco-
gedora. Acogedora en su forma de afrontar arrastrar las sandalias por la casa de piso
la pobreza, con días de miseria, el dolor de de tierra, puro barro amasado, sin duda le-
la miseria esparciéndose por toda la casa, vantando un ligero polvo por los rincones, se
sin comida, sin bebida, sin ropa. Apenas una sentaba en un mueble que se esforzaba para
casa y aquella habitación, aunque existiera ser una silla, toda rota, sin forro.
otra, otra habitación. Llamada habitación Siempre que la madre Janice arrastra-
del frente. Una forma dolorosa de vivir. ba las sandalias por la casa, el aviso estaba
Era más que una habitación pequeña, dado: no habría comida en aquel día. No era
oscura y silenciosa. Un refugio. Un refugio una campana ni un badajo, la familia sabía
como solo los miserables conocen. En los muy bien: ni borra de café había en la lata.
días de total hambruna, en que platos y ta- Era para quedarse con hambre. No quedaba
zas golpeaban vacíos, los miserables aban- otra que apaciguar el hambre. Ni un simple
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CREACIÓN CREACIÓN
Peor no podría ser, ¿no, mamá? Aun así, hija, solo para comer, no está bien. Se guardó la
es la vida que conocemos, que conocemos y angustia y el sufrimiento callada, hasta que
que tenemos. se dio cuenta del amor sincero y verdadero
Si no te gusta ve a quejarte al sacerdote, que sentía por él. Si no estaba allí, pasaba los
que tiene buenos oídos y no puede hacer sábados y domingos triste, triste, no solo a
nada. Solo a quejarte. De ser posible, a los causa del hambre, extrañaba el amor. Extra-
gritos. ñaba, extrañaba mucho al muchacho. Hasta
En otras épocas, se podía. que se decidió, no valía la pena pasar los días
Pero la época ahora es esta y no se puede. en la habitación añorando su ausencia y su
Confórmate. cariño. Y encima quedarse sin comer. Acep-
¿Voy a pasar la vida escuchando «confór- tó, sí, aceptó la invitación. Fue. Muchos fines
mate»? de semana. Nada le interesaba demasiado,
Confórmate. samba, pagode, la presencia de artistas famo-
De acuerdo. sos, hasta que llegaba la comida. Y Severo
Mientras conversaban, el padre, Bonifa- descubrió el motivo. Después del almuerzo,
cio, llegó. No necesitaba golpear puertas, y durante la siesta, llegaba con las demostra-
fue hacia la habitación, la pequeña habita- ciones de cariño. Le decía cosas lindas, mu-
ción silenciosa y sombría, donde se recuperó chas cosas. Incluso le ofreció dinero. Nunca,
@ Cameron McIntyre
Fuente: Flickr de los dolores, sentado en la silla que simula- jamás aceptó. Recibió la invitación a moteles,
ba un sofá. Había oído las sandalias ya muy cenas, prefería las sandalias de su madre. Y
temprano, pero esperaba conseguir algo en aún más, prefería los besos de Queijinho. Así
el trabajo de chofer de ómnibus, donde pasa- lo prefería, y estaba decidido. Hasta que un
ba el día contando dinero y dando el vuelto día fue. Y lloró. No era solo una cuestión de
con el dinero de los otros, incluso ahora que dinero. Ni de hambre.
cafecito. por ahí. se pagaba con tarjeta. Qué tristeza, pero el Fue cuando comenzó a pasar más tiempo
Arrastrar las sandalias era una señal de- Alecrim se despertaba asustada, abría los dinero no era suyo, y por eso tenía el mismo en la habitación, sin el arrastrar de las sanda-
finitiva: la miseria estaba allí en la puerta, ni ojos con los oídos bien atentos a la espera de efecto que el viento. lias. Ni siquiera las oía más. No quería. Siem-
sentada ni en cuclillas, de pie, la guadaña de escuchar las sandalias arrastrando. Cuando Lo que le disgustaba a Alecrim no era solo pre sentada en aquella silla. ¿Silla o sofá? El
la muerte en las manos. Y riéndose, misera- aquello sucedía, extendía la sábana rasgada el hambre, era también el amor. Hambre y destino resuelve. Va que un día la madre no
blemente riéndose. La risa de quien se burla y se cubría la cabeza. Un esfuerzo inútil, el amor, duro, ¿no? Estaba de novia, saliendo, arrastra más las sandalias, gritó. Y fue un gri-
del dolor. arrastrar de la sandalia la seguía atormen- algo así, ¿cómo se dice? Salía o estaba de to tan desgarrador que el padre corrió hacia
Sin olvidar que las habitaciones de la casa tando. Mamá, para con esa sandalia. ¿Por novia, ¿cómo se dice realmente? Esas cosas la puerta de trapo. Por encima del hombro de
no tenían puertas. Ni una sola puerta. A ve- qué? El aviso ya fue dado. Si no quieres oír, no tienen nombre, cualquier cosa está bien. la mujer, lo vio: el cuerpo de Alecrim se ba-
ces, cuando había agua para lavar, apenas un no lo hagas, el aviso ya fue dado. Entonces Tenía un amorío con Severo. ¿Sabes quién es lanceaba en una cuerda atada al cuello.
trapo simulando una cortina. Remendado, para y listo. Severo? ¿Aún no sabes? Empezó a salir con La madre recordaba que encontró a la jo-
muy remendado, lo que recordaba los tol- Sin luz y sin comida. Severo gracias a Queijinho, el muchacho del ven llorando a la noche. Acostada con el ma-
dos ordinarios de los circos. A veces la fami- Listo es esta hambre que no pasa. Es ver- baile o de la disco, como sea. Entonces, a ver rido, escuchó un llanto y se levantó para ver
lia bromeaba: solo falta que el payaso grite. dad, no pasa nunca. ¿Papá no pagó la cuen- si se entiende, Severo es el padre de Queijin- qué sucedía, vistió una especie de camisón
El payaso somos nosotros, decía Alecrim, la ta? La pagó, pero la cortaron de todos mo- ho, ahora su primer novio. Pasaba los fines y siguió hacia la habitación. Alecrim estaba
menor de los hijos, casi estudiante, pues no dos. ¿Quién la cortó? La empresa de agua, la de semana en la casa de Queijinho, no solo allí, Alecrim estaba llorando.
asistía mucho a la escuela por falta de ropa, pagamos, pero igual la cortaron. Siempre lo para estar con él, sino para comer realmen- Regresa, mamá, regresa, pero quítate las
cuando el ayuntamiento no distribuía el uni- mismo, siempre lo mismo. te. Comer comida de verdad, entiendes, ¿no? sandalias.
forme. La menor, ni niña ni adulta, a pesar de Lo peor es que la pagamos con el dinero de Al principio intentó resistir, no quedaba bien ¿Qué significa eso?
aquel cuerpo. Una muchacha, suele decirse la feria y aquí estamos, sin agua y sin comida. pasar el fin de semana en la casa del novio Eso significa que nunca más voy a necesi-
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CREACIÓN CREACIÓN
Raimundo Carrero (Salgueiro, Pernambuco, Brasil, 1947). Es uno de los autores más
premiados de Brasil. Recibió los premios Jabuti en 2000; el Premio São Paulo en 2010; el Pre-
mio APCA (Asociación Paulista de Críticos de Artes) en 1995 y en 2015; el Machado de Assis
en 1995 y en 2010; el Premio Revelación del Año, en 1997, de la Secretaría de Cultura del go-
bierno de Rio Grande do Sul; el Premio José Condé en 1984 y el premio Lucilo Varejão en 1986.
Fue finalista, en 2016, del Premio Cabert, de Francia, con Sombra severa, también publicado por
la Iluminuras.
Tiene obras traducidas en Francia (Bernarda Soledade y Sombra severa), en Rumania (Bernarda
Soledade, Sombra severa y Minha alma é irmã de Deus), en Uruguay (Minha alma é irmã de Deus) y en © Rafael Borrego
Fuente: Flickr
Bulgaria (Bernarda Soledade).
Su obra fue objeto de dos doctorados, Raimundo Carrero e a estética do redemunho, de Cristhiane
Amorim, por la UFRJ (Universidad Federal de Río de Janeiro); y Raimundo Carrero e a pulsação
narrativa, de Priscila Medeiros varjal, por la UFPE (Universidad Federal de Pernambuco), y de
tres maestrías, Somos pedras na angústia, de Auríbio Farias; Raimundo Carrero e a banalização da
violencia, de Elcy Cruz y A vingança da culpa, de Maria dos Santos, todos por la UFPE. El cuento Tres noches en Tánger entrenados por años de otro tipo de comba-
«pasión y rechazo» está tomado del libro Estão matando os meninos (ed. Iluminuras, 2020, São por Daniel Rabal Davidov tes, fuesen fuertes y certeros). Pero ese día
Paulo). me sentía especialmente bien con mis avan-
ces en el boxeo y sus entresijos y lo suficien-
Me enamoré en el desierto. Fue un amor loco temente seguro de mí mismo para pasearme
María Inés Simon es traductora literaria y técnico-científica de portugués-español, gra- entre los entrenadores y chulearme tomán-
duada en el Instituto Superior Lenguas Vivas (Misiones, Argentina) y licenciada en Periodis- dome un café y leyendo el libro que llevaba
Yo le conocí una tarde, lluviosa y llena del
mo por la Universidad Nacional del Centro - Unicen (Buenos Aires, Argentina). Miembro de la en la bolsa frente a ellos (sin importarme un
frío de noviembre, en que salía sudado, ex-
Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes (AATI), trabaja como traductora y correc- bledo lo que pudiesen pensar de mí. Porque
hausto, de la clase de boxeo. Exhausto pero
tora autónoma para empresas de Brasil y Argentina. Actualmente, también es profesora de había tomado la decisión de que debía dar-
lleno del vigor y de la fortaleza que le da al
traducción literaria en el Instituto Superior Lenguas Vivas. Entre 2004 y 2019 vivió en Santa me igual lo que los demás pensasen de mí. El
cuerpo el ejercicio físico intenso. Entré en el
Catarina (Brasil), donde trabajó como profesora de español y portugués para extranjeros. Ac- único juicio que importa, dice Cicerón, es el
café al lado del gimnasio. Ahí solían reunirse
tualmente, reside alternativamente en Brasil y Argentina.
los entrenadores después de terminar su tur- de uno sobre sí mismo).
En el año 2021 participó en el Taller de Creación Literaria del autor pernambucano Raimundo
no a fumar, beber, bromear. Yo intentaba no Entré, me pedí un café solo y me senté en
Carrero. Es autora del cuento Além das Fronteiras distinguido en la categoría C2, en el Concurso
acercarme a ese café los primeros días de mis un taburete frente a la ventana, empañada
del Día Mundial de la Lengua Portuguesa 2021, organizado por el Instituto Camões de Portu-
entrenamientos en aquella época en que de- por el contraste entre el calor de los cuerpos
gal en colaboración con Porto Editora.
cidí comenzar las clases de boxeo porque me y el frío de la calle. La llovizna caía en una
daba vergüenza tener todavía la coordina- melodía agradable para mí. Miraba la ciudad
ción de un principiante (aunque mis golpes, llena de los destellos de neón de los semáfo-
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CREACIÓN CREACIÓN
ros y del velo de la niebla. Me sentía relajado, Tendré que cuidarme para ser tan joven pecé a ligar también bien pronto. Había mu- envalentoné. No iba a dejar que la mujer de
satisfecho. Como se siente uno justo después como él. chos europeos en la época en Tánger, y mu- mis sueños pasase de largo sin decirle nada.
de descargar energía, de conectar con el lado Me reí. chos norteamericanos. Yo era un éxito entre —¿Cómo te llamas? —le pregunté, así, de
salvaje de su naturaleza, de desconectar de —Sí, leí ese libro cuando... —El camarero las norteamericanas. Dejé la escuela pronto, sopetón.
todo el enjambre de las falsas costumbres. trajo el café. —Gracias, Juan. Te decía que leí a los quince, y me dediqué a hacer todo tipo —Soy Jeanne —me alargó la mano para
Abrí el libro. Llevaba dos líneas y, enton- ese libro cuando tenía... no sé, 25 años o así. de trabajos. Pero mi sueño era ser boxeador. estrechármela, yo me lancé a darle dos be-
ces, lo vi entrar. Abrió la puerta casi de un Como tú debes tener ahora más o menos. Me Participaba en peleas y poco a poco me fui sos. Ella me los dio.
golpe, pidió un vaso de whisky y se sentó a mi lo regaló una mujer que conocí. haciendo un nombre. No era el más fuerte, —Jeanne, eres muy guapa —le dije, en mi
lado. Me molestó. No quería algo así. Pero —Ah, bueno. pero sí el más rápido. Y eso, chaval, en el bo- mal francés.
me sentí dispuesto a soportarlo. Entonces, —Sí, las mujeres saben lo que se hacen. xeo es importante. Así que a los veinte ya me —Gracias. Tú también.
miré como de refilón su cara y lo reconocí. Fue el libro adecuado para mí. Ya había leído ponían a ganar bastante dinero con los com- —No, Jeanne, yo no soy tan guapo, pero es
Era un hombre de piel blanca, pero curtida algo de Jack London. Me gustaban sus cuen- bates y en esa época conocí a todo tipo de porque soy boxeador.
por el sol. Tenía los labios finos y el gesto de tos. Y ella me regaló estas memorias y las leí. personalidades del mundo del cine y el arte. Se rio mucho y entendí que la había con-
la boca endurecido. La mandíbula cuadrada, Para mí tienen algo como de melancolía. Me Pero los que más me llamaron la atención quistado. Mira, chaval, aquí donde me ves yo
firme. El pelo corto, gris. Era un hombre ma- recuerdan a ella. fueron los escritores. Siempre he sentido una era un tipo muy ligón. Era el más seductor
yor, en buena forma. Manos grandes de nudi- —¿Quién era ella? verdadera admiración por los escritores. Los de todos. Y aún hoy sigo teniendo mi magia,
llos pronunciados. Vestía con una chaqueta —Ah, ella... Bueno, por qué no recordar. de verdad, quiero decir. Los que tienen fue- solo que las ganas a veces no me vienen tanto
de cuero y llevaba un sombrero marrón de Ya que estamos. ¿Te lo cuento? Te advierto go dentro. Y fue uno de ellos, un hombre ya como antes. Aunque depende de la circuns-
fieltro. Era un hombre de otra época. Lo re- que es una historia un poco larga. Pero eso mayor, el que me inició en el mundo de la li- tancia, claro. Y de la mujer. Bueno, el tema
conocí del gimnasio de boxeo. Había estado sí, es una historia de amor, desamor y lujuria. teratura. Me empezó a dejar libros y me llenó es que Jeanne y yo nos fuimos de paseo jun-
hablando con el dueño (que era uno de los ¡Jajaja! A un hombre anciano como yo estos la mente de pensamientos sutiles, de sueños tos. La acompañé a la carpa del circo. Era
entrenadores) y había llamado mi atención. recuerdos le llenan de vitalidad, chaval. y deseos de una vida más allá de lo que co- una compañía internacional. Me presentó
Tenía algo interesante en la cara. Era la cara —Sí, cuéntemelo. Tengo curiosidad. nocía. Y no creo que fuese hasta que entendí a sus padres. Ella tenía 20 años. Los saludé
de un hombre que ha vivido intensamente, —Bien, te lo contaré. bien el arte y la belleza, que sentí verdadera- muy amablemente. Tampoco hicieron mu-
que ha amado, que se ha consumido en el Y entonces me contó su historia. La escri- mente amor por nadie. Pero en cuanto des- chas preguntas. La gente del circo, al menos
fuego de la existencia y ha salido de él forta- bo aquí tal y como él me la dijo: cubrí la belleza, descubrí el amor y, con él, entonces, eran de los más libres. Vivían sin
lecido, lleno de la sabiduría atávica de nues- «Yo tenía 25 años, vivía en Tánger... En todo lo que implica: el dolor, la amargura, la normas, sin moralismos... me fascinaron.
tros ancestros. Su mirada era azul y llena de aquella época en la que Tánger era un lugar pérdida... pero también la extrema felicidad. —Te llevaré a mi cuarto —me dijo Jeanne.
ferocidad. Parecía inteligente. libre, más libre que España al menos. Nací La primera vez que la vi fue una mañana. Y me llevó a una tienda que había monta-
—¿Qué lees? —me preguntó. Se había sen- huérfano. No conocí a mis padres. Me crio un El circo acababa de llegar a la ciudad y ella do ahí, en el descampado junto a la carpa. Es-
tado, pues, a mi lado a propósito. dueño de un café. Al parecer mis padres de- actuaba con ellos. Era acróbata. Se llamaba taba decorada con velas, con pequeñas joyas
—Leo un libro de Jack London. Se llama bían ser unos ingleses que me abandonaron Jeanne. y amuletos, con ropas y artilugios de acróba-
John Barleycorn. ahí y se volvieron a su país. Así me lo contó Jeanne logró enamorarme como se consi- ta. Me pregunté si tendría novio y supuse que
—Buen libro. ¿Las memorias alcohólicas, ver- él. Y me crio él con su esposa, una mujer que gue enamorar a los jovencitos idealistas: con no, o más bien que no me importaba lo más
dad? había ejercido la mala vida de joven y que alguna palabra agradable, tierna, acompa- mínimo. Jeanne se sentó en unos cojines en el
—Sí, lo ha leído entonces, ¿verdad? se había enamorado de mi padre (mi padre ñada de una sonrisa especial, de unos ojos suelo y me invitó a hacer lo mismo. Me senté
—Sí. Lo leí hace mucho. —Bebió su whis- adoptivo) cuando yo tenía ya cinco años. especialmente bellos. junto a ella y me ofreció un café caliente, ne-
ky de un trago. Fue como una respuesta en sí Desde pequeño me gustó pelear. Y me Bueno, pues me enamoré de ella perdida- gro. Me parece que no he vuelto a tomar un
misma. —Debería pedirme un café como tú, aficioné al boxeo. Empecé a boxear con seis mente solo con verla. Ella salía de un café. café así en la vida. ¿Esto que bebemos ahora?
chaval. ¡Juan! Ponme un café. años. Desde entonces no paré. Me rompí la Yo entraba. Vestía con un traje elegante, gris. Basura. Ese café sí que era café, además lo
—¿Con leche? nariz con doce y ya me quité eso de encima. Ella llevaba un vestidito blanco veraniego y bebí como se debe. Con el corazón caliente.
—No. Como al chaval. Se le ve en forma. Me dio un toque interesante a la cara, y em- unas gafas de sol. Yo era muy lanzado y me Ahora el corazón lo tengo frío, chaval. Pero
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CREACIÓN
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CREACIÓN CREACIÓN
tranquilo. Jeanne y yo teníamos planes. Ella puesto vivir en una casa con trabajos nor- cosas que soñé. Y el amor, amigo, el amor lo palmada en la espalda antes de salir a la ca-
actuaría esa noche y luego hablaríamos con males y vidas supuestamente normales si yo conocí solo entonces. Me enamoré en el de- lle, caminando bajo la lluvia, alejándose en-
sus padres. No volvería a ser una nómada con lo que quería era ser como ella? Si yo lo que sierto. Fue un amor loco. Pero fue un amor tre los coches y las luces de neón y el velo de
ellos. Iría conmigo a Madrid. Yo hablaría con quería era irme con ella y con su circo a re- de verdad. niebla como una aparición de otro tiempo,
mi padre, le pediría dinero, empezaríamos correr el mundo... De todas las personas que conocí después, de otro mundo, de otra existencia.
de nuevo en el continente. Seríamos adultos Decidí que tras el espectáculo de aquella de todas las mujeres con las que compartí Me quedé sentado un rato más en el café,
hechos y derechos. Un hombre y una mujer noche se lo diría. Le diría que olvidase todo momentos de mi vida, aprendí algo. Pero a contemplando por la ventana mi propio re-
con sueños y esperanzas de hombre y mujer lo otro. Que no dejase el circo. Que yo iría ninguna pude amarla de la manera en la que flejo en el cristal mezclado con las imágenes
del siglo XX. ¿Por qué queríamos matar lo con ellos. Que encontraría algo que hacer. amé a Jeanne. No es que no las amase, es que de la lluvia cayendo sobre Madrid.
que había más de sagrado en nosotros? No lo Que deseaba, que anhelaba ser un hombre no las amé como amé a aquella mujer que me Me levanté, pagué, salí y caminé por las
sé. Supongo que el amor era demasiado fuer- libre. ¿Por qué esperé a después del espectá- enseñó los secretos de la vida». calles pensando en Jeanne, pensando en Tán-
te. Que sentíamos que la fuerza del amor, que culo? Tampoco lo sé. Lo atribuyo a un deseo El hombre dejó de hablar, se notaba que ger, pensando en que yo también quería vivir
el fuego del amor, si no nos destruiría. Que de darle una feliz sorpresa. Estaba seguro de estaba emocionado y pensé que una lágrima un amor sublime, un amor salvaje, un amor
había que diluirlo con el agua sucia de la me- que ella lo deseaba tanto como yo. podría llegar a recorrer su mejilla. Pero no que me enseñase los secretos de la vida.
diocridad. Entre el humo del incienso ella calló con lo hizo. Se bebió de un trago el café, se puso Me di cuenta de que era hora de salir y de
Así que teníamos todos esos planes y yo sus besos toda posibilidad de que yo le dijese su sombrero de fieltro marrón y me dio una enamorarme en el desierto.
estaba tranquilo. Jeanne encendió incienso nada. Me besó y se desnudó nuevamente. E
en su tienda y me leyó algunos pasajes de ese hicimos el amor una última vez. Supe que era
libro que llevas. De John Barleycorn, de Jack la última vez.
London. Yo entendí que me hablaba a mí. Llegó el espectáculo y ella estaba divina.
Que me hablaba de todos esos planes que Realizó su poema en el aire como nunca. Fue
yo había propuesto. Que me dejaba claro, de su obra maestra. Todo su cuerpo emitía con
Daniel Rabal Davidov (Madrid, España, 1998). Ha publicado las novelas Las Brillantes
alguna forma, que eso no era para ella. Que cada pequeño movimiento versos que rima-
Luces de la Ciudad (2016), Cuervos (2018) y El novio de la muerte (2021), así como el libro de poe-
eso no debía, no podía ser para mí. ¿Por qué ban uno con otro, que rompían el ritmo, que
sía Cánticos Revolucionarios (2017). Ha sido fundador y coordinador de La Disidencia Cultural. Co-
no me di cuenta? No lo sé. Sí me di cuenta, creaban cadencias sonoras tristes y melan-
labora con publicaciones en España y América Latina. Realizó la antología de poesía joven
supongo, pero no dije nada. Y sí me di cuen- cólicas, luego salvajes y llenas de vida. Fi-
«Disidentes. Poesía joven desde Madrid» para la revista mexicana Campos de Plumas. Ha sido
ta de que todos esos planes de una vida me- nalmente, se aproximó a los trapecios y, en
representante de España en The Americas Poetry Festival of New York. Ha sido seleccionado
diocre no los había dicho ni siquiera en serio. el verso exacto de su gran poema, de la obra
para formar parte del proyecto «Por qué la literatura» (siendo el autor más joven incluido en
Yo, en realidad, era todavía un niño. Mucho maestra que aquella noche realizó con su
el mismo). Actualmente cursa un doctorado en Estudios Literarios en la Universidad Complu-
más niño que ella. Y solo había pretendido cuerpo, se dejó caer al suelo y murió en el
tense de Madrid.
buscar una salvaguarda a una posible exis- acto. Me miró una última vez, entre el públi-
tencia en común, diciendo aquello que creía co encontró mi rostro, justo ante de saltar y
que ella quería escuchar. Aquello que se su- supe exactamente lo que iba a hacer, un ins-
ponía que yo tenía que desear. En el fondo, tante antes de que echase a volar. Ella había
mientras escuchaba cómo recitaba pasajes hecho su gran poema. Había descubierto los
de Jack London, me daba perfecta cuenta secretos de la vida.
de que secretamente deseaba que ella no se Me quedé con su ejemplar de John Barley-
fuese conmigo. Que no dejase el circo. Que corn y me llevé una de sus velas, que nunca
no me hiciese caso y no me hiciese dejar el encendí, y uno de sus amuletos. No volví a
boxeo o mis recién descubiertos sueños de Tánger. Recorrí el mundo, viví todo lo que
aventura, de recorrer el mundo, de navegar, sabía que tenía que vivir y escribí. Sí, escri-
de vivir salvajemente. ¿Por qué le había pro- bí de todo y tuve en mi vida cada una de las
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CREACIÓN CREACIÓN
que a alguien le llamase la atención solo con pero solo aparentemente. Su madre debía de
leer ese insulso trocito. Así pues, tenía que ser española, pero tampoco era de mi incum-
haber otra cosa, algo que a mí se me hubiese bencia. Decidí trabar un poco de conversa-
escapado. ción con ella.
Cuando se publicó recibí una llamada —¿Y piensas leer mi libro?
para ir a firmar ejemplares en la Feria del Li- —Lo he leído. Lo saqué de la biblioteca.
bro que se celebraba todos los años en el par- Vaya, una fan que no quería mi firma. A
que del Retiro, en Madrid. Acudí encantado mi antiguo ego no le habría importado lo
y fue entonces cuando empecé a pensar que más mínimo, pero al nuevo yo, lleno de fama
mi libro era realmente bueno, que merecía y de admiradoras que hacían cola para que
un hueco en la historia y tal vez una nomina- les pusiese un garabato en la primera página,
ción para un Nobel de Literatura. Se podría le dolió.
decir que mi autoestima se infló como un —¿Y qué te ha parecido?
globo aerostático. Pero todos los globos tie- —Irreal.
nen que verse obligados a aterrizar algún día Había leído las críticas en los periódicos,
y mi aterrizaje fue, cuanto menos, violento. pero nunca habían tildado mi libro de irreal.
Me encontraba absorto firmando copias Lo habían llamado excesivamente fanta-
@ Illogial_images
Fuente: Flickr para gente cuyos rostros y nombres no re- sioso, pero sin salirse de los márgenes de la
cordaría cuando me topé con unas manos fantasía convencional, lectura ligera para no
infantiles que sujetaban mi libro. Alcé la ca- pensar mucho… De todo menos irreal.
beza por primera vez en tres horas para en- —¿Qué quieres decir con eso?
contrarme con los ojos oscuros de una chica —¿Usted ha estado alguna vez en los te-
de unos quince o dieciséis años. Ella me miró rritorios que describe?
Todos los tonos del gris le pareció encantadora. Conseguí terminar
impasible y tiró la cabeza hacia atrás para Negué con la cabeza lentamente. Ella hizo
por Andrea Caballero de Mingo mi primer libro y lo envié al editor que más
divisar a su padre que se hallaba comprando un gesto de desprecio de nuevo y puso los
rabia me dio pensando que no conseguiría un helado. Aquel comportamiento, no tengo ojos en blanco.
nada. ¡Qué equivocado estaba! Me habían ni idea de por qué, me pareció de lo más ex- —Entonces no sabe de lo que está escri-
Ya está, tenía que admitir que estaba atas- empezado a llover literalmente las ofertas travagante, pero como bien había dicho mi biendo, es solo una suposición de lo que us-
cado. Dejé el ordenador con el documento desde entonces. El libro había sido un éxito editor, mi única función era firmar cuantos ted cree que ocurre.
abierto y a medio terminar. El indicador que de ventas y la gente ya empezaba a pregun- más ejemplares mejor y no entretenerme mu- Dicho esto, terminé de firmar, ella giró
había en la esquina inferior izquierda de la tarse cuándo habría un segundo tomo. Había chos con los lectores. Tragué saliva y adopté sobre sus talones y se marchó para reunirse
pantalla me indicaba que llevaba unas dos- dejado las historias completamente abiertas un tono de locutor de radio, frío e imperso- con su padre que la estaba esperando alejado
cientas páginas redactadas, pero había em- y los lectores se morían por saber qué le pa- nal. de todo el mogollón que se agolpaba en las
pezado a sentir desde hacía poco que esto no saba a Abad, el protagonista. Querían saber —¿Nombre? casetas. Me saludaron con una leve cabeza-
iba a ninguna parte. Ni siquiera recordaba el y pensaban que yo tenía la respuesta a todas Parecía una caja registradora vomitando da antes de que padre e hija echasen a andar
nombre del protagonista, tenía que buscarlo sus preguntas, pero se equivocaban. Yo solo lo mismo una y otra vez. Parecía un disco ra- calle abajo para perderse de vista entre la
en las páginas anteriores. La situación ya no era otro imbécil que por algún extraño gol- yado. multitud. Es curioso como cuando publicas
se sostenía. pe de suerte había conseguido que mi libro —Aban. un libro algunos se esfuerzan en elevarlo a
El maremágnum de cosas que hacer había gustase. No estaba muy bien escrito, no tenía —Eso es un nombre de chico. la categoría de clásico y otros se dedican a
comenzado hacía tan solo medio año cuando pasajes que enganchaban hasta el punto de —El libro es para mi padre. destrozarlo hasta hacerlo parecer un puña-
di con una idea que a mí me pareció absur- no poder parar de leerlo y el resumen de la Ella puso los ojos en blanco y la observé do de papel redactado por un niño de cinco
da, pero que al parecer al resto del universo contraportada no era tan original como para con más detalle. Tenía algunos rasgos árabes, años. Había aprendido a no leer las críticas,
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CREACIÓN CREACIÓN
pero cuando acabó aquella larga jornada y El libro trataba sobre Aban, un chico ma- semanas que iba a pasar en Marruecos. Este el aeropuerto nada más llegar.
pude por fin poner los pies en mi casa sentí rroquí que vivía en Barcelona con sus padres. era un agradable marroquí, de charla fácil, y —Sí, quiero contar una historia.
que más que un aterrizaje lo que aquella chi- Aunque Aban era un chico alegre y trabaja- que me diseño un espléndido periplo por las —¿Sobre qué?
ca había conseguido era pincharme el globo dor las cosas nunca parecían salirle como él tres ciudades que me empeñaba en conocer, —Sobre que nada es lo que parece, supon-
justamente cuando estaba en el punto más esperaba. Poco a poco Aban iba descubrien- Ceuta, Tetuán y Melilla. Pasé primero por go.
elevado do cosas sobre sus padres y su familia, para Ceuta y me maravillé al ver la cultura marro- Había decidido enfocarlo por ahí, contar
Me senté delante del ordenador decidido al final darse cuenta de que no todo era como quí. En Tetuán me enamoré de sus estrechas la historia de Aban de la manera más fide-
a comenzar la segunda parte del libro. Las le habían contado y que nada en el mundo y acogedoras calles. Y en Melilla aprendí a digna posible.
cosas buenas de los libros no tan buenos es la es lo que parece. La historia terminaba con amar los colores y los olores de las especias —¿Cómo se llama el protagonista?
asombrosa facilidad con la que se escriben. Aban haciendo las maletas después de gra- que inundaban mi olfato en cualquier calle- —Aban.
No tienes que preocuparte mucho por las duarse en la universidad para dirigirse a jón. Eran como explosiones de burbujeante —¿Sabe que uno de los significados de
tramas, ya que son parte de una saga y todos buscar sus orígenes. Había terminado el libro vida que me apresuré a guardar en mi mente Aban es efímero?
creen que va a pasar algo emocionante y si ahí no porque no quisiese seguir escribiendo, y en un cuaderno pequeñito donde iba apun- Negué en silencio y sonreí de oreja a oreja.
no es en este libro, será en el siguiente. Eso sino porque no se me ocurría nada mejor que tando todo lo que veía. Mi compañero de via- Nada es efímero, seguro que podría improvi-
no me gusta, quiero dejar huella, no quiero acudir. je se empeñó en que al final de mi travesía sar algo en esa línea.
convertirme en un éxito de ventas que si lo Ahora que estaba en el cielo contemplan- fuese a comer con él y su familia. Eran cinco —¿Sabe? Cuando era pequeño mi padre
analizas fríamente solo sirve para hacer caja. do las nubes por fin di con la clave para ga- miembros y todos me recibieron con la máxi- me habló sobre los diversos tonos que tiene
Pero tras conocer a aquella niña todo ha- rantizar el éxito. Como había dicho la chica ma cortesía. la vida, los diversos tonos del gris ¿Quiere es-
bía cambiado. Ya no me sentía ni siquiera yo no había estado en ninguno de los lugares Cuando acabamos de comer me senté con cucharlo?
exitoso comercialmente hablando, me sentía que describía en mis libros ni había sentido el guía en la entrada de su casa. Él tomaba Asentí mientras echaba la silla hacia ade-
un auténtico farsante. Esa chica tenía razón, las emociones que Aban sentía cuando re- una extraña bebida que yo decliné probar y lante para no perderme ni una sola palabra.
yo no había estado ni presenciado nada de zaba o descubría algo nuevo de su pasado. estuvimos en silencio lo que a mí me pareció —Cuando era pequeño mi padre y yo pa-
lo que describía en mi libro, simplemente lo Sencillamente había escrito mis ideas sobre un tiempo interminable hasta que él lo rom- seábamos por el parque y yo le contaba cosas
había escrito pensando que tal vez, y solo tal otra cultura, que no conocía, y había tratado pió cuadrando los hombros y retorciéndose del colegio. Le hablaba de un niño, Adham,
vez, sería así en la vida real. Pero eso no bas- de conseguir que casaran con las de nuestra para ponerse más cómodo en la silla de ma- que siempre se portaba mal. Mi padre, que
taba para hacerme un hueco en la historia, lo cultura, olvidando sus diferencias. Eran dos dera. conocía a su familia, me dijo que, si pudiese
que yo quería escribir tenía que ser la cruda creencias, dos formas opuestas de ver la vida —¿Ya ha encontrado lo que buscaba? encontrar un color que definiese a Adham,
realidad. y yo había tratado de conseguir que parecie- Hablaba con un español lento y con un cuál elegiría. Le dije que elegiría lo que signi-
Y para eso iba a necesitar ayuda. En se- ran idénticas. Eso no estaba bien. marcado acento marroquí. Asentí con la ca- ficaba su nombre en español, negro. Mi padre
guida llamé a mi editor y le comuniqué mis Así que si no tenía ni idea de la cultura beza demostrando el fervor que tenía. Mis chasqueó los dedos para indicarme que eso
intenciones. Aunque en un principio no le marroquí ni de cómo eran sus casas ni de dedos ya hormigueaban por la espera. Que- estaba mal y me dijo una cosa que yo siempre
gustó nada la idea después consintió en que cómo pensaban tendría que verlo de cerca, ría llegar a casa pronto para ponerme a es- llevo y llevaré conmigo. Me dijo que las cosas
lo hiciera. Le insinué que la segunda parte tendría que descubrirlo. Eso era lo que hacía cribir ahora que todos los detalles estaban lo no son siempre blancas o negras, que siempre
podría ser más interesante que la primera y un buen escritor, documentarse sobre lo que bastante frescos en mi memoria. hay un punto intermedio, que las cosas suce-
contar con más calidad literaria. En menos va a escribir, convivir y conocer a las perso- —Espero que lo que escriba sea un éxito. den por algo. A ese tono debemos llamarlo
de diez minutos había comprado un billete nas, contemplar los paisajes y no conformar- Sé que quiere escribir algo, contarle algo al gris porque no es ni tan blanco que se puede
para África y estaba haciendo la maleta. se con consultar la Wikipedia. Tenía que vol- mundo. He visto que siempre que encuentra tachar de puro ni tan negro que se puede ta-
Mientras el avión despegó encendí mi or- carme más, verter mi alma en el libro. algo que le fascina lo escribe en ese cuader- char de impuro. Simplemente es una mezcla.
denador y me puse a repasar todo lo que ha- no. Me dijo también que yo tenía que aprender a
bía escrito hasta el momento. Lo borré todo y *** Miró directamente al bolsillo superior de diferenciar todos los tonos de gris que había
empecé a meditar sobre la historia que ya no La editorial me había proporcionado un mi camisa. De él sobresalía una esquina del en el mundo, porque cada persona tiene un
podía cambiar, la que estaba en las librerías. guía que me acompañaría durante las tres cuaderno negro que me había comprado en tono diferente. Me dijo que me compadeciese
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siado blanco. El protagonista parece tener sabía diferenciar los tonos de gris. Aprendí
siempre intenciones mezcladas y lo cierto es de Alim en aquel viaje. Aprendí muchas co-
que en esta vida o las acciones son blancas o sas de ese hombre cuyo nombre en español,
son negras, no pueden ser las dos cosas a la significaba sabio.
vez». Recordé las sabias palabras de Alim y Aprendí a compadecerme de todos los
me reí entre dientes. hombres y mujeres que no pueden disfrutar
Al parecer yo no era el único que había de la hermosura de la vida con todos sus to-
necesitado aprender. Había más gente que no nos de grises.
de todos los que solo creían en el negro y en gresé a casa y escribí mi libro. Lo pulí has-
el blanco, que su vida era mucho más vacía ta que adquirió el tono justo de brillo que yo
que la nuestra que podíamos ver todos los quería que tuviese y se lo presenté al editor.
tonos de gris. He estado atento, me gusta ob- Salió a la venta y no fue un éxito tan apoteó-
servar, y parece que quiere documentarse en sico como el anterior, pero tuvo muy buena
exceso de todo. No lo haga, sienta más que acogida por parte de la crítica. Me sentí me-
piense. Escriba lo que a usted le ha gustado, jor conmigo mismo ahora que por fin había
lo que ha sentido. Vierta sus emociones y vea hecho un trabajo digno de un escritor.
los tonos de gris. Después del día de la publicación compré
—La verdad es que no estoy muy orgulloso el periódico y leí las críticas. Algunas eran
de mi libro, me parece demasiado hueco, de- buenísimas y me sentí halagado pero una
masiado frío. Me pregunto si sirvo para esto. me llamó la atención. Decía: «La historia de
Alim, mi compañero y amigo, se frotó las Aban fue una historia que nos conmovió a
manos y me señaló con las yemas de los de- todos y ahora pensábamos que tendría que
dos. salvar varios obstáculos quijotescos para
—Todo pasa por algo Eduardo, todo pasa descubrir sus orígenes, pero todo ha sido
por algo. Además, lo que usted hace no le tie- demasiado blanco, demasiado puro, no ha
ne por qué gustar a todo el mundo. habido demasiadas trabas para su destino.
Después de eso quedó poco por hacer. Re- Aburrido, soso y demasiado blando, dema-
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nas en las redes sociales a los más grandes. el que no he conseguido concertar una visita man por el cuello un par de tiras rojas y azu- Me mira. Al respirar se le abre la chaque-
Se me critica por la crudeza de mis opiniones hasta hoy. Debe de estar llegando. les de fisioterapeuta. Debe de tener molestias ta del mono, que se ata con botones que pa-
sistemáticamente. En ocasiones puntuales Mientras espero su llamada, doy vueltas de espalda, de estar trajinando debajo de los recen remaches de carpintero. Le asoma un
—normalmente: invierno e insomnio—, he por casa haciendo que la ordeno. Es lo que fregaderos. Las tiras tienen un aspecto simi- vello pelirrojo del cuello de la camiseta inte-
llegado a dudar de si pertenezco al bando de mejor se me da: fingir que hago cosas. La cla- lar a la piel de lagarto. Seguro que está pa- rior. Si también tiene vello en la espalda, des-
los buenos, de los sabios, de la gente con cri- ve está en tener siempre muchos temas a me- sando calor metido dentro de ese mono. Suda pegarle las tiras de fisioterapia será una odi-
terio y verdadero sentido común. He llegado dio hacer. Un montón de ropa en el cubo, do- un poco por el nacimiento del pelo. sea. A esta distancia me llega su olor, como
a cuestionarme si hice bien defenestrando cumentos extendidos sobre una mesa, cosas —¿Sabes que yo conozco esta casa? —me de jabón de fregar. No es malo, huele a pro-
reconocimientos literarios póstumos, o me lo sin fregar. Un par de novelas. Siendo escritor dice. Lo miro perplejo. No estoy acostumbra- ducto de limpieza, entiendo que está limpio,
podría haber ahorrado. Es verdad, probable- esta resulta la excusa más verosímil cuando do a la familiaridad de estos barrios residen- pero huele a naftalina, a alcanfor. Cuando
mente me los debería haber ahorrado pero no quiero salir ni cogerle el teléfono a nadie. ciales donde la gente que ha crecido aquí, era niño, en el colegio, se puso de moda un
qué quieren. Este soy yo. En definitiva, se trata de vivir un poco de permanece. abrigo de cuero que se protegía untándolo de
Volviendo a la casa. Escuché el ruido la pasada. Y este es el tipo de vida que he es- Le pregunto de qué. Sonríe con confian- grasa de caballo. El técnico huele a Barbour.
primera noche que dormí aquí. Es obvio que cogido. Por eso escribo artículos que están za, moviéndose con total comodidad entre el A colegio religioso.
ya debía de estar allí antes, tendría que ha- bien pero que nadie recuerda, o vivo solo en recibidor y la cocina. A mí, paradójicamen- Le veo separarse de la encimera, sin prisa,
berlo notado en cualquiera de las tres visi- una casa de tres dormitorios y dos cuartos de te, me hace sentir muy incómodo. Toca las y remangarse. Tiene tatuadas las muñecas.
tas que hice para asegurarme de que estaba baño. Como si estuviese esperando a una fa- puertas y los picaportes. Les da golpecitos a —Estoy bromeando, colega —suelta de
aceptando el crédito hipotecario esclaviza- milia que, hoy por hoy, está a medio comple- las paredes y después acaricia la encimera de sopetón—. Relájate un poco. Ese dormitorio
dor correcto. Si iba a auto condenarme a re- tar. No tengo novia. Todo está a medias. la cocina, de una forma que solo se me ocu- es tuyo. Tú lo has pagado.
mar en galeras, mejor tener un sitio bonito y Finalmente suena el timbre y abro la puer- rre definir como resbalosa. Camino detrás de Llevo doce años aquí pero todavía no en-
amplio al que volver de noche para calentar- ta a un técnico que viene enfundado en un él por una casa que parece suya pero estoy tiendo el humor de la costa este. Yo soy más
me y descansar los brazos. La cuestión es que mono de trabajo gris oscuro y unas botas pagando yo. de Monty Python. Ese «haberlo pagado», de
no lo percibí. En ningún momento. Y hoy, seis de punta de acero. Debe de tener más o me- —Oiga —le digo, interrumpiendo su pa- todas maneras, no es del todo cierto. Hasta
meses después de haber estrechado la mano nos mi edad, pero por lo menos veinte kilos seo nostálgico— venga conmigo, las tuberías por lo menos dentro de cinco años no será
del vendedor, sudando y feliz, no consigo más que yo. Estar delgado me satisface. Eso suenan arriba, en mi dormitorio. mío a nivel financiero. El técnico me da una
perdonármelo. y llevar siempre camisas con bolsillo para —Quiero que se marche cuanto antes. palmada en el hombro. Se ríe con la boca,
El ruido consiste en un repiqueteo metá- colgarme un par de bolis dentro. Sin bolsillo —Querrás decir en mi dormitorio —res- pero no con los ojos. Me zarandea. Tiene la
lico móvil que nace en la pared de mi dor- suelo sentirme vulnerable. El técnico sonríe ponde mirándome. mano grande, cálida. Todo él es así, enorme,
mitorio. Concretamente, la que me sirve de y la hilera de dientes bien colocados que Remarca mucho el mi. Hace una pausa blando, rosa. No puedo hacer otra cosa que
cabecero. Yo no tengo cabecero como tal, el me muestra me causa una inmediata simpa- dramática justo antes y justo después del po- devolverle la sonrisa.
colchón está pegado a la pared. El ruido em- tía. Me dice que se llama Miller. No sé si es sesivo. Se le ha borrado la sonrisa. Así, con Subimos al dormitorio. Por la escale-
pieza ahí, en un epicentro enyesado y oculto, apellido o nombre, yo soy británico aunque el gesto serio, podría parecer que tiene algún ra siento su enorme presencia detrás de mí.
y después se expande por la red completa de viva desde hace once años en Jersey. Sigo sin tipo de trastorno de personalidad. Me suges- Abro la puerta del cuarto y le hago un gesto
tuberías que encarcela mi casa. captar algunas cosas. A veces me siento raro tiono fácilmente. Estoy inmóvil, frente a él, para que pase. Se rasca un ojo utilizando los
Entiendo que es un tema de eso, de tube- pero, oye, mi madre fue secretaria de los Sto- la espalda apoyada contra las puertas de la dos dedos índices. Es una forma de rascarse
rías y bajantes, porque suena metálico. No nes durante varios años. No puedo ser nor- nevera. El asidero se me clava entre los omó- muy rara. El globo ocular hace cri-cri dentro
soy ningún profesional. Es como si un chorro mal del todo, por mis circunstancias, así que platos. Pasan varios segundos sin que nadie de la cuenca. Suena como si se le estuviese
de agua estuviese cayendo sobre un canalón. no me quejo. diga nada. Él me sujeta la mirada sin parpa- despegando. Se pasa unos treinta segundos
Y sí, he comprobado que todos los grifos es- Entra confiado al recibidor y deja a un dear, impasible, con las manos apoyadas en con el meneo del ojo.
tén bien cerrados. También corto el paso del lado el maletín de trabajo. Con los brazos en la encimera de mármol negro. Tiene la piel —Es que es de cristal, colega —me dice—.
agua a la cisterna cuando me voy a dormir. jarras, da unas cuantas vueltas, echando un rosada, como de niño. Perdí el mío en un accidente doméstico que,
El seguro me ha mandado a un técnico con vistazo general a la casa. Murmura. Le aso- —¿Perdone? —termino diciendo. la verdad, si te lo contase seguramente no
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—¿Le apetece una taza de té? —digo. Son- partí el entramado de madera que levanta el direcciones y me quedo ahí parado, mientras lo veo atra-
río todo lo honestamente que soy capaz. muro. Buscaba tuberías como un loco, fugas. —No lo maté, gracias a Dios, pero me cayó vesar el jardín. Tengo dos dormitorios más en
Finge una arcada. El enorme técnico que Las bajantes no pasan por aquí. Soy fonta- una buena —sonríe—. Si tanto te molesta el los que dormir, no tengo por qué dormir ne-
lleva los pies enfundados en botas de punta nero, tío, sé perfectamente de lo que hablo. ruido, vete de esta casa, tío. Te pareces mu- cesariamente en el del ruido, pero ahora mis-
de acero finge reprimir una náusea. Tal vez Me formé en el Jersey Plumbing Service. Seis cho a mí. mo me siento incapaz de dejar de escucharlo.
debí ofrecer una cerveza. meses, nada más salir de la cárcel. Un pro- Sin decir nada más, pasa por delante de mí Tiene la furgoneta aparcada en la entrada.
—El té me trae muy malos recuerdos, co- grama de inserción, sabes. y sale del dormitorio. Le sigo escalera abajo Deja las herramientas en el maletero y, antes
lega —dice. Se le ensombrece la mirada. Pa- Estoy literalmente temblando. Sin querer, trotando. En la cocina se desengancha el cin- de abrir la puerta del conductor y sentarse,
rece que no hay nada en este mundo que no he debido de preguntarle que por qué estuvo turón de herramientas y lo mete en la caja. Se me mira fijamente. Sube un brazo e, imagi-
le provoque una respuesta emocional—. Mi en la cárcel, porque empieza a contármelo. lava las manos en el fregadero y se las seca nando que usa un martillo, hace que destro-
madre tomaba té sin parar, estaba engancha- Estoy jugando con fuego. restregándolas en el mono. za el capó del coche a golpes. Después, se ríe
dísima. Esta casa estaba llena de adictos, va- —Un terrible malentendido. Esa noche de —Espero su evaluación, ¿eh? —me dice. muy fuerte. Vuelve a mirarme. Yo no me río.
mos a ver, yo a la hierba, ella al té y mi padre los martillazos, mi madre se asustó mucho, Guiña un ojo. Se cubre la boca con la mano derecha y me
al patinaje sobre hielo. Tenía en el salón un la pobre. Le habían hecho una angioplastia Viene hasta mí y me abraza. Huele a grasa lanza un beso.
póster de la cabrona de Tonya Harding. ¿Te para colocarle dos stents. Estuvo muy muy de caballo por todas partes. Le abro la puerta
sabes la historia de Tonya? ¿Quieres que te chunga. Llamó a la policía porque pensó que
la cuente? me estaba dando un brote psicótico. Yo esta-
Le digo que tengo mucha prisa. Me señalo ba colocado, un poco, tampoco demasiado,
el reloj. Encojo los hombros. pero sí reconozco que estaba muy nervioso.
—Dejamos la reparación para otro día, El ruido de la pared me estaba destrozando
¿vale? los nervios.
—Sinceramente, no creo que vuelva a esta En ese punto lo comprendo perfectamen- Juncal Baeza Monedero (Madrid, España, 1982). Licenciada en Ciencias Ambientales
casa, tío —me dice. Se mete las manos en te. Si es imposible eliminar el repiqueteo, ter- por la UAM.
los bolsillos—. Me está sentando mal la visi- minaré mudándome. Libros publicados: Lo imaginado (Editorial Dieciseis, 2018), finalista en el XVI Premio Setenil
ta, me está ensuciando el aura. Todo lo del —Te juro que lo último que quería era 2019; El corazón de las minas (Publicación apoyada por la Unión Europea y el Ministerio de Mi-
aura lo aprendí en la cárcel, y de verdad, no abrirle la cabeza a uno de los agentes. nería de Bolivia, 2014), Vidas infinitas (Publicación apoyada por la Unión Europea y el Instituto
es para tomárselo a broma. Este sonido que Parece sinceramente arrepentido. Seguro Nacional de la Juventud de El Salvador, 2013).
me has puesto a escuchar es como quitarle que salió antes de lo previsto de la cárcel por Primer Premio en el XIX Certamen de Relatos «El mundo esférico» (Écija, Sevilla, 2022), con
la anilla a una granada. Estoy en la cuenta buena conducta. el relato Anatomía de los Párpados. Primer premio en el XX Premio Nacional de relatos cortos
atrás y en cualquier momento es posible que —Pero tenía que averiguar de dónde pro- de la Asociación de Mujeres Progresistas de Badajoz, con el relato Mi refugio (2021). Primer
explote. Ponte el colchón en la pared de en- cedía el ruido. Mi salud mental estaba en jue- premio en el I Certamen Literario «Clara Campoamor», primer premio en el XVII Concurso
frente. O vete a dormir al salón. No hay nada go. Intentaron reducirme dos agentes a la vez, Internacional «Valentín Andrés», primer premio en el IV Concurso de Relatos cortos «Asun
que arreglar aquí dentro. y mi madre estaba chillando como una loca Guisasola», primer premio en el I Concurso de relato breve «Luces de la ciudad», primer pre-
Se acerca de nuevo a la pared y la acaricia. desde ahí, desde la puerta, y yo en medio de mio en el XLII Certamen literario «Ciudad de Martos», primer premio en el XXV Certamen
Dice que me lo está diciendo todo muy since- los golpes, con el martillo en ristre, la veía ti- de Relatos «Mujerarte», primer premio en el VIII Certamen Internacional de Relato Breve «La
ramente, que no hay nada que arreglar, que rarse literalmente de los pelos. Era todo muy fénix troyana», primer premio en el IX Certamen de Relato Joven del Ateneo Navarro, primer
ese sonido que escucho de noche, metálico, caótico y muy desorganizado. El martillazo premio en el XXXII Certamen «Villa de San Fulgencio».
como de agua repiqueteando sobre una ca- al agente fue sin querer, no fue intencionado.
ñería, no es real. Ya no sabía hacia dónde estaba dirigiendo
—Te lo digo con conocimiento de causa. los golpes, pensaba que los impactos eran en
Una noche cogí un martillo y me lie a porra- la pared.
zos con la pared. Retiré el aislante a tirones y Me imagino la sangre salpicada en todas
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Colaboraciones
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no 22 - septiembre/di- no 21 - mayo/ agosto
ciembre de 2021 de 2021
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